El ABC de Las Urgencias Neurológicas 2019
El ABC de Las Urgencias Neurológicas 2019
El ABC de Las Urgencias Neurológicas 2019
Elite Books
Editorial
Alfil
Elite Books
ElABCdelasurgenciasneurológicas2019
Todoslosderechosreservadospor:
E 2019EditorialAlfil,S.A.deC.V.
InsurgentesCentro51A,Col.SanRafael
06470México,D.F.
Tels. 55669676/ 57054845/ 55469357
e--mail:[email protected]
www.editalfil.com
ISBN 978--607--741--
Direccióneditorial:
JoséPaizTejada
Revisióneditorial:
BereniceFlores,IrenePaiz
Ilustración:
AlejandroRentería
Diseñodeportada:
ArturoDelgado
Impresopor:
Impresiones Editoriales FT, S. A. de C. V.
Calle31deJulioManz.102Lote1090,Col.LeyesdeReforma
09310CiudaddeMéxico
15defebrerode2019
Estaobranopuedeserreproducidatotaloparcialmentesinautorizaciónporescritodeloseditores.
LosautoresylaEditorialdeestaobrahantenidoelcuidadodecomprobarquelasdosisyesquemas
terapéuticosseancorrectosycompatiblesconlosestándaresdeaceptacióngeneraldelafechade
lapublicación.Sinembargo,esdifícilestarporcompletosegurosdequetodalainformaciónpro-
porcionadaestotalmenteadecuadaentodaslascircunstancias.Seaconsejaallectorconsultarcui-
dadosamenteelmaterialdeinstruccioneseinformaciónincluidoenelinsertodelempaquedecada
agenteofármacoterapéuticoantesdeadministrarlo.Esimportante,enespecial,cuandoseutilizan
medicamentosnuevosodeusopocofrecuente.LaEditorialnoseresponsabilizaporcualquieralte-
ración,pérdidaodañoquepudieraocurrircomoconsecuencia,directaoindirecta,porelusoyapli-
cacióndecualquierpartedelcontenidodelapresenteobra.
Elite Books
Colaboradores
V
Elite Books
Colaboradores VII
Contenido
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI
Paul David Uribe Jaimes
Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XIII
Héctor Manuel Montiel Falcón
1. Trastornos del estado de conciencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Karla Selene Hernández Franco, Diana Patricia Zabaleta Corpas,
Paul David Uribe Jaimes
2. Estado confusional agudo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Juan Antonio Pérez Cervantes, Miguel Ángel Collado Ortiz
3. Brote psicótico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Adriana Carolina Ron Aguirre, Paul David Uribe Jaimes
4. Crisis convulsivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Gabriela del Rocío Pérez de los Reyes Barragán,
Paul David Uribe Jaimes
5. Estado epiléptico en pediatría . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
Ximena Ochoa Morales, Óscar Miguel Oliva--Meza Hernández
6. Síncope . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
Alonso Alfredo Cano Esquivel, Ximena Ochoa Morales
7. Cefaleas agudas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Paul David Uribe Jaimes, Ximena Ochoa Morales
8. Ictus cerebrovascular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
Elisa Naeme Saleme Cruz, Juan Manuel Calleja Castillo
IX
Elite Books
Prólogo
Paul David Uribe Jaimes
Jefe de Neurología del Centro Médico ABC, IAP
XI
Elite Books
Prefacio
Dr. Héctor Manuel Montiel Falcón
Jefe de la División de Urgencias del Centro Médico ABC, IAP
XIII
Elite Books
1
Trastornos del estado de conciencia
Karla Selene Hernández Franco, Diana Patricia Zabaleta Corpas,
Paul David Uribe Jaimes
si se trata de una alteración del nivel de conciencia, con lo que el paciente podrá
estar somnoliento, estuporoso o en coma, o bien si se trata de una alteración del
contenido de la conciencia, es decir, el paciente se muestra confuso o con idea-
ción delirante. El estado de conciencia puede hacer alusión al nivel de vigilia del
paciente o a su capacidad para interactuar con el entorno y comprender adecuada-
mente la realidad que lo rodea (cuadro 1--1).
FISIOPATOLOGÍA DE LA CONCIENCIA
1
Elite Books
ABORDAJE CLÍNICO
1. Fondo de ojo. El examen del fondo de ojo puede aportar datos complemen-
tarios importantes, especialmente en relación con la posible presencia de
borramiento de los bordes de la papila óptica (papiledema), que es altamen-
te sugestiva de presión intracraneal.
2. Patrón respiratorio:
S Bradipnea. Consiste en una respiración superficial y lenta que puede co-
rresponder a intoxicación farmacológica, insuficiencia de la musculatu-
ra respiratoria o hipotiroidismo.
S Respiración de Kussmaul. Consiste en una respiración profunda hiper-
pneica. Se puede ver en cetoacidosis diabética y en lesiones mesencefáli-
cas o protuberanciales.
S Respiración de Cheyne--Stokes. Es una respiración cíclica en la que se
suceden periodos de apnea con otros en los que los movimientos respira-
torios se van haciendo cada vez más profundos hasta que comienzan a
decrecer y llegan de nuevo a la fase de apnea. Ocurre en lesiones cortica-
les difusas y en la etapa inicial de una hernia transtentorial.
S Respiración apnéustica. Al final de la inspiración se produce una pau-
sa. Corresponde a daño protuberancial.
S Respiración en cluster o racimos. Indica lesión en la parte más baja del
tegmento pontino.
S Respiración atáxica. Se presenta con anarquía de los movimientos res-
piratorios por lesión bulbar y anuncia paro respiratorio inminente.
Estos patrones están jerarquizados en cuanto a la gravedad y orientan
hacia la estructura que está sufriendo, pero no permiten diferenciar entre
un origen metabólico o uno estructural del coma (cuadro 1--4).
3. Patrón pupilar. Orientará hacia un origen metabólico o neurológico del
coma y permitirá establecer el nivel de la lesión predominante (cuadro 1--5).
can lesiones del III o del VI pares craneales en el tronco cerebral, las desvia-
ciones hacia abajo o hacia arriba tienen poco valor localizador y las desvia-
ciones oblicuas ocurren ante lesiones de la fosa posterior. Una desviación
lateral conjugada puede ser el único signo de una crisis epiléptica focal con-
tralateral. La presencia de movimientos espontáneos puede ser de gran va-
lor; si el paciente tiene movimientos de seguimiento se debe pensar que
puede no estar en coma, sino sufrir catatonia, otras patologías psiquiátricas,
estado de mínima conciencia o síndrome de enclaustramiento (locked--in).
La presencia de movimientos lentos horizontales y conjugados (robbing)
requiere integridad entre las conexiones del III y el VI pares craneales, por
lo que indica coma tóxico o metabólico, o un amplio daño cortical bilateral.
Las sacudidas rápidas hacia abajo con vuelta a la línea media (bobbing) son
típicas, aunque no específicas, de lesiones pontinas agudas.
Elite Books
Escala FOUR
La escala de coma FOUR (full outline of unresposiveness) está validada como
una alternativa a la escala de coma de Glasgow, en particular para valorar el dete-
rioro del paciente (cuadro 1--8).
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Alteraciones metabólicas
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Mecanismos inflamatorios
Manejo vital
Examen físico
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Abordaje diagnóstico
Tratamiento específico
REFERENCIAS
1. Cambra FJ et al.: Coma, etiología, fisiopatología y diagnóstico. An Pediatr Contin 2008;
6(4):191--201.
2. De Castro P: Paciente con alteración de conciencia en urgencias. An Sis San Navarra 2018;
31(Supl 1).
3. García S et al.: Estado de coma y trastornos de la conciencia; una revisión analítica desde
un enfoque neurofuncional. Parte I. Rev Esp Med Quir 2013;18:56--68.
4. García S et al.: Estado de coma y trastornos de la conciencia; una revisión analítica desde
un enfoque neurofuncional. Parte II. Rev Esp Med Quir 2013;18:142--147.
5. Delsol G, García M: Medicina de urgencias, clasificaciones, cuadros y fórmula. México,
Intersistemas, 2016.
6. Grille P: Alteraciones del estado de conciencia en la sala de emergencia. Arch Med Int
2013;35(3):85--92.
7. Moya M: Normas de actuación en urgencias. 3ª ed. Panamericana.
8. Plum F, Posner JB: Diagnóstico del estupor y coma. 4ª ed. Marbán, 2011.
9. Tejeiro MJ et al.: Guía diagnóstica y terapéutica del síndrome confusional agudo. Rev Clin
Esp 2002;202(5):280--288.
Elite Books
2
Estado confusional agudo
Juan Antonio Pérez Cervantes, Miguel Ángel Collado Ortiz
Existe una relación directa entre dolor, agitación y delirium que influye direc-
tamente en la morbimortalidad de los pacientes hospitalizados, particularmente
en las unidades de terapia intensiva (UTI). Debido a esto, algunos autores, como
Reade y col., han establecido una tríada, denominada la “tríada de la UTI” (figura
2--1).
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta revi-
sión (DSM--V), define al delirium como el conjunto de cambios agudos (entre
horas y días) en la atención, la percepción y la cognición, además de sus caracte-
rísticas fluctuantes.
El rasgo más prevalente en este padecimiento, y el más difícil de identificar,
es la inatención.
15
Elite Books
Dolor Agitación
Delirium
FISIOPATOLOGÍA
La relación del delirium con enfermedades agudas o críticas está bien estable-
cida, aunque existen factores que favorecen la aparición de este padecimiento,
como son los factores iatrogénicos, representados en gran medida por la adminis-
tración de medicamentos, y los factores ambientales (inmovilización, sujeción
del paciente). La identificación de estas circunstancias puede favorecer la pre-
vención del mismo.
Se han propuesto teorías que incluyen una deficiencia colinérgica en el sistema
nervioso central, así como un exceso en la activación de la vía dopaminérgica y
efectos neurotóxicos provocados por la liberación de citocinas proinflamatorias,
que favorecerán la disrupción de la sustancia blanca cerebral, aunque no se ha
logrado comprobar estas teorías en ningún estudio clínico.
CLASIFICACIÓN
1. Delirium hiperactivo.
2. Delirium hipoactivo.
3. Cuadro mixto.
El delirium hipoactivo es la forma más común, pero cuando se presenta con seda-
ción e inatención es fácil pasarlo por alto y se asocia una mayor mortalidad, aun-
que existe un menor grado de incapacidad permanente posterior al cuadro agudo.
En un estudio realizado por Han y col. se estableció una prevalencia de 92%,
pasando inadvertido 78.3% de las veces por los médicos del servicio de urgen-
cias.
Se puede encontrar un estado de delirium hiperactivo puro únicamente en 2%
de los pacientes, como lo refieren Reade y col.
ABORDAJE CLÍNICO
Como siguiente paso para establecer el diagnóstico de delirium, una vez estable-
cido el riesgo del paciente para desarrollarlo se debe realizar un triage de delirium
que, aunque no ha sido completamente validado, ha demostrado tener una alta
sensibilidad y puede orientar al médico de urgencias para ahondar en su investi-
gación (figura 2--3).
Elite Books
Sí
No
Triage
negativo,
no hay delirium
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Identificar factores de
riesgo predisponentes
Confusion
Assessment Method
Figura 2--4. Algoritmo para el manejo del síndrome confusional agudo (delirium) en el
área de urgencias. RASS: escala de agitación--sedación de Richmond.
suficientes para hacerlo. El estudio MIND, realizado por Girard y col., com-
paró la efectividad del haloperidol y la ziprasidona en los efectos neurológi-
cos, como días sin delirium, y los niveles de sedación adecuados, sin una
diferencia estadísticamente significativa al compararlos con el placebo. Por
lo anterior, se concluye que el tratamiento farmacológico debe ser indivi-
dualizado para cada paciente tomando en cuenta los posibles efectos adver-
sos y el riesgo--beneficio del paciente, y que el haloperidol es el tratamiento
de elección en los pacientes con delirium hiperactivo, y la quetiapina tiene
mayor beneficio en los pacientes con delirium hipoactivo.
REFERENCIAS
1. Barr J, Fraser GL, Puntillo K, Ely EW, Gélinas C et al.: Clinical practice guidelines for
the management of pain, agitation, and delirium in adult patients in the intensive care unit:
executive summary. Am J Heal Pharm 2013;70:53--58.
2. Bush SH, Marchington KL, Agar M, Davis DHJ, Sikora L et al.: Quality of clinical prac-
tice guidelines in delirium: a systematic appraisal. Br Med J Open 2017;7:e013809.
3. Girard TD, Pandharipande PP, Carson SS, Schmidt GA, Wright PE et al.: Feasibility,
efficacy, and safety of antipsychotics for ICU delirium: the MIND randomized, placebo--
Elite Books
3
Brote psicótico
Adriana Carolina Ron Aguirre, Paul David Uribe Jaimes
25
Elite Books
la realidad, que casi por definición es muy desconfiado o que pudiera ser agresi-
vo, se crean las condiciones perfectas para una tormenta de grandes dimensiones.
Evidentemente, la sala de urgencias implica situaciones delicadas que requie-
ren un manejo sistematizado para el paciente agitado. Entre todas esas condicio-
nes se encuentra la psicosis, tema que compete a este capítulo.
La psicosis es un estado mental grave que puede tener un origen orgánico o
no de múltiples etiologías, en el que existe una escisión con la realidad. Esto quie-
re decir que la persona que la sufre tiene un contacto alterado con la realidad, tan-
to en su percepción como en su interpretación. Puede tener un deterioro en el pro-
ceso de pensamiento con la consiguiente respuesta emocional alterada y un
comportamiento acorde a esta respuesta, que además puede ser incapacitante.
Los síntomas psicóticos abarcan ideas delirantes (delusion, en inglés), aluci-
naciones, pensamiento desorganizado, agitación o agresión. Los delirios (no con-
fundir con el síndrome de delirium) son una falsa creencia que se mantiene firme-
mente arraigada, a pesar de la irrefutabilidad y evidencia obvia de lo contrario;
un ejemplo de ello es la creencia de que el gobierno conspira contra el paciente
para robar sus pensamientos. Es importante destacar que los delirios son un ele-
mento de psicosis siempre y cuando no sea un elemento cultural; por ejemplo, la
creencia de un niño en la existencia de los Reyes Magos.
Las alucinaciones son la sensación de percepción sin un estímulo externo; las
hay de tipo auditivo (las más comunes), visual, olfatorio, gustatorio, táctil y ci-
nestésico, entre otros. La agitación psicomotriz es un estado agudo de ansiedad
en el que existe un incremento de la actividad motora disparado por una respuesta
emocional.
Todo este grupo de síntomas y signos que engloban al episodio psicótico en
la sala de emergencias puede ser producto de diferentes patologías médicas o psi-
quiátricas, por lo que no son patognomónicas de una sola condición.
En el caso de las patologías psiquiátricas de base es posible encontrar esquizo-
frenia, trastorno esquizofreniforme, trastorno esquizoafectivo, episodio psicóti-
co breve, trastorno bipolar con características psicóticas, trastorno depresivo con
características psicóticas y trastorno delirante.
Los eventos psicóticos relacionados con una enfermedad psiquiátrica primaria
pueden tener como elementos presuntivos la historia familiar frecuentemente
presente, la presentación variable, el inicio insidioso, el inicio entre la tercera y
la cuarta décadas de la vida, además de la preponderancia de las alucinaciones
primordialmente auditivas.
Por el contrario, cuando la psicosis es más bien producto de una enfermedad
orgánica tiene con mayor frecuencia un inicio abrupto, se presenta en las perso-
nas mayores de 40 años de edad (excepto en los que usan drogas recreativas como
origen, el cual podría ir más bien en el rubro de enfermedades psiquiátricas cuan-
do se encuentra en el contexto de las adicciones), y se pueden presentar con sínto-
Elite Books
Brote psicótico 27
mas asociados a otras patologías, como cefalea o visión doble, alucinaciones ol-
fatorias, convulsiones en el caso de tumores del sistema nervioso central, o fiebre
y agresividad en el caso de la encefalitis. Algunos ejemplos de eventos psicóticos
asociados a condiciones médicas incluyen delirium, neurolupus, enfermedades
infecciosas (encefalitis, meningitis, VIH, enfermedad de Lyme) y traumatismos
craneoencefálicos, entre otros.
También existen muchos fármacos que pueden producir psicosis o estados de
agitación como efecto secundario. De igual forma, las intoxicaciones por drogas
recreativas pueden producir agitación o psicosis en el contexto o no de una situa-
ción de drogadicción (cuadros 3--1 a 3--3).
Aunque la fisiopatología de la agitación no se ha dilucidado de forma cierta,
se sabe que están involucrados algunos neurotransmisores, como la serotonina,
la dopamina, la norepinefrina y al ácido gamma--aminobutírico (GABA). En par-
ticular los aumentos de serotonina y GABA o la disminución de norepinefrina o
dopamina pueden llevar a la agitación.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
El primer y más importante punto del algoritmo es garantizar la seguridad del per-
sonal de salud, los otros pacientes, los familiares y el paciente mismo. Muchas
veces no es posible o práctico preguntarle al paciente o a los familiares sobre his-
torial violento, intento o ideación suicida/homicida, abuso de sustancias, etc.,
pero estos temas tan críticos deberán ser abordados tan pronto sea posible.
Hay que tratar de generar confianza en el paciente si es posible. Esto pudiera
lograrse involucrando al paciente en su manejo si está capacitado para la toma
de decisiones. Muchas veces las conversaciones sobre tópicos generales pueden
ayudar a aliviar la ansiedad.
Cuando la comunicación verbal falla en el paciente agitado se pueden usar su-
jeciones físicas o farmacológicas que permitan una valoración integral, de cali-
dad y sin riesgo para ninguno de los involucrados. La sujeción con restricción fí-
sica constituye el método de contención más agresivo para el paciente psicótico
o agitado, por lo que siempre será el último recurso a utilizar.
Las metas de la sujeción farmacológica para el tratamiento de la agitación son
tranquilizar al paciente sin causarle sobresedación, disminuir las conductas agre-
sivas o peligrosas y permitir la exploración y el tratamiento de las patologías sub-
yacentes. Hay que recordar que el simple hecho de inyectar a un paciente agitado
es considerado por él como un estímulo nocivo y lo puede llevar a mayor descon-
fianza y agresividad, motivos por los cuales siempre que sea posible se preferirá
la administración de los fármacos por vía oral. En caso de ser imprescindible la
vía parenteral es mejor la inyección intramuscular (con todas las previsiones
Elite Books
Brote psicótico 29
correspondientes) que la vía intravenosa, con lo que reduce el riesgo de lesión del
personal de salud y del paciente durante la colocación. Afortunadamente, la ma-
yoría de los medicamentos utilizados para el tratamiento de la agitación existen
en presentación oral y con prácticamente las mismas efectividad y velocidad de
acción, en comparación con la vía de administración intramuscular, además de
que conlleva menos efectos adversos, como alteraciones en el movimiento.
Una vez que se establece un entorno que permita manejar a la persona de forma
segura se recaba toda la información que pueda proporcionar y se lleva a cabo la
exploración física y la exposición completa del paciente. Este último punto es
muy importante, porque no sólo permite identificar visualmente posibles lesio-
nes, sino que contribuye a encontrar objetos que pudieran estar escondidos en su
ropa y ser utilizados, como armas potenciales, drogas de abuso o cualquier otro
elemento que pudiera proporcionar pistas relevantes sobre su estado. También se
debe hacer un interrogatorio completo a los familiares o acompañantes y al perso-
nal paramédico, con el fin de conseguir la mayor cantidad de detalles que contri-
buyan a esclarecer el cuadro.
Muchos de los signos y síntomas pueden ayudar a distinguir si la causa del es-
tado psicótico pudiera ser orgánica o primariamente psiquiátrica, tomando en
cuenta que existen situaciones orgánicas potencialmente letales en los pacientes
psiquiátricos que pudieran por sí solas desencadenar un evento de psicosis (cua-
dro 3--4).
El siguiente paso en la búsqueda etiológica es la toma de muestras de laborato-
rio, lo cual ayuda a detectar comorbilidades que pudieran estar causando el estado
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
MANEJO EN URGENCIAS
Estrategias farmacológicas
El agente farmacológico ideal debería ser de rápido efecto, bien tolerado, no in-
vasivo, ligeramente sedante y con las menores interacciones farmacológicas po-
sibles.
Los fármacos con mayor frecuencia utilizados son las benzodiazepinas y los
antipsicóticos administrados de manera individual o combinados.
Elite Books
Benzodiazepinas
Son fármacos que actúan en el sistema nervioso central como sedantes, hipnóti-
cos y ansiolíticos, y tienen propiedades amnésicas. Su mecanismo de acción es
sobre los receptores GABA. Tradicionalmente se clasifican dependiendo de la
duración de su vida media. Las benzodiazepinas son la familia de medicamentos
administrados con más frecuencia en urgencias en el paciente agitado, gracias a
su fácil accesibilidad, sus variadas presentaciones y su rápida acción. La de uso
más común es el lorazepam, que tiene una vida media intermedia, con inicio de
acción entre 15 y 30 min si es administrado por vía intramuscular y de dos a cinco
minutos si se aplica por vía intravenosa. Existe también la forma oral, que es la
preferida en el tratamiento del estado psicótico agudo. Aunque el lorazepam es
muy seguro tiene algunos efectos adversos, como ataxia, desinhibición paradóji-
ca y excesiva sedación. El riesgo de desinhibición paradójica es mayor en los pa-
Brote psicótico 31
Antipsicóticos
sa pudiera proveer una terminación más rápida del episodio de agitación, se rela-
ciona con ortostatismo, además de las distonías y los trastornos de movimiento
antes descritos.
El droperidol es un antipsicótico típico que ha sido estudiado como agente úni-
co con muy buenos resultados. Tiene un tiempo de inicio de acción más rápido
y menor sedación, en comparación con el lorazepam. Comparado con el midazo-
lam, en dosis capaces de producir efectos similares y cuando alcanza el nivel de
sedación deseado, tiene menor tendencia a comprometer la vía aérea. Sin embar-
go, el paciente agitado tratado con droperidol tiene un riesgo significativamente
mayor de desarrollar arritmias cardiacas, por lo que no deberá ser utilizado en
pacientes con arritmias conocidas, alargamientos del QT o bajo el efecto farma-
cológico de alguna otra sustancia que pudiera causar estas alteraciones, por ejem-
plo, macrólidos, quinolonas, antifúngicos, antiarrítmicos y antidepresivos. De
Elite Books
hecho, la lista de fármacos es tan extensa que se recomienda obtener una compila-
ción de los medicamentos o tóxicos a los que el paciente pudiera haber sido ex-
puesto y comparar individualmente cada una de las sustancias para garantizar que
ese fármaco en cuestión no produzca arritmias o prolongue el QT. Este punto se
debe efectuar antes de la administración de cualquier antipsicótico.
Una consideración importante para el uso de antipsicóticos típicos es que dis-
minuyen el umbral convulsivo, por lo que podrían no ser el medicamento de elec-
ción en la agitación producida por intoxicaciones agudas por antidepresivos, an-
ticolinérgicos o simpaticomiméticos, en las que el riesgo de convulsiones está
siempre latente.
Los antipsicóticos atípicos o de segunda generación son los medicamentos de
elección para el tratamiento de los estados psicóticos con base en una enfermedad
neuropsiquiátrica; se hablará de ellos más adelante.
Manejo específico
Brote psicótico 33
VO IM VO IM VO IM VO VO IM
Dosis 1a2 0.5 a 1 5 a 10 5 mg 10 mg 10 mg 2 mg 5 a 10 mg de ha-
mg mg mg loperidol más 1
o 2 mg de lora-
zepam
Repetir dosis Cada 30 a 60 min Cada 30 a 60 min Cada Cada Cada 2 h 30 a 60 min
2h 2a4h
Dosis máxima 30 mg/día 30 mg/día 8 mg/día
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
VO: vía oral; IM: vía intramuscular; SNC: sistema nervioso central; SEP: síndrome extrapiramidal.
