Perspectiva Criminológica de La Corrupción Pública A Través de Las Teorías de La Criminalidad
Perspectiva Criminológica de La Corrupción Pública A Través de Las Teorías de La Criminalidad
Perspectiva Criminológica de La Corrupción Pública A Través de Las Teorías de La Criminalidad
Año 2024, Vol. IX. Número 26, Marzo-Junio 2024, ISSN: 2448-5128 e-ISSN: 2448-5136 223
María Belén Macías Espejo
Resumen
Las teorías de la criminalidad -como la Teoría sistémica, la Teoría de la neutralización y
la Teoría de la oportunidad-, son fundamentales para comprender, prevenir y combatir la
corrupción política. Estas teorías permiten analizar los factores de riesgo y las oportunidades
que se presentan en el contexto político para la comisión de delitos contra la Administración
pública. A tal efecto, el objeto es estudiarlas para fortalecer las medidas de prevención de la
criminalidad en la esfera política.
Palabras clave
Criminología, teorías de la criminalidad, corrupción política, transparencia.
Abstract
Theories of criminality – such as the Systems Theory, the Neutralization Theory, and the
Opportunity Theory – are fundamental to understanding, preventing, and combating political
corruption. These theories make it possible to analyse the risk factors and opportunities that
arise in the political context for the commission of crimes against the public administration.
To this end, the aim is to study them in order to strengthen crime prevention measures in the
political sphere.
Key words
Criminology, theories of criminality, political corruption, transparency.
Hasta el momento, las políticas públicas previstas para hacer frente a la corrupción,
entre las que destaca la presencia punitiva, se hallan apartadas de estudios empíricos
que las fundamenten. Esto es, se crean normas penales sin tener en consideración
la etiología de la corrupción, sin contar con investigaciones criminológicas previas
que brinden información valida, contrastada y científica del fenómeno criminal, su
génesis, factores, dinámica y variables principales (contemplado como problema
individual y social)1. Es más, una vez entran en vigor, no se establecen parámetros
objetivos para dar seguimiento científico a las normas que la sistematizan; ni se
mide su impacto real con respecto a la victimización. Con lo cual, se desconoce si
son eficaces, o si resulta necesario reformarlas e, incluso, derogarlas.
De este modo, pese a que las distintas reformas del Código Penal parecen evidenciar
la preocupación por completar el catálogo de conductas punibles en el ámbito de la
1
RENZO ESPINOZA, B. «La importancia de la Criminología para comprender y reducir el fenómeno de la
corrupción. Un breve repaso a las teorías criminológicas pertinentes», SAPERE 16, 2018, p. 2.
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corrupción política, se crean normas penales sin sustento criminológico. Por lo que
tal normativa únicamente cumple una función simbólica que, en ningún caso, sirve
para anular las causas que originan la criminalidad; pues una política criminológica
será eficaz cuando resuelva el problema central esencial, y no exclusivamente el
problema crítico urgente.
A tal efecto, resulta trascendental el impulso del estudio criminológico para evitar
continuar en el camino del «simbolismo penal» ineficaz, con el que nadie gana.
4
Es decir, sirva para intimidar a los posibles infractores (prevención general negativa); generar conciencia social
de la norma, actitud de respeto y motivación (prevención general positiva); resocializar al delincuente (prevención
especial positiva); y mantener alejado (inocuidad) al delincuente de la sociedad (prevención especial negativa).
5
ZAFFARONI, E. En busca de las penas perdidas. Deslegitimación y dogmatica jurídica-penal, Buenos Aires,
EDIAR, 1998, p. 16.
6
HIKAL, W. «Criminología sociológica». Derecho y cambio social. 2012, p. 2.
7
Ibidem, p. 5.
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8
LARRAURI, L. Introducción a la criminología y al sistema penal, Madrid, Trotta, 2015, p. 17.
1. Teoría sistémica
El pensamiento estructural funcionalista inspira la Teoría sistémica de la
prevención integradora; determinada como un conjunto de teorías que tienen origen
en la Sociología jurídica alemana moderna; entre cuyos representantes destacan
autores como MELUNG, OTTO, JACKONS, LUHMANN, entre otros9.
