Periodo Colonial

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5

UNIVERSIDAD MARIANO GÁLVEZ DE GUATEMALA.

EXTENSIÓN: JALAPA.
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y SOCIALES.
CURSO: SOCIOLOGÍA DE GUATEMALA.
LICDA. DELMY GRISSELDA GARZA VALENZUELA.

PERIODO COLONIAL
1. BASES LEGALES:

La ambición demostrada por España y Portugal en expandir sus dominios ultramar y


especialmente en lo concerniente a la toma de posesión de las islas y tierras recién
descubiertas, se baso a concepciones jurídicas derivadas del derecho romano y del
canónico, convertidas en derecho consuetudinario (por costumbre) general de la
tardía edad media. Ese engrandecimiento encontró inicialmente su fundamentación
jurídica en la idea de la Reconquista, que era concebida como restauración del poder
cristiano sobre la tierra y la gente de la Península Ibérica (en esa península ibérica se
ubica España).

La historia no proporciona títulos jurídicos valederos sobre posesiones ultramarinas. En


caso del descubrimiento de islas “deshabitadas” éstas pertenecían a quien las
descubriera y ocupara. La propiedad temporal del descubrimiento proporcionaba en este
caso el mejor título.

No obstante que sucedía con las restantes tierras, recién descubiertas que “estuvieran
habitadas”. ¿Qué títulos jurídicos podían invocar los descubridores para establecer
su dominio sobre ellas? La historia no dice nada al respecto de lo que se deduce que el
derecho a ejercer autoridad sobre las tierras recién descubiertas lo ejerció el más fuerte y
superior. “De lo que si la historia da fe es que a través de las Bulas Papales se
conferían derechos a los descubridores y conquistadores de nuevos territorios,
razón por la cual el primer descubrimiento y toma de posesión, la concesión papal y
el tratado de Tordesillas entre las dos potencias ocupantes, España y Portugal,
constituyeron los primeros títulos jurídicos de los asentamientos coloniales
europeos en ultramar.”

Los viajes XIV y XV respondían a una difundida tesis jurídica de la época, según la cual
era licito apropiarse de los países recién descubiertos que pertenecían a príncipes no
cristianos.

La conciencia jurídica del hombre medieval (relativo a la Edad Media), estaba inspirada en
la religión. Como cristiano, creía tener un mejor derecho de posesión que los infieles. Eso
sucedió en América, especialmente en Guatemala previo al descubrimiento. En la
conquista y colonización, España impuso su instituto jurídico a todas sus colonias.

Ceremonias simbólicas acompañaban el acto formal de la toma de posesión de las tierras


descubiertas. Tras el desembarco en la isla de Guanahani, Cristóbal Colón despego la
bandera real y dos lábaros (estandarte o bandera de reyes o emperadores), formulo ante
testigos las declaraciones pertinentes e hizo que un escribano suscribiera acta de todo
ello.

La toma de posesión del Nuevo Mundo por los europeos, llego a ser la misión entre los
infieles.

El descubrimiento y la conquista de América por parte de los españoles, desempeñó un


papel en la historia al ofrecer la posibilidad de anunciar a los indios el mensaje evangélico.

Era la opinión general entre españoles y portugueses que la difusión del cristianismo
constituiría una obra grata a los ojos de Dios y que el descubrimiento de regiones del
mundo desconocidas entonces estaba previsto en el plan divino de la reducción. Hernán
Cortés escribió al Rey Carlos V que Dios, Nuestro Señor, había hecho descubrir
esas nuevas tierras por los reyes españoles porque quería propagar la fe cristina
entre los aborígenes bárbaros de América.

Las conquistas hispánicas en ultramar llevo a pintar con los colores más sombríos la
índole y costumbres de los indios.

Para los españoles los aborígenes del Nuevo Mundo no solo se hallaban privados de
cultura, sino que viven como bestias salvajes. Desconocen la honestidad y el pudor y son
afectos a la embriaguez. Incluso en España se discutía, que si los indios fueran seres
racionales o animales que hablaban. Esta discriminación pronto suscitó protestas y dio
motivo a agitadas por polémicas sobre la naturaleza humana de los indígenas. Fue así
que el Papa Pablo III proclamo en una bula del año 1537 que los indios eran hombres
verdaderos y que podían disponer libremente de sí y de sus bienes.

2. JUSTA GUERRA:

España en la conquista impuso su poderío y dominio en sus colonias, trató de justificar la


crueldad y salvajismo con que fueron sometidos los indios, a través de ideologías falsas
aprovechándose de la religión y así apoderarse de las tierras y riquezas.

