El Bosque Domesticado, El Bosque Cultivado (Colombia) - 2006

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El Bosque Domesticado, el Bosque Cultivado: Un Proceso Milenario en el


Valle Medio del Río Porce en el Noroccidente Colombiano

Article in Latin American Antiquity · December 2006


DOI: 10.2307/25063072

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2 authors, including:

Francisco Javier Aceituno


University of Antioquia
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The early peopling of Northern South America: multiple lines of evidence View project

The Role of the Middle Cauca River Valley, Colombia, in the Early Domestication and Dispersal of New World Crops View project

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LAQ17(4) Castillo 10/16/06 4:53 PM Page 1

EL BOSQUE DOMESTICADO, EL BOSQUE CULTIVADO:


UN PROCESO MILENARIO EN EL VALLE MEDIO DEL RÍO PORCE
EN EL NOROCCIDENTE COLOMBIANO

Neyla Castillo Espitia y Francisco J. Aceituno Bocanegra

En este artículo nos centramos en las evidencias arqueológicas del Holoceno Temprano y Medio, recuperadas en los sitios
Y-021 y Y-045, como parte de un estudio de impacto ambiental en el valle medio del río Porce, Cordillera Central de Colom-
bia. Hemos podido identificar cambios culturales, representados en las fases definidas a partir de las características de los
restos materiales y su distribución estratigráfica en los dos sitios. En un primer momento, los grupos humanos que ocu-
paron el valle medio del río Porce vivieron principalmente de la caza y recolección de vegetales; pero desde muy temprano,
alrededor del 7500 a.P. se observa una manipulación de algunas plantas. Esto desembocó en un sistema horticultor com-
plementado principalmente con la caza, la recolección y, en menor medida, con la pesca. Hacia el 5000 a.P. irrumpe la
cerámica como una novedad tecnológica acompañada de un incremento de la explotación del medio, y un aumento de los
cultígenos en los diagramas de polen. Hacia el 3500 a.P. los sitios fueron abandonados.

This study examines the archaeological evidence of Early to Middle Holocene occupation recovered from two sites in the mid-
dle Río Porce valley in the northern Cordillera Central of the Columbian Andes. The archaeological investigation was con-
ducted as part of the environmental impact study for the Porce II Hydroelectric Project. Based on artifacts, ecofacts, and human
remains, we have been able to identify changes in environmental exploitation, and cultural and technological changes through
time. The first groups that occupied the Middle Porce valley lived primarily by hunting and gathering, but the beginnings of
horticulture, as seen in the manipulation of certain plants, is visible by about 7,500 B.P. This horticulture was complemented
by hunting, plant gathering, and to a lesser degree, fishing. Around 5,000 B.P., ceramics appear along with increased inten-
sity in the exploitation of the environment, indicated by increases in the frequency of domestic plant pollen. The sites under
investigation were abandoned around 3,500 B.P.

E
n el valle medio del río Porce, cordillera Piperno y Pearsall 1998). La información que pre-
central andina de Colombia, se localizan sentamos amplía nuestra comprensión del proceso
tres sitios arqueológicos con evidencias de de colonización de los valles interandinos del occi-
grupos cazadores-recolectores que explotaron los dente de Colombia el cual, de acuerdo con los datos
bosques húmedos tropicales de las zonas bajas y y fechas actuales, se remonta a comienzos del Holo-
altas del valle desde aproximadamente el décimo ceno (Gnecco 2000; López 1999; Salgado 1990).
milenio hasta el cuarto milenio antes del presente.
Los datos del río Porce Medio llenan un vacío El Contexto Geográfico
importante sobre los cazadores-recolectores para
el noroeste de Suramérica, y se suman a la larga El valle del río Porce se localiza en el Macizo Cen-
lista de contextos arqueológicos del Área Inter- tral Antioqueño, (Cordillera Central) al nordeste del
media con evidencias que demuestran la manipu- Departamento de Antioquia (Figura 1). El río Porce,
lación y el cultivo de plantas desde el Holoceno principal afluente del río Cauca, recorre un valle
Temprano y el consecuente desarrollo de sistemas de origen tectónico de 270 km de longitud (Her-
hortícolas neotropicales (Gnecco y Aceituno 2004; melin 1996). El área de influencia del Proyecto
Neyla Castillo Espitia ■ Departamento de Antropología, Universidad de Antioquia, Cl 67 No 53-108, Medellín,
Colombia, AA 1226 ([email protected])
Francisco J. Aceituno Bocanegra ■ Departamento de Antropología, Universidad de Antioquia,
([email protected])

Latin American Antiquity, 17(4), 2006, pp. XX-XX


Copyright ©2006 by the Society for American Archaeology

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Figura 1. Sitios Tempranos en el Valle Medio del Río Porce.

Hidroeléctrico Porce II, con una extensión aprox- habitaron el valle medio del río Porce desde la fron-
imada de 120 km se encuentra en el valle medio tera Pleistoceno/Holoceno hasta alrededor del 3500
del río, abarcando dos pisos térmicos, el cálido - a.P. proviene de los sitios Y-021, Y-045 y Y-1071.
entre 0 y 1000 msnm- y el templado -entre los 1000 Los depósitos están formados por sedimentos de
y 2300 msnm. La temperatura promedio del valle textura franca y francoarenosa de color pardo
es de 24°C, la humedad relativa es de 83 por ciento oscuro, originados por las actividades antrópicas
y la pluviosidad media anual es de 3050 mm, dis- que se llevaron a cabo en los sitios; contienen miles
tribuida en un régimen de dos períodos de máxima de fragmentos de roca, implementos líticos, carbón,
y mínima pluviosidad (Empresas Públicas de macro y microrrestos vegetales, restos de animales
Medellín 1995). Tomando en cuenta la altura del y cerámica. En el caso de Y-021, además, se hal-
valle medio -entre 800 y 2200 msnm- la vegetación laron entierros humanos (Castillo et al. 2000). Este
nativa corresponde al bosque subandino; en menor sitio es un montículo artificial con un área aproxi-
frecuencia, se presentan plantas de bosque ecuato- mada de 640 m2 sobre una terraza aluvial en la mar-
rial propio de altitudes inferiores a 1200 msnm. Los gen izquierda del río Porce, a una altura de 875
sitios arqueológicos se encuentran a una altura entre msnm. Se excavaron cuatro sectores de 16 m2 en
800 y 950 msnm, es decir, en la zona de transición los cuales se identificaron seis estratos (Figura 2).
entre el bosque ecuatorial y el bosque subandino. El estrato VI, el más profundo, corresponde con el
suelo original de la terraza, alterado por la primera
Los Contextos Arqueológicos ocupación del área. Esta unidad carece de artefac-
tos pero la presencia abundante de carbón vegetal
El registro arqueológico de los grupos que sugiere el uso del fuego como estrategia de
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Castillo y Aceituno] EL BOSQUE DOMESTICADO, EL BOSQUE CULTIVADO 3

Figura 2. Perfil Estratigráfico, Corte 2, Y-021.

