Fotobiorreactores para El Cultivo de Microalga Chlorella Vulgaris Fotobioreactors For Microalgae Chlorella Vulgaris Culture
Fotobiorreactores para El Cultivo de Microalga Chlorella Vulgaris Fotobioreactors For Microalgae Chlorella Vulgaris Culture
Artículo de Revisión
Resumen
Dado el interés que existe por encontrar fuentes renovables de energías que no afecten al medio
ambiente, se han estado tomando mucho en cuenta las microalgas como materia prima para la
producción de biocombustibles, específicamente biodiesel. La obtención de biodiesel a partir de
microalgas conlleva una serie de etapas necesarias y de gran importancia. Entre ellas se encuentran la
etapa de cultivo, en la cual se necesita disponer de un sistema adecuado que garantice alta productividad
de biomasa, alta transferencia de masa así como un correcto comportamiento hidrodinámico del fluido.
Por este motivo en este trabajo se analizan algunos de los principales tipos de fotobiorreactores que se
usará para son empleados para cultivar la microalga Chlorella vulgaris.
Palabras clave: Microalga, Chlorella vulgaris, biocombustibles, reactor
Abstract
Due to the interest to find sources of renewable energy that do not affect the environment; microalgae
have been taken into account as feedstocks for the biofuels production, specifically biodiesel. Obtaining
biodiesel from microalgae involves series necessary and important steps. Among them is the stage of
cultivation, in which it is necessary to have an adequate system that guarantees high biomass
productivity, high mass transfer as well as a correct hydrodynamic behavior of the fluid. For this reason,
in this work the main types of fotobioreactors for Chlorella vulgaris culture are analyzed.
Keywords: Microalgae, Chlorella vulgaris, biofuels, reactor
1. Introducción
La crisis energética que afronta el mundo actualmente, está relacionada con la reducción de
combustibles fósiles, el aumento progresivo del precio del petróleo, así como la acumulación de gases
de efecto invernadero en la atmósfera, los cuales son los responsables del calentamiento del planeta.
Estos combustibles de origen fósil representan según investigadores como Demirbas [1] más del 80%
del suministro total de energía a nivel mundial, del cual el 58% es consumido por el sector del transporte
[2].
La mayor parte de la energía que consumen los motores de combustión interna (MCI) proviene
fundamentalmente de derivados del petróleo. El uso indiscriminado de esta fuente de energía no
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renovable, unido a su creciente demanda, así como los efectos negativos sobre el medio ambiente que
provoca su uso y las vías para mantener e incrementar el desarrollo tecnológico utilizando fuentes
alternativas de energía, son de los mayores retos que tiene el hombre en este siglo XXI. A partir de esta
problemática la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha motivado el desarrollo de nuevas
tecnologías que sustituyan el uso de este combustible fósil [2].
En la actualidad, muchos esfuerzos están encaminados a encontrar combustibles alternativos que puedan
cubrir las demandas actuales y futuras de energía, sin causar efectos futuros sobre el calentamiento del
planeta. Los combustibles alternativos se presentan como una tentadora opción a esta crisis energética
medioambiental ya que son obtenidos a partir de fuentes biológicas, son renovables, biodegradables y
producen menos emisiones. Los combustibles alternativos son sustancias carburantes en estado líquido,
sólido o gaseoso, que al igual que cualquier combustible generan energía en forma de calor en presencia
de oxígeno y una fuente de energía de activación [2].
Entre los combustibles alternativos (también conocidos como biocombustibles) se incluyen el biogás, la
biomasa, el hidrógeno, los bio-alcoholes, los aceites vegetales, las grasas animales y sus derivados. Los
biocombustibles que más atención reciben en el mundo en cuanto al desarrollo de su tecnología de
producción y uso en motores de combustión interna son el etanol como sustituto de la gasolina, los
aceites vegetales y el biodiesel (BD) como alternativa al combustible diésel. El biodiesel puede ser
obtenido de plantas cuyos frutos o semillas contengan cantidades considerables de aceite, así como
también a partir de microalgas [2].
