Felipe Treddinick 1
Felipe Treddinick 1
Felipe Treddinick 1
Edición 2002
ANUARIO DE DERECHO
CONSTITUCIONAL
LATINOAMERICANO
Edición 2002
Konrad
- denauer-
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Los textos que se publican son de la exclusiva responsabilidad de sus autores y no expresan nece-
sariamente el pensamiento de los editores. Se autoriza la reproducción total o parcial del contenido
citando la fuente.
Índice
Prefacio ....................................................................................................... 9
I. Derecho Constitucional
La Constitución como fuente de Derecho: sistema de fuentes
Marco Gerardo Monroy Cabra (Colombia) ......................................... 13
La Suprema Corte de Justicia de México,
genuino tribunal constitucional
Mariano Azuela Güitrón (México) ....................................................... 39
Alemania: cincuenta años de Corte Constitucional Federal
Rupert Scholz (Alemania) .................................................................... 57
Bases para el Derecho Constitucional Comparado latinoamericano
Miguel Ángel Ciuro Caldani (Argentina) ............................................ 75
El Congreso como intérprete de la Constitución
Néstor Pedro Sagüés (Argentina) ......................................................... 101
La justicia constitucional en Paraguay y Uruguay
Norbert Lösing (Alemania) .................................................................. 109
Desde hace más de diez años el Programa Estado de Derecho para Latinoaméri-
ca de la Fundación Konrad Adenauer está abocado a promover el desarrollo del Esta-
do de Derecho en la región y a dar impulsos positivos en favor de su consolidación.
En este contexto el Derecho Constitucional es uno de los temas prioritarios del pro-
grama. Se pretende aumentar la conciencia sobre la importancia central del Derecho
Constitucional, incrementar su eficacia y apoyar dentro de las posibilidades las refor-
mas razonables que se presenten.
De esta forma, tanto nuestra oficina en México —con competencias en México,
América Central y el Caribe— como la de Montevideo —cuya competencia se ex-
tiende a toda Sudamérica— realizaron nuevamente a lo largo del año 2002 variados
eventos (conferencias, seminarios, etc.) nacionales e internacionales sobre distintos
aspectos del Derecho Constitucional.
Con la edición del ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO, publi-
cación que se difunde en todo el continente, el Programa Estado de Derecho pretende
complementar la actividad de estos eventos y ofrecer un aporte adicional a la promo-
ción del proceso arriba descrito. Quiere constituir una plataforma internacional para
el diálogo científico y ofrecer un espacio de expresión a destacados autores en el
terreno del Derecho Constitucional, provenientes de toda Latinoamérica e incluso de
otros países. Además de éstos, participan también algunos jóvenes autores muy pro-
metedores. Así, la octava edición del ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAME-
RICANO contiene artículos provenientes de once países latinoamericanos, a saber: Ar-
gentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, México, Panamá, Repú-
blica Dominicana, Uruguay y Venezuela. A ellos se suman tres artículos desde Ale-
mania.
El volumen comienza con las secciones “Derecho Constitucional” y “Derecho
Procesal Constitucional”. Con el hecho no casual de que ambas aparezcan juntas y en
un plano de igualdad se quiere expresar que la cristalización cada vez más clara de
una ciencia del Derecho Procesal Constitucional autónoma merece todo el apoyo.
Porque, como en todas la ramas del Derecho, un buen funcionamiento del Derecho
Procesal conlleva una mejor realización del derecho material.
En ambos capítulos se encuentran, entre otros, algunos importantes aportes pre-
sentados por sus autores en ocasión del IX Encuentro de Presidentes y Magistrados de
10
I. Introducción
El presente trabajo tiende a demostrar que, dentro de la concepción moderna del
Estado Constitucional, la Constitución y las sentencias de los Tribunales Constitucio-
nales que la interpretan han llegado a ser verdaderas fuentes de Derecho.
A estos efectos, se analizará primero el concepto tradicional de fuentes que esta-
ba en el Código Civil dentro de la concepción del Estado liberal clásico de Derecho,
para luego exponer los cambios introducidos por la adopción del Estado social de
Derecho.
Las fuentes de Derecho se estudian en la Constitución y su jerarquía dimana de
ella.
