Perspectivas en Psicología: Revista de Psicología y Ciencias Afines 1668-7175
Perspectivas en Psicología: Revista de Psicología y Ciencias Afines 1668-7175
Perspectivas en Psicología: Revista de Psicología y Ciencias Afines 1668-7175
Campodónico, Nicolás
Las Categorías clínicas y el campo unifi cado del padecimiento subjetivo: la clínica
psicoanalítica en la actualidad
Perspectivas en Psicología: Revista de Psicología y Ciencias Afines, vol. 14, núm. 2,
diciembre, 2017, pp. 42-51
Universidad Nacional de Mar del Plata
Mar del Plata, Argentina
Resumen
Desde los comienzos del Psicoanálisis, Freud se ocupó de organizar el campo de su clínica considerando la forma de
presentación del síntoma y su relación con aquello que lo determina. Sin embargo, en la actualidad, el campo de la
Psicopatología incluye los llamados “nuevos síntomas”; aquellos que, en estrecha relación con aspectos específicos de
la cultura contemporánea, se presentarían frecuentemente con carácter epidémico. Se abordará el condicionamiento
histórico-cultural y su incidencia en los cambios en la envoltura formal del síntoma, así como la importancia en la pre-
sentación de los llamados “nuevos síntomas” que para algunos autores se presentan con carácter epidémico y que para
Stevens (2001) pueden considerarse desnudos por la ausencia de envoltura formal y la predominancia de manifesta-
ciones de puro goce. Nos referimos a perturbaciones como anorexia, bulimia, automutilaciones, etc. De esta forma
aparecen términos que intentan fijar una verdad que procure una satisfacción al sujeto. Entonces nos interrogamos
acerca de la vestidura que el síntoma adquiere en la época contemporánea, es decir, ¿estas demandas se insertarían
en las presentaciones de los llamados “nuevos síntomas”?. De ser así, si se trata de nuevas formas de síntomas, ¿qué
aportarían como novedad al campo de la clínica?
Clinical Categories and the unified field of subjective suffering: the psychoanalytic clinic today.
Abstract
From the beginning of Psychoanalysis, Freud was in charge of organizing the field of his clinic considering the form
of presentation of the symptom and its relation with that which determines it. However, at present the field of Psy-
chopathology includes the so-called “new symptoms”, those that in close relation with specific aspects of the con-
temporary culture, would frequently present with epidemic character. Historical-cultural conditioning and its impact
on the changes in the formal envelope of the symptom will be addressed, as well as the importance of presenting the
so-called “new symptoms” that for some authors are presented as epidemic and for Stevens (2001) To be considered
naked by the absence of formal envelopment and the predominance of manifestations of pure enjoyment. We refer
to disturbances as anorexia, bulimia, self-mutilations, etc. In this way, there are terms that try to establish a truth that
seeks satisfaction for the subject. So we ask ourselves about the dress that the symptom acquires in the contemporary
age, that is to say, these demands would be inserted in the presentations of the so-called “new symptoms”?, and if this
is the case with new forms of symptoms, what would contribute as a novelty to the field of the clinic?
disciplina fabril, la criminología dentro de la disciplina Psicoanálisis surge en un momento histórico en que
carcelaria y la psicopatología dentro de la disciplina se había afianzado la medicalización de los trastornos
psiquiátrica y asilar (Foucault; 1973-1974). mentales.
Sin embargo, lo normal es una categoría que se Es así que podemos decir que la clínica
construye desde su negación, porque lo que su origen psiquiátrica que inaugura Pinel a partir de la redefinición
sintetiza no es la normalidad, sino la anormalidad que de la dimensión de lo psíquico conduce, asimismo, a un
confirma la propia pertenencia a lo Uno, a lo Mismo. uso peculiar de los conceptos “normal” y “patológico”,
Resulta inventada para afirmar lo propio e instalar “salud” y “enfermedad”. El Psicoanálisis surge en este
el control, expulsar, aniquilar, corregir, censurar, contexto pero, establece una nueva clínica que reformula
moralizar, domesticar todo lo que exceda sus propios los conceptos hasta tal punto, que permite trastocar
límites, todo lo Otro. Esta construcción de lo anormal a las relaciones existentes entre patología, etiología
su vez, un Otro que encarna nuestro más absoluto temor y terapéutica, trastocamiento que es solidario de la
a la incompletud, a la incongruencia, a la ambivalencia, modificación sustancial del lazo social médico-enfermo,
al desorden, a la imperfección, a lo innombrable. a partir de la creación del dispositivo analítico necesario
Es Canguilhem (1971) quien ha señalado que para la implementación del método.
