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Claudio Rama
Nueva fase educativa digital
con inteligencia artificial
Ernesto Treviño
La educación y el devenir digital
Janneth Trejo-Quintana
Más preguntas que respuestas
ISSN 2448-6167
DIRECTOR
Armando Alcántara Santuario
CONSEJO EDITORIAL
María Esther Aguirre Lora, Universidad Nacional Autónoma de México, México
Wilfred Carr, Universidad de Sheffield, Reino Unido
Daniel Cassany, Universidad Pompeu Fabra, España
Gustavo Fischman, Arizona State University, EUA
José Luis Gaviria, Universidad Complutense de Madrid, España
Claudia Jacinto, Instituto de Desarrollo Económico y Social, CONICET, Argentina
Felipe Martínez Rizo, Universidad Autónoma de Aguascalientes, México
Peter McLaren, Universidad de Chapman, EUA
Adriana Puiggrós, Universidad de Buenos Aires, Argentina
Michael Peters, Universidad de Illinois, EUA
José Francisco Soares, Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil
Emilio Tenti Fanfani, Universidad de Buenos Aires, Argentina
Carlos Tünnermann Bernheim, Academia Nicaragüense de la Lengua, Nicaragua
Conrad Vilanou, Universidad de Barcelona, España
Guillermo Zamora Poblete, Pontifcia Universidad Católica de Chile, Chile
COMITÉ EDITORIAL
Concepción Barrón (IISUE -UNAM), Miguel Ángel Casillas (UV), Sonia Comboni (UAM-X),
Patricia Ducoing (IISUE-UNAM), Ana Gallardo (IISUE-UNAM), Édgar González Gaudiano (UV),
Martín López Calva (UPAEP), Guadalupe Olivier (UPN), Susana Quintanilla (DIE-CINVESTAV),
José Luis Ramírez (UNISON), Rosa Martha Romo Beltrán (UdeG), Patricio Solís Gutiérrez (COLMEX),
Ana María Tepichin Valle (COLMEX), Guadalupe Tinajero (UABC).
Perfiles Educativos ha sido aprobada para su inclusión en el Índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica
(IRMICYT), del CONACYT, así como en los índices y las bases de datos: SCOPUS (Elsevier, Bibliographic Databases), Scientific
Electronic Library Online (Scielo México), Scielo Citation Index (Scielo-Thomson Reuters), Red de Revistas Científicas de
América Latina y el Caribe, España y Portugal (REDALYC), Índice de Revistas sobre Educación Superior e Investigación Educativa
(IRESIE), Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
(LATINDEX) y Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades (CLASE).
Perfiles Educativos es una publicación que da a conocer principalmente resultados de la investigación en educación. Su línea editorial
da cabida a los diversos aspectos de indagación, pues considera que las ciencias de la educación se han constituido en un campo inter
y pluridisciplinario. La educación es un campo de conocimiento y también un ámbito de intervención; es por ello que en la revista
se publican resultados de investigaciones con referentes teóricos o empíricos, desarrollos teóricos y reportes de experiencias educati-
vas con un fundamento conceptual que por su carácter merezcan ser difundidos. Perfiles Educativos es una revista de intercambio y
debate abierta a todos los interesados en el campo de la investigación educativa.
Información: [email protected]. Certificado de licitud expedido por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas
Ilustradas, el 16 de noviembre de 1981. Perfiles Educativos es nombre registrado en la Dirección General de Derechos de Autor.
Publicado en línea en noviembre de 2023.
Contenido
Editorial 3
Presentación 5
Armando Alcántara Santuario
Claudio Rama 9
Nueva fase educativa digital con inteligencia artificial
Janneth Trejo-Quintana 43
Más preguntas que respuestas
La inteligencia artificial y la educación
4 Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61686
G. de la Cruz | Editorial
Presentación
La inteligencia artificial
y sus implicaciones en educación
6 Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61687
A. Alcántara | Presentación
de grandes volúmenes de datos. Concluye con una revisión de la acción pú-
blica organizada de cara a los retos urgentes que enfrenta México, en cuanto
a la reducción de las desigualdades y la consolidación de la sostenibilidad.
El texto intitulado “Más preguntas que respuestas: la inteligencia arti-
ficial y la educación” escrito por Janneth Trejo-Quintana, explora algunas
ideas sobre la irrupción de la IA en el ámbito educativo. Esta nueva tecno-
logía, señala, ha provocado asombro, desconcierto, fascinación e inclu-
so miedo, debido a su capacidad de imitar algunas actividades atribuidas
solamente a los seres humanos. Considera necesario adoptar una postura
prudente en los análisis de un fenómeno que todavía está en curso, lo cual
plantea más interrogantes que respuestas.
El cuarto trabajo que se incluye en este número fue elaborado por Mau-
ricio Andión Gamboa y Diana Irene Cárdenas Presa, el cual se intitula
“Convivir con inteligencias artificiales en la educación superior: retos y es-
trategias”. Andión y Cárdenas exploran las implicaciones de la nueva herra-
mienta tecnológica en la educación terciaria, con especial atención en los
retos, las estrategias y los apoyos necesarios para su mejor aprovechamiento
en la docencia y la investigación. Proponen la promoción de la alfabetiza-
ción digital en el nivel educativo superior, en sus modalidades informática y
multimedial, como una estrategia crucial para convivir con las inteligencias
artificiales generativas (IAG), aprender a usarlas de manera adecuada y con-
tribuir a la formación de ciudadanía.
Melchor Sánchez Mendiola y Erik Carbajal Degante, por su parte,
aportan en su artículo “La inteligencia artificial generativa y la educación
universitaria: ¿salió el genio de la lámpara?”, una serie de elementos para la
discusión académica sobre la IAG y su potencial educativo. Además, hacen
un balance crítico de las ventajas y desventajas de este nuevo desarrollo tec-
nológico. Sánchez y Carbajal argumentan que estos avances tienen un gran
potencial educativo, aun cuando también poseen limitaciones y posibles
efectos negativos, los cuales tienen que analizarse con rigor académico por
parte de docentes, estudiantes y las propias instituciones.
En el trabajo elaborado por Zaira Navarrete-Cazales y Héctor Manuel
Manzanilla-Granados, “Una perspectiva sobre la inteligencia artificial en la
educación”, se describe el significado de la enseñanza automatizada utilizan-
do la IA mediante una serie de ejemplos con algunos agentes digitales de libre
acceso. Navarrete y Manzanilla realizan también una revisión documental de
los beneficios, desafíos y las políticas internacionales elaborados por organis-
mos multilaterales. Concluyen señalando que la automatización de la educa-
ción por medio de la IA no es necesariamente la mejor opción, a pesar de que
existe una tendencia global para su uso en la enseñanza y el aprendizaje.
Como se puede apreciar, las seis colaboraciones para este número abor-
dan distintas facetas y dimensiones de un desarrollo tecnológico que está
causando revuelo por sus posibles beneficios y perjuicios en la vida social y,
especialmente, en la educación. Confiamos en que estas reflexiones contri-
buyan a la discusión y al análisis en los ámbitos académicos y de la sociedad
en general.
Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61687
A. Alcántara | Presentación
7
Referencias
“Breve historia de la inteligencia artificial” (2016, 4 de septiembre), National Geographic,
en: www.nationalgeographic.com.es/ciencia/breve (consulta: 6 de noviembre
de 2023).
Harari, Yuval N. (2018), 21 lecciones para el siglo XXI, México, Penguin Random House.
Rikap, Cecilia (2023), “Inteligencia artificial: reemplazo, hibridación… ¿progreso?”,
Nueva Sociedad, núm. 307, en: https://nuso.org/articulo/307-inteligencia-artifi-
cial-reemplazo-hibridacion-progreso/ (consulta: 7 de noviembre de 2023).
Salgado, Antonio (2023, 3 de mayo), “La inteligencia artificial como riesgo existencial”,
Aristegui Noticias, en: https://aristeguinoticias.com/0305/opinion/la-inteligen-
cia-artificial-como-riesgo-existencial/ (consulta: 7 de noviembre de 2023).
8 Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61687
A. Alcántara | Presentación
Nueva fase educativa digital
con inteligencia artificial
Claudio Rama*
DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61688
* Director académico e investigador de la Universidad de la Empresa (UDE) (Uruguay).
Doctor en Educación. Líneas de investigación: educación superior en América Lati-
na; industrias culturales; política; economía del conocimiento. Publicaciones recien-
tes: (2023), La disrupción digital, la universidad 4.0 y la inteligencia artificial, México,
UDUAL; (2022), “Diversidad y nuevas tipologías universitarias en América Latina”, en
José Joaquín Brunner, Jamil Salmi y Julio Labraña (eds.), Enfoques de sociología y econo-
mía política de la educación superior: aproximaciones al capitalismo académico en Amé-
rica Latina, Santiago de Chile, Ediciones Diego Portales, pp. 217-251. CE: claudiorama@
gmail.com. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4716-6572
Hay una amplia discusión en los ámbitos académicos acerca de que los cam-
bios en el funcionamiento de las tecnologías, los mercados y la economía
bajo lógicas digitales está implicando un nuevo modo de producción (Du-
rand, 2021). Lo digital está creando un nuevo paradigma tecno-económico.
El paradigma centrado en la innovación y la economía del conocimiento,
favorecido por los derechos de propiedad intelectual y la digitalización de
los procesos de producción, distribución, intercambio y consumo, consti-
tuirían el centro de este nuevo modelo que impulsa una economía global, la
centralidad de las empresas de comunicación e información y la digitaliza-
ción de todos los procesos de trabajo. La instalación de este nuevo paradig-
ma ya fue planteada por Toffler (1998), al analizar el pasaje sucesivo de la era
de la agricultura a la industrial, y ahora a la era de la información.
En esta nueva dinámica, lo digital permite un mayor avance hacia la sus-
titución del trabajo manual y mecánico tradicional por negocios centrados
en el aporte de valor agregado de conocimiento en red, que impulsa proce-
sos de “creación destructiva”. En el marco de la innovación permanente, lo
digital mejora la eficiencia productiva y crea trayectorias empresariales de
monopolio a escala global; con ello permite que las redes y sistemas auto-
matizados gestionados por algoritmos sean altamente favorecidos. En este
escenario, que se viene desarrollando desde los años ochenta, hemos ingre-
sado en una nueva fase de la revolución tecnológica digital marcada por el
avance de la inteligencia artificial como máquina-herramienta impulsora de
una creciente automatización global adaptativa. Esta nueva fase representa
la continuación y profundización de la primera fase de la disrupción digital,
en tanto nuevo ciclo de la revolución tecnológica (Krondratieff, 1972).
La primera fase de la disrupción digital que se gestó con la microelectró-
nica y la programación informática apoyada en las computadoras persona-
les (PC), así como la convergencia digital, evolucionaron hacia el desarrollo
de Internet y las telecomunicaciones, donde la Internet, sumada a lo digital,
permitió conformar grandes bases de datos (big data). Esto impulsó la fibra
óptica, mejores procesadores y redes submarinas, que mejoraron la eficien-
cia con producciones más segmentadas y globales, y conformaron las bases
de un capitalismo de plataformas. A ello se sumaron múltiples sensores que
facilitaron la instauración de procesos de automatización. Todo ello sentó
las bases de una nueva fase con un nuevo ciclo digital caracterizado por la
inteligencia artificial (Kissinger et al., 2021).
En tal sentido, la irrupción de la IA, como parte de un nuevo ecosistema
de impacto digital, ha tenido como prerrequisito la tecnología 5G, las redes
de cables submarinos de fibra óptica y el desarrollo del big data, todo lo cual
está impulsando un nuevo tipo de universidad (Rama, 2023). Las tecnolo-
gías de comunicación —y especialmente de la telefonía móvil— siempre
han sido un componente fundamental en la transformación y desarrollo de
10 Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61688
C. Rama | Nueva fase educativa digital con inteligencia artificial
la educación. La instalación de la 5G constituye otro estadio de expansión,
especialmente respecto del avance de la educación virtual con simuladores
e IA. Cada una de las diversas y sucesivas generaciones de las tecnologías
de telefonía móvil constituyeron un impulso y un avance en las prestacio-
nes y servicios educativos hacia el funcionamiento bajo lógicas digitales y,
especialmente, en la educación móvil o ubicua, en el apoyo de plataformas
digitales de educación virtual, en la enseñanza sincrónica y en los simula-
dores digitales. Por ello, las enormes inversiones en las redes de fibra óptica
deben ser vistas como bases, no sólo para el desarrollo de la sociedad digital
—y con ello también de la educación digital—, sino también para el ingreso
en la fase de la IA. La actual introducción de las tecnologías de comunica-
ción inalámbricas 5G constituye un avance que permitirá un mayor ancho
de banda y, por ende, mayores velocidades de descarga y menores latencias,
en tanto ésta se apoya en el uso de ondas de radio de altas frecuencias; pero,
fundamentalmente, permitirá la masificación de la comunicación de IA y
del internet de las cosas al haber una distribución mucho más amplia de
trasmisores. Todo lo anterior obligará a realizar fuertes inversiones en to-
dos los países e implicará un cambio fundamental en educación al permitir,
tanto más conexiones de banda ancha, como el uso de simuladores avanza-
dos, de servicios de inteligencia artificial o de accesos a programas multi-
media de alta calidad y del internet de las cosas.
El otro prerrequisito de la IA lo constituyen las bases de datos, a partir
de las cuales se gestaron los programas de IA. El uso eficiente de los datos
es la base del “dataísmo”, que está llevando a la irrupción de herramientas
informáticas de IA para su gestión (Byug-Chun Han, 2022). La minería de
datos es una actividad creciente de valorización que actualmente impulsa
un nuevo paradigma de trabajo apoyado en la IA. El centro de la nueva rea-
lidad son los beneficios del uso de los datos. El rol de la información siempre
ha sido reducir la incertidumbre. Saber más, con más detalle y precisión,
se ha constituido en el centro de la acumulación de capital a través del in-
cremento de la productividad. Stiglitz y Greenwald (2016) introdujeron un
cambio radical en la economía clásica que presuponía el libre acceso a la
información y su gratuidad en la asignación de los factores y la competencia
económica; en este sentido, planteaban tanto una relación directa entre in-
formación y productividad, como entre niveles de información y niveles de
ganancias extraordinarias.
Ello otorgó a la información un valor especial asociado a los beneficios a
su acceso y control. Introdujo el enfoque por el cual la información adquirió
precio y valor, no tanto por su costo de producción, sino por el beneficio que
genera. Y también la idea de que su valor está asociado a su alta depreciación
y obsolescencia en el tiempo, dado que la duración de la información tiende a
ser efímera. El conocimiento y el acceso a los datos impulsa mayor eficiencia
y, sin duda, un menor nivel de inversión física o en recursos humanos. Su eje
es contribuir a aumentar la productividad y la eficiencia. Gracias a los datos se
minimizan los riesgos en la toma de decisiones y se pueden formular escena-
rios prospectivos y de tendencias que reducen las incertidumbres. Los datos
Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61688
C. Rama | Nueva fase educativa digital con inteligencia artificial
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también permiten conocer a los competidores e identificar oportunidades y
nichos de mercado, así como administrar mejor los portafolios de productos y
servicios en cada momento. Actualmente, los datos son la base de las mejores
estrategias empresariales y de cualquier organización o actor social.
En nuestras actuales realidades más complejas, globales y competitivas,
así como de alta incertidumbre, el acceso, uso y monopolio de los datos y la
información se constituyen en la palanca central de los negocios y de todas
las actividades, así como de la política, para identificar las cambiantes opi-
niones, miedos y deseos de los consumidores, clientes o afiliados. La socie-
dad de masas es también la sociedad de la necesidad de conocer y adminis-
trar la diversidad de intereses y realidades.
Los datos, en suma, son la palanca del éxito; gracias a la proliferación de
datos, los profesionales pueden realizar diagnósticos mejores y más precisos
e identificar las tendencias más viables, así como su probabilidad. Todo ello
otorga un valor cada vez mayor a la información, más aún si está estructu-
rada en bases de datos, si está depurada, si es monopólica o si es de acceso
limitado.
El negocio de los datos es la materia prima del capitalismo de las redes,
de la disrupción digital o de las plataformas; es la herramienta competitiva,
la palanca de la eficiencia y lo que permite sostener posiciones monopólicas
de diversos actores basadas en el resguardo y la secrecía respecto de la infor-
mación (Srnick, 2021). En este escenario de beneficios, los datos son el im-
pulsor más importante de la etapa de expansión de la inteligencia artificial
en la cual hemos ingresado, en tanto mecanismo informático para procesar
y gestionar la multiplicidad de datos, mismos que, incluso, se recopilan en
forma automática y sin que las personas sepan que se hace.
Los datos son, actualmente, la palanca estratégica de las organizacio-
nes y la base de su propia existencia y supervivencia. Sin ellos las personas
y sus empresas serían esclavos de sus competidores, estarían sujetos a la alta
volatilidad de los mercados, se refugiarían en sus tradiciones y, sin duda,
serían presa de dudas e incertidumbre acerca del valor de sus acciones. La
inteligencia artificial será la principal herramienta de procesamiento, aná-
lisis y respuesta de todas las organizaciones a las demandas de información
pertinente. En el actual capitalismo de los datos, las organizaciones que no
cuenten con ellos —y con sistemas eficientes para manejarlos, tales como la
IA— estarán en una fuerte desventaja en sus diversos mercados. Sin embar-
go, no es éste un problema focalizado de personas u organizaciones, sino
que estamos frente a un riesgo sistémico y, por ende, afecta a todos los sec-
tores, incluyendo también al ámbito educativo.
Como se ha dicho, la existencia de datos y de bases de datos es prerrequisi-
to y, a la vez, soporte fundamental para la existencia y funcionamiento de la IA.
La IA no existe sin datos y estructuras de datos; podríamos decir que la IA es
un resultado de la expansión del conocimiento y la información en el mundo,
ya que se ha creado tal magnitud de datos que sólo la IA los puede gestionar.
Los datos son también la materia prima de estas máquinas-herramientas que
aprenden y que los utilizan para mejorar su eficiencia y lograr mayor precisión
12 Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61688
C. Rama | Nueva fase educativa digital con inteligencia artificial
es sus previsiones; son, incluso, la base de la creación de nuevos conocimien-
tos, como claramente señala el método científico de Descartes. Y finalmente,
las bases de datos también son recursos para que la IA pueda entrenar la efi-
ciencia de sus algoritmos y mejorar sus capacidades de análisis. Así, la IA se
apoya en el dataísmo, que no existiría sin esas bases de datos sobre las cuales
realiza las minerías de datos que constituyen el centro de su función. En tal
sentido, la IA es la herramienta que transforma los datos en información al
agregarles valor (ordenamiento y procesamiento). El dataísmo, como práctica
y funcionamiento de un sistema de valorización, preservación y organización
de los datos, constituye un prerrequisito para permitir la creación de valor a
partir de la minería de datos por los sistemas de IA.
La IA impone una forma de organización del trabajo y de organización
de los negocios a partir del uso de datos; formula predicciones de movi-
mientos futuros de las demandas y organiza y mejora la articulación de
las cadenas logísticas y de producción gracias a su análisis profundo de los
datos y a los mecanismos de autoaprendizaje informático. Estos mecanis-
mos cambian las lógicas de la economía y la sociedad para centrarse en el
conocimiento, lo cual impacta directamente en los sistemas de educación
superior. La IA es el iceberg de esos cambios, y por ello se plantea el carác-
ter fuertemente disruptivo de la inteligencia artificial (Daugherty y Wilson,
2018). La IA es la palanca de una nueva fase de la enorme transformación di-
gital en curso; impulsa una nueva articulación entre máquinas y humanos
en relación con los conocimientos y los trabajos.
Las diversas revoluciones tecnológicas se caracterizan por sucesivas,
complejas y cambiantes interacciones entre máquinas y humanos; la disrup-
ción digital de la IA impone una nueva articulación entre esos dos términos,
en el marco de curvas de reordenamiento y de sustitución de tareas. Cada
revolución tecnológica articula una cooperación distinta entre el conoci-
miento y el trabajo, con simbiosis históricamente diferenciadas (Daugh-
erty y Wilson, 2018). Tales dinámicas muestran el rol de las tecnologías de
punta en cada ciclo tecnológico en el aumento de los requerimientos de ca-
pacidades humanas. Daugherty y Wilson (2018) plantean una distribución
de tareas entre humanos y máquinas en cada ciclo tecnológico o en cada
innovación. Es un proceso continuo de adaptación y recomposición que
se da en todas las áreas y, sin duda, en las propiamente educativas. Asigna
unas tareas a los humanos, otras a las máquinas y eventualmente genera un
territorio común, compartido y en disputa, tal vez determinado por costos,
escalas, normas o políticas.
Actividad humana Humanos complemen- Las máquinas empo- Actividades sólo de las
exclusivamente tando a las máquinas derando a los humanos máquinas
Actividades híbridas, humanas y de máquinas
Fuente: tomado de Daugherty y Wilson (2018).
Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61688
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Estos autores conciben la existencia de una relación histórica simbiótica
entre las tecnologías y las personas, con áreas de tareas que se apoyan exclu-
sivamente en actividades humanas y áreas de tareas que sólo realizan las má-
quinas y las zonas intermedias e híbridas, en las cuales conviven y se articulan
en distinta proporción actividades humanas y de las máquinas. Esta articu-
lación ha ido cambiando, asociada a los cambios tecnológicos y del conoci-
miento e impulsada por la búsqueda de mayores niveles de eficiencia, pro-
ductividad y calidad, en entornos competitivos y mercantiles —y, por ende, de
búsqueda de beneficios— ya que actualmente muchas actividades se pueden
realizar con una menor proporción de trabajo y una mayor proporción de
conocimiento. Esta mirada de que el trabajo y la máquina se complementan,
se apoya en la existencia de una curva de interacciones y distribución que no
se refiere meramente a la sustitución de factores entre trabajo, capital y recur-
sos, que constituyó el marco tradicional derivado de la economía clásica. Es
una concepción centrada en la existencia de un proceso continuo de diferen-
ciación y reestructuración de tareas producto de la propia evolución de los
conocimientos y las tecnologías que, a su vez, impone cambios permanentes
tanto en los niveles de formación de las personas, como en la pertinencia de
los sistemas educativos. Así las cosas, son dinámicas continuas adaptativas,
marcadas por los distintos ciclos tecnológicos y sus características técnicas,
que plantean desafíos a los sistemas educativos, los cuales deberán responder
a estas alteraciones de tecnologías más complejas y a la preparación de las per-
sonas para el nuevo mundo del trabajo en cada contexto.
Con la segunda disrupción digital marcada por el ingreso de la IA es-
tamos frente a cambios en el mundo del trabajo y, por ende, en el mundo
educativo (Rama, 2023), tanto por ser un área de desempeño laboral como
por formar personas para ejercer en el mundo del trabajo. En este sentido,
en la educación habrán de redefinirse los tipos de trabajo docente humano
y cómo será la articulación con la IA. Se asume que muchas cosas serán au-
tomatizadas y que aquéllas que no puedan serlo aumentarán su valor y sus
costos por requerir de un mayor componente laboral. La velocidad del cam-
bio en el mundo del trabajo es incremental; su dinámica torna cada vez más
incierto el panorama futuro y conforma escenarios altamente confusos con
relación a los trabajos que se crearán, y acerca de los trabajos para los cuales
estudian las personas actualmente y que dejarán de existir. El impacto de
los cambios que se vienen requerirá de transformaciones permanentes en
los currículos y la aparición de un nuevo paradigma educativo centrado en
enseñar para una sociedad donde el trabajo será más colaborativo con las
máquinas, en entornos en red, con big data y componentes globalizados, así
como con alta variabilidad de los entornos laborales.
La velocidad del cambio impulsa la necesidad de una dinámica innova-
dora y flexible de las instituciones y de sus procesos de enseñanza (Stiglitz y
Greenwald, 2016). La innovación continua, la conformación de ámbitos fo-
calizados en la innovación, la atención a los cambios en el mundo del traba-
jo, así como en las oportunidades y necesidades de los estudiantes requerirá
impulsar potentes sistemas de análisis de los procesos educativos y laborales
14 Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61688
C. Rama | Nueva fase educativa digital con inteligencia artificial
utilizando IA y big data, todo lo cual marcará las trayectorias futuras de las
instituciones universitarias.
El trabajo humano estará más articulado a las actividades de las máquinas
y algoritmos a través de la IA (Rouhiainen, 2018). Se enseñará para un mundo
apoyado en la máquina, herramienta de la IA en red, donde habrá diversos
entornos de trabajo: uno totalmente de trabajo humano, uno de máquinas y
uno intermedio, con diversidad de tareas interrelacionadas entre personas y
máquinas.
Ello derivará en una demanda de actualización de estudios y especia-
lización asociada al aumento del conocimiento y la innovación, mientras
que otros se volverán obsoletos y se depreciarán. Los rasgos que sólo pue-
den tener los humanos, como la imaginación, la creatividad, la intuición, la
emoción y la ética, serán más importantes, ya que las máquinas son buenas
para simular, pero no para realizar esas tareas en el mundo del trabajo. Los
perfiles de egreso de la educación superior más humanos, más creativos y
flexibles serán privilegiados. La ética y la capacidad de trabajo en equipo,
entre otras competencias, se constituirán en ejes significativos ante la auto-
matización del trabajo. Las empresas, además, buscarán y valorarán perfiles
laborales enriquecidos por la educación permanente y dotados de carteras
de competencias diferenciadas que permitan no sólo una especialización,
sino varias; y, sobre todo, de la capacidad de integrar nuevas experiencias y
activos académicos a lo largo de la vida y de múltiples empleos.
Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61688
C. Rama | Nueva fase educativa digital con inteligencia artificial
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hipótesis con basamento estadístico y científico y, con ello, una IA. Como
derivación de este enfoque, la inteligencia artificial analiza situaciones sobre
grandes cantidades de datos y parámetros que las personas no estamos en
capacidad de hacer, incluso por no ajustarse a nuestros paradigmas o están-
dares tradicionalmente aceptados. Ello permite que las máquinas actúen
casi sin sesgos, pero, a la vez, como si tuvieran intuiciones humanas. Para
los seres humanos esto se traduce en formular una hipótesis a partir de un
hecho aislado e incluso descontextualizado, pero que, con base en algún
dato pasado, casi o del todo olvidado, nos lleve a formular una pregunta.
Mientras que los sistemas de procesamiento anteriores se basaban en me-
canismos de automatización para la selección y manejo de la información a
través de software que sigue “reglas” preprogramadas, la inteligencia artificial
constituye un nivel superior de clasificación, ordenamiento, depuración y
selección de los contenidos pertinentes; además, no sólo está diseñada para
organizar el pensamiento humano sobre la base de millones de parámetros,
sino que su sistema no es cerrado, ya que se basa en el reaprendizaje con base
en las interacciones. Es una máquina de aprender que mejora con el inter-
cambio e interacción, al tiempo que requiere cada vez mayor capacidad de
cómputo, así como redes y procesadores más potentes, mayor consumo ener-
gético, big data (bases de datos) y nuevas arquitecturas de programación, no
exentas, incluso ellas mismas, de la utilización de inteligencia artificial para
acelerar la eficiencia de los procesos de mejoramiento de la propia IA. Consti-
tuye una nueva tecnología de información y comunicación, sujeta a derechos
intelectuales de sus creadores, de acceso en red, resultado de una amplia in-
versión en equipamientos y en trabajo intelectual, que cambia la forma en la
cual accedemos a la información y el conocimiento, al constituirse en máqui-
nas de investigar que siguen los procedimientos de la investigación.
Al ser el conocimiento y la información la base de la creación de valor
en el actual contexto socioeconómico de la innovación, el impacto de la IA
se verá en todos los sectores: como factor que contribuye a una recomposi-
ción competitiva de los grandes productores y gestores de información de
la sociedad digital; y como expresión de una segunda fase del ciclo digital
previamente marcado por la irrupción de computadoras, la programación,
la Internet, las redes digitales y el big data, que tendrá enormes impactos en
la organización de los negocios y la productividad. Además, representará
un cambio sustancial del trabajo humano, porque estas nuevas “máquinas
de pensar” también son máquinas de predecir (Agrawall et al., 2019). La IA
constituye la herramienta más eficiente de impulso a la disrupción digital
en curso y funciona como un nuevo insumo tecnológico que permite ma-
yor eficiencia y ahorro de costos en los procesos de trabajo y de gestión de
las empresas. Al mismo tiempo, no sólo creará nuevas tareas para quienes
manejan estas “máquinas-herramientas”, sino que cambiará las competen-
cias de los profesionales ya que, al reorganizar la articulación en el trabajo
entre humanos y máquinas, modificará radicalmente las tareas que realiza,
actualmente, una enorme cantidad de profesionales.
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Sin lugar a duda la robótica, la informática y la automatización de mu-
chos procesos mecánicos, de cálculo y de almacenamiento de datos, así
como de procesamiento han creado herramientas de cómputo eficientes y
capaces de auxiliar en forma directa a los trabajos. Ésta ha sido la palanca de
la transformación de las sociedades y de los incrementos de la productividad
más importantes desde los años noventa. La inteligencia artificial profun-
diza la disrupción y constituye un cambio sustancial en tanto que significa
una superación de los procesos de organización del trabajo y de la automa-
tización previa. Mientras que anteriormente la automatización mecánica
que impulsaba la programación digital impactaba fundamentalmente en
las actividades mecánicas y de baja densidad cognitiva, con la IA, el impulso
automatizador aparecerá en casi todas las actividades, y también en las que
tienen mayores componentes creativos. Tendrá impacto tanto en los cono-
cimientos simples relacionados con diversas tareas, como también en las ac-
tividades que se apoyan en el procesamiento y análisis de la información, las
cuales mejoran sustancialmente al apoyarse en IA. Hablamos de sectores que
tradicionalmente se pensaba que no serían sustituidos o impactados por el
avance de los procesos digitales, por lo que las resistencias son muy intensas.
En este sentido, estamos frente a un impacto novedoso que no incide en
la sustitución de trabajadores con tareas repetitivas y seriadas; la inteligen-
cia artificial impactará también en los trabajos profesionales que realizan
tareas de análisis y respuesta a partir de información de diagnóstico, ex-
periencia documentada y marcos conceptuales organizadores. Al cambiar
paulatinamente las relaciones de producción, lo digital y la IA cambiarán
también las relaciones sociales, especialmente, entre ellas, las educativas,
tanto en las formas de enseñanza como en los perfiles de egreso y las com-
petencias esperadas para recursos humanos, además de que se dará un re-
ciclaje de competencias.
Este nuevo momento reafirma el avance hacia lo que se ha llamado la
gestión científica, la educación adaptativa y los procesos de enseñanza auto-
matizada. Pero también plantea, a los sistemas educativos, el desafío de una
mayor formación en las ramas especializadas de la inteligencia artificial, y a
todo el sistema educativo de desarrollar nuevas competencias informáticas.
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de conocimientos y datos en los procesos de trabajo en red para mejorar los
niveles de eficiencia en todas las actividades. Pero, además, en tanto impulsa
el incremento de la densidad tecnológica de los procesos de trabajo, promo-
verá una nueva articulación ser humano-máquina y con ello las dinámicas
de sustitución y cambio de la mano de obra, así como una exigencia dife-
rente de formación y desarrollo de competencias laborales en el mundo del
trabajo. Tendrá un impacto de la misma magnitud de otras innovaciones
rupturistas, como la electricidad, la cadena de montaje o la computadora.
Gracias a estas configuraciones, la IA impactará en todas las dimensio-
nes, pero su mayor incidencia será en el sector económico, al reducir los
costos y mejorar los niveles de la producción. Con ello se conformará una
palanca que reconfigurará casi todos los sectores y áreas de la sociedad, y
será un motor de impulso a un salto en la productividad. El eje central de la
disrupción de la IA refiere a la incorporación de conocimiento actualizado
y de forma permanente, para así aportar mayor certidumbre a los procesos
de trabajo, al tiempo que contribuya a reducir las jornadas laborales y resol-
ver las ineficiencias de mano de obra o las pérdidas en la utilización de los
insumos. Al agregar información y reducir las incertidumbres y los riesgos,
también disminuyen los costos relativos y aumenta la productividad.
Este tipo de impacto estructural no es una novedad. Todas las grandes
disrupciones en la historia han incidido sobre las estructuras de costos e in-
sumos y han propiciado nuevas etapas de crecimiento. El pasaje de la manu-
factura a la gran industria con la cadena de montaje permitió la mecanización
y la sustitución de obreros-artesanos, y con ello se redujeron los costos labo-
rales; el computador personal y el software de la revolución digital, al aportar
mayor capacidad de procesamiento, redujeron el costo de hacer cálculos; y
los buscadores de Google bajaron los costos de búsqueda de información.
Como máquina predictiva y de investigación, la IA, al agregar nueva in-
formación y nuevas perspectivas, reduce la incertidumbre de las actividades
económicas y, con ello, la producción y la demanda tendrán menor incerti-
dumbre, mayor eficiencia y costos más bajos. Al haber mayor precisión en la
identificación de las cantidades demandadas la producción podrá hacerse
casi a pedido.
El riesgo, como la incertidumbre, imponen un costo elevado que sólo
la información permite minimizar; en ese sentido, la IA es capaz de reducir
los riesgos a través de diagnósticos, respuestas o previsiones, y aumentar las
oportunidades de inversiones y maximizar las utilidades. Ello no será pun-
tual, sino permanente y automático, en tanto que la información se produ-
ce en dinámicas de interacción continuas con personas, sensores o bases de
datos. Al producir información más fiable habrá menos riesgos en todos los
negocios y podrán tomarse decisiones más precisas. En un mundo global
incierto por la proliferación de actores y cambios, la IA contribuirá a mini-
mizar dichos riesgos, gracias a su capacidad de anticipar los problemas. Esta
herramienta supera ampliamente a las técnicas de regresión, los análisis ba-
sados en escenarios prospectivos o los modelos econométricos que dan res-
puestas limitadas. Prever con mayor probabilidad de acierto y menos margen
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de error, y con bajos costos relativos al ser sistemas automatizados, facilitará
prever los niveles de consumo, posibles problemas de logística, las acciones de
las/los consumidores y las infinitas decisiones que toman las personas en la
vida social y laboral, de manera que el funcionamiento de los mercados podrá
ser más eficiente. La IA constituye una tecnología que logra el abaratamiento
relativo del costo de la información y un aumento de su calidad, precisión,
pertinencia y fiabilidad, con lo cual disminuye el riesgo de error en todas las
actividades. Algo simple, pero que moverá la economía global.
En este escenario, como vimos, la IA es una máquina de investigar, una
máquina de predecir y una máquina de aprender, pero también será una
máquina de enseñar.
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experiencia (como los humanos) y auto seleccionar las respuestas apropiadas
basadas en nuevos resultados (como los humanos). En tanto es una máquina
de aprender, es factible que sea una máquina de enseñar. Es su flexibilidad
y su capacidad de interactuar y, con ello, de aprender sin estar programada
explícitamente para ello, así como de cambiar sus propios parámetros, lo que
le aporta su capacidad para facilitar un autoaprendizaje mediado.
La inteligencia artificial como máquina impone una nueva articulación
con las personas, y en lo educativo, entre los conocimientos, las técnicas y
los docentes en la tarea de enseñar. Facilita y cambia los autoaprendizajes
y, por ende, mejora la eficiencia de la enseñanza. Los docentes, de ser los
únicos protagonistas con la enseñanza 1.0, o dominantes en la enseñanza
2.0 apoyada por el libro, o en la enseñanza 3.0, apoyada en componentes
analógicos y por industrias que, a su vez, se basan en las ondas hertzianas
o videos, pasan, en la enseñanza 4.0, a actuar articulados a la “máquina de
enseñar” de la IA. Ahora serán tutores, mentores o coaches de los estudian-
tes en entornos digitales y contarán con recursos de aprendizaje apoyados
en inteligencia artificial. Al contar con multimedia, plataformas digitales
y programación informática educativa a través de componentes interacti-
vos y bots (aféresis de robot), los docentes deberán cambiar sus funciones
y tareas hacia unas más creativas, de planificación de los aprendizajes, de
asistencia individualizada tutorial; como especialistas en evaluación o cu-
radores e integradores de los recursos de aprendizaje. Este cambio también
implicará, seguramente, que se altere la proporción de docentes, en tanto
“insumos” de los procesos de enseñanza, dado el mayor peso de los compo-
nentes tecnológicos en los resultados de los aprendizajes.
De los primeros bots como programas informáticos que realizan auto-
máticamente tareas mecánicas de respuesta a través de Internet, o de redes
cerradas a través de buscadores, o rastreadores web y motores de búsque-
da —mismos que recorren los diversos sitios recopilando información de
manera mucho más rápida y efectiva de lo que lo harían las personas— con
la IA hay un cambio sustancial al pasar a sistemas que, además de hacer lo
anterior, interpretan, organizan y producen información y aprenden cons-
tantemente. Si consideramos los bots iniciales como Siri de Apple o Alexa
de Amazon, la IA es capaz de mejorar los algoritmos de respuesta y análisis,
lo que los hace mejores interlocutores que estarán disponibles siempre que
se les requiera (on-demand) para seleccionar y entregar contenidos de in-
formación y aprendizaje adaptados a las personas. Cada estudiante tenderá
a tener su propio “robot” que lo acompañará en su carrera, incluso corri-
giéndole, las 24 horas del día, todos los días; que no se cansará de marcar los
errores o precisar la información sin que el estudiante tenga que acudir a
los libros en red para consultarla. Además, ese “robot de enseñanza” propio
mejorará cada vez más a través del intercambio con su usuario.
Estos mecanismos informáticos de machine learning o inteligencia artifi-
cial serán las herramientas de la enseñanza del futuro que aportarán mayo-
res capacidades de selección, depuración, jerarquización y organización de
la información, especialmente tanto en la redacción o corrección de textos,
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como en la evaluación de los aprendizajes. Estas iniciativas y desarrollos, aún
en fases preliminares, serán a futuro más operativos, eficientes y precisos en
el suministro de respuestas a estudiantes, docentes y profesionales; y conta-
rán con diversos niveles de complejidad sobre la base de las necesidades de
los usuarios, a medida que interactúan con ellos y con bases de datos, como
resultado de sus sistemas propios de machine learning o autoaprendizaje.
Con la IA, los docentes podrán recibir informaciones y datos de mayor
profundidad, especialización y detalle de los aprendizajes estudiantiles, que
les permitirán consolidarse como efectivos tutores, capaces de orientar, mo-
tivar e inspirar, en función de los intereses y las aspiraciones individuales o
colectivas de sus estudiantes. Del mismo modo, el análisis de los datos per-
mitirá construir escenarios prospectivos de resultados de aprendizaje para
las personas y, por ende, políticas para prevenir la deserción.
En tal sentido, la IA no sustituirá a los docentes, sino que conformarán
una dupla integrada de trabajo que será más eficaz para contribuir al apren-
dizaje de los estudiantes. Si en otros tiempos la articulación de tareas fue re-
sultado de una división social y técnica entre docentes y estudiantes, con el
aula y sus componentes, con los libros de texto o guías didácticas, bibliote-
cas y laboratorios, con recursos planos de aprendizaje o con las plataformas
o los simuladores; hoy la división del trabajo debe integrar a la inteligencia
artificial mediante bots, plataformas interactivas adaptativas y otros recur-
sos para el aprendizaje.
Conclusiones
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enseñanza de masas. Sin embargo, esto sólo será posible con la programación
informática adaptativa de la inteligencia artificial, ya que ésta se conforma
como la herramienta idónea para articular la enseñanza con los ritmos, for-
mas y dinámicas de los aprendizajes individuales mediante sistemas perso-
nalizados de enseñanza que se apoyan en el conocimiento de los estudiantes,
de sus contextos, sus aprendizajes reales y que, a la vez, generan una retroali-
mentación con un seguimiento y análisis de sus trayectorias escolares.
La inteligencia artificial permite, a nivel colectivo e individual, identi-
ficar distintos niveles de riesgo de deserción estudiantil en función de sus
resultados, origen social, geográfico, cultural y de sus dinámicas de vida;
con estos insumos será posible alcanzar una atención educativa preventi-
va y personalizada que incluya acciones pedagógicas de compensación a
través de docencia tutorial, recursos de aprendizaje personalizados o si-
muladores de prácticas individuales en red. En tal sentido, la IA será una
herramienta fundamental de apoyo a los docentes, ya que podrá identificar
debilidades durante el proceso mismo de aprendizaje, de forma preventiva,
gracias al manejo de mucha información y dedicación personalizada que
ni los docentes ni las instituciones están en posibilidades de realizar. La IA
puede estar 24 horas al día atendiendo respuestas a preguntas y consultas o
corrigiendo acciones, cosa que los docentes no pueden hacer. La dificultad
de dar respuestas personalizadas en grandes grupos propicia el retraso, la
deserción y el abandono escolar de los sectores con menos capital cultural.
El aula dificulta la atención diferenciada por parte del docente, cada vez más
cargado de horas de docencia.
Con la disrupción de la educación digital, la creación de aulas virtua-
les y dinámicas más personalizadas y flexibles, se abre una oportunidad
enorme para una enseñanza a la vez masiva e individualizada, que es la base
del desarrollo en la construcción de la enseñanza 4.0. La masificación de la
diversidad y la necesidad de políticas de inclusión, junto con el reconoci-
miento de las diferencias, incentiva la necesidad de una educación perso-
nalizada, diferenciada y flexible. La inteligencia artificial permitirá encarar
un mayor avance en este camino de flexibilidades, gracias a bases de datos
e interacciones individuales con los estudiantes. La educación apoyada en
sistemas informáticos con IA permitirá mantener y expandir una educación
de masas y, al mismo tiempo, desarrollar una educación personalizada con
una atención automática e individual, tanto en lo administrativo como en
lo académico, con todas las complejidades que esto implica, al tiempo que
también se atienden los aspectos éticos (UNESCO, 2021).