Para entender el cambio producido se hace un resumen de la jurisprudencia de la
Corte Constitucional que ha precisado las diversas fuentes de Derecho.
Por último, se extraen algunas conclusiones generales que tienden a demostrar la
constitucionalización de las fuentes de Derecho.
tanto de las instituciones jurídicas como de las reglas jurídicas formadas por abstrac-
ción de aquélla”. Agrega que “la verdadera fuente u origen es esa vida invisible del
Derecho en el espíritu del pueblo, en su conciencia común”.
Según Kelsen, las fuentes se identifican con el fundamento de validez y por
tanto no serían diversas del Derecho mismo: aquéllas serían las propias normas jurídi-
cas en cuanto sirven de fundamento de validez al proceso de creación normativa.
Rubio Llorente2 dice: “son fuentes del Derecho los actos y hechos a los que las
normas sobre producción de un sistema jurídico concreto atribuyen la capacidad de
crear normas con validez erga omnes”.
Desde luego, este concepto no toma en cuenta las ideologías o intereses que
determinan los contenidos normativos, ni los procesos sociales que modifican el sis-
tema al margen de las normas sobre producción normativa.
Cicerón (Ad Herennium, II, 13.91)3 indica que el derecho proviene de “natura,
lege, consuetudine, judicato, aequo et bono, pacta”, que es la misma enumeración de
Papiniano (D.1,1,7 pr) en que dice que el derecho civil “viene de las leyes, los plebis-
citos, los senado consultos, los decretos de los príncipes o la autoridad de los sabios”.
La ley 1ª del título XVIII del Ordenamiento de Alcalá cita como fuentes el
ius commune, Derecho real, estatutos de las ciudades, fueros locales, costumbre
feudal, etc.
Cuando triunfa el Estado absoluto se le otorga primacía a la ley, por la preten-
sión del Estado de monopolizar la creación del Derecho.4
Para Kant no hay más fuente de Derecho que la razón humana, y la primacía
de la ley se explica por ser expresión de la razón. Pero para Savigny la fuente del
Derecho se encuentra en el “espíritu del pueblo”, no en la razón natural.
La mayoría de los autores clasificó las fuentes en reales y formales, y las forma-
les eran la ley y la costumbre. La doctrina y la jurisprudencia se consideraban como
autoridades o fuentes indirectas.
Pero también el concepto de fuentes del Derecho se refiere al fenómeno de crea-
ción de normas, o sea, aquello en lo que el ordenamiento jurídico tiene la virtualidad
de crear una norma. Por tanto, hay que distinguir entre la realidad social y fáctica, que
es fuente causal, y aquello a lo que el ordenamiento atribuye eficacia creadora de
normas.
No se incluye en el concepto de fuentes el órgano que dicta las normas ni el
proceso de formación de éstas.
Usualmente se distingue entre normas y actos de aplicación, pero los actos de
aplicación son con frecuencia también creadores de normas, o sea, normativos. Sin
2
F. Rubio Llorente, “Fuentes del Derecho”, en Manuel Aragón Reyes (ed.), Temas básicos de
Derecho Constitucional, t. 1, Civitas, Madrid, 2000, p. 231.
3
Castro, Derecho Civil de España, Parte General, t. 1, Madrid, 1949, p. 334.
4
Díez Picazo, Experiencias jurídicas y teoría del Derecho, Madrid, pp. 430-435.
MARCO GERARDO MONROY CABRA - LA CONSTITUCIÓN COMO FUENTE ... 15
embargo, salvo en Derecho Laboral, donde se llama fuentes del derecho a los conve-
nios colectivos, no se consideran tales los contratos entre particulares.
Asimismo, no se consideran fuentes las sentencias, en cuanto creadoras de normas
para las partes —aunque sí lo son en cuanto creen jurisprudencia—, ni tampoco los actos
administrativos, muchos de ellos también creadores de normas.
Expresa Ignacio de Otto:5
El criterio que opera de hecho en la labor de identificación de las fuentes es el de
tomar como punto de partida la aplicación judicial del Derecho, de modo que se incluye
en la categoría de fuentes del derecho todo aquello que proporciona al juez las normas
para decidir el caso, aquello donde se encuentra la predeterminación normativa de la
función judicial.