el pensamiento y la actividad del médico resultarían Resulta necesario subrayar que la clínica
incomprensibles si no contaran con las nociones de psicoanalítica es una clínica que sitúa su intervención
normal y patológico, a las que podríamos agregar salud en un campo patológico, en tanto el punto de partida es
y enfermedad, teniendo en cuenta que ambos pares el síntoma, aquello que como malestar, desadaptación,
opositivos no se ubican en el mismo plano. ¿Existen desequilibrio, siempre está referido al discurso imperante,
ciencias de lo normal y lo patológico?, se pregunta sus normas y valores. Desde esta perspectiva, el síntoma
Canguilhem y se aboca a analizar detalladamente las siempre se presenta en un principio en su vertiente
definiciones posibles para estas nociones y a demostrar patológica como “lo que no marcha” según lo plantea
la complejidad que conlleva abordar las dicotomías antes Lacan, o como una “interferencia” como lo planteaba
mencionadas. Pero nuestro interés por su lectura reside Freud. En otras palabras, es lo que Freud denominaba
en que, la misma, resulta de utilidad para pensar cómo “enfermedad en sentido práctico”, en tanto el sujeto
pueden intervenir los psicoanalistas en relación con una que lo padece se queja de su impotencia para lograr
práctica multidisciplinaria como lo es la salud mental. que las cosas continúen como hasta entonces sin poder
Es importante mencionar, en primer término, librarse de lo que entorpece el curso normal de su vida.
que lo señalado por Canguilhem respecto de la actividad En esta dirección, debemos recordar que nociones
del médico, no puede ser extendido a la actividad tales como “morfología clínica”, “síntoma”, “etiología”
del psicoanalista ya que para él carecer de aquellas y “patología”, son utilizadas por Freud en el curso de su
definiciones no se convierte en un obstáculo para el obra. Nos interesa subrayar entonces el nuevo sentido que
ejercicio de su práctica. Los términos salud-enfermedad estos términos adquieren en Psicoanálisis, términos que
son términos médicos y el Psicoanálisis no categoriza Freud utiliza para organizar las novedades que encuentra
de ese modo las estructuras inconscientes dado que a partir de la originalidad de su práctica. Resulta de interés
no existe un inconsciente sano o enfermo, tampoco el sentido que adquiere la misma noción de “categoría
uno normal o patológico. Sin embargo, encontramos, clínica”, solidaria de una ruptura de la oposición normal-
teniendo en cuenta la relación médico-paciente, un patológico que se encuentra en el fundamento de las
punto de intersección interesante entre ambas disciplinas perspectivas psicopatológicas previas a Freud y que persiste
a partir del cual el médico y el psicoanalista pueden hasta la actualidad. Violencia, adicciones, anorexias y
trabajar conjuntamente en el marco de la asistencia del bulimias, depresiones, son algunas de las patologías que se
internado o el paciente ambulatorio. mencionan cuando se habla de las nuevas presentaciones
Es necesario situar la ruptura que conlleva el en la clínica actual. Se habla también de nuevos síntomas,
advenimiento del Psicoanálisis, ruptura en el registro de patologías del acto o del consumo, o también “patologías
la clínica y de la patología misma, ruptura en relación de la ética” o del objeto. Se coincide, generalmente, en que
al contexto que, a su vez, condiciona la novedad de la mayor parte de estos síntomas rechazan el inconsciente,
su intervención. Al respecto podemos recordar que el por lo que resistirían al dispositivo clásico psicoanalítico
(por lo menos en lo que a dicha presentación respecta, “todo está en el sentido del “como a tí mismo”. Y
ya que no se consideran síntomas descifrables). Es decir designó esta fuerza con el nombre de narcisismo. No
que, entre los psicoanalistas orientados en la enseñanza de hay nada sorprendente en que no sea más que yo mismo
Lacan, se acuerda con que los llamados “síntomas de la lo que amo en mi semejante. Me amo a mi mismo en la
época”, si bien no objetan las estructuras clínicas, plantean medida en que me desconozco esencialmente, sólo amo
problemas al diagnóstico y a la posibilidad de instalar el a otro” (Lacan, 1960, p.45-46).