El cultivo de microalgas puede ser llevado a cabo en ambientes controlados (fotobiorreactores), para
este fin, desde la década de los 90 los fotobiorreactores de columna de burbujas son objeto de estudio ya
que presentan ventajas comparadas con otros sistemas de producción [2]. Sin embargo, al momento de
diseñar y optimizar un sistema de producción, se debe tener conocimiento de cómo las diferentes partes
pueden influir en la productividad total del sistema.
Se hace necesario disponer de difusores para el suministro de gas diseñados al efecto que cumplan con
las exigencias establecidas por cada fotobiorreactor, con el objetivo de incrementar el rendimiento de
biomasa al máximo valor posible y disminuir el costo de producción. Por lo antes mencionado el
objetivo de esta investigación consiste realizar un análisis de los principales tipos de fotobiorreactor para
el cultivo de microalga Chlorella vulgaris.
Para el cultivo de microalgas existen fundamentalmente dos tipos de sistemas: los sistemas abiertos y los
sistemas cerrados, más conocidos como fotobiorreactores. Estos últimos son los más utilizados debido a
sus ventajas, fácil control de los parámetros de cultivo y alta productividad.
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Sistemas abiertos
Los sistemas abiertos se caracterizan porque el cultivo está en contacto directo con el ambiente. Al estar
descubiertos son susceptibles a la invasión por microorganismos, por lo que son especialmente
adecuados para el cultivo de especies robustas y de rápido crecimiento.
Sin embargo, pese a estos inconvenientes, la mayoría de las microalgas producidas en el mundo
provienen de este tipo de sistemas [7]. El cultivo en lagos y estanques naturales es el sistema más
sencillo ya que no supone ningún tipo de costo, pero no permite el control de las condiciones
ambientales y por ello, la capacidad de producción es limitada. El sistema de cultivo en balsas o piscinas
es también uno de los sistemas más sencillos de cultivo de microalgas. Están formados por tanques de
geometría y dimensiones adecuadas y no requieren ningún tipo de suministro de energía. El
inconveniente del cultivo en balsas es que ofrece bajos rendimientos y presenta problemas de
evaporación. Además, no son sistemas aptos para la estimulación del crecimiento con CO2 [8]. Su gran
ventaja es que es fácil y económico construirlos en grandes volúmenes incluso de cientos de metros
cúbicos [7]. Existen dos tipos básicos de sistemas abiertos: "estanques abiertos" y "las canaletas".
Estanques abiertos
Estos sistemas son simples balsas que tienen forma y profundidad adecuada los cuales se llenan hasta la
mitad con los nutrientes adecuados y se dejan crecer (Figura 1). El proceso es muy económico y los
costos de operación son muy bajos, pero la productividad por unidad de superficie y la concentración de
biomasa son muy bajas. Las microalgas adecuadas para este tipo de sistemas son las extremófilas, las
capaces de sobrevivir en condiciones extremas. Un ejemplo típico es la Dunaliella Salina microalga
halófila que crece en concentraciones salinas de hasta 100 g/L, lo que impide la proliferación de otras
especies [7].
Canaletas
Son sistemas más sofisticados debido a que proveen agitación y mezcla. También pueden suministrar
CO2 al cultivo de forma relativamente eficiente y con pocas pérdidas, lo que permite también un cierto
control del pH.
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El dispositivo de impulsión más común que usan estos sistemas es la rueda de paletas que consigue
mantener el cultivo en suspensión y mezclado con un gasto de potencia de unos pocos watts por metro
cúbico [7]. La Figura 2 muestra dicho sistema.
