DIGI-0161 Introduccion Condori Mamani-2

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RICARDO VALDERRAMA FERNANDEZ
CARMEN ESCALANTE GUTIERREZ

" GREGORIO CONDORI MAMANI "


AUTOBIOG RAFIA

CENTRO DE ESTUDIOS RURALES ANDINOS


"BARTOLO ME DE LAS CASAS"
e useo
IN DICE

Pág.

Prefacio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Nota Preliminar ...................... ........ · ... · · V

GREGORIO
1ra. edición: Bilingüe (Castellano-Quechua) Centro de Estudios
Rurales Andinos Bartolomé de las Casas-Cusco, 1977. 1 . . . •. ••. . . . . . . . ••. . . •. . •••. . •. . ••. . . •. . •. . . . . . . 1
11. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
111................... ............. ... . . . . . . . . . . . . 20
2da. edición: Castellano. Centro de Estudios Rurales Andinos IV ...................... ...................... .. 23
Bartolomé de las Casas-Cusco, 1979. V ...................... ...................... ... 30
VI ...................... ...................... .. 37
VIl . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
VIII ...................... ................ · .... ·· 43
IX................... ....................... .... 58
X ...................... ...................... ... 73
XI................... ....................... .... 82
Xll . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89

ASUNT A, MUJER DE GREGORIO

1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
11 ...................... ...................... ... '103
111 ....•................. ...................... .. 111
Reservados los derechos de traducción, reproducción y adaptación. IV ...................... ...................... ... 119
(C} centro de estudios rurales andinos Bartolomé de las Casas, 1979. Glosario ...................... .................... 128
Apartado 477-Cusco
Impreso en el Perú
PREFACIO

Gregorio Condori Mamani es huérfano. No conoce a sus padres, no


tiene parientes y no son éstos, como padrinos, los que cortan sus
cabellos en el primer rito de introducción a la sociedad, sino su
propia madrina. Cuando ya tiene los huesos duros para trabajar,
cuando ya puede tejer su propia vida, ella le manda de la casa y
entonces empiezan sus andanzas por el mundo.

Su condición de huérfano le persigue por toda su vida y él lo


comenta cuando describe sus momentos difíciles: la muerte, a los
tres años, de su único hijo propio. Tomasito ha muerto como ci"is-
tiano y está enterrado en un cajón, pero ahora Gregorio no tiene
a nadie que pueda decirle: "No papá, sí ya no puedes con la carga,
aquí está tu hijo, con este brazo". En el último capítulo, Gregorio
discute su trabajo de cargador, sus temores al ser ahora viejo. Pro-
bablemente se morirá en la calle y echarán su cadáver en la fosa co-
mún, sin cajón. Ningún familiar se preocupará de él; por eso quie-
re formar un sindicato de cargadores.

Gregorio nació en el pueblo de Acopía, cerca al río Vilcano-


ta; sus primeras andanzas van por tierras de este río hasta su ori-
gen en la Raya. Le emplean como pastor, de ovejas, de chanchos,
de asnos. Pero él es un muchacho de muchos oficios y de ninguno.
Siempre se le escapan o se le mueren animales v los dueños le pe-
gan y le despiden. El regresa una vez a Acop(a. Se sienta en la pla-
za todo el día, sin que nadie lo reconozca, hasta que al fin revela
el único nombre de un familiar que él conoce. Quieren casarle con
una chica rica, pero ella lo rechaza y así siguen sus andanzas de
huérfano, ahora en dirección al Cusco.

El mismo camino, por el río Vilcanota, de la Raya hasta el


Cusco, una vez hab(a andado también el Dios Viracocha, el Crea-
dor, como un hombre pobre, rechazado en todos los pueblos por
donde pasaba. Esta es la única parte del Perú, desde la Raya hasta cerse el dormido y sostenerse con el buen olor. Lo único que re-
el Cusco, que Gregorio realmente conoce y sobre la que le interesa cibe por la mañana, cuando cree que ya ha pasado todo, es un cal-
reflexionar en sus memorias. Tiene una memoria asombrosa de de- dito; un caldito que le hace parar en la cárcel por nueve meses.
talles: de nombres, de fechas, de precios y de números; pero lo in-
terpreta todo a la luz de los grandes mitos que él nos cuenta. Son Después de la cárcel, Gregario se establece en el Cusco. Des-
casi todos, mitos ya conocidos en otras versiones, del Perú y Sud cribe su vida matrimonial; la muerte de su hijo y de su segunda
América, y fiasta se parecen a los mitos antiguos de el lnka con- mujer; sus andanza~ y dificultades ahora en conseguir casas; el tra-
quistador y del Dios Viracocha. Pero son los lluevas detalles, su bajo en la fábrica; los gobiernos y los políticos. Entran en su len-
punto de vista de huérfano, andando por las tierras de Dios, que guaje palabras como supermarket y autopsia y parece que este ti-
les dan un valor único. Abre su relato con los hechos del lnka y del po de vida moderna ya no le induce a contar mitos, aunque su des-
lnka Qolla. El lnka defiende el territorio del Cusco contra los cripción de la llegada de Haya de la Torre al Cusco, disfrazado co-
vientos del altiplano, construyendo los cerros. ~n"_o"tmr:nito, lnka- mo mujer, casi toma forma mítica. Pero no pierde su visión Andi-
rri se deshereda a sí mismo y a los runa, los Peruanos pobres, al no na de la vida actual en la ciudad. Como cargador trae las ollas de
aceptar de Dios los trabajos que éste entoces da a los Espafias. El comida de la señora Angélica al Mercado Central. Ella tiene mucha
lnka dice que ya sabe "hacer caminar las piedras", pero ahora los suerte en vender y la gente comenta que ella "está curada con
runa no saben las técnicas de la civilización occidental. En otra despacho (ofrenda a las deidades) para tener venta; ese viejo tam-
parte, sin embargo, el Dios de los runa también es andariego, bién es suerte, toda la comida que carga nunca regresa". Y dice
perseguido y harapiento, y no deja de hacer engaños como un Gregorio: "Mi espalda tiene suerte porque está curada a mi marka"
verdadero dios trickster, para deshacerse de sus enemigos. La ma- (su deidad protectora personal). Son las espaldas de los ca:rguyoq,
nera en que él roba ganado es para Gregario un ejemplo de la ló- o de los varayoq, en los pueblos, que ya desde tiempo inmemorial
gica que usa un abigeo ante el juez: no es el abigeo que ha roba- permiten que la vida y la sociedad sigan, como tan expresivamente
do la vaca: es la vaca que siguió al pobre al serie enviada por Dios. se ve ilustrado también en México en el arte Maya prehispánico.

Los mitos interpretan, dan sentido a su vida. Comentando las El relato de Gregario hace oír una voz completamente propia
labores agrícolas en los pueblos (la única vez en que describe al de la vida andina. El no se asombra de lo nuevo como el cronista
hombre dentro de su ayllu) cuenta el mito de la vieja rit'i (nieve) del siglo XVI; no trata de identificarse con algo que no es suyo
que esconde por la noche a un viajero en su casa bajo una vasija como el autor indigenista; tampoco analiza y descuartiza el mate-
para protegerle de sus tres hijos terribles, el granizo, el trueno y el rial como el antropólogo. Describir los trabajos agrícolas para él
rayo. Regresan por la noche con su cosecha, robada de las chacras es evocar Pachamama como una realidad viva y cercana; es evo-
de los hombres. Aunque huelen carne humana, no le encuentran. car la lucha épica del arariwa, recién casado, desnudo como al salir
A la mañana siguiente el viajero despierta aliado de una laguna en de la barriga de su madre ( lsu propia madre o Pachamama ?), con
la puna: la casa había sido mamaqocha (madre laguna). Más tarde, kerosene y honda, contra las nubes negras para proteger la cose-
una experiencia parecida le pasa a Gregorio mismo. Viajando a la cha contra el granizo y el rayo. No hace falta enumerar los para-
montaña, se aloja en una casa donde por la noche los hombres re- lelos con ideas Incaicas, pero si queremos comparar en esta des-
gresan con una vaca robada que tratan de asar en una olla. No le cripción su evocación del ayni -que ya no se hace en el Cusco ni
dan nada de comer y él por miedo y por necesidad, tiene que ha- en los Pueblos Jóvenes que son como casa de condenados, donde

11 111
NOTA PRELIMINAR
todo trabajo es por con que evocó otro hombre Andino,
desarraigado como Gregorio, en uno de sus gritos más
emocionados.

