Paxton R. O. Anatomía Del Facismo. Cap 92 - 140

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ROBERT O.

PAXTON

Anatomía
del fascismo
TRADUCCIÓN DE JOSÉ MANUEL ÁLVAREZ FLÓREZ

19
EDICIONES PENÍNSULA

BARCELONA
ANATOMÍA DEL FASCISMO EL ARRAIGO

tenderos del barrio, que a duras penas conseguían sobrevivir. La Ley de Or- La historia intelectual, vital para la formación inicial de movimientos
den Público, aprobada poco después de la Batalla de Cable Street con anti- fascistas, es menos útil en esta etapa. El fascismo se mantuvo marginal en
fascistas del 4 de octubre de 1936, prohibió los uniformes políticos y privó algunos países que parecerían tener, a primera vista, una gran predisposi-
a la Unión Británica de Fascistas de sus espectáculos públicos, pero la ción intelectual y cultural para él. En Francia, por ejemplo, la riqueza, el
Unión creció de nuevo con una campaña contra la guerra en 1939, hasta lle- fervor y la celebridad de la rebelión intelectual contra los valores liberales
gar a contar con unos veinte mil miembros. Los Camisas Negras de Mos- clásicos de principios del siglo xx parecía, basándonos exclusivamente en
ley, su violencia y su simpatía declarada por Mussolini y Hitler (en 1936 se la historia intelectual, convertir a ese país en un candidato primordial pa-
casó con Diana Mitford en presencia de Hitler en Munich) les parecían ra que se asentaran en él con éxito movimientos fascistas. 62 Hemos visto
algo ajeno a la mayoría de los habitantes de Inglaterra, y la gradual recu- por qué no sucedió eso.63 En realidad, todos los países europeos produje-
peración económica que se produjo a partir de 1931 con el Gobierno Nacio- ron pensadores y escritores en los que podemos apreciar hoy una vigorosa
nal, una coalición dominada por conservadores y ampliamente aceptada, corriente de sensibilidad fascista. Resulta por tanto difícil sostener que un
le dejó poco espacio político. país estaba más «predispuesto» que otro porque sus intelectuales conce-
Algunos de los imitadores europeos del fascismo de la década de 1930 diesen un papel importante a partidos fascistas.
fueron poco más que movimientos fantasma, como los Camisas Azules del El antisemitismo exige una mención especial. No está claro que la pre-
coronel O'Duffy de Irlanda, aunque el poeta W. B. Yeats accediese a escri- paración cultural fuese el indicio más importante para predecir qué país
bir su himno y enviase trescientos voluntarios a España para ayudar a emprendería medidas de carácter extremo contra los judíos. Si se hubiese
Franco. La mayoría de estas débiles imitaciones mostraron que no bastaba preguntado hacia 1900 que se identificase la nación europea donde la ame-
con ponerse una camisa de color, desfilar y arremeter contra alguna mino- naza del antisemitismo parecía más aguda, ¿quién habría elegido Alemania?
ría local para conseguir el éxito de un Hitler o un Mussolini. Hacía falta Fue en Francia después de 1898, durante el frenesí del caso Dreyfus, donde
una crisis comparable, la apertura de un espacio político comparable, una se saquearon tiendas judías, y en la Argelia francesa donde fueron asesina-
habilidad comparable para establecer alianzas y una cooperación compa- dos judíos.64 En el cambio de siglo se produjeron desagradables incidentes
rable de las elites existentes. Estas imitaciones nunca llegaron a pasar de la antisemitas en Inglaterra65 y en Estados Unidos, como, por ejemplo, el tris-
etapa fundacional, y no experimentaron por ello ninguna de las transfor- temente célebre linchamiento de Leo Frank en Atlanta,66 por no mencionar
maciones de los movimientos que triunfaron. Se mantuvieron «puras» ... los focos tradicionalmente furibundos de violencia antijudía endémica de
e insignificantes. Polonia y Rusia, donde se inventó precisamente la palabra «pogromo».
En Alemania, sin embargo, el antisemitismo organizado, vigoroso en la
década de 1880, perdió fuerza como táctica política en las décadas que pre-
COMPARACIONES Y CONCLUSIONES cedieron a la Primera Guerra Mundial.67 Después de la guerra, el acceso de
judíos a puestos como los de la enseñanza universitaria llegó a ser más fá-
A principios del siglo xx surgieron movimientos fascistas tan generaliza- cil en la Alemania de Weimar que en el Estados Unidos de Harding y Coo-
damente que no podemos saber mucho sobre su naturaleza basándonos en lidge. Puede que incluso la Alemania guillermina estuviese más abierta al
el mero hecho de su fundación. Pero crecieron a ritmos distintos y consi- progreso de los profesionales judíos que el Estados Unidos de Theodore
guieron éxito en grados distintos. Un examen comparativo de sus éxitos y Roosevelt, con importantes excepciones como el cuerpo de oficiales. Lo
fracasos indica que las principales diferencias residen no sólo en los movi- que revela la comparación con la Alemania guillermina no es que tuviese
mientos mismos, sino también, y significativamente, en las oportunidades antisemitas y rebeldes contra la «modernidad» más numerosos o más po-
que se les ofrecieron. Para comprender las etapas posteriores del fascismo derosos que otros estados europeos, sino que, en una crisis política, la bu-
tendremos que analizar, más allá de los propios partidos, los marcos que rocracia y el Ejército alemanes estaban menos sujetos a una supervisión
ofrecieron (o no) espacio y los tipos de respaldadores que estaban (o no) política o judicial efectiva.6ª
disponibles. Hay, sin embargo, conexiones entre la preparación intelectual y el éxi-

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to posterior del fascismo, y tenemos que ser muy precisos respecto a ellas. que exigían una intervención continuada del Estado. Al final de la guerra,
El papel de los intelectuales fue crucial en tres puntos ya indicados en el ca- algunos de los estados beligerantes se habían desmoronado. En Rusia (que
pítulo 1: en desacreditar los regímenes liberales previos; en crear nuevos sólo parcialmente era un Estado liberal en 1914) habían tomado el poder
polos fuera de la izquierda en torno a los cuales se pudiesen movilizar la los bolcheviques. En Italia, y más tarde en Alemania, lo tomaron los fascis-
cólera y la protesta (hasta fechas recientes un monopolio de la izquierda); tas. En el periodo de entreguerras los gobiernos parlamentarios dejaron
y en hacer respetable la violencia fascista. Necesitamos estudiar también la paso a regímenes autoritarios en España, Portugal, Polonia, Rumanía, Yu-
preparación cultural e intelectual de aquellos sectores de las viejas elites goslavia, Estonia, Lituania y Grecia, por mencionar sólo casos europeos.
que se mostraron dispuestos a cooperar con los fascistas (o al menos a in- ¿Qué había funcionado mal en la receta liberal de gobierno?
tentar integrarlos). Los estados europeos se parecían bastante entre sí en el No debemos enfocar esto exclusivamente como una cuestión de ideas.
frondoso crecimiento de la crítica antiliberal al iniciarse el siglo xx. En lo Lo que estaba en juego era una técnica de gobierno: el gobierno de nota-
que diferían era en las condiciones políticas, sociales y económicas previas que bles, en el que sólo los de buena cuna y los instruidos podían apoyarse en
parecen distinguir a los estados donde el fascismo fue capaz, excepcional- el prestigio social y el respeto para que se les siguiese eligiendo. Ese gobier-
mente, de asentarse. no de notables empezó a verse sometido, sin embargo, a una grave presión
Una de las condiciones previas más importantes fue un orden liberal por la «nacionalización de las masas». 70 Después de 1918 los políticos, in-
tambaleante. 69 Donde los fascismos pasaron más fácilmente de las habita- cluidos los contrarios a la izquierda, tenían que aprender a manejar un
ciones traseras a la escena pública fue donde el Gobierno existente funcio- electorado de masas si no querían fracasar. Donde el voto de las masas era
naba mal o no funcionaba en absoluto. Uno de los lugares comunes de los nuevo e indisciplinado, como en Italia (el sufragio universal de los varones
análisis del fascismo es que prosperó a costa de la crisis del liberalismo. As- no se introdujo allí hasta 1912), y en el Estado prusiano dentro de Alemania
piro a hacer aquí algo más concreta esta formulación vaga. (donde el viejo sistema electoral de tres clases de las elecciones locales no
En vísperas de la Primera Guerra Mundial los estados importantes de se abolió hasta 1918), muchos políticos anticuados, fuesen liberales o con-
Europa estaban gobernados por regímenes liberales o parecían encaminar- servadores, no tenían la menor idea de cómo atraer a una multitud. Hasta
se a eso. Los regímenes liberales garantizaban las libertades tanto para los en Francia, donde los conservadores habían aprendido en el siglo x1x a do-
individuos como para los partidos políticos rivales, y permitían a los ciu- mesticar al menos al sector rural de un electorado de masas explotando la
dadanos influir en la composición de los gobiernos, más o menos directa- influencia social y las tradiciones de respeto, les costó trabajo, después de
mente, a través de elecciones. El régimen liberal otorgaba también una 1918, hacerse cargo de que no operaban ya esas influencias. Cuando el con-
gran cuantía de libertad a los ciudadanos y a las empresas. La intervención servador nacionalista Henri de Kérillis intentó abordar los nuevos retos de
del Gobierno se consideraba que debía limitarse a las pocas funciones que la política de masas creando un «Centro de Propaganda para Republicanos
no podían realizar por sí mismos los ciudadanos, como, por ejemplo, el Nacionales» en 1927, conservadores retrógrados se burlaron de sus méto-
mantenimiento del orden y la dirección de la guerra y la diplomacia. Las dos diciendo que eran más apropiados para vender una nueva marca de
cuestiones económicas y sociales se consideraba que tenían que dejarse al chocolate que para la política.71
libre juego de las elecciones individuales en el mercado, aunque los regí- Los fascistas se aprovecharon rápidamente de la incapacidad de cen-
menes liberales no dudasen en proteger la propiedad de las protestas obre- tristas y conservadores para mantener el control de un electorado de ma-
ras y de la competencia extranjera. Este tipo de Estado liberal dejó de exis- sas. Mientras que los anticuados notables desdeñaban la política de masas,
tir durante la Primera Guerra Mundial, porque la guerra total sólo podía ellos demostraron cómo podía utilizarse para el nacionalismo y contra la
dirigirse mediante una coordinación y una regulación masivas por parte izquierda. Prometieron acceso a la multitud a través del espectáculo políti-
del Gobierno. co emocionante y de técnicas de publicidad inteligentes; medios para dis-
Una vez terminado el conflicto bélico, los liberales esperaban que los ciplinar a aquella multitud a través de la organización parainilitar y la jefa-
gobiernos volviesen a las políticas liberale'>. Pero las tensiones originadas tura carismática; y la sustitución de azarosas elecciones por plebiscitos de
por la guerra habían creado nuevos conflictos, tensiones y disfunciones sí o no.72 Mientras los ciudadanos de una democracia parlamentaria vota-

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ban para elegir a unos cuantos conciudadanos que sirviesen como repre- Otra «toma» más de la crisis del orden liberal es la que se centra en una
sentantes suyos, los fascistas expresaban su ciudadanía directamente par- transición tensa a la modernidad en términos culturales. De acuerdo con
ticipando en ceremonias de aquiescencia masiva. La manipulación pro- esta interpretación, la alfabetización generalizada, los medios de comuni-
pagandística de la opinión pública sustituyó el debate sobre temas compli- cación de masas baratos y las culturas extranjeras invasoras (desde dentro
cados entre un pequeño grupo de legisladores que, de acuerdo con los idea- además de desde fuera) hicieron más dificil, en los albores del siglo xx, que
les liberales, se suponía que estaban mejor informados que la masa de la la intelectualidad liberal pudiese perpetuar el orden cultural e intelectual
ciudadanía. El fascismo podía muy bien dar la impresión de que ofrecía a tradicional. 74 El fascismo ofreció a los defensores de un canon cultural nue-
los adversarios de la izquierda nuevas técnicas eficaces para controlar, ma- vos instrumentos de propaganda, junto con una desvergüenza nueva res-
nejar y canalizar la «nacionalización de las masas», en un momento en que pecto al uso de los mismos.
esa izquierda amenazaba con agrupar a una mayoría de la población en Puede que no sea absolutamente necesario elegir sólo uno de estos di-
torno a dos polos no nacionales: la clase y el pacifismo internacional. versos diagnósticos de las dificultades que afrontaron los regímenes libe-
Se puede también considerar la crisis del liberalismo después de 1918 rales de Europa al terminar la Primera Guerra Mundial. Italia y Alemania
de un segundo modo, como una «crisis de transición», un arduo trecho en parecen realmente responder a los cuatro. Figuraban entre los últimos es-
el proceso de industrialización y modernización. Parece claro que las na- tados importantes de Europa que aprendieron a vivir con un electorado
ciones que se industrializaron tarde se enfrentaron a más tensiones socia- de masas: Italia en 1912 y Alemania sólo plenamente en 1919. Rusia, otro
les que Inglaterra, la primera que se industrializó. Por una parte, el ritmo recién llegado a la política de masas, se inclinó por la izquierda, como co-
fue más rápido en el caso de los retrasados; por otra, los trabajadores con- rrespondía a una sociedad menos desarrollada todavía en la que ni siquie-
taban por entonces con una organización mucho más potente. No hace ra la clase media tenía aún pleno derecho al voto. Industrialmente, Italia,
falta ser marxista para considerar que la crisis del Estado liberal se debió a como «la menor de las grandes potencias»,75 llevaba desde la década de
las graves tensiones provocadas por el proceso de industrialización, siem- 1890 entregada a una enérgica carrera para ponerse al día. Alemania era
pre que no se aplique la inevitabilidad en el modelo explicativo. Los fascis- ya, sin duda, una nación sumamente industrializada en 1914, pero había
tas, hasta hace muy poco, consideraban esta crisis una etapa inevitable del sido la última de las grandes potencias que se había industrializado, des-
desarrollo capitalista, en que el sistema económico no puede funcionar ya pués de la década de 1860, y entonces, tras la derrota de 1918, necesitaba
sin disciplinar aún más a la clase obrera y/o una conquista por la fuerza de desesperadamente una reconstrucción. En cuanto a la estructura social,
mercados y recursos exteriores. Se puede postular, sin generalizar tanto, tanto Italia como Alemania tenían grandes sectores preindustriales (aun-
que los que llegaban más tarde se enfrentaban simplemente a niveles más que también los tenían Francia e incluso Inglaterra).76 Los conservadores
elevados de perturbación social que exigían nuevas formas de control. culturales de ambos países se sentían terriblemente amenazados por la
Una tercera forma de considerar la crisis del Estado liberal aborda el cultura popular y el experimento artístico; la Alemania de Weimar estaba
mismo problema de la industrialización tardía desde el punto de vista so- claramente en el epicentro mismo del experimentalismo cultural de pos-
cial. Determinados estados liberales, según esta versión, eran incapaces de guerra.77
afrontar la «nacionalización de las masas» o la «transición a la sociedad in- Es preciso introducir una advertencia en este punto contra la inevita-
dustrial» porque su estructura social era demasiado heterogénea, estaba bilidad. Considerar la crisis de los regímenes liberales decisiva para el éxi-
dividida entre grupos preindustriales que no habían desaparecido aún (ar- to del fascismo sugiere la actuación de algún tipo de determinismo eco-
tesanos, grandes terratenientes, rentistas) y nuevas clases de trabajadores y lógico. Si el marco es propicio, según esa forma de pensar, se produce fas-
administradores industriales. Donde la clase media preindustrial era par- cismo. Prefiero dejar un espacio para las diferencias nacionales y para las
ticularmente poderosa, de acuerdo con esta interpretación de la crisis del elecciones humanas en nuestra explicación.
Estado liberal, podía bloquear la solución pacífica de los problemas de la A más corto plazo, los estados europeos habían pasado por experien-
industria, y podía proporcionar efectivos al fascismo para defender los pri- cias nacionales enormemente distintas desde 1914. La más evidente es que
vilegios y el prestigio del viejo orden social.73 unos países habían ganado la guerra y otros la habían perdido. Dos mapas

