Economia de La Cultura y de La Creativid
Economia de La Cultura y de La Creativid
Economia de La Cultura y de La Creativid
Recibido: 7/4/2014
Aprobado: 2/6/2014
E
n la última década del siglo XX países. La notable e insoslayable con-
y principios del siglo XXI, se ha tribución estratégica que las industrias
generado una creciente afirma- de contenido cultural y creativo (concep-
ción sobre la importancia que tienen to más extendido para el propósito de
las industrias culturales1, creativas2 y esta investigación) generan en el pro-
de contenidos digitales como sectores ducto interno bruto (en adelante, PIB)
protegidos por el derecho de autor. Los bienes y servicios culturales son aquellos cuyo
valor económico primario deriva de su valor cultural (O’Connor, 1999) y tienen el po-
tencial para la creación de riqueza y empleo a través de la generación y explotación de la
propiedad intelectual. Esta definición se extrae de las de la Unesco y GATT, que definen
las industrias culturales principalmente como bienes y servicios protegidos por derechos
de autor» (Quartesan, Romis & Lanzafame, 2007, p. 4).
2 El término de industrias creativas es relativamente nuevo. Existen definiciones divergen-
tes en cuanto a los elementos que las constituyen y ambigüedades en sus diferencias con
las industrias culturales. Lo cierto es que a finales de los años noventa era utilizado como
sinónimo de industrias culturales. Sin embargo, se diferencian del contexto en que emer-
gen. A partir de 1995, industrias creativas y economía creativa pasarán a ser demarcacio-
nes utilizadas, principalmente, en los textos sobre políticas públicas de desarrollo y en
las investigaciones académicas sobre economías regionales. Existen conceptos próximos
a las industrias creativas, tales como industrias del entretenimiento, industrias de conte-
nido, industrias culturales, industrias de contenido digital, industrias de la experiencia
e industrias de copyright. Consultar: Ghelfi, D. (2006). The Creative Industries: A Historical
Context. Ponencia en WIPO-CARICOM Meeting of Experts on the Creative Industries and
Intellectual Property. Georgetown, Guyana, February 8 and 9, 2006. World Intellectual
Property Organization (WIPO). Caribbean Community (CARICOM) Secretariat.
3 Otra definición, más específica, las considera como industrias culturales y de la comu-
nicación (Département des Études de la Prospective et des Statistiques, 2006, p. 7). En el
marco de esta clase de preocupaciones, surgen, más recientemente, las concepciones de
industrias creativas y economía creativa. Las industrias culturales vendrían a ser un sub-
conjunto de las industrias creativas.
4 En ambos casos, estos análisis pretenden mostrar que las expresiones, actividades o pro-
ductos de la esfera cultural o creativa tienen una importancia destacable en términos de
magnitudes económicas, más allá del valor simbólico que se les pueda adjudicar. Se ob-
serva, también, la tentativa de no descuidar en el análisis la dimensión simbólica respecto
funciones. Esta diversificación de agentes es la expresión de una división social del trabajo en
la producción cultural. Los principales agentes, según la función que desempeñan, son los
siguientes: el autor (creador, escritor, guionista, «letrista», compositor, etc.); el intérprete
(músico, cantante, actor, bailarín, etc.); el representante artístico; el productor (editor de
libros, periódicos, fonogramas, videogramas, películas, etc.); el gestor cultural, público o
privado; el industrial (fabricante de discos, duplicador de copias, procesador e impresor
de textos, laboratorios de películas, estudios de sonido, multicopiador de videos, produc-
tor de insumos básicos, etc.); el propietario de medios (propietario de periódicos, concesio-
nario de ondas radiales o televisivas); el editor-productor (compañías independientes de
radio y televisión, por ejemplo); el distribuidor mayorista (distribuidor cinematográfico,
videográfico, televisivo, editorial, etc.); el comerciante minorista (salas de cine, comercio
de video prepago, librerías, disco tiendas, quioscos, etc.); las instituciones culturales (bi-
bliotecas públicas, museos, sociedades literarias, asociaciones culturales, etc.); el consu-
midor (lector, radioescucha, televidente, espectador, etc.); el anunciante (empresas, insti-
tuciones, Estado); la agencia de publicidad; las fundaciones; las instituciones educativas,
públicas y privadas, que forman a los propios agentes culturales (artistas, periodistas,
comunicadores, bibliotecólogos, gestores culturales, etc.), etc. Esta clasificación es una pro-
puesta del economista uruguayo Luis Stolovich (1997).