El fundamento más convincente de la toma de posesión del Nuevo Mundo por parte de
los europeos llego a ser la misión entre los infieles. El descubrimiento y la conquista de
América por parte de los españoles, desempeñaba un papel en la historia de la
redención, al ofrecer la posibilidad de anunciar a los indios el mensaje evangélico.

Era opinión general entre españoles y portugueses que la difusión del cristianismo
constituía una obra grata a los ojos de Dios y que el descubrimiento de regiones del
mundo desconocidas hasta entonces estaba previsto en el plan divino de la redención.

Con la conquista Castellana se establecieron en el altiplano de Guatemala estructuras


despóticas tributarias.

Se implantó la propiedad privada de la tierra, disminuyéndose la tierra común de las


gentes. Se obligó a trabajar la tierra a los naturales, al servicio de nuevos poseedores. La
relación ya no fue entonces tributaria sino servil. Los Señoríos Quichés desaparecieron y
se inicia en el proceso histórico del país “LA PATRIA DEL CRIOLLO”.

3. BULAS PAPALES:

Las bulas papales “consistieron en concesiones que el Papa otorgaba a las coronas
o reinados, a efecto de autorizarles la posesión de las tierras descubiertas con
plenas y libres potestades y autoridades, y que constituyeron los primitivos títulos
jurídicos de los asentamientos coloniales europeos en ultramar.” Pero las bulas
siempre llevaron implícito un derecho patrimonial a favor de la iglesia católica.

El derecho a ejercer la autoridad sobre las tierras recién descubiertas no se siguió


aceptando como el poder del más fuerte y superior, sino que prontamente preocupó a la
conciencia legal europea y suscitó acaloradas controversias jurídicas, en las cuales
debían desarrollarse los principios de una comunidad universal regida por el derecho de
gentes.

Surgieron con ello nuevas ideas que contradecían los intereses políticos y económicos de
los imperios coloniales español y portugués y que, más adelante, prestaron una valiosa
ayuda a los pueblos coloniales en su lucha por la independencia.

Mediante bulas papeles, los portugueses pronto hicieron confirmar sus derechos sobre los
descubrimientos en África Occidental. De esta suerte, para impedir legalmente las
expediciones de marinos andaluces (andaluces = de Andalucía-España) a Guinea
obtuvieron la bula de Nicolás V, en 1455, la autorización de conquistar los países de
los infieles desde el cabo Bajador y Num hasta Guinea, incluida en su totalidad y de
esclavizar a sus habitantes y despojarlos de sus pertenencias. A quien penetrara sin
autorización en estos dominios de la corona lusitana (portuguesa), se le amenazaba con
la excomunión.

La intervención en las “querellas” (formas de iniciar un proceso penal) relativas a los


descubrimientos de ultramar se fundaba, según el Papa, en su responsabilidad por la
conversión que ya había sido emprendida por los portugueses en las zonas de
explotación y conquista que les cayeron en suerte.

Aunque los Reyes Católicos de España sostenían que Colón había tomado posesión
legalmente de las islas por él descubiertas, en nombre de ellos, y aunque los
jurisconsultos de la corte española no consideraban necesaria ninguna fundamentación
adicional de los títulos reales, desde el principio los monarcas españoles solicitaron,
para los descubrimientos en las Indias Occidentales, bulas del Papa similares a las
que la corona portuguesa lograra para ser zona de explotación en África Occidental.

En cinco bulas del año 1493 el Papa Alejandro VI satisfizo los deseos de los españoles y
otorgó a los Reyes Católicos, sobre las islas y países adquiridos por ellos en el océano,
“la plena y libre omnímoda potestad, autoridad y jurisdicción”, y con ello los mismos
derechos de soberanía que el Papa Nicolás V atribuyera a los portugueses en la región de
África Occidental.

Con estos documentos (bulas papales) los españoles pudieron responder eficazmente
sus pretensiones de soberanía, alejar a los marinos extranjeros de su zona de influencia y
rebatir la concepción lusitana (portuguesa), según la cual las islas descubiertas por Colón
en el Atlántico pertenecían a la zona de exploración africana adjudicada por la bula papel
de 1455 a la corona Portugal.

4. EL TRATADO DE TORDESILLAS:

La ambición por el poderío y la intromisión en las nuevas tierras descubiertos por dos
grandes países, España y Portugal produjeron acaloradas discusiones y controversias,
habiendo sido necesario que en el año 1494 se suscribiera el Tratado de Tordesillas
y con ello establecer una solución de compromiso entre las coronas española y
portuguesa.

Se dividió el Océano Atlántico con dos zonas de exploración, una española y otra
portuguesa, con la cual Portugal aseguraba sus pretensiones sobre una parte del Nuevo
Mundo, Brasil. Con este tratado los españoles se reservaron la Ruta por las Indias
Occidentales y los portugueses se reservaron la Ruta de las indias Orientales por el África
y el Brasil.