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de Europa ayudan a explicar dónde crecería con más vigor el fascismo. El metáfora de León Trotski de la «puerta menos defendida» es igual de apli-
éxito fascista sigue estrecha pero no exactamente el mapa de la derrota en cable al fascismo de lo que lo era, en opinión de Trotski, al bolchevismo.
la Primera Guerra Mundial. Alemania, con su leyenda de la puñalada por la Trotski utilizó esta metáfora para ayudar a explicar cómo pudo llegar al
espalda, fue el ejemplo clásico. Italia, excepci~nalmente, h~bía pe~tenecido poder el bolchevismo en un país relativamente poco industrializado en vez
a la alianza victoriosa, pero no había consegmdo la expansión nacional que de hacerlo, como esperaban los marxistas de mentalidad más ortodoxa, en
esperaban los nacionalistas italianos que habían llevado el país a la guerra. países sumamente industrializados con poderosas organizaciones obreras,
La victoria fue a sus ojos una vittoria mutilata. España había sido neutral como Alemania.79 El fascismo ha sido también históricamente un fenóme-
en 1914-1918, pero el que perdiese los restos del imperio en su guerra co~ no propio de estados liberales fracasados o débiles y de sistemas capitalis-
Estados Unidos en 1898 marcó a toda la generación siguiente con la hurm- tas retrasados o dañados más que de los triunfantes. La repetida afirma-
llación nacional. La derecha radical española creció en parte por el miedo ción de que el fascismo surge de una crisis del liberalismo podría muy bien
a que la nueva República, instaurada en 1931, estuviese dejando ganar la enmendarse especificando que surge de liberalismos débiles o fracasados.
partida a movimientos separatistas en Cataluña y e_n el País V~sco. Pero e~ Hay varias pistas falsas en la explicación habitual de por qué el fascis-
España la derrota y el miedo a la decadencia condu1eron a la ~ctadu~a m~- mo arraigó en unos lugares y no en otros. Buscar las razones del fascismo
litar de Franco en vez de dar el poder al jefe de la Falange, Jose Antomo Pn- en el carácter nacional o en las predilecciones hereditarias de un pueblo
mo de Rivera. El fascismo no es nunca un resultado inevitable. determinado se aproxima peligrosamente a un racismo a la inversa.80 Es
El éxito facista se ajustó también con bastante precisión a otro mapa: el cierto, sin embargo, que la democracia y los derechos humanos estaban
de las tentativas de una revolución bolchevique (o el miedo a ella) duran- menos sólidamente implantados en unas tradiciones nacionales que en
te el periodo en que parecía probable que el comunismo se extendiese ~e- otras. Mientras que la democracia, los derechos ciudadanos y el imperio de
ra de su base originaria rusa. Alemania, Italia y Hungría habían terudo la ley estaban asociados históricamente a la grandeza nacional en Francia y
casos particularmente agudos de «amenaza roja» desp~és de la gu~rra. T~- en Inglaterra, a muchos alemanes les parecían importaciones extranjeras.
poco existe aquí una coincidencia exacta, porque el fascismo floreció t~bién La asociación de la República de Weimar con la derrota y la humillación
en estados más amenazados por la división étnica que por el conflicto de nacionales, unida a su ineficacia política y económica y a su libertinaje cul-
clase (por ejemplo, en Bélgica). tural, destruyó su legitimidad para muchos alemanes chapados a la an-
En entornos en los que una gran masa de campesinos sin tierra se tigua.
sumó a un movimiento revolucionario, y donde grandes sectores de la cla- Es legítimo preguntar por qué los clamores del mundo de después de
se media aún estaban luchando por los derechos más elementales (en vez 1918 no pudieron expresarse dentro de una de las grandes familias ideoló-
de defender privilegios establecidos), como en Rusia en 1917, la protesta de gicas y políticas del siglo xrx (conservadurismo, liberalismo, socialismo),
las masas se concentró en la izquierda. El ganador fue el comunismo, no el que hasta fechas tan recientes habían brindado toda una gama de alterna-
fascismo. La Rusia revolucionaria tenía también escuadras antibolchevi- tivas. El agotamiento de las opciones políticas más viejas, que parecían
ques que se parecían a los Freikorps alemanes,78 pero una sociedad en la ahora incapaces de dar una expresión satisfactoria para todos los senti-
que los campesinos sin tierra superaban con mucho en número~ una cla- mientos de posguerra, es una parte importante del asunto.
se media insegura no brindaba ningún apoyo de masas al fascismo. Ru- Los conservadores habrían preferido una solución tradicional a las ten-
sia se aproximó a un régimen de dictadura militar en julio de 1917, cuando siones del mundo de posguerra: que se tranquilizase la sobreexcitada mul-
el general Lavr Georgievich Kornilov decidió marchar sobre Mos':ú, Yése titud y que el manejo de los asuntos públicos volviese a ser misión de una
habría sido un resultado probable si hubiese fracasado el bolchevismo en elite selecta. Esa solución, sin embargo, era impensable después de tanta
el~b. . . participación emotiva en la propaganda de época de guerra y en el rechazo
Una tipología de las crisis que podrían dar una oportumdad al fa~c1s- de ella. El mundo de la posguerra inmediata fue un periodo de intensa par-
mo no es suficiente. Una consideración igual de importante es la capacidad ticipación pública, y los conservadores, incapaces de abolir la sociedad de
de los regímenes liberales y democráticos para responder a esas crisis. La masas y la política de masas, tendrían que aprender a manejarlas.

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Los liberales tenían también, como hemos visto, su solución: la vuelta que el autor francés Robert Brasillach recordaba como el «gran fascismo
a la doctrina decimonónica del mercado omnipotente. Los mercados no rojo» de su juventud82 podía competir con el comunismo brindando un re-
regulados funcionaban tan mal en economías distorsionadas por el proce- fugio a los furiosos, una experiencia extática en las barricadas, el señuelo
so de hacer la guerra y por las presiones revolucionarias que hasta los libe- de la posibilidad no intentada. Los jóvenes y los intelectuales que estaban
rales querían que hubiese alguna regulación ... pero no la suficiente para sa- aquejados por la fiebre de la insurrección pero aún se aferraban a la nación
tisfacer a todos sus propios seguidores. Vimos antes cómo el Estado liberal hallaron en el fascismo un nuevo hogar.
italiano perdió su legitimidad entre los hacendados del valle del Po al no Antes de que el fascismo pudiese convertirse en un rival serio, tenía
protegerlos de la izquierda. Convencidos de que el orden público no exis- que surgir un jefe como el «agrupador», el único capaz de desplazar a sus
tía, los hacendados reclutaron una fuerza privada, el squadrismo. Los libe- rivales y reunir en una sola tienda a todos los descontentos (no socialistas).
rales ofrecieron el pálido «mercado de las ideas» de Mili a gente en cuyos Pero al principio el problema no era la falta de posibles Führers sino la ex-
oídos resonaba la propaganda nacionalista y revolucionaria. Pero era la cesiva cantidad de ellos. Tanto Hitler como Mussolini se enfrentaron a ri-
propia Europa liberal la que había quebrantado todos sus principios al de- vales al principio. D'Annunzio sabía muy bien, como hemos visto, teatra-
jarse arrastrar a la barbarie de una larga guerra que había sido después in- lizar un golpe pero no forjar una coalición; los competidores de Hitler en
capaz de controlar. la Alemania posterior a la derrota no supieron entusiasmar a la multitud ni
En cuanto a la izquierda, se estaba iniciando una nueva era en la histo- construir un partido aglutinador.
ria de la disidencia en Europa. En el siglo x1x, siempre que afloraban la có- Un «jefe» que tuviese éxito podía prescindir de la «pureza» y establecer
lera y la protesta, hablaba por ellas, más o menos automáticamente, la iz- los acuerdos y compromisos necesarios para encajar en el espacio disponi-
quierda. A mediados del siglo XIX la izquierda aún era una gran familia: ble. El Partido Fascista Italiano, después de descubrir que en su primera
incluía a nacionalistas y antisemitas, a artesanos y obreros industriales, a de- identidad como movimiento nacionalista de izquierdas el espacio que an-
mócratas de clase media y partidarios de la propiedad colectiva. Era la coa- siaba lo estaba ocupando ya la izquierda, emprendió las transformaciones
lición de prácticamente todos los descontentos. La izquierda no podía ya necesarias para convertirse en un poder local en el valle del Po. El Partido
desempeñar ese papel en 1919. Cuando sus organizaciones pasaron a ser Nazi amplió su mensaje después de 1928 para atraer a campesinos desespe-
disciplinadas y domesticadas por el marxismo después de la década de rados porque estaban arruinándose y perdiendo sus granjas. Tanto Musso-
1880, intentó expulsar la vieja xenofobia de la clase obrera, que antes había lini como Hitler supieron identificar el espacio disponible y se mostraron
tolerado. En 1920 sobre todo, reaccionando contra el lavado de cerebro pa- dispuestos a podar sus movimientos para que pudiesen encajar en él.
triótico de la guerra y aguardando con expectación la revolución mundial, El espacio era parcialmente simbólico. El Partido Nazi delimitó pron-
la izquierda no tenía espacio alguno para la nación dentro de la causa re- to su identidad lanzándose a conquistar la calle y combatiendo contra ban-
volucionaria internacional. das comunistas por el control de los barrios obreros de Berlín. 83 Lo que
Los socialistas no comunistas, un tanto desprestigiados por haber par- estaba en juego no eran simplemente unos cuantos metros de territorio
- ticipado en el gobierno durante la guerra y por parecer que habían perdi- urbano. Los nazis querían presentarse como la fuerza más vigorosa y eficaz
do el barco revolucionario en 1917, era ya menos frecuente que consiguie- contra los comunistas ... y, al mismo tiempo, presentar al Estado liberal
sen entusiasmar de un modo visceral a los jóvenes. En el siglo XIX, los como un régimen incapaz de preservar la seguridad pública. Los comunis-
furiosos y descontentos habían mirado normalmente a la izquierda, y lo tas, por su parte, estaban indicando que los socialdemócratas no tenían
mismo habían hecho los embriagados por el tipo de éxtasis de rebeldía ex- medios para afrontar una situación revolucionaria incipiente que exigía
presado en el Estudio revolucionario, de Chopin, en el poema de Words- una vanguardia militante. A ambos les interesaba la polarización.
worth «Estar vivo en aquel amanecer era una bendición, pero ser joven era La violencia fascista no era una violencia al azar ni una violencia indis-
el propio cielo»,81 o en La Libertad guiando al pueblo, de Delacroix. Al ini- criminada. Transmitía una serie bien calculada de mensajes codificados:
ciarse el siglo xx, la izquierda no tenía ya un monopolio de los jóvenes que que la violencia comunista estaba aumentando, que el Estado democrático
querían cambiar el mundo. Después de la Primera Guerra Mundial, lo estaba respondiendo a ella con ineptitud y que sólo los fascistas eran lo su-

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ficientemente fuertes para salvar a la nación de los terroristas antinaciona- da. Hitler y Mussolini se dieron cuenta de que, mientras que el marxismo
les. Un paso esencial en la marcha fascista hacia la aceptación y el poder fue atraía ya principalmente a los trabajadores manuales (y no a todos ellos),
convencer a los conservadores de la ley y el orden y a los miembros de la el fascismo podría dirigirse a un electorado más amplio, por encima de las
clase media de que tenían que tolerar la violencia fascista como una dura líneas de clase. En la Europa occidental posrevolucionaria la polarización
necesidad frente a la provocación de la izquierda.84 Ayudó, por supuesto, el operaba en favor del fascismo.
que muchos ciudadanos corrientes no tuviesen que temer nunca que la Un instrumento utilizado por los partidos fascistas, pero también por
violencia fascista se dirigiese contra ellos, porque se les aseguraba que esta- revolucionarios marxistas, que ha hecho reflexionar seriamente sobre la
ba reservada a los «terroristas» y enemigos nacionales que la merecían.85 conquista del poder, fue el de las estructuras paralelas. Un partido margi-
Los fascistas fomentaron el que se estableciese una diferencia entre los nal que quiere llegar al poder crea organizaciones que reproducen los or-
miembros de la nación que merecían protección y los extraños que mere- ganismos del Gobierno. El Partido Nazi, por ejemplo, tenía su propio de-
cían mano dura. Uno de los casos más sensacionales de violencia nazi antes partamento de política exterior, que al principio, poco después de que
de la toma del poder fue el asesinato de un trabajador comunista de ascen- el partido consiguiese el poder, tuvo que compartir funciones con el Mi-
dencia polaca en la población de Potempa, en Silesia, por cinco hombres de nisterio de Asuntos Exteriores tradicional. Después de que su jefe, Joachim
las SA en agosto de 1932. Se convirtió en un acontecimiento sensacional von Ribbentrop, se convirtiese en ministro de Exteriores en 1938, el depar-
cuando las condenas a muerte de los asesinos fueron conmutadas, por la tamento de política exterior del partido fue suplantando progresivamente
presión nazi, por cadena perpetua. El teórico del partido Alfred Rosenberg a los diplomáticos profesionales del ministerio. Una «organización parale-
aprovechó la ocasión para subrayar la diferencia entre «justicia burguesa», la» fascista particularmente importante fue la policía del partido. Los par-
de acuerdo con la cual «un comunista polaco tiene el mismo peso que cin- tidos fascistas que aspiraban al poder tendían a utilizar sus milicias para
co soldados alemanes de primera línea», y la ideología nacionalsocialista, disputarle al Estado el monopolio de la fuerza física.
según la cual «un alma no es igual a otra alma, ni una persona a otra». En Las estructuras paralelas de los partidos fascistas eran un desafío para
realidad, continuaba Rosenberg, para el nacionalsocialismo «no hay ningu- el Estado liberal, porque proclamaban que eran capaces de hacer algunas
na "ley en cuanto tal"». 86 La legitimación de la violencia contra un enemigo cosas mejor (zurrar a los comunistas, por ejemplo). Una vez conseguido el
interno demonizado nos aproxima al corazón del fascismo. poder, el partido podía sustituir las estructuras del Estado por sus propias
Para algunos, la violencia fascista era más que útil: era bella. Algunos estructuras paralelas.
veteranos de guerra e intelectuales (Marinetti y Ernst Jünger fueron ambas Nos encontraremos de nuevo con las estructuras paralelas cuando es-
cosas) se entregaron a la estética de la violencia. La violencia atraía a me- tudiemos el proceso de la llegada al poder y el ejercicio de éste. Es una de
nudo a hombres demasiado jóvenes para que hubiesen podido conocerla las características definitorias del fascismo. Los partidos leninistas hicieron
en 1914-1918 y que tenían la sensación de que les habían robado su guerra. lo mismo durante la conquista del poder, pero luego, una vez en el poder,
También atraía a algunas mujeres.87 Pero es un error considerar el éxito fas- el partido único eclipsó por completo al Estado tradicional. Los regímenes
cista exclusivamente como el triunfo del héroe d' annunziano. El logro del fascistas, como veremos en el capítulo 4, conservaron las estructuras para-
fascismo consistió en conseguir que más de un burgués (o incluso burgue- lelas y el Estado tradicional en tensión permanente, lo que les hizo funcio-
sa) respetable disfrutase de cierta satisfacción vicaria con una violencia nar, una vez en el poder, de una forma distinta al régimen bolchevique.
cuidadosamente selectiva, dirigida sólo contra «terroristas» y «enemigos El éxito fascista dependió tanto de sus aliados y cómplices como de las
del pueblo». tácticas o cualidades especiales del propio movimiento. Se ha comentado
Un clima de organización ayudó a los nuevos partidos cajón de sastre ya la ayuda que prestaron a los escuadristas de Mussolini en el valle del Po
fascistas a atraer a muchos que se habían sentido decepcionados con los miembros de la policía, del Ejército y de la prefectura. Siempre que la
viejos partidos del respeto («honoratioren»). Esto era arriesgado, por su- autoridad pública hacía la vista gorda ante la acción directa contra comu-
puesto. La polarización podría bajo ciertas condiciones (como en Rusia en nistas y socialistas sin preocuparse demasiado por los formalismos, se
1917) desplazar a la masa de los que protestaban furiosos hacia la izquier- abría una puerta al fascismo.

