Qué Es La Sociología

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UNIDAD I

Historia del pensamiento sociológico

Pensar la sociedad
¿Qué es la sociedad? ¿Puede una sociedad pensarse o reflexionar sobre sí misma?
¿El hombre puede comprender su propia realidad social?
¿Qué te parece?: ¿Actuamos libremente? ¿O estamos movidos por fuerzas sociales
ajenas a nuestro control? La construcción de una identidad ¿es el resultado de la
acción libre de los sujetos? ¿O es el producto de una imposición de la sociedad?
Algunos dicen que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. ¿Por qué en toda
sociedad hay un orden donde unos mandan y otros obedecen?
¿Vivimos actualmente en una sociedad mediática ? ¿Crees que sólo podemos conocer
la realidad a través de los medios de comunicación?
¿Qué es la globalización? ¿Cuáles son los mecanismos por los cuales la sociedad está
cambiando? ¿Qué consecuencias pueden tener estos cambios para nosotros?

¿Qué es la sociología?

«¿Sabría que estoy preso en el mundo y


que estoy situado en él, si verdaderamente
estuviera preso y situado en él?»
Maurice Merleau-Ponty

La sociología es una disciplina difícil de aferrar a un único punto de vista. Más bien
hay distintas tradiciones o teorías sociológicas. Aquí nos interesa dar cuenta del carác-
ter pluralista y abierto de una disciplina en movimiento y en permanente elaboración.

¿Cuál es el objeto de la sociología?


La sociología se propone la comprensión del mundo social, que es construido
cotidianamente por los hombres y mujeres, al mismo tiempo que ellos son
construidos por él. Este mundo social no es de una vez y para siempre, sino que está
en constante cambio. La realidad social es relacional: lo que existe son las relaciones,
que no se distinguen a primera vista, a diferencia de los individuos o de los grupos.

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Unidad I

La sociología se ocupa de la sociedad como sistema de relaciones sociales.


En general, uno se acostumbra a pensar concretamente en los sujetos aislados, y no
como productos de la sociedad en que viven. Sin embargo, hasta nuestra manera de
pensar tiene una razón, somos portadores de una historia y la fabricamos en nuestras
relaciones sociales.
¿Cuál es la relación entre sujeto y sociedad? Pues bien, hagamos una doble lectura: la
sociedad hace a los hombres tanto como los hombres hacen su propia historia, aunque
no la hacen bajo condiciones elegidas por ellos.

El sociólogo francés Pierre Bourdieu afirma que en el mundo social existen


estructuras objetivas, independientes de la conciencia y de la voluntad de los sujetos,
que son capaces de orientar o de coaccionar sus prácticas o sus representaciones.

Las personas suelen actuar sobre la base del «sentido común», sus actos suponen una
serie de valores que llevan incorporados, y no perciben inmediatamente las
consecuencias de sus acciones. Así, la mayoría de los actos sociales se encuentran
desprovistos de su propia autorreflexión.
Por otra parte, los miembros de una sociedad tienen miradas muy diversas sobre la
realidad, y sobre sus relaciones y nexos sociales.
Vivimos en una sociedad cuyo funcionamiento total no comprendemos, pero cuyas
consecuencias nos afectan. El mundo cambia. Las pautas de vida cambian. Todo
sucede demasiado rápido. La sociología intenta comprender estos cambios.

La sociología:
una ciencia perturbadora
«La sociología es una ciencia
que incomoda porque, como toda
ciencia devela cosas ocultas, y que
en este caso, se trata de cosas que
ciertos individuos o ciertos grupos
sociales prefieren esconder o escon-
derse porque ellas perturban sus
convicciones o sus intereses (...). La
ciencia social, como toda ciencia,
está construida contra el sentido
c om ú n , c o n t ra las apar iencias
p ri m e ra s .

Pierre Bourdieu, Capital cultural,


escuela y espacio social.

Inodoro Pereyra, por Fontanarrosa.

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Historia del pensamiento sociológico

Lecturas
¿Qué estudia la sociología?
Por Alain Touraine, Introducción a la sociología.

