El Curriculum de La Educacion Secundaria - 4
El Curriculum de La Educacion Secundaria - 4
El Curriculum de La Educacion Secundaria - 4
Así pues, nadie discutiría que el legislador debe ocuparse sobre todo de la
educación de los jóvenes De hecho, en las ciudades donde no ocurre así, eso daña
a los regímenes, ya que la educación debe adaptarse a cada uno de ellos: pues el
carácter particular de cada régimen suele no sólo preservarlo, sino también
establecerlo en su origen; por ejemplo, el carácter democrático engendra la demo-
cracia y el oligárquico la oligarquía, y siempre el carácter mejor es causante de un
régimen mejor…
Está, pues, claro que la legislación debe regular la educación y que ésta debe ser
obra de la ciudad. No debe dejarse en olvido cuál debe ser la educación y cómo se
ha de educar. En los tiempos modernos, las opiniones sobre este tema difieren. No
hay acuerdo sobre lo que los jóvenes deben aprender, ni en lo relativo a la virtud ni
en cuanto a lo necesario para tina vida mejor. Tampoco está claro si la educación
debería preocuparse más por la formación del intelecto o del carácter. Desde el
punto de vista del sistema educativo actual la investigación es confusa, y no hay
certidumbre alguna sobre si deben practicarse las disciplinas útiles para la vida o
las que tienden a la virtud, o las que salen de lo ordinario (pues todas ellas tienen
sus partidarios). Respecto a los medios que conducen a la virtud no hay acuerdo
ninguno (de hecho no honran todos, por lo pronto, la misma virtud, de modo que
difieren lógicamente también sobre su ejercicio).
ARISTOTELES, Política, VIII, 1 y 2.
Las palabras de Aristóteles, aun escritas hace más de dos mil años, contienen,
prácticamente al completo, las cuestiones y problemas fundamentales de lo que
hoy llamamos diseño y desarrollo curricular. Aristóteles esboza en estas breves
frases el carácter de proceso político que tiene el desarrollo curricular, la necesaria
"publicidad" que debe presidir dicho proceso, la doble función reproductora y
renovadora del curriculum escolar y la naturaleza del curriculum como espacio de
toma de decisiones. Es ciertamente notable que Aristóteles nos transmitiera ya una
concepción "problemática" de lo que se enseña, de por qué se enseña y de cómo
se enseña, lejos por tanto de una concepción digamos conservadora de curriculum.
No está nada claro, nos dice, si la educación debe centrarse prioritariamente en lo
profesional, lo moral o lo cultural (las tres opciones tienen sus partidarios y, según
la traducción inglesa del texto (1969), nos dice que existen también defensores de
un equilibrio entre las tres); y, no habiendo acuerdo sobre los fines y los contenidos
de la educación, no puede haberlo tampoco acerca de los medios «que conducen a
la virtud».
1
Escudero, J.M., Bolívar, A., González, M.T., Moreno, J.M.(1997) Diseño y desarrollo del Currículum
en la Educación Secundaria. Cuadernos de Formación del Profesorado. Ed. ICE, HORSORI. Madrid.
1
el proceso de elaboración y construcción social que se resuelve en "diseños
curriculares" y, por otro, como el proceso de aplicación práctica de dichos diseños
en las aulas. Sin embargo, dada la profunda continuidad e inseparabilidad práctica
de ambos tipos de proceso, las dos acepciones de desarrollo curricular se
necesitan una a la otra; más que dos concepciones contrapuestas, son dos
elementos complementarios de un mismo concepto de desarrollo curricular. Así, por
ejemplo, Gimeno (1988:350) define desarrollo curricular (y lo diferencia de diseño)
en los siguientes términos: «El desarrollo se refiere al proceso de elaboración,
construcción y concreción progresiva del curriculum, función realizada de modo
peculiar en cada sistema educativo, mientras que el diseño suele hacer referencia a
la forma o esquema de racionalización que deliberadamente se utiliza en dicho
proceso o en fases diferenciadas del mismo».