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En el caso italiano, el viejo político centrista y habilidoso negociador 3


Giovanni Giolitti dio un paso más para otorgar legitimidad a Mussolini.
Ateniéndose a la sagrada tradición parlamentaria italiana del trasfor- LA LLEGADA AL PODER
mismo,88 incluyó a Mussolini en su coalición nacionalista de centro en las
elecciones parlamentarias de 1921 para que le ayudase a luchar contra los
socialistas y los popolari. Mussolini, que se había negado a integrarse en
coaliciones cuando era un joven socialista, aceptó rápidamente como fas-
cista, aunque esto provocase cierta oposición entre los puristas del p~r.tido.
Los 35 escaños de Mussolini proporcionaron el regalo de la respetabilidad.
Ahora estaba ya disponible para todos los que quisiesen establecer coali-
ciones antisocialistas. Integrar partidos nuevos en el sistema suele ser un
paso político profundamente sabio, pero no cuando lo que se recompensa
es la violencia y una decisión impenitente de abolir la democracia.
Después de reunir todo un catálogo de condiciones previas, raíces in- MUSSOLINI Y LA «MARCHA SOBRE ROMA»
telectuales y condiciones previas estructurales a largo plazo, podríamos
sentirnos tentados a creer que podemos prever con exactitud dónde es El mito de que los fascistas de Mussolini conquistaron el poder gracias a
probable que el fascismo aparezca, crezca y tome el poder. Eso significaría, sus únicas y heroicas hazañas era propaganda; uno de sus temas de mayor
sin embargo, caer en una trampa determinista. Hay que tener en cuenta el éxito, sin duda alguna, porque mucha gente aún lo cree. Dado que la Mar-
factor de la elección humana. No estaba en modo alguno garantizado que cha sobre Roma está detrás de la falsa interpretación generalizada de la lle-
una nación que reuniese todas las condiciones previas se hiciese fascista. gada fascista al poder como una «toma» de éste, necesitamos investigar ese
Sólo la interpretación marxista «vulgar» sostiene que el capitalismo acaba- hecho despojado de su mitología.
rá metiéndose en problemas y necesitará inevitablemente adoptar una fór- Durante 1922 los escuadristas pasaron de saquear y quemar sedes loca-
mula fascista para salvarse, y hasta los marxistas refinados han dejado de les, oficinas de periódicos, bolsas de trabajo y casas de dirigentes socialistas
creer en esa inevitabilidad. a la ocupación violenta de ciudades enteras, todo sin que las autoridades
Como veremos en el próximo capítulo, fueron necesarias la~ decisio- les pusiesen grandes impedimentos. Tomaron Fiume de nuevo, desban-
nes de individuos poderosos para abrir las puertas al fascismo. Esa fue la cando a su administración internacional el 3 de marzo, y asaltaron Ferrara
condición previa esencial y definitiva del éxito del fascismo: individuos y Bolonia en mayo, expulsando a los gobiernos municipales socialistas e
que gozaban de la capacidad decisoria dispuestos a compartir el poder con imponiendo sus propios programas de obras públicas. El 12 de julio ocu-
los aspirantes fascistas. paron Cremona y quemaron la sede de los sindicatos socialista y católico,
y devastaron el domicilio de Guido Miglioli, un dirigente católico, de iz-
quierdas que había organizado a los trabajadores de las granjas lecheras de
la región. Una «columna de fuego» atravesó la Romaña y llegó a Rávena el
26 de julio. Trento y Bolzano, con sus grandes minorías de habla alemana,
fueron «italianizadas» a principios de octubre. La campaña de los Camisas
Negras había adquirido un empuje tan formidable que Roma, la capital,
difícilmente podría dejar de ser la siguiente.
Cuando se celebró el Congreso Fascista anual el 24 de octubre en Ná-
poles (su primera incursión en el sur) Mussolini se proponía comprobar lo
lejos que la ola le llevaría. Ordenó a los Cainisas Negras que tomasen los

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ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

edificios públicos, se hiciesen cargo de los trenes y convergiesen en tres tiempos normales, lo mismo que habían domesticado y dividido a los so-
puntos alrededor de Roma. La «Marcha» estaba dirigida por cuatro mili- cialistas italianos antes de 1914, Italia no estaba viviendo tiempos normales
tantes que representaban las múltiples tendencias del fascismo: !talo Bal- en 1921.
bo, veterano de guerra y jefe escuadrista de Ferrara; el general Emilio de Cuando el Gobierno del bien intencionado pero abrumado Ivanoe Bo-
Bono; Michele Bianchi, fundador del fascio intervencionista de Milán en nomi, un socio del centroizquierda de Giolitti, perdió una moción de con-
1915; y Cesare Maria de Vecchi, jefe monárquico del fascismo piamontés. fianza en febrero de 1922, costó tres semanas encontrar un sucesor. Finalmen-
Mussolini, por su parte, esperó prudentemente en las oficinas de su perió- te asumió a regañadientes el cargo de primer ministro un lugarteniente de
dico de Milán, no lejos del posible exilio en Suiza por si las cosas iban mal. Giolitti más subalterno aún, Luigi Pacta. Su Gobierno perdió la mayoría el
El 27 de octubre los escuadristas tomaron sin oposición oficinas de correos 19 de julio. Cuando se produjo la situación de emergencia Pacta estaba de-
y estaciones de trenes en varias ciudades del norte de Italia. sempeñando el cargo sólo de forma provisional.
El Gobierno italiano estaba mal equipado para hacer frente a este de- Sin embargo, el primer ministro puso en marcha vigorosas contrame-
safío. En realidad, no había existido prácticamente un Gobierno efectivo didas. Había reforzado ya, con aprobación del rey, la guarnición de Roma
desde febrero de 1922. Ya comentamos en el capítulo anterior cómo los sue- con cinco batallones de disciplinados soldados alpinos. Ahora ordenó a la
ños de posguerra de cambio profundo llevaron al Parlamento italiano a policía y a los ferroviarios detener los trenes fascistas en cinco puntos de
una gran mayoría de izquierdas en las primeras elecciones de posguerra, el control e inició los preparativos para proclamar la ley marcial.
16 de noviembre de 1919. Pero esta mayoría de izquierdas, fatalmente divi- Entretanto Mussolini dejó discretamente la puerta abierta para un
dida en dos partes irreconciliables, no podía gobernar. El Partito Socialista acuerdo político. Varios viejos veteranos de la política estaban intentando
Italiano (PSI) tenía aproximadamente un tercio de los escaños. Muchos de desactivar la crisis «transformando» a Mussolini en un simple ministro
los socialistas italianos (los «maximalistas») estaban hipnotizados por el dentro de otro gabinete de coalición liberal-conservador más. El anciano
éxito bolchevique en Rusia y creían que la mera reforma era una traición negociador Giolitti era la persona que se consideraba el salvador más pro-
en aquel momento tan oportuno. Otro tercio de la cámara italiana corres- bable (había desalojado a D'Annunzio por la fuerza en 1920 y había in-
pondía a un nuevo partido católico, padre de los poderosos demócrata- cluido a Mussolini en su lista electoral en 1921), pero no parecía tener nin-
cristianos de después de 1945, el Partito Popolare Italiano (PPI), algunos de guna prisa por reasumir el cargo, y Mussolini se mantuvo firme y no quiso
cuyos miembros querían una reforma social radical dentro de un marco llegar a ningún acuerdo en las reuniones que celebró con sus representan-
católico. Los católicos, incluso los partidarios de cambios profundos en la tes. El antiguo primer ministro nacionalista Antonio Salandra, situado
propiedad de la tierra y en las relaciones de clase, discrepaban apasionada- más a la derecha, ofreció también puestos en el gabinete al partido de
mente de los marxistas ateos sobre el tema de la religión en las escuelas. Así Mussolini. Cuando empezaron a movilizarse los escuadristas, estas nego-
que no era posible ninguna alianza entre las dos mitades de lo que, de otro ciaciones se habían paralizado por rivalidades mutuas, porque los socialis-
modo, podría haber sido una mayoría progresista. En ausencia de otras al- tas se negaban a apoyar a un Gobierno «burgués», por indecisión respecto
ternativas prácticas, después de 1919 pugnaba por gobernar, sin una mayo- a si incluir o no a Mussolini y por las vacilaciones calculadas del propio
ría sólida, una coalición heterogénea de liberales (en el sentido que tenía la Mussolini.
palabra en el periodo) y conservadores. Los socialistas aportaron su grano de arena a la situación de emergen-
Como vimos en el capítulo anterior, la solución adoptada por el pri- cia. Aunque casi la mitad de los diputados socialistas, dirigidos por Filippo
mer ministro Giolitti fue incluir a los fascistas en su plataforma (el «Blo- Turati, accedieron finalmente el 28 de julio a apoyar un Gobierno centris-
que Nacional») para las nuevas elecciones de mayo de 1921. Éste fue el pri- ta sin Mussolini si se podía formar uno, la otra mitad los expulsaron del
mero de varios pasos cruciales a través de los cuales los representantes del partido por considerarlo colaboración de clase y traición. En lo que pudo
orden establecido italiano intentaron integrar la energía fascista y a los mi- ponerse de acuerdo la izquierda italiana fue en una huelga general el 31 de
litantes del movimiento para asegurar su propia supervivencia. Si bien julio. Aunque estaba considerada una «huelga por la legalidad», y se pro-
las tentaciones del cargo podrían haber «transformado» a los fascistas en ponía reforzar la autoridad constitucional, tuvo el efecto de aumentar el

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ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

atractivo de Mussolini como baluarte contra la revolución. El rápido des- ba que simpatizaba con los fascistas, podría alinearse con ellos para des-
moronamiento de la huelga reveló también la debilidad de la izquierda. bancarle del trono. Es probable que nunca lo sepamos con seguridad. Lo
Las medidas de emergencia del primer ministro Facta casi consiguie- que sí parece seguro es que Mussolini había supuesto correctamente que el
ron bloquear la marcha fascista en octubre. Cuatrocientos policías pararon rey y el Ejército no se inclinarían por la dura elección de oponerse por la
trenes que transportaban a veinte mil Camisas Negras en tres de los pues- fuerza a sus Camisas Negras. No fue la fuerza del fascismo la que decidió el
tos de control (Civitavecchia, Orte y Avezzano). Unos nueve mil Camisas asunto, sino el que los conservadores no estuviesen dispuestos a arriesgar
Negras que eludieron los puestos de control o continuaron a pie formaron su fuerza en un enfrentamiento con la de él. La «Marcha sobre Roma» fue
una variopinta multitud a las puertas de Roma la mañana del 28 de octu- un gigantesco farol que salió bien, y que aún sigue haciéndolo, dada la idea
bre;' pobremente armados, vistiendo uniformes improvisados, escasos de que se tiene en general de la «toma del poder» por Mussolini.
alimentos y de agua, daban vueltas por allí bajo una lluvia desalentadora. Hasta el 31 de octubre, cuando Mussolini estaba ya ocupando el cargo, no
«Es difícil que haya podido haber, en la historia antigua y en la moderna, un se dio de comer y ropa seca a unos diez mil Camisas Negras, a los que se con-
intento de tomar Roma que fracasase tan miserablemente en su inicio».• cedió un desfile compensatorio por las calles de Roma, donde provocaron
El rey Víctor Manuel III se echó atrás en el último momento. Decidió sangrientos incidentes.3 El nuevo primer ministro sacó de la ciudad esa mis-
no firmar el decreto del primer ministro Facta por el que se decretaba la ley ma noche en cincuenta trenes especiales a sus comprometedoras escuadras.
marcial. Se negó a poner al descubierto el farol de Mussolini utilizando las Mussolini trabajó de firme luego para asentar el mito de que sus Ca-
fuerzas disponibles para no permitir entrar en Roma a los Camisas Negras. misas Negras habían tomado el poder por voluntad propia y por su propia
Rechazó los últimos intentos de Salandra de formar un nuevo Gobierno fuerza. El primer aniversario de lo que se consideraba que había sido su
conservador sin Mussolini, que por entonces había rechazado la oferta de llegada a Roma se conmemoró en 1923 con cuatro días de fiesta, y esa fecha
Salandra de formar una coalición. En vez de eso, el monarca ofreció el car- (28 de octubre) se convirtió en una fiesta nacional. Se convirtió también en
go de primer ministro al joven dirigente fascista en ascenso. el primer día del Nuevo Año Fascista cuando se introdujo el nuevo calen-
Mussolini llegó a Roma desde Milán la mañana del 30 de octubre, no a la dario en 1927.4 En el décimo aniversario, en octubre de 1932, una exposi-
cabeza de sus Camisas Negras, sino en un coche cama del ferrocarril. Visitó ción nacional, la Mostra della Rivoluzione Fascista, tuvo como tema cen-
al rey ataviado incongruentemente con chaqué y camisa negra, un reflejo in- tral las heroicas proezas de los «mártires» de la marcha.5
dumentario de su ambigua situación: en parte aspirante legítimo al cargo y
en parte jefe de una banda de insurrectos. «Señor, perdón por mi atuendo
-dicen que le dijo al rey, mendazmente-, vengo de los campos de batalla». HITLER Y LA «CONSPIRACIÓN PALACIEGA»

¡Por qué salvó así el rey a Mussolini de una apuesta precipitada y te-
rµeraria? Mussolini había planteado astutamente al soberano una elección Sólo en Italia llegó el fascismo al poder en su primer impulso, en los días
difícil. El Gobierno debía utilizar la fuerza para dispersar a miles de Cami- turbulentos que siguieron a la Primera Guerra Mundial. En otras partes,
sas Negras que se dirigían a Roma, con considerable peligro de derrama- salvo en Rusia, las elites tradicionales hallaron medios menos perturbadores
miento de sangre y de agrias disensiones internas, o bien debía aceptar a de restablecer la estabilidad y recuperar cierta apariencia de normalidad
Mussolini como jefe del Gobierno. tras el terremoto de la Primera Guerra Mundial.6 Los otros movimientos
La explicación más probable de que el monarca se inclinase por la se- fascistas iniciales, vástagos de la crisis, quedaron reducidos a la insignifi-
gunda opción es la de que recibió una advertencia privada ( de la que no cancia al recuperarse la normalidad en la década de 1920.
perdura ningún rastro documental) del comandante en jefe del Ejército, el Pero antes Hitler, arrastrado por el mito que había creado Mussolini,
mariscal Armando Diaz, o posiblemente de otro alto jefe militar, de que las intentó por su cuenta una «marcha». El 8 de noviembre de 1923, durante
tropas podrían fraternizar con los Camisas Negras si se les daba orden de un mitin nacionalista en una cervecería de Munich, la Bürgerbraukeller,
pararlos. De acuerdo con otra teoría, el rey temió que si intentaba utilizar Hitler intentó secuestrar a los dirigentes del Gobierno bávaro y obligarles
la fuerza contra Mussolini, su primo, el duque de Aosta, que se considera- a apoyar un golpe de Estado contra el Gobierno federal de Berlín. Creía