34
Paciente agitado/
psicótico
Intentar crear un vínculo Riesgo importante Intentar crear un vínculo Sujeción farmacológica IM
de confianza para que para sí mismo de confianza para que e inicio de tratamiento
participe en su tratamiento u otros participe en su tratamiento antipsicótico
Lorazepam 2 mg IM
Haloperidol 5 mg IM
Reconocer situaciones Sujeción farmacológica VO
orgánicas que ponen en Lorazepam 2 mg VO
peligro la vida y actuar
conforme a hallazgos
S Signos vitales
S Exploración física completa
S Muestras para laboratorio
Evento psicótico S Electrocardiograma Evento psicótico
primario Indiferenciado o de causa
El ABC de las urgencias neurológicas 2019
orgánica
Antipsicótico VO Lorazepam de 2 mg VO
cada 15 a 30 min y tratar
Elite Books
Figura 3--1. Algoritmo de acción del brote psicótico agudo en urgencias. VO: vía oral; IM: vía intramuscular.
Elite Books
Brote psicótico 35
REFERENCIAS
1. Baker S: Management of acute agitation in the emergency department. AENJ 2012;34(4):
306--318.
2. Deal N, Hong M, Matorin A, Shah A: Stabilization and management of the acutely agi-
tated or psychotic patient. Emerg Med Clin N Am 2015;33:739--752.
3. Dorland’s illustrated medical dictionary. 32ª ed. Filadelfia, Elsevier Saunders, 2012.
4. Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-- 5. Médica Panamericana, 2014:49--
71.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
4
Crisis convulsivas
Gabriela del Rocío Pérez de los Reyes Barragán,
Paul David Uribe Jaimes
FISIOPATOLOGÍA
37
Elite Books
Crisis convulsivas 39
ABORDAJE CLÍNICO
Es poco probable obtener una descripción precisa por parte del paciente, sobre
todo en las crisis generalizadas, porque el paciente mismo no recuerda lo sucedi-
do. Es necesario hacer una anamnesis dirigida. Se debe preguntar: ¿Qué estaba
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Crisis convulsivas 41
Crisis convulsivas 43
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
El diagnóstico de una crisis convulsiva está basado en la historia clínica del pa-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
ciente y en la historia contada por algún testigo que haya presenciado la crisis.
Es de suma importancia porque el tipo de convulsión y el tiempo que dure el even-
to orientan a la causa y descartan otros padecimientos que pueden simular una
crisis convulsiva.
El diagnóstico clínico se puede confirmar por anormalidades en el electroen-
cefalograma. Sin embargo, estas anormalidades pueden estar presentes en indivi-
duos sanos, y su ausencia no excluye el diagnóstico de epilepsia (cuadro 4--2).
Por lo general una convulsión remite de forma espontánea en dos minutos o me-
nos tiempo, por lo que no está indicada la administración universal de benzodia-
Elite Books
Soporte vital
Crisis convulsivas 45
Tratamiento específico
Terapia inicial
En la primera IV:
S Lorazepam 0.1 mg/kg IV o
4 mg IV (máx 2 mg/min)
Alternativas:
S Diazepam 0.2 mg/kg IV
S Midazolam 0.02 mg/kg IV
Terapia inicial Esperar un minuto la respuesta y
S ABCDE después administrar PRN y dosis
S Evaluación neurológica enfocada adicional de lorazepam
S Oxígeno suplementario o ventilación Si no hay acceso:
mecánica S Midazolam 10 mg IM si pesa
S Colocar 2 líneas intravenosas más de 40 kg
S Laboratorio: electrólitos, glucosa En la segunda IV:
toxicológico, BH, PFH, niveles de S Fosfenitoína 20 mg/kg a 100
anticonvulsivos a 150 mg/min o
S Dextrosa capilar S Fenitoína 20 mg/kg a 25 a 50
S Monitoreo cardiaco y oximetría de pulso mg/min o
S Signos vitales completos S Ácido valproico 20 a 40 mg/kg
S Considerar glucosa y MVI a 5 mg/kg/min o
S Levetiracetam 40 a 60 mg/kg
(máx. 4 500 mg) por 15 min
Figura 4--2. Algoritmo de abordaje y manejo del estado epiléptico. IV: vía intravenosa;
IM; vía intramuscular; BH: biometría hemática; PFH: pruebas de función hepática.
Elite Books
Crisis convulsivas 47
En los pacientes que no tienen factores de riesgo la decisión debe ser indivi-
dualizada, poniendo en la balanza el riesgo de una segunda convulsión y los efec-
tos adversos de los anticomiciales, siempre considerando las preferencias del pa-
ciente.
Los pacientes con una primera convulsión asociada a un estado posictal pro-
longado, una recuperación incompleta o una lesión grave asociada a la convul-
sión pueden requerir hospitalización. Otras indicaciones para hospitalización in-
cluyen estado epiléptico, la presencia de una enfermedad neurológica o sistémica
causal, o el requerimiento de una evaluación y un tratamiento adicional.
Muchos pacientes con una primera convulsión no provocada que han regre-
sado al estado basal y tienen pruebas de laboratorio iniciales normales pueden ser
dados de alta de la sala de urgencias, pero con un seguimiento estricto en la con-
sulta externa, según lo indica el Colegio Americano de Médicos de Emergencias
(American College of Emergency Physicians). Estas decisiones deben ser indivi-
dualizadas; sin embargo, se deben tener en cuenta los factores adicionales, como
la capacidad de poder darle seguimiento al paciente y de solicitar exámenes de
laboratorio externos antes de dejar ir al paciente. En un estudio con 1 025 pacien-
tes que fueron admitidos en la sala de urgencias con convulsiones provocadas y
no provocadas, un tercio de ellos fueron tratados de las primeras crisis. El prome-
dio en minutos de una recurrencia de convulsionar fue de 121 min, y más de 85%
de las convulsiones recurrieron a las seis horas. Los pacientes no alcohólicos con
una primera crisis tuvieron la menor tasa de recurrencia, y se registró que los fac-
tores que aumentaban el riesgo de recurrencia eran una edad de 40 años o mayor,
hiperglucemia y un puntaje anormal en la escala de coma de Glasgow.
En los pacientes con crisis convulsivas con remisión espontánea en menos de
dos min y en los que existe una recuperación completa del estado de conciencia
entre las crisis no es necesaria la administración de benzodiazepinas. Éstas se de-
ben reservar para el tratamiento del estado epiléptico, definido como crisis con
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
una duración mayor de cinco minutos o la presencia de varias crisis sucedidas una
tras otra sin recuperación del estado de alerta entre ellas. El uso indiscriminado
de benzodiazepinas en las crisis únicas favorece la recurrencia de crisis por supre-
sión, además de que condiciona alteraciones en el examen neurológico, que pue-
den dar una falsa impresión de lesión estructural encefálica (figura 4--2).
REFERENCIAS
1. Melchor LA, Díaz MLR, Moreno J: Uso de marcadores bioquímicos para valoración de
riesgo de crisis convulsivas en el síndrome de supresión etílica. Salud Mental 2012;35:499--
504.
2. Crawford MC: Convulsiones y estado epiléptico en adultos. En: Tintinalli Manual de me-
dicina de urgencias. 7ª ed. McGraw--Hill, 2012:721--725.
3. Vargas LCP, Varela EX, Kleinsteuber SK, Cortés ZR, Avaria BMA: Revisión del estado
Elite Books
5
Estado epiléptico en pediatría
Ximena Ochoa Morales, Óscar Miguel Oliva--Meza Hernández
49
Elite Books
CLASIFICACIÓN
EPIDEMIOLOGÍA
La incidencia anual de EE en los niños varía de 10 a 73 por cada 100 000, siendo
mayor en los menores de dos años de edad (135 a 156 por cada 100 000). La inci-
Elite Books
FISIOPATOLOGÍA
excesiva o de una inefectiva inhibición. Los mecanismos propuestos son los si-
guientes:
GABA
Glutamato
Glutamato
GABAa
Endosomas
C
Lisosomas Retículo
Cuerpo endoplásmico
de Golgi
Figura 5--1. Cambios en los receptores postsinápticos después de un estado epiléptico
continuo. Los receptores GABAérgicos son endocitados y su número es disminuido por
la clatrina. Las vesículas recubiertas de clatrina son destruidas por los endosomas; sin
embargo, los receptores de glutamato son suprarregulados. C: vesícula recubierta por
clatrina. Tomado y modificado de la referencia 10.
1. Terminar el EE.
2. Prevenir las recurrencias.
3. Controlar las causas precipitantes.
4. Manejar las complicaciones.
S Sospecha de EE psicogénico.
S Datos sugerentes de EE no convulsivo.
MANEJO EN URGENCIAS
La administración por vía intravenosa (IV) es la preferida; sin embargo, los fár-
macos pueden ser administrados por vía intramuscular (IM), rectal, intranasal u
oral cuando la primera no es posible. Para la terapia IV el lorazepam es el agente
de elección, el midazolam es preferido para la terapia IM (también se puede ad-
ministrar nasal u oral) y el diazepam para la vía rectal.
Elite Books
Figura 5--2. Algoritmo de manejo del estado epiléptico en niños. IV: vía intravenosa;
IM: vía intramuscular; IN: vía intranasal.
Tratamiento refractario
REFERENCIAS
35.
26. Prensky AL, Raff MC, Moore MJ, Schwab RS: Intravenous diazepam in the treatment
of prolonged seizure activity. N Engl J Med 1967;276:779.
27. Raspall Chaure M, Chin RF, Neville BG, Scott RC: Outcome of paediatric convulsive
status epilepticus: a systematic review. Lancet Neurol 2006;5(9):769--779.
28. Riviello J, Ashwal S, Hirtz D, Glauser T, Ballaban Gil K et al.: Practice parameter: Diag-
nostic assessment of the child with status epilepticus (an evidence--based review). Neurol-
ogy 2006;67:1542--1550.
29. Riviello JJ Jr, Claassen J, LaRoche SM et al.: Treatment of status epilepticus: an interna-
tional survey of experts. Neurocrit Care 2013;18:19.
30. Rossetti A, Lowenstein D: Management of refractory status epilepticus in adults. Lancet
Neurol 2011;10(10):922--930.
31. Sánchez Fernández I et al.: Refractory status epilepticus in children with and without prior
epilepsy or status epilepticus. Neurology 2017:386--394.
32. Sánchez I, Abend N, Agadi S, An S, Arya R et al.: Time from convulsive status epilepticus
Elite Books
6
Síncope
Alonso Alfredo Cano Esquivel, Ximena Ochoa Morales
65
Elite Books
Pérdida de conciencia
No traumática Traumática
EPIDEMIOLOGÍA
Síncope 67
Sí
Evaluación inicial:
Historia
Exploración física
Electrocardiograma
¿Condiciones médicas
serias presentes?
Sí No
Síncope 69
3. Neurogénico.
4. Cardiogénico.
5. Criptogénico.
Manejo de
acuerdo con
Sí la condición Manejo de
acuerdo con
la condición
¿Es síncope? Sí
No ¿Hay alguna
condición grave
identificada?
No ¿Hay alguna
condición grave
identificada?
No Sí
Figura 6--4. Algoritmo de abordaje del paciente con síncope en el servicio de urgen-
cias.
Síncope 71
Ecocardiografía
transtorácica
Evaluación inicial: historia,
exploración física, ECG
Estudio
electrofisiológico
Evaluación Evaluación
inicial clara inicial clara RM o TC
FISIOPATOLOGÍA
Perfusión cerebral
Sistema barorreflejo
S Fibras aferentes a partir de los barorreceptores del seno carotídeo que co-
rren a través del nervio glosofaríngeo.
S Fibras aferentes a partir de los barorreceptores aórticos que corren a través
del nervio vago.
Las fibras aferentes convergen en el núcleo del tracto solitario del bulbo raquí-
deo. Es aquí donde las entradas aferentes de los barorreceptores son integradas
con otras entradas sensoriales. Las señales eferentes más cruciales a considerar
en el síncope reflejo son transportadas por los vasos sanguíneos periféricos y el
corazón por vía de los nervios simpáticos; por su parte, las fibras parasimpáticas
del nervio vagal llevan señales eferentes al corazón y otros órganos, como el trac-
to gastrointestinal.
Las fibras parasimpáticas eferentes, en conjunto con el tono simpático, regu-
lan la contractilidad y la frecuencia cardiacas; además, la salida simpática tam-
bién regula las resistencias vasculares periféricas y del lecho esplácnico. En con-
Elite Books
Síncope 73
mia cerebral, cuando el edema del tejido cerebral puede disminuir significativa-
mente el flujo sanguíneo cerebral y causar daño cerebral que ponga en riesgo la
vida.
La susceptibilidad al síncope mediado neuralmente puede depender no sólo
de las diferencias de tolerancia ortostática, sino también de las respuestas cere-
brovasculares y vasculares periféricas a la hipocapnia. Los pacientes con historia
de síncope mediado neuralmente tienen una mayor reducción del flujo sanguíneo
cerebral y una mayor dilatación de la vasculatura del antebrazo en respuesta a la
hipocapnia, en comparación con los individuos sanos. Algunas investigaciones
combinando espirometría con Doppler transcraneal encontraron que los pacien-
tes con síncope mediado neuralmente demostraron aumento de los volúmenes ti-
dales, disminución en la pCO2 tidal final, reducción de la velocidad del flujo san-
guíneo cerebral y aumento de la resistencia cerebrovascular, todo ello entre 120
y 200 seg antes del síncope, precediendo la disminución de la presión sanguínea.
El efecto aditivo de una disminución del flujo sanguíneo cerebral cuando la
presión arterial ha caído puede acentuar la hipoperfusión cerebral. Los estudios
recientes han demostrado una reducción de volumen en la corteza insular derecha
en pacientes con historia de síncope que tuvieron prueba de inclinación anormal.
Como la corteza insular desempeña un papel importante en la alerta interocep-
tiva, los estados viscerales asociados con experiencias emocionales y el control
autonómico, este hallazgo puede ser una pista importante para identificar los
mecanismos desencadenantes a nivel de la corteza cerebral. Además, como la hi-
perventilación es parte de la respuesta fisiológica al miedo y la ansiedad, la hipo-
capnia inducida por hiperventilación puede ser uno de los enlaces entre las estruc-
turas límbicas y la rápida caída del flujo sanguíneo cerebral que ocurre en el
síncope mediado neuralmente.
ABORDAJE CLÍNICO
Como parte del abordaje del paciente con síncope es importante realizar una his-
toria clínica dirigida, una exploración física completa y estudios de laboratorio
y de gabinete apropiados.
La evaluación inicial del paciente con síncope debe incluir la valoración de la
pérdida de conciencia.
Síncope 75
en riesgo de síncope cardiaco de los pacientes con síncope de otras causas no car-
diacas.
El síncope clásico es breve, con pérdida completa de la conciencia durante 20
seg o menos. El síncope cardiaco tiene una mayor mortalidad en todos los grupos
etarios. El estudio Framingham mostró un riesgo de peligro de muerte de 2.4 en
los pacientes con síncope cardiaco, en comparación con 1.17 en los pacientes con
síncope vasovagal e hipotensión ortostática, durante un periodo de seguimiento
de 8.5 años.
Hay múltiples factores que deben ser tomados en cuenta cuando se realiza la
historia clínica de un paciente que ha experimentado síncope. Los elementos his-
tóricos clave que pueden ayudar a que el médico determine la causa del síncope
pueden ser comprobados preguntando acerca de los eventos que condujeron al
evento, la presencia de pródromos, los eventos que ocurrieron durante el evento
basado en relatos de los testigos y los síntomas durante la recuperación. Algunos
tipos de síncope pueden ser precedidos por una fase prodrómica, en la cual varios
síntomas, como mareo, náusea, sudoración, debilidad y alteraciones visuales,
anuncian que el síncope es inminente. La edad del paciente también debe ser con-
siderada, ya que la frecuencia en la que diferentes trastornos causan síncope de-
pende de la edad: el síncope cardiaco, el cual es a menudo más serio, es raro en
las personas jóvenes, pero representa un tercio de los eventos de síncope en los
ancianos.
Los síntomas asociados en el momento del síncope deben dirigir las investiga-
ciones posteriores. La presencia de dolor torácico sugiere síndrome coronario
agudo o tromboembolia pulmonar, pero la existencia de cefalea o debilidad focal
implica una causa neurológica del síncope. Los hallazgos de dificultad respirato-
ria aguda o dolor en los miembros inferiores pueden agilizar la evaluación para
tromboembolia pulmonar.
La cefalea puede sugerir hemorragia subaracnoidea o exposición a monóxido
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
La exploración física debe iniciar con la revisión completa de los signos vitales,
aunque pueden haberse normalizado para cuando se realiza la exploración.
La hipoxemia sugiere una posible falla cardiaca o tromboembolia pulmonar.
Los déficit de pulsos o discrepancias de pulso y presión arterial entre las extremi-
dades sugieren disección aórtica o síndrome de robo de la subclavia.
La medición de presión arterial ortostática consiste en medir la presión arterial
y los pulsos en posición supina, seguida de mediciones repetidas después de ad-
quirir la posición de pie durante tres a cinco minutos. Un resultado positivo para
Elite Books
Síncope 77
Síncope 79
El síncope es una manifestación clínica que puede ser debida a varias causas, que
van desde causas benignas hasta condiciones que ponen en riesgo la vida. La es-
tratificación del riesgo durante la evaluación inicial es importante para guiar el
tratamiento y para prevenir la morbilidad y la mortalidad a largo plazo. Sin em-
bargo, los esquemas de estratificación de riesgo para resultados clínicos a corto
y largo plazos son limitados por la inclusión de todos los pacientes con síncope,
sin tomar en cuenta la presencia o la ausencia de condiciones médicas subyacen-
tes asociadas a síncope. Por ejemplo, no se puede esperar que los resultados sean
similares en los pacientes con síncope vasovagal, bloqueo cardiaco con fracción
de eyección conservada, cardiomiopatía avanzada y falla cardiaca, hemorragia
gastrointestinal aguda o disección aórtica. El pronóstico a corto plazo de los pa-
cientes que se presentan con síncope está principalmente relacionado con la cau-
sa del síncope y la reversibilidad aguda de la condición subyacente. El pronóstico
a largo plazo está relacionado con la efectividad del tratamiento, así como con
la gravedad y la progresión de la enfermedad subyacente, especialmente de las
enfermedades cardiacas o terminales.
Aunque contar con definiciones precisas para los grupos de pacientes con alto,
intermedio y bajo riesgo después de un episodio de síncope puede ser útil para
su manejo, las evidencias de los estudios clínicos actuales hacen que esta pro-
puesta sea desafiante debido al gran número de factores de confusión. Los marca-
dores de riesgo de la historia, la exploración física, los estudios de laboratorio,
los puntos finales de estudios, las tasas de eventos adversos y los intervalos de
tiempo entre estos eventos son variables de acuerdo con el estudio. La informa-
Elite Books
Síncope 81
ción actual los agrupa mejor en pacientes con riesgo a corto plazo (asociado a re-
sultados en el servicio de urgencias y más de 30 días después del síncope) y pa-
cientes con riesgo a largo plazo (más de 12 meses de seguimiento) (cuadro 6--5).
MANEJO EN URGENCIAS
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Manejo vital
El médico que evalúa debe decidir si se puede continuar con los estudios posterio-
res en el marco ambulatorio o si se requiere una evaluación intrahospitalaria. El
propósito de la evaluación intrahospitalaria es agilizar el tratamiento de condi-
ciones graves identificadas o continuar la evaluación diagnóstica en ausencia de
una causa probable de síncope.
La decisión del alta es complicada por la variabilidad de los recursos disponi-
bles para el estudio inmediato, la falta de consenso acerca de los riesgos acepta-
bles a corto plazo, la variabilidad de la disponibilidad y experiencia de las clínicas
de diagnóstico ambulatorias, y la falta de evidencia de que la evaluación intrahos-
pitalaria mejore los resultados. En los pacientes con una presunta causa de sínco-
Elite Books
pe reflejo y sin otra condición médica peligrosa identificada es poco probable que
la evaluación intrahospitalaria aporte beneficios. En los pacientes en los que se
percibe un alto riesgo el proveedor de la salud debe recomendar la evaluación in-
trahospitalaria. En estos casos un protocolo estructurado en el servicio de urgen-
cias puede ser efectivo como alternativa a la admisión hospitalaria.
Los algoritmos de apoyo pueden reducir los servicios de salud utilizados en
la evaluación del síncope, aunque aún hay información insuficiente para reco-
mendar el uso de un algoritmo de apoyo específico para tomar la decisión del alta.
Los factores de riesgo individuales y las escalas de riesgo se correlacionan con
los resultados clínicos a corto y largo plazos, pero no son los factores determinan-
tes para la admisión hospitalaria. La presencia de 1 condición médica grave
es determinante para el manejo hospitalario posterior de los pacientes después de
un síncope.
Para la admisión o el egreso del paciente se siguen las siguientes recomenda-
ciones:
Síncope 83
Abordaje diagnóstico
Síncope 85
miento claro del valor para el diagnóstico y el pronóstico de cualquier prueba adi-
cional. El uso de un amplio número de pruebas adicionales es costoso y muchas
veces poco efectivo. A continuación se ofrecen recomendaciones para el uso más
apropiado de las pruebas adicionales en la evaluación del síncope.
Monitoreo cardiaco
Prueba de inclinación
Síncope 87
luación de los pacientes con síncope. Los pacientes que se recuperan espontánea
y completamente sin tratamiento tienen poca probabilidad de sufrir anormalida-
des estructurales cerebrales que puedan ser vistas en los estudios de neuroima-
gen. En los pacientes cuya historia o exploración física sugieran un diagnóstico
neurológico diferente del síncope pueden ser requeridas dichas pruebas.
El ecocardiograma está indicado para el diagnóstico y la estratificación de
riesgo en los pacientes que se sospeche una enfermedad estructural cardiaca (p.
ej., cardiomiopatía hipertrófica o estenosis aórtica grave) como la causa del sín-
cope. También es útil para detectar otras anormalidades valvulares, alteraciones
en la movilidad de las paredes, presiones pulmonares elevadas y derrame pericár-
dico. La ecocardiografía ha demostrado un mayor rendimiento diagnóstico en los
pacientes con historia de enfermedad cardiaca o en aquellos con hallazgos anor-
males en el electrocardiograma. La literatura actual no apoya que sea costo--efec-
Elite Books
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Síncope 89
Cardiacas Vasculares
Arritmia cardiaca Hemorragia significativa
Toxicidad por amiodarona Trauma con pérdida de sangre significativa
Fibrilación auricular con síndrome de Wolff-- Hemorragia gastrointestinal
Parkinson--White
Aleteo auricular Ruptura de tejidos
Cirugía auricular Aneurisma aórtico
Bloqueo auriculoventricular Bazo
Defectos del canal auriculoventricular Quiste ovárico
Enfermedad del sistema de conducción del Embarazo ectópico
canal auriculoventricular
Disfunción del nodo sinusal Hemorragia retroperitoneal
Taquicardia supraventricular
Elite Books
Tratamiento no farmacológico
Síncope 91
Se debe explicar a los pacientes acerca del curso benigno de esta condición y
asesorarlos acerca del reconocimiento de los síntomas prodrómicos.
Las maniobras físicas de contrapresión, con ejercicios isométricos de los gran-
des músculos (p. ej., cruzar las piernas y tensar las piernas, los músculos abdomi-
nales, los glúteos y los músculos del brazo) han demostrado que inducen un au-
mento significativo de la presión arterial durante la fase prodrómica del síncope
vasovagal del síncope reflejo durante las pruebas de inclinación, así como evitar
o retrasar la pérdida transitoria de la conciencia. Son sólo efectivas para prevenir
el síncope vasovagal en los pacientes que experimentan pródromos. Un estudio
reciente demostró que muchos pacientes tienen recurrencia del síncope a pesar
de las maniobras, quizá por una edad más avanzada y la falta de pródromos lo
suficientemente larga. Como sea, estas maniobras están libres de riesgo, tienen
un bajo costo y deben ser usadas como primera línea de tratamiento en los pacien-
tes con síntomas prodrómicos.
