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Referencia del documento

Autor: Alfred R. Lindsmith - Anselm L. Strauss - Norman K. Denzin.


Año: 2009
Título: Psicología Social
Editorial: Centro de Investigaciones Sociológicas
Ciudad de editorial: España

Temas a tratar

1) Diferencia entre especies inferiores y tipos de conducta simbólica humana.


2) Sociobiología: Mecanismos adaptativos de organización en las sociedades humanas, rama de
la Biología evolutiva, síntesis entre la sociología moderna y la biología evolutiva.
3) Conductas de chimpancés a los que se le ha enseñado una especie de lenguaje.
4) Mundos sociales y entornos simbólicos.

Palabras claves

Lenguaje, Símbolos, Conducta simbólica, Sociobiología, Antropomorfismo

Resumen del contenido

LA INTELIGENCIA DE LOS PRIMATES Y LA CONDUCTA SIMBÓLICA HUMANA

En el presente trabajo se analizará la conducta de las especies inferiores y las


principales diferencias entre sus conductas y algunas de las conductas simbólicas humanas.
También se estudiará el campo de la sociobiología, que hace referencia al estudio de las
bases biológicas de toda conducta social, y su estudio se centra principalmente en las
sociedades animales, siendo una rama de la biología evolutiva.
Posteriormente nos centraremos en la conducta de los chimpancés, a quienes se les ha
enseñado un tipo de lenguaje y la historia que hay detrás de dichos estudios. Para,
finalmente, referirnos al tema de los mundos y el entorno simbólicos y mostrar la importancia
de lo “simbólico” en el estudio de la conducta social humana.

EL MARCO EVOLUTIVO DE LA CONDUCTA HUMANA

De cierta manera, la conducta de todos los animales es social, incluso entre especies
inferiores, unos organismos estimulan a otros, viviendo en una clase de grupo. Los grupos
sociales requieren de una organización, una unidad psicológica, un sistema de comunicación y
una división de trabajo, donde los miembros del grupo cooperan para alcanzar una meta
grupal. Por otra parte encontramos al agregado o reunión, que es un tipo de grupo, que no
actúa concertadamente hacia la consecución de metas colectivas. Ejercen conducta social en
un grado limitado, por tanto no es un grupo social auténtico, ya que incluye relaciones
sociales rudimentarias.
En este sentido debemos tener en cuenta que toda evolución cultural depende de una
evolución biológica previa. Como la evolución del cerebro humano que hace que tengamos
formas de socialización más avanzadas que las especies inferiores.

LA EVOLUCIÓN DE LA CONDUCTA SOCIAL

Dos aspectos de la evolución: Continuidad y surgimiento.


Existen distintas formas de organización grupal entre especies inferiores, pero los
biólogos encuentran complicado clasificar a unas como más complejas o más sociables que
otras, cuando estas no son similares.
El concepto de niveles asume la existencia de continuidad y similaridad entre
especies, pero además enfatiza en el surgimiento de nuevas propiedades de organización. Las
diferencias entre niveles tienen que ver con los procesos y capacidades de cada animal y sus
especies similares para adaptarse a su entorno.

El antropomorfismo y el “Canon de Lloyd Morgan”

El antropomorfismo consiste en proyectar rasgos humanos sobre objetos no humanos.


Es un error asignar atributos humanos a conductas de animales o especies inferiores. Aunque
en cierto modo el vocabulario humano tiene que ser siempre antropomórfico.
Los términos antropomórficos del lenguaje corriente, cuando se usan
metafóricamente, pueden ofrecernos una forma heurística útil para comprender la conducta
animal. Aplicamos palabras humanas a las acciones de los animales.
Lloyd Morgan (psicólogo comparativo) criticó la propensión general, de la gente e
investigadores, a encontrar similitudes entre procesos mentales de humanos y animales
inferiores. Sostenía lo siguiente:
En ningún caso podemos interpretar una acción como resultado del ejercicio de una
facultad psíquica superior, sí puede ser interpretada como resultado de otra situada más
abajo en la escala psicológica.
El concepto de niveles de conducta es productivo, ya que centra la atención en la
continuidad de las especies y en las diferencias entre ellas, por tanto los conceptos e
hipótesis de la conducta de algunas especies se derivan del estudio de las mismas y no a
través de la exploración de especies inferiores.

La Sociobiología

La sociobiología es el estudio de las bases biológicas de la conducta social, de animales


y humanos. Aplica la teoría de la selección natural a las conductas humanas social y cultural,
las cuales tendrían determinantes biológicos o genéticos, es decir, estarían, al menos,
parcialmente determinadas por la herencia genética.
El zoólogo Edward Wilson señala que científicos sociales como Chomsky, Piaget o
Kohlberg, han postulado teorías consistentes con la sociobiología, ya que defienden la
existencia de un componente innato, genético en el desarrollo del niño.
La teoría darwinista sostiene que las conductas al tener una base biológica, serían en
pro de la supervivencia y la reproducción de la especie, es por esto que la conducta altruista
se presenta como un desafío para la teoría evolucionista, porque opera en detrimento del
éxito reproductor del individuo y a pesar de esto sigue siendo prevalente en humanos y
animales. En este sentido, esta contradicción ha sido explicada mediante la selección familiar
(Greene, Morgan y Barash) en la cual la gente presentaría más conductas altruistas hacia
aquellos que son genéticamente similares. El altruismo hacia otros no similares, se explica en
términos de probabilidad de reciprocidad (Trivers), es decir que al vivir tantos años y por el
grado alto de dependencia mutua que tenemos, la conducta altruista se torna adaptativa,
asumiendo que otros actuarán en reciprocidad en el futuro.
Esta teoría no es neutral respecto al género, ya que para Wilson, las hembras son
jerárquicamente inferiores que los machos, puesto que no muestran el mismo nivel de
intensidad de la conducta competitiva. En este sentido la sociobiología, es paternalista y
patriarcal.