El concepto de fuentes del Derecho nace en el campo del Derecho Civil, en que
se consideran tales la ley y la costumbre como fuentes directas, y la doctrina y los
principios generales de Derecho como fuentes indirectas.
En Colombia, la adopción de la Constitución Política de 1991 ha supuesto una
modificación del concepto de fuentes del Derecho.
Este cambio se produjo por el papel de la Constitución como norma de normas
en el Estado social de Derecho, por la primacía de los derechos inalienables de las
personas, la reducción de la posición privilegiada de la ley, la incidencia de la crea-
ción de la Corte Constitucional, y los cambios que se produjeron en los mecanismos
de protección de los derechos con la creación de las acciones de tutela, populares, de
cumplimiento y, en fin, con la implicación de las modificaciones constitucionales.
Durante la vigencia de la Constitución de 1886 se sostenía que existían fuentes
reales y formales del Derecho. En cuanto a las fuentes reales, no ha existido ninguna
modificación, por cuanto se trata de los factores políticos, económicos, sociales y
culturales que conllevan el sustrato de la realidad social de un Estado determinado en
un preciso momento histórico.6
En cuanto a las fuentes formales, se aceptaba que eran básicamente dos: la ley y
la costumbre. Como autoridad y tradición, siguiendo la terminología de Gény, se
aceptaban la doctrina y la jurisprudencia.
En la tradición romanística (naciones latinas y germánicas) prevalece la ley; en cam-
bio, en el sistema angloamericano (common law) tiene primacía el precedente judicial.
Las fuentes del Derecho venían reguladas por los códigos y especialmente por el
Código Civil, que contiene una serie de reglas sobre la aplicación de las normas jurí-
dicas, sobre su eficacia en el espacio y en el tiempo y sobre la interpretación, así como
sobre el valor de los principios generales de Derecho y la jurisprudencia.7
5
Ignacio de Otto, Derecho Constitucional: sistema de fuentes, Ariel, Barcelona, 1998, p. 72.
6
François Gény, Método de interpretación y fuentes en Derecho Privado Positivo, 2ª ed., Reus,
Madrid, 1925, pp. 210 y ss. En igual sentido, Marco Gerardo Monroy Cabra, Introducción al Derecho,
12ª ed., Temis, 2001, pp. 127 y ss.
7
Código Civil, Título Preliminar, artículos 1 a 72, y ley 153 de 1887.
16 ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO / 2002
Hay que tener en cuenta que estas normas no han sido derogadas, pero deben ser
interpretadas, como el resto del ordenamiento jurídico, de conformidad con la Cons-
titución Política de 1991.
La doctrina8 se orientaba —y sigue siendo válido el planteamiento— a conside-
rar las fuentes como respuestas objetivas a interrogantes que plantea la realidad social
y conforme a los valores vigentes en un determinado momento histórico.
La concepción tradicional de las fuentes del Derecho tuvo origen iusprivatista y
correspondía al Estado de Derecho clásico liberal, que reconocía como principio fun-
damental la supremacía de la ley como expresión de la voluntad general.
8
Julio Cueto Rúa, Fuentes del Derecho, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1971, p. 28; Carlos
Cossio, La valoración jurídica y la ciencia del Derecho, Buenos Aires, Arayú, 1954, p. 122.
9
Enrique Álvarez Conde, Curso de Derecho Constitucional, vol. 1, 3ª ed., Tecnos, Madrid,
p. 138.
MARCO GERARDO MONROY CABRA - LA CONSTITUCIÓN COMO FUENTE ... 17
Las fuentes suponen que el Derecho nace en la sociedad y que cada sociedad en
especial tiene unas estructuras que dan origen a la formulación de las normas. Este
concepto sociológico de fuentes es resumido por Carretero cuando dice que las fuen-
tes constituyen “la manifestación de las fuerzas sociales a las que el ordenamiento
jurídico y la Constitución califican como creadoras de mandatos jurídicos obligato-
rios dentro del Estado”.10
Las fuentes del Derecho se centran “en el estudio de los procedimientos de pro-
ducción normativa, cuyo diseño básico viene establecido por la Constitución”.11
Según Pizzorusso, por fuentes del Derecho hay que entender “aquellos hechos o
actos jurídicos los cuales, en virtud de las normas sobre producción jurídica vigente
en un determinado ordenamiento, tienen como efecto la creación, modificación o
derogación de disposiciones o normas integradas en aquel ordenamiento”.12
Enrico Pattaro define las fuentes de derecho como “todas las normas que, de
hecho, se sientan como socialmente vinculantes y sean aplicadas” por los tribunales. 13
La teoría iuspositivista de las fuentes del Derecho afirma la supremacía de la ley,
pero hoy hay que entenderla como la supremacía de la Constitución.