Fig.2 Canaletas
Sistemas inclinados
Otro grupo de sistemas abiertos es el formado por los sistemas inclinados mostrados en la figura a
continuación, los cuales constan de una superficie inclinada en la que se bombea el cultivo desde la parte
baja a la parte alta. De esta forma se consiguen flujos altamente turbulentos lo que permite mantener
elevadas concentraciones celulares y una alta relación superficie/volumen. El problema de este sistema
es que origina altas tasas de evaporación y pérdida de CO₂ que escapa a la atmósfera. Además, el
bombeo continuo del cultivo supone un elevado consumo de energía y produce daños en la estructura
celular del alga [8].
Las mayores limitaciones de este diseño incluyen [9]:
a) Su susceptibilidad a la evaporación.
b) La contaminación por especies invasoras, que podrían asumir el control del estanque
reduciendo drásticamente el tratamiento al cultivo deseado.
c) Los requerimientos de grandes áreas de tierra.
d) Los cambios de temperatura que pueden afectar crecimiento algal.
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Los tanques circulares también forman parte de este grupo de sistemas (Figura 4) aunque han dejado de
ser usados en plantas comerciales debido al alto costo de la construcción en concreto y también al alto
costo energético requerido para proporcionar mezcla con grandes brazos mecánicos. Sin embargo, en
Cuba, Japón, Taiwán e Indonesia se han utilizado tanques circulares en la producción de Spirulina y
Chlorella [10].
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Los FBRs crean un ambiente adjunto para el cultivo de algas dónde la luz, el aire, los nutrientes son
suministrados en niveles regulados para asegurar un crecimiento optimizado. Algunos beneficios de
estos sistemas cerrados son [11]:
(a) Cultivos libres de contaminantes potenciales como microorganismos.
(b) Son más fáciles para manipular y controlar.
(c) Tienen menos evaporación que sistemas abiertos.
(d) El alumbrado interior puede estar ajustado para la exposición correcta a la luz y su mejor
aprovechamiento.
3. Definición de Fotobiorreactor. Tipos
Un fotobiorreactor (FBR) es un contenedor biológico artificial cuyo ambiente interno es capaz de
generar las condiciones necesarias para que la fotosíntesis de las clorofilas existentes en
microorganismos, células o tejidos fotosintéticos que en ellos se cultiva, crezca y se desarrollen de
manera rápida y eficiente para generar biomasa y los productos metabólicos que se encuentren dentro de
ella. En este sentido, el término fotobiorreactor se refiere a sistemas cerrados para el medio ambiente
externo; es decir, que no tienen intercambio directo de gases y contaminantes con el medio ambiente
externo [10].También se puede definir como un dispositivo diseñado en material transparente para el
cultivo de microorganismos fotosintéticos acuáticos, que consta de un receptor solar (sistema tubular a
dos niveles optimizado) y un sistema de impulsión (burbujeo de aire en un desgasificador plano), y que
es operable tanto en continuo como en discontinuo, permitiendo la inyección de dióxido de carbono, el
control del pH y de la concentración de oxígeno disuelto en el cultivo [12].
Los principales tipos de FBRs son: tubulares, planos, cilindros verticales y fundas y axénicos.
Fotobioreactores planos
Los FBRs planos (Figura 5) han sido muy utilizados para producir organismos fototróficos en
laboratorio debido a que facilitan la medición de la irradiansa en la superficie del cultivo. Pese a su
aparente simplicidad, pocos de estos sistemas han sido utilizados en el cultivo industrial de algas debido
al alto costo de los materiales transparentes comercialmente disponibles, tales como vidrio, láminas de
PVC transparente o de poli carbonato y también debido a la laboriosidad de su operación [10].
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a) b)
Fig.7 Fotobiorreactores tubulares verticales (a) y horizontales (b)
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Existen tres tipos principales de FBR tubulares: en serpentina, con colector y helicoidales.
Son sistemas en los que varios tubos transparentes son conectados en serie para formar un lazo plano
arreglado en forma vertical u horizontal (llamado foto plataforma). El intercambio de gases y la adición
de nutrientes generalmente se realizan en un tanque separado. La circulación en la foto plataforma se
logra por medio de una bomba o de un sistema de tubo con línea de aire. A parte de su alto costo, las
principales desventajas de este tipo de sistema son la dificultad para controlar la temperatura del cultivo,
limpiar los tubos transparentes y reducir la acumulación del oxígeno disuelto que se conoce que es un
factor limitante del crecimiento del cultivo [10].
