Anton Fernandez

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Claves ecofeministas para el análisis literario

Ecofeminist codes for literary analysis


Eva Antón Fernández
Universidad de Valladolid, España

Resumen Abstract
En este trabajo se propone una hoja de This paper proposes a roadmap for liter-
ruta para la crítica literaria que aplica los ary criticism that applies the postulates of
postulados del ecofeminismo crítico con critical ecofeminism with the aim of de-
el objeto de deconstruir en las ficciones constructing in literary fictions the use of
literarias el uso de las perspectivas andro- the androcentric, anthropocentric and/or
céntrica, antropocéntrica y/o especista y speciesist perspectives and their intercon-
sus interconexiones. Se muestra la perti- nections. The paper also shows the perti-
nencia de aplicar al campo literario cla- nence of applying to the literary field in-
ves interpretativas provenientes del eco- terpretive codes from critical ecofeminism
feminismo crítico formulado por la filó- formulated by the philosopher Alicia H.
sofa Alicia H. Puleo, al aportar un mapa Puleo, by providing an integrative concep-
conceptual y analítico integrador que ex- tual and analytical map that extends and
tiende e interrelaciona pautas y objetivos interrelates patterns and objectives treated
tratados separadamente tanto por la crí- separately by both feminist literary criti-
tica literaria feminista como por la ecocrí- cism and ecocriticism and sociocriticism.
tica y la sociocrítica. El ecofeminismo crí- Critical ecofeminism provides the possi-
tico permite verificar si en los textos lite- bility of verifying whether in literary texts
rarios se observan miradas y elaboracio- different fictional views and elaborations
nes ficcionales diferenciadas entre autoras are observed between male and female au-
y autores en cuanto al eje naturaleza/cul- thors regarding the Nature/Culture axis
tura y a las identidades y roles de género. and gender identities and roles. It is argued
Se sostiene que, a través de las interpela- that, through the questions posed by crit-
ciones que plantea el ecofeminismo crí- ical ecofeminism, it is possible to analyze
tico, es posible analizar en los textos lite- texts presences/absences of topics such
rarios presencias/ausencias de tematiza- as: the compassionate dimension of the
ciones como las siguientes: la dimensión whole ecosystem, the defense of equality

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compasiva respecto al conjunto del ecosis- and autonomy for women, the denounc-
tema, la defensa de la igualdad y la auto- ing of oppression, and the exploitation of
nomía para las mujeres, la denuncia de la human and non-human living Nature, the
opresión y la explotación de la naturaleza universalization of the ethics of care along
viva humana y no humana, la universaliza- with the ethics of justice, and the possibil-
ción de la ética del cuidado junto a la ética ity of imaging more just world.
de la justicia, y la posibilidad de imaginar
otro mundo más justo. Keywords
Critical ecofeminism, feminist literary
Palabras clave criticism, literary theory.
Ecofeminismo crítico, crítica literaria fe-
minista, teoría literaria.

Introducción
E ste trabajo muestra la aplicación en la crítica literaria de los funda-
mentos del ecofeminismo crítico formulado por la filósofa Alicia H.
Puleo (Puleo, 2008, 2011, 2015b). Su posicionamiento ético-filosófico,
además del pensamiento crítico que sustenta, abre el camino a una po-
sibilidad de análisis crítico del discurso, y aporta un mapa conceptual y
analítico integrador que conecta, extiende e interrelaciona pautas y obje-
tivos tratados separadamente tanto por la crítica literaria feminista como
por la ecocrítica, vinculando en el eje de las interpelaciones de género
otras cuestiones centrales de ética y política ecológica y animalista me-
diante el análisis literario.
Al situar este análisis en el entorno de tales claves conceptuales y
analíticas se facilita el abordaje en y desde los elementos constituyentes
de los textos narrativos, de las intersecciones entre naturaleza, cultura y
las relaciones de poder entre mujeres y hombres, con categorías básicas
como las de igualdad, autonomía, justicia, género, patriarcado, andro-
centrismo, sexismo, cuidado, violencia de género…, a la vez que emer-
gen, vinculadas, las de antropocentrismo, especismo, ecojusticia, o inter-
dependencia, entre otras, sin perder el horizonte crítico y emancipatorio
que caracteriza la herencia ilustrada.
Para el análisis emprendido, parto de la constatación del papel
clave de la literatura en la legitimación del orden simbólico patriarcal y
su eficacia en la representación modelizadora de identidades, roles y es-

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tatus de género. La práctica crítica derivada del ecofeminismo ilustrado


induce a contrastar si se observan miradas y elaboraciones narrativas dife-
rentes sobre el eje naturaleza/cultura y sobre las relaciones de género en-
tre autoras y autores, determinadas por (y a través de) los roles de género.

Algunas notas sobre el ecofeminismo


y el ecofeminismo crítico de Alicia H. Puleo
Una de las actuales ramificaciones del discurso feminista es la que co-
necta preocupaciones y objetivos feministas y ecologistas: el ecofemi-
nismo.1 Una eclosión de corrientes, voces, pensamientos, movimientos y
prácticas ecofeministas se ha materializado en las últimas cuatro déca-
das, testificando así las diversas relaciones entre teorías y movimientos
feministas y ecologistas (entre otras autoras: Vandana Shiva, 1995; Ka-
ren Warren, 1996; Val Plumwood, 1993; Ivone Gebara, 2000). En el sur
de Europa, numerosos trabajos de la filósofa Alicia H. Puleo han acer-
cado las distintas posiciones convergentes de ambos pensamientos críti-
cos y movimientos alternativos, favoreciendo su conocimiento median-
te su tipologización y revisando sus luces y sus sombras (Puleo, 2002,
2004, 2005, entre otros). Puleo ha constatado los recelos mutuos del fe-
minismo y el ecologismo2 y ha explorado sus conexiones, desde sus ba-
ses empírica, simbólica, histórica, conceptual, epistemológica, ética y po-
1
Término utilizado por primera vez por Françoise d’Eaubonne (Le feminisme ou la mort,
1974) para señalar la preocupación de algunos grupos feministas franceses por la relación
entre superpoblación, devastación de la naturaleza y dominación masculina. Señala que hay
que cuestionar la relación entre los sexos para salir del círculo suicida de producción de ob-
jetos superfluos, alto consumo, destrucción medioambiental, publicidad alienante. Escrito en
un momento en el que Francia prohibía el aborto, con esta obra se critica la falta de derechos
reproductivos de las mujeres: el poder de control sobre el propio cuerpo ha sido arrebatado
a las mujeres y debe volver a él: las mujeres limitan y espacian más los nacimientos, siempre
han intentado hacerlo.
2
Miedo, desde el feminismo, a que sea una nueva “alianza ruinosa”, en palabras de la filóso-
fa Celia Amorós, es decir, que subordine de nuevo los objetivos emancipadores feministas a
otras causas; el temor, desde el ecologismo, a que la liberación de la mujer del ámbito domés-
tico sea a costa del consumismo (masificando los productos de “usar y tirar”). Y el riesgo de
que la preocupación ecológica de las mujeres contribuya a reforzar los roles de género: pa-
sando de ser el ángel del hogar victoriano al ángel del ecosistema (Puleo, 2004, 2011, entre
otros).

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lítica (Puleo, 2004, 2005). Siguiendo a Alicia H. Puleo podemos com-


probar la conexión empírica entre las preocupaciones feministas y eco-
logistas, por ejemplo, en la comprobada relación entre medio ambiente
y salud de las mujeres, aspecto que quedó corroborado en la IV Confe-
rencia Mundial de la Mujer de la onu celebrada en Beijing en septiem-
bre de 1995 y en las posteriores revisiones Beijing+5, Beijing+10, Bei-
jing+15 y la reciente Beijing+20.
De la conexión simbólica da cuenta la mirada crítica sobre una
ideología que naturaliza o animaliza a las mujeres y feminiza a la natu-
raleza, algo que ya cuestionaron Simone de Beauvoir o Kate Millet, y
que se refleja en las metáforas de “madre naturaleza”, “madre tierra”, et-
cétera. La conexión histórica puede observarse en el patriarcado capi-
talista industrial como origen de la crisis ecológica y la invisibilización
del trabajo reproductivo, como el enfoque teórico ecofeminista materia-
lista ha tematizado. La conexión conceptual queda patente con la crí-
tica a los dualismos jerarquizados y generizados, tipo naturaleza/cultu-
ra, que incluyen un sesgo de género ya que se asientan en la devaluación
convergente y complementaria de las mujeres y la naturaleza. La cone-
xión epistemológica puede observarse en el cuestionamiento de la su-
puesta objetividad de una ciencia que parte de una separación artificial
entre lo humano y lo natural, y que ha institucionalizado la instrumen-
talización de la razón.
La conexión ética se desprende de la necesidad de universalizar
la ética del cuidado, devaluada por la cultura patriarcal, para compartir
el cuidado y para construir una relación no destructiva con la naturale-
za. Por último, la conexión política entre feminismo y ecología es evi-
dente ya que, si repensamos el género y las relaciones de poder derivadas
de la lógica del dominio patriarcal desde el feminismo, también hay que
repensar las lógicas de la dominación hacia los seres vivos no humanos
(Puleo, 2004, 2005, 2011, entre otros).
Entre las preocupaciones generales del ecofeminismo pueden se-
ñalarse la aspiración a una ecojusticia con perspectiva de género, la pre-
servación de la salud individual y del ecosistema, la denuncia de la glo-
balización económica y el expolio consiguiente de la naturaleza por un

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sistema neoliberal y patriarcal que se sustenta en un paradigma de pro-


greso ilimitado, generador de pobreza, que agranda las desigualdades so-
ciales, con importantes repercusiones en los seres humanos, especialmen-
te en las mujeres, y demás seres vivos. Denuncia una lógica del dominio
patriarcal edificada en torno a dualismos generizados y jerarquizados que
devalúan la naturaleza y lo consignado socialmente como femenino, en-
tre lo que incluyen desde valores individuales y colectivos como el cuida-
do, los vínculos, la interdependencia y la reproducción social, a constitu-
yentes vitales como el propio cuerpo, la salud, los afectos, las emociones.
En 2008, en un trabajo titulado “Libertad, igualdad, sostenibili-
dad. Por un ecofeminismo ilustrado”, y, fundamentalmente, en 2011 con
la publicación de la obra Ecofeminismo para otro mundo posible, Alicia H.
Puleo formula una reflexión ético-política que, yendo más allá de una vi-
sión articulada e integradora de las propuestas de la diversidad de voces
y corrientes ecofeministas, pone las bases de lo que esta pensadora deno-
mina ecofeminismo crítico o ilustrado, que comienza definiendo en los si-
guientes términos: “Orientado a la ecojusticia y la sostenibilidad, el eco-
feminismo ilustrado se caracterizaría por la crítica al prejuicio, la defensa
de los principios de igualdad y autonomía, la conceptualización nomi-
nalista del género, el diálogo intercultural, la aceptación prudente de la
ciencia y la técnica, la universalización de las virtudes del cuidado apli-
cadas a los humanos y al resto de la naturaleza, y una moral de la com-
pasión frente a la radical finitud del mundo” (Puleo, 2008: 39).
El ecofeminismo ilustrado que propone la autora de Ecofeminismo
para otro mundo posible resulta especialmente idóneo para deconstruir la
lógica del dominio patriarcal porque, recordemos, no todos los ecofemi-
nismos contienen ese potencial emancipatorio (Puleo, 2011: 40), y por-
que detecta y rectifica déficits en el feminismo respecto a posiciones eco-
lógicas y en el ecologismo respecto a posiciones feministas, ya que “busca
corregir, gracias a la articulación teórica de la experiencia emancipatoria
de las mujeres, los sesgos del antropocentrismo extremo y del androcen-
trismo pseudouniversalista del discurso ilustrado” (Puleo, 2011: 434).3

3
En otro trabajo reciente, “Iguales en un mundo sostenible”, Alicia H. Puleo resume su pro-
puesta de ecofeminismo crítico (Puleo, 2015b).

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De la ecocrítica a la crítica literaria ecofeminista


En las dos últimas décadas, a partir de los años noventa del siglo XX,
un nuevo campo interdisciplinar, la ecocrítica, ha irrumpido con carac-
terísticas propias en la crítica literaria inaugurando una conexión entre
la ecología y la literatura. Su punto de interés consiste en explorar las re-
laciones humanas con la naturaleza que se manifiestan en los textos li-
terarios. Un avance de su origen, conceptualizaciones y claves analíticas
puede verse en el trabajo de Teo Sanz, “La ecocrítica, vanguardia de la
crítica literaria. Una aproximación a través de la ecoética de Marguerite
Yourcenar” (Sanz, 2015: 291 y ss.), del cual extraigo algunas ideas y re-
ferencias para este epígrafe.
Como señala este autor, el término “ecocrítica” ya había sido uti-
lizado a finales de los setenta por William Rueckert, quien en 1978 pu-
blicó Literature and Ecology: an Experiment on Ecocriticism, artículo que
muestra la idoneidad de trasladar el análisis ecológico a la crítica litera-
ria con la finalidad pedagógica de aumentar la conciencia ecológica. Pero
la nueva corriente ecocrítica se consolida con la publicación, en 1996 de
la obra colectiva The Ecocriticism Reader, coordinada por Cheryll Glot-
felty y Harold Fromm, que compila una veintena de trabajos de autores
diversos que enfocan el nuevo tema desde abordajes teórico-prácticos,
entre los que se incluye el artículo pionero de Rueckert.
La Introducción de la propia Cheryll Glotfelty será citada como
uno de los textos fundacionales de la ecocrítica, al aportar una de las pri-
meras definiciones del nuevo enfoque crítico: “Dicho de manera sencilla,
la ecocrítica es el estudio de la relación entre la literatura y el entorno fí-
sico” (Glotfelty, 1996, cit. en Sanz, 2015: 293).4 Un entorno que, bajo la
mirada ecocrítica, no se reduce a lo social o humano, sino que se amplía
a la totalidad de la ecoesfera.

4
Glotfelty señala: “De la misma manera que la crítica feminista examina el lenguaje y la litera-
tura desde una perspectiva de conciencia de género, y la crítica marxista es consciente de los
modos de producción y de las clases sociales para la interpretación de los textos, la ecocrítica
adopta un enfoque ecocentrado a la hora de examinar los textos literarios” (Glotfelty, 1996,
cit. en Sanz, 2015: 293). La traducción de los textos originales es del profesor Teo Sanz.

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También destacan las aportaciones de Laurence Buell, autor de


The Environmental Imagination (1995), quien proporciona cuatro cri-
terios para apreciar la conciencia ecológica de un texto literario: “1) El
medioambiente no humano aparece no sólo como un mero marco, sino
como presencia que comienza a sugerir que la historia humana está liga-
da a la historia natural. 2) El interés humano no es comprendido como el
único interés legítimo. 3) La responsabilidad humana por el medioam-
biente forma parte de la orientación ética del texto. 4) Se encuentra implí-
cita, al menos, cierta idea del medioambiente como un proceso y no sólo
como una constante o un dato” (Buell, 1995: 7-8, cit. en Sanz, 2015: 293).
Además, el profesor Sanz amplía el enfoque ecocrítico en los tex-
tos literarios, proveniente principalmente de la crítica anglosajona y cen-
trado en la ética de lo referencial, con una aportación conceptual proce-
dente de la crítica francófona, la ecopoética, que considera primordial el
estudio de las marcas formales y textuales por las que se describe esta re-
lación, es decir, “analizar la estética de los textos comprometidos con la
defensa de la naturaleza”. Como formula Teo Sanz, “un equilibrio entre
el campo temático-ético y el textual puede ser muy fructífero a la hora
de analizar las obras literarias desde un punto de vista ecológico” (Sanz,
2015: 294).5
Por su parte, desde el enfoque proporcionado por el ecofeminis-
mo crítico desarrollado por Alicia H. Puleo, es posible explorar si las
posiciones dominantes respecto al mundo natural de la llamada moder-
nidad están siendo revisadas, y si pueden percibirse diferencias en esa re-
lación atribuibles al metarrelato patriarcal, a la vez que articula y denun-
cia la interrelación de los sesgos androcéntrico y especista que vertebran
las lógicas del dominio patriarcal.

