Disfraz Vs Vestuario
Disfraz Vs Vestuario
Disfraz Vs Vestuario
Disfraz: es más efímero. Generalmente de materialidad simulada o más económica que la real
(fliselina, tafeta, papel, plástico). Puede ser para una representación infantil o para un adulto que
simula un rol determinado. Suele ser exagerado en colores, proporciones y formas. Se usa sobre
otros indumentos. No es convincente. Es descartable, no se recicla. Se evidencia cierta precariedad.
Suelen tener un carácter burlón, irónico o exacerbado. Su diseño no suele ser generado por un
profesional del mundo espectacular. Brilla en demasía. Su tecnología de construcción es
rudimentaria. Se venden en juguetearías. Los que se alquilan en sastrerías teatrales suelen ser de
mejor aspecto. Tienen talles genéricos y no se confeccionaron para una persona de un físico
determinado. Son arquetípicos. Se suelen producir en serie. Actos escolares, fiestas y carnavales
son las ocasiones de uso más comunes. Responden a una moldería básica y simplificada.
Vestuario: duradero, las materialidades son reales o simuladas con gran similitud al original. Su
usuario es un profesional del mundo espectacular (Circo, Teatro, Ballet, Cine). Bien diseñado se
monta sobre la ropa interior que corresponda a la época. Suelen respetar estilos modas y épocas.
Tienen costuras francesas o reforzadas por el trato que se les da (refuerzos, tirones, movimientos
inusuales, excesivo roce). Pueden ser cómicos para comedias y óperas bufas. O históricamente
realistas con documentación de moldería original. Se diseñan y confeccionan por profesionales
diseñadores de vestuario y sastres teatrales (una especialidad dentro del diseño indumentario). Se
piensan para una persona física individualizada, a medida. Pueden llevar prótesis (joroba, panza,
lunar, peluca, bigotes, uñas, cuernos, Etc.) o refuerzos interiores para amortiguar golpes (rodilleras,
hombreras, coderas, Etc. Son altamente significantes de la personalidad y rol a encarnar.
Habitualmente tienen un carácter realista, salvo que el director o el libro así no lo requieran. No se
producen en serie. Incluso para un coro, pueblo o ejército se buscan variantes de la misma base. Se
almacena y cataloga, etiqueta con los datos de la obra, su usuario; se nuera por orden de aparición
en escena y acto. Se los suele montar en exposiciones. Junto a los figurines originales y llevar
carteles de las figuras que los portaron. Su reciclado se llama refrito. Si se decide tirarlo, se salva la
pasamanería, piedras, bordaos, botones o detalles que puedan ser usados en otras confecciones
futuras.
Los vestuaristas son diseñadores de indumentos para espectáculos, poco o nada tienen de parecido
a la ropa de calle que usamos hoy o se usó en el pasado. Las cosas se exageran y marcan más las
diferencias entre clases, razas, géneros, tipos físicos, luces y sombras, nacionalidad, temporada,
clima, procedencia y millones de etcéteras más.
Si el disfraz usa careta el vestuario usara una máscara. La máscara es más arraigada, más propia no
tan superficial como la careta, salvo que estemos jugando a una representación disfrazada en la
ficción espectacular (Ejemplo: PAGLIACHI, teatro dentro del teatro).
Los disfraces suelen ser en su mayoría más económicos y descartables que los vestuarios. Los
materiales con los cuales están construidos son menos realistas.
El vestuario también puede emular o fingir de acuerdo a la distancia que lleve con el público. A
mayor distancia mayor truco.
Al disfraz no le importa la ficción porque es su cometido.
El cuidado de los detalles en el vestuario es mucho más esmerado que en el disfraz.
En los vestuarios de reconstrucción o creación de época se hacen investigaciones históricas o
futurología para obtener datos precisos de tamaños, texturas, materialidades, recursos
constructivos, colores, nacionalidad y muchas otras sutilezas para logra verosimilitud. Brecht
exceptuado al igual que el teatro del absurdo y/o surrealista.
En arte (y en general en las disciplinas llamadas blandas: humanidades, no en exactas) podemos
hablar, escribir o dialogar horas de un concepto tratando de conceptualizarlo correctamente y
después decir: o no. Nada es preciso y con limites concretos. Hay muchas excepciones a las reglas,
pero si no escribimos o concretamos algunas pautas generales no tendría sentido enseñar/aprender.