9
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A. «Explicaciones estructural funcionalistas del delito». Delincuencia. Teoría
e investigación, Madrid, Alpe, 1987, pp. 165, 192 y ss.
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Por su parte, sobre sociología criminal, véase HIKAL CARREÓN, W.S. «Revisión conceptual de sociología
general, criminal y criminología para una propuesta de especialización». Derecho y cambio social, nº 64. Abr-jun
2021, p. 292 y ss.
10
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A. La moderna criminología científica y los distintos modelos teóricos.
Biología criminal, Psicología criminal y Sociología criminal. Universitat Oberta de Catalunya, p. 60. Véase también
MARTÍNEZ GONZÁLEZ, M.I., MENDOZA CALDERÓN, S. Teorías de la Criminalidad, Valencia,Tirant lo
Blanch, 2013, pp. 108 y 109. BARATTA, A. «Integración-prevención: una nueva fundamentación de la pena
dentro de la teoría sistémica», Cuadernos de Política Criminal 24, 1984, pp. 533 a 553.
11
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A. Tratado de Criminología, Valencia, Tirant lo Blanch, 2014, p. 800.
12
HASSEMER, W., MUÑOZ CONDE, F. Introducción a la Criminología, Valencia, Tirant lo Blanch, 2001, pp.
125 y 126.
En otras palabras, el análisis sistémico considera que la pena no debe ser evaluada
únicamente desde una perspectiva de valores abstractos, sino que se debe
comprender su función práctica en el sistema social. Al igual que otras instituciones
sociales, la pena cumple un papel funcional y dinámico en el mantenimiento del
orden y la estabilidad social.
Así, el análisis sistémico aporta un nuevo marco teórico para legitimar el castigo, al
enfocarse en su función práctica y dinámica dentro del sistema social, en lugar de
basarse únicamente en criterios valorativos o ideales.
13
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A. Tratado de Criminología…, cit., p. 800.
14
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A. Criminología. Una introducción a sus fundamentos teóricos, Valencia,
Tirant lo Blanch, 2016, p. 463.
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de acuerdo con el modelo tecnocrático, que aboga por una estrecha relación entre
ciencias sociales y ciencias jurídicas15.
La teoría sistémica considera que los delitos y la corrupción no son fenómenos aislados,
sino que están influenciados por factores estructurales y sistémicos. En el caso de la
corrupción política, esta teoría sugiere que no se trata simplemente de actos individuales
de corrupción, sino que está arraigada en estructuras y sistemas más amplios.
15
Ibidem, p. 463.
2. Teoría de la neutralización
Partiendo de la base de que las Teorías del aprendizaje social se enfocan en el
aprendizaje que ocurre a través de la experiencia diaria -y en tanto en que la conducta
humana se atribuya a rasgos inconscientes de la personalidad o del desarrollo
cognitivo de patrones de comportamiento en la infancia-, un individuo corrupto
actuaría de acuerdo con las reacciones que recibe de los demás en respuesta a su
conducta. Por tanto, tales teorías se basan en que el comportamiento individual está
constantemente moldeado por las experiencias cotidianas de vida.
Según esta Teoría, el crimen se entiende como una respuesta aprendida a situaciones
reales. No se considera necesariamente anormal, ni indicativo de una personalidad
inmadura, sino más bien como un comportamiento o hábito adquirido. El delincuente
aprende normas, valores y conductas asociadas a la actividad criminal16. Esto
implica que el aprendizaje social abarca no solo las pautas delictivas, sino también
las técnicas adecuadas para llevarlas a cabo; así como una serie de mecanismos
psicológicos de autodefensa y aseguramiento, como por ejemplo la neutralización
del sentimiento de culpa.
En esta línea, una de las formulaciones más conocidas de la Teoría del aprendizaje
social es la Teoría de la neutralización de SYKES y MATZA17.
