3.2. Variedades Situacionales de La Lengua o Registros Idiomáticos Clases y Principales

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3.2.

VARIEDADES SITUACIONALES DE LA LENGUA O REGISTROS


IDIOMÁTICOS: CLASES Y PRINCIPALES RASGOS.

El hablante puede y debe saber escoger el nivel de habla que convenga en cada
momento. Es decir, el uso individual que el hablante hace de su lengua puede tomar un
registro u otro según las circunstancias en que se produzca la comunicación.

Están condicionadas por la situación comunicativa y por el propósito de la


comunicación. Se denomina REGISTRO al conjunto de características lingüísticas que
resultan de la adaptación del uso de la lengua por parte de un hablante a una
determinada situación comunicativa. Son tres, fundamentalmente, los factores que
determinan el registro utilizado:
 El medio o canal empleado, que permite distinguir entre uso oral (más
espontáneo, lleno de elementos deícticos e inferencias, con menos cohesión, con
rasgos dialectales…) y uso escrito (cuya producción está planificada, sin apoyos
paralingüísticos ni rasgos dialectales, con mayor corrección, coherencia y cohesión,
perdurable.).

 La llamada atmósfera, el tipo de relación que se establece entre los


interlocutores (de igualdad o jerarquía, de intimidad o distancia, etc.), que dará lugar a
un uso formal o informal de la lengua.

 El dominio de la comunicación, que va ligado a una actividad social concreta, por


lo que dará lugar al empleo de variedades distintas según se trate de ámbitos de
comunicación abiertos (uso familiar, coloquial) o cerrados (el uso específico
correspondiente a ciertas actividades o ámbitos). En este último caso hablamos de
lenguajes específicos, que presentan rasgos muy definidos: el lenguaje jurídico-
administrativo (el que empleamos para dirigirnos a la Administración, por ejemplo), el
científico-técnico, el humanístico (filosofía, historia, historia de la literatura, etc.), el
periodístico y el publicitario, además del literario. Se emplean combinadas con el
registro formal, pero en el caso de la publicidad y la Literatura, puede aparecer el uso
coloquial.

3.2.1. Variedades relacionadas con el canal de comunicación.

La lengua oral permite una comunicación mucho más directa, más espontánea, más
expresiva (las inflexiones de la voz, los gestos y la actitud del hablante matizan
extraordinariamente el contenido del mensaje). La lengua escrita es permanente, más
cuidada porque permite pensar mejor y elegir las palabras más adecuadas, es menos
habitual, y para ser expresiva dispone de menos medios que la oral.

3.2.2. Variedades relacionadas con el nivel de lengua.

El lenguaje formal y el informal también son dos clases de registros idiomáticos. El


registro formal se caracteriza por un uso de expresión y de vocabulario muy correcto,
pensado para comunicaciones oficiales, de trabajo, de administración, etc. Aquí
aparece un uso del lenguaje más o menos culto, sin incorrecciones y con tecnicismos
propios del ámbito al que se refiera la comunicación. En cambio, el registro informal es
parecido a la expresión coloquial. Es más propio del lenguaje oral y conversacional. Se
permite algunas incorrecciones sobre la norma y utiliza un vocabulario y unas
expresiones más coloquiales cercanas al nivel de lengua popular con refranes,
subjetividad, apelación al oyente y economía de lenguaje.
3.2.3. Registro coloquial.

En ocasiones se confunden los conceptos de lengua popular y expresión coloquial; si


bien es cierto que tienen muchas cosas en común, responden a dos criterios diferentes:
la lengua popular pertenece a una variedad según el nivel sociocultural del hablante,
mientras que la expresión o registro coloquial alude a una situación comunicativa
concreta, independientemente del conocimiento idiomático que posee el hablante. El
REGISTRO COLOQUIAL es más relajado, aunque no tanto como el nivel vulgar, del
que a veces encontramos rasgos que, para no repetirlos, resumiremos diciendo que
obedecen a una mayor relajación en todos los órdenes. Sus características son:

o Fónicos: relajación de consonantes intervocálicas o finales, entonación marcada


por la expresividad (abundantes exclamativas e interrogativas), uso de
interjecciones y frases interjectivas (¡Anda!, ¡Toma!, ¡Arrea!)...

o Morfosintácticos: sintaxis sencilla, con escaso empleo de la subordinación;


empleo reducido de nexos (siempre los mismos: y, porque, así es que);
expresiones enfáticas de cantidad (una enormidad, la mar de..., prefijos como
“super” o “requete”); abundancia de sufijos apreciativos (pequeñín, grandote,
mujerona); discordancias (Le dije a tus padres que.); empleo frecuente de la
construcción impersonal (Y es que uno es como es, Se va tirando);
desorganización en el contenido de la información, con desorden sintáctico, etc.

o Léxicos: reducido vocabulario, escaso empleo de sinónimos, repeticiones


innecesarias, construcciones pleonásticas para reforzar la expresividad (lo vi con
mis propios ojos, sube arriba); uso muy limitado de adverbios y adjetivos;
abundancia de expresiones de tipo afectivo, intensificación en los adjetivos
(divino, fenomenal); comparaciones y metáforas exageradas y curiosas (La
cabeza hecha un bombo, Estoy hecho polvo); empleo de refranes1 y frases
hechas (Haz lo que quieras, pero quien mal anda…); muletillas que suponen un
empobrecimiento lingüístico (bueno, esto..., entonces..., es que..., ¿no?, o sea)
y de palabras “baúl”, cuyo significado es tan extenso que sirven para todo (cosa,
tema, hacer).

o Además, podemos añadir los rasgos propios de las funciones apelativa y


emotiva de la lengua: afirmaciones, negaciones y mandatos categóricos (¡Ni
hablar!, ¡Porque te lo mando yo!, ¡Que fue así, que te lo digo yo!); apelaciones
al interlocutor para pedirle que muestre su acuerdo con lo que se dice (¿No cree
usted?, ¿Te das cuenta?); uso de vocativos...

CONCLUSIÓN

1
Un refrán es una frase completa e independiente, que por lo general expresa un pensamiento en forma sentenciosa,
a manera de juicio de carácter moral o didáctico. Son muy útiles para expresarse cuando no se tienen recursos
suficientes para hacerlo de un modo personal, con el vocabulario y las construcciones precisas. Aunque forman parte
de nuestro patrimonio cultural, el abuso en su empleo denota pobreza expresiva. A este tipo de lenguaje se le ha llamado
LENGUAJE PROVERBIAL. Se caracteriza también por ser un lenguaje figurado.

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