es ayudar a trabajar a tus familiares a tus Esta es la historia auténtica de Gregario Condori Mamani y
en ayni, pero eso sí, todo ayn1 tie- de Asunta su mujer, ambos quechuas monolingües que hace más
paisanos
"'"•"'1"'Pr con corazón". "En esto de ayni uno tiene de cuarenta años migraron de sus comunidades de origen hacia la
nes que
si vienen a ayudarte, tienes que atenderlos bien, ciudad del Cusco. Los conocimos por 1968 cuando nos traslada-
que ser
en la casa, pocos vienen a colabora rte ... ". mos a vivir a Coripata; una barriada marginal del Cusco, donde
no se puede olvidarla, la Pachama~a. ellos vivían ya hacía muchos años. Gregario y Asunta habitan ac-
la pachamama se olvida de uno". Ayni tualmente una casucha al lado del basural, en el i(mite de la ba-
"está en te casas, te ayudan en ayni; cuando alguien de tu rriada con la estación del Ferrocarril del Sur. La suya es una de las
familia muere, en el entierro te ayudan por ayni". pocas viviendas que carecen de luz, agua y desagüe; y que no ocu-
pa más de trece metros cuadrados de tierra, sobre los que se alza
858) en el siglo XVI de la "Pulí- una habitación de adobe, que es el dormitorio donde además se
y buena horden al cunado" que los com- crían cuyes. A uno de los costados se le ha anexado otros muros
en el trabajar en otras necicida- que protegen un fogón de barro, donde cocina Asunta, y en el
y en el comer y ueuer y en la fiesta y espacio restante ella cría siete gallinas y dos perros.
en muerte a llorar y despues de muerto y en
mientras que ellos bivieron y despues sus hijos y Cuando los conocimos, Gregorio ya era cargador a tiempo
y se sirvian y guardauan la ley de completo y Asunta realizaba a diario su negocio de comidas.
que cristiandad ci fuese enseñado el evangelio Actualmente Gregorio continúa desempeñándose como cargador,
no tiene esta pulicla en todo el mundo de los com- no así Asunta que ya no realiza ningún negocio. Ella vive recluí-
r,-,.,.,.,.,,,rt en esta los cristianos (! )... ". da enferma en su casa, pues ya se mueve con mucha dificultad.
Durante los años en que fuimos vecinos_, entre nosotros surgió
que para hacer ayni hace falta tener animales una profunda amistad, a través de la que posteriormente em-
pues "los con animales, claro, te ayudan si eres pa- prendimos este trabajo, el que fue iniciado en 1973 cuando
riente o amigo", esto es lo que a él siempre le faltó: de mu- entrevisté como asistente antropológico del film "El Cargador"
chacho cuando por se perdieron los animales que tuvo -corto metraje que se rodó en Cusco bajo la dirección de L. Fi-
que cuidar y tarde cuando trató, como todo sicuaneño, de gueroa- a cargadores de distintas condiciones, temporales y perma-
hacer negocio de ollas en la feria del Señor de Wanka. Allí quería nentes, ancianos y niños; con la finalidad de obtener datos sobre
que sus asnitos tomaran el agua de la mamacha Virgen María y se la situación de ellos en el Cusca. La amistad con Gregorio, su con-
hicieran cristianos, con suerte para cargar los negocios. Los anima- fianza en nosotros y sobre todo su asombrosa capacidad narrativa
les se enfermaron con fiebre "y, caraja, estos cristianos siempre se nos llevaron en 1975 a reanudar las entrevistas con él, dirigidas es-
murieron". Su destino fue cargar en su propia espalda, no en la ta vez a reconstruir su historia de vida. Escogimos temas generales
de los asnos. en base a los que Gregorio -y posteriormente Asunta- pudieran dis-

V
R.T. Zuidema
currir en forma libre. Muchas veces eran ellos quienes elegían los También creemos necesario aclarar que el 1íder aprista a
temas para -hablar, lo que recogimos en cinta magnetofónica empe- quien menciona en su relato como que escapara del Cusco vestido
zando su traducción en junio de 1975. Este proceso fue interrum- de mujer no fue Haya de la Torre; es posible que Gregario lo con-
pido repetidas veces para volver a entrevistarles con el objeto de funda con el General Vargas Dávila, quien evitara de esa manera
que ampliaran aspectos que habían pasado de largo. Gregorio y A- ser linchado por las masas durante la toma de la ciudad del Cusco
sunta saben firmar sus nombres y reconocen -en el caso de Asunta- por los obreros en 1958 (del 6 al12 de abril). Estos hechos se ini-
algunas letras, pero no saben escribir ni leer. Por ello a pesar de ciaron con un paro de protesta por el alza de la gasolina y el kero-
que Gregario posee documentos personales que consignan datos sene.
y fechas importantes en su vida, sin embargo no recuerda fechas
como la de su nacimiento que según su libreta de Conscripción fue Todos estos datos nos sirvieron para confirmar la veracidad
el 6 de julio de 1908 en Acopía, actual distrito de la provincia del relato de Gregario.
de Acomayo, Cusco. Este mismo documento data de 1933, en
donde consta que fue llamado al servicio activo el 31 de agosto En el caso de Asunta es imposible precisar fechas, no
de ese afio, fecha en que también empieza el Gobierno del sólo porque ella carece de documentos personales -a excep-
Genera! Osear R. Benavides. Asimismo es interesante aclarar la Cion de la partida de matrimonio que no pudimos ubicarla- sino
referencia que hace Gregorio sobre la primera vez que llegó el también porque ya no recuerda el nombre de la mina en que tra-
aeroplano a Sicuani, piloteado por Enrique Rondán, el nom- bajaba. Ambos al enterarse de la publicación del relato que nos hi-
bre verdadero corresponde a Enrique Rolandi, piloto italiano que cieran se alegraron mucho y se ofrecieron para volver a contarlo
aterrizó en Sicuani el 7 de junio de 1921 cuando cubría el raid con mayores detalles.
Cusco-Puno. Comprobamos también que Gregario entró a la fá-
brica de tejidos de algodón Huáscar el 1 ro. de octubre de 1943 Tanto los nombres de Gregorío, como los de lugares y
y cesó en este trabajo el 11 de marzo de 1967 por cierre de la personas, instituciones y autoridades, no han sido cam-
fábrica. Aquí él trabajó como barrendero durante 23 ar10s y biados a excepción de los de Asunta y sus familiares.
cinco meses, tiempo que para Gregario es corto, ya que él afir-
ma que "este trabajo no le duró mucho", afirmación debida El hecho de ser el runa simi nuestro idioma mater-
tal vez a su concepción del tiempo y a la necesidad de que este no, ha facilitado que la traducción al castellano resulte lo más cer-
trabajo le asegurase su estabilidad económica por el resto de su cana posible al texto quechua, conservando así la forma muy pe-
vida. Su jornal diario al momento de cesar en el trabajo era de culiar de expresarse de los bilingües andinos de la zona. Las per-
treintiún soles veintiocho centavos, y a partir del 1 ro. de noviem- sonas que lean el texto quechua podrán tener de él su propia in-
bre de 1968 el Seguro Social del Obrero le asignó una pensión terpretación, porque consideramos que nuestra traducción no es
mensual de trecientos cincuentaiocho soles treinta centavos que, la única ni la más perfecta. Asimismo en· la versión castellana con-
aunque no menciona en su relato, sigue percibiendo hasta la actua- servamos palabras en quechua que necesitan nota al margen, por
lidad. Confirmamos también que en efecto la muerte del llder lo que se afiade un glosario.
sindical que él menciona, Emiliano Huamantica, ocurrió en un
accidente de carro mucho antes del cierre de la fábrica, el 7 de Queremos hacer constar nuestro agradecimiento al Dr. Jorge
enero de 1964. Flores y al joven literato Enrique Rosas, ambos de la Universidad

VI VIl
Nacional del Cusco. A los Drs. Franklin Pease y Jürgen Riester, de
la Pontificia Universidad del Perú, por la lectura y suge-
rencias a los primeros manuscrito s de la versión castellana. A Ro-
sario Valdeavelia no por la adaptación del texto quechua al alfabe-
to oficial aprobado el 16 de octubre de 1975. A mí hermano La-
dislao Valderrama y su esposa Dominga Atayupanki por su inva-
lorable ayuda y aliento. Centro de Estudios Rurales Andinos
"Bartolomé de las Casas" y a su Director Dr. Guido Delran por
el constante apoyo que nos brindaron durante la realización del
presente trabajo.

Finalmente , este libro cumple el deseo de Gregorio Condori


Mamani y de su esposa Asunta: de "que se conozcan los sufrimien-
tos de los paisanos".

R.V.F. y C.E.G.