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ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

que si se hacía con el control de Munich y proclamaba un nuevo Gobierno Un sistema político que obligaba a trabajar juntos a una cacofonía tal
nacional, los dirigentes militares y civiles bávaros se verían forzados por la de partidos era inevitable que tuviese problemas para llegar a acuerdos so-
opinión pública a apoyarle. También estaba convencido de que las autori- bre temas sensibles, incluso cuando las cosas iban bien. Y después de 1929
dades militares locales no se opondrían al golpe nazi porque se hallaba a su los gobiernos alemanes tuvieron que tomar decisiones económicas y polí-
lado un héroe de la Primera Guerra Mundial, el general Ludendorff.7 ticas cada vez más divisivas. En junio de ese año llegó el Plan Young, un
Hitler subestimó la fidelidad de los militares a la cadena de mando. El acuerdo internacional por el que Alemania prometía seguir pagando repa-
ministro-presidente bávaro, el conservador Gustav von Kahr, dio orden de raciones internacionales por la Primera Guerra Mundial a los vencedores,
parar el golpe de Hitler, si era necesario por la fuerza. La policía disparó aunque a una tasa reducida. La diplomacia alemana había conseguido re-
contra los manifestantes nazis el 9 de noviembre cuando se aproximaban a bajar los pagos, pero, aun así, el hecho de que el Plan Young confirmase el
una importante plaza (posiblemente respondiendo a un primer disparo principio de las reparaciones provocó la indignación nacionalista. En oc-
del bando de Hitler). Resultaron muertos 14 golpistas y 4 policías. Hitler tubre se produjo el hundimiento de Wall Street. En 1930, cuando se dispa-
fue detenido y encarcelado,8 junto con otros nazis y simpatizantes. El augusto ró el desempleo, el Gobierno tuvo que decidir si se ampliaban los subsidios
general Ludendorff fue puesto en libertad sin más fianza que su palabra. El del paro (como querían los socialistas y los católicos de izquierdas) o se
«Putsch de la cervecería» fue así desarticulado tan ignominiosamente por equilibraba el presupuesto para dar satisfacción a los acreedores extranje-
los gobernantes conservadores de Baviera que Hitler decidió que nunca ros (como querían los partidos conservadores y la clase media). Una elec-
volvería a intentar obtener el poder por la fuerza. Eso significaba mante- ción clara, pero que ninguna mayoría posible sería capaz de realizar en
nerse, al menos superficialmente, dentro de la legalidad constitucional, a Alemania.
pesar de que los nazis nunca abandonaron la violencia selectiva, que era un Cuando el Gobierno del canciller Hermann Müller cayó el 27 de mar-
elemento básico del atractivo del partido, ni a insinuar objetivos más am- zo de 1930, el sistema de gobierno alemán se paralizó en un punto muerto
plios después de que llegase al poder.9 terminal. El canciller, un socialista reformista, había presidido desde junio
La oportunidad de Hitler se presentó durante la crisis siguiente: el de 1928 una Gran Coalición de cinco partidos que abarcaba desde los so-
hundimiento económico de la década de 1930. Al quedarse sin trabajo mi- cialistas al católico Partido del Centro, el Partido Democrático, centrista
llones de personas, los movimientos fascistas recuperaron el impulso en moderado, y el internacionalista pero conservador Partido del Pueblo. La
todas partes. Gobiernos de todo tipo, las democracias de una forma más Gran Coalición fue el gobierno de la República de Weimar que más duró,
pública y ruidosa que el resto, quedaron paralizados ante las embarazosas veintiún meses (junio de 1928-marzo de 1930).10
alternativas que se les presentaban. El modelo italiano hizo que los movi- Pero esta longevidad no era indicio de fuerza, sino de que no había al-
mientos fascistas pareciesen de nuevo eficaces como un nuevo medio de ternativas. Las profundas discrepancias políticas que habían hecho que
lograr apoyo masivo para una restauración del orden, la autoridad nacio- fuese tan difícil gobernar cuando se había formado la Gran Coalición, en
nal y la productividad económica. los días relativamente tranquilos de junio de 1928, lo hacían imposible ya
El sistema constitucional de la República de Weimar no había conse- dos años después, cuando la Depresión había dejado sin trabajo a millones
guido que la generalidad de la población alemana lo considerase legítimo; de personas. La izquierda quería elevar los impuestos para mantener el
eran muchos los que lo consideraban hijo de la dominación extranjera y de subsidio del paro; moderados y conservadores querían reducir el gasto so-
la traición interna. La democracia de Weimar parecía una vela que estuvie- cial y rebajar impuestos. La Gran Coalición naufragó en estos escollos de la
se ardiendo por ambos extremos. Minado por la derecha y por la izquier- ayuda social y las cargas fiscales. Después de marzo de 1930 no se podía for-
da, por los nazis antisistema y por los comunistas, el menguante centro se mar en Alemania ninguna mayoría parlamentaria. El funcionario sindical
vio obligado a formar coaliciones heterogéneas emparejando a socios tan católico Heinrich Brüning gobernó como canciller sin contar con una ma-
incompatibles como los socialistas con los moderados del laissez-faire y a yoría, apoyándose en que el presidente Hindenburg podía aprobar legisla-
clericales con anticlericales, en su búsqueda, condenada al fracaso, de una ción sin un voto mayoritario, valiéndose de los poderes especiales que le
mayoría parlamentaria efectiva. otorgaba el artículo 48 de la Constitución en situaciones de emergencia. A

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ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

partir de entonces los alemanes soportaron casi tres años con ese embara- do legítimamente una fuerte reacción de la izquierda. Pero los dirigentes so-
zoso Gobierno de emergencia, sin ninguna mayoría parlamentaria, hasta cialistas, a los que frenaban sus fuertes convicciones legalistas, su avanzada
que Hitler tuvo su oportunidad. Por una curiosa ironía, la llegada al poder 11
edad, la escasa utilidad del arma de la huelga en un periodo de paro masi-
de éste pareció permitir, al fin, una vuelta al gobierno de mayoría. Y Hitler vo y tal vez, miedos legítimos a que la actuación de la izquierda pudiese
era un regalo del cielo para los conservadores porque, como jefe del que arrojar perversamente a aún más alemanes de clase media en brazos de los
desde julio de 1932 era el mayor partido de Alemania, disponían por pri- nazis, limitó su reacción a un fútil pleito contra el canciller Von Papen. Al
mera vez de la posibilidad de una mayoría parlamentaria que excluyese a la no haber presentado una oposición eficaz a la actuación ilegal de Von Papen
izquierda. en julio de 1932, los socialistas (que aún seguían siendo el segundo partido
En el momento en que el punto muerto paralizó el sistema político ale- de Alemania) tuvieron menos posibilidades aún de actuar contra Hitler,
mán, el 27 de marzo de 1930, el Partido Nazi era aún muy pequeño (sólo que hasta la primavera de 1933, en que tenía ya un control indiscutible de la
obtuvo el 2,8 por 100 del voto popular en las elecciones parlamentarias de situación, procuró no quebrantar nunca directamente la legalidad. 12
mayo de 1928). Pero la agitación nacionalista por el Plan Young más el hun- Los comunistas siguieron una línea completamente distinta, basada en
dimiento de los precios agrícolas y del empleo urbano lo catapultaron en su convencimiento de que la revolución social estaba al alcance de la mano.
las elecciones de septiembre de 1930 de 12 a 107 escaños sobre un total de Con esa perspectiva, el éxito nazi podía en realidad ayudar a la causa co-
491, convirtiéndolo ya en el segundo partido del país. Después de eso, cual- munista porque produciría un movimiento pendular, primero hacia la de-
quier mayoría parlamentaria en Alemania tenía que incluir o a los socialis- recha y luego, inexorablemente, hacia la izquierda. Los estrategas del KPD,
tas o a los nazis. La izquierda (incluso suponiendo que los socialistas, los firmemente centrados en la revolución inminente, consideraban los es-
comunistas y los católicos de izquierdas pudiesen superar sus divisiones fuerzos del SPD para salvar la democracia de Weimar «objetivamente»
paralizadoras lo suficiente para gobernar) estaba excluida de antemano contrarrevolucionarios. Acusaban a los socialistas de «socialfascistas». El
por el presidente Hindenburg y sus consejeros. KPD, convencido de que el SPD no era menos enemigo suyo que los nazis,
El mito del golpe fascista de Italia engañó también a la izquierda ale- con los que se disputaba el apoyo del mismo sector inestable de la pobla-
mana y ayudó a asegurar la fatal pasividad del Partido Socialista Alemán ción (especialmente los parados), llegó incluso a cooperar con ellos en una
(SPD) y del Partido Comunista Alemán (KPD) a finales de 1932 y princi- huelga salvaje contra el sistema de transporte de Berlín en noviembre de
pios de 1933. Ambos partidos esperaban que los nazis intentasen dar un 1932. Lo último que los comunistas alemanes estaban dispuestos a hacer
golpe de Estado, aunque el análisis que hacían de la situación fuese por lo era ayudar al SPD a salvar las instituciones democráticas.13
demás completamente distinto. Para los socialistas, el levantamiento nazi El éxito electoral de Hitler (mucho mayor que el de Mussolini) le per-
que esperaban sería la señal para actuar sin el estigma de la ilegalidad, mitió una mayor autonomía en sus negociaciones con los políticos del or-
como habían hecho con éxito con una huelga general contra el «golpe de den establecido, cuya ayuda necesitaba para llegar al poder. La responsabi-
Kapp» en 1920, cuando unidades de los Freikorps habían intentado tomar lidad de hallar una salida, al paralizarse los mecanismos de Gobierno de
el poder. Con semejante planteamiento, nunca llegaron a identificar un Alemania después de 1930, correspondía, más aún que en Italia, a una me-
momento oportuno para contraatacar a Hitler. dia docena de hombres: el presidente Hindenburg, su hijo Oskar y otros
Lo más próximo a un golpe de Estado en la Alemania de Weimar a consejeros íntimos, además de los dos últimos cancilleres de Weimar,
principios de la década de 1930 no fue obra de los nazis sino de su prede- Franz von Papen y Kurt von Schleicher. Al principio intentaron mantener
cesor conservador, el canciller Franz von Papen. El 20 de julio de 1932 Von a distancia al zafio ex cabo austriaco. Hay que recordar que en la década de
Papen depuso al Gobierno legítimamente elegido del Estado (Land) de 1930 los ministros del Gobierno se suponía aún que tenían que ser caballe-
Prusia, una coalición de socialistas y miembros del católico Partido del ros. El que introdujesen a toscos fascistas en el Gobierno era un indicio de
Centro, y consiguió convencer al presidente Hindenburg para que utiliza- su desesperación.
se sus poderes de emergencia e instaurase un nuevo Gobierno en ese Esta- El aristócrata católico Franz von Papen probó como canciller (julio-
do presidido por Von Papen. Un acto como ése podría haber desencadena- noviembre de 1932) a gobernar sin políticos, a través de un llamado «gabi-

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ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

nete de barones», compuesto por expertos técnicos y eminencias no políti- le había hecho perder su valor más preciado: el impulso. El tesoro del par-
cas. Su jugada de celebrar elecciones nacionales en julio permitió que los tido estaba casi vacío. Gregor Strasser no era el único nazi importante que,
nazis se convirtieran en el mayor partido del país. Von Papen intentó en- harto de la estrategia del todo o nada de Hitler, estaba considerando otras
tonces integrar a Hitler como vicecanciller, un cargo sin autoridad, pero el opciones.
dirigente nazi tuvo la agudeza estratégica y la osadía de jugador suficientes Fue Franz von Papen quien salvó al caudillo nazi. Resentido con
para no aceptar nada que no fuese el cargo más alto. Esta decisión obligó a Schleicher por haber ocupado su puesto, Von Papen llegó a un acuerdo se-
Hitler a pasar el tenso otoño de 1932 por el calvario de una espera incierta, creto con Hitler por el que éste sería canciller y él, Von Papen, vicecanci-
intentando apaciguar su desasosiego y el hambre de cargos de los militan- ller. .. un cargo desde el que Von Papen esperaba dirigir las cosas. El ancia-
tes mientras mantenía su apuesta de todo o nada. no Hindenburg, convencido por su hijo y por otros consejeros íntimos de
Los nazis (como los fascistas antes que ellos), con la esperanza de agu- que Schleicher estaba planeando deponerle e instaurar una dictadura mi-
dizar la crisis, incrementaron la violencia, eligiendo cuidadosamente sus litar, y convencido por Von Papen de que no quedaba ninguna otra opción
objetivos. El apogeo de la violencia callejera nazi en Alemania llegó des- conservadora, aceptó el Gobierno Hitler-Von Papen el 30 de enero de
pués del 16 de junio de 1932, en que el canciller Von Papen levantó la prohi- 1933.'7 Hitler, según la conclusión de Alan Bullock, había sido «elevado» al
bición de los uniformes de las SA que Brüning había impuesto en abril. cargo por «una conspiración palaciega».'8
Durante varias semanas acongojantes fueron asesinadas 103 personas y re-
sultaron heridas centenares más.'4
Mussolini había jugado una baza más débil en sus negociaciones por el LO QUE NO SUCEDIÓ: ELECCIONES, GOLPE DE ESTADO,

poder y se había apoyado en la violencia directa más que Hitler. Solemos TRIUNFO EN SOLITARIO

olvidar que el fascismo mussoliniano fue más violento que el nazismo en


su camino hacia el poder. El 5 de mayo de 1921 solamente, un día de elec- Los votantes alemanes nunca dieron a los nazis una mayoría del voto po-
ciones, fueron asesinadas 19 personas en actos de violencia política en Ita- pular, como aún se afirma a veces. Como vimos en el último capítulo, los
lia y 104 resultaron heridas.'5 Aunque las estadísticas no son fidedignas, cál- nazis se convirtieron realmente en el mayor partido del Reichstag alemán
culos verosímiles de los muertos por violencia política en Italia durante en las elecciones parlamentarias del 31 de julio de 1932, con el 37,2 por 100
1920-1922 incluyen de quinientos a seiscientos fascistas y dos mil antifas- de los votos. Luego descendieron a un 33,1 por 100 en las elecciones parla-
cistas y no fascistas, seguidos de otro millar de los últimos en 1923-1926.16 mentarias del 6 de noviembre de 1932. En las elecciones parlamentarias del
La solución a la que recurrió Von Papen de convocar nuevas elecciones 6 de marzo de 1933, con Hitler como canciller y el Partido Nazi controlan-
para el 6 de noviembre hizo disminuir un tanto el voto nazi (volvieron a do todos los recursos del Estado alemán, sus resultados fueron de un 43,9
ganar votos los comunistas), pero no hizo nada por sacar a Alemania del por 100, más significativo pero aún insuficiente. 19 Más de un alemán de
punto muerto constitucional. El presidente Hindenburg le sustituyó como cada dos votó contra los candidatos nazis en esas elecciones, en plena cam-
canciller el 2 de diciembre por un jefe del Ejército considerado más tecno- paña de intimidación de los Camisas Pardas. El Partido Fascista Italiano
crático que reaccionario, el general Kurt von Schleicher. Durante las pocas obtuvo 35 escaños de un total de 535 en las únicas elecciones parlamenta-
semanas que estuvo en el poder (diciembre de 1932-enero de 1933), Schlei- rias libres en las que participó, las del 15 de mayo de 1921.2 º
cher preparó un activo programa de creación de empleo y reconstruyó las En el otro extremo, ni Hitler ni Mussolini llegaron al cargo por un gol-
relaciones con las organizaciones obreras. Con la esperanza de obtener la pe de Estado. Ninguno de ellos se hizo con el timón por la fuerza, a pe-
neutralidad nazi en el Parlamento, flirteó con Gregor Strasser, jefe de la or- sar de que ambos habían utilizado la fuerza antes de llegar al poder con el
ganización del Partido Nazi y uno de los dirigentes de su corriente antica- fin de desestabilizar el régimen existente y ambos habrían de utilizar la
pitalista (Hitler nunca olvidó y nunca perdonó la «traición» de Strasser). fuerza de nuevo, una vez en el poder, con el fin de transformar sus gobier-
En este punto, Hitler se hallaba en serias dificultades. En las elecciones nos en dictaduras (como veremos en breve). Hasta los autores más escru-
del 6 de noviembre el voto nazi había disminuido por primera vez, lo que pulosos hablan de su «toma del poder»;' pero esa frase describe mejor lo

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ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

