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UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO Y CIENCIAS


POLÍTICAS

FACULTAD DE DERECHO

“LA EUTANASIA”

Curso: METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

NRC: 15461-15462

Docente: Casanova Lujan, Juan

Alumno: Burgos Lizarraga, Ariel Gustavo

Ciclo: IX

Trujillo – Perú

2024
UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS
PROGRAMA DE ESTUDIOS DE DERECHO

ESQUEMA BASICO DEL PROYECTO DE TESIS

I. GENERALIDADES

1. Título: Efectos Constitucionalistas de la Eutanasia respecto a la calidad de vida


de las personas. UPAO. 2024.
2. Equipo Investigador:
2.1. Autor:
 Burgos Lizarraga, Ariel Gustavo

2.2. Asesor:
 Dr. Casanova Lujan, Juan

3. Tipo de Investigación:
3.1. De acuerdo a la orientación o Finalidad: Básica
3.2. De acuerdo a la técnica de contrastación: Descriptiva

4. Línea de Investigación: Constitucionalismo y protección supranacional.

5. Unidad Académica:
5.1. Programa de Estudio de Derecho
5.2. Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
5.3. Universidad Privada Antenor Orrego

6. Institución y Localidad donde se desarrollará el Proyecto: Departamento la


Libertad-Trujillo

7. Duración total del Proyecto:


7.1. Fecha de Inicio:
7.2. Fecha de Término:

8. Horas semanales dedicadas al proyecto:

9. Cronograma de Trabajo

10. Recursos
10.1. R. Humanos
10.2. R. Materiales
11. Presupuesto
11.1. Bienes
11.2. Servicios

12. Financiación
12.1. Con recursos propios

II. PLAN DE INVESTIGACIÓN

1. El Problema
1.1. Formulación del Problema

Actualmente, la eutanasia es un tema controversial en el ámbito legal, ya que no se


considera un derecho reconocido, lo que afecta el derecho de las personas a una
muerte digna. Esto ha generado dos posturas claramente diferenciadas: una a favor y
otra en contra. Un caso excepcional, como el de Ana Estrada, ilustra esta controversia,
ya que se permitió su aplicación debido a su grave estado de salud.

Solórzano (2009) define la eutanasia como un derecho individual a asumir el riesgo de


la muerte para evitar sufrimientos innecesarios en situaciones irreversibles. La vida no
debe prolongarse indefinidamente, impidiendo que la persona muera en paz. El ser
humano tiene el derecho a decidir cómo, cuándo y dónde morir, y nadie debería ser
limitado en este derecho.

Según Infobae (2023), se registraron 99 fallecimientos por eutanasia, comparados con


los cuatro registrados en 2015 cuando se reglamentó. En la última década, el informe
‘De muerte lenta’ del Laboratorio de Derechos Económicos y Culturales (DescLab)
muestra que los casos de eutanasia a nivel mundial se han multiplicado por 24. Esta
cifra refleja los casos reportados conforme a las normas del sistema de salud,
excluyendo los ocurridos en espacios privados. El año 2022 registró el mayor número
de muertes asistidas médicamente.

A nivel nacional, cada mil peruanos padecen enfermedades terminales, como resultado
de la proliferación incontrolada de células que invaden los tejidos circundantes en
casos de cáncer, así como debido a infecciones, consumo de tabaco o exposición al
humo de tabaco ambiental, lo que provoca enfermedades cardíacas y/o pulmonares.
Además, según el Ministerio de Salud (2022), en Perú más de 1800 niños sufren
enfermedades terminales por estas mismas causas.
Según el artículo 112 del Código Penal (1991), existe una pena de 3 años para quienes
practiquen la eutanasia. Inicialmente, se permitiría solo en casos excepcionales de
enfermedades extremas, extendiéndose gradualmente a más ciudades y aumentando
la tasa de aplicación de la eutanasia, siempre considerando la voluntad del paciente
para someterse a este procedimiento.

Hasta hoy, la eutanasia no se ha practicado legalmente en Perú, excepto en el caso de


Ana Estrada, donde una sentencia autorizó su aplicación, favoreciendo su decisión de
poner fin a su sufrimiento. Esto se debe a que la eutanasia, según el artículo 112 del
Código Penal, sigue siendo penalizada, y aún no se ha debatido adecuadamente en el
sistema legal peruano.

Achával (2003) define una enfermedad terminal como aquella en la que el médico está
seguro de que el paciente se encuentra en las etapas finales de su vida. Este término se
aplica a enfermedades incurables o intratables que llevan al fallecimiento del paciente
en un corto período de tiempo.

Una muerte digna es aquella que, en el contexto de una enfermedad terminal, ocurre
sin angustia ni dolor. Este concepto de bienestar implica que el procedimiento debe ser
aplicado conforme a la voluntad del paciente y con la ayuda de personal médico
calificado, para evitar sufrimientos innecesarios.

Según Bernal (2005), Colombia es el único país en América Latina donde se permite la
eutanasia. Aunque fue despenalizada en 1997 por el Tribunal Constitucional, solo en
abril de 2015 el Ministerio de Salud estableció las pautas para su práctica.
Actualmente, la eutanasia está regulada por la Resolución 12.116/2015 del Ministerio
de Salud y Protección Social, que define los criterios y procedimientos para garantizar
el derecho a una muerte digna.

En la sentencia C-239 de 1997, la Corte destacó que existen muchas maneras de


abordar enfermedades terminales y el sufrimiento asociado. Aunque esta variedad de
opciones puede enriquecer el debate, también puede generar confusión entre
médicos, pacientes, familias, jueces, gobierno y la opinión pública. Lo crucial es que la
medicina ha avanzado significativamente en el tratamiento de enfermedades
terminales y en la gestión del dolor físico, emocional y espiritual. Por lo tanto, cumplir
con la voluntad del paciente no es una tarea ardua, ya que su autonomía debe
prevalecer en estas difíciles situaciones (Corte Constitucional de Colombia, 1997).
Bajo esta perspectiva, la conexión entre el derecho a morir dignamente y los derechos
a la salud y a la dignidad humana permite a una persona con una enfermedad terminal
optar por poner fin a una vida de intensos dolores y sufrimientos. Para asegurar la
voluntad del paciente y garantizar el derecho a morir dignamente, es necesario cumplir
ciertos requisitos: (i) que la persona pueda expresar su deseo de morir; (ii) la formación
de un Comité que programe el procedimiento en un tiempo razonable; (iii) que el
paciente tenga la opción de retractarse o buscar otras prácticas médicas para aliviar su
dolor; (iv) la rápida realización de la eutanasia para evitar prolongar el sufrimiento; y (v)
el respeto a la voluntad del paciente y sus condiciones para terminar su padecimiento,
incluyendo atención oportuna, acompañamiento médico y apoyo familiar, entre otros.

En Estados Unidos, los defensores de la eutanasia obtuvieron una pequeña victoria


cuando la Corte Suprema ratificó una ley del estado de Oregón que permite el suicidio
asistido médicamente, siendo la única legislación en el país que autoriza esta opción.

Oregón fue el primer estado en legalizar el suicidio asistido ODDA (1997) el 27 de


octubre, con la aprobación de la "Ley de muerte con dignidad". Esta ley permite a los
adultos competentes (mayores de 18 años y capaces de expresar conscientemente su
voluntad), residentes de Oregón, con enfermedades terminales y una esperanza de
vida menor a seis meses, recibir medicamentos en dosis letales. Estos medicamentos
son prescritos específicamente para este propósito y deben ser autoadministrados
voluntariamente. Según la ley, la autoadministración de estos fármacos no se considera
suicidio, sino una muerte digna.

Desde la aprobación de la ley hasta finales de 2014, un número de personas recibieron


recetas de medicamentos letales, de las cuales 859 fallecieron tras
autoadministrárselos. Entre las preocupaciones más comunes entre estos pacientes se
encontraban la pérdida de autonomía, mencionada por el 91.5%, la incapacidad de
participar en actividades gratificantes (88.7%) y la pérdida de dignidad (79.3%).

