DESAMORTIZACIONES
DESAMORTIZACIONES
DESAMORTIZACIONES
INTRODUCCIÓN
Entre finales del siglo XVIII y principios del XIX se produce en Gran Bretaña el proceso de
Revolución Industrial, que se extiende al resto de Europa, EEUU y Japón a lo largo del siglo XIX
en el llamado proceso de Industrialización.
- Una de las causas de la Revolución Industrial y de la Industrialización fue la Revolución Agraria,
consistente en un crecimiento de la producción y productividad agraria como consecuencia del
asentamiento de la propiedad privada, la introducción de innovaciones técnicas (sistema Norfolk,
mecanización) y nuevos cultivos (patata, maíz) y del consiguiente paso de una agricultura de
subsistencia a otra dirigida al mercado.
La revolución liberal trajo consigo una serie de cambios que transformaron el campo español
hacia una agricultura capitalista:
Aunque sin duda, la medida más importante desde el punto de vista económico y social, fue la
desamortización de las tierras de la Iglesia y los concejos:
Consistieron en la expropiación, por parte del Estado, de las tierras eclesiásticas y municipales
para su posterior venta a particulares en subasta pública. En compensación por el patrimonio
confiscado a la Iglesia, el Estado se hacía cargo de los gastos del culto y clero.
Aunque se dieron algunos precedentes a finales del siglo XVIII, el verdadero proceso de
desamortización se desarrolló a partir de 1837 en dos fases, a cada una de las cuales se las
conoce por el nombre del ministro que la puso en marcha: la desamortización de Mendizábal y
la de Madoz.
La desamortización eclesiástica de Mendizábal (1837-1849)
Mendizábal inició una etapa de gobierno progresista; la medida más significativa que adoptó
fue la llamada desamortización eclesiástica (1836), proceso de nacionalización de los bienes
del clero regular para venderlos en pública subasta.
Tenía por objeto dinamizar la economía agrícola del país sacando al mercado libre el
patrimonio de las órdenes religiosas, formando además con sus compradores una clase media
dispuesta a apoyar el régimen liberal y la causa de Isabel II; al mismo tiempo, la operación
serviría para reducir la deuda pública y proporcionar al Estado medios económicos con los que
financiar la guerra civil contra los carlistas.
En 1837, Mendizábal, desamortizaba los bienes del clero secular y más tarde confiscaba los
diezmos eclesiásticos.
Por esto la Iglesia tomó la decisión de excomulgar tanto a los expropiadores como a los
compradores de las tierras, lo que hizo que muchos no se decidieran a comprar directamente
las tierras y lo hicieron a través de intermediarios o testaferros.
Muchos de los nuevos propietarios vivían en las ciudades, completamente ajenos a las
actividades agrícolas; la desamortización provocó un reforzamiento de la estructura de la
propiedad de las tierras y se acentuó el latifundismo.
La segunda gran desamortización iniciada con la Ley Madoz de 1855, formó parte del
programa del gobierno progresista del bienio.
Establecía la venta en subasta pública de toda clase de propiedades pertenecientes al Estado, a
la Iglesia, los Municipios y, en general, todos los bienes que permanecieran amortizados; se
trataba, por tanto, de completar y terminar lo que inició Mendizábal en 1836.
• La Iglesia que pierde sus tierras, pero es compensada a través de los acuerdos del
Estado con la Santa Sede y por la obligación de mantener el culto por el Estado.
• Los ayuntamientos que pierden sus propiedades y que a partir de entonces no tienen
dinero para hacer frente a sus obligaciones con los ciudadanos.
• Los campesinos que se ven privados de los bienes comunales que les servían
históricamente de complemento a su economía familiar, a la vez que se convierten en
asalariados.
Por otra parte, las telas de algodón desplazaron a la industria lanera, lo que hizo poco rentable
la cría de ovejas.
A lo largo del siglo se sucedieron periódicas crisis agrarias; sin embargo, en las primeras
décadas de la Restauración, la producción aumentó, gracias a la prosperidad internacional y al
crecimiento del consumo urbano.
Pero la sobreproducción perjudicó a los campesinos al hundir los precios y, con ellos, los
jornales.