Vulnerabilidad de Los Ecosistemas Atmosféricos
Vulnerabilidad de Los Ecosistemas Atmosféricos
Vulnerabilidad de Los Ecosistemas Atmosféricos
BIODIVERSIDAD
- Subtema 1.1. Definición del concepto de vulnerabilidad ecológica
- Subtema 1.2. VULNERABILIDAD DE LOS ECOSISTEMAS ATMOSFÉRICOS
- Subtema 1.3. Vulnerabilidad del ecosistema forestal
- Subtema 1.4. Vulnerabilidad del ecosistema marítimo
Así se tiene entonces que, la vulnerabilidad ecológica o ambiental trata del grado
de resistencia que posee un ecosistema, componente o entorno, ante problemas
ambiéntales, de origen natural y/o antrópicos.
No todos los ecosistemas presentan el mismo grado de vulnerabilidad, pues esta depende del
grado de exposición, la sensibilidad y de la capacidad adaptativa, que se produce
esencialmente como consecuencia de diferentes impactos. Por ejemplo al calentamiento
global, pérdida de biodiversidad y/o al cambio climático.
LA VULNERABILIDAD AMBIENTAL Y SU IMPACTO.
Cabe destacar que la degradación ambiental siempre tiene como agente causal al
ser humano, mientras que los procesos o fenómenos naturales solo causan
cambios, no degradan ambientes.
Por lo tanto se debe hacer notar que el grado de resistencia del medio natural y de los seres
vivos que conforman un determinado ecosistema, hace referencia a la vulnerabilidad ecológica
o ambiental la cual denota la incapacidad de absorción, a través del autoajuste, de los efectos
de un determinado cambio sobre su medio ambiente, es decir, su inflexibilidad o incapacidad
para adaptarse a ese cambio
Por lo tanto, de acuerdo con Wilches G (2001), la vulnerabilidad determina la intensidad de los
daños que produzca la ocurrencia efectiva del riesgo sobre la comunidad, producto de una
amenaza.
Los conceptos de vulnerabilidad y riesgo están íntimamente ligados entre sí, puesto que, un
suceso de la naturaleza o de origen humano sólo adquirirá la condición de riesgo cuando su
ocurrencia se prevea o sea inevitable, en un espacio ocupado por una comunidad que sea
vulnerable frente a dicho suceso.
Es así como un desastre, frente a un ecosistema, conlleva a su destrucción, bien sea total o
parcial, así como transitoria o permanente, lo cual se presenta cuando actúa una amenaza
(fuerza destructiva) y encuentra vulnerabilidad o condiciones de debilidad para enfrentarla.
Por otra parte, se debe destacar que los desastres y su gestión, así como la gestión ambiental,
se encuentran estrechamente relacionadas, puesto que una buena gestión ambiental consigue
reducir la frecuencia e impactos ocasionados por un desastre. Contrariamente, una deficiente
gestión del medio ambiente, conlleva a debilitar los ecosistemas, incrementando la
vulnerabilidad de los ecosistemas
Así se tiene que los trastornos provocados por desastres repentinos, o el estrés ocasionado por
aquellos desastres de aparición lenta, contribuyen a una disminución de la resiliencia de los
ecosistemas y su capacidad para satisfacer las necesidades de consumo humano.
.
Para finalizar, por su parte, la amenaza se trata del suceso peligroso, se refiere al factor externo
al que está expuesto una comunidad o ecosistema, representado por la potencial ocurrencia de
un fenómeno desencadenante el cual puede producir un desastre al manifestarse.
Por lo tanto, es fundamental considerar dentro del más amplio ámbito de la gestión ambiental
a la gestión de desastres, pues es esencial para que los esfuerzos de recuperación reduzcan el
riesgo de futuros desastres.