preparación del sitio para su ocupación. El estrato respondientes a estructuras de habitación. El final
V contiene las evidencias culturales de la ocupación de la ocupación está estimado alrededor del 3500
entre aproximadamente 7500 y 6500 a.P2 (Tabla a.P.
1); que consisten en rocas transportadas al sitio, El sitio Y-045 se localiza sobre una antigua ter-
artefactos y desechos líticos, restos de animales, raza aluvial del río Porce, en la confluencia de las
semillas y carbón vegetal. quebradas Guaduas y Fósforo, con un área aprox-
El estrato IV representa el momento de mayor imada de unos 2100 m2. En este sitio se diferen-
intensidad de uso del sitio durante el período pre- ciaron seis estratos que en términos cronológicos
cerámico, como así lo indica la densidad de eco- y culturales coinciden con el sitio 021 (Castillo et
factos y de artefactos, pero la principal al. 2000). El estrato VI representa el suelo original
característica es la presencia de entierros humanos. de la terraza; contiene abundante gravilla, es de
Las fechas de 7240(80 (Beta-114686), 7080(80 color grisáceo y textura limoarenosa, característi-
(Beta-99854), 7040 ± 60 a.P. (Beta 118092) y 5670 cas que indican un ambiente húmedo sometido a
± 70 a.P. (Beta 114686) (Tabla 1), sitúan la forma- procesos de oxidación y reducción por oscilación
ción del estrato entre aproximadamente 7500–5500 del nivel freático.
a.P. El estrato III, se caracteriza por la disminución El estrato V es la primera capa cultural del sitio;
considerable de todos los restos arqueológicos se define por la acumulación de fragmentos de
(semillas, animales, carbón, piedra y artefactos líti- rocas angulares, artefactos y desechos líticos, en
cos), la ausencia de entierros humanos y la apari- una matriz limoarenosa. Tres fechas obtenidas en
ción de la cerámica. Se obtuvieron fechas de 4670 este estrato indican que su formación antrópica
± 60 (Beta 114685) y 4350 ± 70 B.P. (Beta 99853) ocurrió entre comienzos del Holoceno y el octavo
de manera que estimamos la formación del estrato milenio a.P.. La fecha más antigua, 9120 ± 90 a.P.
entre 5500 y 4300 a.P. El estrato II es la última (Beta 72375), fue obtenida en la base del estrato V,
unidad con material arqueológico y marca el fin de bajo las primeras rocas agregadas para adecuar el
la ocupación del sitio; se caracteriza por la mayor sitio; la segunda, de 7710 ± 70 a.P. (Beta 114675),
densidad de cerámica mezclada con abundantes y la tercera de 7080 ± 130 a.P.(Beta 114681) cor-
rocas y algunos artefactos líticos. Asociados a esta responden a muestras de carbón recuperadas den-
unidad se encuentran varias huellas de postes cor- tro del material del estrato3. El estrato IV contiene
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Tabla 1. Fechas de Radiocarbono Y-021

Número
muestraa de No calibradas Calibradas Calibradasb
Laboratorio Sector Estrato (a.P.) δ13C (1σ) (2σ)
Beta-99853 4 III 4350 ± 70 -25.0 3035 a 2895 3285 a 3245
3105 a 2875
Beta-114685 2 III 4670 ± 60 -25.0 3515 a 3360 3630 a 3340
Beta-118095 2 IV 5670 ± 70 -25.0 4565 a 4450 4700 a 4355
Beta-99864 2 IV 5880 ± 80 -25.0 4830 a 4690 4930 a 4540
Beta-118094 4 IV 6280 ± 120 -25.0 5315 a 5065 5440 a 4930
Beta-118091 4 IV 6540 ± 50 -26.3 5470 a 5430 5530 a 5345
Beta-99863 3 IV 6940 ± 70 -25.0 5845 a 5700 5950 a 5635
Beta118092 2 IV 7040 ± 60 -25.0 5960 a 5805 5980 a 5735
Beta-114686 3 V 7040 ± 60 -25.0 5960 a 5805 5980 a 5735
Beta-99854 2 V 7080 ± 80 -25.0 5980 a 5835 6030 a 5735
Beta-99862 3 V 7240 ± 80 -25.0 6150 a 5980 6195 a 5950
Beta-118093 1 V 7780 ± 80 -25.0 6615 a 6465 6270 a 6425
Beta-114687 4 V 8990 ± 80 -24.8 8065 a 7975 8015 a 7930
aTodas las muestras datadas son de carbón vegetal.
bLas fechas fueron calibradas por Beta con el programa CALIB. 3.0 (Stuiver y Reimer 1993).

una mayor densidad de artefactos líticos y carbón, Temprano, es instrumental y se basa en la presen-
pero menos rocas que el anterior; la edad de este cia de la cerámica, la cual desde un punto de vista
estrato la hemos calculado entre finales del octavo tecnológico marca una discontinuidad significativa
milenio y el sexto milenio a.P. con base en la fecha en tanto es el único elemento material que no está
más reciente del estrato V –7080 ± 130 a.P. corre- presente en todas las secuencias estratigráficas. En
spondiente al estrato V y 5000 ± 70 a.P. (Beta el registro paleobotánico este lugar lo ocupa el
114677) del estrato III (Tabla 2). El estrato III con- polen de especies de plantas domesticadas, las
tiene menor cantidad de rocas que el anterior pero cuales servirían igualmente para definir un período
la densidad de cerámica, líticos y semillas se incre- preagrícola y otro agrícola; sin embargo, como no
menta considerablemente. Este estrato está fechado hay correspondencia cronológica entre los perio-
entre 5000(70 (Beta 114677) y 4230 ± 70 a.P. (Beta dos precerámico-preagrícola/cerámico-agrícola,
99858) (Tabla 2). Asociado a este estrato se encuen- hemos optado por la primera división con el
tra un pozo, posiblemente de almacenamiento, y propósito de adscribirnos a una periodización cor-
numerosos huellas de postes de estructuras de riente en la arqueología americana que facilita com-
habitación. El estrato II formado después de 4300 paraciones de orden continental. Por su parte, la
a.P. marca el fin de la ocupación del sitio; se car- definición de las fases se basa en otros elementos
acteriza por un incremento de la cantidad de piedra de cambio que involucran la frecuencia de los dis-
y la presencia de miles de fragmentos cerámicos tintos materiales y la presencia/ausencia de algunos
utilizados como materiales de adecuación del sitio. de ellos.
El estrato I, corresponde al horizonte de suelo en
formación. Periodo Precerámico
Comprende desde la ocupación del valle, alrede-
Componentes Arqueológicos, Cambios dor del 9500 a.P. hasta aproximadamente el
Paleoecológicos y Cronología Local 5500/5000 a.P. cuando aparece la cerámica. Este
período lo hemos dividido en tres fases. La Fase I
A riesgo de las implicaciones de segmentar un con- está delimitada por las siguientes fechas, obtenidas
tinuum histórico hemos distinguido en el registro en la base del estrato V de ambos sitios: 8990 ± 80
arqueológico y paleobotánico los elementos que a.P. (Beta 114687 -Y-021-) y 7780 ± 80 a.P. (Beta
nos han servido como base para diferenciar cam- 118093 -Y-021-) y 9120 ± 90 a.P. (Beta 72375 –Y-
bios en el proceso de ocupación del área. La difer- 045-) y 7710 ± 70 a.P. (Beta 114675 –Y-045-). Pese
enciación de dos periodos, Precerámico y Cerámico a la coherencia de estas fechas, estratigráficamente
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Tabla 2. Fechas de Radiocarbono Y-045

Número
muestraa de No calibradas Calibradasb Calibradas
Laboratorio Estrato (a.P.) δ13C (1σ) (2σ)
Beta-99858 III 4230 ± 70 -25.0 2900 a 2865 2880
2810 a 2695
Beta-114680 III 4320 ± 90 -25.0 3030 a 2880 3300 a 3235
3115 a 2855
Beta-99861 III 4360 ± 90 -25.0 3085 a 2895 2920
Beta-114676 III 4410 ± 70 -24.9 3100 a 2915 3340 a 2895
Beta-114678 III 4690 ± 60 -27.0 3610 a 3590 3635 a 3345
3525 a 3365
Beta-114677 III 5000 ± 70 -26.4 3930 a 3865 3960 a 3650
3815 a 3700
Beta-114681 V 7080 ± 130 -25.5 6005 a 5760 6165 a 5665
Beta-114675 V 7710 ± 70 -27.2 6560 a 6440 6615 a 6400
Beta-72375 V 9120 ± 90c -25.0
aTodas las muestras datadas son de carbón vegetal.
bLas fechas de Y-045 también fueron calibradas con el programa CALIB. 3.0 (Stuiver y Reimer 1993).
cBeta Analythic no calibró la fecha de 9120 ± 90 B.P debido a que es necesario refinar la curva; no obstante, el programa