La interpretación de la sociobiología

Si bien ciertos autores de la sociobiología, como Wilson, tratan de explicar las


conductas humanas sociales y culturales, según el modelo evolutivo. Otros, han planteado
problemas y puntos críticos en la sociobiología: para Bryan Turner la sociobiología es
reduccionista, ya que ignora que los seres humanos tienen cuerpos construidos y constituidos
socialmente a través de prácticas culturales y comunales, es decir, no dice prácticamente
nada sobre la historia del cuerpo humano, enfermedades, sexualidad, etc. Por lo que ignora
al cuerpo como producto histórico y dinámico, dentro de los grupos sociales y las culturas.
La sociobiología busca explicar la conducta social según procesos por debajo de lo
social, es antropomórfica.
Wilson contra argumenta, sosteniendo que los procesos evolutivos pueden explicar el
altruismo, la comunicación lingüística, la organización familiar, la diferencia de género, la
cultura, los ritos, etc., es decir, la sociobiología es atomista porque intenta explicar una
totalidad a partir de sus partes y es dualista, porque genera distinciones básicas (mente-
cuerpo, cuerpo- naturaleza, genes- cultura).
La teoría de Wilson, sobre la sociedad y la naturaleza humana es dudosa, ya que
supone que hay universales en todas las sociedades y que están codificados en el genotipo
humano (establecido por la selección natural). Hace uso de la metáfora y de conceptos
sociales, en sociedades de primates o de insectos, cayendo en la falacia antropomórfica.
En síntesis la sociobiología reduce la esencia humana a lo genético, lo cual la convierte
en una teoría estática y mecánica; muestra un recurrente sexismo estructural, ignora el papel
de la cultura, la religión y la ideología política en la producción de conducta altruista o
conflictiva que estructuran cualquier sociedad. En este sentido su utilidad recae en los
trabajos realizados sobre comunicación animal y sistemas lingüísticos.

LA CONDUCTA DE LOS CHIMPANCÉS


Solidaridad grupal

Los chimpancés están fuertemente influidos por la presencia de otros chimpancés.


Cuando uno es apartado de su grupo, el chimpancé lucha desesperadamente por volver con
sus compañeros, es capaz de arriesgar su vida por ello.
Cuando un chimpancé es recluido del resto, logra estirar los brazos y aullar
constantemente hacia sus compañeros, es cuando éstos lo oyen van hacia él y lo acompañan
ofreciendo algo que parece empatía humana. Sin embargo, si no pueden verlo u oírlo no serán
conscientes de su ausencia.
Si uno de ellos emitió un grito de malestar característico ligado a la acción de algún
investigador presente, los demás chimpancés van corriendo a ayudarlo y amenazan o atacan
al agresor, sobre todo si se trata de chimpancés adultos.

Las limitaciones de los chimpancés

Uno de los principales tipos de diferencias fundamentadas por el trabajo de los


psicólogos comparativos es que los animales están limitados por el aquí y ahora. Köhler afirma
que el tiempo en los que chimpancés viven abarca sólo un pequeño trecho. La capacidad de
los chimpancés para resolver problemas está determinada por su “aprehensión óptica de la
situación” que es cuando los chimpancés tienen la tendencia a usar herramientas cercanas a
la situación. Vale decir, que ésta limitación no se debe tomar al pie de la letra, hay casos de
chimpancés que logran concretar respuestas aplazadas del momento, como recordar al otro
día donde se enterró una fruta o reconocer al investigador después de meses.
No se habla de intencionalidad a la hora de actuar de los primates, sería problemático,
por lo que Harré y Reynolds (1984) plantean un grado de coincidencia entre las intenciones
primates que presentan en algunas conductas y algunos tipos de intenciones humana.
Otra de las principales diferencias será el uso de herramientas, cuando los chimpancés
construyen herramientas, no suelen mostrar tendencia a almacenar herramientas para su uso
futuro o llevarlas a otro sitio. Además, no logran almacenar comida para un futuro como otros
animales, lo que muestra que esa tendencia está biológicamente determinada.
Según Yerkes (1943) los chimpancés tienen un “impulso destructivo innato” que será la
tendencia a descomponer objetos compuestos parte por parte. Además, hay una fuerte
disposición en los animales a desechar pronto la mayoría de conductas nuevas que aprenden
en situación experimental. Yerkes pudo constatar que ciertas conductas aprendidas ligadas a
actividades humanas iban pasando entre monos por procesos imitativos y de una generación a
la siguiente por tradición social, sin embargo si la colonia fuera devuelta a su hábitat natural,
esas conductas se perderían en poco tiempo. Queda demostrado que el aprendizaje en monos
entrenados no es resultado de la comunicación en el lenguaje como tal.