Hagerstrom entiende por fuentes de Derecho “normas jurídicas” que pueden ser
diferentes: leyes, espíritu de la ley, costumbre, equidad, naturaleza, etc.14 Estas fuen-
tes, en la concepción de este autor, “adquieren validez (gora sig gallande) en la medi-
da en que, de hecho, llegan a hacerse acoger en la ideología normativa de los jueces y
a encontrar aplicación en los tribunales; en este caso, son, efectivamente, fuentes de
derecho”.
Según Álvarez Conde, la doctrina15 realiza una triple distinción de fuentes:
a) los actos a los que el ordenamiento jurídico atribuye la facultad de crear
normas, o fuentes de producción;
b) las normas, o sea, las llamadas fuentes sobre la producción; y
c) las formas a través de las cuales se expresa la norma jurídica (De Otto).16
Esto significa que, siguiendo la distinción de Álvarez Conde ya citada, se puede
distinguir entre normas sobre la producción jurídica, que son aquellas que establecen
las reglas para la creación, modificación o derogación del Derecho, y normas de
producción jurídica, que son las que dictan la regla aplicable al caso concreto.
10
A. Carretero Pérez, “El concepto constitucional de fuentes de Derecho”, en AA.VV., La Cons-
titución española y las fuentes del Derecho, Madrid, 1979.
11
Álvarez Conde, op. cit., p. 140.
12
J. Pizzorusso, “Las fuentes del Derecho en el ordenamiento jurídico italiano”, REDC, nº 3.
13
Enrico Pattaro, Elementos para una Teoría del Derecho, Debate, Madrid, 1991, p. 165.
14
Hagerstrom, Ar gallande ratt, p. 82-89, cita de Pattaro, op. cit., p. 167.
15
Álvarez Conde, op. cit., vol. 1, pp. 138 y 139.
16
Ignacio de Otto, Lecciones de Derecho Constitucional, “Introducción”, Oviedo, 1980, y De-
recho Constitucional. Sistema de Fuentes, Ariel Derecho, Barcelona, 1987.
18 ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO / 2002
17
Álvarez Conde, op. cit, t. 1, p. 159.
18
Un análisis de las relaciones entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno se encuentra en
la obra de Marco Gerardo Monroy Cabra, Derecho Internacional Público, Temis, Bogotá, 5ª ed., 2002.
19
De Otto, Derecho Constitucional…, op. cit., p. 11.
20
Rubio Llorente, “Constitución”, op. cit., p. 21.
MARCO GERARDO MONROY CABRA - LA CONSTITUCIÓN COMO FUENTE ... 19
21
M. García Pelayo, Escritos políticos y sociales, Madrid, 1989, p. 43.
22
Álvarez Conde, op. cit., p. 148.
23
De Otto, op. cit, p. 13.
20 ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO / 2002
24
Álvarez Conde, op. cit., p. 154.
MARCO GERARDO MONROY CABRA - LA CONSTITUCIÓN COMO FUENTE ... 21
25
Eduardo García de Enterría, La Constitución como norma y el Tribunal Constitucional, Civitas,
Madrid, 1991, pp. 66-67.
22 ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO / 2002
26
De Otto, op. cit., p. 76.
MARCO GERARDO MONROY CABRA - LA CONSTITUCIÓN COMO FUENTE ... 23
La Constitución Política de Colombia de 1991 (CP) optó por atribuir a sus nor-
mas eficacia directa. Este principio se encuentra contenido en el artículo 4, que dice lo
siguiente:
La Constitución es norma de normas. En todo caso de incompatibilidad entre la
Constitución y la ley u otra norma jurídica, se aplicarán las disposiciones
constitucionales. Es deber de los nacionales y de los extranjeros en Colombia acatar la
Constitución y las leyes, y respetar y obedecer a las autoridades.
La eficacia directa de la Constitución supone que el juez o el operador jurídico
ha de verificar si la norma es o no constitucional, por cuanto puede aplicar la excep-
ción de inconstitucionalidad. Así mismo, la eficacia directa de la norma constitucio-
nal conlleva el que se puede pedir la declaratoria de inconstitucionalidad al Tribunal
Constitucional. La eficacia directa de la Constitución implica reconocerle efecto de-
rogatorio. Por tanto, la Constitución de 1991 tiene efecto derogatorio de todas las
disposiciones que contradigan lo dispuesto en la Constitución, aun las normas consti-
tucionales anteriores (CP, artículo 380).
Igualmente, un principio general reconocido en la doctrina constitucional es el
de la interpretación de las normas conforme a la Constitución.27 Por tanto, en caso de
existir varias posibilidades de interpretación de la norma, se debe aceptar la que sea
conforme a la Constitución y rechazar la que sea contraria a ésta.
La consecuencia del principio anterior es que la Constitución como norma
suprema del ordenamiento jurídico vincula a todos los jueces y tribunales, los que
interpretarán y aplicarán las leyes según las normas, principios y valores constitu-
cionales, conforme a la interpretación de éstos que resulte de las sentencias dictadas
por la Corte Constitucional. La supremacía de la Constitución y el principio de la
seguridad jurídica implican la uniformidad de la jurisprudencia a la cual debe pro-
pender la Corte Constitucional. Además, es necesario que los jueces interpreten la
Constitución en la forma como lo ha establecido la Corte Constitucional en sus
sentencias.
27
Marco Gerardo Monroy Cabra, La interpretación constitucional, Librería del Profesional,
Bogotá, 2002.
24 ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO / 2002
El Código Civil colombiano contiene un título preliminar que regula la ley, nor-
mas sobre interpretación de la ley, efectos de la ley en el tiempo (ley 153 de 1887) y
efectos de la ley en el espacio (artículos 18 a 22). Además, conforme a los artículos 4, 5,
6, 7, 8 y 13 de la ley 153 de 1887, se establecen algunos principios: a) la costumbre,
“siendo general y conforme con la moral cristiana, constituye derecho, a falta de legis-
lación positiva” (artículo 13 de la ley 153 de 1887); b) cuando no haya ley aplicable al
caso controvertido, “se aplicarán las leyes que regulen casos o materias semejantes, y en
su defecto, la doctrina constitucional, y las reglas generales de derecho” (artículo 8 de la
ley 153 de 1887); c) la Constitución “es ley reformatoria y derogatoria de la legislación
preexistente” (artículo 9 de la ley 153 de 1887); d) hay que tener en cuenta “la equidad
natural y la doctrina constitucional, la crítica y la hermenéutica servirán para fijar el
pensamiento del legislador y aclarar o armonizar disposiciones legales oscuras o incon-
gruentes” (artículo 5 de la ley 153 de 1887).
La entrada en vigencia de la Constitución de 1991 no dispuso la derogación de
estos principios contenidos en el Código Civil, sino la coexistencia de distintas regu-
laciones de fuentes, una de rango constitucional y otra de rango legal. La doble regu-
lación legal y constitucional de las fuentes no conlleva ningún problema siempre y
cuando se acepte que el sistema legal de fuentes sólo es válido si no contradice lo
dispuesto en la Constitución.
Por ejemplo, el término ley que utiliza el Código Civil hay que entender que
comprende la Constitución. La costumbre, prevista en el Código Civil y no prevista
en la Constitución, es válida siempre que no contraríe la Constitución.
La norma sobre el valor de la jurisprudencia —“Tres decisiones uniformes da-
das por la Corte Suprema de Justicia como tribunal de casación, sobre un mismo
punto de derecho, constituyen doctrina legal más probable” (artículo 10 de la ley 153
de 1887)— hay que entenderla con la interpretación constitucional de esta norma. En
efecto, la Corte declaró inconstitucional la doctrina legal más probable. Además, esta
norma hay que interpretarla sin perjuicio del valor de las sentencias de la Corte Cons-
titucional de cosa juzgada constitucional (artículo 243 de la Carta) y teniendo en cuenta
el valor del precedente, conforme lo ha interpretado la Corte Constitucional en la
sentencia C-836 de 2001, a que se hará referencia posteriormente.
