SALA DE CASACIÓN Interdicto Posesorio
SALA DE CASACIÓN Interdicto Posesorio
SALA DE CASACIÓN Interdicto Posesorio
Exp. AA20-C-2022-000199
En la querella interdictal por despojo, interpuesta ante el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil y del Tránsito del Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del estado Portuguesa,
con sede en la ciudad de Guanare, por la ciudadana MARÍA DOMINGA DÍAZ MENDOZA, titular de la
cédula de identidad número V-7.985.823, representada judicialmente por los abogados Jharly Francisco
Rodríguez Hernández, Otoniel Pautt Andrade, Tibaire del Carmen Brizuela Echenagucia, Anderson
Francisco Alcalá Olivier y Eustorgio Enrique Alcalá, inscritos en el Instituto de Previsión Social del
Abogado (I.P.S.A) bajo los números 95.059, 154.755, 292.737, 103.612 y 181.142 contra los ciudadanos
TITO DÍAZ MENDOZA, ROSA DEL CARMEN DÍAZ de YEPEZ, SULEIMA DEL CARMEN DÍAZ de YEPEZ y RUFO
ANTONIO DÍAZ MENDOZA, titulares de las cédulas de identidad números V-6.641.769, V-11.584.981, V-
11.584.982 y V-6.641.752, en su orden, sin representación judicial acreditada en autos; el Juzgado
Superior Primero en lo Civil, Mercantil, Bancario y del Tránsito de la misma circunscripción judicial, dictó
sentencia el 4 de abril del año 2022, mediante la cual declaró sin lugar el medio ordinario de gravamen
propuesto por la representación judicial de la parte actora, y confirmó la sentencia de primer grado de
jurisdicción que declaró inamisible la querella. No hubo costas.
Mediante diligencia del 7 de abril del 2022, la representación judicial de la parte actora anunció recurso
de casación, el cual fue admitido el día 25 del mismo mes y año. Hubo formalización.
El 15 de junio del año 2022, se designó la ponencia del presente juicio al Magistrado Dr. José Luis
Gutiérrez Parra.
Cumplidas las formalidades legales, pasa la Sala a dictar decisión y lo hace previa las siguientes
consideraciones:
CAPÍTULO I
ÚNICA
De conformidad con el contenido del artículo 313, ordinal 1° del Código de Procedimiento Civil, se
denuncia la infracción de los artículos 11, 14, 17, 19 y 20 eiusdem, por el vicio de “falta de aplicación”
con apoyo a los argumentos que se citan de seguida:
“1 PRIMERA DENUNCIA Con fundamento en el ordinal 1o del artículo 313 del Código de Procedimiento
Civil, se denuncia la infracción de los artículos 11, 14, 17, 19 y 20 del Código de Procedimiento Civil,
todos por falta de aplicación. Es evidente, Ciudadanos Magistrados, que tanto el Juez de Primera
Instancia como el de alzada, habiendo observado la falta de pruebas consignadas en el libelo de la
demanda, (a pesar de que se le fueron presentadas pruebas documentales en original tal como riela en
autos y se le promovió la prueba testimonial a fin de que la misma fuese evacuada en la oportunidad
que el mismo tribunal de la causa lo decidiere) omitieron dictar de oficio alguna providencia en
resguardo del Orden Público Constitucional para garantizarle a nuestra representada su derecho de
acceso a la justicia, y con tal proceder incorrecto y no ajustado a derecho, tanto el uno como el otro
conocedor del Derecho, principalmente el Juez de la Recurrida que estaba obligado por ley procesal
(artículo 206 del C.P.C) a corregir las faltas del Aquo, incurrió en un vicio de actividad, al violar por falta
de aplicación las normas adjetivas contenidas en los artículos 11, 14, 17, 19 y 20 del Código de
Procedimiento Civil, cuyos respectivo contenidos damos aquí por reproducidos, además, es inconcebible
pensar que el juez de primera instancia haya analizados los medios probatorios, como se mencionada en
la sentencia de inadmisibilidad, ya que no existe pronunciamiento alguno sobre la prueba testimonial
promovida, ni se observó valoración algunas como por ejemplo: la prueba consignada con la letra “C”
denominada CONSTANCIA DE OCUPACIÓN, emitida por los voceros del consejo comunal. Al respecto, la
Sala de Casación Civil de la antigua Corte Suprema de Justicia, estableció: (“…”). De las actas procesales
que conforman el expediente judicial de marras, bien se observa que el juez de la Causa (sic) como
director del proceso que es, incumplió con la obligación de proceder de oficio que le impone la Ley
procesal, toda vez que omitió totalmente emitir un auto de DESPACHO SANEADOR con vista al principio
favorable de acceso a la jurisdicción, a fin de que fueran aclarados y corregidos los puntos dudosos en
relación a las pruebas consignada en el libelo de la demanda, antes de emitir su declaratoria de
inadmisibilidad, para así evitar el consecuente perjuicio de causar indefensión y menoscabo del derecho
a la defensa a nuestra representada. Tan solo después de cumplir el Tribunal con dicho proceder de
oficio y frente a la NO subsanación por parte de la Demandante, (sic) es que se podía declarar la
inadmisibilidad de la demanda de autos, la cual en modo alguno resultaba INADMISIBLE, porque la
misma, a pesar de sus posibles puntos dudoso, en relación a la supuesta falta de pruebas, cubre los
requisitos previstos en el artículo 341 del Código de Procedimiento Civil, e incluso se pudo utilizar, por
parte de los jueces en conocimiento, cualquier otro medio que la ley adjetiva ofrece para garantizar el
debido proceso. Cabe destacar, que éste proceder negativo jurisdiccional del A quo en no dictar de
oficio un DESPACHO SANEADOR en caso de haber verificado la existencia de falta de pruebas
consignadas y promovida en el escrito liberal o que la demanda de INTERDICTO RESTITUTORIO no reúne
alguno o ninguno de los requisitos exigidos para su interposición, ha debido de ser corregido por el Juez
de la Recurrida (sic) en la apelación propuesta, en aras de mantener a nuestra representada en la
vigencia de su derecho de acceso a la justicia y en procura de la estabilidad del juicio de autos, y al no
hacer así lo conducente como director del proceso, incurrió en un vicio procesal que afecta el Orden
Público, el cual es propio de ser delatado mediante una denuncia por vicio de actividad procesal,
concretamente a través de una denuncia por indefensión o menoscabo del derecho a la defensa, por
falta de aplicación y observancia de las cincos normas adjetivas anteriormente preindicadas (Artículos
11, 14, 19 y 20 del C.P.C). En primer término, se verifica la falta de aplicación del artículo 11, iusdem,
cuando el Juez de la causa y de Recurrida en resguardo del orden público constitucional, no ordenaron,
el primero de oficio el DESPACHO SANADOR y el otro, no anuló la sentencia apelada del Aquo para
ordenarle que emitiera antes de declarar la admisibilidad, un DESPACHO SANEADOR, por los supuesta
falta de pruebas en el libelo de la demanda a fin de que aclarar con cual prueba quedaría claro ‘la
ocurrencia del despojo’ de la posesión o que siendo conocedor de la ley adjetiva no dejo que se
evacuara la prueba que demostraría ‘ la ley ocurrencia del despojo’, como la testimonial promovida en
el libelo de la demanda. En segundo término, se evidencia la falta de aplicación del artículo 14 iusdem,
porque tanto el Juez A quo como el A quem, en sus respectivas funciones como director del proceso, no
ordenaron de oficio corregir las faltas del libelo de la demanda en aras de garantizar el derecho de
acceso a la justicia a nuestra representada, y a consecuencia de esa actuación negativa, incumplieron
ambos su deber de impulsar de oficio el proceso hasta su conclusión, generando así indefensión o
menoscabo del derecho a la defensa a la Parte Demandante, y en tercer término, existe igualmente falta
de aplicación en el artículo 17, porque tanto el juez A quem y el juez Aquo, no tomaron en
consideración, la garantía al debido proceso y a la lealtad y la probidad que le deben al desarrollo del
litigio y el respeto a los litigantes. Existe con claridad meridiana la falta de aplicación del artículo 19 y 20
del Código de Procedimiento Civil, porque tanto el Juez A quo como el A quem en sus respectivas
decisiones, en relación al primer artículo, tomaron para fundamentar su decisión, disposición legal que
son aplicable, sino en otra parte del proceso, o interpretaron de manera erróneamente la norma
adjetiva utilizada para fundamentar, incurriendo así en una posible denegación de justicia a dar fin al
proceso, y de acuerdo a el articulo 20 iusdem, aplicaron con preferencia la norma preconstitucional
contenida en el artículo 699 del C.P.C, y no la norma constitucional que le garantiza a toda persona su
derecho de acceso a los órganos de la administración de justicia. En tal sentido, la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, en la sentencia N° 1.666, de fecha 18-06-2003, Caso: V. Duno, ha
establecido: (“…”). Con base en el criterio jurisprudencial ut supra, es preciso además alegar que en la
Recurrida se evidencia quebrantamiento del orden constitucional, porque tanto el Juez A quo como el
de Alzada no aplicaron con preferencia las normas constitucionales de nuestro ordenamiento jurídico
para proferir sus respectivas decisiones, y con ese proceder judicial, se infringió por falta de aplicación,
el artículo 20 del Código de Procedimiento Civil. En efecto, el ordenamiento jurídico venezolano
reconoce expresamente en el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela el
derecho de toda persona -sin discriminación alguna- de acceder a los órganos de administración de
justicia para hacer valer sus derechos e intereses. En plena armonía con el contenido y alcance de ésta
norma constitucional, la cual se debe aplicar con preferencia en cualquier tipo de juicio, la Sala de
Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en la sentencia N°155, de fecha27-03-2007, ha
establecido: (“…”) A la luz de los criterios jurisprudenciales supra trascritos, concluimos en denunciar
que el Juez de la Recurrida incurrió en vicio de actividad procesal -por falta de aplicación de los artículos
11, 14, 17, 19 y 20 del Código de Procedimiento Civil- al no haber interpretado los derechos posesorios
existente en nuestra mandante, en armonía con los principios y postulados contenidos en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y por aplicar con preferencia la norma contenida
en el artículo 699 del Código de Procedimiento Civil, en menoscabo del derecho a la defensa que asiste a
nuestra representada, y así solicitamos sea declarado, a fin de que sea casada la sentencia objeto del
presente Recurso de Casación.” (Énfasis de quien suscribe como ponente)
De los pasajes argumentativos referidos supra, se invidencia con palmaria claridad una entremezcla de
denuncias por vicios de actividad e infracción de ley en una misma denuncia, pues el recurrente afirma
que el juez aplicó falsamente y erró en la interpretación del contenido y alcance del artículo 20 de la ley
ritual adjetiva civil, y a su vez considera que el judicante del segundo grado le generó un menoscabo al
derecho de defensa al confirmar la inadmisión de la pretensión cuando debió reponer la causa al estado
de que se otorgara un lapso para sanear la demanda.
Amén a lo anterior, en la misma denuncia el formalizante acusa la trasgresión del artículo 509 del Código
de Procedimiento Civil, por el vicio de silencio de pruebas, “ya que no existe pronunciamiento alguno
sobre la prueba testimonial promovida.”
Para nadie es un secreto que el Recurso de Casación se vincula en su génesis con la destrucción violenta
del antiguo régimen (ancien regime), y no tanto por la furia del ataque a la Bastilla de 1789, sino por el
ímpetu de la defensa de los postulados: Libertad, Igualdad y Fraternidad, que provocó la exitosa difusión
de las ideas de los filósofos de la Ilustración Francesa. El discurso de Robespierre en 1790, y el Decreto o
Ley Fundacional de la Casación del 27 de noviembre, perfilan como tarea de la Casación la defensa de
los derechos fundamentales, finalidad que en rigor debe prevalecer hoy de defensa de los derechos
fundamentales frente a todos los demás fines de la casación.
En la República Bolivariana de Venezuela, esa impregnación parte del derecho a la tutela judicial efectiva
reconocido por el artículo 26 constitucional, que garantiza la libertad de acceso de todos los ciudadanos
a los tribunales de justicia, de conformidad con lo pautado en la ley, ofreciendo distintas vías (acciones o
recursos) procesales. Estas vías de procedimiento que regulan dichos medios, son preceptos que
establecen los mecanismos de impugnación a través de los cuales el derecho sustantivo ha de hacerse
efectivo, además de lograr las correcciones en la indebida aplicación de las normas procesales, siendo el
recurso extraordinario de casación uno de éstos medios de extraordinaria aplicación.
Bajo tales premisas, deben considerarse los valores, y principios constitucionales del neo-
constitucionalismo, de la Carta Política de 1999, que excluyó del sistema de justicia “los formalismos”
(Art. 26 Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, in fine) y las “formalidades no
esenciales” (Art 257 ibídem) y que nos llevan a la “ponderación” de los rigores de la técnica, pues los
formalismos, per sé, serían todos inútiles cuando chocan las premisas de la verdad y de justicia
delatadas o escudriñadas oficiosamente dentro del proceso.
Por ello, la Sala de Casación Civil en sentencia número 302, del 1° de abril del año 2004 (caso: Mobil
Comercial de Venezuela, C.A. contra Multifiltros Venezuela, C.A.), al tocar el punto bajo análisis, señaló
que:
“…se ha venido considerando, en situaciones similares, el carácter flexibilizante del contenido y alcance
de las normas de la CRBV, tendientes a obviar los extremos formalismos, que puedan enervar las
posibilidades de aplicar la justicia, no obstante, ha estimado la Sala, en igual manera, la necesidad del
mantener un mínimo de atención, sobre las inveteradas técnicas utilizadas para solicitar la revisión de
las decisiones de instancia, por parte de este TSJ; ello, en consideración a que dichos mecanismos, por
demás accesibles y necesarios para delatar y obtener un pronunciamiento adecuado, sobre el criterio
jurídico cuestionado, han venido siendo indicadas hasta el cansancio, en las innumerables sentencias
proferidas por esta Sala, razón suficiente, para no admitir excusas dentro del foro judicial,
fundamentadas en su desconocimiento, menos aún dentro del gremio profesional de abogados en
ejercicio, cuyo ámbito natural y cotidiano de trabajo, está circunscrito dentro de la ciencia jurídica y
dinámica del derecho, por tanto, su omisión, lejos de conseguir, extremar las funciones de esta Sala,
procurando enmendar las deficiencias en las denuncias presentadas, conlleva a una declaratoria, por lo
demás justificada, de improcedencia de la misma…”
En efecto, la regularización del acceso a los recursos, parte de la naturaleza y finalidad del proceso,
debiendo respetarse determinadas técnicas que establecen que, ciertas consecuencias, no se tendrán
por producidas cuando no se observen los requisitos de admisibilidad o procedibilidad, todo esto en
aras de la certeza y la seguridad jurídica, como es el caso de la más elemental técnica requerida en el
recurso de casación, la cual, muy especialmente se ve reflejada en la formalización de la casación, con el
debido cumplimiento de los requisitos establecidos en el artículo 317 del Código de Procedimiento Civil.
Por ello, del escrito se requiere claridad, y si es posible concisión, en lo que se pide o impugna y en los
fundamentos que apoyan uno u otro ataque, quebrantamiento o delación y en los fundamentos que
apoyan una u otra conducta adjetiva, pues con el escrito de formalización, se persigue corregir
ilegalidades enfrentando el fallo a la ley con prescindencia, en principio, del resto de las actas
procesales, todo lo cual hace que dicho recurso necesite de técnica procesal, -que es distinta de los
formalismo abrogados constitucionalmente-, pues suele ocurrir con frecuencia que, infringida la ley, no
se acierta en la disposición no aplicada o aplicada indebidamente o no es congruente la razón con la
violación denunciada o, no se observa la técnica requerida para fundamentar la denuncia, y la Sala no
entiende cuál es el fundamento del quebrantamiento cuya denuncia se pretende.
La Sala de Casación Civil, en sentencia número 274, del 31 de mayo del año 2005 (caso: Aminta Olimpia
Saturno Galdona contra Fernando Gilberto Fersaca Antonetti), en doctrina pacífica y consolidada ha
reiterado que el escrito de formalización del recurso de casación debe ser claro y preciso, debiendo el
recurrente mencionar en sus denuncias las causales respectivas, de acuerdo con el motivo de casación
invocado, dado que este recurso extraordinario equivale a una demanda de nulidad contra la sentencia
recurrida.
Esta carga le corresponde al recurrente, única oportunidad alegatoria de este, - pues la impugnación a la
formalización, la réplica y contra réplica tienen otra pertinencia -, bajo pena de que el recurso
extraordinario sea declarado perecido por falta de técnica (Artículo 325 del Código de Procedimiento
Civil).
Con base a ello, José S. Núñez Aristimuño, (Aspectos en la técnica de la formalización del recurso de
casación. 4ta ed. Caracas, pág. 70. 1994), ha sostenido con toda razón que la formalización:
“…es el acto fundamental del recurso de casación como actividad de la parte, y el de mayor
trascendencia, porque es el medio que propiamente provoca la actuación de la Sala para que el recurso
de casación cumpla con los fines que le son atribuidos…”.
Para Alberto Miliani Balsa, (El recurso extraordinario de casación en materia civil y mercantil. Ed
movilibros. Caracas. 2007, pág. 27), la formalización:
“… es el acto fundamental de la parte recurrente que origina la actuación de la Sala del TSJ, para que el
recurso alcance el fin público de mantener la uniformidad en la interpretación de las leyes y su correcta
aplicación, como el fin particular del formalizante, de que la sentencia se revise y constatadas las
denuncias se anulen, bien con el efecto de reponer el juicio al estado que tenía cuando el error
denunciado se cometió por defecto de actividad del juez, o bien para que se destruya la sentencia, si el
error que se atribuye al juez es de juzgamiento, de manera que se pronuncie nuevamente sobre las
bases de lo decidido por la casación…”.
El procesalista y maestro Colombiano Hernando Morales Molina (Técnica de Casación Civil. Ed Lerner.
Colombia, Bogotá. 1963, pág. 133), ha expresado que la formalización consiste en una:
“…demanda de casación, que debe contener un resumen de los hechos materia del litigio y señalar las
causales de casación que se invocan, mostrando claramente las partes de la sentencia incursas en cada
causal. La demanda debe ser una crítica jurídica a la sentencia, con la demostración de las infracciones
en que se incurrió…”.
Por otra parte, Humberto Murcia Ballén (Recurso de Casación Civil. Ed Gustavo Ibañez. Bogotá –
Colombia. Pág. 669), ha definido la formalización:
“… como la manifestación por escrito del verdadero objeto de la casación, o sea, de la pretensión
procesal en que se reclama del órgano jurisdiccional supremo que se case la sentencia impugnada,
rescindiéndola y dictando en su lugar, ora por ese mismo Tribunal o ya por otro, el fallo que se estime
ajustado a derecho…”.
José G. Sarmiento Núñez (Casación Civil. Serie Estudios. Caracas. 1992. Pág. 175), declara que, la
sustancia fundamental del recurso de casación se incorpora al trámite de la formalización, que debe
contener la materia definitiva a que el recurso se va a contraer. El recurso de casación, - continúa
expresando -, en su formalización, ha de recoger todas aquellas circunstancias que son indispensables
para su motivación, es decir, el conjunto de requisitos objetivos que se le imponen. En principio, ello se
obtiene sujetando a la parte recurrente a la carga de exponer razonadamente los motivos en que se
funda el recurso. De allí, la necesidad de la carga alegatoria del recurso contenida en el artículo 317 del
Código de Procedimiento Civil, que consagra la pretensión del formalizante, carga ésta aún más
profunda y de debida adecuación que la de un escrito libelar.
Los autores Alfonso Albornoz y Gloria de Vicentini (De la formalización del recurso de casación según el
Códifo de Procedimiento Civil Venezolano. Ed. Librería Destino. Pág. 24. Caracas. 1998), han atinado, en
nuestro concepto, sobre la necesidad de la técnica casacionista de la formalización, al explicar que:
“…tanto por la naturaleza como por su objeto y consecuencias, pues con él (recurso de casación) se
persigue, corregir ilegalidades, enfrentando el fallo a la Ley con prescindencia del resto de las actas
procesales, todo lo cual hace que dicho recurso sea de rígido tecnicismo, porque ocurre con frecuencia
que infringida la Ley no se acierta en la disposición no aplicada o mal aplicada, no es congruente la razón
con la violación denunciada o no se observa la técnica requerida para fundamentar la denuncia…”.
En el caso de la Jurisprudencia y doctrina Española (Montero Aroca, Juan y Matíes Flors José. El Recurso
de Casación Civil. Ed Tirant lo Blanch. Valencia. España, pág. 464 y ss. 2009), ésta ha insistido en que el
recurso es inadmisible si en él se hace una alegación genérica que no permite conocer la infracción
concreta que se dice cometida, considerando que tampoco es suficiente señalar la infracción si no se
especifica, cómo y en qué momento se generó la infracción, además, exigen la indicación de la infracción
cometida, la cual constituye un requisito esencial cuya omisión no puede ser subsanada.
Es indudable que la razón de ser de la técnica de la fundamentación del recurso y su finalidad propia, a
parte de su carácter extraordinario y de la influencia del principio procesal dispositivo o a instancia de
parte, exige que la formalización se ciña estrictamente a los requisitos señalados en el artículo 317
íbidem, pues es allí donde se fijan los límites dentro de los cuales la Sala debe discurrir su actividad, en
orden a determinar si la sentencia recurrida se ajusta o no a la ley sustancial o a la procesal, en su caso,
sin que se incurran en violaciones constitucionales, sin que pueda adentrarse la Sala en labores de
interpretación, bien para llenar vacíos, o para replantear cargas deficientemente propuestas, ya que no
es actividad de la Sala como Casación, recrear, adivinar, inventar, agregar o corregir incoherencias que
no permiten descubrir los fundamentos de la delación, pues la casación no es una instancia más del
proceso y menos un recurso ordinario como la apelación, ya que cumple un papel totalmente distinto;
pudiendo sólo adentrarse en el orden público y en las violaciones constitucionales bajo las premisas de
la casación de oficio que es la excepción donde penetra el principio oficioso – inquisitivo, o cuando la
Sala pueda interpretar el contenido de la delación.
En este sentido, la Sala observa que los fundamentos esgrimidos en el escrito de formalización del
recurso extraordinario de casación son confusos, no ofrecen claridad y son enrevesados, amén a ello, no
cuenta con la técnica debida, pues, tal como fue reseñado en acápites anteriores, el recurrente
entremezcla denuncias por vicios de actividad en la confección del fallo (reposición no decretada) y a su
vez cuestiona la sentencia recurrida por vicios de infracción de ley alegando, la falsa aplicación y el error
de interpretación del artículo 20 del Código de Procedimiento Civil y el vicio de silencio de pruebas.
En este sentido, conviene destacar que los errores in procedendo o vicios por defecto de actividad, se
encuentran intimarte ligados a las reglas procesales y aquellas que establecen las condiciones que debe
reunir toda sentencia para ser válida. Dentro del catalogo de vicios por defecto de actividad, el
recurrente podrá denunciar la violación de normas procesales que lesionen el debido proceso dejando
en estado de indefensión a alguna de las partes, la indeterminación objetiva y subjetiva, la
incongruencia positiva o negativa y la inmotivación, bien por petición de principio, por motivación
acogida, por falta absoluta de motivación o por motivación contradictoria. Tales vicios, deben
denunciarse con apoyo al artículo 313, numeral 1° del Código de Procedimiento Civil, por la violación del
artículo 243 eiusdem, invocando el numeral conforme al vicio que se pretende denunciar.
Por otro lado, los errores iudicando o de fondo, también denominados infracciones de ley, deben ser
delatados con fundamento en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, por la
falsa o falta de aplicación o el error en la interpretación del contenido y alcance de una norma jurídica y,
por la suposición falsa; todo lo cual deja a la presente denuncia de casación sin la más mínima técnica
adecuada para la fundamentación de la misma, razón suficiente para determinar la improcedencia de la
única denuncia.
Así las cosas, no le es dable a la Sala inferir la intención del recurrente, porque de hacerlo estaría
supliendo una obligación propia de éste y asumiendo funciones que si bien no le son ajenas, no se
corresponden a su inherencia como tribunal de derecho que es; ya que la precisión y claridad son cargas
inexcusables del formalizante, que van dirigidas a demostrar a la Sala que de existir la infracción por la
recurrida, el mismo fue determinante del dispositivo del fallo, ya que en caso contrario, estaríamos ante
una casación inútil.
Ante los razonamientos señalados con anterioridad, esta Sala forzosamente desestima la presente
denuncia. Así, se establece.
CAPÍTULO II
ÚNICA
De conformidad con el contenido del artículo 313, numeral 2° del Código de Procedimiento Civil, se
denuncia la infracción del artículo 699 por el vicio de error de interpretación conforme a los siguientes
argumentos:
“2 SEGUNDA DENUNCIA De conformidad con lo establecido en el artículo 313.2 del Código de
Procedimiento Civil, se denuncia la infracción del artículo 699 del Código de Procedimiento Civil, cuyo
respectivo contenido damos aquí por reproducido, por interpretación errónea, en razón de lo siguiente:
En la demanda de autos, nuestra representada, asistida por el abogado JHARLY FRANCUSCO RODRÍGUEZ
HERNÁNDEZ, debidamente inscrito en el Inpreabogado bajo el N° 95.059, interpuso DEMANDA DE
INTERDICTO RESTITUTORIO, con fin de que se le restituya la posesión del inmueble, objeto de la
pretensión presentada ante el juez de la causa, en cuyo petitorio, se solicita: 1) que se decrete la
restitución del bien inmueble despojado y medidas cautelar de restitución en procura de evitar la
continuidad de la lesión causada. 2)que se condene en costa a los demandados, 3) que se realizará la
respectiva citación a los demandados en sus domicilios, 4) que se le reconozca y proteja el derecho de
pretensión con sus fundamentos jurídicos invocados al juez de la causa, siendo la misma declarada
INADMISIBLE por el Tribunal de Primera Instancia y, luego, confirmada por el Tribunal de Alzada; ambos
tribunales, sustentaron su respectiva decisión en la interpretación y aplicación errónea de la norma
contenida en el artículo 699 del Código de Procedimiento Civil, cuyo respectivo contenido damos aquí
por reproducido. Si bien es cierto que ésta norma adjetiva, forma parte del conjunto de normas dentro
del procedimiento especial para los interdictos posesorios, que se inicia con la interposición del
interdicto y una vez que quede demostrado la ‘ocurrencia del despojo’ se procede a decretar la
recuperación de la posesión violentada, que en este caso, la restitución de la posesión, y después se le
da la oportunidad a los demandados, a ejercer los alegatos y defensas en un procedimiento seguido de
manera ordinaria, hasta su conclusión. Tanto el juez de la causa, como el de la recurrida, sostiene su
decisión en el empeño erróneo, al pretender que el legislador venezolano promulgo y aprobó esta
norma adjetiva (el articulo 699 eiusdem) para ser aplicado en la admisibilidad o no, de los interdictos
posesorios, y no para decretar o no, la restitución de la posesión contenida en la pretensión de nuestra
representada. Es decir, tanto el juez de la causa y como el de la recurrida, incurrieron en un ‘error de
interpretación y mal aplicación’ de la norma 699 del código de procedimiento civil, al utilizar el
mencionado artículo para fundamentar la inadmisibilidad de la acción de interdicto intentada. Siendo la
interpretación y aplicación correcta para la norma citada (el articulo 699 eiusdem) la siguiente: después
de presentada el interdicto restitutorio, y cumplido que este los requisitos del 340 C.P.C, se admite en
cuanto haya lugar a derecho, para que el demandante pruebe con la evacuación de las pruebas
promovidas y presentada la ‘ocurrencia del despojo’ a fin de que se declarada con lugar la restitución de
la posesión, que es la acción intentada por nuestra representada. En otro orden de idea, no es menos
cierto que el Juez de la Recurrida yerra en la determinación del verdadero sentido de la misma, cuando
no valoró ninguna de las pruebas promovidas y presentadas en el libelo de la demanda, en el sentido de
que su decisión estuvo basada en la ‘falta de pruebas’ sin embargo, fueron consignadas todas las
documentales que pueden probar la posesión ejercida por nuestra representada, así como la prueba
testimonial, que puede probar la posesión y el despojo del inmueble como sucedió cuando se le fue
arrebatada a nuestra representada por parte de los demandados. Así como también en la prueba
testimonial promovida se indicó los datos correctos de tres personas que conocen la situación
presentada y los años de posesión de nuestra representada, para que los mismo con sus testimonios
diera fe, de lo ocurrido el día del desalojó arbitrario e ilegal. La norma en cuestión, fue tomada por el
juez de la causa para inadmitir la demanda de interdicto posesorio como una causa expresa para tal fin,
siendo una causa legal para decretar o no, los interdictos posesorios previa consignación de los medios
probatorios suficiente para demostrar ‘la ocurrencia del desalojo’. Sin embargo, nuestra representada
cumplió con el deber de acompañar el libelo interdictal con pruebas documentales y la prueba
testimonial debidamente promovida. Lo que la juez de la cauda (sic) y el de la recurrida no realizaron
ninguna valoración a las pruebas presentadas para la admisión de la demanda de interdicto restitutorio,
es -a nuestro humilde juicio jurídico- una consecuencia directa de la interpretación errónea del artículo
699 del Código de Procedimiento Civil y así solicitamos que sea declarada.”