CALIB 3.0 para dos sigmas de calibración estima un rango entre 8350 y 7980 a.C.

no hemos podido relacionarlas con materiales las columnas de polen.


específicos, dada la alteración de las evidencias La Fase II corresponde al período entre 7500 y
más antiguas por ocupaciones posteriores. 6500/6000 a.P. En esta fase se intensifican las activi-
En las columnas de polen, la zona 1 asociada al dades en los sitios, como así lo sugiere el agregado
estrato VI representa las condiciones paleoambi- de piedra y la presencia de macrorrestos vegetales,
entales de la frontera Pleistoceno/Holoceno, restos de fauna y artefactos líticos, que dan origen
cuando se produjo el poblamiento inicial del valle. al primer estrato antrópico. El hecho más notable
Entonces, los sitios se hallaban en un ambiente con durante esta fase radica en la realización de enter-
una vegetación abierta compuesta por arbustos, ramientos en Y-021, en donde numerosos individ-
gramíneas y herbáceas en las terrazas aluviales, uos tanto adultos como infantes fueron inhumados
mientras en las colinas y laderas de montaña dom- en áreas especialmente preparadas, la mayoría de
inaba el bosque subandino (Castillo et al. 2000) las veces con un lecho de piedra, y luego cubiertos
(Tablas 3 y 4). A partir de las condiciones corre- con materiales orgánicos, tierra y piedras. Miles de
spondientes a la frontera Pleistoceno/Holoceno pequeños huesos de la fauna propia de la región,
(subzona 1A1) más secas y frías que las actuales, probablemente consumidos en comidas que acom-
se identifica un primer periodo (subzonas 1A/1B pañaban los ritos mortuorios, fueron agregados a
Y-021 y Y-045) correspondiente con la Fase Uno los entierros, indicando el alto valor tanto
(9000–7500/7200 a.P.) con eventos más cálidos económico como cultural que debió tener la caza
hasta alcanzar hacia el 7500–7200 a.P. (subzonas para los grupos del Porce Medio (Castillo et al.
1B y 1C) un momento de máxima humedad y lig- 2000).
eramente más frío que los precedentes (Castillo et En el sitio Y-021 se recuperaron un total de
al. 2000). Para este momento, la poca diversidad 14,005 fragmentos óseos, de los cuales el 98,3 por
del bosque sugiere la existencia de un bosque ciento (13,767) corresponde a mamíferos; el 1,9 por
maduro en el área, mientras que la presencia en pro- ciento (161) a aves; el 0,4 por ciento (56) a peces
porciones muy bajas de vegetación secundaria es y el 0,15 por ciento (21) a anfibios y reptiles. Del
un reflejo del estado normal de alteración, producto grupo de los mamíferos, el 79 por ciento (10,875)
de eventos naturales. El grado mínimo de alteración no fueron identificados por el estado de la mues-
del medio sugiere que pese a la presencia humana tra; el 5 por ciento (689) pertenece al orden Roden-
en el periodo, la presión sobre los recursos vege- tia, familias Agoutidea, Echimydae,
tales no fue significativa para quedar reflejada en Erecthizontidae, representadas en la fauna local
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6 LATIN AMERICAN ANTIQUITY [Vol. 17, No. 4, 2006

Tabla 3. Variación Porcentual de las Asociaciones Vegetales Sector 3 Y-021

Subzona 2B 2A 1D 1C 1B 1A 1 A1
Estrato I II II III IV IV V V
Elementosa de Bosque 23.34 32.84 35.56 23.37 31.65 24.32 13.31 17.43 21.48 24.96
Elementos de Borde de Bosque 2.21 5.51 5.68 3.09 1.90 1.82 1.90 1.83 2.22 1.83
Pteridophytas (Helechos) 5.80 1.48 3.95 2.75 2.53 0.91 2.28 1.38 0.00 0.91
Rastrojos Bajos 6.91 7.42 3.95 6.53 8.86 5.47 6.84 6.42 0.00 8.22
Plantas Pioneras 3.59 3.18 6.67 1.72 3.80 5.47 3.06 4.59 0.00 0.91
Arecaceae (Palmas) 3.59 4.66 3.95 3.44 1.90 0.91 2.28 1.83 0.75 0.91
Gramineae 9.39 7.20 4.44 6.53 9.49 8.81 6.46 8.26 11.11 12.94
Plantas Cultivadas 2.21 4.87 3.21 14.43 1.90 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00
Plantas de Uso Selectivo 0.69 1.08 1.73 4.47 0.00 0.61 0.38 0.00 0.00 0.00
Algas 1.38 0.00 0.99 0.00 1.90 0.61 1.52 3.21 0.00 0.00
Musgo 2.90 1.91 1.73 3.09 2.53 0.61 3.04 1.83 2.22 1.83
Esporas Hongos (Fungi) 28.18 21.18 18.27 20.96 22.78 41.95 38.02 39.91 37.78 31.05
Indeterminados 9.81 8.69 9.88 9.62 10.76 8.51 20.91 13.31 24.44 16.44
Suma de Polen 724 472 405 291 158 329 263 218 135 219
aEl término elementos se refiere a componentes florísticos, identificados a nivel de familia, género o especie.

Tabla 4. Variación Porcentual de las Asociaciones Vegetales Y-045

Subzona 2B 2A 1B 1A
Estrato I II III IV V
Elementos de Bosque 15.1 18.6 20.5 34.7 25.5 28.4 11.0 7.1 8.3 3.9
Pteridophytas (Helechos) 4.9 2.7 3.2 2.3 3.8 0.0 0.0 2.0 2.1 0.0
Plantas Pioneras 2.3 0.5 9.8 5.2 7.5 4.7 4.7 0.0 0.0 0.0
Arecaceae (Palmas) 1.5 0.3 0.3 0.6 1.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0
Gramineae 4.2 6.6 4.9 1.9 6.6 0.9 0.8 11.1 0.0 9.8
Plantas Cultivadas 5.3 0.5 1.9 1.3 0.9 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0
Algas 10.8 10.8 4.5 1.9 5.7 36.8 43.3 28.3 58.3 45.1
Musgo 6.4 3.0 0.7 1.0 0.0 6.6 3.9 10.1 2.1 0.0
Esporas Hongos (Fungi) 43.8 49.2 44.8 42.1 44.3 17.9 30.8 32.3 20.8 31.4
Indeterminados 5.7 7.8 9.4 9.0 4.7 4.7 5.5 9.1 8.4 9.8
Suma de Polen 265 370 308 311 106 106 127 99 48 51

por la guagua (Agouti paca), la rata espinosa está representado por la familia Cebidae, a la que
(Proechimis semispinosus), el ñeque (Dasyprocta pertenecen el mono aullador (Alouatta seniculus)
fuliginosa) y el puerco espín (Coendou prehensilis) y el mono araña (Ateles belzebuth). El último orden
respectivamente; el 15,7 por ciento (2,161) corre- identificado fue el Perissodactyla, con un 0,2 por
sponde al orden Xenarthra, familias Dasypodidae, ciento, representado en la zona por el venado rojo
Choloepidae y Bradypodidae a las que pertenecen (Mazama americana) (Castillo et al. 2000).
el armadillo (Dasypus novemcinctus), el perezoso La mayor actividad se expresa también en la
de dos dedos (Choloepus hoffmanni) y el perezoso presencia de polen de vegetación secundaria, entre
de tres dedos (Choloepus didactylus), respectiva- la que se encuentran plantas de las familias Araceae
mente. En muy bajas frecuencias aparecen los y Melastomataceae (principalmente especies
órdenes Carnívora, con un 0,07 por ciento, repre- pertenecientes a Miconia spp.) (zona 1B Y-045 y
sentado en la zona principalmente por la familias 1B/1C Y-021) (Tabla 3 y 4). Cuando aparecen estas
Canidae, Mustelidae, y Felidae, con las especies plantas, las frecuencias se incrementan significati-
Dusicyon thous (zorro), Mustela frenata y Eira vamente, hecho que interpretamos como resultado
barbara; Felis pardis (ocelote), Felis concolor de crecientes niveles de intervención del bosque por
(puma) y Felis yagouaroundi (jaguar), respectiva- parte de quienes ocupaban los sitios, probable-
mente. El orden Primate con un 0,04 por ciento, mente con la intencionalidad de preparar áreas
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Castillo y Aceituno] EL BOSQUE DOMESTICADO, EL BOSQUE CULTIVADO 7

