Documento (18) 1
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En marzo de este año, el gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, afirmó que los
daños causados por la minería son los responsables del “mayor desastre
ambiental” en la historia del Departamento. Antioquia ha perdido más de 500.000
hectáreas de bosque en los últimos 20 años. Solo en el Bajo Cauca se han
deforestado 60.000 hectáreas y talado más de 200.000 árboles. Los expertos
apuntan a la minería ilegal como de uno de los dos grandes responsables de este
escenario. La implementación de equipos como los llamados “dragones
brasileños” fue parte fundamental del empeoramiento de las condiciones
ambientales. Además, todavía existe el uso de las llamadas “dragas”, equipos
metálicos generalmente hechos a mano y utilizados en los ríos de la región que
potencian la sedimentación En marzo de este año, un gran paro afectó durante
semanas a la región del Bajo Cauca, movimiento que el gobierno colombiano
acusa de haber sido alentado por el Clan del Golfo . La relación entre brasileños y
colombianos nunca ha sido la más fácil. Wilmar Alexander Cano es profesor de la
Universidad de Antioquia y estudia este tipo de movimientos en el país.
He notado que muchos ya no usan mercurio. Es una práctica que poco a poco ha
ido disminuyendo. Si empiezas a abordar el tema, puede mejorar, pero no
desaparece de la noche a la mañana. Ahí están los resultados de años y años
fuera de control”, evalúa el experto que prefiere no revelar su nombre. Este
especialista opina que la solución pasa por una mayor inversión estatal. Por otro
lado Un investigador que estudió los impactos de la minería ilegal en la región
—y pidió que se preservara su identidad— también observó que los equipos
brasileños agravaban los daños en la región. En 2005 comencé a escuchar
el tema de los dragones, que eran una especie de reingeniería donde
optimizaban la extracción del mineral y no era tan necesaria una
retroexcavadora. Así, la extracción se volvió más competitiva, ya que se movía
hasta 20 veces más cantidad de tierra”, señaló. Entre más de 20 brasileños
detenidos en los últimos diez años por la explotación ilegal de oro en el Bajo
Cauca, dos habían trabajado en el pasado en la histórica mina de Serra
Pelada, en el estado.
24/ 05 / 24
Los cielos grises y las molestias respiratorias son una cuestión cotidiana
para los habitantes de Ciudad de México. Cada año, a mediados de
febrero, da inicio la temporada de ozono en la Zona Metropolitana del
Valle de México, donde las condiciones atmosféricas, la alta radiación
solar y el poco viento favorecen la concentración de contaminantes que
son precursores de ozono. En lo que va de 2024, la Comisión Ambiental
de la Megalópolis ha decretado en cuatro ocasiones la alerta por
contingencia ambiental debido a las altas concentraciones de ozono en
la zona, que atribuye a la ausencia de viento y la radiación solar. Bajo
estas condiciones, la probabilidad de alcanzar valores de ozono que
requieran la aplicación del programa de contingencias ambientales es
mayor.Víctor Hugo Páramo, titular de la Comisión Ambiental, dio a
conocer en el mes de febrero que este año se prevén entre 3 y 8
contingencias ambientales. Páramo comentó que el ozono afecta la
salud de la población, principalmente a las infancias, mujeres
embarazadas, personas con afecciones respiratorias y cardiovasculares.
Una de las medidas que toman las autoridades ambientales para reducir
los niveles de contaminación es restringir la circulación de los
automóviles particulares. Sin embargo, la restricción a los automóviles
no es suficiente para evitar que haya contaminación en la ciudad. “No ha
sido una medida suficiente”, dice en entrevista Ricardo Torres Jardón,
responsable del Grupo Fisicoquímica Atmosférica del Instituto de
Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM. “Deberíamos
aplicar otras medidas, quizás más finas, para que la temporada de
ozono, ya que precisamente las condiciones meteorológicas son
restrictivas para la dispersión, por eso se requiere otro tipo de política
ambiental”, refiere los capitalinos han vivido con más frecuencia la
aplicación del programa de contingencias por ozono. En 2019 se
declararon cuatro, una de las cuales duró dos días y otra casi tres, que se
dispararon en la zona suroeste del Valle de México; en 2020, solo se
declaró una en el mes de noviembre y duró un día y unas horas, pero
para 2021 se registraron tres contingencias (dos en abril y otra en junio),
y en 2022, seis, una de las cuales tuvo duración de 51 horas.