MARX U2 Economia Politica

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MARX: UNIDAD 2

Marx y la crítica de la economía política: el capitalismo, un régimen


social de explotación que engendra su propia crisis.
Castillo destaca la relevancia de la obra de Karl Marx, "Das Kapital", en la economía
política y argumenta a favor de su lectura en el siglo XXI, subrayando que no debe ser
considerado simplemente como una obligación académica. Afirma que los lectores
marxistas deben ser críticos, incluso con el propio Marx, y abogan por releer y estudiar
la obra para transformar el mundo, como planteaba Marx. Se enfatiza que "El capital"
va más allá de ser solo un texto de economía, ya que ofrece una crítica profunda a la
economía política clásica y desafía sus límites. Se discute si Marx incorporó en esta
obra la totalidad de su plan de trabajo juvenil, incluyendo críticas al derecho y al
Estado. Además, se aborda la potencia crítica de "El capital" en relación con la ciencia
económica y se diferencia de las perspectivas heterodoxas que se alejan de los
planteamientos centrales de Marx.

El pensamiento de Marx:
Se reconoce que Marx no puede ser dividido en disciplinas como sociología, política o
economía, ya que él mismo cuestionaría esa distinción. Se hace referencia a las fuentes
del marxismo según Lenin, que incluyen la filosofía clásica alemana, la economía
política clásica inglesa y el socialismo utópico francés.

Marx se ubica inicialmente en la izquierda hegeliana y desarrolla su filosofía basándose


en el materialismo, enriquecido por el sistema de Hegel y Feuerbach. Destaca la
importancia de la dialéctica y el materialismo histórico como herramientas para
comprender el desarrollo social y económico. La influencia del socialismo utópico
francés se refleja en la importancia que Marx otorga a la revolución social como motor
del cambio. Sin embargo, critica el enfoque utópico de estos pensadores y propone un
socialismo científico basado en el estudio del capitalismo y sus contradicciones.
También se señala la influencia de la economía política clásica inglesa, especialmente
de autores como Adam Smith y David Ricardo, en el trabajo de Marx. Engels destaca la
importancia de comprender la teoría económica en el contexto de la Revolución
Industrial británica. Marx analiza las ideas de estos autores y las critica desde una
perspectiva materialista e histórica.

El acercamiento de Marx a la economía política:


El acercamiento de Marx a la economía política comienza con sus Manuscritos
económico-filosóficos de 1844, donde realiza una crítica inicial a las obras de Adam
Smith y David Ricardo. En estos textos, Marx se enfoca en la categoría de
alienación/enajenación, utilizando las premisas de la economía política para demostrar
cómo el trabajador se convierte en una mercancía y está alienado de los productos que
produce, del proceso de trabajo y de su propia humanidad genérica.

En el Manifiesto Comunista de 1848, Marx presenta una visión más completa del
surgimiento del modo de producción capitalista, destacando su papel en la
transformación de la sociedad feudal y en la creación de nuevas fuerzas productivas.
Sin embargo, también señala las contradicciones inherentes al capitalismo, donde las
relaciones de producción burguesas se vuelven demasiado estrechas para contener las
riquezas creadas, lo que lleva a crisis y conflictos sociales. Posteriormente, en textos
como "Trabajo asalariado y capital" de 1849 y los Grundrisse de 1857, Marx profundiza
en su análisis de la economía política, explicando la teoría de la explotación y la
relación dialéctica entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. En el
prefacio de los Grundrisse, Marx resume su concepción al afirmar que las relaciones de
producción constituyen la base económica de la sociedad, sobre la cual se eleva una
superestructura jurídica y política, y que el modo de producción determina el proceso
social, político e intelectual en general.

¿Qué es el capital?
"El Capital" es la obra principal de Karl Marx en la que desarrolla su análisis crítico del
sistema capitalista. Originalmente concebida como una trilogía, solo se completó y
publicó el primer volumen durante la vida de Marx, en 1867. Los otros dos volúmenes
fueron compilados y editados por Friedrich Engels a partir de los manuscritos de Marx
después de su muerte.

El primer volumen de "El Capital" se centra en el proceso de producción del capital y


aborda temas como la mercancía, el valor, el dinero y la plusvalía. Marx examina cómo
el capitalismo se basa en la explotación de la fuerza de trabajo y cómo esta explotación
genera plusvalía, la cual constituye la base de la acumulación capitalista.

Marx no solo proporciona un análisis económico detallado, sino que también expone
las contradicciones internas del sistema capitalista, como las crisis periódicas y la
tendencia a la sobreproducción. Además, discute el fetichismo de la mercancía, que es
la forma en que las relaciones sociales entre las personas se encubren bajo las
relaciones entre las cosas en una economía de mercado.

Aunque el primer volumen de "El Capital" es el más conocido y estudiado, los otros dos
volúmenes completan la obra y profundizan en temas como la circulación del capital y
la relación entre la producción y la distribución. En conjunto, la trilogía constituye una
crítica radical al sistema capitalista y una exploración exhaustiva de su funcionamiento
interno.

¿Cuál es el objetivo de El capital?


El objetivo de "El Capital" es desentrañar las leyes económicas que gobiernan el
funcionamiento del modo de producción capitalista y revelar las relaciones de
explotación inherentes a este sistema. Marx se propuso analizar cómo se produce y se
reproduce la riqueza en la sociedad capitalista, centrándose en la explotación de la
fuerza de trabajo y la generación de plusvalía por parte de los capitalistas.

Además, Marx buscó demostrar que el capitalismo contiene en sí mismo las semillas
de su propia destrucción, debido a sus contradicciones internas y su tendencia
inherente a generar crisis económicas. Esta comprensión es esencial para la lucha de la
clase obrera por su emancipación, ya que proporciona una base científica para
entender la necesidad y la posibilidad de transformar el sistema capitalista en uno más
justo y equitativo.
En resumen, el objetivo de "El Capital" es proporcionar una herramienta teórica para
la comprensión y la crítica del capitalismo, así como para la emancipación de la clase
obrera y la construcción de una sociedad sin explotación ni opresión.

El “método” de la economía política El método de la economía política según


Marx implica un proceso dialéctico que va de lo concreto a lo abstracto y viceversa,
conocido como el "espiral dialéctico concreto-abstracto-concreto". Este método
implica comenzar con la observación de fenómenos concretos y aparentemente
caóticos en la realidad económica, para luego abstraer conceptos y categorías que
permitan comprender y analizar esos fenómenos. Una vez que se han desarrollado
estas abstracciones, se vuelve a aplicarlas al análisis de la realidad concreta,
enriqueciendo así la comprensión de esta.

En este proceso, los momentos concretos y abstractos están relacionados de manera


dialéctica, es decir, cada uno contiene elementos del otro y se transforman
constantemente entre sí. Por ejemplo, en "El Capital", Marx parte de la observación de
la producción, circulación, distribución y consumo en la sociedad capitalista, para luego
abstraer conceptos como mercancía, valor, dinero y capital. Estas abstracciones se
aplican nuevamente al análisis de la realidad concreta, permitiendo una comprensión
más profunda y completa del funcionamiento del modo de producción capitalista.

En resumen, el método de la economía política de Marx implica un proceso dialéctico


de análisis que va de lo concreto a lo abstracto y luego vuelve a lo concreto,
enriqueciendo constantemente la comprensión de la realidad económica.

Una cuestión primaria y esencial: la teoría del valor y el concepto de


“trabajo abstracto”
Marx comienza su análisis en "El capital" al observar que en las sociedades capitalistas
la riqueza se presenta como un enorme conjunto de mercancías. La mercancía es la
forma elemental de esta riqueza. Marx destaca que el valor de uso de una mercancía
proviene del trabajo vivo, que es una condición perenne e independiente de las formas
de sociedad. El trabajo vivo se ejecuta sobre la naturaleza y es la fuente de los valores
de uso y, por tanto, de la riqueza material.

Se distingue la dimensión cualitativa y cuantitativa de la teoría del valor marxista. Se


señala que todas las mercancías son conmensurables y comparables en el mercado, lo
que implica una relación cuantitativa que también lleva consigo una contradicción
entre igualdad y desigualdad. Marx explica que las mercancías tienen un valor de
cambio común debido a que son productos del trabajo, permitiendo así que se
puedan comparar y medir en términos de otro valor.

Marx diferencia entre el valor de uso y el valor de cambio de las mercancías,


destacando que el valor de cambio proviene del trabajo abstracto y estableciendo la
conexión entre la teoría del valor y la dinámica del mercado capitalista.