Tratamiento farmacológico
Síncope 93
los pacientes con prueba de inclinación positiva. Los estudios ISSUE fueron los
primeros en incluir a pacientes con pruebas de inclinación positivas y negativas,
y este resultado fue inesperado. Esto quizá se deba a que los pacientes con prueba
de inclinación positiva pueden tener una respuesta predominantemente vasode-
presora al síncope vasovagal, mientras que los pacientes con prueba negativa
pueden tener una respuesta predominantemente cardioinhibidora. La efectividad
del tratamiento con marcapasos en los pacientes con prueba de inclinación nega-
tiva ha sido corroborada en el Syncope Unit Project 2. Las tasas de recurrencia
de síncope en este estudio fueron menores en todos los pacientes que recibieron
tratamiento con marcapasos, en comparación con los controles; sin embargo, la
probabilidad de recurrencia fue menor en los pacientes que tuvieron una res-
puesta negativa durante la prueba de inclinación.
Antes de decidir la implementación del tratamiento con marcapasos en los pa-
cientes con síncope vasovagal grave refractario se deben considerar las potencia-
les complicaciones y consecuencias en el estilo de vida de la terapia con marcapa-
sos, particularmente en los pacientes jóvenes. La terapia con marcapasos se debe
evitar en la mayor medida posible en los pacientes menores de 40 años de edad.
REFERENCIAS
Ther 2016;23:208--217.
14. Patel PR, Quinn JV: Syncope: a review of emergency department management and dis-
position. Clin Exp Emerg Med 2015;2(2):67--74.
15. Shen W, Sheldon RS, Benditt DG, Cohen MI, Forman DE et al.: 2017 ACC/AHA/HRS
Guideline for the evaluation and management of patients with syncope. J Am Coll Cardiol
2017;70(5).
16. Tomson TT, Passman R: Current and emerging uses of insertable cardiac monitors. Car-
diol Rev 2017;25(1):22--29.
Elite Books
7
Cefaleas agudas
Paul David Uribe Jaimes, Ximena Ochoa Morales
Se debe considerar como cefalea todo dolor percibido por arriba del cuello, lo
cual incluye tanto el cráneo como las estructuras de la cara. La inervación de la
cabeza está dada por muy pocos nervios sensitivos, por lo que es frecuente que
el dolor originado en diferentes sitios sea referido a un mismo dermatomo.
A saber, las raíces nerviosas que proporcionan inervación dolorosa a la cabeza
son las siguientes:
95
Elite Books
ABORDAJE CLÍNICO
En la mayoría de los casos un interrogatorio detallado del dolor permite con faci-
lidad orientar hacia el diagnóstico de una cefalea. Las características del dolor
que deben ser siempre evaluadas en un paciente con cefalea son las siguientes:
Cefaleas agudas 97
cornetes y oídos), las encías y los dientes. El herpes zoster es también una
causa frecuente de dolor ardoroso, en ocasiones sin lesiones evidentes en
la piel.
S “¿Siente como si la cabeza le fuese a estallar?”
El dolor de cabeza de tipo explosivo es característico de la hiperten-
sión intracraneal de cualquier tipo, lo que incluye causas diversas, como
hidrocefalia, meningitis, edema cerebral, tumores, hemorragia subarac-
noidea y hematomas intracraneales, entre otras.
3. Temporalidad. Establecer la evolución temporal de una cefalea permite
identificar con facilidad algunos problemas específicos. La primera pre-
gunta a realizar está enfocada en identificar si el episodio de cefalea que pre-
senta el paciente ha ocurrido con anterioridad y si tenía características simi-
lares al actual.
Elite Books
Cefaleas agudas 99
cuentra, así como pidiéndole que realice algunas acciones, como parpadear
o levantar los brazos.
2. Función motora. Es importante en este rubro detectar la presencia de asi-
metría en las respuestas motoras de las extremidades. De manera fácil se
determina debilidad pidiendo al paciente levantar los brazos y las piernas.
La presencia de signo de Babinski e hiperreflexia muscular son relevantes,
ya que sugieren disfunción neurológica.
3. Exploración ocular. La asimetría pupilar por midriasis unilateral sugiere
lesión del III nervio craneal o hipertensión intracraneal severa. El examen
de fondo de ojo es fundamental para la búsqueda intencionada de papilede-
ma, un signo clásico de hipertensión intracraneal. Una exploración rápida
de los movimientos oculares puede revelar nistagmo u oftalmoparesia.
4. Signos meníngeos. La presencia de rigidez de nuca orienta siempre a la po-
sibilidad de enfermedades con afectación meníngea, como las neuroinfec-
ciones, la carcinomatosis meníngea y la hemorragia subaracnoidea.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Hemorragia intracraneal
Hipertensión intracraneal
Neuroinfecciones
Sinusitis aguda
Patologías oculares
Es una causa común de consulta por cefalea persistente, más que por tratarse de
un primer episodio de cefalea aguda. El dolor es causado por contractura de los
músculos paracervicales con compresión del nervio suboccipital. El dolor se per-
cibe como punzadas intermitentes de intensidad de moderada a severa en la re-
gión occipital de manera unilateral, con irradiación a la región parietal y temporal
ipsilateral (dermatomo de C2). En ocasiones el dolor despierta al paciente por la
noche, lo que puede generar una alta ansiedad. El diagnóstico es sencillo: se re-
produce dolor de características similares al presionar el punto de emergencia del
nervio a nivel del cuello.
Migraña
Los pacientes con migraña establecida en general son capaces de reconocer que
sus ataques se deben a un episodio migrañoso, de tal manera que los motivos por
los que acuden a urgencias suelen ser los siguientes:
Cefalea en racimos
Es una cefalea primaria de muy baja prevalencia, con predominio en los hombres,
que se inicia en la adolescencia o en la adultez temprana. Se confunde fácilmente
con migraña, ya que es unilateral, intensa, se percibe en dermatomo de V1, es de
tipo pulsátil y se acompaña de náusea o vómito. La diferencia radica en la tempo-
ralidad de los ataques, que tienen una duración de algunos minutos pero se repiten
varias veces en el mismo día. Es frecuente la presencia adicional de ptosis, inyec-
ción conjuntival, lagrimeo, congestión nasal, rinorrea o eritema facial unilatera-
les. Es una de las pocas cefaleas con predominio nocturno, por lo que con fre-
cuencia motiva el despertar del paciente por la noche con un ataque de dolor
intenso.
Padecimientos psiquiátricos
MANEJO EN URGENCIAS
nuca o papiledema.
2. Abordaje diagnóstico. Todo individuo que sea admitido en el servicio de
urgencias cuya queja principal sea la presencia de cefalea debe ser sometido
a un examen neurológico rápido, encaminado a detectar alteraciones de la
función neurológica.
Es recomendable realizar una tomografía simple de cráneo en todos los
pacientes. Tal procedimiento es rápido y sencillo, y permitirá detectar prin-
cipalmente hemorragias intracraneales, que requieren un manejo inmedia-
to; asimismo, permite disminuir la probabilidad de complicaciones médi-
co--legales de la atención.
La necesidad de estudios de angiotomografía, resonancia magnética o
angiografía cerebral por catéter deberán ser individualizados según los ha-
llazgos del examen físico inicial y de la tomografía simple de cráneo.
Elite Books
Hematoma Holocraneana Explosiva Severa Inicio súbi- Aumento con la Náusea, vómi-
intracra- to maniobra de to, déficit focal,
neal Valsalva y posi- alteración de
ción en decúbito conciencia, cri-
sis convulsivas
Hemorra- Holocraneana Explosiva Muy seve- Inicio súbi- Detonada por Náusea, vómi-
gia sub- ra to esfuerzos (pujo) to, rigidez de
aracnoidea nuca, pérdida
de conciencia,
crisis convulsi-
vas
Hiperten- Holocraneana Explosiva In crescen- Progresiva Aumento con la Náusea, vómi-
sión intra- do en intensi- maniobra de to, papiledema,
craneal dad Valsalva y posi- déficit focal, al-
ción en decúbito teración de con-
ciencia
Trombosis Variable Pulsátil Severa re- Inicio súbi- Aumenta con Náusea, vómi-
venosa ce- fractaria to Valsalva to, déficit focal,
rebral crisis convulsi-
vas
Neuralgia Unilateral fa- Toque Muy seve- Ataques Detonada por el Hipersensibili-
del trigémi- cial eléctrico ra cortos re- estímulo de pun- dad en la zona
no petidos tos gatillo afectada
Neuralgia Unilateral oc- Toque Severa Ataques Despierta por la Cefalea tensio-
suboccipi- cipital irradia- eléctrico cortos o noche, detonada nal, cervicalgia,
tal da al parietal persistente por puntos gati- contractura
y el temporal llo cervicales muscular
Migraña Unilateral re- Pulsátil Severa Horas Aumenta con la Náusea, vómi-
troocular actividad, mejo- to, fotofobia, fo-
ra con el sueño nofobia, aura
Cefalea en Unilateral Pulsátil Severa Ataques Despierta por la Náusea, vómi-
racimos retroocular repetitivos noche, empeora to, ptosis, epífo-
de minutos con el alcohol ra, congestión
nasal
Sinusitis Bilateral fa- Opresiva Moderada Horas Digitopresión en Rinorrea, con-
cial, en el vér- a severa puntos faciales gestión nasal,
tex u occipital fiebre
Meningitis Holocraneana Explosiva Moderada Continua Aumenta con los Fiebre, rigidez
aguda a severa movimientos del de nuca, altera-
cuello ción de con-
ciencia, crisis
convulsivas
Patologías Unilateral Opresiva Moderada Continua Fotosensibilidad Fotopsias, dis-
oculares ocular a severa minución de la
agudeza visual,
ojo rojo
Cefalea aguda
Deterioro de la
conciencia Soporte vital
Hemorragia
Fiebre o rigidez Punción lumbar Tumor
de nuca Valoración
Edema neurológica y
Hidrocefalia neuroquirúrgica
Papiledema o Trombosis
déficit focal venosa
Figura 7--1. Algoritmo de abordaje en el paciente con cefalea aguda. En todos los casos
se debe realizar una tomografía computarizada simple de cráneo.
REFERENCIAS
1. Friedman BW et al.: Headache emergencies: diagnosis and management. Neurol Clin
2012;30(1):43--59.
2. Gauvrit JY et al.: Headaches in the emergency context. J Neuroradiol 2004;31(4):262--
270.
3. Lucas C et al.: Neurologic emergencies. J Neuroradiol 2004;31(4):244--251.
4. Peters KS: Secondary headache and head pain emergencies. Prim Care 2004;31(2):381--
393.
5. Uribe PD, Zabaleta DP: Semiología de las cefaleas. En: Semiología neurológica. Centro
Neurológico Centro Médico ABC, 2017.
Elite Books
8
Ictus cerebrovascular
Elisa Naeme Saleme Cruz, Juan Manuel Calleja Castillo
FISIOPATOLOGÍA
109
Elite Books
S Núcleo necrótico con muerte celular. Esta área se define por la depleción
total del aporte de sustratos a la célula, lo que implica destrucción celular
directa. Existen una serie de pasos que determinan la pérdida total de las
funciones celulares, denominada cascada isquémica. Inicialmente la falta
de oxígeno predispone al metabolismo de glucosa por la vía anaerobia, la
cual genera un aumento del ácido láctico, que inhibe la fosforilación oxida-
tiva y promueve el edema celular, así como un incremento de la concentra-
ción de calcio extracelular, lo que equivale a lesión endotelial, alteración en
la microcirculación y, en consecuencia, la formación de radicales libres que
destruyen directamente la membrana celular.
S Zona de penumbra isquémica. En la zona circundante al núcleo necrótico
existe un flujo sanguíneo residual que es suficiente para mantener la viabili-
dad celular. Esta área transitoriamente viable se denomina área de penum-
bra isquémica, la cual es susceptible de recuperación, y es a la que se dirigen
las medidas terapéuticas para reducir la lesión y las posibles secuelas de la
isquemia cerebral.
S Muerte celular por apoptosis. En la etapa tardía del daño isquémico exis-
ten mecanismos secundarios de daño, entre ellos la apoptosis. Esta última
depende de la expresión de genes activados por la presencia de agentes no-
civos liberados en caso de isquemia (caspasas). Es un daño que se concluye
entre horas y días después del inicio del evento, y puede ser detenido si el
tejido se reperfunde.
1. La localización anatómica:
S Circulación anterior o carotídea.
S Circulación posterior o vertebrobasilar.
2. El mecanismo que los produce (lo que permite establecer medidas de pre-
vención secundaria).
ABORDAJE CLÍNICO
Los pacientes que presentan déficit neurológico agudo deben ser valorados en un
triage prioritario a su llegada a los servicios de urgencias (< 5 min). Se recomien-
da de forma inicial realizar la escala de Cincinnati, misma que es rápida y fácil
de aplicar, por lo que puede ser realizada por personal sanitario y no sanitario.
Esta escala evalúa tres criterios, que son visual y auditivamente fáciles de deter-
minar (cuadro 8--1).
Si alguno de los puntos evaluados en la escala de Cincinnati resulta anormal
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Manejo vital
La evaluación inicial de los pacientes con ictus es similar (por triage y por las
complicaciones asociadas) a la de otros pacientes críticos:
Abordaje diagnóstico
Dada la rapidez con que debe ser tratado un paciente con infarto cerebral, los estu-
dios iniciales deben restringirse al mínimo indispensable. Una tomografía com-
putarizada simple de cráneo que descarte hemorragia puede ser suficiente para
decidir tratar al paciente mediante trombólisis intravenosa. Se deben realizar
también exámenes de laboratorio (glucemia, coagulograma y plaquetas). En caso
de que el paciente acuda con síntomas equívocos (vértigo súbito aislado, diplopía
Elite Books
aislada, crisis epilépticas con parálisis prolongada) se puede realizar una reso-
nancia magnética o una angiotomografía con secuencias de perfusión, que sirven
también para distinguir si un paciente es candidato a recanalización por terapia
endovascular.
Manejo específico
Asimetría facial
Lenguaje alterado
Debilidad del brazo
NIHSS
Considerar terapia
4.5 a 12 h inicio de síntomas RM o angio--TAC endovascular
Figura 8--1. Abordaje de manejo del ictus cerebrovascular agudo en urgencias. NIHSS:
National Institute of Health Stroke Scale; TAC: tomografía axial computarizada; IV: vía
intravenosa; RM: resonancia magnética.
Elite Books
REFERENCIAS
1. Anderson CS, Robinson T, Lindley RI, Arima H, Lavados PM et al.: Low--dose versus
standard--dose intravenous alteplase in acute ischemic stroke. N Engl J Med 2016;374(24):
2313--2323.
Elite Books
2. Jauch EC, Saver JL, Adams HP, Bruno A, Connors JJ et al.: Guidelines for the early
management of patients with acute ischemic stroke. A guideline for healthcare profession-
als from the American Heart Association/American Stroke Association. Stroke 2013;44(3):
870--947.
3. Jovin TG, Saver JL, Ribo M, Pereira V, Furlan A et al.: Diffusion--weighted imaging or
computerized tomography perfusion assessment with clinical mismatch in the triage of
wake--up and late presenting strokes undergoing neurointervention with Trevo (DAWN)
trial methods. Int J Stroke 2017;12(6):641--652.
4. Powers WJ, Derdeyn CP, Biller J, Coffey CS, Hoh BL et al.: 2015 American Heart Asso-
ciation/American Stroke Association Focused Update of the 2013 Guidelines for the early
management of patients with acute ischemic stroke regarding endovascular treatment. A
guideline for healthcare professionals from the American Heart Association/American
Stroke Association. Stroke 2015;46(10):3020--3035.
Elite Books
9
Abordaje de la debilidad
aguda en urgencias
Paul David Uribe Jaimes, Gilberto Ángel Maldonado Torres
El abordaje diagnóstico del paciente que se presenta con debilidad muscular agu-
da en el servicio de urgencias puede constituir un verdadero reto, ya que son múl-
tiples las causas que la ocasionan. Hay diversas enfermedades, como ictus cere-
brovascular, esclerosis múltiple, miastenia gravis y síndrome de Guillain--Barré,
entre otras, que pueden manifestarse con un cuadro de pérdida aguda de la fuerza
muscular. A los padecimientos neurológicos en sí mismos se deben agregar tam-
bién las patologías sistémicas, cuyo cuadro clínico puede incluir la debilidad,
como infecciones, trastornos endocrinos y desequilibrio hidroelectrolítico, entre
las más comunes.
El objetivo de este capítulo consiste en proveer una guía clínica práctica y sen-
cilla para establecer el diagnóstico diferencial del paciente con debilidad aguda.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
La función motora está regulada por las neuronas motoras superiores, localizadas
en la corteza cerebral, principalmente a nivel del giro precentral del lóbulo fron-
tal. Los axones de estas neuronas forman la vía corticoespinal motora o vía pira-
midal, que desciende por la sustancia blanca de los hemisferios cerebrales, la cáp-
sula interna y el tallo cerebral (donde se decusa a nivel de las pirámides del
bulbo), para finalmente discurrir por los cordones laterales de la médula espinal.
Las motoneuronas inferiores se sitúan en el asta anterior de la sustancia gris
de la médula espinal, desde donde sus fibras salen para formar el nervio periférico
119
Elite Books
motor que inerva los músculos. La acción de la unión neuromuscular está media-
da por acetilcolina, de tal manera que la acción de la neurona motora inferior es
siempre excitatoria de la contracción muscular.
Las vías cerebelosas y de los ganglios basales son vías neurológicas accesorias
que actúan como moduladoras de la función motora. La alteración de estas vías
se manifiesta característicamente por signos motores sin debilidad muscular
franca.
Los síndromes neurológicos que se presentan con debilidad muscular son:
ABORDAJE CLÍNICO
De acuerdo con las respuestas obtenidas se podrá definir que la debilidad muscu-
lar aguda se puede presentar en tres variantes temporales de instalación.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Ictus cerebrovascular
El dato pivote de este diagnóstico es el inicio súbito de un déficit motor focal que
afecta la mitad de la cara y las extremidades ipsilaterales. Asimismo, se encuen-
tran hiperreflexia y signo de Babinski unilaterales. Clínicamente puede ser difícil
distinguir un infarto cerebral de una hemorragia, aunque en esta última son más
comunes la cefalea y la pérdida de conciencia. La presencia agregada de signos
meníngeos es característica de la hemorragia subaracnoidea.
En el infarto de la arteria cerebral media, que es el más frecuente, se encuentran
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Estos padecimientos son una causa rara de debilidad aguda; no obstante, siempre
hay que tenerlos en mente para el diagnóstico diferencial. Se denomina paroxísti-
co el evento neurológico de corta duración que se repite de forma estereotipada.
Una forma infrecuente de aura migrañosa es la debilidad hemicorporal. La he-
miparesia suele instalarse en algunos minutos, y usualmente se revierte con el ini-
cio de la cefalea. La migraña hemipléjica cursa también con déficit motor hemi-
corporal, en este caso durante la cefalea. Se ha reportado déficit motor residual
durante días después del ataque, simulando un infarto cerebral.
Las manifestaciones clínicas de la epilepsia son sobre todo hipermotoras, aun-
que existe una forma de crisis epilépticas parciales, denominadas posturales, en
las cuales existe detención del movimiento; asimismo, existe pérdida del tono
muscular transitoria en las crisis generalizadas atónicas. La parálisis de Todd es
un fenómeno posictal que consiste en debilidad focal transitoria, la cual se recu-
pera en minutos u horas después de la crisis.
La isquemia cerebral transitoria se define como un déficit neurológico focal
completamente reversible antes de las 24 h y usualmente antes de una hora. Los
ataques pueden ser repetidos.
La cataplexia se presenta con ataques repetitivos de pérdida generalizada y
momentánea de la movilidad voluntaria sin pérdida de la conciencia. Las extre-
Elite Books
Miopatías
A no ser por las miopatías inflamatorias, las enfermedades musculares rara vez
son causa de debilidad aguda. Tanto la polimiositis como la dermatomiositis pue-
den presentarse con exacerbaciones de debilidad muscular. En ellas los reflejos
se mantienen normales y rara vez existe afección bulbar u ocular importante (a
diferencia de los síndromes miasténicos). El déficit motor es puro, sin afectación
sensitiva o autonómica.
Las parálisis periódicas (hipercalémica e hipocalémica) son canalopatías de
origen genético o asociadas a hipertiroidismo. Se presentan en ataques repetidos
de debilidad muscular generalizada, usualmente precipitadas por estrés, frío,
ejercicio extenuante o ingestión importante de carbohidratos, con una duración
promedio de una a cuatro horas, después de lo cual se recuperan por completo.
Los trastornos electrolíticos severos (sodio, potasio, calcio o magnesio) pue-
den condicionar también episodios de debilidad muscular generalizada.
Padecimientos psiquiátricos
Hiperreflexia No Arreflexia y Sí
VCN
de Babinski fasciculaciones
Sí No
> 1 territorio No
Afectación Considerar Dx Mononeuropatía
nervioso
de la cara no neurológico
Sí Sí Radiculopatía
Sí
No Afectación Ondas F, reflejo
Afectación NC hemisensitiva, H alterados
Sx cerebeloso cognitiva,
campos visuales RM/TAC
No muestra compresión
Sí
Sí Plexopatía
Tallo cerebral No
Encéfalo Punción lumbar
Sí
RM
No No
Súbito Progresivo Repetitivo
Sí Sí Sí
TAC RM
EEG, Doppler
carotídeo, RM
Figura 9--1. Algoritmo de abordaje en el paciente con debilidad aguda unilateral. VCN:
velocidades de conducción nerviosa; Dx: diagnóstico; Sx: síndrome; NC: nervios cra-
neales; RM: resonancia magnética; TAC: tomografía axial computarizada; EEG: elec-
troencefalograma; ICT: isquemia cerebral transitoria.
No
Síndrome alterno Sí
Tallo cerebral RM
Afectación de NC
No No
Nivel sensitivo Sí
Esfínteres Médula espinal
No
RM Intraaxial Extraaxial
Sí
Arreflexia Sí
Fasciculaciones Polineuropatía VCN PL Cirugía
PL RT
Pb
No Glu
Sí No
Reflejos Sí Debilidad Disautonomía Miastenia
normales oculofaríngea gravis
Sí
No Botulismo
Prueba de
estimulación
Miopatía repetitiva
inflamatoria CPK, EMG
Figura 9--2. Algoritmo de abordaje en el paciente con debilidad aguda bilateral. TAC:
tomografía axial computarizada; RM: resonancia magnética; NC: nervios craneales;
VCN: velocidades de conducción nerviosa; PL: punción lumbar; Pb: plomo; Glu: gluco-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
REFERENCIAS
1. Asimos AW et al.: Weakness: a systematic approach to acute, non--traumatic, neurologic
and neuromuscular causes. Emerg Med Pract 2002;4(12).
2. Juel VC, Bleck TP: Neuromuscular disorders in critical care. En: Grenvik A et al.: Text-
book of critical care. Filadelfia, W. B. Saunders, 2000:1886--1894.
3. Orebaugh SL: Succinylcholine: adverse effects and alternatives in emergency medicine.
Am J Emerg Med 1997;17:715--721.
4. Pearn J: Neurology of ciguatera. J Neurol Neurosurg Psychiatr 2001;70:4--8.
5. Saguil A: Evaluation of the patient with muscle weakness. Am Fam Phys 2005;71:1327--
1336.
Elite Books
10
Movimientos anormales
Daniel Cristopher Paz Cordero, Ximena Ochoa Morales,
Roberto López Elías
Este tipo de trastornos se definen como las ocasiones en las que los pacientes se
mueven a una velocidad mayor o menor de lo normal. Naturalmente, como en la
mayoría de las situaciones médicas, pueden presentarse en forma de urgencias,
definidas como el momento en el que cualquier trastorno neurológico avanza a
un estado agudo o subagudo, cuya principal característica clínica es un movi-
miento anormal que pone en riesgo la vida o puede resultar en enfermedad grave.