La ausencia del lenguaje en los animales inferiores

Los monos nunca aprenden a hablar como los seres humanos. Aunque muchos
investigadores lo han intentado, solo se han conseguido pequeños logros entrenándolos para
imitar los sonidos del habla humana. Un claro ejemplo de esto sería el experimento de los
Hayes (1951), donde su animal Vicki adquiere un vocabulario de tres palabras: mamá, papá y
taza. Pero era evidente que estas palabras no se parecerían mucho a las del habla humana,
en el sentido de que la imitación era burda y los sonidos apenas identificados.
Los psicólogos siguen estando interesados en el intento de enseñar a hablar a los
monos. Ann y David Premack (1972) han enseñado a uno a de sus chimpancés, Sarah, un
vocabulario de alrededor de 130 “palabras” a través de figuras o formas de plástico en una
pizarra. Estos intentos no parecen haber desacreditado la idea de que los humanos son los
únicos animales capaces de aprender un lenguaje. Sin embargo han dado a relucir aún más las
capacidades de los primates.
Los Premack recompensaban a Sarah cuando elegía los “símbolos” de plástico
correctos, por ejemplo, para conseguir un plátano, le exigían poner la “palabra” de plástico
para plátano en el lenguaje de la pizarra.
En fases más avanzadas, Sarah llegaba a formar “frases” (por ejemplo: “Dar – manzana –
Sarah”) e incluso, según los Premack, hacer afirmaciones y juicios completos tales como:
“Manzana color rojo” y “Rojo no color plátano”.
Los Premack (1972) concluyen que Sarah ha conseguido aprender un código, un
lenguaje simple que, sin embargo, incluye algunos de los rasgos característicos del lenguaje
natural.
En general, parece improbable que el trabajo de los Premack de como resultado una
necesidad de revisar la creencia de que los seres humanos son los únicos animales capaces de
aprender una lengua. Es más probable que la importancia de este trabajo se aprecie en otras
áreas, como las que tratan de especificar los puntos de diferencia básicos que existen entre el
lenguaje humano y los sistemas de comunicación de orden inferior.
Los monos emiten sonidos característicos propios, pero estos no constituyen un
lenguaje en sentido genuino, debido a que: En primer lugar, los sonidos no son aprendidos.
Este punto ha sido probado de forma concluyente por Boutan (1913), que crió a un mono
totalmente aislado de otros monos desde su nacimiento hasta los cinco años. Pronunciaba los
mismos gritos; En segundo lugar los sonidos emitidos por los monos son “Subjetivos”, es decir,
meramente expresan emociones, no designan o describen objetos; Y en tercer lugar, los
sonidos de los monos no constituyen un sistema de símbolos. Yerkes y Yerkes (1945) resumen
esta ausencia de sistema diciendo que el lenguaje compuesto de los chimpancés difiere
enormemente del nuestro. Ellos, por ejemplo, no tienen un sistema, ni siquiera un conjunto,
de sonidos que pueden ser llamados propiamente habla, y nada remotamente parecido al
lenguaje escrito.
Los sonidos emitidos por los monos, o por cualquier otro animal, constituyen
claramente lenguajes animales sistematizados similares a los lenguajes humanos. No puede
uno referirse a los sonidos animales como palabras, porque si lo hace está obligado a
reconocer que los niños humanos también comunican sus necesidades a otros y a sus mayores
por medio de gritos.
El biólogo J. Bierens de Haan (1929) ha resumido que el lenguaje humano tiene seis
características: Los sonidos usados en él son vocales, articulados, y tienen algún tipo de
significado convencional, indican algo, son pronunciados con la intención de comunicar algo
a alguien, y se agrupan juntos para formar nuevas combinaciones, así se forman frases de
contenido variados y diferentes.
Sobre la relación entre sonidos y objetos en los primates, Cheney (1984) cuenta: los
experimentos de los gruñidos usados por los monos verdes durante sus interacciones sociales
indican que pueden funcionar de forma efectiva para designar objetos o acontecimientos del
mundo externo (…). Hasta el presente, nuestras investigaciones son limitadas en el sentido de
que pueden examinar sólo las respuestas que las llamadas evocan en los oyentes, y no el
estado psicológico o afectivo de quienes vocalizan (…).
En su estudio, Cheney investigó la manera en que los monos verdes percibían y clasificaban
los objetos y acontecimientos en el mundo externo. Utilizó los datos para afirmar que las
clasificaciones hechas por monos verdes con complejas y jerárquicas, se parecen en muchos
sentidos a las de los humanos. Para describir sus propias organizaciones sociales.

El Pseudolenguaje de los primates

Bierens de Haan (1929) argumentó que los animales poseen en el mejor de los casos
“pseudolenguajes”. Charles F. Hockett (1965) presenta un análisis que se compara a la
evidencia encontrar por Bierens de Haan:
1.- Vocal: La inmensa mayoría de las animales son mudos.
2.-Articulado: Las sílabas se juntan. Esto es imposible cuando los sonidos son producidos por
órganos distintos de la boca.
3.- Significado convencional: Salvo pocas excepciones, no hay una relación directa entre el
significado y la naturaleza del sonido.
4.- Indicación: En los animales, los sonidos no nombran objetos o situaciones sino que
expresan “sentimientos” y “emociones”.
5.- Intención: Los sonidos animales son pronunciados generalmente sin referencia a otros
seres, sin embargo, estos pueden ser respondido por otros.
6.- Unir para formar combinaciones: Entre los animales no se produce la combinación de
palabras dentro de frases; sólo los humanos lo hacen.
No afirmamos que no haya comunicación en las especies infrahumanas, sino muy al
contrario, si existe comunicación, el lenguaje es sólo una de ellas. Eso sí, es correcto afirmar
(como se ha mencionado ya en temas anteriores) que los humanos son los únicos animales con
capacidad de lenguaje.
Seyfarth (1984) registró los gruñidos individuales de un mono, y los reprodujo ante
monos salvajes por medio de un altavoz oculto. Se filmaron las respuestas de los monos a
estos gritos. Seyfarth concluye: Transmiten una información constante específica, resulta
tentador comprarlos con las palabras humanas, pero semejante comparación es apresurada,
dado que sólo podemos medir las respuestas emitidas por los gruñidos, y no lo que está
pasando por la mente del que vocaliza (…) cuando un mono oye un gruñido, por ejemplo, es
informado inmediatamente de muchos de los aspectos precisos de la conducta social que
viene.