«El sociólogo no observa la realidad social, sino unas ‘prácticas sociales’. Su situación no es distinta
de la situación en que se encuentra un historiador cuando examina unos documentos. Entre el
sociólogo y el objeto de su estudio, se interpone un conjunto de interpretaciones e intervenciones.
Siempre sueña con unas situaciones salvajes en las que las relaciones sociales se presentarían al
desnudo, sin hallarse recubiertas por unas formas institucionales o por la retórica de un discurso.
Ama, por ejemplo, las ciudades en que la riqueza aparece junto a la miseria, sin perspectivas
monumentales y sin restos del pasado que oculten la división de las clases sociales y los géneros de
vida. Pero nunca puede abordar unas relaciones sociales que no estén controladas, interpretadas y
gobernadas.
Lo más fácil es criticar el discurso ‘oficial’ que una sociedad ofrece acerca de sí misma (...).
Algo más difícil es distanciarse suficientemente de las categorías por las que una sociedad presenta
su experiencia y se sitúa con respecto a las demás. (...) Todos nos acostumbramos a considerar como
‘normales’ o como el producto de una larga evolución histórica y, por ende, carente de una
significación social analizable, las formas de nuestras ciudades, las decisiones administrativas y las
formas de autoridad (...).
Porque ningún actor social puede definirse por completo fuera de sus relaciones con los demás (...).
Hemos de volver, pues, a la obsesionante pregunta: ¿cuál es el objeto de la sociología? Respuesta: ‘las
relaciones sociales’ (...). La sociedad es una palabra tan vacía de sentido para el sociólogo como puede
serlo la palabra vida para el biólogo. De ahí que, si el objeto de la sociología no es la sociedad, todavía
lo es menos unos pedazos de sociedad; la política, la religión, la familia, el trabajo, la ciudad y todas
las abstracciones de las que tiene necesidad la práctica social y cuyas representaciones multiplican las
ideologías, pero que se limitan a copiar la organización social en lugar de explicarla.
Las relaciones sociales, todas las relaciones sociales, por diferentes que sean unas de otras, porque el
objeto de la sociología no es una cosa sino una operación; hacer que aparezcan las relaciones detrás
de las situaciones».

La imaginación sociológica
Por C. Wright Mills, La imaginación sociológica.
«La imaginación sociológica nos permite captar la historia y la biografía y la relación entre ambas
dentro de la sociedad. La ciencia social trata propiamente de la diversidad humana, constituida por
todos los mundos sociales en que han vivido, viven y podrán vivir los hombres. Los antiguos teóri-
cos sociales se esforzaron en formular leyes invariables de la sociedad, leyes que valdrían para todas
las sociedades.(...) No podemos esperar entender ninguna sociedad, ni aún como cosa estática, sin
usar materiales históricos. La imagen de toda sociedad es una imagen específicamente histórica. Toda
sociedad dada debe ser entendida en relación con el periodo específico en que existe. Como quiera
que se defina la palabra periodo, las instituciones, las ideologías, los tipos de hombres y mujeres que
predominan en un periodo dado constituyen algo así como un patrón único».
«Los problemas clásicos de la ciencia social moderna se relacionan en realidad con una interpretación
histórica específica: la interpretación del nacimiento, los componentes y la forma de las sociedades
industriales urbanas del Occidente moderno, por lo general en contraste con la época feudal. Muchas
de las concepciones más comúnmente usadas en sociología se relacionan con la transición histórica
de la comunidad rural de los tiempos feudales a la sociedad urbana de la época moderna».

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Unidad I

No hay postulados universales, sino construcciones históricas y sociales.


Las ideas sobre la familia, sobre la mujer, sobre la democracia, son formas
que cristalizaron en algún momento histórico porque ciertos actores en su discurso
predominaron sobre otros. Estas ideas se convierten, para la sociología, en objeto de
estudio.
Lo que dicen muchos manuales de Instrucción Cívica sobre la democracia no es lo
mismo que lo que analizan los sociólogos o politólogos. La sociología corre este velo.
Cuestiona el supuesto conocimiento, el sentido común.
El sociólogo tratará de no contaminar con sus valores la práctica de su conocimiento,
pero no significa que los suprima. La ciencia se encuentra en medio de relaciones de
poder y las prácticas de poder condicionan la producción científica. Como señala
Wright Mills, no hay modo de que un investigador social pueda evitar el hacer juicios
de valor e implicarlos en el conjunto de su trabajo. El investigador social no se ve a sí
mismo como un ser autónomo situado «fuera de la sociedad». Nadie está fuera de la
sociedad.
Cuando nace, la gente no elige una particular forma de vida, sino que se inserta en
una sociedad determinada, que la induce a aceptar un modelo de comportamiento y
que controla aspectos cruciales de su existencia cotidiana. El «deber ser» se trasmite
institucionalmente en la vida social. El modelo de familia hoy es muy diferente al de,
por ejemplo, cien años atrás. Que prevalezca un común denominador no significa que
no existan otros estilos de pensar, de sentir.
En este sentido, la sociedad se constituye a sí misma al incorporar creencias, como que
las mujeres tienen una predisposición para ser maestras y madres. Pero este sistema
de predisposiciones no está inscripto en ningún lado, es una determinada sociedad la
que naturaliza estas creencias.
Así, por ejemplo, en un momento histórico y cultural particular, hubo una propensión
de la comunidad negra norteamericana a dedicarse al jazz, pero esto no es genético.
No podemos aseverar que los afro-americanos estarían dotados «naturalmente» para
hacer jazz.
En la sociedad contemporánea, el mapa cultural es muy complejo; las identidades
políticas, étnicas, religiosas, sexuales, de género, etc se multiplican, se transforman.
Cuando el mundo se transforma, empieza a quebrarse el pacto entre el mundo y los
sujetos. Se pierde la sensación de seguridad que se tiene ante lo cotidiano y lo conocido.

Actividad:
Busca el significado de las palabras que no conoces. Explica con tus palabras cúal crees que es la
diferencia entre “realidad social” y “prácticas sociales”. ¿Cúal es el objeto de la sociología? ¿Por qué
es “una operación” según Touraine? ¿Cúales la diferencia de enfoque entre los antiguos teóricos
sociales y los nuevos, según Wright Mills? Compara los textos de Touraine y Wright Mills.

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Historia del pensamiento sociológico

Orígenes de la sociología
Hay muchas discusiones sobre el origen de la sociología. Su comienzo suele ubicarse
antes de mediados del siglo XIX. ¿Pero por qué en ese momento y no por ejemplo en
el Imperio Romano? Fundamentalmente por la amplitud de las transformaciones
económicas y sociales surgidas en Europa y su influencia en el resto del mundo. La
Revolución Francesa (las consecuencias perturbadoras de la democratización ) y la
Revolución Industrial en Inglaterra, contribuyeron a romper los lazos sociales y de
autoridad premodernos o precapitalistas, crearon una nueva sociedad, y toda una
concepción de la vida y del hombre.
«Ciencia de la crisis», la sociología es un auténtico producto del siglo XIX y del
mundo convulsionado por las profundas modificaciones que provocó la industria-
lización. El nacimiento de una sociedad moderna, tras el resquebrajamiento del
Antiguo Régimen, produjo una gran preocupación en torno a cómo recuperar la esta-
bilidad y el orden social. Surgen las naciones, los Estados centralizados, una nueva
organización del poder y se expande el capitalismo.
En sus orígenes la sociología aparece vinculada a una situación de crisis de la
sociedad europea y sus fundadores, los franceses Saint-Simon y Augusto Comte, no
sólo están interesados en explicar las dificultades, sino en diseñar un orden social
estable.
La teoría social surge entonces con una pretensión científica: explicar los cambios
sociales que implicaron una época de transición hacia la nueva sociedad industrial.

La Torre Eiffel, un triunfo de la ingeniería construido para la Exposición de Paris de 1889.