En cuanto a la primera visión, que es sobre la que ahora nos vamos a centrar,
Gimeno (1988:119) nos avanza la siguiente síntesis: “Sobre el curriculum inciden
las decisiones sobre mínimos a que ha de atenerse, la política de la administración
en un momento dado, los sistemas de exámenes y controles para pasar a niveles
superiores de la estructuración del saber de acuerdo con los grupos de
especialistas dominantes en un momento dado, diseñadores de materiales, los
fabricantes de los mismos, editores de guías y libros de texto, equipos de profe-
sores organizados, etc.” El proceso de desarrollo curricular consiste, desde esta
perspectiva a la que hemos llamado sincrónica, en la dinámica que se deriva de la
relación de fuerzas entre todos esos (f)actores que tienen incidencia en el
curriculum oficial o prescrito. El desarrollo (y el diseño) del curriculum constituyen,
por tanto, una compleja práctica de interacción social en la que participan multitud
de agentes personales e institucionales. De aquí la concepción del curriculum como
institución pública en la que confluyen intereses contrapuestos, como espacio de
debate político o como "escaparate" mediador entre lo social y lo escolar donde
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distintas fuerzas personales e institucionales pugnan por adquirir un espacio
reconocido.
Han sido muchos los intentos de construir un "mapa" en el que quede dibujado la
compleja red de agentes y participantes en el proceso de desarrollo curricular.
Autores como Nicholas (1980), Gay (1985), Zabalza (1987) y Gimeno (1988),
presentan modelos descriptivos del desarrollo curricular en los que se pone de
manifiesto el condicionamiento mutuo y la determinación recíproca entre los
distintos participantes en el proceso. Gimeno (pp. 25-30) habla de un «sistema
curricular», compuesto por un conjunto de subsistemas, en el que se encuadran y
definen las distintas prácticas, niveles y potencial de configuración del curriculum en
cada contexto nacional. Gay (1985) va un poco más lejos a considerar que, a
medida que los sistemas educativos han ido creciendo y dc mocratizándose,
aumenta el número de participantes -y la complejidad de si interrelaciones- en el
proceso de desarrollo curricular y, muy especialmente, grado de intervención de los
poderes públicos; y ello ha supuesto, afirma, que «la dinámica del proceso de
desarrollo del curriculum es similar en la mayor de las naciones».
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dichos participantes.
1.- ¿Quién toma y dónde se toman las decisiones sobre el curriculum prescrito?, o,
dicho de otra manera, ¿dónde reside y cómo está distribuida la “soberanía
curricular" en un sistema educativo determinado?, ¿cuántos y cuáles son los
niveles de concreción curricular y cómo están repartidas las "competencias cu-
rriculares" entre cada uno de ellos?; en concreto, ¿qué capacidad de prescripción
curricular tienen asignada el gobierno central, los gobiernos regionales, las auto-
ridades locales, los centros de enseñanza y los propios profesores?
Este conjunto de rasgos está directamente relacionado con el anterior, esto es, con
la presencia o ausencia de un curriculum nacional y, por consiguiente, la relativa
centralización o descentralización de las decisiones curriculares. Así, por ejemplo,
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los países en los que tradicionalmente se ha carecido de dicha prescripción
curricular en el nivel nacional, el papel de los exámenes externos (por ejemplo,
Inglaterra antes de la reforma de 1989) o de la política de selección de textos
escolares (por ejemplo, Estados Unidos) alcanza una importancia crucial, pues
suponen el principal instrumento a disposición de esas administraciones educativas
para intentar mantener una cierta homogeneidad en el curriculum a lo largo de las
escuelas de todo el país. Por otro lado, esos mismos instrumentos pueden utilizarse
también desde las administraciones para intentar promover cambios en el
curriculum.