5
Un ejemplo de este enfoque es realizado por Teo Sanz en torno a la obra de Marguerite You-
rcenar en diversos trabajos (Sanz 2010, 2015). Esta autora clásica francesa de dimensión uni-
versal ejemplifica, como observa Sanz, el compromiso textual y vital con la ecología: “Un
enfoque ecocrítico de su obra revela que en la mayoría de sus creaciones siempre hay un res-
quicio para un compromiso real con respecto a la naturaleza y a los seres vivos, animales hu-
manos y no humanos que la habitan. Pero, ciertamente, además de los criterios temáticos, la
obra de Yourcenar nos ofrece su visión de la naturaleza a partir de una escritura con una gran
fuerza estética, por lo que se podría estudiar desde la ecopoética” (Sanz, 2015: 295).

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Principales interpelaciones del ecofeminismo crítico


de Alicia H. Puleo para el análisis literario
El itinerario conceptual que traza el ecofeminismo crítico permite conec-
tar, en la indagación literaria, el horizonte emancipatorio del feminismo
ilustrado con la preocupación ecológica. Siguiendo la delimitación con-
ceptual entre naturaleza externa “aquello no producido por los humanos,
aquello que no es producto del arte, la técnica, la ciencia o cualquier otro
actuar humano” (Puleo: 2011: 150) y naturaleza interna, “el propio cuer-
po” (Puleo, 2011: 157), proponemos aplicar al análisis literario unas in-
terpelaciones que revisan la relación humana con la naturaleza, tanto con
la nuestra, la interior (nuestros cuerpos, nuestra sexualidad), como con
la externa (el medio ambiente, la vida animal), averiguando si esta rela-
ción está mediada por la adscripción de género de cada autor o autora y
por el imaginario patriarcal.
Respecto a la naturaleza externa, el ecofeminismo crítico invita a
establecer las diversas posiciones literarias respecto a las relaciones con
el mundo natural y animal, y la mirada sobre el futuro de nuestra espe-
cie, evaluando si los textos literarios desvelan diversas visiones, desde la
aceptación acrítica y repetición estereotipada de un dualismo jerarqui-
zado y adscrito genéricamente, a la denuncia desde una ética ecológica.
Como elementos conceptuales de interés fundamental tomamos pres-
tados los que utiliza Alicia H. Puleo, definiendo androcentrismo como el
“punto de vista parcial masculino que hace del varón y su experiencia la
medida de todas las cosas. Efecto del sistema de género por el que se con-
sidera al varón y lo masculino como lo excelente y a la mujer y lo feme-
nino como desviación o carencia (Puleo, 2000: 116). Por especismo enten-
deremos el “prejuicio de especie, similar al sexismo o al racismo” (Puleo,
2011: 126). En cuanto al antropocentrismo o punto de vista que afirma la
superioridad de los seres humanos frente a los otros seres vivos, distingui-
mos, entre antropocentrismo fuerte, “en la terminología de la filosofía mo-
ral, antropocentrismo fuerte designa la idea de que sólo los seres humanos
son dignos de consideración moral” (Puleo, 2011: 113), y antropocentris-

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mo moderado, que “consiste en considerar que todos los que son capaces
de sentir dolor son dignos de consideración moral” (Puleo, 2011: 137).
El análisis literario puede desvelar el uso de las perspectivas an-
drocéntrica, antropocéntrica y/o especista y sus interconexiones, temati-
zaciones que como hilos conductores permitirán indagar si los diferentes
autores y autoras representan o no en sus textos literarios este cuestiona-
miento del paradigma del progreso ilimitado asentado en la explotación
que lleva a cabo la especie humana sobre el conjunto del ecosistema, re-
ducido a su consideración de “recursos naturales”; si emergen actitudes
ético-narrativas de compromiso ecológico o, por el contrario, si subsiste
una aceptación ciega y acrítica. Y, de manera transversal, si en estas ver-
siones de las relaciones con la naturaleza subyacen sesgos de género que
suelen aparecer sustentados sobre una lógica bipolarizada que adscribe
en clave de género el dualismo naturaleza/cultura.
El ecofeminismo crítico también permite vislumbrar los distin-
tos discursos narrativos en torno a la naturaleza de mujeres y hombres.
En concreto, esta exploración invita a analizar el tratamiento ficcional
de lo corporal con una mirada crítica a la permanencia de una recons-
trucción narrativa de la sexualidad al servicio de un imaginario patriar-
cal como dispositivo ideológico configurador de la supremacía mascu-
lina. Una superioridad que se edifica en torno a la heteronormatividad
sexual y de género y que insta a mujeres y hombres, mediante mandatos
de género, a sentir, pensar y vivir los cuerpos y las sexualidades de mane-
ra desigual y jerarquizada.
En lo que concierne a las mujeres, el relato patriarcal las reduce a
menudo a versiones de arquetipos configurados desde la heterodesigna-
ción (Beauvoir, 1949; Valcárcel, 1997), que se resumen principalmente
en las figuras de la madre y la prostituta y que ejemplifican de dos ma-
neras la identificación de la mujer con la sexualidad, en tanto sexuali-
dad reproductora propiciada por el doctrinario patriarcal, o como peca-
do inherente a la carnalidad femenina (Puleo, 1992); bifurcación que se
complejiza con otras figuras femeninas derivadas de éstas y percibidas
como mantenedoras o amenazantes para el sostenimiento del orden de
género. Son las buenas, esposas y madres o hijas solícitas; las malas, pe-

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cadoras, independientes, o viejas arpías; las fatales, seductoras malévolas


que llevan a la perdición a los hombres. Y sus derivaciones: la joven an-
gelical, la buena madre, ambas, ángeles del hogar; las malas madres, por
emancipadas, ausentes o castradoras; la femme-fatale, la femme-enfant o
lolita; la mujer mayor, bruja o arpía... (Puleo, 1992, 2003; Alario, 1995,
2008). Es posible averiguar, a través de los textos narrativos y de los sub-
textos, lo que se dice y lo que se silencia, pero se infiere durante su lectu-
ra o interpretación, y sí se pueden establecer diferencias respecto al tra-
tamiento narrativo de estas cuestiones según el “género” de quien escribe.
El acercamiento crítico literario basado en una deconstrucción
ecofeminista de tradición ilustrada permite también analizar la preemi-
nencia narrativa de los arquetipos viriles en los que se apoya la construc-
ción de la masculinidad hegemónica en las obras de los autores, así como
analizar el grado de coexistencia con versiones débiles de esta masculi-
nidad identitaria y la relación visible en la narrativa de los componentes
de la masculinidad tradicional con la violencia de género, así como ex-
plorar si es posible determinar diferencias al respecto entre las obras de
autoría masculina y femenina.
Derivadas de la obra fundacional del ecofeminismo crítico de tra-
dición ilustrada de Alicia H. Puleo (Puleo, 2008, 2011), o inspiradas en
ella, propongo estas claves en forma de preguntas a formularse ante los
textos literarios:
1. ¿Cómo se representa en la ficción narrativa la relación del ser
humano con el entorno natural? ¿Imaginamos una naturaleza reducida
a la condición de recursos ilimitados, subordinada al servicio humano, a
los intereses explotadores de algunos grupos? ¿Pueden percibirse dife-
rencias en esa relación atribuibles al sistema de sexo-género? ¿La preocu-
pación ecológica, cuando está presente en el texto literario, va unida in-
disolublemente a una dimensión ética que garantiza derechos y justicia
sin discriminaciones de género, de clase o de especie? ¿Recrea la narra-
tiva estudiada la adscripción genérica en la dualidad naturaleza/cultura?
¿Es posible determinar puntos comunes entre la percepción de la natu-
raleza y las heterodesignaciones patriarcales sobre las mujeres?