Figura 3. Izquierda, Punta de Proyectil, Derecha, Hachas Talladas, Estrato Cuatro, Y-021.

abiertas para el manejo selectivo de recursos veg- raspadores, lascas de corte (Figura 5), perforadores,
etales y animales, incluido el cultivo hortícola de grabadores y buriles (Castillo y Aceituno 2000).
especies silvestres. Hacia finales de la misma, hacia La Fase III va desde el 6500–6000 a.P. hasta el
el 6500 a.P. la ocupación se extiende a un nuevo 5500–5000 a.P. Se distingue por un incremento de
sitio, el Y-107, localizado en la quebrada la Can- los restos materiales indicando una mayor activi-
canaa, el cual contiene evidencias arqueológicas dad en los sitios. En el registro polínico el hecho
similares a Y-021 y Y-045 (Castillo et al. 2000). más notable es la aparición de los cultígenosa -Zea
La tecnología lítica de esta fase está orientada mays, Manihot spp., Smilax spp., Amaranthus spp.-
claramente hacia la explotación del bosque como y cucurbitáceas. Paralelamente, la vegetación
lo indica la presencia de hachas (Figura 3), cantos secundaria aledaña a los sitios se reduce sugiriendo
rodados con bordes desgastados (crbd de aquí en una mayor limpieza del espacio adyacente a los
adelante) (Figura 4) y bases de molienda. La man- sitios (zona 1D/2A Y-021 y 2A Y-045) (Tablas 3 y
ufactura de las hachas se inscribe en un esquema 4). Dada la simultaneidad de aparición en los per-
de façonnage que consiste en la reducción de un files bioestratigráficos de estas plantas, sin
canto rodado mediante la talla de una o ambas caras antecedentes en los registros polínicos, cabe car-
y el pulimento del filo distal (Castillo y Aceituno acterizar a los anteriores géneros como un complejo
2000). Los modificados por uso (crbd y bases de de especies domesticadas que entraron a formar
molienda) cuyas superficies alisadas se deben al parte de los sistemas de cultivo locales (Castillo et
procesado de sustancias blandas como tubérculos al. 2000). La introducción abrupta de estas plantas
y rizomas. Junto a los utensilios anteriores, se exógenas que dependen para su crecimiento del
destaca una industria expeditiva unifacial sobre cuidado humano supone la existencia de prácticas
cuarzo lechoso y cristalino, producida mediante de cultivo precedentes, probablemente con especies
percusión directa y talla bipolar, compuesta por silvestres autóctonas, que viabilizaron su adopción
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Figura 4. Cantos Rodados con Bordes Desgastados, Estrato Cuatro, Y-021 y Y-045.

y proceso de adaptación exitosa a los sistemas de de vegetales se corroboró con fitolitos y almidones
cultivo locales. Es relevante anotar que la aparición extraídos de artefactos líticos asociados a las fases
de las especies anteriores, coincide con un dos y tres. En la fase II, se recuperaron fitolitos tipo
momento en el que las condiciones ambientales son Palmae de dos hachas, una de Y-021 (sector dos,
más secas y frías que las que prevalecen durante el estrato V) y otra de Y-045 (estrato V); almidones
Holoceno Medio (Van der Hammen 1992). tipo Zea mays y fitolitos tipo Poaceae de un crbd
Paralelamente con este fenómeno, los enter- de Y-021 (sector 2, estrato V), y fitolitos de Cyper-
ramientos efectuados desde la fase anterior en Y- aceae de una placa de molienda de Y-021 (sector
021 se mantienen dentro del mismo espacio. tres, estrato V). En la fase III se recuperaron almi-
Persisten la asociación entre los entierros y los dones tipo Manihot spp. de dos placas de molienda
restos de fauna, y el agregado de rocas para ade- del Y-021 (sectores 2 y 3, estrato IV); fitolitos tipo
cuar los espacios habitados y los destinados a los Annonaceae de un crbd de Y-021 (sector 2, estrato
muertos. Con respecto a la tecnología lítica, las IV) y fitolitos tipo Palmae de un machacador del
variaciones más notables son la presencia de pun- Y-045 (estrato IV) (Aceituno 2001b) datos que cor-
tas de proyectil (Figura 3), artefactos de corte y ras- roboran la información obtenida en las columnas
pado con una mayor preparación de los soportes y de polen y refuerzan aún más la hipótesis sobre la
un ligero incremento de artefactos retocados. Junto domesticación de plantas en la región Central de
con la mayor complejidad de los artefactos que se Colombia.
observa a finales de la Fase II y toda la Fase III,
aparecen materias primas alóctonas, como lodolitas Periodo Cerámico Temprano
y chert rojo, lo que sugiere contactos con regiones Entre 5500 y 5000 a.P. la cerámica es introducida
aledañas al valle medio del río Porce, muy proba- como parte del acervo técnico de estos grupos. La
blemente con el valle medio del río Magdalena frecuencia de los fragmentos, nos ha permitido
donde se encuentra en abundancia chert amarillo y diferenciar dos fases dentro de este periodo, que
rojo. hemos asociado con su introducción y popular-
El uso de algunas de los artefactos anteriores ización. El sentido de la distinción está restringido
(modificados por uso y hachas) en el procesamiento a su representatividad en el registro arqueológico
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Castillo y Aceituno] EL BOSQUE DOMESTICADO, EL BOSQUE CULTIVADO 9

Figura 5. Lascas de Corte, Estrato Cuatro, Y-021.

sin connotar una fase inicial del conocimiento y Y-045 se encuentran pozos de diferentes dimen-
manejo de esta tecnología y una fase de dominio siones y rasgos circulares que señalan la existen-
de la misma. cia de estructuras habitacionales y las primeras
La Fase I corresponde a la introducción de la evidencias claras de almacenamiento. Las subzonas
cerámica, hecho que ocurre entre 5500–5000 a.P. de polen 2 A (Tablas 3 y 4) muestran un incremento
y 4300 a.P. El conjunto está formado por pequeños de los cultígenos y una fuerte reducción del bosque,
cuencos (Figura 6) ollas y jarras de boca restringida acompañada de un aumento de la diversidad florís-
escasamente decorados, que una vez descartados tica. En efecto, de un promedio de seis y ocho tax-
se agregaban a los pisos de adecuación. Entre la ones en la subzona inferior de la zona 1, se pasa a
cerámica local denominada La Cancana, (Castillo 12 en las subzonas superiores de la misma zona 1,
1998) han aparecido restos de vasijas similares mientras en la zona 2, asciende a un promedio de
estilísticamente a la cerámica de la costa atlántica 20 y 24 taxones.
de Colombia (Figura 7), lo que indica algún tipo La Fase II -4200 y 3500 a.P- representa el
de interacción entre las tierras bajas del Caribe momento de popularización de la cerámica. Miles
colombiano y las tierras altas de los valles interandi- de fragmentos de recipientes son empleados al tér-
nos. mino de su vida útil en la adecuación de las áreas
En esta fase un hecho relevante es la ausencia ocupadas. Aunque las vasijas mantienen las carac-
de enterramientos en Y-021, lo que coincide con terísticas de la fase anterior, se observa una mayor
una disminución de la actividad en el sitio. Por el variabilidad en el acabado de las piezas lo que con-
contrario, en Y-045 se observa un incremento de la trasta con la alta estandarización de las formas gen-
actividad, expresado en tasas mayores de acumu- erales, reducidas a cuencos, platos, tapas, jarras y
lación de materiales con respecto al periodo ante- ollas de medidas variables. La decoración de las
rior y en la ampliación de las áreas adecuadas. En piezas continúa siendo muy escasa, manteniendo
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10 LATIN AMERICAN ANTIQUITY [Vol. 17, No. 4, 2006

