Mujeres en Situación de Vulnerabilidad Imputadas Por Hechos de Transporte y Contrabando de Estupefacientes
Mujeres en Situación de Vulnerabilidad Imputadas Por Hechos de Transporte y Contrabando de Estupefacientes
Mujeres en Situación de Vulnerabilidad Imputadas Por Hechos de Transporte y Contrabando de Estupefacientes
Cítese como: Paraboni, R.S. (2023). Mujeres en situación de vulnerabilidad imputadas por
hechos de transporte y contrabando de estupefacientes. Análisis de algunas decisiones
adoptadas por la cámara federal de casación penal y elaboración de estrategias de de-
fensa con perspectiva de género. Estudios sobre Jurisprudencia, número especial: Estu-
pefacientes, política criminal y defensa pública, pp. 64-102.
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1. INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo analizaré ciertos casos de mujeres imputadas por hechos de trans-
porte o contrabando de estupefacientes que se encuentran en situación de vulnerabili-
dad con el objetivo de brindar herramientas que ofrezcan soluciones humanitarias y jus-
tas, desde la dogmática del derecho penal, salvaguardando de tal modo los compromisos
internacionales contraídos por el Estado argentino en materia de derechos de la mujer.
En especial, se estudiarán las obligaciones que derivan para los/las juzgadores/as a raíz
de los deberes asumidos por el Estado argentino al ratificar instrumentos internacionales
en materia de erradicación de la violencia y discriminación contra la mujer.
Teniendo ese propósito en miras es que examinaré las diferentes posturas asumidas en
diversos precedentes del máximo tribunal penal del país, es decir, de la Cámara Federal
de Casación Penal. En primer término, estudiaré el estándar que fijó la jueza Ledesma en
el fallo dictado el día 5 de marzo de 2021 en la causa “RMC”1 por entender que resulta
respetuoso de los compromisos internacionales asumidos respecto a los derechos de la
mujer. La decisión adoptada atiende de manera adecuada las especiales situaciones de
vulnerabilidad que pueden conllevar de algún modo a la comisión de delitos vinculados
con el transporte de drogas.
1
CFCP, integración unipersonal de la jueza Ángela Ledesma, causa “RMC”, FSA 12570/2019/10 (Registro
N° 5/2021).
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Luego de ello, analizaré el modo en que se han pronunciado otros magistrados y magis-
tradas del mismo tribunal, al adoptar decisiones en causas en las que fueron acusadas
mujeres por el delito de transporte de drogas –o contrabando, en algún caso–, en medio
de un contexto de vulnerabilidad. Se trata de los fallos dictados –siguiendo un orden cro-
nológico– en las causas “Mañapira”2; “Martínez Hassan”3; “Mamani”4; “Poblete Astete”5;
“La Cotera Ratto”6, y “Flores Condorí”7.
Los hechos de tales casos serán expuestos con mayor detalle en los apartados pertinen-
tes, de allí que, por el momento, es suficiente con agruparlos del siguiente modo: en
“Mañapira”, “Martínez Hassan” y “Flores Condorí” se analizó la situación de mujeres que
trasladaban consigo sustancia estupefaciente. La primera había sido condenada por ha-
ber trasladado, mientras viajaba en ómnibus procedente de Salvador Mazza con destino
final a Orán, tres bolsos en los que se encontraron seis pares de zapatillas, que contenían
en su interior doce paquetes envueltos en cinta de embalar con clorhidrato de cocaína,
con un peso total de 2.138,3 gramos. Por su parte, los hechos imputados a Martínez Has-
san –quien también había sido condenada– consistían en haber intentado cruzar la fron-
tera entre Bolivia y Argentina a pie por un paso no habilitado, mientras llevaba una mo-
chila con casi seis kilogramos de cocaína. En cambio, Flores Condorí había sido absuelta
por el tribunal oral, respecto al hecho consistente en haber llevado –mientras se trasla-
daba en un taxi desde la ciudad de Aguas Blancas hacia la de Orán– una lona de arpillera
2
CFCP, Sala II, causa Nº FSA 52000002/2016/TO1/CFC2, “Mañapira, Patricia s/ recurso de casación”, regis-
tro 1135/17, rta. el 20/9/2017.
3
CFCP, Sala I, Causa Nº FSA 7158/2016/TO1/CFC1, “MARTÍNEZ HASSAN, Lourdes Silvana s/recurso de ca-
sación”, registro 1103/18, rta. el 18/10/2018.
4
CFCP, Sala 4, FCB 31658/2017/TO1/CFC1, registro 760/20, rta. el 9/6/2020.
5
CFCP, Sala I, FMZ 22318/2017/TO1/7/CFC1, “POBLETE ASTETE, Érica Noelia y otras s/recurso de casación”,
registro 1114/20, rta. el 27/8/2020.
6
CFCP, Sala IV, FBB 16153/2019/TO1/2/CFC1, registro 2601/20, rta. el 21/12/2020.
7
CFCP, Sala I, causa Nº FSA 33856/2018/TO1/CFC1, “FLORES CONDORÍ, Isabel s/ de casación”, registro
1913/21, rta. el 19/10/2021.
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que contenía una caja, que en su interior tenía un parlante donde estaban ocultos 4 pa-
quetes rectangulares, tipo “ladrillos”, que contenían 4.310 gramos de clorhidrato de co-
caína.
En tercer lugar, los fallos “Poblete Astete” y “La Cotera Ratto” se refieren a casos de mu-
jeres que introdujeron dentro de su cuerpo, específicamente en su cavidad vaginal, ma-
terial estupefaciente. En el primero de tales fallos se analizó la situación de tres mujeres
que provenían en ómnibus desde la República Plurinacional de Bolivia y trasladaban en el
interior de sus genitales un bulto cilíndrico recubierto con un preservativo conteniendo
cocaína con un peso de 257 gramos, 387 gramos y 481 gramos, cada una de ellas. En “La
Cotera Ratto” se revisó la sentencia condenatoria dictada respecto de una mujer por ha-
ber transportado la cantidad de 907 gramos de cocaína, distribuidos en un bulto emba-
lado con cinta adhesiva entre el busto, un bulto envuelto en cinta adhesiva inserto dentro
de una toalla íntima femenina, y un tercer bulto envuelto en cinta adhesiva recubierto
con un preservativo e inserto dentro de su cavidad vaginal.
Al estudiar las diferentes posturas asumidas por los jueces y juezas de la Cámara Federal
de Casación Penal me propongo determinar si la decisión adoptada en cada uno de esos
casos ha sido tomada con perspectiva de género; si se ha hecho mención o no a los es-
tándares internacionales en materia de protección de los derechos de la mujer y elimina-
ción de las situaciones de violencia de género, a cuyo estudio también me abocaré, y si
la decisión adoptada –más allá de la mera mención o no de tales estándares– se ajustó –
en mi opinión– a esos compromisos internacionales.
Luego de analizar comparativamente los diferentes fallos seleccionados –en lo que res-
pecta a los hechos del caso, los planteos introducidos por las defensas y las decisiones
adoptadas–, así como los estándares internacionales en la materia, me dedicaré a estu-
diar distintos planteos defensistas que procuran atender adecuadamente la situación de
vulnerabilidad de las mujeres imputadas por delitos relacionados con el transporte de
drogas.
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Finalmente, se decidió ampliar el recorte temporal y combinar como palabras claves para
la búsqueda diversos términos. Fue así que se amplió el período de búsqueda desde el
5/3/2019 al 1/7/2022, utilizando en primer lugar los conceptos “transporte”, “estupefa-
cientes” y “vulnerabilidad”. Luego, se mantuvo el período de búsqueda y se combinaron
los términos “transporte”, “estupefacientes” y “género” (resultados arrojados: 18);
“23737”, “transporte” y “procesada” (resultados arrojados: 12); “ transporte”, “estupe-
facientes” y “procesada” (resultados arrojados: 36); “transporte”, “estupefacientes” y
“mula” (resultados arrojados: 9); “23737”, “transporte” y “mula” (sin resultados); “trans-
porte”, “estupefacientes” y “vulnerable” (resultados arrojados: 12); “transporte”, “estu-
pefacientes” y “víctima” (resultados arrojados: 15); “transporte”, “estupefacientes” y
“trata de personas” (resultados arrojados: 98); “transporte”, “estupefacientes” y “estado
de necesidad” (resultados arrojados: 5).
Quiero mencionar que los fallos descartados referían a la situación de hombres someti-
dos a proceso por el delito de transporte de estupefacientes o bien no versaban sobre el
8
https://www.cij.gov.ar/seleccionar-opcion.html
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El trabajo se completó con el análisis de la normativa (tanto internacional como local) que
impone estándares en lo referente a las decisiones a adoptar respecto de mujeres que
cometen delitos vinculados con drogas en contextos de vulnerabilidad.
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Si bien esa categoría será objeto de examen en el punto 9, basta decir de momento que
por perspectiva de género se entiende un enfoque de análisis que parte del reconoci-
miento de la existencia de situaciones de desigualdad estructurales y discriminación a las
que históricamente son sometidas las mujeres, y procura neutralizar las consecuencias
negativas de ese trato desigual a través de decisiones que no partan de dogmas o cate-
gorías generales y abstractos, sino que en los casos concretos tengan en cuenta la espe-
cial situación en que se encuentran las mujeres.
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En este sentido, tuvo en cuenta que su defendida resultaba víctima de violencia de gé-
nero y que si bien el último acto de violencia física padecido había sido en diciembre de
2018, desde entonces sufrió episodios de violencia económica y psicológica de parte de
su expareja. En cuanto a la situación de salud de su hija, destacó el defensor que la menor
tenía una malformación en su mano que debía ser operada cuanto antes. Es por esa razón
que entendió que se configura en el caso el requisito de la urgencia del daño. Añadió que
su asistida cumple los estereotipos de mujeres en situación de vulnerabilidad económica,
cabeza de familia monoparental, que a cambio de una escasa remuneración se arriesga
a realizar un ilícito.
Con respecto a la ponderación de males, tuvo en cuenta la asistencia técnica que se trata
de un supuesto de narcomenudeo, porque la persona transportaba lo que podía en su
cuerpo, en el cual la cadena de tráfico estaba bastante alejada de los consumidores, pues
todavía no había llegado a su destino, no había sido fragmentado, ni estaba en un puesto
de venta. De allí que otorgó preeminencia a la salud y bienestar de su hija. A la vez, indicó
que la Sra. R. no tenía otros medios lícitos, pues no tenía un trabajo formal y no tenía
obra social.
La jueza Ledesma confirmó la absolución dictada por el tribunal. Dijo que el caso debía
ser analizado no solamente en función de lo establecido en el art. 34, inc. 3°, del Código
Penal, sino que debían ser incluidos los principios rectores de las Convenciones Interna-
cionales de Derechos Humanos que conforman nuestro bloque constitucional (art 75 inc.
22 CN).
De tal modo, recordó que la Corte IDH ha expresado concretamente que las mujeres ca-
beza de familia son personas en estado de vulnerabilidad (cfr. “Masacre de Mapiripán vs
Colombia”, sentencia del 15 de septiembre de 2005, párrafo 175). A la vez, destacó que
supuestos como el analizado requieren protección especial pues así lo enunció el mismo
tribunal internacional en el caso “Furlan vs. Argentina”, al señalar que “...toda persona
que se encuentre en una situación de vulnerabilidad es titular de una protección especial,
en razón de los deberes especiales cuyo cumplimiento por parte del Estado es necesario
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para satisfacer las obligaciones generales de respeto y garantía de los derechos huma-
nos…” (Corte IDH, “Furlán vs. Argentina”,́ sentencia del 31 de agosto de 2012, párrafo
134).
Por todo ello concluyó que el análisis del caso requiere un enfoque integrador que incluya
la perspectiva de género en virtud de los compromisos internacionales asumidos por el
Estado Argentino al ratificar la CADH-, la Convención para la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer, la Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, y la ley N° 26.485, que imponen el
deber de facilitar el acceso a la justicia, evitar la revictimización y garantizar la asistencia
a las mujeres víctimas de violencia, además de prevenir, investigar y sancionar la violencia
contra las mujeres.
Fue así que consideró que el contexto en el cual se hallaba la acusada (a cargo de la ma-
nutención, cuidado y contención emocional de sus dos hijos menores de edad; así como
que su hija menor requería una intervención quirúrgica a raíz de una dolencia en su salud,
todo ello en un contexto de violencia de género y de condiciones socioeconómicas des-
ventajosas) constituyó un supuesto de estado de necesidad que eliminó la antijuridicidad
de la conducta de transporte de estupefacientes que se le reprochaba.
La Sra. Mañapira había sido condenada como autora responsable del delito de transporte
de estupefacientes. El hecho que el tribunal oral tuvo por demostrado fue el siguiente: el
día 13 de febrero del 2016, a las 15.30 hs., en el marco de un operativo de prevención en
el control ubicado sobre la Ruta Nacional Nro. 34, altura del kilómetro 1466, en la provin-
cia de Salta, respecto de un ómnibus de la empresa FENIX SRL, procedente de Salvador
Mazza con destino final a Orán, se hallaron –en el baúl– tres bolsos, los cuales pertene-
cían a Mañapira, quien viajaba en compañía de sus dos hijos menores de edad y su so-
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brina. Efectuada la requisa de los bolsos, se encontraron seis pares de zapatillas, que con-
tenían en su interior doce paquetes envueltos en cinta de embalar color ocre con clorhi-
drato de cocaína, con un peso total de 2.138,3 grs.
La defensa argumentó que Mañapira incurrió en un error de tipo invencible como conse-
cuencia de “la vulnerabilidad estructural que padece”. Al respecto, se destacó su condi-
ción socio-económica, la circunstancia familiar existente –en tanto resultaba madre sol-
tera de 4 hijos, dos de ellos con dificultades médicas–, y la desigualdad estructural en la
que se encontraba.
3.2.2. La decisión adoptada por la jueza Ledesma y por los jueces Slokar y Mahiques
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autodeterminación que no tenga tal entidad podrá ser valorada, por caso, al mensurar la
pena, pero no elimina la culpabilidad del autor ni tiene por efecto su impunidad.
Dicho esto, el juez Mahiques se limitó a señalar que “[a] la vista de los hechos que han
sido establecidos en la presente causa, no se presenta en el caso una situación propia de
ese estado de necesidad exculpante que conlleve, por las razones explicadas, la impuni-
dad de la conducta desplegada por Mañapira”.
Por el contrario, la jueza Ledesma –a cuyo voto adhirió el juez Slokar– consideró que no
se había acreditado, con la certeza exigida para el dictado de una condena, que Mañapira
efectivamente tuviese conocimiento del material estupefaciente que trasladaba. De tal
modo, dijo que las presunciones a partir de las cuales se infirió la conclusión –esto es, el
efectivo conocimiento acerca de la sustancia que transportaba la acusada–, resultaban
insuficientes para apoyar la declaración de culpabilidad de la imputada con relación al
hecho endilgado.
En este caso, la acusada había sido condenada como autora responsable del delito de
contrabando de importación de estupefacientes agravado por el inequívoco destino de
comercialización. En concreto, Martínez Hassan fue sometida a proceso por haber inten-
tado cruzar la frontera entre Bolivia y Argentina a pie por un paso no habilitado, mientras
llevaba consigo una mochila con casi seis kilogramos de cocaína.
La defensa valoró que Martínez Hassan en todo momento manifestó su ajenidad al hecho
y sostuvo que la mochila no era de ella, que se la habían dado para que cruzara la fron-
tera, y que su hijo se encontraba del otro lado del límite internacional y corría peligro en
caso de que ella se negara a efectuar el traslado de la mochila.
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3.3.2. La decisión adoptada por los jueces Hornos y Mahiques, y por la jueza Figueroa
Al momento de resolver, el juez Hornos votó por anular la sentencia y reenviar la causa
para que el tribunal de juicio dictara una nueva. Entre sus fundamentos, destacó que el
análisis de los elementos típicos del delito de trata de personas efectuado por el tribunal
no se compadece con la legislación nacional e internacional actual ni con la jurisprudencia
imperante y, por tanto, el fallo debía ser descalificado como acto jurisdiccional válido.
En esta dirección, señaló que a partir de la modificación introducida por la ley N° 26.842
el consentimiento no surtirá efecto, aunque no se emplee ningún medio comisivo en par-
ticular y que el tribunal de juicio se había pronunciado en sentido contrario. Asimismo,
señaló que para la configuración del delito de trata de personas no es necesario acreditar
el uso de medios engañosos o violentos ni la total pérdida de autodeterminación del su-
jeto pasivo, siendo únicamente necesario que las acciones del sujeto activo interfieran
en esa capacidad de autodeterminación. Remarcó que esta restricción a la libertad psí-
quica del sujeto pasivo puede darse sin necesidad de que simultáneamente se restrinja
la libertad física.
Por otro lado, el juez citó la Recomendación General Nº 19 del Comité creado por la CE-
DAW, en cuyo art. 6 se resalta el deber de los Estados de adoptar medidas para suprimir
todas las formas de trata y explotación de la prostitución de la mujer. Asimismo, recordó
que mediante la sanción de la ley Nº 26.364 el Estado argentino dio cumplimiento al Pro-
tocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente Mujeres
y Niños (“Protocolo de Palermo”), anexo de la Convención de las Naciones Unidas contra
la Delincuencia Organizada Transnacional (aprobada por la República Argentina mediante
la ley Nº 25.632, en el año 2002).
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Es por ello que, señaló el juez Hornos, ante una indicación precisa de la probable comisión
de este delito –del lugar y de los presuntos autores– el Estado tiene la obligación de in-
vestigar. Además, destacó la existencia de un mandato internacional de no criminalizar
las conductas de las víctimas de trata de personas.
Por su parte, el juez Mahiques y la jueza Figueroa también votaron por anular la senten-
cia, pero a diferencia del juez Hornos –que votó por reenviar los autos para que se dictara
una nueva sentencia– entendieron que correspondía absolver a la Sra. Martínez Hassan.
Así, el primero de ellos dijo que la sentencia recurrida evidenciaba graves defectos en su
fundamentación, razonamiento y en la valoración de la prueba, lo que la invalida como
acto jurisdiccional e impone su descalificación conforme la doctrina de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación en materia de arbitrariedad. Añadió que la evacuación de las citas
resultaba determinante para el caso bajo estudio, de modo que su omisión impidió dar
respuesta al pedido de absolución en los términos del art. 5 de la Ley de Prevención y
Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus Víctimas, esto es, la cláusula de no
punibilidad.
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Por último, destacó que, frente a la incidencia de violencia contra las mujeres, con las
graves consecuencias para este colectivo, el Estado sancionó la ley N° 26.485 en el año
2009, de “Protección Integral a las mujeres, para prevenir, erradicar y sancionar la vio-
lencia contras las mujeres en todos los ámbitos donde desarrollan sus relaciones inter-
personales”.
En este caso, los jueces del tribunal de casación debieron revisar la absolución de la Sra.
Flores Condorí, en orden al delito de transporte de estupefacientes, dispuesta por el tri-
bunal oral por el beneficio de la duda, recurrida por el fiscal.
La causa seguida contra la Sra. Flores Condorí se inició como consecuencia de un proce-
dimiento que tuvo lugar el día 8 de noviembre de 2018, a las 13.20 hs. En esa oportuni-
dad, la nombrada se trasladaba en un taxi por la Ruta Nacional Nº 50, desde la ciudad de
Aguas Blancas hacia la de Orán, llevando una lona de arpillera que contenía una caja con
la imagen de un parlante, dentro de la cual había un parlante en el que se encontraban
ocultos cuatro paquetes rectangulares, tipo “ladrillos”, que contenían 4.310 grs. de clor-
hidrato de cocaína. El tribunal dispuso la absolución por entender que no se encontraba
acreditado el elemento subjetivo del tipo penal imputado con el grado de certeza que se
requiere para dictar una sentencia condenatoria.
[a]l no abrir siquiera la caja para corroborar el elemento que transportaba, sumado
al hecho de lo evidente que resultó la remoción de los tornillos (sin necesidad de
abrir el elemento), la imputada… se colocó deliberadamente en una situación de
desconocimiento respecto a lo que transportaba, ya que pudiendo conocer el con-
tenido de la lona, voluntariamente obvió tal revisión, omitió su deber de conocer lo
que llevaba consigo, no obró diligentemente colocándose a sí misma en una situa-
ción de ignorancia deliberada…
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3.4.2. La decisión adoptada por los jueces Petrone y Barroetaveña, y por la jueza Fi-
gueroa
El juez Petrone –a cuyo voto adhirió el juez Barroetaveña– votó por anular la sentencia
recurrida. Pues, entendió que las declaraciones efectuadas por los gendarmes y los testi-
gos civiles fueron coincidentes al indicar que cuando sacaron la lona del baúl había una
caja con un parlante y al moverlo se escuchó algo suelto en su interior, lo que dio lugar a
su extracción, momento en el que vieron que los tornillos habían sido removidos porque
estaban marcados. A la vez, consideró llamativo el hecho de que la hermana de la impu-
tada la acompañara sin bultos ni elementos personales, generando gastos de traslados
de ida y de vuelta, tratándose de dos personas de bajos recursos. Además, mencionó que
del informe migratorio surgía que los viajes realizados por Flores Condorí fueron más de
los relatados por ella y que registraba ingresos y no sus respectivos egresos o viceversa,
a partir de lo cual se podría presumir que la nombrada usualmente empleaba pasos no
habilitados para ingresar o egresar del país. Por último, dijo que la conclusión a la que
arribaba la sentencia en cuanto al desconocimiento por parte de Flores Condorí respecto
al material transportado resultaba contradictoria con la cantidad de estupefaciente se-
cuestrado.
En minoría, la jueza Figueroa votó por rechazar el recurso fiscal. Ello, en tanto entendió
que las expresiones expuestas por la fiscalía apuntaban a un reproche referido a una su-
puesta negligencia o violación de deber de cuidado por parte de Flores Condorí, lo cual
podría configurar un supuesto de culpa, mas no el dolo que exige la figura típica prevista
en el art. 5, inc. “c”, de la ley N° 23.737, por la que fuera imputada.
En este caso, la Cámara Federal de Casación Penal debió revisar la sentencia condenatoria
dispuesta respecto de MPA y CMA –entre otras personas– como cómplices no necesarias
penalmente responsables del delito de transporte de estupefacientes agravado por el
número de personas intervinientes (cf. arts. 5, inc. “c”, y 11, inc. “c”, de la ley N° 23.737).
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El hecho que el tribunal de juicio tuvo por acreditado fue descripto del siguiente modo:
con anterioridad al día 14 de octubre de 2017, el imputado Mamani organizó y financió
el transporte de 1.003,40 grs. de una mezcla de cocaína, levamisol, cloruros y almidón,
acondicionada en un envoltorio rectangular en forma de “ladrillo”, oculto en una cocina
eléctrica, que se encontraba en el interior de una caja, mediante el envío por encomienda
desde la ciudad de Tartagal, provincia de Salta, a la ciudad de Córdoba, a través de una
empresa de transportes, a los fines de su posterior comercialización.
En lo que aquí interesa, el tribunal oral consideró que para cumplir su cometido, Mamani
realizó transferencias de dinero, por treinta y dos mil pesos, a nombre de las imputadas
CMA y MPA, residentes en Tartagal, provincia de Salta.
Uno de los planteos introducidos por la defensa consistió en sostener que, a raíz de la
situación económica, cultural, social y de la propia condición de mujeres, y de un análisis
del caso con perspectiva de género, se configura un estado de necesidad exculpante.
Destacó la defensa que MPA percibía 150 pesos por su trabajo, dinero con el cual debía
alimentar tres niños, a uno de los cuales había tenido que mandar a vivir con la abuela
paterna porque no le alcanzaba con sus ingresos para cubrir sus necesidades básicas; en
tanto CMA, también madre soltera, trabajaba de manera informal y en horario a destajo
para alimentar a su hijo por un salario paupérrimo. Consideró la asistencia técnica que
aquéllas no son condiciones dignas que permitan elegir un actuar distinto al que realiza-
ron motivadas por la vulnerabilidad, entendida no sólo como vulnerabilidad económica,
sino también cultural y social. En este sentido, hizo hincapié en que ambas carecían de
estudios secundarios, su padre era alcohólico, se criaron en un ambiente de violencia
intrafamiliar, poseían hijos a su cargo y eran madres solteras sin ingresos suficientes para
cubrir sus necesidades básicas. En ese contexto, se valoró que la suma que ofrecía Ma-
mani para retirar el giro del dinero era utilizada por las imputadas para alimentar a sus
hijos.
Los argumentos expuestos por la defensa fueron rechazados por el tribunal de casación.
Así, el juez Carbajo –a cuyo voto adhirieron sus colegas– sostuvo que no se verificaban
en el caso los requisitos que habilitarían la procedencia del estado de necesidad excul-
pante. En esta línea, dijo que no se acreditó un mal concreto de entidad significativa para
con sus hijos, actual e inminente, y que existían otros mecanismos o medios lícitos a dis-
posición de las acusadas para prevenir o conjurar el supuesto peligro que las acuciaba.
De tal modo, se valoró que ambas percibían la Asignación Universal por Hijo y que no
resultaba plausible eximir de culpabilidad a quien habiendo recibido ayuda del Estado
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optó, no obstante, por infringir la ley. Por todo ello, concluyó que las penurias económi-
cas per se no habilitaban la excusa invocada por la defensa y que las referencias al estado
de vulnerabilidad de las imputadas por su condición de mujeres y madres solteras habían
sido asumidas al momento de la determinación punitiva.
Por su parte, el juez Borinsky agregó que la situación económica en que se hallaban las
imputadas al momento del hecho de ningún modo llegaba a configurar un supuesto exi-
mente de culpabilidad por el injusto penal por ellas cometido. En efecto, dijo que no se
había acreditado la existencia de la “amenaza de sufrir un mal grave e inminente” en los
términos previstos en el art. 34, inc. 2° del C.P., hábil para anular todo tipo de reproche
de antijuridicidad por una reducción exigible de autodeterminación. En ese sentido,
afirmó que no cualquier dificultad material autoriza a concluir en la inculpabilidad del
accionar ilícito. Del mismo modo, el juez Hornos entendió que no se había acreditado la
existencia de la “amenaza de sufrir un mal grave e inminente” conforme lo prevé el art.
34, inc. 2° del C.P., que hubiera redundado en una reducción con relación a su menor
grado de autodeterminación.
El tercer grupo de casos está dado por sentencias dictadas en procesos en los que se
juzgó a mujeres que trasladaban droga oculta en su cuerpo.
En este caso, las imputadas Olguín, Gutiérrez y Poblete habían sido condenadas como
autoras del delito de transporte de estupefacientes. Concretamente, se determinó en el
juicio que a raíz de datos brindados a efectivos policiales por una persona de sexo mas-
culino que no quiso identificarse –relacionados con conductas en infracción a la ley N°
23.737–, aquéllos se constituyeron en la terminal de ómnibus de la ciudad de Mendoza,
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5.1.2. La decisión adoptada por la jueza Figueroa y los jueces Petrone y Barroetaveña
Por otro lado, se afirmó que más allá de la inestabilidad de la situación económica por la
que atravesaban las mujeres no se habría observado una interferencia arbitraria por
parte de terceros sobre su capacidad de autodeterminación. Ello, en tanto las necesida-
des económicas no resultarían suficiente para considerarlas víctimas del delito de trata,
sin perjuicio de reconocer que por sus condiciones personales las imputadas representa-
ban el eslabón más vulnerable y expuesto de la cadena de tráfico de estupefacientes.
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Por último, se dijo que resultaba imperativo memorar que nuestro país ha asumido el
compromiso ante la comunidad internacional de prevenir y erradicar integralmente el
tráfico ilícito de esas sustancias, estableciendo sanciones proporcionadas a la gravedad
de esos delitos (cf. Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupe-
facientes y Sustancias Sicotrópicas, art. 3.4.a, ley N° 24.072).
En este caso, la imputada había sido condenada como autora penalmente responsable
del delito de transporte de estupefacientes. El hecho por el que fue condenada consistió
en haber transportado el día 26 de diciembre de 2019, en el puesto denominado Preem-
barque Único del aeropuerto Comandante Espora de la ciudad de Bahía Blanca, de un
vuelo con destino a la ciudad de Ushuaia, Tierra del Fuego, la cantidad de 907 grs. de
cocaína, distribuidos en 249 grs. en un bulto embalado con cinta adhesiva entre el busto,
434 grs. en un bulto envuelto en cinta adhesiva inserto dentro de una toalla íntima feme-
nina, y 224 grs. en un bulto envuelto en cinta adhesiva recubierto con un preservativo
inserto dentro de su cavidad vaginal.
A la hora de resolver, el juez Carbajo sólo hizo mención al revisar la pena impuesta a que
el juez de la anterior instancia no se había apartado del mínimo legal puntualizando que
el pedido incoado por el representante del Ministerio Público Fiscal –quien había solici-
tado la imposición de una pena mayor– resultaba excesivo. En efecto, ponderó con par-
ticular consideración los informes de concepto y conducta, la especial situación de vul-
nerabilidad de la encartada, su condición de migrante, madre y única responsable del
cuidado y crianza de cuatro niños, su precaria situación económica y su limitada forma-
ción educativa. Sin embargo, no analizó el magistrado tales condiciones personales en los
términos que postuló la defensa.
82
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Ministerio Público de la Defensa
Por su parte, el juez Hornos destacó que a los efectos de analizar la posibilidad de que la
imputada haya sido víctima del delito de trata de personas correspondía tener en consi-
deración su situación personal conforme las “Reglas de Brasilia sobre el acceso a la Justi-
cia de las personas en condición de vulnerabilidad”. No obstante, entendió que no había
quedado acreditada la existencia de una lesión o puesta en peligro sobre el bien jurídico
que el art. 145 bis del Código Penal pretende proteger, es decir, sobre la libertad de La
Cotera Ratto, evaluada en sentido amplio. Agregó que no había evidencias concretas que
indicaran que La Cotera Ratto había sido captada o explotada de alguna forma, en los
términos típicos del art. 145 bis del C.P. Asimismo, recordó que “nuestro país aprobó la
Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustan-
cias Psicotrópicas a través de la ley 24.072, mediante la cual el Estado argentino se com-
prometió a maximizar sus esfuerzos en pos de hacer frente con mayor eficacia a los di-
versos aspectos del tráfico ilícito de estupefacientes”.
Por último, el juez Borinsky expuso que no se observaban elementos que permitieran
afirmar que La Cotera Ratto se encontraba en una situación de vulnerabilidad y someti-
miento por parte de una organización criminal como para eximirla de responsabilidad
penal. Agregó que las afirmaciones de la defensa relativas al contexto socioeconómico en
el que se encontraba inmersa la acusada al momento del hecho, no lograban refutar lo
decidido razonablemente por el juez de la instancia previa.
¿Se menciona
Tipo y Indicadores Solución brin-
Modalidad Normativa la obligación de
Fallo anali- cantidad Planteo de la de situación dada por
de trans- internacio- analizar el caso
zado de sus- defensa de vulnera- cada
porte nal citada con perspectiva
tancia bili- dad juez/jueza
de género?
Víctima de si-
tuaciones de
violencia de
género; sin
trabajo formal;
carecía de
Transporte Sí, se citan fallos
obra social;
de un pa- de la Corte IDH
sin estudios
quete, que (“Masacre de
secundarios
contenía es- Mapiripán vs Co-
completos, y CADH, CE-
tupefacien- Jueza Le- lombia”, “Furlán
997,9 gra- además en- DAW y Con-
“R., M. C.” (año tes, adosado desma: estado vs. Argentina”) y
mos de - frentaba la ne- vención de
2021) a la cintura de necesidad los compromisos
cocaína cesidad de Belém do
con cinta justificante internacionales
brindar solu- Pará
elástica asumidos al rati-
ción urgente
mientras cir- ficar los tratados
al problema
culaba en un internacionales
de salud de su
micro que mencionó
pequeña hija,
quien presen-
taba una dis-
capacidad y
necesitaba
una cirugía
83
2023
Estudios sobre Jurisprudencia
Mahiques:
votó por confir-
mar la con-
dena, descartó
Error de tipo el error de tipo
invencible por considerar
En el baúl
como conse- Condición so- inverosímil e
de un ómni-
cuencia de “la cio-econó- improbable la
bus dentro
vulnerabilidad mica; su situa- declaración de
de unos bol-
estructural” y, ción familiar - la imputada y
sos se halla-
en subsidio, resultaba ma- consideró que
ron 6 pares
estado de ne- dre soltera de tampoco se
de zapatillas 2138,3
“Mañapira" cesidad excul- 4 hijos, dos de daba una si-
que conte- gramos de No No
(año 2017) pante por con- ellos con difi- tuación de es-
nían 12 pa- cocaína
siderar que cultades médi- tado de nece-
quetes en-
esos factores cas-, y la de- sidad. Le-
vueltos en
estructurales e sigualdad es- desma y
cinta de em-
individuales tructural en la Slokar: enten-
balar con es-
condicionaron que se encon- dieron que no
tupefa- cien-
su ámbito de traba había certeza
tes
autodetermi- respecto al co-
nación nocimiento de
la acusada del
material estu-
pefaciente que
transportaba.
Hornos men-
cionó que con la
sanción de la
Ley Nº 26.364 el
Estado dio cum-
plimiento al Pro-
Estado de mi-
tocolo para Pre-
seria econó- Hornos citó
Hornos: votó venir, Reprimir y
mica, acen- citó la Reco-
por anular la Sancionar la
tuada a raíz mendación
Cruce a pie sentencia y re- Trata de Perso-
Eximente de de la detec- Gral. Nº19
de la fron- enviar. Sos- nas, Especial-
responsabili- ción a su pe- del Comité
tera entre tuvo que la mente Mujeres y
dad prevista queño hijo de CEDAW.
Argentina y parte acusa- Niños, anexo de
Casi 6 en el art. 5 de una mancha Mahiques:
“Martínez Has- Bolivia con dora no des- la Convención
kgs. de la Ley 26.364 en su piel, que No. Figue-
san" (año 2018) una mochila cartó el su- de las Naciones
cocaína y, en subsidio, para descubrir roa: citó el
que contenía puesto de trata Unidas contra la
estado de ne- si era o no Protocolo de
el material invocado. Delincuencia Or-
cesidad excul- cancerígena Palermo, la
estupefa- Mahiques y Fi- ganizada Trans-
pante debía recu- CEDAW,
ciente. gueroa votaron nacional. Mahi-
rrirse a una ci- Conven. de
por anular y ques: No. Figue-
rugía que ella Belém do
absolver. roa: citó normas
no podía pa- Pará.
internacionales y
gar
nacionales relati-
vas a los dere-
chos de la mujer
y eliminación de
discriminación
contra la mujer.
Petrone y Ba-
Traslado en Falta de acre-
rroetaveña vo-
taxi trans- ditación del
4.310 gra- taron por anu-
portan-do elemento sub-
mos de lar el sobresei-
“Flores Con- una caja en jetivo por des- Bajos recur-
clorhidrato mien- to dis- No No
dorí" (año 2021) cuyo interior conoci- miento sos.
de co- puesto. Figue-
se hallaba del contenido
caína roa votó por
un parlante de la caja que
anular el re-
que contenía transportaba.
curso fiscal al
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Ministerio Público de la Defensa
85
2023
Estudios sobre Jurisprudencia
Carbajo votó
por confirmar
la sentencia,
sostuvo que la
situación de
vulnerabilidad
fue tenida en
cuenta al ha-
La acusada
berse dictado
se encon-
una pena que
traba en el
no se apartó
puesto de
del mínimo.
preembar-
Migrante, ma- Hornos enten- Sólo el juez Hor-
que del ae-
dre y única dió que no se Hornos citó nos hizo men-
ropuerto de
responsable daba un su- la Conven- ción a que debía
Bahía
del cuidado y puesto de ción de las tenerse en
Blanca con
Se invocó que crianza de trata, en tanto Naciones cuenta lo esta-
destino a
“La Cotera 907 gra- la imputada re- cuatro niños, la libertad -en Unidas con- blecido en las
Ushuaia,
Ratto" (año mos de sultaba víctima precaria situa- sentido am- tra el Tráfico “Reglas de Bra-
mientras lle-
2020) cocaína. de trata de ción econó- plio- de la Ilícito de Es- silia sobre el ac-
vaba tres
personas. mica, limitada imputada no tupefacientes ceso a
bultos es-
formación se había lesio- y Sustancias la Justicia de las
condidos:
educativa, víc- nado ni puesto Psicotrópi- personas en
uno en el
tima de violen- en peligro. Bo- cas. condición de
busto, uno
cia de género. rinsky sostuvo vulnerabilidad”.
dentro de
que no se ha-
una toalla fe-
bía acreditado
menina y
que la acu-
uno en su
sada se en-
vagina.
contrara en
una situación
de vulnerabili-
dad y someti-
miento por
parte de una
organización
criminal.
Respecto a este punto, estimo oportuno recordar que el Estado argentino asumió com-
promisos internacionales en materia de lucha contra la violencia de género al suscribir la
CEDAW –que posee jerarquía constitucional en virtud de lo establecido en el art. 75, inc.
22, de la Ley Fundamental– y la Convención de Belém do Pará.
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Ministerio Público de la Defensa
infligen daños o sufrimientos de índole física, mental o sexual, amenazas de cometer esos
actos, coacción y otras formas de privación de la libertad”.
Finalmente, merecen ser señaladas las “Reglas de las Naciones Unidas para el trata-
miento de las reclusas y medidas no privativas de la libertad para las mujeres delincuen-
tes”, conocidas como Reglas de Bangkok, por cuanto junto con la CEDAW y la Convención
de Belém do Pará constituyen herramientas clave que ofrecen directrices sobre cómo
poner fin a la violencia y la discriminación contra las mujeres.
Las citadas Reglas fueron sancionadas el 21 de diciembre de 2010 por la Asamblea Gene-
ral de las Naciones Unidas. Se trata de 70 reglas cuyo objetivo es mejorar las condiciones
y necesidades de las mujeres privadas de libertad. Ello parte de la premisa de que la dis-
criminación que sufren las mujeres en todos los niveles de la sociedad se agrava en los
establecimientos penitenciarios y que las mujeres en situación de privación de libertad
son un grupo especialmente vulnerable.
…toda conducta, por acción u omisión, basada en razones de género, que, de ma-
nera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en
una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física,
psicológica, sexual, económica o patrimonial, participación política, como así tam-
bién su seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado
o por sus agentes. Se considera violencia indirecta, a los efectos de la presente ley,
toda conducta, acción, omisión, disposición, criterio o práctica discriminatoria que
ponga a la mujer en desventaja con respecto al varón.
A su vez, el art. 5 de la ley local dispone los tipos de violencia que quedan especialmente
comprendidos en la definición del artículo precedente, a saber:
87
2023
Estudios sobre Jurisprudencia
3. Sexual: Cualquier acción que implique la vulneración en todas sus formas, con o
sin acceso genital, del derecho de la mujer de decidir voluntariamente acerca de su
vida sexual o reproductiva a través de amenazas, coerción, uso de la fuerza o intimi-
dación, incluyendo la violación dentro del matrimonio o de otras relaciones vincula-
res o de parentesco, exista o no convivencia, así como la prostitución forzada, explo-
tación, esclavitud, acoso, abuso sexual y trata de mujeres.
Cabe añadir que el decreto N° 1011/2010, reglamentario de la ley N° 26.485, define “re-
lación desigual de poder” como aquella que “se configura por prácticas socioculturales
históricas basadas en la idea de la inferioridad de las mujeres o la superioridad de los
varones, o en conductas estereotipadas de hombres y mujeres, que limitan total o par-
cialmente el reconocimiento o goce de los derechos de éstas, en cualquier ámbito en que
desarrollen sus relaciones interpersonales” (art. 4).
Ahora bien, con el objeto de estudiar de modo más acabado las implicancias que posee
la definición de un caso como constitutivo de un supuesto de violencia contra la mujer,
corresponde analizar algunas sentencias de la Corte IDH referidas al tema. El tribunal su-
pranacional ha hecho propia la definición de “violencia contra la mujer” contenida en el
art. 1° de la Convención de Belém do Pará. A su vez, para determinar si, en los casos
concretos, los actos de violencia sufridos por las víctimas pueden considerarse como “vio-
lencia de género”, se ha referido al alcance del art. 5 de la CADH, que consagra el derecho
a la integridad personal, en relación con la Convención de Belém do Pará y la CEDAW,
que considera elementos del “corpus juris internacional en materia de protección de la
88
Referencia Jurídica e Investigación
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Ministerio Público de la Defensa
integridad personal de las mujeres”9. De tal modo, violencia sexual, abortos forzados,
mutilaciones y femicidio son algunos de los actos que la Corte ha tenido ocasión de cali-
ficar como formas de violencia basadas en el género. Entre esos tipos, la violencia sexual
ha sido considerada un caso paradigmático de violencia contra la mujer.
Por otro lado, no debe olvidarse que las mujeres que se encuentran en especial situación
de vulnerabilidad tienen derecho a una debida protección integral de parte del Estado,
de acuerdo a la legislación nacional e internacional, lo que incluye la incorporación de la
perspectiva de género al momento de adoptar cualquier decisión que las afecte –aspecto
al que me referiré en el punto que sigue–.
Con relación a esto último, ha sostenido la CIDH en el Informe Acceso a la Justicia para
las Mujeres Víctimas de Violencia en las Américas (2007) que
…un acceso de jure y de facto a recursos judiciales idóneos y efectivos resulta indis-
pensable para la erradicación del problema de la violencia contra las mujeres, así
como también lo es el cumplimiento de los Estados de su obligación de actuar con
la debida diligencia frente a tales actos (párr. 1).
[E]l poder judicial constituye la primera línea de defensa a nivel nacional para la pro-
tección de los derechos y las libertades individuales de las mujeres, y por ello la im-
portancia de su respuesta efectiva ante violaciones de derechos humanos (párr. 6).
9
Corte IDH Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia del 25
de noviembre de 2006, párr. 276.
89
2023
Estudios sobre Jurisprudencia
Como punto de partida del análisis que me propongo efectuar en este apartado resulta
imprescindible reconocer dos situaciones: por un lado, la discriminación y violencia que
sufren las mujeres en nuestras sociedades, como resultado de un sistema patriarcal que
durante siglos y en todos los países del mundo ha basado el orden social de poder en un
modo de dominación cuyo paradigma es el hombre, y, por el otro, el vínculo existente
entre la discriminación y la violencia contra el colectivo en cuestión. Es por ello que la
aplicación de la perspectiva de género pretende neutralizar las graves consecuencias que
la negación de la igualdad y el derecho a vivir una vida libre de violencia acarrea para las
mujeres.
La perspectiva de género es una categoría de análisis que sostiene que las diferencias
entre hombres y mujeres se explican a partir de las condiciones sociales, culturales, polí-
ticas, económicas y jurídicas, históricamente creadas para determinar la vida de hombres
y mujeres a partir de su sexo biológico (cf. Scott, 1996). Dicho en otras palabras, la pers-
pectiva de género es esa mirada que nos enfrenta a reconocer que la realidad se vive de
manera muy diferente entre hombres y mujeres, con amplias desventajas para las segun-
das, dado que el sistema está basado en las ideas de la superioridad masculina y la infe-
rioridad de las mujeres.
90
Referencia Jurídica e Investigación
Secretaría General de Capacitación y Jurisprudencia
Ministerio Público de la Defensa
En efecto, el derecho penal, tanto en lo que respecta al proceso judicial como en su parte
sustantiva, no puede ser ajeno a la aplicación de la perspectiva de género. La incorpora-
ción de la perspectiva de género en una sentencia sobre violencia contra la mujer exige
diversas condiciones, tales como: comprensión del fenómeno de la violencia contra la
mujer; adecuada identificación de las relaciones desiguales de poder entre los géneros;
utilización de un lenguaje no sexista; ausencia de prejuicios y estereotipos de género;
incorporación de los estándares internacionales que protegen los derechos de las muje-
res, entre otras.
Cabe añadir que la ausencia de la perspectiva de género ante casos de violencia machista
impacta directamente en la vida de las mujeres y coadyuva a sostener un sistema que se
basa en relaciones de jerarquía por razones de género y, con ello, se anula el derecho de
las mujeres a vivir una vida libre de violencia.
Ahora bien, poniendo el foco en el análisis de los fallos de la CFCP seleccionados en este
trabajo, cabe decir que, al haber tenido lugar en el contexto de situaciones de vulnerabi-
lidad de mujeres –ya sea por ser víctimas de violencia de género, por el contexto social,
cultural, económico, etc. –, el Estado argentino debió observar en cada uno de esos casos
los estándares internacionales que rigen en la materia a la hora de investigar y juzgar
10
Recomendación General No. 28, relativa a las obligaciones de los Estados parte en relación al Artículo 2
de la CEDAW,/C/GC/28. Párr. 33 y 39.
91
2023
Estudios sobre Jurisprudencia
tales hechos. Sin embargo, en algunos de esos precedentes ninguna mención se hizo si-
quiera respecto a los deberes que posee el Estado argentino con relación a los derechos
de la mujer. Debe tenerse presente en este punto que la Corte IDH ha expresado que
Así, resulta que de los siete fallos analizados, solo citaron los derechos que los instrumen-
tos internacionales reconocen a las mujeres la jueza Ledesma en “RMC” (con cita de la
CADH y de la CEDAW y la Convención de Belém do Pará); y el juez Hornos y la jueza Fi-
gueroa en “Martínez Hassan” (que memoraron lo establecido en la Recomendación N°
19 del Comité CEDAW, y el Protocolo de Palermo, la CEDAW y la Convención de Belém
do Pará, respectivamente). Además de ello, en “RMC” la jueza Ledesma citó fallos de la
Corte IDH relativos a los compromisos de los Estados frente a las mujeres, así como tam-
bién desarrolló las obligaciones que poseen los Estados en virtud de los instrumentos
internacionales citados. Por su parte, en “Martínez Hassan” Hornos destacó que con la
sanción de la ley N° 26.364 el Estado argentino dio cumplimiento al Protocolo para Pre-
venir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente Mujeres y Niños, anexo
de la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacio-
nal. A la vez, Figueroa recordó los deberes que posee el Estado en virtud de diversas nor-
mas internacionales y nacionales relativas a los derechos de la mujer y eliminación de
discriminación contra la mujer.
Como dije, en los restantes fallos ninguna mención se hizo a la normativa internacional
de derechos humanos que consagra derechos especiales en favor de las mujeres. En los
fallos “Mamani”, “Poblete Astete” y “La Cotera Ratto” –en este último precedente única-
mente el juez Hornos– para avalar las condenas adoptadas respecto de las mujeres acu-
sadas se valoraron únicamente las obligaciones que consagra la Convención de las Nacio-
nes Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas para el
Estado argentino. Sin embargo, salvo el Juez Hornos en “La Cottera Ratto”, se soslayaron
los deberes que también posee el Estado en lo que respecta al tratamiento de las mujeres
que se encuentran en situación de vulnerabilidad y/o son víctimas de violencia. Pues,
Hornos destacó que a los efectos de analizar la posibilidad de que la imputada haya sido
víctima del delito de trata de personas correspondía tener en consideración su situación
personal conforme las “Reglas de Brasilia sobre el acceso a la Justicia de las personas en
condición de vulnerabilidad”. No obstante, entendió que en el caso no había quedado
11
CorteIDH, Caso Inés Fernández Ortega vs. México, sentencia del 30 de agosto del 2010, Serie C-215. Párr.
193.
