Golpe de Estado de 1976 Cronología y Secretos de Cómo Se Gestó Una de Las Etapas Más Oscuras de La Argentina

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El último gobierno de
facto
Golpe de Estado de 1976:
cronología y secretos de
cómo se gestó una de las
etapas más oscuras de la
Argentina
El 24 de marzo, las Fuerzas Armadas
derrocaron a Isabel Perón, en medio de
un clima de violencia e inestabilidad
política que sufría el país.

Jura Jorge Videla tras haber derrocado a Isabel Perón


en 1976 e inició la dictadura por la que desaparecieron
miles de argentinos./AFP

24/03/2021 - 9:01 Ι Clarín.com Política Ι


Actualizado al 23/03/2021 - 18:06

El golpe de Estado del 24 de


marzo de 1976 le dio paso al
gobierno militar que condujo el
país durante 2756 días, los
transcurridos hasta que se formalizó
el regreso de la democracia en
1983, en una de las etapas más
oscuras en la historia de la
Argentina que fue precedida por
tiempos marcados por la
inestabilidad política y la violencia.

Ese golpe de Estado fue el sexto


que sufrió la Argentina en 46 años,
en un período de alternancia entre
gobiernos democráticos y militares
que comenzó en 1930, con el
derrocamiento de Hipólito
Yrigoyen, y culminó con la asunción
de Raúl Alfonsín, en 1983.

Aquel 24 de marzo, la Junta


Militar tomó por asalto el poder
que estaba en manos del gobierno
democrático encabezado por Isabel
Perón, quien había heredado la
presidencia con el fallecimiento de
Juan Domingo Perón el 1º de
julio de 1974.

María Estela Martínez de Perón, "Isabelita", en


un acto como Presidenta el 1º de octubre de
1975. A la derecha, Carlos Menem.

El período de facto transcurrido


entre 1976 y 1983 tuvo cuatro jefes
de Estado, en el plan que llamaron
Proceso de Reorganización
Nacional: fueron Jorge Rafael
Videla (1976-1981), Roberto
Eduardo Viola (1981-1982),
Leopoldo Fortunato Galtieri
(1982) y Reynaldo Antonio
Benito Bignone (1982-1983).

El gobierno del radical Alfonsín


trajo consigo el comienzo de una era
de estabilidad democrática en el
país, aunque todavía debió soportar
una serie de alzamientos militares
que se extendieron hasta la
presidencia de Carlos
Saúl Menem, a principios de la
década del '90.

Así, el último presidente de facto


que tuvo la Argentina fue Bignone,
quien gobernó desde el 1º de julio
de 1982 hasta el 10 de diciembre de
1983, cuando Alfonsín asumió el
mandato que había recibido en las
elecciones realizadas el 30 de
octubre.

Cronología del golpe de


Estado de 1976
La muerte de Juan Domingo
Perón agravó un escenario político
que ya se mostraba inestable con el
líder del Partido Justicialista en
sus últimos tiempos en la
Presidencia, a la que había llegado
después de ganar las elecciones de
septiembre de 1973, aunque ya con
el peso de sus 77 años.

Postal histórica en 1973. Juan Domingo Perón,


Isabel Perón y, delante, Héctor Cámpora, en la
casa de Gaspar Campos.

Eran tiempos en los que ya habían


aparecido células guerrilleras
agrupadas en dos líneas principales:
Montoneros(peronistas) y
Ejército Revolucionario del
Pueblo (ERP, marxistas).

Tras el fallecimiento de Perón, el


gobierno recayó en su viuda, María
Estela Martínez de Perón,
aunque en realidad se produjo un
vacío de poder que permitió el
crecimiento de la influencia del
ministro de Bienestar Social, José
López Rega, hombre de confianza
de la presidenta y miembro de la
logia anticomunista internacional
Propaganda Due.