Algunas consecuencias de la ausencia del lenguaje


La diferencia fundamental entre la conducta humana y la conducta animal, es que los
humanos pueden hablar. La propiedad humana del lenguaje de símbolos y nuestra capacidad
para producirlos voluntariamente nos posibilita sobrepasar los límites del tiempo y del espacio
en los que los organismos subhumanos están atrapados. Nos permite “inventar” el tiempo y el
espacio –pasado, presente y futuro-.
Podemos resumir estas diferencias diciendo que los animales inferiores no tienen
cultura. El término cultura se usa generalmente para referirse a las pautas de
comportamiento que son propiedad compartida de los grupos y que se transmiten
simbólicamente.
Algunos han afirmado que los que realmente ocurre con los animales inferiores no es
aprendizaje de un lenguaje, sino aprendizaje de pautas de comportamiento que producen
recompensas. En 1973, el psicólogo Terrance intentó enseñar un lenguaje de signos propio a
un joven chimpancé. Terrance esperaba refutar la postura de Chomsky de que el lenguaje es
una capacidad únicamente humana. Después de cuatro años abandonó y concluyó que los
chimpancés no usan signos como las palabras; aprenden, en cambio, conductas que son
recompensadas.

LA HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN SOBRE LOS PRIMATES, LA SOCIOBIOLOGÍA Y LOS


ESTUDIOS SOBRE EL LENGUAJE DE LOS CHIMPANCÉS

El autor Haraway, dirá que se puede interrelacionar el origen del estudio científico de
los simios a los procesos siguientes. Los campos de psicología comparativa y primatología
recogen estos estudios para comparar la inteligencia de los humanos con las capacidades
mentales de los no humanos con el fin de encontrar los principios que rigen la conducta
animal y aplicar estos conocimientos a la conducta humana
Tiempo antes de la segunda guerra mundial, hubo países que decidieron establecer
puestos de investigación y áreas de conservación para el estudio de primates no humanos, es
así como a comienzos del siglo XX aumentó el auge de publicaciones sobre extraordinarias
proezas animales, fue la teoría evolucionista la que contribuyó a la preocupación por la
inteligencia animal, especialmente la de los monos y simios.
El estudio científico de los primates no humanos se dividirá en períodos históricos: pre
y post segunda guerra mundial. Entre 1924 y 1942, fue Robert Yerkes quien dirigió su
investigación a la conducta sexual, social y cooperativa de los chimpancés en cautividad.
Por otro lado, se desarrollaron estudios sobre no primates en asentamientos naturales
entre 1930 y 1955. Los primatólogos C. R. Carpenter y S. A. Altman estudiaron la conducta
sexual y las pautas de comunicación de monos y gibones salvajes en la zona del canal de
Panamá, Tailandia y Siam. Altman aplicó la teoría cibernética de la comunicación, que serán
posteriormente tomadas por los sociobiologos.

Luego de la postguerra, se tomará la primera fase de la primatología desde los años


cincuenta a principio de los setenta, será en esta fase que se encuentra el surgimiento de la
sociobiología. En esta fase aumentó el nivel de recursos en el estudio de primates, el
constante aumento en la comercialización de monos, obligó a Estados Unidos a dar garantías
oficiales de que los monos recibían trato humano y serían usados para investigaciones que
beneficiaran a toda la humanidad.

Durante esta época, autores como Robert Ardrey, Desmond Morris, Lionel Tiger, Robin
Foz. Jane Goodall, Ashley Montagu y Allison Jolly publicaron trabajos que ensalzaban el
dominio del género humano sobre la naturaleza, la agresividad natural del macho, sumado al
papel de las mujeres como mediadores de la cultura. Según Haraway, esta literatura es
ideológicamente conservadora y patriarcal.

La segunda fase de los primates marca la aparición de la sociobiología de E. O. Wilson


en 1975, subrayando problemas de la idoneidad genética, la selección de la especie, el
altruismo y la conducta reproductiva, utilizando monos como sustitutos humanos donde los
resultados se extrapolarían a la sociedad. Sumado a esto, hubo un incremento de los estudios
sobre el lenguaje y la domesticación de los monos.

Otro de los principales logros es que este período consistió en poner a los chimpancés
en el espacio exterior. En 1961, el chimpancé Ham fue lanzado al espacio con éxito por
Estados Unidos, como proyecto piloto para que luego se implementarán humanos para
reproducir esas proezas. Los chimpancés se convirtieron en réplicas para los humanos.

La tercera iniciativa importante fue la continuación de los estudios sobre el lenguaje


con monos domésticos. El caso más interesante sería el de Koko, una gorila que fue enseñada
a usar el lenguaje americano de los signos.
Entre otras partes de la historia de investigación se encuentra el descubrimiento en 1974 en
África de los resto fósiles de Lucy, un bípedo completo de hace 3,5 millones de años que
desembocaron en intentos de reescribir la historia evolutiva del hombre contemporáneo.

Haraway, propondrá que la primatología se escribirá sobre un sistema narrativo que se


organiza por un triple código que manipula los significados del género, la ciencia y la raza.
Sostendrá que la mujer es la mediadora entre la naturaleza y la cultura, desde la crianza de
los chimpancés pequeños. La mujer científica será parte clave de la historia, porque no es
vista como una amenaza al orden natural en la sociedad de chimpancés. Esto irá sumado a
que la raza se entrecruza con el género, donde los chimpancés generan un rechazo a mujeres
en ese contexto que solían ser morenas, al confundirlas con mujeres de la jungla en África.

