Delincuencia y Drogas

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Pandillaje Juvenil Y Consumo De Drogas En El Perú

1. Breve resumen
2. Introducción
3. Justificación
4. Violencia en el Perú
5. Causas de la violencia en el Perú
6. Familia y delincuencia juvenil
7. Características psicosociales del adolescente
8. Drogas y delincuencia juvenil.
9. Prevención de la conducta delictiva y adictiva
10. Tratamiento y reinserción social
11. CONCLUSIONES

BREVE RESUMEN
En los últimos años en el país y en el mundo en general, principalmente en las grandes urbes, se observa un
incremento de la delincuencia o actos violentos ejercidos por adolescentes o jóvenes, quienes escudados por el grupo y
envalentonados por los efectos de las drogas, cometen diversos ilícitos penales y causan problemas en la seguridad
ciudadana, afectando a la sociedad en su conjunto.
El presente trabajo monográfico aborda el problema de la violencia juvenil en el Perú, y su correlación con el consumo
de sustancias psicoactivas, en base a la experiencia en el trabajo con adolescentes infractores de la ley en los centros de
diagnóstico y rehabilitación.

INTRODUCCIÓN
La violencia es un fenómeno social muy complejo de carácter multifactorial y multicausal, que implica una respuesta
impulsiva, en contra de las normas de convivencia pacífica, afectando, perjudicando y agrediendo los derechos de las
personas y la sociedad, principalmente los referidos a la vida, la libertad, el desarrollo, la propiedad, etc.
La violencia juvenil, es decir, aquella ejercida por adolescentes y jóvenes, es una realidad que se ha visto agravada en
los últimos 20 años en el país. Dentro de las principales causas tenemos: La crisis económica que generó un proceso
migratorio a las principales ciudades en busca de nuevas oportunidades, el desplazamiento de familias amenazadas por
el terrorismo, con la consecuente desintegración familiar y cultural, marginación y exclusión social, pobreza extrema,
carencia de servicios básicos, de salud y educativos; así como la falta de
empleo y la crisis de valores. Es así que la familia, en especial la mujer y el
niño, se han visto vulnerados, generando problemas de inadecuación social,
manifestados principalmente en la proliferación de “Pandillas juveniles”,
“Barras Bravas” y “Pirañitas”. Su accionar comprende desde leves faltas
hasta delitos que requieren una intervención judicial.
Al igual que la violencia, la problemática del consumo de drogas en el Perú se
ha incrementado en los últimos años. De ser considerado un país mayormente
productor, se observa un alarmante aumento del consumo interno de drogas
consideradas lícitas como el alcohol y el tabaco, así como de las drogas
ilegales, cuya producción, tenencia, comercialización y consumo están
sancionados por la Ley, como la marihuana, la cocaína, Pasta Básica de Coca
y otras. La edad de inicio en el consumo ha disminuido en los últimos años y se ha comprobado que la conducta
delictiva está asociada a la ingesta temprana de drogas tanto legales como ilegales.

JUSTIFICACIÓN
En la actualidad, es común ser testigo - o víctima - de un acto de violencia en el que estén involucrados adolescentes.
Ataques a la propiedad pública y privada son comunes luego de encuentros deportivos, asaltos a transeúntes por
“pirañitas”, peleas callejeras entre pandillas, etc., son parte de la vida cotidiana, principalmente en Lima y otras grandes
urbes del país. Los adolescentes en general actúan en grupo y bajo la influencia de sustancias psicoactivas.
La conducta delictiva se asocia a la ingesta temprana de drogas ilegales y con el abuso de alcohol y, a su vez, la ingesta
de alcohol y otras drogas se asocia con experiencias tempranas de maltrato, abuso sexual y de alcoholismo en la
familia . En un estudio realizado en el Centro Juvenil de Lima
(conocido popularmente como “maranguita”) en el año de 1999, se observó que de 470 adolescentes internos por haber
cometido diversos delitos (infracciones), la gran mayoría refirió haber consumido alcohol en fiestas o reuniones sociales
(92%), y drogas ilegales como marihuana, terokal y PBC. También expresaron en las entrevistas que cuando
cometieron la infracción estaban bajo los efectos de alguna droga, principalmente alcohol y PBC.
Por tanto pretendo aproximarnos a la comprensión de las causas y motivaciones que llevan a los adolescentes a
desafiar la ley, así como la experiencia institucional con adolescentes infractores que cumplen alguna medida
socioeducativa en los centros juveniles y una propuesta de intervención.

DESARROLLO
La violencia en el Perú y el mundo
La violencia es un fenómeno social que va en aumento en las principales ciudades de todo el mundo. En Europa
Occidental los delitos menores y las conductas antisociales han crecido rápidamente, mientras que la incidencia de
delitos graves ha sido controlada gracias a la aplicación de medidas modernas de mantenimiento del orden y de la
justicia penal, así como al establecimiento de sofisticadas formas de cooperación internacional. En los países en
desarrollo y en Europa Oriental están aumentando tanto los delitos menores como los crímenes violentos. Incluso en
Asia, donde se registró una disminución de los delitos en general se ha registrado un crecimiento considerable de los
delitos contra la propiedad, de la delincuencia organizada y el tráfico de drogas en las ciudades de más de 100.000
habitantes
El mismo autor expresa que las pautas delictivas están cambiando. Por un lado, los delincuentes son cada vez más
jóvenes, debido, en parte, a la proliferación de niños de la calle y de bandas callejeras. Por otro, los crímenes violentos
como los asesinatos, son cada vez más comunes.
El Perú no escapa de dicha realidad. Los actos de violencia se han incrementado notoriamente en las ciudades, y en ella
son partícipes frecuentemente, menores de edad.

Causas de la violencia en el Perú


El Perú confronta desde hace varios años, problemas económicos y sociales que afectan a los estratos más vulnerables
de la población, en especial la madre y el niño. Así podemos señalar el incremento acelerado y desorganizado de la
población frente a servicios básicos deficitarios, un aumento en el costo de vida en desmedro del poder adquisitivo, el
incremento de la tasa de desempleo y subempleo, la desintegración familiar y el terrorismo; problemática que se ve
reflejada en los llamados por la UNICEF como “Menores en circunstancias Especialmente Difíciles”, como son los
niños de la calle, víctimas de violencia armada, niños trabajadores, maltratados, infractores, etc..
La población total del país es de 22, 639,443 habitantes (INEI, La pobreza afecta a 13 millones de peruanos, quienes
perciben ingresos insuficientes para cubrir la canasta familiar y aprox. 4.5 millones viven en condición de extrema
pobreza, de los cuales 596 mil son niños menores de 04 años y un millón cien mil, entre 5 y 14 años. Los más de 15
años de violencia terrorista dejaron 30 mil niños huérfanos, 12 mil discapacitados, sin contar los niños muertos y sus
funestas consecuencias en las estructuras sociales.
Las deficientes condiciones de vida agravada por la existencia de familias con prole numerosa y abandonados por el
padre, impulsan a muchos niños a trabajar. El censo de 1993 registró que uno de cada 14 niños son trabajadores (435
mil). Estos niños crecerán por lo general, sin mayores oportunidades de estudio y adquirirán patrones de conducta
adaptativa a la realidad hostil que la calle les presenta, entre ellas el consumo de sustancias psicoactivas y la
delincuencia.

Familia y delincuencia juvenil


La familia como el primer espacio de socialización del niño, ejerce gran influencia en los patrones conductuales y
relacionales con el mundo que lo rodea. Por tanto cuando la familia no desarrolla un vínculo funcional protector,
promotor y armónico, puede sobrevenir la inadaptación.
Según Amando Vega , las características familiares más frecuentemente asociadas con la delincuencia son:
 La antisocialidad de los padres.
 Supervisión y disciplina ineficaz.
 Desavenencias y falta de armonía familiar, pobres relaciones entre padres e hijos.
 Familias numerosas y marginación social.
Vacca (1998), explica que una familia disfuncional puede conducir a uno o más de sus integrantes a desarrollar
una determinada patología, definiéndola como “un patrón de conductas desadaptativas e
indeterminadas que presenta de manera permanente uno o varios integrantes de una familia, y que al relacionarse con su
membrecía se genera un clima propicio para el surgimiento de patologías específicas e inespecíficas”.
El mismo autor refiere que los diversos tipos de familias disfuncionales propiciarán un clima psicopatológico al interior
de la misma, que afectará en diferente grado a los miembros del núcleo familiar, condicionando patologías específicas:
 Familias disfuncionales neurotigénicas
 Familias disfuncionales psicotigénicas
 Familias disfuncionales psicopatogénicas, y
 Familias disfuncionales adictogénicas
Cada una de las cuales y en contacto con los factores de riesgo compatibles con cada uno de sus miembros y/o su
factor predictivo correspondiente pueden incubar y desencadenar los cuadros psicopatológicos respectivos. Por tanto,
la adicción tendría lugar por la conjunción de una serie de factores de riesgo que predisponen, exponen o facilitan que
una persona desarrolle un vínculo patológico con una SPA, actividad, aparato o persona que desencadene en una
posterior adicción. La posibilidad de “engancharse” y generar una adicción se potencializa si el individuo posee un
Factor Predictivo Positivo, referido a una predisposición orgánica heredada (bioquímica, neurológica, fisiológica y
psicológica), dependiendo también del tipo de adicción desarrollada, por ejemplo, en el caso de SPA, se observa que los
consumidores de PBC, desarrollan rápidamente una psicopatización secundaria. Dicha posibilidad disminuye si dicho
individuo posee factores de protección suficientes para enfrentar con éxito los riesgos a que todos en cierto momento,
estamos expuestos. Por ejemplo podemos citar como factores protectores el hecho de tener un trabajo satisfactorio,
pertenecer a clubes deportivos, organizar racionalmente su tiempo, ser asertivo, etc.
Entre los factores de riesgo tenemos los macrosociales, que son aquellos propios de la estructura social, como la actitud
permisiva de la sociedad frente a algunas sustancias, la presión de grupo, la accesibilidad para obtener una droga, los
mensajes publicitarios que promueven el consumo y el gasto, la exclusión social, la corrupción, la pobreza, la falta
de oportunidades de trabajo, estudio y autorrealización en general, etc.
Los factores microsociales, están referidos al sistema familiar, la distribución de roles y responsabilidades, las
creencias, los patrones de crianza, etc. Principalmente las familias denominadas “Familias Disfuncionales
Adictógenas”, son aquellas que promueven el uso de drogas convencionales y no convencionales. En este caso se
observa maltrato entre los miembros, abuso de drogas legales o ilegales, comportamientos obsesivos y compulsivos,
alianzas patológicas, rigidez en las normas y problemas de comunicación, entre otros.
La característica de personalidad del individuo puede ser un factor de riesgo individual, cuando existen rasgos
disfuncionales como baja tolerancia al estrés, baja autoestima, deficiente repertorio de habilidades sociales,
impulsividad, así como sentimientos de soledad, curiosidad y falta de apoyo emocional.
Es así que se puede afirmar que la adquisición de una conducta adictiva, convencional o no, posee una etiología
multicausal, es decir, tiene lugar debido a una combinación de factores individuales y ambientales que se deben tener en
cuenta en la prevención y tratamiento con la finalidad de controlar y/o disminuir y extinguir - según el caso - aquellos
elementos de riesgo y predictivos, y reforzar, promover e incrementar los factores protectores o funcionales.

Características psicosociales del adolescente infractor


Los adolescentes infractores poseen una personalidad marcada por la marginación, el abandono afectivo, las carencias
económicas y culturales y el maltrato en general, lo cual lo convierte en una persona impulsiva, rebelde, resentida,
influenciable e insegura, siendo vulnerable a los múltiples estímulos que la calle ofrece, lo que le permitirá “integrarse”
y cubrir necesidades afectivas insatisfechas. Es así que comienzan a probar licor y otras drogas como marihuana y
terokal, para luego probar drogas más fuertes como PBC, consumiéndolas muchas veces para “darse valor” en la
comisión del delito, y la falta de la misma, con la ansiedad que esto les causa, será una de las causas para agenciarse de
dinero rápidamente, a través del delito.
En una investigación del Centro Juvenil de Diagnóstico y Rehabilitación de Lima realizada a 197 adolescentes que
cumplían la medida socioeducativa de internación por haber realizado un acto infractor, se determinaron algunas
características psicosociales específicas a esta población:
 La mayoría de adolescentes presentaban fugas del hogar entre los 07 y 15 años de edad, despegándose
paulatinamente del núcleo familiar y acercándose a la calle, integrándose a otros menores de similares
características.
 Inclusión temprana en el medio laboral informal como lustrabotas, lavar carros, cobrador de combi, pedir limosna,
venta de caramelos, etc.
 Consumo de diversas drogas, el alcohol es el más referido, el cual es consumido en fiestas o discotecas. El terokal es
común en estos grupos, especialmente los llamados “pirañitas” y la pasta básica de coca es más frecuente en
adolescentes de mayor edad y mayor experiencia en el delito.
 El lenguaje se presenta limitado, simple y directo, utilizando jergas y modismos.
 Presentan una tendencia a vivir el presente, buscando gratificaciones inmediatas, debido a experiencias pasadas
frustrantes y una percepción pesimista del futuro.
 Locus de control externo, consideran que los sucesos de un individuo están determinados por el “destino o suerte”.
 Bajo nivel de escolaridad (55% de la muestra no concluyó el nivel de primaria).
 Inicio sexual temprano.
 Déficit en su formación valorativa.
 Procedencia de zonas urbanas marginales de la ciudad de Lima (San Juan de Lurigancho, Comas, Villa María del
Triunfo, etc.).
 Hijos de padres migrantes.
 Escasa disposición para el aprendizaje, por posible déficit alimenticio, escasa estimulación, carga laboral temprana,
déficit en la atención).
 Procedencia de hogares disfuncionales y desorganizados. Gran porcentaje refiere problemas de violencia en el
núcleo familiar.
 Familia numerosa (generalmente posee entre 04 y 09 hermanos).
 Carencia de modelos de conducta e identificación adecuados. Muchos de los padres han cometido actos contra la
ley, consumo de alcohol y otras drogas, violencia, etc.
 Personalidad inestable e inmadura, con rasgos impulsivos, suspicacia y hostilidad.
 Baja autoestima.
Craft (1974), señala que el psicópata se caracteriza por ser incapaz de responder emocionalmente en situaciones en las
que se esperaría que personas normales lo hicieran y por poseer una irresistible tendencia a actuar impulsivamente. Los
rasgos más saltantes serían la agresividad, la ausencia de sentimientos de culpa ante el comportamiento inadecuado,
imposibilidad de modificación conductual mediante castigo y la falta de motivación hacia proyectos altruistas.

Drogas y delincuencia juvenil


La problemática del consumo de drogas y su relación con el pandillaje es un tema que cada vez adquiere mayor
importancia en la sociedad. La edad de inicio en el consumo ha disminuido y existe un aumento en la ingesta de
diferentes drogas asociado a conductas desadaptadas. Es así que la inadaptación
social puede llevar al consumo de drogas o viceversa, en el primer caso hablamos
de “psicopatía primaria” y en el segundo de “psicopatía secundaria”.
La psicopatía, también denominada trastorno antisocial de la personalidad o
trastorno disocial de la personalidad (CIE - 10), se caracteriza por continuos actos
delictivos o antisociales y supone una incapacidad para adaptarse a las normas
sociales.
“Los trastornos disociales se caracterizan por una forma persistente y reiterada
de comportamiento disocial, agresivo o retador. En sus grados más extremos
puede llegar a violaciones de las normas, mayores de las que serían aceptables
para el carácter y la edad del individuo afectado y las características de la
sociedad en la que vive. Se trata por tanto de desviaciones más graves que la
simple "maldad" infantil o rebeldía adolescente. Los actos antisociales o
criminales aislados no son, por si mismos base para el diagnóstico, que implica
una forma duradera de comportamiento”.
“Los trastornos disociales suelen estar relacionados con un ambiente psicosocial desfavorable, entre ellos relaciones
familiares no satisfactorias y fracaso escolar, y se presenta con más frecuencia en chicos. La distinción entre los
trastornos disociales y los trastornos de las emociones es bien definida, mientras que su diferenciación del trastorno
hipercinético es menos clara y es frecuente un solapamiento entre ambos”.
Prevención de la conducta delictiva y adictiva
El lema “es preferible prevenir que lamentar” es muy cierto. ¿Cuanto sufrimiento se evitaría de existir mayor
solidaridad y cooperación, respeto y afecto por los demás?
Cuando se habla de prevención se suele distinguir varios niveles, según el momento de intervención en relación con el
problema: Prevención primaria, secundaria y terciaria:
La prevención primaria se refiere a las intervenciones a llevar acabo antes que el problema se presente. Aquí se atacan
las causas o factores que lo producen y favorecen mediante una serie de acciones educativas dirigidas a la familia,
escuela, barrio, pares, etc.
La Prevención secundaria tiene por objetivo descubrir y acabar con un trastorno, proceso o problema lo antes posible o
remediarlo parcialmente, buscando principalmente la detección precoz del problema que genere una respuesta de
intervención inmediata. Así tenemos como ejemplo la intervención en momentos de crisis, atención educativa a grupos
de alto riesgo, etc. (Amando, 1994).
.
Tratamiento y reinserción social
Desde Lombroso hasta el día de hoy, muchos autores se han dedicado al estudio de la psicopatía y su tratamiento. Desde
considerarlo una enfermedad de la moral o locura social hasta un enfoque más científico clínico y educativo. El tema ha
sido tratado desde una perspectiva sociológica, biológica, psicológica, etc., contribuyendo al logro de un mayor
entendimiento del problema y su solución.
En la actualidad predominan los enfoques integrales en muchas áreas de acción y utilizando técnicas de la psicología del
comportamiento, terapia sistémica, cognitivo afectivo, etc. Los grupos de autoayuda, comunidades terapéuticas y el
tratamiento ambulatorio han aportado en los últimos años mayores elementos que posibilitan la recuperación y
reinserción social del paciente. Sea cual fuere el enfoque de tratamiento, el terapeuta es quien tiene la responsabilidad
de dirigir o facilitar el proceso de tratamiento, por lo que debe poseer las competencias requeridas y la experiencia
necesaria.
En primer lugar, el terapeuta debe motivar al paciente a iniciar y continuar su tratamiento e involucrar a la familia en el
proceso. La construcción de la motivación hacia el tratamiento de una conducta adictiva es esencial para garantizar o
favorecer una intervención exitosa. Crear esta motivación al cambio en el paciente es el principal reto del terapeuta,
puesto que sin ella o con una motivación prestada, no será posible avanzar hacia la abstinencia y cambio de
filosofía de vida.
En este sentido el terapeuta debe poseer gran experiencia, templanza y manejo de conocimientos, que le permitan
facilitar, promover, orientar al paciente hacia la construcción de la motivación, punto de partida hacia un cambio
conductual duradero.
El primer reto del terapeuta es crear la necesidad de cambio, mover las bases filosóficas que sustentan la conducta
adictiva, así como brindar el acompañamiento y apoyo en el proceso; para lo cual se debe estimular un clima de
confianza y comprensión.
En los Centros Juveniles del Poder Judicial se viene brindando una atención integral a los adolescentes infractores,
quienes se integran a un proceso terapéutico muy parecido a una comunidad terapéutica multiprofesional. Durante
los últimos tres años se ha sistematizado la experiencia, la cual ha sido plasmada en el documento denominado “Sistema
de Reinserción Social del Adolescente Infractor”, documento técnico normativo especializado en el tratamiento del
adolescente infractor, el cual comprende una serie de programas, métodos, técnicas e instrumentos de carácter
eminentemente educativo, acorde con las leyes y normas compatibles con los derechos humanos, cuyos contenidos
resumidos se presentan a continuación:
Los Programas cuentan con las fases siguientes:
a) Acogida: Recepción cordial y sincera al adolescente, presentación a su nuevo grupo de convivencia e información
sobre objetivos del Programa.
a)Intervención: Incorporación del adolescente a las actividades educativas de programa respectivo, como agente activo
en su proceso de cambio.
a)Reforzamiento: Motivación a continuar desarrollándose, apoyo y orientación, evaluación y preparación para
incorporación en el Programa siguiente.
En cada uno de los Programas se desarrollan una serie de actividades sistematizadas en 07 áreas de intervención, las
cuales se encuentran en constante interacción:
1. Área Personal, Atención oportuna de necesidades, evaluación e intervención integral e individualizada del
adolescente.
2. Área Socio-recreativa, Se encuentra orientada a la promoción del desarrollo de habilidades sociales, autoestima, uso
racional del tiempo, etc...
3. Área educativa, Se imparte educación en valores, a través de Encuentros matinales, Módulos de Aprendizaje,
Módulos Educativos, Talleres formativos, etc., que permita al adolescente adquirir conocimientos prácticos y actitudes
positivas.
4. Área laboral, Actividades orientadas al desarrollo de conocimientos y habilidades técnico-ocupacionales, a través de
Talleres ocupacionales y cursos de capacitación, que permita al adolescente competir en mejores condiciones en el
mercado laboral.
5. Área familiar, Conjunto de actividades destinadas a comprometer, educar y preparar a los padres o responsables de
los adolescentes, garantizando un real apoyo al proceso educativo por medio de la Escuela de Padres, visitas familiares,
orientación familiar, participación de la familia en actividades socializadoras del centro.
6. Área de formación espiritual, Actividades destinadas a desarrollar la Fe, la búsqueda de un sentido de vida y la
adquisición de convicciones morales, a través de Encuentros de oración, Paraliturgia, Pastoral y Otros. 7.Área de
proyección a la comunidad, Actividades orientadas al logro del compromiso de la comunidad en el proceso educativo,
a través de campañas de difusión, sensibilización y acercamiento a la comunidad, convenios educativos y
laborales, etc.

CONCLUSIONES
La violencia es un fenómeno social muy complejo de carácter multifactorial y multicausal, que implica una respuesta
impulsiva, en contra de las normas de convivencia pacífica, afectando, perjudicando y agrediendo los derechos de las
personas y la sociedad, principalmente los referidos a la vida, la libertad, el desarrollo, la propiedad, etc.
La violencia juvenil, es decir, aquella ejercida por adolescentes y jóvenes, es una realidad que se ha visto agravada en
los últimos 20 años en el país, principalmente en las grandes urbes, constituyéndose en uno de los problemas más
álgidos, conjuntamente con la falta de empleo y la producción y consumo de drogas.
La edad de inicio en el consumo ha disminuido y existe un aumento en la ingesta de diferentes drogas asociado a
conductas desadaptadas. Es así que la inadaptación social puede llevar al consumo de drogas o viceversa, en el primer
caso hablamos de “psicopatía primaria” y en el segundo de “psicopatía secundaria”. La intervención oportuna e
integral, conjuntamente con la habilidad del terapeuta, el compromiso de la familia y la motivación del paciente al
cambio, serán factores muy importantes en la recuperación y reinserción socio familiar
Si bien el tratamiento es necesario, este es generalmente largo, costoso y los resultados no siempre los esperados. Por
tanto es necesario impulsar la prevención mediante programas educativos dirigidos a poblaciones en condiciones de
riesgo, que permita promover los factores protectores, así como crear estructuras sociales más efectivas, sólidas y justas.

BIBLIOGRAFÍA
Congreso de la República: “Violencia cotidiana en niños y jóvenes del Perú. Causas, consecuencias y
recomendaciones”. Lima, 1998.
Garrido Genovés, Vicente. “Pedagogía de la delincuencia juvenil”. Barcelona, 1990

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