3.- ¿Qué conocimiento tiene más valor y, por tanto, debe ser seleccionado para su
enseñanza en los centros educativos?, ¿cual es la tradición nacional (ylo regional y
local) de selección y organización de los contenidos curriculares que se transmiten
en los centros?, ¿qué factores socioculturales y estrictamente educativos influyen
en la valoración y reconocimiento social a los distintos tipos de conocimiento?,
¿cómo responden estas tradiciones a los procesos más amplios de cambio cultural
dentro de una determinada sociedad?
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individualismo reflejado principalmente en la tendencia a la especialización
temprana de los alumnos. Por último, el llamado ideal politécnico, propio de la
escuela soviética, es ya, por razones obvias, una tradición que "cotiza a la baja". No
obstante, su influencia a lo largo de este siglo ha sido -y en buena medida sigue
siendo- incalculable. No conviene olvidar que, hasta hace muy pocos años, la
mayor parte de los estudiantes del mundo asistían a una escuela modelada de
acuerdo con los principios de la revolución soviética. La tradición política ponía el
énfasis en un curriculum a la vez humanista, científico y profesionalizante donde el
trabajo productivo se convertía en disciplina curricular básica.
4.- ¿Quién debe ser educado, o con qué criterios se definen las condiciones de
acceso al conocimiento de los alumnos?, ¿cómo se reparte, distribuye y secuencia
el conocimiento a lo largo de la escolarización?, ¿cuándo y cómo se produce la
transición desde el curriculum general y/o común al curriculum especializado y
diversificado, y de acuerdo con qué criterios de justificación?, ¿cómo se reflejan en
los sistemas de agrupamiento de los alumnos el grado y las condiciones de
accesibilidad al conocimiento de mayor prestigio o socialmente considerado de alto
estatus?, ¿qué instrumentos de evaluación-orientación educativa se utilizan para
tomar -y legitimar- tales decisiones?
Una vez más, en las respuestas posibles a este conjunto de cuestiones están
implícitos aspectos fundamentales de lo que hemos denominado un estilo de
desarrollo curricular. En concreto, se plantea aquí el alcance del curriculum básico o
común, el grado de comprensividad del curriculum escrito y las fuentes de la
legitimidad que arropan las decisiones acerca de la diversificación curricular y sus
consecuencias de cara a la selección y especialización de los alumnos. Así, el
mayor o menor énfasis en el criterio de adaptación a las necesidades y
características individuales, el relativo al carácter crecientemente especializado del
conocimiento y el que prima la necesidad de "ajustar" el curriculum escolar a las
necesidades económicas y laborales de la sociedad, dan lugar a estilos de
desarrollo curricular -y a sistemas educativos en su conjunto- más o menos elitistas
o democráticos, selectivos o inclusivos, centrados en el desarrollo individual o en el
colectivo.
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como punto de referencia, podemos comenzar a valorar en su justa medida el
alcance de una reforma educativa como la que hoy está implantándose en España
y que, precisamente, intentó poner en cuestión todos y cada uno de los elementos
que acabamos de citar. Igualmente, resulta fácil entender que hayan surgido
enormes resistencias y dificultades desde las posiciones más variadas e incluso
opuestas y, muy especialmente, desde el ámbito de la educación secundaria.
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dieciséis o más años de edad, al que todos deben tener acceso, retrasando (o al
menos suavizando) la selección y especialización de los alumnos y extendiendo,
además, el período de obligatoriedad. El curriculum de la escuela comprensiva está
basado en el principio esencialmente democrático de que todos los miembros de la
sociedad pueden y deben participar en los procesos de toma de decisiones, lo que
da lugar a posiciones educativas que prescriben un curriculum general e inclusivo
para los alumnos de todo tipo de origen social.
