PENTECOSTES
PENTECOSTES
PENTECOSTES
En la luz del Espíritu Santo queremos concluir la cincuentena pascual con la misma
actitud de unánime y perseverante oración que caracterizó la espera de Pentecostés
cuando los discípulos estaban reunidos en el Cenáculo con María, la Madre de Jesús.
También hoy tenemos necesidad de la efusión del Espíritu Santo, para que con el soplo
de su vida fecunde nuestros esfuerzos y haga nuestros corazones disponibles y
generosos para comprometernos cada día más en el seguimiento de Cristo Jesús
sirviendo a quienes sufren las nuevas cautividades del mundo actual.
La Iglesia entera está de fiesta y el Espíritu de Pentecostés nos empuja a dar testimonio
de nuestra fe con la coherencia y la valentía de nuestras palabras y de nuestras obras.
Preparémonos a celebrar con gozo a Aquel que por ser Dios es capaz de llenarnos del
mismo amor de Dios y transformarnos en el fuego de sus dones y hacer santa nuestra
vida en la plenitud de sus frutos.
El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que
habita en nosotros. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios eterno y todopoderoso, que quisiste que la celebración del sacramento de la Pascua
perdurara a lo largo de estos cincuenta días, haz que todos los pueblos de la tierra, en
otro tiempo dispersos, superada la multiplicidad de lenguas, se congreguen y, movidos
por el don venido del cielo, confiesen unánimes la gloria de tu nombre. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es
Dios por los siglos de los siglos. Amen
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera Lectura
La lectura del Génesis que a continuación se proclamará nos revela cómo la soberbia y
la autosuficiencia alejan el corazón de las personas del amor de Dios. Ya no solo
quieren ser como dioses, ahora pretenden además ocupar su lugar. Por contraste, solo el
don del Espíritu Santo dará a la humanidad la docilidad que engrandece, la humildad,
que sublima. Mientras en Pentecostés, a partir de muchas lenguas, el Espíritu obra la
unidad entre los hombres, el libro del Génesis nos relata un acontecimiento que
contrasta en lo absoluto: Babel y la dispersión de las lenguas. Escuchemos
Palabra de Dios.
2da. Lectura
Escuchar la voz del Señor, guardar sus mandatos. En esto cifra el siguiente texto la
clave para alcanzar a ser pueblo de Dios, nación santa y consagrada ¿Y acaso no es el
Espíritu Santo el único capaz de enriquecernos con sus dones para que también nosotros
podamos exclamar: “Haremos cuanto nos ha dicho el Señor!” Escuchemos.
El Espíritu Santo es Señor y dador de vida. Ezequiel nos presenta esa visión en la cual
Dios infunde su Espíritu sobre huesos y éstos reviven, porque ahí donde todo parece
muerte, el poder del Espíritu Santo hace que existe vida. Escuchemos.
Joel anuncia que el Espíritu será derramado y profetizarán mayores y jóvenes: esta es la
explicación que da Pedro, en la mañana de Pentecostés, ante la evidencia de los
carismas del Espíritu. Escuchemos.
Palabra de Dios.
SIMBOLO LLAMAS DE FUEGO (ANTORCHA)
SALMO RESPONSORIAL
San Pablo en su carta a los romanos nos explica algunas de las funciones del Espíritu
Santo, además de las que ya escuchamos en las lecturas del Antiguo Testamento. Este
Espíritu clamará por nosotros también esta noche. Escuchemos
Hermanos:
Sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella
con dolores de parto.
Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del
Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser
hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve
ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que ve?
Cuando esperamos lo que no vemos, aguardamos con
perseverancia.
Pero además el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad,
porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el
Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.
Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu,
y que su intercesión por los santos es según Dios.