8 Véase: Unesco (1999). Informe mundial sobre la cultura. Cultura, creatividad y mercados. Madrid:
Ediciones Unesco, Acento, Fundación Santa María. Recomendamos la lectura del clásico
de Cuche, D. (2004). La noción de cultura en las ciencias sociales. Buenos Aires: Ediciones
Nueva Visión.
9 Al respecto, la Unesco viene haciendo un esfuerzo orientado a normalizar, en este caso, las
estadísticas culturales internacionales. En su reciente Revisión del Marco de Referencia de
las Estadísticas Culturales comenzó a incorporar en el análisis el concepto de industrias
creativas, pero solo de manera tangencial y haciendo eje en lo cultural. Para mayores
detalles, consultar: Unesco (2009). 2009 Unesco Framework for Cultural Statistics (FCS). (1.a
edición). Montreal, Quebec: Unesco Institute for Statistics (UIS). Véase: Carson, J. (2001).
Culture Goods Trade Estimates: Methodology and Technical Notes. Ottawa, Ontario: Culture,
Tourism and the Centre for Education Statistics. Research Paper.
10 Véase Kuper, A. (2001). Cultura. La versión de los antropólogos. Barcelona: Paidós.
11 Citado en Rausell Köster, P. (1999). Política y sectores culturales en la comunidad valenciana (Cap.
2, p. 4). Valencia: Editorial Tirant lo Blanch. Recuperado de http://www.uv.es/~cursegsm/
MaterialCurso/CAP2Pau.pdf
Figura 1
La cadena creativa del sector cultural
Culture
Creation Production Manufacturing Distribution
goods
and
services
Support
activities
12 «El universo de las actividades culturales es muy grande; dentro de lo que consideramos
como sector cultural están distintos tipos de actividades culturales: desde expresiones
del folclor, la cultura popular y la cultura mediática, hasta manifestaciones de la cultura
de ‘élite’ o ‘bellas artes’ y el patrimonio histórico. Las manifestaciones económicas que
se hallan dentro de esta tipología también son variadas. Algunas se desarrollan en los
mercados, otras son subvencionadas por el Estado o por mecenas; en muchos casos, las
motivaciones de la creación residen en ámbitos distintos al de obtener ganancias y no
necesariamente participan en dinámicas económicas de oferta y demanda donde el valor
económico se vea reflejado en un precio. Ingreses o no al mercado, tienen dimensiones
económicas, pues para su realización se necesitan recursos como en cualquier otra activi-
dad económica» (Ministerio de Cultura de Colombia, 2003, pp. 20-21).
13 Véase: Culture Statistics Program (2004). Canadian Framework for Culture Statistics. Ottawa,
Ontario: Minister of Industry, Culture, Tourism and the Centre for Education Statistics.
Research Paper.
14 «[...] se ha asumido una interpretación amplia del concepto de artes escénicas, estrecha-
mente asociado con la llamada ‘industria’ del espectáculo. Incluye, por lo tanto, toda pre-
sentación en escenarios cerrados o al aire libre, en las áreas de teatro, conciertos, recitales,
coral, folclore, ballet, ópera, circo, mimos y títeres, festivales de la canción, competencias
de bailes, shows y otros. Básicamente se trata de espectáculos con representación en vivo,
para los cuales se convoca un público con aforos claramente determinados, tanto en salas
como en grandes escenarios (coliseos, parques, plazas, etc.), en los que se aplica el concep-
to de la ‘taquilla’» (Gobierno de Chile, 2001, p. 83).
15 «La cuenta satélite de cultura se define como un sistema de información estadística sobre
las actividades culturales, que tiene como finalidad reunir en un cuadro contable cohe-
rente el conjunto de flujos económicos relacionados, y establecer los vínculos entre las
diferentes manifestaciones del campo cultural. La elaboración de la cuenta satélite se con-
cibe como el medio para estructurar el conjunto de informaciones relativas al tema de
la cultura. Debe dar cuenta de la importancia económica de la actividad y de la riqueza
cultural de un país, incorporando indicadores monetarios y no monetarios» (Dirección de
Síntesis y Cuentas Nacionales, DANE, 2007, p. 10). Consultar: Gobierno de Chile (2007).