El manejo de estos pacientes debe iniciar con la recolección de la historia clíni-
ca. Lamentablemente, la mayoría de las personas que acuden a un servicio de ur-
gencias por estos padecimientos no podrán brindar una historia clara, pero se pue-
de recurrir a los familiares para recibir información.
Es de particular interés entender el tiempo en el que se han desarrollado los
síntomas, si la enfermedad ha empeorado, si los movimientos involuntarios son
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
135
Elite Books
Este capítulo comienza por definir las características principales de los trastor-
nos hipercinéticos y los hipocinéticos para lograr la correcta catalogación de ellos
en el momento del diagnóstico.
TRASTORNOS HIPOCINÉTICOS
Parkinsonismo agudo
Síndrome serotoninérgico
Trastornos hipercinéticos
Nunca se debe pasar por alto que estas afecciones se pueden presentar mezcla-
das entre sí en cierto grado en un mismo paciente.
Corea
Hemicorea o hemibalismo
Mioclonos
posterior a anoxia). Los mioclonos por status epilepticus ocurren en 30% de los
adultos que sobreviven a una encefalopatía anóxica por paro cardiaco; su presen-
cia suele predecir la muerte. Los mioclonos posteriores a anoxia (síndrome de
Lance--Adams) ocurren tras un evento de anoxia con movimientos intencionados
que pueden ser incapacitantes, persistentes y durar varios años.
Los mioclonos también forman parte del síndrome serotoninérgico y de los
síndromes neurolépticos malignos, por lo que los fármacos que causan ambos
síndromes también pueden estar implicados en los mioclonos.
Tics
Status distonicus
Aunque es muy raro que un paciente con distonía primaria o secundaria experi-
mente empeoramiento de los síntomas, se puede presentar lo que se conoce como
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Tortícolis aguda
La tortícolis por trauma es un signo más frecuente en los niños, y debe ser consi-
derada una emergencia. Aunque es poco probable que se trate de una situación neu-
rológica primaria, es común que se consulte al neurólogo para una evaluación.
Las alteraciones neurológicas que pueden resultar en este padecimiento son
los tumores de la fosa posterior, los tumores cervicales y la infección. El síndrome
de Grisel (tortícolis infecciosa aguda) puede ser resultado de faringitis, tonsilitis,
mastoiditis o cualquier otra infección en la cabeza y el cuello. Es causada por una
subluxación atlantoaxoidea que condiciona irritación en la parte alta de la médula
espinal. La mayoría de los casos reportados son en menores de 13 años de edad
(cuadro 10--3).
Situaciones especiales
ABORDAJE CLÍNICO
Los niveles de hormona estimulante de la tiroides pueden mostrar las causas me-
tabólicas del temblor. Se ha observado que la deficiencia de cianocobalamina y
los niveles limítrofes de glucemia resultan en movimientos anormales, por lo que
hay que evaluar los niveles de vitamina B12 y hemoglobina glucosilada A1c.
Cuando el inicio del problema es agudo se deben considerar las causas estructura-
les y realizar una resonancia magnética. La utilidad de la resonancia magnética
es limitada, especialmente si el inicio de los síntomas es lento.
La tomografía computarizada es prácticamente inútil en el diagnóstico de los
movimientos anormales; de hecho, se debe reservar para las situaciones especia-
les, sobre todo si la clínica es clara (figura 10--1).
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Corea
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Distonía
Identificar
los subtipos
¿Se conforma un
síndrome clínico?
Estudios de
laboratorio Diagnóstico
e imagen
Mioclonos
Los movimientos rápidos, como si se tratara de relámpagos, se clasifican como
mioclonos positivos. Los que resultan de la pérdida del tono muscular se clasifi-
can como negativos, como en el caso de la asterixis. En un paciente ya hospitali-
zado es posible apreciar alteraciones metabólicas graves, así como después de un
paro cardiorrespiratorio (mioclonos posterior a anoxia). Las causas son variadas
y van desde lesión espinal hasta enfermedades hereditarias. La anoxia es la causa
más común de mioclonos en la sala de urgencias.
Tics
Se presentan de forma motora o vocal, o ambas. Son estereotipados, sean simples
o complejos, y el paciente puede controlarlos de manera voluntaria durante un
tiempo limitado.
Elite Books
Temblores
Parkinsonismo
MANEJO AGUDO
Debido a que la mayoría de las causas de los movimientos anormales son secun-
darias, el manejo debe enfocarse en la eliminación de cualquiera que sea el medi-
camento o la alteración metabólica causante de los síntomas.
Semejante
j a los mioclo- Tics
nos Temblor
Fasciculaciones
Mioquimia
Corea
REFERENCIAS
1. Abdo W, van de Warrenburg B, Burn D, Quinn N, Bloem B: The clinical approach to
movement disorders. Nat Rev Neurol 2010;6(1):29--37.
2. Dogu O et al.: Prevalence of essential tremor: door--to--door neurologic exams in Mersin
province, Turkey. Neurology 2003;61:1804--1806.
3. Frucht S: Movement disorder emergencies. Totowa, Humana Press, 2013.
4. Robottom B, Factor S, Weiner W: Movement disorders emergencies. Part 2. Arch Neurol
2011;68(6).
5. Robottom B, Weiner W, Factor S: Movement disorders emergencies. Part 1. Arch Neurol
2011;68(5).
6. Shprecher D, Kurlan R: The management of tics. Mov Disord 2009;24:15--24.
7. Algoritmo diagnóstico de los movimientos anormales en urgencias.
Elite Books
11
Síndrome de Guillain--Barré
Enrique Eduardo Olaya López, Paul David Uribe Jaimes
FISIOPATOLOGÍA
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
149
Elite Books
ABORDAJE CLÍNICO
Entre 20 y 30% de los pacientes desarrollan afección del sistema respiratorio du-
rante el curso clínico de la enfermedad; el deterioro de la función pulmonar puede
ser rápido y fulminante, por lo que se debe buscar intencionadamente mediante
la realización de una espirometría y valorar la capacidad vital forzada, la presión
inspiratoria máxima y la presión espiratoria máxima, las cuales pueden ser útiles
para evaluar la capacidad de algunos grupos musculares asociados a la respira-
ción. El Erasmus GBS Respiratory Insufficiency Score es una herramienta útil en
la evaluación primaria de los pacientes en la admisión hospitalaria. Algunas indi-
caciones para el manejo avanzado de la vía aérea incluyen:
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Todas las causas de debilidad aguda forman parte del diagnóstico diferencial del
síndrome de Guillain--Barré. En el cuadro 11--4 se resumen algunos de los ele-
mentos clínicos más importantes que permiten distinguirlas.
Manejo vital
Durante la fase inicial del SGB todos los pacientes requieren monitoreo estrecho
de la tensión arterial, la frecuencia cardiaca, la función de esfínteres y la función
respiratoria. Además, se recomienda la evaluación seriada de las pruebas de fun-
Elite Books
ción pulmonar en los pacientes con mayor riesgo de desarrollar falla ventilatoria.
La necesidad de manejo avanzado de la vía aérea debe ser anticipada, con el fin
de que sea electiva. En los pacientes intubados se debe evitar hasta donde sea po-
sible el uso de bloqueadores, relajantes neuromusculares y sedación profunda
que puedan intervenir con la evaluación neurológica. La fisioterapia pulmonar
reduce el riesgo de neumonía, y se recomienda la realización de traqueostomía
para los pacientes con ventilación prolongada. Se debe estar pendiente de la posi-
bilidad de disautonomía cardiaca (arritmias), con inicio temprano de la fisiotera-
pia y la rehabilitación, así como la profilaxis para trombosis venosa.
Abordaje diagnóstico
Manejo específico
Sí CVF < 1 L
Debilidad aguda Espirometría PIM < 30
Sí
Sí
Arreflexia No
Ventilación
Considerar otro mecánica
Sí
diagnóstico
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Afección de Sí
los esfínteres
No
IgG IV
Plasmaféresis
hay pruebas que los asocian a disfunción diafragmática en los pacientes con intu-
bación prolongada. La terapia en investigación más reciente consiste en el uso
de eculizumab (anticuerpo monoclonal dirigido a C5).
Los tratamientos existentes han demostrado efectividad, pero no son suficien-
tes en la mayoría de los pacientes (figura 11--1).
REFERENCIAS
1. Hernández T, Canul R: Predictores de falla respiratoria y la necesidad de ventilación me-
cánica en el síndrome de Guillain--Barré. Rev Mex Neuroci 2013;14(6):272--280.
2. Lawn ND, Fletcher DD, Henderson RD, Wolter TD, Wijdicks EFM: Anticipating me-
chanical ventilation in Guillain--Barré syndrome. Arch Neurol 2001;58:893--898.
3. Mendoza HD, Blancas GL: Síndrome de Guillain--Barré. Alergia Asma Inmunol Pedi
2010;19(2):56--63.
4. Hernández J, Frausto SJ, Canul RJ, Méndez CJJ: Predictors of respiratory failure and
the need for mechanical ventilation in Guillain--Barre syndrome: a review of the literature.
Rev Mex Neuroci 2013;14(5):272--280.
5. Tandel H, Vanza J: Guillain--Barré syndrome: a review. Eur J Phar Med Res 2016;3(2):
366--371.
6. Willson Hugh et al.: Guillain--Barré syndrome. Lancet 2016;388:717--727.
Elite Books
12
Crisis miasténica
Paul David Uribe Jaimes, Irene Treviño Frenk
157
Elite Books
ABORDAJE CLÍNICO
La crisis miasténica es una condición que supone un riesgo real para la vida, de
tal manera que la prioridad en la atención del paciente en el área de urgencias con-
siste en tomar la decisión de realizar una intubación orotraqueal o de utilizar al-
gún dispositivo de apoyo mecánico ventilatorio.
Es imprescindible detectar oportunamente los casos que requieren un apoyo
ventilatorio e idealmente iniciarlo de manera electiva, evitando realizarlo de for-
ma urgente cuando ya existe franca falla respiratoria. Algunos autores recomien-
dan que ante la duda es preferible realizar la intubación orotraqueal.
Los siguientes datos predicen la necesidad de apoyo ventilatorio en pacientes
con crisis miasténica:
Usualmente el paciente con crisis miasténica antes fue diagnosticado con miaste-
nia gravis y es sumamente inusual que debute con una crisis de falla respiratoria.
Es común que los pacientes con crisis miasténica tengan una historia de síntomas
miasténicos generalizados mal controlados, cada vez de mayor intensidad en los
últimos días; no obstante, muchos de los pacientes presentan deterioros agudos,
usualmente descompensados por infecciones o el consumo de algún fármaco, en-
tre las causas más frecuentes.
Las infecciones más comunes son respiratorias, de las vías urinarias o gas-
trointestinales. Los fármacos asociados con más frecuencia al deterioro de los
síntomas de miastenia son los antibióticos, de los cuales se consideran seguros
solamente la penicilina, las cefalosporinas y la vancomicina. Los esteroides, con
frecuencia usados en el tratamiento de la miastenia, pueden causar un deterioro
transitorio de la fuerza muscular, especialmente en los pacientes de mayor edad
y con síntomas bulbares (cuadro 12--2).
Los pacientes con mayor edad, MG generalizada de moderada a severa, anti-
cuerpos anti--MUSK, síntomas bulbares descompensados y refractariedad al uso
de inmunosupresores están en mayor riesgo de una crisis miasténica. Otros facto-
res desencadenantes de crisis miasténica reportados son la hipertermia, el estrés
emocional, la menstruación, los traumatismos, la vacunación, el embarazo y los
procedimientos quirúrgicos.
Elite Books
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Miastenia gravis
1. Los pacientes con anti--AChR tienen una evolución más benigna, en gene-
ral inician con oftalmoparesia, responden mejor al tratamiento inmunosu-
presor y a la timectomía, tienen relación con enfermedades del timo y tienen
una baja tasa de crisis miasténicas.
2. En los casos con anti--MUSK positivo existe un peor pronóstico por fre-
cuente afección de la musculatura bulbar, mala respuesta al tratamiento,
alta tasa de recaídas y de crisis miasténicas, y atrofia irreversible de la mus-
culatura facial y de la lengua. Es prominente la debilidad en los músculos
flexores del cuello.
3. La MG de inicio temprano (antes de los 40 años de edad) predomina en las
mujeres, con una relación 2:1 respecto a los hombres, mientras que en la de
inicio tardío la prevalencia es igual en los hombres y en las mujeres. La pre-
sentación de CM es más frecuente en el adulto mayor que comienza con
MG, la recuperación es más lenta y hay una mayor tasa de recidivas (cua-
dros 12--3 y 12--4).
Miastenia neonatal
Miastenias congénitas
Síndrome de Eaton--Lambert
Síndrome hipercolinérgico
Curare
Parálisis infecciosas
Es más frecuente en los niños, y se ha descrito con mayor frecuencia en los anima-
les domésticos. Fue reportada inicialmente en Australia y después en América del
Norte, Sudáfrica y Europa. Se debe a una neurotoxina liberada en la sangre du-
rante la mordedura, cuyo mecanismo de daño no está bien definido y para el que
se han propuesto el bloqueo en los canales de potasio, la liberación de acetilcolina
y el bloqueo de los canales de sodio presinápticos. Aproximadamente 48 h des-
pués de la mordedura se presenta una cuadriparesia flácida arrefléctica y ascen-
dente que no se acompaña de fiebre, alteraciones sensitivas o cambios pupilares.
El análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR) es normal. Se ha descrito también
de manera infrecuente el inicio proximal o en la cara. La parálisis desaparece al
retirar la garrapata de la piel.
Rabia
Es una encefalitis viral que en 20% de los casos se manifiesta mediante una pará-
lisis flácida secundaria a afectación de las astas anteriores de la médula espinal.
El periodo de incubación después de la mordedura es de 5 días a 12 meses, con
un promedio de 20 días. Existe un pródromo con síntomas inespecíficos de 2 a
10 días de duración, que está seguido de disfagia, debilidad muscular generaliza-
da, alucinaciones visuales y olfatorias, y crisis convulsivas. El pronóstico es casi
invariablemente letal.
Tétanos
Neuropatías periféricas
Síndrome de Guillain--Barré
Neuromiopatía
Miopatías
Rabdomiólisis
Consiste en una destrucción aguda y extensa de las fibras del músculo esqueléti-
co, con liberación de su contenido a la sangre. Las causas más comunes incluyen
traumatismos, infecciones (como la influenza), alteraciones electrolíticas seve-
ras, intoxicación por alcohol u otras drogas, hipolipemiantes, antipsicóticos, hi-
pertermia, deshidratación y ejercicio excesivo. Clínicamente se caracteriza por
debilidad muscular generalizada, acompañada de dolor, edema de la zona lesio-
Elite Books
nada, fiebre, vómito, delirium y orina oscura, y puede complicarse con insufi-
ciencia renal aguda. En la sangre es característica la elevación de creatinfosfoci-
nasa, así como la presencia de mioglobina en la sangre y la orina. Existen también
hipercalemia, hiperfosfatemia y acidosis metabólica.
Miopatías mitocondriales
Miopatías metabólicas
Soporte vital
Abordaje diagnóstico
Sí Sí
Hiperreflexia Nivel sensitivo Mielitis transversa
No
ADEM, tallo
Sí Sí
Cambios pupilares Midriasis Alt. de conducta Cocaína, tétanos,
rabia
No
No Sí
Piel seca, íleo Botulismo
Sí Sí
Orina oscura CPK elevada Rabdomiólisis
No
No
CPK elevada
Sí
CPK elevada Polimiositis
No
Crisis miasténica
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 12--1. Algoritmo de abordaje del paciente con debilidad aguda y falla respirato-
ria. ADEM: encefalomielitis diseminada aguda; Alt.: alteraciones; SGB: síndrome de
Guillain--Barré; CPK: creatinfosfocinasa.
Crisis miasténica
Sialorrea Sí Suspender
Miosis Crisis colinérgica piridostigmina
Fasciculaciones
No
No
Inmunoglobulina G
IV o plasmaféresis
Aumento de la dosis
de piridostigmina
Esteroide
inmunosupresor
Figura 12--2. Algoritmo de manejo de la crisis miasténica. CVF: capacidad vital forzada;
PIM: presión inspiratoria máxima; PEM: presión espiratoria máxima; IV: intravenosa.
Tratamiento específico
REFERENCIAS
1. Chaudhuri A, Behan PO: Myasthenic crisis. Q J Med 2009;102:97--107.
2. Cardo Artal FJ: Curares y timbós, venenos del Amazonas. Rev Neurol 2012;55(11):689--
698.
Elite Books
3. Duarte MJ et al.: Rabdomiólisis e insuficiencia renal aguda. Med Int Méx 2007;23:47--58.
4. Kincaid JC: Tick bite paralysis. Semin Neurol 1990;10(1):32--34.
5. Sanders DB et al.: International consensus guidance for management of myasthenia gravis.
Executive summary. Neurology 2016;87(4):419--425.
6. Willison HJ et al.: Guillain--Barré syndrome. Lancet 2016;388:717--727.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Elite Books
13
Neurointoxicaciones
Elvia Ximena Tapia Ibáñez, Kadir Singer Villalpando
175
Elite Books
Síntomas neurológicos
Alucinaciones Hongos
LSD/MDMA Estatinas Cianuro
Organofosforados
Carbamatos
Agitación Serotoninérgicos
Simpaticomiméticos
Depresión de Metales
la conciencia
Figura 13--1. Algoritmo diagnóstico para las intoxicaciones neurológicas. LSD: ácido li-
sérgico; MDMA: 3,4--metilendioxi--metanfetamina.
En este capítulo se habla de los tóxicos más comunes que pueden producir in-
toxicaciones neurológicas centrales y periféricas, así como del abordaje clínico
y del tratamiento en el servicio de urgencias.
Se pretende brindar una guía rápida y fácil que explica mediante algoritmos
qué exámenes en sangre, orina, cabello y otros tejidos son necesarios para la con-
firmación de un diagnóstico (figura 13--1).
Estatinas
Neurointoxicaciones 177
que en 2014 la National Lipid Association Statin Muscle Safety Task Force hizo
las siguientes definiciones:
Algunos pacientes con mutación en el gen LPIN1 tienen un mayor riesgo de desa-
rrollar una severa miopatía posterior al tratamiento con estatinas. Los polimorfis-
mos en los nucleótidos SLCO1B1 codifican para la absorción hepática asociada
al transportador de todas las estatinas, excepto de la fluvastatina (cuadro 13--1).
Numerosos estudios han encontrado que las estatinas disminuyen las concen-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Metoclopramida
Síndrome serotoninérgico
La serotonina (5--hidroxitriptamina) es una monoamina neurotransmisora sinte-
tizada en las neuronas serotoninérgicas del sistema nervioso central (SNC) y en
las células enterocromafines del tracto gastrointestinal de los animales y de los
seres humanos. Se sintetiza a partir de la descarboxilación y la hidroxilación del
L--triptófano. Su concentración depende de la interacción entre su síntesis, el me-
canismo de recaptura y la actividad de la MAO--A, enzima encargada de la degra-
dación (cuadro 13--2).
El síndrome serotoninérgico consiste en una tríada de alteraciones mentales
(ansiedad, confusión, agitación), hiperactividad autonómica (fiebre, taquicardia,
vómito, diarrea, hiperhidrosis, midriasis) y trastornos neuromusculares (rigidez,
temblor, mioclonías, hiperreflexia y ataxia).
Antimetabolitos
El metotrexato es uno de los antimetabolitos usados con más frecuencia. Inhibe
la enzima dihidrofolato--reductasa, una enzima clave en el metabolismo del ácido
fólico, que regula la cantidad de folato intracelular disponible para la síntesis de
proteínas y ácidos nucleicos.
Neurointoxicaciones 179
Isoniacida
TÓXICOS INDUSTRIALES
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Plomo
Estatinas Líquidos
Isoniacida Piridoxina 5 g IV
1. Diazepam 5 mg IV
Serotoninérgicos 2. Nitroprusiato, esmolol
3. Ciproheptadina 12 mg
más 2 mg cada 2 h
Difenhidramina 25 a 50
mg VO cada 6 h
Metoclopramida o
Biperideno 2 a 4 mg VO
cada 8 h
1. Compite con los metales esenciales, especialmente calcio y zinc, en sus si-
tios de inserción.
2. Afinidad por los grupos sulfhidrilos de las proteínas, siendo que diversas
enzimas poseen este grupo SH.
3. Altera el transporte de los iones esenciales.
Neurointoxicaciones 181
sangre la eliminación demora entre tres y cuatro semanas, pero en los tejidos
blandos puede permanecer entre 20 y 27 años.
El diagnóstico de la intoxicación por plomo se hace mediante la medición de
los parámetros de exposición (nivel de plomo en sangre) o de efecto (ácido delta--
aminolevulínico [ALA--U] y protoporfirina eritrocitaria [PPE]). El diagnóstico
confirmatorio se establece con las siguientes medidas:
El tratamiento se inicia en todo paciente sintomático inclusive sin contar con los
valores de plombemia.
Se puede considerar una eventual hospitalización para monitorear al paciente
y mantenerlo alejado de la fuente de exposición.
El tratamiento sintomático y el control de la plombemia se deben realizar den-
tro de las primeras horas.
Se recomienda una evaluación integral por parte de un equipo interdisciplina-
rio, con especial énfasis en las áreas neuroconductual y psicológica para la detec-
ción, el tratamiento específico y la rehabilitación si corresponde. Los pacientes
con valores > 45 Ng/dL deben ser referidos a un centro toxicológico para que se
lleve a cabo el tratamiento quelante y se dé seguimiento, aun cuando estén asinto-
máticos.
El tratamiento quelante tiene el objetivo de remover el plomo corporal, dismi-
nuyendo su contenido en el comportamiento intravascular y en tejidos blandos
(figura 13--3). Se pueden utilizar los siguientes fármacos:
Neurointoxicaciones 183
Antecedente exposicional
Manifestaciones neurológicas
Niveles de plombemia
normales
< 30 Ng/100 mL
Confirmatorio Quelantes
Diagnóstico Plombemia de Succímero
60 a 80 Ng/100 mL EDTA
Dimercaprol
Otros: Sintomático
S ALA--UZ 10 mg/g Cr Tratamiento Difenidol
S PPE > 300 mg/mL Diazepam
Haloperidol
Figura 13--3. Algoritmo para el manejo de la intoxicación por plomo. EDTA: ácido etilen-
diaminotetraacético. ALA: ácido delta--aminolevulínico; PPE: protoporfirina eritrocitaria.
Mercurio
El mercurio se liga por medio de enlaces covalentes al sulfuro de los grupos sulf-
hidrilos, con lo que reemplaza el ion de hidrógeno y da como resultado disfunción
de los complejos enzimáticos, los mecanismos de transporte, las membranas y
las proteínas estructurales.
La intoxicación más común ocurre por exposición crónica, que se relaciona
con el tiempo de exposición y con la concentración de los vapores en el medio
laboral. Existen pródromos inespecíficos, como astenia, anorexia y malestar ge-
neral. La intoxicación se manifiesta con tres síndromes clínicos principales: esto-
matitis mercurial, eretismo mercurial (manifestaciones neuropsiquiátricas) y
temblor (figura 13--4).
Elite Books
Antecedente exposicional
Manifestaciones neurológicas
Lavado gástrico
Aguda Crónica Tratamiento sin líquido
inestable estable
El temblor inicia en los dedos de las manos, los párpados, los labios y la lengua,
y se extiende a las extremidades. Evoluciona progresivamente y aumenta con los
estados de excitación. La escritura se vuelve temblorosa, angulosa e ilegible.