que hicieron los dos caudillos fascistas después de ocupar el cargo que cómo enero de 1941 a recortar sus poderes. Un pogromo acompañado de una rebe-
llegaron a él. lión a gran escala de la Legión el 21 de enero fueron sangrientamente aplasta-
Tanto Mussolini como Hitler fueron invitados a ocupar el cargo de jefe dos por Antonescu en «el ejemplo más extremo»24 de una represión conser-
del Gobierno por un jefe del Estado en ejercicio legítimo de sus funciones vadora del fascismo. Antonescu acabó con la Legión y sustituyó el Estado
oficiales, siguiendo el consejo de asesores civiles y militares. Ambos se con- Legionario Nacional por una dictadura militar pro alemana pero no fascista.25
virtieron por tanto en jefes de Gobierno en lo que pareció, superficialmen- Otros intentos de golpe de Estado fascistas corrieron una suerte pa-
te al menos, el ejercicio legítimo de la autoridad constitucional del rey Víc- recida. Si bien el golpe del 25 de julio de 1934 del Partido Nazi austriaco
tor Manuel III y del presidente Hindenburg. Ambos nombramientos se consiguió asesinar al canciller Engelbert Dollfuss, su sucesor, Kurt von
hicieron, hay que añadir al mismo tiempo, en condiciones de crisis extre- Schuschnigg, reprimió a los nazis en Austria y gobernó a través de un par-
ma, una crisis que los fascistas habían instigado. Consideraré el tipo de cri- tido clerical-autoritario único, el Frente de la Patria.
sis que abre el camino al fascismo más adelante. Aunque los conservadores podían aceptar la violencia contra socialis-
En realidad, ningún golpe insurrecional contra un Gobierno estableci- tas y sindicalistas, no la toleraban contra el Estado. La mayoría de los diri-
do ha llevado hasta ahora a los fascistas al poder. Dictaduras autoritarias gentes fascistas, por su parte, se habían dado cuenta de que una toma del
han aplastado varias veces tales intentos.22 Esto fue lo que le sucedió por poder a la que los militares y los conservadores se opusiesen sólo sería po-
tres veces a la Legión del Arcángel Miguel rumana, el partido fascista de re- sible con la ayuda de la calle, en condiciones de desorden social que proba-
ligiosidad más exaltada y uno de los más dispuestos a asesinar a judíos y blemente desembocase en agresiones incontrolables a la propiedad priva-
políticos burgueses. En una Rumanía desastrosamente gobernada por una da, la jerarquía social y el monopolio de la fuerza armada por parte del
oligarquía corrupta y reducida, la legión tenía una relación ferviente con Estado. Si los fascistas recurrían a la acción directa corrían el peligro de
sus bases populares, hasta entonces primordialmente campesinos apolíti- proporcionar ventajas a su principal enemigo, la izquierda, poderosa aún
cos deslumbrados por el juvenil Corneliu Codreanu y sus discípulos, que en las calles y en los centros de trabajo de la Europa de entreguerras.26 Es-
recorrían aldeas remotas a caballo, ataviados con camisas verdes y provis- tas tácticas alejarían también a aquellos mismos elementos (el Ejército y
tos de estandartes religiosos y patrióticos.23 la policía) que los fascistas necesitarían más tarde para planear y ejecutar la
Tras un periodo particularmente estéril de luchas intestinas parlamen- expansión nacional agresiva. Los partidos fascistas, por muy profundo que
tarias y de amiguismo, el rey rumano Carol asumió poderes dictatoriales el fuese el desprecio que les inspirasen los conservadores, no tenían futuro al-
10 de febrero de 1938. En noviembre, después de que intentase sin éxito in- guno alineándose con grupos que quisiesen destruir las bases del poder
tegrar a la legión, cada vez más violenta, en el oficial Frente de Renacimiento conservador.
Nacional, Carol detuvo a Codreanu, que fue posteriormente asesinado, Dado que la ruta fascista hacia el poder ha pasado siempre por la coo-
junto con algunos de sus colaboradores, «cuando intentaba escapar». Ho- peración con elites conservadoras, al menos en los casos que conocemos
ria Sima, sucesor de Codreanu, respondió en enero de 1939 con una insu- hasta ahora, la fuerza del propio movimiento fascista sólo es una de las va-
rrección, que la dictadura regia reprimió con firmeza. riables determinantes de la consecución (o no) del poder, aunque se trate,
Carol abdicó en septiembre de 1940, después de que la Alemania victo- sin duda, de una variable vital. Los fascistas disponían de una cantidad de
riosa obligase a Rumanía a ceder territorios a Hungría y a Bulgaria. El nue- militantes y una fuerza que podían ofrecer a los conservadores atrapados
vo dictador rumano, el general (más tarde mariscal) Ion Antonescu, en en una crisis en Italia y Alemania, como hemos visto. Pero fue igual de im-
otro intento de hacerse con las bases populares de la Legión, la convirtió portante que las elites conservadoras estuviesen dispuestas a trabajar con
en el partido único del «Estado Legionario Nacional» que instauró el 15 de el fascismo, que se diese una flexibilidad recíproca por parte de los diri-
septiembre de 1940. Horia Sima, el impetuoso nuevo jefe de la Legión, creó gentes fascistas y que la urgencia de la crisis las indujese a cooperar entre
organizaciones obreras «paralelas» y una policía «paralela» e inició la con- ellos.
fiscación de bienes judíos, desorganizando hasta tal punto la economía del Es por tanto esencial estudiar a los cómplices que ayudaron en los mo-
Estado rumano que Antonescu, con la aprobación de Hitler, empezó en mentos cruciales. Considerar sólo al caudillo fascista durante su llegada al

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ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

poder es caer bajo el hechizo del «mito del Führer» y el «mito del Duce» de Cuando un sistema constitucional se estanca en un punto muerto y
una forma que les habría causado a los dos una satisfacción inmensa. De- dejan de funcionar las instituciones democráticas, el «espacio político»
bemos dedicar el mismo tiempo a estudiar a los aliados y cómplices indis- tiende a estrecharse. El círculo de los que toman decisiones de emergencia
pensables de los caudillos fascistas que el que dediquemos a estudiar a és- puede llegar a reducirse a unos cuantos individuos, tal vez a un jefe de Es-
tos, y el mismo tiempo a estudiar el tipo de situaciones en que se ayudó a tado y a sus asesores civiles y militares inmediatos.28 En capítulos ante-
los fascistas a llegar al poder que el que dediquemos a estudiar los movi- riores de este libro tuvimos que examinar contextos muy amplios para
mientos mismos. entender la formación y el arraigo del fascismo. En la etapa en que el hun-
dimiento de los regímenes democráticos abre finalmente el camino para
que el caudillo fascista realice un intento serio de conseguir el poder, la
LA FORMACIÓN DE ALIANZAS concentración de responsabilidad en manos de unos pocos individuos exi-
ge algo más próximo a una perspectiva biográfica... con la debida precau-
El iniciar seriamente una búsqueda del poder implicó profundamente a los ción, claro está, para no caer en la trampa de atribuirlo todo sólo al caudi-
movimientos fascistas maduros en el proceso de formación de alianzas con llo fascista.
el orden establecido. Los conservadores italianos y alemanes no habían Las complicidades conservadoras en la llegada del fascismo al poder
creado a Mussolini y a Hitler, claro está, aunque habían permitido dema- fueron de varios tipos. En primer lugar, estaba la complicidad respecto a la
siado a menudo que sus actuaciones ilegales quedasen impunes. Después violencia fascista contra la izquierda. Una de las decisiones más fatídicas en
de que los fascistas y los nazis se hubiesen hecho ya demasiado importan- el caso alemán fue que Von Papen retirase el 16 de junio de 1932 la prohibi-
tes para que se les pudiese ignorar, por la mezcla, en grados diferentes, de ción que pesaba sobre las actividades de las SA. Los escuadristas de Musso-
triunfo electoral e intimidación violenta que vimos en el último capitulo, lini habrían sido impotentes sin la apatía e incluso la ayuda directa del
los conservadores tuvieron que decidir qué hacer con ellos. Ejército y de la policía. Otra forma de complicidad fue otorgarles respeta-
Los dirigentes conservadores tenían que decidir, en concreto, si inten- bilidad. Hemos visto ya que Giolitti ayudó a hacer respetable a Mussolini
taban integrar el fascismo o si debían procurar convertirlo de nuevo en un incluyéndole en su coalición electoral en mayo de 1921. Alfred Hugenberg,
fenómeno marginal. Una decisión crucial era si la policía y los tribunales ejecutivo de Krupp y dirigente del partido que más directamente compitió
debían obligar a los fascistas a cumplir las leyes. El canciller alemán Brü- con Hitler, el Partido Nacional Alemán (DNVP), atacó alternativamente al
ning intentó poner coto a la violencia nazi en 1931-1932. Prohibió a las SA dirigente nazi y apareció en actos políticos con él. Uno de ellos, en Bad
el uso de uniformes en sus actos públicos el 14 de abril de 1932. Cuando Harzburg, en el otoño de 1931, hizo creer al público que ambos habían for-
Franz von Papen sucedió a Brüning en la cancillería en julio de 1932 levan- mado un «Frente de Harzburg». Pero mientras Hugenberg ayudaba a ha-
tó, sin embargo, la prohibición, como ya vimos, y eso llenó de entusiasmo cer parecer aceptable a Hitler, los miembros del DNVP se iban haciendo
a los nazis, que desencadenaron el periodo más violento de toda la crisis nazis, que era algo que resultaba mucho más emocionante.
constitucional de 1930-1932. En Italia, aunque unos cuantos prefectos in- Vimos en el capítulo 2 que los nazis recibieron menos ayuda económi-
tentaron poner coto a la violencia fascista,27 los dirigentes nacionales prefi- ca directa de empresarios y capitalistas de lo que muchos han supuesto.
rieron, en momentos cruciales, como ya sabemos, intentar «transformar» Antes del acuerdo final que puso en el poder a Hitler, el capitalismo ale-
a Mussolini en vez de disciplinarle. Dirigentes nacionales conservadores de mán había preferido mucho más a un conservador sólido y tranquilizador
ambos países decidieron que lo que los fascistas podían ofrecer compensa- como Von Papen que a un desconocido Hitler, con sus asesores económi-
ba sobradamente las desventajas de tener que permitir que aquellos rufia- cos chiflados. En los tensos últimos meses, cuando Hitler se negaba a acep-
nes arrebataran espacio público a la izquierda mediante la violencia. La tar todas las ofertas menores jugándoselo todo a la opción de ser canciller,
prensa nacionalista y los dirigentes conservadores de ambos países aplica- y cuando el radicalismo del partido volvió a aflorar en la huelga del trans-
ron por tanto un doble rasero para juzgar la violencia fascista y la de la iz- porte de Berlín, el dinero escaseaba más aún. El NSDAP se halló práctica-
quierda. mente en la quiebra después de las decepcionantes elecciones de noviero-

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LA LLEGADA AL PODER
ANATOMÍA DEL FASCISMO

bre de 1932. Un banquero relativamente poco importante de Colonia, Kurt tas regionales, de lo que lo estaba Hitler con las SA. Pero aunque Hitler te-
von Schroder, sirvió como intermediario en las negociaciones entre Hitler nía más mano libre en esta negociación, ni siquiera él estaba a salvo de pro-
y Von Papen, pero las aportaciones del mundo de los negocios no se con- blemas con los militantes de su partido.
virtieron en un recurso importante para Hitler hasta después de alcanzar La negociación con dirigentes conservadores para llegar al poder es un
el poder. Entonces, por supuesto, cambiaron las reglas del juego. Los hom- periodo peligroso para un jefe fascista. Mientras éste trata en secreto con la
bres de negocios entregaron sumas cuantiosas a las nuevas autoridades na- elite política, sus seguidores aguardan fuera con impaciencia, reprochán-
zis y comenzaron a adaptarse a un régimen que gratificaría generosamen- dole que se está vendiendo. Mussolini, entregado ya a finales de 1920 a ne-
te a muchos de ellos con contratos de armamento y a todos ellos acabando gociaciones secretas con dirigentes de partido, decepcionó a algunos de sus
con las organizaciones obreras del país. Inilitantes al no acudir en defensa de D'Annunzio a Fiume en Navidad y al
La financiación del fascismo italiano ha sido menos estudiada. Cuan- incorporarse a la coalición electoral de Giolitti en mayo de 1921. En agosto
do Mussolini rompió con los socialistas en el otoño de 1914, directores de de 1921 se produjo una rebelión abierta por su «pacto de pacificación» con
periódicos nacionalistas e industriales y el Gobierno francés subvenciona- el enemigo tradicional, los socialistas, que sólo superó dimitiendo tempo-
ron su nuevo periódico, I l Popolo d'Italia, pero lo único que perseguían con ralmente de la jefatura fascista y renunciando al pacto.
ello era intentar que Italia entrase en la guerra.29 La ayuda posterior de los Hitler también tuvo conflictos internos en el partido siempre que pa-
terratenientes, de los militares y de algunos funcionarios al squadrismo pa- recía estar a punto de llegar a un acuerdo para conseguir el poder. El anti-
rece estar bastante clara. guo capitán de los Freikorps Walter Stennes, a cargo de las SA de Berlín y
El periodo más o menos prolongado durante el cual los fascistas y los Alemania oriental, puso objeciones al hecho de que Hitler se propusiese
conservadores llegaron a un acuerdo para compartir el poder fue una eta- llegar al poder por medios legales. Los Camisas Pardas de Stennes estaban
pa tensa para ambas partes, tanto en Italia como en Alemania. Estas nego- tan exasperados por el aplazamiento de las recompensas que esperaban por
ciaciones prometían, en el mejor de los casos, conducir a un compromiso largas horas de servicio con un sueldo escaso y por su subordinación a cua-
que no sería el ideal para ninguna de las dos partes. Pero, considerando las dros del partido no militares, que ocuparon y destrozaron las oficinas del
alternativas (la izquierda en el poder o una dictadura militar que proba- Partido Nazi de Berlín en septiembre de 1930. Cuando se negaron a obede-
blemente excluiría tanto a los conservadores parlamentarios como a los cer la orden de Hitler de respetar la prohibición de la violencia callejera
fascistas), ambas partes estaban dispuestas a hacer los ajustes necesarios y en febrero de 1931, Hitler expulsó sin contemplaciones a Stennes de las
a conformarse con soluciones que no fuesen las ideales. SA. Militantes furiosos ocuparon de nuevo sedes del partido en abril de
Los partidos fascistas se vieron así tentados a una complicidad cada vez 1931, y fueron necesarios todos los poderes de persuasión de Hitler para

más intensa con sus nuevos aliados, que planteaba el peligro de dividir a poner fin a la revuelta. Fueron purgados quinientos radicales de las SA.
los partidos y de alejar de ellos a algunos puristas. Este proceso «normali- Cuando Hitler estuvo más cerca de perder el control del Partido Nazi fue a
zador», ya evidente en la etapa anterior de arraigo, se intensificó entonces finales de 1932, como vimos antes, momento en que los votos empezaron
por las ventajas superiores que se presentaban al ser posible el acceso al po- a disminuir, el dinero a escasear y algunos lugartenientes miraban hacia fu-
der. El caudillo fascista, entregado a una negociación prometedora con los turos más prometedores en gobiernos de coalición. Hitler, con su fuerza de
que detentaban el poder conservador, reformaba su partido aún más radi- voluntad y su instinto del jugador intacto pese a una posición debilitada en
calmente que antes. Hacía lo que Wolfgang Schieder llama un «Herrs- la negociación, apostó al todo o nada por la cancillería.
chaftskompromiss», un 'compromiso para gobernar' en el que se estable- Los conservadores apoyaron la apuesta también, cuando empezó a pa-
cen áreas de acuerdo y se quita de en medio a idealistas molestos.30 recer probable un acuerdo con un partido fascista triunfante: el poder con
Hitler y Mussolini hicieron su Herrschaftskompromiss partiendo de po- el apoyo de una base de masas se convertía ya también para ellos en un ob-
siciones de fuerza algo distintas. Debido a la importancia del squadrismo jetivo alcanzable. Hubo incluso cierta competencia entre los conservadores
para el éxito de Mussolini y a la relativa insignificancia de su grupo electo- para conseguir el apoyo de todo el movimiento fascista o de una parte de
ral, el Duce estaba también más en deuda con los ras, sus cabecillas fascis- él (intentándose a veces desgajar un ala o la base). Schleicher compitió con

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Von Papen en Alemania por conseguir enganchar el caballo salvaje nazi a conservadora dejar de tener que apoyarse en los poderes de emergencia del
su carro, lo mismo que Giolitti con Salandra en Italia. presidente, lo que ya habían hecho a lo lar~o d~ casi tres años, y formar una
No hubo nada inevitable en la llegada al cargo de Mussolini y de Hitler. mayoría parlamentaria que excluyese a la izquierda.
El examen detenido de cómo los dirigentes fascistas se convirtieron en je- y los fascistas no sólo ofrecían números. Ofrecían rostros jóvenes y
fes del Gobierno es un ejercicio de antideterminismo. Es muy probable que nuevos a un público cansado de un orden político establecido envejecido
una serie de factores (la superficialidad de las tradiciones liberales, una in- y que no había hecho nada por mejorar las ~osas. Los d~s partidos más ~ó-
dustrialización tardía, la supervivencia de elites predemocráticas, la fuerza venes de Italia y de Alemania eran el comumsta y el fascista. Ambas nacio-
de las tendencias revolucionarias, un espasmo de rebelión contra la hu- nes deseaban nuevos dirigentes, y los fascistas ofrecían a los conservadores
mill~ción nacional) contribuyesen todos ellos a la magnitud de la crisis y un manantial de juventud. Ofrecían también otra forma de pertenencia: un
redu1esen las opciones disponibles en Italia y en Alemania. Pero los diri- compromiso más intenso y una mayor disciplina en una época en que los
gentes conservadores rechazaron otras posibilidades, como gobernar en conservadores temían la disolución del vínculo social.
coalición con la izquierda moderada, por ejemplo, o gobernar mediante Los fascistas habían hallado también una fórmula mágica para alejar a
los poderes de emergencia de la autoridad regia o presidencial (o, en el caso los trabajadores del marxismo. Marx había afirmado mucho tiempo atrás
alemán, continuar haciéndolo). Eligieron la opción fascista. Los dirigentes que la clase obrera no tenía patria, y los conservadores aún no habían_ sido
fascistas, por su parte, consiguieron la «normalización» necesaria para capaces de hallar un medio de refutarle. Ninguna de sus panaceas decrmo-
compartir el poder. No tenía por qué haber sido así. nónicas (respeto, religión, escolarización) había funcionado. En vísperas
de la Primera Guerra Mundial, Action Franpise hab ía logrado cierto éxito
reclutando a unos cuantos trabajadores industriales para el nacionalismo,
LO QUE OFRECIERON LOS FASCISTAS AL ORDEN E STABLECIDO y la aceptación inesperadamente amplia de los trabajadores de su deber
patriótico de luchar por sus patrias respectivas al iniciarse la Primera Gue-
En una situación de punto muerto constitucional y amenaza revoluciona- rra Mundial predecía que en el siglo xx la nación iba a ser más fuerte que
ria creciente, un movimiento fascista triunfante ofrece valiosos recursos a la clase.
una elite tambaleante. Los fascistas se desarrollaron en todas partes sobre la base de esa revela-
Los fascistas podían ofrecer una masa de seguidores lo suficientemen- ción. Ya mencioné entre los primeros precursores el Círculo Proudhon fran-
te grande para permitir a los conservadores formar mayorías parlamenta- cés.3' En el Partido Nazi, su mismo nombre indicaba ya que era un partido
rias capaces de tomar decisiones firmes sin tener que contar con socios iz- de trabajadores, un Arbeiterpartei. Mussolini esperaba reclutar a sus viejos
quierdistas inaceptables. Los treinta y cinco diputados de Mussolini no colegas socialistas. No obtuvieron ningún éxito aplastante. Todos los análi-
eran un peso importante en la balanza, pero la aportación potencial de sis de la composición social de los partidos fascistas iniciales concuerdan:
Hitler era decisiva. Podía ofrecer el mayor partido de Alemania a unos con- aunque atrajeron a algunos trabajadores, su porcentaje dentro del partido
servadores que no habían adquirido la habilidad necesaria para manejar la estuvo siempre por debajo del que les correspondía en la población general.
política de masas, súbitamente introducida en el país por la Constitución Tal vez esos pocos trabajadores fascistas fuesen suficientes. Si los partidos
de 1919. Durante la década de 1920, el único partido no marxista que había fascistas podían reclutar a algunos trabajadores, la violencia fascista ya se
construido con éxito una base de masas en Alemania era el Zentrum (Par- cuidaría luego de los obstinados. Esta fórmula de «divide y vencerás» fue más
tido del Centro), un partido católico que contaba, gracias a su arraigo en la eficaz que todo lo que podían ofrecer por su cuenta los conservadores.
vida parroquial, con numerosos militantes activos y pertenecientes a todas Otra oferta fascista seductora era una vía para superar el clima de de-
las clases sociales. El Zentrum penetró ampliamente en la clase obrera a sorden que los propios fascistas habían ayudado a crear. Después de haber
través de los sindicatos católicos, pero, siendo como era un partido confe- dado rienda suelta a sus militantes para que hiciesen inviable la democra-
sional, no podía reclutar con la misma amplitud que Hitler. Éste, que con- cia y desacreditasen el Estado constitucional, los dirigentes nazis y fascis-
taba con el mayor partido del país, permitió a los artífices de la coalición tas se presentaron como la única fuerza no socialista que podía restaurar