Los adolescentes o alumnos de mente abierta siempre preguntan por la excepción o plantean
posibilidades que contradicen a su maestro(es así, yo fui uno de esos alumnos hinchas y
provocadores) buscando el pequeño hueco que abre un la puerta para romper la regla establecida,
si así no fuera no evolucionaríamos y repetiríamos lo mismo durante siglos (como ha sucedido
durante largos periodos históricos o en regiones encapsuladas, cosa que aún sucede en regímenes
totalitarios). No es casual que haya caído aquí, los caudillos, totalitarismos y regímenes obtusos
suelen poner todo hermético e híper organizado, no dando lugar a otras salidas.
Volviendo a las diferencias entre disfraz y vestuario se me ocurre fabricar una página de dos
columnas a modo de ayuda para marcar y establecer diferencias.
Los vestuarios no son reconstrucciones de época (a menos que sea esa la intención en alguna obra
historicista) si no que deben hablarnos de los personajes y sus intenciones.
Color, forma y textura son los ingredientes fundamentales a considerar. Todo lo que tenga ángulos
agudos es agresivo, masculino y penetrante “Mefistófeles”, Diablo, “Drácula”, ”El Pingüino”. Las
horizontales transmiten calma, quietud, serenidad, remanso, paz, pero también muerte. En cambio las
diagonales nos provocan sensación de movimiento y dinamismo (arlequín), que se exageran más con
curvas/contracurvas y espirales.
Las verticales son estables y nos hablan de lo vivo, en crecimiento; si son regulares en distancia y altura,
dan sensación de militaridad u orden estricto.
Las direccionalidades son importantes a considerar ya que pueden alterar los principios anteriores, no es
lo mismo una vertical ascendente que una descendente ya que presenta otra energía. En cuanto a los
colores hay demasiadas teorías y modos de operar, lo mejor es recurrir a la sensibilidad y no a la
racionalidad pura. De todas formas hay algunas generalidades de valor (intensidad de luminosidad) que
hay que respetar. Lo oscuro siempre se ve como negativo y dramático y lo claro da más positividad y
jocosidad, por supuesto que hay excepciones que rompen la regla.
Las texturas (calidad de materia y superficie) pueden transmitir rápidamente al espectador muchos datos
acerca de las características de los personajes. Es posible hacer un excelente vestuario sólo con la textura
como elemento expresivo/significante y mantener la forma/color neutra y poco expresiva.
Todas las combinaciones son válidas en la medida que las sepamos controlar para una correcta valoración,
es una cuestión de dosis y de proporción entre los ingredientes. Muchos ingredientes: más difícil, con
pocos y bien seleccionados: más seguro de tener un resultado feliz.
Tipos físicos posibles: más allá de los gordos/flacos o mixtos (mucha cadera poco hombro / mucho hombro
poca cadera), altos o bajos. Podemos hacer una clasificación de tipos físicos: fuerte (muy derecho sólido)
denota seguridad, jorobado (giba en la espalda, se arquea hacia delante) denota cierta timidez o sumisión,
doble-curva I (lordosis y giba combinadas, la cintura tiene mucha curvatura en la espalda y las vértebras
cervicales caen hacia adelante) denota rigidez mental, doble curva II (pecho y pelvis avanzados) denota
sensualidad o enfrentamiento/superioridad.
Es posible con talento, y mucha imaginación diseñar vestuarios partiendo de casi cualquier material,
¿Cuáles?, dependerá de nuestra habilidad y conocimiento, además de muchas ansias de experimentación.
Los resultados pueden ser desastrosos o inmejorables, como en cualquier materialización.
Una cosa importante en reconstrucciones realistas en las puestas, es el mes del año en que transcurre la
acción, hemisferio y país, ciudad, suburbio o campiña. Si los personajes vienen de un exterior hay que
hacer la entrada con abrigos (guantes, sobretodos, capas, bufandas, gorras o sombreros) o sin ellos,
cerrando un parasol o quitándose un sombrero de verano. Estos recursos complementan a la escenografía
y la puesta en escena, ayudando al público a que todo sea más creíble.
Un truco muy habitual en ópera o cine y no tanto en teatro de prosa, es vestir a los personajes
mayores de edad con la moda anterior a la época de la acción. Generalmente la gente queda tildada con lo
que usó en su juventud. También pasa con gente que emigra, no solo la indumentaria se congela, también
el idioma.
La luz varía los colores modificándolos y mucha distancia con el espectador elimina detalles.
Al hacer elección de telas considerar estos aspectos. No olvidar el ámbito o marco en el cual el personaje
se desenvuelve, (mimetización o contraste). Colores que en la vida real nunca usamos juntos en escena y
con la luz adecuada dan muy bien. Lo mismo pasa con los brillos, con los cuales hay que ser moderado
porque pueden producir destellos o encandilamientos no deseados.