GREt~OIUO

VIII
Me llamo Gregario Condori Mamani, soy de Acopía y hace
cuarent a años que llegué de mi pueblo. Vine de mi pueblo porque
no tenía padre ni madre. Era totalme nte pobre y huérfano y esta-
ba en poder de mi madrina. Ella me cortó los cabellos; y un día,
cuando ya era grandecito, me dijo:
-Ahora que ya tienes fuerzas y los huesos duros, tienes que ir
a trabajar. Te haré, pues, tu fi-ambre para que vayas a buscar un
trabajo, a ver si traes plata siquiera para la sal de la lawa que co-
mes. Porque como ya tienes los huesos duros y con fuerza, ya no
puedo tenerte en mi poder, manten iéndote ; maí'íana tendrás mujer
e hijos, y a lo mejor te toca una mujer que no te va a ayudar en na-
da, y me puedes maldecir. Y yo no quiero que después de mi
muerte, alguien me maldiga; porque me puedo volver penante. Así,
será mejor que tú solo, desde ahora, aprendas a tejer tu vida para
que mañana mantengas a tu familia.
Así me habló mi madrin a. Y le dije:
-Bueno, mamá.

Entonces, desde ese día, en mi corazón se prendió, como alfi-


ler, la idea de salir de la casa de mi madrina para ir a buscar traba-
jo. Ya. no podía ni dormir. En eso llegó un arriero a mi pueblo, tra-
yendo sal y azúcar en muchos caballos y mulas para canjear con la-
na, chuño y moraya. Me dijeron que ese arriero, llamado don Ja-
cinto Mamani, sabe llevar chiquitos al Cusca para muchachos de
sus compadres. Al saber esto, lo busqué en el corral de sus mulas,
y le dije:

-Papay Jacinto , quiero que me lleves al Cusca a trabajar en la


casa de tus compadres.
Al escucharme, el wiraqocha Jacinto me miró de ríes a cabeza
y dijo:
-Todavía eres chico.
Ante eso, yo no sé de dónde todavía salieron mis lágrimas, y Qolla suelte al viento, lo soplará de nuevo.
llorando le dije: Y al comprender esto, el Inka había hecho todos los cerros
-No papá, soy huérfano, solo; mi madrina ya no quiere man- que rodean al Cusco y así estos cerros existen desde aquella vez.
tenerme.
Después me contestó: Yo pensaba en esta historia: En el Inka, tratando de prolon-
-Entonces, me esperas el martes en el camino junto al puente gar el día, construyendo el Cusco, cuidándose del viento del Inka
de Yuracmayo. Qolla. Entonces era tiempo de lluvias; la lluvia y la nevada caían
Ma y noche, hasta que las lomas y las pampas quedaban blancas,
Hasta ahora recuerdo, cuán largos fueron esos cuatro días que cubiertas de nieve. Creo que partimos, un día martes ... , casi sin sa-
esperé para partir de mi pueblo. Nunca los días fueron tan grandes ber a dónde (bamos, porque no se ve(a el camino. Las mulas y los
y largos, como los d (as que esperé para venirme al Cusco. Sólo una caballos andaban al tanteo, y ya por la tarde, cuando el padre sol
vez, en una faena, había escuchado al tayta Laureano Cutipa ha- estaba bien inclinado salió un ratito; los cerros se pusieron blancos,
blar del Cusco. El tayta Laureano estaba de Alcalde Varayoq y en reverberando, hasta empezaron a arder como espejos. Esto parec(a
esa faena dijo que cuando el Inka estaba construyendo el Cusco, haber quemado mis ojos, porque me dio ya casi de noche
donde vivieron nuestros abuelos, todo era pampa; no había cerros llegamos a una lomadita donde había una posada a donde también
y el viento, dice entraba como toro bramador por estas pampas había llegado otro arriero con su señora y media piara de mulas; la
derribando cualquier pared o casa que levantaba el Inlw. Así un señora estaba embarazada, ya en los últimos d!'as. Cuando estába-
d (a, el había dicho a su mujer: mos bajando las cargas de la piara de mulas, empezó una lluvia
- iCarajo! Este viento no me deja trabajar, voy a encerrarlo en fuerte y los truenos caían a nuestro lado, reventando como cama-
una cancha hasta que termine de hacer el Cusco. retazos muy fuertes, por lo que todos estábamos asustados. Las
De ese modo el Inka se fue a la Raya a encerrar al viento, pa- mulas y los caballos, de puro susto también querían saltar la
ra lo que había construido una cancha muy grande. Ya cuando es- cancha para escaparse, hasta que el wiraqocha Jacinto ordenó a sus
taba arreando al viento para apresarlo, hab(a aparecido el Inka Qo- dos peones:
lla -dice que el viento pertenece al Inka Qolla, por eso en el lado ~Atajen desde los cercos; y tú, Gregorio, agarra mi mula de
Qolla hay mucho viento y es puro pampa- el Inka Qolla le había montar.
dicho:
-lpara qué quieres encerrar mi viento? En medio de esa lluvia, todo mojadito, estaba agarrando la
-Para construir mi pueblo.- Había contestado ei Inka. mula. La señora del arriero - i pobrecita!- estaba con dolores de ba-
-Si tú quieres hacer tu pueblo, te voy a consentir que encie- rriga, gritando entre truenos y rayos, de puro miedo. Nunca vi caer
rres mi viento sólo por un día; si no terminas en ese día, nunca po- tantos rayos ni tronar tanto como esa noche, como queriendo ha-
drás acabar, porque a mi viento voy a ponerle más fuerza de la que cer pampas de los cerros. As( en la lluvia,en medio de rayos y true-
tiene, y barrerá con todo. nos que caían a nuestro lado, la huahuitá salió de su mamá, tam-
Al verse en esta situación, el Inka amarró el sol, de ese modo bién gritando,como asustada por la tormenta. Esa vez,ya cuando
el tiempo se convirtió en largo Ma. Cuando hab(a terminado de estaba por amanecer,mis ojos empezaron a dolerme,como si me
construir el Cusco, su mujer le había sugerido al Inka: hubieran metido a los ojos ese fierro candente para marcar caballos
-Tienes que construir hartos tajamales, porque cuando el Inka Como nunca me habían dolido con ese dolor que da ganas de a-

2 3
rrancarse los ojos, yo también empecé a gritar como esa seño- mi mal era para esto, porque al día siguiente de nuevo estaba sano.
ra, y en lo que estaba gritando, sentía que en mis ojos había can- Y desde ese rato, solo, en mis adentros empecé a pensar que podía
dela que me estaba quemando el cuerpo. En eso me dijo el peón alcanzarlos a ellos, pero vi que era difícil. Era tiempo de lluvias y
de la señora: no conocía los caminos. Al verme as( empecé a llorar a ocultas de
los dueños de la estancia. Como yo estaba llora y llora, el dueño de
-No seas bruto, indio: bájate el pantalón, amontona harta la estancia me dijo:
nieve y siéntate encima; verás que tu dolor va a pasar.
-Quédate con nosotros, a pastear ovejas.
Hice lo que me dijo, y llorando estaba sentado sobre la nie-
ve, agarrando la mula; era cierto, el dolor de mis ojos bajaba poco ComET1TO\pod(a ir a ningún lugar, me quedé con ellos a pas-
a poco. Pero al día siguiente, mi culo estaba hinchado, todo rojo, tear ovejas; así, al amanecer del tercer d(a que me quedé en la
como si me hubieran quemado con agua hervida, y no podía cami- estancia, estaba junto con ellos apacentando ovejas. Pero el dueño
nar. de la estancia tenía hartos chiquitos que eran unos diablos pen-
dencieros, que quer(aQ pegarme a menudo. Yo no me dejaba. Ellos
Esta mala suerte padecí aquella vez cuando quise llegar al jode y jode, hasta que ya no había paciencia para aguantarles; yo
Cusco a emplearme como sirviente; pero seguro mi estrella no les hacia chillar. Por eso varias veces me fuetearon:
era para llegar al Cusco a trabajar de muchacho, era más bien -Abusivo carajo, habías pegado a mis hijos.
para estar dando vueltas, penando pueblo tras pueblo. Porque esa
vez, mis ojos y mi culo estaban hinchados totalmente, y no podía Como me maltrataban ellos y sus hijos, y hab(a poca comida
caminar al paso de la tropa de mulas. Ellos avanzaban y yo me -en las estancias siempre hay poco que comer- no encontraba el día
quedaba atrás más y más. De esto se dieron cuenta los peones y le para irme a cualquier lugar. En lo que estaba caminando as( tras las
avisaron al patrón; el patrón ordenó a uno de los peones para que ovejas con el corazón puesto ya en otro pueblo, un día pasaron u-
me dejara pagado en una estancia de ovejeros y me curaran de mi nos arrieros con dirección a Acop(a. Yo me fui tras ellos, dejando
mal. El peón me dijo: las ovejas que pasteaba en una lomada.
-Cuando sanes te regresas a tu casa.
Yéndome tras esos arrieros, apared de nuevo en Acopía. As(,
Pero la noche de ese día, en la casa de estos ovejeros, estuve ya en Acopía, no sab(a a dónde entrar, tenía vergüenza de regresar
muy mal, ya para voltear a la otra vida, enfermo con calentura, ya a la casa de mi madrina. Como aqu( en Acop(a no había otro hue-
volteando los ojos. Mi cuerpo era como brasa ardiendo pero la due- co donde meterme, ya de noche regresé a la casa de mi madrina.
ña de la estancia me salvó. Ojalá a esta señora de buen corazón el Estaba entrando a su casa, despacio, caminando con la punta de
Señor la haya hecho sentar a su lado, porque ella es la que me sal- los pies para no hacerme notar con el esposo de mi madrina. Pero
vó de lo que ya estaba caminando a la otra vida. Me curó, haciendo este desalmado siempre me vio: ·
orinar en una vasija grande a todos los de su casa, desde su esposo -Ah icarajo! Este mañoso había regresado; seguro le ha falta-
hasta su hijito menor. Este or(n con harta sallo hizo hervir, y con do tragadera.
este or(n hervido me bañó todo el cuerpo de pies a cabeza y con Ante sus palabras estaba temblando de vergtÜ'JFa y sólo dije:
una bayeta grande que calentó en el fogón, me envolvió. As(, todo -Fui a trabajar.
4
En cambio mi madrina, creo, al verme se alegró, porque -lDónde se ha ido?
-¿Lo !levó ei río?
me dijo:
-lLo el cerro?
ibas a trabajar por qué no avisaste? -¿Qué le ha pasado a mi Gregorio?