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2. ¿Aparece de forma relevante la naturaleza animal no humana


en la ficción literaria, y, en ese caso, se aprecian diferencias entre las na-
rrativas analizadas de mujeres y hombres? ¿Encontramos con frecuencia
relatos protagonizados por animales? Y, en ese caso ¿con qué estatus
narrativo aparecen? ¿Son tratados como seres vivos, sintientes, con derecho
a una existencia autónoma, con capacidad y necesidad de cuidar y ser
cuidados? ¿O, por el contrario, permanecen invisibilizados, haciéndose
sólo presentes en relación de su utilidad para la mercadotecnia humana,
como mercancías o alimentos? ¿O lo que encontramos con más frecuencia
es la animalización de personajes femeninos, por la presunta cercanía de
las mujeres a la naturaleza, o por la sujeción femenina a una sexualidad
desbordante, eternas hembras de la naturaleza? En definitiva, ¿Cuándo
aparece la naturaleza animal no humana? ¿Cómo? ¿En relación con qué
género social y en base a qué tipo de relación? ¿Se extienden actitudes ge-
néricamente adscritas a las mujeres, como la empatía, el cuidado, la com-
pasión, la escucha, a la relación con los animales en las ficciones literarias?
3. ¿Cómo se representan nuestros cuerpos en la narrativa anali-
zada y la relación con la naturaleza interna? ¿Se advierte en los persona-
jes una consciencia de ser también cuerpos finitos, con necesidades ma-
teriales, simbólicas y afectivas, inmersos en la finitud de la naturaleza?
¿En esa percepción, es posible detectar diferencias de género, entre per-
sonajes femeninos/masculinos o entre autoras/autores? ¿Se mantiene la
adscripción generizada del dualismo jerarquizado y estereotipado mujer-
naturaleza/hombre-cultura? ¿Y en el tratamiento de la sexualidad? ¿Re-
produce, legitima o cuestiona la narrativa analizada la reducción al rol
sexual de las mujeres, y, en ese caso, se aprecian perspectivas diferentes
entre autoras y autores? ¿Se denuncia o cuestiona el control sexual de las
mujeres por parte del patriarcado? ¿Presenta la narrativa actual rupturas
o continuismo en el tratamiento de las figuras arquetípicas femeninas?
¿Siguen vigentes las imágenes femeninas heterodesignadas? ¿Aparecen
personajes femeninos que representen a sujetos femeninos tradicional-
mente invisibilizados, subalternos, periféricos? ¿Se advierte alguna dife-
rencia en su tratamiento entre las autorías de mujeres y hombres? ¿Son
las autoras más proclives que los autores a remover las representaciones

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genéricamente predeterminadas de mujeres y hombres, impugnando des-


de sus textos la construcción narrativa estereotípica sobre los géneros?
4. ¿Son los autores más o menos rupturistas respecto a las repre-
sentaciones de las figuras masculinas que las autoras respecto a las feme-
ninas? ¿Y en la percepción respecto a los roles de género? ¿Los mundos
ficticios que dibujan las autoras y autores manifiestan similar confianza
en sociedades más igualitarias? ¿Alertan con igual intensidad sobre un
reforzamiento de la desigualdad y la opresión? En cuanto a la violen-
cia sexual y de género, ¿se visibilizan algunas de sus manifestaciones por
igual en las obras de autoras o autores? ¿O, por el contrario, la conflicti-
vidad y la violencia de género son presentadas, en general, desde las vo-
ces narrativas de las autoras y silenciadas desde las de los autores?
En un trabajo reciente, Alicia H. Puleo ha propuesto cinco claves
para evaluar las sombras de los movimientos ecologistas, ecosocialistas
y basados en el decrecimiento respecto a los intereses emancipatorio de
las mujeres (Puleo, 2015a), claves que si bien van dirigidas a valorar el
componente feminista de paradigmas y praxis de estos movimientos so-
ciales citados, propongo como idóneas para su aplicación al análisis crí-
tico-literario en novelas que buscan sustentar sus mundos ficticios sobre
postulados ecologistas. Podemos agregar a las preguntas clave anterior-
mente señaladas, estas otras cinco claves, a saber: si en esas ficciones na-
rrativas se continúa invisibilizando a las mujeres, si se pospone su eman-
cipación, si se olvidan las aportaciones de la Ilustración igualitaria, si se
defiende un multiculturalismo beato, y si el “hombre nuevo” que confi-
gura es, en realidad, una nueva forma del viejo modelo patriarcal (Puleo,
2015a: 398 y ss.). Completamos, así, nuestra hoja de ruta de la interpe-
lación ecocrítica y ecofeminista de los textos literarios.

Un análisis crítico-literario como praxis


del ecofeminismo crítico: algunas conclusiones
He tenido la oportunidad de contrastar la pertinencia para el análisis li-
terario que proporciona la conexión de los estudios literarios y los estu-
dios de género bajo el eje vertebral conceptual, ético y político del ecofe-

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minismo crítico (Antón, 2015). Para este trabajo crítico-literario me he


apoyado en diverso material conceptual e instrumental crítico generado
por distintas corrientes de la teoría literaria del siglo XX, como la semió-
tica de la cultura, la narratología, la estética de la recepción, la sociocrí-
tica, la crítica feminista y la ecocrítica. Como campo de estudio he ana-
lizado un corpus de unas 40 obras de narrativa francesa y española6 pu-
blicadas en las dos décadas de transición al siglo XXI (1990-2010). Este
corpus reúne nombres reconocidos entre los que se encuentran Annie Er-
naux, Jean-Marie Gustave Le Clézio, Paule Constant, Emmanuel Ca-
rrère, Christine Angot, Frédéric Beigbeder, Michel Houellebecq, Amélie
Nothomb, Andreï Makine, Catherine Millet, Marie Darrieussecq, Lau-
rent Mauvignier, Marie Ndiaye, Anna Gavalda, Enriqueta Antolín, So-
ledad Puértolas, Alberto Méndez, Marina Mayoral, Almudena Gran-
des, Rosa Montero, Antonio Muñoz Molina, Javier Cercas, Lucía Etxe-
barria, Elia Barceló y Emilio Bueso.
He comprobado que la lógica del dominio patriarcal predominante
se extiende a la naturaleza viva no humana, cuyo estatus de invisibilidad,
cosificación, inferiorización, indiferenciación o instrumentalización es a
menudo compartido en los relatos estudiados con el que atañe al gené-
rico femenino. Pero, aunque minoritaria, también he verificado el surgi-
miento en la narrativa de paso al siglo XXI de una narrativa de rebeldía
o resistencia, en la que emergen disrupciones del metarrelato patriarcal,
androcéntrico y especista, con mayor empuje de la mano de las autoras.
En las representaciones literarias en las que se inscriben las cons-
trucciones simbólicas, históricas y materiales de los géneros sociales en-
tre sí y respecto al dualismo generizado naturaleza/cultura, persisten, de
manera principal, relatos de filiación directa con el metarrelato patriar-
cal. Son relatos que reproducen sus lógicas dominantes, revalorizados li-
terariamente al inscribirse en tradiciones literarias canónicas, refugiados
en reproducir arquetipos masculinos y femeninos mediante interpelacio-
nes intertextuales actualizadas.
Minoritariamente, emergen resquebrajamientos de roles e identi-
dades de género, asomando muestras narrativas de cuestionamiento, así
6
Referidas en la bibliografía, en el apartado “corpus literario”.