Figura 6. Bordes de Cuencos La Cancana, Estrato Tres, Y-021.

los diseños de la fase anterior: líneas incisas y pun- de los instrumentos de cuarzo (Castillo y Aceituno
tos en la parte superior de las jarras, junto con 2000).
motivos lineales de puntos finos y poco profundos En relación con las estrategias de subsistencia,
en algunos cuencos y platos pequeños. Durante las especies cultivadas y las palmas registran un
esta fase, aparecen pequeñas figurinas antropo- aumento considerable en la subzona 2B de Y-045
morfas y zoomorfas modeladas (Castillo et al. (Tabla 4), mientras que decrecen en la subzona 2B
2000). En la industria lítica se observa un incre- de Y-021 (Tabla 3). Este comportamiento es simi-
mento del tamaño de las hachas y las manos, desa- lar al de las especies pioneras y es congruente con
parecen los bifaces y se acentúa la expeditividad la distribución del registro arqueológico en los dos
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Castillo y Aceituno] EL BOSQUE DOMESTICADO, EL BOSQUE CULTIVADO 11

Figura 7. Fragmentos Decorados Cerámica Foránea, Estrato Tres, Y-107.

sitios, en tanto que en Y-021 se advierte una menor queológicos (Castillo et al. 2000).
intensidad de la ocupación, lo cual posiblemente En este contexto, los sitios fueron abandonados
implicó una menor intervención del bosque en las hacia mediados del cuarto milenio antes del pre-
áreas cercanas. Los datos palinológicos de esta fase sente. Por el momento, no tenemos datos suficientes
se refuerzan con la presencia de fitolitos y almi- para responder por qué los sitios fueron abandon-
dones extraídos de implementos líticos y cerámi- ados después de cinco mil años de ocupación,
cos. Se identificaron almidones tipo Amaranthus durante los cuales debieron solventarse todo tipo
spp. y Manihot spp., extraídos de dos fragmentos de cambios ambientales y posibles competencias
de cerámica de Y-045 (estrato III); de dos placas con grupos vecinos por el control territorial. Local-
de molienda de Y-045 (estrato II) se extrajeron mente, hace unos 2500 años, se produce una nueva
fitolitos tipo Palmae y almidones tipo Smylax spp.; ocupación por parte de agricultores, lo que sig-
almidones tipo Ipomea spp. y Zea mays de un crbd nifica un abandono del área ribereña por cerca de
de Y-107 (estrato II) y fitolitos de cucurbitáceas de 1000 años.
un crbd de Y-107 (estrato II) (Aceituno 2001b).
Durante el periodo Cerámico Temprano, dis- El Bosque Intervenido. El Bosque Cultivado
minuye fuertemente la densidad y diversidad de los
restos de fauna, continúan representados Las características del registro arqueológico del
mamíferos, aves, peces y reptiles. Sin embargo, no Holoceno Temprano y Medio descritas anterior-
se puede afirmar que esta baja representatividad se mente son coherentes con respecto a un modelo de
deba a una reducción del peso de la caza en la sub- ocupación de los valles interandinos y las vertientes
sistencia de los grupos; es probable que la ausen- montañosas basado en el aprovechamiento de los
cia de áreas rituales durante el período Cerámico recursos de los bosques mediante dos estrategias
explique en parte la baja frecuencia de restos zooar- propias de los cazadores-recolectores en ambientes
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de baja productividad: una economía de amplio tropicales. Aunque existen variaciones espaciales
espectro que integra vegetales y animales y temporales en su distribución anual, se trata de
disponibles durante todo el año, y un control de la un espacio en el que los recursos críticos son más
distribución de los recursos con el fin de incre- predecibles, abundantes y variados que en los
mentar su previsibilidad y disponibilidad (Piperno bosques de ladera en donde, además de las varia-
y Pearsall 1998). De este modo, los cazadores- ciones estacionales concomitantes a los periodos
recolectores pueden modificar la distribución de las lluviosos y secos, son más escasos y dispersos. De
plantas utilizadas, protegerlas en áreas fácilmente este modo, presumimos que los habitantes del
accesibles y cultivarlas para controlar todo su ciclo Porce Medio, antes que focalizar la atención en
de reproducción. Con respecto a los animales, los unos pocos recursos cuya dispersión demandaba
mismos comportamientos pueden extenderse a alta movilidad y, en consecuencia altos costos de
aquellos que guardan relaciones simbióticas con las obtención, seleccionaron un espectro variado pero
plantas aprovechadas, de manera que pueden ser limitado de recursos vegetales y animales
cuidados, vigilados y capturados en sus nichos nat- disponibles, y predecibles que podían ser explota-
urales o se les pueden crear sus nichos en ambi- dos regularmente en áreas más reducidas.
entes fácilmente accesibles. Estas estrategias En el marco del poblamiento del valle medio del
implican una reducción del territorio de explotación río Porce durante la Fase I, planteamos que los
y de la movilidad, en tanto que demandan el retorno sitios Y-021 y Y-045 fueron estaciones logísticas
a las mismas áreas de año en año o de estación en desde las cuales los cazadores-recolectores asen-
estación. En consecuencia, las unidades sociales tados en otras zonas del valle obtenían recursos e
quedan atadas al territorio creándose una incon- información acerca de un territorio en proceso de
gruencia entre la distribución de los recursos y una colonización. Posteriormente, a medida que la col-
población creciente que, a su vez, debe ser resuelta onización del valle se consolidaba, dichas esta-
mediante mecanismos que incrementen la disponi- ciones se transformarían en campamentos
bilidad y la productividad del medio a través de la residenciales, como lo indica la alta diversidad y
inclusión de nuevos recursos o el desarrollo de densidad de artefactos y la presencia de residuos
estrategias de producción (Bettinger 1991; Kelly de todas las fases de la cadena operatoria en el
1995; Piperno y Pearsall 1998; Redding 1988). estrato IV de ambos sitios. Recordamos que la exis-
Como en otras regiones del Neótropico, el tencia de la ocupación asociada a la Fase I del peri-
poblamiento inicial del Porce Medio está asociado odo Precerámico, la inferimos de las cuatro fechas
a la explotación de ecotonos ribereños (Piperno y entre 9100 y 7700 a.P., cuya coherencia intra e
Pearsall 1998; Lathrap 1970). La confluencia de intersitio no es producto de eventos accidentales.
hábitats fluviales y terrestres hace de éste, un eco- El carácter logístico de la ocupación durante este
sistema comparativamente mucho más rico en tiempo la deducimos, por una parte, de la ausencia
recursos animales que los bosques de las laderas; en el registro palinológico de alteraciones de la
de una parte, porque los ríos y quebradas consti- vegetación en las subzonas 1A1 y 1A que puedan
tuyen el hábitat de diversas especies acuáticas y atribuirse a actividad antrópica, y a la imposibili-
anfibias, y son frecuentadas por animales del inte- dad de identificar un componente arqueológico
rior del bosque que buscan agua; de la otra, porque específico correspondiente a las primeras incur-
la vegetación abierta favorece el desarrollo de siones en el valle.
gramíneas y plantas herbáceas que atraen a una Hacia el 7500 a.P., cuando la ocupación de los
gran cantidad de especies de animales herbívoros, sitios se vuelve más estable, la perturbación del
roedores y aves. bosque, mediante el desmonte de la vegetación, se
Todas estas circunstancias convierten al ecotono hace evidente en el desarrollo e incremento pau-
ribereño un ámbito más productivo, pero también latino de especies pioneras en las áreas próximas
más predecible con respecto al acceso a los ani- a los sitios. Las especies pioneras, son más fáciles
males de caza y las plantas de crecimiento rápido de procesar y digerir, ya que debido a su rápido
(gramíneas y herbáceas) (Piperno y Pearsall 1998), crecimiento son menos fibrosas, desarrollan menos
dos tipos de recursos fundamentales para las pobla- sustancias tóxicas y son más ricas en proteínas y
ciones cazadoras recolectoras de los ambientes carbohidratos (Piperno y Pearsall 1998). Este
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manejo del bosque derivó en un proceso coevolu- (Cu): 9 ppm, confirman un consumo elevado de
tivo de dispersión y protección antrópica de las vegetales verdes con poca ingesta de bayas, frutos
plantas utilizadas (Rindos 1990) entre las que se secos y fibra vegetal; consumo de carne, aunque
encuentran frutales, palmas, tubérculos y no muy elevado y muy poca alimentación de
gramíneas, hasta culminar con su siembra en espa- crustáceos, moluscos y peces (Castillo y Aceituno
cios controlados. La experiencia hortícola con 2000). La relación logarítmica de Ba/Sr -0,58 cor-
especies nativas debió permitir hacia el 6500/6000 robora una dieta terrestre con énfasis en el consumo
a.P. el cultivo incipiente de especies alóctonas ya de plantas y muy pobre en consumo de pescado,
domesticadas de las que hacen parte el maíz, el moluscos y crustáceos, fauna escasamente repre-
amaranto, la yuca y cucurbitáceasa. sentada en los sitios.
Los restos de animales representados en Y-021 Según estos datos, el patrón ribereño que
confirman el modelo de utilización de los bosques exhiben los sitios no está relacionado con la pesca
tropicales, enunciado a partir del análisis de los sino más bien con el amplio número de animales
datos palinológicos. La manipulación e interven- que merodea en las zonas bajas de los valles. La
ción que los grupos efectuaron sobre el bosque razón por la cual la pesca no tuvo mucho peso pudo
abriendo claros, provocaba el crecimiento de plan- deberse al tamaño reducido de las especies, como
tas herbáceas y vegetación secundaria utilizada lo indica el tamaño de las vértebras recuperadas en
también por la fauna local con lo que se creaban Y-021, todas ellas menores de 5 mm (Castillo et al.
ambientes propicios para su concentración, gen- 2000). No obstante, la recuperación de varios
erándose de este modo áreas óptimas para su cap- anzuelos de hueso en forma de U indica el
tura. Esto explicaría la mayor frecuencia de aprovechamiento, aunque muy exiguo, de la fauna
mamíferos terrestres frente a aquellas especies que íctica del valle.
obtienen su alimento de frutos en los estratos más El incremento de la alteración de la vegetación
altos del bosque (Piperno y Pearsall 1998). Como del área coincide con dos hechos relevantes: la per-
bien es sabido por referentes etnográficos, las cose- manente adecuación de los sitios mediante el agre-
chas de los jardines tropicales se complementan gado de rocas y el uso, durante cerca de 2000 años,
muy bien con la caza de animales que son atraídos de Y-021 como lugar de enterramientos humanos.
por las plantas cultivadas; la atracción de animales Tales actividades, constituyen acciones visibles
a estos puntos significa un incremento adicional de para marcar culturalmente centros de actividad de
la producción de los jardines (Linares 1976; Posey un territorio reconocido en su dimensión histórica.
1984). Enterrar a los muertos en el mismo lugar durante
Las estrategias de subsistencia enunciadas ante- tanto tiempo, constituye una estrategia cultural de
riormente, son apoyadas por los análisis de pale- particular eficacia en la apropiación de un territo-
odieta a través de isótopos estables y rio al fundar una memoria colectiva que refuerza
oligoelementos hechos sobre restos humanos. Los el vínculo entre el territorio ocupado por los vivos
valores del isótopo 13C, que se encuentran en el y el de los ancestros (Criado 1989; Castillo et al.
rango -25.09 y -24.62, son muy bajosa, lo que indica 2000). Además, las prácticas funerarias pueden ser
el consumo exclusivo de plantas tipo C3 (Castillo vistas como expresión de las estrategias de
et al. 2000); estos valores son los esperados para apropiación económica del territorio de un grupo
poblaciones no agrícolas que consumen plantas sil- social (el modelo Saxe-Binford citado en Brown
vestres. En poblaciones agrícolas, entre las que el 1995; Chapman 1995); bajo esta perspectiva, se
maíz es la base de la alimentación, los valores están plantea la hipótesis que cuando las sociedades
por encima de -12 lo que corrobora las interpreta- comenzaron a controlar recursos cruciales pero
ciones anteriores. Dichos valores están dentro del restringidos, empezaron a mantener un área formal
rango de valores obtenidos para sociedades tem- para la depositación de los muertos, los cuales, rep-
pranas no agrícolas en otras regiones de Colombia resentados como ancestros, constituirían el refer-
(Cárdenas 1996). En el caso de los oligoelemen- ente para legitimar el acceso, uso y control de los
tos, los valores de Estroncio (Sr): 558 ppm; Man- recursos de un espacio delimitado por parte de un
ganeso (Mg): 919 ppm; Bario (Ba): 148 ppm; grupo corporativo (linajes y grupos de descenden-
Vanadio (V): 98 ppm; Zinc (Zn): 371 ppm; Cobre cia) construido sobre la base del parentesco (Brown
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14 LATIN AMERICAN ANTIQUITY [Vol. 17, No. 4, 2006