Antecedentes para la construcción de una cuenta satélite de cultura en Chile. Valparaíso: Consejo
Nacional de la Cultura y las Artes, Departamento de Planificación y Estudios.
16 Consultar: Colbert, F., & Cuadrado, M. (2003). Marketing de las artes y la cultura. Barcelona:
Ariel.
satélite, etc.). También incluyen servi- estética. Además, estos bienes suelen
cios de bibliotecas, archivos, museos y implicar alguna propiedad intelec-
otros servicios culturales (Unesco & tual y muchos de ellos, sobre todo los
Cerlalc, 2002, p. 13). pertenecientes al patrimonio cultural,
provocar externalidades difícilmente
En consecuencia, el rasgo diferen- cuantificables en el mercado. Esta sin-
cial de los estudios e investigaciones gularidad de la naturaleza de los bie-
sobre los productos característicos del nes y servicios culturales es lo que les
sector cultural es la particularidad de diferencia intrínsecamente de resto
de bienes ordinarios de una economía
los bienes que son centro de análisis,
e interpone una primera barrera a la
es decir, los bienes y servicios cultura- aplicación del análisis económico. La
les. De acuerdo con el economista es- principal dificultad consiste en la con-
pañol Luis César Herrero Prieto (2009, fección y aplicabilidad de una teoría
pp. 37-38): del valor consistente, no solo porque
en los bienes culturales, a diferencia
[...] ya que todos tienen en común una del resto, pueden distinguirse dos
triple característica: constituir un es- acepciones de valor, indisociables pe-
fuerzo intelectual o creativo, repre- ro distintas (valor cultural y valor eco-
sentar una síntesis de belleza y poseer nómico), sino porque también resulta
una carga simbólica, particular o co- complicado su cómputo.
lectiva. De esta forma, los bienes cul-
turales pueden ser objetos tangibles Paralelamente, tiene lugar un fenó-
(una escultura) o servicios intangibles meno de creciente digitalización17 en
(escuchar un concierto), pertenecer a aquellos productos y servicios que se
la denominada «alta cultura» (artes prestan a ello. Sería el caso de las in-
plásticas, teatro, música, literatura) dustrias de contenidos18 (content indus-
o llegar hasta prototipos más cerca- tries): cinematográfica y audiovisual,
nos al mercado como la artesanía o el fonográfica, empresas productoras de
diseño creativo; pero todos incluyen
software (programas de ordenador) y
un elemento artístico y una vocación
Tipos de empresas que integran el sector de las industrias de contenidos digitales: empre-
sas editoriales (libros, publicaciones), medios de comunicación (prensa, radio, TV), empre-
sas que ofrecen servicios de internet (conexión, hospedaje, desarrollo de webs, marketing,
publicidad), empresas de servicios de información profesionales (brókers de información,
productores de bases de datos), empresas del sector informático (editores de software, de-
sarrolladores de aplicaciones multimedia), operadores de telecomunicaciones (fijas, móvi-
les, cable, satélite). Para mayor precisión conceptual, recomendamos la lectura del estudio
realizado por Castro Neves, A. (2003). A indústria de conteúdos. Uma visão estratégica. Lisboa:
GEPE, Gabinete de Estudos e Prospectiva Económica do Ministério da Economia.
19 «Se entiende por producción cultural [...] no solo la producción artística tradicional ―li-
teratura, pintura, música, teatro y equivalentes―, sino el conjunto de bienes y servicios
relacionados tanto con lo que se ha llamado ‘alta cultura’ como con lo que resulta de las
‘industrias culturales’ o ‘cultura masiva’ ―radio, televisión, revistas, discos, conciertos,
recitales, videos, cable, etc.―, de la ‘cultura popular’ o ‘cultura folclórica’ ―artesanías,
eventos populares, por ejemplo, ferias, ‘fiestas folclóricas’, etc.― y de las diversas institu-
ciones ‘culturales’ ―casas de cultura, museos, galerías, etc.―, sin tener en cuenta, por otra
parte, todo lo relacionado con el ámbito de la educación» (Achugar, 2000, p. 277).
conformados por una serie de bienes sin sufrir mayor merma en calidad o
y servicios de distinto tipo, el valor cantidad (por ejemplo: un concierto).
simbólico, es decir, la manifestación sim- La no rivalidad en el consumo consiste
bólica de una «función cultural» asocia- en que el consumo de un bien por un
do a estos (valores, creencias, normas, individuo no priva a otro del consumo
símbolos expresivos) es determinante del mismo bien. La no exclusión con-
para el desarrollo de la economía de la siste en la imposibilidad de, una vez
cultura. que el bien es producido, impedir que
algunos consumidores lo consuman
Los bienes y servicios culturales son
(Hesmondhalgh, 2002). Además de
aquellos que están compuestos tanto
por valor simbólico como por valor poseer un importante componente pú-
funcional o utilitario, con un «predo- blico, los bienes culturales tienen otras
minio» del primero. Dicho valor sim- características que los distinguen del
bólico (o cultural) se acompaña de un común de los bienes de mercado20. Su
valor de cambio cuando el bien o ser- distinción no reside, rigurosamente
vicio se pone en circulación en el mer- hablando, solamente en características
cado (Consejo Nacional de la Cultura
de la naturaleza de la cultura conside-
y las Artes de Chile, 2003, p. 21).
rada como bien económico, se asienta
Otras características de su deman- también en rasgos propios del proceso
da y oferta contribuyen a determinar productivo en el sector cultural.
la singularidad de los bienes cultu- El segundo rasgo, básico para los
rales. Consideramos que la cultura es analistas culturales, es que estamos
un bien privado con un importante com- hablando de bienes y servicios que
ponente colectivo porque i) no solo el intentan satisfacer un tipo de necesidad
consumidor privado, sino además la específica: la cultural21. Esta es la única
sociedad en su conjunto, deriva be- característica excluyente de los bienes
neficios de su consumo de los que no y servicios culturales con respecto a
puede ser excluido, y ii) porque la cul- otro tipo de bienes y servicios, y tiene
tura, además de ser un bien de consu- la particularidad de ser definida por la
mo individual, es a menudo un bien interacción de la demanda y la oferta
que puede ser consumido por muchos (Consejo Nacional de la Cultura y las
20 Según Bruno Frey (2000, pp. 15-16), las características que hacen del arte y la cultura un
«bien público», que produce «efectos externos positivos» cuyos beneficios no se agotan en
las personas que los demandan y ofrecen como bien privado a través del libre mercado,
son un valor de existencia, un valor de prestigio, un valor de opción o elección, un valor
de educación y un valor de legado.
21 Véase: Gobierno de Chile (2001). Impacto de la cultura en la economía chilena. Santiago de
Chile: Ministerio de Educación, División de Cultura. Mimeografiado.
25 «Se pueden definir, asimismo, otras características relevantes de este tipo de industrias,
como las economías de escala, la difícil cuantificación del valor agregado que se genera
en la actividad creativa, la intensidad en la utilización de recursos humanos, los riesgos
e incertidumbre que implica lanzar un producto al mercado, debido a la necesidad de
invertir en activos altamente específicos, por el lado de la oferta, y la esencia errática e
impredecible de la demanda y el corto ciclo de vida de los productos. En este contexto, los
productores cumplen un rol muy importante a la hora de asumir los riesgos que implica
lanzar un producto al mercado. La demanda de este tipo de productos es, en su mayoría,
altamente dependiente del ingreso ―libros, discos, conciertos, televisión cerrada, etc.―
como así también, de los gustos, preferencias y modas de cada mercado, los cuales suelen
ser cambiantes. En general, un autor no puede asumir este tipo de riesgos por sí mismo»
(OMPI, 2002, p. 16).
26 Véase: Hesmondhalgh, D. (2002) The Cultural Industries. Londres: Sage Publications. Según
Justin O’Connor (2007, p. 48), Desmond Hesmondhalgh «[...] chooses to leave out the arts
altogether, focusing on the ‘classic cultural industries’. The arts are ‘peripheral cultural
industries’ because they engage in semi-industrial or nonindustrial methods. Whilst this
might be a pragmatic decision in terms of the focus of a book, it seems at the very least to
set aside a sector with a very high prestige function, commanding huge levels of public
Figura 2
El modelo de círculos concéntricos de las industrias culturales y creativas
Core
Creative
Arts
Ot h
es
rC tr i
e
s
o re du
Creative In Wilder cultural Industries
Related industries W Heritage services
Advertising
ild
er c tr i es
u l t u r a l I n dus Publishing and print media
Architecture Television and radio
Design Re s Sound Recording
l at e d I n d u st r i e
Fashion Video and computer games
Figura 3
El modelo de círculos concéntricos de las industrias culturales y creativas
Cultural Industries
Mass production of expressive outputs,
e.g. publishing, music, video games.