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La educación y el devenir digital
Discurso, experiencias y acciones frente
al ascenso de la inteligencia artificial
Ernesto Treviño Ronzón*
DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61689
* Investigador titular en el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la Universi-
dad Veracruzana (UV) (México). Doctor en Ciencias con Especialidad en Investigacio-
nes Educativas. Publicaciones recientes: (2022, en co-coord. con D.M. Cabrera Hernán-
dez), Cien años de la Secretaría de Educación Pública. Diálogos desde el presente, México,
Balam; (2021, coord.), La educación y el conocimiento bajo el espectro del neoliberalismo
en América Latina: análisis para entender sus consecuencias sobre las políticas, las insti-
tuciones y los sujetos, México, Universidad Veracruzana. CE: [email protected]. ORCID:
https://orcid.org/0000-0001-7687-7106
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E. Treviño | La educación y el devenir digital
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impacto en la educación, en particular si no estamos familiarizados con su
funcionamiento, sus particularidades técnicas, o si estamos fuera del circui-
to de conversación especializado que se ocupa de estos temas.
Probablemente, lo primero en esta tarea es reconocer que, como otros
desarrollos tecnocientíficos, la IA ha estado presente en nuestras vidas por
largo tiempo; hemos sabido y conocido de ella a través de las noticias o de
algunas de sus aplicaciones prácticas, así como a través de la cultura popular,
por ejemplo, por películas o series de cierto género, como la ciencia ficción.
Aunque a veces lo pasamos por alto, la IA se ha desarrollado en gran medida
bajo el cobijo de instancias universitarias y de investigación académica en
diferentes partes del mundo. Hoy en día, hay innumerables programas aca-
démicos y de investigación dedicados a su desarrollo en forma de licenciatu-
ras, especializaciones, maestrías y doctorados, si bien actualmente su princi-
pal frente de innovación está en manos de grandes empresas trasnacionales.
Aunque la IA rara vez es protagonista de nuestras conversaciones acadé-
micas o de nuestros planes de acción, el reciente desarrollo de modelos con
rasgos y capacidades específicas ha cambiado la atención hacia ella. Parti-
cularmente, el diseño de sistemas de interacción que simulan la inteligencia
humana —basados en lo que podríamos llamar el lenguaje natural y que
circulan por diferentes dispositivos personales— asociados con una gran
capacidad de cómputo, así como el acceso a inmensas cantidades de da-
tos parecen introducir nuevas variables que nos han hecho mirar con más
atención —y a veces con cierto grado de asombro y de preocupación— los
alcances de estas innovaciones, así como a preguntarnos qué implicaciones
tienen para nosotros y, por supuesto, para la educación.
En este contexto, el propósito de este artículo es introducir un conjunto
de reflexiones en torno a las implicaciones y retos de la IA para la educación
como actualmente se nos está develando. La particularidad de este texto
frente a otros que están disponibles ya en el campo es que, además de abor-
dar algunas de las posibilidades, las expectativas y los posibles alcances de la
IA para la educación, propone reflexionar sobre su dimensión discursiva y
sobre algunas de sus posibles implicaciones a la luz de un conjunto de con-
ceptos en el marco de una lógica de reconocimiento de las continuidades y
las variaciones en materia de apropiación social de la tecnología.
El texto se organiza de la siguiente manera: en primer lugar se presenta un
conjunto de consideraciones conceptuales básicas que buscan socializar con
el lector algunos de los retos e implicaciones de pensar la relación entre inte-
ligencia artificial y educación. El marco general para esta reflexión lo otorga
la noción de discurso, así como la idea de mito y de imaginario que sirven,
además, para proponer una suerte de sustento teórico a uno de los argumen-
tos básicos del texto: la relación entre la inteligencia artificial y la educación
depende, más que de actos voluntaristas, de la forma en que se construyen
significados, aspiraciones y marcos de interacción entre los objetos tecnoló-
gicos, la subjetividad y los procesos educativos, en el presente y en el futuro.
En el segundo apartado se desarrolla un conjunto de reflexiones en torno
a la forma en que la vida cotidiana dentro y fuera de la escuela proporciona
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E. Treviño | La educación y el devenir digital
elementos para entender la tecnología artificial y sus potencialidades para el
campo educativo. Se trata de hacer evidente algo que en ocasiones se pasa por
alto: el acceso a la tecnología y la forma en que se usa en el campo educativo
está mediado por prácticas heterogéneas de intensidad variable, situadas en
tiempos y espacios, que no necesariamente están sustentadas por algún tipo
de conocimiento detallado de dicha tecnología; y esto debe ser objeto de aten-
ción desde la investigación. Para comprender lo anterior es necesario hacer una
breve reflexión sobre algunos de los aprendizajes que dejaron las diferentes olas
de apropiación de la tecnología en el campo educativo, en el cambio de siglo.
El tercer apartado se enfoca en algunas de las numerosas posibilidades
y retos asociados al uso de tecnologías novedosas en su incursión en el ám-
bito educativo. Se abordan aspectos como la disponibilidad de nuevos ele-
mentos discursivos que acarrean nuevos marcos de conceptualización y de
proyección imaginaria de lo educativo y se resumen algunas áreas de uso de
la IA pertinentes para contextos como México.
A partir de los elementos presentados, el artículo cierra con elementos
para una agenda de discusión; allí se retoman algunas de las preocupaciones
y propuestas vertidas por académicos, activistas y empresas trasnacionales
en torno a las posibilidades, las exigencias y los riesgos del uso de tecnolo-
gías como las que en la actualidad dan forma a la inteligencia artificial. Muy
probablemente se requerirá la intervención coordinada de diferentes acto-
res sociales en una lógica de acción pública intensiva que permita contener
algunas de las repercusiones negativas de un tipo de tecnología dominada
por grandes corporaciones privadas.
Antes de dar paso al desarrollo del artículo son pertinentes dos acotacio-
nes. Primeramente, para la redacción de este documento se revisó un con-
junto de materiales heterogéneos relacionados con la génesis, el desarrollo e
impacto de la inteligencia artificial en diferentes ámbitos de la vida contem-
poránea; así como diferentes artículos relacionados con las apropiaciones de
las tecnologías digitales de última generación en la educación. Asimismo, se
revisaron documentos de organismos multilaterales y, por supuesto, se recu-
pera la experiencia propia en el ámbito de la investigación y docencia. Una
parte de todos estos documentos serán citados a lo largo de la exposición.
La segunda acotación hace referencia al tono de este artículo: los argu-
mentos aquí esgrimidos intentan ser equilibrados; no se tiene una particu-
lar convicción a priori acerca de las virtudes o riesgos de la inteligencia arti-
ficial. Aunque, como muchos otros académicos, tiendo a ser entusiasta de la
tecnología, también soy escéptico frente a las promesas que la rodean. No se
afirma aquí que la IA vaya a transformar o revolucionar la educación, pero
sí se impulsa la idea de que, como otras innovaciones, dejará una huella sig-
nificativa. Por ello es que, deliberadamente, se ha intentado contener toda
noción especulativa que resulte en recomendaciones a priori sobre cómo
las instituciones de educación deberían adoptar ese tipo de tecnologías. En
cambio, se introducen referencias basadas en experiencias sobre cómo ya se
está haciendo en algunos lugares, de tal forma que los interesados en estos
temas puedan dar seguimiento a las ideas.
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E. Treviño | La educación y el devenir digital
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La actual coyuntura social, tecnológica y política hace muy relevante
impulsar espacios de diálogo desde diferentes ángulos sin importar qué tan
familiarizados estamos con estos temas en aras de documentar y construir
proyectos a varias voces en un marco de ética pública y compromiso frente
a las responsabilidades de la educación. Espero que este artículo aporte al-
guna idea en esta dirección.
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E. Treviño | La educación y el devenir digital
interior de este gran campo que es la inteligencia artificial hay un conjunto
de términos que en la actualidad resultan fundamentales, como las nociones
de aprendizaje, inteligencia y algoritmo, entre otros, los cuales configuran
puntos de convergencia de sentidos y significados entre ámbitos y discipli-
nas. Por ejemplo, el término o significante aprendizaje, que es utilizado en
varios campos disciplinares como la educación, la psicología, la biología o
las ciencias computacionales, conecta de manera interesante, pero compleja,
a distintas personas en dichas disciplinas, por ejemplo docentes, estudiantes
y especialistas en programación o diseño. Todos los usuarios de estos tér-
minos, quienes a pesar de emplearlos no necesariamente pretenden dar a
entender lo mismo, participan de la construcción de un orden discursivo.
El desarrollo y popularización de aplicaciones o de modelos de IA basados
en lenguaje natural, que presentan interfaces directas y simples, que respon-
den a solicitudes sencillas y entregan soluciones o respuestas que se parecen
al tipo de razonamiento humano, han dado paso a un conjunto de represen-
taciones de la tecnología digital que puede alcanzar el estatus de mitos que
alimentan nuevos imaginarios sobre la tecnología y sus efectos en el trabajo, la
convivencia o la educación. La noción de mito que aquí se usa no se relaciona
con una invención sin sustento, o un tipo de exageración que se aleja de la
realidad; por el contrario, aquí la noción de mito se retoma de Laclau (1993),
para quien los mitos dan cuenta de un proceso por el cual se producen nue-
vos espacios de representación que tienen algún tipo de base en la experiencia
cotidiana, pero que no están necesariamente limitados a su empiricidad, pues
los significados producidos se distancian lo suficiente como para permitir un
cierto margen de acción a las personas que participan de ese mito.
El concepto de significado tiene relevancia para esta exposición porque
los modelos más recientes de inteligencia artificial, como los así llamados
grandes modelos de lenguaje (LLM) o inclusive los modelos basados en len-
guaje natural (NLP), emplean numerosas palabras de lenguaje ordinario,
pero las codifican o programan en lenguajes propios de la programación
que funcionan vía algoritmos y sistemas que, a su vez, pueden escanear
grandes cantidades de información y regresar resultados en términos que
resultan familiares. Las máquinas virtuales no “entienden” el sentido o
significado profundo de las palabras como lo hacemos los humanos; fun-
cionan por operaciones lógicas, semánticas, algorítmicas; por procesos de
inclusión-exclusión, pero eso no implica que los lectores o usuarios de sus
productos no tengamos que vérnoslas con los significados que nos regresan.
Por ello es que el discurso de inteligencia artificial debe ser entendido bajo
esta lógica de un gran campo de significados en circulación.
Las representaciones que sobre la IA se han diseminado en los últimos
años son tan atractivas como resbaladizas. Algunas de sus características
están sirviendo para proyectar ideas sobre sus posibilidades, tanto positivas
como negativas, y se plantean algunos escenarios deseables e indeseables.
En ese sentido, conviene recuperar la noción de imaginario también en el
pensamiento de Laclau, que da cuenta de la construcción de un orden de
representación en el futuro, es decir, es un ejercicio de pensar en aspectos
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y escenarios que pueden ser interesantes, útiles o inclusive deseables, que
interesaría perseguir o impulsar a partir de lo que se sabe y se ha experimen-
tado, y que habrían resultado “positivos” con la inteligencia artificial.
Para tener una idea de los imaginarios en construcción sirve mirar al-
gunas de las tantas conferencias, charlas y pláticas disponibles desde por lo
menos 2019 en plataformas como YouTube o en sitios como TedTalk y notar
que la IA, como fue el caso de otras tecnologías, está dando paso, ahora mis-
mo, a una gran cantidad de proyecciones sobre el futuro del conocimiento,
de la educación, de la salud, del trabajo, de la movilidad, del entretenimiento
y las telecomunicaciones, del desarrollo de la ciencia y la tecnología. En gran
parte del mundo, esta construcción imaginaria regula el presente desde ese
futuro especulativo, de manera tal que numerosas actuaciones, dichos y
aspiraciones parecen estar fundadas en esa especulación de lo que puede
pasar si abrazamos las virtudes de la tecnología.
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E. Treviño | La educación y el devenir digital
de los procesos educativos siguiendo una lógica que rara vez se traduce en
cambios radicales súbitos. Así ha sido el proceso por el cual los sistemas y
actores educativos han tendido a incorporar la tecnología en las organiza-
ciones educativas.
Una metáfora útil para pensar la incorporación de las tecnologías de
tipo informático en la educación es la de olas; no es nada original, pero per-
mite recordar que los nuevos objetos tecnológicos llegan a veces con fuerza
y a veces de manera más sutil, acompañados de retóricas enriquecidas sobre
su potencial para impulsar la transformación de la educación. Una vez que
pasa la efervescencia, la fuerza de la ola, hay un proceso de readecuación;
algo queda. Esto ocurrió con sus variaciones desde la década de 1970 con la
popularización de la TV y el video en las aulas (Faure, 1973); y también en los
ochenta y noventa con la llegada de diferentes generaciones de computado-
ras personales y la Internet.
Durante la última parte del siglo XX y al inicio del XXI, diferentes or-
ganizaciones internacionales, asociaciones y académicos en diversas partes
del mundo intentaron anticipar, recomendar, modelar de maneras diver-
sas la incorporación de la tecnología en los procesos educativos atendien-
do dimensiones filosóficas, curriculares, políticas, didácticas e, incluso,
económicas (Malitza, 1989; Silvio, 1989; Jouët y Coudray, 1993; Delors, 1996;
UNESCO, 1996, 2002; OCDE, 1988 y 2003; ANUIES, 2004; Claro, 2010). El campo
de la investigación educativa, sin duda, se amplió a partir de ello. En el caso
de México, revistas como Perfiles Educativos han sido espacios de resonan-
cia de este proceso (Pedraza et al., 2013; Kriscautzky y Ferreiro, 2018).
Una vez que ingresamos plenamente al siglo XXI las posibilidades de acce-
so e intercambio de información se ampliaron de manera exponencial gracias
al crecimiento de las redes interinstitucionales y de las redes internacionales
de comunicación digital. Millones de estudiantes, profesores e instituciones
educativas fuimos testigos y partícipes de la llegada a las aulas y laboratorios
de computadoras más potentes, equipos multimedia, pizarrones interactivos,
variaciones de software especializado, modelos cooperativos de enseñanza y
aprendizaje en línea y demás. Vimos llegar plataformas virtuales para la ense-
ñanza y el aprendizaje, así como numerosos objetos y recursos de aprendizaje.
En ese momento histórico se vivió una efervescencia de ideas e inicia-
tivas para mejorar la educación. La noción de e-learning —o aprendizaje
mediado digitalmente— junto con la creación de los cursos masivos en lí-
nea —tipo MOOC— ampliaron sin duda las posibilidades de la educación,
particularmente en términos de cobertura, y dieron un nuevo impulso a la
idea de educación a distancia o abierta.
Por supuesto, nada de esto ocurrió de manera homogénea: en todo el
mundo fue patente que no todos y todas estuvieron en condiciones iguales:
mientras que en algunos países y estratos sociales se tenía acceso a tecnolo-
gía de punta, en otros dicha tecnología nunca llegó. También es un hecho
que gran parte de estas apropiaciones se realizó sin capacitación adecuada,
y que la que existió fue desigual y heterogénea. Las políticas educativas, las
políticas tecnológicas y, en general, las intervenciones gubernamentales en
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este ámbito se han caracterizado por su inconsistencia y su falta de integra-
lidad a pesar de estar basadas en un discurso enriquecido sobre la impor-
tancia de la tecnología. En este contexto fue que se intensificó un problema
añejo que no ha desaparecido: las desigualdades de acceso y uso de la nueva
tecnología son evidentes en la escala global y local (Journell, 2004).
Conforme el mundo entró en la segunda década del siglo XXI, una vez
popularizadas las tecnologías de movilidad digital individual con la disper-
sión de dispositivos que van desde pequeñas computadoras hasta tabletas y
celulares “inteligentes”, equipados con grandes capacidades de procesamien-
to de información, entramos en un nuevo momento de desarrollo y apropia-
ción social de la tecnología, también desigual en términos de su alcance y
distribución (por ejemplo, apareció el concepto de dispositivos de alta, me-
dia y baja gama). En este momento la IA comenzó a circular de manera más
intensa en las redes sociales y en dispositivos muy diversos. Esto abrió una
nueva etapa en la vida digital en la medida en que miles de niños y niñas,
adolescentes y adultos en distintos momentos de su desarrollo personal y,
en su caso, profesional, comenzaron a experimentar con nuevas formas de
interacción, estudio y trabajo en línea. También se intensificó el proceso por
el cual las personas diversificamos nuestra constitución identitaria: el mun-
do digital, las redes sociales, por ejemplo, no sólo comenzaron a extender los
espacios de experiencia, sino también la configuración de nuestro ser: desde
entonces nuestro ser en el mundo cotidiano de la casa, el trabajo o la escuela
puede o no coincidir con nuestro ser digital, pero se complementan.
La idea de comunicación en tiempo real y de acceso a datos de manera
casi permanente dio paso a la creación de una era de generación de datos
inédita en la historia de la humanidad. Por ejemplo, el mapeo del mundo a
través de Google Maps, la generación de contenidos masivos por parte de
usuarios vía YouTube, la creación de sistemas colaborativos estilo Wikipe-
dia, el uso de redes sociales basadas en sofisticadas bases de datos, robots
virtuales, redes y algoritmos complejos de uso masivo inauguraron una eta-
pa con profundos cambios culturales, económicos y hasta políticos.
Es pertinente tener presente un hecho que con frecuencia pasa desaper-
cibido y que es muy importante para la educación: la apropiación de este
tipo de tecnologías fue, en casi todos los casos, experimental, es decir, siguió
una lógica de uso vía ensayo y error. Nuevamente, las políticas y las interve-
ciones públicas han dejado mucho que desear, pues fue sobre todo en esta
lógica de familiarización informal como gran parte de estos dispositivos
llegados en diferentes olas encontraron sus lugares en las dinámicas de en-
señanza y aprendizaje. Aunque secretarías o ministerios de educación, uni-
versidades, escuelas Normales, centros de formación de docentes, grupos
de académicos y también miles de centros y empresas privadas se dieron
—y continúan dándose— a la tarea de preparar, entrenar, capacitar o dar
nociones para incorporar adecuadamente estos recursos en los procesos
educativos, su apropiación, para bien y para mal, ha sido un proceso suma-
mente heterogéneo. En las últimas décadas se ha generado una gran can-
tidad de bibliografía y materiales para esos fines específicos; no podemos
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desconocer que una parte significativa de este esfuerzo ha tenido éxito, pero
no todo el mundo se ha apropiado de la tecnología de la misma forma, y
menos cuando se trata de orientarla a procesos de tipo educativo.
En buena medida, la investigación educativa que comenzó a desarro-
llarse en este ámbito durante la última parte del siglo XX, en México y otras
partes, ha permitido documentar con claridad los retos de la apropiación so-
cial y educativa de la tecnología, la cual se hace desde condiciones cultura-
les, económicas, lingüísticas y espaciales muy diversas (Lizarazo et al., 2013;
Ávila y Cantú, 2017). Cada esfuerzo institucional o personal por incorporar
tecnología de manera orientada ha debido enfrentar las incertidumbres, las
asimetrías sociales, los riesgos propios del contenido y del cambio de dinámi-
cas escolares. Aquí se vuelve al argumento inicial del apartado: las personas
que conforman las comunidades educativas no han usado la tecnología sin
referentes conceptuales o culturales, por el contrario, siempre se relacionan
con ellas a través de expectativas, de esperanzas, de miedos, de interés; y así
es como se construye una suerte de gesta tecnológica propia de cada persona
que se conecta con las de muchas otras personas, ya sea que estén cerca o lejos.
Por supuesto, la tecnología cambia; muchos de los dispositivos y desa-
rrollos tecnológicos entran, por una razón u otra, en tiempos breves, en
atraso y, finalmente, en desuso, por lo que la apropiación no termina. En el
caso de la educación algunos dispositivos e iniciativas de uso fueron burbu-
jas de innovación y otras pasaron con poco impacto por las aulas. En el caso
de México hay iniciativas así: Red Edusat (versión TV y versión digitaliza-
da), Red Escolar, los canales de TV educativa de diversas instituciones con
contenidos multimedia, Enciclomedia y las universidades o instituciones
2.0, entre muchas otras. Aunque ninguno de estos procesos “revolucionó”
la educación en el sentido de transformarla radicalmente, algo ha permane-
cido si pensamos en el mediano o largo plazo: no hemos renunciado en casi
ninguna parte del mundo a intentar aprovechar los avances de la tecnolo-
gía para apuntalar la educación, para mejorarla y hacerla de mayor calidad
—término polémico— relevante o pertinente. Hay una cierta convicción de
fondo: la educación, sea que ocurra en el nivel básico o en el nivel superior,
en un espacio específico o fuera de las aulas requiere hacer algo con la tec-
nología del momento. Pero, al mismo tiempo, es claro que los sistemas edu-
cativos por lo regular son reactivos, es decir, van siguiendo los avances y las
prácticas de los individuos; se adaptan como pueden e intentan incorporar
lo nuevo, más que intentar anticipar lo que sería deseable o necesario. Esto
se nota en varios ámbitos, como el equipamiento o la misma capacitación
de docentes, de la cual hablaré un poco más adelante.
