Lyons J. (1984) - CAP 4

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JOHN LYONS

Profesor de Lingüística
Universidad de Sussex

INTRODUCCION
AL LENGUAJE
y A LA LINGÜÍSTICA

Versión española
RAMÓN CERDÁ
Catedrático de Lengua Española
Universidad de Barcelona

EDITORIAL TEIDE - BARCELONA


4. La gramática

4.1 Sintaxis, flexión y morfología

Hay que advertir que en este capítulo y a lo largo del libro emplearemos el
término 'gramática' (excepto en frases como 'gramática tradicional' y 'gra-
mática generativa') en un sentido relativamente estricto, en contraste con
'fonología', por un lado, y con 'semántica', por otro. Se trata justamente de
uno de sus sentidos tradicionales próximos a lo que se entiende corrientemen-
te por 'gramatical'. En la actualidad, muchos lingüistas incluyen la 'fonología',
e incluso la 'semántica', en la ~gramática' y esto puede inducir a confusión.
Hasta aquí hemos admitido el supuesto de que las lenguas presentan
dos niveles estructurales, uno fonológico 'y otro sintáctico. En lo que sigue
rechazaremos tal supuesto. Pero para ello habrá que modificarlo; a menos
que aceptemos ampliar el concepto de fonología o el término 'sintaxis' más
allá de sus límites tradicionales. Hemos visto ya que en algunas lenguas na-
turales, posiblemente en todas, hay una dependencia entre niveles que im-
pide la separación rígida de la , estructura fonológica y la estructura sintác-
tica. Ahora tendremos ocasión de comprobar que, en ciertas lenguas al me-
nos, hay un vacío, como si dijéramos, entre sintaxis (en el sentido tradicional)
y fonología. En la gramática tradicional, este espacio queda cubierto 'por el
término 'flexión'.1

1. Contrariamente a lo que dan a entender muchos manuales de lingüística, lo {J.ue


se opone a la 'sintaxis', en la gramática tradicional, no es la 'morfología', sino la 'flexión',
El término 'morfología' no sólo es de reciente creación, sino que, cuando contrasta con
'sintaxis' -especialmente si se define a partir del término aún más reciente 'morfema'-,
implica una concepción nada tradicional sobre la estructura gramatical de las lenguas. Al
margen de sus indiscutibles deficiencias, la gramática tradicional no anda forzosamente
equivocada a este respecto. Si se explican adecuadamente y se formulan con precisión, las
concepciones tradicionales son al menos tan satisfactorias como cualquiera de las réplicas
que los lingüistas han opuesto con el ' tiempo.
88 LA GRAMÁTICA

Todos los diccionarios ,corrientes de las lenguas europeas antiguas y mo-


dernas establecen la qistinción entre sintaxis y flexión. Así se nos ha enseña-
do, por cierto, en la escuela. Y aun en caso de que los términos 'sintaxis' y
'flexión' no nos resulten familiares, en cierto modo sabemos qué significan.
Estamos habituados a operar con el término 'palabra' y utilizarlo, como en
la gramática tradicional, en dos sentidos bien distintos según lo que abarque,
en la práctica, lo que se entiende por 'flexión'. Empecemos, pues, por la
'palabra'. .
¿Cuántas palabras hay en español? Se trata de una pregunta ambigua.
En ' un sentido, canto, canta, cantamos, cantaría, cantado y cantar cuentan
como palabras diferentes. En otro, se consideran f o"r m a s distintas de una
misma palabra, a saber 'cantar'. En general, si nos preguntan cuántas pala-
bras contiene un diccionario entendemos el término 'palabra' en el segundó
sentido. Por otro lado, si se nos pide que escribamos un artículo de dos mil
palabras sobre un cierto tema, aplicamos el primer seIitido y contamos cada
aparición concreta de canto, cantas, cantado, etc,., como elementos aparte.
Presentemos ahora otra terminología destinada, 'e n caso de necesidad, a
mantener separados los dos sentidos de 'palabra'. Diremos que canto, cantas,
cantaría, etc., son f o r m a s d e p a 1 a b r a s (esto es, formas que son, a su
vez, también palabras), tal como lo hemos sobreentendido ya en apartados
anteriores. Y diremos que 'cantar' (nótese: 'cantar' y no cantar) es un 1 e x e-
m a, o una palabra de vocabulario, cuyas formas son canto, cantas, canta-
mos, etc., las cuales, en realidad, son lo que tradicionalmente se denomina-
ban f o r m a s f 1 e x i vas. Ahora bien, cantar ocupa una cierta posición de
privilegio entre las formas de 'cantar'; ya que se trata de la f o r ma de
c ita, mientras que cant- sería, para muchos lingüistas, la f o r m a de b a s e.
y aunque no hay dificultad en distinguir la forma de cita de la forma de
base, es importante distinguir cada una de ellas con respecto al lexema. La
forma de cita (lel lexema es la que se emplea para aludir al lexema y que
aparece en el listado alfabético de los diccionarios convencionales. La, forma
de base es la forma, si la hay, de la que pueden derivar las ' demás por, me-
dio ae las r e g 1 a s m o r f o 1 ó g. i c a s de la lengua. En inglés, la forma de
cita de un lexema puede coincidir con la forma de base (cf. 'sing', «cantar»,
sing-, etc.) pero, en general, difieren entre sí en la mayoría de lenguas euro-
peas modernas lo mismo que entre verbos y muchos nombres y adjetivos en
la tín y griego.
Al igual que podemos referirnos a los lexemas, podemos referirnos a
cualquiera de sus formas. En rigor, así lo hemos hecho, y lo continuaremos
haciendo, al utilizar la cursiva (sin corchetes: cf. 3.2) y en ocasiones la nota-
ción fonética o fonémica. Las formas mismas pueden variar en ciertos res-
pectos según el contexto en que aparecen -el ' grado y la naturaleza de su
variación fonética en la lengua hablada viene determinada por las reglas fo-
nológicas-. Aun así, tienen una forma de cita con que pueden ser aludidas;
por lo demás, los lingüistas, y en especial los fonetistas, suelen utilizar el tér-
mino 'forma de cita' sólo para las de formas fonéticamente variables. Por
ejemplo, dirán que vienen o ven (formas del lexema 'venir') , se pronuncian
4.1. SINTAXIS, FLEXIÓN Y MORFOLOGÍA 89

con una nasal "alveolar En] en la posición final de sus formas de cita, pero
pueden pronunciarse con nasal labiodental [II)]), ante una consonante labio-
dental C9mo [f] (cf. vienen fieras [bjéneII) fjéras]).
Este tipo de variación se llama subfonémica, pues la distinción entre al-
veolar y labiodental no constituye contraste fónológicamente distintivo entre
las nasales del español, lo que no obsta para que ciertas variaciones contex-
tuales comporten, según la fpnémica americana clásica, la sustitución de un
fonema por otro (cf. 3.5, nota 8). En ambos casos, sobre todo en la fonología
generativa, hoy se habla de derivar o generar todas las formas fonéticamen-
te variables a partir de una f o r m a s u b yac e n t e común, que será
idéntica a la forma de cita de la forma fonéticamente variable en cuestión
o simplemente más similar a la forma de cita que a cualquiera de las demás
variantes fonéticas .
A partir de la distinción entre el lexema (o, más exactamente, lexema de
palabra) y sus formas podemos formular como sigue la distinción tradicio-
nal entre sin t a x i s y f 1 e x i ó n. Tomadas a la vez, la sintaxis y la flexión
son complementarias y constituyen la parte principal, 'si no total, de lo que
denominamos gramática. Conjuntamente, determinan la gramaticalidad (es
decir la buena formación gramatical) de las oraciones: la sintaxis especificandq
cómo se combinan los iexemasentre sí en las distintas con s t r u c c ion e s;
las reglas de flexión (en la medida en que la gramática tradicional disponía
de reglas, en lugar de paradigmas) estableciendo qué formas del lexema de-
ben aparecer en tal y tal construcción. Entre sintaxis y flexión hay un nivel;
o subnivel, de descripción al que se alude con expresiones como 'la tercera
persona del singular, (de la forma de) presente (del lexema) CANTAR'; '(la for-
ma) singular (del lexema) CHICO'. Aquí he introducido deliberadamente una
notación distinta para los lexemas, utilizada en obras recientes; en todo caso,
'cantar' y CANTAR son variantes notacionales que"se refieren exactamente a la
misma entidad.2
La distinción moderna (y, más en particular, post-bloomfieldiana) entre
sin t a x i s y m o r f o lo g í a, según la cual la sintaxis se ocupa de la distri-
bución de las palabras (esto es de las formas de palabra), mientras que la mor-
fología se ocupa de su estructura gramatical interna, resulta, a primera vista,
muy similar a la distinción tradicional entre sintaxis y flexión . Pero difiere de
ella en dos aspectos: (a) la morfología no sólo incluye la flexión, sino también
la de r i v a ció n; (b) trata la flexión y la derivación por medio de reglas que
operan sobre las mismas uni'dades básicas., a saber, los morfemas. Por ejem-
plo, así como la forma flexiva cantar se compone de las unidades más básicas
(morfemas) cant y ar, también la forma derivacional cantante se compone de

2. Estrictamente hablando, no se trata de palabras como lexemas, ni siquiera de pa-


labras como formas de palabra cuya ' distribución queda especificada por las reglas sintác-
ticas de la gramática tradicional, sino de palabras en el sentído de estas entidades inter-
medias: palabras morfosintácticas. Aún así, no vamos a entrar aquí en esta suerte de
refinamientos terminológicos (d. Matthews," 1974). "
90 LA GRAMÁTICA

las dos unidades más básicas cant y ante. Además, en ambos casos se trata
del mismo proceso de a f i j a ció n, es decir de añadir un a f i j o a una
o

forma de base. Desde este punto de vista, los mor f e m a s -formas míni-
mas- constituyen las unidades básicas de la estructura gramatical. De ahí
que una buena parte de la morfología puede entrar en la sintaxis si se des-
poja la palabra de su antigua posición de privilegio en la teoría gramatical.
Existen argumentos en, favor y en contra de la gramática morfémica o
basada en los morfemas. Lo mismo puede decirse de la gramática más tra-
dicional basada en la palabra. El problema consiste en conservar las ven-
tajas de cada una dentro de una teoría coherente y, en otros aspectos, bien
asentada sobre la estructura gramatical de las lenguas humanas. En. los úl-
timos veinte años se ha alcanzado más progreso en esta dirección que en
cualquier otro período de la larga historia de la lingüística. La mayor parte
de este prqgreso puede atribuirse; directa o indirectamente, a la formaliza-
ción de una teoría de la sintaxis, en el marco de la gramática generativa,
creada por Chomsky. Más adelante, volveremos con mayor detalle sobre ello.
Aquí basta con advertir que, si bien la teoría de la sintaxis de Chomsky se fun-
da en el' morfema y no en la palabra, en su versión más reciente ha ter-
o minado adoptando una concepción más tradicional sobre la complementari-
dad de la sintaxis y la flexión de lo que admitía en versiones anteriores. En
particular, la morfología derivacional no depende ahora del componente sin-
táctico central de la gramática, sino de la estructura del vocabulario (o 1 é-
xi c o). Cualquiera que sea la teoría gramatical con que operemos, esevi-
dente que ya no podemos limitarnos a decir, como hacíamos en la formulación
anterior del principio de la dualidad, que las unidades del nivel primario se
componen de elementos del nivel secundario (1.5). La relación entre los dos
niveles es muchísimo más compleja de lo que esta formulación deja entrever.
No obstante, cabe la posibilidad de gobernar esta complejidad por medio de
reglas. Además, a pesar de las considerables diferencias de estructura grama-
ticaly fonológica que hay entre las lenguas humanas, se observan similitu-
des, igualmente sorprendentes, que vienen a sugerir que al menos algunas
de las reglas que determinan o integran los dos niveles -y que los niños do-
minan en un período reiativamente corto durante la adquisición de la len-
gua- son comunes a todas las lenguas humanas.