29 O’Connor, J. (2007). The cultural and creative industries: a review of the literature. Londres:
Creative Partnership Series, Arts Council England.
cialización que tienen como materia 2005; siendo los Estados Unidos líder
prima una creación protegida por el en dicho campo con 11,1 % del PIB y
derecho de autor. En este caso, se esta- 8,5 % de la fuerza laboral.
ría acotando el campo de estudio a las Este tipo de estudios se basa en la
denominadas industrias de derechos identificación de las industrias «del
de autor (en inglés, copyright-based in- derecho de autor» y en el cálculo de su
dustries, CBI). Según el estudio realiza- valor agregado. El conjunto de activi-
do por Jorna Leenheer, Simon Bremer dades económicas que se relacionan
y Jules Theeuwes32 (2008), con base con los derechos de autor y conexos
en 17 países que utilizaron la OMPI es más abarcante que lo que se conoce
Guía33, se valora que las industrias por industrias culturales y creativas.
protegidas por el derecho de autor (en La realización de investigaciones so-
lo sucesivo, IPDA) representaron el 5,4 bre el impacto económico de los dere-
% del PIB y el 5,8 % del total de em- chos intelectuales (derecho de autor y
pleos, en términos consolidados ge- derechos conexos) en el mundo con-
nerales de los países estudiados para temporáneo, como fuente de riqueza
32 Véase: Leenheer, J., Bremer S., & Theeuwes, J. (2008). The Economic Contribution of Copyright-
Based Industries in Netherlands. A study based on the WIPO Guide. Ámsterdam: SEO Economic
Research. Consulte otros estudios similares: Canadian Heritage (2004). The Economic
Contribution of Copyright Industries to the Canadian Economy. Otawa , Ontario: Canadian
Heritage, Wall Communications Inc. Chow, K. B., & Leo, K. M. (2005). The Economic
Contribution of Copyrigth Based Industries in Singapore. Review of Economic Research
on Copyright Issues, 2 (2), 127-148. (2005a) The Economic Contribution of Singapore Copyright
Activities. Singapur: IP Academy Singapore. Haraby, N. (2004). Copyright Industries in
Arab Countries. Solothurn: University of Applied Sciences of Northwestern Switzerland.
International Intellectual Property Alliance (IIPA) (2005). Initial Survey of the Contribution
of the Copyright Industries to Economic Development. Washington: IIPA. Márquez-Mess, V.,
Ruiz Funes, M., & Yaber, B. (2006). The Economic Contribution of Copyrigth-Based Industries
in Mexico. México: World Intellectual Property Organization (WIPO). Penyigey, K., &
Munkácsi, P. (2005). The Economic Contribution of Copyright-Based Industries in Hungary.
Creative Industries Series N.° 1. Budapest: Hungarian Patent Office, World Intellectual
Property Organization (WIPO). Picard, R. G., Toivonen, T. E., & Grönlund, M. (2003). The
Contribution of Copyright and Related Rights to the European Economy. Final Report. Finland:
Business Research and Development Centre, Media Group. Siwek, S. (2005). Engines of
Growth: Economy Contributions of the U.S. Intellectual Property Industries. USA.: Economists
Incorporated, NBC Universal. The Allen Consulting Group (2001). The Economic
Contribution of Australia’s Copyrigth Industries. Report for the Australian Copyright Council
and the Centre for Copyright Studies. The Allen Consulting Group Pty. Ltd.