Palabra de Dios
EVANGELIO
La obra de Jesús es incomprensible sin el Espíritu Santo. Más aún, la obra de Jesús es
incompleta sin el Espíritu Santo. Bien lo entendió san Juan, que explica el torrente de
agua viva que brota en el corazón de los que creen en Jesús como una desbordante
manifestación del Espíritu Santo. Puestos de pie. Cantemos el Aleluya.
R. Aleluya, aleluya.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de
tu amor.
R. Aleluya.
Por la Iglesia, extendida por todo el universo, para que, impulsada por el
Espíritu Santo, permanezca atenta a lo que sucede en el mundo, haga suyos los
sufrimientos, alegrías y esperanzas de los hombres de nuestro tiempo, intuya los
signos caritativos que debe realizar y así pueda iluminarlo todo con el
Evangelio. Roguemos al Señor.
Por el mundo que hoy nos ha tocado vivir, sujeto a cambios profundos y rápidos,
para que el Espíritu Santo, que abarca la historia humana, promueva la esperanza
de un futuro mejor y vislumbremos el gran día de Jesucristo. Roguemos al
Señor.
Por todos los laicos comprometidos, para que, renovados por el Espíritu Santo,
sepa llevar el mensaje de Jesús a la vida de cada día. Roguemos al Señor.
Por nosotros aquí reunidos, para que iluminados y fortalecidos por el Espíritu
Santo, demos testimonio de nuestra fe. Roguemos al Señor.
1.Para que Dios siga derramando su Espíritu sobre la Iglesia y su magisterio. Roguemos
al Señor. 2.Para que Dios ilumine las mentes de los gobernantes y mueva sus corazones
con la luz y la fuerza del Espíritu de verdad. Roguemos al Señor. 3.Para que el Espíritu
Santo mueva los corazones de todos los cristianos a obrar en favor de los más
necesitados en nuestra sociedad. Roguemos al Señor. 4.Para que todos los que estamos
aquí reunidos, lleguemos a formar, según el deseo de Jesús, un único redil, del que él
sea guía y pastor. Roguemos al Señor.
1. Los dones de tu Espíritu Santo enriquezcan por siempre, Padre, a los que has
consagrado a tu servicio: el Papa, los obispos y sacerdotes. Para que sus vidas y su
ministerio den frutos abundantes de santidad para tu pueblo. Oremos…
2. Los dones de la inteligencia y la justicia inunden los corazones de nuestros servidores
públicos, para que en todos sus actos busquen el bien común y con el don de la fortaleza
superen las tentaciones del poder. Oremos…
3. Los frutos de la caridad y la benignidad caractericen a nuestra parroquia de Cristo Rey
y la Santa Cruz para que los pobres y desamparados encuentren en nosotros el apoyo y
aliento necesario para frente a sus necesidades. Oremos…
4. Los dones del consejo y el santo temor de Dios, acompañen, Señor, todas nuestras
iniciativas pastorales para que en todo y sobre todo busquemos siempre tu voluntad y
jamás nuestro cómodo interés. Oremos…
5. Los frutos de la modestia, continencia y castidad adornen el corazón de toda la juventud
de nuestra parroquia en particular, y nuestra Arquidiócesis en general. Para que con un
corazón puro y dócil se acerquen a ti, Señor. Oremos…
Derrama, Señor, sobre estos dones la bendición de tu Espíritu Santo, para que, por
medio de ellos, reciba tu Iglesia tan gran efusión de amor, que la impulse a hacer
resplandecer en todo el mundo la verdad del misterio de la salvación. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Prefacio de Pentecostés, como en la Misa del día, p. 408 [407]. Si se usa el Canon
Romano, se dice Reunidos en comunión, p. 558 [560]. En las otras Plegarias
eucarísticas también se dicen las partes propias para esta Misa.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 7, 37
El último día de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: El que tenga sed, que venga a
mí y beba. Aleluya.
Que nos aprovechen, Señor, los dones que hemos recibido, para que estemos siempre
llenos del fervor del Espíritu Santo que derramaste de manera tan inefable en tus
Apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor.