Apuntes RET Conflictos y Negociación
Apuntes RET Conflictos y Negociación
Apuntes RET Conflictos y Negociación
LA QUINTANA
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CAE I.E.S. LA QUINTANA
1. Concepto
El conflicto surge en cualquier ámbito en el que los seres humanos se relacionen. Es algo
natural, derivado del hecho de que los individuos tienes visiones e intereses diferentes.
Por tanto, suele ser visto como algo negativo. Sin embargo, el conflicto también es una
oportunidad, una ocasión para buscar nuevas alternativas que satisfagan las necesidades
de las partes con intereses opuestos.
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b. Se estimula la idea de que la solución es una cuestión de fuerza. Ambas partes tratan
de aumentar a su favor la diferencia de poder.
c. Las personas que entran en conflicto suelen encontrar pocas alternativas de resolverlo
aparte de las que ellas desean. Existe una polarización del pensamiento, (todo lo positivo
es lo que me corresponde a mí, y lo negativo es todo lo del otro).
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2. Tipos de conflictos
Existen múltiples clasificaciones de los conflictos según diversos criterios (efectos que
produce, número de personas implicadas, contenido, origen, etc.).
Por ejemplo, ofrecen la posibilidad de trabajar en otro lugar donde el trabajo es más
interesante y se gana más dinero, pero donde que el clima de trabajo es muy malo y
además está lejos de casa.
Los conflictos interpersonales se dan cuando dos personas que interactúan ven
enfrentadas sus metas e intereses.
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Dentro de un grupo puede haber diferentes motivos por los que pueda generarse un
conflicto. Los más frecuentes son los generados por la búsqueda de reconocimiento,
aceptación y estatus dentro del grupo, los conflictos por el poder, por el acceso a
posiciones de influencia, etc.
• Según su manifestación
a. Conflicto manifiesto: El conflicto sale a la luz. Las partes implicadas hacen ver que
existe un asunto sobre el que tienen posiciones encontradas.
a. Violento
b. No violento
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3. Causas
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4. Etapas
Cada uno de nosotros tiene un estilo personal para afrontar los conflictos. Este estilo se
desarrolla a lo largo del tiempo y depende de creencias y actitudes, así como de la historia
personal.
Esos estilos determinan preferencias de respuesta pero que no tienen por qué aparecer de
manera exclusiva, pueden aparecer mezclados, o en cada circunstancia una misma
persona puede actuar adoptando varios diferentes.
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Competición
Se intentan lograr los objetivos personales oponiéndose al logro de los de otros. Se busca
el propio beneficio a costa del perjuicio de las otras partes.
Colaboración
Las partes participan de manera conjunta para que todos obtengan sus logros generando
alternativas. Esta participación permite resolver conflictos desde un punto de vista
constructivo, donde cada parte incorpora sus intereses y metas y se construye un acuerdo
que beneficie a todos.
Compromiso
Resolución basada en la negociación. Se busca llegar a acuerdos pactados en los que cada
parte renuncia a alguno de sus intereses en función de una solución que satisfaga
parcialmente a ambas. Este estilo predomina cuando las partes persiguen objetivos
excluyentes o cuando se necesita una solución temporal.
Acomodación
Implica la aceptación de los puntos de vista e intereses de otros y la renuncia a los propios.
La acomodación se suele utilizar cuando la preocupación por la otra parte es alta y se
busca mantener la relación más que lograr unos objetivos.
Evitación
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• Autocomposición.
En este caso las partes llegan por sí mismas a la solución, resolviendo así el
conflicto. Puede o no haber intervención de un tercero, pero en ningún caso este
impone la solución.
• Heterocomposición.
En estos casos es una persona ajena a las partes la que define la solución del
conflicto.
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El ámbito laboral no podría ser una excepción. Actualmente se asume el conflicto como
un elemento consustancial en la vida de la organización. Al directivo de hoy no se le pide
que evite el conflicto, más al contrario se le pide que lo haga constructivo: que aprenda a
manejarlo.