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Unidad I

La “cuestión social”
En las ciudades industriales, junto
con el crecimiento económico y de
la población aumentaba la miseria
en forma proporcional. El declive
de los valores comunitarios y la sen-
sación de desarraigo y aislamiento,
agravaban las condiciones de los
trabajadores: hambrunas, epide-
mias, hacinamiento, mala calidad
de vida en general.
No era lo mismo trabajar dispersos,
en el campo, que trabajar hacinados
y bajo el severo reglamento discipli-
nario de la fábrica, que comenzaba a Eugène Delacroix, La libertad conduciendo al pueblo (1830).
París, Louvre. Foto Musées Nationaux.
parecerse a la prisión. Las nuevas
condiciones de trabajo y de vida, que implicaron el tránsito de la vida rural a la vida
urbana, marcaron el comienzo de un proceso de degradación de la situación obrera.
La pérdida del marco de la comunidad campesina y el brusco aumento de la
población, fueron creando una mayor complejidad de las relaciones sociales.
Desde el siglo XVIII comienza a usarse el concepto «la cuestión social» para ponerle
nombre al problema de la pobreza. El pauperismo fue la manifestación más flagrante
del divorcio entre los derechos formales de ciudadanía y un orden económico que
significaba miseria y degradación social para amplios sectores de la población. El
descontento de los trabajadores de las primeras generaciones industriales, comenzó a
expresarse en distintas formas de protesta social: la destrucción de máquinas
(el ludismo), las huelgas, el sindicalismo y el cooperativismo.
¿Cómo volver a introducir el orden en medio del desorden y de la compleja sociedad
industrial en donde los lazos sociales que ligaban al individuo con la comunidad
estaban rotos?
Con esta problemática, el eje vertebrador de la sociología moderna es la pregunta por
el orden social.
Detrás de un pensamiento que busca captar «el significado total del mundo en su con-
junto» también hay una búsqueda de respuestas a preguntas existenciales.
Pues bien, ¿ cómo responder a los conflictos planteados por la ruptura de las formas
tradicionales de asociación? ¿Cómo recomponer el orden y la cohesión de las
sociedades cuando desaparecían los elementos integradores? ¿Cuáles son las ideas
fundantes de la sociología?
Según el enfoque adoptado, tendremos distintas respuestas a las nuevas cuestiones
sociales. Al mismo tiempo, debemos tener en cuenta que el desarrollo de un campo
de conocimiento nunca es un fenómeno autónomo. Las producciones teóricas siem-
pre dependieron de las condiciones históricas y sociales en que tuvieron lugar.

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Historia del pensamiento sociológico

La condición obrera. El caso de Inglaterra


En el siglo XIX, la vida del obrero empeoró sus-
tancialmente. La Revolución Industrial empezó a
solicitar más mano de obra, los trabajadores se
vieron entonces obligados a movilizarse del cam-
po a la ciudad, y los patrones se aprovecharon
del exceso de trabajo.
La explotación del obrero se manifestó en distin-
tos planos:
• La jornada laboral duraba lo que duraba la luz
del día. Cuando apareció el alumbrado artificial,
el horario se incrementó (en algunos casos,
jornadas de 15 horas).
• Los salarios eran, en general, muy bajos; no Las nuevas máquinas dominaban cada vez
más la vida de los trabajadores.
siempre se pagaba con dinero y a veces se paga-
ba con «vales», que servían para comprar sólo en
determinadas tiendas.
• Se prefería el trabajo de la mujer y del niño
(bajos salarios y menor conflictividad).
• Los barrios alrededor del núcleo urbano esta-
ban en pésimas condiciones (sin agua, ni luz).
En fin, la situación era denigrante. Mientras el
proletariado urbano iba creciendo, aparece, en
Inglaterra, una de las primeras expresiones de
protesta de los trabajadores: el ludismo.
Imagen de un grupo de niños mineros
El ludismo de Nueva York.
El ludismo (que debe su nombre a Ned Ludd) se
llamó a la forma de lucha que adoptó la primera
generación de obreros industriales ingleses,
Actividad:
caracterizada por la destrucción de las máquinas. ¿Por qué decimos que la sociología
Los trabajadores amenazaban con destruir las es una “ciencia de la crisis”?
fábricas y matar al patrón si no quitaban las A partir de la lectura de estos textos
máquinas. Éstas eran vistas como la fuente de responde, ¿por qué la sociología se
relaciona con la “cuestión social”?
todos sus males. La acumulación de experiencia
hizo que los trabajadores incorporaran, más
tarde, otros métodos de lucha (huelgas, coopera-
tivas, etc.) que arrancaron las primeras conquis- Vocabulario
tas obreras: el derecho de asociación, ya que el
Pauperismo:Tendencia a la polari zación
ludismo no apuntaba a la verdadera causa de su económica, por la cual los sectores
miseria y no era conducente. Además, los pobres se van haciendo cada vez
castigos fueron muy severos: por ejemplo más pobres y se concentra la riqueza.
ahorcamientos en 1812.