4.2 Gramaticalidad, productividad y arbitrariedad

Las oraciones son, por definición, g r a m a tic a 1 e s (es decir gramaticalmen-


te bien formadas: cf. 2.6). Para nuestros inmediatos propósitos pueden consi-
derarse s a r t a s de p a 1 a b r a s (esto es secuencias) bien formadas de
formas de palabra, de tal modo que, por ejemplo,
4.2. GRAMATICALIDAD, PRODUCTIVIDAD y ARBITRARIEDAD 91

(1) Esta mañana se levantó tarde

(2) Se levantó tarde esta mañana

son, por definición, oraciones diferentes del español. Desde un punto de vista
teóricamente más general y tradicional, las oraciones pueden definirse como
clases de sartas de formas de palabra, donde cada miembro de la clase pre-
senta la misma estructura sintáctica. Esta definición nos permite, aunque
no nos oblique a ello, tratar (1) y (2) como si fuesen , no oraciones diferentes,
sino versiones alternativas de una misma oración.
Hay que recordar asimismo que toda oración de la lengua hablada lleva
superpuesto a la sarta de formas de palabra un cierto con t o r n o pro s ó-
di c o (en especial, una determinada pauta de entonación) sin el cual no
sería oración. Los lingüistas no se ponen de acuerdo en establecer qué can-
tidad de estructura prosódica de los enunciados hablados ha de atribuirse
a la estructura de las oraciones. La mayoría consideraría propia de la estruc-
tura oracional al menos la parte que distingue las afirmaciones de las pre-
guntas y las órdenes. Nosotros aceptaremos en la práctica esta postura, que
deja abierta la posibilidad de que (1) y (2) se hallen en correspondencia, no
con oraciones únicas, sino con conjuntos de oraciones diferentes del español
hablado. De ahí, y por lo dicho en el párrafo anterior, se sigue que si las
diferencias en el orden de plabras y en el contorno prosódico reciben igual
peso como índices de estructura gramatical, la diferencia entre dos versiones
distintas en entonación tanto en (1) como de (2) contará, en principio, tanto
como la diferencia entre (1) y (2) . Conviene tener bien presente todo esto
aun cuando en muchas partes del libro hablemos como si las oraciones que-
daran satisfactoriamente representadas como meras sartas de palabras.
¿Qué diferencia hay, entonces, entre una sarta de palabras gramatical y
otra no gramatical? La respuesta es simple, aunque poco aclaratoria. Una
sarta no gramatical de palabra es aquélla cuya formación no respeta las re-
glas gramaticales del sistema lingüístico. Este principio no sólo abarca ora-
ciones, sino también frases: por ejemplo, *mañana esta, *se tarde levantó
son no gramaticales (de ahí el asterisco: cf. 2.6). Veamos qué implica esto y
-lo que no es menos importante- qué no implica, en lo que atañe a las
oraciones.
Evidentemente, no implica ninguna actitud normativa o prescriptiva ha-
cia la lengua, pues nos interesamos por las reglas inmanentes que, al margen
de cualquier factor inhibidor o distorsionante sin importancia lingüística,
aplican inconscientemente los hablantes nativos de cada lengua. Tampoco
implica ninguna conexión directa entre gramaticalidad y probabilidad de apa-
rición. Finalmente, tampoco implica la identificación entre gramaticalidad y
significatividad; admite, en cambio, una conexión estrecha y esencial entre,
al menos, parte de la gramaticalidad de las oraciones y la significatividad de
enunciados reales o potenciales. .
92 LA GRAMÁTICA

En el capítulo 5 examinaremos con más detalle cómo se expresan los di-


versos tipos de significado en las lenguas naturales. Lo único que nos inte-
resa señalar aquí es que, cualquiera que sea la conexión entre gramaticalidad
y significatividad, hay que distinguirlas entre sÍ. El ejemplo ya clásico de
Chomsky,

(3) Las verdes ideas incoloras duermen furiosamente

es una oración perfectamente bien formada del español, aun cuando no pue-
da recibir una interpretación literal coherente. Por el contrario,

(4) *Tarde se esta mañana levantó

es indudablemente no gramatical, aun cuando presumiblemente no resulte


menos fácil de interpretar que (1) o (2), una vez establecidas las debidas con-
cesiones a la violación de las reglas sobre la posición relativa de las diversas
clases de palabras en la oración. Podríamos aducir innumerables casos más
complicados de lo que ejemplifican (3) y (4); indudablemente, existe una ex-
tensísima interdependencia del mayor interés teórico entre gramaticalidad y
significativi~ad. No obstante, hay que mantener separadas estas dos propie-
dades de las oraciones.
La gramática tradicional sólo ofrecía una presentación muy parcial y a
menudo poco explícita de la gramaticalidad. Acertó a establecer muchos prin- -·
cipios específicos todavía útiles a los lingüistas y, para ciertas lenguas bien
estudiadas, codificó un gran número de construcciones gramaticales y aun
advirtió un número todavía mayor de hechos diversos que, aunque sancio-
nados por el uso y, por tanto, gramaticales en cierto modo, caían fuera de
las reglas del sistema lingüístico como tal. La moderna teoría gramatical se
ha propuesto ser explícita y comprehensiva, especialmente en la formulación
de las reglas sintácticas, hasta un punto inimaginable para la gramática tra-
dicional. Y ello porque, como el latín y el griego eran lenguas con abundante
flexión y mucho de lo que evidentemente atañe a la gramaticalidad puede es-
tablecerse directa o indirectamente a partir de categorías flexivas (género,
número, caso, tiempo verbal, modo, etc.). la 'gramática', en su interpretación
tradicional, era fuertemente proclive al estudio de la flexión. De ahí la creen-
cia, bastante común, de que las lenguas no flexivas, como el chino clásico,
no tienen gramática, y que una lengua como el inglés, con una morfología
flexiva relativamente menor, tiene menos gramática que el latín y el griego
o incluso que el francés, el alemán [y el español]. La moderna teoría grama-
tical opera con una noción de 'gramática' desprovista de semejantes prejui-
cios en favor de las lenguas flexivas.
Otra razón de que la gramática tradicional no proporcionara -ni se pro-
pusiera tan sólo proporcionar- una exposición integral y totalmente explí-
cita de la sintaxis de -las lenguas que describió se debe a que gran parte de
la sintaxis se consideraba explícita o implícitamente dependiente del sentido
común o, para utilizar un término grandielocuente, de las leyes del pen-
4.2. GRAMATICALIDAD, PRODUCTIVIDAD y ARBITRARIEDAD 93

samiento. El hecho de que se diga Esta mañana se levantó tarde o bien Se


levantó tarde esta mañana, en lugar de Tarde se esta mañana levantó, en es-
pañol, se suponía que no necesitaba más explicación que la de que el orden
de las palabras refleja el orden del pensamiento. Esta concepción se vuelve
más y más difícil de sostener al investigar seriamente una muestra . suficien-
temente amplia y representativa de las lenguas del mundo. Dentro de ciertos
límites, en latín y en griego el orden de las palabras era en buena parte un
asunto de variación estilística. Son muchas las lenguas, entre ellas el inglés,
donde el papel estilístico que desempeña el orden de palabras es mucho me-
nor mientras que se hace proporcionalmente más importante su función sin-
táctica.
Desde luego, puede sostenerse en parte que el orden de palabras estilís-
ticamente variable, como se ejemplifica en (1) y (2), está determinado por
factores psicológicos y principios lógicos que cabe concebir groseramente
como leyes del pensamiento. Pero, ¿cómo explicar, por ejemplo, que en ora-
ciones declarativas estilísticamente neutras del inglés el sujeto preceda al
verbo, mientras que en sus equivalentes del irlandés sea el verbo el que va
antes? O bien, más aún, ¿cómo explicar que en frases nominales el adjetivo
preceda normalmente al nombre en inglés (red coat), mientras que (para la
mayoría de adjetivos) se sigue el orden inverso en español (chaqueta roja)?
Las explicaciones chauvinistas de que un orden dado de palabras está más
en consonancia que otro con las leyes del pensamiento y que la lengua de
una nación resulta, en consecuencia, más lógica que la de otra se desmoronan
en seguida. Lo mismo ocurre con la hipótesis, aún más arriesgada, de que cada
nación tiene su lógica, tal vez distinta de la de otra nación, y que esta lógica
es la que determina los principios del funcionamiento sintáctico del orden
de palabras en la lengua correspondiente. Si se pide a un inglés y a un es-
pañol que.describan una chaqueta roja, ¿acaso el primero pensará ante todo
que es rojo y sólo entonces que se trata de una chaqueta, mientras que el
español realizará estas operaciones mentales en el orden inverso? Parece im-
probable.
El orden sintáctico de las palabras no es más que uno de los muchos as-
pectos de la estructura gramatical hasta cierto punto a r bit r a r i o s, en el
sentido de que no pueden describirse a partir de principios lógicos y psicoló-
gicos más generales (cf. 1.5).
Y, aun así, el niño pequeño, en el curso normal de la adquisición lingüís-
tica, consigue aprender, sin que nadie se las enseñe, las reglas gramaticales
de su lengua nativa. Y es todavía más sorprendente, habida cuenta que las
lenguas naturales, en virtud de su estructura gramatical, tienen también la
propiedad de la pro d u c t iv ida p (cf. 1.5). La tarea que emprende el niño
durante el período de la adquisición lingüística consiste nada menos que en
inferir, a partir de una muestra abundante, pero finita, de enunciados, unos
principios gramaticales en gran parte arbitrarios en virtud de los cuales es
gramatical un conjunto indefinidamente grande, acaso infinito, de sartas de
palabras, mientras que resulta gramaticalmente mal formado otro conjunto,
tal vez más grande aún, de sartas de palabras.
94 LA GRAMÁTICA

Chomsky fue, alrededor de 1955, el primero en apreciar el valor del do-


minio que el niño ejerce sobre los determinantes sintácticos de la gramatica.
lidad. Y fue él también quien presentó lo que luego se ha convertido en la
más influyente teoría de la sintaxis de cualquier período, antiguo o moderno,
deja lingüística. La sintaxis chomskyana se formaliza en el marco de la grao
mática generativa y, sobre todo en sus versiones más recientes, integra la sin·
taxis con la fonología y la semántica en una teoría comprensiva de la estruc·
tura de la lengua. En un libro de esta naturaleza no podemos penetrar en
los pormenores más técnicos de la gramática generativa. No obstante, en un
próximo apartado expondremos sucintamente los principios más importantes
de la g r a m á tic a gen e r a t i vade Chomsky (4.6) y, en un capítulo pos·
terior, estudiaremos el llamado gen e r a t i v i s m o en su contexto histó-
rico (cf. 7.4).
El generativismo, en contraste con el estructuralismo, el funcionalismo ,
el historicismo, etc., es lo primero que viene a las mientes de quienes se re·
fieren, correctamente, a la revolución chomskyana. Como todas las revolucio-
nes, parte del pasado y deja intacto mucho más de lo que llegan a comprender
los propios revolucionarios y la mayoría de sus contemporáneos. Así como
no puede comprenderse la filosofía aristotélica . al margen del platonismo ni
Descartes sin la tradición escolástica contra la cual reaccionó y de la que
aceptó indudablemente tanto como rechazó, lo mismo ocurre con Chomsky
y las ideas que le eran más familiares por su formación en lingüística, psico.
logía y filosofía: el generativismo chomskyano está muy condicionado por el
contexto intelectual y cultural en que se desarrolló. Pero de momento de·
jaremos a un lado estos asuntos más generales.