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Revista de investigación y divulgación sobre los estudios de género

como revelaciones ficcionales de conflictividad y violencia de género, más


abundantes en las obras de las autoras. También he verificado la perma-
nencia de cosmovisiones androcéntricas y especistas, centradas en mun-
dos interiores que excluyen, silencian o cosifican la naturaleza exterior,
recreando mundos exteriores reducidos a la esfera social, invisibilizando
la naturaleza animal no humana y, en general, el conjunto del ecosistema.
A continuación, resumo algún hallazgo significativo.7
La literatura no tiene sexo, pero sí parece maleable al y por el gé-
nero. Porque la literatura es, en sí misma, una práctica ideológica de re-
presentación del sistema de sexo-género. Suscribo la hipótesis de que exis-
te una literatura de mujeres en tanto tradición literaria específica que se
adentra, a través de los textos literarios escritos por mujeres y recepcio-
nados desde una perspectiva feminista, en experiencias vitales ligadas al
genérico femenino habitualmente invisibilizadas en la literatura consi-
derada convencionalmente canónica, y que mediante esta tradición ad-
quieren un protagonismo serial del que estaban excluidas.
He constatado la escasa resonancia narrativa del ecosistema. En
la mayor parte de las obras analizadas la naturaleza externa no aparece
en el texto más que como marco lejano, un escenario estático en el que
se desenvuelven los acontecimientos humanos. La relación con la natu-
raleza externa no ocupa un lugar explícito en la superficie de los rela-
tos. Pareciera que vivimos a espaldas de la naturaleza, que no preocupa
ni su presente ni su futuro, que a lo sumo la concebimos como si fuera
un escenario estático, perenne e infinito en el que se enmarcan las peri-
pecias humanas. A pesar de que la estética de la naturaleza proporcio-
na a la ética de la naturaleza una consideración ecologista, como expo-
ne Marta Tafalla en “Por una estética de la naturaleza: la belleza natural
como argumento ecologista” (Tafalla, 2005), en tanto que permite ana-

7
Como nota preliminar, y para evitar redundancias, he de afirmar que no pretendo generaliza-
ciones que pudieran resultar abusivas, sino que las afirmaciones se circunscriben a los resul-
tados del análisis de nuestro corpus. También he de precisar que se observan diferencias de
grado, no absolutas en el tratamiento temático y textual de los diversos elementos analizados
entre las obras de autoras y autores. Por eso, al referir rasgos diferenciales, deben interpretar-
se en sentido mayoritario.

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Claves ecofeministas para el análisis literario

lizar su valor intrínseco o instrumental, lo que predomina es el olvido,8


la invisibilidad narrativa, algo en común con el genérico femenino o el
mundo animal —no humano.
La mirada narrativa permanece centrada en los seres humanos,
sin enfocar o siquiera percibir el ecosistema del que forman parte. Ape-
nas asoma en los relatos una versión indiferenciada, conceptual, del pai-
saje, que nos retrotrae al tópico literario del locus amoenus, paisaje referi-
do mediante genéricos —árboles, ríos, montañas...—, sin que las voces
narradoras sean capaces de diferenciar y nombrar el entorno natural con-
creto que pretenden dibujar. Sólo la novela de Marie Ndiaye (2009), Tres
mujeres fuertes rompe esta dinámica, acertando a nombrar el mundo ve-
getal concreto y próximo.
La visión literaria de la naturaleza, según los criterios ecocríticos
formulados por Buell y precisados por Teo Sanz, queda reducida a un
marco estático, externo y perenne. Sólo en pocos casos se sugiere que la
historia de los protagonistas está ligada a la historia del ecosistema del
que forman parte, como observamos, excepcionalmente en El africano de
Le Clézio (2004). El segundo de los criterios ecocríticos, la considera-
ción de que el interés humano no es el único interés legítimo, sólo apa-
rece, con distinta intensidad, en tres de las obras del corpus: en la novela
citada de Marie Ndiaye, en El mundo de Yarek de Elia Barceló (1994) y,
paródicamente, en Marranadas de Marie Darrieussecq (1996). El tercer
criterio formulado, que la responsabilidad humana por el medioambien-
te forme parte de la orientación ética del texto, en la narrativa estudiada
encuentra ecos distintos, incluso contrarios, al posicionamiento ecoético
que se presupone. Por ejemplo, novelas que mencionan desde la indife-
rencia y el nihilismo esta responsabilidad humana, como La posibilidad
de una isla de Michel Houellebecq (2005), o Socorro, perdón de Beigbe-
der (2007), o desde la crítica al sistema neoliberal, en Cenital de Emilio

8
Una forma de olvido que, como recuerda Marta Tafalla haciéndose eco de una reflexión de
Adorno, tienen en común la Naturaleza y las mujeres y que enmascara una “forma de domi-
nio” ya que instituye una jerarquización que legitima el orden simbólico: “Lo que ese olvido
encubre es nuestra violencia contra lo olvidado” (Tafalla, 2005: 225).

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Revista de investigación y divulgación sobre los estudios de género

Bues (2012), o mientras que sólo se denuncia desde la ética en Lágrimas


en la lluvia de Rosa Montero (2011).
Con respecto al último criterio de la escala ecocrítica —que el
texto contenga la idea de un medioambiente en proceso—, puede decir-
se que sólo las novelas distópicas analizadas contemplan, con diferen-
te orientación, este postulado. Éstas advierten de los riesgos ecocidas de
la explotación ilimitada de una naturaleza reducida a fuente de recursos.
En concreto, las obras futuristas de Michel Houellebecq, Rosa Monte-
ro, Emilio Bueso y Elia Barceló expresan desde diferentes acercamien-
tos teóricos y con diferente peso narrativo la responsabilidad humana
en la degradación medioambiental de una sociedad futura. Como rasgo
diferencial relevante, en estos casos los autores, al contrario que las au-
toras, no unen a la preocupación ecológica preocupaciones feministas o
animalistas.
Otro de los principales hallazgos es la constatación de la perma-
nencia en el paso al siglo XXI del dualismo generizado naturaleza (fe-
menina) versus cultura (masculina) de fuerte anclaje patriarcal. La ads-
cripción de las mujeres al ámbito de la naturaleza, la de los hombres al
ámbito de la cultura y las reducciones estereotípicas consiguientes, han
proporcionado imágenes muy potentes, visibles en las obras de Amélie
Nothomb o Andreï Makine.
La narrativa de Michel Houellebecq nos muestra un universo mas-
culino tecnólatra, con personajes que desde el futuro destacan la tecnolo-
gía como la aportación más importante de la humanidad. En las tres no-
velas analizadas Las partículas elementales (1998), La posibilidad de una isla
(2005) y El mapa y el territorio (2010), desarrolla una narrativa que conec-
ta los trabajos y los intereses vitales de personajes masculinos principales
con la ciencia y la tecnología. Recrea el mito del Homo Faber e identifi-
ca el desmoronamiento de la era industrial con el fin de la humanidad,
finitud causada por una naturaleza voraz que debe ser controlada, como
aparece en El mapa y el territorio (2010). Siguen vigentes estereotipos y
mitos literarios que fusionan naturaleza y feminidad a partir de la cons-
trucción metafórica de la naturaleza como Terra Mater, madre nutricia y