33 Véase: Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) (2003.
para los países donde se crean, produ- decir, aquellas cuya existencia misma
cen, difunden o utilizan las obras prote- depende de las obras autorales. Estas
gidas nos han permitido aproximarnos industrias se consideran «primarias»
al conjunto de industrias implicadas en tanto tienen en común la actividad
en el flujo nacional e internacional de de fijación, en diversos medios, de
bienes culturales y creativos. Estos obras autorales.
análisis se han caracterizado por exa-
Las industrias que dependen prin-
minar la producción y el comercio de
cipalmente del derecho de autor son
las principales categorías de bienes inte- aquellas que se dedican íntegramente
lectuales, con la finalidad de contribuir a la creación, producción y fabricación,
a lograr un mejor conocimiento de la interpretación o ejecución, radiodifu-
importancia de proteger eficazmen- sión, comunicación y exhibición, o dis-
te los derechos de autor y derechos tribución y venta de obras y otro mate-
conexos con miras a la expansión de rial protegido (OMPI, 2003a, p. 32).
las industrias culturales y comunica- En segundo lugar, los estudios so-
cionales, así como registrar el impacto bre la contribución económica del de-
que están ejerciendo las TIC sobre ese recho de autor contabilizan el valor
campo. agregado por industrias «secunda-
Desde el punto de vista conceptual, rias» o «industrias interdependientes
es conveniente clasificar (ver figura 4) del derecho de autor» (interdependent
las diferentes actividades englobadas industries), representadas por las pro-
como IPDA en grupos caracterizados veedoras de equipos e insumos de las
por una mayor homogeneidad, en industrias primarias. Estas últimas
cuanto a la importancia que tienen incluyen las que suministran equipos
los derechos intelectuales como fac- e insumos utilizados para la fijación y
tor económico. Estas industrias com- reproducción de obras autorales. «Las
prenden empresas que contribuyen a industrias interdependientes del de-
la producción y comercialización de recho de autor son industrias que se
obras protegidas por el derecho de au- dedican a la producción y venta de
tor en distintos puntos de la «cadena equipos cuya función consiste, total
de valor». En primer lugar, se ubican o principalmente, en facilitar la crea-
las industrias «primarias» (core co- ción, la producción o la utilización de
pyright industries), que dependen prin- obras y otro material protegido» (OM-
cipalmente del derecho de autor, es PI, 2003a, p. 35).
Figura 4
El modelo de OMPI. Tipología de industrias culturales y creativas
Según los estudios realizados por terpretarlo como que cuentan con un
el economista mexicano Ernesto Pie- alto potencial económico. En otras pa-
dras (2005, pp. 7-8): labras, son una potencia económico-
cultural.
[...] la evidencia empírica internacio-
nal ilustra el hecho de que aquellos En el caso de los países de Latinoa-
países considerados como desarrolla- mérica y el Caribe, de ingreso medio y
dos o industrializados suelen tener un bajo, la contribución económica gene-
peso importante de su sector cultural rada es mucho menor que la aportada
en la economía, que no es de extrañar por las transnacionales de las principa-
en presencia de políticas integrales
les economías, ubicándose entre el 1,5
para la cultura de países como Ingla-
terra (8,2 % del PIB), Francia e Italia,
% y 4 % del PIB, con una marcada dis-
incluso en los Estados Unidos (8,2 %), paridad entre los países, dependiendo
con su propia caracterización de la de la metodología34 utilizada para el
cultura que se aproxima demasiado levantamiento de la información. A
a la noción del entertainment [cursi- manera de ejemplo, en el nivel prome-
vas nuestras]. Ahí llama la atención dio inferior se ubican Bolivia (0,22 %)35,
la inserción de México y Brasil en el Paraguay (1,00 %), Perú36 (1,02 %), El
grupo de países con alta participación
Salvador (1,4 %)37, Venezuela (1,97 %)38,
de sus industrias culturales, y vale in-
34 Véase: Piedras Feria, E., & Rojón, G. (2005). Metodologías mundiales para la medición de las
industrias protegidas por los derechos de autor. Serie de Documentos de Análisis del Mercado
y Regulación de las Telecomunicaciones. México D. F.: The Competitive Intelligence Unit.
35 Véase: López Z., E., Torrico V., E., & Baldivia R., A. (2005). Dinámica económica de la cultura
en Bolivia. Colección Economía y Cultura N.° 12. 1.ra edición. Bogotá: Viceministerio de
Cultura de Bolivia, Convenio Andrés Bello.
36 Véase: Universidad de San Martín de Porres (2005). El impacto económico de la cultura en
Perú. Colección Economía y Cultura. Bogotá: Convenio Andrés Bello, Escuela Profesional
de Turismo y Hotelería de la Universidad de San Martín de Porres.