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Unidad I

Modernidad y expansión del capitalismo


Con el siglo XVI comienza una nueva era, la edad moderna, en la que Europa expande
su dominio por todo el globo terrestre. Esta expansión provoca inmensas transforma-
ciones en todos los planos de la vida. El concepto de «hombre civilizado», producto
de las velocidades de cambio en Europa, será construido a partir del predominio de
lo cultural sobre lo natural, y de la razón sobre los instintos.
La irrefrenable expansión del capitalismo llevó a las potencias europeas a conquistar
otros continentes que fueron subordinados a la nueva lógica del capital. La economía
rompió los límites que la aprisionaban hasta conformar un mercado y un comercio
mundial. Esto trajo aparejado, a su vez, el desarrollo de la navegación y las comuni-
caciones, e inaugura el ciclo histórico del colonialismo.
En plena fase industrial, los países centrales se vieron obligados a avanzar frente a las
demás potencias por la propia lógica de la competencia intercapitalista. Con la
búsqueda de nuevos mercados, surge la división entre países industrializados y
subdesarrollados (o coloniales); éstos últimos son los que producen las materias
primas para las economías industriales.
Asimismo la conquista de América, África, Asia y Oceanía implicó la dominación de
los pueblos coloniales. Ubicándose como hombre «civilizado», el conquistador
blanco y europeo asumía cierta «superioridad innata» frente a lo que consideraban las
«razas inferiores». A lo largo de la historia, los dominadores usarán permanentemente
la famosa oposición civilización/barbarie, negando la humanidad de quienes
aparecen como pueblos salvajes o primitivos.
Durante el siglo XIX se transformó al mundo, y una minoría de países europeos se
convirtieron en economías industriales.
El progreso (que se consideraba inevitable, seguro de sí mismo) es la palabra clave
de esta época; autosatisfecha por la velocidad del avance científico y tecnológico
que repercutió en todas las áreas del conocimiento y en las potencialidades como
seres humanos.
Las nuevas tecnologías, las nuevas fuentes de energía (electricidad y petróleo), el
desarrollo de la industria química, la revolución en los transportes (ferrocarriles y
barcos a vapor) y en las comunicaciones (telégrafo, radio, teléfono, periódicos, cine-
matógrafo) imprimieron al clima de época un tono optimista. El progreso técnico esta-
ba allí; bastaba recorrer las Exposiciones Universales organizadas en las grandes
capitales europeas que exhibían las innovaciones.
Sin embargo, con un tono más escéptico y pesimista, también aparecieron durante el
siglo XIX los teóricos críticos del capitalismo que interrogaron y pusieron en duda los
progresos de la modernidad. La técnica no parecía liberar al hombre, sino que
imprimía una deshumanización del trabajo en la fábrica.
La progresiva mecanización y la división del trabajo provocaron una ruptura del
trabajador con la actividad productiva como un todo. El trabajo se redujo a una
función parcializada y repetida mecánicamente. De este modo, los cambios en los
métodos de trabajo conformaron una forma de subjetividad obrera.

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Historia del pensamiento sociológico

La máquina se introdujo dentro del «alma» del trabajador. Y el cuerpo fue construido
a partir de la maquinización: el autómata, el hombre como un engranaje más de la
maquinaria, el obrero chaplinesco de la cadena de montaje que muestra la película
Tiempos Modernos.
El resultado es obvio: el enfrentamiento entre el hombre y su mundo social.
Vale decir que el desarrollo del capitalismo y, con él, de una economía-mundo,
generó una serie de antagonismos y conflictos sociales.
Esto da origen al «problema social», preocupación del siglo XIX, y a la sociología
como disciplina autónoma.

Charlie Chaplin en Tiempos Modernos (1936).

Corredores
de una carrera
en Paris (1894).

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Unidad I

Secularización y “desdiosamiento” del mundo: Ciencia, razón y sentido


El conocimiento científico debía reemplazar lo que en la sociedad tradicional era el
lugar de la fe religiosa. El lugar que ocupaban los ritos, la religiosidad y la ideología
de la comunidad en el mundo pre-moderno fue reemplazado por otros ideales: la fe
en el progreso, la ciencia, el individualismo, la competitividad y el laicismo; en todo
caso, las creencias religiosas pasaban a la esfera privada del individuo. Todo lo que
proviniera del mundo feudal parecía ensombrecer las luces de la ciencia.
El Iluminismo expresa esta visión del mundo; había que desmitificar al mundo, libe-
rarlo de la magia y del mito, a través de la razón. La superioridad del hombre
residiría, a partir de entonces, en la Razón como nuevo Dios laico, y el saber que no
conoce límites.
Con la caída del sistema feudal pierden importancia los valores trascendentes, y se
resquebrajan viejos hábitos y modos de vida. Todo lo sólido se desvanece en el aire.
Se trata de un proceso de desacralización, de desencantamiento, (pérdida del halo
sagrado presente en el mundo pre-moderno, fundado en la religiosidad).
En el mundo moderno, lo que importa principalmente es acceder a saberes opera-
tivos, que son fundamentales en una sociedad industrial para alcanzar la eficiencia
económica. La modernidad produce sujetos a través de mecanismos puramente
económicos, y no a través de la sociabilidad real.
Es en este contexto que surge la sociología como producto teórico de la modernidad
y del capitalismo.