dispositivo analítico. Sin embargo, cabe preguntarse El punto central quedó situado en la segunda
qué es aquello que se considera nuevo y cuáles serían las parte del mandamiento, en el “como a ti mismo”,
consecuencias de esta “novedad”. perdiendo entonces el amor su lugar de imperativo
simbólico. La tensión establecida entre el yo y su
El malestar en la cultura: la versión freudiana y lacaniana semejante, no es ya de base pulsional tal cual lo planteó
Freud, sino que está dado por los avatares agresivos
Cuando nos remitimos a hablar del malestar en de los circuitos imaginarios. Finalmente, sitúa como
la cultura, es inevitable la referencia a Freud, quien no resultados de tal tensión narcisista, al odio como sombra
dudó en situar una tensión que resulta fundante de la del amor y al efecto de desconocimiento real, donde el
civilización humana: la irresoluble dialéctica entre Vida semejante se vuelve otredad. Dijo al final de ese escrito:
y Muerte. En el final de El malestar en la cultura (1930) “la ambivalencia por la cual el odio sigue como su sombra
afirmó: “Y ahora cabe esperar que el otro de los dos todo amor por ese prójimo, que es también para nosotros
“poderes celestiales”, el Eros eterno, haga un esfuerzo lo más extranjero”. (Lacan 1960; 62).
para afianzarse en la lucha contra su enemigo igualmente b) En el Seminario XXI de 1973, Lacan presentó una
inmortal. ¿Pero quién puede prever el desenlace?” (p. lectura diferente del mandamiento. Ya no se trataría
140) De esta manera, Freud no sólo sostuvo que no tan sólo de la relación narcisista entre el yo y la imagen,
habría ni síntesis ni integración para esta dialéctica entre sino de la relación entre el uno y el otro como instancias
“potencias eternas”, sino y por sobretodo, que la relación del campo relacional. Dijo en la clase 4: “este precepto
entre ambas pulsiones está caracterizada por la “lucha”. funda la abolición de la diferencia de los sexos. Cuando
Para Freud, la cultura es una construcción del Eros les digo que no hay relación sexual, no dije que los sexos
en su intento por frenar el irremediable empuje de la se confundan, ¡muy lejos de eso!”. (Lacan, 1973). De esta
Muerte. El malestar de la civilización no se produce por manera, lo que está en juego en el mandamiento es el
los frenos sociales a la sexualidad sino que se instauraría intento de la cultura por borrar lo real de las diferencias
por la irresoluble tensión existente, en la lucha del Eros sexuadas, a partir de la ilusión de igualdades. Lo que quedó
con la pulsión tanática. Entonces la relación entre unos excluido con el mandamiento es una sentencia cultural que
y otros se inscribiría en las coordenadas de lucha a partir sería inherente a lo humano: que sí hay la diferenciación
de la dialéctica pulsional, quedando como instancia sexuada. Tal sentencia tendría por lo menos dos destinos: o
necesaria de la cultura el imperativo del amor, como que habría que borrar la diferencia con un amor unificante,
legalidad erótica que tiene a la continuidad de la vida. modalidad planteada por el mandamiento de la cultura;
Por el contrario, una pregunta se impone por su o que, justamente por sostener lo real de la diferencia
relevancia: ¿se trató para Lacan del mismo malestar en como un imposible de borrar, se pueda escribir la lógica
la cultura? Lacan podemos decir que realizó tres lecturas estructurante del no hay relación sexual.
en su enseñanza, en la medida que construía otra c) Finalmente, en El Seminario XXII de 1974-1975,
versión del malestar en la cultura y de sus respectivas Lacan alcanzó una versión diferente del malestar
implicancias en la estructura del sujeto. en la cultura. En la clase 10 afirmó: “el amor es
a) En “El discurso a los católicos” de 1960, odioenamoramiento, hainamoration. No se trata,
Lacan ubicó el mandamiento cultural (“amarás ciertamente de que dado el caso el amor se preocupe
al prójimo como a ti mismo”) a partir del lo mínimo por el bien-estar del otro, pero está claro que
concepto de narcisismo en Freud. no lo hace más que hasta un cierto límite para el que
De esta manera, la intersubjetividad y el hasta hoy no he encontrado nada mejor que el nudo
encuentro con la otredad se redujeron a la tensión de borromeo para representarlo, a este límite”. Es
especular de la imagen: interesante situar que en este límite escrito en el nudo
de borromeo, Lacan encontró que el RSI del amor real la civilización actual, su malestar, es “una crisis de lo real”
(ya no sólo imaginario o simbólico) se entrelazaría con en la medida que el hombre queda desorientado frente a la
el odio, pero por fuera de la tensión narcisista. Sería el proliferación de los semblantes que no logran cubrir lo real
a-mor en el lugar del objeto a como a -muro real, que y lo enfrentan irremediablemente a la angustia, bajo la cara
presentifica la castración entre Uno y Otro. Un poco de los síntomas paradigmáticos de la época: la depresión y la
más adelante agrega: “hay que dar un paso más, sin el adicción generalizada.