37 Véase: Tenorio, M. (2009). Desarrollo humano y dinámicas económicas locales: contribución de la
economía de la cultura. Cuadernos sobre Desarrollo Humano N.° 9. San Salvador: Programa
de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
38 Consultar: Guzmán Cárdenas, C. E. (2005b). La dinámica de la cultura en Venezuela y su
contribución al PIB. Colección Economía y Cultura N.° 10. 1.ra edición. Bogotá: Ministerio
de Educación, Cultura y Deportes de Venezuela, Viceministerio de Cultura, CONAC,
Convenio Andrés Bello. Guzmán Cárdenas, C. E., Medina, Y., & Quintero Aguilar,
Y. (2005). El valor agregado cultural y su efecto expansivo en la economía venezolana.
Seis escenarios para el análisis cultural. Revista Comunicación. Estudios Venezolanos de
Comunicación, 132, cuarto trimestre, pp. 76-87.
Chile (2,00 %)39, Colombia (2,05 %)40, tivas se han convertido en un sector
Guatemala (3,05 %), Uruguay (3,30 líder para las economías de numero-
%)41. Por el otro lado, Brasil42, Argen- sos países con índices de crecimiento
tina43 y México44 superan el 6 %. Por anual que se sitúan entre el 5 % y el
su parte, las llamadas industrias crea- 20 %. Según el Banco Mundial, en
39 Véase: Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile (2003). Impacto de la cultura en
la economía chilena: participación de algunas actividades culturales en el PBI y evaluación de las
fuentes estadísticas disponibles. Colección Economía y Cultura. Bogotá: Consejo Nacional de
la Cultura y las Artes de Chile, Universidad ARCIS, Convenio Andrés Bello (CAB).
40 Véase: Ministerio de Cultura de Colombia & Convenio Andrés Bello (2003). Impacto eco-
nómico de las industrias culturales en Colombia. Colección Economía y Cultura. Bogotá:
Ministerio de Cultura de Colombia, Convenio Andrés Bello (CAB). Consultar: Machicado,
J. (2000). Economía y cultura. Un estudio sobre el impacto económico del sector cultural
en la Comunidad Andina. Serie Cuadernos de trabajo N.° 22, pp. 25-41. Bogotá: Centro de
Estudios Sociales, Universidad Nacional de Colombia. Niño Morales, S. (2000). El sector
cultural y del esparcimiento en Colombia. Actividades de la industria cultural y del espar-
cimiento y su contribución al PIB. Reportes Filosofía y Humanidades. Reporte N.° 19, pp. 1-41.
Bogotá: Colección General, Universidad del Rosario.
41 Véase: Stolovich, L., Lescano, G., & Mourelle, J. (1997). La cultura da trabajo. Entre la creación
y el negocio: economía y cultura en el Uruguay. Montevideo: Editorial Fin de Siglo.
42 Consultar: Getino, O. (2003). Las industrias culturales del Mercosur. En Observatorio de
industrias culturales de la ciudad de Buenos Aires (OIC). Aproximación a un estudio de las
Industrias Culturales en el Mercosur. (Incidencia económica, social y cultural para la in-
tegración regional). (2001). INFODAC. Directores argentinos cinematográficos. Suplemento
Especial N.° 17, septiembre. Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI)
(2002). Estudio sobre la importancia económica de las industrias y actividades protegidas por el
derecho de autor y los derechos conexos en los países de Mercosur y Chile. Coordinación del Prof.
Antônio Márcio Buainain. OMPI y Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP).
43 Véase: Abramovsky, L., Chudnovsky, D., & López, A. (2001). Las industrias protegidas
por los derechos de autor y conexos en la Argentina. Estudio preparado por el Centro de
Investigaciones para la Transformación (CENIT) para el proyecto «Copyrights related eco-
nomic activities in the Mercosur countries + Chile». DT 26, abril, 2001. World Intellectual
Property Organization (WIPO). Mastrini, G., & Becerra, M. (Dir.) (2006). Periodistas y mag-
nates. Estructura y concentración de las industrias culturales en América Latina. 1.ra edición.
Buenos Aires: Prometeo Libros, Instituto Prensa y Sociedad. Consultar: Getino, O. (1995).
Las industrias culturales en la Argentina. Dimensión económica y políticas públicas. Buenos
Aires: Ediciones Colihue.