Escena ferroviaria en Norteamérica.


Vocabulario

Laicismo: doctrina que sostiene la


independencia del hombre y de sus
instituciones de cualquier influencia
religiosa.

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Historia del pensamiento sociológico

El pensamiento sociológico
Los esfuerzos teóricos por dar respuestas a la dislocación generada por la industria-
lización y el resquebrajamiento del viejo orden social en Europa, fundaron los cimien-
tos sobre los que se construyó la tradición sociológica clásica. Como ciencia que
pueda pensar y organizar a la sociedad, la sociología fue una innovación de finales
del siglo XIX. Se diferenció de otras ciencias sociales como la economía y la ciencia
política, que definieron sus fronteras y su particular objeto de estudio: el mercado, el
estado y la sociedad civil.
Para introducirnos en el pensamiento sociológico, estudiaremos primero a los padres
fundadores de la sociología, que tuvieron confianza en los métodos de las ciencias
naturales y adoptaron las ideas evolucionistas: los pensadores franceses Augusto
Comte y Henri de Saint-Simon.
Luego analicemos el pensamiento de la sociología clásica, representada por Max
Weber, Emile Durkheim,y Karl Marx.

Los padres fundadores


Saint-Simon
Claude Henri de Saint-Simon (1760-1825) expuso
sus ideas sociales en una serie de cuadernos, folle-
tos y proyectos, siempre esbozados pero jamás
terminados. Entre ellos se destaca el Catecismo
político de los Industriales. Saint-Simon que había
nacido en una familia noble, abandonó sus tierras,
las repartió entre los campesinos y se unió a la
Revolución Francesa.
Es un precursor del positivismo, ya que rechaza
toda especulación metafísica y señala la necesidad
de un estudio científico de la sociedad, que él
llama «Física política» o «Fisiología social». La
sociedad, según Saint-Simon, no es una mera
aglomeración de individuos; la sociedad es una
máquina organizada cuyas partes contribuyen a la
Saint-Simon
marcha del conjunto.
Por su pensamiento se lo considera uno de los
«socialistas utópicos», junto con Robert Owen,
Vocabulario
Charles Fourier o Pierre Joseph Proudhon. No
son «socialistas» en el sentido riguroso del térmi- Positivismo: Sistema filosófico que
no, pero se los llamaba socialistas porque pensa- admite unicamente el método experi-
ban lo social, creían en una sociedad industrial mental y rechaza toda noción a priori
planificada, y, para ese momento, sus ideas eran y todo concepto universal y absoluto
(RAE)
bastante avanzadas.

21
Unidad I

Además, sostienen la idea de que los males de la sociedad provienen de la ignoran-


cia; por lo tanto, lo primero que debe hacerse es educar al pueblo.
Saint-Simon tiene una concepción evolucionista del desarrollo de la humanidad.
Distingue una sucesión de etapas en la evolución social, hasta la Revolución industrial:

• La etapa feudal-teológica, en la que existía un orden social, pero no el progreso


(el período que conocemos en Europa como Edad Media).

• La etapa de transición, que inaugura la Revolución Francesa de 1789 donde aparece


el progreso, pero desaparece el orden social. Representa un período de inestabilidad
política, conflicto e inquietud social posterior a la revolución.

• La etapa industrial, momento en el que el orden y el progreso debían marchar


juntos, si bien esto no ocurría. En este estadio, el triunfo de la ciencia y del
industrialismo posibilitaban la organización de sociedades estables.

Orden y progreso: Augusto Comte


La obra del francés Auguste Comte (1798-1857) está inspirada en las llamadas ciencias
positivas (la astronomía, la biología y la física). A Comte se le atribuye la invención
del término sociología.
Con la publicación del Curso de filosofía positiva, en 1830, crea la sociología o «física
social», como él la denomina, utilizando el método de las ciencias naturales. ¿Cómo,
pues, enfoca su teoría para explicar la naturaleza social?
Comte deposita su confianza en los métodos de la ciencia, en el progreso y en las leyes
sociales (así como existían leyes de la naturaleza). El sueño de regular científicamente
la sociedad, tenía relación con el ideario positivista: el logro de una sociedad racional
por evolución natural, la creencia en el progreso de la mano de la ciencia y de la
técnica, el dominio del hombre sobre la naturaleza.
La idea de orden es fundamental en el pensamiento positivista de Comte, tanto en sus
implicancias sociales, como metodológicas. La idea de progreso implicaba que los
cambios debían estar contenidos en el orden.

Influencia del biologismo en las ciencias sociales


Comte utiliza básicamente una imagen biológica, ya que considera a la sociedad como un
«organismo vivo», cuyas partes cumplen funciones naturales. Es decir, que existe una coope-
ración funcional de todos los grupos de la sociedad. De este modo acepta la división del tra-
bajo como una ley del funcionamiento social. Para Comte no existen antagonismos de clases.
Si las sociedades funcionan como organismos, Comte propone estudiarlas en sus dos
dimensiones: la «estática» social (análisis de sus condiciones de existencia, sobre la
base del consenso) y la «dinámica» social (análisis de su movimiento o progreso). En
este sentido, la idea de cambio sólo es admisible dentro de los límites que fija la
«dinámica» y la «estática» social.

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Historia del pensamiento sociológico

Asemeja el estudio de la sociedad con el estudio de la naturaleza. Propone darle a la teoría


social el estatus de ciencia que busca leyes sociales cuya validez debe ser análoga a la de
las ciencias físicas. La práctica social y el cambio social se hallan pues regulados. La
sociedad está regida por leyes racionales e invariables movidas por una necesidad natural.
La idea comtiana de progreso excluye la revolución; el desenvolvimiento histórico se
convierte en una evolución armoniosa del orden social, regido por las leyes naturales
que le imprimen movimiento.
El individuo desempeña un papel muy reducido en la teoría de Comte; es un mero
producto de las leyes inexorables que rigen el progreso social.
Los tres estadios de Comte
La ciencia positiva considera que el conocimiento es más científico cuanto mayor es
su especialización. Las ciencias tienen así una jerarquía, que es lo que formula la
famosa ley de los tres estadios.
• El «estadio teológico». Constituye la forma embrionaria del saber. Las ideas teóricas
son de orden sobrenatural y la imaginación predomina sobre la observación. Todas las
relaciones sociales son militares y la conquista es el fin único de la sociedad. En el
estadio teológico los acontecimientos se explican de un modo muy elemental apelando
a la voluntad de los dioses o de un dios. En este estadio, predomina la imaginación, y
corresponde a la infancia de la humanidad. Es también, la disposición primaria de la
mente, en la que se vuelve a caer en todas las épocas, y solo una lenta evolución puede
hacer que el espíritu humano se aparte de esta concepción, para pasar a otra.
• El «estadio metafísico». Es una etapa de transición donde comienza a ganar terreno la
observación y el fin militar coexiste con el fin industrial. En el estadio metafísico los fenó-
menos se explican invocando categorías filosóficas abstractas. Este estadio es esencial-
mente crítico y de transición. En él se siguen buscando los conocimientos absolutos. La
metafísica intenta explicar la naturaleza de los seres, su esencia, sus causas. Pero para ello
no recurren a agentes sobrenaturales, sino a entidades abstractas. Las ideas de principio,
causa, sustancia, esencia, designan algo distinto de las cosas. El carácter del estadio
metafísico, es sobre todo crítico y negativo, de preparación del paso al estado positivo;
una especie de crisis de pubertad en el espíritu humano, antes de llegar a la adultez.
• El «estadio positivo» sería la culminación de la historia. La «física social» es la más
compleja y acabada de las ciencias. Ésta estudia los fenómenos sociales de acuerdo a
leyes invariables. El último estadio de esta evolución, el científico o positivo, se empeña
en explicar todos los hechos mediante la aclaración material de las causas. Toda la
atención debe centrarse en averiguar cómo se producen los fenómenos con la intención
de llegar a generalizaciones sujetas a su vez a verificaciones observacionales y com-
probables. El estadio positivo es, para Comte, el estadio definitivo. En él la ima-
ginación queda subordinada a la observación. La mente humana se atiene a las cosas.
El positivismo busca sólo los hechos y sus leyes. No causas, ni principios de las esen-
cias. Todo esto es inaccesible. El positivismo se atiene a lo positivo, a lo que está dado:
es la filosofía del dato. La mente, en un largo retroceso, se detiene al fin ante las cosas.
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