Las incursiones en la IA
Aunque en el discurso de la IA circulan expresiones y metáforas —o signifi-
cantes— como los que usamos en la educación, tales como entrenamiento,
aprendizaje, aprendizaje profundo e instrucción, entre otros; y aunque mu-
chos de los avances en este orden se han hecho en instituciones universitarias,
es claro que ha sido desarrollado inicialmente con propósitos diferentes a los
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de educar. En una de sus facetas, la IA tiene interfaces y resultados amigables,
pero aunque es difícil saberlo con precisión, es posible especular que gran par-
te de los usuarios de formas específicas de IA desconocen sus detalles de dise-
ño y funcionamiento: cómo están programadas, las fuentes de información
en que se basan, los criterios de inclusión y exclusión de los datos que usan y
expresan, entre otros aspectos importantes. Por supuesto, eso no nos impide
usarlas, aprender y entretenernos con ellas, comunicarnos a través de ellas e
incluso sentirnos de alguna manera sorprendidos por lo que pueden hacer.
Esta particularidad de usar y participar sin necesariamente comprender
cómo funcionan ciertas tecnologías presenta retos específicos para pensar
el futuro de la IA en el campo de la educación, pues una particularidad de
ese tipo de tecnología —frente a otras que han llegado a las aulas, talleres
y laboratorios— es que ha desbordado sistemáticamente su localización o
espacialidad y ha introducido variables temporales significativas. La IA no
sólo se ejecuta en computadoras (institucionales o personales, fijas o móvi-
les, grandes o pequeñas); puede funcionar en decenas de dispositivos móvi-
les como las tabletas y los celulares inteligentes, los relojes y los audífonos,
en numerosos equipos de entretenimiento y telecomunicaciones, incluso
en electrodomésticos (lavadoras, aspiradoras, refrigeradores, aparatos de
aire acondicionado), en autos, barcos o autobuses, en trenes y aviones. Pue-
de funcionar en cámaras de fotografía y vigilancia, en sensores dispuestos
en la calle, en lámparas y focos, en satélites, drones y escáneres corporales.
Además, por lo regular funciona a través de redes sin que necesariamente
las personas las pongamos deliberadamente en acción.
Millones de estudiantes, padres de familia y profesores estamos familia-
rizados con sus interfaces, con algunas de sus caras y posibilidades en forma
de redes sociales, de contenidos digitales, de comunicaciones vía mensaje-
ros, de compras y videojuegos. Participamos en circuitos interconectados
de representación y reproducción de significados tejidos en prácticas, mu-
chos de los cuales están mediados por inteligencia artificial. Por definición,
se trata de circuitos abiertos, incompletos, siempre en producción, que cam-
bian nuestra noción de tiempo y espacio y que, tal vez por ello, tienen gran
capacidad de interpelar a los usuarios. Es así como este tipo de tecnologías
—y otras— se han colado en las aulas alrededor del mundo, en una mezcla
de uso lúdico, experimental, no necesariamente planeado, donde lo nuevo
se mezcla con lo anterior, con poco conocimiento fundado de su diseño y
funcionamiento fino.
Un número significativo de la información que usan las actuales aplica-
ciones de IA proviene de fuentes múltiples y nosotros mismos, los usuarios,
somos de los principales proveedores. Si, como lo han mostrado autores
como Michel Foucault (2006), para la consolidación del Estado moderno se
requirió la generación de información y el desarrollo de ciencias como la es-
tadística, la geografía o la demografía, para la consolidación de la era digital;
para el funcionamiento de los grandes sistemas de información se requiere
la colaboración de millones de personas para alimentar las bases de datos,
los algoritmos, las tablas de registro.
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En términos ónticos y ontológicos, estamos en un momento paradojal,
pues en casi cualquier circunstancia podemos formar parte de circuitos de
información que alimentan los algoritmos de la IA sin saberlo. De hecho,
para que los sistemas inteligentes desarrollen sus funciones no es requisito
que las personas estén frente a los dispositivos. Las instituciones de educa-
ción y todos sus integrantes producen grandes cantidades de información,
tanto de aspectos educativos como personales; adecuadamente tratada y
analizada podría emplearse con modelos de IA para apoyar diversos aspec-
tos de los procesos formativos, pero de este hecho se derivan grandes impli-
caciones en el orden de la subjetividad y de la ética.
Los LLM pueden llevar a cabo una variedad de tareas relacionadas con el len-
guaje, como responder preguntas, generar texto creativo, traducir entre idio-
mas, resumir documentos, mantener conversaciones y más. Ejemplos notables
de LLM incluyen los modelos de la serie GPT (Generative Pre-trained Transfor-
mer) desarrollados por OpenAI, como GPT-3.5 (mi versión) y versiones poste-
riores. Estos modelos han demostrado ser herramientas poderosas y versátiles
en diversos campos, desde asistencia virtual hasta investigación, escritura au-
tomática y mucho más. Sin embargo, es importante recordar que los LLMs no
poseen una verdadera comprensión ni conciencia, sino que operan con base en
los patrones aprendidos de los datos con los que fueron entrenados (definición
obtenida de ChatGPT, versión 3.5, a la solicitud: “Describe qué es un Large Lan-
guage Model”. Subrayado propio).
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E. Treviño | La educación y el devenir digital
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los gobiernos, pero la realidad es que parecen borrados de esta discusión. Al
día de hoy ya se cuenta con una extensa bibliografía respecto a las posibili-
dades educativas de la IA. Es posible encontrar un debate en desarrollo que
se mueve entre el análisis de experiencias y el planteamiento de escenarios
para la docencia, el aprendizaje, la identificación de necesidades entre las
comunidades educativas, la gestión de instituciones y demás (Gross, 1992;
Moreno, 2019; Chen et al., 2020; Renz et al., 2020; Rivas et al., 2023 y otros).
Aquí se recuperarán sólo algunas ideas básicas para seguir pensando en sus
posibilidades e implicaciones en países como México.
Algunas apropiaciones de la IA
En el ámbito de la enseñanza y el aprendizaje, una de las apropiaciones o
usos más interesantes de los nuevos modelos de IA, como los de tipo Chat-
GPT o Llama2, radican en la posibilidad de crear sistemas de tutoría, aseso-
ría y acompañamiento personalizados para estudiantes, los cuales pueden
funcionar a título individual o grupal en distintos niveles educativos. Sa-
bemos desde hace mucho que la tutoría y la asesoría son muy importantes
en sistemas educativos donde el estudiantado tiene trayectorias marcada-
mente heterogéneas y la necesidad de apoyos específicos. En este sentido,
en diferentes partes del mundo ya se han usado con éxito distintos modelos
de tutores digitales; los más recientes siguen la lógica de los LLM. Los dise-
ños más simples tienen la forma de un cuadro de diálogo o un mensajero
en el cual la persona teclea o dicta indicaciones relacionadas con sus tareas
o actividades específicas, etc. La clave en este tipo de asesorías, tutorías o
acompañamientos digitales es que no sustituyen al profesor, ni la necesidad
de un trayecto formativo; son apoyos para escribir, buscar, responder dudas
y hacer ejercicios, por eso deben insertarse en el contexto de actividades y
necesidades concretas, como ampliar información, resolver retos o ayudar
a completar proyectos individuales y colaborativos (Sabourin et al., 2013;
Greer y Mark, 2016). Al respecto, es recomendable revisar investigaciones
como las reportadas en el número especial de tutoría del International Jour-
nal of Artificial Intelligence in Education, donde desde hace casi una década
se discuten varios de los primeros avances en este ámbito.
Otra posibilidad de uso de la inteligencia artificial tiene que ver con la
evaluación y autoevaluación de los aprendizajes, el desarrollo de competen-
cias, el dominio de procedimientos, de idiomas y de la escritura. Probable-
mente aquí es donde hay un campo más amplio. La inteligencia artificial
puede tomar como base programas de cursos, libros, artículos, conven-
ciones en un campo de conocimiento y materiales en línea y convertirlos
en recursos para desarrollar ejercicios de evaluación de muy distinto tipo
(Martin et al., 2011). Varios de los ejercicios ya existentes son altamente in-
teractivos y pueden ayudar al diseño de experimentos y de actividades que
requieren introducir variables simples o complejas de distinto tipo. En dis-
ciplinas que requieren contrastar datos de distintas fuentes puede ayudar
para validar información y expresarla de distintas maneras.
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Estos usos pueden ser compatibles con enfoques de enseñanza y apren-
dizaje basados en la colaboración y en la construcción mediada de cono-
cimiento, pues si bien se nutren de documentos y referencias curriculares,
también pueden tomar datos de muchas otras fuentes de información. Esto,
además, puede articularse con una idea de lo educativo que va más allá del
aula, asunto que mueve tanto a los interesados en el aprendizaje a lo largo de
la vida, como a los interesados en la educación no escolarizada.
Un tercer aspecto que vale la pena destacar —y que podría ser promiso-
rio— es la posibilidad de emplear distintas estrategias de inteligencia arti-
ficial para modelar escenarios y anticipar problemas en diferentes ámbitos
de las instituciones educativas, desde identificar problemas de selección o
en las trayectorias del estudiantado, hasta analizar tendencias de saberes y
conocimientos que valdría la pena incorporar en el currículo. Un análisis
adecuadamente diseñado permitiría producir información para saber si las
instituciones están induciendo algún tipo de discriminación por género,
por origen ético o por condición económica, entre otros.
En un ámbito muy diferente, como la salud, ciertos diseños de IA pueden
ayudar a monitorear la salud física y emocional o afectiva de los estudiantes
y su personal, entregar información, reportes o incluso alertas útiles a los in-
teresados, sus familias o sus compañeros. Estas iniciativas que trabajan con
información delicada —y que ya se usan en algunos países— requieren di-
seños específicos, grupos interdisciplinarios y claros fundamentos teóricos.
Deliberadamente he dejado sin dar ejemplos de otros ámbitos o campos
donde la IA ya se usa con cierta regularidad en algunas partes del mundo,
como apoyo en la docencia o incluso en la investigación básica y aplicada,
sobre todo en las universidades, tanto en las ciencias básicas como en las
ingenierías y las humanidades, bien para crear, bien para analizar datos
o representarlos. Desde el punto de vista administrativo y de gestión, las
instituciones educativas desarrollan un conjunto de tareas reiteradas y en
algunas partes del mundo ya se apoyan en distintas formas de IA para auto-
matizar comunicaciones o el procesamiento de información institucional
sobre gasto, inversión, finanzas y demás.
Retos y tareas
Dentro del espacio mítico de la IA, particularmente a partir de la popula-
rización de los LLM, se han listado ya numerosos retos y tareas a desarro-
llar, por ejemplo, garantizar la seguridad de las identidades digitales de las
personas y sus derechos; así como establecer nuevos parámetros para tratar
los derechos de la información y los conocimientos que se generan y ense-
ñan, el plagio y la falta de honestidad intelectual, entre otros. Por supuesto,
ninguno es nuevo; todos han existido dentro y fuera de la educación desde
antes de la popularización de la IA, pero es necesario reconocer que ahora
parecen tener nuevas facetas. Por ello, hay que desarrollar una nueva dis-
cusión al respecto, diseñar escenarios, planes y estrategias para prevenir y
atender los nuevos retos. La investigación educativa puede ser muy útil para
experimentar con formas creativas de enfrentarlos.
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En el caso particular del plagio académico, puede enfrentarse de varias for-
mas. La que me parece más adecuada se relaciona con la consolidación de la
honestidad académica e intelectual mientras se usan dichos recursos. Aunque
el plagio está ampliamente estudiado y se sabe ya mucho sobre sus distintas ra-
zones y efectos, lo más adecuado podría ser encuadrarlo en un debate sobre la
ética y sobre las buenas prácticas intelectuales y académicas, así como sobre la
relevancia que todo esto tiene para la formación individual y la conformación
de lo común en una era donde la IA pone a prueba las formas tradicionales de
trabajo. El plagio y otras prácticas de deshonestidad no iniciaron con la dispo-
sición de tecnología; probablemente existen desde antes que las instituciones
de educación formales y no se detienen o no son exclusivas del campo educati-
vo o académico. Por ello, una adecuada planeación del uso de la IA, con reglas
claras, con estrategias y seguimiento, así como con principios de autorregu-
lación puede ser útil para limitar las malas prácticas que tanto preocupan a
diferentes actores, incluidas las instituciones educativas (Homes et al., 2021).
No usar IA no es opción realista para prevenir malas prácticas académicas.
Finalmente en esta sección, uno de los grandes retos para las institu-
ciones educativas es incorporar adecuadamente la inteligencia artificial, de
forma creativa, en el currículo y las prácticas formativas en función de la
disciplina o área de conocimiento, de las tareas a desarrollar y de las condi-
ciones de cada estudiante y docente. Esto implica que ahí donde la inteligen-
cia artificial se adopte de manera activa debe equilibrarse con otras fuentes
de información, con otros recursos didácticos o de aprendizaje y comunica-
ción. Una de las mejores maneras de hacer esto es siempre integrarla dentro
de las planeaciones; hacer notar su presencia en otros recursos como las pla-
taformas digitales, que muchas instituciones de educación superior ya usan
para enseñar o para apoyar procesos de enseñanza y aprendizaje. Para todo
ello, la formación docente es clave, pero no se puede hacer adecuadamente
en condiciones donde las cargas de clases y de procedimientos administra-
tivos lo impiden. Un mejor aprovechamiento de la IA requiere un ajuste en
las formas tradicionales de capacitación, porque de otra forma se repetirá lo
que ha ocurrido con otras olas de apropiación tecnológica.
Siguiendo el argumento de Rancière (2005), siempre existe la posibilidad
de que alguno de nosotros en el campo educativo ignore algo, en este caso,
el detalle de cómo funcionan estas tecnologías; pero de esa imposibilidad
no se deriva necesariamente que los demás, quienes están alrededor de no-
sotros, no puedan aprender o enseñarnos. De las limitaciones propias no se
siguen necesariamente las limitaciones de los demás; de ahí parte uno de los
tantos caminos que llevan a la emancipación intelectual y a la construcción
de un espacio de formación en común. En ese sentido soy optimista mode-
rado respecto a las posibilidades de la inteligencia artificial. Para navegar
adecuadamente en este gran nuevo orden discursivo se requiere retomar,
por ejemplo, uno de los grandes principios de la pedagogía crítica: descen-
trar críticamente al docente, a la idea misma de institución; descentrar las
figuras tradicionales de la educación y volver a problematizar los procesos
de enseñanza y aprendizaje en común.
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Consideraciones finales
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contenidos, productos, viajes, recetas de cocina o estilos de vida. No parece
ser una exageración que estamos ante el riesgo de vivir grandes procesos de
privatización de la subjetividad, de los sueños y las aspiraciones. Por éstas y
otras razones, en este 2023 distintas organizaciones de todo el mundo han
promovido la firma de tratados y acuerdos para impulsar las buenas prác-
ticas en materia de IA. El Consenso de Beijing de 2019 sobre IA y educación
intentó anticipar ciertos hechos y prácticas para dirigirlas en bien de la hu-
manidad desde la educación (UNESCO, 2019). Parte de las ideas que aquí se
han expuesto tratan de problematizar algo de lo señalado en aquel Consenso.
Al respecto, en unos años se estará evaluando la consecución de los Ob-
jetivos del Desarrollo Sustentable (ODS) fijados para el 2030. Ese conjunto de
propósitos de alcance global suscrito por decenas de países, impulsado por
numerosas organizaciones académicas, civiles y comunitarias tenía entre
sus metas incrementar el bienestar, la calidad de la educación, reducir el im-
pacto de las actividades humanas en el medio ambiente y reducir las desi-
gualdades. La pandemia y las reacciones de los gobiernos frente a ella puso
en riesgo gran parte de la consecución de dichos objetivos. Las agendas de
crecimiento para salir de la crisis parecen olvidar que la tecnología digital
actual produce grandes volumenes de contaminantes de distinto tipo y no
es en sí misma sustentable.
Desde el punto de vista teórico, algunos de los giros de los últimos años
son útiles para discutir algunos de los impactos de la IA. Tal es el ejemplo del
giro afectivo, el cual ha puesto énfasis en cómo se construye la afectividad en
la vida cotidiana, desde el orden de la política hasta el de la educación. El giro
espacial ha mostrado que nociones como espacio y territorio no se reducen
a esos lugares físicos comunes y cotidianos. De hecho, la educación experi-
menta un fantástico giro espacial al descentrar y relocalizar un conjunto de
procesos que antes ocurría de manera preferentemente síncrona y presencial.
El hecho de que muchísimas actividades de formación se desarrollen en línea,
de forma virtual o asíncrona a través de plataformas y correos electrónicos, a
través de video clases y de sesiones de entrenamiento, son un ejemplo patente.
Este artículo ha intentado argumentar conceptualmente que la relación
entre IA y educación está mediada por la forma en que los usuarios cons-
truyen significados, aspiraciones y marcos de interacción entre los objetos
tecnológicos, la subjetividad y los procesos educativos, en el presente y en el
futuro, y que el acceso a la tecnología y la forma en que se usa en el campo
educativo se basa en prácticas heterogéneas de intensidad variable, situadas
en tiempos y espacios que no necesariamente están sustentados por algún
tipo de conocimiento detallado de dicha tecnología. Las comunidades edu-
cativas no han usado la tecnología sin referentes conceptuales o culturales,
por el contrario, siempre se relacionan con ella a través de expectativas, es-
peranzas, miedos e interés. En este gran proceso, las políticas educativas
han sido poco consistentes, y en muchos casos irrelevantes.
Entre las consecuencias lógicas de todo lo expuesto está que la investiga-
ción educativa necesita desarrollar nuevas líneas de investigación que per-
mitan esclarecer las condiciones sociales, culturales, políticas, identitarias
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y hasta afectivas en que se usa la tecnología actualmente. En una época en
que el interculturalismo, el feminismo y los estudios sobre la sustentabili-
dad, por mencionar algunos, han aportado tantos elementos para entender
la realidad contemporánea, la discusión y el desarrollo de la IA debe nutrir-
se de esos referentes. Ciertamente es necesaria una acción gubernamental
mucho más sistemática y organizada, en clave de acción pública en diálo-
go con diferentes actores. Las instituciones educativas, y en particular las
instituciones de educación superior y de investigación científica básica y
aplicada, deben involucrarse también en este gran escenario del desarrollo
de la inteligencia artificial. De otra manera, habremos de resignarnos a que
los grandes avances y usos de la IA sigan siendo organizados por empresas
trasnacionales que rara vez rinden cuentas o transparentan sus decisiones.
El discurso de la IA es heterogéneo, rico, seductor. Sus significantes atravie-
san prácticas y dan paso a expectativas en el presente y en el futuro; intentar
entender esto a través de nociones como competencias digitales o certifica-
ciones en materia de desarrollo o uso es insuficiente; por ello, es necesario
abordar el tema con toda la complejidad que la época contemporánea exige.
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E. Treviño | La educación y el devenir digital
Más preguntas que respuestas
La inteligencia artificial y la educación
Janneth Trejo-Quintana*
DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61690
* Investigadora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación
(IISUE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) (México). Doctora
en Ciencia Social con especialidad en Sociología. Líneas de investigación: alfabetización
mediática, informacional y digital; políticas de inclusión de tecnología en la educación;
participación política de jóvenes. Publicaciones recientes: (2023), “Agrégame al grupo
de guats. WhatsApp como vehículo de interacción entre profesorado y estudiantado
durante la pandemia”, en Hugo Casanova Cardiel y Janneth Trejo Quintana (coords.),
La década COVID en México: los desafíos de la pandemia desde las ciencias sociales y las
humanidades, tomo 10: Educación, conocimiento e innovación, México, IISUE , pp. 33-72;
(2022, en coautoría con R.O. Espinoza), “La precariedad en los programas de inclusión
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mx. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7701-6938
44 Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61690
J. Trejo-Quintana | Más preguntas que respuestas
(ver páginas web de UNESCO, OEI, Comisión Europea, OECD, BID).1 Aun así,
el debate sobre los beneficios de incluir tecnologías digitales en las acciones
pedagógicas sigue abierto.
El presente texto aborda, en términos generales, el tema de la inteligencia
artificial en el ámbito educativo. Cabe destacar que, aunque se hace referen-
cia a la IA en su conjunto, se reconoce que en el entorno educativo la inteli-
gencia artificial generativa (IAG) es, por ser ampliamente utilizada, el modelo
típico. La decisión de emplear el término inteligencia artificial de manera
genérica responde al propósito de plantear reflexiones generales que, even-
tualmente, se puedan profundizar. Así, el objetivo de este ensayo es plantear
algunas preguntas para incitar a la reflexión, pero, sobre todo, a la realización
de estudios que permitan dar respuesta a éstas y muchas otras preguntas.
Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61690
J. Trejo-Quintana | Más preguntas que respuestas
45
Para Scolari (2023: s/p), es evidente que “la IA es una tecnología disrup-
tiva que transforma los cimientos de la cultura y el trabajo humanos”. Esto
es así porque prácticamente cada aspecto de nuestra vida está tocado por
los algoritmos. Actualmente, los algoritmos de aprendizaje intervienen en
la toma de decisiones individuales: nos orientan para llegar a un lugar; or-
denan nuestras disposiciones para ver una película o escuchar alguna no-
vedad musical; nos recomiendan qué cosas comprar; incluso nos ayudan a
encontrar pareja.