Arsénico
Neurointoxicaciones 185
Dosis
Tóxica: 0.5 mg/kg
Letal:
As inorgánico: 2 a 3 mg/kg
Trióxido de diarsénico: 1.5 mg/kg
Ácido dimetilarsénico: 500 mg/kg
Aguda Crónica
Orina
Normal < 200 Ng/L
Elevada > 200 Ng/L
Tóxica > 500 Ng/L
Sangre Cabello
Normal < 0.1 Ng/100 g
Dimercaprol D--penicilamina
Cianuro
Se utiliza en la industria como parte de solventes, esmaltes, herbicidas, plaguici-
das y fertilizantes. Se genera en los incendios, ya que la combustión de la lana,
la seda y el poliuretano libera cianuro. Una dosis letal implica la ingestión oral
de 200 mg o de 150 ppm si es inhalada.
Es un inhibidor enzimático no específico (succinato deshidrogenasa, superó-
xido dismutasa, anhidrasa carbónica, citocromo oxidasa) que al inhibir la acción
de la enzima bloquea la producción de adenosín trifosfato e induce hipoxia celu-
lar. Es rápidamente absorbido por las mucosas y el tracto respiratorio. Los signos
y síntomas se observan con una concentración de 40 Nmol/L.
Elite Books
Antecedente exposicional
en incendios
Niveles carboxihemoglobina
Niveles de cianuro
0.5 a 1 mg/L: enrojecimiento, taquicardia
1 a 2.5 mg/L: somnolencia
2.5 a 3 mg/L: coma
> 3 mg/L: muerte Descartar:
Tricíclicos
Monóxido de carbono
Organofosforados
Salicilatos
Isoniacida
Tiosulfato de sodio 1.65 mL/kg Arsénico
más hidroxicobalamina 70 mg/kg
o
nitrato de sodio 10 mg/kg
Organofosforados
Neurointoxicaciones 187
Síndromes
Colinesterasa
eritrocitaria baja
Normal 80 a 120%
Descontaminación y lavado gástrico/corporal
Atropina de 1 a 5 mg/kg cada 5 a 10 min
Obidoxima 8 mg/kg dosis 0, 2 a 4 h
Tratamiento Pralidoxina de 200 a 500 mg/h
Exposición oral
Lavado gástrico intubado
Exposición de la piel o las mucosas
Retiro de la ropa y lavado
Figura 13--8. Algoritmo para el manejo de la exposición a hidrocarburos. IV: vía intrave-
nosa; IM: vía intramuscular; VO: vía oral.
Carbamatos
Neurointoxicaciones 189
SÍNDROME DE AGITACIÓN--ALUCINACIONES
Esta forma de intoxicación se presenta con una hiperexcitabilidad del SNC que
se manifiesta por cambios neuropsiquiátricos prominentes, especialmente in-
quietud psicomotora y alucinaciones. Otras manifestaciones incluyen visión bo-
rrosa, calambres musculares, temblor, mioclonías, trismus mandibular y convul-
siones, así como hipertensión arterial, hipertermia y diaforesis,
Las bases del tratamiento dependen de la sustancia de consumo, el tiempo
transcurrido y el estado hemodinámico y de conciencia del paciente. Los fárma-
cos más usados son las benzodiazepinas y el bicarbonato, y el enfriamiento pre-
coz y agresivo en caso de hipertermia (cuadro 13--6).
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Éxtasis
Ácido lisérgico
Hongos alucinógenos
Existen varias especies de hongos que se clasifican por las toxinas que contienen:
ciclopéptidos, giromitrin, muscarina, coprina, ácido iboténico, muscimol y psilo-
cibina. Para fines de este capítulo, y por su alta prevalencia de consumo en el con-
tinente americano, se menciona el grupo IV, que contiene psilocibina (Psylocibe
Elite Books
Neurointoxicaciones 191
Simpaticomiméticos
MONÓXIDO DE CARBONO
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Niveles de carboxihemoglobina
3% no fumadores
7 a 10% fumadores
> 10% cefalea
> 20% deterioro de la conciencia
SÍNDROME HIPNÓTICO--SEDANTE
Benzodiazepinas
Barbitúricos
Neurointoxicaciones 193
Niveles séricos y
detección en orina
Figura 13--10. Algoritmo para el manejo de la intoxicación con sedantes. IV: vía intrave-
nosa.
han apreciado neumonía, falla renal aguda, edema cerebral y falla orgánica múlti-
ple.
Opiáceos
Los opiáceos cuentan con diferentes tipos de receptores, entre ellos los receptores
N (analgesia periférica, depresión respiratoria, prurito, bradicardia), L (analgesia
espinal, miosis, disforia), E (analgesia espinal y supraespinal) y el receptor noci-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
PLANTAS
Es un arbusto pequeño que produce frutos entre octubre y febrero. El fruto madu-
ro tiene un color negro lustroso, subgloboso, de 6 a 10 mm diámetro, parecido
al capulín comestible. La semilla es altamente tóxica, aunque la pulpa del fruto
es comestible.
Elite Books
Es un árbol con follaje siempre verde. Las hojas son más largas que anchas, color
verde, tiene grandes flores vistosas y solitarias de color crema; sus frutos se es-
conden entre las hojas en forma de estrella con ocho picos, y cada pico libera una
semilla. Es originario de China y crece en climas cálidos. Se usa en la medicina
tradicional para la disentería; su xenobiótico es la anasatina, cuyo principal efecto
es a nivel neurológico con delirium y crisis convulsivas.
REFERENCIAS
1. Albiano N: Toxicología laboral. Criterios para el monitoreo de la salud de los trabajadores
expuestos a sustancias químicas peligrosas. Superintendencia de Riesgo del Trabajo.
2. American Association of Poison Control Centers: Toxic exposure surveillance system.
Annual Reports 1993--2002.
3. Beltowski J, Wojcicka G: Adverse effects of statins--mechanisms and consequences. Cur-
rent Drug Safety 2009;4:209--228.
4. Bixler EO, Kales A, Brubaker BH et al.: Adverse reactions to benzodiazepine hypnotics:
spontaneous reporting system. Pharmacology 1987;35:286--300.
5. Boyer E, Shannon M: Current concepts: the serotonin syndrome. N Engl J Med 2005;352:
1112--1123.
6. Clardy P, Manaker S, Perry H et al.: Carbon monoxide poisoning. 2017.
7. Ernst A, Zibrak JD: Carbon monoxide poisoning. N Engl J Med 1998;339:1603.
8. García SI: Guía de prevención, diagnóstico, tratamiento y vigilancia epidemiológica de
las intoxicaciones ambientales infantiles con plomo. PRECOTEX, 2013.
9. Grundy SM: HMG--CoA reductase inhibitors for treatment of hypercholesterolemia. N
Engl J Med 1988;319:24.
10. Kushlaf H: Emerging toxic neuropathies and myopathies. Neurol Clin 2011;29:679--687.
11. Larsen S, Stride N, Hey MM et al.: Simvastatin effects on skeletal muscle: relation to
decreased mitochondrial function and glucose intolerance. J Am Coll Cardiol 2013;61:44.
Elite Books
Neurointoxicaciones 195
12. Mégarbane B, Delahaye A, Goldgran Toledano D, Baud FJ: Antidotal treatment of cya-
nide poisoning. J Chin Med Assoc 2003;66:193.
13. Miller L, Robinson A, Percy AK: Acute isoniazid poisoning in childhood. Am J Dis Child
1980;134:290--292.
14. Mundy SW: Arsenic. En: Hoffman RS, Lewin NA, Howland MA et al. (eds.): Goldfrank’s
toxicologic emergencies. 10ª ed. Nueva York, McGraw--Hill, 2015.
15. Nelson L: Descending paralysis, ascending the path to diagnosis. Emerg Med 2012.
16. Carrillo ER, Garnica EMA, Rocha RM et al.: Síndrome serotoninérgico. Rev Fac Med
UNAM 2011;54(2).
17. Rosenson RS, Baker SK, Jacobson TA et al.: An assessment by the Statin Muscle Safety
Task Force: 2014 update. J Clin Lipidol 2014;8:S58.
18. Ruha A, Levine M: Central nervous system toxicity. Emerg Med Clin N Am 2014;32:205--
221.
19. Staffa JA, Chang J, Green L: Cerivastatin and reports of fatal rhabdomyolysis. N Engl J
Med 2002;346:539--540.
20. Stone NJ, Robinson JG, Lichtenstein AH et al.: 2013 ACC/AHA guideline on the treat-
ment of blood cholesterol to reduce atherosclerotic cardiovascular risk in adults: a report
of the American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Practice
Guidelines. Circulation 2014;129:S1.
21. Vaklavas C, Chatzizisis YS, Ziakas A et al.: Molecular basis of statin--associated myopa-
thy. Atherosclerosis 2009;202:18--28.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Elite Books
14
Neuroinfecciones
Irma Hoyo Ulloa, María Elisa Alejandra Araque Espinosa
procesos crónicos.
Con frecuencia los pacientes acuden al servicio de urgencias durante las pri-
meras etapas de la enfermedad, cuando los signos y los síntomas son inespecífi-
cos, por lo que el diagnóstico es desafiante. El médico de urgencias tiene el reto
de identificar rápidamente a los pacientes que requieren pruebas de diagnóstico
urgentes y tratamiento.
El objetivo de este capítulo consiste en proveer una guía clínica práctica y sen-
cilla para establecer el diagnóstico y el tratamiento oportunos de estas patologías
(figura 14--1).
197
Elite Books
Fiebre
Meningitis
Rigidez
Cefalea de nuca
ABORDAJE CLÍNICO
Los niños, así como los jóvenes, por lo general presentan los siguientes signos
y síntomas:
S Fiebre.
S Vómitos/náuseas.
S Somnolencia.
S Irritabilidad.
S Mal aspecto general.
S Negación al consumo de alimentos/bebidas.
S Dolor de cabeza.
S Dolor muscular/dolor en las articulaciones.
S Síntomas/signos respiratorios o dificultad respiratoria.
S Sarpullido que no desaparece a la digitopresión.
S Cuello rígido.
S Estado mental alterado.
S Choque.
S Convulsiones.
S Signos meníngeos o déficit neurológico focal.
Elite Books
Neuroinfecciones 199
Se debe tener en cuenta que algunos niños y jóvenes presentarán un cuadro clíni-
co similar al de otras infecciones virales (p. ej., gastrointestinales).
Los estudios más recientes han demostrado que estos hallazgos tienen una sensi-
bilidad baja. De la misma forma, la rigidez del cuello sólo está presente en 30%
de los casos de meningitis.
Por otro lado, las petequias y la púrpura se asocian clásicamente con meningi-
tis meningocócica; sin embargo, son datos poco sensibles, y pueden estar presen-
tes también en casos de infección por neumococo. El estado mental alterado debe
hacer pensar en encefalitis.
Exposiciones
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Una historia de exposición a un paciente con una enfermedad similar es una pista
de diagnóstico importante. Se debe obtener cualquier antecedente de contacto se-
xual o comportamiento de alto riesgo del paciente.
El contacto con animales debe ser investigado, así como mordeduras o exposi-
ción a roedores. Los pacientes con rabia podrían presentarse atípicamente con
meningitis aséptica. Se debe sospechar la presencia de rabia en un paciente con
antecedentes de mordedura de animales (p. ej., mofeta, mapache, perro, zorro o
murciélago). La brucelosis se puede transmitir por contacto con animales de
granja infectados (p. ej., vacas o cerdos). La ingestión de leche y queso no pasteu-
rizados también es un factor de predisposición. De la misma manera, la principal
vía de transmisión de Listeria monocytogenes es a través de alimentos contami-
nados y de lácteos.
Elite Books
Se debe obtener una historia del uso reciente de antibióticos, así como de la pre-
sencia de una derivación ventriculoperitoneal o de cirugía craneal reciente. El al-
coholismo y la cirrosis son factores de riesgo para la meningitis y también para
la infección por microorganismos específicos, como Listeria monocytogenes.
Ubicación y viajes
Temporada y temperatura
La época del año es una variable importante porque muchas infecciones son esta-
cionales. Con los enterovirus (que se encuentran en todo el mundo) la transmisión
ocurre a finales del verano y principios del otoño en climas templados y durante
todo el año en regiones tropicales. En cambio, los virus de parotiditis, sarampión
y varicela zoster son más comunes durante el invierno y la primavera. Los virus
transmitidos por artrópodos (p. ej., el virus del Nilo Occidental, la encefalitis de
San Luis y el virus de la encefalitis de California) son más comunes durante los
meses más cálidos.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Neuroinfecciones 201
Manejo vital
Igual que con todos los eventos médicos y neurológicos agudos, el ABC básico
de la reanimación debe ser evaluado inmediatamente a la llegada del paciente al
servicio de urgencias.
Los signos vitales (incluyendo la temperatura, la presión arterial, la frecuencia
cardiaca y la frecuencia respiratoria, junto con la saturación periférica de oxí-
geno), la escala de dolor, la evaluación de la escala de Glasgow y el nivel de glu-
cosa del paciente deben ser registrados y comparados con los obtenidos por el
personal prehospitalario.
En la mayoría de los casos es posible obtener la temperatura por vía oral, pero
los pacientes con taquipnea pueden no ser capaces de mantener la boca cerrada
durante la lectura del termómetro y pueden requerir la toma de temperatura por
vía rectal para garantizar la precisión. Tanto la fiebre (temperatura > 38.2 _C)
como la hipotermia (temperatura < 35 _C) se pueden presentar en infecciones del
SNC.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Neuroinfecciones 203
Sospecha de
neuroinfección
Iniciar la reanimación
y los antibióticos
Punción lumbar
Figura 14--2. Algoritmo del abordaje general del paciente con neuroinfección. TAC: to-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Abordaje diagnóstico
Punción lumbar
Neuroinfecciones 205
Una elevación discreta de los glóbulos blancos en el LCR sin eritrocitos es con-
sistente con una meningoencefalitis viral (no herpética). El virus del herpes se
asocia de manera característica a los eritrocitos.
Los glóbulos blancos se encuentran entre 10 y 100/mL, y el LCR posee una
relación de glucosa normal y proteínas < 50 mg/dL. El cultivo es negativo.
Los pacientes con encefalitis pueden tener otras manifestaciones clínicas, que
incluyen déficit focales, temblores en reposo o debilidad neuromuscular, por lo
cual ocasionalmente requieren ventilación mecánica. La infección por VIH tam-
bién es una consideración en esta situación clínica.
Aunque es improbable que los pacientes con estos hallazgos tengan meningitis
bacteriana, en muchos casos serán admitidos en el hospital y continuarán con an-
tibióticos hasta que los resultados del cultivo del LCR sean negativos y presenten
mejoría clínica.
eritrocitos (10 a 100 o superior), glóbulos blancos en torno a 100 (en general con
predominio de linfocitos), una relación glucosa LCR/suero > 0.6, proteínas nor-
males o elevadas, y cultivo sin desarrollo.
La presencia de convulsiones y hallazgos de hipodensidades unilaterales o bi-
laterales en los lóbulos temporales en la resonancia magnética cerebral, y rara vez
en la tomografía computarizada de cráneo, también son compatibles con este
diagnóstico.
Si el LCR revela un recuento alto de eritrocitos (100 a 1 000), los glóbulos blan-
cos < 5, hay una proporción menor de 1 leucocito/500 glóbulos rojos, la relación
de glucosa LCR/suero es > 0.6, las proteínas son < 50 mg/dL, no se observa nin-
Elite Books
Sospecha de infección
Cuando existe una sospecha de moderada a alta de infección del SNC es obligato-
rio el tratamiento inmediato con antimicrobianos parenterales. Es importante en-
fatizar que su empleo no se debe retrasar en espera de la realización de la PL. Se
ha demostrado que en caso de meningitis bacteriana la negatividad del LCR ocu-
rre entre cuatro y seis horas posteriores al inicio de los antimicrobianos.
Los pacientes con inmunocompromiso pueden presentar cuadros de meningi-
tis o encefalitis más atípicos, por lo que en ellos se debe realizar siempre un estu-
dio de imagen cerebral y PL.
Si la TAC de cráneo muestra una lesión en masa u otra condición que explique
el estado mental del paciente, como una hemorragia subaracnoidea, se puede sus-
pender la evaluación de la meningitis bacteriana.
El diagnóstico de meningitis se confirma ante la presencia de fiebre o cefalea
y un recuento elevado de glóbulos blancos en el LCR, así como otras alteraciones
bioquímicas características, que son la glucosa baja y las proteínas elevadas.
Existen evidencias que apoyan el uso de dexametasona en la meningitis bacte-
riana, particularmente en infecciones causadas por Streptococcus pneumoniae.
En situaciones de una elevada sospecha de meningitis bacteriana por este micro-
organismo se debe iniciar la administración de dexametasona por vía intravenosa
(IV).
Las guías de práctica de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas indican que
“algunos autores iniciarán con dexametasona en todos los adultos con sospecha
de meningitis bacteriana, porque la etiología de la meningitis no siempre se deter-
mina en la evaluación inicial”. Hay que administrar 10 mg de dexametasona IV
de inmediato y cada seis horas a partir de entonces durante cuatro días. Idealmen-
te el esteroide se debe administrar antes o al inicio de la terapia con antibióticos.
Meningitis bacteriana
En pacientes con LCR que confirma la infección bacteriana se debe continuar con
los antibióticos, suspender el aciclovir y continuar con la dexametasona. En oca-
siones será necesario ajustar los antibióticos con base en el resultado microbioló-
gico final.
Algunos pacientes pueden tener una infección concomitante del torrente san-
guíneo con el patógeno responsable y pueden requerir reanimación enfocada para
Elite Books
Neuroinfecciones 207
dro 14--3).
Tratamiento específico
Inicio de antibióticos
En los adultos jóvenes, por la etiología más común, se debe iniciar la adminis-
tración de cefalosporinas de tercera generación y vancomicina. Hay que recordar
que se deben emplear las dosis establecidas para infección del SNC. Se deberá
valorar la función renal para hacer el ajuste apropiado de la dosis en caso necesa-
rio.
Los adultos mayores de 50 años de edad y la población inmunodeprimida, in-
cluidos los alcohólicos, están en riesgo de contraer Streptococcus pneumoniae y
Listeria monocytogenes, por lo que deben ser tratados con ampicilina, cefalospo-
rina de tercera generación y vancomicina en dosis apropiadas.
El tratamiento con antibióticos para los adultos con sospecha de meningitis y
función renal normal consiste en ceftriaxona a razón de 2 g IV cada 12 h, vanco-
micina en dosis de 15 a 20 mg/kg IV cada 12 h y ampicilina a razón de 2 g IV cada
cuatro horas.
La vancomicina y el trimetoprim--sulfametoxazol se pueden utilizar en los pa-
cientes con alergia grave a la penicilina.
Neuroinfecciones 209
Si hay una elevada sospecha de encefalitis viral el tratamiento debe incluir aci-
clovir, ya que el virus del herpes es una las causas virales más frecuentes y la única
con tratamiento específico. Los pacientes con función renal normal son tratados
con una dosis de 10 mg/kg de aciclovir IV (basado en el peso corporal ideal) cada
ocho horas. La hidratación debe ser suficiente para lograr la normovolemia y evi-
tar la insuficiencia renal asociada al consumo de aciclovir.
Otras formas de encefalitis viral, como las causadas por los arbovirus, también
pueden tener una presentación aguda. No hay intervenciones farmacológicas es-
pecíficas, pero hasta que se pueda verificar la exclusión del virus del herpes el
uso de aciclovir empírico es razonable.
En los pacientes inmunosuprimidos se debe considerar la meningitis fúngica.
La historia previa de enfermedad del SNC, las infecciones fúngicas sistémicas
y la rápida progresión de la enfermedad deberían elevar el índice de sospecha. En
estos casos el tratamiento de elección consiste en anfotericina B (cuadro 14--4).
REFERENCIAS
1. Angus DC, Yealy DM, Kellum JA, ProCESS Investigators: Protocol--based care for early
septic shock. N Engl J Med 2014;371(4):386.
2. Brouwer MC, McIntyre P, Prasad K, van de Beek D: Cortiscosteroids for acute bacterial
meningitis. Cochrane Database Syst Rev 2013;6:CD004405.
3. Brouwer MC, Thwaites GE, Tunkel AR, van de Beek D: Dilemmas in the diagnosis of
acute community--acquired bacterial meningitis. Lancet 2012;380:1684.
4. Centers for Disease Control and Prevention: Control and prevention of meningococcal dis-
ease: recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices. http://
www.cdc.gov/mmwr/preview/mmwrhtml/00046263.htm.
5. Curtis S, Stobart K, Vandermeer B, Simel DL, Klassen T: Clinical features suggestive
of meningitis in children: a systematic review of prospective data. Pediatrics 2010;126(5):
952.
6. Gaieski DF, Mikkelsen ME, Band RA et al.: Impact of time to antibiotics on survival in
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
patients with severe sepsis or septic shock in whom early goal--directed therapy was initi-
ated in the emergency department. Crit Care Med 2010;38:1045--1053.
7. Nakao JH, Jafri FN, Shah K, Newman DH: Jolt accentuation of headache and other clini-
cal signs: poor predictors of meningitis in adults. Am J Emerg Med 2014;32:24.
8. Peake SL, Delaney A, Bellomo R, ARISE Investigators: Goal--directed resuscitation in
septic shock. N Engl J Med 2015;372(2):190--191.
9. Rhodes A, Evans LE et al.: Surviving Sepsis Campaign: international guidelines for man-
agement of sepsis and septic shock: 2016. Intens Care Med 2017;43(3):304--377.
10. Saex LlX, McCracken GH Jr: Bacterial meningitis in children. Lancet 2013;361:2139--
2148.
11. Seymour CW, Cooke CR, Mikkelsen ME et al.: Out--of--hospital fluid in severe sepsis:
effect on early resuscitation in the emergency department. Prehospital Emerg Care 2010;14
(2):145--152.
12. Tamune H, Takeya H, Suzuki W et al.: Absence of jolt accentuation of headache cannot
accurately rule out meningitis in adults. Am J Emerg Med 2013;31:1601.
Elite Books
13. Van de Beek D, Brouwer MC, Thwaites GE, Tunkel AR: Advances in treatment of bacte-
rial meningitis. Lancet 2012;380:1693.
14. Venkatesan A, Tunkel AR, Bloch KC et al.: Case definitions, diagnostic algorithms, and
priorities in encephalitis: consensus statement of the International Encephalitis Consortium.
Clin Infect Dis 2013;57(8):114--128.
Elite Books
15
Traumatismo craneoencefálico
Ximena Ochoa Morales, Alonso González Ares,
Cecilia Rodríguez Zárate, Paul David Uribe Jaimes
211
Elite Books
ABORDAJE CLÍNICO
3 Al sonido
2 A la presión
1 Ninguna
Respuesta verbal 5 Orientado
4 Confuso
3 Palabras
2 Sonidos
1 Ninguna
Respuesta motora 6 Obedece órdenes
5 Localiza
4 Flexión normal
3 Flexión anormal
2 Extensión
1 Ninguna
Elite Books
S Coagulopatía.
S Signos clínicos de fractura de la base del cráneo.
Manejo vital
Igual que en todo paciente que acude al servicio de urgencias, es prioritaria la es-
tabilización respiratoria y hemodinámica antes de realizar cualquier estudio de
diagnóstico.
Se debe realizar la intubación orotraqueal en todos los pacientes con una escala
de coma de Glasgow $ 8 puntos, así como en aquellos con un mal manejo de las
secreciones respiratorias.
Elite Books
3a8 Severo
Abordaje diagnóstico
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Tratamiento específico
REFERENCIAS
1. American College of Surgeons: Advanced trauma life support for doctors. 9ª ed. Chicago,
2012.
2. Blennow K, Brody D, Kochanek P, Levin H, McKee A et al.: Traumatic brain injuries.
Nat Rev Dis Primers 2016;2:16084.
3. Crane P, Gibbons L, Dams O’Connor K, Trittschuh E, Leverenz J et al.: Association
of traumatic brain injury with late--life neurodegenerative conditions and neuropathologic
findings. JAMA Neurol 2016;73(9):1062.
4. Centro Nacional de Excelencia Tecnológica en Salud: Detección y manejo inicial de la le-
sión craneal traumática aguda en el adulto. Primer nivel de atención. 2013.