El origen histórico y las circunstancias y factores que dan lugar a las reformas
comprensivas están suficientemente explicados en otras fuentes (Ferrandis, 1988,
Fernández-Enguita y Levin, 1989, Román y Moreno, 1990) y no creemos necesario
volver a insistir aquí. Nos limitaremos a intentar sintetizar los tres grandes cambios
implícitos en las reformas comprensivas -especialmente relacionados con la
evolución del curriculum secundario- que han tenido lugar en este último medio
siglo:
No hará falta insistir en que son muchos -dentro y fuera del sistema educativo- los
que experimentan este cambio como una pérdida (la famosa "egebeización" de la
secundaria y la nostalgia por los supuestamente mejores tiempos pasados en que
tan sólo una minoría accedía a los Institutos del una vez llamado "bachillerato
universitario") y que claman a favor de modelos de escuela secundaria más
estratificados en los que las ramas o secciones académicas han permanecido más
puras, menos "contaminadas" por la comprensividad (siempre se pone el ejemplo
de Alemania y de otros países de la llamada "área del marco"). No obstante,
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utilizando las palabras de Martin McLean (1995a), las diferencias en la
configuración de la escuela secundaria en Europa no son más que »las cicatrices
después de la batalla.» habida en el siglo XX para sustituir la escuela estratificada
por la escuela comprensiva, una sustitución que, a pesar de sus distintas variantes
y versiones y con mayor o menor intensidad, se ha producido en todas partes y ha
alcanzado un fundamental consenso político y social.
2.- Ruptura con la tradición disciplinar como única fuente de contenidos curriculares
válidos y valiosos
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profesional inicial o reglada. De hecho, la primera consecuencia práctica de una
reforma comprensiva es el traslado de la formación profesional específica al
período postobligatorio de la educación secundaria. Así, las últimas décadas
muestran una "ascensión" imparable de la formación profesional dentro de los
sistemas educativos, por la que ha pasado de ser un sector marginal, identificado
con el fracaso, a constituir una alternativa legítima de acceso a los estudios
superiores y, dicho sea de paso, una buena parte de la oferta de estos estudios.
Por otra parte, en el nivel de la secundaria obligatoria, las reformas han dado lugar
a una especie de "reconciliación" entre los sectores académico y profesional,
integrando bajo la misma institución a alumnos que antes se separaban, e
introduciendo en el curriculum elementos profesionales que configuran una
formación profesional "de base" a la que han de acceder todos los alumnos. Esta
formación de base no sólo no implica la especialización temprana de -algunos-
alumnos sino que aspira a desarrollar competencias generales basadas en saberes
profesionales transversales que sienten las bases par la necesaria movilidad y
constante recualificación que caracterizan a los mercados laborales.
Tal vez sí proceda, sin embargo, un breve análisis de las características parti-
culares que dicha devaluación política de la comprensividad está adquiriendo en
España en el momento presente. Las posiciones críticas a que acabamos de hacer
referencia -especialmente las de carácter más conservador- ya tuvieron su efecto
en el desarrollo legislativo de la reforma durante los últimos dos o tres años de la
administración socialista. Actualmente, estamos viendo que la devaluación de la
comprensividad no sólo ha sido asumida sino que también está siendo impulsada
por el gobierno en el poder. Se está transmitiendo el mensaje de que, con la
reforma, tuvo lugar una especie de "secuestro" de la educación por una comunidad
profesional de psicólogos y pedagogos que, con la falta de realismo que
caracterizaría a los sabios chiflados, han impuesto un curriculum demasiado
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avanzado -a la vez excesivamente complejo y blando- para lo que necesitamos,
han confundido a los profesores con una jerga ininteligible, han enfadado a los
padres con un nuevo mapa escolar que daña a las zonas rurales, y se ha
predispuesto, con todo ello, a la opinión pública para aceptar como buena cualquier
crítica que se haga a la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO). Con ello, toda
medida encaminada a retrasar -y a rebajar o recortar- la implantación de la ESO
está provista de una buena cobertura. Los partidarios de la escuela secundaria
elitista y selectiva se frotan las manos.
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curriculum diversificado, entre conocimiento de acceso universal y conocimiento de
acceso diferencial y, por tanto, restringido.
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filosofía de nuestro sistema educativo de acuerdo con la LOGSE. Pero si se logra -y
no es difícil- hacer pasar la desigualdad como diferencia, en los centros educativos
nos encontraríamos, irónica y paradójicamente, ya no sólo reproduciendo las
desigualdades, sino respetándolas "democráticamente" como "hechos
diferenciales" de individuos o de grupos completos. Éste es, en síntesis, el riesgo
oculto del sistema de medidas de atención a la diversidad.