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Claves ecofeministas para el análisis literario

fecunda, proveedora ilimitada de recursos que se presenta personalizada


como “ama de casa” en Biografía de hambre de Amélie Nothomb (2004).
En la narrativa examinada se percibe la ausencia generalizada de
“los otros”, los animales no humanos, salvo pocas excepciones. Es una
narrativa ciega y silenciosa que ni ve ni escucha a los animales no huma-
nos. Aparecen poco y cuando lo hacen es desde un estatus de inferiori-
dad respecto a los humanos, estando destinados a servirles de alimento,
a procurarles placer, compañía o diversión. Desde esta perspectiva cabe
destacar los perros compañeros de las novelas de Houellebecq o Carrè-
re. También aparecen, de forma aislada y mínima, con una funcionali-
dad icónica, como símbolos de los estragos del cambio climático o de la
desmesura humana en la experimentación científica o en la explotación
industrial. Asoman así referencias a los osos polares, las ballenas, los cer-
dos o las vacas clonadas.
De este panorama minimalista destacan dos cuestiones: por una
parte, el tratamiento ético y narrativo tan dispar del mundo animal que
realizan Michel Houellebecq y Rosa Montero. Por otra, el adentramien-
to desde la consideración moral en el mundo animal y el cuestionamien-
to anejo de la dominación que coinciden en provocar mediante ficciones
muy diferentes dos autoras, Marie Darrieussecq y Elia Barceló.
Sobre la primera cuestión señalada, es destacable por lo excepcio-
nal el tratamiento del mundo animal en la novela Las partículas elementa-
les de Michel Houellebecq (1998). Un protagonismo animal que se con-
figura como personaje coral secundario. Se trata de un mundo animal
percibido desde la superioridad humana, seriegrafiado, referido desde una
visión de documental de televisión o como entradas descriptivas en un
registro enciclopédico. La voz narradora transfiere comportamientos del
imaginario patriarcal a las especies animales, colocando en lo alto de la
escala animal al “hombre” en tanto “mamífero pensante”. Busca natura-
lizar como propios del componente animal de los seres humanos las ten-
dencias a la violencia, a la competitividad de los “machos”, y la sumisión
o el instinto maternal de las “hembras”, articulando discursivamente la
necesidad de que el ser humano se perfeccione mediante la eliminación
de esas servidumbres animales. Perfectibilidad a lograr mediante la ex-

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Revista de investigación y divulgación sobre los estudios de género

perimentación científica y la clonación, hasta dar con un linaje de seres


perfectos desprendidos del componente animal, nueva especie posthu-
mana de máquinas pensantes.
En cambio, en Lágrimas en la lluvia de Rosa Montero (2011), se
perfila una sociedad futura más concienciada respecto al bienestar ani-
mal, que ha extendido los derechos a los seres “sintientes”, a la vez que
se relata la extinción de animales como los osos polares, a consecuen-
cia de un cambio climático generado por la negligencia humana y por la
dejadez de los poderes públicos en una sociedad neoliberal que ha ante-
puesto intereses mercantiles y militares a la preservación de la vida ani-
mal. La novela deja ver esta posición ética en distintos personajes, entre
los que destaca el trato compasivo hacia los otros sintientes, animales y
mascotas semianimales de la protagonista Bruna Husky.
La presencia de dilemas vinculados a la ética animalista ocupan
un lugar central en El mundo de Yarek de Elia Barceló (1994), novela que
muestra una sociedad futura que también ha extendido derechos a otros
seres animales, bajo el criterio de su inteligencia, aunque prevalece el do-
minio tecnocientífico, representado por el xenólogo Yarek. La novela de-
sarrolla el proceso de concienciación de Yarek en relación al dominio y
explotación humana del mundo animal, a partir de los vínculos domés-
ticos que establece con una hembra humanoide de morfología humana
y adscripción al canon de belleza occidental, con la que tiene una hija,
relación que reedita vínculos patriarcales.
Son las concomitancias entre el dominio y explotación de los ani-
males y el dominio y explotación que sufre una joven que transmuta en
cerda en una sociedad apocalíptica de patriarcado extremo lo que rela-
ta Marie Darrieussecq en Marranadas (1996).9 Con tono paródico, esta
9
El relato se construye sobre una animalización “natural” de la protagonista a través de la mag-
nificación de un mecanismo dual de construcción genérica de lo femenino: la reducción de las
mujeres a lo corporal, la materia pasiva, la “carne”, por un lado, y su encarnación de una se-
xualidad irrefrenable, por otro. Las mujeres, en tanto cuerpo (carne), sin autonomía, sin liber-
tad de acción o de expresión, sin conciencia de su subordinación, sin control sobre su tiempo,
su trabajo, su deseo, su sexualidad o su reproducción, bajo el dominio de los hombres… son
muchos puntos concomitantes con la situación que viven los animales en las sociedades in-
dustrializadas. No es la primera vez que la ficción narrativa refiere una metamorfosis de un
ser humano en un animal (la deuda con Kafka es principal) pero Darrieussecq logra re-crear

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Claves ecofeministas para el análisis literario

novela concita la lectura crítica sobre la frecuente animalización de las


mujeres por su cercanía a la naturaleza derivada de una sexualidad des-
bordante que les condena a ser y aparecer como seres infantiles, irracio-
nales, pre-civilizadas, eternas hembras de la naturaleza. Como señala Mª
Teresa Alario, “el saldo de la asociación mujer-animal en las representa-
ciones de todos los ámbitos de la cultura ha sido tradicionalmente ne-
gativo para ellas, en tanto que no sólo servía para destacar algún defec-
to atribuible al género femenino, sino que ponía además en evidencia
el carácter «casi» infrahumano del género femenino” (Alario Trigueros,
2015: 242-243). Este relato nos deja también imágenes de gran potencia
simbólica representando la lógica del dominio patriarcal sobre mujeres y
animales, como la escena de Yvan, el hombre lobo, erguido, paseando a
la joven en su estado animal, como cerda privada, con un collar al cuello.
Como apunta Lucile Desblache, mientras que los autores de fá-
bulas y cuentos del pasado en Occidente hacían hablar (a la manera hu-
mana) a los animales, en la actualidad, se tiende a sugerir a través de la
presencia animal, que tendríamos que guardar más silencio y escuchar lo
que nos dicen, su sabiduría no verbal. Si bien, en ocasiones, los persona-
jes animales parecen evocar la nostalgia de una Edad de Oro en que la
humanidad vivía en armonía con los demás seres vivos, más frecuente-
mente implican una reflexión sobre el futuro y la búsqueda de otras for-
mas de expresar y vivir el mundo (Desblache: 2011). Lucile Desblache
detecta que en la literatura francesa el animal es utilizado como metáfo-
ra del ser rebelde, excéntrico, que se opone a las normas sociales estable-
cidas. El animal no interesa tanto como tal sino como forma de cons-
truir una sátira, lo que ejemplifica Marranadas de Darrieusecq (1996).

críticamente el mito kafkiano con una original fábula que cuestiona de manera sincronizada
el dominio de mujeres y animales en las sociedades industriales avanzadas. También es rele-
vante resaltar la lectura feminista que realiza Carmen García Colmenares de figuras míticas
o ficcionales, híbridas, mutantes y/o monstruosas como contra-ejemplos positivos de los mo-
delos genéricos que el patriarcado suministra e impone simbólicamente, capaces de subvertir
los mandatos de pasividad y domesticidad (García Colmenares, 2015: 321 y ss.), lectura crí-
tica que proporciona una importante clave interpretativa sobre la construcción de la subjeti-
vidad de la mujer/cerda de Darrieussecq.