La fuente de los principios generales de Derecho hay que interpretarla conforme
a los principios fundamentales constitucionales consagrados en el título 1 de la Cons-
titución Política de 1991.
Por último, las normas sobre efectos de la ley en el tiempo y en el espacio deben
ser interpretadas conforme a los principios y normas constitucionales sobre irretroac-
tividad, legalidad, favorabilidad, etc.
En conclusión: el sistema legal de fuentes contenido no sólo en el Código
Civil, sino también en los diferentes códigos respecto a las distintas materias, es
plenamente válido siempre que no contraríe los valores, principios y normas cons-
titucionales.
MARCO GERARDO MONROY CABRA - LA CONSTITUCIÓN COMO FUENTE ... 25
28
Ronald Dworkin, Los derechos en serio, Ariel, Barcelona, 1995, p. 72.
29
Ibídem.
26 ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO / 2002
tación. Los valores están formulados como cláusulas generales que determinan los
criterios interpretativos del resto del ordenamiento.30
Los principios son normas que condicionan las demás normas, pero su grado de
concreción y eficacia es mayor, al tener por sí mismos carácter normativo. Por tanto,
los valores son más abstractos y abiertos que los principios.
En cuanto a las reglas, según Luciano Parejo, son disposiciones jurídicas en las
que se “define, en forma general y abstracta, un supuesto de hecho y se determina la
consecuencia o consecuencias jurídicas que se derivan de la realización del mismo;
una disposición, pues, derechamente construida para regular u ordenar de forma di-
recta la vida humana, la realidad social”.
Afirma este autor:31
La diferenciaciones que se establecen entre reglas, principios y valores pueden
reconducirse a la noción de grado de concreción de la norma, bajo la idea, en todo caso,
de que la distinción principal es la que media entre reglas, de un lado, y valores y principios,
de otro (lo que supone que estos últimos tipos tienen en común no ser disposiciones de
aplicación directa, sino consistir en normas de normas). La distinción entre valores y
principios resulta ser, así, más bien de grado: los primeros son las normas más abstractas
y más abiertas; los segundos tienen un contenido ciertamente indeterminado pero más
preciso o concreto.
Sobre la distinción entre reglas y principios expresa Alexy:32
[…] las reglas son normas que, cuando se cumple el tipo de hecho, ordenan una
consecuencia jurídica definitiva; es decir, cuando se cumplen determinadas condiciones,
ordenan, prohíben o permiten algo definitivamente o autorizan definitivamente hacer
algo. Por lo tanto pueden ser llamadas “mandatos definitivos”. Su forma de aplicación
característica es la subsunción. En cambio, los principios son mandatos de optimización.
En tanto tales, son normas que ordenan que algo se realice en la mayor medida posible,
según las posibilidades fácticas y jurídicas. Esto significa que pueden ser realizados en
diferente grado y que la medida de su realización depende no sólo de las posibilidades
fácticas sino también jurídicas. Las posibilidades jurídicas de la realización de un principio
están determinadas esencialmente, a más de por las reglas, por los principios opuestos.
Esto significa que los principios dependen de y requieren ponderación. La ponderación
es la forma característica de la aplicación de los principios.
30
Luciano Parejo Alfonso, “Constitución y valores del ordenamiento”, en Estudios sobre la Cons-
titución española. Homenaje al Profesor Eduardo García Enterría, t. I, Civitas, Madrid, 1991, p. 122
y ss.
31
Luciano Parejo Alfonso, “Valores superiores”, en Temas básicos de Derecho Constitucional,
t. 1, Civitas, Madrid, 2001, p. 38.
32
Robert Alexy, El concepto y la validez del Derecho, Gedisa, Barcelona, 1994, p. 75.
MARCO GERARDO MONROY CABRA - LA CONSTITUCIÓN COMO FUENTE ... 27
33
Ibídem, p. 80.
34
Sentencia C-546 de 1992.
