Tema 9 His Resumen

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Tema 9. Sublevación militar y guerra civil (1936-1939).

Dimensión política e
internacional del conflicto. Evolución de las dos zonas. Consecuencias de la guerra.

9.1. La Guerra Civil: la sublevación militar y el estallido de la guerra. La dimensión


internacional del conflicto.
Desde el triunfo del Frente Popular, los poderes fácticos prepararon la coyuntura propicia
para un golpe de Estado. El asesinato del Teniente Castillo, y posteriormente el atentado de
Calvo Sotelo, fueron el detonante para este golpe militar. Los sublevados pretendían llevar a
cabo la aniquilación sistemática de toda oposición próxima al Frente Popular. Tenía que ser
una operación rápida pero, al cabo de una semana, el golpe militar no había triunfado y la
división del país en dos contendientes originó una larga guerra civil (1936- 1939). Esto se
debía principalmente a dos causas: el desarrollo de la sociedad civil durante los años 30 y la
Segunda República, que cada vez estaba más organizada, permitiéndoles defender la
República; y la experiencia de los regímenes fascistas de Alemania e Italia, temidos por los
demócratas y que sirvió de ejemplo para los sublevados.
La sublevación fracasó en las grandes ciudades como Madrid pero triunfó en algunas
capitales del interior. Además, consolidó la división de España en dos bandos. La base
social de los sublevados estaba compuesta por pequeños propietarios rurales de Castilla,
aristocracia, alta burguesía, la oligarquía terrateniente, la iglesia, el ejército y los
tradicionalistas. El gran capital apoyaba y financiaba a los sublevados. A estos colectivos
les unía el rechazo a la República pero discrepaban en la forma de Estado. Los leales a la
República estaban constituidos por las clases populares compuestas por obreros
industriales, jornaleros intelectuales, burguesía liberal y nacionalistas; y eran definidos por la
derecha como “los rojos”.
La opinión internacional percibió el conflicto como una lucha entre el fascismo y la
democracia. En el plano ideológico, el Papado apoyó a los sublevados. Según el historiador
R. Carr, en los años 30, el umbral entre la izquierda y la derecha lo establecía la religión.
Los dirigentes democráticos occidentales no querían arriesgarse a empezar una guerra en
Europa por España, por lo que se creó el Comité Internacional de No Intervención en el que
se integraron países como Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y la URSS. Esta política de
apaciguamiento resultó beligerante para la República, ya que Hitler y Mussolini no
cumplieron esta política e importaron armas para el bando sublevado. Destaca la Legión
Cóndor, aviación alemana que fue utilizada para probar algunas de sus nuevas armas,
como en Guernica; el Corpo di Truppe Volontarie de Mussolini; y el importante apoyo del
dictador portugués Oliveira Salazar. Un mes después de que los obispos del Vaticano
publicaran su Carta de apoyo a la “Cruzada” de Franco, el Papa Pío XI reconoció al régimen
franquista una ayuda fundamental para su legitimación.
Por su parte, la República vio pronto como la inicial ayuda francesa quedó cortada por el
Acuerdo de No Intervención. Posteriormente comenzó a llegar la ayuda soviética por temor
a una expansión fascista en el Mediterráneo. Las Brigadas Internacionales fueron
importantes para la República, verdadero movimiento de solidaridad antifascista, reclutados
por la Komintern, por el cual llegaron a España más de 60.000 voluntarios de todo el
mundo, especialmente importantes en la defensa de Madrid y en algunas de las principales
batallas.
En 1938 tuvo lugar la Conferencia de Munich en la que participaron Francia, Alemania,
Reino Unido e Italia en la que Hitler consiguió la aprobación para la anexión de los Sudetes.
La cesión en el Pacto de Munich de las democracias europeas, significó el fin de las