En Montana, otro estado donde el suicidio asistido es legal, la Corte Suprema (2009)
dictaminó el 31 de diciembre de que el suicidio asistido no era ilegal, tras el caso de
Robert Baxter, un camionero retirado de 76 años con leucemia linfocítica terminal. A
diferencia de otros estados, la regulación en Montana no es tan detallada. Según el
Tribunal Supremo, los pacientes deben ser adultos, mentalmente competentes y tener
una enfermedad terminal para solicitar medicamentos letales. Este acto está protegido
por los derechos de privacidad y dignidad establecidos en la Constitución, y los
médicos que ayudan también están amparados por la ley.

En Vermont, la legalización del suicidio asistido tuvo lugar el 20 de mayo de 2013


mediante la Ley 39, conocida como “La elección del paciente y control final de la vida”.
El Departamento de Salud (2016) sugirió que, médicos y pacientes se acostumbraran
gradualmente a las disposiciones de la ley, ya que muchos hospitales se mostraron
reacios a implementarla, argumentando que no estaban preparados. Este derecho está
dirigido a pacientes adultos residentes en Vermont con una esperanza de vida inferior a
seis meses, quienes pueden solicitar el tratamiento voluntariamente y
autoadministrarse la medicación.

El 5 de octubre, Brown (2015), gobernador de California, firmó el Proyecto de Ley 15,


conocido como la "Ley de opción de fin de la vida", permitiendo el suicidio asistido
para adultos competentes, residentes del estado, con enfermedades terminales. Esta
ley, vigente desde 2016, se basó en la Ley de Oregón de 1997 y reavivó antiguos
debates sobre la muerte asistida.

En abril de 2002, después de más de treinta años de debate, la eutanasia y el suicidio


asistido fueron regulados y dejaron de ser punibles en los Países Bajos. Antes de su
legalización, estas prácticas habían sido toleradas durante décadas, siendo reportadas
por los médicos holandeses desde 1991.

La discusión sobre la regulación de la eutanasia en Holanda comenzó con una


sentencia del Juzgado de Leeuwarden (1973) del 21 de febrero, que utilizó el estado de
necesidad como fundamento jurídico y estableció cuatro requisitos bajo los cuales la
eutanasia no sería castigada, siempre que se contara con el dictamen previo de un
especialista médico de sanidad estatal. La eutanasia sería aceptable si se cumplen las
siguientes condiciones: (i) el paciente tiene una enfermedad médicamente incurable;
(ii) el paciente sufre un dolor insoportable; (iii) el paciente expresa el deseo de
terminar su vida; (iv) el acto es realizado por el médico que trata al paciente o
consultado por este.

En este contexto, entendemos las principales motivaciones detrás de la solicitud de


eutanasia, que son el sufrimiento y el deseo de una muerte digna. Tanto en Holanda
como en muchos otros países, los médicos se enfrentan cada vez más a decisiones
sobre el final de la vida, debido al envejecimiento de la población, los avances
tecnológicos médicos que prolongan la vida del paciente y el aumento relativo de los
casos de muerte por cáncer.

El proceso de muerte asistida debe seguir criterios similares a los aplicados en Bélgica y
Luxemburgo. En los tres países, se exige que el paciente sea competente, presente una
solicitud voluntaria y sufra de enfermedades crónicas que generen un intenso
sufrimiento físico o psicológico. El médico tiene la responsabilidad de informar al
paciente sobre su estado de salud y perspectivas de vida, para que juntos determinen
que no existen alternativas razonables. Además, se debe buscar la opinión de otro
médico y todos los procedimientos deben ser notificados a las autoridades.

Según la ley, la eutanasia debe ser solicitada de manera voluntaria, persistente y


reflexiva por parte del paciente. El médico debe consultar con los familiares y otro
colega médico. Después de realizar la eutanasia, se realizará un seguimiento. El médico
debe redactar un informe detallando la historia clínica del paciente, las circunstancias
en las que se solicitó la eutanasia, la consulta con otro médico y el método utilizado
para llevar a cabo el fallecimiento del paciente. El informe se remitirá al fiscal por el
forense, quien evaluará si se cumplieron los requisitos en cada caso o si es necesario
iniciar un proceso judicial.

En este contexto, Herranz (1998) resalta dos aspectos relacionados con la legislación
que regula la práctica de la eutanasia, centrándose en la solicitud del paciente. Sin
embargo, la solicitud por sí sola no es suficiente; el médico tiene la responsabilidad de
asegurarse de que la solicitud sea: a) voluntaria y b) racional. Además, se destaca la
importancia de consultar a otro médico, ya que antes de que el médico tratante
considere la solicitud de eutanasia, debe consultar a un colega independiente que no
esté involucrado en el cuidado del paciente.

Es responsabilidad del médico brindar apoyo para garantizar un final digno de la vida.
Esto implica que el médico no administre tratamientos que sean inútiles. Cuando el
tratamiento ya no sea efectivo, el médico debe ocuparse de aliviar el sufrimiento del
paciente.

En el año 2001 se completó el proceso de despenalización de la eutanasia en los Países


Bajos. Aunque en 1973 se eximió de responsabilidad penal a los médicos que
practicaran la eutanasia bajo ciertas condiciones, no fue sino hasta principios de la
década de 2000 que se logró una regulación detallada de este tema. Inicialmente,
Ortega (2008) los receptores de la decisión no tenían claridad sobre cuándo y cómo
podía llevarse a cabo la eutanasia sin consecuencias legales. Sin embargo,
posteriormente, se produjo un mayor desarrollo legislativo que no solo garantizó la
calidad de los profesionales médicos, sino que también permitió que los pacientes
vieran realizados sus derechos.

Es importante señalar que el Tribunal de Leeuwarden (1973) emitió un fallo que tuvo
un impacto significativo en el debate sobre la eutanasia. En su decisión, el Tribunal
estableció que un médico podría poner fin a la vida de un paciente en ciertas
circunstancias sin enfrentar consecuencias legales. En ese momento, la justicia
holandesa determinó que estas prácticas de eutanasia serían aceptables siempre que:
(i) el paciente fuera residente en Holanda; (ii) el médico estuviera convencido de que la
solicitud era voluntaria, bien considerada y expresaba los deseos del paciente, es decir,
que el paciente estuviera plenamente capacitado y reiterara su voluntad, la cual
también podría haber sido expresada en un documento de voluntades anticipadas; (iii)
se comprobara un sufrimiento insoportable sin posibilidad de mejora; (iv) se informara
al paciente sobre su situación y perspectivas futuras; y (v) la eutanasia o el auxilio al
suicidio se llevaran a cabo con la máxima atención y profesionalismo.

UNAV (1999) menciona que la pérdida de la calidad de vida está referida a un deterioro
moral, que puede llegar a ser grave según el estado en el que se encuentre el paciente
considerando su avanzada enfermedad. Cuando la calidad de vida del paciente decae a
un nivel crítico, esta pierde su dignidad y deja de ser un bien altamente estimable. Sin
dignidad, la vida del hombre deja de ser indispensable por considerar el sufrimiento
por el que pasa día a día.

Se sobreentiende que por el cuadro de sufrimiento que llega a tener un paciente con
una enfermedad terminal, y el hecho de saber que no sanará y su único destino será
sufrir hasta la muerte, conllevan al paciente a caer en cuadros de depresión y ansiedad,
ya no solo no contaría con buena salud física sino mental, y esto ocasiona una reacción
contraproducente para él y su familia de su entorno que viven está experiencia de
pasar por el sufrimiento de una enfermedad sin cura.

La afectación al derecho de la dignidad consiste en maltratar física o verbalmente a


cualquier persona. Generalmente, se produce en situaciones como: detención
arbitraria, falta a un debido proceso, la no atención médica, el cobro injusto de un valor
económico; considerando que se afecta de manera grave a los derechos fundamentales
establecidos en la Constitución Política del Perú. En cuanto a la eutanasia se evidencia
que al no respetar la decisión del paciente a ser sometido a dicho procedimiento se
afectaría al derecho de dignidad, ya que no tiene otra opción que alagar su sufrimiento
y llevar una calidad de vida degenerativa.

Dentro de la Eutanasia encontramos un aspecto de suma importancia, el impacto


psicológico y mental, se fundamenta en el conjunto de comportamientos,
pensamientos y emociones, los cuales pueden cambiar o intensificarse, esto acordé a
situaciones de pérdida, daño o amenaza que una persona puede sufrir en el transcurso
de la enfermedad, en este caso, el paciente sufre una enfermedad que poco a poco
deteriora su vida con intensos dolores, ocasionando un alto nivel de intensificación
respecto a sus emociones y pensamientos.