35
Sentencia C-1287 de 2001, Magistrado Ponente: Dr. Marco Gerardo Monroy Cabra. En esta
sentencia se declararon exequibles las expresiones “primero civil” contenidas en los artículos 283 del
decreto 2700 de 1991, 431 y 495 de la ley 522 de 1999 y 267 y 337 de la ley 600 de 2000, en el
entendido de que, para su eficacia o aplicabilidad, el alcance de la excepción al deber de declarar que
consagran debe extenderse, en relación con los parientes adoptivos, hasta el cuarto grado de parentesco
civil.
36
Sentencia C-1287 Magistrado Ponente: Dr. Marco Gerardo Monroy Cabra. Asimismo, pueden
consultarse las sentencias T-406 de 1992, C-546 de 1992, T-079 de 1995, C-445 de 1999, C-690 de
1996 y C-126 de 1998.
28 ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO / 2002
37
Dworkin, op. cit., p. 72; Luciano Parejo Alfonso, op. cit., pp. 122 y ss.; Norberto Bobbio,
Teoría general del Derecho, Temis, Bogotá, 1994, p. 183; Alexy, op. cit.; Hans Petyer Schneider,
Democracia y Constitución, CEC, Madrid, 1991, p. 48.
MARCO GERARDO MONROY CABRA - LA CONSTITUCIÓN COMO FUENTE ... 29
38
Sentencias C-582 de 1999, C-567 de 2000, T-568 de 1999, C-191 de 1998, C-423 de 1995, C-
225 de 1995 y C-467 de 1997; Louis Favoreu y otros, El bloque de constitucionalidad, Universidad de
Sevilla, Cuadernos Civitas, 1991; Francisco Rubio Llorente, “Bloque de constitucionalidad”, en Revis-
MARCO GERARDO MONROY CABRA - LA CONSTITUCIÓN COMO FUENTE ... 31
39
Monroy Cabra, La interpretación…, op. cit.
40
Un análisis de la jurisprudencia de la Corte Constitucional puede consultarse en la obra de
Manuel José Cepeda, Derecho Constitucional Jurisprudencial, Bogotá, 2001.
MARCO GERARDO MONROY CABRA - LA CONSTITUCIÓN COMO FUENTE ... 33
42
Manuel Aragón Reyes, “Principios constitucionales”, en Aragón Reyes (ed.), Temas básicos…,
op. cit., p. 38.
MARCO GERARDO MONROY CABRA - LA CONSTITUCIÓN COMO FUENTE ... 37
VIII. Conclusiones
Del anterior análisis se pueden extraer las siguientes conclusiones:
1. La Constitución y las sentencias de la Corte Constitucional que la interpretan
son verdaderas fuentes de Derecho. El artículo 4 de la Constitución dice que
la Constitución es norma de normas. Además, agrega que, en caso de incom-
patibilidad entre la Constitución y la ley u otra norma jurídica, se aplicarán
las disposiciones constitucionales.
2. La Constitución establece una jerarquía entre valores, principios y reglas
constitucionales. Sin embargo, todas las normas de la Constitución, incluido
el Preámbulo, tienen fuerza jurídica obligatoria.
3. Los jueces están obligados a seguir el precedente jurisprudencial y cuando
no lo acaten deben, por razones de igualdad, señalar las razones que los lle-
van a separarse de él.
4. Además de la Constitución y las sentencias de la Corte Constitucional, son
fuentes la ley, en sus diferentes categorías, y la costumbre supletoria.
Respecto a la analogía, la equidad y los principios generales de Derecho, en
principio constituyen “fuentes auxiliares de la actividad judicial”, como lo dice el
artículo 230 de la Carta. Sin embargo, hay que tener en cuenta si los principios gene-
rales están constitucionalizados, en cuyo caso son fuente directa de aplicación. Así
mismo, hay que considerar que el precedente debe ser respetado y aplicado por los
jueces conforme lo ha declarado la jurisprudencia de la Corte Constitucional.
En cuanto a la doctrina como fuente auxiliar de Derecho, cobra cada vez mayor
importancia, dado que constituye el soporte de las decisiones judiciales. Si se trata de
doctrina constitucional es la misma Constitución y por ende es verdadera fuente de
Derecho.