SYKES y MATZA entienden que el proceso en virtud del cual una persona se convierte
en delincuente responde a un aprendizaje basado en la experiencia. Para estos autores
16
Señala HIKAL que «el aprendizaje conductual es la adquisición de una nueva conducta en un individuo a
consecuencia de su interacción con el medio externo». HIKAL, W. «Criminología sociológica» …, cit., p. 2.
17
Inicialmente surge para explicar la delincuencia subcultural juvenil. SYKES, G., MATZA, D. «Juvenile
Delinquency and Subterranean Values», American Sociological Review XXVI (nº 5), 1961, pp. 712-719. Veáse,
también, SYKES, G., MATZA, D. «Techniques of Neutralization: A Theory of Delinquency», American
Sociological Review XXII (nº 6), 1957, pp. 664-670.
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18
Precisamente los autores comparten con SUTHERLAND la idea de aprendizaje por experiencia; si bien, se
diferencian en que para SUTHERLAND dicho aprendizaje aporta al individuo los valores, actitudes y técnicas
necesarias para la actividad criminal (modelos, pues, intrínsecamente delictivos). GARCÍA-PABLOS DE
MOLINA, A. Criminología. Una introducción…, cit., p. 489. MARTÍNEZ GONZÁLEZ, M.I., MENDOZA
CALDERÓN, S., ob. cit., p. 119.
19
Véase REDONDO ILLESCAS, S., GARRIDO GENOVÉS, V. Principios de Criminología, Valencia, Tirant lo
Blanch, 2013, p. 296. HASSEMER, W., MUÑOZ CONDE, F., ob. cit., pp. 100 y 101. GARCÍA-PABLOS DE
MOLINA, A., Tratado de Criminología…, cit., pp. 843 y 844.
3. Negación de la víctima: Los políticos pueden argumentar que no hubo una víctima real
de sus actos corruptos, especialmente si perciben que su comportamiento no perjudicó
directamente a alguien –pensemos en el sujeto pasivo Administración pública.
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3. Teorías de la oportunidad
Entre las teorías de la criminalidad, destacan las que tienen como esencia
de estudio la situación y el entorno donde se comete el delito. Esto es, el medio
ambiente, el cual desempeña un papel relevante en el evento criminal. A tal efecto,
entre las investigaciones que se dedican al estudio de la criminología ambiental,
destaca la Teoría de la oportunidad.
Esa teoría determina que la oportunidad es la causa básica del crimen, puesto que el
comportamiento del individuo es el resultado de su interacción con el espacio (medio).
Así, bajo este epígrafe se incluyen aquellas perspectivas teóricas que, en conjunto,
vienen a explicar la conducta delictiva a través del proceso de decisión frente a las
oportunidades que se presentan; considerando la ecuación del delito, tanto las decisiones
humanas, como las situaciones de oportunidad que se ofrecen a los individuos20.
20
REDONDO ILLESCAS, S. GARRIDO GENOVÉS, V., ob. cit., pp. 465 y 466.
21
COHEN, L., FELSON, M. «Social Change and Crime Rate Trends: A Routine Activity Approach», American
Sociological Review, 44, 4, 588-608, 1979.
22
Vid. REDONDO ILLESCAS, S. GARRIDO GENOVÉS, V., ob. cit., pp. 490-495.
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En relación a este parámetro, cabe aludir a los cuatro elementos que, según la
Teoría de COHEN y FELSON24, influyen en el riesgo de que un objetivo sufra
un ataque criminal: 1) valor o interés del delincuente en el objeto; 2) inercia,
en cuanto a capacidad de transporte del bien; 3) visibilidad, que se refiere a
la exposición del objetivo a los posibles delincuentes; y 4) acceso, esto es, la
facilidad para el infractor acercarse al objetivo.
En definitiva, dos son las principales vías de influencia de las actividades cotidianas
sobre la criminalidad:
1. Las actividades cotidianas facilitan a los delincuentes medios más efectivos para
delinquir.
2. Las actividades cotidianas ofrecen a los eventuales delincuentes nuevos objetivos
y nuevas posibles víctimas.
25
COHEN Y FELSON introducen el concepto de “guardián capaz” para referirse a aquellas personas cuya mera
presencia reduce el riesgo de cometer un delito, mientras que su ausencia aumenta la probabilidad de que ocurra.