INTRODUCCION
En la actualidad no quedan dudas la dependencia global que se tiene de la naturaleza, razón por la
que se debe aprender y enseñar una relación armónica con ella; lo que incluye el manejo de la
actividad antrópica, de manera que el ser humano satisfaga sus necesidades presentes sin
comprometer las necesidades de las generaciones venideras.
El estudio de los ecosistemas, permite evaluar, prevenir, mitigar, corregir y/o compensar el
impacto de la actividad antrópica sobre la naturaleza, logrando de esta manera una relación
sostenible.
Toda acción irracional que se produzca en los ecosistemas, trae como consecuencia verdaderas
reacciones en cadena, pues una vez iniciado el proceso destructivo del ambiente resulta muy difícil
detenerlo; es importante que tomar conciencia de ello, puesto que el ser humano es la especie
que más contribuye al desequilibrio del medio ambiente.
ECOSISTEMAS
Hablar de ecosistemas, conlleva al conocimiento previo de algunos conceptos tales como ecología
y medio ambiente. La ecología por su parte hace referencia aparece por primera vez en el año
1866, término acuñado por el zoólogo y médico Ernest Haeckel, el cual la definió como el estudio
de las relaciones entre los organismos y el ambiente. Por su parte, el concepto de ecología se le
debe al botánico ingles Arthur G. Tansley, quien en 1927, hace referencia a las relaciones
complejas que se dan entre los organismos y los factores físicos del ambiente.
Por lo tanto, la ecología es la ciencia que estudia las interacciones entre los seres vivos, plantas,
animales y seres humanos, entre sí y con el medio ambiente en el que habitan. Cabe destacar que
en las posibilidades de vida de un determinado animal o planta influyen diversos factores, entre
los que figuran elementos los del clima, la composición del suelo, de la atmósfera y del agua.
Por su parte, el medio ambiente representa el espacio en el que se desenvuelven los seres vivos y
que permite la interacción de los mismos. Sin embargo, este sistema no solo está conformado por
seres vivos, pues también lo componen elementos abióticos , sin vida, y por elementos artificiales.
Es así como el medio Ambiente, hace referencia, según Roa J. (2002), al complejo sistema
interdependiente de factores físicos, químicos, biológicos, sociales y culturales en el que ocurren
los procesos naturales que permiten el desarrollo de las actividades humanas. Cabe destacar que
los factores físicos y químicos comprenden todo lo inerte, los biológicos abarcan a los seres vivos,
lo social se refiere a la estructura organizacional de las especies, y lo cultural engloba lo hecho por
el hombre.
Ahora bien, dentro del medio ambiente se encuentran inmersos los ecosistemas, los cuales
podrían definirse como el conjunto formado por un espacio determinado y todos los seres vivos
que lo habitan, por lo que se puede decir que están conformados por el medio físico, químico y los
seres vivos que en él se encuentran.
En otras palabras, el ecosistema es una unidad formada por factores bióticos (seres vivos, plantas
y animales) y abióticos (componentes que carecen de vida, como por ejemplo los minerales y el
agua), en la que existen interacciones vitales, fluye la energía y circula la materia.
Hoy día, es una realidad que la contaminación del aire constituye un problema en las grandes
ciudades y en las zonas con alta actividad industrial, pues es en estos lugares donde se generan y
liberan hacia la atmosfera considerables cantidades de agentes contaminantes.
Desde sus orígenes, y desde el momento en el las personas conformaron en comunidades, se han
emitido contaminantes al aire, acción esta que se incrementó con la llegada de la Revolución
Industrial, momento en el cual el trabajo manual fue reemplazado por maquinaria, básicamente
por la introducción de tecnologías que empleaban el vapor y que hacían posible elevar los niveles
de producción. Lo que trajo como consecuencia un incrementó en el uso de combustibles fósiles,
como es el caso del carbón mineral y el petróleo; los cuales al consumirse emitían grandes
cantidades de contaminantes a la atmósfera.