aquella dorm ( en casa de mi madrina entre miedo As( habría camjnado llorando mi madrina, porque ella me
y vergüenza. Pero al día de nuevo estaba en sus manda- quería. yo, ya caminaba con el por todas
tos. Aunque yo ya no pensando en ir- ovejas. lbamos siempre detrás de las
me sea a trabajar. del andar de estos animalitos. me hacían caminar, me
madrina sufriendo, porque un ; que no daban su ·esa había comida; no era co-
me para un casado, para un soltero o para un ; mo ahora escasa. en una de mis andanzas con estos carniceros,
no sé del todo para me madre, esto sólo sabe un día me había dormido en la pampa de Langui. Esa pampa está
que ahora ya es alma. era muy y no reventaba llena de y q'oya. MieQtras dorm(a, estos carniceros
mi boca ni a mi nombre, mi madre me entregó a mi na que b(an ido, abandonándome~En esta pampa, abandonado, me vi
no tenía hijos. Pero ~-1 de esta mi madrina era muytacaño y solo, solito en la vida. Enlonces empecé a corretear de estancia
me pegaba de todo, a veces sangrarme, de lo que co- en estancia, de arriba-abajo, preguntando por mis compañeros. La
mía. Sólo una vez me dijo que el pueblo donde me a- gente me deda: ·
madre a esta vida es Layo, mi legítimo pueblo donde na- -Hace rato han pasado por aquí.
en esto (de Acopíá para Layo, junto a un carnice- As(, en lo que estaba caminando entre las q'oyas, llorando y
Cusco, que caminaba por comprando ovejas. A penando mi suerte amarga como la sal, una mujer de buen corazón
este carnicero le decían ladrón, porque nunca se alojaba en el me llevó:
pueblo, pues siempre acampaba en un toldo al canto del pueblo. -Ya no llores, hace mucho rato se han ido, -me dijo.
Dentro de este toldo se cocinaba. La noche que fui donde ellos,
hada mucho fr(o; y como hacía mucho frío, me entré dentro del En la casa de esta señora estuve dos meses, pasteando sus ove-
toldo, sin que se dieran cuenta. Ya cuando estaba dentro del toldo jas. Un día ella viajó a Sicuani por harina de trigo que aquella vez
me cogieron riéndose: costaba ochenta centavos la media fanega. vez circulaba sólo la
moneda blanca; ya después Benavides hizo aparecer la moneda
-Había entrado ladrón, -dijeron, y me amarraron los pies y las amarilla de ahora. En ese pueblo la señora me había entregado a u-
manos. Dormí con ellos en el toldo aquella noche. Esto me suce- nos compradores de trigo, que me llevaron a Sicuani montado en
dió cuando era qorito. Mi madrina, cuando se enteró, seguro que burro:
l!orar(a; porque no se sabe nada de mí, desde que salí de Acopía -No podría caminar, -diciendo.
hasta ahora; seguro que lloró siempre, porque de mí no se sabía Así llegué a Sicuani, donde de nuevo, estuve trabajando con
si me había perdido subiendo al cielo, o entrando al ukhu pacha. otro carnicero. _Pero este carnicero también era otro diablo. Me pe-
Seguro que mi madrina siempre me buscó: gaba mucho, mi oreja ya no era oreja. Mi espalda ya no era espal-
-lDónde está mi pobre hijo? -diría. da. Me pegaba demasiado. Allí pasteaba vacas. En lo que pasteaba,
-lDónde está mi Gregorio? como todo chico, me quedaba dormido. Otras veces se me hacía

7
tarde. De eso me pegaba, colgándome con soga de un tirante, me bañarme en el Huillcamayo a las cinco de la maiiana, en tiempo de
daba orín fermentado con hoiHn: helada. '
-Toma esto. A ti te gusta, -decía.
Yo tenía que tomar aquello, por miedo a ser castigado, a ser Este carnicero no paraba nunca en su casa, siempre esta via-
azotado en la espalda, hasta sangrar. jando. Yo solo tenía que estar en la casa, pasteando los ganados;
las veces que no iba de viaje, cuidaba su asnito que ten (a la cos-
Así me hacía este cristiano, que ahora seguro ya ha muerto. tumbre de irse a Suyopampa a comer. Un día de ésos el asno desa-
mente cómo estará dando cuenta a Nuestro Dios. pareció definitivamente. Por temor de ser castigado por esta pérdi-
Esto me (a por lo que era huérfano, sin madre. otra ocasión da, ya no volv( a esa casa. Aliado de la casa de este carnicero habí-
me dejó al cuidado de la casa, cuando vivíamos en Acotapam~a, en a un canchón donde se levantaban grandes amontonamientos de
. ese tiempo, había un gran señor hacendado apellidado piedras; all(, en un rinconcito, acurrucado, me oculté. eso ví
Valdivia. Este hacendado tenía tierras por todas partes, y este pasar a mi patrón con un zurriago grande en la mano, resoplando
decía: de cólera. Tuve múcha suerte, seguro que Nuestro Señor me
-Nosotros también seremos Valdivia menor por lo menos. ocultado; pues buscándome, no me vio al pasar por mí lado. En-
Pensando así, compraba terrenitos que en esos tiempos eran tonces para que no me encontrara yo me encomendaba al papacha
baratos. Un d (a cuando todos salieron a hacer tratos sobre compra [ios:
de yo me quedé solito en la casa y no regresaron en va- -Ocúltame, Señor, que este cristiano diablo no me vea .
rios días. Entonces por juguetón, me olvidé de darles pasto a los
cuyes. Como no habían comido en varios d los cuyes murier?n ; Así, me , de noche, de Sicuani con dirección a San Pablo,
y los gatos se comieron. Al retornar luego de tres d , se di~­ por el canto del río Huillc-arnayo, no por el camino,por temor de
ron cuenta que faltaban los cuyes. De ese modo empezo a casti- encontrarme con este diablo. En el trayecto me encontré con un
garme: hombre y una mujer que hab(an estado truchando, así de noche.
Creo que ellos se asustaron, aunque yo también me asusté rnucho.
-Habla, mañoso, seguro los has vendido. Si hablas no te voy Entre asustado y asustado, temblando, me acerqué a ellos:
a castigar, -decía.
Entonces, para que no me castigara más hablé mintiendo: -¿Eres de esta vida o de la otra vida7 -me dijo el hombre.
-Sí, los he vendido, -dije. -Soy de esta vida, -contesté.
- Y ¿a cuánto los has vendido? -lQuién eres y a dónde vas? -Me volvió a preguntar.
-Sólo los cambié por cuatro panes. -Así estoy caminando, no tengo padre.
-Conque los has vendido, indio marioso. Ellos eran runas no más, como yo, de buen corazón, porque
Recién vino el verdadero castigo. Me colgó .... , me latigueó me dijeron:
hasta sangrarme la espalda y dejarme todo morado. - lQuisieras irte con nosotros?
Otras veces cuando iba a pastear las ovejas, jugando, me que-
daba dormido y mientras, las ovejas se dañaban, se comían todos Me dieron su fiambre sacando de su atadito. Sólo eso com(.
los papales y trigales que recién brotaban. Por los daños d~ aque- Así regresamos a Sicuani. Yo dije en mis adentros: como ya tengo
llas inocentes ovejas, aquel cristiano, por castigarme, me obligaba a otro patrón, ese diablo no me buscará. De Sicuani nos fuimos con