David Ricardo busca la "medida social cuantitativa" y la encuentra en el trabajo


medido en tiempo, resolviendo parcialmente la paradoja planteada por Adam Smith.
Sin embargo, su distinción entre "trabajo" y "valor del trabajo" genera confusiones.
Ricardo separa estas nociones, pero deja sin resolver la relación entre ellas. A pesar de
creer haber resuelto el problema del valor, se concentra en la distribución de la
riqueza entre las clases sociales. La indefinición sobre qué es exactamente el trabajo
persiste en su obra, marcando su búsqueda de una representación general del mismo.
Marx propone una respuesta a este problema con la categoría de "trabajo abstracto",
avanzando más allá de Ricardo al considerar el trabajo como un gasto de fuerza
humana indiferenciado. Para Marx, el valor de la mercancía representa simplemente
trabajo humano, independientemente de sus particularidades concretas.

Se presentan dos perspectivas sobre el trabajo: una lo ve como específico y concreto,


aplicado a algo, lo cual lo diferencia de otros trabajos y lo hace único en sus
particularidades. Esta especificidad es lo que determina las diferencias entre las
mercancías en términos de su utilidad (valor de uso). La segunda perspectiva implica
hacer abstracción de estas cualidades específicas del trabajo humano, centrándose en
el gasto indiferenciado de esfuerzo físico y mental, lo que Marx llama "trabajo
abstracto". Este último es lo que todas las mercancías tienen en común y es la fuente
del valor, ya que representa el esfuerzo humano objetivado en la producción.

Marx profundiza en el concepto de trabajo abstracto, señalando que deja una especie
de "sudor" del trabajador sobre la mercancía, refiriéndose a la parte del trabajador
que se exterioriza en el objeto producido. Este aspecto vivo del trabajo es la fuente de
valor y riqueza. Marx diferencia entre el valor de uso, determinado por el trabajo
concreto específico, y el valor de cambio, determinado por el trabajo abstracto.

El trabajo abstracto permite igualar las mercancías porque es común a todas ellas, lo
que posibilita su comparación cuantitativa, que se realiza mediante el tiempo de
trabajo. Aunque todos los trabajos abstractos se miden en tiempo, no todos son
iguales en términos de valor, ya que algunos generan más valor que otros debido a su
complejidad. Marx propone reducir todo trabajo complejo a trabajo simple, que es
aquel que cualquier ser humano puede realizar sin preparación especial de aptitudes.

Se distinguen tres conceptos clave: el trabajo concreto, que constituye el valor de


uso; el trabajo abstracto, que es la sustancia del valor; y el tiempo de trabajo
(abstracto), que se utiliza para medir la disparidad de magnitudes. La contradicción
entre la creación de riqueza material y su medición en términos de valor se presenta
cuando las fuerzas productivas aumentan, lo que puede llevar a una disminución del
valor unitario de los bienes producidos.

El valor se mide por el tiempo de trabajo, pero la riqueza material puede aumentar
mientras que el valor puede disminuir o mantenerse constante, lo que evidencia una
contradicción inherente al sistema capitalista. Marx recurre a conceptos hegelianos
como la medida, que es la unidad entre cantidad y cualidad, para explicar la relación
entre el valor y el tiempo de trabajo como medida de su magnitud. Solo después de
entender la sustancia del valor, se puede abordar el análisis de su magnitud utilizando
el tiempo de trabajo como medida.
El concepto de "tiempo de trabajo socialmente necesario" introduce una distinción
crucial en la teoría del valor de Marx. Este concepto reconoce que el valor de una
mercancía no está determinado por el tiempo de trabajo individual empleado en su
producción, sino por el tiempo de trabajo medio requerido para producir esa
mercancía en condiciones sociales normales y con la destreza media de los
trabajadores.

El valor de una mercancía no aumenta simplemente porque un trabajador individual


invierta más tiempo o esfuerzo en su producción. En cambio, el valor de una mercancía
está determinado por la cantidad de trabajo abstracto socialmente necesario para
producirla. Esto implica que incluso si un trabajador individual invierte más tiempo del
necesario para producir una mercancía, ese tiempo excedente no se traduce en un
valor adicional para la mercancía en el mercado.

Marx identifica varios factores que influyen en el tiempo de trabajo socialmente


necesario, como el nivel de destreza promedio de los trabajadores, el estado de la
tecnología y la ciencia, la coordinación social del proceso de producción, la escala de la
producción y las condiciones naturales. Estos factores determinan la cantidad de
tiempo de trabajo requerida para producir una mercancía en una sociedad dada en un
momento dado.

Marx distingue entre el valor de uso y el valor de una mercancía. Mientras que el
valor de uso se refiere a la utilidad de una mercancía para satisfacer una necesidad
humana, el valor está determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario
para producir esa mercancía. Marx señala que una cosa puede tener valor de uso sin
ser una mercancía, como el aire o la tierra virgen. Para convertirse en mercancía, un
producto debe no solo tener valor de uso, sino también ser producido para el
intercambio en el mercado.

El concepto de tiempo de trabajo socialmente necesario es fundamental en la teoría


del valor de Marx, ya que explica cómo se determina el valor de una mercancía en una
economía capitalista y cómo este valor está influenciado por las condiciones sociales y
tecnológicas de producción.

EL FETICHISMO DE LA MERCANCIA El concepto de fetichismo de la mercancía es


fundamental en la obra de Marx y es crucial para comprender la naturaleza del sistema
capitalista. Marx sostiene que el fetichismo de la mercancía no es simplemente una
idea abstracta, sino una característica inherente del modo de producción capitalista.

El fetichismo de la mercancía se refiere a la tendencia de las personas a atribuir un


carácter misterioso o sobrenatural a los productos del trabajo humano en forma de
mercancías. Este fenómeno surge del hecho de que en el mercado, los productos del
trabajo humano se intercambian como si tuvieran un valor inherente que existe
independientemente de las personas que los producen. En otras palabras, los
productos del trabajo humano adquieren una vida propia en el mercado, donde sus
valores parecen determinados por fuerzas misteriosas más allá del control humano.

Marx argumenta que este fetichismo de la mercancía se origina en la forma en que


se estructuran las relaciones sociales en el sistema capitalista. En una sociedad donde
la producción se organiza en torno al intercambio de mercancías, las relaciones
sociales entre las personas se convierten en relaciones entre las cosas (es decir, entre
las mercancías). Este proceso oculta el hecho de que el valor de las mercancías en
realidad proviene del trabajo humano que se invierte en su producción.

Además, Marx señala que el fetichismo de la mercancía se manifiesta de manera más


completa en la sociedad capitalista, donde el intercambio de mercancías se ha
generalizado y domina la mayor parte de las relaciones sociales. En otras épocas
históricas, como la Edad Media europea, donde las relaciones sociales se basaban en la
servidumbre y la sujeción personal, las formas de trabajo y producción no necesitaban
adoptar una forma fantástica para ocultar su realidad social.

El fetichismo de la mercancía es un concepto central en la crítica de Marx al sistema


capitalista. Destaca cómo las relaciones sociales entre las personas se distorsionan y
ocultan bajo la apariencia de relaciones entre las cosas en el mercado de mercancías,
lo que contribuye a la alienación y la opresión en la sociedad capitalista.

La comparación de Marx con una hipotética formación social “socialista”


Marx presenta una comparación entre la sociedad capitalista y una sociedad hipotética
socialista, donde el trabajo se organiza de manera colectiva y consciente.

En la sociedad socialista, el trabajo se lleva a cabo con medios de producción


colectivos y los individuos son plenamente conscientes de su contribución al trabajo
social. A diferencia de la sociedad capitalista, donde los productos del trabajo se
intercambian como mercancías en el mercado, en la sociedad socialista los productos
son considerados como productos sociales destinados al uso colectivo.

En la sociedad socialista, Marx sugiere que la distribución de los productos del trabajo
se basaría en el tiempo de trabajo de cada individuo, lo que garantizaría una
distribución justa y proporcional de los bienes. El tiempo de trabajo desempeñaría un
papel crucial tanto en la regulación de la producción como en la distribución de los
productos. Marx enfatiza que en la sociedad socialista, las relaciones sociales entre los
individuos y su trabajo, así como entre los individuos y los productos de su trabajo,
serían claras y transparentes. A diferencia de la sociedad capitalista, donde las
relaciones sociales se distorsionan y se convierten en relaciones entre cosas en el
mercado de mercancías, en la sociedad socialista estas relaciones se basarían en la
cooperación y la comprensión mutua.

Además, el autor, señala que incluso después de la abolición del modo capitalista de
producción, la determinación del valor seguiría siendo relevante en la medida en que
la sociedad aún necesitaría regular la duración del trabajo, distribuir el trabajo social
entre diferentes grupos productivos y llevar a cabo una contabilidad adecuada.

Marx utiliza esta comparación para resaltar las diferencias fundamentales entre la
sociedad capitalista y una sociedad basada en la propiedad social de los medios de
producción y la planificación consciente de la economía. Mientras que en la sociedad
capitalista prevalece el fetichismo de la mercancía y las relaciones sociales se
distorsionan a través del mercado, en la sociedad socialista se busca una organización
más transparente y justa del trabajo y la producción.

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