La afectación al derecho de la dignidad consiste en maltratar física o verbalmente a


cualquier persona. Generalmente, se produce en situaciones como: detención
arbitraria, falta a un debido proceso, la no atención médica, el cobro injusto de un
valor económico; considerando que se afecta de manera grave a los derechos
fundamentales que establece la Constitución Política del Perú. En cuanto a la eutanasia
se evidencia que al no respetar la decisión del paciente a ser sometido a dicho
procedimiento se afectaría al derecho de dignidad, ya que no tiene otra opción que
alagar su sufrimiento y llevar una calidad de vida degenerativa.

La práctica de la eutanasia plantea una serie de dilemas éticos, legales y


constitucionales en relación con la calidad de vida de las personas. A medida que la
sociedad enfrenta el envejecimiento de la población, los avances médicos que
prolongan la vida y el aumento de casos de enfermedades terminales, surge la
necesidad de comprender cómo los marcos constitucionales influyen en la percepción
y aplicación de la eutanasia

Entonces nos preguntamos: ¿Cuáles son los efectos constitucionalistas de la


eutanasia en relación con la calidad de vida de las personas? Este planteamiento
aborda la compleja intersección entre los principios constitucionales, los derechos
individuales y el bienestar humano en el contexto de la eutanasia. Se busca investigar
cómo las disposiciones constitucionales impactan en la toma de decisiones sobre el
final de la vida, así como en la protección de los derechos fundamentales de los
individuos que consideran esta opción. Además, se examinará cómo las perspectivas
éticas y las actitudes sociales hacia la eutanasia influyen en la calidad de vida percibida
por las personas que enfrentan enfermedades terminales o sufrimientos
insoportables.

1.2. Enunciado del Problema

1.2.1. Problema General


¿Cuáles son los efectos constitucionales de la eutanasia en relación a la
calidad de vida de las personas?

1.2.2. Problemas Específicos

¿Qué significa exactamente "morir con dignidad"?

¿Cómo se reconcilia esta noción con el derecho a elegir el momento y la


forma de la propia muerte?

¿Cómo se garantiza que la eutanasia no se convierta en una opción forzada


o influenciada por factores externos?

¿Cómo se equilibran los derechos de los pacientes con las obligaciones


éticas y legales de los profesionales de la salud?

1.3. Justificación

En la actualidad, el mundo ha experimentado cambios significativos. En el


siglo XXI, han surgido endemias y epidemias que han llevado a la
desaparición de pueblos y etnias enteras. Recordando la historia de la
humanidad en el siglo pasado, se produjo una de las primeras guerras
nucleares, la Segunda Guerra Mundial, durante la cual se utilizó el
armamento nuclear conocido como la Bomba Atómica, que devastó las
ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Además, ocurrieron incidentes como la
destrucción de la Planta Nuclear de Berchovis en Rusia y otros en China en
este siglo.

Estos eventos han tenido efectos negativos devastadores en el hábitat


humano, generando diversas enfermedades incurables que reducen la
calidad de vida de las personas y comprometen su dignidad cuando se
encuentran en fases terminales.

En el caso del Estado Peruano, Constitución Política del Perú (1993) como norma
fundamental, establece en su Artículo 1 que "la defensa de la persona humana y
el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado".

La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) y las Constituciones


de los Estados miembros de las Naciones Unidas, incluyendo nuestra
Constitución Política (artículo 1 y artículo 2, numeral 24, literal "a"), establecen
el fundamento jurídico para el derecho a morir dignamente. Este derecho está
estrechamente relacionado con el reconocimiento jurídico de la dignidad y la
autonomía de la persona humana.

De esto se deduce que la dignidad y la libertad están reconocidas en una norma


supranacional. En este contexto, la no legalización de la eutanasia respetaría la
voluntad y dignidad de aquellos enfermos terminales que se encuentran en una
situación irreversible, evitando el uso de medios artificiales para prolongar
innecesariamente sus vidas. Aquí es donde la eutanasia adquiere relevancia, ya
que el derecho a la vida no implica simplemente defender la existencia
biológica, sino garantizar una vida en condiciones adecuadas para ser
disfrutada, es decir, una vida digna.

Ante la realidad social de nuestra comunidad, los problemas de salud y el riesgo


inherente al tráfico en la vida cotidiana, surgen situaciones en las que personas
quedan postradas en camillas de hospitales, conectadas a aparatos que les
mantienen con vida artificialmente. Estas personas a menudo no se sienten
dignas de continuar sobreviviendo y suplican que se les retiren los respiradores,
buscando poner fin a su sufrimiento.

Nuestra propuesta es que "la eutanasia es el ejercicio del derecho a la dignidad".


Por lo tanto, la eutanasia debe ser aplicada y debe ser legislada previamente.

2. Objetivos

2.1. Objetivo General


Analizar los efectos constitucionalistas de la eutanasia en relación con la calidad
de vida de las personas, considerando los aspectos legales, éticos y sociales
involucrados en esta práctica médica.

2.2. Objetivos Específicos

Examinar la legislación constitucional y los marcos legales relacionados con la


eutanasia en distintos países, destacando cómo estos marcos afectan la calidad
de vida de los individuos que consideran esta opción.

Evaluar los aspectos éticos y morales implicados en la discusión sobre la eutanasia,


centrándose en cómo los principios constitucionales como la dignidad humana
y el derecho a la vida impactan en la toma de decisiones sobre el final de la
vida.

Investigar los efectos sociales y culturales de la eutanasia en las comunidades


donde se permite esta práctica, explorando cómo influye en la percepción de la
calidad de vida y en las actitudes hacia la muerte y el sufrimiento.

Identificar los desafíos y dilemas constitucionales que surgen en torno a la


eutanasia, considerando aspectos como el consentimiento informado, la
protección de los derechos individuales y la igualdad ante la ley.

Proponer recomendaciones para abordar los aspectos constitucionalistas de la


eutanasia de manera que se promueva una mejor calidad de vida para las
personas que enfrentan enfermedades terminales o sufrimientos
insoportables, respetando al mismo tiempo los principios fundamentales de la
Constitución y los derechos humanos.

3. Antecedentes

3.1. Internacionales
Santos, W (2020), Legalización de la eutanasia en chile, el derecho a una muerte digna,
tesis para optar al grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas. Universidad Miguel de
Cervantes. Chile. El trabajo consistió en elaborar una propuesta legislativa sobre la
eutanasia, la que se trabajó en base a los resultados a la Encuesta UDP 2010, en una
población representativa del 74 %. Se llegó a las siguientes conclusiones:

 En atención a todo lo expuesto, es innegable que la legislación en torno a la


Eutanasia vendrá a dar solución y paz a un número significativo de personas
que en la actualidad no tiene otra salida a su situación de salud más que sea la
de esperar una muerte lenta, letal, segura y desastrosa en todo sentido, no sólo
para el titular de la enfermedad sino también para todo el grupo familiar que se
ve afectado y salpicado por la situación que los afecta.

 Independiente de las tendencias actuales, se hace presente que la comunidad y


la sociedad toda están llana a discutir y debatir en torno a la Eutanasia como
una salida válida y legal al término de los días de una persona que sufre los
estragos de una enfermedad terminal.

 Como país debemos enfrentar esta situación y hacernos cargos de llevar


consuelo y una esperanza de una muerte digna, más llevadera a todos aquellos
compatriotas que sufren el flagelo de una enfermedad catastrófica.

3.2. Nacionales

Surco, Z (2021), Fundamentos para la despenalización de la Eutanasia en el Perú –


2020, tesis para obtener el título profesional de abogado. Universidad César Vallejo.
Lima-Perú. El trabajo consistió en realizar un análisis del actual contexto legal y buscar
alternativas para no penalizar y que estén ubicados dentro de la realidad social, el que
se trabajó en base a los resultados de una entrevista 2021, siendo un total de 9
entrevistados. Se llegó a las siguientes conclusiones:

 En cuanto al objetivo general, determinar los fundamentos para la


despenalización de la eutanasia en el Perú – 2020. Se determinó que la
eutanasia, se justifica en la autonomía del paciente, la imposibilidad de tener
una vida íntegra y el derecho a una muerte digna.