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Por su parte, el nuevo Bachillerato se define por el propio MEC (1991) como una
«educación para la madurez» y como un bachillerato «con vocación de la
mayoría».)(p. 77). En efecto, la presión social y familiar empuja a la mayor parte de
los jóvenes hacia el bachillerato, con lo que la doble función de la ESO -terminal y
propedéutica- se reproduce aquí, ya en un nivel postobligatorio, lo que hace todavía
más difícil articular la doble función desde el punto de vista curricular. Por una
parte, la formación debe basarse en las disciplinas científicas, como vía de acceso
a los estudios superiores; por otra, para un porcentaje creciente de alumnos se
trata, de hecho, de la última etapa de su vida escolar , en consecuencia, debe ser
capaz de proporcionarles una formación fuertemente vinculada con salidas
profesionales. Una vez más, encontrar el equilibrio no es tarea fácil-
Pero veamos, con más detalle, cuáles son los rasgos y claves fundamentales que
han configurado el curriculum de la educación secundaria-ESO y Bachillerato- en el
marco de la reforma que en estos momentos se está implantando:
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2. Curriculum abierto y niveles de concreción: El primer gran lema de la
reforma -aparte de la introducción en nuestro contexto educativo del
concepto de curriculum- fue precisamente la idea del curriculum abierto. El
curriculum nacional -al que nosotros llamamos Diseño Curricular Base-
consiste- en una serie de "mínimos" curriculares prescriptivos y de
orientaciones psicopedagógicas para la acción que, posteriormente, han de
ser adaptados y reconstruidos, primero de acuerdo con las características
diferenciales de cada Comunidad Autónoma, después con las
características y circunstancias particulares de cada centro educativo, cada
aula y cada alumno. Desde el punto de vista didáctico, el curriculum abierto
y la sucesión de concreción supone, por tanto, la primera -y tal vez más
importante- medida de atención a la diversidad. Al mismo tiempo, y desde el
punto de vista político, la idea del curriculum abierto se hacía compatible con
el nuevo modelo de Estado de las autonomías, un modelo que, en materia
educativa, va a consolidar su desarrollo próximamente con la transferencia
de las competencias educativas a todas las Comunidades Autónomas,
culminándose así un proceso descentralizador del sistema educativo sin
precedentes en nuestra historia.
A pesar de lo anterior, es sin duda mucho lo que habría que analizar y discu-
tir acerca del desarrollo legislativo y la materialización práctica posteriores
del "eslogan" del curriculum abierto y la descentralización. Los dos próximos
capítulos de este libro lo harán con detalle en relación con el nivel de centro
educativo. Por el momento, baste decir que el intento de cambiar desde
arriba un sistema educativo napoleónico como sin duda era el nuestro,
utilizando como "herramientas" de legitimación y desarrollo las propias y
tradicionales de los sistemas más descentralizados del mundo, los
anglosajones, (curriculum, niveles de concreción curricular, curriculum
abierto, autonomía curricular de los centros, desarrollo curricular basado en
la escuela) ha encontrado más resistencias y dificultades de las previstas.
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agrupamiento homogéneo por habilidad académica (y motivaciones e
intereses), aunque en lugar de selección impuesta desde fuera tenga la
apariencia de una autoselección realizada por el propio alumno.
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énfasis en la funcionalidad de los aprendizajes, el curriculum de la ESO
incorpora también elementos profesionales en el curriculum. Además de la
introducción de la Tecnología como nueva área básica, se introducen
elementos de profesionalización en todas las áreas, de manera que se
asegure una formación profesional de base a todos los alumnos.