ENTORNOS SIMBÓLICOS Y ESTRUCTURAS COGNITIVAS

El sujeto ya no se relaciona de manera inmediata con la realidad como el animal que


está inmerso en el aquí y ahora, sino que de manera mediata, es decir, los símbolos: Las
categorizaciones que este se crea y el sentido que le otorga a ésta. El lenguaje posibilita al
ser humano poder conceptualizar los objetos tanto externos como internos, por lo que lo
habilita para tener consciencia de sí mismo, o sea tener una subjetividad única y diferenciada
para cada ser humano.

Entornos simbólicos

La palabra símbolo se refiere a la capacidad de un signo para sustituir a algún


elemento de la realidad, ya sea interna (Subjetividad) como externa (Objetos), por lo tanto
es más ilimitado o más rico en contenidos y los signos son limitados, producto de que tienen
un significado de representatividad, como los íconos visuales y los que sirven para medir o
puntuar que se le llamará índices.
Entonces los seres humanos están constantemente en contacto con los símbolos que
comparten intersubjetivamente, ya que responden directamente a estos y los utilizan para
ordenar la realidad y orientarse en esta. Por lo tanto el entorno simbólico puede ser visto
como un sustituto de la realidad, es la representación que el ser humano hace de esta, no la
realidad en sí misma, por lo que podemos decir que nos movemos en construcciones sociales o
dicho por Mead “Objetos sociales”.
Existe una realidad independiente del sujeto que es capaz de conceptualizar, sin
embargo si el ser humano no categoriza y le da “vida” a través de un símbolo a un objeto o
elemento, jamás será consciente de su existencia, ya que es a través de los símbolos que trae
el mundo a sus “manos”, es decir, a su consciencia para poder utilizarla, medirla, predecirla
en post de su bien estar. Así mismo este sujeto puede describirse a sí mismo, en resumen se
convierten en objetos de sí, conociendo sus procesos internos y subjetivos. Entonces a través
de este proceso intersubjetivo simbólico es que se van creando las diversas normas,
cosmovisiones, arte, lenguaje, etc. En el fondo cualquier forma de dar sentido a la realidad,
que genere congruencia en el ser humano, calma ante lo que no comprende y reducción de la
angustia. Por lo que podríamos decir que la realidad se construye diferente dependiendo de
las distintas culturas, producto de que la realidad está a merced del sujeto con capacidad de
darle un sentido y no posee un significado absoluto, sino que netamente humano, esto
explicaría las enormes diferencias culturales que a veces terminan en conflictos bélicos.

Los humanos como actores y observadores

Los seres humanos se involucran en actividades, mientras que observan


simultáneamente sus acciones, es decir, son actores en un momento y observadores en otro.
Por lo tanto podemos decir que los seres humanos son tanto sujetos como objetos de sí
mismos, que a través de las conceptualizaciones separan su mundo interno del externo, a
diferencia de los animales inferiores, que si bien poseen un grado de consciencia, no llega al
grado de complejidad que posee el ser humano, ya que estos pueden abstraerse de la realidad
inmediata y ser conscientes de su consciencia, crear a través del lenguaje hipótesis respecto
de una situación, etc. Los animales no poseen esta facultad, pero poseen consciencia por
ejemplo de que están sufriendo, tienen miedo, obtienen placer de un alimento, etc. Por lo
que la consciencia animal es unidimensional, o sea que vive en la inmediatez del momento y
el ser humano posee una consciencia multidimensional, llamada a menudo autoconsciencia o
auto reflexividad.

Realidad subjetiva y objetiva


El ser humano vive en tres “mundos” simultáneamente: Mundo externo que existe con
independencia del ser humano, es decir, le antecede o se encuentra antes de que este exista,
interno o subjetivo, o sea todas las vivencias personales que solo quien la experimenta sabe
con certeza y el simbólico intersubjetivo caracterizado por su apariencia de objetividad,
producto de que son los códigos y las formas comunicativas con los cuales las personas de una
determinada cultura se relacionan, por lo que naturalizan todas estas invenciones simbólicas
consensuadas. Por lo que estos tres mundos suelen ser problemáticos, ya que por ejemplo se
suele confundir el término subjetivo con cosas “que pasan por la cabeza” o la materialidad
del cerebro, lo cual es una falacia, ya que no es en el cerebro donde residen los
pensamientos, sino que es a partir de este y su compleja estructura que da paso para que se
genere la psique, es decir, experiencias auténticas que escapan a la red comunicativa, ya que
todo ser humano tiene una sintiencia diferente, si bien pueden entenderse los unos a los otros
producto de haber vivido la misma situación, sin embargo aquel sujeto que dice comprender
no comprende más que su propia experiencia, no pudiendo saber lo que en realidad siente el
otro en su atmósfera subjetiva. Es pues, un sinsentido decir que enamorarse es una
experiencia subjetiva, ya que no puede ser de otra forma, una experiencia auténtica y única,
de igual forma lo es pretender que el peso que nos arroja un instrumento para pesar sea una
experiencia objetiva, ya que el supuesto peso de un objeto, no es más que el resultado de un
instrumento que se rige bajo sus propias leyes (Kilo por ejemplo), no siendo el peso en sí
mismo del objeto.