 En lo concerniente al primer objetivo específico se describió, el tratamiento


jurídico sobre los efectos sociales de la práctica de la eutanasia como un
proceso que ocurre desde que el paciente solicita la eutanasia, pasando por la
información médica correspondiente, acompañándolo durante todo el proceso,
garantizando en este la relación íntegra médico-paciente y finalmente aplicando
la eutanasia.

 Correspondiente al segundo objetivo específico, se pudo especificar el


fundamento legal y social de la práctica de la eutanasia. A través del derecho
comparado en varios países en los que la eutanasia está legalizada, teniendo
criterios de elegibilidad similares entre sí, y el análisis de lo expuesto por varios
autores. Entre los criterios más importantes encontramos que el proceso es
libre y voluntario, se debe estar en fase terminal de alguna enfermedad
incurable, además de que todo el proceso debe ser bajo consentimiento
informado.

3.3. Locales

Neira, E (2021), La muerte digna y el principio de libre autodeterminación de la


persona, tesis para obtener el grado de maestra en derecho con mención en derecho
constitucional. Universidad Privada Antenor Orrego. Trujillo-Perú. El trabajo consistió
en determinar si resulta necesario la regulación del derecho a la muerte digna en el
ordenamiento jurídico peruano, el que se trabajó en base a una ficha de investigación
bibliográfica y protocolo de análisis de contenido 2021. Se llegó a las siguientes
conclusiones:

 Es necesaria la regulación el protocolo para la aplicación del derecho a la


muerte digna en el Perú (ortotanasia), porque, sin tener regulación en el
ordenamiento jurídico, lesiona el derecho de autodeterminación personal de
los pacientes enfermos terminales, quienes en contra de su propia voluntad
deben continuar con tratamientos desproporcionados solo para alargar el
sufrimiento.

 Asimismo, resulta necesaria dicha regulación para seguir la línea del desarrollo
jurisprudencial de otros países en los que impera el modelo de Estado
Constitucional de Derecho, como es el caso de España, México, Uruguay, Brasil
Argentina.

4. Marco Teórico

4.1. Variable dependiente


4.2. Variable independiente: Eutanasia

1. Eutanasia

1.1. Definición

a. Solórzano (2009) define a la Eutanasia como:


Un derecho del individuo al asumir el riesgo de la muerte para
evitarse padecimientos innecesarios, cuando la situación sea
irreversible. La vida de la persona no se puede prolongar en
forma indefinida, impidiéndole morir en paz. El ser humano tiene
derecho a decidir, el cómo, el cuándo y el dónde de su muerte. y
nadie puede ser limitado en sus derechos. (p. 713)

b. De Miguel y López (2006) define a la Eutanasia como:


Hace referencia a las acciones realizadas por otras personas, a
petición expresa y reiterada de un paciente que padece un
sufrimiento físico o psíquico como consecuencia de una
enfermedad incurable y que él vive como inaceptable, indigna y
como un mal, para causarle la muerte de manera rápida, eficaz e
indolora. Estas acciones se hacen pues en atención a la persona y
de acuerdo con su voluntad requisito imprescindible para
distinguir eutanasia de homicidio. (p. 209)

c. Achával (2003) define a la Eutanasia como:


Se le asigna a la eutanasia un contenido de aliviar el sufrimiento
del paciente, sin suprimirlo. La eutanasia exige un razonamiento,
una metodología, una intención de resultado, para lo cual
emplea medios mortales eficaces, una ejecución que puede ser
activa, directa o de comisión (acción para producir no medicar ni
alimentar, suprimir aquello que prolonga al morir). Todo ello
transforma, al logro de la muerte en evolución, en una muerte de
causa distinta a la que estaba en curso. (p. 316)

d. El grupo investigador, asume la definición de Solórzano, porque hace


mención a un derecho fundamental, partiendo del respeto a la dignidad
de las personas, teniendo en cuenta que el ser humano debe ser libre
de decidir la forma y el momento de su muerte, en aquellos casos
especiales donde la enfermedad es incurable, irreversible e
insoportable. Asimismo, el paciente mediante la manifestación de su
voluntad asume el riesgo a morir con el fin de culminar con un
sufrimiento innecesario.

1.2. Desarrollo Histórico de la Eutanasia en el mundo.

Esta práctica de terminar con el sufrimiento de las personas que tienen


enfermedades incurables, se remonta desde las sociedades primitivas,
consistía en imponer al hijo la obligación de administrar la buena muerte
de su padre, esta administración se aplicaba para aquellos padres de la
tercera edad y que estaban enfermos; asimismo, en la India Antigua, los
enfermos incurables eran llevados por sus familias al borde del Ganges,
que es uno de los ríos más importantes de Asia, y llenaban sus narices y
la boca con barro, con el objetivo de asfixiarlos y posteriormente
arrojarlos al río Sagrado; del mismo modo, los chinos, esquimales y
australianos aplicaban la eutanasia dando muerte a sus padres que eran
considerados ancianos, como un símbolo de piedad, por lo que dicho
aspecto se consideraba religioso. Posteriormente, en las Antiguas Grecia
y Roma, la eutanasia no era un problema, por el contrario, consideraban
que, si la vida no era digna, no merecían vivirla, por lo que, la eutanasia
fue una práctica múltiple, considerando que el enfermo terminal que se
suicidaba tenía suficientes motivos para hacerlo, siendo considerado el
suicido como una forma honrosa, al encontrarse con alguna incapacidad
debido a su enfermedad, que a su vez originaba un dolor constante.
Durante el cristianismo surgieron algunos cambios, uno de ellos fue la
idea de la Iglesia Católica Romana de modificar la legislación del suicidio,
esto originó cierto temor, ya que implantaron la idea de que cualquier
persona que atentara contra su vida no podría recibir una cristiana
sepultura, pues se consideraba la forma de morir era un símbolo de
valor final que la vida te otorgaba, aun cuando el dolor sea muy intenso,
por lo que no era opción recibir algún tipo de alivio compasivo, del
mismo modo San Agustín consideraba la idea del suicido un acto
abominable y detestable para la sociedad, concibiendo la idea de quién
te otorga la vida y los sufrimientos es Dios, por lo cual se debe soportar.
Ya para el año 693 se anunció que aquella persona que utilizara el
suicido como el medio para acabar con su vida, seria excomulgado
automáticamente. Durante 12 largos siglos, la idea del suicidio se
convirtió en un pecado mortal.
El término «Eutanasia» apareció por primera vez en el siglo I, en un
escrito realizado por el historiador “Cayo Suetonio”, dicho término
apareció mucho después de la idea que se tenía a través de los
pensadores; en ese mismo siglo Plinio el Viejo, quien era un escritor y
militar romano, elaboró una lista donde consideraba enfermedades en la
cuales se podría aplicar la Eutanasia, ya en el siglo XII, el musulmán
Averroes, quien era un médico y filósofo, defendió a la eutanasia
entre los judíos y cristianos, aun cuando no existían bases sólidas para
defenderla. Murillo (2021) quien es miembro de la correspondiente de
la Academia Nacional de Medicina, manifiesta que:
En 1516, Tomás Moro, el santo, se refirió a la eutanasia en
Utopía, su obra cumbre sobre un Estado Ideal. Los habitantes de
su imaginaria isla aplicaban la eutanasia a los enfermos
incurables y el autor la consideró un acto de sabiduría, religioso y
santo. Años después, pero aún en el Renacimiento, Francis Bacon
consideró como función del médico aliviar el sufrimiento,
incluyendo en ella no solo la curación, sino la muerte. Y dio a la
eutanasia el significado actual de apresurar la muerte del
enfermo. (párr. 9)

Es en el Renacimiento donde el concepto de Eutanasia adquiere un


significado real, donde toma valor la muerte digna, es decir, un buen
morir, ya que la muerte es el último acto de la vida, por lo que se debía
ayudar al moribundo con todos los recursos necesarios para lograr
aliviar su sufrimiento y así tener una muerte digna.
En el siglo XVII David Hume, colocó en tela de juicio los mandatos
religiosos que impedían la eutanasia, argumentando que: “Si disponer
de la vida humana fuera algo reservado exclusivamente al
Todopoderoso, y fuese infringir el derecho divino el que los hombres
dispusieran de sus propias vidas, tan criminal sería el que un hombre
actuara para conservar la vida, como el que decidiese destruirla”.
En la cultura precolombina se utilizaban hierbas, humo y estricnina, que
garantizaban un buen morir de los pacientes en estado terminal. El
despenador que se encontraba en Uruguay, Argentina y Perú, toma un
papel importante ya que quitaba el sufrimiento a los desahuciados
rompiéndoles las vértebras cervicales y causándoles la muerte.
Los primeros movimientos proeutanasia se originaron en el siglo XIX,
pero lograron su objetivo de legitimación en Holanda (2001), primer país
en el mundo en que se legalizó la eutanasia, del mismo modo, en el año
de 1938 se fundó “la Eutanasia Society of América” con el objetivo de
legalizar el suicidio para aquellos pacientes con enfermedades
terminales, pero con asistencia médica. Como resultado la eutanasia es
actualmente legal en seis países, entre ellos tenemos a Holanda, Bélgica,
Luxemburgo, Canadá, Colombia y España, como se puede evidenciar, el
único país latinoamericano es Colombia.

