Parashat Terumah, Tetzaveh, Ki Tisa

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OFRENDA

Parashat Terumá abre con el mandato de Dios a los hijos de Israel, de tomar una Teruma,
ofrenda, cuyo objetivo es:

“Terumá” proviene de la raíz “rum” . en hebreo es ofrenda, contribución; lleva implícito


en su estructura gramatical la acción de elevarse, de ser levantado a otras dimensiones
espirituales. Terumá, según el Zohar, significa elevación o superación. Otro significado de
Terumá es Afrashá que viene de la palabra separación ya que cada quien separa de sus
bienes una porción a fin de darlo como contribución para la obra del Eterno.
Al Pueblo de Israel se le da una cualidad peculiar que es el poder elevar las cosas
materiales, para así consagrarlas.
El alma desciende a este mundo ya que ése es el único camino que ella tiene para
elevarse. Los Ángeles, al igual que las demás criaturas celestiales, a nivel espiritual son
constantes. A diferencia de ellos, el judío se le dio el poder de “dinámica espiritual” junto
con el libre albedrío, lo que determina que está en sus propias manos decidir elevarse o
descender.

Gemátricamente hablando, Terumá tiene un valor de 7 el cual alude al séptimo día, el


Shabat, día en que descansó el Eterno con legado extensivo para toda la humanidad. Este
valor de 7 también se conecta a la Menorá, el candelabro de 7 brazos; a los 7 cielos; a los
7 planetas; y las 7 palabras que componen el primer versículo de Bereshit (Génesis).

«Habla a los hijos de Israel y que tomen en mi nombre ofrenda, de todo hombre, a quien
voluntariamente mueva su corazón habéis de tomar ofrenda para mí. Dar de corazón.
“De todo varón cuyo corazón lo motive tomarán mi porción separada”. El deseo del
corazón.
No cabe duda que el pensamiento es lo más elevado en toda persona. Pero ese
pensamiento, en muchos casos debe despertar o ir acompañado de alguna clase de
energía, para poder motorizar al ser humano al acto o a la acción concreta.

Ya que de hecho, vemos en otros, o incluso lo experimentamos en nosotros mismos esos


pensamientos que podría definir como “fríos” y que quedan solo allí. Estando en un
primer paso o nivel, sin manifestación alguna en el mundo terrenal o físico.

Dar y tomar. Son dos fuerzas antagónicas que se disputan el corazón de todo ser
humano.
Y el Eterno habló a Moshe diciendo: Y esta es la ofrenda que tomareis de ellos: oro y plata
y cobre, y tejido de lana azul celeste y purpura y carmesí, y lino y pelo de cabra y pieles de
carneros teñidas de rojo, y pieles de tájash.” Shemot 25:3-5

Según nuestros Jajamim (sabios) el oro, la plata y el cobre que el Eterno pidió a Su pueblo
para la construcción del Mishkán, tienen una carga metafórica llena de altruismo, y
clasifica a los donantes bajo una óptica Divina, es decir, de acuerdo a lo que haya en el
corazón de cada uno. Aquel que da sin que le pidan es oro; al que le piden y da de
inmediato es plata; y aquel que da porque lo presionan es cobre. Dicho en otras palabras:
a mayor presión, menor bendición; a menor presión, mayor será la bendición...
El tinte escarlata carmesí es sacado de un gusano especial llamado el Tolaát Shaní, este
tiene un intenso color rojo que se relaciona con el fuego. Por otro lado, tenemos el tejelet
(celeste), tinte que se saca de un animal marino llamado Jilazón con que se tiñe la lana en
azul verdoso como el color del mar. El tejelet representa el aire. El Argaman es sacado de
la sangre de un pez; se relaciona con el mar, es decir, es la representación del agua. El
Shesh es un lino fino blanco de origen vegetal y se le relaciona con el elemental de la
tierra. Los cuatro elementales usados por Hashem en toda la creación forman parte de
estos materiales animales y vegetales. Es importante manifestar que la construcción del
Mishkán está relacionada con la creación del mundo; además, este Mishkán terrenal es
una replica del Mishkán celestial.
Finalmente, mencionaremos un misterioso animal; el Tájash, que apareció en el desierto
como ofrenda, y así como apareció, así mismo desapareció o se extinguió. Era un hermoso
ejemplar parecido a un elegante caballo, con un cuerno muy fuerte en la frente y cuya piel
multicolor fue usada para los tapices o cortinas del Mishkán...se trataba del unicornio!
¿Sorprendido(a)? Pues sí, este hermoso animal existió y aparece registrado en la Torá, el
libro de todos los tiempos; akásicos y terrenos...