esperanzas en la República en que el conflicto civil se internacionalizarse. Por último, la
mayoría de los historiadores consideran la Guerra Civil como un prólogo de la Segunda
Guerra Mundial.
9.2. Fases militares de la Guerra Civil. La evolución política y económica en las dos
zonas. Consecuencias económicas y sociales de la Guerra. Los costes humanos.
Podemos dividir el conflicto bélico en las siguientes fases:
- Guerra de columnas (julio - diciembre de 1936)
El primer objetivo de los sublevados era la toma de Madrid (noviembre 1936-marzo 1937).
Se trataba de una “guerra de columnas” en la que Mola avanzaba desde Navarra, Yagüe
eliminó la resistencia en Badajoz y Franco ocupó Toledo. El gobierno se traslada a Valencia
y la resistencia fue dirigida por una Junta de Defensa del General Miaja. Sin embargo
Madrid resiste, con la llegada de las Brigadas Internacionales y la llegada de armamento
soviético del armamento soviético. En este momento, surgieron consignas que se hicieron
míticas como “No pasarán” o “Madrid, tumba del fascismo”. Los intentos de cortar las
comunicaciones con Valencia fracasaron con la Batalla del Jarama en febrero de 1937 y la
Batalla de Guadalajara en la que participaron las tropas enviadas por Mussolini.
- Inicio de las grandes batallas (enero - noviembre de 1937)
Tras el fracaso en la toma de Madrid, la guerra creció en envergadura desde finales de
1936 debido a la ayuda exterior a ambos bandos y a la organización de ejércitos totalmente
operativos. Así se pasó a las grandes ofensivas y contraofensivas. El fracaso de Franco
ante Madrid, le llevó a emprender la conquista del Norte industrial de abril a octubre 1937.
El bombardeo en Guernica por la Legión Cóndor supuso el primer ataque sobre la población
civil. El ejército republicano emprendió ofensivas para frenar el avance, como las batallas de
Brunete y Belchite. Sin embargo, los franquistas obtuvieron el control de la industria pesada,
y supuso el inicio de un exilio, sobre todo de niños a México y la URSS. De tal modo que en
noviembre, el gobierno republicano se trasladó a Barcelona.
La intervención extranjera amenazó con internacionalizar la guerra de España. Entonces,
por iniciativa de Inglaterra se creó un Comité de No Intervención, al que se adhirieron todas
las potencias, pero del que la URSS, Italia y Alemania hicieron caso omiso.
Franco intentó por segunda vez tomar Madrid, pero fracasó en la Batalla del Jarama
(febrero), una de las más encarnizadas de la guerra, y la de Guadalajara (marzo), donde las
tropas italianas enviadas por Mussolini fueron derrotadas. Sin embargo Málaga fue tomada
por los sublevados.
Entonces Franco cambió de estrategia. Aceptó la idea de una guerra larga y de desgaste y
centró sus esfuerzos en la Campaña del Norte, con la conquista de Asturias, Cantabria y
País Vasco (abril-octubre). La ofensiva republicana en Brunete (julio) y Belchite (agosto-
septiembre) tampoco consiguió su objetivo de parar la campaña del Norte.
- Batallas decisivas de 1938 y fin de la guerra (1938 - 1939)
Las operaciones en el Levante (diciembre 1937-febrero 1939) comenzaron con la ofensiva
republicana en Teruel, en la cual sus tropas quedaron muy devastadas. Franco desplazó la
guerra al frente aragonés para alcanzar el Mediterráneo y dividir el territorio republicano en
dos zonas incomunicadas, llegan a Vinaroz y ocupan Castellón. Los republicanos lanzan
una ofensiva, comenzando la batalla del Ebro (julio 1938), que resultó en la derrota de las
tropas republicanas. Esto marcó el fin de la esperanza de la República a la que se sumó el
Pacto de Munich que daba alas a Hitler y retrasaba el conflicto en Europa.
Franco decidió emprender el ataque sobre Cataluña. En febrero de 1939, entraba en
Barcelona sin resistencia, ya que el ejército republicano estaba muy debilitado. La caída de
Gerona significó la huida hacia Francia de miles de refugiados, como Azaña e intelectuales