1.3. Desarrollo Histórico de la Eutanasia en el Perú.

El primer caso de Eutanasia que se presentó en el Perú recientemente,


es el caso de Ana Milagros Estrada Ugarte, quien en busca de una
muerte digna marcó un hito tanto en la historia peruana como en la
medicina, sin embargo, esto no ha sido nada fácil, ya que en el Perú no
se encuentra legalizado, y esto por diversas razones, para ello debemos
remontarnos en el Incanato peruano, Gómez (2008) nos argumenta que:
El antropólogo Juan Ossio sostiene que en las tradiciones andinas
se contemplaba dar muerte a los Illapac Churin (hijos del rayo), es
decir, los niños nacidos con labio leporino, a los chacpas (los que
nacían de pie), los opas (locos) o cualquier persona deforme,
desquiciada o moribunda. (p. 27)
En la época Colonial, existió un personaje representativo, el despenador,
existió en muchos países y de igual manera en el Perú, su objetivo era
deshacer las penas físicas y de esa manera poder terminar con todos los
dolores del cuerpo, y así con la muerte del enfermo desaparecerían
todos los dolores, para ello, debía romperles las vértebras cervicales y,
como consecuencia, ocasionaría la muerte.
Es en la etapa de cristianismo donde algunos aspectos cambiaron, en un
inicio se creía que el hombre era el único administrador de la vida que
Dios le otorgaba, posteriormente, surgió un cambio, la iglesia
influenciaría la legislación y el Estado, y se pasaría a castigar al propio
suicida por disponer de un bien que únicamente le correspondería a
Dios. El cristianismo tuvo una influencia a nivel mundial, y dentro de
esto se encuentra el Perú, dejando una idea errada sobre el encargado
de elegir por nuestras vidas, y que la elección de la eutanasia va en
contra de nuestra moral y ética.
Como consecuencia, tenemos que, en la actualidad la eutanasia es un
delito en nuestra legislación, la cual se encuentra prevista y sancionada
en el artículo 112 del Código Penal bajo el nombre de «homicidio
piadoso», este tiene su fundamento en que el bien jurídico protegido
debe ser la vida humana, y la única manera de poner fin a esa
protección es con la muerte.

1.4. Legislación comparada sobre la Eutanasia.


 Colombia: Es importante resaltar que Colombia es el único país de
Latinoamérica que ha legalizado la Eutanasia hasta la actualidad,
pero esto gracias a grandes avances, debates y cambios en su
legislación.
Comenzamos en el año 1991, año en el cual se abrió paso a la
Nueva Constitución que reemplazó a la del año 1886 que se
caracterizaba por su tendencia conservadora y su relación cercana
con el culto católico apostólico.

La gran diferencia que tenía la constitución de 1991 con la de 1886,


fue que está se caracterizaba por una normativa respetuosa de los
derechos individuales de las personas. De ello resaltan tres aspectos
relevantes de esta nueva Constitución:

 Se incorporó una carta de derechos fundamentales, que deben ser


respetados y protegidos por los poderes políticos del estado.

 Se creó la Corte Constitucional con el principal objeto de velar por la


supremacía de la Constitución.

 Se estableció una acción de tutela para poder reclamar por ante los
órganos jurisdiccionales la protección inmediata de los derechos
constitucionales fundamentales.

En 1997, el ciudadano José Parra Parra ejerció la acción pública de


inconstitucionalidad en contra del artículo 326 del Código Penal vigente
en ese momento. Este artículo receptaba en dicho cuerpo normativo el
homicidio por piedad, que preveía penas de seis meses a tres años de
prisión para aquel que matare a otro para poner fin a sus intensos
sufrimientos provenientes de lesión corporal o enfermedad grave o
incurable. Parra Parra sostuvo “el rol principal de un Estado social y
democrático de derecho es garantizar la vida de las personas,
protegiéndolas en situaciones de peligro y castigando a aquellas que
vulneren sus derechos.”

La Corte Constitucional de Colombia en 1997, expresó el siguiente


comentario, “el derecho a la vida no puede reducirse a la mera
subsistencia, sino que implica vivir adecuadamente en condiciones de
dignidad”. Con ello se entiende que la Corte Constitucional se encuentra
a favor de proteger la vida, sobre todo, para ellos la vida sería el objeto
principal de protección del Estado. (Corte Constitucional de Colombia,
20/5/97, expte. D-1490, sentencia C - 239/97.
En 2014, se dictó una nueva sentencia por parte de la Corte
Constitucional, donde confirmo lo establecido en 1997 con respecto a
los conceptos anteriores y donde además dicto al Ministerio de Salud
establecer un protocolo como referencia para los procedimientos
tendientes a garantizar el derecho a morir dignamente. De esta forma
reafirmando la importancia de la dignidad de las personas y su
autonomía personal como fundamento de la constitucionalidad de las
prácticas eutanásicas.

El Ministerio de Salud y Protección Social dictó la RES 1216 el 20 de abril


del 2015, donde se establece que las Instituciones Prestadoras de Salud
(IPS) deben conformar al interior de cada entidad un Comité Científico -
Interdisciplinario para el Derecho a Morir con Dignidad, el cual deberá
actuar en los casos y en las condiciones definidas en las sentencias
anteriores dictadas por la Corte constitucional de Colombia. Estos
comités tienen la responsabilidad de analizar la solicitud del paciente
enfermo, a la vez de lograr garantizar que se cumplan las pautas
establecidas por la Corte Constitucional.

En el año 2017, la corte Constitucional hizo un pronunciamiento para


detallar que solo pueden acceder a la eutanasia o al suicidio asistido las
personas mayores de edad, que hayan pasado y cumplido lo establecido
en la RES 1216.

En todo lo desarrollado, se realizó un análisis por Céspedes (2020):

El avance de Colombia con respecto al derecho de las personas de


acceder a prácticas eutanásicas es evidente. Sin embargo,
consideramos que es posible realizar dos críticas fundamentales
del ministerio de Salud que se dictaron en su consecuencia. En
primer lugar, las sentencias C-23 y T-970 establecieron como
requisito para acceder a una práctica eutanásica el hecho de que
una persona padezca una enfermedad terminal. Si bien el carácter
de terminal en muchos casos puede ser importante para
comprobar la legitimidad de la solicitud, establecerlo como una
condición necesaria para el acceso a la eutanasia implica una
restricción injustificada de la autonomía de las personas. En
segundo lugar, tanto los fallos de la Corte Constitucional como las
resoluciones del Ministerio de Salud imponen el deber a todas las
instituciones prestadoras de salud tanto públicas como privadas,
de realizar prácticas eutanásicas cuando se cumplan los requisitos
establecidos a esos fines. Sin embargo, es posible que la
realización de dichas prácticas vaya en contra de las convicciones
más profundas de algunas personas de la comunidad, quienes, por
sostener una concepción más conservadora del carácter sagrado
de la vida humana, consideren esos actos como atentatorios
contra esa sacralidad. (p. 120)

 Chile
En la legislación chilena, exactamente en la ley 20.584 nos estipula
que, en los casos de enfermos terminales, la persona que fuere
informada de que su estado de salud terminal tiene derecho a otorgar
o denegar su voluntad para someterse a cualquier tratamiento que
tenga como efecto prolongar artificialmente su vida, sin perjuicio de
mantener las medidas de soporte ordinario. En ningún caso, el rechazo
de tratamiento podrá implicar como objetivo la aceleración artificial
del proceso de muerte.