4.3 Partes del discurso, clases de forma y categorías gramaticales

Lo que se denomina tradicionalmente, de un modo más bien engañoso, partes


del discurso [o de la oración] -nombres, verbos, adjetivos, preposiciones, et·
cétera- desempeña un papel crucial en la formulación 'de las reglas grama·
ticales de las lenguas. Conviene advertir, sin embargo, que la lista tradicional
de más o menos diez partes del discurso es muy heterogénea en composición
y refleja en muchos detalles definitorios rasgos específicos de la estructura
gramatical del griego y del latín que distan ·de ser universales. Además, las
definiciones mismas resultan a menudo lógicamente insuficientes. Muchas
son verdaderos círculos viciosos y, en su mayoría, mezclan criterios flexivos ,
sintácticos y semánticos que entran en conflicto tan pronto como se aplican
a una gama amplia de lenguas. En realidad, si se toman al pie de la letra, ni
siquiera funcionan perfectamente en griego o en latín. Como la mayoría de
las definiciones de la gramática tradicional, descansan sobre todo en el buen
sentido y en la tolerancia de quienes las aplican y las interpretan.
Es bien fácil encontrar deficiencias en las definiciones. tradicionales: «El
4.3. PARTES DEL DISCURSO, CLASES DE FORMA Y CATEGORíAS GRAMATICALES 95

sustantivo es el nombre de persona, lugar o cosa», «El verbo es la palabra


que denota acción», «El adjetivo modifica al nombre», «El pronombre susti-
tuye al nombre», etc. A pesar de todo, muchos lingüistas todavía operan con
los términos 'nombre', 'verbo', 'adjetivo', etc., y los interpretan, explícita o
implícitamente, de una manera básicamente tradicional. Y con razón, pues
en la caracterización de la estructura de las lenguas naturales conviene que
los lingüistas puedan hacer afirmaciones empíricamente verificables para
sentar que algunas lenguas presentan una distinción sintáctica entre adjeti-
vos y verbos (español, inglés, francés, ruso, etc.), mientras que otras (chino,
malayo, japonés, etc.) no la " hacen; que muchas lenguas distinguen sintác-
ticamente entre nombres y verbos (español, inglés, francés, ruso, chino, ma-
layo, japonés, turco, etc.), pero otras (notablemente la lengua india de Amé-
rica denominada nootka, tal como la describió Sapir) al parecer no; que en
algunas lenguas (español, latín, turco, etc.) los adjetivos son gramaticalmente
más afines a los nombres que a los verbos y en otras no (inglés, chino, ja-
ponés, etc.).
Pero, en este punto, hemos de aclarar otro aspecto de la teoría tradicio-
nal sobre las partes del discurso. Los términos 'nombre', 'verbo', 'adjetivo', et-
cétera, se emplean en la gramática tradicional con la misma ambigüedad que
'palabra', y esta ambigüedad ha prevalecido hasta algunos modernos trata-
dos de sintaxis, en otros aspectos no tradicionales, que, prefieren hablar de
clases de palabra en lugar de partes del discurso. Si optamos por restringir
el término 'parte del discurso' a clases de lexemas, diciendo que 'chico' es un
nombre, 'venir' un verbo, etc., podemos decir que chico, chicos son f o r m a s
den o m b r e, que vengo, vienes, venían, vendrán, son fa r m a s d e ver-
b o, y así sucesivamente.
En todo ello no hay un simple afán de coherencia terminológica_ Una de-
bilidad de la teoría tradicional de las partes del discurso radica en que, al
no establecer la distinción que acabamos de sentar, hubo de reconocer que
ciertas palabras (término que aquí utilizo equívocamente de un modo deli-
berado) pertenecían al mismo tiempo a dos partes del discurso. Esto se hace
bien patente en los participios (cuya denominación refleja ya su doble con-
dición). Considerados desde el punto de ,vista de la morfología flexiva, son
formas de verbo, pero por su función sintáctica pueden ser adjetivos (cf. El
niño se ha desprendido; El niño está desprendido; El niño es (muy) despren-
dido). De un modo análogo, en inglés los llamados gerundios (o, de una ma- ,
nera más reveladora, nombres verbales) son formas de verbo cuya función
sintáctica es típica de los nombres (cf. dancing en ,shoes for dancing, «zapa-
tos para bailar», y, en otra ordenación, como ~ombre utilizado adjetivamente
en dancing shoes, «zapatos de baile»).
Más interesante aún, aunque sólo sea porque no se reconoce demasiado
ni en la gramática tradicional ni en la moderna teoría, es que ciertas formas
de nombre son, desde una perspectiva sintáctica, típicamente adjetivas o ad-
, verbiales. Por ejemplo, [en inglés] el posesivo bishop's, «del obispo», en the
bishop's mitre (construido como «la mitra del tipo que llevan los obispos»)
es sintácticamente un adjetivo: cf. the episcopal mitre, «la mitra episcopal».
96 LA GRAMÁTICA

No cabe establecer juicios coherentes acerca de hechos así sin distinguir entre
asignar un lexema a una determinada parte del discurso e identificar sus fun-
ciones sintácticas en los distintos contextos.
Muchos tratados modernos hablan de c 1 a s e s de f o r m a en vez de
partes del discurso. Al haber reservado el término 'partes del discurso' para
las clases de lexema, no hay inconveniente en habilitar el término 'clase de
forma' (en uno de sus sentidos) para aquellas clases de forma que tienen una
misma función sintáctica. Podemos, entonces, dar una suerte de interpreta-
ción distribucional a 'función sintáctica': dos formas tienen una misma fun-
ción sintáctica si, y sólo si, tienen la misma distribución (es decir si son inter-
sustituibles: cf. 3.4) en todas las oraciones gramaticales (aunque no necesa-
riamente significativas) de la lengua. Este tipo de definición distribucional
desempeñó un papel decisivo en el último período de la lingüística postbloom-
fiel diana y desbrozó el camino para la gramática generativa chomskyana.
En ,s eguida observaremos que las diversas formas flexivas de un mismo
lexema no presentan, en general, la misma distribución, y que por ello la sin-
taxis y la flexión constituyen partes complementarias de la gramática. Por
ejemplo, chico y chicos difieren distribucionalmente en diversos sentidos, pero
en especial en que el primero, y no el segundo, puede aparecer en una serie
de contextos, entre los cuales se halla

(1) El - - está aquí

mientras que el último, y no el primero, puede aparecer en otrá serie de con-


textos, entre los que se halla .

(2) Los - - - están aquí.

En virtud de la función semántica que distingue chico de chicos en la mayo-


ría de contextos, diremos que chico es la forma de singular y chicos la de
plural de 'chico'. Si esta diferencia de significado no estuviese en correspon-
dencia con una diferencia de distribución (esto es si la forma de singular y de
plural de los lexemas pudieran sustituirse entre sí en todas las oraciones del
español sin alterar otras partes de las mismas oraciones) no habría ninguna
regla sintáctica del español que gobernase aquella distinción. Pese a que hay
una conexión intrínseca entre el significado de las formas y su distribución,
es la distribución en sí lo que interesa directamente al gramático. Quien
quiera comprender la moderna teoría gramatical en sus ,manifestaciones más
peculiares e interesantes ha de ser capaz de concebir la distribución de las
formas independientemente de su significado.
Como el término 'forma' es más amplio que el de 'forma de palabra', y lo
incluye, 'clase de forma' resulta, en consecuencia, más amplio que 'clase de
palabra' o 'parte del discurso'. Así, los morfemas (esto es las formas mínimas)
pueden agruparse en dos clases de formas según el criterio de la intersusti-
tuibilidad, del mismo modo que lo pueden hacer las frases compuestas de va-
rias palabras. En una gramática morfémica el rótulo de partes del discurso,
4.3. PARTES DEL DISCURSO, CLASES DE FORMA Y CATEGORíAS GRAMATICALES 97

que hemos asignado a los lexemas, se atribuiría primordialmente a lo que la


tradición denominaba t e m a s, o incluso raí ces. (La diferencia entre te-
mas y raÍCes consiste en que las raíces no son analizables morfológicamente,
mientras que los temas pueden contener, además de su raíz, uno o más afijos
derivacionales.) Por ejemplo, [en inglés] la forma boy, «chico», quedaría Cla-
sificada como nombre por ser el tema de un conjunto entero de formas fle-
xionadas de palabra, boy, boys y boy's. Sin embargo, es una pura casualidad
de la estructura gramatical del inglés que los temas de nombre, de verbo, de
adjetivo, etc., sean siempre formas de palabra (y aun de cita: cf. 4.1). Resulta
igualmente contingente que en inglés (lo mismo que, digamos, en chino, pero
no en español o turco) un gran número de formas puedan servir como temas
de nombre o de verbo (cf. walk, «paseo»/«pasear», turn, «vuelta»/«volver»,
man, «hombre»/«dotar de hombres», table, «mesa»/«poner sobre la mesa», et-
cétera). En este sentido, como en el anterior, el inglés está lejos de ser repre-
sentativo de las lenguas del mundo. Las versiones actuales de la gramática
generativa, al basarse en los morfemas, operan con definiciones de 'nombre',
'verbo', 'adjetivo', etc., que se aplican, en primer lugar, a temas de lexema
y después a formas mayores que los contengan o que sean sintácticamente
equivalentes.
En la gramática tradicional basada en la palabra, así como la flexión es
complementaria de la sintaxis, también las ca t e g o ría s flexivas o grama-
ticales lo son de las partes del discurso. Por ejemplo, 'singular' y 'plural' son
términos de la categoría de n ú m e ro; 'presente', 'pretérito' y 'futuro', de
la categoría de ti e m po; 'indicativo', 'subjuntivo', 'imperativo', etc., de la
categoría de m o do; 'nominativo', 'acusativo', 'dativo', 'genitivo', etc., de
la categoría de c a s o, y así sucesivamente. Las expresiones tradicionales
de tipo 'primera persona del singular del presente de indicativo del verbo
SER' ejemplifican aquella concepción que, expresada en los propios términos
tradicionales, suponía que cada parte del discurso era flexionada en un de-
terminado conjunto de categorías gramaticales.
Dos cuestiones más añadiremos en cuanto a las categorías flexivas de. la
gramática tradicional. En primer lugar, que ninguna es universal en el sen-
tido de que se encuentre en todas las lenguas. Hay lenguas sin tiempo gra-
matical, otras sin caso, otras sin género, y así sucesivamente, sin omitir nin-
guna de las categorías tradicionales. Por el contrario, son muchas las catego-
rías no reconocidas por la gramática tradicional y que existen en lenguas re-
cientemente investigadas.
El segundo aspecto consiste en que fas antiguas categorías gramaticales
en la gramática morfémica serían tratadas por lo común como conjuntos de
m o r f e m a s g r a m a tic a 1 e s (frente a los m o r f e m a s 1 é x i c o s, que
aparecen en el vocabulario como temas nominales, verbales, etc.). Su distri-
bución, por lo demás, vendría 'dada directamente por medio de reglas sintác-
ticas. Se trata, en esencia, del sistema adoptado en las versiones actuales de
la gramática generativa.
98 LA GRAMÁTICA