“Un gran rey (Josué) saldrá de él, fuerte como un buey, y sus cuernos serán como los del
unicornio.” Devarim (Deuteronomio) 33:17 Humash Ha-Mercaz

El Santuario interior. “Harán un Santuario para Mi- y yo residiré entre ellos”. Éxodo 25-8.
Es decir, el deseo del Todopoderoso de residir por voluntad del ser creado dentro nuestro.
De cada uno de nosotros. Residir dentro nuestro no por imposición, si-no por el fruto de la
voluntad de aquella persona, que entiende que esto es lo único bueno que puede o podría
existir.

La mitzva para construir un Mishkán, por orden de Hashem, obedece a dos grandes
razones; la primera es la decisión de este pueblo Israel, única nación que aceptó y dijo Sí a
la Torá con la famosa expresión: ¡Naase Venishmá! ¡Haremos y obedeceremos! Y la otra
razón es que la construcción del Mishkán se debió a que Israel sucumbió a la idolatría con
el tema del Becerro de Oro.

Después del pecado del Becerro de Oro, la Shejina se retiró del pueblo, por lo que
necesitaron un Santuario -el Mishkán- para que la Presencia Divina reposará sobre el
templo y así neutralizar la idolatría futura en su pueblo Israel.

La construcción real del Mishkan fue asignada a individuos, especialmente capacitados


para ello, pero la recolección de materias primas fue un acto comunitario de primer
orden.
Teruma es Ofrendar, es Dar, es comprometerse es elevarse por sobre el egoísmo para
poder luego recibir.
Pensamiento, palabra, y acción. No cabe duda que estas tres palabras logran ese
equilibrio y esa armonía y esa coincidencia, o concordancia máxima, y humanamente
posible, solo en el camino de la Torá. O si se quiere bajo la cosmovisión judía. Y podría ser
por esta razón que para muchos el judaísmo no resulta muy deseable, ya que los
compromete en un camino full-life (a vida completa) en el que solo pocos estarán
dispuestos a involucrarse y hasta en ocasiones tener que exponer o jugar su propia vida.

De allí podríamos resignificar “mi porción separada” para D’os que sería/seríamos
nosotros, aquellos que por nacimiento o por verdadera opción constituimos esa pequeña
fracción que se distingue del todo, y que no obstante constituye el deseo del
Todopoderoso. Sus hijos dilectos.

Que son/somos pocos, pero que estamos o estaríamos dispuestos aún a sacrificar a
nosotros mismos (nuestra vida y bienes) y a nuestros hijos, lo más preciado en pos de su
nombre. Como el Patriarca Abraham estuvo dispuesto en el sacrificio de Isaac.

Reflexión final. Terumá termina reiterando y reafirmando la idea que todo es de Él. Ya
que, si D’os nos dio la vida y crea el mundo en forma constante, solo le damos o
devolvemos aquello que por rigor y por ser la única verdad le pertenece. Hashem nos da
“la oportunidad de dar”. Expresar en forma limitada lo que Él hace en forma infinita y
absoluta. De ahí que los donativos para el Santuario reitero sea solo una devolución a su
verdadero y único dueño. Y este es solo un ejemplo. Y finalizo con unas palabras que
decimos todos los días en el rezo matutino o de Shajarit: “Tú eres el mismo Uno y Único
antes de haber creado al mundo, y Uno y Único después de haberlo creado”.
Es decir, D’os hace espejo consigo mismo, se mira a Él mismo, y la creación nace y se
mantiene de su voluntad y de su necesidad (diferente a la necesidad humana) de ser
reconocido como el Rey de Reyes o como el Anciano de los días. Un poder sin límites y sin
impedimento alguno.

ORDENARAS
Parashat Tetzaveh y la Democratización de la Espiritualidad

TOPICOS RELEVANTES DE LA PARASHA:


 Aceite para la menorah (Éxodo 27:20-21).
 Vestiduras del cohen (Éxodo 28:1- 43).
 ¿Cómo consagrar a los cohanim? (Éxodo 29:1-46).
 Altar del incienso (Éxodo 30:1-10).