En este marco legal, la mayoría de la doctrina entiende que la


eutanasia activa y el suicidio asistido quedan alcanzados por los
artículos 391, inciso 2 del Código Penal Chileno, que receptan las
figuras del homicidio simple y el auxilio al suicidio; además prevé penas
mayores si la persona que pone fin a la vida del enfermo es su
ascendiente, descendiente o cónyuge, o utiliza veneno en su accionar.

El derecho a la libertad, que el enfermo otorga al médico al solicitarle


que ponga fin a su vida hace entrar en crisis la diferencia entre matar y
dejar morir, pensada como una distinción no moral con consecuencias
morales diferentes. El elemento fundamental es el derecho a la
libertad que otorga el pedido de muerte, no puede diferenciarse que
es la eutanasia pasiva de su modalidad activa con el suicidio asistido
que justifique una diferente regulación normativa.

Menciona Céspedes (2020):

Consideramos que en este caso debemos pronunciarnos por la


negativa. Sin embargo, esto no significa que dicho cuerpo
normativo no recepte un principio de autonomía por el cual las
personas puedan ejercer sus planes de vida sin la intromisión
arbitraria del Estado ni de terceros. (p. 124)

Es un dilema moral el prohibir a una persona con una enfermedad


terminal o que le impide valerse por sí misma acceder a una eutanasia
activa o a un suicidio asistido implica en última instancia imponerle una
determinada concepción de la santidad de la vida humana, lo que iría
en contra de los establecido en la constitución chilena. Un punto clave
por parte de la Comisión de Salud de la cámara de Diputados de Chile
aprobó el 8 de agosto del año 2018, un proyecto de ley que pretende
legalizar la eutanasia activa y el suicidio asistido en el país. Dicho
proyecto se basa en dos causales por los cuales las personas podrían
acceder a dichas prácticas:

- Encontrarse en un estado de salud terminal, sufrimiento físico o


mental.
- Encontrarse en estado de sufrimiento insoportable que no pueda ser
apaciguado por el actual desarrollo de las ciencias médicas, y que
resulta de una lesión o condición patológica.

1.5. Legislación peruana sobre la Eutanasia.

Respecto al análisis del ámbito nacional con respecto a la eutanasia


logrando llegar a un concepto importante, menciona Sánchez (2018):

La eutanasia mantiene características muy peculiares: la


intervención del personal médico, la de un familiar, el
consentimiento de forma activa o pasiva y la búsqueda del alivio al
paciente terminal. Morir con dignidad significa morir con lo
necesario: asistencia médica, medicamentos para los síntomas,
morir en un entorno privado, sin generar curiosidad pública y
morir rodeado de los seres queridos. Eso significa morir con
dignidad, no apresurar el proceso natural de la muerte. (p. 118)

 Marco Normativo en la Constitución: En la presente Constitución de


1993, en el artículo primero establece la función que tiene el Estado
frente a las personas y entre ellas, la principal es que toda persona
derecha a la dignidad y a la defensa de sus personas, en tal sentido que,
la dignidad de una persona se debe entender de diferentes maneras una
de ellas, es que tenga una vida digna sin sufrimientos gozando de todos
los derechos fundamentales como es el derecho a su vida e integridad,
es por ello que por un lado, la Constitución establece el Derecho a la
Vida y por otra parte, el derecho a su dignidad, en tal sentido
conceptualizando la dignidad humana se puede decir que es un valor y
un derecho innato de toda persona, el cual debe ser inviolable e
intangible en la persona como sujeto de derecho, es un derecho
fundamental y por lo tanto, es el valor inherente al ser humano porque
es un ser racional que posee libertad de elegir sobre las decisiones que
tenga que elegir en su vida, de tal forma la propuesta en la presente e
investigación no radica en que sea un libre albedrío, la eutanasia sino
que esta se debe dar en los casos que las personas pierdan la calidad de
vida y que no sea consecuente con la Dignidad Humana.

 En el Código Penal: Nuestro Código Penal, que fue promulgado


mediante Decreto Legislativo Nº 635 el 03 de marzo de 1991 y publicado
el 08 abril de 1991, en el libro II, parte especial sobre delitos ha
considerado la conducta típica del Homicidio Piadoso, en el artículo 112
del que establece que cuando por motivo de piedad, mata a un enfermo
cuyo diagnóstico es incurable y además que el mismo paciente le solicite
de manera expresa y en estado consciente le solicite para poner fin a sus
intolerables dolores insoportables, esta conducta del sujeto activo de
obedecer la petición del paciente y por un fin de piedad cumple, esta
conducta que es considerada delito.
El Código Penal peruano prohíbe la práctica de la eutanasia,
estableciendo que "el que mata a otro será reprimido con pena privativa
de libertad no menor de seis ni mayor de diez años" (Artículo 106 del
Código Penal peruano). Esta disposición criminaliza cualquier acción
destinada a provocar la muerte de otra persona, incluso si se hace con el
consentimiento del individuo o con el propósito de aliviar su
sufrimiento.

1.6. Tipos de Eutanasia.

A lo largo de la historia se ha presentado diferentes clasificaciones con


respecto a la eutanasia, donde algunas de ellas eran acordes y otro
desnaturalizando su propósito como tal, por ello vamos a ver algunas de
las clasificaciones más trascedentes y hacer una distinción.

Por lo tanto, Gómez (2008) nos menciona en su libro “Eutanasia”:

 Por su finalidad

Eutanasia piadosa: Es la que se practica por un sentimiento de piedad


hacia el sujeto que está soportando graves sufrimientos sin ninguna
esperanza, con el fin de aliviarlo. Es necesario resaltar que es
precisamente el móvil altruista un elemento constitutivo de la eutanasia
propiamente dicha, de modo que no sería posible hablar con propiedad
de la misma si falta dicho elemento. La finalidad que lleva a “ayudar a
morir” no puede ser otra que la de aliviar los sufrimientos de la persona
que los padece, lo que implica una connotación altruista, compasiva y/o
solidaria”.

Eutanasia eugenésica: El sacrificio de la vida en aras del mejoramiento


de la raza o de ideologías políticas al margen del consentimiento y del
padecimiento de la víctima. Tiende a liberar a la sociedad de los
enfermos y personas que representan una “carga”. Un muy triste
ejemplo de este supuesto tipo de “eutanasia” se dio en la Segunda
Guerra Mundial cuando Hitler invadió Polonia en 1941, donde los nazis
tuvieron la oportunidad de poner en marcha su plan de exterminio a
toda la gente considerada “racial y biológicamente inferior”. Como
sabemos, aquí se cometió el asesinato de millones de personas,
especialmente judías, a través del monóxido de carbono. Cabe aclarar
que este genocidio mal podría llamarse eutanasia, por
desnaturalizar el concepto.

 Por sus medios

Eutanasia positiva o activa: Es aquella en que el agente de manera


directa y positiva actúa sobre la persona enferma provocándole la
muerte; por ejemplo: por una sobredosis de píldoras conciliadoras del
sueño, una inyección de cloruro de potasio, etc. Entre los casos
conocidos de este tipo de eutanasia, se pueden mencionar los ocurridos
en Alemania, donde la enfermera Michela Roider, “el ángel de la
muerte”, aplicó inyecciones mortíferas a más de diez pacientes graves
para ahorrarles sufrimientos.

Eutanasia negativa o pasiva: El agente deja de hacer algo que permite


proseguir con la vida del enfermo, el acto consiste en una omisión; por
ejemplo, cuando el médico no hace nada para evitar la muerte del
paciente después de haber constatado su estado de salud o cuando
interrumpe el tratamiento aplicado al paciente suficiente para prolongar
su vida.

 Por su intención

Eutanasia directa: Se caracteriza por la intención clara y consciente del


sujeto activo de producir el óbito al que sufre un mal incurable'” a través
de medios certeros como, por ejemplo, inyectándole una dosis mortal
de morfina.
Eutanasia indirecta o lenitiva: Implica la administración de
medicamentos o la aplicación de técnicas al enfermo terminal que
soporta una situación especialmente dolorosa, con el fin primordial de
mitigar sus sufrimientos, aun sabiendo que, como efecto secundario.
Consiste en la muerte no querida en su intención que sobreviene a
causa de los efectos secundarios del tratamiento paliativo del dolor.