4.4 Algunos conceptos gramaticales más


La función de las reglas gramaticales de una lengua consiste en especificar
los respectivos determinantes de la gramaticalidad (d. 4.2). Como veremos
más adelante, la gramática generativa los establece generando (en un sentido
que aclararemos) todas las oraciones de la lengua, y sólo ellas, y asignando
a cada una, en el proceso mismo de su generaciÓn, una d e s c r i p ció n e s-
t r u c t u r a 1. En este párrafo enumeraremos y aclararemos brevemente una
serie de nociones gramaticales que los lingüistas han elaborado al intentar
formular para lenguas concretas y para el lenguaje en general, los determi-
nantes de la gramaticalidad y el tipo de información indispensable en las des-
cripciones estructurales de las oraciones.
Nunca se insistirá bastante en que el lingüista -al menos en la actuali-
dad- no siente el menor interés por la clasificación y la taxonomía a secas.
Como vimos al comienzo, le preocupa indagar «¿ qué es el lenguaje?» y, directa
o indirectamente, la capacidad del hablante nativo para producir y compren-
der un número indefinidamente grande y virtualmente infinito de enunciados
distintos entre sí en forma y significado. A este propósito, es imprescindible
contar con una explicación sobre el concepto de gramaticalidad que dé cuenta
de esa capacidad del hablante nativo (y de su adquisición por parte del niño).
y es asimismo fundamental si se pretende responder de un modo intelectual-
mente satisfactorio a la cuestión de «¿qué es el lenguaje?»
La lista de conceptos gramaticales que presentamos a continuación, aun-
que bastante larga, no es, ni de lejos, exhaustiva. Muchos de estos conceptos
tienen su origen en la gramática tradicional; otros han aparecido más tarde.
No todos serán utilizados en apartados ulteriores del libro, en parte porque
esta exposición sobre la estructura gramatical y la gramática generativa será
inevitablemente muy elemental y selecta en extremo. Pero aún hay otra razón
aún más importante. En el presente estado de la teoría gramatical, no cabe
precisar cuántas nociones lógicamente independientes o primitivas se nece-
sitan para especificar los determinantes de la gramaticalidad en una lengua
dada, por no decir en todas las lenguas. Si se considera primitivo un conjunto
de nociones en este sentido lógico del término, otras nociones pueden defi-
nirse a partir de dicho conjunto. Sin embargo, suele haber numerosas opcio-
nes disponibles a la hora de decidir cuál es el conjunto primitivo y cuál el
derivado. Las versiones actuales de la gramática generativa, a menudo por
razones puramente históricas, han optado por una cierta selección de ele-
mentos primitivos. Tal vez no se trate de la selección más correcta. En todo
caso, no puede considerarse concluida la cuestión de si existe una selección
correcta de datos -correcta, en el sentido de válida para todas las lenguas
humanas-o
Ni:> importa demasiado que el lector no familiarizado con la siguiente
lista de nociones gramaticales no llegue a retenerlas en su mayor parte. Des-
de luego, cuando se emprende el ,estudio de la lingüística en un cierto nivel
de especialización, no sólo hay que comprenderlas, sino también ejemplificar-
las y, lo que no es menos importante, poder aumentar la lista y mostrar cómo

L
4.4. ALGUNOS CONCEPTOS GRAMATICALES MÁS 99

una noción dada presenta matices comunes con otra o puede definirse a par-
tir de ella. La razón por la cual aduzco esta lista considerablemente larga
de conceptos gramaticales en un libro que se supone elemental y muy básico
sobre el lenguaje y la lingüística es que muchas obras comparables no esta-
blecen lo que hemos sentado en el párrafo anterior. Incluso un libro elemen-
tal ha de ofrecer a sus lectores alguna idea sobre el ámbito y la complejidad
del tema que expone. Ningún tratado de teoría gramatical debe dejar de in-
dicar con claridad que, pese a los grandes progresos recientes, estamos to-
davía lejos de disponer de una teoría satisfactoria de la estructura grama-
tical.
Las oraciones pueden clasificarse (y así aparecen clasificadas en. la gra-
mática tradicional) a partir de las dimensiones imbricadas de (a) estructura
y (b) función; luego, según (a), entre s i m pIe s y no simples, y luego, las
n~mples, en complejas y c o m p u e s t a s; según (b), en de c 1 a r a t i vas,
in ter ro g a t i vas, i m p e r a t i vas, etc. La oración simple consta de una
sola c 1 á u s u 1 a (con el contorno prosódico adecuado); la oración compleja
mínima consta de dos cláusulas, una subordinada a la otra; la oración com-
puesta mínima consta de dos o más cláusulas coordinadas. (Para facilitar la
exposición introduciré aquí el término (oración) c o m b i n a d a para abar-
car al mismo tiempo las compuestas y complejas.) Las nociones mendqnadas
de subordinación y coordinación son, como veremos, muy generales y aplica-
bles no sólo a la clasificación de oraciones, sino dentro de las oraciones
mismas.
En cuanto a la clasificación funcional de las oraciones hay que aclarar dos
aspectos. En primer lugar, que si establecemos una distinción entre oraciones
declarativas y aseveraciones, oraciones interrogativas y preguntas, oraciones
imperativas y órdenes, peticiones, etc., podemos decir que es oración decla-
rativa aquélla cuya estructura gramatical es la de las oraciones que suelen
utilizarse, de u¡;t modo característico, para hacer aseveraciones y así sucesi-
vamente. Esto nos permite mantener distintas, e interrelacionadas, la estruc-
tura gramatical de las oraciones y la función comunicativa de los enunciados
(d. 5.5). En el capítulo sobre semántica volveremos a esta distinción. El se-
gundo aspecto se refiere a que 'imperativo', en contraste con 'declarativo' e
'interrogativo', se emplea tradicionalmente, junto con 'indicativo', 'subjunti-
vo', etc., para designar uno de los términos de la categoría gramatical de
modo. Conviene señalar este doble empleo de 'imperativo' aunque no sea mas
que por la confusión que ha causado en la moderna teoría gramatical.
En las oraciones, simples o no, existen diversos tipos de relación entre
la parte y el todo: se trata de las relaciones de con s ti tu ció n. Por ejem-
plo, toda cláusula de oración compleja o compuesta es con s t i t u yen t e
de la oración como un todo; en una oración simple, todas las formas de pa-
labra (digámoslo así) son constituyentes; y los grupos de palabras pueden
constituir, a su vez, f r a s e s, que son también constituyentes de la oración
(de modo que las palabras son constituyentes de las frases y, por tanto, sólo
indirectamente de las oraciones de las cuales son constituyentes las frases).
Como veremos en los apartados siguientes, esta noción de constitución, junto
100 LA GRAMÁTICA

con una versión algo más a,mplia del concepto tradicional de frase, constituye
~l núcleo mismo de la formalización en la gramática generativa chomskyana.
Otro tipo de relación sintáctica -al que la gramática tradicional atribuyó
una importancia particular- es la de de p e n den cia. Se trata de la re-
lación, asimétrica, que existe (para utilizar una terminología moderna) entre
un re gen t e y uno o más d e p e n die n tes. Por ejemplo, se dice que el
verbo r i g e su objeto (si lo tiene) de una determinada manera, como el ver-
bo 'ver', que, al igual que todos los verbos transitivos del español, rige su
objeto en el caso tradicionalmente llamado acusativo (cf. Te vi a ti, frente a
*Vi a tú; pues la categoría del caso, tú frente a ti, etc. constituye una catego-
ría flexiva de los pronombres, aunque no ·de los nombres, en español.) Más
en general, podemos establecer una relación de de/endencia, en una determi-
nada construcción, siempre que la aparición de una unidad, el regente, sea
precondición de la aparición, en la forma apropiaqa, <le una o más unidades,
sus dependientes. Lo que tradicionalmente se denominaba r é g i m e n, tal
como se ha ejemplificado antes, puede incorporarse a un concepto más am-
plio de dependencia que no presuponga variación flexiva. En tanto que la
agrupación de un regente y sus dependientes establece' implícitamente una
relación de parte a todo entre cada una de las unidades y la agrupación mis-
ma, la constitución y la dependencia no son variables totalmente independien-
tes entre sí. La gramática generativa chomskyana ha optado por la constitu-
ción, siguiendo, a -este respecto, a Bloomfield y sus sucesores. La gramática l'
tradicional pone, en cambio, más énfasis en la dependencia. _
En el <l:partado anterior hemos aludido a los verbos transitivos. La dis-
tinción tradicional entre verbos t r a n s i t i vos e in t r a n s i ti vos puede
generalizarse en dos sentidos: en primer lugar, incluyendo los verbos en la
clase más amplia de p red i cad o r e s y así sub clasificar los predicadores
según su val e n c i a, es decir por el número y la. naturaleza de sus unidades
d~pendientes. Incluyendo no sólo el objeto directo a indirecto, sino también
el sujeto, entre los dependientes, podemos decir que un verbo intransitivo
como 'morir' tiene valencia 1, un verbo transitivo como 'comer' tiene valencia
2, verbos como 'dar' o bien 'poner' tienen valencia 3, y así sucesivamente.
Esta noción de valencia, nótese bien, no presupone que los dependientes
de un predicador sean necesariamente frases nominales. Lo que tradicional-
mente se llamaban complementos adverbiales de lugar y de tiempo, etc., tam-
bién entran en la definición de valencia. Hemos de admitir asimismo predi-
cadores con valencia O. Por ejemplo, puede sostenerse que verbos como 'llo-
ver', 'nevar', etc., en español, pertenecen a este tipo, según se desprende de
construcciones como Llueve/Está lloviendo, etc.
Hasta hoy el término 'valencia' (tomado. de la química) no se ha empleado
mucho en la bibliografía británica y americana sobre lingüística. Pero la no-
ción se encuentra latente en buena parte de la teoría gramatical, aunque no
aparezca realmente el término. El aspecto más controvertido y novedoso de
la noción de valencia, tal como la aca,bamos de utilizar, consiste en que des-
virtúa, por .así decirlo., las distinciones tradicionales entre s u jet o y p r e-
dicado (de 1a cláusula), por una parte, y entre sujeto y objeto (del

l
4.5. LA ESTRUCTURA DE CONSTITUYENTES 101

verbo), por otra. Hay que advertir que estas distinciones son lógicamente in-
dependientes, pues la primera descansa en la división de la cláusula (en virtud
de supuestos tradicionales) en dos partes complementarias, lo que no sucede
con la segunda. El sujeto del verbo es la unidad que, aun siendo dependiente
del verbo, al igual que el objeto, determina la forma de aquél en lo que suele
denominarse con e o r da n c i a entre sujeto y verbo (cf. El niño corre fren-
te a *El niño corren, y Los niños corren frente a * Los niños corre). Pueden
aducirse, y de hecho se han aducido, otros criterios para hallar una noción
más general de sujeto sintáctico aplicable a todas las lenguas. Pero la uni-
versalidad de algún tipo de sujeto sintáctico (o de alguna noción más general
que los comprenda todos) es tan controvertida ahora como lo fue .entre los
lingüistas de finales del siglo pasado.

4.5 La estructura de constituyentes

En este apartado atenderemos a los aspectos de la estructura gramatical que


se deducen de la noción de constitución. Operaremos en el marco de la gra-
mática morfémica siguiendo el punto de vista distribucionalista típico del úl-
timo períod _ de la lingüística postbloomfieldiana (cf. 7.4). Al adoptar esta
perspectiva obtendremos un doble beneficio, pues luego podremos ilustrar la
aplicación de nociones importantes ya presentadas -asociadas a términos
como 'morfema', 'morfología', 'flexión', 'derivación', 'clase de forma', 'distri-
bución', para no mencionar la 'constitución' misma- y así disponer el camino
para el tratamiento de la gramática generativa en el apartado siguiente.
Aunque el concepto bloomfieldiano de estructura de constituyentes viene
a ser ante todo sintáctico, podemos mostrar cómo se aplica a formas de pa-
labra. Es preciso recordar que en la lingüística postbloomfieldiana la gramá-
tica se dividió en morfología y sintaxis (cf. 4.1) . La morfología estudiaba la
estructura interna de las formas de palabra, mientras que la sintaxis se ocu-
paba de la distribución de dichas formas en las oraciones bien formadas de
la lengua objeto de estudio. Ahora bien, la morfología postbloomfieldiana era
en sí misma un tipo de morfología sintáctica, pues aplicaba los mismos prin-
cipios al análisis gramatical de las formas de palabra y al análisis sintáctico
de unidades mayores, como frases y oraciones. En realidad, los lingüistas
postbloomfieldianos, aunque no siempre de un modo coherente, terminaron
por abandonar la distinción entre morfología y sintaxis al ampliar la defini-
ción de 'sintaxis'. Así, la sintaxis se convirtió en el estudio de la distribuCión
de los morfemas (y no de las formas de palabra), con lo que las formas de
palabra se reconocían no como unidades puramente sintácticas, sino como
entidades que podían utilizarse (con un adecuado contorno prosódico) para
formar enunciados mínimos y, en ciertas lenguas, como ámbito de ciertos ras-
gos fonológicos suprasegmentales (cf. 3.6). Este es, en esencia, el punto de
vista que adoptó, como parte de su herencia postbloomfieldiana, la gramática
generativa de Chomsky. .
r 102 LA GRAMÁTICA
1
En este apartado y en el siguiente hay que tomar el término 'palabra' con
referencia a formas de palabra. En este sentido, las palabras pueden repre-
sentarse como sartas de uno o más morfemas siendo los morfemas formas
mínimas y las palabras, en la definición clásica (sólo parcialmente satisfacto-
ria) de Bloomfield, fa t m a s 1 i b r e s mí n i m a s (esto es formas que no
constan de otras formas libres más pequeñas). Una forma 1 i b r e, en con-
traste con una forma 1 i g a d a, es la que puede aparecer, con un contorno
prosódico adecuado, como un enunciado (aunque no necesariamente como
una oración entera) en un contexto normal de empleo. No todas las formas
que la tradición ha reconocido como palabras en español y que aparecen se-
paradas por espacios en el medio escrito satisfacen esta definición. Aquí va-
mos a recurrir sólo a ejemplos que sí la cumplen. Así, mal es tanto ' morfema
(por ser forma mínima) como palabra (por ser forma libre); males no es mor-
fema, ya que se compone de dos formas mínimas, mal y es, pero es palabra
(pues mal es forma libre, aunque es no lo sea); desenamoramiento es una pa-
labra compuesta de cuatro morfemas, des-en-amor-amiento, de los cuales to-
dos, excepto amor, son formas ligadas. Las formas ligadas que aparecen como
constitUyentes de palabra son afijos: prefijos si preceden a la forma básica
a la cual se añaden o afijan, sufijos si la siguen.
Pero aún cabe describir más en la estructura constitutiva de las palabras
a partir de sus morfemas componentes. Muchas palabras del español y de
otras lenguas presentan una e s t r u c t u r a j e r á r q u i c a interna que cabe
representar formalmente por medio de la noción matemática de' e s t r u c t u-
r a par e n t é tic a. Por ejemplo, la estructura constitutiva de la palabra
desenamoramiento puede representarse a base de

(1) [des [en-[amor]-amientoJ]

o, de un modo equivalente, a base de un .diagrama arbóreo como (2).

(2) des en amor amiento

Es preciso notar que (1) y (2) son formalmente equivalentes. Cada uno
dice ni más ni menos lo siguiente: que los con s t i t u yen t e sin m e d i a-
t o s (CI) de desenamoramiento son des y enamoramiento; que los CI de
enamoramiento son en, amor y amiento, y, al no ser posible un nuevo análisis
en el nivel gramatical de descripción, que los con s t i t u yen t e s ter m i-
4.5. LA ESTRUCTURA DE CONSTITUYENTES 103

na 1e S de todo el sintagma son des, en, amor y amiento. Procediendo de otro


modo, nos dicen también que en, amor y amiento pueden combinarse (en
secuencia) para formar un constituyente inmediato, enamoramiento, al cual
puede prefijarse des- para producir desenamoramiento y, con ello, dar lugar
a toda la forma de palabra. Los dos métodos de representación (1) y (2) son
neutros con respecto al análisis y a la síntesis de los sintagmas.
No me propongo justificar con detalle la división parentética de desena-
.' moramiento que asigno a (1) y (2). En principio se basa (según los postulados
del distribucionalismo postbloomfieldiano) en los criterios de sustituibilidad,
o permutabilidad y generalidad. La forma desenamoramiento pertenece a una
clase de forma (es decir a un conjunto de formas intersustituibles) que de-
nominaremos, utilizando una terminología tradicional, nombres abstractos y
que simbolizaremos a base de Na. En español hay muchos nombres abstrac-
tos formados por la adición del sufijo -(a)m(i)ento a formas verbales (más
exactamente, a las formas básicas de verbos). De una manera similar, la pre-
fijación de des- a una forma verbal (V) o nominal (N) constituye un proceso
morfológico extraordinariamente productivo. A su vez, los morfemas consti-
tuyentes en y (a)m(i)ento, aunque no necesariamente solidarios (cf. entalla-
dura, derramamiento, etc.), no suelen tener una productividad independiente,
pues en la gran mayoría de formas en que aparecen no ofrecen, por lo común,
otras opciones constitutivas (de ahí que no haya, al menos en principio, algo
así como amoramiento o enamoradura) .
La justificación distribucional de la estructura de constituyentes asigna-
da a la forma de palabra desenamoramiento es relativamente sencilla. Muy
peliaguda resulta, en cambio, con respecto a muchas otras formas de palabra,
y en especial sise pretende convertir los criterios distribucionales en proce-
dimientos mecánicos de descubrimiento (cf. 7.4). Pero aquí no nos interesa
abogar por el distribucionalismo como tal, sino tan sólo ilustrar lo que se
entiende por estructura de constituyentes. La cuestión es que si se da validez
a un determinado análisis a base de criterios puramente distribucionales o
no, el uso¡ de un determinado término o símbolo, pongamos, 'nombre' o N,
para ro t!u 1 a r clases de forma implica que los miembros de dicha clase
son permutables en todos los contextos sujetos a cualquier regla que utilice
el rótulo en cuestión. Por ejemplo, asignemos arbitrariamente el rótulo Na
al conjunto de formas que resulta de sufijar (a)m(i)ento a los miembros de la
clase de forma V. Podemos, entonces, expresar lo que acabamos de decir por
medio de las siguientes reglas:

(3) V + (a)m(i)ento ~ Na
o bien

(4) en + V + (a)m(i)ento~Na
Esto nos dice qj.le, en la práctica, todas las formas de la clase V , son permu-
tables al menos en el ámbito de los contextos. comprendidos en (3) o (4). lII}-
104 LA GRAMÁTICA

plica, además, que todos los miembros d y la subclase Na son intersustituibles


en los contextos comprendidos en otra 'r egla como '

El hecho de que el distribucionalismo, ta~ como fue desarrollado por los lin-
güistas postbloomfieldianos, haya caído en descrédito no significa que la na-
ción misma de distribución haya perdido relevancia. en el análisis gramati-
cal. Al contrario, constituye la noción fundamental en la formalización de
la gramática.
Antes de continuar conviene reparar en algo más. La regla (5), frente a
(3) y (4), es potencialroente re c u r s i v a, en el sentido de que puede aplicar-
se a su propia salida (Na) Y formar así un número indefinido de sintagmas de
complej idad crecien Ú~: [des-enamoramiento] , [des-[ des-enamoramiento]], [des-
[des-[des-enamoramiento]]], etc. 3 Como presumiblemente no nos convendrá
considerar de sdesenamoramiento, y aun menos desdesdesenamoramiento, et-
cétera, gramaticalmente bien formados, la regla (5) resulta técnicamente de-
fectuosa, pues enamoramiento y desenamoramiento no son miembros exac-
tamente de la misma clase de formas. Por otro lado, posiblemente en todas
las lenguas naturales hay muchas construcciones sintácticas, si no morfoló-
gicas, totalmente recursivas. A ello se debe que l~s oraciones de una lengua,
aunque finitas en 10ngHud, puedan sh infinitas en número (cf. la definición
que dio Chomsky de 'lengua', citada en 1.2 y 2.6).
Exactamente la misma noción de estructura de constituyentes se aplica
a las secuencias de palabras -f r a s e s, tanto en el sentido tradicional como
cotidiano del término- (según la concepción bloomfieldiana y postbloomfiel-
diana de la morfología). Por ejemplo, sobre la mesa metálica es lo que tra-
dicionalmente se denomina f r a ~ e p r e p o si c ion a 1, compuesta por una
preposición (sobre) y una frase nominal (la mesa metálica), que
a su vez, se compone del a r t í c u 1 o d e fin ido (la) y la frase mesa me-
tálica, que se compone, a su vez, de un nombre (mesa) y un adjetivo (metáli-
ca). Todo ello puede expresarse, sin estos rótulos tradicionales, por medio de

(6) [sobre [la [m esa metálica]]]

o, de un modo equivalente, por el diagrama arbóreo de (7) .

(7) sobre la m esa metálica

3. [En realidad, su aplicación se extiende a muchas más clases enteras.]


4.5. LA ESTRUCTURA DE CONSTITUYENTES 105

Tanto (6) como (7), al igual que (1) y (2), son representaciones no ro-
tul a d a S de una estructura de constituyentes.
No obstante, lo habitual es operar con la noción de representaciones
ro tul a d a s -donde los rótulos, como hemos visto antes, se emplean 'para
indicar la pertenencia a una determinada clase de forma-o Vamos, pues, a
convertir (6) y (7) en una e s t r u c t u r a par e n té tic a ro tul a d a y
en un á r bol ro tul a d o, respectivamente (8) y (9), utilizando símbolos
mnemotécnicos corrientes como FN para 'frase nominal', P para 'preposi-
ción', FP para 'frase preposicional', A para 'adjetivo', Art para 'artículo (de-
finido)'. Adviértase que (8)

Y (9) son formalmente equivalentes. Como las disposiciones parentéticas ro·


tuladas, sLbien más compactas, son difíciles de leer, los lingüistas suelen uti-
lizar árboles rotúlados.

(9) FP

------------
P FN

--------
Art N

N A

sobre la
I Imesa metálica '

Dos hechos generales hay que sentar en cuanto a (8) y (9). El primero es
que representan la frase mesa metálica como pertenecientes a la misma clase
de formas que mesa (N). Se trata de algo distribucionalmente justificable.
Más aún, pese a que determinados principios precisan la secuencia relativa pe
nombres y luego adjétivos dentro de la misma frase en español, no hay límite
para el número de adjetivos que pueden aparecer en tal posición. No obstan-
te, hay dudas razonables sobre la estructura interna de las sartas de adjetivos
en dichas posiciones.
El segundo aspecto se refiere a los términos 'frase nominal' y 'frase pre-
posicional', tomados de la gramática tradicional. No se basan en la noción
de constitución, sino en la de dependencia (cf. 4.4). Una frase nominal, en la
gramática tradicional, es aquélla cuyo regente o ca b e c e r a es un nom-
bre; y una frase preposicional, aquélla cuyo regente o cabecera es una pre-
posición. La representación de estructura de constituyentes en (8) y en (9)
nada indica sobre la dependencia. A este respecto, los términos ' frase nomi-
106 LA GRAMÁTICA

nal' y 'frase preposicional' son inmotivados. En cambio, si se admite que im-


plican que las frases nominales y las frases preposicionales tienen la misma
distribución, respectivamente, que los nombres y las preposiciones resulta
que no es así, al menos en lo que atañe a las frases preposicionales. Parece,
entonces, que el término 'frase nominal' resulta más apropiado desde este
punto de vista. Y para ciertas lenguas sí lo es, en efecto; entre ellas, el latín
y el ruso, que no 'tienen artículo definido y, frente a lo que sucede en español,
pueden utilizar los llamados nombres comunes en singular sin artículo, de-
finido o indefinido, ni otro miembro de la clase de formas que hoy se deno-
minan d e ter m i 11 a do res. Pero bastará una breve reflexión para advertir
que aun cua;ndo la mesa metálica y la mesa tienen en general la misma dis-
tribución que los nombres propios y los pronombres, no la tienen igual, en
cambio, <lue los nombres comunes de tipo mesa.
Los ejemplos que he aducido aquí para ilustrar la noción de estructura de
constituyentes son bien sencillos y, al margen de algunos detalles, nada con-
trovertidos. Pero cuando se emprende el análisis de un conjunto represen-
tativo de oraciones en español y otras lenguas siguiendo el punto de vista
adoptado en este apartado, sobreviene toda clase de problemas. En particular,
es difícil integrar la estructura de constituyentes de las formas de palabra
en la de sintagmas más áinplios donde dichas formas aparecen como cons-
tituyentes. Pocos lingüistas, si es que los hay, creerían hoy en la posibilidad
o en la utilidad de describir la sintaxis de una lengua en el marco esbozado
aquí sin invocar otras nociones J'!4icionales. Al propio tiempo, es indiscutible
que existe algo así como una estructura de constituyentes, en algunas lenguas
naturales, y presumiblemente en todas. La sintaxis teórica ha experimentado
un considerable avance gracias al esfuerzo de la lingüística postbloomfieldia-
na para formalizar la noción de estructura de constituyentes con criterios dis-
tribucionales .
Para terminar, conviene mencionar, por. un lado, lo que suele denominar-
se (quizás inadecuadamente) con s t i tu yen t e s di s con t i n u o s y, por
otra, la cuestión del orden secuencial. Muchas lenguas presentan casos de cons-
tituyentes terminales o intermedios cuyas partes componentes aparecen se-
paradas por una sarta de una o más formas. Por ejemplo, los participios de
pasado de muchos verbos en alemán están formados por la prefijación de ge-
y la sufijación de -t O-en a la forma de base: ge-lob-t, «amadO», ge-sproch-en,
«hablado». La discontinuidad dentro de la palabra no es extraña en lenguas
flexivas. En realidad, es muy común en sintagmas extensos, por ejemplo, ha-
bría ...encontrado en De haberlo buscado bien, lo habría tal vez encontrado;
está ...borracho en Está, sin la menor duda, borracho; o en inglés, looked .. .up,
«buscó», en He look the word up in the dictionary, «Buscó la palabra en el
diccionario».
La discontinuidad viola el principio de la a d yac e n ci a, según el cual
las unidades (o las partes componentes .de unidad~s) sintácticamente conec-
tadas debénsituarse juritas en las oraciones. En ciertas lenguas este principio
no pasa de ser una mera tendencia estilística; en otras, la adyacencia misma
se utiliz-a como un mbdode probar la corrección sintáctica. Por ejemplo, pa-
4.6. LA GRAMÁTICA GENERATIVA 107

seando por el camino se atribuiría por adyacencia o proximidad a Juan y no


a María tanto en Paseando por el camino, Juan encontró a María como en
Juan, paseando por el camino, encontró a María (cuando se pronuncian con
acento y entonación normales). Es preciso comprender que la noción de es-
tructura de constituyentes no implica por sí misma la adyacencia de los co-
constituyentes.
Tampoco implica que los ca-constituyentes deban aparecer en un o r den
s e c u e n c i a 1 fijo . Ocurre que muchas ordenaciones secuenciales de formas
en español, aunque de ninguna manera todas, dependen de una regla grama-
tical más que de una tendencia estilística, pues ninguna forma de palabra de
tipo *amor-en-des-amiento, *en-amiento-amor-des, etc., o bien frases como
*metálica la ·mesa sobre; ;, sobre metáZfca mesa la, etc., están bien formadas.
No cabe duda de que, en la mayor pade de palabras de todas las lenguas na-
turales, el orden secuencial de los morfemas constituyentes viene fijado por
reglas. Pero hay considerables diferencias entre las lenguas con respecto al
uso que hacen del orden secuencia1 en sintagmas más extensos. Como vere-
mos, la formalización de Chomsky para la estructura de constituyentes, y
para la estructura gramatical en general, considera tanto la adyacencia como
el orden secuencial necesariamente dependientes de reglas.

4.6 La gramática generativa

El término 'gramática generativa', introducido en la lingüística por Chomsky


en la década de 1950 a 1960, se utiliza en la actualidad en dos sentidos un
tanto diferentes. En su sentido original, más estricto y técnico, se refiere a
conjuntos de reglas que defienen diversos tipos de sistemas lingüísticos. Así
entenderemos en adelante la 'gramática generativa'.
En su segundo sentido, más amplio -para el que utilizaremos el término
'generativismo'-, se refiere a un corpus completo de supuestos teóricos y
metodológicos sobre la estructura lingüística, cuya discusión posponemos
para el capítulo 7. No sólo fue Chomsky el iniciador de la versión más difun-
dida de la gramática generativa en la lingüística, sino también el principal
iniciador del generativismo, y es en esta función donde se ha mostrado más
influyente tanto en la lingüística como en otras disciplinas. Por ello, nótese
bien, aunque difícilmente se puede ser generativista sin sentir interés por la
gramática generativa, en cambio,' es perfectamente posible interesarse por
la gramática generativa sin suscribir los preceptos teóricos y metodológicos
más característicos del generativismo.
Una gramática generativa es un conjunto de reglas que, ope-
rando sobre un vocabulario finito de unidades, gen e r a un conjunto (finito
o infinito) de sintagmas (cada uno compuesto de un número finito de unida- ~ ...
des) y define cada sintagma bien formado a partir de la lengua c a r a c t e-
r iza d a por la gramática. Las gramáticas generativas que ofrecen mayor in-
· ---- --------
108 LA GRAMÁTICA

terés para los lingüistas asignan además a cada sintagma bien formado (y, en
especial, a cada oración) una adecuada d e s c r i p ció n e s t r u c t u r a 1.
Esta definición de 'gramática generativa' es más general en un aspecto que
la de Chomsky, pues utiliza el término 'sintagma' donde Chomsky utilizaría
'sarta' o bien 'secuencia'. Como hemos visto, un sintagma es una combinación
de unidades gramaticales (o, en fonología, de elementos) que no presentan
necesariamente un orden secuencial. Aun cuando Chomsky define las oracio-
nes y las frases como sartas (estructuradas), es muy razonable, y, en rigor,
acorde con las concepciones tradicionales, pensar que se trata de sintagmas,
esto es conjuntos de unidades reunidas en una determinada construcción.
Lo que la gramática tradicional consideraba una diferencia de construcción,
en la gramática generativa se identificará como una diferencia de descripción
estructural.
Hay que entender el término 'generar'; utilizado en la definición, en el
sentido que tiene en matemática. Para ilustrarlo, veamos el siguiente ejemplo.
Dado que x pueda tomar como valor cualquiera de los números naturales
{1, 2, 3, ... }, la función X2 + x + 1 (considerada como un conjunto de reglas
u operaciones) genera el conjunto p, 7, 13, ... }. Es precisamente en este sen-
tido abstracto del término como se entiende que las reglas de una gramática
generativa generan las oraciones de una lengua. No es necesario entrar más
en pormenores matemáticos. Lo importante es que 'generar', aquí, no guarda
relación con ningún proceso de producción de oraciones llevado a cabo en la .
realidad por parte de hablantes (o máquinas). Una gramática generativa con-
siste en una especificación matemática precisa de la estructura gramatical
de las oraciones que ella misma genera.
Esta definición no limita la aplicabilidad de la gramática generativa a las
lenguas nat!lrales. De hecho, tampoco implica que la gramática generativa sea
en absoluto pertinente para describir lenguas naturales. Los conjuntos de
sintagmas caracterizados como lenguas por las gramáticas generativas son
lo que los lógicos denominan 1 e n g u a s f o r m a 1 e s. Todo sintagma posible
está o no bien formado; no existen sintagmas en un estado intermedio o in-
deciso a este respecto. Además, todo sintagma bien formado presenta una es-
tructura totalmente determinada, definida por la descripción estructural que
le asigna la gramática. No. está claro que las lenguas naturales sean formales
en este sentido del término. Muchos lingüistas sostendrían que no lo son.
Peto esto no significa que las lenguas formales no puedan utilizarse como
modelo de las lenguas naturales. Basta con que la propiedad de la gramatica-
lidad, aun cuando no quede totalmente determinada, lo sea empíricamente
dentro de unos límites razonables, y también que las demás propiedades es-
tructurales del modelo puedan identificarse en la lengua natural a la que
sirve de modelo la lengua formal en cuestión. Aquí empleamos la palabra
'modelo' en el sentido en que un economista podría hablar de un modelo, di-
gamos, de competencia imperfecta; o un químico, de un modelo de estruc-
tura molecular. En todos los casos, la construcción del modelo supone abs-
tracción e idealización. Lo mismo ocurre en lingüística. La microlingüística
sincrónica teórica, intere~ada por lo que se consideran las propiedades esen-
4.6. LA GRAMÁTICA GENERATIVA 109

ciales de los sistemas lingüísticos, puede permitirse la omlSlOn de muchos


detalles y aspectos indeterminados que otras ramas de la lingüística deben
tener en cuenta (cf. 2.1). Así, el hecho de que las lenguas naturales puedan
no ser lenguas formales no invalida por sí mismo la aplicabilidad de la gra-
mática generativa a la lingüística.
Otro importante aspecto que conviene subrayar sobre la definición ante-
rior de gramática generativa es que admite la existencia de muchos tipos di-
ferentes de gramáticas generativas. La cuestión, para la linguística teórica,
debe plantearse como sigue: dentro del número ilimitado de tipos distintos
de gramáticas generativas, ¿cuál de ellos, si es que hay alguno, serviría de un
modo óptimo para modelar la estructura gramatical de las lenguas naturales?
Planteada así, la cuestión presupone que todas las lenguas naturales son sus-
ceptibles de modelación por parte de gramáticas del mismo tipo; Este Sú-
puesto suele darse por s~ntado, actualmente, en la lingüística teórica. Una ra-
zón por la cual los generativistas lo asumen es que ' todos los seres humanos
son, en apariencia, capaces de aprender cualquier lengua natural. Y cabe, en
principio, la posibilidad de que haya tipos muy distintos de gramática gene-
rativa efectivamente aptos para describir tipos diversos de lenguas natura-
les. Pero hasta hoy no hay motivos para creer en ello.
En su obra más primitiva, Chomsky demostró que ciertos tipos de gramá-
tica generativa son intrínsecamente más po d e r o s o s que otros, ya que
pueden generar todas las lenguas formales que generan las gramáticas menos
poderosas y aun otras que éstas no pueden generar. En particular, demostró
que las g r a m á tic a s d e e s t a d o s fin ita s son menos poderosas que
las g r a m á tic a s d e e s t r u c t u r a f r a s e a 1 (de diversos tipos) y que
éstas son a su vez, menos poderosas que las g r a m á tic a s t r a n s f o r m a-
ti vas. La diferencia entre estos tres tipos de gramáticas generativas (que
Chomsky, utilizando un sentido un tanto distinto de 'modelo', consideró como
tres modelos de descripción lingüística) no requiere un análisis detallado
aquí, ya que existen numerosas descripciones asequibles con diversos niveles
de especialización. Lo único que merece decirse sobre las gramáticas de esta-
dos finitos es que, en virtud de ciertos supuestos razonables sobre la estructu-
ra sintáctica del inglés y otras lenguas, las lenguas formale's que generan re-
sultan, según demostró Chomsky, inapropiadas como modelo, al menos, de
algunas lenguas naturales. En principio, las gramáticas de estados finitos no
son suficientemente poderosas, pero ello se debe, sobre todo, a que algunos
de sus modelos fueron confeccionados en la década de 1950 a 1960 por psicó-
logos conductistas, ante los cuales Chomsky tenía interés por evidenciar su
inadecuación para describir la estructura gramatical de la lengua.
Por otro lado, las gramáticas transformativas son ciertamente bastante
poderosas, en principio, para servir de modelos en la descripción gramatical
de los sistemas lingüísticos naturales. Pero existen clases y más clases de
gramáticas transformativas. Y por muy paradójico que pueda parecer a pri-
mera vista, algunas ~y ami quizá todas- son demasiado poderosas, pues
permiten la formulación de reglas que nunca se necesitan, por lo que sabe-
mos, en la descripción de una lengua natural. Idealmente, y ello se encuentra
,

r 110 LA GRAMÁTICA

en la misma médula del generativismo, se ' necesita un tipo de gramática ge-


nerativa cuyo poder llegue tan sólo hasta el punto de reflejar de un modo
directo y perspicuo las propiedades de la estructura gramatical de las len-
guas naturales que, en opinión de todos, son esenciales. Aun cuando un de-
terminado tipo de gramática transformativa, formalizada por Chomsky du-
rante los años siguientes a 1950, y modificada en diversas ocasiones desde
entonces, haya dominado la sintaxis teórica durante los últimos veinte años,
lo cierto es que la función de las propias reglas transformativas se ha visto
continuamente restringida. Y el futuro de la gramática transformativa como
tal (si bien no la gramática generativa) está hoy por hoy en situación dudosa.
Al principio, Chomsky prestó una especial atención a dos propiedades,
del inglés y otras lenguas naturales, imprescindibles para investigar el tipo
adecuado de gramática generativa: la recursividad y la estructura de consti-
tuyentes (cf. 4.5). Ambas propiedades quedan reflejadas, de un modo directo
y eficaz, en una gramática de estructura frasea!' (Quedan igualmente refle-
jadas en una gramática transformativa chomskyana, pues puede describirse
aproximadamente como una gramática de estructura fraseal con una amplia-
ción transformativa) . En realidad, las reglas (3) a (5) de 4.5 se han vertido en
el, formato de las reglas de estructura fraseal, cuya función consiste en ge-
nerar s'a rtas de símbolos y asignar a cada una una disposición parentética
rotulada del tipo que ya hemos ilustrado: cf. (6) y (8), en 4.5. Estas disposi-
ciones parentéticas rotuladas se denominan m a r cad o r e s f r a s e a 1 e s.
y como las gramáticas de estructura fraseal se formalizan en el marco más
amplio de las g r a m á tic a s de con c a ten a ció n (es decir gramáticas
que generan s a r t a s de unidades), el marcador fraseal representa no sólo
la estructura de constituyentes del sintagma y la clase de forma de cada cons-
tituyente, sino también su ordenación secuencial relativa.
Como en un libro elemental de esta naturaleza no vamos a entrar en las
diferencias técnicas entre uno .y otro tipo de gramática gene~ativa , dejo aquí
el tratamiento del formalismo y el modo como operan las gramáticas de es-
tructura fraseal. Sí es preciso destacar, en cambio, que un tipo de gramática
generativa puede presentar ventajas de que carece otro tipo, y que hasta
ahora no puede precisarse cuál de ellos, si es que hay alguno, de los muchos
construidos e investigados en la actualidad servirá mejor como modelo para
la descripción gramatical de las lenguas naturales. Por mucho que se haya
sostenido durante años la opinión de que una versión de la gramática trans-
formativa serviría óptimamente a este propósito (hasta el punto de que los
términos 'gramática generativa' y 'gramática trans~ormativa' se han tratado
con frecuencia como sinónimos), la obra más reciente ha arrojado serias dudas
sobre los argumentos que llevaron a Chomsky y a otros a esta conclusión.
AMPLIACIÓN BIBLIOGRÁFICA 111

AMPLIACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Además de los contenidos pertinentes de las introducciones generales enumeradas
para los capítulos 1 y 2, Palmer (1971) resulta especialmente provechoso como pun-
to de partida, ya que ofrece las ventajas y desventajas de la imparcialidad teórica.
La mayor parte de las obras más especializadas en la teoría gramatical pueden
clasificarse a partir de las distintas escuelas o movimientos : generativistas, funcio-
nalistas, sistémicas, etc. (d. el capítulo 7). Allerton (1979) y Brown & Miller (1980)
constituyen valiosas excepciones. Así, entre los manuales habituales sobre lingüís-
tica general se encuentra Robins (1979a), capítulos 5-6.

Sobre la morfología (incluyendo la flexión), la mejor expOSlClOn general ac-


tualmente disponible en inglés es Matthews (1974). También se recomienda, para
quienes lean en alemán, Bergenholtz & Mugdan (1979), ya que está muy actualizado
y presenta un abundante e ilustrativo material junto con ejercicios. Nida (1949)
constituye la presentación clásica (con ejercicios) en el marco teórico post-bloom-
fieldiano. [Para algunos aspectos morfológicos del español, d. Martínez Celdrán
(1975).]

En torno a la sintaxis (que para muchos incluye asimismo la morfología fle-


xiva), en Matthews (1981) se halla una discusión crítica de los conceptos básicos
con referencias completas. Householder (1972) contiene muchos artículos ya clási-
cos y presenta una buena introducción bibliográfica sobre el desarrollo histórico
de la teoría sintáctica. Desde puntos de vista concretos:
Sintaxis generativa: la mayoría de exposiciones de la sintaxis generativa de-
pende del generativismo o lo presupone (d. 7.4). Existen en la actualidad muchos
manuales fiables que se hacen inmediatamente anticuados en determinados temas
(por ejemplo, en cuanto al estatuto de las estructuras profundas), pero que pro-
porcionan una buena introducción a los conceptos técnicos y al formalismo. Para
una exposición relativamente no técnica, d. Lyons (1970), capítulo 6, y (1977a). En-
tre las exposiciones, inclúyanse asimismo Akmajian & Heny (1975); Bach (1974);
Baker (1978); Culicover (1976); Huddleston (1976); Keyser & Postal (1976); Stock-
well (1977). Muchos de ellos incluyen problemas y ejercicios. Especialmente útiles
a este respecto son Koutsoudas (1966); Langacker (1972). Como libros de consulta,
cf. Fodor & Katz (1964); Jacobs & Rosenbaum (1970); Reibel & Schane (1969). [Para
el español, d. D'Introno (1979); Hadlich (1973); J>illeux & Urrutia (1982).]
Sintaxis funcional: Dik (1978); Martinet (1960, 1962).
Gramática sistémica: Berry (1975, 1977); Halliday, McIntosh & Strevens (1964-);
Hudson (1971); Sinclair (1972).
Gramática tagmémica: Cook (1969); Elson & Pickett (1962); Longacre (1964).
Gramática estratificacional: Gleason (1965); Lockwood (1972); Makkai & Lock-
wood (1973).
Estos rótulos alusivos a puntos de vista y concepciones, aunque útiles, pueden
inducir a error, pues los propios puntos de vista que dan Jugar a dichos rótulos
no son forzosamente incompatibles. Por ejemplo, la sintaxis funcional no es nece-
sariamente antigenerativa (cf. Dik, 1978); la gramática sistémica puede formularse,
en principio, como un sistema generativo (cf. Hudson, 1976) y, en ciertos desa-
rrollos, se encuentra estrechamente asociada al funcionalismo (cf. Halliday, 1976).
En determinados aspectos de detalle, la gramática sistémica tiene mucho en co-
mún con la gramática tagmémica, por un ladO, y con la gramática estratificacio-
112 LA GRAMÁTICA

nal, por otro. Las diferencias de terminología y de notación oscurecen con frecuen-
cia estas similitudes.
Gramática inglesa: entre las obras clásicas de referenCia se encuentran Cur-
me (1936); Jespersen (1909-49); Poutsma (1926-9). La obra reciente más comprehen-
siva para el inglés escrito y hablado (en términos exclusivamente sincrónicos) es
Quirk, Greenbaum, Leech & Svartvik (1972), teóricamente ecléctica, pues se basa
en contribuciones procedentes de la mayoría de escuelas actuales de lingüística,
pero es fiable, en general, en todo el tratamiento. Muchas de las preguntas y ejer-
cicios de este capítulo en relación con la estructura gramatical del .inglés pueden
contestarse en parte aprovechando la información de Quirk, Greenbaum, Leech &
Svartvik (1972).
En cuanto al sistema verbal inglés, además de los tratamientos que recibe en
las obras de más arriba con arreglo a cada punto de vista, véanse Leech (1976);
Palmer (1974).
Sobre la gramaticalidad en relación con la significación : añádanse Lyons (1977b),
capítulo 10; Sampson (1975), capítulo 7.
Sobre las palabras y los morfemas: Matthews (1974); Robins (1979a), capítu-
lo 5 -ambos con referencias muy completas a la bibliografía pertinente-o
Sobre las partes del discurso y las clases de formas: completar con Lyons
(1977b), capítulo 1l.
Sobre la perspectiva distribucional en el análisis gramatical, la obra clásica es
Harris (1951). Fries (1952) ilustra esta perspectiva en una escala limitada con res-
pecto al inglés.
Sobre las categorías gramaticales : Lyons (1968), capítulo 7.
Sobre la gramática de dependencia y la noción de valencia, hay muchas más
obras asequibles en francés (donde el libro clásico es Tesniere, 1959), alemán (v. gr.,
Helbig, 1971) y ruso (v. gr., Apresjan, 1974) que en inglés; véase, en todo caso,
Fink (1977).
La llamada gramática de los casos, a que se refieren muchos manuales recien-
tes e introducciones a la · teoría gramatical, se fundamenta en la misma tradición
de la gramática generativa chomskyana y se encuentra igualmente muy influida
por ella.
Para una exposición completa sobre la dependencia en relación con la consti-
tución, véase Matthews (1981).
PREGUNTAS Y EJERCICIOS

1. ¿Qué es la g r a m á tic a (a) en su sentido más amplio y (b) en el sentido


en que se ~mplea en este libro?

2. ¿En qué se distingue la sin t a x i s (a) de la f I e x ión y (b) de la m o r-


fología?

3. Distinguir claramente entre la f o r m a de b a s e y la f o r m a d e c ita


de un lexema .

4. Los m o r f e m a s se definen a veces como unidades significativas mínimas.


¿En qué difiere esta definición de la que damos en el texto?

5. ¿Qué distinción, si es que la hay, cabe establecer entre las par t e s del
d i s c u r $ o y las c I a s e s d e f o r m a?

6. «chico y chicos difieren distribucionalmente en diversos sentidos ... » (p. 96).


Búsquense tantas diferencias distribucionales como se puedan (a) para las formas
escritas chico .y chicos y (b) para las formas habladas [cíko] y [cíkos]. ¿Puede
justificarse sobre una base d i s tri bu c ion a I el reconocimiento de tres formas
distintas, homófonas y homográficas, sobre, sobre, sobre?

7. Las definiciones de oración c o m pie j a y c o m p u e s t a de más arriba


valen para las oraciones combinadas mínimas (de dos cláusulas). (a) Ejemplificar
cada una de estas clases de oración en español. (b) Considérese si existen res-
tricciones si'stemáticas en la correlación de cláusulas declarativas, interrogativas
e imperativas (esto es una declarativa con otra declarativa, una declarativa con
una imperativa, etc.) en oraciones combinadas mínimas. (c) ¿Cómo pueden am-
pliarse las definiciones para cubrir las oraciones combinadas no mínimas (que
contengan más de dos clállsulas?) . (d) ¿Cabe la posibilidad de obtener que una
cláusula compuesta actúe como constituyente de una oración compleja y vice-
114 LA GRAMÁTICA

versa? ¿O bien una cláusula compuesta/compleja actúe como constituyente de


otra oración compuesta/compleja? (e) ¿Puede trazar un diagrama con las distintas
posibilidades? (f) ¿Qué implicaciones presenta para la distinción entre cláusulas
y oraciones?

8. «La gramática generativa chomskyana ha optado por la constitución ... La gra-


mática tradicional pone, en cambio, más énfasis en la dependencia» (p. 100) . Ex·
póngase lo que se entiende por con s t i t u ció n y d e p e n den c i a en este
contexto. '

9. ..Una forma libre que conste enteramente de dos o más formas menos libres .. .
es una f r a s e. Una forma libre que no sea una frase es una p a I a b r a. Una
palabra, entonces, .. . es una f o r m a I i b r e mí ni m a» (Bloomfield, 1935: 178)
(a) El término 'palabra' es ambiguo (cf. 4.1). ¿Qué tipo de palabra trata de satis-
facer la definición de Bloomfield? (b) ¿Existen palabras tradicionalmente recono-
cidas en español (en el sentido adecuado de 'palabra') que no satisfagan la defini-
ción de Bloomfield? (g) ¿Qué otros criterios se hallan incursos en la definición
de palabras?

10. ¿Presentan todas las lenguas (a) p a I a b r a s, (b) m o r f e m a s y (c)


oraciones?

11. Componer una lista de cincuenta lexemas' en español cuyas formas de base
terminen en ·ble (como 'aceptable' , ' comestible ', etcétera). (a) Escribir una regla
de forma X + ble ~ y (sustituyendo X e y por rótulos adecuados de clase de
forma) para generar tantas formas de base como sea posible de las cincuenta
pedidas al principio. (b) ¿Para cuántas formas de base de la lista anterior resulta
la regla s e m á n tic a m e n t e satisfactoria?

12. ¿En qué difieren sin t á c tic a m e n t e los nombres propios de los nombres
comunes y pronombres en español? ¿En qué se distinguen sintácticamente los
nombres cuantificables de los no cuantificables?

13. «Hay reglas de orden que gobiernan la aparición de las palabras componentes
de la frase all the ten fine old stone houses, lit. «todas las diez fina vieja piedra
casas», «las diez casas de fina vieja piedra». Algunas de estas reglas son abso-
lutas ... » (Hill ; 1958: 175l . (a) ¿Qué reglas de orden pertinentes a un ejemplo
así son absolutas [en español]? (b) ¿Cuántas frases diferentes podría construir
sustituyendo otras formas de palabras en cada posición? (c) ¿Puede ampliarse
añadiendo otros adjetivos entre el artículo y el nombre? (d) ¿Cuáles son, si es
que los hay, los principios que determinan el orden de las subclases distribucio-
nalmente distintas de adjetivos? (cf. Crystal, 1971: 128-41). (e) ¿Qué importancia
.tiene el acento y la entonación para formular estos principios?

14. Exponer lo que se entiende por g r a m á tic a gen e r a t i va . ¿Cuáles son


sus objetiVOS principales?

L
PREGUNTAS Y EJERCICIOS 115

15. ¿Piensa que las lenguas naturales son len g u a s f o r m a I e s? Razone su


contestación.

16. A partir de ~lgUnaS de las lecturas recomendadas, explíquese la difereocia


que hay entre las g r a m á tic a s d e e s t a d o s fin i t o s y las g r a m á t i-
cas de estr ctura fraseal. '

17. Una g r a m á tic a t r a n s f o r m a ti v a «puede describirse aproximada-


mente como una gramática de estructura fraseal con una ampliación transformati-
va .. (p. 110) . Coméntese.

18. En términos generales, toda o r a c Ion de c lar a t i v a del español (v. gr.,
'Carlos está en casa', 'Su hermano jugó al fútbol en el equipo nacional') puede
ponerse en correspondencia con una oración interrogativa ('¿Está Carlos en. casa?',
'¿Jugó su hermano al fútbol en el equipo nacional?') y viceversa . También puede
emparejarse toda o r a ció n a f ir m a t i va (v. gr., 'Le gustan el pescado y
las patatas', 'La chica del garaje le sonrió dulcemente', '¿Jugó su hermano al fút-
bol en el equipo nacional?') con una correspondiente o r a ció n n e g a ti v a
('No le gustan el pescado y las patatas,' 'La chica del garaje no le sonrió dulce,
mente', '¿No jugó su hermano al fútbol en el equipo nacional?') y viceversa . ¿Pue-
de formular una regla que ponga en correlación la's oraciones declarativas con
las interrogativas, y otra regla que haga lo mismo entre afirmativas y negativas?
¿Qué tienen en común ambas reglas? ¿Cuál es la correspondiente oración decla-
rativa de '¿Llamó alguien?'? ¿Y la correspondiente oración afirmativa de '¿No vio
a nadie? '? La oración ' Nadie llamó ', ¿es afirmativa o negativa, a partir de su regla?

19. Dentro del componente de base de una gramática transformativa, se han


realizado diversas propuestas para generar toda la gama de formas verbales en
inglés . El tratado, ya clásico, de Chomsky (1957), levemente modificado, incluía '
reglas como las siguientes:

Verbo ~ Aux V
Aux ~ Tiempo (M)
Tiempo ~ {Presente, Pasado}
M ~ {querer. poder. deber}
V ~ {abrir, ver. venir, . .. }

En estas reglas, 'Aux' representa mnemotécnicamente '(verbo) auxiliar '; 'M' 'ver-
bo modal' y 'V', 'verbo (léXico)' : Los paréntesis contieneñ datos opcionales. A su
vez, las llaves comprenden conjuntos de datos de los cuales sólo uno será selec-
cionado por las reglas de reescritura . (Para más detalles, cf. Lyons (1977a) o los
manuales corrientes.)

(a) Enumérense cinco sartas generadas por las reglas de más arriba indi-
cando su m a r cad o r f r a s e a l.

(b) ¿Cuántas sartas diferentes generan las reglas para cada verbo léxico?
r 110 LA GRAMÁTICA

(c) ¿Qué otras operaciones se n"quieren para generar formas verbales como
abrió, quiere ver, ha visto, podría haber abierto, quisiera haber venido, etc.?

(d) ¿Existen otros verbos auxiliares, en español, no comprendidos por las re-
gias de más arriba?

(e) ~A qué se debe que en las reglas no se hayan previsto las distinciones
de número (singular/plural: v. gr., abre/abren, tengo/tenemos) y de voz (activa/
pasiva/refleja: v. gr., abre/es abierto/ se abre)?

20. Explíquese y ejemplifíquese la noción de a m b i g ü e dad sin t á c tic a. In-


díquese qué tipos de ambigüedad sintáctica pueden establecerse por medio de
una gramática de estructura fraseal.

21. Muchos manuales contienen problemas sobre el análisis gramatical de len-


guas reales o hipotéticas. En su mayoría utilizan sólo fragmentos aislados. La
versión que sigue de lo que llamo bongo-bongo ·se ha compuesto expresamente
para que los estudiantes tengan la oportunidad de manejar una lengua hipotética
cabal, distinta del inglés [y del español] en muchos aspectos, pero similar a mu-
chas otras lenguas naturales en alguna que otra característica estructural. Las
'oracicmes aparecen en transcripción fonética ancha. Hay que empezar por asig-
nar los valores fonemáticos pertinentes a los datos, aplicando el principio de la
similitud fonética y la distribución complementaria. Ll!ego, hay que establecer
en todo lo que se pueda la estructura morfológica y sintáctica , en especial las
categorías de c a s o, g é n e ro, n ú m e r o y t i e m po - a s p e c t o. Segura-
mente será útil consultar libros de lingüística general para la defin ición y aplica-
ción de estos términos. (La traducción al inglés [y al español] es más bien libre .)

Bongo-bongo
(Inglés)
[Español]

4
iwampi isulpin. pul ap tiwampi isulpi6in?
(He beats his wife (regularly) .) (Since when have you stopped beating your hus-
[(101) suele vapulear a su mujer.] band?)
[¿Desde cuándo ya no vapuleas a tu marido?]
2
5
tixawampixep?
ap piwampi issulpifin .
(Have you finished hitting me?)
(We do not beat our wives .)
[¿Has terminado de pegarme?]
[No vapuleamos a nuestras esposas.]

3 6
jem tiwampusu ivand? iwampusi isulpin.
(Why were you beating that drum?) (She was beating her husband .)
[¿Por qué golpeabas aquel tambor?] [(Ella) vapuleaba a su marido .]
PREGUNTAS Y EJERCICIOS 117

7 17
iOilpixet. zgoldifini isurgo zalp.
(She is falling in love with you.] (Some of our friends are pipe-smokers.]
[(Ella] se enamora de ti.] [Algunos amigos nuestros son fumadores de
pipa .]

8
18
ixaOilpusip.
pirdi isurgexo zalp.
(They had fallen in love with us.]
(Fred is smoking a pipe.]
[Se han enamorado de nosotros.]
[Alfredo fuma (ahora) en pipa.]

9 19
ixa0i1pixe. uholdifini ixayimkik.
(They are in love with her.] (That friend of mine is he re now.]
[Están enamorados de ella.] [Aquel amigo mío está aquí ahora.]

20
10
iharti ixayiyimkosi izgoldin.
spurje i0ilpu zjelt.
(The farmer brought his friends.]
(Children love books.]
[El agricultor trajo a sus amigos.]
[A los niños les entusiasman los libros.]

21
11 u6imbi ixajarcexe pird.
pixaoilpixo ijelt. (The girl over there is Fred's fiancée.]
(We love this book.] [La chica de allí es la prometida de Alfredo.]
[Nos encanta este libro.]
22
ixacengosu uwing usark.
12
(She was wear¡'ng that expensive dress.]
ioungosu ujelt.
[(Ella] llevaba aquel vestido caro .]
(She was reading that book.]
[(Ella] le ía aquel libro.]
23
icengo pirt sark.
13 (She always dresses beautifully.]
u6imbi ioungexo jelt. [(Ella] siempre se viste maravillosamente.]
(That girl is reading a book.]
[Aquella chica lee (ahora] un libro.]
24
pul tixazimjek?
A (How long have you been up?]
izeltu uxaxarpik pu iOamp . [¿Cuánto tiempo llevas levantado?]
(The books are on the table.]
[Los libros están sobre la mesa.] 25
uzgoldi6ini bump bump ixazazimjexep.
(Those friends of yours got me up very early .]
15
[Aquellos amigos tuyos me hicieron levantar
ispurje ixaxarpus.
muy temprano.]
(The children were in bed.]
[Los niños estaban en cama.]
26
uzgarti ihoncos: iharti ixahoncek.
16 (Those farmers were getting rich : this farmer is
pixaxarpixe ifurj. rich (already).]
(1 am putting baby to bed.] [Aquellos agricultores se hacían ricos: este agri-
[Acuesto al bebé.] cultor (ya] lo es.]
r
118 LA GRAMÁTICA

27 30
zdarbu ufirt: l!Sarbu pirt uxaflrtlk. uwunt usturpl i!Santusl uhart Isulpin . .
(R.oses are beautlful: thls rose Is really beautlful
now.) (Those bllnd mice you see over there were
[Las rosas son hermosas: esta rosa es bien bo- chasing that farmer's wife.)
nita (ahora).] [Aquellos ratones ciegos que ves all[ perseguían
a la esposa de aquel agricultor.]
28
kansi l!Si!Silpl stlmb: korti l!Santi pirt stlmb.
(Hans is a lady-killer: Kurt Is a wolf.) 31
[Hans es un donjuán : Kurt es un calavera .] Iflrt Istlmbi Il5ilpi gonc zgart.
(These ' pretty glrls are always falling In love
29
pinge i!Santi skuld. with rich farmers .) ,
(Ping Is a flsherman .) [Estas chicas guapas siempre se enamoran de
[Plng es pescador.] agricultores ricos.]

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