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1993). Esta vendría a servir de "paraguas" bajo el que tendría lugar la
articulación curricular de todos los temas transversales. Además, se reconoce la
necesidad de concentrar el desarrollo didáctico de los temas transversales en
torno a los contenidos actitudinales. En el Bachillerato, no obstante, al tiempo
que se decidió no incluir -o no mantener- la división de los contenidos en
conceptuales, procedimentales y actitudinales, se planteó también no exigir el
tratamiento de lo temas transversales en el curriculum. (La Comunidad Autó-
noma Vasca es una excepción a lo primero, pues sí incluye contenidos
actitudinales en su curriculum oficial ) (Bolívar, 1996a).
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funcionalidad. Este cometido se nos presenta, al mismo tiempo, como una
estrategia de atención a la diversidad y como medida de desarrollo curricular
para asegurar que lo más básico y fundamental del curriculum es algo a lo
que tendrán acceso todos los alumnos y alumnas.
Por otra parte, y en relación con este elemento curricular que son los contenidos,
los proyectos curriculares de los centros han de proponer una determinada
secuenciación, tarea que deja "abierta" el curriculum oficial. Dicha secuenciación
debe llevarse a cabo de acuerdo con la teoría de la elaboración (otro de los
compromisos teóricos explícitos de la LOGSE), que también serviría para la
distinción de los contenidos conceptuales (hechos, conceptos y principios) y
procedimentales. En este sentido, Bolívar (1996a: 47) critica el hecho de que se
haya asumido que para cualquier ámbito del saber es posible identificar contenidos
relativos a cada una de las categorías en que aparecen divididos; las categorías se
nos convierten así en un corsé que hay que rellenar obligatoriamente
(subordinándonos, como decía Hegel acerca de Kant, a un «furor simétrico», y
convirtiendo la elaboración de proyectos curriculares en un ejercicio intensamente
burocrático y, lo que es peor, sólo para "iniciados").
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proporciona el apoyo externo necesario a cada centro y coordina las
actuaciones en toda una zona o sector.
En definitiva y en resumen, podríamos citar aquí al Quijote con aquello de que «de
leyes no andamos mal». A partir de ahora, no obstante, habrá que ver qué ocurre
con las propuestas marco de reforma más allá del Boletín Oficial del Estado y de los
Boletines de las Comunidades Autónomas, esto es, en los centros y en las aulas.
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reforma educativa y de la comprensividad en general. Así, el principio, "tener
muchas asignaturas" se percibe como poco serio. Cuando s( tienen varias
asignaturas fuera de la lista de materias tradicionales, pueden se relevantes, pero
tampoco se perciben como serias o, al menos, tienen un reconocimiento y
valoración sociales claramente inferior. Si tales optativas, además tienen que ver
con la dimensión "privada" del conocimiento, comienzan di inmediato los rasgados
de vestiduras en más de un sector de nuestra sociedad La posibilidad de que los
alumnos se matriculen en estas asignaturas suele utilizarse como argumento y
prueba del descenso de calidad educativa, de la caíd: en el rendimiento escolar de
los alumnos, de la relajación indebida de las tradiciones académicas de esfuerzo,
rigor, exigencia y trabajo duro, etc.
Así, nos encontramos con que, desde un punto de vista conservador, la optatividad
se critica porque hace bajar el nivel de rendimiento de los alumnos porque trivializa
el curriculum escolar y, en definitiva, porque estaría yendo el contra de una
enseñanza de calidad. Por otra parte, desde posiciones progresistas y radicales, la
optatividad tiende a ponerse, como mínimo, "en cuarentena y a criticarse con
dureza en la medida que discrimina el acceso de los alumnos a conocimiento
reconocido como valioso, reproduciéndose así los patrones des iguales de
distribución del capital cultural. A pesar de todo lo anterior, la optatividad -por otro
lado de dimensiones casi insignificantes en la ESO- , parece ser la clave de la
atención a la diversidad en el marco del curriculum escolar como ya argumentamos
en un apartado anterior.