 Por su voluntariedad

Eutanasia voluntaria: Es la que solicita el paciente que adolece de un


mal incurable en pleno uso de sus facultades psicológicas de manera
expresa y consciente, ya sea en forma verbal o escrita. Esta es la
eutanasia propiamente dicha o la denominada “genulna”. La voluntad
del paciente se puede llevar a cabo a través de una acción
(suministración de píldoras que le causan la muerte) o una omisión
(suspensión del tratamiento médico suficiente para la continuación de
su vida).

Eutanasia no voluntaria: Se lleva a cabo cuando se procura la muerte a


un ser humano que no es capaz de entender la opción entre la vida y la
muerte, por ejemplo: en las situaciones en las que existe una pérdida
total e irreversible de la conciencia, cuando el enfermo se encuentra en
un estado comatoso irreversible, cuando es un enfermo mental, etc. Este
tipo de eutanasia se lleva a cabo sin la expresión de voluntad de la
persona afectada debido a que no se encuentra en posibilidad de
manifestarla y no porque no interese.

Eutanasia impuesta: Es la que se aplica a los pacientes incurables,


cuando la persona, aun teniendo la capacidad de consentir en su propia
muerte, no lo hace, bien porque no se le pregunta, bien porque se le
pregunta y elige seguir viviendo. Un ejemplo de este tipo de eutanasia,
fue la ordenada por Hitler quien estableció un programa de “eutanasia”
dirigido contra los niños deformados, los enfermos crónicos, los
enfermos mentales incurables.

1.7. La petición del enfermo terminal como causa de justificación.

La petición por parte del paciente que sufre una enfermedad terminal se
toma como causa de justificación en cuanto se manifieste de forma clara
e inequívoca, es decir, solicita de forma expresa su propia muerte, dado
que inicia con la propia petición del enfermo terminal. Es así como se
considera la petición expresa del enfermo, como el consentimiento
válido, consciente y libre prestado por el mismo, con tal que no haya
mediado determinación por un tercero, o que se haya acudido a
artificios, métodos de persuasión extremos. Es así como el
consentimiento proviene de parte del enfermo, bien porque lo solicite
de forma expresa, o porque esté de acuerdo con sus parientes o las
personas que lo cuidan.

Según Gómez (2005):

Nada tan cruel como obligar a una persona a subsistir en medio


de padecimientos oprobiosos, en nombre de creencias ajenas, así
una inmensa mayoría de la población las estime intangibles.
Porque, precisamente, la filosofía que informa la Carta se cifra en
su propósito de erradicar la crueldad. (p. 95)

Además, si el respeto a la dignidad humana irradia el ordenamiento


jurídico, es importante precisar que la vida no debe verse como algo
sagrado, hasta el punto de desconocer la situación real en la que se
encuentra el paciente y su posición frente al valor de la vida. Asimismo,
menciona Achaval (2003):

Holanda, país que el 10 de abril del 2001 legalizó la eutanasia


para enfermos con “sufrimientos interminables e insoportables”,
exige que estén informados, con diagnóstico confirmado por un
segundo médico y que certifiquen tal circunstancia diagnóstica,
no tengan esperanza de vida y que desee efectivamente morir, la
petición es resuelta por comités regionales integrados por un
médico, un jurista y un especializado en ética. (p. 321)

En estas palabras, el derecho a la vida no puede reducirse a la mera


subsistencia, sino que implica el vivir adecuadamente en condiciones de
dignidad. Po este motivo, es que para aplicar la Eutanasia tan solo no se
debe considerar la enfermedad grave que puede padecer el paciente,
sino que también se toma en cuenta que aquel exprese de forma clara el
poner fin a su vida, dado que el mal que le aqueja es irremediable. El
deber del Estado de proteger la vida debe entonces ser compatible con
el respeto por la dignidad humana y la libre decisión que puede tomar
respecto al intenso sufrimiento que experimenta.

1.8. Causas de la Eutanasia.

 Enfermedades terminales: La eutanasia puede ser considerada en


casos de enfermedades terminales en las que el paciente se
encuentra en un estado avanzado y experimenta un sufrimiento físico
y emocional insoportable. Algunos ejemplos incluyen cáncer en etapa
terminal, enfermedades neurológicas degenerativas o fallos orgánicos
irreversibles.

 Dolor crónico y sufrimiento insoportable: Si una persona padece una


enfermedad crónica que le causa un dolor constante y no se puede
aliviar adecuadamente con tratamiento médico, se puede
argumentar a favor de la eutanasia como una forma de poner fin a su
sufrimiento.

 Calidad de vida severamente disminuida: En casos en los que una


persona experimenta una pérdida de la capacidad de disfrutar de la
vida debido a una enfermedad o lesión grave, algunos argumentan
que la eutanasia podría ser una opción para permitirles morir con
dignidad.

 Alivio del sufrimiento: Se argumentan que su legalización permitiría


aliviar el sufrimiento innecesario de las personas que padecen
enfermedades terminales o condiciones médicas graves. Consideran
que la eutanasia puede ser una opción humanitaria para aquellos
cuya calidad de vida se ve gravemente afectada y no hay posibilidad
de mejoría.

 Sobrecarga de recursos: La eutanasia puede ser considerada como


una opción para reducir la carga de los recursos médicos en
situaciones en las que los tratamientos son costosos y la esperanza de
vida es mínima. Esta perspectiva se basa en la premisa de que los
recursos limitados deberían asignarse de manera eficiente y
equitativa.

1.9. Consecuencia de la Eutanasia.

 Consecuencias éticas y morales:

James Rachels (1986) en su obra "The End of Life: Euthanasia and


Morality" argumenta que: permitir la eutanasia puede ser
moralmente justificable en casos de sufrimiento insoportable y sin
esperanza de mejora, ya que puede ser considerado un acto de
compasión hacia el paciente.
Por otro lado, autores como Leon R. Kass (2002) en su libro "Life,
Liberty, and the Defense of Dignity: The Challenge for Bioethics"
advierte: sobre las consecuencias negativas de la eutanasia en la
sociedad y en la relación médico-paciente, argumentando que su
legalización socavaría los valores fundamentales de la vida y la
dignidad humana.

 Consecuencias legales y sociales:

Margaret P. Battin (2005) en su obra "Ending Life: Ethics and the Way
We Die" señala que: la legalización de la eutanasia podría tener
consecuencias sociales y legales significativas, como el desarrollo de
protocolos y regulaciones estrictas para garantizar la protección de
los derechos y la seguridad de los pacientes.

John Griffiths y Heleen Weyers (1998) en su libro "Euthanasia and


Law in the Netherlands" analiza: las consecuencias de la
despenalización de la eutanasia en los Países Bajos, argumentando
que, si bien ha habido una mayor transparencia y control en los casos
de eutanasia, también ha habido un aumento en la demanda de esta
práctica.

 Consecuencias psicológicas y emocionales:

Se explora las etapas del duelo y cómo la eutanasia puede afectar


psicológicamente a los familiares y seres queridos del paciente,
quienes podrían experimentar un duelo complicado y sentimientos
de culpa o arrepentimiento.

La eutanasia puede tener un impacto en la moral y el bienestar


emocional de los profesionales de la salud que participan en el
proceso de tomar decisiones sobre el final de la vida.

1.10. Casos especiales en dónde se aplicaría la Eutanasia.

Aquellos casos especiales dónde se aplicaría la Eutanasia, son dónde la


situación fáctica o presupuesto de hecho debe ser que el enfermo o
víctima de la enfermedad sea grave e incurable; sin aquellos
presupuestos, ni la piedad, como fin de despenar la aplicación de la
Eutanasia tendría efecto constitutivo para el tipo especial privilegiado.
Según Molina (Cómo se citó en Gómez, 2005) “La existencia de una
enfermedad grave e incurable, o una lesión física, constituyen el
precedente necesario para que pueda configurarse un homicidio por
piedad” (p. 58).

Esta modalidad de homicidio, no sólo se fundamenta en el estado en el


que se encuentra la víctima, es decir, enferma grave, sino que los fines
que motivan la voluntad del autor, implicará que se busque un “buen
morir”, siendo esta una muerte menos traumática que la que tendría la
persona si no se despena. Entonces es necesario exigir en el autor un
triple elemento subjetivo: el conocimiento y la voluntad sobre morir, el
móvil de la piedad y el fin de poner término a los graves padecimientos
o sufrimientos que surgen de la enfermedad.

Los casos como: demencias, enfermedades de motoneurona, esclerosis


múltiple y enfermedad de Parkinson se consideran enfermedades
neurológicas que de forma frecuente incentivan la petición de la
Eutanasia. Las solicitudes por demencia son las más numerosas.
Asimismo, se daría su aplicación en enfermedades en última fase como
cáncer terminal, así como en enfermedades pulmonares crónicas.

Menciona Gómez (2005):

Si un paciente terminal no desea vivir, y expresa consciente y


libremente su voluntad de morir, pues no desea seguir viviendo
en las condiciones que lo hacen padecer, el derecho a vivir en
forma digna implica el morir dignamente, por tanto, no puede
ser obligado a seguir viviendo en condiciones en que sufre graves
padecimientos, pues ello equivaldría a someterlo a tratamiento
cruel e inhumano. (p. 23)

No siendo absolutos los derechos fundamentales, su ejercicio como


deber del Estado que busca protegerlos, tienen un límite, y el deber del
Estado, lo tiene en la decisión del individuo. De allí que, si el paciente
terminal no desea vivir, expresa de forma voluntaria su deseo de no
continuar viviendo, pues no desea continuar viviendo en aquellas
condiciones que solo lo hacen padecer día a día, implica el derecho que
tienen a morir dignamente, por tanto, no podrán ser obligados a seguir
viviendo en condiciones inhumanas ya que sería un tratamiento cruel.

1.11. Posturas a favor de la aplicación de la Eutanasia.

En nuestra legislación, encontramos tanto posturas a favor como en


contra de la aplicación de la Eutanasia como solución a poner fin a los
padecimientos que puede sufrir el paciente debido a la enfermedad
grave que lo aqueja. Pero en relación con nuestro proyecto de
investigación, se mencionarán cuáles son aquellas posturas que
respaldan el aplicar la Eutanasia en aquellos casos que lo ameriten
debido a que la enfermedad del paciente es incurable.

Los argumentos a favor de su aplicación tienen en su mayoría como


punto de partida la liberación del paciente de todo dolor y sufrimiento,
tanto físico, como emocional y moral. Asimismo, toman en cuenta la
condición médica y cuyo pronóstico apunta de todos modos a la muerte,
es así como la aplicación de la Eutanasia se considera como un acto de
piedad, que además respeta el derecho a la autodeterminación por
parte del paciente, como el único dueño de su vida.

Aquellas posturas a favor de la aplicación de la Eutanasia, también nos


mencionan que el derecho fundamental a vivir en forma digna implica el
derecho a morir dignamente, pues condenar a una persona a prolongar
por un tiempo escaso su existencia, cuando no lo desea y padece de
profundas aflicciones, equivale no sólo a un trato cruel e inhumano, sino
a una anulación de su dignidad y su autonomía como sujeto moral. Es así
como se debe considerar:

 Derecho a una vida digna: La dignidad personal en determinadas


circunstancias estaría por debajo de lo que puede ser exigido para
vivir, lo que permitiría su aplicación a casos concretos, donde la
enfermedad en sí misma no tenga cura y culmine con la muerte del
paciente.
 Derecho a una muerte digna: Es entendida como la cesación del
dolor, convirtiéndose la Eutanasia como “terapéutica”. Según Gómez
(2005), “Se traduce en el respeto a la voluntad del sujeto que sufre
una enfermedad terminal que le produce grandes padecimientos, y
que no desea alargar su vida dolorosa” (p. 99).
 Autonomía del enfermo: Aquellas legislaciones que autorizan la
aplicación de la Eutanasia lo hacen bajo el presupuesto de que el
paciente lo desee expresamente y a petición, es decir, se debe
contar con el consentimiento de la persona que posee información
seria y fiable acerca de su enfermedad y de las opciones
terapéuticas y su pronóstico, y en cuenta con la capacidad
intelectual suficiente para poder tomar la decisión.
 Derecho a evitar el dolor: Lo planteado es que al aplicar la
Eutanasia se da por fenecido el dolor permanente que sufre el
paciente, tanto físico como emocional. Evitando de esta forma que
se prolongue por más tiempo.
Si bien es cierto, los argumentos en contra de la aplicación de la
Eutanasia se centran en el biologicismo, que idolatra la vida por
encima de cualquier consideración, defendiendo la lucha por la vida,
esta postura es relacionada con las creencias religiosas, tomándose
en cuenta el punto de la ética cristiana, siendo que la libertad se
convierte como el último eje, sustituyendo sus decisiones humanas;
esta postura puede resultar peligrosa, dado que el paciente podría
conducirse a un suicidio, sea por el dolor insoportable o por la carga
que consideran que pudiesen dar.

Finalmente, según Solorzano (2009):

Es un derecho del individuo el asumir el riesgo de la muerte


para evitarse padecimientos innecesarios, cuando la situación
sea irreversible. La vida de la persona no puede prolongarse en
forma indefinida, impidiéndole morir en paz. El ser humano
tiene a derecho a decidir, el cómo, el cuándo y el dónde de su
muerte, y nadie puede ser limitado en sus derechos. La persona
tiene el derecho a morir en paz y a que le ayuden en ese
propósito. (p. 713)

5. Marco Conceptual

6. Hipótesis

HIPÓTESIS GENERAL:
HIPÓTESIS ESPECÍFICAS:

7. Variables. Operacionalización de Variables

HIPÓTESIS VARIABL Definición Definición Indicadores Instrumento


E Conceptual Operacional
Los casos Eutanasi Solórzano Los diversos  Dolor  Caso
especiales a (2009) define casos intenso. s.
donde se a la eutanasia especiales
aplicará la donde se
como un
Eutanasia a aplicará la  Deterioro  Caso
derecho del
pacientes Eutanasia a físico. s.
terminales individuo al pacientes
en la ciudad asumir el terminales
de Trujillo, en riesgo de la en la ciudad  Afectación al
el año 2023, muerte para de Trujillo, en derecho de  Caso
son dolor evitarse el año 2023, la dignidad. s.
intenso, son dolor
padecimiento
deterioro intenso,
s
físico, deterioro  Impacto
afectación al innecesarios, físico, emocional y
derecho de cuando la afectación al psicológico.  Caso
la dignidad, situación sea derecho de s.
impacto irreversible. la dignidad,
emocional y La vida de la impacto  Prolongación
psicológico; emocional y de
persona no
y, psicológico; enfermedad
prolongación se puede y, es severas.  Caso
de prolongar en prolongación s.
enfermedade forma de
s severas. indefinida, enfermedade
impidiéndole s severas.
morir en paz.
El ser
humano
tiene
derecho a
decidir, el
cómo, el
cuándo y el
dónde de su
muerte. y
nadie puede
ser limitado
en sus
derechos.

8. Materiales y Métodos

8.1. Material.
8.1.1. Población

Características de la población
- Tienen una edad promedio de 30-70.
- Población de ambos sexos equitativamente.
- Pertenecen al distrito de Trujillo.
- La población esta constituidas por 10 personas.
8.1.2. Muestra

POBLACIÓN Sexo
Subtotal
AFECTADA Hombre Mujer
Dolor intenso 01 01 02
Grado del
01 01 02
deterioro físico
Afectación al
derecho de la 01 01 02
dignidad
Impacto
emocional y 01 01 02
psicológico
Prolongación
de
01 01 02
enfermedades
severas
TOTAL 10

8.2. Métodos.

8.2.1. Diseño de Contrastación.

El diseño de nuestra investigación es el descriptivo simple.

01

02

M 03

04

05

Dónde:

M: Muestra

01: Dolor intenso.

02: Deterioro físico.

03: Derecho a la dignidad.


04: Impacto emocional.

05: Prolongación de enfermedades.

8.2.2. Técnicas e Instrumentos de Recolección de datos.


8.2.3. Procesamiento y análisis de datos.

9. Referencias Bibliográficas

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Congreso de la República del Perú. (1991). Código Penal [Decreto Legislativo N°


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https://spijweb.minjus.gob.pe/wp-content/uploads/2018/08/CODIGOPENAL.pd
f

10. Anexos

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