Los FBR con colector son una variante en la que varios tubos transparentes son conectados en paralelo a
un distribuidor al inicio y al final del circuito, uno para la distribución y otro para la recolección del
cultivo. Tienen las mismas desventajas de los BFR en serpentina [10].
Los BFR helicoidales consisten de tubos de diámetro pequeño, generalmente flexibles, que se envuelven
en un cilindro vertical (Figura 8). Igual que en los dos sistemas anteriores, la circulación del cultivo se
logra por medio de una bomba o un tubo con línea de aire que envía el cultivo al circuito [10].
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Los FBRS tubulares verticales (o reactores de columna) son sistemas simples en los que la mezcla se
logra con inyección de aire. Generalmente tienen el fondo en forma de cono para evitar la sedimentación
de las algas. En ocasiones cuentan con un tubo interior que reduce el volumen que no recibe luz en el
interior del cilindro [10].
Las columnas verticales rígidas (Figura 10) son ampliamente utilizadas en los laboratorios de
producción de biomasa de algas destinadas a la alimentación de estadios larvales del camarón, bivalvos
y peces. La mayoría de estos sistemas son elaborados con láminas de fibra de vidrio transparente. El aire
se inyecta en el fondo del cilindro y la luz puede ser natural o artificial. Un reactor vertical puede ser
fácilmente construido con un trozo de manga plástica de polietileno transparente cerrada en uno de sus
extremos (Figura 11) [10]. Este reactor de columna o funda puede ser suspendido en un soporte
adecuado. Las fundas tienen una vida útil relativamente corta debido a la acumulación de micro-
organismos indeseados, pero son relativamente baratas de reemplazar. La principal desventaja de este
tipo de sistema es la laboriosidad del manejo en grandes volúmenes y la relativamente baja relación de
superficie por volumen [10].
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Fotobiorreactores axénicos
Los FBRs axénicos son sistemas diseñados para que puedan ser esterilizados y su uso está restringido a
los laboratorios de investigación debido al alto costo de construcción y mantenimiento.
Técnicamente, los criterios de diseño de los FBRs deben apuntar a lograr alta productividad volumétrica
y una eficiente conversión de la energía luminosa y, al mismo tiempo brindar la fiabilidad y estabilidad
necesaria para el proceso de cultivo.
Un fotobiorreactor no puede estar apropiadamente diseñado sin el adecuado conocimiento de la
fisiología del cultivo en masa del organismo. Debido a que los microorganismos fototróficos son
altamente diversos en su morfología, requerimientos nutricionales, de luz, y resistencia al estrés. Los
FBRs no deben ser diseñados para manejar a todos los organismos y todas las condiciones. Los
principales criterios de diseño incluyen: la relación superficie-volumen, la orientación e inclinación, la
mezcla, el intercambio de gases, los sistemas de limpieza y de regulación de temperatura, y la
transparencia y durabilidad del material de construcción. La facilidad para la operación y el bajo costo
de construcción tienen una relevancia particular para el diseño de los FBRs industriales [14].
En forma general, el diseño de un fotobiorreactor para el cultivo de microalgas a gran escala, debe
considerar los siguientes aspectos [13]:
1. Control preciso de la dinámica de fluidos,
2. Número de Reynolds optimizado,
3. Control retroalimentado de las variables de: turbidez, temperatura, pH, concentración de dióxido de
carbono disuelto(COD), opacidad, colorimetría, espectro radiometría diferencial de aérea y de
inmersión,
4. Paneles o fuentes radiadores de flujo lumínico homogéneo de alto rendimiento, bajo consumo, larga
vida y bajo coste,
5. Sistemas de microfiltración de fácil limpieza,
6. Automatización del control de flujo de gases (CO2) y adición de nutrientes,
7. Precámaras de mezcla y tolvas para la recogida del producto,
10
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Transferencia de CO2
El carbón es el mayor componente del costo de producción de las microalgas. El abastecimiento de
dióxido de carbono en suspensiones poco profundas no es tarea fácil porque el tiempo de residencia de
las burbujas es insuficiente para completar la absorción, resultando en grandes pérdidas de CO2 a la
atmósfera. Inyectado el CO2 en burbujas diminutas desde el fondo de una columna se puede incrementar
la eficiencia de uso del CO2 a más del 70% [10].