De los pasajes argumentativos citados supra, se colige una vez más una entremezcla de denuncias, pues
el recurrente considera erróneamente interpretado el artículo 699 de la ley ritual adjetiva civil y,
denuncia el silencio de pruebas por cuanto no fueron valorados ni apreciados los testigos promovidos
en la oportunidad de presentar la querella, sin embargo, de la narración presentada se evidencia que lo
pretendido es atacar la inadmisibilidad confirmada en alzada, en violación a la letra del artículo supra
señalado, por el vicio de error de interpretación, ya que, el recurrente considera que bastará cumplirse
con los requisitos contenidos en el artículo 340 del Código de Procedimiento Civil, para que la demanda
sea admitida.
Para una mejor comprensión del asunto, resulta necesario examinar el contenido de la norma
presuntamente violentada, así, el artículo 699 del Código de Procedimiento Civil, dispone lo siguiente:
“Artículo 699.- En el caso del artículo 783 del Código Civil el interesado demostrará al Juez la ocurrencia
del despojo, y encontrando es te suficiente la prueba o pruebas promovidas, exigirá al querellante la
constitución de una garantía cuyo monto fijará, para responder de los daños y perjuicios que pueda
causar su solicitud en caso de ser declarada sin lugar, y decretará la restitución de la posesión, dictando
y practicando todas las medidas y diligencias que aseguren el cumplimiento de su decreto, utilizando la
fu erza pública si ello fuere necesario. El Juez será subsidiariamente responsable de la insuficiencia de la
garantía.
Con relación al interdicto por despojo o recuperanda possessionis, el autor patrio Tulio Alberto
Álvarez en su obra “Procesos Civiles Especiales y Contenciosos, tomo II” sostiene que se tratan de
acciones cuyo objeto “es evitar que el poseedor del inmueble sea molestado en el ejercicio de su
derecho”.
Por su parte, con respecto a la admisión de la querella interdictal por despojo la Sala Constitucional de
este Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia número 1673, del 17 de julio del año 2002 (caso:
Manuel Martín Martín), ratificada por la misma Sala en fallo 1052, del 28 de junio del año 2011 (caso:
Simón Cárdenas Ortiz), dispuso lo siguiente:
“Ahora bien, esta Sala juzga que en la etapa inicial del procedimiento de interdicto restitutorio
contemplada en el artículo 699 del Código de Procedimiento Civil, el Juez debe tutelar de manera
preventiva y anticipada el interés del querellante, siempre y cuando se den en el caso concreto los
requisitos establecidos en la norma anteriormente transcrita, para así tutelar el interés de la colectividad
en mantener la paz social, que puede verse alterada en un momento determinado por actos emanados
de los particulares, y que el Estado está en la obligación de evitar por medio de los órganos
jurisdiccionales.” (Énfasis de quien suscribe como ponente)
Asimismo, esta Sala en sentencia 947, del 24 de agosto del año 2004 (caso: Carmen Solaida Peña
Aguilar y otros contra María Elisa Hidalgo), rarificada en fallo número 512, del 15 de noviembre del año
2010 (caso: Marcos Rafael Ávila Bello y otros contra Francesco Pugliese Pingetore y otros)
“En cuanto a la denuncia de infracción del artículo 341 del Código de Procedimiento Civil, la norma
establece que ‘...presentada la demanda, el tribunal la admitirá si no es contraria al orden público, a las
buenas costumbres o a alguna disposición expresa de la ley...’.
La referida disposición obliga al juez a admitir todas las demandas interpuestas, con las excepciones
establecidas en ella, es decir, si la causa no es contraria al orden público, a las buenas costumbres o a
alguna disposición expresa de la ley.
Sin embargo, tal regla no es aplicable al caso de autos, ya que como se estableció precedentemente, en
este tipo de procesos el querellante debe demostrar la posesión y la ocurrencia del despojo para la
iniciación del juicio, sin lo cual la solicitud debe declararse inadmisible, como en efecto sucedió en el
presente juicio.” (Énfasis y subrayado de quien suscribe como ponente)
Así las cosas, el judicante de segundo grado sustentó la inadmisión de la querella decretada,
conforme a los argumentos que se citan a continuación:
En este orden de ideas la doctrina señala que: El interdicto restitutorio por despojo de la posesión, tiene
como características fundamentales que el mismo debe ser ejercido por el poseedor; debe intentarse
dentro del año siguiente al despojo; el despojo deber ser ejercido en contra de la voluntad del poseedor
y despojado de la cosa poseída, por terceros o por el propietario; no se requiere la posesión legitima; no
basta la simple tenencia; que sea poseedor el querellante para la época del despojo; y que pruebe tal
posesión al interponer la acción.
En el presente asunto bajo análisis, la ciudadana MARÍA DOMINGA DÍAZ MENDOZA, asistida por el
abogado en ejercicio: JHARLY FRANCISCO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ, debidamente inscrito en el Instituto
de Previsión Social del Abogado bajo el número de matrícula 95.059, de conformidad con lo dispuesto
en los artículos 26, 49.1 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, concatenado
con lo dispuesto en los artículos 783 del Código Civil y en los artículos 699, 701 y 704 del Código de
Procedimiento Civil, interpone demanda de INTERDICTO RESTITUTORIO DE POSESIÓN contra los
Ciudadanos: TITO DÍAZ MENDOZA, ROSA DEL CARMEN DÍAZ DE YEPEZ, SULEIMA DEL CARMEN DÍAZ
YEPEZ y RUFO ANTONIO DÍAZ MENDOZA, Todos identificados anteriormente.