1995). En consecuencia, los grupos sociales que no solamente a través de expediciones de carácter
residen en ambientes en los que la apropiación de logístico, sino también a través de estrategias
los recursos culturalmente modificados soportan un sociales que implicaron una intensificación de la
sistema sedentario o una movilidad restringida usan interacción con otros grupos asentados en la región.
áreas formales de depositación de los muertos para La reducción de la movilidad se va a manifes-
simbolizar la corporación, los derechos o la heren- tar claramente con el desarrollo del cultivo de semi-
cia, y en tal caso, los cementerios actúan como sím- llas y tubérculos (Zea mays, Amaranthus sp.,
bolos de territorialidad (Barret 1996). Manihot sp. y cucurbitáceas). La incorporación de
La destinación de un mismo lugar para enterrar la cerámica como una nueva tecnología en un con-
a los muertos durante por cerca de dos mil años, texto precedido por crecientes niveles de sedenta-
expresa vínculos, sentido de pertenencia e identi- rización, definición de territorialidades y la
dad de sus miembros a través de múltiples genera- emergencia de desigualdades sociales, nos pro-
ciones. El cementerio legitimaría simbólicamente porcionan algunos indicios sobre los fenómenos de
el derecho de movilizarse por un territorio apropi- complejización social alrededor de 5500/5000 a.P.
ado, transformado y significado por los habitantes La alfarería constituyó un saber-hacer cuyo
del Porce Medio. Por otra parte, el enterramiento dominio probablemente estaba limitado a algunos
de un número de individuos, que no supera los grupos y personas que local y regionalmente
100a, nos confiere la certeza de que no todos fueron pudieron adquirir prestigio por sus novedosos
enterrados allí, y que tal tratamiento solamente se conocimientos. En este marco, los objetos de
le dio a algunas personas, tal vez a aquellas que goz- cerámica pudieron actuar como bienes de presti-
aban de algún status diferencial. Entierros primar- gio que circulaban en circuitos de interacción social
ios individuales de adultos e infantes; entierros que rebasaban el ámbito local. La presencia de
primarios de parejas y colectivos; entierros secun- cultígenos y de vasijas de cerámica de origen forá-
darios de paquetes de huesos individuales, o aso- neo prueban que no se trata simplemente de circu-
ciados a entierros primarios, indican la variabilidad lación e intercambio de información, sino también
en el tratamiento mortuorio, lo que sugiere el de bienes materiales que llegaron a la zona por con-
reconocimiento de diferencias entre los individ- tacto directo con comunidades ubicadas en otras
uos, según su status, sus roles o aptitudes (Castillo regiones del Área Intermedia, en las que alfarería
et al. 2000). Además, el hecho de que los cadáveres y los cultívenos ya formaban parte de su acervo cul-
fuesen acompañados con huesos de animales, pla- tural.
cas de molienda, manos y hachas de piedra, La idea de que la cerámica fue utilizada en espa-
refuerza la idea de la diferenciación y la identidad cios de intercambio social, se ve apoyada por la
social que los individuos enterrados pudieron haber identificación en un fragmento de cerámica de Y-
alcanzado en la vida y que es expresada en el 045 de almidones de yuca gelatinizados (Manihot
tratamiento dado al cadáver (Binford 1971). sp.) que pueden ser residuos de la fermentación del
La apropiación del espacio a través de las ade- tubérculo (Aceituno 2001b), (Figura 8). El con-
cuaciones en piedra, los enterramientos, el sumo de bebidas fermentadas pudo darse en el
desmonte de vegetación y el cultivo de plantas, son marco de eventos rituales vinculados a la intensi-
hechos que sin duda se correlacionan con una ficación de las relaciones sociales con comunidades
movilidad reducida. La mayor duración de los asen- aliadas (Hayden 1995; Hoopes 1995). La existen-
tamientos y la tendencia a reducir la movilidad cia de cerámica de características tecnológicas y
logística desde los sitios residenciales se acentu- estilísticas similares a la del complejo La Cancana
aría aún más a partir del 5000 a.P. cuando se observa en otros sitios del valle del Porce (Ardila et al.
en el registro arqueológico el mayor peso de los 1998:154; Correa 1997) cuyo número estamos
cultígenos, las primeras evidencias claras de alma- seguros se incrementará conforme se adelanten
cenamiento en el estrato III de Y-045, la presencia investigaciones en la región, indica su circulación
de huellas de poste en ambos sitios y la utilización en redes sociales extralocales. En este contexto
de la cerámica. En este contexto, y dada la reduc- regional, la cerámica constituye un elemento que
ción de la movilidad, el acceso a recursos ubica- da cuenta de la existencia de identidades y tradi-
dos por fuera del territorio local debía alcanzarse, ciones locales que una vez más podemos confir-
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Castillo y Aceituno] EL BOSQUE DOMESTICADO, EL BOSQUE CULTIVADO 15