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Por otro lado, tanto desde posiciones más conservadoras como manifiestamente
progresistas, continuamos claramente en la línea de esta tradición enciclopédica:
los conservadores, porque asegura la permanencia y preservación del patrimonio
cultural de la nación (su historia, su literatura, su lengua están en el centro del
curriculum); los progresistas por el principio igualitario que subyace al hecho de que
exista un conocimiento explícito de alto estatus al que todos pueden y deben tener
acceso, un conjunto de contenidos valiosos a los que se proporciona acceso
universal a todos los ciudadanos. En este sentido habría que interpretar muchas y
recientes iniciativas en defensa de las humanidades en el curriculum escolar o a
favor de las lenguas clásicas o, más específicamente, la actual preocupación
ministerial por la enseñanza de la historia. Así, cuando analizamos el curriculum de
la secundaria, vemos que la tradición enciclopédica, a pesar de estar enormemente
amenazada por una creciente especialización y opcionalidad, por la influencia de
los países y los sistemas educativos anglosajones, y por la aparentemente
imparable fragmentación de las áreas de conocimiento en la universidad, se
mantiene y perpetúa con una "salud de hierro".
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sistema educativo, los empresarios y los sindicatos. La planificación de la oferta de
formación profesional debe girar en torno al empleo y, en concreto, a las
necesidades de cualificación de los distintos sectores productivos. Esto implica la
necesidad de establecer un sistema de formación que aproxime el sistema
educativo al sistema productivo y, en la práctica, el establecimiento de acuerdos
entre instituciones educativas y empresas. Las condiciones óptimas para alcanzar
estos acuerdos no son en absoluto fáciles de determinar: cuestiones como desde
dónde debe partir la iniciativa (oferta unilateral desde las empresas, demanda
específica de las escuelas o incluso de cada estudiante individual), hasta dónde
debe llegar y cuál debe ser el papel del Estado y de las administraciones regionales
y locales, y cómo y quién ha de evaluar y controlar la calidad de los programas de
formación en las empresas, constituyen un conjunto de importante dilemas para la
política de formación profesional.
Como tantas otras innovaciones del curriculum oficial de la secundaria a las que
estamos pasando revista, los temas transversales necesitan su espacio y su
tiempo, aunque no pueda ser para todos los alumnos y en todas las áreas, como
idealmente se plantea. Su credibilidad aumentaría si se incluyeran también en el
Bachillerato -junto con los contenidos actitudinales, dicho sea de paso- y si se
continuara profundizando en la apertura al exterior de los centros a través de las
numerosísimas organizaciones no gubernamentales -y también gubernamentales,
aparte, obviamente, del Ministerio y las Consejerías de Educación- que han
encontrado en los temas transversales su vía de aproximación e influencia sobre el
curriculum escolar.
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6.- Las políticas de acceso a la universidad y el curriculum de la secundaria
superior. Precisamente la generalización de la educación secundaria ha dado
lugar a que en todos los países se despliegue un conjunto de dispositivos -en
ocasiones sumamente complejos- para regular el acceso a los estudios superio
res. Al mismo tiempo, los cambios habidos dentro de la propia universidad y las
decisiones que dentro de ella se han ido tomando en relación con la admisión
de alumnos, han tenido efectos inmediatos sobre el curriculum de la secundaria
superior, las expectativas de sus alumnos y los modos de trabajar de sus profe-
sores. En una palabra, el curriculum de la enseñanza secundaria superior el
curriculum en la acción, entendemos en este momento- está fuertemente con-
dicionado por las políticas de acceso a la universidad; en nuestro caso, especial-
mente por el llamado coloquialmente examen de "selectividad", oficialmente
Pruebas de Acceso a la Universidad (PA.U.) y su asociación a medidas de numerus
clausus.