A menudo, las personas con las que negociamos tienen objetivos o intereses diferentes; a
veces incluso contrarios a los nuestros. Para conseguir objetivos, es preciso convencer, o
bien combinar objetivos propios o ajenos, o al menos conciliarlos.
1. Concepto
Proceso mediante el que dos o más partes con intereses en conflicto intentan llegar
a un acuerdo.
2. Elementos
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- Objeto: Conflicto sobre el que tienen que ponerse de acuerdo las partes que intervienen
en el proceso.
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Es conveniente que los acuerdos se documenten por escrito, de esta manera quedará
constancia de las decisiones tomadas entre los sujetos negociadores, de la forma en que
se llevará a cabo el proceso de ejecución de los acuerdos, de los plazos para ello y de las
posibles consecuencias de no cumplirlos.
En concreto, conviene hacer constar el nombre de las personas que intervienen y el cargo
que ocupan, el acuerdo o acuerdos alcanzados, las condiciones u obligaciones que asume
cada parte, las garantías que se establecen para asegurar su cumplimiento, la penalización
en caso de incumplimiento, la vigencia o duración del acuerdo y la fecha en que se ha
alcanzado.
d. Los asientos serán idénticos para dar una sensación de respeto e igualdad.
- Tiempo: El empleo del tiempo es otro factor clave. El tiempo juega a favor del
negociador más hábil. En una negociación las partes pueden actuar a ritmos diferentes,
por lo que es muy importante que respetemos el ritmo del oponente.
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1. Preparación
Hemos de saber qué queremos conseguir y porqué, teniendo en cuenta las consecuencias
a corto y largo plazo.
Trataremos de valorar cuáles pueden ser los objetivos de la otra parte, de sus prioridades
y límites de negociación. Para ello podemos realizar preguntas tales como: ¿Por qué
quiere negociar la otra parte?, ¿qué intereses tiene en la negociación?, ¿qué opciones nos
puede plantear?, ¿qué concesiones podemos hacer?, ¿cuáles pensamos que pueden hacer
ellos?
Debemos partir de una base de negociación que constituye nuestro mínimo nivel de
resultados.
Estos valores, PMF y ZOPA pueden variar si la negociación pasa de ser distributiva a
una de colaboración.
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Antes de iniciar una negociación importante, hay que considerar las consecuencias
potenciales de ¿qué podemos hacer si no llegamos a un acuerdo? Tenemos que
determinar cuál es nuestra Mejor Alternativa a un Acuerdo Negociado (MAAN).
Nuestra MAAN determinará cuál es el valor mínimo aceptable para nosotros en una
negociación, es decir, nuestro límite. Si las partes no llegan a un acuerdo tendrán que
conformarse con sus respectivas MAAN.
La agenda contendrá:
a. Tema.
b. Fecha y horario.
c. Lugar.
d. Organización de la sala de reunión: distribución de las mesas, medios
auxiliares, etc.
d. Participantes.
e. Estilo de negociación.
f. Objetivos propios y valoración de los posibles objetivos de la otra parte
(mínimos, medios, máximos).
g. Parámetros de negociación: posible zona de acuerdo.
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2. Argumentos, objeciones
- El contacto inicial.
Es preferible dejar hablar al interlocutor primero, ya que nos deja tiempo para conocer su
posición y exponer nuestros argumentos. Cuanta más información obtengamos, mejor
conoceremos su postura y aclararemos las dudas.
Debemos ser claros a la hora de exponer el problema y las soluciones y siempre enfocarlo
hacia la consecución de los intereses mutuos.
Una vez expuesto el problema por ambas partes se trata de valorar los pros y contras de
cada opción presentada e irse encaminando hacia la solución más adecuada para ambos.
a. Preparar argumentos.
Los argumentos apoyarán los objetivos que pretendemos alcanzar. Habrán de ser
objetivos, claros, precisos, breves y coherente. Cuidaremos el lenguaje empleado
hablando en presente y empleando enunciados afirmativos y positivos.
b. Objeciones.