De esta manera, en fecha 02 de noviembre del 2021, el mismo abogado JHARLY FRANCISCO RODRÍGUEZ
HERNÁNDEZ, en su condición de apoderado judicial de la ciudadana MARÍA DOMINGA DÍAZ MENDOZA,
estando en la oportunidad legal, ejerció apelación, contra la sentencia proferida, por el Juzgado Primero
de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito del Primer Circuito de la Circunscripción Judicial
del estado Portuguesa, de fecha 01 de Noviembre del 2021, en el cual declaro INADMISIBLE, la acción
INTERDICTO RESTITUTORIO DE POSESIÓN, tomando en cuenta que el A QUO, fundamento su decisión en
el artículo 699 del Código de Procedimiento Civil, y señalando sentencia de la Sala de Casación Civil del
Tribunal Supremo de Justicia, de fecha 24 de agosto de 2004, expediente N° 03-0582, el cual estableció
la referida disposición en el (Art. 341 del C.P.C.). Sobre la Inadmisibilidad.
De la delación antes reseñada se desprende, que el A QUO, aplico el artículo 699 del Código de
Procedimiento Civil, el cual señala:
Artículo 699:
(…Omissis…)
En el caso del artículo 783 del Código Civil el interesado demostrará al Juez la ocurrencia del despojo, y
encontrando éste suficiente la prueba o pruebas promovidas, exigirá al querellante la constitución de
una garantía cuyo monto fijará, para responder de los daños y perjuicios que pueda causar su solicitud
en caso de ser declarada sin lugar, y decretará la restitución de la posesión, dictando y practicando todas
las medidas y diligencias que aseguren el cumplimiento de su decreto, utilizando la fuerza pública si ello
fuere necesario. El Juez será subsidiariamente responsable de la insuficiencia de la garantía.
Una vez la accionante pasa a Señalar que se le violó el debido proceso y el derecho a la defensa con la
inadmisibilidad de la acción decretada.
En tal sentido Sala de Casación Civil, del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a ¡os trece (13) días
del mes de marzo de dos mil trece. Exp. AA20-C-2012-000568.-, señala esta Sala reitera, que de la
lectura de la sentencia de alzada antes transcrita en este fallo se desprende, que el juez de alzada
confirmó la decisión de primera instancia, que declaró inadmisible la presente querella interdictal
restitutoria, al considerar que no están cumplidos los supuestos de ley, para la admisión de la querella,
en conformidad con lo estatuido en el artículo 783 del Código Civil y artículo 699 del Código de
Procedimiento Civil, y en tal sentido, el querellante debe demostrarle al juez de primera instancia la
ocurrencia del despojo, para que luego de encontrar suficiente la prueba o las pruebas promovidas in
limine litis, éste ordene la restitución provisional de la posesión o el secuestro del inmueble. Además,
debe demostrar que en efecto tenía la posesión de la cosa para el momento en que ocurrieron los
hechos señalados en la querella, la cual deberá interponer dentro del año siguiente de ocurrir tales
hechos.
En este caso, como ya lo dejo establecido esta Sala en la primera denuncia, la alzada estableció que no
estaban llenos los extremos exigidos por el legislador para la admisión de la querella, dado que no
demostró el querellante la posesión del inmueble, ni el despojo del mismo.
De igual forma se observa, que el tribunal de alzada, sí aplicó la norma delatada como infringida por
falta de aplicación, para determinar que la pretensión del querellante era inadmisible, en conformidad
con lo previsto en el artículo ^783 del Código Civil, y en aplicación de la doctrina y jurisprudencia de esta
Sala.
Por lo tanto, se reitera, que si lo pretendido por el formalizante era atacar un posible error de
interpretación o falsa aplicación del artículo en referencia por parte del juzgador de la recurrida, debió
fundamentar su delación contra esos vicios, y no pretender demostrar la falta de aplicación de una
norma, que del texto mismo de la sentencia recurrida se evidencia que fue aplicada de forma correcta.
Es importante señala, (sic) que a través de los interdictos posesorios, contemplados en la sección 2°,
capítulo 2, libro 4 del Código de Procedimiento Civil, de los artículos 697 a I 703, se dispensa una tutela
judicial al hecho posesorio, mediante la restitución de una cosa o de un bien a favor del poseedor
despojado o mediante la prohibición de actos de perturbación en favor del poseedor legítimo de un
inmueble.
El artículo 783 del Código Civil, es muy claro en cuanto a la finalidad de esta acción interdictal, según el
cual el poseedor de un bien tiene derecho a que se le restituya en forma urgente su posesión; lo cual
conforme con la garantía del derecho de acceso a la jurisdicción y a la tutela judicial efectiva, el artículo
26 de la Constitución reconoce a todos los ciudadanos para la defensa de sus derechos e intereses. Es
una medida perentoria lo que se busca, sólo que en este caso no hay que esperar una sentencia
definitiva, ni seguir propiamente un proceso sobre el derecho de poseedor o a la posesión, para obtener
la restitución de la cosa del querellante.
Ahora bien, concordando el artículo 785 del Código Civil con el artículo 699 del Código de Procedimiento
Civil, es la procedencia del interdicto restitutorio, y por otro lado, los presupuestos procesales de la
admisibilidad de la querella interdictal.
¿Cuáles son los presupuestos sustantivos de la acción interdictal restitutoria previstos en el artículo 783
del Código Civil?
1.- El hecho consumado del despojo, o el acto de quitar a otro de una cosa, o apoderarse de la cosa que
otro tiene en posesión proveniente de un tercero que elimina o extingue la posesión, que toma para si la
cosa que está en posesión de otro, con o sin violencia, total o parcial.
2.- Que el querellante tenga el uso y goce de la cosa, es decir, el hecho por el cual se ejerce la posesión
de una cosa o de un bien.
3.- Que el querellante poseedor fue despojado, así como el momento en que ocurrió, por lo cual
corresponde a los jueces determinar en cada situación si los hechos alegados y probados constituyen un
despojo.
Por otra parte, además de exigir el Código de Procedimiento Civil, que se cumplan con las condiciones
de la procedencia de la acción interdictal, que son las anteriores estatuye unas series de exigencias o
reglas procesales para que el Juez pueda admitir la demanda interdictal, y por ende, dictar el respectivo
decreto interdictal, y por eso puede llamarse a esos requisitos “presupuesto procesales de la
admisibilidad o de procedibilidad de la querella”. Por tanto, ¿Cuáles son esos requisitos procesales que
permiten al Juez admitir la querella interdictal y dictar el correspondiente decreto restitutorio? Tales
requisitos son los siguientes:
La demostración de la posesión del despojo: Para ello es necesario acreditar el hecho de la posesión
actual, es decir, que el querellante es el poseedor y que demás fue despojado, porque aparentemente
del texto del artículo 699 eiusdem, se deduce que sólo es suficiente con la demostración de la
ocurrencia del despojo.
Por el contrario, para evidenciar el despojo como elemento de la convicción judicial, se requiere
demostrar la posesión anterior por el querellante. Inclusive la antigua Corte Suprema de Justicia, en
sentencia del 13 de marzo de 1985, de su Sala de Casación Civil, asentó que para que fuera a acordarse
la restitución es demostrarle al Juez que al momento de consumarse el despojo, el querellante poseía la
cosa objeto de la acción, de manera, el despojo que supone la prueba de la posesión por parte del
querellante.
En este orden de ideas, la Ley adjetiva Civil, señala lo siguiente: ‘...El artículo 341 del Código de
Procedimiento Civil, dispone que una vez “Presentada la demanda, el Tribunal la admitirá si no es
contraria al orden público, a las buenas costumbres o a alguna disposición expresa de la Ley. En caso
contrario, negará su admisión expresando los motivos de la negativa. Del auto del Tribunal que niegue la
admisión de la demanda, se oirá apelación inmediatamente, en ambos efectos.’
Por su parte el artículo 11 del Código de Procedimiento Civil, establece que en materia civil el Juez no
puede iniciar el proceso sin previa demanda de parte, pero puede proceder de oficio cuando la ley lo
autorice, sea necesario dictar alguna providencia legal aunque no la soliciten las partes, todo lo cual
debe concatenarse con el artículo 14 eiusdem, según el cual el Juez es el director del proceso y debe
impulsarlo de oficio hasta su conclusión, a menos que la causa esté en suspenso por algún motivo legal.
Por su parte, el artículo 699 del Código de Procedimiento Civil establece: ...omissis... “el interesado
demostrará al juez la ocurrencia del despojo, y encontrando éste suficiente la prueba o pruebas
promovidas...(...) y decretará la restitución de la posesión, dictando y practicando todas las medidas y
diligencias que aseguren el cumplimiento de su decreto...”. De la norma antes transcrita, infiere quien
aquí decide que para que se proceda a la admisión de una acción de naturaleza restitutoria de la
posesión, es indispensable que el accionante o querellante demuestre, compruebe y haga constar
fehacientemente el hecho mismo del despojo, o cualquier acto de naturaleza similar.
Aunado a lo anterior, debe indicar este Juzgador que al tratarse de una acción de pretensión de
INTERDICTO RESTITUTORIO DE POSESIÓN, de una situación de hecho, la misma solo puede ser
demostrada a través de declaraciones de testigos o inspecciones (oculares o extrajudiciales) que
evidencien tal situación entre otros, todo ello a los fines de que el juez que recibe o analiza dichas
pretensiones pueda constatar fehacientemente como ya se indicó su existencia y, en consecuencia,
ordenar de forma inmediata el cese de detal (sic) situación alegada.
Siendo ello así, observa este Juzgador que no consta en el presente asunto, una prueba para demostrar
los elementos que hagan creer que se esta en presencia de una posesión pacifica, o que ha sido
perturbado o despojado de la misma, razón por la cual, se hace forzoso para este Juzgador declarar la
INADMISIBILIDAD de la presente acción MOTIVO: PRETENSIÓN DE INTERDITO RESTITUTORIO DE
POSESIÓN, y así se decide.
De los pasajes decisorios parcialmente citados, se evidencia que el juez ad quem consideró que la
pretensión debía sucumbir ante la inadmisibilidad evidenciada, por cuanto el querellante no logro
acreditar sumariamente que haya estado en posesión pacifica o que había sido perturbado en el
ejercicio de ella. En este sentido, el juez de segundo grado de jurisdicción, conforme al contenido del
artículo 699 del Código de Procedimiento Civil, sentenció la inadmisión de la pretensión interdictal, pues
no se llenaban los extremos de la norma comentada, referida a la acreditación del despojo.
Así las cosas, el juez interpretó correctamente el alcance y contenido de la norma en cuestión, lo que
imposibilita a esta Sala para censurar la actividad juzgadora del ad quem, por ello, forzosamente se
desestima la presente denuncia. Así se decide.
Ahora bien, por cuanto no prosperó ninguna de las denuncias acusadas por el formalizante, esta Sala
debe declarar sin lugar el presente recurso, tal como se hará en la parte dispositiva del presente fallo.
Así se establece.
DECISIÓN
En mérito de las precedentes consideraciones, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación
Civil, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela por autoridad de la ley,
declara: SIN LUGAR el recurso extraordinario de casación propuesto por la parte actora contra la
sentencia dictada por el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, Bancario y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del estado Portuguesa, con sede en la ciudad de Guanare, dictada el 4 de abril
del año 2022.
El Presidente de la Sala,
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Vicepresidente-Ponente,
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Magistrada,
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La Secretaria,
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Exp. AA20-C-2022-000199
La Secretaria,