Mundos Sociales, Coordenadas Simbólicas e Invenciones

Un entorno simbólico implica que los humanos viven en “mundos sociales”, esto quiere
decir que pueden ser concebidos como grupos de individuos que conviven a través de redes de
comunicación. Shibutani (1962) señala “Las sociedades de masas modernas (…) están
confeccionadas con una desconcertante variedad de mundos sociales (…). Todos ellos (…) son
áreas culturales, cuyas fronteras se establecen no por un territorio ni por la pertenencia
formal a un grupo, sino por los límites de la comunicación eficaz”. En resumen, una nación no
es igual a una sociedad debido a que existen muchas sociedades, muchos mundos sociales en
una misma nación.
Los miembros de mundos sociales conciben la realidad como “coordenadas simbólicas”
simples. La definición de “mundos sociales” tiene que ver en cómo se percibe la realidad, el
espacio y el tiempo. Y los aspectos básicos a éstos se entenderán como coordenadas sociales
de un mundo social dado.
El “Entorno simbólico” desde el punto de vista de un individuo, se piensa como una
realidad en sí misma. Berger y Luckman añaden que esta realidad se presenta a sí misma ante
el individuo como un mundo que comparte con otros y ésta “realidad” es tomada como LA
REALIDAD, algo que simplemente está ahí. Esta realidad, las coordenadas simbólicas y las
simbolizaciones se podrían considerar erróneas o inmoral por las recientes generaciones, en la
medida en que los miembros de un mundo social se preocupen por los puntos de vista y los
actos de las personas con otros mundos sociales.

Prejuicios y estereotipos

Los científicos sociales y estudiosos del lenguaje se refieren a los símbolos


“incorrectos” de los demás como invenciones. Un ejemplo a ésto serían las ideas sostenidas
sobre la raza, pese al peligro de la clasificación de los seres humanos a partir de
características biológicas, ya que existen clasificaciones racistas socialmente importantes. Los
humanos clasifican a los objetos en categorías y actúan sobre ellas en base de su pertenencia
de clase, pero también clasifican a las personas en grupos raciales y se comportan hacia ellos
en base de su presunta pertenencia racial. Esto quiere decir que los modos en que uno
percibe al otro como negro o blanco, tendrán que ver con la carga social de palabras como
“negro, afroamericano y blanco”. El pensamiento popular sobre estos temas se basa en
concepciones erróneas sobre la naturaleza de las razas, la sangre y la herencia.
Las ideas racistas no tienen fundamento biológico, la evidencia científica apunta a una
unidad biológica esencial de todos los tipos humanos. El organismo humano es tan uniforme
en todas partes del mundo que, para la investigación experimental en psicología y anatomía,
no importa la “raza” a la que los sujetos pertenecen. Aunque, en medida que los sujetos de
un mundo social perciben a otros como parte de un grupo racial, actuarán hacia ellos en
concordancia.
Otro término similar a invenciones, es el de estereotipos. Los sociólogos lo definen
como concepciones sobresimplificadas, fijas y falaces que un grupo social sostiene de otro.
Estereo deriva, etimológicamente, del griego “steros” cuyo significado es sólido o firme. En
un libro sobre la opinión de Walter Lippmann (1922), lo usó para referirse a “las imágenes
dentro de nuestras cabezas”. Afirma que la gente anticipa los hechos con clasificaciones
preestablecidas, no ve los hechos claramente o de un modo no sesgado, menciona que
primero definimos y después vemos.
Existen estereotipos de la raza, las nacionalidades, grupos nacionales, grupos
ocupacionales, clases sociales y sexos, siendo el estereotipo de la raza la más estudiada.
Una vez formado el estereotipo, tiende a persistir, incluso enfrentado a la evidencia y
experiencias contradictorias.
Cuando un individuo clasifica a determinadas personas como pertenecientes a un
grupo o raza, y atribuye determinadas características a ese grupo en general, excluirá a los
que no tengan esas características como excepciones de la norma.
La regla es que el grupo se conforma como tal “por naturaleza”.
Algunos que estudian los fenómenos del lenguaje, defienden que tales invenciones
deberían eliminarse del lenguaje, debido a que no se refieren a nada real y son socialmente
perjudiciales.

Conclusiones

Los humanos no se basan su realidad en ideas sobre ésta expresadas por medio de
símbolos lingüísticos, de ahí que el entorno simbólico de los seres humanos, los nombres,
palabras, términos, conceptos, categorías, invenciones, estereotipos y prejuicios.
Los significados simbólicos son productos interactivos, sociales. Hay significados los
cuales dan sentido al mundo, hábitos del lenguaje que genera en los humanos la motivación
para nombrar, clasificar y explicar aspectos significativos de su entorno.
En resumen, en este capítulo se abordó el tema de la evolución humana, biológica y
cultural y sus límites que han forjado para el desarrollo del lenguaje. El punto de vista
sociobiológico el cual tiende a reducir la experiencia humana al nivel de los genes y principios
evolutivos universales. La conducta de chimpancés y como sus experiencias reflejan la
ausencia del lenguaje a nivel humano. Es imposible que los primates tengan prejuicios,
estereotipo o tengan sus mundos mediados por estructuras de sentido complejas que
proporciona el lenguaje.