Figura 8. Almidones de Manihot sp., Estrato Tres, Y-045.

mar en la existencia de las particularidades estilís- piezas, tecnológica y estilísticamente distintas que,
ticas del llamado complejo La Cancana. como ya hemos planteado, podemos relacionar con
La producción y uso de la cerámica tanto en esta complejos contemporáneos de las zonas bajas del
fase como en la siguiente, no parece estar orien- norte de Colombia. Las pastas con desgrasantes de
tada al cumplimiento de funciones de proce- arena de grano medio, la decoración con base en
samiento de alimentos o intensificación de su líneas anchas y pandas, y los motivos lineales y
producción, sino al servicio de alimentos y tal vez geométricos son característicos de los conjuntos
la fermentación de líquidos cuyo consumo pudo tempranos de la costa Atlántica de Colombia rep-
haberse dado en el marco de eventos rituales que resentados en sitios como San Jacinto (Oyuela
involucraban comunidades relacionadas ya por vín- 1995), Monsú y Puerto Hormiga (Reichel-
culos de parentesco o por alianzas, en los que los Dolmatoff 1997), siendo particularmente similares
objetos cerámicos constituían en bienes de presti- con cerámica de las fases Turbana-Monsú dada la
gio que entraban a ser intercambiados (Hayden presencia de elementos decorativos basados en
1995; Hoopes 1995). En este contexto de inter- líneas incisas anchas, motivos curvilíneos y rectos
cambios dentro de redes sociales regionales, inter- paralelos, las asimetría de los cuencos y la presen-
pretamos los hallazgos de cerámica con cia de protuberancias triangulares en los bordes.
características tecnológicas y estilísticas similares El efecto de la intensificación de la producción
a la de La Cancana en otros sitios del valle del río debió manifestarse en un crecimiento demográfico
Porce (Ardila et al. 1998:154; Correa 1997). y en el fraccionamiento de las comunidades locales
La doble función, simbólica y social, como en búsqueda de nuevas tierras de cultivo, debido al
bienes de prestigio que circulan a través de redes rápido agotamiento de los suelos tropicales cuando
sociales, también es apoyada por la presencia de se someten a cultivos permanentes. Como resul-
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16 LATIN AMERICAN ANTIQUITY [Vol. 17, No. 4, 2006

tado, se desarrolló un modelo de movilidad resi- (Piperno y Pearsall 1998) que contrastan la hipóte-
dencial en ciclos largos en función de la local- sis, planteada entre otros por Carl Sauer (1952) y
ización de las tierras cultivables, tal como era Donald Lathrap (1970), de que uno de los grandes
practicado por los grupos que ocupaban la cuenca focos de domesticación y orígenes de la agricul-
del río Porce y el noroccidente antioqueño en la tura fueron los bosques tropicales. En este sentido,
época de la conquista (Castillo 1998). las evidencias microbotánicas que hemos identifi-
cado aportan una información valiosa para enten-
Conclusión der el origen y difusión de plantas tropicales como
la yuca, el amaranto, el aguacate y el mismo chon-
A escala continental los datos del Porce Medio son taduro, y la difusión en América de plantas tan
fundamentales para comprender cómo fue, desde importantes como el maíz o las calabazas.
un punto de vista ecológico, el poblamiento de los El cultivo de plantas no fue un salto conceptual,
bosques subandinos y el origen de la agricultura en pues como hemos señalado a lo largo del artículo,
los Andes Septentrionales. Dadas las limitaciones desde milenios atrás los habitantes del Porce Medio
ecológicas de estos ecosistemas, un tema polémico venían manejando los recursos del bosque, con-
que siempre surge en la arqueología de los bosques centrando, ya sea de forma consciente o incon-
tropicales es la relación hombre medioambiente; sciente, muchas de las plantas silvestres en las áreas
es decir, cuáles fueron las estrategias que permi- adyacentes a los asentamientos, creando jardines
tieron el poblamiento y el desarrollo de procesos que fueron verdaderos laboratorios de domesti-
culturales locales que para el noroccidente de cación de plantas. En el marco de esta racionali-
Suramérica se remontan a 10,000 a.P. (Gnecco dad es donde hay que situar el origen del cultivo
2000). En contra de la teoría de las limitaciones de de plantas, como un proceso que comienza con el
estos ecosistemas (Bailey et al. 1989; Gross 1975) manejo de un amplio espectro de recursos vege-
por una parte, hay que señalar que las ecozonas tales y animales del bosque, en las áreas cercanas
ribereñas, donde se localizan los sitios del valle del a los sitios de habitación. Los datos corroboran esta
Porce Medio, se caracterizan por su riqueza en idea, en tanto no se producen grandes cambios ni
especies animales y vegetales; por otra parte, como en el registro arqueológico ni bioestratigráfico y los
han señalado varios autores (Balée 1992; Bailey y datos de isótopos, y oligoelementos, como veíamos,
Headland 1991; Bauchet et al. 1991; Piperno y indicaban una dieta amplia y estable entre el 7500
Pearsall 1998), que los bosques antropogénicos son y el 5000 a.P. Alrededor del 5000 a.P. se producen
más productivos debido a que la perturbación cambios en el registro arqueológico como la pres-
favorece la diversidad de especies vegetales y ani- encia de huellas de poste, pozos de almacenamiento
males, aumentando la previsibilidad y la capacidad y especialmente la cerámica; además de indicar
de carga de los recursos. Estos primeros pobladores mayores niveles de complejización social con-
crearon, en palabras de Darrell Posey (1984), comitantes a procesos de sedentarización, sugiere
economías agroforestales basadas en el manejo de también, particularmente la cerámica, la existen-
un amplio espectro de recursos vegetales, que de cia de intensificación de relaciones sociales y un
acuerdo a los datos del norte de Suramérica espacio de interacción regional en el que circula-
(Gnecco y Aceituno 2004), incluido el Porce Medio ban ideas, bienes y elementos de prestigio (Earle
y otras regiones próximas del occidente de Colom- 1987).
bia como Panamá (Piperno et al. 1991), se remon- Alrededor de 3500 a.P. los sitios tempranos del
tan a finales del Pleistoceno y que sirvieron de valle medio del río Porce después de cerca de seis
laboratorios para el desarrollo de la agricultura. milenios de ocupación son abandonados. Ante la
En este marco de relaciones ecológicas, hacia carencia de evidencias que indiquen otra cosa,
el 6500 a.P. aparecen las primeras evidencias sobre creemos que las causas del abandono se encuen-
el cultivo de plantas. Los datos del Porce Medio se tran fundamentalmente en la dinámica del proceso
encuentran en una de las tres áreas que han señal- local y no de invasiones, guerras o crisis ambien-
ado Piperno y Pearsall (1998:165) como focos de tales no indicadas por los datos de polen. El factor
domesticación de plantas, sumándose a la larga decisivo pudo estar en el dominio de un sistema
lista de sitios arqueológicos del Area Intermedia agroecológico basado en plantas autóctonas y alóc-
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Castillo y Aceituno] EL BOSQUE DOMESTICADO, EL BOSQUE CULTIVADO 17