cual no se comprende nada en el lazo de esta castración Por ello podemos decir que tenemos un nuevo Otro
con la interdicción del incesto: esto es ver que el lazo en el campo, uno que no habíamos tenido antes, que pide
es lo que yo llamo la no-relación sexual”. (Lacan, 1975) tratamientos más rápidos, menos costosos, enteramente
De esta forma, Lacan pudo ubicar que la irresoluble predecibles y cuya terminación y duración pueden ser
diferenciación sexuada implícita en el no-hay relación anticipados. Con esto también estamos frente a un nuevo
sexual sería el lazo que articula castración con interdicción tipo de demandas. Es así el modo en que Miller (2005)
del incesto siempre que el odioenamoramiento sea objeto plantea “antes teníamos a un individuo solicitándonos
a capaz de anudar goce fálico, con goce del Otro y tratamiento. Ahora tenemos un Otro colectivo, generalizado,
sentido. Se trataría de una versión diferente del malestar que demanda”.
en la cultura: lo real del amor como el límite que no Pero es Lacan quien sitúa este giro del malestar en
borra la diferenciación sexuada de la relación sexual que un texto testigo de sus primeros pasos por el Psicoanálisis
no hay, y que entrelaza la castración con la interdicción freudiano, La Familia (1938), donde ubica la “declinación de
como instancia fundante del malestar en la cultura. la imago paterna”. Dice Lacan:
“Declinación condicionada por el
El malestar en la cultura en la actualidad retorno al individuo de efectos extremos
del progreso social, declinación que se
Es posible partir de una pregunta importante: observa principalmente en la actualidad
¿Cómo pensar el malestar en la cultura en el siglo XXI? en las colectividades más alteradas por
Una referencia orientadora es la que aportan Jacques-Alain estos efectos: concentración económica,
Miller junto con Eric Laurent en el seminario titulado “El catástrofes políticas. Declinación más
Otro que no existe y sus comités de ética” (2005), en el íntimamente ligada a la dialéctica de la
contexto de una reinterpretación de la civilización actual que familia conyugal, ya que se opera a través
ya no se definiría como “freudiana” sino como “lacaniana”. del crecimiento relativo, muy sensible
Civilización freudiana es para los autores aquella definida por ejemplo en la vida norteamericana,
por Freud en 1930, donde la renuncia a la satisfacción de las exigencias matrimoniales”. (Lacan,
pulsional como imposición de la cultura lleva la marca del 1938, p. 93)
“nombre del padre”, es decir, la ley del incesto de “Tótem
y tabú” como símbolo del pasaje naturaleza/cultura; una Para Lacan, en vísperas de la segunda guerra
ley de carácter universal (“para todos”), que tiene como mundial, las neurosis dominantes al final del siglo XIX
corolario la prohibición bajo el peso del Ideal. La época han evolucionado en una nueva neurosis caracterial, “la
lacaniana, en cambio, sería la que introduce Lacan a partir neurosis contemporánea”, cuyo resorte es la carencia
de su Seminario sobre “Los Nombres del Padre” gracias al de padre cuya personalidad “está ausente, humillada,
cambio de paradigma que impone la invención del objeto a y la dividida o postiza”. Notemos entonces, como lo recuerda
orientación de la experiencia analítica por “lo real del goce”, Laurent, que más allá de la formalización lacaniana del
donde la “pluralización de los Nombres del Padre” permite Edipo freudiano en lo que ha sido la metáfora paterna
definir a la época ya no regida por un ideal único y universal y el significante del Nombre del Padre como razón
sino, más bien, por una serie de nombres indistintos que del orden simbólico, Lacan extrae las consecuencias
dan cuenta de la “inexistencia del Otro”. Como dice Miller de la declinación del padre a mediados del siglo XX y
(2005): “la inexistencia del Otro inaugura verdaderamente demuestra su pluralización y su condición de semblante,
lo que llamaremos la época lacaniana del Psicoanálisis a partir del estudio de la angustia freudiana, del
(que es la nuestra) la época de los desengañados, la época establecimiento de los cuatro conceptos fundamentales
de la errancia” (Miller 2005; p. 11). Para Miller la crisis de del Psicoanálisis y de la circulación del goce en los cuatro
discursos como modos posibles de lazo social. También lacaniano, que Lacan despejó en el
Lacan anuncia las consecuencias de lo que en los años Seminario Aún produce un imperativo
70 da en llamar el “discurso capitalista” como variante distinto: ¡Goza! Este es el superyó de
del discurso del amo actual, en la Proposición del 9 nuestra civilización”. (Miller, 2000; p.19).