Como es sabido, son ya varios los debates nacionales que -supuestamente se han
llevado a cabo sobre el tema en nuestro país. En estos momentos, nos
encontramos al comienzo de un debate más, que debe concluir con una propuesta
concreta de reforma por parte del Consejo de Universidades, en teoría ya muy
avanzada en su elaboración. Mientras tanto, hay que llamar la atención sobre el
hecho de que el examen de selectividad es la única pieza relevante de nuestro
sistema educativo que ha atravesado prácticamente inmaculada el período de la
transición y, por tanto, permanece en el sistema como último vestigio del régimen
anterior (Moreno, 1992; aunque tal vez habría que añadir también precisamente el
sistema de formación inicial del profesorado de secundaria); que esto sea así es
suficiente indicador de la fuerza, la inercia y la resistencia de los exámenes
externos en los sistemas educativos.
7.-La formación del profesorado de secundaria; las funciones tutorial y orientadora y
la atención a la diversidad. En materia de formación del profesorado, como
acabamos de sugerir, es claro que la formación inicial de los de secundaria es la
gran asignatura pendiente. El abismo que existe entre las exigencias del nuevo
sistema educativo hacia el profesorado de secundaria y los procesos y rasgos a
través de los que éste ha construido su identidad profesional, dan como resultado
un panorama poco menos que explosivo, que ayuda a comprender buena parte de
la indiferencia, el inmovilismo, el rechazo y las actitudes abiertamente negativas
que hoy pueden verse en nuestros Institutos.
La desconexión entre secundaria y superior da lugar a problemas y disfunciones
que no es fácil resolver en un primer momento. Una manifestación de tal
desconexión entre las nuevas configuraciones de la secundaria y de la superior es
bien visible en relación con la formación del profesorado: en secundaria buscamos
profesores competentes en ciencias sociales o ciencias de la naturaleza, capaces
además de ocuparse de la formación general de los alumnos ejerciendo como
tutores, mientras que en la universidad preparamos desde el primer curso a
especialistas en biología, química o historia antigua; para éstos, es ciertamente
difícil de asumir una actividad profesional que vaya más allá de lo límites de dicha
especialización disciplinar.
Hay, por tanto, una grave contradicción entre la introducción de las área como
espacio para la organización de contenidos curriculares en secundaria el enorme
grado de especialización que caracteriza a los nuevos planes de estudio
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universitarios. El propio Álvaro Marches¡ afirmaba en un artículo recién que «no
hemos sido capaces de articular bien la configuración y el modelo de educación
secundaria con el diseño de los planes de estudio en la universidad. El bachillerato
tiene una estructura polivalente, mientras que los nuevos títu' universitarios son
demasiado especializados desde el primer curso» (March( 1995:90).
Desde cierta perspectiva, se diría que los países euro peos han encontrado más
fácil a lo largo de las últimas dos o tres décadas expandir sus sistemas educativos
que hacer crecer su mercado laboral. No obstante a pesar de haber conseguido
una educación universitaria de masas (convencionalmente se entiende que es así
cuando más del veinte por ciento del correspondiente grupo de edad accede a la
universidad), Europa va muy por detrás en tasas de participación en la universidad
con respecto a los otros dos "bloques' económicos con los que habitualmente se la
mide -Estados Unidos y Japón. A mismo tiempo, el acceso al trabajo de los jóvenes
es cada vez más difícil y, en consecuencia, sufre unos porcentajes de desempleo
juvenil -y de desempleo global- que no es exagerado calificar de escandalosos.
En este contexto, la Unión Europea, a través de la Comisión de las Comuni dades
Europeas, está asumiendo un papel cada vez más activo e influyente en e ámbito
de las políticas de educación, formación y empleo de nuestros jóvenes (un terreno
en el que, por razones que ahora no viene al caso analizar, no habían osado
penetrar directamente durante sus primeras décadas de historia). Por continuar
utilizando la terminología propia de la LOGSE, podría decirse que las directrices
políticas de Bruselas en este sentido muy bien podrían acaba] erigiéndose (de
hecho ya lo están haciendo) en un nuevo "nivel de concreción' del curriculum de la
educación secundaria de todos los sistemas educativos de los países de la Unión
Europea. Este nuevo nivel de concreción curricular su pondrá, como siempre, una
fuente de promesas y, al mismo tiempo, también de riesgos para nuestros centros
de enseñanza secundaria.
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