5. EL REQUERIMIENTO:

El tratadista Lewis Hanke lo llama “un documento extraordinario”. En este documento se


requería a los indios que aceptaran la fe cristiana y reconocieran la autoridad del papa y
del monarca español; si no lo hacían así podrían ser atacados con toda justificación. Por
supuesto, el documento se leía en español (se aseguraba que hubo voces que se leyó en
latín, en muchas oportunidades desde las naves o ante poblados vacíos o desde las
montañas).

En realidad, el requerimiento resultó un “ardid” legal para dar base a las exigencias del
legalismo de la época. Se uso en forma regular hasta que casi se finalizaron las
conquistas. Con el tiempo se exigió que se usaran intérpretes y que efectivamente se
viera que los indígenas escucharan y entendieran lo que se decía.

El requerimiento se convirtió en parte integrante del equipo que todo conquistador había
de llevar consigo a América. Don Pedro de Alvarado (el adelantado) lo uso en
Guatemala.

El adelantado evitaba pérdida de tiempo enviando el requerimiento por delante de sí y de


sus tropas. Se le explicaba el contenido del documento a unos indios que estuvieran a
mano en el camino y se les mandaba a explicarlo, con suficientes días de anticipación a
los indígenas de los pueblos a donde tendrían que llegar la expedición en su itinerario.

Había habido tiempo suficiente para entenderlo, para reflexionar y decidirse, y el


conquistador podía atacar inmediatamente a su llegada.

Este macabro “truco” o “ardid legal” sirvió en todas partes no solo en Guatemala, para
“encubrir” las violaciones y ruina para los nativos. Hubo ocasiones en que se leyó
desde lo alto de las colinas, a distancia en que los indígenas no podían siquiera
escucharlo, no digamos entenderlo. Otras veces se leyó a gritos mientras los indios huían
por los montes. Hubo también ocasiones en que se leyó desde la cubierta de un navío
(barco) antes de desembarcar y hacer redadas de indios esclavos.

Con sobrada razón exclamaba Fray Bartolomé de las Casas de la orden de Santo
Domingo, si no se sabía si reír o llorar al leer aquella ensarta de absurdidades teológicas
destinadas a legalizar la esclavitud.

Para aquellos que aceptaron el requerimiento en Guatemala y América, nunca cumplieron


las promesas de “amor y caridad”. Solo significo el requerimiento, la exigencia de
pesados tributos, la entrega de metales preciosos. Los indios comprendieron que el
requerimiento “era un truco”, y que todas esas locuras de un Papa y de un rey
repartiéndose el mundo no tenía otra finalidad que provocar el rechazo, justificar la guerra
y darles bases legales a la esclavización y al despojo.

En conclusión, el repartimiento y la encomienda primitivos eran una manera


hipócrita de apropiarse y esclavizar a los indios. Junto a ello estaba la esclavitud
con “apariencia de legal”, amparada en “trucos” como el requerimiento. Al amparo
del repartimiento, la encomienda y el requerimiento “se herraron” (como si fueren
bestias) muchísimos esclavos en Guatemala. Mientras en México un esclavo se
vendía en 40 pesos, en Guatemala se obtenían a 2 pesos cada uno.

La voz más poderosa en defensa y protección de los indios salió de la Orden religiosa de
Santo Domingo, no de cualquier orden religiosa, a través de Fray Bartolomé de las
Casas, quien se atrevió a gritar a los cuatro vientos, en púlpito y en sus atrevidos escritos,
que la conquista de España carecía de derechos para despojar y esclavizar indios y que
el rey se estaba condenando con todos los robos y crímenes que se hacían a su sombra.
Como él nadie se hubiera atrevido en aquel tiempo a hablar así, pues le hubiera costado
la vida. Lejos de mandarlo a callar, los reyes lo llamaron a España para escuchar
personalmente sus razones. Al darle razón a los defensores de los indios, el rey hacia
lo que a todas luces le convenía.

Así nació el importantísimo cuerpo jurídico que se llamó desde entonces “Leyes
Nuevas”, promulgadas en 1542. Restaron un golpe formidable a la esclavización de
indios. Fueron su fin. Se estableció en ellas que todos los indios eran vasallos (gente
común) libres, tributarios del rey.

Que se pusiera en libertad a todos los indios esclavos cuyos amos no tuvieran justo título
para retenerlos y que por ninguna razón no volverían a ser esclavos. Se estableció
también la pena de muerte para el conquistador que, so pretexto de rebeldía de los indios,
los esclavizase como se hacía antes. Encomienda y repartimiento –es decir esclavitud
disimulada- también sufrieron un rudo golpe con las Leyes Nuevas…

También podría gustarte