Desde entonces la contaminación del aire se ha convertido en una constante en diferentes países
y ciudades industriales, lo que ha causado problemas de salud a la población, asi como, casos
graves y dramáticos, como lo fueron la niebla tóxica londinense de 1952, el deterioro de los
bosques europeos debido a la lluvia ácida, en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo XX. Al
igual que la grave situación de la calidad del aire en la Ciudad de México, Tokio y Sao Paulo,
durante las últimas décadas del siglo anterior.
La contaminación atmosférica no representa novedad alguna en la historia, y tampoco es el
producto exclusivo de la actividad antrópica, sin embargo, en la actualidad ha llegado a poner en
peligro a la biosfera.
Por fortuna, la naturaleza tiene la capacidad de depurar o autorregular en cierta medida la
presencia de contaminantes, pues la lluvia, el viento y la vegetación pueden eliminar los
contaminantes, transformándolos o inmovilizándolos, disminuyendo o anulado su toxicidad hacia
los diferentes organismos.
Ahora bien, se debe tener claro que esta capacidad autodepuración tiene límites, por lo que los
problemas reales de contaminación surgen cuando las emisiones contaminantes son excesivas e
indiscriminadas, y sobrepasan dicha capacidad.
Para finalizar, se debe tener en cuenta que la composición química del aire se mantiene
prácticamente constante debido a diferentes procesos de autorregulación, como son los ciclos
biogeoquímicos (carbono, nitrógeno, oxígeno y azufre especialmente) y a las transformaciones
cíclicas en los que se integran sus componentes. Estos ciclos se autorregulan mediante diferentes
mecanismos, no obstante, las actividades humanas los aceleran, rompiendo su equilibrio,
ocasionando la presencia en la atmósfera de agentes contaminantes del aire.
Los ecosistemas forestales, hacen referencia a áreas en las que predominan los árboles, en los
cuales existen comunidades de animales, plantas y microrganismos, formando una biocenosis o
conjunto biótico, que a su vez interactúan con los elementos abióticos presentes, como son el
suelos, clima y agua.
Los ecosistemas forestales, conforman los bosques, los cuales actúan como un conjunto de
componentes, así como un conjunto de procesos del ecosistema y con diversas características,
tales como:
- Son ecosistemas que dependen del agua, por lo tanto es importante la disponibilidad de
esta.
- Se desarrollan en suelos ricos en nutrientes y profundos, pero no en suelos muy
pedregosos y de poca profundidad.
- En las zonas donde se establecen los ecosistemas forestales, se generan abundante
materia orgánica, además de convertirse en zonas receptoras de agua. Ya que tienen una
función de barrera que detiene los vientos húmedos y facilita la condensación del agua
generándose así las precipitaciones.
- Es un gran regulador de la escorrentía e infiltración del agua. Filtran el agua a través de su
vegetación y la devuelven por evapotranspiración.
- Presentan una alta productividad primaria y una estructura compleja que presenta, lo que
permite una gran variedad de nichos ecológicos, posibilitándose así la existencia de una
gran diversidad de organismos.
Con respecto a la flora del ecosistema forestal, esta es muy variada en cuanto al número de
especies de árboles, ya que estas cambian en función de la zona climática que se encuentre. Por
ejemplo, en las selvas lluviosas, que forman parte de los ecosistemas forestales tropicales, se
encuentran la mayor diversidad de árboles. También hay ecosistemas templados y tropicales,
además de presentarse el ecosistema forestal subártico donde la diversidad es menor, aunque en
él se encuentra por ejemplo La Taiga, un bosque boreal propio de la región rusa de Siberia, con un
gran número de árboles.
Es de suma importancia evitar que los bosques del mundo sufran daños, según el informe
Evaluación de los recursos forestales mundiales 2020, emitido por la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Los bosques ocupan casi un tercio de la
superficie total del planeta. Abarcando un área total de aproximadamente 4.060 millones de
hectáreas (ha), lo que corresponde al 31 por ciento de la superficie total, siendo las zonas
tropicales las que poseen la mayor proporción de los bosques del mundo, 45 por ciento
aproximadamente, localizándose el resto en las regiones boreales, templadas y subtropicales.