de octubre de 1967, en oportunidad de establecer los Es así como el nuevo régimen de la civilización
fundamentos del psicoanalista de la Escuela: “Nuestro contemporánea ya no lleva la marca de la represión,
porvenir de mercados comunes será balanceado por en tanto prohibición a la satisfacción pulsional, sino la
la extensión cada vez más dura de los procesos de “exigencia a gozar” aunque sea al precio mortífero de un
segregación.” (Lacan, 1967; p. 276). “más allá del principio del placer”. Ya no hay entonces
Cuando Miller se pregunta cómo definir a la un significante amo que ordene, que prohíba, que
civilización actual su respuesta apunta a demostrar que reglamente la satisfacción y las buenas costumbres; más
el “impasse lacaniano” ha reemplazado al “malestar de bien, en el lugar dominante o “brújula de la civilización de
la cultura” freudiana: hoy” tenemos el objeto a, en tanto “plus de goce”, objeto
Digamos que es un sistema de distribución que tapona la pérdida y nos invita al consumo sin límites.
de goce a partir de semblantes. En la
perspectiva analítica del superyó, una La ética del Psicoanálisis
civilización es un modo de goce, incluso
un modo común de goce, una repartición La época, tal como la venimos planteando, oferta una
sistematizada de los medios y las maneras multiplicidad de terapéuticas ligadas a lo asistencial, cuyos
de gozar (Miller, 2005; p.18) ideales de cientificidad eluden lo que para el Psicoanálisis
de orientación lacaniana, resulta el meollo del asunto. El
Es cierto que en la tesis freudiana del malestar, interés por los efectos terapéuticos del Psicoanálisis no es
ya estaba en germen la cuestión económica del malestar nuevo, pero en nuestra época ha renovado su actualidad
psíquico. Cuando Freud aborda en el apartado VIII “las frente a las exigencias, cada vez mayores, de dar cuenta de
vicisitudes del superyó en el neurótico”, enlaza la cultura los resultados de la práctica y de responder a las críticas que
al surgimiento de la “conciencia moral” pero de un modo desde algunos sectores cuestionan la eficacia terapéutica del
sumamente contradictorio. Dice Freud: “la renuncia Psicoanálisis sosteniendo que se trata de pura especulación.
de lo pulsional crea la conciencia moral, que después (Rubistein, 2012).
reclama más y más renuncia”. (Freud, 1930; p.124) Es Considerando que aquello que orienta la
decir, lo que el sujeto integra como mandamientos de la intervención sobre el padecimiento subjetivo resulta
conciencia moral no es sin un arreglo paradójico que se solidario de los efectos que se registran en la experiencia,
plasma en el sentimiento inconsciente de culpa y en la los psicoanalistas han iniciado un movimiento que
necesidad de castigo, pilares del “problema económico da cuenta de los efectos terapéuticos que se suscitan
del masoquismo”. Pero Freud encuentra que dicho en un tratamiento psicoanalítico. En este caso, lo
malestar, en tanto renuncia a la satisfacción pulsional, terapéutico se decanta por añadidura a otro elemento
tiene salidas, tiene recursos (aquellos que enumera que otorga especificidad a la intervención psicoanalítica.
y amplia en el capítulo II, como “defensas frente al Se trata, en efecto, de la condición fundamental tanto
sufrimiento”): los tóxicos, la sublimación, la religión, el de la interpretación como de la transferencia; lo que
amor, la belleza y la neurosis misma. ha sido conceptualizado por Lacan como deseo del
Sin embargo, en la época lacaniana, las salidas analista. Este concepto, que encuentra su antecedente
se presentan en términos de impasse, es decir, de punto en las indicaciones freudianas acerca de la neutralidad
muerto. Según Miller, la época lacaniana define al y la abstinencia, es indisociable de la ética propia del
superyó de un modo diferente: Psicoanálisis. El Psicoanálisis responde a las nuevas
el superyó freudiano produjo cosas disposiciones históricas, con un retorno a la dignidad
como lo prohibido, el deber, hasta la del sujeto y su verdad; apuntando que más acá de lo
culpabilidad, que son términos que ficcional discurre un sujeto deseante, que el ruiseñor
hacen existir al Otro, son los semblantes que canta en este árbol es uno y único, pero que también
del Otro, suponen Otro. El superyó es el ruiseñor que expresa el canto de una categoría
estallada. De las ficciones que estructuran la realidad y Freud mismo” (Lacan, 1951, p. 219). El Psicoanálisis,
de la realidad relativizada en esa multiplicidad, decanta se puede decir que se sostiene en una ética del deseo,
lo real como dirección genuina en el encuentro del y, al hablar de ello, se abandona el terreno antinómico
sujeto con su determinación. La práctica analítica en la del bien y del mal. El deseo como tal excede esta lógica
época del “Otro que no existe” intenta reintroducir al desde la cual se sostendrían otras prácticas psicológicas.
sujeto en relación con el Otro, apuntando a establecer En el Seminario 8, Lacan se refiere a Alcibíades como el
una modificación en la posición subjetiva, en el sentido hombre del deseo diciendo: “Alcibíades no dice es por
de la caída de ciertas identificaciones que comandan mi bien o por mi mal, por lo que quiero eso que no es
la vida del sujeto y en torno a la asunción de cierta comparable con nada y que se encuentra en ti agalma.
responsabilidad en relación a su goce. En las entrevistas Dice lo quiero porque lo quiero, sea mi bien o sea mi
preliminares las transformaciones en la demanda se mal”. (Lacan, 1960, p.185)
encuentran en la dirección de alcanzar la rectificación Sin embargo, opuesto a esta lógica del deseo,
de las relaciones del sujeto con lo real, es decir, la otras corrientes psicológicas se sostienen en lo que se
rectificación subjetiva que apunta a cuestionar la lo podría llamar como lógicas del bien. Mazzuca en
posición del sujeto en tanto yo; la implicación del sujeto Psiquiatría y Psicoanálisis, encuentros y desencuentros (2002),
en su mensaje; suponiendo por ello el pasaje de la queja, define a estas lógicas de la siguiente manera:
a un mensaje que tiene valor para Otro y la implicación En estas éticas de bienes la cuestión de
del sujeto en la causa del síntoma, en la que el analista la felicidad, del bienestar, está siempre
desde su posición idéntica al objeto a, se presenta para presente ya que funciona la hipótesis de que
el sujeto como causa de su deseo. (Napolitano, 1999) hay siempre una articulación entre el bien
Tal como afirmara J-A Miller: y el bienestar, suponiendo que el sujeto
de modo que para ubicar de aquí en más que procede en su conducta guiándose
el Psicoanálisis en su justo lugar, debemos por esta ética, es decir orientándola hacia
desplazarlo a ese espacio de tensión, el bien, obtiene el bienestar, consigue la
emoción y reflexión entre semblante y felicidad (Mazzuca, 2002; 17 ).
real. ¿Cómo entenderemos hoy la frase (o
el witz), de Lacan “podemos prescindir Por el contrario, en el Psicoanálisis no existe
del Nombre del Padre con la condición de la promesa de la felicidad, no hay garantías de ella en
servirnos de él”, que hace algún tiempo aquellos sujetos que se ponen a andar por el camino del
subrayó Eric Laurent? Quizá de este deseo. Es en este sentido que Lacan lo dice de la siguiente
modo: podemos prescindir del Nombre manera: “incluso para quien avanza hasta el extremo de
del Padre como real con la condición su deseo, todo no es rosa”. (1959, p. 384). Sin embargo,
de servirnos de él como semblante. sería necesario aclarar que la asunción de una ética
El Psicoanálisis mismo es eso, en la subjetiva por la vía del deseo como es el caso del que
medida en que el psicoanalista entra en la plantea el Psicoanálisis, no impide la consideración del
operación que dirige en calidad (o en lugar levantamiento de los síntomas del paciente.
de), semblante y se ofrece como la causa
del deseo del analizante para permitirle La clínica psicoanalítica en la actualidad
producir los significantes que organizaron
sus identificaciones (Miller, 2005; p.12) Desde los comienzos del Psicoanálisis, Freud se
ocupó de organizar el campo de su clínica a partir de
Jacques Lacan ha afirmado que “promover en la histeria, considerando la forma de presentación del
la ordenanza del análisis la normalización psicológica síntoma y su relación con aquello que lo determina. Sin
incluye lo que podemos llamar una moralización embargo, en la actualidad el campo de la Psicopatología
racionalizante” (Lacan 1959; p. 360). En otro sentido, incluye los llamados “nuevos síntomas”, aquellos que, en
advierte acerca de los riesgos que supone “un error del estrecha relación con aspectos específicos de la cultura
analista, aunque solo fuese el de querer demasiado el bien contemporánea, se presentarían para algunos autores
del paciente, cuyo peligro ha denunciado muchas veces (Miller, Laurent, Reccalcati, Trobas, etc.) frecuentemente
con carácter epidémico. Estas manifestaciones, constituirían andan desorientados, desamparados, sin brújula. En su
un verdadero desafío para los abordajes terapéuticos. lugar hay una proliferación de objetos plus de goce.
Nos referimos a perturbaciones tales como la anorexia, Existe entonces la disyunción entre el ideal y el
la bulimia, las automutilaciones, las presentaciones de goce, el ideal no regula el goce, quedando éste al servicio
violencia y los diferentes tipos de adicciones, entre otras. de la voz tiránica del superyó que ordena siempre gozar
De esta manera, es necesario tener en cuenta, las variadas más. El superyó postmoderno, ya no como heredero del
modalidades de presentación, condicionadas por las complejo de Edipo sino como residuo pulsional de la
características particulares de la cultura de la época, como es inconsistencia del Otro, ordena la búsqueda de objetos
el caso de estos “nuevos síntomas”, que otorgan cualidades que prometen goce. Y a su vez, esto estaría condicionado
especiales a la demanda de asistencia en un momento dado por la democratización y apertura que se ha producido
y que se encontrarían inscriptas sin fijeza alguna, dentro de en la oferta y la demanda terapéutica de nuestra
los tres grandes grupos diagnósticos que están delimitados época, que conduce a sujetos aquejados de malestares
en el campo freudiano. diversos, alejados de las manifestaciones neuróticas o
Podemos decir que lo que evoluciona es la psicóticas típicas. En la actualidad, en la que el discurso
envoltura formal del síntoma, es decir, los semblantes, capitalista no encuentra tope, surge una proliferación
los significantes que evolucionan en el contexto cultural. de ofertas “psi” en todos los ambientes de la sociedad
Estamos familiarizados con la expresión “nuevos que pretenden lograr una rápida y eficaz respuesta al
síntomas” y al escucharla evocamos: toxicomanía, síntoma, entendiendo por ésta la supresión del mismo.
anorexia, bulimia, depresión, etc. Los asociamos con el Nos preguntamos cuál es la respuesta del Psicoanálisis
estado actual de la cultura: con el consumo, el derecho ante una demanda que exige inmediatez de aquello que
al goce, la cultura del narcisismo, la declinación de la “no anda”. Para algunos autores, como Stevens (2001),
función paterna, crisis de la familia tipo. Al mismo los llamados nuevos síntomas pueden considerarse
tiempo sentimos que el abordaje de estos temas nos desnudos, por la ausencia de envoltura formal, y la
conducen hacia una significación generalizada del predominancia de manifestaciones de puro goce. Estas
síntoma que nos aleja del sentido estricto del mismo manifestaciones de puro goce, se caracterizan por la
en Psicoanálisis. Porque en el Psicoanálisis no hay ausencia de implicación subjetiva así como también por
síntoma que no sea nuevo, único e irrepetible en el las dificultades en el establecimiento de la transferencia,
nivel de la articulación singular que el sujeto hace entre lo cual dificultaría la intervención analítica.
significante y goce. Cabe aclarar que desde hace tiempo Como hemos planteado previamente, a partir
podemos vislumbrar que, en la juntura del sujeto con del malestar actual que nuestra época nos denota,
el goce, se han ido produciendo cambios importantes vislumbramos en la clínica actual algunas presentaciones
en las relaciones con nuevos objetos de consumo y las sintomáticas que en nada se caracterizan por el retorno
ofertas que la cultura propicia, así como colectividades de lo reprimido, que se diferencian de la neurosis de
organizadas por los modos de gozar. Ahora bien, algunos la época de Freud, la cual se basaba en que el padre
de los nuevos síntomas aparecen mucho menos como enmarcaba la prohibición. Por otro lado, también
fenómenos localizados porque están menos recubiertos estos nuevos síntomas, en algunos casos, tendrían
de la envoltura significante y por el contrario parecerían una función de nominación, en tanto muchas de las
extenderse a la vida entera del sujeto como una forma, personas que consultan se sostienen en un discurso que
un modo de goce organizado por él mismo. lo identifica a una clase: “soy fóbico”, “soy depresivo”,
Estos síntomas contemporáneos no son ajenos “soy anoréxico”. Así vemos desfilar un sin número de
al contexto socio-cultural en el que surgen, lo cual términos que intentan fijar una verdad que procure una
nos sitúa en la caracterización de la época propuesta satisfacción al sujeto.
por Lacan: “El Otro no existe”, con sus consiguientes Marco Focchi (2010) se refiere a estos síntomas
manifestaciones. Ahora bien, ¿qué ocurre entonces como productos del discurso capitalista y de la ciencia,
cuando el Otro no existe?, ¿qué ocurre con la declinación meros efectos de la expulsión del sujeto del inconsciente,
de los semblantes de autoridad, cuando el ideal ya no en los cuales la represión opera de un modo distinto.
orienta al sujeto con respecto de su ingreso al discurso, al Estas modalidades de síntoma plantean una dificultad
lazo social? En consecuencia, los sujetos postmodernos adicional para el Psicoanálisis que como lazo social,
formalizado por Lacan como discurso analítico apunta a Este contexto adquiere especial relieve en la presentación
la producción y conmoción de los significantes amo que de la demanda terapéutica, así como en su extensión
organizan la experiencia de un sujeto. En contraposición condicionada por el valor que ha alcanzado el recurso a la
a esto, los nuevos síntomas se resisten al lazo, como S1 palabra y a la comunicación. A diferencia de tiempos atrás
que no remite a otro significante que le de sentido. En en los que se creía en el Otro, hoy podemos vislumbrar
eso muestran su homología con lo que Lacan llamaba que hay menos Padre en el contexto socio-cultural y por
la función radical del Nombre-del-Padre: que es la ende, la sociedad tiene tendencia a transformarse en una
función de dar nombre a las cosas, hasta dar nombre sociedad de hermanos, de hermanos incrédulos. Faltan
al gozar. Los significantes amos que regían en aquella los puntos de referencia al estar el padre en retirada.