5. Glasgow coma scale. www.glasgowcomascale.org--
6. Stocchetti N, Maas A: Traumatic intracranial hypertension. N Engl J Med 2014;370(22):
2121--2130.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Elite Books
16
Traumatismo raquimedular
Israel Sefchovich Chartarifsky, Ulises García González
219
Elite Books
EPIDEMIOLOGÍA
Los mecanismos más comunes del TRM incluyen rupturas mecánicas, compre-
sión, contusión, rotación o avulsión de los elementos neurales. Estas lesiones
Elite Books
ABORDAJE CLÍNICO
El examen motor se realiza a través del examen de un músculo clave en cada lado
del cuerpo para los 10 pares de miotomas. Cada músculo debe ser examinado en
secuencia cefalocaudal. La fuerza de cada músculo se gradúa en una escala de
seis puntos:
S 0 = parálisis total.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Las pruebas motoras realizadas generan dos grados motores por lado de miotoma
(derecho e izquierdo). Estos resultados posteriormente se suman entre los mioto-
mas y los lados del cuerpo para generar un resumen del resultado motor. La puntua-
ción motora proporciona una documentación numérica para evaluar los cambios
en la función motora. Esta evaluación inicial permitirá realizar una valoración
neurológica posterior más objetiva (figura 16--1 y cuadro 16--2).
Elite Books
C5 Deltoides
C6 Bíceps
C7 Tríceps
X8 Flexor de la muñeca y los dedos
T1 Abductor del quinto dedo
L2 Flexor de la cadera
L3, L4 Extensor de la rodilla
L4, L5 a S1 Flexión de la rodilla
L5 Extensor del tobillo
S1 Flexor del tobillo
Figura 16--1. Mapa de los miotomas espinales. Adaptado de American Spinal Injury
Association: International standards for neurological classification of spinal cord injury.
Chicago, 2002.
S 0 = ausente.
S 1 = alteración (reconocimiento parcial o alterado, incluyendo hiperestesia).
S 2 = normal.
S NT = no comprobable.
S R: sensibilidad profunda.
S R: sensibilidad superficial.
S L: sensibilidad profunda.
S L: sensibilidad superficial.
Elite Books
B
C2
C3 C2
C3
C4 C4
T2 T3 T2
C5 T4 C5
T5
T6
T7
T8
C6 T1 T9 T1 C6
T10
T11
T12
L1 L1 S3
S4, 5
L2 L2
L2
S2 S2
C4 C6 L3 L3 C6 C4 L3
C7 C7
L4 L4 L4
L5 L5 S1 S1
L5 L5
A S1 S1 S1
Figura 16--2. A. Mapa de los dermatomas espinales. Adaptada de American Spinal In-
jury Association: International standards for neurological classification of spinal cord in-
jury. Chicago, 2002. B. Valoración.
Entre 25 y 50% de los pacientes con TRM también tienen un severo traumatismo
craneoencefálico asociado, usualmente con pérdida de conciencia o amnesia pos-
traumática, y en ocasiones déficit neurológico severo por hematomas intracra-
neales. Cualquier alteración del estado cognitivo debe ser evaluada oportuna y
apropiadamente. Existe un número de patrones de déficit neurológicos caracte-
rísticos que pueden desarrollarse en el TRM.
El daño medular completo se distingue del parcial porque el primero no tiene
función motora ni sensitiva; en cambio, el parcial tiene preservación de las fun-
ciones motora y sensitiva bajo el nivel del daño. Los pacientes con lesión parcial
pueden recuperar sustancialmente o incluso por completo la función neurológica,
incluso en casos con déficit neurológico inicial severo. El daño medular comple-
to ocurre por regla en los pacientes con fracturas torácicas y dislocaciones a ese
nivel, debido a que el canal espinal en la región torácica es pequeño en relación
con el tamaño de la médula espinal. Pese a que los pacientes con daño medular
Elite Books
completo que persiste por más de 24 h pueden recuperar alguna de sus funciones
motoras o sensitivas posteriormente, lo usual es que no se recuperen en un grado
importante. Los daños bajo L1 o L2 afectan más los nervios periféricos de la cau-
da equina que la médula espinal. Los pacientes con daño a este nivel pueden tener
una recuperación sustancial de los nervios periféricos que inervan los esfínteres
y las extremidades inferiores.
vical); el déficit motor es más severo en las extremidades superiores que en las
inferiores y más profundo en la musculatura intrínseca de la mano. La extensión
del déficit sensitivo es variable, así como también el grado de disfunción intesti-
nal y vesical.
Síndrome de Brown--Sequard
Se asocia a daño unilateral. Es una lesión que se caracteriza por pérdida de la fun-
ción motora y de la propiocepción ipsilateral al daño espinal, y por un déficit sen-
sitivo para el dolor y la temperatura contralateral al daño.
Es una lesión que produce una pérdida variable de la función motora y de la sensi-
bilidad al dolor y la temperatura; la propiocepción se encuentra preservada.
Es una lesión de la médula sacra (cono) y de las raíces nerviosas lumbares dentro
del canal lumbar que usualmente resulta en vejiga neurogénica, intestino arre-
fléctico y extremidades inferiores arreflécticas.
Los segmentos sacros pueden ocasionalmente mostrar los reflejos preserva-
dos (p. ej., bulbocavernoso).
Es un daño a nivel de las raíces nerviosas lumbosacras dentro del canal medular
que trae como resultado vejiga neurogénica e intestino y extremidades inferiores
arreflécticos.
Radiografías simples
Puede revelar la anatomía exacta de una lesión ósea y su extensión hacia el canal
medular por fragmentos óseos. Este examen está indicado en todos los pacientes
con fracturas o subluxaciones apreciadas previamente en la radiografía (figura
16--3A).
La tomografía axial computarizada (TAC) también está indicada en los pa-
cientes con déficit neurológico, pero que no tienen anormalidades aparentes en
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
la radiografía, en los pacientes con dolor intenso cervical o bajo y con radiografía
normal, y en aquellos en los que la columna torácica o lumbar debe ser examinada
para definir la anatomía de la fractura y la extensión de la lesión al canal espinal.
La TAC también está indicada para evaluar la columna cervical baja cuando
no es posible visualizarla en la radiografía por el recubrimiento de los tejidos
blandos.
Resonancia magnética
A B
con la TAC) para realizar el examen; por lo tanto, es difícil obtener imágenes sa-
tisfactorias en los pacientes agitados o con mucho dolor (figura 16--3B).
El manejo del TRM comienza en el mismo sitio donde sucede y debe cumplir
estrictamente los protocolos del Advanced Trauma Life Support. Existen tres ob-
jetivos fundamentales en la escena del trauma: prevenir lesiones adicionales,
mantener la oxigenación y la perfusión adecuadas a través de las maniobras de
reanimación, y el traslado. Es crucial realizar un traslado oportuno y adecuado
a un centro de referencia que cuente con un equipo multidisciplinario de profesio-
nales y la tecnología necesaria para responder a los requerimientos terapéuticos
de este tipo de pacientes (cuadros 16--5 y 16--6).
Cuando el paciente tiene un daño obvio que requerirá evaluación hospitalaria
el principio es “no movilizarlo” o, en caso de requerirse, hacerlo cuidadosamente
apoyando la columna completamente y teniendo en cuenta que se debe mantener
alineada apoyando la cabeza, asegurándose de que ésta y el cuerpo se muevan al
unísono. Mantener la espina alineada implica mantenerla en la línea que era nor-
mal para el paciente antes del traumatismo.
Se debe tener presente que todo paciente con lesión neurológica puede enmas-
carar sintomatología de lesión en otros órganos debido a la ausencia de dolor.
Inmovilización espinal
Lateral
Figura 16--4. Placa simple lateral de columna cervical que demuestra luxación en
C4--C5. Tomado de la referencia 24.
Elite Books
daño. En el sitio de atención el paciente puede ser evaluado en la misma tabla sin
necesidad de hacer traslados que impliquen movilidad de la columna vertebral.
La columna dorsal de T1 a T10 posee una considerable estabilidad intrínseca,
debido a la presencia de la parrilla costal y a su relativa inmovilidad. Las lesiones
en esta región son poco comunes y la columna en general permanece estable me-
cánicamente, a menos que se presenten múltiples fracturas costales de manera
concomitante.
La columna toracolumbar desde T11 hasta L2 es una zona de transición entre
una región torácica relativamente rígida y la región lumbar, que posee un rango
de movilidad mayor. Esta zona es el segundo sitio más común de fracturas verte-
brales y dislocaciones. Las lesiones a este nivel deben ser consideradas inestables,
por lo que los pacientes deben permanecer en decúbito supino y ser movidos cui-
dadosamente en forma equilibrada, evitando flexionar o extender la columna.
Las fracturas de la columna lumbar baja son menos comunes que las de la
unión toracolumbar; sin embargo, las mismas consideraciones respecto a la ines-
tabilidad son aplicables a estas dos regiones.
Hay que recordar que “la protección es la prioridad; la detección es secunda-
ria”.
Manejo vital
Durante la fase aguda se deben recordar el diagnóstico y el manejo del ABC di-
vulgado por el Advanced Trauma Life Support. La amenaza más próxima a la
vida en los pacientes con TRM cervical es la hipoxia secundaria a hipoventilación
o a la aspiración de contenido gástrico. Según el grado de compromiso, los reque-
rimientos de oxígeno pueden ir desde el uso de bigotera hasta la necesidad de in-
tubación temprana en aquellos con daño cervical alto.
Ante un paciente con una columna cervical inestable y la necesidad inminente
de intubación, ésta se debe realizar con el mayor de los cuidados, teniendo la cau-
tela de no desestabilizarla durante el establecimiento de la vía aérea. Idealmente
la intubación debiera hacerse con el uso de fibrobroncoscopia. Si no es posible
realizar la intubación está indicada una cricotirotomía de urgencia.
La pérdida del tono simpático vasomotor secundaria al daño cervical puede
llevar a vasodilatación excesiva y secundariamente a hipoperfusión tisular. La
bradicardia asociada como consecuencia de la pérdida del tono simpático ayuda
a distinguir entre el choque de causa neurológica y el choque secundario a hemo-
rragia.
Elite Books
Soporte respiratorio
Evaluación de la circulación
En el paciente que persiste hipotenso es necesario investigar los sitios con mayor
probabilidad de sangre oculta, que son la cavidad pleural, la cavidad abdominal
(en especial la retroperitoneal), la cavidad pélvica y el muslo.
Es de vital importancia mantener una adecuada perfusión, con el fin de optimi-
zar el control de los mecanismos de la lesión medular secundaria. Los pacientes
Elite Books
Choque medular
El choque medular se define como una completa pérdida de toda la función neu-
rológica, incluyendo los reflejos y el tono rectal, por debajo de un nivel específico
asociado a disfunción autonómica.
En el choque neurogénico se presenta la tríada de:
S Hipotensión.
S Bradicardia.
S Vasodilatación periférica.
Esto usualmente no ocurre en las lesiones de la médula espinal por debajo del ni-
vel de T6. Una vez que el origen de la hemorragia ha sido excluido el tratamiento
del choque neurogénico se inicia con la administración de solución isotónica a
un máximo de 2 L. Los signos de una adecuada perfusión son:
Intervención farmacológica
El uso de corticoides ha sido controvertido. Del análisis de la literatura disponible
en relación con la utilidad del uso de metilprednisolona en el TRM agudo surgen
interrogantes respecto a la verdadera utilidad del tratamiento. Según las series
disponibles en la actualidad, se ha visto que su uso no implica ningún beneficio
en el paciente con daño medular.
Tratamiento adicional
La instalación de sonda nasogástrica para prevenir la aspiración de contenido
gástrico y disminuir la distensión abdominal debe ser cuidadosa, pues está con-
Elite Books
CONCLUSIONES
complicaciones a futuro.
REFERENCIAS
1. Bracken MB, Collins WF, Freeman DF, Shepard MJ, Wagner FW et al.: Efficacy of me-
thylprednisolone in acute spinal cord injury. JAMA 1984;251(1):45--52.
2. Bracken MB, Shepard MJ, Collins WF Jr, Holford TR, Baskin DS et al.: Methylpredni-
solone or naloxone treatment after acute spinal cord injury: 1--year follow--up data. Results
of the Second National Acute Spinal Cord Injury Study. J Neurosurg 1992;76(1):23--31.
3. Bracken MB, Shepard MJ, Collins WF et al.: A randomized, controlled trial of methyl-
prednisolone or naloxone in the treatment of acute spinal--cord injury. Results of the Second
National Acute Spinal Cord Injury Study. N Engl J Med 1990;322(20):1405--1411.
4. Bracken MB, Shepard MJ, Holford TR, Leo SL, Aldrich EF et al.: Administration of
methylprednisolone for 24 or 48 hours or tirilazad mesylate for 48 hours in the treatment
Elite Books
of acute spinal cord injury. Results of the Third National Acute Spinal Cord Injury Random-
ized Controlled Trial. National Acute Spinal Cord Injury Study. JAMA 1997;277(20):
1597--1604.
5. Bracken MB, Shepard MJ, Holford TR, Leo SL, Aldrich EF et al.: Methylprednisolone
or tirilazad mesylate administration after acute spinal cord injury: 1--year follow up. Results
of the third National Acute Spinal Cord Injury randomized controlled trial. J Neurosurg
1998;89(5):699--706.
6. Bracken MB: Steroids for acute spinal cord injury. Cochrane Database Syst Rev 2012;1:
CD001046.
7. Davidoff GN, Roth EJ, Richards JS: Cognitive deficits in spinal cord injury: epidemiolo-
gy and outcome. Arch Phys Med Rehab 1992;73:275--284.
8. Donnelly DJ, Popovich PG: Inflammation and its role in neuroprotection, axonal regen-
eration and functional recovery after spinal cord injury. Exp Neurol 2008;209(2):378--388.
9. Ehlers MD: Deconstructing the axon: wallerian degeneration and the ubiquitin--protea-
some system. Trends Neurosci 2004;27(1):3--6.
10. Fleming JC, Norenberg MD, Ramsay DA, Dekaban GA et al.: The cellular inflammatory
response in human spinal cords after injury. Brain 2006;129(Pt 12):3249--3269.
11. Herrmann JE, Imura T, Song B, Qi J, Ao Y et al.: STAT3 is a critical regulator of astro-
gliosis and scar formation after spinal cord injury. J Neurosci 2008;28(28):7231--7243.
12. Hill CE, Beattie MS et al.: Degeneration and sprouting of identified descending supraspi-
nal axons after contusive spinal cord injury in the rat. Exp Neurol 2001;171(1):153--169.
13. Kwon BK, Tetzlaff W, Grauer JN, Beiner J, Vaccaro AR: Pathophysiology and phar-
macologic treatment of acute spinal cord injury. Spine J 2004;4(4):451--464.
14. Lammertse D, Dungan D, Dreisbach J, Falci S, Flanders A et al.: Neuroimaging in trau-
matic spinal cord injury: an evidence--based review for clinical practice and research. J Spi-
nal Cord Med 2007;30(3):205--214.
15. Maynard F, Bracken M, Creasey G, Ditunno J et al.: International standards for neuro-
logical and functional classification of spinal cord injury. Spinal Cord 1997;35:266--274.
16. Nockels RP: Nonoperative management of acute spinal cord injury. Spine 2001;26(Suppl
24):S31--S37.
17. Comité de Trauma del Colegio Americano de Cirujanos: Programa avanzado de apoyo vital
en trauma para médicos -- ATLSR. 9ª ed. American College of Surgeons, 2015.
18. Rowland JW, Hawryluk GW, Kwon B, Fehlings MG: Current status of acute spinal cord
injury pathophysiology and emerging therapies: promise on the horizon. Neurosurg Focus
2008;25(5):E2--E13.
19. Schmidt OI, Gahr RH, Gosse A, Heyde CE: ATLS(R) and damage control in spine trau-
ma. World J Emerg Surg 2009;4:9.
20. Sekhon LH, Fehlings MG: Epidemiology, demographics, and pathophysiology of acute
spinal cord injury. Spine 2001;26(24S):S2--S12.
21. Short DJ, El Masry WS, Jones PW: High dose methylprednisolone in the management
of acute spinal cord injury--a systematic review from a clinical perspective. Spinal Cord
2000;38(5):273--286.
22. Tator CH, Koyanagi I: Vascular mechanisms in the pathophysiology of human spinal cord
injury. J Neurosurg 1997;86(3):483--492.
23. Wardrope J, Ravichandran G, Locker T: Risk assessment for spinal injury after trauma.
Br Med J 2008;328:721--723.
24. Fiorillo P, Demonti H, Giuria H, Aparicio JL, Della VF: Trauma deportivo cervical ca-
tastrófico en un jugador de rugby. Rev Asoc Argent Traumatol Deporte 2014;21(1).
Elite Books
17
Urgencias neurológicas en
el paciente reumatológico
Alain Sánchez Rodríguez, Alonso Turrent Carriles,
Ximena Montserrat Reyes Mata
237
Elite Books
lludo al tacto, de predominio en la región temporal, pero también puede ser fron-
tal, occipital o generalizada; es de tipo insidioso, se puede incrementar o dismi-
nuir de manera intermitente y, aunque es el principal síntoma que se refiere, en
muchas ocasiones se tiene que hacer un interrogatorio dirigido.
Para el manejo de la ACG no complicada (como es el caso del dolor aislado
de la arteria temporal sin evidencia de isquemia) se recomienda comenzar con
prednisona o su equivalente en dosis de 40 a 60 mg al día, que ofrece una mejoría
drástica en la mayoría de los casos entre 24 y 48 h después de la administración
del glucocorticoide.
Fibromialgia
En estos pacientes la cefalea está presente en más de la mitad de los casos, princi-
palmente las de tipo migrañoso y tensional. Asimismo, se ha encontrado asociada
a ansiedad, alteraciones del sueño y discapacidad física, y es más común en los
pacientes con migraña episódica.
Su manejo en el servicio de urgencias es sintomático; sin embargo, es impor-
tante la reducción del dolor crónico generalizado, la fatiga, el insomnio y la dis-
función cognitiva. El tratamiento debe ser individualizado y multidisciplinario,
involucrando medidas no farmacológicas y de manera secundaria tratamiento
farmacológico.
Elite Books
dia en dirección caudal y puede preceder a los síntomas neurológicos, que inclu-
yen debilidad bilateral, parestesias y pérdida de la sensibilidad con nivel
sensitivo. Puede haber pérdida del control de esfínteres. Los diagnósticos dife-
renciales incluyen mielitis transversa, síndrome de Guillain--Barré, lesiones
compresivas, traumáticas y otras formas inflamatorias de lesión medular; sin em-
bargo, suelen tener una evolución aguda y subaguda, a diferencia de la instalación
súbita de las lesiones isquémicas. El abordaje incluye técnicas de imagen que ca-
ractericen la vasculatura, incluida la resonancia magnética con secuencia de difu-
sión y recuperación de inversión atenuada de fluido, así como la punción lumbar,
que podría documentar datos de hemorragia subaracnoidea, hematomas o hema-
tomielia. El tratamiento con antiagregantes o anticoagulantes es similar al de
otras causas de ictus por SAAF o LEG; el tratamiento quirúrgico o intervencio-
nismo se reserva para los casos con identificación de hematomas. Existen pocas
evidencias sobre el tratamiento con trombolíticos o terapia endovascular.
CRISIS CONVULSIVAS
Sarcoidosis
Síndrome de Sjögren
Hasta 33% de los pacientes con síndrome de Sjögren (SS), además de la clínica
típica de síndrome seco y otras características clásicas, pueden cursar con algún
tipo de compromiso del sistema nervioso. Es importante recordar que con fre-
cuencia las manifestaciones neurológicas preceden al síndrome seco.
De las posibles manifestaciones asociadas al SS, la mielopatía ocurre hasta en
66% de los casos, la neuritis óptica en 75%, las lesiones desmielinizantes en la
resonancia magnética (RM) en 58% y las lesiones extensas con datos compati-
bles con mielitis longitudinal en alrededor de 16% de los pacientes.
Si bien no existe un protocolo estandarizado para distinguir a estos pacientes
de aquellos con esclerosis múltiple, es de notar que los pacientes con compromiso
del sistema nervioso suelen tener otros criterios para SS y datos típicos, como se-
rología positiva (anti--SSA y anti--SSB positivos) y biopsias de las glándulas sali-
vales con infiltrado inflamatorio en más de 60 y 90%, respectivamente. En una
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Sarcoidosis
Las masas parenquimatosas que produce la sarcoidosis pueden ser similares a tu-
mores típicamente localizados en el sistema nervioso central, como astrocitomas,
o a metástasis. Ocasionalmente es posible encontrar lesiones múltiples desmieli-
nizantes hiperintensas en T2 en la RM. Estas lesiones constituyen hallazgos no
Elite Books
Mielitis transversa
Luxación atlantoaxoidea
urgencia neurológica.
La evaluación de los pacientes con sospecha de subluxación atlantoaxoidea
puede hacerse con una radiografía simple, pero el estudio de elección es la RM
de la columna cervical. Los hallazgos no siempre se correlacionan con la clínica,
y puede haber pacientes con datos de subluxación por imagen sin clínica eviden-
te. Sin embargo, los pacientes con estos cambios en los estudios de imagen se
consideran en alto riesgo de complicaciones y muerte, y se encuentran en riesgo
de progresión del daño cervical con lesiones mínimas por trauma cervical e intu-
bación orotraqueal.
Se piensa que podría tener utilidad la inmovilización con collarín y el uso de
relajantes musculares y analgésicos, pero el tratamiento agudo es quirúrgico en
la mayoría de los casos, especialmente en los pacientes con síntomas importantes
y datos de disfunción neurológica aguda.
Elite Books
Neuritis óptica
Epiescleritis
MANIFESTACIONES NEUROPSIQUIÁTRICAS
Y DEL COMPORTAMIENTO
dios psiquiátricos agudos ocurren durante los dos primeros años después del
diagnóstico de LEG, y se ha observado una asociación entre la psicosis lúpica y
la presencia de anticuerpos anticardiolipinas, antifosfolípido y anti--P ribosoma-
les, lo que puede orientar al diagnóstico diferencial.
Su principal manejo se basa en el uso de fármacos antipsicóticos típicos (como
haloperidol) por vía oral o intramuscular, dado que con la vía intravenosa existe
riesgo de prolongación del intervalo QT; en caso de que existan múltiples facto-
res de riesgo para éste (desequilibrio hidroelectrolítico, hipotiroidismo y fárma-
cos) pueden ser apropiados los antipsicóticos atípicos.
Aunque aún no existen muchas evidencias, se ha demostrado la utilidad de los
fármacos biológicos cuando el tratamiento clásico antipsicótico falla.
REFERENCIAS
1. Dutra LA, de Souza AW, Grinberg Dias G, Barsottini OG, Appenzeller S: Central ner-
vous system vasculitis in adults: an update. Autoimmun Rev 2017;16(2):123--131.
2. De Amorim L, Maia F, Rodrigues C: Stroke in systemic lupus erythematosus and anti-
phospholipid syndrome: risk factors, clinical manifestations, neuroimaging, and treatment.
Lupus 2017.
3. Schwartz N, Mitnick HJ, Nowatzky J: Headaches related to rheumatologic disease. Curr
Pain Headache Rep 2013;17(12):381.
4. Cervera R: Antiphospholipid syndrome. Thromb Res 2017;151:S43--S47.
5. Burns TM: Neurosarcoidosis. Arch Neurol 2003;60(8):1166--1168.
6. Cheshire WP, Santos CC, Massey EW, Howard JF: Spinal cord infarction: etiology and
outcome. Neurology 1996;47(2):321--330.
7. Li XY, Xiao HB, Pai P: Myelitis in systemic lupus erythematosus. J Clin Neurosci 2017.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Elite Books
18
Intubación del paciente neurológico
Ximena Ochoa Morales, Fabiola López Cruz,
Andrés Eduardo Azpiri Cardós, Cecilia Rodríguez Zárate
251
Elite Books
También es necesario hacer una evaluación rápida para detectar si hay datos que
orienten a un paciente con criterios de ventilación o intubación difícil, y poder
solicitar lo necesario para su abordaje.
Durante una ventilación adecuada el aire atmosférico entra en los pulmones y al-
canza el espacio alveolar, permitiendo que haya un buen intercambio gaseoso y
que la oxigenación sea óptima. Esto ocurre de manera fisiológica en las personas
conscientes; no obstante, cuando se detecta la necesidad de hacer un manejo
avanzado de la vía aérea hay que realizar una oxigenación previa a la intubación
para que el paciente tolere el tiempo de apnea que puede haber en el momento
de la colocación del tubo.
La ventilación difícil se define como la incapacidad para mantener una satura-
ción de oxígeno > 92% a pesar de tener una mascarilla facial con presión positiva
y oxígeno a 100%. Esta situación supone un riesgo para el paciente, ya que se re-
ducen los volúmenes pulmonares con la consiguiente afección de la ventilación
alveolar.
Para determinar si hay riesgo de que el paciente presente una ventilación difícil
se deben cumplir dos de cinco criterios incluidos en la nemotecnia OBESE:
S Obesidad: índice de masa corporal > 26 kg/m2.
S Barba: presencia de vello facial.
S Edentación: ausencia de dientes.
S Síndrome de apnea obstructiva del sueño/antecedentes de ronquidos.
S Edad > 55 años.
También se recurre a la utilización de la escala de Han, que califica la dificultad
para la ventilación y asigna un puntaje de 4:
S Grado 0: no se intentó la ventilación con mascarilla facial.
S Grado I: se ventila fácilmente con mascarilla facial y sin ayuda de disposi-
tivos.
S Grado II: hay necesidad de un dispositivo supraglótico o una cánula nasal
o faríngea para la adecuada ventilación.
S Grado III: ventilación difícil (inestable, inadecuada, insuficiente o se re-
quirió la ayuda de otra persona para lograrla).
S Grado IV: no se logra la ventilación con mascarilla facial.
Cuando el puntaje es mayor en la escala de Han existe una mayor dificultad para
la ventilación con mascarilla, lo cual indirectamente predice una dificultad para
visualizar la glotis en el momento de realizar la laringoscopia directa.
Elite Books
Una intubación difícil se define cuando se realizan más de tres intentos fallidos
por parte de un experto para la colocación del tubo endotraqueal o cuando no se
logra tras 10 min. Para valorar la vía aérea se han propuesto diferentes escalas y
mediciones.
Escala de Cormack--Lehane
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Esta escala mide la distancia ubicada entre la línea media inferior del mentón y
la escotadura superior del cartílago tiroides, y debe ser medida con el paciente en
posición sedente, con la boca cerrada y manteniendo el cuello en extensión.
Cuanto mayor es la distancia existe un mayor espacio para desplazar la lengua
con la hoja del laringoscopio, permitiendo una mejor visualización de la cavidad
oral (cuadro 18--3).
Distancia esternomentoniana
Es la medición entre el borde superior del manubrio esternal y la punta del men-
tón; se realiza con el paciente sentado de perfil, con la boca cerrada. Esta distancia
se considera un indicador de movilidad: cuanto mayor es la capacidad de exten-
sión de la cabeza aumentan las posibilidades de tener una mejor visualización,
y, por ende, una intubación sin complicaciones (cuadro 18--4).
Distancia interdental
Protrusión mandibular
La sedación está indicada en todos los casos de intubación, a excepción del estado
de coma con puntuación de 3 en la escala de coma Glasgow o ante un paro cardio-
rrespiratorio. La presencia de coma no debe interpretarse como una indicación
de proceder sin agentes farmacológicos o de administrar sólo un agente bloquea-
dor neuromuscular sin agentes de inducción y pretratamiento adecuados.
Los medicamentos más empleados son las benzodiazepinas, pero se dispone
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
FÁRMACOS UTILIZADOS EN LA
INTUBACIÓN DE SECUENCIA RÁPIDA
Barbitúricos
Los barbitúricos de acción ultracorta han sido durante años la base de los agentes
de inducción intravenosa. Son derivados hipnóticamente activos del ácido barbi-
túrico, y se dividen en tiobarbituratos (tiopental) y oxibarbituratos (metohexital).
Los barbitúricos causan una disminución dependiente de la dosis del FSC y
de la TMCO2 que se produce hasta que el electroencefalograma (EEG) pasa a iso-
eléctrico. El tiopental, por lo tanto, sólo deprime el metabolismo asociado a la
función neuronal.
El efecto neuroprotector de los barbitúricos ha demostrado su mayor beneficio
en la isquemia focal. Se han observado reducciones significativas del volumen
del infarto en ratas anestesiadas con dosis moderadas de pentobarbital.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Etomidato
El etomidato es un imidazol carboxilado hipnótico que también activa los canales
de cloruro de GABA y disminuye el FSC y la TMCO2 de manera paralela. Es un
poderoso agente inductor hipnótico sedante a través de su receptor GABA de
unión, aunque carece de propiedades analgésicas. También es eficaz en la supre-
sión de la ráfaga, pero sus efectos neuroprotectores han sido cuestionados debido
a la observación de los efectos que tiene en el aumento de la lesión isquémica que
ocurre ante el fármaco, en presencia de oclusión de la arteria cerebral media.
Igual que los barbitúricos, el etomidato reduce la CMRO2 debido a la supre-
sión del metabolismo necesario para la función neuronal. Por lo tanto, el etomida-
to reducirá la PIC en los pacientes con una capacitancia cerebral reducida y,
debido a su estabilidad cardiaca, mejorará la PPC. Una disminución máxima del
FSC se logrará antes de la disminución máxima de la TMCO2; esto sugiere que
el etomidato causa vasoconstricción a través de un mecanismo diferente (posible-
mente por acción directa) del de los barbitúricos.
Su principal beneficio es la estabilidad hemodinámica, debido a los mínimos
cambios en el gasto cardiaco y en las resistencias vasculares, por lo que es consi-
derado el más hemodinámicamente neutro de todos los agentes de inducción de
uso común y una buena opción para los pacientes con la PIC elevada. Reduce el
flujo sanguíneo cerebral como consecuencia de dos mecanismos: disminución
del metabolismo cerebral en 25 a 35% y vasoconstricción cerebral directa. Pro-
duce menos depresión respiratoria que otros inductores.
Propofol
Se trata de un isopropilfenol hipnótico, disuelto en una emulsión lipídica. Su
efecto es de inicio inmediato y su duración corta. Es el único agente intravenoso
que proporciona una alternativa a los agentes volátiles para el mantenimiento de
la anestesia.
El propofol tiene efectos similares a los de los barbitúricos en la reducción
global del metabolismo cerebral. Durante su efecto se observa una disminución
significativa en el TMCO2 a través de la interferencia con el canal de GABA--clo-
ruro; sin embargo, se mantiene el acoplamiento FSC--TMCO2. La autorregula-
ción cerebral está bien preservada bajo la anestesia con propofol.
Igual que ocurre con los barbitúricos, la disminución del FSC con propofol es
atribuible a su efecto depresor metabólico. La reducción del FSC, igual que con
el tiopental, es mayor que la reducción de la TMCO2, lo que sugiere que el propo-
fol también puede tener actividad vasoconstrictora cerebral directa. Este fármaco
puede ser útil en los pacientes con patologías intracraneales siempre que se evite
la hipotensión.
Elite Books
Fentanilo y sufentanilo
Alfentanilo y remifentanilo
Relajantes musculares
REFERENCIAS
1. Almares JR, Saavedra MA, Salcedo O, Wady Romano D, Morales JF et al.: Inducción
de secuencia rápida para intubación orotraqueal en urgencias. Repert Med Cir 2016;25(4):
2010--2018.
2. Dávila CVE, López GR, Márquez EF, Hernández C: Intubación de secuencia rápida.
Medisur 2015;13(4):533--540.
3. Espinosa RER; Manejo anestésico del paciente con miastenia gravis. An Méd Asoc Med
Hosp ABC 2003;48(3):156--161.
4. Maluenda F et al.: Secuencia rápida de intubación en el servicio de urgencia. Rev Chil Med
Intens 2015;30(1):23--32.
Elite Books
19
Cuidados del paciente
neurocrítico en urgencias
Roberto López Elías, Ximena Ochoa Morales
269
Elite Books
Vía aérea
Ventilación
Circulación
Una sola medición de la presión arterial sistólica < 90 mmHg duplica la mortali-
dad y empeora la morbilidad neurológica. El uso de solución cristaloide isotónica
en la reanimación es de elección en ausencia de choque hemorrágico. El estudio
SAFE (Saline vs. Albumin Fluid Evaluation) comparó el uso de solución salina
vs. albúmina en 460 pacientes con traumatismo craneoencefálico, y en un análisis
post hoc del estudio prospectivo reportó un aumento significativo de la mortali-
dad con el uso de albúmina, por lo que se debe evitar su uso. El objetivo es mante-
ner una presión de perfusión cerebral entre 50 y 70 mmHg.
Elite Books
El manejo hídrico, que cuenta con características particulares, es uno de los cui-
dados básicos de un paciente crítico con lesión cerebral. El tejido cerebral y la
vasculatura interaccionan con la tonicidad de la solución y el volumen adminis-
trado, repercutiendo en el flujo sanguíneo cerebral y en la presión de perfusión,
por lo que aquí se describen las recomendaciones de los estudios y las guías actua-
les que hacen énfasis en el tipo de solución y el volumen requerido.
La osmolaridad del plasma, del líquido intersticial cerebral y del flujo sanguí-
neo cerebral es la misma en circunstancias normales. La barrera hematoencefáli-
ca (BHE) es permeable al agua, por lo que al administrar solución hipotónica se
presenta un desplazamiento de agua al tejido cerebral; sin embargo, la adminis-
tración de solución hipertónica tiene la reacción inversa, deshidratando el tejido
cerebral.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Autorregulación cerebral
Volumen sanguíneo
Existe un amplio consenso acerca de que la hipovolemia debe ser evitada en le-
siones cerebrales agudas. La hipovolemia se puede definir como un volumen in-
travascular que es insuficiente para mantener adecuadamente la perfusión y la
oxigenación. La euvolemia se puede definir como un volumen intravascular que
mantiene unas correctas perfusión y oxigenación cerebrales. Definir y evaluar la
hipervolemia es difícil, ya que involucra tanto el espacio intravascular como su
interacción con el extravascular, por ejemplo, en los casos que presentan hipoal-
buminemia o desplazamiento al tercer espacio.
Líquidos de mantenimiento
Las pautas actuales sobre el manejo de fluidos en los pacientes neurológicos reco-
miendan mantener la euvolemia.
Se han realizado diversos estudios de manejo de líquidos en la hemorragia sub-
aracnoidea, en los que se compara el tratamiento con normovolemia con una infu-
sión de líquidos alrededor de 3 a 4 L/día con monitoreo hemodinámico vs. trata-
Elite Books
PRESIÓN INTRACRANEAL
Y PRESIÓN DE PERFUSIÓN CEREBRAL
(HIC) y del edema cerebral. Estas dos afecciones suelen ser las consecuencias de
lesiones cerebrales agudas y crónicas, tales como trauma craneoencefálico grave,
enfermedad vascular cerebral de tipo isquémico y hemorrágico, hemorragia sub-
aracnoidea aneurismática y tumores e infecciones cerebrales. Ambas contribuyen
a peores resultados neurológicos y producen mayor mortalidad en los pacientes
neurocríticos. A continuación se describen los beneficios y efectos secundarios
de la osmoterapia y cuáles son las tendencias actuales para el manejo de la HIC
y del edema cerebral.
Las funciones de los agentes hiperosmolares son disminuir la PIC, producir
expansión plasmática y tener un efecto antiinflamatorio. No obstante, la literatu-
ra con recomendación clase I que apoya el uso de estos agentes es variable, lo cual
se debe a la heterogeneidad de las etiologías, de las comorbilidades asociadas, de
la elección del fármaco, de la dosis y del método de monitoreo.
Manitol
Es un alcohol de azúcar con un peso molecular de 183 kDa que es filtrado sobre
el glomérulo y se reabsorbe en la nefrona actuando como diurético osmótico.
Prácticamente no se metaboliza, y se excreta sin cambios. Tiene una vida media
plasmática de 2.2 a 2.4 h, con un inicio de acción de 15 a 20 min y un efecto má-
ximo a nivel cerebral a los 30 min de administrado, con una duración de 90 min
a 6 h, dependiendo de la etiología de la HIC.
En general se indica para disminuir la presión intraocular refractaria, la PIC
elevada, la oliguria y algunas formas de lesión renal aguda. Luego de 15 a 20 min
de administrado disminuyen la viscosidad sanguínea y el hematócrito, y aumen-
tan el FSC y el aporte de O2, lo que resulta de una vasoconstricción autorregulato-
ria refleja de las arteriolas cerebrales que reduce el volumen sanguíneo cerebral
y la PIC, y aumenta la PPC. El mecanismo primario del manitol para reducir la
PIC es por aumento del gradiente osmótico a través de la BHE (una estructura
que no difunde libremente, debido a su bajo coeficiente de permeabilidad). Tam-
bién produce una disminución de la resistencia vascular sistémica (y la poscarga),
combinada con un aumento pasajero de la precarga y un efecto leve inotrópico
positivo, con lo que mejoran el gasto cardiaco y el transporte de O2. Sin embargo,
el volumen intravascular con frecuencia disminuye por su efecto diurético, por
lo que puede reducir la presión arterial y producir inestabilidad hemodinámica.
Se deben reponer los líquidos para evitar una hipovolemia y, con esto, una isque-
mia secundaria o elevación de la PIC por vasodilatación refleja de las arteriolas
cerebrales.
El manitol se usa en una variedad de soluciones, que van de 5 a 25 g/100 mL,
con una osmolaridad entre 2 y 1.372 mOsm/L. El manitol es eficaz para reducir
Elite Books
la elevación de la PIC (clase II), y se indica en la HIC aguda, como una medida
a valorar cuando hay signos y síntomas de hernia transtentorial activa o inminen-
te (clase III). No existe un rango establecido de PIC por encima del cual está indi-
cada la terapia con manitol. El tratamiento con apoyo de monitoreo objetivo que
muestre una PIC > 25 mmHg es más eficaz que el tratamiento sintomático. Varios
estudios muestran que si la PIC es > 30 mmHg, con una PPC < 70 mmHg, se ob-
tiene una reducción significativa, en comparación con los pacientes con una PIC
< 30 y una PPC > 70 mmHg.
En cuanto a la dosis, se han observado una reducción de la PIC y unas respues-
tas más duraderas cuando se administra a razón de 0.5 a 1.4 g/kg. Se debe infundir
en un tiempo de alrededor de 20 min. Las infusiones más rápidas (< 5 min) han
mostrado hipotensión arterial transitoria. El objetivo de la osmoterapia es mante-
ner normovolémico al paciente, pero conservando la osmolaridad sérica entre
300 y 320 mOsm/L, por lo que es necesario el monitoreo de dicha terapia.
Existen potenciales complicaciones en el tejido cerebral lesionado por el acú-
mulo de manitol. Diferentes estudios han demostrado que la osmolaridad sérica
no es un factor predictor útil para determinar cuánto manitol está circulando en
la sangre durante la terapia. Gondim y García Morales mostraron en sus investi-
gaciones que la osmolaridad sérica tampoco era un predictor fiable para detectar
lesión renal aguda en los pacientes bajo terapia con manitol.
La brecha osmolar o gap osmolar es la diferencia entre la osmolaridad calcu-
lada y la osmolaridad medida. Es el parámetro que sirve de manera objetiva para
medir las sustancias de bajo peso molecular que no se incluyen en la fórmula de
osmolaridad plasmática. Su valor normal es de 8 a 12 mOsm/L. Su elevación per-
mite identificar otros solutos efectivos en el plasma, como glicerol, manitol, eta-
nol o metanol. Además, el gap osmolar indica que se pueden utilizar dosis poste-
riores sin el riesgo de lesión renal aguda. Un análisis retrospectivo mostró que un
gap osmolar < 55 no presenta lesión renal aguda, sino que los niveles entre 60
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
y 75 mOsm/kg son los que muestran una mayor probabilidad de lesión renal agu-
da. Diversos estudios muestran que se necesitan más de 200 g/día de manitol para
producir lesión renal aguda, y que la misma suele ser reversible al suspender el
medicamento. Otros efectos adversos incluyen trastornos electrolíticos, acidosis,
hipotensión e insuficiencia cardiaca congestiva con edema pulmonar. Entre los
trastornos más frecuentes con el uso del manitol destacan la hiponatremia, la hi-
pocloremia, la hipercalemia, la acidosis y la sobrecarga de volumen asociada a
edema pulmonar.
perosmolar debido a las complicaciones del uso del manitol, en especial la lesión
renal y el rebote de la PIC. Se presenta en diferentes concentraciones, como 2,
3, 7.5 y 23.4%.
Se recomienda que la SSH con una concentración > 2% sea administrada por
vía venosa central, para así evitar el riesgo de tromboflebitis y trombosis venosa
periférica. Un examen multicéntrico de 359 pacientes que recibieron SSH (NaCl
7.5%/dextrano--70 a 6%) vs. lactato de Ringer no mostraron complicaciones vas-
culares periféricas secundarias a la administración de SSH. Los protocolos que
requieren un acceso venoso para la administración de SSH, sobre todo en fase
aguda, carecen de evidencias actuales.
La SSH se indica para disminuir la PIC en pacientes con TCE, hemorragia sub-
aracnoidea, enfermedad vascular cerebral, falla hepática y también como terapia
adjunta al manitol, sea de manera secuencial o en combinación. Aún no se tiene
claro si se debe administrar en infusión o en bolos.
La dosis en bolo se ha usado en diferentes concentraciones, sin que ninguna
muestre superioridad sobre otra, y se debe considerar la carga osmolar total. La
infusión ha sido eficaz con SSH a 3% a razón de 0.1 a 2 mL/kg/h, titulando la
dosis escalonada con una meta de sodio sérico entre 145 y 155 mEq/L (máximo
160 mEq/L) y con una osmolaridad de 320 a 330 mOsm/L (máximo 360 mEq/L).
La literatura sugiere que la infusión de SSH es capaz de lograr la reducción de
la PIC durante un periodo menor de 72 h, pero que este efecto no puede ser dura-
dero con terapia prolongada. La dosis en bolo se usa bien sola o como comple-
mento de la terapia de infusión continua. También se usa para disminuir la PIC
en los pacientes que al inicio son refractarios a la terapia con manitol, además de
que reduce adicionalmente la PIC, eleva la PPC y aumenta la oxigenación del te-
jido cerebral sin añadir efectos secundarios. Actúa al permitir la salida de agua
del tejido nervioso hacia el espacio intravascular y reducir la tasa de secreción
de líquido cefalorraquídeo, con lo que mejora la capacitancia intracraneal, con
menos efectos diuréticos, por lo que inicialmente tiene la ventaja de expandir el
volumen intravascular y aumentar la presión arterial media, el gasto cardiaco y
el FSC, al mismo tiempo que disminuye la PIC. Entre sus efectos favorables están
que mejora la microcirculación sistémica mediante la reducción del edema del
eritrocito y de la célula endotelial; asimismo, es un agente antiinflamatorio, por-
que disminuye la adhesión de leucocitos.
El problema más común asociado al uso de la SSH, sea en dosis repetidas o
en infusión continua, es la acidosis hiperclorémica. También pueden aparecer le-
sión renal aguda, arritmias, hemólisis, edema pulmonar agudo y mielinólisis pon-
tina. La mielinólisis pontina es una entidad clínica que suele presentarse en las
correcciones agresivas de hiponatremias en los pacientes alcohólicos y ante sín-
drome de secreción inadecuada de hormona antidiurética, pero no se ha descrito
en el contexto de hipernatremia inducida en los pacientes normonatrémicos por
Elite Books
el uso de SSH en HIC. La lesión renal aguda es una complicación poco frecuente
con SSH, siempre y cuando se respeten el rango de osmolaridad y los niveles séri-
cos de sodio.
torizados y los métodos inconsistentes entre los estudios; sin embargo, una gran
parte de los datos sugieren que la SSH administrada en forma de bolo o infusión
continua provee mejor control de la PIC, una mayor reducción de la PIC al añadir
SSH después de la administración de manitol y menos episodios de HIC por día
que los que usaron manitol.
Los estudios en cuanto a los resultados clínicos del estado neurológico no fue-
ron consistentes para ninguno de los dos agentes.
La disponibilidad de los datos es limitada por las muestras pequeñas, los méto-
dos inconsistentes y los pocos estudios aleatorizados prospectivos y comparati-
vos. Aunque ambos agentes son eficaces y tienen un perfil de riesgo razonable
para el tratamiento del edema cerebral y de la HIC, en la actualidad varios ensa-
yos demuestran que la SSH podría ser más eficaz en la reducción de la PIC y por
más tiempo.
Elite Books
Esteroides
Neuroinfección
La respuesta inflamatoria que ocurre en las meninges está mediada por factores
proinflamatorios, como la interleucina 1 y el factor de necrosis tumoral, liberado
por el agente patógeno y por la lisis inducida por el tratamiento antibiótico. Las
consecuencias de esta respuesta inflamatoria son las principales responsables de
la morbimortalidad en la meningitis bacteriana, lo que se puede atenuar con el
uso de esteroides. Otras enfermedades infecciosas que afectan el sistema nervio-
so, como la neurotuberculosis, la encefalitis por herpes simple, la neurocisticer-
cosis, la neuroesquistosomiasis y las condiciones relacionadas con el SIDA, han
sido ampliamente tratadas con esteroides de una manera adjunta.
Meningitis bacteriana
comparación con el placebo (16 vs. 22%, cociente de riesgo 0.74, IC 95% de 0.56
a 0.98), pero sin diferencia en la mortalidad. Un análisis de subgrupos mostró una
ligera disminución de la mortalidad en todos los pacientes con meningitis neumo-
cócica (cociente de riesgo 0.84, IC 95% de 0.72 a 0.98) sin efecto en Haemophi-
lus influenzae o meningitis meningocócica (aunque los números en estos grupos
eran muy pequeños).
El uso de esteroides en meningitis bacteriana se limita a los casos con alta sos-
pecha de infección por Streptococcus pneumoniae, con interrupción de su uso al
identificar otro patógeno. La recomendación del uso de esteroides también se ex-
tiende en meningitis por Haemophilus influenzae, aunque hay una importante
disminución de su incidencia en las últimas décadas, gracias a las campañas de
vacunación. En la meningitis por tuberculosis se ha encontrado un efecto benéfi-
co significativo cuando el diagnóstico microbiológico es correcto.
Actualmente el régimen de dosis sugerido incluye dexametasona en dosis de
10 mg por vía intravenosa (IV) (0.15 mg/kg/día en niños) antes de la primera do-
sis del antibiótico elegido, seguido del mismo fármaco cada seis horas durante
cuatro días, siempre que no se retrase el inicio de los antibióticos.
La encefalitis por el virus del herpes simple es una infección viral que conlleva
un alto riesgo de mortalidad y morbilidad incluso cuando es adecuadamente tra-
tada. La encefalitis por este virus está relacionada principalmente con virus del
herpes simple y conduce a hemorragia, necrosis y edema, especialmente en los
lóbulos temporal y frontal. La intensidad de la reacción inflamatoria y la grave-
dad de la enfermedad han llevado al uso de esteroides. Algunos autores sugieren
que los esteroides podrían controlar la replicación viral y disminuir la muerte
neuronal.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Neuroparasitosis
Trauma raquimedular
bre el uso de corticoides tras una lesión medular (años 2000, 2002 y 2012) y él
fue el único autor de todas ellas.
En la publicación de la guía de práctica clínica de la revista Neurosurgery
acerca del manejo del traumatismo medular se desaconseja el uso de corticoides
tras una lesión medular, destacando que esa indicación no está aprobada por la
Food and Drug Administration y no existen evidencias nivel I o II de su beneficio
clínico, pero sí hay evidencias de su posible asociación con efectos secundarios,
incluida la muerte. En esa guía de práctica clínica se recomienda también catego-
rizar los ensayos NASCIS como estudios de evidencia nivel III, argumentando
que las conclusiones sobre el beneficio clínico de la corticoterapia en altas dosis
provienen de los resultados de un análisis a posteriori (post hoc), lo cual clasifica-
ría a los ensayos como estudios retrospectivos.