Los algoritmos también están presentes en las decisiones macroestruc-
turales: en la formulación de políticas públicas; en el diseño de los sistemas
para brindar información a la ciudadanía; en el análisis de datos para orien-
tar las acciones en salud, educación, comercio, producción y consumo de
bienes y servicios; para analizar las tasas de empleo y el nivel de inseguri-
dad; así como para diseñar campañas políticas. Desde luego, los algoritmos
son imprescindibles para la toma de decisiones de las grandes empresas
trasnacionales.
Siendo así, frente a la creciente presencia de los algoritmos en nuestra
vida cotidiana, surge la idea de que las máquinas eventualmente dominarán
el mundo, aunque para muchos, esta preocupación parece ser prematura.
Lo que sí parece inminente es que la inteligencia artificial continuará su
progreso y, por ende, penetrará en todos los aspectos de nuestra vida per-
sonal y social. Ya se observa que, independientemente de las posturas indi-
viduales, “al igual que la tecnología de redes, la IA es omnipresente y afecta
a todas las disciplinas y profesionales” (Scolari, 2023: s/p). Algunos expertos
enfatizan que, más que temer el alcance de la IA, “debemos abrazar y apro-
vechar al máximo los beneficios que esta tecnología ofrece y desmantelar los
mitos y fobias que la rodean” (García-Peña et al., 2020: 651).
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J. Trejo-Quintana | Más preguntas que respuestas
que se producen, ofrecen y utilizan los recursos digitales” o cualquier otra
tecnología (Silva et al., 2022: 303).
Siguiendo esta idea, en el ámbito educativo se vislumbra una inquietan-
te posibilidad: la eventual desaparición del papel del profesorado. En este
contexto, algunos especialistas mencionan —a manera de ejemplo— el caso
de Garry Kasparov, campeón mundial de ajedrez, quien en 1997 perdió una
partida contra el superordenador Deep Blue, creado por IBM. Para muchos,
este evento representó una prueba contundente de la existencia de una inte-
ligencia que superaba a la humana.
La anécdota cuenta que —después de la frustración y la sorpresa— Kas-
parov reconoció que las máquinas podrían ganar partidas de ajedrez a los
humanos, pero aseguró que éstas no podrían jugar como lo hacen los huma-
nos. Más allá de la veracidad de la anécdota, busco enfatizar que las máqui-
nas carecen de atributos humanos fundamentales: el pensamiento crítico, el
sentido común, la creatividad y la empatía. En ese sentido, el desasosiego del
profesorado se tendría que reducir al saber que sus capacidades de interac-
ción social, emocionales, comunicativas y motivacionales son insustituibles.
Para eliminar o, por lo menos, mitigar la visión distópica que plantea la
sustitución de los seres humanos por máquinas, es crucial que las personas
que estudian esta temática analicen los procesos de producción, desarrollo
e implicaciones del uso de la IA en las aulas escolares. En esta tarea, el rol de
los docentes no sólo es relevante, sino que resulta indispensable y urgente.
La legítima aspiración de que las tecnologías digitales —incluida la IA—
se integren a la escuela enfrenta varios obstáculos que tienen que ver no sólo
con la viabilidad financiera, sino también con el nivel de formación y de ca-
pacitación, así como con el desarrollo de habilidades y competencias de los
distintos agentes educativos (docentes, estudiantado, autoridades). Se prevé
que la IA inducirá cambios importantes en la forma de concebir, organizar y
ejercer la enseñanza (Silva et al., 2022: 301).
Ante esta situación, las personas expertas en el tema están elaborando
andamiajes teóricos que aspiran a ser útiles para comprender la “vida física”
embebida en la “vida digital”:
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J. Trejo-Quintana | Más preguntas que respuestas
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¿Cómo es el sistema educativo al que
aspiramos para las próximas décadas?
El sistema educativo ideal no existe. Uso esta verdad de perogrullo para subra-
yar que un sistema educativo deseable es aquél que proporciona condiciones
como acceso universal, flexibilidad y personalización; el que está enfocado al
desarrollo de habilidades críticas y se apoya en una evaluación significativa y
no numérica; el que es viable financieramente; el que se vincula con la comu-
nidad; y, desde luego, el que es de calidad. El aprovechamiento de la tecnología
en el proceso de enseñanza-aprendizaje formaría parte de ese ideal.
En el sentido de la idea anterior, Carlos Scolari advierte que
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J. Trejo-Quintana | Más preguntas que respuestas
de la IA en el aula (De la Horrá, 2023). En esa medida, se ratifica que el pro-
fesorado es indispensable en todo proceso de integración de innovaciones
educativas de cualquier orden; y eso incluye a la IA.
Como sabemos, la tecnología no es neutra… ni gratuita. En primer lugar,
porque su generación conlleva sesgos; es decir, la generación de aplicaciones
de IA es permeable a tendencias o a una inclinación sistémica en el pensa-
miento o en la toma de decisiones por parte de los diseñadores y programado-
res. Las innovaciones tecnológicas creadas por personas —con preferencias,
prejuicios, disposiciones y creencias— están inevitablemente impregnadas
de sus sesgos. Por esta razón, es necesario examinar de qué información es-
tán hechas y cómo funcionan las plataformas o aplicaciones de IA.
En entrevista, a propósito del ChatGPT, Mauricio Jacobo, ingeniero es-
pecialista en inteligencia artificial, afirmó que:
Sin duda, la IA es producto del desarrollo de algoritmos cada vez más so-
fisticados. Con la programación se simulan procesos de la mente humana,
como aprender y responder a consultas o preguntas con un lenguaje natu-
ral. Es difícil creer que este desarrollo ha tenido una evolución altruista; se
trata, más bien, de la inversión de grandes empresas de tecnología a lo largo
de varias décadas, pero con mayor fuerza en las últimas dos. De hecho, la
actual efervescencia de la IA se considera parte de la guerra de las platafor-
mas (Scolari, 2023).
Se estima que, en las próximas décadas, el mercado tecnológico crecerá
sobre la base de las múltiples aplicaciones de IA. En este contexto, es perti-
nente tener cautela con “la innovación en la práctica educativa y en la forma-
ción docente que lidera Google a través de sus plataformas digitales [y que] se
vende bajo un relato de innovación tecno-educativa” (Saura et al., 2021: 121).
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¿Cómo determinar el grado de participación
de la IA en la educación?
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J. Trejo-Quintana | Más preguntas que respuestas
En una entrevista, el ingeniero Jesús Savage recuerda que cuando “apa-
recieron los automóviles no existían reglamentos... hasta que empezaron los
choques se hizo un reglamento. Aquí será el mismo proceso: se debe tener
un reglamento. No es la herramienta, sino el uso que se le da...” (entrevistado
por Maguey, 2023b: s/p). En el mismo tenor, Scolari (2023: s/p) considera que
“estos procesos deberían estar sometidos a un control estricto, como si se
tratara de medicamentos o vacunas”.
Por otro lado, es indispensable considerar que la inclusión de IA en los
salones de clases no debe ser obvia y obligatoria. Es decir, debe haber un es-
pacio para evaluar los beneficios versus los riesgos. El principal argumento
que se esgrime para justificar la inclusión de esta tecnología en el aula es que
el estudiantado debe estar preparado para insertarse al ámbito laboral con-
temporáneo y para contrarrestar el aumento de las desigualdades en el ac-
ceso y uso de los avances tecnológicos. Sin embargo, es necesaria una visión
crítica ante esta situación, pues las grandes empresas de tecnología están
generando “relatos solucionistas” para defender la idea de que la transfor-
mación educativa necesita del uso de la tecnología digital (Saura et al., 2021).
Como mencioné al principio, la evidencia empírica sobre los beneficios
de incluir tecnologías digitales en la educación no es contundente; hay in-
vestigaciones cuyas conclusiones no necesariamente van en ese sentido. En
tanto ampliamos y profundizamos los conocimientos sobre las consecuen-
cias de la IA en la educación, no sólo hay que reconocer los beneficios que
trae consigo su incorporación, sino también hay que conceder que, como
apunta el doctor Luis Pineda, “siempre existe el riesgo de que los contenidos
se utilicen de manera dolosa, con fines no éticos o motivados por intereses
particulares, ya sean económicos o políticos. Tenemos que estar al tanto de
ese riesgo potencial” (entrevistado por Maguey, 2023a: s/p).
Por su lado, Akgun y Greenhow (2022: 435) señalan que “…la agencia de las
personas disminuye a medida que los sistemas de IA reducen el pensamiento
introspectivo e independiente”. Así que, en el análisis de este fenómeno tecno-
social resulta indispensable reflexionar sobre la agencia de las personas.
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J. Trejo-Quintana | Más preguntas que respuestas
51
Según la postura de este autor, los distintos agentes educativos tienen la
capacidad y el poder de tomar decisiones conscientes y ejercer su voluntad,
aunque siempre está acotada por las estructuras sociales en las que se desen-
vuelven. Es deseable que, en los procesos de inclusión de tecnologías, como
la IA, participen las personas directamente involucradas: docentes, estu-
diantes, personal directivo, padres y madres de familia, etc. Sin embargo, es
cierto que una consulta de este tipo suele ser compleja, primero, porque la
comunidad educativa es enorme y, segundo, porque no es realmente posible
considerar todas las posturas de manera exhaustiva.
Es importante reconocer que el grado de participación de los agentes
educativos en las decisiones sobre la incorporación de la IA en la educación
está relacionado con las propuestas de las grandes empresas tecnológicas,
así como con las posturas y decisiones de quienes se encargan de formular
las políticas públicas, ya que estas personas, con frecuencia, están alineadas
a los intereses económicos de las empresas. En ese sentido, se ha encontrado
que “el rentismo que genera Google está promoviendo nuevas relaciones de
dependencia con una industria educativa global que está transformando las
agendas educativas globales” (Saura et al., 2021: 122).
Por esta razón, entre otras, los algoritmos no deben ocultarse; es necesa-
rio comprender las operaciones de la plataforma de IA que se está utilizan-
do. Esto implica conocer cómo “toma las decisiones” o proporciona reco-
mendaciones, así como qué datos recolecta y utiliza (Scolari, 2023).2
Transparentar los modelos algorítmicos es indispensable dado que los
sesgos disminuyen la equidad y, al contrario, pueden exacerbar la discrimi-
nación. En ese sentido, las tecnologías actuales, su masificación y populari-
zación conllevan grandes problemas de privacidad, vigilancia, autonomía
y prejuicios, por mencionar algunos (Akgun y Greenhow, 2022). Ante este
panorama, Pablo Pruneda Gross, académico de la UNAM, considera que la
IA “se debe regular, entre otras cosas, porque debe protegerse la imagen y la
intimidad de toda la población, pero con particular énfasis entre las infan-
cias” (entrevistado por Frías, 2023: s/p).
Ahora más que nunca, el tema de la ética en el uso de las tecnologías digita-
les se encuentra en el centro de la discusión.
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J. Trejo-Quintana | Más preguntas que respuestas
No obstante, para mitigar los efectos negativos o no deseados de la IA
es indispensable no sólo hacer informes y tratados, sino diseñar acciones
concretas dentro de las escuelas y las aulas.
Sin duda, la alfabetización mediática e informacional —particularmen-
te la digital— puede ser un gran apoyo en esta tarea. Hace más de dos dé-
cadas que especialistas de todo el mundo se han abocado a analizar dife-
rentes aristas del uso de las tecnologías digitales en el ámbito educativo y
formativo. Existe abundante literatura que examina “el rol de los medios de
comunicación [análogos y digitales] en la educación, [y] su impacto sobre
el aprendizaje y la comunicación entre estudiantes y profesores” (Akgun y
Greenhow, 2022: 434).
Específicamente, la alfabetización digital se propone desarrollar com-
petencias y habilidades en el ámbito técnico, en la búsqueda de informa-
ción, en la adaptación al ecosistema mediático actual, en lo referente a la
seguridad y privacidad, en la creación de contenido propio, así como en la
promoción de la ciudadanía digital. En este momento, la alfabetización di-
gital también incluye el conocimiento y análisis de los usos, las implicacio-
nes y las posibles consecuencias de la irrupción de la IA en el ámbito educa-
tivo. La formación de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en la utilización
de tecnologías digitales e IA es impostergable.
Desde el punto de vista de las ciencias sociales, el estudio de la IA convoca
a que los y las investigadoras analicen esta temática —y otros asuntos rela-
cionados— como un fenómeno tecnosocial y tecnopedagógico. Sin duda, el
estudio sobre la presencia y el uso de esta herramienta en la escuela ha pro-
piciado nuevas preguntas para la investigación educativa. Dado el auge de la
inteligencia artificial generativa se requiere examinar no sólo las ventajas y
desventajas, sino los alcances y los efectos en los procesos cognitivos, el desa-
rrollo del pensamiento crítico, los procesos de construcción de la identidad,
la capacidad de gestión de inconvenientes, las modalidades de evaluación, la
creatividad, la dependencia tecnológica, así como la disposición para traba-
jar en conjunto y la experiencia y necesidad del pensamiento lento.
A manera de cierre
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J. Trejo-Quintana | Más preguntas que respuestas
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complejos. El futuro de la investigación educativa está hecho de preguntas
sobre la supervivencia de la escuela, el rol del profesorado, el proceso de en-
señanza, los procesos cognitivos, la socialización y los fenómenos sociocul-
turales que involucren a cualquiera de los agentes educativos.
Es un hecho que la inteligencia artificial va más allá de las computadoras
y que está destinada a tener una presencia aún mayor en nuestra vida diaria
en los próximos años. Las capacidades de la IA superan con creces la inteli-
gencia no humana conocida hasta ahora. Todo indica que las aplicaciones
cotidianas de la IA, tanto en dispositivos físicos como en softwares y plata-
formas digitales, seguirán en aumento y formarán parte integral de nuestra
realidad. Los rápidos avances en modelos de aprendizaje automático y pro-
cesamiento de lenguaje natural harán que interactuemos regularmente con
diversas manifestaciones de inteligencia no humana. Esta integración de la
IA en múltiples ámbitos obliga a reflexionar sobre cómo queremos que estas
tecnologías impacten nuestras vidas.
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J. Trejo-Quintana | Más preguntas que respuestas
55
Convivir con inteligencias artificiales
en la educación superior
Retos y estrategias
Mauricio Andión Gamboa*
Diana Irene Cárdenas Presa**
DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61691
* Profesor-investigador titular del Departamento de Educación y Comunicación (DEC)
de la Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco (UAMX) (México). Doctor
en Filosofia con especilaidad en Educación y Comuncación. Línea de investigación:
educación y cultura digital. Publicaciones recientes: (2021, coord. con D. Lizarazo y E.
Andión), Horizontes digitales. Rupturas e interrogaciones en la reconfiguración sociodigi-
tal contemporánea, México, UAMX; (2019), Universidad nodo. Modelo para la formación
de comunicadores en la era digital, México, UAMX. CE: [email protected].
ORCID: https://orcid.org/0000- 0002-5813-3100
** Estudiante de la Maestría en Desarrollo y Planeación de la Educación (DEPLAED) de la Di-
visión de Ciencias Sociales y Humanidades (DCSH) de la Universidad Autónoma Metro-
politana, Xochimilco (UAMX) (México). Especialista en Diseño y desarrollo de productos
y servicios de inteligencia artificial. ORCID: https://orcid.org/0009-0004-7005-2524
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M. Andión y D.I. Cárdenas | Convivir con inteligencias artificiales en la educación superior
57
Cuando se habla de machine learning se hace referencia a un conjunto de
técnicas que dan a las máquinas la capacidad de aprender automáticamente
un conjunto de reglas a partir de datos, a diferencia de la programación,
que consiste en la ejecución de reglas predeterminadas. Por su parte, el deep
learning, o aprendizaje profundo, es una técnica de aprendizaje automático
basada en el modelo de red neuronal que es capaz de almacenar decenas
o incluso cientos de capas de neuronas para aportar mayor complejidad al
establecimiento de reglas.
La automatización de las labores humanas a partir del uso de las IA ha
dado lugar a un campo tecnológico en el que se produce, distribuye, circula
y consume una inmensa variedad de sistemas y modelos de IA; entre ellas
están las inteligencias artificiales generativas (IAG), que pueden agruparse
básicamente en tres tipos, de acuerdo a su función: como herramientas de
consulta (consultant), como asistentes virtuales (copilot) y como agentes (ro-
bot) capaces de ejecutar tareas de forma automática y tomar decisiones ba-
sadas en algoritmos o protocolos, así como de procesar enormes cantidades
de información existente y recolectada en el ciberespacio.
En los últimos años se ha desarrollado una herramienta llamada Chat-
GPT (generative pre-trained transformer) que utiliza la inteligencia artificial
para generar respuestas y conversaciones en lenguaje natural. El ChatGPT-3,
que es la tercera versión de este tipo de inteligencia artificial —conocida
como procesamiento del lenguaje natural (PLN)— se enfoca en la interac-
ción entre las computadoras y el lenguaje humano.
Hace unos cuantos meses salió al mercado el ChatGPT-4, que es el más
reciente modelo de lenguaje preentrenado de OpenAI;1 sus capacidades se
vinculan con el lenguaje multimodal, ya que admite entradas de imágenes y
texto, al tiempo que emite salidas únicamente de texto. Es capaz de realizar
tareas como generación de texto en diferentes formatos y estilos, resúmenes,
traducción, composición de canciones, respuestas a preguntas complejas y
más. Para diciembre del año 2023, según la información disponible, OpenAI
planea completar el entrenamiento de la red neuronal GPT-5 y con ello espe-
ra alcanzar la AGI (artificial general intelligence), que implica la capacidad de
un programa para pensar y actuar como una persona.
Ante el avance vertiginoso en el desarrollo de esta tecnología digital,
emergente en todo el mundo, no tenemos otra alternativa que adaptarnos
y aprender a convivir con estas múltiples formas de IA, de tal manera que
podamos aprovechar al máximo sus potencialidades, particularmente en el
ámbito educativo.
En este momento, según fuentes de organismos internacionales, el uso
de los distintos sistemas y modelos de IA ha demostrado tener un impacto
muy significativo en diversos ámbitos de la sociedad, y la educación supe-
rior no es la excepción (Sabzalieva y Valentini, 2023). La integración de las
IAG en la cultura, la educación incluida, plantea tanto posibilidades prome-
tedoras como retos que deben ser abordados (UNESCO, 2018).
1 Open AI es una compañía de inteligencia artificial que ha lanzado versiones anteriores
del modelo, como GPT (2018), GPT-2 (2019), GPT-3 (2020) y GPT-3.5 (2022), así como otra
herramienta muy popular, el generador de imágenes DALL-E.
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M. Andión y D.I. Cárdenas | Convivir con inteligencias artificiales en la educación superior
En este artículo exploraremos las implicaciones del uso de las IAG en la
educación superior, con énfasis en cuatro principales retos que se observan
en el horizonte; y se abordan algunas estrategias y herramientas necesarias
para aprovechar de mejor forma esta tecnología. Al final se plantea la ne-
cesidad de promover la alfabetización digital en el campo de la educación
superior, en sus modalidades informática y multimedial, como estrategia
clave para convivir con las IAG, aprender a usarlas de manera apropiada y
contribuir a la formación de ciudadanía para esta nueva fase de la era digital.
Exceso de información
En un mundo cada vez más interconectado, los estudiantes se enfrentan a una
avalancha de información y las IA pueden ayudar a filtrar y organizar estos
datos para brindarles contenido que se encuentra en tendencia. En este caso,
la curaduría de información (Mosco, 2016) toma relevancia; consiste en reali-
zar un filtrado crítico y ético de los recursos disponibles, e identificar aquéllos
que son más pertinentes y significativos para el proceso de aprendizaje.
La curaduría de información va más allá de una simple recopilación de
recursos, ya que implica evaluar la calidad, relevancia y actualidad de la in-
formación, así como considerar diferentes perspectivas y fuentes confiables
(Juárez et al., 2017). Ante herramientas de inteligencia artificial (Carrazana,
2014) que facilitan la información, como Bard o ChatGPT, se propone consi-
derar los siguientes puntos:
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59
• Evaluación continua: es importante evaluar de manera continua y
formativa la calidad de la curaduría de la información (Tammaro et
al., 2017) realizada por los estudiantes, así como proporcionar orienta-
ción y retroalimentación para mejorar sus habilidades en este aspecto.
Una herramienta de IA que apoya en este proceso es Iris AI, una plata-
forma integral para la búsqueda inteligente con una amplia gama de filtros,
análisis de listas de lectura, resúmenes autogenerados, así como extracción
y sistematización autónoma de datos.
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Por ejemplo, mediante el uso de Wizdom.ai los profesores pueden apro-
vechar las capacidades de las IA para analizar los desarrollos científicos y
permitir la identificación de investigadores e instituciones de vanguardia
para una posible colaboración que involucre a sus estudiantes.
Cabe resaltar que, en el aula presencial o virtual, los profesores desem-
peñan un papel activo en el diseño y la moderación de actividades colabora-
tivas al fomentar el diálogo y el aprendizaje entre pares. Por lo tanto, aunque
las IA puedan brindar miles de datos y retroalimentación instantánea, los
profesores siguen siendo fundamentales para aportar tutoría y apoyo per-
sonalizado (Anacona et al., 2019).