Cabe destacar, que más de la mitad de los bosques del mundo, 54 por ciento, se encuentra situada
en solo cinco países, como son la Rusia, Brasil, Canadá, Estados Unidos de América y China.
Ahora bien, la importancia de los bosques radica en que los componentes y procesos que integran
a estos ecosistemas, proporcionan múltiples beneficios al ambiente, la fauna y la sociedad. Pues
es bien sabido que desde un punto de vista de la ecológico, los bosques ayudan a la regulación del
clima y al amortiguamiento del impacto de diversos fenómenos naturales.
Además de que los bosques mantienen la provisión de agua en calidad y cantidad, generan
oxígeno, controlan los procesos de erosión, así como la generación, conservación y recuperación
del suelo.
Por otra parte, contribuyen con la captura de carbono y la asimilación de diversos contaminantes,
resguardan la biodiversidad, de los ecosistemas y las formas de vida, propician y permiten la
polinización de plantas y el control biológico de plagas, y son reservorio genético de la vida y
proporcionan infinidad de sustancias de gran utilidad a la humanidad para el combate de las
enfermedades
También se tiene que los bosques son un espacio en donde se lleva a cabo los procesos de
degradación y reciclaje de desechos orgánicos, son fuente importante de materias primas.
En resumen, aportan enormes beneficios económicos, sociales y ambientales.
La deforestación representa un hecho que se ubica dentro de los diez grandes problemas
ambientales en este momento; según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC)
Para el año 2007, este grupo, en su cuarto informe de evaluación (IPCC, 2007), estimó que la
deforestación y la degradación del bosque, fueron responsables del 17,4 por ciento de todas las
emisiones de gases de efecto invernadero, y que en su mayor parte estas emisiones son
ocasionadas por fuentes antropogénicas.
Cabe destacar que la deforestación se relaciona con otras problemáticas, tales como la extinción
de especies o pérdida de biodiversidad, inundaciones, erosión y contaminación de la atmósfera,
pues en la medida en que se talan los árboles, desaparecen una serie de contribuciones que estos
hacen al planeta.
La importancia de los árboles para la conservación de la vida, estriba en que presencia conlleva a
la producción de oxígeno y a la captación de dióxido de carbono lo que le permite asegurar su
biomasa.
Se debe mencionar entre otros aspectos, que la tala de árboles permite la liberación del carbono
existente en su estructura, convirtiéndose en una fuente de monóxido de carbono (CO), el cual es
uno de los gases de efecto invernadero causantes del aumento de la temperatura global de la
tierra. Los árboles almacenan en su estructura toneladas de carbono y al cortarlos envían a la
atmósfera estos gases que se encuentran altamente concentrados. Es decir, si faltan los árboles
que ayudan a limpiar el aire, su contaminación tiende a aumentar, puesto que no hay reducción
de las emisiones de los gases de efecto invernadero.
Ahora bien, entre los beneficios que aportan los bosques se tienen entre otros: son un banco de
biorecursos y de especies endémicas, disminuyen el cambio climático, aumentan la biodiversidad,
ayudan al ciclo del agua, guardan el calor del suelo, ya que representan una barrera entre el aire
frío y la superficie del suelo. Asimismo, evitan el desplazamiento de especies de plantas e insectos
a zonas con climas distintos. También ayudan a mitigar el ruido, además de que ayudan a
perpetuar el ciclo hidrológico, devolviendo el vapor de agua a la atmósfera.
Cabe destacar que si no hay árboles, aumenta la frontera de la desertificación, ya que la tierra se
puede volver árida por la degradación forestal y la reducción de la calidad del bosque.
García M. (2016), plantea que son múltiples las causas, naturales y antrópicas, que conllevan a la
deforestación, entre las cuales se tienen incendios forestales, pastoreo intensivo, el cual afecta el
brote de nuevos árboles, la agricultura intensiva que ha llevado adelante la siembra de
monocultivos tales como cacao, café, palma aceitera; dejando de lado la rotación de cultivos que
permitan una recuperación del suelo.
Para finalizar, se debe destacar que la falta de bosques ocasiona la pérdida del hábitat de millones
de especies, pues de acuerdo con García M. (2016), se calcula que el 70 % de animales y plantas
habitan los bosques, además de coadyuvar al cambio climático, y que los suelos húmedos sin la
protección de los árboles se secan rápidamente.
SUBTEMA 1.4. VULNERABILIDAD DEL ECOSISTEMA MARÍTIMO
INTRODUCCION
Por su parte, una de las características de la relación entre la sociedad humana y los ecosistemas
marítimos, era la consideración del mar como una fuente inexplorada e inagotable de recursos,
teniendo en cuenta que la naturaleza en su conjunto, tenía como única razón de ser suministrar
espacio y alimento a la especie humana, además de servir como sumidero infinito para los
residuos generados como resultado de su creciente y rápido desarrollo.
ECOSISTEMAS ACUATICOS
Un ecosistema acuático es todo aquel que se desarrolla en un cuerpo de agua tanto en dulce como
salada, el cual puede tener diversos tamaños y naturaleza. Incluye mares, lagos, ríos, pantanos,
arroyos, lagunas y costas, entre otros; en los cuales se encuentra todo tipo de seres vivos,
animales, plantas y otros organismos.
El concepto de ecosistema tiene una relación estrecha e interdependiente con los sistemas
humanos a través de un conjunto de procesos ecológicos que son percibidos como beneficios o
servicios ecosistémicos, para el desarrollo de los diferentes sistemas culturales en todas sus
dimensiones, político, social, económico, tecnológico y/o cultural.
Según Roa J. (2002), hasta los años sesenta del pasado siglo XX, la descarga de residuos líquidos y
sólidos en los diferentes cuerpos de agua, ríos, lagos, mares y/o estuarios, no modificó sus
propiedades naturales, de forma irreversible, debido a que la carga contaminante vertida era
inferior a su capacidad de autodepuración.
Posteriormente, y como consecuencia de la explosión demográfica, entre otras causas, los
contaminantes vertidos en los cuerpos de agua, ha sobrepasado en muchos casos la capacidad
natural de purificación, transformándolas en focos permanentes de contaminación, al perder las
masas de agua receptoras sus propiedades físicas, químicas y biológicas necesarias para mantener
el equilibrio del ecosistema.
La pérdida cada vez mayor de la calidad de las aguas naturales ha llevado a plantearse la necesidad
de revisar el modelo actual de gestión de los residuos líquidos y estudiar su incidencia en la
disponibilidad de agua para las futuras generaciones.
ECOSISTEMAS MARINOS O MARITIMOS
Los ambientes marino costero, según Cortés, J. y cols. (2020) se definen como aquellos ubicados
en la costa con una clara influencia marina, tales como estuarios, manglares, entre otros, y los
mari nos propiamente dichos, ambientes pelágicos y más profundos, los cuales comprenden la
parte más baja de las cuencas fluviales, bahías, estuarios y lagunas costeras, zonas rocosas, playas,
arrecifes, plataformas continentales y taludes, así como las zonas de afloramiento.
La región de América Latina y el Caribe, en términos de biodiversidad, es considerada como una
zona con gran potencial económico. Donde una importante proporción de esta biodiversidad, flora
y fauna, se encuentra en los ecosistemas marino costeros, los cuales, incluyen, entre otros,
manglares, estuarios, marismas, lechos de pastos marinos y arrecifes coralinos, entre otros.