8 9
yunta, y por eso me querían más. Aunque aquí mi estómago an-
este Gumer~indo Qt:uru -así se llamaba- a la tierra de su rnujer, al
daba bien, mi ropa siempre estaba haraposa como ahora· esas ve-
de Anza. Aqu1 ellos eran de buen y alma !impía. No
ces que trajinaba de chacra en chacra, no sabía todavía t;mar chi-
sé, será mi suerte. Como he andado de casa en casa, desde la
cha ni trago, pero comida me daban en abundancia. A veces me
vez que vi la luz del d (a, haciendo renegar a nuestro ·será así mandaba a trabajar done su compadre, o donde su amigo o fami-
la suerte de los que hemos a este mundo para sufrir. liar, por m in k 'a o ayni. As( estaba en la casa de Don Gumercindo
De esa manera -dice- los curamos heridas Dios que
más de un año. Pero cierto día me pasó mala suerte. cr~o que
está lleno de llagas, y cuando estas heridas cu- la mala suerte está en mi pegada como lunar negro. Esa vez, con
radas, el sufrimiento de este mundo. nos dijo este mi patrón, vinimos a Sicuani en dos asnos cargados de harina
una vez en el cuartel, un cabo que era del lado de Paruro y no- de trigo para vender, y mientras trataba de montar un asno el o-
sotros los soldados le dijimos: tro volteó una esquina, pero cuando fui tras el asno, ya no había.
-Cómo, caraja, cuán grandes son esas heridas que con tan-
Así se desapareció, se hizo noche. Volví con un solo asno:
to sufrimiento, no desaparecen. Ni que fuera mata ' Y
-El otro he dejado en Sicuani, -dije.
él nos respondió:
Después salí a buscar el asno, andaba preguntando en los ca-
-No sean herejes, icarajo! iYa Cuatro últimos formarse.l
minos; esa vez habían muchos asnos; todos caminaban en asnos·
no había carro, ni uno; no se conoc(a. En lo que andaba buscan~
As( fue.
do el asno, cerca a San Pablo me encontré con un misti. Y este
rnisti me dijo:
Ahora, ~ecordando, digo que hay más sufrimiento que
- iChico! ldónde andas?
antes. Esta v1da ya no es para aguantar. Esta vida está más
-Ha desaparecido mi asno y ando buscándolo, -dije-.
pesada que la carg.a en mis, espaldas. Cuando los días y los años pa-
san, .est~ esp~lda Siente mas la carga. Así está la vida. En mi igno- - iQué va a haber tu burro! Lo habrán ocultado. Y ahora la
rancia d1go, SI las llagas de este Dios son causa para tanto sufrimien-· dónde vas a ir?
-Ahora q.ue el asno ha desaparecido corno tragado, ya no voy
to, para cuatro días de vida ... ¿Por qué no se le busca y se le cura?
a regresar a m1 casa, -·contesté.
Así le dije a mi mujer hace años y ella me respondió:
-Vamos conmigo a arrear caballo, -me dijo.
-Dice, para eso, los extranjeros han ido en avión a la Afama
No
Así me fui tras el caballo de este misti. recuerdo su norn-
bre,+porque éste, al día siguiente me entregó a otro misti en Ma-
Killa.
ranganí. Aquí en la casa de este otro misti, esa misma maRana me
dijeron:
Y como para eso, todos esos días, en las calles hablaban de
-Anda a pastear ovejas.
que 1os gr!~gos caminando una semana en avión, habían llegado a
1
la Jhama K1lla. Pero yo creo que eso es habladuría.
As( me convertí de nuevo en ovejero. Yen do a los cerros tras
la_s ovejas, ~rmé amistad con otros chicos ovejeros, con quienes ju-
As( es el sufrimiento. Aquí en el Ayllu de Ariza, este hombre
gabamos m1entras las ovejas comían, haciéndonos bolas de trapo
Gu~ercindo, me ten(a muy estimado, porque yo desde chiquito
para patear, trompos que hacíamos de unos troncos de chacaco-
sabia arar con la yunta. Iba al aporque cargadito rlel yugo de la

10 11
·mo. Yo no sé, hasta ahora no he perdido esa costumbre de dormir
al instante, donde me siento; siempre he sido así desde chico. Bue- wayllares. Pero los dueños, que eran unos hacendados, se ataja-
no, en lo que pasteaba a las ovejitas en los cerros, mientras jugaba ban la leña y la bosta de los cerros. Como yo ya era grandecito y
o mientras dormía, éstas se dañaban o el zorro se las comía. Por e- pendejo, tenía que pelear con esos mayordomos lambes cuando
so un día mi patrón me dijo: me querían quitar la leña o la bosta. Así, cuando un día fui al
wayllar de ese hacendado Zavaleta en Onocora, él mismo me qui~
Tú puedes terminar con mis ovejas. Será mejor que te vayas, tó mi ponchito, por la leña que recogía. De modo que me re-
ya no te necesito. lPara qué voy a necesitar a uno que termina gresé sin nada:
con mis animales?.
-Así me han quitado, -dicienrlo.
La ropa que me puso estaba nueva. Me la quitó y me dio la o':.
tra, toda haraposa, y me dijo: Estando bien en esta casa, yo en mi cabeza de asno pensé y le
-Anda vete. dije a la señora Agueda: ·
Así me botó de su casa a la calle. Ese día, llorando todo el -Mama, iré al Señor de Huanca a vender ollas.
día, caminé por las calles de Maranganí, hasta que al Liltimo, fui Así partí a esta ermita, cargado de ollas en el asno de mi pa-
a la casa de ese misti que me entregó: trona y en otro que fleté. Estas ollas las compré en San Pedro y las
-Esto me ha sucedido, -diciendo. llevé para truequear con maíz de la quebrada. Por una olla me da-
ban maíz; la mitad de la olla. Aunque la olla fuese chiquita o gran-
También en la casa de este misti, pasteaba sus ovejas. Este te- de, era la mitad. Eso era sabido; como también nadie compraba
nía asnos, vacas y ovejas; pero con él ya no iba tras los ganados de con plata, ni había ollas para plata, todo era para truequear con
cerro en cerro; ten(a canchones y wayllares, donde cuidaba los re- víveres.
baños; pero yo no sé cómo, un día, una oveja se perdió, y sin más
compasión me botó: Hará tres o cuatro años que volví a esta ermita con mi mujer.
- iFuera mañoso, caraja! -diciendo. Ahora ya no es como antes, donde la gente venía desde el lago de
Puno, en cientos y cientos de llamas, caballos, asnos. Ahora la er-
. Trajinando por el camino grande, llorando, aparecí en el ayllu mita del Señor de Huanca es para estar asustado o zonzo; todo es
Ttiobamba, más arriba de Maranganí, en la casa de Leandro Cuti- plata y van carros como hormigas.
pa. Este era un paisano; no era misti; allí me quedé nuevamente de
pastor. En esta casa también tenía que cuidar las ovejas. Aquí es- Cuando llegué a la feria de la ermita, el mismo día cambié to-
tuve cerca de un aflo. como ya era grandecito, me enviaban como das las ollas. Los asnos comían junto con los caballos y llamas de
pongo, semanas enteras, a la casa del cura en Marangan(. Antes, a otro ollero que era paisano de Sicuani. Así estando entropados, co-
los curas, en los pueblos de las provincias hab(a que servirles por miendo todo tranquilos los asnitos, yo los separé para hacerles to-
turno. Esto hacían los priostes, , personas que empiezan a hacer mar agua. En el Señor de Huanca, a unos pasos de la capilla, hay
los cargos. Bueno aquí no me convenía,.por eso, calladito, me cuatrb peñas; al pie de estas peñas hay manantes de agua que salen
perdí al pueblo de San Pablo a la casa de fa señora Agueda Palo- de la Pachamama. El agua del primer mananate es de la mamacha
mino, que no ten(a hijos ni ganado. Aquí ya también todos los Virgen María. Cuando se toma su agua, se es más cristiano, y ade-
d(as tenía que ir a traer leria de los cerros y recoger bosta de los más cura la fatiga de los viejos. El agua del segundo manante es de
San Isidro Labrador. Su agua está bendecida y hay que llevar en
12
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Así, ese mismo día que nos encontramos por casualidad, me
recogió para llevarme a Sicuani. Aquí en Sicuani le serví durante
dos años, como pago por los asnos muertos.
La señora Agueda tenía su hermanita; yo en ese tiempo ya e-
ra jovencito. Esta su hermanita se llamaba Justinacha, con ella con-
versábamos comprometién donos, era ya como mi enamorada, y
a veces ella mededa:
-Uévame.
le
en como dónde?
que estos
la mamacha Virgen María y se
con suerte para cargar los negocios. al poco rato
enfermos con fiebre, eso era anuncio, mal
a ser hombre para andar con í,
curarnos a los asnos, les bañamos y qué no
para qui la muerte. Pero,carajo, estos
se murieron. Por eso, ese fue ei día que se me par-
corazón para el Señor de Huanca, porque dejó morir a mis
asnos a su lado. llorando mi mala con el
me estaba yendo con dirección a Sicuani, cargando la ca-
rona de los asnos muertos y me quedé en Kay-Kay. Como los as-
nos murieron no había maíz. Cómo iba a regresar a mi casa sin
nada, por eso me quedé en Kay-Kay, en la casa de un rnisti pa-
nadero, que hacía pan dos veces a la semana, entonces yo le a-
yudaba a hacer panes. Este misti era buen cristiano, no me pega-
ba; un total tacaño, pero bueno¡ por eso haciendo panes dos veces
a la semana, sólo comí dos o tres panes durante todo e! :tiempo
que estuve en su casa. Pero como por Kay-Kay pasaba el camino
gr~nde de Sicuani a Cusco, un día, mi patrón, el esposo dela
s~~ora Agueda, se encontn) conmigo, cara a cara y de frente me
dijo:
.. ¿Dónde están los burros? lQué los has hecho, so mañoso? -joven, laún sigues sentado?
~