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ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

el orden. No sería la última vez que los dirigentes capitalizasen esa ambi- oner en peligro los privilegios económicos y sociales conservadores y el
güedad: «Al estar en el centro del movimiento-escribió Hannah Arendt ~oroinio político conservador. Los conservadores, por su parte, retenían
en uno de sus penetrantes comentarios- , el dirigente puede actuar como las llaves de las puertas del poder.
si estuviese por encima de él».32 Las condiciones fascistas para un acuerdo
no eran insuperablemente altas. Algunos conservadores alemanes estaban
inquietos por la retórica anticapitalista de que aún hacían gala algunos in- LA CRISIS PREFASCISTA
telectuales nazis,33 lo mismo que lo estaban los conservadores italianos
con activistas obreros fascistas como Edmondo Rossoni. Pero Mussolini Aunque las dos crisis durante las cuales consiguieron el poder los dos cau-
hacía mucho que se había pasado al «productivismo» y a la admiración dillos fascistas (las secuelas de la Primera Guerra Mundial y la Gran De-
del héroe industrial, mientras que Hitler dejó claro en su famoso discur- presión) fueron diferentes tuvieron elementos comunes. Ambas se produ-
so del Club de Industriales de Düsseldorf el 26 de enero de 1932, así como jeron con gobiernos que tenían problemas de dislocación económica y de
en conversaciones privadas, que él era un darwinista social también en la humillación nacional que la política tradicional de partidos no parecía ca-
esfera económica. paz de resolver; en una situación de parálisis del Gobierno constitucional
Aunque fuese obligado admitir a aquellos zafios advenedizos en los (debida en parte a una polarización política que los fascistas ayudaron a
altos cargos para llegar a un acuerdo, los conservadores estaban conven- instigar); con una izquierda militante en rápido crecimiento y que amena-
cidos de que aún seguirían controlando el Estado ellos. Era algo inaudi- zaba con convertirse en el principal beneficiario de la crisis; y con dirigen-
to que semejantes arribistas dirigiesen gobiernos europeos. Aún era tes conservadores que se negaban a colaborar incluso con los elementos re-
normal en Europa, incluso después de la Primera Guerra Mundial, has- formistas de la izquierda, y que veían peligrar su capacidad para seguir
ta en las democracias, el que ministros y jefes de Estado fuesen miem- gobernando contra la izquierda sin nuevos refuerzos.
bros ilustrados de las clases superiores con larga experiencia en la diplo- Es imprescindible recordar lo real que parecía la posibilidad de una re-
macia o en la administración pública. El primer ministro de clase baja volución comunista en Italia en 1921 y en Alemania en 1932. Italia acababa
de Inglaterra fue Ramsay MacDonald, en 1924, y no tardó en parecer un de pasar por el biennio rosso, los dos «años rojos» que siguieron a las pri-
patricio y en hablar y actuar como tal, para disgusto de los militantes la- meras elecciones de posguerra de noviembre de 1919, en las que el Partido
boristas, que le ridiculizaban llamándole «el caballero Mac». El presi- Socialista Italiano (PSI) triplicó sus votos de antes de la guerra, haciéndo-
dente Friedrich Ebert de Alemania (1919-1925), guarnicionero de oficio, se con casi un tercio de los escaños del Parlamento, y experimentó una
había adquirido prestigio en su larga trayectoria como diputado y fun- oleada de fervor «maximalista». El nombramiento de alcaldes socialistas
cionario del Partido Socialista. Hitler y Mussolini fueron los primeros en numerosas localidades estuvo acompañado de grandes ocupaciones de
aventureros de clase baja que llegaron al poder en países europeos im- tierras y de grandes huelgas, que culminaron con una espectacular ocupa-
portantes. Hasta hoy incluso la República francesa no ha tenido ningún ción de fábricas en Turín en septiembre de 1920. Como telón de fondo se
jefe de Estado y sólo un puñado de primeros ministros que fuesen adve- cernía el ejemplo de Rusia, donde la primera revolución socialista que
nedizos sociales del tipo de, por ejemplo, Harry Truman. Pero las cir- triunfaba en el mundo mostraba todos los indicios de poder generar otras.
cunstancias distaban mucho de ser normales en Italia en 1922 y en Ahora sabemos que los «maximalistas» italianos y el nuevo Partido Comu-
Alemania en 1933. Un ingrediente esencial en el cálculo de los conserva- nista Italiano, fundado en 1921, no tenían la menor idea de lo que iban a hacer
dores era que el cabo austriaco y el bisoño agitador ex socialista italiano a continuación. El miedo a una presunta revolución comunista podía, sin
no tendrían la menor idea de qué hacer con aquel alto cargo. Serían in- embargo, movilizar a los conservadores con tanta fuerza como una revolu-
capaces de gobernar sin el savoir faire de los dirigentes conservadores, ción real. Como comentó Federico Chabod, el miedo de la clase media al
cultivados y con experiencia. comunismo alcanzó su punto culminante en Italia después de haberse
En suma, los fascistas ofrecían una nueva receta para gobernar con aplacado ya la oleada «maximalista».34
apoyo popular pero sin tener que compartir el poder con la izquierda y sin En Alemania, después de 1930, sólo crecieron electoralmente los co-

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ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

munistas, además de los nazis.35 Los comunistas alemanes, lo mismo que ci~ en el cargo por el hecho de tener que gobernar en coalición con sus
los nazis, prosperaron con el paro y con el convencimiento generalizado de aliados c~nservadores. A~que los part~dos fascistas ocupaban algunos
que el sistema constitucional y los partidos tradicionales habían fracasado. puestos vitales en estos gobiernos, sólo disponían de un número reducido
Sabemos por documentos del Partido Nazi requisados por la policía ale- de cargos en el gabinete.37
mana en 1931 (los «documentos de Boxheim») que los estrategas nazis, Ambos jefes.fascistas no tardaron en convertir ese punto de apoyo en
como muchos otros alemanes, esperaban una revolución comunista y pla- una dietad ura d irecta. Completaron su control del Estado transformand0
neaban una acción directa contra ella. Los dirigentes nazis parecían estar un cargo
, . semiconstitucional en una autoridad personal ilimitada: ésa fue
convencidos en 1931 de que la oposición por la fuerza a una revolución co- la autentica «toma del poder». Fue una historia distinta de obtener un car-
munista era su mejor ruta hacia la plena aceptación nacional. go que se ca~acterizó _Principalm~nte por una actuación ilegal masiva por
Dadas todas estas circunstancias, el Gobierno democrático funcionaba parte _de los Jefes fascistas. Los aliados aún eran cruciales, pero ahora sólo
muy pobremente. Aunque el Parlamento italiano nunca estuvo tan com- necesitaban ya su aquiescencia.
pletamente paralizado como el alemán, la incapacidad de la jefatura polí- Ni siquiera Hitler se convirtió inmediatamente en el dictador de Ale-
tica de ambos países para resolver los problemas que se planteaban ofreció mania. Al ~rincipio creyó que el mejor medio de conseguir una mayor in-
una oportunidad indispensable al fascismo. dependencia de sus socios de coalición eran unas elecciones más, en las
Tanto los fascistas italianos como los alemanes habían hecho todo lo que esperaba obtener la mayoría suficiente que hasta entonces no había
posible para que la democracia funcionase mal. Pero el punto muerto de conseguido. Pero :1°t~s de ~ue pudiesen celebrarse las elecciones, un golpe
las constituciones liberales no era algo que hubiesen provocado sólo los de suerte proporc10~0 a Hitler una excusa para dar un virtual golpe de Es-
fascistas. «El colapso del Estado liberal-dice Roberto Vivarelli-se produ- tado desde dentro, sm un soplo de oposición de la derecha ni del centro.
jo con independencia del fascismo» .36 En la época resultaba tentador con- Ese golpe de suerte fue el incendio que destruyó el edificio del Reichstag de
siderar el mal funcionamiento del Gobierno democrático después de 1918 Berlín el 28 de febrero de 1933.
una crisis sistemática que señalaba el final histórico del liberalismo. Desde . Se crey~ durante mucho tiempo que habían sido los propios nazis
el resurgir de la democracia constitucional después de la Segunda Guerra qmenes ha~ian prendido fuego al Reichstag y acusado luego de hacerlo a
Mundial, ha parecido más acertado considerarlo una crisis circunstancial un comunista holandés medio retrasado que se encontraba en las inme-
producida por las tensiones de la Primera Guerra Mundial, por una brus- diaciones, Marinus van der Lubbe, con la finalidad de convencer al públi-
ca ampliación de la democracia y por la Revolución Bolchevique. Inter- co de que debía aceptar medidas anticomunistas extremas. Hoy la mayoría
pretemos como interpretemos la parálisis que aquejó al Gobierno demo- de los historiadores creen que Van der Lubbe fue realmente el autor del in-
crático, no es probable que ningún movimiento fascista hubiese podido cendio Y que Hitler y sus colaboradores, cogidos por sorpresa, creyeron
llegar al poder sin ella. realmente que se había iniciado un golpe de Estado comunista.38 Hubo su-
ficientes_ alemanes que compartieron su pánico como para que dispusiesen
de una libertad de actuación casi ilimitada.
LAS REVOLUCIONES DESPUÉS DE LLEGAR AL PODER: Lo que sucedió después se ha presentado en general como una inicia-
ALEMANIA E ITALIA ~va de Hitler, ~n ~ue el nuevo canciller actuó con notable rapidez y segu-
ndad para capitalizar el temor generalizado al «terrorismo» comunista. En
Los conservadores llevaron a Hitler y a Mussolini al máximo cargo serni- lo que debe insistirse en la misma medida es en la disposición de los con-
constitucionalmente, dentro de unos gobiernos de coalición que los diri- ser:adores_ ~ emanes a otorgarle mano libre, y de las organizaciones de la
gentes fascistas no controlaban totalmente. Una vez en posesión sernilegal sociedad civil a encontrarse con él a medio camino. Mientras aún humea-
del cargo, a Mussolini y a Hitler sólo se les habían confiado los poderes co- ban las ruinas del Reichstag, el presidente Hindenburg firmó un Decreto
rrespondientes a un jefe de gobierno de acuerdo con la Constitución. En para la Protección del Pueblo y del Estado el 28 de febrero, valiéndose de
términos más prácticos, su poder se halló limitado durante el periodo ini- los poderes de emergencia que le otorgaba el artículo 48. El Decreto del In-

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ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

cendio del Reichstag suspendió toda la protección legal de la libertad de mente en la primavera de 1933 por activistas del Partido Nazi contra judíos
expresión, de reunión, de propiedad y personal, permitió a las autoridades y marxistas, e incluso a la apertura del primer campo de concentración
detener a sospechosos de «terrorismo» (es decir, comunistas) a voluntad y para enemigos políticos en Dachau, cerca de Munich, en marzo de 1933,
dio autoridad al Gobierno federal para el control policial de los gobiernos siempre que esas ilegalidades se cometiesen contra «enemigos del pueblo».
de los estados. Hitler pudo prolongar gracias a su autoridad la vigencia de la Ley de Habi-
Tras esto, pocos alemanes se mostraron dispuestos, sin apoyo de la po- litación otros cinco años cuando expiró en 1937, casi sin comunicarlo, y de
licía, la judicatura o las demás autoridades, a oponerse cuando los Camisas nuevo indefinidamente, con la justificación de la guerra, en 1942. Pareció
Pardas irrumpieron en los juzgados y expulsaron a magistrados y aboga- necesitar encubrir su dictadura con el barniz legal que la Ley de Habilita-
dos judíos39 o saquearon periódicos y oficinas de organizaciones de la iz- ción proporcionaba a las acciones arbitrarias del régimen.
quierda. Aunque conseguir el poder ayudaba a un jefe fascista a dominar al par-
El presidente Hindenburg había autorizado ya nuevas elecciones. Cuan- tido, Hitler siguió teniendo conflictos con él incluso después de enero de
do se celebraron el 5 de marzo, sin embargo, a pesar del terror nazi dirigido 1933. Algunos fanáticos creyeron que el éxito que había tenido en la instau-
contra votantes y partidos de la izquierda, el partido de Hitler no consiguió ración de una dictadura nazi significaba que no tardarían en tener acceso
todavía la ansiada mayoría. Sería necesario un paso más para que Hitler ilimitado a puestos de trabajo y al botín de una «segunda revolución». El
pudiese hacer su voluntad. Los nazis propusieron una Ley de Habilitación jefe de las SA, Ernst Rohm, presionó a Hitler para que transformarse a los
que le permitiría gobernar por decreto durante cuatro años, sin tener que Camisas Pardas en una fuerza armada suplementaria, un proyecto que
remitirse ni al Parlamento ni al presidente, periodo tras el cual prometía alarmó al Ejército regular. Hitler resolvió el problema de una vez por todas
retirarse. Su título oficial era un ejemplo espléndido del lenguaje grandilo- en la Noche de los Cuchillos Largos, el 30 de junio de 1934, haciendo matar
cuente nazi o LTl:40 Ley para Aliviar el Desasosiego del Pueblo y del Reich. a Rohm y a otros jefes de las SA, como es bien sabido, y también, pese a no
La Constitución exigía dos tercios de los votos del Parlamento para esa de- ser algo tan conocido, a conservadores recalcitrantes (incluidos varios
legación de poderes legislativos al ejecutivo. miembros del equipo del vicecanciller Von Papen) y a otros notables que
A pesar de que una mayoría de los alemanes habían votado aún por habían dado motivos para ello, como Gregor Strasser, el general Von Sch-
otros partidos el 5 de marzo, Hitler consiguió el apoyo de dos tercios nece- leicher (junto con su esposa), Gustav von Kahr, el dirigente conservador
sario para que se aprobara la Ley de Habilitación el 24 de marzo de 1933, bávaro que había cerrado el paso a Hitler en 1923, y a trece diputados del
gracias a la detención de los diputados comunistas. Los votos no nazis más Reichstag. Hubo en total entre 150 y 200 víctimas.4' Esta lección escalo-
decisivos llegaron del Zentrum católico y de los nacionalistas de Hugen- friante y los expolias de las victorias nazis mantuvieron a raya a partir de
berg. El Vaticano accedió, debido a que el Papa Pío XI estaba convencido entonces a los dubitativos.
de que el comunismo era peor que el nazismo, y a que no daba demasiada La revolución de Mussolini después de llegar al poder fue más gradual,
importancia a las libertades políticas, ya que consideraba que los católicos y la lucha por el predominio entre tres rivales (el caudillo, los fanáticos del
debían actuar en el mundo a través de las escuelas y de la Acción Católica partido y el orden establecido conservador) se resolvió de forma mucho
( organizaciones juveniles y obreras de base), más que a través de elecciones menos definitiva que en la Alemania nazi. Mussolini pareció resignarse du-
y partidos políticos. Hitler pagó su deuda el 20 de julio firmando un con- rante casi dos años a gobernar como un primer ministro parlamentario
cordato con el Vaticano en el que prometía tolerancia con la enseñanza ca- normal, en coalición con nacionalistas, liberales y unos cuantos popolari.
tólica y con la Acción Católica en Alemania, siempre que se mantuviesen al Su Gobierno emprendió políticas convencionalmente conservadoras en la
margen de la política. mayoría de los campos, como, por ejemplo, el ortodoxo equilibrio de la de-
Hitler tuvo ya las manos libres para disolver todos los partidos políti- flación y el presupuesto del ministro de Finanzas Alberto de Stefani.42
cos (incluido el Zentrum) en las semanas siguientes e instaurar una dicta- Pero la violencia escuadrista no dejó nunca de amenazar con escapar al
dura unipartidista. Sus cómplices conservadores se mostraron dispuestos a control de Mussolini. Muchos Camisas Negras querían una «segunda re-
hacer oídos sordos a la «revolución desde abajo» realizada extraoficial- volución»43 para que se les adjudicasen a ellos todos los puestos de trabajo