En términos físicos, los autores incluyen tanto a los vigilantes formales (como la policía o el personal de seguridad),
como a cualquier individuo que proteja su propiedad o la de otros. COHEN, L., FELSON, M., ob. cit.Posteriormente,
FELSON realiza una reformulación que distingue entre el “supervisor íntimo”, quien mediante la desaprobación
del comportamiento del posible delincuente evita que este lleve a cabo actividades delictivas, y el “gestor del
espacio”, responsable de la supervisión de determinadas áreas. FELSON, M. «Those who discourage crime», Crime
prevention studies: Vol 4. Crime and Place, Criminal Justice Press, Eck & Weisburd (Eds.), Monsey, New York, 1995.
ECK ya había adelantado esta idea al diferenciar entre los elementos necesarios para el delito (delincuente, objetivo y
lugar) y los “controladores”, quienes tienen el potencial de prevenirlo. Entre estos se encuentran el “handler”, cuyo
objetivo es alejar al delincuente de los problemas; el “manager”, encargado de proteger el lugar; y los “guardianes”,
quienes se centran en la protección del objetivo. ECK, J.E. Drug markets and drug places: a case-control study
of the spatial structure of illicit drug dealin, Doctoral Dissertations.University of Maryland, College Park, 1994.
Véase MIRÓ LLINARES, F. «La victimización por cibercriminalidad social. Un estudio a partir de la teoría de las
actividades cotidianas en el ciberespacio», Revista Española de Investigación Criminológica. Artículo 5. Número
11, 2013, p. 15.
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Por su parte, para aplicar la Teoría de las actividades rutinarias, debemos tomar en
consideración la convergencia en el espacio y en el tiempo de las tres circunstancias
mencionadas anteriormente: 1) un delincuente motivado; 2) con un objetivo
apropiado para ser victimizado que, 3) en ausencia de guardianes capaces (vigilantes)
de prevenir una transgresión, que puede constituir una oportunidad para un delito.
De otro lado, por lo que respecta a los guardianes capaces, no tienen que ser necesariamente
figuras de control formal, sino que se basa en los potenciales actores de denuncia de
irregularidades dentro de la Administración; control informal, que si se fomenta generará
un descenso de oportunidades delictivas por un aumento de la percepción a ser detectado26.
26
PÉREZ GUTIÉRREZ, E. «Corrupción pública: concepto y mediciones. Hacia el Public compliance como
herramienta de prevención de riesgos penales», Política Criminal, vol.13, nº 25, Santiago jul. 2018. Disponible en:
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-33992018000100104 (consultado el 26/06/2023).
Así, la Teoría del patrón delictivo, se determina como una tesis fundamental en el
campo de la Criminología ambiental, al proporcionar un marco contextual para
comprender los actos criminales en términos de su relación espacial y temporal.
Según esta teoría, tanto las personas como los elementos relacionados con el delito
se desplazan en el espacio y en el tiempo.
27
BRANTINGHAM, P.J., BRANTINGHAM, P.L. Envoronmental Criminology, Waveland Pres, 1991.
28
REDONDO ILLESCAS, S., GARRIDO GENOVÉS, V., ob. cit., pp. 506-507.
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Los autores CLARKE y FELSON explican que los patrones locales de crimen
pueden ofrecer indicios sobre cómo las personas interactúan con su entorno
físico, lo cual genera oportunidades delictivas. Por tanto, esta Teoría se basa en
tres conceptos fundamentales: nodos, caminos y fronteras29.
En definitiva, la Teoría del patrón delictivo considera que los delitos tienden a
concentrarse en ciertas áreas geográficas. En el caso de la corrupción política,
es posible identificar áreas o regiones donde la corrupción es más frecuente o
prevalente (por ejemplo, por la concentración de poder político; la presencia de
redes o la falta de control institucional en determinadas regiones).