"Tetzave" (ordenarás o mandarás) comparte la misma raíz que "Tzevet" (Unir). El Creador le dijo a
Moisés que debía conectar- unir al pueblo de Israel, así de esta manera hacer brillar la luz por el
mundo entero.

Torah dice que ordena (Tetzave) a los israelitas que traigan aceite puro. La palabra ordena tiene
que ver con la actitud con que hacemos las cosas, que debe ser con la sola intención de acercarnos
al creador y no buscando ningún tipo de honor o algo que nos exalte, es el estado lishmá que
significa que las cosas se hacen solo por el honor y para el deleite del creador.

 El aceite para la menorah (Éxodo 27:20-21) La orden en esta parasha es que traigan aceite puro.
La palabra aceite en hebreo es; Ha shemen ‫ השמן‬que al permutarla, es decir, al cambiar el orden
de las letras nos da la palabra Neshamá ‫ נשמה‬que es alma, lo que significa que el Eterno lo que está
pidiendo es que le entregaran el alma en estado puro, prensado, significa purificar el alma a través
de la restricción, con ella logramos el estado de anulación para que nuestra vestidura sea brillante
y resplandezca es decir que ilumine. De manera práctica esto sucede cuando tenemos rabia y nos
controlamos para no ofender a nadie o reaccionar mal.

Israel como el aceite de oliva: Una conciencia que debe ser como el aceite puro de olivo y sus
cualidades.
El pueblo de Israel es comparado con el aceite de oliva por las siguientes razones:
1. Así lo dice Hashem en Jeremias 11: 16: “eres un olivo fresco Hermoso fruto”.
2. Porque su sabor mejora con el prensado, así Israel mejora su conexión con Hashem a través de
las pruebas y dificultades.
3. Las hojas del olivo no caen ni en invierno ni en verano así Israel no cae ni en este mundo ni en el
venidero.
4. Así como el aceite no se mezcla con ningún otro liquido Israel tampoco se mezcla o practica las
costumbres de otros pueblos.
5. El aceite siempre queda flotando arriba cuando se mezcla con otro liquido así Israel siempre que
cumple la voluntad de Hashem estará por encima de los demás como lo dice devarim –
Deuteronomio 28: 1. (Israel Hashem te pondrá sobre todos los pueblos de la tierra).
6. Así como el aceite trae luz al mundo también Israel es luz del mundo tal como lo dice Ieshaiá-
Isaias 60:3. (Las naciones serán guiadas por tu luz, y los reyes, por tu amanecer esplendoroso.) y
Matitiyahu-Mateo 5: 14-16 (14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un
monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre
el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los
cielos.)

 Vestiduras del cohen o vestiduras sacerdotales (Éxodo 28:1- 43

relata todo tipo de normas referentes a los cohanim, al gran cohen, sus vestiduras, la
construcción del altar, y las ofrendas. dedicada a la construcción de algo precioso y
sagrado, y a las vestimentas lujosas de una aristocracia sacerdotal. Estas prendas según la
descripción de la Torá son “para honor y esplendor” (Shemot 28:2).

El midrash declara que estas vestimentas estaban llenas de esplendor y gloria. Tenemos que
entender que nosotros como pueblo Kadosh e Israel espiritual estamos destinados a ser una
nación de reyes y sacerdotes. 1 Pedro 2: 9 Pero vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación
santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a
su admirable luz.

Parashat Tetzavé nos presenta el desafío de valorar el trabajo que hay tras la ropa que
vestimos. Un antiguo midrash (Berajot 58a) nos hace reflexionar sobre la forma en la que
nuestros objetos, llegan a nosotros, muchas veces sin que los valoremos en forma
profunda:

Ben Zoma solía decir: Cuántos esfuerzos y trabajos hizo el primer hombre, hasta que logró
comer por primera vez pan. Tuvo que arar la tierra, plantar, cosechar el trigo, molerlo,
hacer la harina, amasar la masa y hornear el pan… mientras que yo (dice el sabio) cada
mañana tengo el pan fresco frente a mis manos […] Del mismo modo, cuántos trabajos y
labores tuvo que hacer Adam, (Adán) el primer hombre para vestirse… esquilar y
confeccionar los hilos, lavarlos, hilarlos, coser y bordar hasta obtener una prenda…
mientras que yo tengo las ropas listas, confeccionadas y preparadas.

¿Y hoy? En pleno Siglo XXI la tecnología nos permite olvidarnos de labores que hasta hace
no mucho eran “pan de cada día”. Hoy tenemos la posibilidad de tener todo listo y
preparado delante nuestro, máquinas que nos hacen más fácil el trabajo y esto hace que
quizás podamos dedicar más tiempo a las cosas importantes de la vida. Sin embargo…
¿acaso realmente valoramos lo que tenemos?.
La santidad que Parashat Tetzavé le asigna a detalles cotidianos como la vestimenta, nos
tiene que hacer valorar mejor lo que tenemos, a reconocer el esfuerzo que hay detrás de
cada cosa, desde las más simples a las más complejas.

Espiritualmente, las vestimentas del alma son pensamiento, palabra y acción, estos tres
ropajes reflejan nuestra personalidad, ideas y convicciones. Pero a veces debemos
recorrer el camino inverso, para lograr un cambio en nuestra personalidad debemos
primero cambiar las vestimentas y poco a poco vamos a generar un efecto en el interior.
Por ejemplo si queremos ser más generosos, debemos actuar, hablar y pensar en forma
generosa y eventualmente nos convertiremos en personas más bondadosas.Sin embargo,
la parashá nos enseña que cada uno de nosotros cuenta, que cada uno de nosotros es un
tesoro único e irrepetible.
Altar del incienso (Éxodo 30:1-10). la última de las mitzvot relacionadas con el mishkan. Se trata
de hacer el altar para el incienso. En este altar se quemaba ketoret –incienso. Hoy no hay templo,
pero el incienso o ketoret que quemamos para agradar al Creador son nuestras para traer alegría y
felicidad a nuestras vidas y el resto del mundo somos coronados con esa corona del sacerdocio.
Decimos alegría y felicidad ya que el ketoret era ofrendado con el propósito de traer alegría y
felicidad. Un dato importante es que la Shejiná- presencia divina solo descendió para posarse en el
mishkan una vez se ofreció el ketoret. Lo cual nos indica que como nosotros somos el templo o
mishkan solo recibiremos la presencia de Elohim cuando ofrendemos el Ketoret o nuestras
oraciones. Estas oraciones son de agradecimiento para lo cual se requiere estar alegre, ya que no
se ofrecía en este altar sacrificios de animales los cuales tienen que ver con las oraciones que
hacemos para vencer al Ietzer hara –instinto del mal que es nuestra parte animal y con peticiones
para resolver nuestros problemas. Por último, debemos saber que el ketoret se quemaba todas las
mañanas y en las tardes. Esto nos indica que debemos orar agradeciendo al Creador y en estado
de alegría, porque todo es para bien, y debemos hacerlo cada mañana y cada tarde de nuestras
vidas. Recordemos que tal como han enseñado los sabios, la presencia divina no puede morar en
una persona que este triste o deprimida, por eso construyamos nuestro altar sobre la base de la
alegría tal como dice el pasaje: estad siempre alegres y luego dice orad sin cesar.

CUENTES

Ki Tisá (Éxodo 30:11-34:35 )

Censo y dinero para redención (Éx 30:11-16).

Vasija para el lavado (Éx 30:17- 21).

Aceite de la Unción Sagrada (Éx 30:22-38).


Artistas llenos de la Rúaj (Éx 31:1-11). El Shabat:

Una señal de pacto eterno (Éx 31:12-18).

El becerro de oro y la ruptura de las lajas (Éx 32:1-33:6).

¡Muéstrame Tu gloria! (Éx 33:7- 34:5).

Los Trece Atributos de Di-s (Éx 34:6-9).

Un pacto exclusivo (Éx 34:10- 35).

El Pueblo de Israel es mandado a contribuir, cada uno, con medio shekel de plata para el
Santuario. También son dadas las instrucciones para construir el Kior, una gran vasija de agua para
el Santuario, junto con el aceite de unción y el incienso. Los artesanos “sabios de corazón” Betzalel
y Aholiav son puestos a cargo de la construcción del Santuario; el pueblo es mandado nuevamente
a observar el Shabat

A veces nos preguntamos si personas tan poco importantes como nosotros pueden tener
un impacto en los eventos del mundo; si realmente podemos marcar una diferencia en el
universo de Dios. La mayoría responderíamos negativamente. Sin embargo, la parashat Ki
tisá desafía esta opinión. Esta parashá no sólo enfatiza que podemos hacer una
diferencia, sino que tenemos la obligación de hacerlo. La parashá comienza con las
palabras ki tisá… cuando realices un censo de los Hijos de Israel, …venatnú, cada hombre
le dará a Hashem una expiación por su alma …Esto darán, cada persona censada dará
medio shékel…(1)

A primera vista es difícil entender este mandamiento de contar al pueblo judío.


Obviamente Dios sabía cuántos éramos. ¿Para qué censarnos? Todavía más, ¿por qué
teníamos que ser contados a través de un medio shékel?

Aquí hay una enseñanza profunda que si la entendemos correctamente, puede


transformar nuestra vida y ayudarnos a hacer esa diferencia. Ki tisá, las palabras con las
que la Torá ordena el censo, literalmente no significan "contar", sino "elevar la cabeza de
la persona". Esto nos enseña que cuando entendemos que “contamos”, que somos
importantes, nuestras cabezas se elevan. Entender que podemos tener un impacto en el
destino del mundo, que nuestras palabras y acciones tienen importancia, nos llena de
responsabilidad y nos permite crecer y convertirnos en mejores personas.

Nuestros Sabios ofrecen muchas explicaciones respecto a la mejor forma de lograr esta
elevación. Cuando hacemos introspección y analizamos cuidadosamente nuestra vida,
trascendemos a nuestra existencia y crecemos espiritualmente. Contribuir al censo
con medio shékel en lugar de hacerlo con un shékel entero, nos enseña que sólo
somos mitades y que nuestra nación sólo es fuerte cuando se unen sus partes
individuales. Por lo tanto, cuando rezamos con mayor intensidad y dedicamos más tiempo
al estudio de la Torá, cuando somos más escrupulosos en el cumplimiento del Shabat y del
kashrut, cuando nos esforzamos para controlar nuestro carácter y no hablar lashón hará,
para hacer más jésed (obras de bondad) y tener paciencia, no sólo nos elevamos
individualmente, sino que inclinamos la balanza en favor de nuestro pueblo y del mundo.

El medio shekel que tenemos que donar también simboliza un corazón partido por la
mitad al entender que a veces fallamos en nuestra misión de cumplir los mandamientos
de Dios. Esta conciencia es, en sí misma, una forma de expiación para nuestra alma. Como
dijo el Rey David en su Salmo: Dios está cerca de los que tienen el corazón quebrantado…(2)

La palabra venatnú, “y darán”, es palíndroma, se puede leer de adelante hacia atrás y


también al revés. Esto nos recuerda que lo que damos siempre vuelve y nos
enriquece. Cuando damos, nuestras almas se expanden y nuestro mundo se vuelve más
amplio y significativo, y trae bendición para nosotros y para nuestro pueblo.

«Cuando tomes la suma de los hijos de Israel según su número, cada uno ofrecerá al Señor
una ofrenda de expiación por su alma; entonces no habrá plaga entre ellos cuando sean
todos contados”. (Éxodo 30: 12)
El modelo de la Torah es un modelo de inclusión, donde cada individuo cuenta. Nadie
debe ser excluido. no se trata de contar a los cabezas de familia sino a cada israelita.

La espiritualidad, la experiencia plena del misterio de lo divino, se ofrece a todos por igual,
tal y como leemos en la Torah:

“El rico no dará más, y el pobre no dará menos de medio shekel, con el cual realizarán la
ofrenda al Señor, para expiar sus almas”. (Éxodo 30:15)

El rico no dará mas…el pobre no dará menos. No se trata de hacer más liviana la
contribución de quien tiene más, ni más pesada la de aquel que menos puede aportar,
sino que ambos participen por igual. Nadie debe estar por encima de nadie.
Cada uno cuenta, cada ser humano es un tesoro precioso. Somos diferentes, únicos e
irrepetibles, pero somos iguales en cuanto a nuestra dignidad.

Entender que el Eterno nos prueba para que rectifiquemos nuestros actos.

Reconocer que somos sacerdotes y nuestro comportamiento debe ser concordante con lo
que somos

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