-Sí, tayta, estoy esperando que algún tío venga a reconocer-


Yo le dije: me. Soy Gregario Condori Mamani, hijo del alma Doroteo Condori
-Se murieron con fiebre, pero aqu( están las caronas. Mamani.

14 15
no era el de mi padre, era el del único t(o de
nombre.
- iAh!, el tayta Doroteo no es alma todavía, é! está en la
cárcel de Yanaoca y es mi compadre. Entonces vamos a casa.
Ya en su casa me enteré que mi tío, tayta Doroteo, con sus Cuando era pollito chico y estaba en el
amigos, había traído llamas del lado de Livitaca, del Totora. aeroplano por alto, que ahora
Seguro no habrían podido voltear a este lado con sus llamas, has- ban antes: en lo sobre el aire, va a caminar el
ta que en la Apacheta de Huamani se hizo alcanzar con pelo. De podríamos ver al hombre caminando en el aire?
eso estaba en la cárcel, mi tío. der ver!. As( como hablan ahora por por icaciones en
Cuando llegué a Acopía, ya era tiempo de cosecha y se nece- periódicos, que ha de o venir o cosas la
sitaba brazos. Primero anduve de chacra en chacra, ayudando a es- antes hablaba de boca en boca: "el hombre va a caminar ' a trote
carbar papas. Por un día de ayuda, el pago no era en dinero; era un sobre el viento". lo que hablaban así, llegó este animal
atado de papas, lisas u ocas. Trabajando todo el tiempo de la cose- con el nombre de aeroplano. Cuando llegó el aeroplano la
cha, reuní h;uta papa como para un troje. Al final de la cosecha un decía: .
paisano me dijo: - iAy señor, qué animal nos ha llegado!
-Quédate en mi casa, sólo me ayudarás a cuidar las ovejas. Y con el orín que se hace fermentar para lavarse los cabellos,
Yo le dije: hacían aspersiones al aire y con el ajo masticado escupían:
-Bueno. - iPhufh, phufh, mal agüero! iQué cristiano es éste! -diciendo
Un día, en tiempo de la era, nosotros estábamos trabajan-
As( estaba de nuevo como ovejero, y al segundo día me fui a do entre doscientos a trescientos hombres, y en eso por
la estancia con las ovejas. Esta estancia era una chodta en las fal- d~i cerro. Silquincha, apareció un pájaro grande, parecido al
das del cerro. Aquí viví solo, acompañado por tres perros. En esta condor, gritando como condenado. Y todos os que estábamos en
estancia no había agua para tomar. Todos los días, sea por lama- la era nos asustamos. Ese rato me acordé de un cuento que
ñana o por tarde, hab(a que ir como a media legua, por agua. una vez mi tío Gumercindo, que faltando unos días para el de
Desde cuando el día rayaba en la punta de los cerros diciendo este mundo va avenir un con cabeza de cóndor y de
"q'aq", yo tenía que empezar a cocinar en una sola olla tarde y llan:a a avisarnos a los runas, familias para esperar listos
mañana, para mí y para mis perros. Durante el día caminando tras el fm de este mundo. Y mi tío dijo:
las ovejas recogía leña. As( estuve en la estancia, hasta que este mi -El Inkarrey, que viviendo ahora en el
i)atrón, que era paisano, ya no se acordaba de mí como al princi- de la vez que lo mató el señor cura Pizarro, va a salir ese d
pio que me mandaba o me traía, aunque sea un poquito de víveres; fin de este mundo en alcance de los runas.
era tacaño y tomador. Cuando me hallaba olvidado, un d (a, un Cuando el aeroplano avanzaba tomando dirección hacia noso-
partido de mi patrón me propuso ir con él. Así estaba caminando tros, dijeron:
de casa en casa hasta que me cogieron para movilizable. -Este es Taytacha milagro, que viene hacia nosotros.

Y se pusieron de rodillas a rezar:


- iAy, taytay, habías llegado!

16 17
Al ver que realmente se venía en d nosotros la curiosidad. Ya después, cuando fui jovencito, vi el tren en
pensé: "será, pues, arrod il!ados cuani. No me asusté, pero casi grito al verlo; era cierto su color
murmuraban de todo al en mis aden- negro y que se parecía al gusano en su caminar. Más b a mí
tros dije: "Ay, taytay, yo no soy pecador, siempre he trabajado la me impresionó lo que jalaba mucha carga. Esa vez sólo en una de
chacra ayudando a pad '. Y decía el aeropla- sus plataformas hab{an cargado cientos de cajones de alcohol
no se ruidosamente por encima de nosotros. Entonces, como ''Martínez".
ei aeroplano se pasó y no bajó a nosotros, todos los que estábamos
rezando y otros que le contaban sus pecados, nos callamos y vimos Así también vi por primera vez el carro, en San Pedro. El ca-
que se perdió en dirección a Sicuani. Ahí el paqo Machaca dijo: rro, creo que era un camión chiquito que sólo andaba con carga,
a en Sicuani, vamos a ver qué dirá, a q rá veni- porque la gente en esos tiempos andaba a pie, o en mulas, caba-
do. llos o asnos; y los que viajaban en carro eran criticados. Decían:
Unos cuantos se animaron para ir a Sicuani, pero el resto se- -Claro: tiene plata, es rico, por eso anda en carro.
guíamos trabajando la era. , aquella vez, en todas partes la ha- Así se observaban, y por esta razón la gente casi no quería
blad general era del aeroplano. Enrique Rondán es su chofer, viajar en carro.
decían. También de las bajaron a ntar
si era cierto o no que un milagro había pasado por el alto.

Tamb antes del tren hablaban como del avión. Pero yo


antes conocerlo, sólo escuchaba lo que hablaban:
-El tren, el tren, lcómo será?
arrastra como gusano.
Otros en cambio decían:
-Es mal de color negro, puro fierro, parecido a la culebra,
que para caminar abre su boca, donde tiene fuego. También había
canciones del tren cuando éste apareció, como ésta:
Dónde está mi yana
Ya está en Santa Rosa,
mi carreta,
ya está en Kisa-Kisa.
Si es que Rosaiina
no me amas,
Si es que Rosalina
no me quieres,
que me trague el yana machu.