Del mismo modo, aparte de los patrones espaciales, la Teoría del patrón delictivo
también examina los patrones temporales de los delitos. En el caso de la corrupción
política, se pueden identificar momentos o períodos en los que los actos de
29
Véase DI ANGELLIS DA SILVA ALVES, G., ob. cit., pp. 36 y 37.
La Teoría viene a postular, en este supuesto específico, que los políticos corruptos
pueden haber desarrollado un comportamiento sistemático a lo largo del tiempo, lo
cual los vuelve más propensos a participar en actividades corruptas. Varios factores
pueden contribuir a este patrón: como la exposición a otros políticos corruptos, la
falta de oportunidades legítimas para alcanzar sus metas políticas y la existencia de
oportunidades para enriquecerse de manera ilícita.
30
Teoría formulada, como exponen REDONDO ILLESCAS, GARRIDO GENOVÉS, por WILSON y
HERRNSTEIN, en su obra Crime and Human Nature, cuya primera edición corresponde a 1985; y en una versión
diferente por CLARKE y CORNISH, 1985 (CLARKE, R.V., CORNISH, D.B. «Modeling Offenders’ Decisions;
A Framework for Research adn Policy», Crime and Justice. An Animal Review of Reserach, vol. 6, 174-185,
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Tonry, Morris (Eds.), Chicago, The University of Chicagos Press, 1985) y 1986 (CORNISH, D.B., CLARKE, R.V.
The Reasoning Criminal: Rational Choice Perspective on Offending, 1-16, New York. Springer-Verlag, 1986).
En cualquier caso, como señalan los autores en cita, en la Teoría de la elección racional se interpretó la acción
delictiva, no como una reacción frente a la frustración, o como un producto de las influencias sociales o del
aprendizaje de hábitos delictivos, sino, primariamente, como el resultado de una elección racional. Así, los
autores reconocían que, entre los antecedentes del comportamiento delictivo, podrían hallarse, también, factores
psicológicos, sociales y experiencias del individuo; sin embargo, consideraban que la clave explicativa de la
conducta delictiva residía en que ciertos sujetos poseerían una “mentalidad criminal”, al valorar que podrían
beneficiarse de situaciones ilegales, aunque para ello debieran asumir un cierto riesgo de ser detenidos y castigados.
REDONDO ILLESCAS, S. GARRIDO GENOVÉS, V., ob. cit., p. 469.
31
MIRÓ LLINARES, F. «La oportunidad criminal en el ciberespacio. Aplicación y desarrollo de la teoría de las
actividades cotidianas para la prevención del cibercrimen», Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología,
núm. 13-07, 2011, p. 48.
32
REDONDO ILLESCAS, S., GARRIDO GENOVÉS, V., ob. cit., p. 471.
33
CLARKE, R.V., CORNISH, D.B., ob. cit. En este caso, el modelo fue particularmente aplicado a la conducta de
robo. REDONDO ILLESCAS, S., GARRIDO GENOVÉS, V., ob. cit., p. 470.
De este modo, dado que se espera que la mayoría de los delincuentes no pasen
por un proceso de elección largo y complejo, el cálculo del delincuente se basa,
principalmente, en lo que es más evidente e inmediato, descuidando los costos y
beneficios más distantes del crimen o cómo evitarlo. Es por eso que el infractor se
fija menos en la eventual punición o en el impacto a largo plazo, que en los placeres
inmediatos que la infracción ofrece, o en los riesgos de que alguien impida el acto.
34
Tomado de DI ANGELLIS DA SILVA ALVES, G., ob. cit., p. 37.
35
Véase REDONDO ILLESCAS, S., GARRIDO GENOVÉS, V., ob. cit., pp. 471 y 472.
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36
DI ANGELLIS DA SILVA ALVES, G., ob. cit., p. 38.
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Así, los autores en cita esquematizaron los diez principios sobre la relación del
crimen con las oportunidades38:
III. Conclusiones
Así, por identificados los factores de riesgo asociados con la corrupción política
en cada una de las teorías de la criminalidad analizadas en el presente trabajo, a
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través de las mismas se ha ofrecido base teórica para desarrollar políticas y medidas
preventivas contra la corrupción política.
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