Parcial 1 Introducción

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Samuel Duque Botero

Tema (ii)
El gran problema intrínseco al derecho es la concepción que las normas jurídicas son o se
comportan como un conjunto de “reglas respaldadas por amenazas”, debido a que, se
concibe tal consecuencia como la coercibilidad de la regla impuesta por este poder ideólogo
al que llamamos Estado, este conjunto de normas las cuales nos vemos obligados a cumplir
vayan o no en resonancia con nuestros principios o nuestra moral, son los que terminan
conflictuando con las personas, quienes, terminan comportándose como los súbditos de la
ley, esto haciendo apología a una relación “involuntaria” que se adquiere, la cual me obliga
a ser el “vasallo” del Estado sin tener una autonomía real y subyugarme a lo que este
disponga.

Siendo así, este ser superior que vemos como Estado termina generando repudio en la
sociedad y esta misma, quien contenida en el, resulta buscando maneras de liberarse del
mismo, en quizás, un actuar rebelde intrínseco a la naturaleza humana, o quizás al ver que
este, todo poderoso no omnipresente carece de facultades en ciertas circunstancias
particulares que permite a quien obra encontrar formas y oportunidades que le permiten
excluirse de ser, seguramente no en su totalidad, pero sí de ser gobernado.

Sin duda esta es una concepción errónea puesto que las normas que consideramos
jurídicas no se comportan como una predicción a una acción sancionable, son un parámetro
que pretende guiar el arbitrio impuesto por un juez, quien usa esta misma para determinar la
consecuencia a una desviación de la conducta, esto lograría efectivamente hacer un
conjunto de normas que no funcionasen de forma despótica puesto que como dice Hart
“una ley injusta no es ley”.

Tema (iv)
Al entender el mundo en el que vivimos hoy en día, podemos evidenciar en principio, un
pluralismo cultural, social, económico e histórico principalmente; de modo que, hay
contextos los cuales pueden servirnos de ejemplo o quizás como advertencia para evitar o
implementar, en casos específicos, conductas o medidas que pudiesen ser pertinentes para
el contexto en el que nos vemos inmersos, de este modo, podemos evaluar la pertinencia
del derecho comparado, en afán de ejemplificar, podemos usar el caso de Uruguay y su
filosofía permisiva del uso y consumo de sustancias y el caso colombiano, ¿sería entonces
pertinente legalizar las sustancias a partir de la evaluación del caso Uruguayo? Sin duda es
una pregunta que tras evaluar el contexto podría ser respondida en un ejercicio de derecho
comparado, pero esta pregunta demuestra la importancia del mismo, y cómo podemos
identificarnos en otras sociedades acoplando un poco sus principios a nuestra propia
identidad.

El derecho comparado también propicia un ambiente introspectivo en el que podemos


evaluar cómo históricamente nuestras decisiones han favorecido o no el desarrollo de
nuestros principios constitucionales y hasta donde hemos llegado a partir de esta evolución,
como lo ponemos en evidencia luego de la constitución liberalista de 1886 y la de 1991
quien nos cataloga como un Estado social de derecho, este ejercicio es muy valioso para la
vida en sociedad, hay que mirar atrás para ver a ciencia cierta que tanto hemos y que tanto
hemos retrocedido, esta acción nos brinda un norte y un sentido real a nuestras acciones.

En comunión con lo antes mencionado, no podemos pensar de manera anacrónica y


evaluar a Hart o Foucault con una mirada contemporánea, tenemos que irnos a su contexto
(como haríamos en el derecho comparado) y tener un criterio que logre extrapolar las ideas
quienes en su respectivo nos ayuden a ampliar nuestro criterio, sin desconocer los
conocimientos y principios actuales.

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