La Educación - Ethel Manghianello
La Educación - Ethel Manghianello
La Educación - Ethel Manghianello
Nuestro primer intento será el enfoque descriptivo del fenómeno de la educación, teniendo
en cuenta sus elementos concretos y su condicionamiento sociológico.
En sus distintas formas, la educación es una realidad permanente en la vida individual y
social. Atañe al hombre en su totalidad biopsíquica y espiritual y en su bipolar dimensión de individuo
y miembro de la comunidad. Esta realidad está tan ligada a todos los momentos del quehacer
humano que sólo mediante un proceso de abstracción podemos concebirla aislada de nuestra íntegra
actuación en la vida. La educación no es pues, un simple accidente circunstancial en nuestra
existencia. Es una realidad que afecta al hombre en su total integridad, de tal modo que sin la
educación la misma existencia humana perdería su sentido.
Si dirigimos una mirada a nuestro alrededor, ella nos bastará para comprobar la realidad
universal y permanente del fenómeno educativo. En todos los países del mundo son innumerable los
niños, adolescentes y jóvenes que concurren a instituciones especiales consagradas a la educación
sistemática de las nuevas generaciones. Por otra parte, la historia de la civilización nos revela que la
educación es un hecho que se ha producido en todas las épocas y en todos los pueblos, como
función esencial de la vida en comunidad. Desde los tiempos más antiguos, el hombre ha sido
condicionado en su formación por la sociedad dentro de la cual vive. Hasta en los llamados pueblos
primitivos, de culturas rudimentarias, en los que no existen maestros ni instituciones docentes, la
sociedad moldea al individuo según sus normas y ordenaciones, de conformidad con sus creencias,
sus costumbres y su manera de proceder.
Sin técnicas docentes, sin objetivos claros, sin una reflexión acerca del problema del
problema de la educación, la socialización de los futuros integrantes de la tribu se lleva a cabo, no
obstante, mediante un lento y permanente proceso de impregnación, resultado de la convivencia de
las generaciones adultas.
Actualmente, grandes poblaciones del planeta carecen de una educación sistemática. La
tremenda explosión demográfica, que se hace sentir sobre todos los países subdesarrollados, ha
provocado el aumento del número de analfabetos en el mundo, pese a que la proporción disminuye
en general bajo la presión de las grandes campañas alfabetizadoras.
LA NECESIDAD DE LA EDUCACIÓN
Toda concepción de la educación se basa en una concepción del mundo y de la vida, en una
idea acerca de la existencia del hombre, de su esencia y de su destino. Existe una estrecha
correlación entre la doctrina de la educación y la antropología filosófica, que intenta aclarar la idea del
hombre. Por eso, la educación ha sido entendida de modos muy diversos en cada época y en cada
lugar, según los distintos conceptos antropológicos que dominaron. De ahí, pues, que existan tantas
definiciones de educación como doctrinas filosóficas.
No obstante la disparidad de concepciones, podemos señalar en el fenómeno educativo
ciertas características esenciales.
Ellas son :
1º La educación sólo acaece en el hombre.
2º Toda educación supone una finalidad, un estado individual o social que se quiere
alcanzar, distinto del que el individuo tiene por naturaleza.
3º La educación es un proceso dinámico
4º El proceso de la educación se cumple a través de todas las edades de la vida.
5º La educación implica una transformación duradera.
6º Toda educación auténtica supone la intervención creadora y consciente del sujeto que se
educa.
7º El fenómeno educativo se produce bajo el estímulo del medio social con el que se
relaciona el sujeto de la educación.
La idea de educación está vinculada a una actividad de índole cultural, superior al orden
biológico, que sólo puede darse en el ser humano. El hombre no es un ser aparte en el universo.