época están lejos de los que hoy podemos apreciar, lo Donde aparecía la regulación por alguna modalidad de la
cual abre la pregunta de cómo asegurarse de si estos prohibición, hoy se regula de otra manera, se ha pasado
síntomas son nuevos; y ¿de dónde viene lo que nos a otro esquema, siguiendo a Enric Berenguer (2009), en
autoriza a pensar que son cosas nuevas? Sabemos que el que se podría decir que ya no se trataría tanto de la
el síntoma se articula (vía la identificación) con toda una represión sino de todo lo contrario, de una acción sobre
serie de discursos provenientes del Otro, provenientes el goce a nivel del cuerpo. Soluciones sintomáticas que
a su vez de los discursos que marcan una época. Estos algunas de éstas tienen un estatuto epidémico en donde
en definitiva, definen el material mismo a partir del las identificaciones no están soportadas por un ideal sino
cual el sujeto lo construye. Por lo que el síntoma en su por una referencia a un síntoma que está incluido como
realidad concreta obedece también a variables históricas tal en un discurso social. El mismo síntoma se colectiviza
y culturales. y a su vez, se propone como una forma de identidad.
Podríamos preguntarnos ¿qué es lo que cambia En las variadas consultas, nos encontramos
en el contexto socio-cultural actual? El Otro social de los con pacientes que presentan su síntoma al modo del
tiempos de Freud es un Otro que aparentemente existía “soy anoréxica”, “soy adicto”, “soy depresivo”, etc. En
y se sostenía, y en donde los ideales eran muy potentes. muchos de estos casos la división subjetiva propia del
En cambio, en la época actual, prima la inconsistencia síntoma no se pone en juego, la disfunción de este no se
y la poca solidez de las instituciones y los vínculos en evidencia, por el contrario, podemos observar, por un
general. Es así que Bauman, propone la metáfora de la lado, que determinados sujetos se resisten a un trabajo
liquidez para intentar dar cuenta de la precariedad de propiamente analítico y podemos vislumbrar, por el
los vínculos humanos en una sociedad individualista y otro, cierto afianzamiento al síntoma, se agarran de él.
privatizada, marcada por el carácter transitorio y volátil de Alexandre Stevens (2001) le otorga a los monosíntomas
sus relaciones socio-familiares. (Bauman, 2009). Utiliza la función de la nominación, en tanto nombran el
la expresión “los vínculos líquidos” para dar cuenta de malestar del sujeto, a favor del alivio sintomático.
un estatuto distinto en las relaciones contemporáneas A su vez, este hecho, casi clasificatorio, les presenta
en tanto son menos estables. Algunos autores, como a los sujetos la posibilidad de adherirse a una comunidad
Guy Trobas (2003), aluden al ocaso del Edipo para específica en la cual aquellos que la integran presentan el
caracterizar la época actual, en tanto se evidencia una mismo problema, y así el síntoma en ocasiones podría
deflación de la función paterna, más precisamente, en el funcionar a modo de organizar un lazo social a partir de
papel que cumple la autoridad en dicha función. En el una particularidad. Tenemos entonces el hecho de que se
mismo sentido, Freud y Lacan han advertido, en distintos podría adquirir mediante este proceso un nombre propio,
momentos de sus enseñanzas, que la degradación (“soy anoréxica” por ejemplo), una inscripción social por
progresiva de la autoridad paterna, conllevaría un vía de la identificación imaginaria y también podría dar
crecimiento del papel imperativo del superyo. A partir lugar a un acceso al goce en tanto llamarse y nombrarse
de la importante inserción del Psicoanálisis en la oferta “anoréxica”, por lo general está en entera relación con el
social, podemos marcar el análisis del contexto de la hecho de obtener un goce en el cuerpo.
época en la que el Otro se ha ido progresivamente Entonces, en la época actual como nos han
desvaneciendo y resultando en una fragmentación que mostrado los trabajos de sociológos y filósofos (Bauman,
da lugar a ficciones múltiples que sólo transitoriamente Ehrenberg, Lipovetsky) los cambios a nivel de la
otorgan estabilidad al mantenimiento del lazo social. sociedad y su estructura económica, así como el avance
Referencias