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Revista de investigación y divulgación sobre los estudios de género

La cercanía a los animales, su percepción como seres vivos capa-


ces de sufrir, suele venir a través de una mujer, autora, narradora o per-
sonaje femenino, de sus sentimientos compasivos, en lo que parece una
extensión del mandato genérico que les impele al cuidado. Al optar de
forma decidida por cuidar a otros seres no humanos, más débiles, las mu-
jeres resquebrajan los límites especistas y los espacios patriarcales prefi-
jados, llegando a una práctica de rebeldía, resistencia y empoderamien-
to que Alicia H. Puleo ha denominado “huelga de celo al patriarcado”.10
De manera preferencial, las autoras desarrollan en sus ficciones
un posicionamiento crítico respecto a las figuras heterodesignadas, sean
las propuestas como modelo —la mujer doméstica, la buena esposa-ma-
dre o la buena hija, ambas ángeles del hogar—, o sean las de la perver-
sa seductora, mujer o niña fatal. Los autores, por lo general, invisibilizan
a las mujeres domésticas, y cuando aparecen, generalmente como figu-
ras periféricas en el paisaje humano de fondo de sus historias, son mo-
delos que no se cuestionan.
Las autoras no reeditan la figura de la perversa seductora, de mu-
jer fatal, apenas hay dos o tres personajes en la narrativa femenina que
aparecen con un perfil similar y lo hacen conteniendo aspectos supera-
dores del estereotipo. En cambio, esta figura heterodesignada de las ma-
las en su condición de mujeres fatales, incluso las mujeres-niñas fatales,
las “lolitas”, aparecen más profusamente en la narrativa de autores.
La persistencia del relato patriarcal es visible, tanto en su versión
de mujer que encarna el mal en tanto naturaleza corporal y sexual ame-
nazante y desenfrenada, como en la de seductoras casi niñas, lolitas, que
empujan a los hombres a la destrucción, tal como asoman en las obras
de Houllebecq o, sobre todo, Beigbeder. Frédéric Beigbeder (2007), re-
10
A este respecto, Alicia H. Puleo introduce interesantes reflexiones: “Los papeles de género se
cumplen al extremo pero, al desbordar los límites de la especie, se convierten en resistencia y
difracción” (Puleo, 2011: 399). El potencial del cuidado que las mujeres, estadísticamente, han
interiorizado fruto de la socialización diferencial se dirige no a los varones o a los hijos (o no
sólo), como impone el mandato genérico, sino a otros seres más débiles, a menudo compañe-
ros en el ámbito doméstico o maltratados, estableciendo fisuras en los vínculos, límites y es-
pacios patriarcales prefijados. Alicia H. Puleo denomina “huelga de celo al patriarcado” a este
torrente afectivo y empático de muchas mujeres, que hiperrealizan el mandato de género del
cuidado canalizándolo hacia animales no humanos (Puleo, 2011: 400).

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Claves ecofeministas para el análisis literario

lata en Socorro, perdón con nihilismo androcéntico característico, la com-


binación de estrategias publicitarias consumistas de la industria de moda
y cosméticos mediante el establecimiento de cánones de belleza para las
mujeres. Su narrativa desvela mecanismos coercitivos derivados del con-
trol del negocio patriarcal del sexo que incluyen el recurso al uso de la
violencia y la trata de mujeres. Supone una recreación narrativa que ba-
naliza esta explotación y violencia sexual, revelando una línea temática
literaria centrada en la afirmación identitaria de la virilidad desde posi-
ciones nihilistas bajo la máscara pseudo libertaria o libertina de la trans-
gresión que encontramos también en la narrativa de Houellebecq. Este
nihilismo transgresor conecta con el malditismo literario y con el erotis-
mo transgresivo de Bataille. Para Bataille, recordemos, el objeto del pla-
cer erótico deriva de la práctica de un deseo que transgrede lo estable-
cido, permitiendo una proyección de lo destructivo. Como ha analizado
Alicia H. Puleo,11 este posicionamiento enmascara el viejo orden patriar-
cal y lo presenta renovado con una pátina de modernidad.
He detectado, asimismo, diferencias sustantivas en el tratamiento
narrativo del cuerpo y de la sexualidad de mujeres y hombres desde una
comparativa de las autoras y los autores. Las mujeres se han mirado ma-
yoritariamente reproduciendo la mirada patriarcal (Alario 1995), redu-
cidas a cuerpos generizados —las “idénticas”, en la conocida conceptua-
lización de Celia Amorós—.12 Por eso, quizá, socializadas culturalmente
en esa reducción a lo corporal, muestran también más apertura a comu-

11
Para Bataille, que diferencia entre sexualidad (impulsos sexuales propios del ser animal) y ero-
tismo (la sexualidad humana, construida históricamente), el centro del erotismo es la mujer, y
el objeto del deseo, el desnudo femenino. Distingue también Bataille las categorías de mujer
arquetípicas desde la simbología patriarcal: la madre y la prostituta, y añade la de trabajado-
ra. Para este filósofo del malditismo, la trabajadora es un ser asexuado, ha perdido la feminei-
dad al entrar en el circuito mercantil de la razón instrumental. La esposa-madre es, a su vez,
una esencia femenina que encarna una trampa para el varón (Puleo, 2011). Para este teórico
del erotismo, el objeto del placer erótico por excelencia será la prostituta, mujer-objeto que
posibilita desde su pasividad o sumisión la práctica de un deseo que desborda o transgrede lo
establecido, permitiendo una proyección de lo destructivo. Para un análisis del carácter pa-
triarcal de la teoría de Bataille, ver Alicia H. Puleo(1992, 1997, 2003, 2011).
12
Celia Amorós refiere con esta expresión “la problemática relación de las mujeres con la indi-
vidualidad”, cuestionando esta construcción ideológica de los espacios de las mujeres en tan-
to idénticas indiferenciadas, con el consiguiente riesgo misógino (Amorós, 1997: 87-110).

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Revista de investigación y divulgación sobre los estudios de género

nicar la experiencia diferencial del cuerpo. Desafiando el mandato pa-


triarcal que las reduce a su corporalidad, pero que las silencia, las auto-
ras han apostado por expresarse desde su subjetividad, desde el cuerpo,
desde las emociones, lo que significa una subversión del orden racional
o logocéntrico. Han dado cabida como personajes a mujeres capaces de
comunicar desde sus cuerpos, sus vivencias corporales, como lenguajes
alternativos. Desde el cuerpo han hablado las locas, las gordas, las tris-
tes, las anoréxicas o bulímicas… Una lectura desde el ecofeminismo crí-
tico de la novela Biografía del hambre de Amélie Nothomb (2004), en el
que la autora realiza el relato retrospectivo de sus desajustes corporales y
su desorden alimentario, pone en evidencia el componente genérico de
estos trastornos como respuesta a las agresiones sexuales o a una hetero-
designación identitaria rechazada.
De manera opuesta, la construcción estereotípica que reduce los
hombres a su condición de seres pensantes, sin que sean conscientes de
su componente corporal, se ha hecho especialmente notoria en las no-
velas de Houellebecq.
Recordemos el personaje de Michel de Las partículas elementales
(1998), dedicado a su vida de científico y renunciando a cualquier pla-
cer corporal, o el linaje posthumano de máquinas pensantes que aparece
en el epílogo, o la serie de Danieles clónicos en La posibilidad de una isla
(2005), despojados de la materialidad corporal. Sólo emerge la naturaleza
corporal de los personajes masculinos de los autores, con alusiones a en-
fermedades imaginarias y/o simbólicas vinculadas a la pérdida de “hom-
bría”, lo que hemos apreciado en la novela El adversario (2000), de Ca-
rrère, en las de Beigbeder, en la de Mauvignier y en las de Houellebecq.
El cuerpo de los hombres también asoma narrativamente como
guarida del monstruo, de una pulsión sexual dominadora y destructiva.
Así se representa en ciertas escenas y personajes de El testamento francés
de Andreï Makine (1995), y Plenilunio de Muñoz Molina (1997).
La reducción simbólica de “la hombría” a lo fálico, propia de una
tradición de masculinidad hegemónica tradicional, ha sido socarrona-
mente cuestionada en el cuento “Los cuerpos transparentes” de Mari-
na Mayoral (1998).