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ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

y todos los beneficios. Su decepcionante desfile por Roma el 31 d_e octubre El escándalo por el asesinato de Matteotti brindó al rey y al orden esta-
de 1922 se convirtió en una violencia que causó 7 muertos, 17 hendas y da- blecido conservador su mejor oportunidad para deponer a Mussolini del
ños sustanciales en varios periódicos de la oposición, antes de que el Duce cargo. Contaban una vez más con varias posibilidades. Pero decidieron no
consiguiese sacarles de la ciudad esa misma noche.44 Después de eso, siem- llevar sus dudas sobre Mussolini hasta el extremo de dar pasos concretos
pre que creían que Mussolini se estaba «normalizando» demasiado, los para deponerle, temiendo que eso volvería a dar paso al caos o a un Go-
irritados escuadristas no vacilaban en enviarle un mensaje, como en Turín bierno de izquierdas.
entre el 18 y el 21 de diciembre de 1923 (al menos u muertos) y en Floren- Tras varios meses de incertidumbre, en que los aliados conservadores
cia en enero de 1925 (varios muertos, incluidos un diputado socialista yun de Mussolini vacilaban y la oposición se retiraba, en un boicot de la activi-
abogado de la oposición). dad parlamentaria que se volvería contra ellos,47 los ras presionaron a Mus-
Aunque Mussolini procuraba a veces poner coto a sus díscolos segui- solini. El 31 de diciembre de 1924, decepcionados por la aparente falta de
dores consideraba útil de vez en cuando su presión. La Ley electoral decisión de su caudillo, treinta y tres cónsules de la Milicia Fascista ( en la
) . de que Mussolini había convertido a los escuadristas en un intento de contro-
Acerbo la aprobó la cámara baja el 23 de julio de 1923 con los Camisas Ne-
gras patrullando por las calles y Mussolini amenazando con «dejar que siga larlos) le presentaron en su despacho un ultimátum: si el Duce no aplasta-
su curso la revolución» si no se aprobaba la ley.45 Cuando el Senado la ba a la oposición, actuarían sin el.
aprobó el 18 de noviembre de 1923, esta extraña norma otorgó dos tercios Mussolini, consciente de las vacilaciones de sus adversarios y temeroso
de los escaños al partido mayoritario, siempre que obtuviese más del 25 de una rebelión de los ras, decidió jugarse el todo por el todo. En un agre-
por 100 de los votos, distribuyéndose el otro tercio de los escaños propor- sivo discurso que pronunció el 3 de enero de 1925 aceptó «la plena respon-
cionalmente entre los otros partidos. En las elecciones siguientes del 6 de sabilidad política, moral e histórica por todo lo que ha pasado» y prometió
abril de 1924, con presión fascista sobre el electorado, la lista «nacional» (el una actuación firme. Unidades movilizadas de la Milicia habían empezado
Partido Fascista y el Partido Nacionalista) obtuvo el 64,9 por 100 de los vo- ya a cerrar periódicos y organizaciones de la oposición y a detener a sus
tos y consiguió así 374 escaños. De todos modos, no logr? una mayoría en miembros. A lo largo de los dos años siguientes, el Parlamento dominado
las regiones del Piamonte, la Liguria, Lombardía y Venecia. A par~ir d~ en- por los fascistas, espoleado por varios atentados contra la vida de Mussoli-
tonces Mussolini dispuso de un Parlamento dócil y de una apariencia de ni, aprobó una serie de Leyes para la Defensa del Estado que reforzaron el
legitimidad, pero su régimen difícilmente podría considerar~e «~or~al». poder de la administración, sustituyeron a alcaldes elegidos por funciona-
Este periodo de seminormalidad tocó a su fin por un ternble mciden- rios nombrados (podesta), sometieron a censura a la prensa y a la radio,
te de squadrismo renovado, el asesinato de Giacomo Matteotti, el elocuente reinstauraron la pena de muerte, otorgaron a los sindicatos fascistas un
secretario del ala reformista del Partido Socialista Italiano. El 30 de mayo monopolio de la representación obrera y disolvieron todos los partidos
de 1924, Matteotti dio a la cámara pruebas detalladas de ilegalidad Y co- salvo el PNF. A principios de 1927 Italia se había convertido en una dicta-
rrupción fascistas en las recientes elecciones parlamentarias. Diez días des- dura de partido único. Los conservadores aceptaron en general el golpe
pués de esto, el dirigente socialista fue secuestrado en una calle de R?ma e desde dentro dado por Mussolini porque las opciones alternativas pare-
introducido en un coche que esperaba. Su cadáver se encontró vanas se- cían ser seguir con la situación de punto muerto o admitir a la izquierda en
manas después. Cuando testigos oculares permitieron identificar el coche, el Gobierno.
se hizo evidente que los autores del asesinato habían sido íntimos colabo-
radores personales de Mussolini. Sigue sin saberse con seguridad si fue
personalmente Mussolini quien dio la orden, o si sus subordin~~os actua- COMPARACIONES Y ALTERNATIVAS

ron por su cuenta. En cualquier caso, estaba clara la responsabilidad final


de Mussolini. El asesinato estremeció a la mayoría de los italianos, y con- En esta tercera etapa la comparación tiene mucha más utilidad que en la
servadores importantes que habían apoyado a Mussolini pidieron un nue- segunda. Numerosos movimientos fascistas de primera etapa, al hallar
vo Gobierno intachable. 46 poco espacio para crecer, se mantuvieron demasiado débiles para que pu-

130 131
ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

diesen resultar interesantes a cómplices y aliados. Unos pocos arraigaron, raya a los pueblos conquistados que las elites conservadoras adicionales lo-
pero no consiguieron asentar su influencia ni las amistades entre_ la elite cales.
necesarias para poder competir con éxito por el poder. Sólo un punado de Vidkun Quisling, el caudillo fascista noruego cuyo nombre aportó al
ellos llegaron realmente al poder. Entre los que lo hicieron, ~l~nos se con- inglés precisamente la palabra que designa a un Gobierno títere, tuvo en rea-
virtieron en socios subalternos dentro de regímenes autontanos que aca- lidad po~a autoridad en la Noruega ocupada. Aunque su partido, el Nasjo-
baron amordazándolos o destruyéndolos. Hasta entonces sólo en Alema- nal Samling (NS), apenas había sobrepasado el 2 por 100 del voto popular
nia y en Italia se habían hecho del todo con las riendas los fascistas. . . en la década de 1930, aprovechó la oportunidad de la invasión alemana del
La condición de socios subalternos dentro de regímenes autontanos 9 de abril de 1940 y de la retirada del rey y el Parlamento de Oslo para pro-
resultó desastrosa para los movimientos fascistas. Ocupar un puesto subal- clamar que su partido se hacía cargo del poder. Aunque el ideólogo nazi
terno no se compagina con las extravagantes pretensiones fascistas de Alfred Rosenberg le apoyó, funcionarios alemanes más responsables sa-
transformar a la nación y redirigir la historia. Los socios autoritarios, por bían que no inspiraba más que asco en Noruega, y al cabo de sólo seis días
su parte, no veían con buenos ojos la violencia impaciente de los fascistas Hitler accedió a dejarle a un lado.
y su menosprecio de los intereses establecidos, pues solía tratarse en_ est?s Gobernó Noruega como Reichskommissar el funcionario nazi Joseph
casos de movimientos fascistas que conservaban gran parte del radicalis- Terboven, asistido, después de septiembre de 1940, por un consejo de Esta-
mo social de la primera etapa del movimiento. do en el que el NS tenía diez de los trece puestos, sin contar a Quisling.
Ya hemos comentado la sangrienta represión de un socio subalterno Terboven permitió a éste seguir trabajando con el NS (único partido auto-
fascista por un dictador autoritario, la liquidación de la Legión del Arcán- rizado) y el 1 de febrero de 1942 le concedió el título de «ministro-presi-
gel Miguel por el dictador y mariscal ru~ano Ant?ne~cu en enero de dente». Pero ni siquiera entonces disfrutó Quisling de una mínima auto-
1941.4 Como veremos en el capítulo 5, los dictadores ibéncos Franco Y Sa-
8
ridad independiente, y Hitler no atendió a sus deseos repetidamente ex-
lazar redujeron a la impotencia a los partidos fascistas, aunque de ~~ for- presados de que Noruega tuviese un papel más independiente en la Euro-
ma menos sangrienta. El dictador brasileño Vargas toleró un movumento pa nazi. El Gobierno fantasma de Quisling se enfrentó a una creciente re-
fascista y luego lo aplastó.49 Los regímenes conservadores bien asentados, sistencia pasiva y activa.
sean del tipo que sean, han demostrado en general ser terreno desfavor~ble La Holanda ocupada, cuya reina Guillermina había formado un Go-
para que el fascismo consiga el poder. O bien repr_imieron los que conside- bierno en el exilio en Londres, estaba gobernada por una administración
raron que fomentaban desorden, o bien se apropiaron ellos de l~s temas y civil encabezada por el abogado nazi austriaco Arthur Seyss-Inquart, con
de los seguidores del fascismo.50 Los conservadores, cuando podian gober- el dirigente fascista holandés Anton Mussert desempeñando un papel muy
nar solos, lo hacían. menor. El movimiento fascista danés había sido casi invisible antes de la
Otra vía fascista hacia el poder era viajar en el vagón del equipaje de un guerra. Su caudillo, Fritz Clausen, no jugó papel alguno después de 1940.
ejército fascista victorioso. Pero esto sucedió mucho menos a menu~o _de El rey Christian X permaneció en su puesto como un símbolo de la conti-
lo que se podría esperar. Los tres desafortunados ejércitos de Mussolin_i le nuidad nacional mientras su ministro Scavenius suministraba los produc-
dieron pocas oportunidades de imponer regímenes títere en el e:1enor. tos agrícolas que Alemania necesitaba e incluso firmó el Pacto Anti-Co-
Hitler disfrutó de muchas posibilidades de este género, pero no soba con- mintern.
fiar demasiado en los fascistas extranjeros. El nazismo como receta para la Francia fue la conquista más valiosa del Ejército alemán, y puesto que
unidad y el dinamismo de la nación era lo último que ~1 deseaba para un la neutralidad francesa y los productos y los recursos humanos de Francia
país que había conquistado y ocupado. Era el p~cto p~ivado del Volk ale;, eran valores indispensables para la maquinaria bélica del Reich, Hitler no
mán con la historia, y Hitler no tenía ninguna mtención de exportarlo. estaba dispuesto a ponerlos en peligro dando poder en Francia a uno de los
Hitler fue también, durante gran parte del tiempo, y en contra de la leyen- jefez~elos fascistas enfrentados entre sí, de los que hablamos en el capítulo
da popular, un gobernante pragmático con un agudo sentido práctico. Los antenor. El Führer tuvo la buena suerte de que la derrota de mayo-junio de
partidos fascistas locales le serían mucho menos útiles para mantener a 1940 desacreditó tanto a la Tercera República Francesa que la Asamblea

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ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

Nacional gala otorgó plenos poderes, el 10 de julio de 1940, a un héroe de húngaro de La Cru~ y la Flecha, Ferenc Szálasi. La Hungría fascista fue efí-
la Primera Guerra Mundial de ochenta y cuatro años, el mariscal Philippe mera, pues no tardo en acabar con ella el avance de los eJºércitos so · 't'
Pétain, que se había destacado en junio como el principal partidario de aban- L · .. VIe 1cos.
_os nazis permi_neron a fascistas autóctonos tomar el poder en el Esta-
donar la lucha. Pétain estableció una capital provisional en Vichy, en el sur no do cliente de Croacia, que era una nueva creación sin elites rectoras
.d ya es-
ocupado, y gobernó mediante un régimen personal autoritario apoyado por tableci as y se hallaba, de hecho, en la zona de influencia itali"ana En
. . • mayo
los servicios públicos tradicionales del Estado francés, el orden establecido de
. , 1941, cuando el EJército alemán invadió y dividió Yugoslavia , se penn1·_
económico y social, los militares y la Iglesia Católica. Se esforzó mucho por t10 q~e tomara ~l poder en el Estado recientemente independiente de
cooperar con las autoridades de ocupación nazis de la mitad norte de Fran- Croacia el terrorista-nacionalista Ustasa y quien había sido durante _
cia con la esperanza de hallar un lugar adecuado en la nueva Europa bajo do- h • . ~ mu
e o tiem~o su Jeie, Ante Pavelié. Hasta los observadores nazis se quedaron
minio alemán, que estaba convencido de que sería algo permanente. sobrecogi~o_s con las matanzas descontroladas en las que el Ustasa acabó
Hitler mantuvo a cierto número de fascistas franceses a su servicio en con ~ mirumo ~e 500.000 serbios, 200.000 croatas, 90.000 musulmanes
la nómina nazi en París, por si necesitaba presionar a Pétain con un rival. bosnios, 60.000 Judíos, 50.000 montenegrinos y 30.ooo eslovenos.s6 Nin-
Pero sólo en los últimos días de la guerra, cuando la marea había cambia- g~o de estos regímenes títere de estados satélite u ocupados pudo sobre-
do de sentido y los notables conservadores que habían apoyado al princi- VIVIr tr~s la derrota de sus protectores del Eje. En España y Portugal, por el
pio Vichy empezaban a abandonarla, consiguieron puestos en el Gobierno contrar~o, los re~ímenes autoritarios siguieron funcionando después de
colaboracionista algunos fascistas de preguerra, como Marce! Déat.52 1945, eVItando cmdadosamente toda la parafernalia fascista.
El papel principal que Hitler asignó a los fascistas de los países ocupa- E! ,que ~uisling o Szálasi fuesen colocados en el poder in extremis de-
dos fue el de reclutar a voluntarios locales para que fuesen a congelarse y p_endio relati_vamente poco del apoyo indígena, y fue en realidad un indi-
morir en el frente ruso. Tanto el belga Léon Degrelle53 como el fascista fran- c~o. de que H1tl~r-había fracasado en su política preferida de persuadir a los
cés Jacques Doriot54 prestaron a Hitler ese servicio. dmg~ntes tradi~ionales de los países ocupados de que colaborasen con las
Hitler tampoco tenía interés en promover movimientos fascistas den- autondades nazis. Los fascismos de ocupación son ciertamente interesan-
tro de países satélite. Mantuvo cordiales relaciones personales con el ma- tes (la d~rrota y el colaboracionismo hicieron aflorar a todos los perdedo-
riscal Antonescu, que había aplastado el fascismo rumano;55 las treinta di- res del sistema de gobierno anterior y pusieron al descubierto todas las lí-
visiones rumanas de Antonescu en el frente ruso le ayudaron mucho más neas de falla y los antagonismos del régimen político del país ocupado),
que los legionarios fanáticos de Horia Sima. Dejó Eslovaquia, que empezó pero es dudoso que podamos llamarlos fascismos «auténticos», aunque
a existir como un Estado independiente cuando se dividió Checoslovaquia sólo sea porque no tenían libertad para buscar el expansionismo y la gran-
en mayo de 1939, en manos del Partido Popular Eslovaco del padre Josef deza nacional. 57
Tiso, aunque era más autoritario-clerical que fascista. Había recibido has- Aprendemos mucho más sobre el fascismo de otro tipo de fracasos
ta un tercio de los votos eslovacos en el periodo de entreguerras con el pa- c~~o los de los mo'?111ientos de la_ derecha radical francesa, que, aunque s~
dre Andreas Hlinka, y se mostró más tarde dispuesto a ayudar en la depor- hiciesen n_1uy notorios, _s~ mantuvieron en una posición marginal antes de
tación de judíos. 1940. Aqm la comparac10n nos permite ver diferencias reales en el carácter
Hitler consideró también que era más barato y más fácil no ocupar d~l marco de posibles alianzas que diferencia a los países donde el fascismo
Hungría y dejarla bajo el mando del almirante Horthy, que había goberna- triunfó de los demás. ¿Qué separaba a Alemania e Italia, donde el fascis-
do el país según directrices predominantemente autoritarias y tradicionales n:1º tomó el poder, de Francia y de Inglaterra, donde los movimientos fas-
desde el 1 de marzo de 1920. El Ejército alemán no entró en Hungría hasta el cistas eran smnamente visibles pero no consiguieron aproximarse siquiera
22 de marzo de 1944, cuando los nazis sospechaban que Horthy estaba ne- al poder?
gociando con los ejércitos aliados que se aproximaban. Sólo en este mo- ~a ~onsideramos el caso de Francia en el capítulo 2. Prosperaron allí
mento extremo y final, cuando las tropas soviéticas entraban en Hungría, el movim1entos derechistas radicales, algunos de ellos auténticamente fascis-
16 de octubre de 1944, sustituyó Hitler a Horthy por el jefe del movimiento tas, pero la mayoría de los conservadores no se sentían lo suficientemente