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M. Andión y D.I. Cárdenas | Convivir con inteligencias artificiales en la educación superior
61
propio proceso de aprendizaje es fundamental para contrarrestar la inme-
diatez y la memoria (Bergamaschi et al., 2021).
Con las nuevas herramientas que se derivan del uso de las IA, los estu-
diantes pueden desarrollar y utilizar estrategias de estudio efectivas y per-
sonalizadas mediante el uso de aplicaciones de IA; además, pueden recibir
orientación sobre cómo mejorar su memoria y retención de la información.
Como surgencia, a continuación se enlistan tres recursos de apoyo para de-
sarrollar estrategias didácticas:
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Aprendizaje basado en proyectos de investigación
integrados en programas docentes
La implementación de proyectos de investigación integrados a módulos en
el currículo es una estrategia efectiva para fomentar el pensamiento crítico,
la colaboración y el desarrollo de habilidades de creatividad y resolución de
problemas en los estudiantes.
Esta metodología les brinda la oportunidad de aplicar la teoría en situa-
ciones prácticas y con ello promueve una comprensión más profunda de
los conceptos y una mayor motivación en el proceso de aprendizaje (Zhang
et al., 2021). Los docentes pueden utilizar rúbricas (Altamirano et al., 2022)
para evaluar la calidad de la investigación, la presentación de resultados, la
colaboración en equipo y la reflexión crítica. Además, es importante valorar
tanto el proceso de investigación como los productos finales, así como reco-
nocer el esfuerzo y la creatividad de los estudiantes.
Por otro lado, el uso de herramientas como Bit.ai permite crear espacios
de trabajo; el docente puede abrir aulas de trabajo con chat en vivo, así como
crear documentos interactivos utilizando enlaces web visuales, presenta-
ciones, videos, publicaciones en redes sociales y encuestas, todo ello con el
fin de favorecer los proyectos de investigación.
Otra herramienta útil para el desarrollo de proyectos de investigación
es, por ejemplo, Wisio, una plataforma impulsada por inteligencia artificial
para la escritura científica que brinda sugerencias personalizadas para el
texto y que traduce de cualquier idioma al inglés científico, además de que
es capaz de buscar y hacer referencia instantáneamente a los últimos descu-
brimientos científicos.
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Desarrollo de habilidades “blandas”
El desarrollo de habilidades “blandas”, también conocidas como habilida-
des socioemocionales o habilidades del siglo XXI, se ha vuelto cada vez más
importante en el contexto de la IA y el futuro laboral. Estas habilidades, que
incluyen la creatividad, la colaboración, la comunicación y el pensamiento
crítico, conocidas como las 4-C, son fundamentales para que los estudiantes
enfrenten los desafíos del mundo laboral en constante evolución (Romero
González et al., 2021).
Las IA pueden proporcionar casos de estudio en equipo y herramientas
de simulación para enriquecer el aprendizaje; y los docentes pueden enseñar
estrategias de comunicación oral y escrita, así como el desarrollo de las 4-C
(Guerra-Báez, 2021). Además, el docente puede utilizar To Teach AI y Teacher-
bot, que permiten el desarrollo de planeaciones creativas y, con ello, impulsar
las habilidades blandas de sus estudiantes mediante clases colaborativas.
Es fundamental destacar que el desarrollo de habilidades blandas no
debe relegar la importancia de los conocimientos técnicos y académicos.
Ambos aspectos son complementarios y se refuerzan mutuamente (Zhang,
2012). La integración efectiva de las habilidades blandas en el currículo enri-
quece la formación integral de los estudiantes; así mismo, los prepara para
enfrentar los desafíos del futuro laboral y para adaptarse a un entorno en
constante cambio.
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generar informes y análisis personalizados (Capllonch y Buscà, 2017). Los
docentes pueden utilizar estos datos para tomar decisiones informadas y
adaptar su enseñanza.
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Lo cierto es que, precisamente por los riegos que puede implicar el mal
uso de la tecnología digital y las IA, el diseño, planeación e implementación
de los programas de alfabetización digital adquieren una mayor relevan-
cia como una estrategia educativa. Sin embargo, este tipo de programas no
puede limitarse a la capacitación técnica, sino que se requiere contar con
un fundamento ético que oriente sus objetivos, como sería, por ejemplo, la
formación de ciudadanía digital (Andión, 2020).
En este caso, si los programas de alfabetización digital logran despertar
en las nuevas generaciones la curiosidad por el conocimiento y por saber
cómo se produce, así como a aprender a aprender por sí mismas; si, apro-
vechando las ventajas y servicios que proporcionan las TIC y las IA se logra,
a través de estos programas, desarrollar en las nuevas generaciones la crea-
tividad, el pensamiento crítico, la capacidad de colaborar en redes y comu-
nicar —a través de múltiples lenguajes y medios— lo que piensan y sienten,
entonces, la inteligencia humana podría seguir desarrollándose, creciendo
y manifestándose en formas impredecibles.
La idea básica sería fomentar el diseño, la planeación e implementación
de programas de alfabetización digital, en sus modalidades informática y
multimedial, a nivel universitario, como ejes transversales de las funcio-
nes sustantivas de docencia, investigación y servicio, e implementarlos con
el objetivo de saber qué son y cómo funcionan las TIC y las IA; entender el
sentido de sus secuelas sociales, mediáticas, empresariales y corporativas y,
consecuentemente, comprender, en sus distintas dimensiones y planos, sus
implicaciones éticas, políticas, económicas, sociales, culturales y educativas.
Conclusión
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M. Andión y D.I. Cárdenas | Convivir con inteligencias artificiales en la educación superior
es fundamental destacar que la aplicación exitosa de las IA en la educación
requiere un equilibrio adecuado entre la tecnología y la interacción huma-
na. Aunque las IA pueden proporcionar recursos y herramientas poderosas,
el papel del docente como facilitador del aprendizaje y la relación maestro-
alumno son elementos esenciales que no deben ser sustituidos. La colabo-
ración, la comunicación y el enfoque en el desarrollo integral de los estu-
diantes son aspectos clave para garantizar una educación de calidad en el
contexto de estas tecnologías digitales emergentes.
Para concluir podemos decir que la integración de las IA en la educación
superior tiene el potencial de transformar y mejorar la experiencia educa-
tiva; sin embargo, es fundamental abordar los retos y aprovechar las opor-
tunidades de manera inteligente, ética y práctica. La alfabetización digital,
junto con las estrategias y herramientas analizadas, pueden ser un pilar fun-
damental para garantizar que el uso de IA en la educación sea el apropiado y
contribuya al mejoramiento de la formación universitaria.
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M. Andión y D.I. Cárdenas | Convivir con inteligencias artificiales en la educación superior
69
La inteligencia artificial generativa
y la educación universitaria
¿Salió el genio de la lámpara?
Melchor Sánchez Mendiola*
Erik Carbajal Degante**
DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61692
* Profesor de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la Uni-
versidad Nacional Autónoma de México (UNAM) (México). Doctor en Ciencias de la
Educación. Líneas de investigación: evaluación educativa; informática biomédica; in-
novación educativa. Publicación reciente: (2023, en coautoría con A. Manzano-Patiño,
M. García-Minjares, E. Buzo Casanova, C. Herrera Penilla, K. Goytia-Rodríguez y A.
Martínez-González), “Large-Scale Diagnostic Assessment in First-year University
Students: Pre- and transpandemic comparison”, Educational Assessment, Evaluation
and Accountability. DOI: https://doi.org/10.1007/s11092-023-09410-9 CE: melchorsm@
unam.mx. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9664-3208
** Investigador en la Coordinación de Universidad Abierta, Innovación Educativa y Educa-
ción a Distancia (CUAIEED) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
(México). Doctor en Ciencias e Ingeniería de la Computación. Líneas de investigación:
análisis de señales; inteligencia artificial; procesamiento de lenguaje natural. Publicación
reciente: (2023, en coautoría con M. Hernández Gutiérrez y M. Sánchez-Mendiola), “Ha-
cia revisiones de la literatura más eficientes potenciadas por inteligencia artificial”, Inves-
tigación en Educación Médica, vol. 12, núm. 47, pp. 111-119. DOI: https://doi.org/10.22201/
fm.20075057e.2023.47.23526. CE: [email protected]. ORCID: https://or-
cid.org/0000-0002-1532-9322
Introducción
Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61692
M. Sánchez y E. Carbajal | La inteligencia artificial generativa y la educación universitaria
71
(Regona et al., 2022; U.S. Department of Education-Office of Educational
Technology, 2023). La expresión IA se ha convertido en un término “para-
guas” en el que caben muchas cosas, por ejemplo: procesamiento natural
del lenguaje, aprendizaje de máquinas, robótica y sistemas expertos, lo que
hace difícil que una persona pueda comprender todo lo que abarca. Por ello
es importante aproximarse a glosarios de IA para educadores (Ruiz y Fuso,
2023).
En el campo de la IA existe un área llamada machine learning (aprendi-
zaje de máquinas o automático, AM) en el que las computadoras son capa-
ces de aprender sin haber sido programadas de manera explícita para ello a
través del acceso a grandes cantidades de datos. En el AM hay otro concepto
fundamental, deep learning (aprendizaje profundo, AP), el cual, en el con-
texto de las ciencias de la computación, tiene un significado técnico diferen-
te al usado en pedagogía, pues se refiere al uso de modelos de aprendizaje
basados en redes neuronales para realizar tareas como reconocimiento de
palabras o de imágenes (Maslej et al., 2023).
Otro concepto pertinente es inteligencia artificial generativa (IAG), rama
de la inteligencia artificial (IA) que se refiere a la generación de contenido
original (texto, imágenes, video, sonido) a partir de datos que ya existen y en
respuesta a comandos o prompts (Lim et al., 2023). Estos modelos aprenden
patrones y estructuras de los datos que se les proporcionan y crean contenido
nuevo similar a los datos de entrenamiento. La IAG puede ser unimodal, cuan-
do tiene un solo tipo de entrada (por ejemplo, texto), o multimodal, que puede
recibir varias entradas (como imágenes y texto). En los últimos años ocurrie-
ron avances espectaculares en estas áreas del conocimiento con la aparición
de “modelos de lenguaje masivos” (LLM, por sus siglas en inglés: large language
models), modelos de gran tamaño que a través de redes neuronales son en-
trenados para aprender y reproducir la estructura del lenguaje. Con estos
modelos es posible realizar procesamiento de lenguaje natural, traducción y
generación automática de textos, lo que ha dado lugar a diferentes generacio-
nes de lo que se llama “GPT” (Rudolph et al., 2023; Sabzalieva y Valentini, 2023):
72 Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61692
M. Sánchez y E. Carbajal | La inteligencia artificial generativa y la educación universitaria
la versión 4.0 de ChatGPT, han contribuido a su éxito (Choudhury y Sham-
szare, 2023). En 2023 el ChatGPT ha dominado la conversación en medios
masivos de comunicación, redes sociales y círculos académicos y, a la vez,
ha generado sorpresa, inquietud, miedo y esperanza (Bozkurt et al., 2023).
Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61692
M. Sánchez y E. Carbajal | La inteligencia artificial generativa y la educación universitaria
73
En el ámbito computacional, el concepto de aprendizaje autosupervi-
sado es la manera en que un sistema se autoenseña sobre cómo funciona el
mundo a través de ejemplos prácticos y aplicados. La idea en la que dos re-
des neuronales se comunican y compiten entre sí por mejorar sus capacida-
des sentó las bases del funcionamiento de los mecanismos de autosupervi-
sión (Goodfellow et al., 2014). Este planteamiento generó un hito importante
en la IAG a través del concepto de redes neuronales antagónicas (conocidas
como GAN, por sus siglas en inglés: generative adversarial networks). Bási-
camente, mientras una red neuronal, llamada generador, se enfoca en pro-
ducir contenido de alta calidad que engañaría al ser humano creyendo que
es real, la otra red, llamada discriminador, se entrena para distinguir si son
elementos generados artificialmente. La competencia interna en los proce-
sos generadores y discriminadores de las redes antagónicas imita la prueba
de Turing llevada a cabo en un sistema automático cerrado, hasta llegar a un
estado estacionario en el que el discriminador es engañado y, finalmente,
cede, con lo que se produce contenido con propiedades realistas, pero gene-
rado artificialmente.
Cuando se habla de IAG se espera establecer una clasificación de acuerdo
con el tipo de información que produce y la tarea asignada a cada técnica.
Además de lo que se ha mencionado previamente sobre las GAN, su capa-
cidad de generación se enfoca en aprender de manera precisa cómo lucen
los datos con el fin de generar datos nuevos aparentemente inexistentes. El
término “aparente” implica, por un lado, la certeza de que la información
generada no se encuentra directamente asociada a los procesos de entrena-
miento internos del modelo, pero al mismo tiempo mantiene la calidad y
coherencia de los datos utilizados. Esto permite evitar el denominado sesgo
algorítmico (Danks y London, 2017) y proporcionar contenido novedoso
que podemos asociar a un dato existente en nuestra realidad.
El principio de funcionamiento de la IAG es también adoptado por los
autoencoders variacionales (VAE, por sus siglas en inglés: variational auto-
encoders) que, al igual que las GAN, orientan su funcionamiento mediante
dos etapas: codificación y decodificación (Kingma y Welling, 2019). Tanto
los VAE como las GAN se destacan por su gran efectividad al generar con-
tenido multimedia de tipo imagen, video, audio y voz, por lo que también
han sido utilizadas con fines que atentan contra la privacidad y falsifican
información (Korshunov y Marcel, 2018). Por otro lado, en la disciplina del
procesamiento de lenguaje natural, los LLM (Zhao et al., 2023) han surgido
como otra herramienta que cumple con los fundamentos de operación de
la IAG. Su capacidad para generar texto les brinda amplia utilidad en una
gama variada de tareas relacionadas con redacción, corrección, traducción
e incluso generación de código de programación. Los atributos de los LLM
han mostrado indicios de una comprensión lectora de máquina asociada
a la habilidad de procesar información textual similar a como lo haría un
ser humano (Sejnowski, 2023), con tiempos de procesado menores, pero que
incitan a la operabilidad en un marco ambiguo de información fidedigna,
lo que causa las llamadas alucinaciones (Ji et al., 2023).
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M. Sánchez y E. Carbajal | La inteligencia artificial generativa y la educación universitaria
Implicaciones educativas de
la IAG en educación universitaria
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M. Sánchez y E. Carbajal | La inteligencia artificial generativa y la educación universitaria
75
desarrollo profesional personal a través de la evaluación de necesidades, in-
dividual o colectiva; diseñar instrumentos que permitan ahorrar tiempo en
tareas repetitivas, como la elaboración de esquemas de cursos, sesiones de
clase y asignación de tareas; utilizarlas como medios para que los estudian-
tes realicen actividades de análisis y aprendizaje; utilizar IAG como ayudan-
te del profesor; desarrollar funciones de tutoría personalizada; implementar
roles de ayuda para proyectos colaborativos; elaborar espacios exploratorios
interdisciplinarios, entre otros descritos en la literatura (Bozkurt et al., 2023;
Farazouli et al., 2023; Kasneci et al., 2023; Kukulska-Hulme et al., 2023; Ne-
rantzi et al., 2023; Herft, 2023).
Todas estas acciones pueden tener efectos no deseados en el proceso edu-
cativo, por lo que se recomienda integrarlas en las actividades de enseñanza
con planeación didáctica y pedagógica sólida, fundamentadas, en lo posible,
en evidencia publicada o en consejos de docentes que hayan experimentado
con las herramientas, para así potenciar sus efectos positivos y minimizar
los negativos. Ethan Mollick propuso cinco estrategias efectivas, basadas en
evidencia, para el uso de IAG en el aula, que incluyen el uso adecuado de los
comandos o prompts (se requiere desarrollar destreza para elaborar las pe-
ticiones, preguntas o retos que se plantean a las máquinas) y descripciones
detalladas de su aplicación en la práctica: 1) proveer ejemplos múltiples con
explicaciones; 2) descubrir y atender las ideas equivocadas y preconcebidas
de los estudiantes; 3) evaluaciones frecuentes de bajo impacto; 4) evaluación
para el aprendizaje; 5) práctica distribuida (Mollick y Mollick, 2023).
En cuanto a las oportunidades para el uso de estas herramientas por las
y los estudiantes, pueden considerarse las siguientes actividades: desarrollar
habilidades de escritura y lectura; utilizar herramientas como “Copiloto”
o compañero de estudio; generar preguntas, análisis y solución de proble-
mas; aprender idiomas e interpretar lenguajes y culturas; generar hipótesis y
problemas; comprender problemas y diseñar estrategias de solución; autoe-
valuar y evaluar por pares; organizar y sintetizar material de todo tipo; ana-
lizar escritos críticamente; desarrollar habilidades de investigación; definir
estrategias para aprendizaje colaborativo, en línea o híbrido; actividades de
empoderamiento de estudiantes con capacidades diferentes; actividades
para un aprendizaje personalizado, entre otras (Bozkurt et al., 2023; Kasneci
et al., 2023; Kukulska-Hulme et al., 2023; Nerantzi et al., 2023). No se trata de
preguntarse si los estudiantes utilizarán o no estas herramientas tecnológi-
cas para sus actividades personales y académicas, sino de cómo ayudarlos
y orientarlos a emplearlas de forma profesional, ética y abierta. Prohibir su
uso y partir de la premisa de que sólo las utilizarán para hacer trampa o
buscar “atajos” de aprendizaje no funcionará, como se ha demostrado con
la adopción de innovaciones tecnológicas previas.
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M. Sánchez y E. Carbajal | La inteligencia artificial generativa y la educación universitaria
investigación sólidas y consideraciones pedagógicas, con el objetivo claro
y congruente de optimizar las tareas realizadas en investigación. El propó-
sito de conocer detalladamente el panorama actual de una situación o caso
de estudio, exponer ciertos elementos de interés hallados en la literatura
(planteados por el estado del arte) y publicar las nuevas ideas que arroja un
proceso sistemático y riguroso de investigación permite adentrarse en la
problemática vinculada y generar propuestas fundamentadas a raíz de los
desafíos analizados. Desde la concepción e inmersión del problema hasta la
difusión del conocimiento, la IAG muestra beneficios considerables al abrir
el panorama de las y los investigadores con lluvias de ideas, postulación de
preguntas de investigación, esclarecimiento de hipótesis, propuestas de di-
seño, generación de datos artificiales, ejecución de estudios, codificación de
datos, formulación de metaanálisis, predecir comportamientos, identificar
elementos relevantes e, incluso, brindar soporte en la correcta redacción de
escritos para diversos idiomas (Sabzalieva y Valentini, 2023). Está disponible
un reporte con más de 350 aplicaciones de IAG con taxonomía estructurada
y descripciones concisas (Gozalo-Brizuela y Garrido-Merchán, 2023).
La comunidad internacional de investigadores está atenta al uso de Chat-
GPT en el proceso de escribir y publicar, con diversas opiniones y sugerencias
para el uso adecuado de las herramientas. El potencial de su uso es amplio:
creación de organizadores, esquemas y diagramas; incrementar la velocidad
de escribir borradores y manuscritos; identificar inconsistencias en los es-
tudios y los resultados; generar hipótesis alternativas y plausibles; analizar e
interpretar trabajos publicados; mejorar la escritura en otros idiomas; pro-
porcionar ejemplos; dar retroalimentación al autor sobre sus escritos; tradu-
cir documentos, entre otros (Huang y Tan, 2023). Es fundamental estar alerta
a las limitaciones de este tipo de herramientas, como los sesgos algorítmicos
que pueden generar información tendenciosa, así como las alucinaciones o
generación de datos inventados y falsos. Las principales organizaciones de
publicación académica advierten sobre el uso inadecuado de ChatGPT como
coautor de artículos científicos, como ha comenzado a ocurrir en algunas
revistas científicas, y la aparición de “fábricas de artículos” con IA (Castella-
nos-Gomez, 2023; Committee on Publication Ethics, 2023).
Es evidente que el máximo aprovechamiento de la IAG se logra cuando
se establece una relación sinérgica con las y los investigadores que ejecutan
las tareas de dirección y supervisión. El trabajo en conjunto mejora la pro-
ductividad, ya que libera el tiempo invertido en tareas repetitivas realizadas
en la metodología tradicional sistemática de búsqueda y revisión de la in-
formación (Carbajal-Degante et al., 2023), además de que potencia la creati-
vidad y exploración de nuevas perspectivas que complementen su estudio
para generar trabajos en la comunidad científica.
Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61692
M. Sánchez y E. Carbajal | La inteligencia artificial generativa y la educación universitaria
77
correcto y responsable de esta tecnología, los cuales se producen a raíz de des-
información o del uso malintencionado. Muchos de los riesgos y consecuen-
cias asociadas se pueden describir como procesos paradójicos debido a las con-
tradicciones y desafíos inherentes desde su concepción hasta su realización.