El CO2 necesario para el crecimiento del cultivo se obtiene del gas de escape de generadores que utilizan
como combustible gas licuado de petróleo (GLP). La combustión del GLP en los generadores produce
grandes cantidades de CO2, y gracias a la pureza de este combustible, no existe riesgo de contaminación.
El gas de escape de los generadores se conduce hasta los FBR por medio de una tubería. Con la ayuda
de un soplador conectado en serie, el gas se inyecta en los tanques de cultivo con un juego de difusores.
Cada soplador tiene un juego de dos tomas que permite escoger si se va a inyectar gas de escape o aire.
La cantidad de CO2 requerido se controla fácilmente con el pH del cultivo [10].
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Suministro de carbono
El carbono es el mayor nutriente para el crecimiento celular. Todas las microalgas usan carbono
inorgánico como síntesis de componentes orgánicos en medio autotrófico. Todo el flujo de carbono
alimentado es determinado por la velocidad de burbujeo del gas y la presión parcial del CO2;
seleccionando la combinación apropiada de estas dos variables es clave para evitar la limitación de
carbono en la cultivación de microalgas. Las burbujas de carbono se inyectan en el fotobiorreactor desde
el fondo, mientras más pequeñas sean estas burbujas mejor absorción se consigue, llegando a alcanzar
una eficiencia de suministro de CO2 de más de un 70% [10].
Tamaño de burbuja
El tamaño de las burbujas que suministran el CO2 y el aire al fotobiorreactor es uno de los parámetros
más importante para el crecimiento celular. El área entre las fases y el coeficiente de transferencia de
masa mostraron dependencia opuesta con el tamaño de burbuja; consecuentemente, el agarre de gas fue
más sensible al diámetro de la burbuja que el coeficiente de masa. Como se mencionó anteriormente, el
coeficiente de transferencia de masa gas líquido, aumenta dentro de un rango de tamaño de burbuja en
columnas de burbujeo y reactores airlift. Pequeñas burbujas (menor de 2 mm de diámetro) son más
dañinas a las células que burbujas mayores (aproximadamente 10 mm de diámetro). Por lo tanto el
tamaño de la burbuja, la velocidad de flujo de gas y la presión del CO2 deben estar ajustados a los
requerimientos de cada cultivo específico [10].
Remoción de oxígeno
Altos niveles de oxígeno son tóxicos para la mayoría de los organismos fototróficos y junto a una alta
exposición de intensidad de luz, pueden causar muerte foto oxidativa en el cultivo. Inyectar el gas desde
el fondo del fotobiorreactor favorece el mezclado, suministrar cantidades suficientes de CO2 y
dependiendo de la altura que tenga el fotobiorreactor, se logrará una eficiente remoción de oxígeno
disuelto en el medio. Con el aumento en la velocidad del líquido, que es función de la entrada de gas, la
concentración de oxígeno disuelto en el medio disminuye, mejorando la producción de biomasa, sin
embargo una alta velocidad del líquido ocasiona daño y muerte celular. Por esto se debe utilizar una
velocidad de entrada de gas satisfactoria que permita la disminución de oxígeno disuelto [10].