92
Referencia Jurídica e Investigación
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Ministerio Público de la Defensa
acreditada la existencia de una lesión o puesta en peligro sobre el bien jurídico que el art.
145 bis del Código Penal pretende proteger, es decir, la libertad.
En lo que sigue estudiaré diferentes estrategias defensistas para resolver los casos anali-
zados en este trabajo con enfoque de género. De modo inicial debo destacar que las mu-
jeres que cumplen roles en el transporte o contrabando de estupefacientes conforman
generalmente los eslabones más bajos de la cadena de tráfico –por lo que se enfrentan
a un mayor riesgo de detención y encarcelamiento–, suelen encontrarse en situación de
alta vulnerabilidad socioeconómica y marginalidad, y con hijos/as a cargo. Por todo ello,
su encarcelamiento no representa un impacto significativo sobre la reducción del comer-
cio de estupefacientes, pero sí tiene consecuencias importantes para esas mujeres y para
quienes dependen de ellas.
[l]a palabra ‘mula’ tiene una fuerte connotación negativa y peso simbólico, ya que
se asocian los atributos del animal de carga –terquedad, brutalidad y fortaleza física–
con las características de las personas que hacen este tipo de actividades. Esta ana-
logía caracteriza la naturaleza y las cualidades exigidas por la actividad que realizan
los correos de drogas y, a su vez, da cuenta de la posición subordinada en la que se
ubican estas personas dentro de la configuración de las operaciones del tráfico [cita
omitida] (Anitua y Picco, 2012).
Al analizar el contexto en que estas mujeres se hallan deben ser considerados ciertos
factores, tales como: las condiciones de pobreza y exclusión social, la maternidad y el rol
de cuidado de otras personas dependientes, la jefatura de hogar, el nivel de instrucción,
la formación laboral, la inmigración, si resultan víctimas de violencia de género, entre
otros.
[t]anto los delitos que cometen las mujeres para obtener drogas para el consumo,
como su involucramiento en delitos relacionados con la producción, la distribución,
el suministro y la venta de drogas, tienen que ver, a menudo, con la exclusión social,
la pobreza y la violencia de género. La mayoría tiene poca o nula educación, vive en
condiciones de pobreza y es responsable del cuidado de dependientes, sean ellos
niños/as, jóvenes, personas de mayor edad o personas con discapacidad12.
12
Mujeres, políticas de drogas y encarcelamiento. Una guía para la reforma de políticas en América Latina.
Trabajo colectivo realizado por el Grupo de Trabajo sobre Mujeres, Políticas de Drogas y Encarcelamiento.
93
2023
Estudios sobre Jurisprudencia
Antes de continuar, debo efectuar una aclaración: en este trabajo no se realizarán pro-
puestas de política criminal que procuren reformas legislativas, sino que se brindarán al-
ternativas, desde la dogmática penal, que promuevan soluciones más justas en los casos
concretos.
En ese norte, debe atenderse a la situación en que esas mujeres se encuentran al realizar
las conductas de transporte o contrabando, esto es: si tenían efectivo poder de disposi-
ción sobre el material estupefaciente; si poseían conocimiento del contenido de la mer-
cancía transportada; si se hallaban en una situación de necesidad a causa de su extrema
vulnerabilidad; si contaban o no con margen de libertad al decidir realizar la conducta; en
el caso de ingesta de estupefacientes, debe tenerse en cuenta el riesgo para la vida e
integridad física al que se enfrentan en caso de que las cápsulas se rompan, etc.
Ahora bien, pese a que se cuenta con un ordenamiento jurídico –tanto a nivel internacio-
nal como local– de avanzada en materia de género, en la práctica continúan observán-
dose decisiones judiciales que no respetan debidamente los compromisos asumidos. En
cierto modo, esto obedece a la insuficiente incorporación de la perspectiva de género. Es
por ello que se ha sostenido la necesidad de que
Organizaciones: WOLA, Consorcio Internacional sobre Políticas de Drogas (IDPC), Dejusticia y Comisión In-
teramericana de Mujeres (CIM) de la Organización de los Estados Americanos (OEA). ISBN: 978-958-59192-
5-9 Versión digital 978-958-59192-6-6 Versión impresa, p. 8.
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Ministerio Público de la Defensa
En este punto, cabe destacar que la Ley Orgánica del Ministerio Público de la Defensa de
la Nación (ley N° 27.149) prevé en su artículo 42, inc. “n”, que es un deber de los defen-
sores y las defensoras promover una defensa con perspectiva de género. Se trata de un
reconocimiento implícito de la existencia de una desigualdad estructural en la cual están
insertas las mujeres.
Dicho esto, a fin de diseñar una estrategia de litigio con enfoque de género, que atienda
las particulares circunstancias en que se encuentran las mujeres involucradas en activi-
dades de transporte o contrabando de drogas, agruparé aquellos casos que poseen notas
características comunes.
Bajo este título agrupo los casos de mujeres que atraviesan especiales condiciones de
pobreza y se ven involucradas en la comisión de delitos asociados al transporte o contra-
95
2023
Estudios sobre Jurisprudencia
[t]odos los estudios sobre mujeres encarceladas por delitos de drogas coinciden en
dibujar un perfil de alta vulnerabilidad y condiciones extremas de exclusión social,
definido por la ‘marginalidad, bajo nivel educativo, historias familiares marcadas por
distintas formas de violencia, inserción en el mundo del trabajo desde la infancia,
principalmente en la economía informal, embarazos en la adolescencia y una ausen-
cia de los mecanismos de protección y garantía de los derechos humanos por parte
del Estado’, añadiendo en muchos casos la responsabilidad de ser cabeza de familias
monoparentales con hijos/as y personas mayores a su cargo [cita omitida] (Laurenzo
Copello, 2020).
Por todo ello es que las mujeres de sectores socialmente oprimidos son útiles a las redes
de narcotráfico: su alta vulnerabilidad y la necesidad económica acuciante las hace fácil-
mente manipulables y al mismo tiempo prescindibles, razón por la cual se sitúan en los
niveles más bajos de las operaciones de transporte (o venta) de droga, que al mismo
tiempo son las actividades más expuestas al control policial (cf. Laurenzo Copello, 2020).
Una respuesta adecuada para esos casos resulta ser la eximente de estado de necesidad,
ya sea justificante (cf. art. 34, inciso 2°, segunda parte, del Código Penal) o exculpante (cf.
art. 34, inciso 3°, del mismo cuerpo de normas), lo que dependerá, en el caso concreto,
de la jerarquía de los bienes jurídicos en juego, así como de la mensuración del peligro al
que cada uno de ellos se enfrenta.
96
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Ministerio Público de la Defensa
Un tercer grupo de casos está dado por aquellas mujeres que son forzadas a transportar
drogas –sea en el interior de sus equipajes o a ingerir cápsulas que contienen estupefa-
cientes– a partir de intimidación y amenaza de sufrir daños graves, para ellas o para sus
familiares y/o allegados, o por enfrentarse a una situación extrema a partir de la cual su
decisión de realizar la conducta reprochada no pueda reputarse libre. De tal modo, se ha
explicado que
no parece dudoso que frente a un peligro muy limitado para un bien jurídico supra-
individual, como es la salud pública, han de prevalecer aquellas situaciones donde
se trata de evitar directamente la lesión de bienes jurídicos personales de alto valor,
como sucede cuando una mujer acepta realizar una operación de tráfico por ingesta
de cápsulas para pagar el tratamiento médico de un hijo u otro familiar gravemente
enfermo. En este caso no solo cabe argumentar en torno al alto valor que el propio
ordenamiento jurídico concede a los bienes en juego (vida, salud), sino que también
ha de tenerse en cuenta que se trata de un riesgo de lesión más o menos segura
frente a un peligro abstracto para potenciales consumidores cuya concreción re-
quiere todavía muchos pasos intermedios. Además de estar en juego un deber de
garante de la mujer respecto a sus familiares a cargo que inclina todavía más la ba-
lanza a favor de la acción necesaria [cita omitida] (Laurenzo Copello, 2020).