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ANATOMÍA DEL FASCISMO
LA LLEGADA AL PODER
amenazados en la década de 1930 como para pedirles ayuda, ni arraigaron
con la fuerza suficiente para imponerse como socios.58 La Unión Británica Do_llfuss _de A~st~ia instauró un régimen autoritario católico y aplastó la
de Fascistas dispuso de un dirigente, sir Oswald Mosley, elocuente, diná- resistencia _socialista bombardeando un barrio obrero de Viena en febrero
mico y (algo excepcional) socialmente prominente, que consiguió un im- d_e 1934, rmentras manten_ía a _raya a los nazis austriacos. El general Fran-
portante apoyo en la prensa al principio, pero ofendió a los conservadores ~isco Fra~co aplastó a la 12qwerda española y a la República mediante la
con la violencia callejera contra los judíos y acabó hallando poco espacio msurrección armada y la Guerra Civil, y dejó poco espacio, después de to-
disponible, mientras que el Partido Conservador mantenía su cómoda mar: el poder, para el pequeño partido fascista español, la Falange. Pero esa
mayoría desde 1931 a 1945. opción violenta significa devolver la calle, la clase obrera y la intelectuali-
En Escandinavia, los partidos socialdemócratas consiguieron incluir dad ilustrada a la izquierda, y exige gobernar claramente por la fuerza. Los
los intereses de las familias campesinas y de la clase media baja en el pro- conservadores alemanes e italianos quisieron valerse del poder de los fascis-
grama de su Gobierno de coalición, privando así de un importante electo- t~s sobre la opinión pú~lica, la calle y los sectores nacionalistas y antisocia-
rado a los partidos fascistas, que se mantuvieron minúsculos.59 listas de las clases media y obrera para afianzar su propia jefatura. Parece
Un examen comparativo del acceso fascista al poder nos ayuda a iden- q_ue creía~ que :ra demasiado tarde para desmovilizar políticamente a la
tificar algunas de las interpretaciones del fascismo que parecen menos úti- cmdadaru~. Habia que ganarla para la causa nacional y antisocialista, ya que
les. Las teorías instrumentales, por ejemplo, tienen bastantes fallos. Redu- era demasia~o tarde para reducirla una vez más al respeto decimonónico.
cen la historia de la llegada al poder del fascismo a los actos de un solo . El que Hitler YMussolini llegasen al poder en alianza con elites tradi-
grupo de intereses, los capitalistas. Niegan también todo respaldo popular c10nales poderosas no fue ninguna simple peculiaridad de la historia ale-
autónomo al fascismo, considerando que se trata de una creación artificial. mana o de la italiana. Es difícil de creer que partidos fascistas pudiesen lle-
La comparación sugiere que el éxito fascista en la empresa de llegar al gar al poder de ~gún otro modo. Es posible imaginar otros escenarios para
poder depende menos de la brillantez de los intelectuales fascistas y las u~a llegada fascista al poder, pero no son verosímiles. El escenario de Kor-
cualidades de los dirigentes fascistas que de la profundidad de la crisis y la nilov (hemos aludido ya a él en el capítulo 2) merece una consideración. El
desesperación de los aliados potenciales. Mientras que la historia intelec- g~~e~al Lavr Georgievich Kornilov, nombrado comandante en jefe de los
tual era indispensable para explicar la pérdida de legitimidad del viejo sis- eJercitos rusos en agosto de 1917, consideró el régimen parlamentario de
tema en casos en que el fascismo consiguió primero arraigar, en esta etapa Alexander Kerenski ineficaz frente al riesgo de la presión revolucionaria
sólo nos prestan una ayuda limitada. Es poco lo que nos brinda para expli- un marco clásico para una reacción fascista o autoritaria. Kornilov hiz~
car qué tipo de espacio político se abrió en las crisis prefascistas de parali- av~zar a sus tropas sobre la capital, pero las fuerzas bolcheviques las con-
zación, avance de la izquierda y angustia de los conservadores, y por qué tuv~eron antes de que llegasen a Petrogrado. Si el general Kornilov hubiese
fue el fascismo el que llenó el hueco en vez de algo distinto. temdo éxito en su misión, el resultado más probable habría sido una sim-
¿En qué condiciones se abrió lo suficiente el espacio político disponi- ple dictadura militar, pues la democracia era aún demasiado nueva en Ru-
ble para el crecimiento fascista para que éste accediese al poder? En el ca- sia para proporcionar la movilización contrarrevolucionaria de masas ca-
pitulo anterior analicé un poco los marcos más generales. En este capítulo, racterística de una reacción fascista a una socialdemocracia débil a punto
me centro en condiciones más específicas de quiebra de la legitimidad de- de verse desbordada por el bolchevismo.
mocrática y parálisis de los regímenes parlamentarios. Pero ¿por qué, en No tenemos por qué creer que los movimientos fascistas sólo pueden
esas circunstancias, no se limitaron los conservadores a aplastar a la iz- ll~gar al p~d~r en una reproducción exacta del escenario de Mussolini y
quierda mediante la fuerza armada e instaurar una autocracia, sin dejar es- ~itle_r. Lo uruc~ q~~ es nec~s~rio_ para encajar en nuestro modelo es pola-
pacio alguno para la promesa del fascismo de atraer a sectores de la iz- nzación, paraliza~i?n, movilización de masas contra enemigos internos y
quierda además de intimidarla? externos Ycomplicidad de las elites existentes. En los Balcanes, en la déca-
Ése fue realmente el modo de proceder de algunos. Ése es el modo más ~a d~ 1990, se produjo algo que se parece mucho al fascismo en un escena-
normal, sobre todo fuera de Europa. En Europa, el canciller Engelbert no diferente, un cam_bio de dirección realizado por dirigentes que estaban
ya en el poder. Los dictadores poscomunistas aprendieron a jugar la carta
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ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

del nacionalismo expansionista como un sustituto del desacreditado co- A largo plazo, consistió en reclutar un apoyo de masas para la defe
•al • . nsa so-
munismo. Cuando el dictador serbio Slobodan Milosevic movilizó el pa- ci y nac10~a1, para umficar, regenerar y rejuvenecer, «moralizar» y purifi-
triotismo de su pueblo, primero contra los vecinos de Serbia y luego con- car ~ la nación, q~e se hallaba, en opinión de muchos, en una condición
tra el ataque aéreo aliado, con bailes, cantos y lemas, consiguió arrastrar a débil, decadente e rmpura.
la población contra enemigos internos y externos y en favor de un sistema ~a trans~ormación que describimos en la segunda etapa, en que los
de gobierno de limpieza étnica de una implacabilidad que Europa no ha- partidos fascistas mutaban para ajustarse al espacio disponible, se desarro-
bía conocido desde 1945. llaría Ycompletaría ahora más en el paso del nivel local al ámbito nacional
Es concebible también, por supuesto, que un partido fascista pueda ser Los fascis~as y sus aliados negociaron un terreno en común, el Herrschafts~
elegido para ocupar el poder en unas elecciones libres y competitivas, aun- kompromiss al_ que alude Wolfgang Schieder.60 En esta etapa, como en la
que, como vimos al principio de este capítulo, ni siquiera el Partido Na- etapa d~l arraigo, l~s pu~g~s. y secesiones dejaron a un lado a los puristas
zi, que de todos los partidos fascistas fue, con mucho, el que mayor éxito del partido del penodo imcial que querían mantener una parte del • ·
electoral logró, superó nunca el 37 por 100 de los votos en unas elecciones radicalismo social. VIeJo
libres. El Partido Fascista Italiano obtuvo muchos menos votos que los na- Es un ejercicio meritorio de la imaginación histórica recordar las otras
zis. La mayoría de los partidos fascistas no consiguieron ningún éxito elec- º?dones de que disponían los principales aliados y cómplices de los fas-
toral, o muy escaso, y por tanto no tuvieron ningún poder negociador en c~stas._Podemos hacer de ese modo lo que se considera que deben hacer los
el juego parlamentario. Lo que podían intentar era desacreditar el sistema hist?nad~res: reconstruir las opciones del momento histórico con todas
parlamentario haciendo que resultase imposible gobernar con normali- sus ~certid~mbres. ¿Qué otra cosa podían hacer las elites políticas de A1e-
dad. Pero eso podría resultar contraproducente. Si los fascistas parecían es- ma?1~ e Italia? En_ Italia, una coalición de los popolari socialcatólicos y los
tar más claramente provocando desorden que bloqueando el avance del so~1alistas reformistas habría asegurado una mayoría parlamentaria. Ha-
comunismo, perdían el apoyo de los conservadores. La mayoría de los mo- bna ?echo falta mucha persuasión y mucha habilidad, ya que las relaciones
vimientos fascistas se vieron así reducidos a la propaganda y los gestos sim- ~glesia-Estado y la educación religiosa les separaban. Sabemos que no se
bólicos. En eso se quedaron la mayoría de ellos, inmovilizados en una po- mtent~, Yque no se deseaba. En Alemania, un Gobierno parlamentario con
sición marginal cuando no se abría ningún espacio. los socialdemócratas y los partidos centristas era una posibilidad aritméti-
En una inspección más detenida, el éxito electoral no era, por supues- ca, pero sólo_ con u~a jefatura presidencial fuerte era una posibilidad real.
to, la condición previa más importante para la llegada fascista al poder. La Una alternativa factible en ambos países podría haber sido un Gobierno d
paralización o el colapso de un Estado liberal existente era más crucial. Es t~cnicos ~ ~specialistas no partidistas para afrontar de un modo no parti~
necesario tener en cuenta que tanto en Alemania como en Italia el Estado dista la _cnsis de la autoridad del Gobierno y de las instituciones. Tampoco
constitucional había dejado de funcionar normalmente mucho antes de esto se mtentó nunca. Si se tenía que prescindir del Gobierno constitucio-
que los fascistas fuesen colocados en el poder. No fueron los partidos fas- nal, sabemos hoy que preferiríamos un Gobierno militar autoritario a Hit-
cistas los que los derrocaron, aunque ayudasen a provocar la paralización. ler~Pero el Ej~r~ito no quiso hacer eso (a diferencia de lo que sucedió en Es-
Habían dejado de funcionar porque no habían sido capaces de solucionar pana), Y decidió apoyar la alternativa fascista. El Ejército italiano no se
los problemas existentes, incluido, por supuesto, el problema de una opo- opuso al fascismo en Italia porque sus jefes temían más a la izquierda.
sición fascista agresiva. El colapso del Estado liberal es hasta cierto punto Esto ~yuda a ver, en c~da caso, que las elites políticas eligieron opciones
un tema diferenciado de la ascensión del fascismo. El fascismo explota la q_ue podnan ~o ser su primera preferencia. Siguieron, de elección en elec-
oportunidad, pero no es la única causa de ella. ción, u~ cammo de opciones menguantes. Eligieron, en cada bifurcación
En la etapa de la consecución del poder, cuando las elites deciden inte- del cammo, la solución antisocialista.
grar al fascismo, las funciones del fascismo maduro se hicieron aún más Es ~ás eficaz :er la toma fascista del poder como un proceso: se for-
claras: en términos inmediatos, su papel consistió en romper un bloqueo man aliai:izas, _se eli~en opciones y se eliminan alternativas. 61 Los dirigentes,
de la política nacional mediante una solución que excluía a los socialistas. que poseian cierta libertad de maniobra, eligieron la opción fascista consi-

139
ANATOMÍA DEL FASCISMO

derándola preferible a otras. Ni la llegada de Hitler al _{>oder ni la de Mus- 4


solini fueron inevitables.62 Nuestro modelo explicativo debe dejar también
EL EJERCICIO DEL PODER
un margen para la suerte, buena o mala dependiendo del punto de vista.
A Mussolini se le podría haber obligado a dar marcha atrás en octubre de
1922 o se le podría haber depuesto en junio de 1924 si el rey, los dirigentes
políticos del orden establecido y el Ejército hubiesen emprendido resuelta-
mente acciones en ese sentido dentro del ámbito de su competencia legal.
La suerte de Mussolini fue que el rey prefirió elegir en su favor. También
Hitler tuvo algunas oportunidades afortunadas. Se benefició de la rivali-
dad de Von Papen y de Schleicher por el cargo, y de que los conservadores
alemanes no quisieran aceptar como conciudadanos a los socialistas refor-
mistas. Fue Von Papen el que tomó la decisión de nombrar canciller a Hit-
ler, como el mejor medio de formar una mayoría que excluyese tanto a su
rival Schleicher como a la izquierda moderada. Las crisis del sistema polí- LA NATURALEZA DEL GOBIERNO FASCISTA:
tico y económico crearon un espacio asequible al fascismo, pero fueron las «ESTADO DUAL» Y AMORFIA DINÁMICA
elecciones desdichadas de unos cuantos dirigentes poderosos del orden es-
tablecido las que situaron realmente a los fascistas dentro de ese espacio. Los propagandistas del fascismo querían que viésemos sólo al dirigente en
su pináculo, y tuvieron un éxito notable. La imagen de poder monolítico
que transmitieron la reforzó más tarde el temor de los aliados durante el
periodo de guerra a la maquinaria militar nazi, así como las afirmaciones
de posguerra de las elites conservadoras italianas y alemanas de que ha-
bían sido las víctimas de los fascistas en vez de sus cómplices. Persiste hoy
en la idea que tiene la mayoría de la gente del régimen fascista.
Sin embargo, los observadores perspicaces pronto percibieron que las
dictaduras fascistas no eran ni monolíticas ni estáticas. Ningún dictador
gobierna solo. Quiere conseguir la cooperación, o la aquiescencia al me-
nos, de los sectores decisivos del régimen (los militares, la policía, la judi-
catura, el funcionariado) y de poderosas fuerzas sociales y económicas. En
el caso especial del fascismo, en que necesitaba que las elites conservadoras
le abrieran las puertas, el nuevo caudillo no podía dejarlas a un lado des-
preocupadamente. Un cierto grado, al menos, de poder compartido obli-
gatorio con el orden establecido conservador preexistente hizo que las dic-
taduras fascistas fueran fundamentalmente distintas en sus orígenes, en su
desarrollo y en la práctica de la de Stalin.
En consecuencia, no hemos conocido nunca un régimen fascista ideo-
lógicamente puro. En realidad, eso difícilmente parece posible. Todas las
generaciones de estudiosos del fascismo han afirmado que los regímenes
se apoyaban en cierto género de pacto o alianza entre el partido fascista y
fuerzas conservadoras poderosas. A principios de la década de 1940 el refu-

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