Se sabe que el éxito de los sistemas basados en IA recae íntegramente
en la abundancia de los datos. La representatividad y la organización de los
mismos influye directamente en la capacidad de ejecutar determinada ta-
rea, sin embargo, los sistemas con tendencias generadoras no están diseña-
dos ni obligados (hasta el momento) a cumplir con los lineamientos genera-
les de protección de datos u otras leyes de derechos de autor. Esta libertad de
procesamiento permite que los sistemas de IAG demuestren un desempeño
asombroso al producir material innovador, pero con riesgos relacionados
con el uso contextual de la información, ya que las instrucciones explícitas
de salvaguardar la dignidad humana no están directamente establecidas ni
se tiene claridad de cómo incorporarlas. De ahí las siguientes paradojas:
Paradoja: explicabilidad vs. complejidad. Uno de los mayores retos es que los
humanos no entendemos todo lo que supuestamente están aprendiendo las
plataformas, ni se está seguro de lo que deberían aprender. Se han creado
enfoques de aprendizaje que, en su mayoría, extraen inferencias a partir de
los datos mediante cierta lógica proporcionada por el razonamiento huma-
no, sin embargo, hay estudios que demuestran que en el espacio latente de
características (espacio donde se generan los elementos distinguibles dentro
de las redes neuronales), existe una lógica alternativa que no podemos en-
tender del todo (Linardatos et al., 2020). Entonces, ¿un sistema que no obe-
dezca el pensamiento humano significa que no piensa? En este sentido, la
78 Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61692
M. Sánchez y E. Carbajal | La inteligencia artificial generativa y la educación universitaria
explicabilidad de los sistemas de IA (conocida como XAI) es fundamental
para comprender las razones detrás de las decisiones tomadas por las má-
quinas, así como para evaluar la coherencia de sus capacidades autónomas.
El objetivo siempre ha sido el mismo: solicitar un mayor apoyo de las má-
quinas en las áreas en las que el humano lo necesite. Esto implica desarro-
llar arquitecturas cada vez más robustas, precisas y complejas con el riesgo
inherente de caer en dependencia sin haber alcanzado una interpretación
clara de su funcionamiento.
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M. Sánchez y E. Carbajal | La inteligencia artificial generativa y la educación universitaria
79
• Planear, desarrollar, implementar y evaluar actividades de formación
docente con las principales herramientas de IAG, poniendo énfasis en
aquéllas que son de acceso abierto o de bajo costo.
• Reconocer los potenciales y limitaciones de estas herramientas y dise-
ñar estrategias preventivas que mitiguen su uso inapropiado y poco éti-
co, así como identificar los retos todavía no resueltos, como las llamadas
“alucinaciones” y resultados falsos o inventados (Rudolph et al, 2023).
• Elaborar e implementar políticas departamentales, institucionales,
nacionales e internacionales sobre su uso en educación y en evaluación.
• Desarrollar investigación formal con metodología rigurosa sobre su
uso y desarrollo, así como hacer del conocimiento de la comunidad
internacional los resultados con oportunidad, de preferencia en for-
matos de acceso abierto o bajo costo.
• Incluir, en los planes y programas de estudio formales, competencias,
habilidades o contenidos relacionados a esta temática, integrados con
las particularidades de cada disciplina (Sánchez-Mendiola et al., 2013).
• Crear grupos de trabajo en las instituciones que, de forma longitudi-
nal y con perspectiva académica, puedan orientar a las comunidades
docentes y estudiantiles en el uso de estas herramientas.
• Compartir material y experiencias con otros docentes e institucio-
nes, como lo están haciendo grupos internacionales (Nerantzi et al.,
2023; OpenAI, 2023b; Sabzalieva y Valentini, 2023).
• Trabajar en equipo con el estudiantado para explorar su uso y limi-
taciones: incluirlos desde el inicio en el necesario proceso de diálogo
sobre estos complejos temas, para llegar a acuerdos consensuados.
• Mantenerse actualizados en el tema, asunto no trivial en estas épocas
en las que prácticamente cada semana ocurren avances importantes.
Un ejemplo interesante es la alianza GRAILE (Global Research Allian-
ce for AI in Learning and Education), que genera actividades y recur-
sos de acceso abierto sobre el uso de IA en educación (GRAILE, 2023).
• No confiar ciegamente en las herramientas. Su aparente calidad en
los productos da la impresión de certeza, pero se debe incluir siem-
pre a la inteligencia y experiencia humanas en el ciclo de desarrollo y
evaluación de estos recursos.
• Tener claridad sobre el reto que implica el desfase entre los avances
tecnológicos encabezados por unas cuantas empresas del Norte glo-
bal, cuyas intenciones no son transparentes para el resto de la sociedad
y que pueden estar motivadas por el beneficio financiero, para estar
alertas a su uso inadecuado con apropiación de información privada
de la ciudadanía. Los países con economías emergentes y del Sur glo-
bal deben aprovechar al máximo estas herramientas y privilegiar las
de acceso abierto y bajo costo, así como dedicar recursos locales al de-
sarrollo de tecnologías que incorporen las necesidades contextuales.
• Cuidar los aspectos éticos, de derechos de autor, privacía de datos y
confidencialidad (Mhlanga et al., 2023; Nguyen et al., 2023; The White
House- Office of Science and Technology Policy, 2023).
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M. Sánchez y E. Carbajal | La inteligencia artificial generativa y la educación universitaria
• Diseñar estrategias para mitigar o cerrar la creciente brecha digital
y de competencias en IA que, en lugar de resolverse, parece ir en au-
mento en la era post-pandemia (Trucano, 2023; UNESCO, 2023b).
• La lista de recomendaciones sobre el tema elaborada por el Departa-
mento de Educación de los Estados Unidos hace las siguientes suge-
rencias: enfatizar sobre lo indispensable que es mantener a los huma-
nos “en el loop” (involucrados en todas las etapas del proceso); alinear
modelos de IA con una visión compartida para la educación; diseñar
las herramientas usando principios modernos de aprendizaje; prio-
rizar el fortalecimiento de la confianza de la sociedad y la comuni-
dad universitaria; informar a las y los educadores e involucrarlos en
la toma de decisiones; atender el tema con proyectos de investigación
y desarrollo, de acuerdo a los contextos, para así potenciar la con-
fianza y seguridad; desarrollar guías y barreras de protección (U.S.
Department of Education-Office of Educational Technology, 2023).
En la Fig. 1 se presenta un esquema de las características que debe de
incluir el uso de estas herramientas en educación, con el estudianta-
do y profesorado como núcleo central.
Conclusiones
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normativas, legales, sociológicas, éticas y culturales, lo que puede generar
un ambiente de resignación o de frustración que no contribuye a mejorar el
proceso educativo (Lim et al., 2023; UNESCO, 2023b).
La brecha digital existente a nivel mundial, que se ha agravado por cata-
clismos globales como la pandemia por COVID-19, se complica ahora con una
“brecha en IA”. Se requiere un análisis riguroso, así como de la generación de
información contextualizada que permita abordar este enorme reto con una
perspectiva interdisciplinaria (Bozkurt et al., 2023; Long y Magerko, 2020). Es
importante ser realistas y críticos para no ser meros consumidores de las he-
rramientas tecnológicas y de IAG creadas en otros contextos. Es un hecho do-
cumentado que las grandes empresas tecnológicas han adquirido un enor-
me poder a nivel global, con limitada rendición de cuentas, y que realizan
acciones que pueden invadir la privacidad y afectar la propiedad intelectual
(UNESCO, 2023b). El origen de la IAG y sus diversas herramientas generalmen-
te no tienen fines expresamente educativos, lo que complica la situación de
las escuelas, universidades y docentes, que se ven obligados a adaptar, con
recursos limitados, el uso de estas herramientas al entorno local, con conse-
cuencias difíciles de evaluar. Aunado a la enorme influencia de las grandes
empresas tecnológicas, que siguen su propia lógica, en las instituciones pú-
blicas existen limitaciones financieras, de recursos tecnológicos y de recursos
humanos especializados. La sociedad se encuentra en una polarización cre-
ciente y desconfía de la comunidad científica y académica, lo que obstaculiza
reconocer la necesidad de adoptar estas nuevas herramientas para contribuir
a mejorar la calidad de la educación. Para enfrentar la situación se requiere
creatividad y empoderamiento de los actores docentes y las universidades.
La llamada “agencia” de estudiantes y docentes adquiere una nueva
connotación en el mundo actual, con la aparición en escena del concepto
“agencia digital”, que puede describirse como un constructo que incluye
competencia, confianza y rendición de cuentas digitales, y que consiste en
la habilidad de las personas para controlar y adaptarse al mundo digital
(Siddiq et al., 2023). Dicha agencia digital puede relacionarse con términos
como competencia digital y literacidad digital, entre otros, para dar lugar a
un amplio y rico campo de estudio para la comunidad académica.
El “entrenamiento” de instrumentos como ChatGPT es relativamente
poco transparente; utiliza volúmenes de datos que de origen son sesgados,
desbalanceados, a veces obsoletos, y que pueden contener datos incorrec-
tos o sin referencias adecuadas, por lo que muchos países se encuentran en
condiciones de desventaja al no participar en la toma de decisiones sobre la
materia prima a utilizar para mejorar el desempeño de la IAG. Es importan-
te que se tome en cuenta al Sur global en estos procesos de escala mundial,
para evitar los llamados “sesgos algorítmicos” (Kordzadeh y Ghasemaghaei,
2022). De otra manera seremos como “la orquesta que llega para un concier-
to con los músicos equivocados, el día equivocado, en el lugar equivocado y
con los instrumentos equivocados” (Harden, 1998: 301).
Las tareas que se requieren involucran planeación estratégica, asignación
de recursos tecnológicos, financieros y humanos, desarrollo y adaptación
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M. Sánchez y E. Carbajal | La inteligencia artificial generativa y la educación universitaria
de herramientas de IAG adecuadas a las necesidades locales y nacionales,
así como identificación y desarrollo de habilidades y competencias digitales
y de IA pertinentes a la educación, para realizar actividades de formación
docente e investigación relativas al tema. La necesidad de un mapa de ruta
institucional, nacional y global es imperativa. Se debe ligar a la IAG con los
avances en educación en línea e híbrida, aprovechar el ímpetu generado por
la pandemia en educación a distancia y el uso de la tecnología para vivir
estas innovaciones con creatividad y optimismo, sin perder de vista que la
tecnología y sus usos no son ideológicamente neutrales.
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Zhao, Wayne Xin, Kun Zhou, Junyi Li, Tianyi Tang, Xiaolei Wang, Yupeng Hou, Yin-
gqian Min, Beichen Zhang, Junjie Zhang, Zican Dong, Yifan Du, Chen Yang,
Yushuo Chen, Zhipeng Chen, Jinhao Jiang, Ruiyang Ren, Yifan Li, Xinyu Tang,
Zikang Liu, Peiyu Liu, Jian-Yun Nie y Ji-Rong Wen (2023), “A Survey of Large
Language Models”, arXiv, vol. 1, en: http://arxiv.org/abs/2303.18223 (consulta: 11
de agosto de 2023).
86 Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61692
M. Sánchez y E. Carbajal | La inteligencia artificial generativa y la educación universitaria
Una perspectiva sobre la inteligencia
artificial en la educación
Zaira Navarrete-Cazales*
Héctor Manuel Manzanilla-Granados**
DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61693
* Profesora del Departamento de Pedagogía de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) (México). Doctora en Ciencias.
Líneas de investigación: políticas y usos de TIC en educación; formación profesional y
construcción de identidades; historia y perspectiva de la pedagogía en México; educa-
ción comparada e internacional. Publicación reciente: (2023), “Políticas educativas para
la integración de las TIC en el sistema educativo nacional mexicano”, Apertura, vol. 15,
núm. 2, pp. 134-151. DOI: https:// doi.org/10.32870/Ap.v15n2.2419. CE: znavarrete@filos.
unam.mx. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2293-2058
** Profesor-investigador de la Escuela Superior de Cómputo del Instituto Politécnico
Nacional (IPN) (México). Doctor en Ciencias. Líneas de investigación: políticas y tec-
nologías de la información y la comunicación en educación básica y superior; políticas
para la innovación e inclusión desde una perspectiva comparada; software educativo.
Publicación reciente: (2023, en coautoría con Z. Navarrete y P. López), “Políticas para
la innovación, inclusión y TIC en Bolivia, Paraguay y Uruguay”, Revista Educação &
Sociedade, vol. 44, pp. 1-18, en: https://www.scielo.br/j/es/i/2023.v44/. CE: hmanzanilla@
ipn.mx. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0276-1853
88 Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61693
Z. Navarrete-Cazales y H.M. Manzanilla-Granados | Una perspectiva sobre la inteligencia artificial en la educación
• Procesamiento de lenguaje natural (PLN): es la capacidad de un sistema
para comprender y generar lenguaje humano, además de permitir
una interacción fluida con los usuarios (Jurafsky y Martin, 2023).
• Percepción: se refiere a la habilidad de un sistema de interpretar el
mundo que lo rodea mediante el reconocimiento de objetos, sonidos,
textos y otros estímulos (Szeliski, 2022).
• Interacción y robótica: es la capacidad de un sistema para moverse y
operar en el entorno físico, así como interactuar con otros agentes y
seres humanos.
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Z. Navarrete-Cazales y H.M. Manzanilla-Granados | Una perspectiva sobre la inteligencia artificial en la educación
89
En primer lugar, está el empleo de la IA en la enseñanza por medio de
una serie de preguntas que podríamos plantear a un ordenador; nuestros
cuestionamientos podrían ser de cualquier tipo o clase. En segundo lugar,
imaginemos que nos encontramos frente a nuestra computadora y por me-
dio de una sentencia escrita, un comando de voz u otra forma de comuni-
carnos, por ejemplo, un menú de opciones desplegado en nuestra computa-
dora o móvil, sea posible hacerle una pregunta sobre el tema que queremos
comprender. En este momento nos convertimos en receptores de infor-
mación; podría decirse que el individuo está interesado en aprender y que
la máquina sería el dispositivo encargado de aclarar sus dudas. Dado que
nuestra pregunta puede ser de cualquier clase, se puede pensar que nuestra
máquina tratará de comportarse como un buscador (Google, Firefox, Bing,
etc.) y nos dará alguna o algunas de las posibles respuestas que sea capaz de
encontrar en una inmensa base de datos. Pero resulta que esto no es así; lo
que ocurrirá es que la IA será capaz de calcular la mejor respuesta a nuestra
pregunta haciendo uso de una red neuronal.
La red neuronal funciona como un algoritmo matemático que se ejecuta
en un ordenador; este algoritmo está compuesto por capas de “neuronas”
que procesan información. De manera simplificada, realiza lo siguiente:
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acuerdo con los pesos (valores que se tienen en la matriz de pesos) llega a la
etapa final con una respuesta que arrojará el sistema.
Como se puede observar con la alegoría de las luces, el desarrollo de las
redes neuronales implica diversos aspectos: a) la programación de una in-
terfaz en web a través de la cual nos comunicamos; b) un algoritmo complejo
que involucra conocimientos avanzados de matemáticas y de programación
(construcción de la red neuronal) para ejecutarlos; c) el entrenamiento pre-
vio de una red amplia que contenga básicamente todos los temas posibles de
la humanidad (el cálculo de los valores numéricos previamente obtenidos
para que la red arroje las respuestas correctas); y d) la infraestructura ne-
cesaria para ejecutar cálculos, que sólo pueden ser realizados por empresas
con recursos económicos “infinitos” y conocimientos muy especializados,
tales como Microsoft, Google, Facebook e IMB, que son de alcance mundial.
Lo mencionado en el párrafo anterior implica que muchas naciones se-
rán incapaces de reproducir este tipo de tecnologías —y mucho menos de
estar a la vanguardia de sus transformaciones—, lo que de alguna manera
hace que países con escaso desarrollo económico se vuelvan aún más de-
pendientes y vulnerables. A pesar de ello, consideramos que es necesario
que quienes nos encontramos en el ramo de la docencia y la educación po-
damos desarrollar actitudes y aptitudes para aprender sobre IA y la manera
en la que impacta en el proceso formativo.
De regreso a la metáfora de las redes neuronales podemos decir que exis-
ten muchos métodos para crearlas, optimizarlas, etc., lo que las convierte en
un campo atractivo para la investigación, ya que constantemente se están
diseñando y creando nuevos métodos (algoritmos) de funcionamiento.
Para tener una idea de qué puede hacer una IA, pongamos como ejemplo
al ChatGPT-4 (GPT= generative pre-trained transformer).3 Supongamos un
estudiante que está aprendiendo conceptos básicos de álgebra aplicada al
razonamiento matemático e intenta utilizar esta IA para resolver el siguiente
problema que le dejó el profesor: el papá de Juan tiene el doble de la edad de
Juan y le lleva 30 años. ¿Cuál es la edad de Juan? Respuesta de la IA ChatGPT-4,
versión más moderna de paga. La versión 3.5 es libre:
3 GPT-4 es un modelo de lenguaje creado por Open AI. Se lanzó el 14 de marzo de 2023 y
está disponible a través de la API y para los usuarios de ChatGPT Plus.También existe la
versión gratuita v-3.5.
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Z. Navarrete-Cazales y H.M. Manzanilla-Granados | Una perspectiva sobre la inteligencia artificial en la educación
91
Con base en la respuesta, si suponemos que J es la edad de Juan, entonces
el doble de la edad de Juan es 2J, y la diferencia entre la edad del papá de Juan
y Juan será: 2J – J=30; por lo que J=30. Como podemos ver, la respuesta es
correcta, sin embargo, el planteamiento de las ecuaciones no lo es, ya que la
ecuación 2J – J=J implica que J=J; esto es válido para todos los valores reales
de J y, por ende, habrá infinitas soluciones, es decir, J puede tomar los valores
de todos los números reales, lo cual es incorrecto.
Entonces, si bien la respuesta final de esta IA es correcta, es como si se
tratara de una caja negra, ya que desconocemos el procedimiento realizado
para llegar al resultado. Esto implica una interrupción (un “acortamiento” o
reducción) en el aprendizaje que genera confusión en los estudiantes que no
poseen experiencia previa en el tema al recibir la respuesta correcta como
resultado de un procedimiento erróneo. En realidad, el procedimiento alge-
braico sería mucho más claro y fácil de entender con un libro y un docente
que brinde un acompañamiento adecuado.
Al intentar resolver el mismo problema con otro tipo de inteligencia
artificial (Google Bard), que es de aprendizaje continuo, obtenemos el si-
guiente resultado: el papá de Juan tiene el doble de la edad de Juan y le lleva
30 años. ¿Cuál es la edad de Juan? Respuesta de Bard:
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Z. Navarrete-Cazales y H.M. Manzanilla-Granados | Una perspectiva sobre la inteligencia artificial en la educación
Ante el hecho anterior, es importante mencionar que, si un profesor le
pide a IA-GPT que escriba un código de este problema en un lenguaje cientí-
fico de programación en matemáticas, llamado Python, se obtiene:
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El interés de las grandes compañías
relacionadas con la IA en la educación
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6. ¿En qué proporción se afectaría el presupuesto de las grandes uni-
versidades e instituciones educativas con la implementación de la IA
dentro de sus planes de estudio a distancia?
7. Si los gobiernos aceptaran la IA como la forma estándar de enseñar,
¿quiénes serían los encargados de crear los nuevos planes de estudio
y cómo se adaptarían éstos a los diversos entornos socioeconómicos
de diferentes países en diferentes etapas de desarrollo?
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• Google Classroom: una plataforma de aprendizaje en línea que per-
mite a los maestros crear y distribuir tareas, calificar trabajos y co-
municarse con los estudiantes.
• Google Search: un motor de búsqueda que permite encontrar infor-
mación sobre cualquier tema.
• Google Docs, Sheets y Slides: una suite de aplicaciones de produc-
tividad que permite crear y editar documentos, hojas de cálculo y
presentaciones.
• Google Translate: un servicio de traducción que permite comunicar-
se con personas de todo el mundo.
• Google Arts & Culture: una plataforma que hace posible explorar
obras de arte, artefactos y sitios históricos de todo el mundo.
• Google Expeditions: una plataforma de realidad aumentada para ex-
plorar lugares remotos y entornos virtuales.
Microsoft Edge
Microsoft ha desarrollado el concepto de asistente virtual de la enseñan-
za por medio de su plataforma (servidor) de Open Azure AI Service, que
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básicamente ofrece la posibilidad de utilizar un chat bot en cualquier apli-
cación web educativa que deseemos desarrollar en un servidor de Azure, a
través del pago de una tarifa mensual.
En la página de Microsoft se anuncia:
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97
que según la región geográfica y de acuerdo con la Procuraduría Federal del
Consumidor, oscila entre 750 y 1 mil 100 pesos mensuales (Profeco, 2023). En
resumen, podríamos decir que para 80 por ciento de las familias mexicanas
usar la IA sería equivalente a adoptar a un miembro más en la familia.
Este simple ejercicio nos muestra que el acceso a este tipo de tecnologías
seguramente no estará al alcance de la mayoría de la población, por lo que
una inversión pública en este campo en un país con ingresos tan bajos como
México beneficiará sólo a un porcentaje bajo de la población, a las empresas
globales de la IA y, posiblemente, a la élite política encargada de negociar esto.
IBM Watson
Aquí presentamos un anuncio del Watson Education Classroom de IBM.