como Antonio Machado. Negrín pretendió alargar la guerra esperando que el estallido de la
guerra mundial trajera el apoyo aliado; pero “capitulacionistas” pretendían un final
negociado, provocando la sublevación del coronel Casado contra el Gobierno. Este
pronunciamiento derivó a iniciar negociaciones de paz por el Consejo Nacional de Defensa
entre el Consejo Nacional de Defensa y los sublevados pero fueron rechazadas por Franco
que impuso la rendición incondicional. Las tropas rebeldes entraron en Madrid el 28 de
marzo y el 1 de abril Franco firmó el “Parte de la Victoria”, poniendo fin así a la Guerra Civil
de España.
De forma paralela al desarrollo militar, podemos observar la evolución política de 1936 y
económica de la España republicana y la zona sublevada. El desarrollo político en el bando
republicano se inició con la dimisión del gobierno de Casares Quiroga, al que siguieron los
de Martínez Barrio y José Giral. Éste tuvo que poner orden en el caos social, destacando el
pistolerismo, que llevó a una situación de “doble poder”: el institucional y el poder de la calle
ejercido por las milicias. Las colectivizaciones agrarias y de servicios se extendieron durante
los primeros meses de la guerra, donde destacan los anarquistas, que pusieron en práctica
sus ideas de “comunismo libertario”, siendo Durruti una de sus figuras más importantes. En
septiembre de 1936, se formó un gobierno de concentración, presidido por Largo Caballero,
en el que unió todas las fuerzas del Frente Popular para crear una “gran alianza
antifascista”. En noviembre incluiría a cuatro ministros anarquistas, entre ellos Federica
Montseny. El conflicto en el seno de los defensores de la República, entre los anarquistas y
el POUM que defendían “hacer la revolución para ganar la guerra” y las demás fuerzas que
defendían “ganar la guerra, y después... el pueblo resolvería”. Se resolvió en los “sucesos
de mayo” de 1937 en Barcelona. Ese mismo mes, Negrín formó un nuevo gobierno de
influencia comunista, que trasladó a Barcelona. Propuso una política de resistencia de la
República hasta el fin, que definió en “Los Trece Puntos de Negrín”. Franco rechazó la
propuesta de este documento y en 1939, Azaña dimitió como presidente de la República.
Fue cuando los “derrotistas”, liderados por Casado, se sublevaron y crearon la Junta de
Defensa, intentando pactar con Franco, a lo que este se negó.
Por otro lado, la evolución política en la zona “nacional” estuvo marcada por la muerte de
Sanjurjo, y el liderazgo de Franco. Se crea la Junta de Defensa Nacional, y posteriormente
la Junta Técnica del Estado, y Franco es nombrado Jefe de Estado con el título de Caudillo.
Al recibir el apoyo de la Iglesia, se consideró al golpe de Estado como una “Cruzada”. En
abril de 1937 decretó la unión de falangistas y carlistas en la FET de las JONS, para tener
un partido unido. El gobierno de Franco aprobó el Fuero del Trabajo y la Ley de
Responsabilidades políticas, siguiendo el ejemplo de la Italia fascista.
Económicamente, los sublevados disponían de la mayor parte de las tierras de cultivo. El
control de la producción fue estricto y la financiación vino de la ayuda de los regímenes
fascistas de Alemania e Italia, y a la financiación de grandes capitales españolas y
extranjeras como la Banca de March y Texaco. La sociedad quedó marcada y la represión
de los vencidos fue muy dura. Además, el coste humano fue muy elevado, con más de
500.000 muertos y muchos exiliados. Destacan la Matanza de Badajoz, la Desbandada de
Málaga, las temidas prácticas de los “paseos” por parte de los franquistas y las ejecuciones
de Paracuellos en el Madrid sitiado por parte de los republicanos. Comenzó así la larga
posguerra protagonizada por el hambre y la represión, en el contexto de la Segunda Guerra
Mundial que comenzaría a finales del propio año 1939.

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