El vestuario, la escenografía, la iluminación, deben combinarse para ser una sola unidad expresiva acorde a
los pedidos del director. Lo más habitual es que no se amalgame la escena con el vestuario y se recorten
mutuamente. Una manera de evitarlo es trabajar con materialidades y colores afines. La luz puede ayudar a
unificar o separar aún más.
Siempre que un mismo personaje tenga varios vestuarios hay que lograr una unidad en la
diversidad, que el público pueda entender quién es pese a su cambio de apariencia conservando algo: el
peinado, estilo, color, moldería, o cambiarlo en escena ante el público. Por supuesto que los cambios deben
estar justificados desde lo teatral, si no serán decorativos y ridículos.
No olvidemos que el vestuario puede no ser realista y expresar el estado de ánimo del
personaje, ejemplo: tres actos con vestidos idénticos pero de colores distintos para el mismo personaje, o
construirlos con materiales atípicos (no tradicionales).
Armar las parejas por colores complementarios o adyacentes; es un viejo truco pero que
sigue dando resultados.
No usar una paleta de color muy amplia ayuda a la significación y al tono general. Adecuarla al
tipo de teatro y pieza que se aborda: no es lo mismo una ópera bufa (cómica) que una tragedia wagneriana;
el autor también pauta: Mozart generalmente se pone con una estructura visual general escénica simétrica,
en los vestuarios también.
En prosa, o cualquier otro género, no da igual un vestuario sobre cámara blanca que en una negra. La
luminosidad y la significación varían radicalmente.
Como formulas de color yo sugiero: una dominante (a mayor superficie), una intermedia y un acento como
menor, es una receta sencilla que siempre da buenos resultados. La utilización de muchos colores es posible
y se adecua muy bien a los infantiles o circenses, pero hay que saber mucho para controlarla. Otro recurso
posible es trabajar en grises y/o neutros y colorear con filtros de color en las luminarias: da mayor
flexibilidad y unidad pero es mas difícil de lograr un buen resultado, además hacen falta muchas luminarias
(los secretos son no usar mas de cinco valores en los planos generales y pequeñísimos matices dentro de
cada uno); si no se ablanda mucho, no usar negro ni blanco puros (recortan).
En vestuario espectacular: se hacen etiquetas con el nombre de la obra, del personaje y apellido del artista,
acto y número de traje (según orden de entrada en escena).generalmente van cosidas en la espalda.
Algunas incluyen medidas de altura, pecho, cintura y cadera (para eventuales ajustes y o cambios).
En telas planas se deja MUCHO margen en las costuras, para futuros ajustes a otros cuerpos.
Los protagonistas suelen tener cambios de vestuario y camarines exclusivos con un vestidor.
Si hay dos artistas que interpretan un mismo personaje en distintas representaciones, se confeccionan dos
trajes.
Si la obra permanece en cartel mucho tiempo, además del mantenimiento de función a función, prever un
nuevo vestuario, réplica del original.
Los vestuarios al final de función quedan en lugares y órdenes inimaginables, por lo tanto
hay que pensar en que alguien tendrá que re-ordenarlos y revisar costuras y avios, además de poner la
utilería de mano en bolsillos o accesorios junto a ellos (catas, bastón, abrigo, sombrero, etc.).
Los vestidores son personas que ofician de algo parecido a un valet, ordenan y preparan los
conjuntos, ayudan a ponerlos según las indicaciones del vestuarista, teniendo en cuenta las modas y
costumbres de los personajes y sus targets. Los de oficio suelen ser muy útiles con vestuarios de épocas
pasadas hace siglos, ya que las formas, cortes y tipologías varían mucho y se visten en otros órdenes
distintos a los actuales. También ofician de estimulador del ego y levantadores de autoestima. Muy útiles
en los estrenos donde el vestuario llega antes de la función y está compuesto por tipologías complicadas
no habituales en la actualidad (miriñaques, carajeras, greguescos, hopalandas, mangas sueltas, corseletes,
bigotera, etc., un ejemplo magnífico se puede ver en “The dresser” (película) “El vestidor” de Peter Yates.
Los vestuarios pueden variar la forma general y las apariencias corporales. La moda sube y baja
la cintura o la elimina. Comprime o exagera partes del cuerpo. El vestuario espectacular también tiene
esos recursos y más aún, ya que la distancia con el espectador salva desprolijidades y permite trucos que
en la vida diaria serían obvios.
Esta clasificación y consejos pueden ser de gran ayuda para la elección de las distintas tipologías a usar por
los personajes( o usuarios) al momento de armar o diseñar un vestuario (o colección).
Esc. Rupert Brocher:
Escultor/Escenógrafo/Caracterizador/Inventor