Amazon Alexa
También Amazon está compitiendo por la industria de la educación. A tra-
vés de su empresa Amazon Web Services (AWS) ofrece un portal sobre edu-
cación en cuyo anuncio plantea:
Apple Siri
Este servicio de la empresa Apple promueve la venta de productos como
iPad o Mac para emplearlos con su plataforma digital, Siri Educational.
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Aunque no pudimos confirmar que Siri ya utiliza IA, sí pudimos constatar
que muchas funciones de las tabletas y teléfonos celulares la emplean, por
lo tanto, aunque de manera indirecta, la IA está relacionada. En uno de sus
eslóganes mencionan:
Esta empresa también tiene una plataforma llamada K12 Digital, cien
por ciento en línea, en la que el estudiante, mediante el trabajo en conjun-
to con su profesor y el estudio independiente, puede cursar las asignaturas
de secundaria y bachillerato a partir de contenidos alineados a los progra-
mas de estudio de México. Aunque en estos temas no se confirma el empleo
de la IA, Pearson comenta que sí la utiliza en la enseñanza de idiomas, como
se establece a continuación:
Los servicios de Pearson no son gratuitos, pero aseguran que son más
económicos que las clases presenciales; tampoco pudimos detectar si entre-
gan títulos de secundaria y bachillerato validados por algún ministerio de
educación.
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Promethean
Promethean es una empresa de pizarrones inteligentes que cuenta con un
software que hace que la experiencia didáctica sea más fácil a través de varios
programas integrados: Classflow y ActiveInspire. Este software tiene mu-
chas funciones didácticas y de organización de clases. También desarrollan
software basado en IA para la enseñanza (Promethean, 2023); a continua-
ción, mostramos unos de sus eslóganes:
Cuando piensas en IA, usarla en un aula puede que no sea lo primero que te
venga a la mente. Sin embargo, muchos educadores dicen que están dispuestos
a usar la IA para automatizar tareas administrativas diarias, como un asistente
virtual para la gestión del aula, o para ayudar a procesar datos.
Como con cualquier cosa innovadora, ciertos desafíos persisten. El papel,
las oportunidades y los desafíos de la IA en el panorama educativo actual y
futuro están en el aire, pero ten en cuenta que esta emocionante tecnología
ayuda a los administradores, maestros y expertos en TI a simplificar y agilizar
sus vidas cotidianas.
¿Has considerado la IA para tu aula? Descarga nuestro libro blanco gra-
tuito sobre IA para aprender sobre los usos, efectos y posibles controversias de
implementar la IA en tu currículo de enseñanza (Promethean, 2023, s/p).
Khan Academy
Es una plataforma educativa sin fines de lucro financiada por diferentes
empresas como Bank of America, College Board, Bill and Melinda Gates
Foundation y otros. Esta plataforma ofrece muchos cursos en línea, a nivel
de primaria, secundaria y bachillerato e incluso algunas materias básicas de
ciencias naturales e ingeniería.
En su página se puede observar que se ofrecen más de 50 diferentes cur-
sos que, gracias a la IA, se pueden traducir a diferentes idiomas; también
trabajan directamente con OpenAI, la compañía que creó ChatGPT, para
realizar clases interactivas tipo chat. Esta plataforma es reconocida y em-
pleada a nivel mundial, y se basa principalmente en explicaciones basadas
en videos. Se caracteriza por ser una empresa sin fines de lucro y se financia
mediante patrocinadores y donaciones.
Como puede observarse, hay un gran interés de las empresas monopóli-
cas de software, valoradas en cientos de miles de millones de dólares —como
Google, Microsft, Apple y Amazon— que no fueron creadas para educar,
pero que ahora ven en la educación global automática por medio de la IA
una gran oportunidad de incrementar sus ganancias. Desde nuestro punto
de vista esto no es necesariamente bueno, ya que, dado su poderío econó-
mico, pueden inducir a los gobiernos —y a las sociedades— a adoptar una
forma de enseñar por medio de chats inteligentes y que éstos se conviertan,
muy pronto, en parte de la vida cotidiana de un porcentaje de la población
mundial, sin que antes se haya hecho un análisis profundo de los impactos
que tendrá sobre las personas crecer con estas tecnologías.
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Z. Navarrete-Cazales y H.M. Manzanilla-Granados | Una perspectiva sobre la inteligencia artificial en la educación
Aunado a lo anterior, es importante señalar que el empleo rutinario de IA
nos permite intuir que la capacidad de interacción social de los individuos
podría verse reducida, debido a que no logren madurar adecuadamente o
desarrollar una buena capacidad de razonamiento matemático, físico, etc.4
Es decir, tendrán a la mano maneras simples de resolver problemas com-
plejos y esto podría obstruir o retrasar el desarrollo, tanto de habilidades
sociales como de competencias básicas de lectura, escritura y razonamiento
matemático.
Al contar con herramientas que brindan resultados de manera automá-
tica se podría generar una falta de capacidad de explorar nuevas respuestas,
y esto es peligroso, ya que muchas personas pueden quedar satisfechas con
la primera respuesta simple que obtengan acerca de su duda. Por otra parte,
si estas nuevas tecnologías tuvieran el éxito que se espera, la brecha entre los
más pobres y los que tengan acceso a este tipo de información será mayor,
dados los altos costos de su implementación.
Las políticas públicas para la educación de los nuevos individuos estarían
también en manos de compañías como las que se mencionaron en párrafos
anteriores; los planes de estudio serían globalizados y no específicos para
cada región, de manera que los valores humanos aprendidos en las escuelas
estarían en riesgo. Las ganancias por las ventas de computadoras, chips, etc.,
quedarían en manos de las grandes trasnacionales, cuyas sedes están en los
países desarrollados, lo cual haría que la brecha tecnológica respecto de los
países del Sur global sea cada día mayor, ya que el gasto público que hasta
ahora se ha destinado a pagar a los maestros, mantenimiento de escuelas,
etc., ahora estaría en manos de un monopolio industrial de software.
En cuanto a las opiniones expresadas aquí sobre estas grandes indus-
trias monopolizadoras, no consideramos a Pearson ni a Khan Academy, ya
que Pearson pareciera tener una visión diferente —de acuerdo con lo que
pudimos ver en su página— porque presenta una perspectiva más pedagó-
gica, integral y amplia. Era de esperar, dado que desde sus orígenes se fundó
como una empresa especializada en educar de manera autónoma por me-
dio de una brillante colección de libros. En cuanto a Khan Academy, parece
que está orientada a crear material educativo sin fines de lucro, es decir, ha-
cia el desarrollo formativo en lugar del empresarial.
Con base en lo anterior consideramos que, para un país como México, lo
más conveniente respecto del uso de la IA es realizar entrenamiento con gran-
des bases de datos, así como destinar recursos para desarrollo de hardware
y conocimientos especializados de software y de energía, por supuesto. Que
le apostemos a algo similar, o quizá más eficiente, pero más económico y de
mayor impacto en nuestra sociedad, como pudiera ser la creación de un plan
nacional de software educativo, diseñado por profesores y expertos en software
que laboran en las casas de estudio más importantes del país. Creemos que
si se propusiera una agenda que atendiera este proyecto, se le dotaría de los
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Z. Navarrete-Cazales y H.M. Manzanilla-Granados | Una perspectiva sobre la inteligencia artificial en la educación
101
recursos necesarios para crear y desarrollar la educación “automatizada” que
el país requiere. Hacemos esta propuesta porque consideramos que existen los
recursos humanos con los conocimientos que se requieren para desarrollar el
software necesario; tenemos catedráticos con el conocimiento adecuado para
elaborar material didáctico y las instituciones nacionales capaces de albergar
las páginas web a partir de las cuales se pueda descargar software educativo
que se ejecute en una PC, tableta o teléfono móvil. En pocas palabras, existen
en México los elementos necesarios para realizar esto; sólo falta una política
nacional capaz de encaminar un proyecto de tal magnitud.
Un ejemplo del avance del uso de la IA en escuelas de educación superior
en México es el caso de la Escuela Superior de Cómputo (Escom) del Ins-
tituto Politécnico Nacional (IPN), en donde se está desarrollando software
para la visualización 3D de problemas relacionados con la enseñanza de la
materia de análisis vectorial y física con apoyo de IA para la programación.
Es importante mencionar que las propuestas que se realicen deben par-
tir de orientaciones que puedan brindar los organismos internacionales re-
lacionadas con la equidad, la atención a la reducción de brechas sociales y el
apoyo a los más vulnerables, por lo que en el siguiente apartado se describen
las aportaciones de la UNESCO en materia de IA.
Políticas y pronunciamientos
de la UNESCO acerca de la IA
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A partir del Consenso de Beijing celebrado en el año 2019, la UNESCO
propuso las pautas para el diseño, planteamiento y evaluación de las polí-
ticas educativas en materia de IA; para ello reconoce la complejidad de su
desarrollo y subraya que los lineamientos enunciados deberán retomar un
enfoque humanista, que dote a los individuos de valores y competencias
para “una colaboración eficaz entre el ser humano y la máquina en la vida,
el aprendizaje y el trabajo, para el desarrollo sostenible” (UNESCO, 2019b: 29).
Por tanto, la IA debe concebirse desde un enfoque ético, que esté en contra
de la discriminación, que favorezca la equidad, que impacte de manera po-
sitiva en la sociedad y que cuente con procesos de seguimiento y evaluación.
A partir del Consenso se propone que las políticas sobre IA deben tener en
cuenta una serie de factores que permitirán otorgar coherencia para su apli-
cación en todos los niveles formativos, ya que éstas tendrán un carácter multi-
disciplinario, relacionado con todos los niveles de gobierno. Es fundamental,
por lo tanto, tener presentes las fuentes de financiación para su aplicación.
Aunado a lo anterior, un aspecto que es importante resaltar —y que se ha
abordado con anterioridad en el desarrollo de este trabajo— es la vincula-
ción de la inteligencia artificial con la docencia, pues la UNESCO expone que,
si bien la IA ofrece oportunidades de apoyo a los docentes, no debe consi-
derarse como una sustitución de éstos: “la colaboración entre los docentes
y los educandos debe seguir ocupando un lugar esencial en la educación”
(UNESCO, 2019b: 31).
El uso ético, transparente y equitativo de la inteligencia artificial se pre-
senta también como un punto fundamental para el desarrollo de las polí-
ticas sociales, pues con ello se espera disminuir los sesgos presentes en la
población, regular la protección de datos, fomentar el acceso a todos los
educandos y adoptar estrategias que recaigan en la mejora educativa.
Por su parte, en el documento Inteligencia artificial y educación: guía
para las personas a cargo de formular políticas (UNESCO, 2021) se parte de la
consideración de que la implementación de la IA puede conducir a exacer-
bar las desigualdades existentes, y que es necesaria una regulación nacional
e internacional que conlleve a la atención de las cuestiones éticas para su
uso; en este sentido, propone una serie de medidas para promover su uso
equitativo con base en el intercambio de tecnología, programas y recursos
entre países.
De esta manera, el principio general de las políticas de IA y educación,
según la UNESCO, tendrá un enfoque humanista y estará orientado a “capa-
citar a las personas con los valores y habilidades necesarios para el desarro-
llo humano” (UNESCO, 2021: 39) en un entorno en donde se mejoren tanto las
habilidades y conocimientos del alumnado como del profesorado de forma
equitativa y transparente.
Así, las estrategias orientadas al uso equitativo, inclusivo y ético de la IA
deberán considerar el monitoreo de los programas establecidos mediante
objetivos que sean cuantificables y que planteen medidas que sirvan de apo-
yo a los grupos más vulnerables, teniendo en consideración a los estudian-
tes que poseen diferentes orígenes y capacidades (UNESCO, 2021).
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103
Con base en las recomendaciones establecidas a partir del Consenso de
Beijing se puede afirmar que las políticas internacionales y nacionales deben
orientarse hacia el desarrollo de estrategias que garanticen el uso de la tec-
nología para beneficio de la humanidad, acorde con los intereses de los ciu-
dadanos. En este sentido, el primer acuerdo mundial sobre la ética respecto
de la IA —establecido en 2021— propone la protección y la promoción de los
derechos humanos y de la dignidad humana, dos preceptos fundamentales
para la configuración de mecanismos que se orienten a la inclusión de la IA
en los sistemas formativos.
En estos planteamientos de la UNESCO identificamos buenos deseos e in-
tenciones nobles, pero en las plataformas que pudimos revisar no las pudimos
identificar; por ejemplo, no se dice que una parte de las ganancias obtenidas a
partir de aplicar la IA en la educación serán destinadas a crear la infraestruc-
tura necesaria para instalar esta misma tecnología en las escuelas rurales y
más pobres del Sur global, como pudiera ser establecer comunicación sateli-
tal, con Starlink, o donar computadoras y enseñarle a los niños y niñas las co-
sas que existen en las sociedades económicamente avanzadas. Además, en los
planteamientos de las empresas no se deja claro si los beneficios de la IA modi-
ficarán los planes de estudio al grado que las personas desarrollarán mejores
competencias sobre su ámbito laboral, mejores habilidades cognitivas, etc.,
ya que es algo nuevo y no se sabe si el contacto prolongado con dispositivos
electrónicos, en vez de beneficiarnos, acabe por causar daños en nuestra capa-
cidad de atender y concentrarnos, como se ha observado en el uso prolongado
de celulares en los niños. En un estudio desarrollado por Lin et al. (2022), por
ejemplo, se encontró que el uso prolongado de estos dispositivos produjo una
disminución del volumen de materia gris del cerebro de niños y niñas, y que
se activó el área del cerebro relacionada con la ansiedad y la depresión.
Tampoco se ha considerado si los lineamientos de la UNESCO que hacen
referencia a una mayor inclusión de la IA (IA para todos) aluden a que los
gobiernos adquieran un mayor nivel de deuda para poder financiarla; como
se ha demostrado, los países con mayor deuda externa tendrán en un futuro
mayor inflación y tenderán hacia su catástrofe financiera.
En realidad, para el caso de México, no hay ningún estudio que demues-
tre que la IA, por sí misma, sea mejor para los alumnos y la sociedad que la
educación gratuita que ya existe actualmente. Lo que sí es cierto es que, dado
el elevado número de personas en el mundo que requerirá educación perma-
nente, esto representará un gran negocio para las empresas que plantean la
educación automática. Si cada vez más personas consideran como una nece-
sidad este tipo de educación, esto representará una oportunidad de negocio
importantísima para estas empresas; pero también es cierto que el desarro-
llo del software adecuado en la educación podría desarrollar otras capacida-
des para facilitar la enseñanza en la educación tradicional y complementarla.
Ésta podría ser una oportunidad innovadora, mas no imprescindible.
Es importante resaltar que los desarrollos web en educación son muy
importantes para los profesores, ya que gracias a ellos pudimos salir adelan-
te durante la pandemia de COVID-19; y que son herramientas indispensables
104 Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61693
Z. Navarrete-Cazales y H.M. Manzanilla-Granados | Una perspectiva sobre la inteligencia artificial en la educación
cuando se trabaja a distancia. La relevancia de estas aplicaciones en ningún
momento se ha puesto en duda; lo que se debate es hasta qué punto necesi-
tamos una enseñanza automática generada por la IA, y cuál será el futuro de
nuestra sociedad con el desarrollo de esta nueva tecnología.
Por último, observamos que la mayoría de las empresas que ofrecen
educación automática únicamente abarcan planes de estudios de enseñan-
za básica y no ofrecen carreras sobre tecnología de punta, como podrían ser
ingeniería en inteligencia artificial o ingeniería en robótica y desarrollo de
microprocesadores, que es un campo con mayor impacto económico sobre
las naciones y también un mayor desafío.
Conclusiones
Perfiles Educativos | vol. XLV, número especial, 2023| IISUE-UNAM | DOI: https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2023.Especial.61693
Z. Navarrete-Cazales y H.M. Manzanilla-Granados | Una perspectiva sobre la inteligencia artificial en la educación
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NORMAS PARA LA PRESENTACIÓN DE COLABORACIONES
publica cuatro números al año 6. Todas las siglas deberán estar desatadas y explici-
con los resultados más recientes de la investigación tadas, al menos la primera vez que aparezcan.
sobre los distintos aspectos de la educación. Su línea 7. Los artículos deberán incluir sólo referencias bi-
editorial da cabida a los diferentes tipos de indaga-
ción, pues considera que las ciencias de la educación deben asegurarse de que las fuentes a las que se
se han constituido en un campo inter y pluridiscipli- aluda en el texto y en las notas al pie de página
nario. La educación es un campo de conocimiento
y también un ámbito de intervención, por lo que se en el apartado de referencias.
publican resultados de investigaciones con referentes 8.
teóricos o empíricos, así como desarrollos teóricos y utilizará la forma entre paréntesis (por ejemplo:
reportes de experiencias educativas acompañados de Martínez, 1986/ Martínez, 1986: 125). En el caso
una fundamentación conceptual. de tres o más autores/as se sintetizará con et al.
es una revista de intercambio y (por ejemplo: Martínez et al., 1986: 125); sin em-
debate abierta a todos los interesados en la investigación bargo, sus nombres completos deberán aparecer
educativa. Tiene un carácter plural en cuanto al recono-
cimiento de las diversas disciplinas de las ciencias de la 9. -
educación, como en lo referente a la perspectiva teórica cer por orden alfabético, como bibliografía.
y metodológica adoptada por cada investigador, siem- Ejemplos del estilo utilizado:
Para libros: ALVARADO, Lourdes (2009), La po-
Está dirigida a investigadores, tomadores de decisiones, lémica en torno a la idea de universidad en el siglo
especialistas y estudiantes de grado y posgrado relacio- XIX, México, IISUE-UNAM.
nados con el campo educativo. Si se trata de un capítulo de libro en colaboración:
BAUDOUIN, Jean-Michel (2009), “Enfoque
1. Las colaboraciones deberán ser artículos origi- -
nales e inéditos. Para la sección Claves: artículos nes colectivas del acompañamiento”, en Patricia
de investigación, de carácter teórico o empírico, Ducoing (coord.), Tutoría y mediación, México,
con una metodología aplicada al estudio; para la IISUE-UNAM/Afirse, vol. 1, pp. 31-55.
sección Horizontes: avances de investigación, de- Para artículos: FUENTES Monsalves, Liliana
sarrollos teóricos, aportes de discusión y debate o (2009), “Diagnóstico de comprensión lectora en
reportes de experiencias educativas; y para la sec- educación básica en Villarica y Loncoche, Chile”,
ción Reseñas: reseñas temáticas y de libros. , vol. 31, núm. 125, pp. 23 -37.
2. Los originales deberán presentarse en versión elec- Para páginas web: ORDORIKA, Imanol y Roberto
trónica y tendrán una extensión de entre 20 y 30 Rodríguez (2010), “El ranking Times en el mercado
cuartillas (estándar: Times de 12 puntos, interlinea- de prestigio universitario”, Perfiles Educativos, vol. 32,
do 1.5, con 27-28 líneas, 2000 caracteres sin espacios núm. 129, pp. 8-29, en http://www.iisue.unam.
por cuartilla), esto es, entre 7000 y 10,500 palabras mx/seccion/perfiles (consulta: fecha).
- 10. Los trabajos se someterán a un proceso de dicta-
señas serán de publicaciones recientes en educación men donde se conservará el anonimato de quienes
y constarán de 6 a 10 cuartillas (de 2,100 a 3,500 pala- realizan el arbitraje, así como de los autores y au-
bras). No se aceptarán trabajos que no cumplan con toras, a quienes se les dará a conocer el resultado
los mínimos y máximos establecidos. de la dictaminación.
3. En el artículo deberá incluirse un resumen de en- 11. Los autores se comprometen a no someter a
tre 100 y 150 palabras, además de cinco a siete pa- ninguna otra revista su artículo a menos que
labras clave, tomando como base el “Vocabulario decline expresamente su
Controlado del IRESIE”, el cual puede consultarse publicación. Al aprobarse la publicación de su
en la página: www.iisue.unam.mx. El título del artículo, ceden automáticamente los derechos
artículo deberá ser lo más breve y sintético posi- patrimoniales de éste a la UNAM y autorizan
ble. Deberá incluirse también el nombre de los su publicación a Perfiles Educativos en cual-
autores y/o autoras del trabajo, grado académico, quiera de sus soportes y espacios de difusión.
institución, cargo que desempeñan, temas que tra- La revista permitirá la reproducción parcial o
bajan y correo electrónico, así como el título de total, sin fines de lucro, de los textos publica-
dos publicaciones que deseen dar a conocer. dos, siempre y cuando se obtenga autorización
4. Las notas del aparato crítico deberán ser lo más previa por parte del editor y el autor, y que en
- la reproducción se explicite que dicho artícu-
nal del artículo. No deberán consistir únicamente lo ha sido publicado originalmente en Perfiles
Educativos.
5. Los cuadros e ilustraciones deberán utilizarse 12. En la edición del artículo se pueden hacer las mo-
sólo en la medida en que sean necesarios para el
desarrollo y comprensión del texto. Deberán es- políticas editoriales de la revista, consultándolo
tar acompañados de la palabra “cuadro”, “tabla” previamente con el autor o la autora.
13. El envío de originales deberá realizarse mediante
siempre su fuente. Los cuadros y tablas deberán la plataforma OJS: http://bit.ly/2jy8ZaZ
presentarse en formato de texto, no como imagen.