Como todo el mundo hablaba del tren, en mí también creció

18 19
111 d(a en dos grupos. Un grupo era peruano y el otro era chileno. Así
cada domingo después de los ejercicios teníamos que pelear hasta
sangramos, como soldados en la guerra. Era mucha pelea, si nos
ganaban los chilenos había castigo, igual para el que no iba los rlo-
Meses antes que me cogieran para movilizable, yo estaba que- mingos a los ejercicios, lo metían al calabozo del Gobernador, y
riendo salir de Acopía a trabajar donde sea. Y como ya habla ten{a que pagar multa, trabajando un día en la chacra del Gober-
pensado irme, un día en un camino a las afueras de Acopía, me nador. En esta pelea siempre había que ganar al chileno, si no:
encontré con la mujer de mi tío Doroteo, no recuerdo qué conver- castigo o multa. Haciendo los ejercicios de costumbre, un domingo
samos, pero al despedirme le dije: vimos a guardias que habían venido de Combapata y nos cogieron
-Ipay, con suerte, ya me voy a ir y quizás ya no nos veremos. por traición a todos.lo5 movilizables para soldados.
Entonces, como aquella vez ya apestaban mis ganas a mujer
y ya era jovencito maduro como para una mujer, me díío: El sargento layme nos hizo formar. Cuando estábamos for-
-Quédate en nuestro junto a nosotros. Te ayudaremos a mados, los guardias aparecieron apuntando sus armas: entonces yo
conseguir terreno y buscaremos una mujer. sólo dije:
Y yo le dije: - iAia, caraja ,!éstos serán chilenos, iAhora a escapar!
-Bueno. Esta última palabra reventó en mi boca, pero nadie más inten-
tó escapar, estábamos asustados, ya no eran palos, eran armas. Así
La que m para se llamaba Laureana, pero sus vinimos todos los movilizables para soldados. CLtando estuve de
padres eran ricos, con muchos ganados y extensos terrenos. Desde movilizable era tiempo defSánchez Cerro, quien dio orden de gue-
el día que me sef1alaron a cada vez que hacía iba a rra. Tenía que haber guerra, en la frontera. El objetivo de la guerra
para hacerme conocer y enamorada. ie estaba dando era:
vueltas y vueltas hasta que le hablaron de mí, de que yo era -Rescataremos Tacna y Arica.
jador y la quer(a para mi mujer. Pero ella no quiso. Más bien me
insultaron ella y sus padres:
-Qué troje tiene ese viento desconocido; mi hija no va a entrar
donde un forastero vagabundo a ver su troje de piojos. los chilenos se habían apoderado de Tacna y Arica, también
haciendo ~a guerra en el antiguo tiempo de Cristobal Colón. Así se
Así dijeron. Desde ese d(a se enojaron para mí y nunca más hab(an apropiado de la frontera Tacna-Arica. Ahora mismo.Tacna
aceptaron mi voluntad de ayudarles en sus chacras. Cuando pasó y Arica ya no son de nuestra patria. Si Sánchez Cerro no hubiera
todo esto es que me cogieron para movilizable y ya no se pod (a pensado construir un camino por Ukhu Pacha, para emboscar a sus
salir porque en todas partes preguntaban por el papel que daban enemigos chilenos, la Pachatierra no le hubiera comido; habría
a todo movilizable para saber si estaba marchando o no. Eso de hecho siempre guerra por Tacna y Arica. Pero también nosotros
ser movilizable, era marchar al compás de "un, dos, tres" y ha- hubiéramos muerto en la frontera. En esta guerra, dice, el chileno
cer ejercicios. Estos ejercicios consistían en correr, saltar para arri- quer(a venir hasta el Cusco, porque los soldados peruanos eran po-
ba y para abajo, llevando un palo que decíamos arma. El entrena- cos. Ya cuando estos chilenos venían por el canto de la mar-qocha,
dor era un ex··sargento del ejército, llamado la y me; éste nos divi- (cómo así habrían pensado los paisanos de San Martín), al ver

20 21
que había pocos peruanos, para ene- IV
chilenos, habían reunido cientos de y a ca-
le hab amarrado en la ga-
la guerra, cuando ya mu , Cuando es-
tas avanzaban reflejando sus espejos y polvare- Antes de venir para ser soldado, todos los jóvenes de mi pue-
da corno nube que cubría los cerros, chilenos ían dicho, a- blo (bamos a trabajar la chacra. Allá nadie puede estar ni un día
sin trabajar la chacra; eso no se puede. Quizá uno puede desaten-
-i i tanta batallón peruano avanza gritando co- der u olvidar hasta a su mujer, pero a la chacra no se puede, no se
mo alud. puede olvidar la chacra, !apachamama. Si uno la olvida, también la
uno mira de lejos una tropa de 1 caminando, se olvida de uno. As( es ser chacarero. Teníamos que
uno ve que se parece al hornbre en su caminar, por eso chilenos ir a sembrar y después de la siembra teníamos que ir a lampear.
las habrían confundido con el batallón. Así el peruano había ga- Luego las andanzas en la cosecha; aqu( es donde más se necesita
n<!do la guerra, por las llamas; por eso es que en las monedas y en gente que trabaje. Ten(as que ayudar a trabajar a tus familiares, a
las cajitas de fósforos está el retrato de la llama. tus paisanos amigos, desde un día hasta semanas, de eso ellos tam-
Sánchez Cerro le quitó la presid.encia a Leguía. Este Sánchez bién ven (an a ayudarte cuando necesitabas, para esto bastaba
Cerro, había hablado en España: avisarles:
-Y o voy a ser Gobierno.
Y en España le habían regalado un aeroplano para que se vi- -Hermano fulano, tal día hacemos chacra.
niera a Lima. Pero en España le hab(an preguntado: -Ya, listo ¿dónde?- Y te decían el lugar.
-l verdad vas a entrar de Presidente? lVas a ser Presiden- Este era el único contrato.
te?
-Sí, voy a entrar, -había contestado. Y venían a ayudarte: De todo esto nunca se pagaba en dine-
Entonces, cuando Augusto Léguía cumplía diez años de Go- ro: de lo que ayudabas, ni de lo que te ayudaban. Esto era el
bierno, Sánchez Cerro le quitó la Presidencia. Aquí en Cusco, he visto poco esta costumbre del ayni, desde que
vine. Los paisanos, cuando vienen aquí, se olvidan esta forma de a-
yudarse. Muchas veces he dicho a mi mujer y también a otros pai-
sanos:

-¿Por qué no hacemos ayni? Así, estas casas no estarían


como huecos de ratón.