Asimismo, también se incluyen en este grupo los casos de mujeres que se encuentran en
contextos de violencia de género: en tales supuestos, las mujeres cumplen las conductas
que se les exige como único modo de salvaguardar su vida e integridad física, o algún otro
bien jurídico que sea objeto de amenazas. Respecto a esto último, debe tenerse en
cuenta que
Entonces, para demostrar que la acción ha sido necesaria en el caso concreto, debe eva-
luarse la severidad del daño o peligro para el bien jurídico amenazado (sea la vida de la
mujer, su integridad u otro bien jurídico).
97
2023
Estudios sobre Jurisprudencia
En ciertas situaciones, las mujeres que realizan los actos de transporte o contrabando de
estupefacientes constituyen verdaderas víctimas del delito de trata de personas. Para
brindar adecuada respuesta a esos casos y a la protección que debe garantizar el Estado
a esas mujeres, no debe perderse de vista que la trata de personas es uno de los delitos
más graves que prevé nuestro ordenamiento y conculca varios de los derechos de la víc-
tima del ilícito. De allí que se describa a la trata como un delito pluriofensivo. En estos
supuestos se produce una captación, transporte y/o receptación de la víctima, con fines
de explotación.
Cabe destacar que el “Protocolo para Prevenir, Suprimir y Castigar la Trata de Personas,
especialmente de Mujeres y Niños”, que complementa la Convención de las Naciones
Unidas en contra de la Delincuencia Organizada Transnacional define a la trata en el art.
3. Entre las finalidades del Protocolo se enuncian la necesidad de prevenir y combatir la
trata, proteger y ayudar a las víctimas, respetando sus derechos humanos, y promover la
cooperación de los Estados para lograr esos fines.
98
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ordenamiento jurídico interno provea medidas que brinden a las víctimas de la trata de
personas la posibilidad de obtener indemnización por los daños sufridos” (art. 6.6).
…existe un universo de mujeres que hoy resultan víctimas de políticas penales que
paradójicamente pretenden evitar el fenómeno que se busca combatir [cita omi-
tida]. La cláusula de no punibilidad debe servir para quitarle responsabilidad penal a
una víctima del delito de trata en etapas tempranas del proceso –justamente para
evitar la revictimización, o el padecimiento de ‘violencia institucional’ provocada por
el Estado, al no actuar con la debida diligencia–, sin necesidad de que su suerte
quede atada al resultado final del sumario; o del que pudiera eventualmente tener
el proceso en el que se juzgue a sus tratantes (Castro, 2017).
Como ya mencioné, a nivel local, la ley N° 26.364 establece un marco normativo integral
para la implementación de medidas destinadas a prevenir y sancionar el delito de trata,
y la asistencia y protección de las víctimas. Es en esa línea que en su art. 5 establece una
cláusula de no punibilidad. Explicando esa disposición se ha dicho:
En función de esta excusa absolutoria [cita omitida], la persona que es objeto de una
red de trata e inducida, condicionada u obligada a cometer un delito, no debe recibir
un reproche de culpabilidad, pues carece de autodeterminación y libertad para con-
ducir sus acciones. De este modo se atiende a la condición de vulnerabilidad en la
que se encuentra la víctima de trata, que es llevada a realizar una conducta penada
por el estado de indefensión, de debilitamiento de la personalidad, donde se ausen-
tan las fuerzas para poder enfrentar todo tipo de presiones inhumanas y amenazan-
tes (Martínez, 2013).
Con una visión diferente respecto a la naturaleza jurídica de esa cláusula, se ha entendido
que la eximente
13
Informe de la Relatora Especial sobre la trata de personas, especialmente mujeres y niños, Joy Ngozi
Ezeilo, presentado ante el Consejo de Derechos Humanos en el 20º período de sesiones, 6 de junio de
2012, A/HRC/20/18.
99
2023
Estudios sobre Jurisprudencia
En resumen, a partir de lo explicado hasta aquí puede decirse que los principales proble-
mas que surgen en los casos de mujeres acusadas por delitos de transporte o contra-
bando de drogas pueden ser resueltos con perspectiva de género utilizando las propias
categorías que nos brinda la dogmática penal. Así, las soluciones estarán dadas en el ám-
bito de la tipicidad objetiva por ausencia de poder de disposición respecto de la droga o
de la tipicidad subjetiva por falta de dolo, en caso de engaño sobre el material transpor-
tado; antijuridicidad y culpabilidad para los casos de estado de necesidad; también en el
estrato de culpabilidad para los casos de coacción y de víctimas de la trata de personas.
10. CONCLUSIONES
En este trabajo se analizaron diversos fallos de la Cámara Federal de Casación Penal con
el objetivo de determinar si las decisiones adoptadas fueron tomadas o no con perspec-
tiva de género y respetando los estándares internacionales en materia de protección de
los derechos de la mujer y eliminación de las situaciones de violencia de género.
Los puntos en común de tales casos están dados por haberse encontrado imputadas mu-
jeres en situación de vulnerabilidad y haber sido acusadas por ingesta u ocultamiento en
el cuerpo de estupefacientes, ocultamiento de droga en equipajes o elementos de guar-
dado, o por participación secundaria en el transporte de estupefacientes llevado a cabo
por otra persona.
Luego de estudiar las decisiones adoptadas en esos fallos, me permito concluir que si bien
la República Argentina cuenta con un importante marco normativo –tanto a nivel nacio-
nal, como internacional– que procura eliminar situaciones de desigualdad y de violencia
sufridas por ese colectivo, reconociendo múltiples derechos de las mujeres y, como con-
tracara, deberes para el Estado, lo cierto es que se observan prácticas judiciales que des-
conocen los compromisos asumidos.
Se trata de decisiones que, en mi opinión, no han sido tomadas con perspectiva de género
ni resultan respetuosas de los estándares internacionales en materia de protección de
los derechos de la mujer. Pues, de los siete fallos analizados, sólo citaron los derechos
que los instrumentos internacionales reconocen a las mujeres la jueza Ledesma en
“RMC”, y el juez Hornos y la jueza Figueroa en “Martínez Hassan”. En los restantes fallos,
ninguna mención se hizo a la normativa internacional de derechos humanos referida a
los derechos de las mujeres.
100
Referencia Jurídica e Investigación
Secretaría General de Capacitación y Jurisprudencia
Ministerio Público de la Defensa
Asimismo, se observa que en múltiples ocasiones –léanse los fallos “Mamani”, “Poblete
Astete” y “La Cotera Ratto”– se echó mano a compromisos internacionales asumidos por
el Estado argentino, pero ello se hizo con el objetivo de avalar las condenas adoptadas:
es decir, se recurrió a la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de
Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, soslayando las obligaciones internacionales
que también posee el Estado argentino en lo que respecta al tratamiento de las mujeres
que se encuentran en situación de vulnerabilidad y/o son víctimas de violencia.
Por otro lado, hago notar que si bien en el fallo “Mañapira”, del año 2017, la jueza Le-
desma y el juez Slokar resolvieron en favor de la postura defensista, no incluyeron la pers-
pectiva de género en la decisión adoptada. De allí que el fallo dictado por la jueza Le-
desma en 2021 en “R., M. C.” resulte superador respecto al anterior dado que, más allá
de que la decisión final adoptada en ambos casos fue favorable a la defensa, en la argu-
mentación del último de esos casos sí se tuvieron en cuenta los estándares internaciona-
les en la materia.
En este trabajo se han enunciado algunas posibles soluciones que observan los compro-
misos asumidos por el Estado argentino. Sin embargo, la solución dogmática que corres-
ponda adoptar dependerá de la casuística y cuestiones de hecho de los casos concretos.
A modo de conclusión, diré que más allá de la concreta solución dogmática, no deben ser
dejados de lado los estándares que consagran la normativa y jurisprudencia internacional
para los casos de mujeres imputadas que se encuentran en especial situación de vulne-
rabilidad –ya sea por sus condiciones personales o por encontrarse en un contexto de
violencia–. Es allí, en la labor que realizan los y las operadores judiciales, donde todavía
queda mucho trabajo por hacer. Sólo avanzando en ese sentido se adoptarán decisiones
más humanitarias, que tiendan a eliminar las situaciones de desigualdad existentes entre
hombres y mujeres en lo que concierne al ejercicio de sus derechos.
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