Este artículo trata sobre la historia como disciplina académica. La historia es la narración de los sucesos del pasado, generalmente de la humanidad, y su estudio como ciencia social intenta averiguar los hechos y procesos del pasado de manera objetiva.
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Este artículo trata sobre la historia como disciplina académica. La historia es la narración de los sucesos del pasado, generalmente de la humanidad, y su estudio como ciencia social intenta averiguar los hechos y procesos del pasado de manera objetiva.
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Historia del peruEste artículo trata sobre el objeto de la ciencia.
Para otros usos
de este término, véase Historia (desambiguación).
Clío, musa de la Historia en la mitología griega,
representada sobre el carro de la Historia, contemplando antes de anotar en su libro. La historian. 1 es la narración de los sucesos del pasado; generalmente los de la humanidad, aunque, también puede no estar centrada en el humano.n. 2 Hay quien más breve y concisamente afirma que la historia es el conocimiento del pasado humano.234 Asimismo, es una disciplina académica que estudia dichos acontecimientos. A la ciencia o disciplina académica también se le denomina historiografía para distinguirla de la historia entendida como los hechos objetivos sucedidos. Es una ciencia social debido a su clasificación y método; pero, si no se centra en el humano, puede ser considerada como una ciencia natural, especialmente en un marco de la interdisciplinariedad; de cualquier forma, forma parte de la clasificación de la ciencia que engloba las anteriores dos, es decir, una ciencia fáctica (también llamada factual). Su propósito es averiguar los hechos y procesos que ocurrieron y se desarrollaron en el pasado e interpretarlos ateniéndose a criterios de la mayor objetividad posible; aunque la posibilidad de cumplimiento de tales propósitos y el grado en que sean posibles son en sí mismos objetos de estudio de la historiología o teoría de la historia, como epistemología o conocimiento científico de la historia.[cita requerida] Se denomina historiador o historiadora a la persona encargada del estudio de la historia. Al historiador profesional se le concibe como el especialista en la disciplina académica de la historia, y al historiador no profesional se le suele denominar cronista.5 Etimología[editar] Heródoto, padre de la Historia. La palabra historia deriva del griego ἱστορία (léase historia, traducible por «investigación» o «información», conocimiento adquirido por investigación), del verbo ἱστορεῖν («investigar»). De allí pasó al latín historia, que en castellano antiguo evolucionó a estoria (como atestigua el título de la Estoria de España de Alfonso X el Sabio, 1260-1284) y se reintrodujo posteriormente en el castellano como un cultismo en su forma latina original. La etimología remota procede del protoindoeuropeo *wid-tor- (de la raíz *weid-, «saber, ver» —construcción hipotética—)6 presente también en las palabras latinas idea o visión, en las germánicas wit, wise o wisdom, la sánscrita veda,7 y las eslavas videti o vedati, y en otras lenguas de la familia indoeuropea.8 La palabra antigua griega ἱστορία fue usada por Aristóteles en su Περὶ τὰ ζῷα ἱστορίαι (léase Peri ta zoa jistória, latinizado Historia animalium, traducible por Historia de los animales [el título griego es plural y el latino es singular]).9 El término se derivaba de ἵστωρ (léase jístōr, traducible por «hombre sabio», «testigo» o «juez»). Se pueden encontrar usos de ἵστωρ en los himnos homéricos, Heráclito, el juramento de los efebos atenienses y en las inscripciones beocias (en un sentido legal, con un significado similar a «juez» o «testigo»). El rasgo aspirado es problemático, y no se presenta en la palabra cognata griega εἴδομαι («aparecer»). La forma ἱστορεῖν («inquirir»), es una derivación jónica, que se expandió primero en la Grecia clásica y más tarde en la civilización helenística. Definición[editar] A su vez, se llama «historia» al pasado mismo, e incluso puede hablarse de una «historia natural» en que la humanidad no estaba presente,[cita requerida] que se utilizaba en oposición a la historia social, para referirse no solo a la geología y la paleontología, sino también a muchas otras ciencias naturales —las fronteras entre el campo al que se refiere tradicionalmente este término y el de la prehistoria y la arqueología son imprecisas, a través de la paleoantropología—, y que se pretende complementar con la historia ambiental o ecohistoria,n. 3 y actualizarse con la denominada «Gran Historia».10 1112 Ese uso del término «historia» lo hace equivalente a «cambio en el tiempo»n. 4 En ese sentido, se contrapone al concepto de filosófico equivalente a esencia o permanencia (lo que permite hablar de una filosofía natural en textos clásicos y en la actualidad, sobre todo en medios académicos anglosajones, como equivalente a la física). Para cualquier campo del conocimiento, se puede tener una perspectiva histórica —el cambio— o bien filosófica —su esencia—. De hecho, puede hacerse eso para la historia misma (véase tiempo históricon. 5) y para el tiempo mismo. En este sentido, todo pasado en relación con el presente hace alusión al tiempo y a su cronología, y por lo tanto tener historia.[cita requerida] Estudio de la historia[editar] Como ciencia[editar] Véase también: Historiología Véase también: Historiografía Véase también: Ciencias Históricas Dentro de la popular división entre ciencias y letras o humanidades, se tiende a clasificar a la historia entre las disciplinas humanísticas junto con otras ciencias sociales (también denominadas ciencias humanas), o incluso se la llega a considerar como un puente entre ambos campos, al incorporar la metodología de estas a aquellas.13 No todos los historiadores aceptan la identificación de la historia con una ciencia social, al considerarla una reducción en sus métodos y objetivos, comparables con los del arte si se basan en la imaginación (postura adoptada en mayor o menor medida por Hugh Trevor-Roper, John Lukacs, Donald Creighton, Gertrude Himmelfarb o Gerhard Ritter). Los partidarios de su condición científica son la mayor parte de los historiadores de la segunda mitad del siglo XX y del XXI (incluyendo, de entre los muchos que han explicitado sus preocupaciones metodológicas, a Fernand Braudel, E. H. Carr, Fritz Fischer, Emmanuel Le Roy Ladurie, Hans-Ulrich Wehler, Bruce Trigger, Marc Bloch, Karl Dietrich Bracher, Peter Gay, Robert Fogel, Lucien Febvre, Henri Marrou, Lawrence Stone, E. P. Thompson, Eric Hobsbawm, Carlo Cipolla, Jaume Vicens Vives, Manuel Tuñón de Lara o Julio Caro Baroja). Buena parte de ellos, lo hicieron desde una perspectiva multidisciplinar (Braudel combinaba historia con geografía, Bracher con ciencia política, Fogel con economía, Gay con psicología, Trigger con arqueología), mientras los demás citados lo hacían a su vez con las anteriores y con otras, como la sociología y la antropología. Esto no quiere decir que entre ellos hayan alcanzado una posición común sobre las consecuencias metodológicas de la aspiración de la historia al rigor científico, ni mucho menos que propongan un determinismo que (al menos desde la revolución einsteniana de comienzos del siglo XX) no proponen ni las llamadas ciencias duras.n. 6 Por su parte, los historiadores menos proclives a considerar científica su actividad tampoco defienden un relativismo estricto que imposibilitaría de forma total el conocimiento de la historia y su transmisión, y de hecho de un modo general aceptan y se someten a los mecanismos institucionales, académicos y de práctica científica existentes en la historia y comparables a los de otras ciencias (ética de la investigación, publicación científica, revisión por pares, debate y consenso científico, etcétera).[cita requerida] La utilización que hace la historia de otras disciplinas como instrumentos para obtener, procesar e interpretar datos del pasado permite hablar de ciencias auxiliares de la historia de metodología muy diferente, cuya subordinación o autonomía depende de los fines a los que estas mismas se apliquen.[cita requerida] Como disciplina académica[editar] Véanse también: Cronista e Historiografía.
La Historia de Italia de Francesco Guicciardini, 1561
Historia General de los Hechos de los Castellanos en
las Islas y Tierra Firme del Mar Océano, de Antonio de Herrera, edición de 1601 El registro de anales y crónicas fue en muchas civilizaciones un oficio ligado a un cargo institucional público, controlado por el Estado. Sima Qian (denominado padre de la Historia, en la cultura china) inauguró en esa civilización los registros históricos oficiales burocratizados (siglo II a. C.). La crítica del musulmán Ibn Jaldún (Muqaddima —Prolegómenos a la Historia Universal—, 1377) a la manera tradicional de hacer historia no tuvo consecuencias inmediatas, y se le consideró un precedente de la renovación de la metodología de la historia y de la filosofía de la historia que no se inició sino hasta el siglo XIX, fruto de la evolución de la historiografía en Europa occidental. Entretanto, los cronistas oficiales castellanos y de Indias dieron paso en la España ilustrada del siglo XVIII a la fundación de la Real Academia de la Historia; instituciones similares existen en otros países.14 La docencia de la historia en la enseñanza obligatoria fue una de las bases de la construcción nacional desde el siglo XIX,15 proceso simultáneo a la proliferación de las cátedras de historia en las universidades (inicialmente en las facultades de letras o Filosofía y Letras, y con el tiempo, en facultades propias o de Geografía e Historia —disciplinas cuya proximidad científica y metodológica es una característica de la tradición