Ayni sólo hacemos algunos paisanos, entre parientes o ami-


gos, uno que otro. Si todos hiciéramos ayni, estas casas de Pue-
blos Jóvenes, no estarían como se ven, como casas de condena-
dos; será porque el corazón de todo paisano que se instala en el
Cusco, ya no escucha las costumbres del pueblo. Por eso todo tra-
22 23
bajo que hay aquí en la barriada, es por ya no hay sí es la pachamama que quiere la semilla sólo estos días y no los
otros que son qollori. Lo mismo era cuando el chakrakama yoq de-
Esta forma de ayudarse a través del no sólo es en la cha- cía: "chihchi".
cra, está en todo: Te casas, te ayudan en ; cuando alguien
de tu familia muere, en el te ayudan por Cuando
en la cosecha te faltan los o burros para trasladar la cose- Había dos laymes y en cada layme la papa se sembraba en
cha de papas de la chacra al troje, te prestan en ayni, varios lugares y nunca en un solo sitio. Porque cuando el chihchi
eso sí, viene, entra a los laymes, como abriendo un camino recto o a ve-
todo ayni que devolver con todo corazón. Si tienes estos
animales y parientes o amigos que los necesitan, ces zigzagueante, salvándose sólo los cultivos que están a los cantos.
que pres-
Si uno no tiene estos caballos, burros y otros animalitos
que carguen guano no puedes hacer la chacra. A ver, lcómo, pues
Estos sufrimientos también pasan los paisanos pobres en el
hadas sl no hay animales que carguen el guano, la semilla?. Así
pueblo. Los paisanos con hartos animales, claro, te ayudan si eres
también tiene que haber animales que caguen guano, porque si no
su pariente o amigo, pero siempre tienes que ayudarles, por eso
hay animales que caguen guano, menos habrá para cargar en la
ellos hacen harta chacra y tienen buena cosecha, son ricos porque
siembra o en la cosecha. Por eso, necesariamente, tienes que ayu-
hay muchos paisanos que les ayudan por su guanito, por sus
dar en el trabajo a las personas que tienen estos animales, por su
animalitos de carga. Para cargar el guanito en la siembra, para car-
guano, por sus animales de carga. Por eso las personas con más
gar la cosecha, siempre hay que hacer
animales hacen harta chacra, porque los pobres sin animales van
a ayudarles, ya sea por su guano o por sus animales de carga. Quie-
También en épocas de lluvia se les ayuda a pastear ovejas,
nes no tienen animales y quieren hacer en un o, a
veces, ciertos años, se presentan dos laymes; no pueden hacer harta las llamas, y en las noches a velar contra los ladrones y los zorros.
chacra salvo que ayuden también hartos d (as a los que tienen ani- Estos zorros son mañosos, justo en las noches de lluvia o de
males. nevada, vienen a robarse los corderitos. esta ayuda te pagaban
en carne o en lana para la bayeta.
As( yo también iba a pastear las ovejas de un compadre y en
Uno tenía que trabajar mucho cuando hab(a dos laymes. Pero
eso era sólo cuando el chakrakam ayoq, mirando en la coca o en las las noches velábamos ganados. Por toda esta ayuda me pagaban
estrellas determinaba dos laymes. Esto era cuando en la coca o en en lana. Cierta vez me pagó por un mes de apacentar, con la tras-
las estrellas había mal agüero que anunciaba helada o granizada. quila de una oveja; en otra ocasión les acompañaba a dormir en su
Cuando el chakrakam ayoq decía: "Helada", entonces, en la siem- casa para carne y me pagaron, por tres meses de acompañamiento,
bra, se adelantaba un layme y el otro se atrasaba. con un borrego muerto; su carne la comimos con mi madrina, un
Esto no era común, pues el chakrakam ayoq era la única per- martes de carnaval.
sona que podía empezar a sembrar. Este chakrakam ayoq tampoco
podía iniciar comúnmen te, cualquier día; la primera siembra tenia Esa es la vida del chacarero-runa; sí no tienes hartos famil
que ser siempre un martes, jueves o viernes; son los días en que la res, sufres y tienes que estar haciendo ayni o mink'a. En esto de
pachamama está dispuesta. Ella también es como mujer: que se ayni uno tiene que ser cariñoso; si vienen a ayudarte, tienes que
pone contenta cuando le haces justo el rato que está con ganas. A- atenderlos bien, porque si no hay cariño en tu casa, pocos vienen
a colaborarte, porque algunos paisanos van a la chacra por tomar
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chicha, trago. Entonces el chakrakuy es como hacer un peque!'ío dante cosecha, había razón para que el arariwa pudiera escar-
cargo. Era gasto; a estos paisanos que vienen a ayudarte tenías que bar un surco en todas ,las chacras y nadie debía decir nada. El
darles, por un día, tf;D atado de papas; esto si la ayuda en la cose- podía escogerse cualquier surco, grande o chiquito, de papas,
cha no es por ayni. As( en la cosecha se necesita harta gente. Si se ollucos, ocas. Era su voluntad y así sacaba harta semilla. Pero si ese
hace los cultivos en dos necesitas más trabajadores. Esto año era de mala cosecha, por el granizo o la helada, el pobre ara-
de hacer dos laymes era de vez en cuando, porque siempre se riwa era insultado. Le decían:
hada en un solo layme; por eso cada año; el arariwa tenía que -Pero, icarajo! lAcaso eres hombre? Hasta que estés dentro
cuidar los cultivos de la papa, del chikchi, de la rancha, de la hela- de las piernas de tu mujer ha granizado; ldónde está la papa,
da. Para esto hacía su chocita en una lomadita, cerca dellayme de cara jo?
papas. Aquí tenía que estar todos los días en época de lluvia, mi- Y no le daban agasajo en martes carnaval. Pero si había buena
rando al cielo. Si el cielo se armaba con nubes negras, era seguro cosecha, era fijo que tenían que hacerlo emborrachar. Estos
para granizar, entonces el arariwa tenía que estar en su chocita re- arariwas siempre eran gente joven: los recién casados, ésos que re-
zando -dice hay ciertas oraciones de San Ciprián para hacer pasar cién se ponen a vivir con la mujer. Esos, claro, tenían que ser jóve-
el chi!?chi-. También hac(a humear incienso y cebolla seca, y con nes, con fuerza como para combatir a hondazos con el chikchi.
kerosene y agua bendita hacía aspersiones en la dirección donde Cuando el chikchi mandaba un hondazo con el rayo, el arariwa te-
hab (a nubes negras listas para caer. Si con esto el chikchi persis- nía que contestarle entre insultos con otro hondazo. Cuando más
t(a en malograr los papales, el arariwa se desnudaba todo y así, liso era el arariwa, el chikchi casi nunca se animaba a robar los cul-
como salido de la barriga de su madre, le hondeaba insultándole tivos.
con terrones de tierra rociados con kerosene y agua bendita. As( son estos tres hermanos que siempre andan juntos, donde
Dice que en el chikchi andan tres hermanos, que siempre es- sea. La mamá de ellos es 'i, una viejita con la cara muy arrugada,
tán juntos. El primero es Bernaku, quien es el más bullanguero de y canosa, que siempre está sentada. De sus ojos nacen dos grandes
todos, que está andando siempre para arriba y para abajo, solo, ha- zanjas como acequias que surcan sus mejilla, por donde noche y
ciendo bulla, reventando. Eso es el illapa, él sólo amenaza. El se- día, le chorrean legañas. Estas legañas que le chorrean son la nieve
gundo es Elaku, es algo bueno. Dicen que, cuando se le insulta con que se derrite todos los d(as en los cerros de respeto.
las oraciones de San Ciprián y cuando se le hace aspersiones con
kerosene y agua bendita, se escapa, porque el kerosene y el agua Una vez, un forastero del ayllu. Pinchimuro estaba caminan-
bendita llegan quemando a sus ojos, corno ají. El último hermano do por unos pajonales silenciosos; y allí empezó a golpearle la llu-
es el chanaku; es el más loco de todos, pues no respeta nada, él es via y en lo que caminaba en esos pajonales, lo alcanzó la noche,
pallapero, que cuando entra en una chacra se roba todo: las papas, c?n su oscuridad total, y así en lo que caminaba, a lo lejos, había
las habas; se lleva todos los cultivos. Se lleva su espíritu. ¿y cómo v1sto una lucecita y se dijo en sus adentros:
ha de haber cosecha si los cultivos han quedado sin espíritu?· -Allá hay una estancia, allí me alojaré.
Así se había acercado a esta casa. Pero, dice, no era casa es-
Estos rnaldadosos son asunto de cuidado, porque son unos tancia, sino una simple cabaña sin cancha y sin perros que ladren.
perfectos ladrones. Por eso, si el arariwa no está vigilante a su a- Y cuando pidió alojamiento, salió una viejita con canas que
parición y se descuida, son capaces de llevarse todos los cultivos vencían su cabeza. El forastero le había dicho:
y dejar el ayllu sin cosecha. Por eso, si era un buen año de abun- -Aiójame mamita.

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Y la viejita había contestado: das, pero son maldecidos, porque len qué ayllu no maldicen al
-No puedo alojarte mis hijos son muy locos, te matarían. chikchi, cuando no hay cosecha?
El forastero rogó:
-lA dónde ya puedo ir mamita? Alójame por favor.
Y así ante la súplica, la viejita le había hecho pasar a su
casa:
-Bueno, aquí te alojarás, dijo mostrándole un rincón.
-Te voy a tapar con una vasija y tienes que estar sin moverte.
Y así había sido.

Pero afuera, la lluvia seguía y empezó a tronar, desatándose


una tormenta como para hacer desaparecer la casa. Dice que los
truenos caían con más fuerza a la puerta de la casita: iraqhaq,
punrun! Así, en medio de esos truenos un hombre entró a la casa.
Era el hijo mayor de rit'i. Después llegó también entre truenos, el
otro hijo, renegando. Así empezaron a caer más truenos, y entre
trueno y trueno llegó el chanaku, refunfuñando, quién ingresó a
la casa, carajeando:
- iCarajo! ese gran puta fulano me estaba asperjando con ke-
rosencito. Pero, icarajo, siempre lo he levantado todo!
Así ese fulano, era el nombre del arariwa del ayllu del foras-
tero. Y por un hueco del raki había visto, que en unas mulas había
cargado papas, habas y las sogas con que amarraba las cargas a las
mulas, eran culebras vivas y coleando, de color amarillo, y en eso
se había dormido el forastero. Cuando despertó ya era de día y no
había la casa donde se alojó en la noche: se había dormido albor-
de de' una laguna.

la casa del chikchi es la mamaqocha. Aquí está todo lo que


roban los tres hermanos: habas, papas, maíz. Todo lo mejor está
ah(, amontonado como en troje y se puede ver en las noches de
San Juan, a las doce de la noche, en luna llena. Esos runas que han
muerto cogidos por el illapa, cuando llegan a la otra vida, se con-
vierten en peones del chikchi y tienen que pasar toda su existencia
en esa vida cargando y descargando a las mulas rlel chihchi, todo lo
que robaban. Aunque estos peones vivirán en abundancia de comí-

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