López Rega lideraba una


organización terrorista parapolicial
que se autodenominó Triple A, que
saldría a la caza de dirigentes
considerados "de izquierda" luego
de la muerte de Perón. Incluso,
muchos de sus efectivos se
incorporaron a los grupos de tareas
a partir del golpe de Estado del '76.

José López Rega fue secretario privado y


ministro de Bienestar Social de Perón y de
Isabel Perón. Además, manejaba la
clandestina Triple A.

El 5 de febrero de 1975 comenzó el


Operativo Independencia, una
intervención militar para combatir
bastiones de la guerrilla en la selva
de Tucumán, que mantenía una
presencia en la zona desde
principios de 1974.

El 28 de noviembre de 1975 se
alumbró el llamado Plan Cóndor,
un acuerdo empujado por Estados
Unidos y firmado por todos los
países del Cono Sur (Argentina,
Chile, Brasil, Paraguay y Uruguay),
en Santiago de Chile.

Este acuerdo tenía el propósito


de agudizar “los contactos
bilaterales o multilaterales a
voluntad de los respectivos países
aquí participantes para el
intercambio de información
subversiva, abriendo propios o
nuevos carteles de antecedentes de
los respectivos servicios”.

El 5 de octubre de 1975, en pleno gobierno de


Isabel Perón, un ataque de Montoneros a un
regimiento ubicado en los suburbios de la
ciudad de Formosa.

La endeble estabilidad democrática


argentina tambaleó a fines de 1975:
el 18 de diciembre, el sector
ultranacionalista de la Fuerza Aérea
se sublevó y llevó a cabo un fallido
intento de golpe de Estado. Varios
aviones despegaron de la base aérea
de Morón y ametrallaron la Casa
Rosada. La rebelión fue repelida
cuatro días después.

Aunque los militares insurrectos no


lograron el objetivo, sí consiguieron
el desplazamiento del comandante
de la Fuerza Aérea, Héctor
Fautario, último oficial leal a Isabel
Perón y receptor de duras críticas
desde el Ejército y la Marina por su
vehemente oposición a sus planes
represivos, y por no movilizar sus
hombres en la lucha contra la
guerrilla.

Desde Tucumán, donde encabezaba


al Ejército en los combates contra
los guerrilleros, Jorge Videla
(había asumido al frente de la fuerza
en agosto del 75) impuso en la
Navidad un ultimátum de 90 días al
gobierno de Isabel para que
“ordenara” el país. El destino de la
viuda de Perón estaba sellado desde
un par de meses antes.

Isabel Perón junto con Italo Luder, el


presidente provisional del Senado. en 1975.

Tras un período de descanso en la


ciudad cordobesa de Ascochinga,
Isabel Perón había retomado la
Presidencia antes del 17 de
octubre de 1975, cuando se realizó
el acto del Día de la Lealtad
justicialista y en la Plaza de
Mayo ya se respiraba una
atmósfera destituyente: "Si la tocan
a Isabel habrá guerra sin cuartel",
cantaron los manifestantes
encolumnados en movimientos
sindicales.

En esos días, el gobierno de los


Estados Unidos ya había recibido un
lapidario informe de su embajador
en la Argentina, Robert Hill, quien
dio cuenta de la debilidad de
Isabelita e incluso anticipó la
inminencia de un golpe de
Estado.

El poder del gobierno se licuó por el


clima violento en el país, fomentado
también desde el seno del gabinete
por López Rega, por las acciones
militares pero también por el apoyo
de civiles que se alinearon detrás del
movimiento destituyente. Algunos
dijeron, años más tarde, no haber
tenido la sospecha de un accionar
tan radical de la Junta Militar al
asumir.

Columnas de Montoneros en una


manifestación. La organización guerrillera
atentó contra la estabilidad política.