Rodríguez J y Ruiz J. (2010), hacen mención de que en el marco de un escenario de cambio global
generalizado, donde la presión humana sobre los ecosistemas marinos ha alcanzado un nivel sin
precedentes, provocando la continua disminución de sus recursos biológicos.
Los ecosistemas marino costeros de América Latina y el Caribe, están siendo impactados por la
actividad humana y por los efectos del cambio climático, directa e indirectamente. Sucesos como
la deforestación, conversión de suelos para la agricultura, cultivo de mariscos, minería de sal a
gran escala y las descargas de efluentes contaminados al mar, entre otros tensores, acentúan los
impactos asociados al cambio climático en los ambientes marino costeros.
Se debe tener en cuenta que los océanos están aumentando su temperatura, y algunas de las
consecuencias de este evento son el aumento de su nivel, modificación en la distribución,
comportamiento y reproducción de especies marinas, entre otros; además de la alteraciones en
los patrones de las corrientes oceánicas. De esta manera se tiene que los resultados de estos
eventos, antrópicos y climáticos, impactan a estos ecosistemas, reduciendo significativamente su
resistencia y resiliencia, comprometiéndose de esta manera su capacidad de suministrar bienes y
servicios, incluso pudiendo llegar hasta la extinción de especies.
Por lo tanto, en cuanto a la vulnerabilidad de los ecosistemas marino costeros, latino americanos,
se tiene que los diferentes impactos, incluyendo los del cambio climático, se manifiestan en un
contexto preexistente, derivado de las actividades humanas como son el turismo, expansión
urbana no planificada, contaminación de fuentes terrestres y auge de la acuicultura, que se
desarrollan en torno a estos ecosistemas.
Cabe destacar que las actividades humanas, representan una amenaza para las poblaciones de
peces, corales y manglares, donde ya se han observado algunos de esos impactos, tal es el caso del
blanqueamiento de los corales en el Caribe, asociados al aumento de la temperatura y la pérdida
de cobertura de manglares. Por otra parte, las actividades humanas localizadas en las zonas
costeras bajas, contribuyen al aumento de una exposición y vulnerabilidad de la población ante los
efectos del cambio climático, aumento del nivel del mar, erosión costera y las marejadas.
Para finalizar, en referencia a la zona costera mexicana, esta cuenta con una importante
biodiversidad que brinda diversos beneficios ambientales, la cual es fuente de alimentación y
recursos económicos para las poblaciones locales, además de proteger las costas de los eventos
meteorológicos extremos y de la elevación del nivel medio del mar. Esta zona además, concentra
aproximadamente el 15 % de la población total del país, en la cual se lleva a cabo el desarrollo de
diversas actividades económicas, entre las que se cuentan la extracción de hidrocarburos y
minerales, el turismo, la pesca, la acuicultura, y la transportación marítima.
Sin embargo, la destrucción de los ecosistemas costeros, junto con una planeación territorial
desarticulada han generado una amplia vulnerabilidad de las costas mexicanas ante diversos
efectos del cambio climático, como son los huracanes, tormentas tropicales, aumento del nivel del
mar e inundaciones, cambios de salinidad e hipoxia, acidificación del océano, entre otros. Eventos
estos que afectan tanto a los ecosistemas costeros, como a los arrecifes coralinos y manglares,
promueven reducción de la biodiversidad, expansión de especies invasoras, erosión, asi como, a
las actividades de las poblaciones locales e inversionistas, en cuanto a la disminución del turismo,
menor rentabilidad de las pesquerías y de la acuicultura, entre otros.
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Referencias Bibliográficas
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- The Ecologist en Español para España y Latinoamérica. (2010). The Ecologist en Español
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http://www.theecologist.net/files/docshtm/index.asp
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de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina, 1993, pp. 37–38.
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MATERIAL AUDIOVISUAL
Gestión del Riesgo, Cambio Climático y Desarrollo (PNUD) .Conceptos Básicos de la Gestión
de Riesgos. https://www.youtube.com/watch?v=Af7cd5TECKw