Críticas al contenido

Existe una falta de profundización en el área de la producción simbólica humana y


toda la gama de elementos que un sujeto es capaz de crear, modificar, intercambiar, etc. Si
bien se esboza una explicación acerca de cómo afectan los símbolos en los seres humanos y
cómo éstos van naturalizando estas invenciones mediante el constante uso e intercambio de
ideas a través del lenguaje para tener un orden y orientación. Carece de ejemplos concretos
pragmáticos que evidencien lo poderoso que pueden llegar a ser estas construcciones
intersubjetivas, que son, en un primer momento, creadas por los seres humanos y luego
influidos por estos mismos (Símbolos) en la socialización con otros, donde se intercambian
significados para conformar redes de sentido que dan paso a la conformación de la cultura,
siendo esta la piedra angular del sujeto para percibir la realidad, categorizarla y dirigirse a
ella.
Una de las producciones simbólicas que trasciende las diferencias culturales, es el
concepto de DIOS, ya que se encuentra en cada cultura conocida hasta ahora. Cuando el ser
humano comprende la realidad, no necesita hacer invenciones para referirse a ésta
(Permanece en un status quo),ya que está todo en orden en su subjetividad, o sea está en un
equilibrio, no tiene preguntas que lo inquieten y sobrepasen su entendimiento o forma de
comprender las cosas. En cambio cuando no comprende la realidad, necesita hacer
invenciones simbólicas, es decir, interpretarla y generarse una explicación que lo tranquilice,
un claro ejemplo de esto son las diversas antropomorfizaciones que proyectaban los antiguos
griegos en sus dioses mitológicos, además de representar mediante estos, atributos de
perfección, encontraban en estas figuras respuesta a eventos que no podían hasta ese
momento comprender, por lo que su forma de pensar condicionaba el discurso de los sujetos,
tal como dice C.S. Pierce (2012) “La realidad la conocemos cuando la nombramos. El nombre
que le adjudicamos a los objetos determina la forma como pensamos y nos comportamos en
relación con estos objetos.” Cuando el ser humano es invadido por la incomprensión o la
incertidumbre, se ve sumergido en la angustia y esto provoca un escape del dolor,
encargándose la idea de DIOS de suplir esas faltas que se producen, trayendo esperanzas y
certezas a aquel ser humano preso de su capacidad innata (cerebral) para otorgarle sentido a
la realidad. El arte y el lenguaje también han sido unas de las manifestaciones (Producciones)
humanas más presentes y utilizadas como medios simbólicos cumpliendo fines vitales, dicho
por Ernest Cassirer “El lenguaje y el arte oscilan, constantemente, entre dos polos opuestos,
uno objetivo y otro subjetivo. Ninguna teoría del lenguaje o del arte puede olvidar o
suprimir uno de estos dos polos, aunque puede hacer hincapié en uno u otro”, Antropología
filosófica pág 120, o sea que el lenguaje es una manifestación simbólica, abstracta y
totalmente subjetiva, es decir, se intenta representar un objeto de la realidad mediante un
sonido vocal articulado arbitrario, es por ello las enormes diferencias que hay en la
pronunciación de los distintos idiomas, por otro lado el arte como manifestación humana
objetiva, retratado en cualquier parte de la realidad material, dan cuenta de la compleja
gama de invenciones simbólicas.
Otra forma de llenar la realidad de sentido es la ciencia, que busca tener datos
objetivos, estáticos, para poder orientar la conducta del ser humano y entender el porqué de
los diversos fenómenos que acontencen en la realidad (Terremotos, lluvias, tornados,
hambre), adelantándose a ciertos procesos cíclicos naturales y así tener mayor seguridad y
control sobre el medio, favoreciendo la sobrevivencia. Ernest Cassirer escribe “LA CIENCIA
representa el último paso en el desarrollo espiritual del hombre y puede ser considerada
como el logro máximo y característico de la cultura. Se trata de un producto verdaderamente
tardío y refinado, que no puede desarrollarse sino en condiciones especiales” (Antropología
filosófica, Pág. 178). Ya que solo teniendo las necesidades básicas satisfechas, o sea cuando
una comunidad asegura su supervivencia y seguridad, recién pueden acceder y focalizar la
atención en otros aspectos de la realidad como lo es la ciencia u otras manifestaciones de
índole superior, tal como lo dice Maslow (1968) “La naturaleza más elevada del hombre
descansa en su naturaleza inferior: necesita dicha parte como base, pues sin ella no podría
sostenerse. Esto significa que, para la masa humana, la naturaleza más alta del hombre es
inconcebible sin una naturaleza inferior satisfecha que haga las veces de base”. (P.:173)
Otro importante simbolismo son las costumbres y valores que en el fondo son patrones
de conducta que los sujetos de una cultura aprenden y reproducen para estar en
coordinación, tener orden y significados compartidos con los cuales relacionarse. Las
costumbres son importantes dentro de la identidad humana y dentro de grupos sociales,
debido a que definen las características, potencialidades y capacidades. Asael Mercado y
Alejandrina V. Hernández en un artículo sobre la construcción de la identidad colectiva “la
identidad colectiva tiene como antecedente los planteamientos que se hacen sobre la
identidad social” (2010) La pertenencia a un grupo se va a diferencias principalmente por sus
objetivos y costumbres, como también de acuerdo al grado de pertenencia de cada
integrante.
Estas son algunos de las manifestaciones simbólicas más reconocidas, por lo que
podemos concluir que toda manifestación simbólica es construida a partir de necesidades que
aquejan al ser humano como individuo que a su vez es parte de una comunidad. Es a partir de
los problemas que se le presentan -por ejemplo explicarse la muerte, el universo- que va
ideando ciertos esquemas mentales que le sean congruentes y rellenen el vacío de aquellas
carencias de sentido que surgen en su estadía en la realidad compartida con otros, en
palabras de Ernest cassirer “Semejantes organizaciones y sistematizaciones se hallan
contenidas en el lenguaje, en el mito, en la religión y en el arte” (Antropología filosófica,
pág 57). Sin embargo las construcciones humanas no se reducen a símbolos como se ha
manifestado en esta crítica, sino que un sin fin de elementos, entre ellos las construcciones
de tipo materiales, creados con el mismo fin que los símbolos, satisfacer necesidades que se
le presentan. En el fondo gracias a que poseemos una estructura cerebral sumamente
compleja, posibilita a que se desarrollen representaciones indirectas de la realidad a través
de los símbolos y tenga la facultad de desprenderse del aquí y el ahora, para adentrarse en su
universo intrapersonal, único en su especie animal.