Hemos de realizar una concesión cuando creamos que puede aportar algún tipo de
beneficio, ventaja o compensación. Como contrapartida a la concesión hemos de recibir
una compensación.
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- Acuerdos.
Una vez llegados al acuerdo ambas partes establecen las condiciones por escrito para
llevar a cabo la propuesta elegida, para ello hay que comprobar que realmente se puede
cumplir, establecer plazos de consecución y nombrar responsables para llevarlo a cabo.
Se debe tratar de concluir el proceso de forma que ambas partes se sientan satisfechas
(ganar-ganar). No se recomienda cerrar acuerdos en situaciones de tensión, incómodas o
de nerviosismo, en estos casos sería mejor aplazar, ya que, si no, se puede llegar a
acuerdos nada positivos.
V. ESTILOS DE NEGOCIACIÓN
Se identifica con la negociación del tipo todos ganan. En este tipo de negociación se
manifiestan deseos de cooperación entre los oponentes y no supone que los dos vayan a
conseguir todo, sino que a través de una serie de acuerdos van a conseguir cada uno una
gran parte de sus objetivos iniciales.
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- La meta final es ganar a la otra parte, buscar el mejor resultado para sí mismo.
- No hay confianza en la otra parte.
- Las posturas se muestran inmóviles.
- Se emplean en ocasiones tácticas “sucias” o presiones.
Al analizar los medios convenientes para negociar, hay que distinguir dos niveles:
Las tácticas son las diferentes formas de ejecutar la estrategia. Una táctica es una acción
concreta, encuadrada dentro de una estrategia, orientada a que la negociación tenga éxito
y se alcancen los objetivos.
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1. Estrategias
Es la estrategia natural del individuo asertivo. Este es capaz de defender sus derechos y
luchar por ellos, pero también es empático. Por eso buscará alguna solución que suponga
provecho para todos los implicados.
Esta estrategia supone poner fin al conflicto aceptando cualquier condición impuesta por
la otra parte, aunque sea perjudicial para los propios intereses.
Es la posición natural del individuo pasivo o inhibido, que deja pisotear sus derechos,
prefiriendo cualquier resultado a la confrontación.
Esta estrategia puede ser comprensible si lo que está en juego tiene escasa importancia,
pensando que, si se cede ahora, más adelante se podrán reclamar cosas más relevantes.
Sin embargo, se corre el peligro de dar una sensación de debilidad.
Más que una estrategia, suele ser el resultado de una mala negociación. Las partes no han
sabido encontrar soluciones aptas para todos.
Consiste en plantearse que nuestras pérdidas van a ser menores o iguales que las de la
otra parte y suele ser el resultado habitual si las dos partes afrontan la negociación desde
la perspectiva de “yo gano, tú pierdes”.
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- Expectativas de futuro
Es uno de los argumentos principales de toda negociación. Se usa en todos los niveles y
en todos los aspectos de la vida. Las empresas no anuncian los puestos de trabajo con
salarios bajos, sino que hablan de posibilidades de beneficios futuros, promoción, etc.
La mejor forma de reaccionar ante el empleo de esta táctica consistirá en poner a prueba
estas promesas pidiendo detalles y compromisos concretos de esos ofrecimientos futuros.
En muchas ocasiones al hacerlo veremos cómo se desvanecen como castillos en el aire,
lo que nos devolverá nuevamente a la realidad y a negociar la situación real actual.
- La primera oferta
Los psicólogos opinan que al realizar la primera oferta en una negociación se consigue el
fenómeno del “anclaje”, que consiste en que la primera información que se recibe
condicionará la forma de actuar. Es decir, la primera cifra que aparezca será la base a
partir de la cual girará el proceso negociador.
- El farol
Se dice algo que no es cierto para hacer pensar a la otra parte que disponemos de unos
recursos que ellos no tienen.
A través de esta táctica, una de las partes, exige de forma explícita a la otra parte, que
mejore su ofrecimiento, pues tiene otra propuesta que le ofrece condiciones más
ventajosas: “Tendrá usted que rebajar mucho el precio. Tengo ofertas (señalando una
carpeta encima de la mesa) que me dan unas condiciones mucho mejores”.
Todos los negociadores comerciales se han encontrado con esta táctica en alguna ocasión.
- Farol sobre farol: "En ese caso le aconsejo que las acepte".
- Las cartas boca arriba: "Si me exige que iguale esa oferta tendrá que
enseñármela".
- Tomar la iniciativa: "¿Debo entender que usted prefiere mi oferta, pero desea que
justifique el precio?"
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- La pluma en el aire
En ocasiones anunciar los éxitos antes de tenerlos seguros puede ser peligroso. La otra
parte puede usar la táctica de “la pluma en el aire" y en el último momento pedir una serie
de concesiones a las que no hubiera sido necesario ceder, si no hubiéramos hecho público
nuestros resultados o acuerdos de forma precipitada.
El otro negociador no tiene más que retrasar la firma del acuerdo cuando nosotros estamos
ya celebrando nuestro triunfo o hemos hecho público el acuerdo, para obtener de nosotros
concesiones imprevistas de última hora. La mejor defensa contra esta táctica es no dar
lugar a ella. No anunciemos nuestros acuerdos hasta que no estén firmados.
- Bolsillos vacíos
Es una de las tácticas más poderosas cuando se utiliza después de una cuidadosa
preparación. Consiste en convencer a la otra parte de que deseamos llegar a un trato, pero
que no hay posibilidad alguna de acceder a sus demandas iniciales, con el objetivo de que
reduzcan sus exigencias a veces de manera significativa.
- La pausa
Consiste en hacer un descanso en mitad del proceso para revisar posiciones y replantear
tácticas.
Un miembro del equipo negociador adopta la postura de malo, es agresivo con sus
propuestas, y otro hace de bueno, realizando concesiones. Ejemplo típico es el de las
películas policiacas donde hay un poli bueno y un poli malo.
Consiste en que uno o varios miembros del equipo (el malo) presente una posición
bastante dura sobre uno de los temas debatidos. Luego hablará otro compañero y
suavizará dicha postura, intentando ofrecer una solución más asequible.
El principal objetivo de esta táctica es desestabilizar al oponente, sobre todo con ataques
duros, de manera que tenga que hacer concesiones para evitar un rechazo o un conflicto
mayor.
Esta táctica tiene riesgos. Si se exagera el papel del malo, el efecto puede ser más
provocador que intimidatorio. Y si el bueno aparece demasiado pronto, puede aumentar
excesivamente la seguridad de la otra parte, al interpretar la actitud conciliadora como
una respuesta ante sus planteamientos.
- La carta guardada
Se trata de que las acciones de una parte sean imprevisibles para la otra, con el fin de que
ésta dude hasta el límite que puede llegar. Ese desconocimiento es esencial para la
efectividad de otras tácticas como la amenaza.
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- La amenaza
Cuando se posee cierta fuerza y hay un objetivo concreto que se estima esencial, se puede
plantear éste como una condición para negociar (“No vamos a seguir negociando, a no
ser que acepte antes...”). Es frecuente aplicarla en casos de despido (“Si no los readmite,
no nos sentaremos a negociar”); o desde la parte patronal, en caso de huelga (“No
negociaremos bajo presiones”).
- No negociable
Cuando se emplea como táctica sólo por una de las partes, se puede presentar junto a una
alternativa positiva (“vuestra propuesta sobre x, es totalmente innegociable; sin embargo,
estamos dispuestos a tratar esta otra serie de temas”). Con ello se disminuye la
posibilidad de ruptura.
- El caos
Consiste simplemente en pintar un cuadro tan negro, que nuestro adversario se vea en la
obligación de aceptar los cambios que le proponemos o introducir cambios en sus
propuestas.
- Sí, pero…
Esta táctica es tan simple como aceptar una propuesta, pero pidiendo algo que nos interese
a cambio: “Sí, aceptamos lo que nos ofrecen, pero tenemos este otro problema que
debemos resolver antes de llegar a un acuerdo final”.
- El pequeño extra
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