Traumatismo craneoencefálico
NIVEL DE GLUCOSA
para la generación de adenosín trifosfato, así como los precursores para la biosín-
tesis de neurotransmisores. Los requerimientos diarios de glucosa por parte del
cerebro son de aproximadamente 120 g, que corresponden a entre 20 y 25% de
la utilización de glucosa por todo el cuerpo en reposo. En condiciones normales
el cerebro consume glucosa a un ritmo de 5 mg/min/100 g de parénquima. El con-
sumo de glucosa por parte del cerebro no es homogéneo, y depende de la actividad
metabólica de la región. Por ejemplo, la materia gris consume alrededor de 5 a
15 mg/min/100 g de tejido y la sustancia blanca utiliza de 1.5 a 2 mg/min/100 g.
El cerebro no tiene depósitos de glucosa, sino sólo una pequeña cantidad de
glucógeno que se almacena en los astrocitos, la cual se agota rápidamente des-
pués de dos minutos de interrumpir el suministro de glucosa. Cuando esto ocurre
el glucógeno en los astrocitos se convierte en lactato, que es liberado en el espacio
extracelular y finalmente es absorbido por las neuronas para mantener el metabo-
lismo oxidativo. El lactato generado a través de esta vía puede ser transportado
a las neuronas, donde se puede usar como combustible alternativo para responder
a las demandas de energía. Esta ruta compensatoria se conoce como transporte
de lactato neurona--astrocito.
Con pequeñas reservas, el cerebro necesita un continuo suministro de glucosa
a través de un adecuado flujo sanguíneo cerebral. La glucosa entra al cerebro por
difusión facilitada a través de la barrera hematoencefálica. En el cerebro adulto
hay una permeabilidad selectiva para la glucosa. El transportador de glucosa
GLUT--1 media el transporte de glucosa a través de la membrana del endotelio
del fluido extracelular, y el GLUT--3 facilita la entrada a la neurona. A nivel intra-
celular la glucosa se fosforila en glucosa--6--fosfato, a la que la membrana celular
es impermeable. La glucosa--6--fosfato se convierte en piruvato, que ingresa al
ciclo del ácido tricarboxílico para la generación de electrones de alta energía.
Esto es seguido por la cadena de transporte de electrones y fosforilación oxida-
tiva para producir trifosfato de adenosina. Las neuronas y los astrocitos tienen
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Hipoglucemia y neuroglucopenia
La hipoglucemia se define como un nivel de glucosa en sangre menor de 70 mg/
dL. El cerebro no puede tolerar esta deficiencia por periodos prolongados, debido
a la limitada capacidad de compensación. La incidencia exacta de hipoglucemia
en pacientes con lesión cerebral se desconoce. Los efectos directos de la hipoglu-
cemia son las alteraciones en el flujo sanguíneo cerebral, en la autorregulación
y en la vasorreactividad. La hipoglucemia desencadena disfunción mitocondrial,
debido a la generación de radicales libres de oxígeno, la alteración de gradientes
de iones transmembrana, la excitotoxicidad por glutamato y la activación de vías
apoptósicas. Las regiones que son particularmente vulnerables a los efectos ad-
versos de la hipoglucemia son los ganglios basales, el hipocampo y la sustancia
blanca periventricular.
En los pacientes críticamente enfermos la hipoglucemia moderada (de 41 a 70
mg/dL) aumenta la mortalidad 40%, y la hipoglucemia grave (< 40 mg/dL) du-
plica este riesgo. En la lesión cerebral los valores de glucosa considerados en ran-
go normal (de 80 a 100 mg/dL) pueden estar asociados a insuficiencia para satis-
facer las demandas, un estado llamado neuroglucopenia.
Antes de 2001, ante la falta de evidencia del control de la glucosa para evitar el
riesgo de comorbilidades o la muerte, se le prestó poca atención al control de la
hiperglucemia en la unidad de cuidados intensivos (UCI). Una prueba de un solo
centro en Lovaina, Bélgica, involucró a 1 548 pacientes, la mayoría de los cuales
habían sido sometidos a cirugía cardiaca, que fueron asignados de manera aleato-
rizada a terapia intensiva de insulina (objetivo rango de glucosa: de 80 a 110 mg/
dL) o tratamiento estándar (objetivo rango de glucosa: de 180 a 200 mg/dL). En
el grupo que recibió terapia intensiva de insulina los niveles de glucosa obtenidos
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Monitoreo de la glucosa
La glucosa puede ser medida en la sangre obtenida de una variedad de sitios (p.
ej., intraarterial, catéteres venosos o un dispositivo de punción digital). Se debe
tener cuidado al tomar la muestra para garantizar que no ha sido contaminada con
soluciones intravenosas.
Elite Books
ABC
Containdicado
Esteroides Neuroinfecciones en trauma
Figura 19--1. Algoritmo de manejo del paciente neurocrítico en urgencias. ECG: escala
de coma de Glasgow; HTIC: hipertensión intracraneal.
Los glucómetros de cabecera pueden ser inexactos (en más de 20%), particu-
larmente cuando se usan para evaluar muestras de pacientes con niveles bajos de
glucosa o para evaluar muestras capilares con punción digital de pacientes con
edema tisular (que tiene un efecto diluyente), hipoperfusión o anemia.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
El análisis del plasma es el mejor medio para medir los niveles de glucosa en
la sangre, pero su abordaje es lento para su uso en el servicio de urgencias. Una
alternativa es la realización de una gasometría, que es altamente precisa y el tiem-
po de respuesta es corto, por lo que es una solución práctica.
El servicio de urgencias, que ofrece atención inicial a los pacientes neurológi-
cos, debe ser un continuo para posteriormente ingresar a quirófano, hospitaliza-
ción o a una unidad de cuidados intensivos.
El manejo de un paciente neurocrítico es un desafío para el médico de urgen-
cias, debido a la complejidad, la necesidad de un abordaje y un tratamiento opor-
tunos, y la revaloración continua, para lograr un impacto en la morbilidad y la
mortalidad de estos pacientes (figura 19--1).
Elite Books
REFERENCIAS
1. Bouzat P, Oddo M: Lactate and the injured brain: friend or foe? Curr Opin Crit Care 2014;
20:133--140.
2. Bracken MB, Collins WF, Freeman DF et al.: Efficacy of methylprednisolone in acute
spinal cord injury. JAMA 1984;251:45--52.
3. Bracken MB, Shepard MJ, Collins WF et al.: A randomized controlled trial of methyl-
prednisolone or naloxone in the treatment of acute spinal cord injury. N Engl J Med 1990;
322:1405--1411.
4. Bracken MB, Shepard MJ, Holford TR et al.: Administration of methylprednisolone for
24 or 48 hours or tirilazad mesylate for 48 hours in the treatment of acute spinal cord injury.
JAMA 1997;277:1597--604.
5. Bracken MB: Steroids for acute spinal cord injury. Cochrane Database Syst Rev 2012;1:
CD001046.
6. Brouwer MC, McIntyre P, van de Beek D: Corticosteroids for acute bacterial meningitis.
Cochrane Database Syst Rev 2013;6.
7. Christopher Z, Wiliam A, Knight WA: Severe traumatic brain injury in adults. Emerg
Med Pract 2013;15:1--28.
8. Connolly Jr ES, Rabinstein AA, Carhuapoma JR, Derdeyn CP, Dion J et al.: Guidelines
for the management of aneurysmal subarachnoid hemorrhage: a guideline for healthcare
professionals from the American Heart Association/American Stroke Association. Stroke
2012;43(6):1711--1737.
9. Godoya D, Réza B, Di Napoli M: Glucose control in acute brain injury: does it matter?
Curr Opin Crit Care 2016;22:120--127.
10. Caro D: Sedation or induction agents for rapid sequence intubation in adults. UpToDate
2015:1--13.
11. Davis DP, Vadeboncoeur TF, Ochs M et al.: The association between field Glasgow coma
scale score and outcome in patients undergoing paramedic rapid sequence intubation. J
Emerg Med 2005;29(4):391--397.
12. Diringer MN, Bleck TP, Claude Hemphill 3rd J, Menon D, Shutter L et al.: Critical care
management of patients following aneurysmal subarachnoid hemorrhage: recommenda-
tions from the Neurocritical Care Society’s Multidisciplinary Consensus Conference. Neu-
rocrit Care 2011;15(2):211--240.
13. Edwards P, Arango M, Balica L, Cottingham R, El--Sayed H et al., CRASH Trial Colla-
borators: Final results of MRC CRASH, a randomized placebo--controlled trial of intrave-
nous corticosteroid in adults with head injury--outcomes at 6 months. Lancet 2005;365:
1957--1959.
14. Egge A, Waterloo K, Sjoholm H, Solberg T, Ingebrigtsen T et al.: Prophylactic hyperdy-
namic postoperative fluid therapy after aneurysmal subarachnoid hemorrhage: a clinical,
prospective, randomized, controlled study. Neurosurgery 2001;49(3):593--605.
15. Finfer S, Chittock DR, Su SY et al., NICE--SUGAR Study Investigators: Intensive versus
conventional glucose control in critically ill patients. N Engl J Med 2009;360(13):1283--
1297.
16. McGill F, Heyderman RS, Panagiotou S, Tunkel AR, Solomon T: Acute bacterial menin-
gitis in adults. Lancet 2016:1--12.
17. Parrilla Ruiz FM, Aguilar CI, Cárdenas CD, López PL, Cárdenas CA: Secuencia de
intubación rápida. Emergencias 2012;24:397--409
18. Francony G, Fauvage B, Falcon D, Canet CH: Equimolar doses of mannitol and hyper-
Elite Books
tonic saline in the treatment of increased intracranial pressure. Crit Care Med 2008;36:795--
800.
19. Gantner D, Moore EM, Cooper DJ: Intravenous fluids in traumatic brain injury: what’s
the solution? Curr Opin Crit Care 2014;20(4):385--389.
20. García MEF, Cariappa R, Parvin CA, Scott MG, Diringer MN: Osmole gap in neurolo-
gic--neurosurgical intensive care unit: its normal value, calculation, and relationship with
mannitol serum concentrations. Crit Care Med 2004;32:986--991.
21. Gondim FA, Aiyagari V, Shackleford A, Diringer MN: Osmolality not predictive of man-
nitol--induced acute renal insufficiency. J Neurosurg 2005;103:444--447.
22. Griesdale DE, de Souza RJ, van Dam RM et al.: Intensive insulin therapy and mortality
among critically ill patients: a meta--analysis including NICE--SUGAR study data. CMAJ
2009;180(8):821--827.
23. Guidelines for the management of severe traumatic brain injury. 4ª ed. Brain Trauma Foun-
dation, 2016.
24. Shawkat H, Westwood MM, Mortimer A: Mannitol: a review of its clinical uses. Contin-
uing education in anaesthesia. Crit Care Pain 2012;12:82--85.
25. Hurlbert RJ, Hadley MN, Walters BC, Aarabi B, Dhall SS et al.: Pharmacological ther-
apy for acute spinal cord injury. Neurosurgery 2013;72(Suppl 2):S93--S105.
26. Jauch EC, Saver JL, Adams Jr HP, Bruno A, Connors JJ et al.: Guidelines for the early
management of patients with acute ischemic stroke: a guideline for healthcare professionals
from the American Heart Association/American Stroke Association. Stroke 2013;44(3):
870--947.
27. Holmes JA: Therapeutic uses of hypertonic saline in the critically ill emergency department
patient. EM Critical Care 2013;3:1--16.
28. Kamel H, Navi B, Nakagawa K, Hemphill JC: Hypertonic saline versus mannitol for the
treatment of intracranial pressure: a meta--analysis of randomized trial. Crit Care Med 2011;
39:554--559.
29. Kavanagh BP, McCowen KC: Clinical practice: glycemic control in the ICU. N Engl J
Med 2010;363(26):2540--2546.
30. Lennihan L, Mayer SA, Fink ME, Beckford A, Paik MC et al.: Effect of hypervolemic
therapy on cerebral blood flow after subarachnoid hemorrhage: a randomized controlled
trial. Stroke 2000;31(2):383--391.
31. Martini RP, Deem S, Brown M, Souter MJ, Yanez ND et al.: The association between
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
fluid balance and outcomes after subarachnoid hemorrhage. Neurocrit Care 2012;17(2):
191--198.
32. Mattox KL, Maningas PA, Moore EE, Mateer JR, Marx JA et al.: Prehospital hyperto-
nic saline/dextran infusion for post--traumatic hypotension. Ann Surg 1991;213:482--491.
33. Mortalazavi M, Romeo A, Deep A, Griessenauer CH, Shoja M et al.: Hypertonic saline
for treating raised intracranial pressure: literature review with meta--analysis. J Neurosurg
2012;116:210--221.
34. Mutoh T, Kazumata K, Ajiki M, Ushikoshi S, Terasaka S: Goal--directed fluid manage-
ment by bedside transpulmonary hemodynamic monitoring after subarachnoid hemorrhage.
Stroke 2007;38(12):3218--3224.
35. Mutoh T, Kazumata K, Terasaka S, Taki Y, Suzuki A et al.: Early intensive versus mini-
mally invasive approach to postoperative hemodynamic management after subarachnoid
hemorrhage. Stroke 2014;45(5):1280--1284.
36. Myburgh J, Cooper DJ, Finfer S et al.: Saline or albumin for fluid resuscitation in patients
with traumatic brain injury. N Engl J Med 2007;357(9):874--884.
Elite Books
37. Myburgh JA, Finfer S, Bellomo R et al.: Hydroxyethyl starch or saline for fluid resuscita-
tion in intensive care. N Engl J Med 2012;367:1901--1911.
38. Nesathurai S: Steroids and spinal cord injury: revisiting the NASCIS 2 and NASCIS 3
trials. J Trauma Inj Infect Crit Care 1998;45:1088--1093.
39. Ng I, Lim J, Wong HB: Effects of head posture on cerebral hemodynamics: its influences
on intracranial pressure, cerebral perfusion pressure, and cerebral oxygenation. Neurosurg
2004;54(3):593--597.
40. Ronaldo A: Steroids in neuroinfection. Arq Neuropsiquiatr 2013;71(9--B):717--721.
41. Grape S, Ravussin P: Osmotherapy for the treatment of acute intracranial hypertension.
J Neurosurg Anesthesiol 2012;24:402--406.
42. Tagami T, Kuwamoto K, Watanabe A, Unemoto K, Yokobori S et al.: Effect of triple--H
prophylaxis on global end--diastolic volume and clinical outcomes in patients with aneurys-
mal subarachnoid hemorrhage. Neurocrit Care 2014;21(3):462--469.
43. Tejeda M: Esteroides en lesión medular postraumática aguda. Columna 2011;1(2):39--42.
44. Togashi K, Joffe AM, Sekhar L, Kim L, Lam A et al.: Randomized pilot trial of intensive
management of blood pressure or volume expansion in subarachnoid hemorrhage
(IMPROVES). Neurosurgery 2015;76(2):125--134.
45. Van den Berghe G, Wouters P, Weekers F et al.: Intensive insulin therapy in critically ill
patients. N Engl J Med 2001;345:1359--1367.
46. Van der Jagt: Fluid management of the neurological patient: a concise review. Crit Care
2016;20:126.
47. Wakai A, Roberts I, Schierhout G: Mannitol for acute traumatic brain injury. Cochrane
Database Syst Rev 2007;24:1--24.
48. Wijdicks EF, Sheth KN, Carter BS, Greer DM, Kasner SE et al.: Recommendations for
the management of cerebral and cerebellar infarction with swelling: a statement for health-
care professionals from the American Heart Association/American Stroke Association.
Stroke 2014;45(4):1222--1238.
Elite Books
Índice alfabético
A acinesia, 136
adenopatía, 129, 170
absceso afasia, 99, 104, 111, 124, 125
cerebral, 100, 102, 201 afección oculofaríngea, 124
retrofaríngeo, 147 agitación, 26, 30, 32, 176, 178
acetilcolina, 178, 262 psicomotriz, 26
aciclovir, 202, 206, 209 agnosia, 111, 125
ácido albendazol, 281
barbitúrico, 259 albúmina, 215, 270, 273
dimercaptosuccínico, 182 alcalosis, 271
fólico, 40, 178 alcoholismo, 18, 200
folínico, 179, 180 crónico, 189
gamma--aminobutírico, 12, 27, aleteo auricular, 89
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
293
Elite Books
electrolítica, 13, 55, 105, 166, arreflexia, 120, 122, 124, 127, 132,
247 133, 152, 155, 166, 169, 171
en el lenguaje, 4 muscular, 163
endocrina, 11 arritmia, 32, 38, 42, 44, 61, 76, 77,
metabólica, 4, 7, 11, 141 83, 85, 129, 154, 160, 256, 273,
neurológica, 140 278
sensitiva, 111 cardiaca, 31, 44, 59, 61, 67, 89,
visual, 18, 75 105, 129, 166
alucinación, 5, 26, 38, 142, 176, ventricular, 81, 84, 188
194 arsénico, 184, 186
auditiva, 248 arteritis
olfatoria, 27, 165 de células gigantes, 237, 246,
visual, 165 247
amaurosis fugax, 111, 247 de la temporal, 237
amiotrofia diabética, 128, 129 temporal, 99
amitriptilina, 239 artritis reumatoide, 245, 246
amnesia, 191 asistolia, 92
anterógrada, 213 asma, 263, 264
global transitoria, 44 AspirinaR, 240, 247, 248
postraumática, 213, 226 astenia, 183, 187
ampicilina, 208 asterixis, 144
anafilaxia, 264 astrocitoma, 243
anemia, 77, 83, 84, 154, 182, 269, ataque
289 de pánico, 44
hemolítica, 138 isquémico transitorio, 44, 67, 88
aneurisma, 78, 97 ataxia, 30, 122, 142, 146, 148, 152,
aórtico, 75, 77, 89 178, 182, 191
fusiforme, 240 cerebelosa, 111, 141, 145
sacular, 240 espinocerebelosa hereditaria, 141
anfotericina B, 209 mioclónica progresiva, 148
angeítis, 241 sensorial, 147
anomalía cognitiva, 52 atelectasia, 168, 225
anorexia, 183 aterosclerosis, 239
anormalidad cardiovascular, 71 acelerada, 240, 241
anosmia, 216 de los grandes vasos, 112
anoxia, 139, 144 atonía, 127
cerebral, 138 atorvastatina, 177
ansiedad, 26, 131, 178 atracurio, 131, 262, 266
apnea, 6, 11, 38, 225, 259 atrofia
apoptosis, 54 cortical, 188
apraxia, 146, 148 de la lengua, 158
Elite Books
demencia, 4, 5, 17, 18, 20, 27, 31, disartria, 30, 111, 122, 129, 161,
142, 248 163, 178, 191
por cuerpos de Lewy, 146 disautonomía, 44, 86, 90, 133, 141,
depresión, 18, 87, 147 142, 146, 168
de la conciencia, 176 cardiaca, 154
del sistema nervioso central, 31 discinesia, 44, 60
psicomotora, 31 disdiadococinesia, 122
respiratoria, 31, 35, 58, 61, 192, disección
193, 256, 257 aórtica, 79, 80, 83, 90
dermatomiositis, 130, 167, 171 abdominal, 78
dermatosis, 171 arterial cervicocerebral, 112
derrame pericárdico, 87 de la aorta torácica, 78
desequilibrio hidroelectrolítico, 20, vascular aguda, 69
40, 119, 248 disentería, 194
deshidratación, 69, 77, 78, 105, disestesia, 244
137, 139, 166 térmica, 129
desnutrición, 89, 189 disfagia, 111, 129, 161, 163, 165
desorden motor, 52 disfonía, 130, 163
desorientación, 4, 30 disforia, 193
deterioro disfunción
cognitivo, 112, 146, 179, 248 autonómica, 148, 151
del estado de conciencia, 101 bulbar, 129
dexametasona, 107, 134, 206, 208, cognitiva, 126, 180, 212, 238,
244, 281, 282 248
dexmedetomidina, 21, 22 cortical
dextrometorfano, 27, 189 difusa, 5
diabetes mellitus, 89, 112, 128, 129, global, 99
147, 189, 239, 240 de esfínteres, 155
diaforesis, 136, 178, 188, 189, 202 diafragmática, 156
diátesis hemorrágica, 273 encefálica, 99
diazepam, 46, 56, 57, 58, 59, 61, endotelial, 240, 287
108, 180, 183, 188 eréctil, 89, 163
difenhidramina, 27, 146, 180 glial, 12
difenidol, 183 hepática, 61
dificultad respiratoria, 198 intestinal, 228
aguda, 75 mesial temporal bilateral, 52
difteria, 128, 129, 154, 160, 166 metabólica, 61
digoxina, 27, 89 miocárdica, 202
diplejía facial, 128 mitocondrial, 11, 272, 286
diplopía, 104, 114, 129, 161, neurológica, 45, 99, 100, 222
216 aguda, 245
Elite Books
hipovolemia, 79, 202, 234, 272, cerebral, 78, 109, 110, 112, 125,
276, 287 126, 287
hipoxemia, 11, 38, 76, 99, 105, 225, de la arteria cerebral
256 anterior, 125
hipoxia, 27, 38, 40, 42, 146, 232, media, 125
269, 270 del miocardio, 69, 84
celular, 185 del nervio óptico, 247
cerebral, 12, 13, 62, 86 del núcleo subtalámico, 138
tisular, 286 espinal
hongo alucinógeno, 190 hemorrágico, 241
isquémico, 241
lacunar, 112, 125
I infección
bacteriana, 202, 206
ictus, 42, 115, 132 cerebral, 276
cerebrovascular, 10, 56, 67, 110, del sistema nervioso central, 10,
119, 125, 126, 131, 138, 142, 27, 41, 42, 45, 55, 56
154, 240, 242, 247, 279 fúngica, 204, 209
agudo, 113, 115 intracraneana, 52
hemorrágico, 108, 123, 239 por Blastomyces dermatitidis,
isquémico, 108, 109, 112, 123, 200
239 por Borrelia burgdorferi, 200
agudo, 100 por Coccidioides immitis, 200
hemorrágico, 134, 240, 241 por Histoplasma capsulatum, 200
isquémico, 112, 132, 134, 239, por neumococo, 199
240, 241 por Streptococcus pneumoniae,
idea delirante, 26 281
ideación por VIH, 205
delirante, 1 por virus del herpes simple, 244
suicida, 28 pulmonar, 201
íleo paralítico, 163, 179 urinaria, 235
imipenem, 161 viral, 150, 199, 281
incontinencia, 125, 160 infiltración linfocítica, 152
de esfínteres, 39, 43 inflamación
fecal, 244 crónica, 241
urinaria, 111, 187, 244 meníngea, 200
inestabilidad hemodinámica, 62, muscular, 177
105, 251, 264, 276 sistémica crónica, 239
infarto, 42 influenza, 166
agudo del miocardio, 78 inmunoglobulina, 155
bulbar, 111 G, 171
Elite Books
metoclopramida, 136, 177, 178, 180 mioclonos, 135, 137, 138, 140, 142,
metohexital, 259 144, 146, 147, 148
metoprolol, 91 palatal, 141
metotrexato, 171, 178, 179 por status epilepticus, 139
metronidazol, 40 mioglobinuria, 177
mezcalina, 28 mionecrosis, 177
mialgia, 177 miopatía, 13, 122, 124, 134, 166,
miastenia 170, 177, 280
congénita, 159, 162 hipertiroidea, 167
gravis, 13, 119, 123, 133, 157, hipotiroidea, 167
158, 159, 160, 161, 162, 164, inducida por sustancias, 176
168, 171, 172, 186, 266 inflamatoria, 130, 133, 154, 160,
neonatal, 162 167, 177
Elite Books