Entre los sistemas de mezcla tenemos la agitación mecánica y mezcla de gases que trabajan solos o en
combinación. El sistema de mezcla de gases como el empleado en columna de burbujas, causa menos
daños que el sistema de agitación mecánica, el cual emplea paletas o álabes para mover el líquido. La
columna de burbujas debe ser capaz de distribuir el líquido por toda la superficie. Una velocidad del
fluido apropiada no debe exceder los 50 cm/s. Respecto a la velocidad de entrada del gas al
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fotobiorreactor por el difusor, Barbosa y otros colaboradores plantean que la muerte celular es
provocada a velocidades comprendidas entre 30 y 50 m/s [10].
La fotoinhibición es un proceso dependiente del tiempo, en el cual ocurre un daño irreversible pocos
minutos después de iniciado el estrés por luz, con un daño que excede el 50 % después de 10 o 20
minutos. Sin embargo, se han encontrado pocas referencias disponibles acerca de la foto adaptación, la
inhibición por luz o efectos de saturación en fotobiorreactores.
Para cualquier tipo de reactor usado en el cultivo de algas un mezclado eficiente debe ser proporcionado
con el fin de producir una dispersión uniforme de las microalgas en el medio de cultivo, eliminando así
los gradientes de concentración de luz, nutrimentos (entre ellos CO2) y temperatura. Contreras-Flores
informaron que el principal problema en el cultivo de algas es el daño celular causado por el esfuerzo de
corte. Se conoce que el exceso de la agitación mecánica es causa de turbulencia, lo que puede originar
daños permanentes en la estructura celular afectando el crecimiento y la producción de metabolitos. Por
lo contrario, una agitación insuficiente provocará sedimentación y muerte celular.
Control de temperatura
Para que el cultivo tenga un crecimiento abundante y una eficiencia considerable, es necesario además
mantener su temperatura dentro de los rangos óptimos. Debido a las condiciones ambientales las
temperaturas en el fotobiorreactor pueden variar y esto no es bueno para la microalga. En los climas
cálidos, estos equipos suelen necesitar enfriamiento en el medio día; para solucionar este problema de
calentamiento excesivo se utilizan técnicas como el sombreado, la inmersión en agua y el rociado de
agua [6].
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Requerimientos de luz
La disponibilidad e intensidad de la luz son factores que contribuyen a la productividad de los
organismos fotosintéticos. Mantener el nivel de luz requerido es crítico. En correspondencia con
determinada penetración de luz las microalgas experimentan la saturación y disipan el resto de esa
energía como calor. Un aspecto muy importante a considerar es que la biomasa afecta la intensidad de la
luz y su penetración; para cada cultivo existe una densidad celular óptima específica, este valor debe ser
mantenido lo más constante posible, en orden de asegurar que la intensidad y penetración de la luz
adquieran niveles óptimos, y así lograr un crecimiento y eficiencia de cultivo lo suficientemente elevado
[10].
Materiales de construcción
Un aspecto fundamental en el diseño es la selección de los materiales necesarios para la construcción.
Estos materiales deben poseer una alta resistencia mecánica y no pueden ser tóxicos para los organismos
que van a ser cultivados en la plataforma. El polietileno y los tubos de polipropileno son baratos, pero
ambos pierden la transparencia muy rápidamente y presentan serias limitaciones en cuanto al
bioensuciamiento y la fuerza mecánica. El cristal podría ser un material excelente (alta transparencia,
estabilidad química y durabilidad), sin embargo, son altos los gastos de instalación; además de su
fragilidad. Las bolsas de polietileno también son usadas (bajo costo, alta transparencia, buena
esterilidad) [10].
Los materiales más usados en la construcción de fotobiorreactores son el tereftalato de polietileno
(PET), el polimetilmetacrilato (PMMA), el policarbonato (PC) así como el vidrio. No obstante, es válido
destacar que el PMMA ha sido el material más utilizado por la comunidad científica. Las principales
características y propiedades aparecen en la Tabla 1 a continuación [12].