44 Véase: Piedras Feria, E. (2004). ¿Cuánto vale la cultura? Contribución económica de las indus-
trias protegidas por el derecho de autor en México. 1.ra edición. México: Consejo Nacional para
la Cultura y las Artes, Sociedad de Autores y Compositores de Música, Sociedad General
de Escritores de México.
y de dominio de mercados en las em- dades positivas, como las derivadas del
presas más grandes, y en las econo- beneficio social producido por disfru-
mías con mayor grado de desarrollo te individual de los bienes culturales
económico.
y creativos, o las debidas a la conser-
La gran mayoría de los países del vación de la herencia cultural para las
espacio geográfico cultural latinoame- generaciones futuras, o las que tienen
ricano aún no han logrado realmente que ver con la teoría del bienestar y se
aprovechar sus extensiones creativas pa- apoyan en la existencia de amplios sec-
ra fomentar a través de políticas públi- tores de la población sin ingresos ade-
cas, principalmente culturales y comu- cuados. El mensaje primordial es que
nicacionales, su desarrollo. las industrias culturales y creativas,
efectivamente, generan recursos sig-
En consecuencia, si bien economías nificativos a la economía, ofrecen un
emergentes [...] tienen importantes valor agregado esencial en el mundo
recursos potenciales en términos de
moderno (creatividad), cuantificable
creatividad, talento y diversidad cul-
tural, ellos solo se podrán concretar en términos económicos hasta cierto
como motores del crecimiento econó- punto, y generan empleo. Igualmente,
mico a partir del despliegue de polí- la actuación de algunas actividades
ticas tendientes a fortalecer sus orga- creativas, y en particular las cultura-
nizaciones productivas, garantizarles les, demuestran que los recursos des-
marcos de regulación apropiados y tinados pueden ser inversión econó-
condiciones adecuadas para su sos- mica y que muchos agentes tienen el
tenibilidad, elevar los niveles de for-
potencial de entrar en dinámicas de
mación y producción de conocimiento
en el sector y facilitar el acceso a las mercado. En esta moderna visión del
herramientas tecnológicas (Ministerio desarrollo, se ha detectado una serie
de Cultura de la República de Colom- de elementos, principalmente de índo-
bia, Compendio de políticas culturales, le cultural, que contribuyen en forma
2009, p. 152). importante a la superación de la po-
breza y al desarrollo sustentable en los
Aceptamos que las industrias cul-
países. Estos elementos constituyen lo
turales y creativas generan externali-
que se ha denominado capital social46.
46 El concepto de capital social surge aproximadamente hace unos diez años, siendo algunos
de los investigadores responsables de su conceptualización, sociólogos y economistas que
se orientaron a descubrir que otros factores, distintos de los económicos, podrían estar
interviniendo o estar asociados a las diferencias de desarrollo de regiones y países, es-
pecialmente en aquellos casos en que no se observa relación directa, sino que, a veces, es
hasta inversa entre los recursos disponibles en un país o región y el nivel de bienestar de
su población. Entre estos investigadores y autores podemos mencionar a James Coleman,
Robert Putnam, Kenneth Newton, Stephan Bass, Amartya Sen y Bernardo Kliksberg.
Estos autores enfatizan diversos aspectos del capital social y mayoritariamente coinciden
en lo siguiente: 1) el importante papel que juegan en el ámbito societal e institucional
los niveles de confianza entre los actores en una sociedad; 2) la existencia y la práctica,
por parte de esa población, de normas cívicas; 3) el nivel de asociatividad que incide di-
rectamente en el fortalecimiento del tejido social; y por último, y muy importante, 4) la
presencia en la cultura de valores, tales como el respeto a la dignidad del otro, justicia,
solidaridad y tolerancia para facilitar la convivencia.
47 Véase: Klisberg, B., & Tomassini, L. (Comp.) (2000). Capital social y cultura: claves estratégicas
para el desarrollo. (1.ra edición). Buenos Aires: Banco Interamericano de Desarrollo, Fondo de
Cultura Económica de Argentina.
Figura 5
Interconexiones entre las industrias culturales, creativas y de los contenidos digitales
Creative industries
other sectors as
education, health,
Digital content goverment information
and applications and services, financial
Cultural
services
industries
ICT
Fuente: Marcus, 2005, p. 23. Es una adaptación de la figura 1 del estudio de Pattinson
Consulting (2003). The Measurement of Creative Digital Content. DCITA, p. 9.