Pertenece al reino animal, con todos sus instintos y tendencias naturales. Pero el hombre sobrepasa
a todos los demás seres de la naturaleza por que es el único que vive en un mundo cultural. Él es
capaz de dar fines a su conducta y de elevarse, por encima de la simple satisfacción de sus
necesidades biológicas, a una esfera que no está sujeta a las leyes de la naturaleza. Esta esfera
espiritual de la existencia humana es la que coloca al hombre en la cúspide de la escala animal y la
que le da toda su dignidad moral. Por medio del espíritu, el hombre alcanza un orden que es
exclusivamente suyo : el mundo de los valores. La belleza, la bondad, la verdad, etc., sólo por y para
que el hombre adquieren significado.
Ahora bien, la educación toma como punto de partida al individuo, al ser psico - vital, y
concluye en la persona, o sea, en el ser cultural, portador de valores espirituales. La educación,
como proceso de formación humana, representa el tránsito de la esfera natural hasta el reino objetivo
de los valores. La educación está, pues, directamente relacionada con la actividad espiritual. Por
consiguiente, es un proceso exclusivamente humano. Sólo el hombre es capaz de educarse. La
planta se cultiva. El animal se adiestra o se domestica.
La educación es algo muy distinto al adiestramiento, en el que todo se limita a la mera
reproducción mecánica de movimientos en el ser viviente. En el adiestramiento se trata de
automatizar los actos del animal ; esto es, formar hábitos mediante la utilización de determinados
instintos innatos.
Los actos de los animales, obtenidos mediante procesos asociativos, no van acompañados
de consciencia. El animal no discierne acerca de las razones o la importancia de sus actos. Así,
continúa repitiendo los movimientos o acciones que realiza por adiestramiento, aún cuando ellos ya
no tengan razón de ser. A este respecto, un investigador cita el caso observado en el comportamiento
de las musarañas que tenía en un terrario a las que había adiestrado para saltar sobre un ladrillo
colocado en el camino. Una vez retirado el obstáculo, las musarañas seguían saltando por el lugar
donde éste había estado colocado.
Asimismo, en el adiestramiento de animales superiores se utilizaban, siglos antes de las
experiencias Pavlov, sobre la base de experiencias puramente empíricas, los reflejos condicionados.
Desde la Edad Media, por ejemplo, los titiriteros exhibían osos adiestrados que bailaban. Para
enseñarles esta habilidad, los titiriteros encerraban a los osos en jaulas cuyos pisos estaban
formados por planchas de hierro que se calentaban. Al quemarse, el animal saltaba levantándose
desesperadamente sobre sus patas posteriores. En el mismo momento se hacía oír una determinada
música. Después de muchas sesiones de adiestramiento, era suficiente que se dejase oír dicha
música para que el oso, por un proceso de asociación, se pusiese a saltar aunque no estuviera la
plancha caliente.
Si bien se adiestran con facilidad, utilizando mecanismos de asociación, aves, peces y hasta
insectos, es indudable que los animales más inteligentes son los que mejor se adiestran. La
inteligencia de algunos mamíferos superiores : mono, elefantes, perros, caballos, etc., es utilizada por
la mayor parte de los adiestradores. En este adiestramiento se emplean métodos de coerción
(basados generalmente en el hambre y el miedo) o métodos de persuasión (por el gesto o la voz,
para hacer comprender al animal lo que se desea que haga), La persuasión implica un procedimiento
más complejo que requiere del animal asociaciones inteligentes que suponen una adaptación
diferente de la simple asociación. Finalmente, los actos numerosas veces repetidos, tórnanse
automáticos y su realización va unida a determinados estímulos exteriores, como puede ser una
orden verbal o un gesto del adiestrador.
También la imitación desempeña su papel en el adiestramiento. Koehler y Yerkes
comprobaron aprendizajes por imitación en los chimpancés de sus investigaciones : utilización de la
escoba, del cepillo, correr en círculo, etc.
Pero como bien observa Durkheim, el aprendizaje del animal o adiestramiento “facilita el
juego de aptitudes naturales, pero no crea nada”.
El animal adiestrado se parece a un autómata, que copia de otra especie, por lo general del
hombre, una actividad sin sentido para él : los osos bailan, los caballos calculan y los monos imitan
gestos.