No tuvieron en cuenta los niveles de


odio y enfrentamiento cuerpo a
cuerpo que tenían militares y
guerrilleros. En ese marco, el vicario
castrense, monseñor Servando
Tortolo se reunió con Isabel Perón
el 29 de diciembre de 1975 para,
trascendió, llevarle el mensaje de los
tres comandantes en jefe de las
Fuerzas Armadas para que
presentara la renuncia.

Ya en 1976, la economía agravó la


situación, con una inflación de dos
dígitos en los dos primeros meses
(18 y 20 por ciento) que hizo
insuficiente el aumento salarial del
18 por ciento que había dado el
gobierno en enero. El precio del
dólar casi se triplicó.

En lo político, el Congreso no
respondía a los pedidos para tratar
proyectos de ley enviados desde el
Ejecutivo. La licuación del poder era
cada vez más evidente.

Isabel Perón, en el tramo Vnal de su gobierno.


A su derecha, Emilio Massera, uno de los
militares que la iba a derrocar.

Se ubicó en Washington DC un
último intento de lograr el apoyo de
Estados Unidos, con la reunión que
el 11 de febrero tuvo el canciller
Raúl Quijano con el secretario de
Estado norteamericano, Henry
Kissinger, a quien incluso
invitaron a que visitara la Argentina,
convite del que declinó.

Una de las últimas apariciones


públicas de Isabelita fue el 10 de
marzo, en un acto en la sede de la
Confederación General del
Trabajo (CGT). No se llevó
respaldo de una cúpula gremial que
le había soltado la mano, ni pudo
contagiar el entusiasmo que le puso
a su discurso: "Veo demasiadas
caras tristes. Yo sé que cuando hay
que ajustarse el cinturón las caras se
ponen tristes. Pero también les digo
que no hay que perder el optimismo,
porque si no estuviera segura de que
vamos a salir adelante no estaría
sentada aquí delante de ustedes”,
dijo.

Ricardo Balbín, el líder de la


Unión Cívica Radical (UCR),
intentó el 16 de marzo sosegar el
mal clima que iba in crescendo:
“Desde aquí invoco al conjunto
nacional, para que en horas
exhibamos a la República un
programa, una decisión, para que se
deponga la soberbia cuando se trata
de estas cosas. Lo digo desde arriba
para abajo. No hay que andar con
látigos, hay que andar con sentidos
morales de la vida”.

Tanques y soldados estacionados frente a la


Casa Rosada, el 24 de marzo de 1976. (AFP)

El 22 de marzo regresó al país el


empresario Jorge Antonio, un viejo
amigo de Juan Domingo Perón
quien había estado 18 años exiliado.
Sus declaraciones públicas fueron
lapidarias: "Si las Fuerzas Armadas
vienen a poner orden, respeto y
estabilidad, bienvenidas sean". Ese
mismo día Casildo Herreras,
secretario general de la CGT, se fue
a Uruguay para ya no regresar.

El martes 23 fue un largo día que


terminó en los primeros minutos del
miércoles 24 de marzo con el
derrocamiento de Isabel Perón.
En la mañana previa, el ministro de
Defensa José Alberto Deheza se
reunió con los jefes militares,
quienes le exigieron la renuncia de
la Presidenta de la Nación.

Isabel partió en helicóptero desde la


Casa Rosada hacia la residencia
de Olivos poco antes de la 1 del
miércoles 24. Imprevistamente, la
nave aterrizó en Aeroparque. Allí,
Isabelita fue informada de que
había sido destituida.

La Junta Militar que asumió el control del


gobierno el 24 de marzo de 1976: Emilio
Massera, Jorge Videla y Orlando Agosti.

A la 1.50, la ya ex presidenta fue


enviada en un avión de la Fuerza
Aérea a Neuquén, como detenida. A
las 10.40, la Junta Militar asumió
el control del gobierno para dar
inicio de una etapa de siete años,
seis meses y 13 días de una
dictadura sangrienta en el marco de
una década de plomo, dominada por
el choque de la violencia guerrillera
y el terrorismo de Estado.

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