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Claves ecofeministas para el análisis literario

El descubrimiento del deseo sexual propio y el disfrute de una se-


xualidad autónoma, así como el cuestionamiento de una sexualidad im-
puesta normativamente, al servicio del deseo masculino, es tema recurrente
de la narrativa femenina estudiada. Pueden verse los procesos narrativos
de empoderamiento sexual de las protagonistas en los textos de Marina
Mayoral, Almudena Grandes, Lucía Etxeberria, AnnieErnaux, Christi-
ne Angot, Marie Darrieussecq. La rígida heteronormatividad narrativa
imperante sólo se rompe, tímidamente, con mínimas representaciones de
relaciones homosexuales u homoafectivas, que sólo aparecen, cuando lo
hacen, en su versión de relaciones lésbicas, en la narrativa de las autoras.
En cambio, en la narrativa de autor se percibe latente el manda-
to patriarcal de alejarse de la homosexualidad. Son significativos los co-
mentarios homófobos de Houellebecq, el miedo a la homosexualidad de
Beigbeder y una homosexualidad no asumida en el líder alternativo Des-
tral, en Cenital de Emilio Bueso (2012). Observamos, por tanto, más op-
ciones sexuales y comportamientos más libres en el tratamiento narrati-
vo de la sexualidad en el caso de las autoras. Una construcción narrativa
de la sexualidad masculina según los parámetros de la masculinidad he-
gemónica tradicional, sustentada con creencias misóginas, se hace explí-
cita en las novelas de los escritores franceses Houellebecq y Beigbeder.
He constatado el aprecio de los autores por el continuismo en la
recreación atípica de los arquetipos que sustancian la masculinidad he-
gemónica. Nuevas versiones del guerrero, del donjuán, del científico y del
rey, homus economicus o jefe, pueblan y protagonizan la narrativa de autor.
Así, aparecen reivindicadas las figuras de guerreros, soldados y héroes en
contiendas militares en Soldados de Salamina de Javier Cercas (2001) y en
El testamento francés de Andreï Makine (1995), incluso de guerrero al-
ternativo en Cenital de Emilio Bueso (2012). Por el contrario, sólo aflo-
ran cuestionamientos parciales de los imperativos de esta vertiente de la
masculinidad hegemónica en Ardor guerrero de Antonio Muñoz Moli-
na (1995), o en Los girasoles muertos de Alberto Méndez (2004). Supo-
nen nuevas adaptaciones del donjuán los personajes de Octave Parango,
en Socorro, perdón de Beigbeder (2007), y el Bruno de Las partículas ele-
mentales de Houellebecq (1998).

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Revista de investigación y divulgación sobre los estudios de género

El científico que domina a la naturaleza lo ejemplifican el Michel


de Las partículas elementales (1998) y otros personajes masculinos sub-
yugados por la ciencia y la técnica, como el houellebecquiano Jed Mar-
tin, en El mapa y el territorio (2010). En cuanto al homus económicus, un
ejemplo es el impostor y asesino Romand de El adversario de Emma-
nuel Carrère (2000), junto a otros personajes masculinos del mundo de
los negocios que dejan ver las novelas de Beigbeder y Carrère. La figura
del jefe, del caudillo o “mesías postcenital” lo representa, paradigmática-
mente, Destral, el líder de la ecoaldea denominada Cenital, en la novela
homónima de Emilio Bueso.
También las autoras recrean estos arquetipos masculinos, aunque
en ellas conllevan algún elemento disruptor. Lo observamos, por ejem-
plo, en el personaje de Yarek en la novela de Elia Barceló. Yarek es el pa-
radigma del científico volcado en su faceta profesional a costa de la vida
personal. Actúa como un dios menor en su pequeño dominio tecnocien-
tífico, pero evoluciona en el relato hasta posiciones afectivas y compasi-
vas. O en el cirujano donjuán que bosqueja con ironía Marina Mayoral
(1998) en “Los cuentos transparentes”, preocupado por su ridículo dra-
ma. O en los personajes masculinos parodiados por Marie Darrieussecq
(1996) en Marranadas figuras de poder (políticos, jefes, religiosos). Aun-
que es en la novela de Marie Ndiaye (2009), Tres mujeres fuertes donde
advertimos el cuestionamiento de varios personajes masculinos (padres,
hermanos, maridos…), especialmente en el segundo relato, centrado en
la crisis de identidad de un personaje masculino, Rudy Descas, que se
compara a sí mismo con otro personaje masculino que encarna a sus ojos
“la quintaesencia de la clase masculina”, autopercibiéndose como un fra-
caso de masculinidad.
He constatado la desigual tematización, el desigual tratamiento y
la diferente implicación narrativa con que autoras y autores abordan en
sus obras la conflictividad y la violencia de género. Las autoras, materia-
lizando la consigna del feminismo de los setenta “lo personal es políti-
co”, son más proclives a incorporar en su agenda narrativa problemáticas
antes confinadas al ámbito doméstico e invisibilizadas narrativamente,
asumiendo la conflictividad de género. En sus ficciones asoman el aisla-

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miento doméstico, la doble jornada, la desigualdad en el acceso a recur-


sos como la educación, el trabajo asalariado o el reconocimiento profe-
sional, el control reproductivo, y, fundamentalmente, el acoso sexual y la
violencia de género. Ellas cuestionan el estatus de género, lo que mues-
tran de manera principal Darrieussecq, Nothomb, Angot, Etxebarria y
Montero. Y ellos cuestionan a las mujeres emancipadas, fundamental-
mente Beigbeder, Houellebecq, Cercas y Bueso.
Otra diferencia sustancial entre autoras y autores se encuentra
en la visibilidad narrativa de la violencia sexual y de género. Agazapa-
dos tras esa posición de nihilismo sarcástico que entronca con el ero-
tismo transgresivo de Bataille, algunos autores relatan con indiferencia
manifestaciones de esta violencia, con reducción al absurdo, complici-
dad y tolerancia, sin asomo de compasión por el sufrimiento de las mu-
jeres. Lo manifiestan de manera acusada los personajes y los autores im-
plícitos en las obras de Beigbeder y Houellebecq. Sólo Carrère, Makine,
Méndez o Muñoz Molina relatan esta violencia sexual sin ignorar el su-
frimiento de las mujeres, aunque sus relatos se centran en la perspecti-
va del agresor, como en Carrère o Muñoz Molina. Las autoras, en cam-
bio, viven o re-viven con empatía estas experiencias traumáticas, bien
desde la primera persona (Nothomb, Angot) o bien desde sus persona-
jes (Etxeberria, Darrieussecq, Constant, NDiaye). A veces, sólo la mues-
tran, sin llegar a identificarla como un tipo de violencia ejercida espe-
cíficamente por hombres contra las mujeres para mantener su dominio
sobre ellas, como ocurre en las obras de Constant, de Nothomb, de Er-
naux. O desde una posición que implica denuncia, como en las de Da-
rrieussecq, Etxebarria, y Angot.

A modo de conclusión
Espero haber mostrado en estas líneas las posibilidades abiertas por el
ecofeminismo crítico para el análisis literario. A partir del pensamien-
to filosófico de Alicia H. Puleo, he planteado una hoja de ruta para rea-
lizar un análisis crítico literario que desmonte los cimientos textuales
de las lógicas del dominio patriarcal y visibilice los sesgos androcéntri-
co y especista del andamiaje ficcional. Con ello, he buscado rastrear en

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Revista de investigación y divulgación sobre los estudios de género

las obras literarias la preocupación ecológica, afectiva y empática por el


mundo natural del que formamos parte, conectándola con el horizonte
emancipatorio de las mujeres sin olvidar el vínculo con otros seres sub-
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Disponible en: http: //www.plazayvaldes.es/libro/ecologia-y-genero-en-dialo-
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Eva Antón Fernández


Española. Doctora en humanidades por la Universidad de Burgos (Es-
paña). Máster en género y políticas de igualdad entre mujeres y hom-
bres (Universidad Rey Juan Carlos, Madrid, España). Actualmente for-
ma parte de la Cátedra de Estudios de Género de la Universidad de Va-
lladolid (España) desde 2002. Líneas de investigación: crítica literaria fe-
minista, análisis feminista del lenguaje y medios de comunicación, eco-
feminismo, violencia de género.

Recepción: 6/01/16
Aprobación: 21/03/17

Felina | Josefina Silva Farías


Técnica: Mixta; barro, carbón y plumas, sobre madera reciclada.
Medidas: 48.5 x 28cm
Año: 2017

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