En el hombre también hay adiestramiento. Aprender a escribir a máquina, a manejar un
automóvil o a tocar el piano, significa también un aprendizaje motor. Asimismo, el proceso de
socialización implica mucho de adiestramiento. La mayor parte de los elementos de socialización del
hombre - lenguaje, escritura, signos aritméticos, reglas ortográficas, etc. - requieren para su
aprendizaje del ejercicio y la repetición mecánica. Pero no obstante, hay una diferencia esencial. El
adiestramiento propiamente dicho tiene sus fines en sí mismo ; no va más allá del acto que el animal
ejecuta sin consciencia. Mientras que el adiestramiento humano, insertado en el proceso educativo,
es sólo un medio para llegar a fines extrínseco al adiestramiento en sí mismo. Así, por ejemplo, el que
aprende a escribir a máquina lo hace con miras a un fin práctico, más allá del simple acto de
adiestramiento de músculos.
Si la educación fuese exclusivamente un proceso de socialización, sin intervención de la
individualización, no se diferenciaría en mucho de un simple adiestramiento.
La domesticación también se diferencia de la educación. Es una especie de adiestramiento
más complejo. No actúa sobre un individuo aislado sino sobre una serie de generaciones, llegando a
producir modificaciones estables en la naturaleza de la especie domesticada. La domesticación se
lleva a cabo, en general, con el objeto de satisfacer necesidades útiles para el hombre. También aquí
se tiende a proporcionar un conjunto de hábitos al animal. Pero no se trata ya de una automatización
sino de la adquisición, por parte del animal, de una segunda naturaleza, o mejor dicho, de una
deformación de la naturaleza originaria. Para este fin se pone en juego, más profundamente que en
el adiestramiento, los instintos innatos.
Adiestramiento y domesticación, como dice Hubert, son, en cierto modo, formas de hacer
ingresar al animal en la sociedad humana. Son, pues, maneras de socialización del animal, pero de
socialización extrínseca, extraña a su naturaleza.
En suma : “El adiestramiento animal es tanto más perfecto, cuanto más completamente se
quiebra su impulso. El éxito de la educación es tanto mayor, en la medida que produce una
maleabilidad, un enriquecimiento, una liberación. No un anquilosamiento ni una mecanización de las
potencias de la vida”...
2º Toda educación supone una finalidad, un estado individual o social que se quiere
alcanzar, distinto del que el individuo tiene por naturaleza.
No hay educación sin idea de fin. El proceso educativo supone siempre un ideal de
perfección, de elevación, de mejoramiento. Toda educación se orienta para alcanzar un objetivo
mediato o inmediato ; próximo o distante ; real o quimérico. Siempre supone un estado que se quiere
alcanzar y que es distinto del que se tiene originariamente. Pero esa finalidad, ese estado a lograr,
depende de la concepción que se tenga del hombre mismo y, por esto, los teóricos dejan de ponerse
de acuerdo cuando se trata de determinar y caracterizar un contenido.
La educación supone un cambio duradero, una verdadera transformación interior del sujeto.
Este hecho nos permite hablar de una “segunda naturaleza” que eleva a la naturaleza originaria. Esta
transformación permanente que hace de un individuo informado un ser formado, abre un abismo
profundo e infranqueable entre la educación del hombre y el adiestramiento del animal. El animal, una
vez desaparecido el estímulo exterior, vuelve a su estado inicial. Jamás realiza, por propia decisión,
los actos que el hombre le impulsó a realizar.
6º Toda educación auténtica supone la intervención consciente y creadora del sujeto que se
educa.
La educación supone siempre la labor creadora y consciente del sujeto mismo que se educa.
El verdadero proceso educativo se lleva a cabo dentro de la intimidad del sujeto de la educación. No
existe, en verdad, educación auténtica, mientras no haya una decisión voluntaria y libre por parte del
educando.
El simple sometimiento, sin una aceptación libre, indica siempre una educación incompleta,
una especie de adiestramiento. La educación auténtica supone un estímulo, una ayuda por parte del
educador, y un despertar, un desenvolvimiento espontáneo y libre por parte del educando. Por eso,
una educación exclusivamente heterónoma dista mucho de ser una educación verdadera.