En cuanto a las propiedades químicas, el PET presenta una alta resistencia a los agentes químicos y
estabilidad a la intemperie, además de ser una excelente barrera a CO2. El PMMA presenta gran
resistencia al ataque de muchos compuestos, pero es atacado por otros, entre ellos: acetato de etilo,
acetona, ácido acético, ácido sulfúrico, alcohol amílico, benzol, butanol, diclorometano, triclorometano
(cloroformo), tolueno. El policarbonato tiene la desventaja de no tener una elevada resistencia a agentes
químicos, además de ser sensible a la hidrólisis. El vidrio es sumamente resistente al ataque por agentes
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químicos, por lo que es muy utilizado como material de laboratorio, a temperatura ambiente solo es
atacado por el ácido fluorhídrico. Sin embargo, hay que considerar que es muy pesado comparado con
los polímeros y muy frágil.
En el estudio realizado por Rubio y otros colaboradores se compararon cualitativamente tres materiales
para la construcción del fotobiorreactor: el acrílico, el polietileno y el vidrio flotado con base en las
principales propiedades de cada material los cuales fueron seleccionados por el efecto sobre el medio de
cultivo y el crecimiento de biomasa: el calor específico, la conductividad térmica, transmisión de luz, la
energía retenida en las paredes del material. Los resultados se muestran en la Tabla 2.
Tabla 2. Propiedades de materiales de construcción 12
Propiedad Vidrio Acrílico Polietileno Evaluación
Flotado rígido alta densidad (1-5)
Calor Especifico (J/kg 750 1465 2936,7 2
K)
Conductividad Térmica 1 0,18 0.29 3
(W/mK)
Transmisión de Luz (%) 90 92 80 5
Diseños de difusores
Uno de los parámetros fundamentales a tener en cuenta a la hora del diseño de un fotobiorreactor es el
mezclado de gases el cual se lleva a cabo mediante dispositivos inyectores de gas y en este caso
específicamente a través de difusores. Existen dos diseños fundamentales de difusores empleados en
fotobiorreactores: tipo regadera (Figura 12) y el de tipo cruz (Figura 13).
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Villarreal y otros colaboradores [17] emplearon para metodología de suministro de CO2 a cultivos de
Botryococcus Braunii utilizando dos variantes de difusores: burbujeo y piedra difusora. Usando
burbujeo como tipo de difusor, únicamente la altura fue significativa y tuvo un efecto positivo sobre los
resultados, es decir, a mayor altura mayor dilución de CO2. Sin embargo, usando piedra difusora, ambas
variables, altura y diámetro, fueron significativas. En este caso, la altura tuvo un mayor grado de
significancia y un efecto positivo, es decir, a mayor altura mayor dilución de CO2. Por el contrario, el
diámetro tuvo un efecto negativo, es decir, a mayor diámetro menor dilución de CO2.
Rubio Fernández y otros colaboradores [18] emplearon un difusor tipo regadera para el diseño de su
FBR Airlift (ver Figura 15). Para el caudal de mezclado en el difusor los valores de diseño preliminar
para un diámetro de 9 pulgadas puede pensarse en el rango [6,1 × 10−4 a 7,07 × 10−4] m3/s. Sin
embargo, en el equipo construido este diámetro se tomó como 0,0762 m, con el fin de preservar la
relación adecuada entre diámetros y alturas que permite la correcta distribución de aire dentro del FBR,
y como consecuencia de esta reducción de dimensiones, el caudal también lo hace de manera
proporcional, tomando valores dentro del intervalo [1,41 ×10−4 a 2,3 × 10−4] m3/s. En cuanto al número
de orificios y el diámetro de estos, se encontró un valor de aproximado de 100 orificios con un diámetro
correspondiente a 3 mm cada uno, ocasionando velocidades y caudales bajos [14], lo cual no es
beneficioso porque con diámetros de orificios mayores a 1 mm se alcanzan velocidades bajas haciendo
mayor el flujo de burbujas y muchos orificios puede causar regímenes excesivamente turbulentos
ocasionando la muerte del cultivo.
5. Conclusiones
En este trabajo se mostraron varias de las principales tecnologías para el cultivo de microalgas,
especialmente la Chlorella vulgaris.
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