tonas cuyo proceso de adaptación y cultivo en los 1992 People of the Fallow: a Historical Ecology of Forag-
ing in Lowland South America. En Conservation of
bosques tropicales subandinos se experimentó y Neotropical Forests: Working from Traditional Resource
desarrolló localmente en los milenios precedentes; Use, editado por Kent H. Redford y Christine Padoch, pp.
probablemente, una vez dominado el sistema agrí- 35–57. Columbia University Press, New York.
Barret, Charles J.
cola, cada núcleo social mínimo estaba en condi- 1996 The Living, the Dead and the Ancestors: Neolithic and
ciones de producir los recursos energéticos Early Bronze Age Mortuary Practices. En Contemporary
equivalentes a los obtenidos en el ecotono ribereño, Archaeology in Theory, editado por Robert Preucel y Ian
Hodder, pp. 394–412. Bllackwell Publishers, Oxford.
de manera que fue posible alejarse de este nicho Bauchet, Serge, Doyle Mckey, y Igor De Garine
para colonizar y habitar de manera permanente las 1991 Wild Yams Revisited: is Independence from Agricul-
vertientes montañosas y expandirse a otras regiones ture Possible for Rain Forest Hunter-Gatherers? Human
Ecology 19:213–243.
adyacentes, como así lo indica la aparición de Bettinger, Robert L.
cerámica Cancana en otras regiones, como en el 1991 Hunter-Gatherers: Archaeological and Evolutionary
Valle de Aburrá (cuenca alta del río Porce) a unos Theory. Plenum Press. New York
Binford, Lewis R.
100 km de distancia de los contextos estudiados. 1971 Mortuary Practices: Their Study and Their Potential.
En Approaches to the Social Dimensions of Mortuary
Agradecimientos. Este trabajo fue realizado en el marco del Practices, editado por James A. Brown. Society for Amer-
proyecto arqueología de rescate en el área de influencia del ican Archaeology Memoir 25:6–29, Washington.
proyecto hidroeléctrico Porce II, financiado por las Brown, James A.
Empresas Públicas de Medellín (Contrato No 9/DJ-9610/78) 1995 On Mortuary Análisis with Especial Reference to the
y la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad de Saxe-Binford Research Program. En Regional Approaches
Antioquia. Los autores quieren agradecer a las Empresas to Mortuary Analysis, editado por Lane Anderson Beck,
Públicas de Medellín, a la Vicerrectoría de Investigación, al pp. 3–26. Plenum Press, New Cork y London.
Cárdenas, Felipe
Centro de Investigaciones Sociales y Humanas, y al
1996 La dieta prehispánica en poblaciones Muiscas. En
Departamento de Antropología de la Universidad de Bioantropología de la Sabana de Bogotá Siglos VIII-XVI
Antioquia por brindarnos todo su apoyo logístico y humano D.C., editado por Braida Enciso y Monica Therrien, pp.
durante la ejecución del proyecto Porce II. Extendemos este 85–110. Instituto Colombiano de Antropología-Colcultura,
agradecimiento a todos los colegas y estudiantes que de una Bogotá.
forma u otra participaron en el transcurso del proyecto. A Castillo, Neyla
Luis Carlos Cardona y Nicolás Loaiza por ayudarnos en la 1998 Los antiguos pobladores del valle medio del Río Porce.
edición final. Por último, agradecemos a los evaluadores Empresas Públicas de Medellín, Medellín.
anónimos por sus enriquecedores y pertinentes comentarios Castillo, Neyla, Francisco J. Aceituno, Luis C. Cardona, Jorge
Pino, Juan C. Forero, y Diana García
para mejorar la versión final de este artículo.
2000 Programa de arqueología de rescate Porce II. Etapa
de análisis e interpretación. Informe final. Universidad de
Antioquia, Empresas Públicas de Medellín, Contrato No.
Referencias Citadas 9/DJ-9610/78. Copias disponibles en el Laboratorio de
Arqueología de la Universidad de Antioquia y en Las
Aceituno, Francisco J.
Empresas Públicas de Medellín, Medellín.
2001b Ocupaciones tempranas del bosque tropical
Castillo, Neyla, y Francisco J. Aceituno
subandino en la Cordillera Centrooccidental de Colom-
2000 Un modelo de ocupación durante el Holoceno tem-
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prano y medio en el noroccidente colombiano: el valle
toria, Universidad Complutense de Madrid. Madrid.
medio del Río Porce. Arqueoweb 2(2):4–26.
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Castillo, Javier Gutiérrez, Juan G. Martín, Juan C. Murillo,
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Sandra Orrego, Diego Pérez, y Fredy Villa
the Territorial Model. En Regional Approaches to Mortu-
1998 Prospección arqueológica en el área de influencia de
ary Analysis, editado por Lane Anderson Beck, pp. 29–51.
los proyectos Porce III y Riachón. Universidad de Antio-
Plenum Press, New York & London.
quia, Empresas Públicas de Medellín, Contrato No. 9/0J
Correa, Elvia I.
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1995 Rock versus Clay: the Evolution of Pottery Technol- a.P. (Beta 118093) procedentes de muestras obtenidas en la
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gency of Pottery. Technology and Innovation in Ancient base del estrato, en dos sectores distintos del mismo sitio, se
Societies, editado por William K. Barnett y John W. han descartado para datar la edad del estrato. Sin embargo, las
Hoopes, pp. 133–143. Smithsonian Institute Press, Wash- hemos tenido en cuenta para datar los momentos iniciales de
ington y London. la ocupación del área de estudio.
Piperno, Dolores, Mark Bush, y Paul Colinvaux 3. Las fechas y el rango entre ellas coincide con las fechas
1991 Paleoecological Perspectives on Human Adaptation asociadas al estrato V de Y-021.

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