Si el educando no participa activa y libremente en la tarea de su formación interior, mediante
la intervención consciente de su voluntad, la educación podrá significar un sistema de hábitos, una
acumulación de conocimientos aprendidos memorísticamente, una cultura muerta, un adiestramiento.
Pero no será una auténtica educación.
7º El fenómeno educativo se produce bajo el estímulo del medio socio - cultural con el que se
relaciona el sujeto de la educación.
En el proceso educativo interviene el estímulo del medio sociocultural con el cual el sujeto se
relaciona. El hombre vive y actúa en un mundo del cual no puede prescindir. Ahora bien, si las
fuerzas originarias de su naturaleza coinciden o armonizan con ese mundo, éste lo estimulará en
forma positiva, favoreciendo el libre desenvolvimiento de esas fuerzas. De lo contrario, sólo suscitará
su resistencia a ajustarse al medio y su esfuerzo por rebelarse ; o bien, en otros casos, obtendrá su
adaptación pasiva, que implicará no una educación auténtica sino una especie de socialización
extrínseca.
El hombre vive en un en un mundo físico y en un mundo sociocultural. Ambos mundos
constituyen un elemento inseparable del hombre. Pero cuando nos referimos al estímulo educador
hacemos exclusión del mundo físico. Por extensión, suele incluirse a la naturaleza como educadora,
toda vez que ella, ya sea favoreciendo o entorpeciendo la vida humana, impone a veces al hombre
formas de obrar que pueden implicar un cambio en su espíritu. Pero concebido en esta extensión, el
concepto de estímulo educador se desprende de su verdadero e íntimo significado.
La educación , como sabemos, carece de sentido sin la idea de fin. La naturaleza no tiene
visión de fines ni los impone. Por eso, cuando el hombre se transforma al relacionarse con el medio
físico, es él, exclusivamente, quien se propone encontrar una finalidad determinada y quien se
esfuerza por lograrla. En este caso, es únicamente el hombre el que actúa como educador de sí
mismo.
Con esta definición dejamos establecida, por consiguiente, la diferenciación entre el proceso
educativo propiamente dicho y la acción educadora. La educación es el proceso de formación interior
del hombre. La acción educadora surge como consecuencia de la conexión del sujeto con el mundo
sociocultural.
Esta acción educadora puede consistir en un sometimiento, en una coacción, en una
imposición, o bien, en una ayuda, en un estímulo que facilite en el sujeto la libre valoración y
elección de valores. Ahora bien, en el primer caso, como se ha dicho anteriormente, no podemos
hablar de una educación auténtica y completa, pues el educando no llega a determinar su libre
personalidad. Sólo en el último caso existe una verdadera educación.
La definición que hemos presentado abarca al fenómeno de la educación en su integridad.
Dentro de las incontables definiciones de educación que se han dado a través del tiempo, podemos
observar que algunas se refieren únicamente al proceso de formación interior. Así, por ejemplo, la de
Pestalozzi, para quien “la educación es el desenvolvimiento armónico de las facultades y
disposiciones originarias de la naturaleza humana”. Como vemos, esta definición, de bases
psicológicas, encierra la idea de un proceso de autoformación equilibrada del sujeto.
Otras definiciones, en cambio, toman en cuenta la acción educadora. Así la de Jonás Cohen,
cuando nos dice que la educación “es el influjo consciente y continuo sobre la juventud dúctil con el
propósito de formarla”. Así también la de Dilthey, para quien la educación “es la actividad planeada
por la cual los adultos forman la vida anímica de los seres en desarrollo”. O la de Debesse, quien
afirma que “la educación no crea al hombre ; lo ayuda a crearse a sí mismo”
EDUCACIÓN SISTEMÁTICA O FORMAL:
Algunas Características:
(según Fernandez-Sarramona)
5. Proporciona los medios y ayudas necesarias para alcanzar las metas del
hombre, partiendo de la aceptación consciente y creadora del sujeto.
(según Manganiello)
además de las anteriormente mencionadas: