Incidentes Tachas

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RECLAMACIÓN POR

RESPONSABILIDAD
PATRIMONIAL: 949/4ª. Sala/13

PROMOVENTE: *****, S.C.L.

MAGISTRADO: LIC. ALEJANDRO


SANTIAGO RIVERA.

INCIDENTE DE TACHA DE TESTIGOS

Guanajuato, Guanajuato, 21 (veintiuno) de abril de


2015 (dos mil quince).

VISTO para resolver los autos del INCIDENTE DE


TACHA DE TESTIGOS, promovido dentro de los autos del
Procedimiento por Responsabilidad Patrimonial expediente
número RP949/4ªSala/13 y,

R E S U L T A N D O:

PRIMERO. Mediante escrito presentado en la Guardia


Vespertina Nocturna de este Tribunal el día 21 (veintiuno) de
agosto de 2013 (dos mil trece), y turnado a esta Cuarta Sala el día
22 (veintidós) siguiente, el ciudadano *****, en su carácter de
representante legal de la persona moral denominada *****, S.C.L.,
compareció a fin de promover reclamación por responsabilidad
patrimonial en contra del Ayuntamiento de Celaya, Guanajuato, al
haber causado supuestos daños y perjuicios con su irregular
actuar, por retirar las unidades para seguir prestando el servicio
público de transporte en las rutas XXXVI, XXXVIII y XXXIX del
servicio público de transporte urbano en los años 2006 a 2013,
solicitando el pago de la cantidad $237´998,827.50 (doscientos
treinta y siete millones novecientos noventa y ocho mil ochocientos
veintisiete pesos 50/100 m.n.)

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SEGUNDO. Por acuerdo de fecha 24 (veinticuatro) de
febrero de 2014 (dos mil catorce), en cumplimiento a la ejecutoria
dictada en el amparo administrativo *****, se admitió a trámite el
procedimiento de responsabilidad patrimonial interpuesta por
“haber permitido a “*****”, Sociedad Anónima de Capital Variable,
desde febrero de dos mil seis, explotar las rutas *****, ***** y *****
de los cuales la actora es concesionaria y, posteriormente, proveer
conforme a derecho.” y se ordenó correr traslado del mismo a las
autoridades demandadas, para efectos de que en el término de ley
formularan su contestación de demanda.

TERCERO. Mediante oficios sin número, de fecha 28


de abril de 2014, el Director General de Transporte y Vialidad de
Celaya, Guanajuato, y el Síndico del Ayuntamiento, autoridades
demandadas rindieron el informe que les fuera requerido, mismo
que fuera admitido a trámite por acuerdo de fecha 6 de mayo de
2014, abriendo el periodo probatorio en el mismo.

CUARTO.- En fecha 20 de enero de 2015, se desahogó


la prueba testimonial ofertada por la reclamante. Lo anterior, de
conformidad con lo establecido por el artículo 108 del Código de
Procedimientos Civiles para el Estado de Guanajuato, de
aplicación supletoria a la Ley de Responsabilidad Patrimonial.

QUINTO.- Mediante oficio de 22 de enero de 2015, las


autoridades demandadas interpusieron incidente de tacha de
testigos, mismo que fuera admitido por acuerdo de 26 de enero de
2015, concediendo el término correspondiente al reclamante para
que formulara sus manifestaciones correspondientes.

SEXTO.- Por escrito presentado el 12 de febrero de


2015, la reclamante formuló sus manifestaciones correspondientes

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al incidente interpuesto, mismas que se admitieron a trámite por


acuerdo de 5 de marzo de 2015, por lo que se procede a dictar la
sentencia incidental correspondiente en los términos siguientes.

C O N S I D E R A N D O:

PRIMERO. Competencia. Esta Cuarta Sala del


Tribunal de lo Contencioso Administrativo, es competente para
conocer y resolver el incidente promovido dentro de la reclamación
por responsabilidad patrimonial. Lo anterior, de conformidad con lo
dispuesto por los artículos 1º, 2, 21 último párrafo, 23, 28, 30, 51 y
demás relativos y aplicables de la Ley de Responsabilidad
Patrimonial del Estado y los Municipios de Guanajuato.

SEGUNDO. Se procede a continuación al estudio de


los conceptos de impugnación que hace valer el impetrante, sin
que sea necesaria la transcripción de los mismos, en tanto que ello
no constituye un requisito indispensable a efecto de cumplir con el
principio de congruencia y exhaustividad de las sentencias, tal
como lo refiere la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, en la jurisprudencia 2a./J. 58/2010, publicada en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta tomo XXXI, mayo
de 2010, novena época, página 830 que precisa:

«CONCEPTOS DE VIOLACIÓN O AGRAVIOS. PARA


CUMPLIR CON LOS PRINCIPIOS DE CONGRUENCIA Y
EXHAUSTIVIDAD EN LAS SENTENCIAS DE AMPARO ES
INNECESARIA SU TRANSCRIPCIÓN. De los preceptos
integrantes del capítulo X "De las sentencias", del título primero
"Reglas generales", del libro primero "Del amparo en general",
de la Ley de Amparo, no se advierte como obligación para el
juzgador que transcriba los conceptos de violación o, en su caso,
los agravios, para cumplir con los principios de congruencia y
exhaustividad en las sentencias, pues tales principios se
satisfacen cuando precisa los puntos sujetos a debate,

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derivados de la demanda de amparo o del escrito de expresión
de agravios, los estudia y les da respuesta, la cual debe estar
vinculada y corresponder a los planteamientos de legalidad o
constitucionalidad efectivamente planteados en el pliego
correspondiente, sin introducir aspectos distintos a los que
conforman la litis. Sin embargo, no existe prohibición para hacer
tal transcripción, quedando al prudente arbitrio del juzgador
realizarla o no, atendiendo a las características especiales del
caso, sin demérito de que para satisfacer los principios de
exhaustividad y congruencia se estudien los planteamientos de
legalidad o inconstitucionalidad que efectivamente se hayan
hecho valer.»

Contradicción de tesis 50/2010. Entre las sustentadas por los


Tribunales Colegiados Segundo del Noveno Circuito, Primero en
Materias Civil y de Trabajo del Décimo Séptimo Circuito y
Segundo en Materias Penal y Administrativa del Vigésimo
Primer Circuito. 21 de abril de 2010. Unanimidad de cuatro votos.
Ausente: *****. Ponente: *****. Secretario: *****.

Tesis de jurisprudencia 58/2010. Aprobada por la Segunda Sala


de este Alto Tribunal, en sesión privada del doce de mayo de
dos mil diez.

Los argumentos de las incidentistas refieren en


términos generales:

1.- Que la declaración de un testigo con vínculos de


parentesco con el reclamante no garantiza absoluta
imparcialidad en su dicho.
2.- Que el parentesco se acredita debidamente en
autos por así manifestarlo los propios testigos.
3.- Que ninguno de los testigos se identificó con su
licencia de chofer tipo B, que es con la que deben
contar si pretender acreditar que son choferes de la
reclamante.
4.- Que las rutas que los testigos refieren no coinciden
con las que la reclamante indica que tenía.
5.- Que no debe considerarse su dicho en relación con
el número de usuarios que manifestaban tener, en tanto
que en las rutas correspondientes nunca se entregaron
boletos.

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6.- Que si han mentido en las rutas en las que laboraba


los testigos evidentemente también lo hicieron respecto
del número de usuarios.
7.- Que los boletos correspondientes deben contener
determinados requisitos.
8.- Que los dichos de los testigos no puede hacer fe de
lo manifestado en tanto que el número de pasajeros es
controlado por boletaje.

Sentado lo anterior, tenemos en primer término que las


pruebas testimoniales ofertadas por la reclamante se hicieron con
el objeto de acreditar el número aproximado de usuarios de las
rutas *****, ***** y ***** del transporte público en la ciudad de Celaya,
Guanajuato.

Ahora bien, es de explorado derecho que la tacha de


testigos constituye una posibilidad para oponerse a la valoración
de los mismos propuestos por la contraparte, pero únicamente por
virtud de que, a consideración de quien se opone, concurran en los
testigos determinadas circunstancias que, sin convertirlos en
testigo inhábil, pueden disminuir su credibilidad, tal como se
encuentra establecido en los artículos 190 y 191 del Código de
procedimientos civiles para el Estado de Guanajuato, al precisar:

“ARTÍCULO 190. En el acto del examen de un testigo o dentro


de los tres días siguientes, pueden las partes atacar el dicho de
aquél, por cualquier circunstancia que, en su concepto, afecte su
credibilidad. Para la prueba de las circunstancias alegadas se
concederá un término de diez días, y, cuando sea testimonial,
no se podrán presentar más de tres testigos sobre cada
circunstancia. El dicho de estos testigos ya no puede
impugnarse por medio de prueba, y su valor se apreciará en la
sentencia, según el resultado de la discusión en la audiencia final
del juicio.
ARTÍCULO 191. Al valorar la prueba testimonial, el tribunal
apreciará las justificaciones relativas a las circunstancias a que

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se refiere el artículo anterior, ya sea que éstas hayan sido
alegadas, o que aparezcan de autos.”

De donde queda claro entonces que por medio del


incidente de tacha de testigos, se predetermina el grado de
convicción (inclusive la invalidez) de una declaración según las
circunstancias (parentesco, edad, relaciones laborales, amistad,
etcétera) que rodean a la persona del testigo, de donde
dependiendo del resultado a que se llegue, se podrá disminuir o
invalidar la fuerza probatoria de los testimonios.

Por lo que en su resolución, no deberán ser atendidos


los planteamientos que se hagan en torno a las aseveraciones o
manifestaciones expuestas de los testigos, esto es, respecto de las
manifestaciones que vertieron a cada una de las preguntas que les
fueran formuladas, pues tales cuestiones escapan al ámbito de
estudio del incidente, reiterándose entonces que el incidente debe
centrarse únicamente en las cuestiones que rodean al testigo en
su persona a efecto de poder otorgar o no valor a su dicho.

De tal modo que los razonamientos de la autoridad


demandada, relativos a que las rutas que los testigos refieren no
coinciden con las que la reclamante indica que tenía, que no debe
considerarse su dicho en relación con el número de usuarios que
manifestaban tener, en tanto que en las rutas correspondientes
nunca se entregaron boletos, que si han mentido en las rutas en
las que laboraba los testigos evidentemente también lo hicieron
respecto del número de usuarios, que los boletos correspondientes
deben contener determinados requisitos y que los dichos de los
testigos no puede hacer fe de lo manifestado en tanto que el
número de pasajeros es controlado por boletaje, son cuestiones
que no serán analizadas en el presente incidente, pues las mismas
son materia de valoración en la sentencia definitiva, al constituir

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cuestiones de fondo que en momento alguno refieren situaciones


que atañen a los testigos en persona.

Por lo que hace a los argumentos de la incidentista, en


el sentido de que los testigos guardan parentesco con los socios
de la persona moral accionante, el mismo es insuficiente para
invalidar la declaración de los testigos de nombre *****, ***** y *****,
pues el hecho de que un testigo tenga lazos de parentesco o
íntimos de amistad con la persona en favor de cuyos intereses
depone, no invalida su declaración, es decir, el parentesco no es
causa forzosa de parcialidad, sino deben de concurrir más datos
que permita desconfiar de su veracidad, como sería que fuera muy
lejano de los hechos, detallado o coincidente con otro también
extemporáneo.

Resulta aplicable la jurisprudencia número 2a./J. 12/97,


publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Tomo V, Marzo de 1997, página 422, que señala:

“TESTIGOS EN EL JUICIO LABORAL. LA SOLA


CIRCUNSTANCIA DE QUE SEAN PARIENTES DEL
OFERENTE NO ES SUFICIENTE PARA NEGAR VALOR A
SUS DECLARACIONES. En el juicio laboral no puede dejar de
admitirse ningún testimonio ofrecido por las partes que satisfaga
las exigencias legales, no encontrándose prohibido el de
parientes del oferente, pues bien pueden ser éstos los únicos
hábiles o capaces para declarar. Sin embargo, tal parentesco
debe apreciarse por el juzgador en el momento de valorar el
testimonio, sin que por sí solo sea suficiente para negar eficacia
a las declaraciones, dependiendo el valor de la prueba de que
los testigos sean idóneos para declarar en cuanto esté
demostrada la razón suficiente por la que emitieron su
testimonio, o sea, que se justifique la verosimilitud de su
presencia en donde ocurrieron los hechos; de la idoneidad de su
conocimiento del hecho inquirido; del contenido de su deposición
y también de la verosimilitud de su dicho, entre otros de los
muchos factores que deben influir en la decisión del juzgador, ya

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que la referida circunstancia no es causa forzosa de parcialidad
de los testigos, pues no los induce, necesariamente, a dejar de
manifestar la verdad y, por lo mismo, para que pueda negarse
todo valor a sus deposiciones es menester que se demuestre
que falsearon los hechos investigados.”

Por similitud, también resulta aplicable la tesis número


XVI.1o.4 L, sostenida por el Primer Tribunal Colegiado del Décimo
Sexto Circuito, publicado por en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo VII, Junio de 1998, página 720, que
al rubro y texto indican:

“TESTIGOS, TACHA DE LOS, SU PROCEDENCIA, NO EXIME


A LA JUNTA DE ANALIZAR EL CONTENIDO DE SUS
DECLARACIONES. La procedencia de la tacha, por referirse a
circunstancias de índole personal que concurren en los testigos,
si bien trae aparejada una presunción de parcialidad, esto no
significa que, por ese hecho, lo por ellos manifestado, carezca
de todo valor jurídico, de manera tal, que se torne innecesario
analizar el contenido de sus atestos; sino que, por el contrario,
lo anterior genera, la obligación en el juzgador, de apreciar con
mayor cuidado y detenimiento el dicho de los declarantes, a fin
de determinar, si efectivamente, faltaron a la verdad, alteraron o
falsearon los hechos, sobre los que vertieron declaración, pero
no tiene la consecuencia, de eximir a la Junta, de prescindir de
su estudio.”

Ahora bien, importa destacar que el artículo 220 del


Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Guanajuato,
deja la estimación del testimonio al prudente arbitrio del juzgador,
si concurren las condiciones establecidas por el propio numeral,
mismo que refiere:

“ARTÍCULO 220. El valor de la prueba testimonial quedará al


prudente arbitrio del juez, quien, para apreciarla, tendrá en
consideración:
I. Que los testigos convengan en lo esencial del acto que
refieran, aun cuando difieran en los accidentes;
II. Que declaren haber oído pronunciar las palabras, presenciado
el acto o visto el hecho material sobre que deponen;
III. Que por su edad, capacidad e instrucción, tengan el criterio
necesario para juzgar del acto;

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IV. Que por su probidad, por la independencia de su posición o


por sus antecedentes personales, tengan completa
imparcialidad;
V. Que por sí mismos conozcan los hechos sobre que declaran
y no por inducciones ni referencias de otras personas;
VI. Que la declaración sea clara, precisa, sin dudas, ni
reticencias sobre la substancia del hecho y sus circunstancias
esenciales;
VII. Que no hayan sido obligados por fuerza o miedo, ni
impulsados por engaño, error o soborno; y
VIII. Que den fundada razón de su dicho.”

Así pues, este sistema de libre tasación de pruebas,


permite considerar que para determinar si la prueba es útil o no a
los efectos pretendidos por su oferente, el juzgador está obligado
a estudiar una serie de aspectos concomitantes a ella, no
exclusivamente de la calidad del testigo como persona digna de
crédito, sino extendidos a todo el contexto de lo declarado por él;
de manera que será la credibilidad que arroje la concatenación de
todos los elementos, de donde dependa el valor del testimonio.

En ese tenor, la valoración de la testimonial implica


siempre dos investigaciones, la primera relativa a la veracidad del
testimonio en la que se investiga la credibilidad subjetiva del
testigo, y la segunda es sobre la credibilidad objetiva del
testimonio, tanto de la fuente de la percepción que el testigo afirma
haber recibido, como en relación al contenido y forma de la
declaración.

Dicho de otro modo, la credibilidad de una declaración


debe ser objeto de un cuidadoso examen, pues es de explorado
derecho que las declaraciones de quienes atestiguan deben ser
valoradas, teniendo en cuenta tanto los elementos de justificación
concretamente especificados en las normas positivas de la
legislación aplicable, como todas las demás circunstancias

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objetivas y subjetivas que, mediante un proceso lógico y un
correcto raciocinio, conduzcan a determinar la falsedad o
veracidad del testigo, habida cuenta de que el testigo no sólo es el
narrador de un hecho, sino ante todo, de una experiencia por la
que vio y escuchó y, por ende, su declaración debe apreciarse con
tal sentido crítico.

Por lo antes expuesto, quien juzga determina que la


mera referencia que hace la incidentista en relación al parentesco
entre los testigos y los socios de la persona moral actora, no es
suficiente para acreditar su falta de fiabilidad.

Máxime si se desprende que todos los testigos


manifestaron ser trabajadores de la reclamante, lo que sin duda
alguna propicia mayor sustento a su dicho, pues se advierte de
manera clara el origen del conocimiento que tienen de los hechos,
mismo que les fue otorgado por virtud del desempeño de sus
actividades laborales como chofer de las rutas ahora reclamadas.

Aunado a lo anterior, el carácter de trabajador tampoco


resta fiabilidad a las respuestas vertidas por los testigos al
momento de desahogarse la prueba correspondiente, pues es
precisamente dicho carácter el que les otorga la posibilidad de
tener conocimiento de las circunstancias que les fueron
cuestionadas, aunado a que de acuerdo al propósito que se
persigue con la prueba testimonial, es evidente que los propios
trabajadores resultan ser los testigos idóneos para exponer las
cuestiones particulares que se suscitan en el desempeño de tal,
considerarlo de otro modo pudiera incluso dejar en estado de
indefensión al interesado pues podría caerse en el supuesto de
que fuera de dicha prueba no contara con alguna otra que
soportara sus afirmaciones del caso concreto.

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Sin que obste a lo anterior, el que la incidentista refiera


que los testigos tampoco acreditaron su calidad de trabajadores, al
no ofertar los medios convictivos para ello, argumentos que
tampoco inciden respecto de lo ya referido, puesto que la calidad
de trabajadores no es un elemento sujeto a prueba a efecto de
estar en posibilidad de rendir una diversa.

En otras palabras, de conformidad con el artículo 220


del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de
Guanajuato, el valor de la prueba testimonial se colige en virtud de
los elementos a considerar que se exponen en el propio numeral,
mismo que ya quedó transcrito anteriormente y del cual no se
desprende que sea obligación del testigo ni del oferente acreditar
la calidad con la que se ostenta aquel en relación con la última,
sino que tal circunstancia quedará convalidada por el propio dicho
del testigo, pues no debe olvidarse que los mismos se encontraban
bajo protesta al momento de rendir su testimonio, según se
desprende del acta de audiencia de fecha 20 de enero de 2015,
misma que obra a fojas 973 a 976 del sumario, de la que se lee
que a cada uno de los testigos se les indicó:

“… y se deja únicamente en el despacho de esta Sala al


ciudadano…, a quien se le protesta para que se conduzca con
verdad apercibido de que el Código Penal de nuestro Estado
prevé penas privativas de libertad para quienes se conduzca con
falsedad ante la autoridad judicial como es el caso que nos
ocupa, manifestando que únicamente dirá la verdad…”

De donde queda claro que los testigos se encontraban


bajo protesta al momento del desahogo de la prueba, aunado al
hecho de que éstos no se encuentran obligados a acreditar sus
aseveraciones pues dicho requisito no constituye un elemento de

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los establecidos en el artículo 220 del Código de Procedimientos
Civiles para el Estado de Guanajuato, según se ha visto.

En consecuencia, por los razonamientos expresados


con antelación, ha lugar a declarar infundado el incidente de tacha
de testigos.

Con fundamento en los artículos 1, 2, 3 y 20, fracción


X, segundo párrafo, todos de la Ley Orgánica del Tribunal de lo
Contencioso Administrativo del Estado de Guanajuato; 8 de la Ley
de Responsabilidad Patrimonial del Estado de Guanajuato; así
como por lo previsto en los numerales 190 y 367 del Código de
Procedimientos Civiles para el Estado de Guanajuato, es de
resolverse y se:

RESUELVE

PRIMERO. Esta Sala resultó ser competente para


emitir la presente interlocutoria, atento a lo expuesto en el
CONSIDERANDO PRIMERO de esta resolución.

SEGUNDO. Resultó procedente pero INFUNDADO el


incidente de tacha de testigos, en virtud de lo expresado en el
CONSIDERANDO SEGUNDO de la presente resolución.

NOTIFÍQUESE A LAS PARTES, y en su oportunidad


procesal, archívese el expediente como asunto concluido, y dese
de baja del Libro de Registro de esta Sala.

Así lo proveyó, y firma el C. Licenciado Alejandro


Santiago Rivera, Magistrado Supernumerario del Tribunal de lo
Contencioso Administrativo del Estado de Guanajuato, convocado
en sesión ordinaria de Pleno No. 36 de fecha 1 (uno) de Octubre

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de 2014 (dos mil catorce), quien actúa asistido legalmente con


Secretaria Licenciada Judith Barrera Robledo, quien da fe.

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