Como se podría aplicar el contenido del texto en Arica

Dentro del texto podemos observar cómo se analiza el tema del lenguaje humano en
relación a los animales inferiores o subhumanos, particularmente en los primates.

Como grupo, pensamos que quizás no hay mucho campo a disposición de nuestras
manos para elaborar o aplicar el contenido visto en el texto. Sin embargo, llegamos a una
conclusión de que podría aplicarse en términos de “taller práctico”.

Se han hecho muchos experimentos relacionando estos dos temas, tratando de


alcanzar el objetivo de que especies subhumanas puedan lograr comunicarse a través del
lenguaje.

Uno de los más famosos fue el de los autores Ann y David Premack, quienes elaboraron
experimentos con chimpancés abordando este tema. Lograron que “Sarah” (un chimpancé)
pudiese “aprender” un total de 130 “palabras”. Básicamente el experimento trataba de
relacionar palabras humanas con pequeños símbolos de plástico en una pizarra, por ejemplo,
cuando Sarah quería un plátano tenía que escoger el símbolo de plástico en la pizarra que
representaba al plátano.
Otro experimento como el de los autores Beatrice y Allen Gardner, quienes enseñaron
a un chimpancé (Washoe) a usar el lenguaje de señas americano, convirtiéndose en el primer
ser vivo no humano capaz de esto, fue uno de los más conocidos.

El psicólogo Terrance, en 1973, intentó enseñar un lenguaje de signos a un pequeño


chimpancé (muy parecido al experimento anterior). Su objetivo era refutar la postura de
Chomsky en torno a que el lenguaje es una capacidad únicamente humana. Luego de 4 años
abandonó el estudio, dándole la razón a Chomsky, pero además afirmando que los chimpancés
no usaban los signos como palabras, en cambio, ellos aprendían meramente conductas
recompensadas. Es decir, conductismo operante.

La teoría del conductismo operante es una forma de aprendizaje por medio de


recompensas y castigos. Este tipo de condicionamiento sostiene que una determinada
conducta y una consecuencia, ya sea un premio o castigo tienen una conexión que nos lleva al
aprendizaje. Efectivamente, mientras más se refuerce una conducta, ésta tendrá más
probabilidades de que se repita en un futuro. Básicamente, la relación entre los
experimentos, tanto de Los Gardner (1969) como de los Premack (1972) y el de Terrance
(1973) en torno al condicionamiento operante, es que el condicionamiento operante es una
forma de enseñar a los animales inferiores un tipo de “lenguaje especial o propio”.

En nuestro segundo semestre de carrera, cursamos un ramo llamado “Psicología del


aprendizaje” en donde nos instruyeron para aplicar la teoría del condicionamiento operante
de Skinner en un can. Al observar que el mismo taller fue un éxito, podríamos decir que (a
través de un buen uso de la teoría del condicionamiento y del conocimiento que obtuvimos en
este texto en particular) se podría aplicar hasta en nuestras mismas mascotas. Quizás no de la
misma forma debido a la evidente inteligencia de los primates, pero sí podríamos incluso
llegar a tener éxito.

Un claro ejemplo que relaciona tanto los estudios del texto con la teoría de Skinner y
que podría llegar a aplicarse en la ciudad de Arica sería el adiestramiento de lengua de señas
en perros sordos.
Mientras que muchos perros son entrenados mediante órdenes verbales que indican el
seguimiento de ciertas acciones, las señales manuales en el adiestramiento de los perros son
muy útiles en muchas circunstancias, una de ellas será el entrenamiento de perros sordos. Los
perros tienen cierta aptitud para la lectura de nuestro lenguaje corporal y los gestos, lo que
sería propicio para el aprendizaje de conductas a través de gestos, ampliando así el
condicionamiento al área de perros sordos.

La implementación de un taller ligado al aprendizaje de conductas para perros sordos


en Arica, tendrá como base la lengua de señas (chilena), usadas para comunicarse entre
personas sordas. Si bien no se implementará toda la cantidad de signos que utilizan, serán
usados los signos más convencionales con el fin de que a través del gesto del entrenador se
logre incorporar al repertorio de conductas las órdenes que se den durante las sesiones. Es
así, que a base de refuerzos, se premiarán los avances del can, generando que esta conducta
se repita con el tiempo.

Referencia Bibliográfica

Bateson, G. y Bateson, M. C. (1987): Angels Fear: Towards and Epistemology of the Sacred.
Nueva York: MacMillan.

Haraway, D. J. (1989): Primate Visions: Gender, Race and Nature in the World of Modern
Science. Nueva York: Routledge.

Harré, R. y Reynolds, V. (eds.) (1984): The Meaning of Primate Signals. Cambridge:


Cambridge University Press.

Köhler, W. (1926): The Mentality of Apes. Nueva York: Harcourt, Brace.

Wilson, E. O. (1975): Sociobiology: The New Synthesis. Cambridge: MA: Belknap.

Mercado Maldonado, Asael, & Hernández Oliva, Alejandrina V. (2010). El proceso de


construcción de la identidad colectiva. Convergencia, 17(53), 229-251. Recuperado en 16 de
octubre de 2017, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-
14352010000200010&lng=es&tlng=es.

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