5. Las fuentes de Derecho deben interpretarse y especialmente el artículo 230
de la Constitución, conforme a la interpretación dada por la Corte Constitu-
cional en diferentes sentencias y en el contexto de los valores y principios del
Estado Social de Derecho consagrados en la Constitución de 1991.
Mariano Azuela Güitrón (México) *
Introducción
La presencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación mexicana en un En-
cuentro de Presidentes y Magistrados de los Tribunales Constitucionales y de las Sa-
las Constitucionales de América Latina se encuentra plenamente justificada, ya que
por sus características actuales responde de modo genuino a lo que es un tribunal
constitucional, como en este breve trabajo se demostrará.
Es importante advertir que, por mucho tiempo y por condiciones peculiares, esa
Corte Suprema se concentró de modo predominante en funciones de tribunal de casa-
ción o de legalidad, pero gradualmente y de manera cada vez más clara esa responsa-
bilidad se ha delegado a otros órganos jurisdiccionales, los Tribunales Colegiados de
Circuito, lo que le ha permitido concentrar la mayor parte de sus actividades en la
decisión de conflictos exclusivos de los tribunales constitucionales.
De la observación de los tribunales constitucionales puede advertirse que sus
notas esenciales radican en el origen, las competencias con que cuentan y las conse-
cuencias del control que ejercen.
En cuanto al origen, dos razones los justifican. Una de ellas es que con el esta-
blecimiento de estos tribunales se marca la supremacía y el valor normativo de la
Constitución frente a las leyes. La otra consiste en resolver jurisdiccionalmente el
reparto competencial propio de los países con organizaciones complejas, como son
1. Conflictos competenciales
Conforme al sistema judicial federal establecido en la Constitución y comple-
mentado por el Pleno de la Suprema Corte, en ejercicio de las atribuciones otorgadas
por ésta, los Tribunales Colegiados de Circuito distribuidos en todas las entidades
federativas, de acuerdo con el volumen de asuntos originados en cada una de ellas,
resultan competentes para conocer, fundamentalmente, de amparos directos en contra
de resoluciones jurisdiccionales por violación de los artículos 14 y 16 constituciona-
les. Según se ha explicado, éstos integran asuntos de “amparo legalidad” o “amparo
casación” y de amparos en revisión en contra de sentencias dictadas por los jueces de
Distrito en la audiencia constitucional, y debe determinarse si se vulneró la Constitu-
ción por los actos reclamados.
Resulta lógico que puedan surgir cuestiones competenciales por diferentes moti-
vos. Conforme a este sistema, deben ser resueltas por un órgano superior, que no
puede ser otro que la Suprema Corte de Justicia, que lo realiza a través de sus Salas,
de conformidad con lo dispuesto por los acuerdos generales dictados por el Pleno. Se
trata de una materia que, si bien no es estrictamente constitucional, indirectamente
puede interpretarse que sí lo es, pues en el sistema mexicano, gracias a la existencia de
esos Tribunales, la Suprema Corte se ha podido concentrar en los asuntos de naturale-
za constitucional, con el costo de que, cuando entre ellos se da uno de esos conflictos,
debe ser ella la que los resuelva.
2. Reclamaciones
La posibilidad de defenderse de un auto de trámite del Presidente de la Suprema
Corte, de los presidentes de Sala o de los ministros instructores obliga a establecer un
MARIANO AZUELA GÜITRÓN - LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE MÉXICO... 47
medio de defensa ante el órgano colegiado respectivo. Como la materia de los asuntos
de la Suprema Corte es de carácter constitucional, este tipo de decisiones tienen indi-
rectamente esa misma naturaleza, pues de la resolución dependerá que se corrija o no
la determinación tomada en el auto combatido, lo que permitirá que en los asuntos
procedentes se examine y resuelva la cuestión constitucional controvertida.
3. Contradicciones
La multiplicación de Tribunales Colegiados de Circuito y la posibilidad de que
resuelvan asuntos en los que se planteen problemas jurídicos similares da lugar a que
se produzcan contradicciones de criterios que, por seguridad jurídica, deben ser re-
sueltos por un órgano superior. Lo mismo sucede cuando las Salas de la Suprema
Corte entran en contradicción. Las propias Salas, tratándose de contradicciones entre
Tribunales y el Pleno de la Suprema Corte, deben definir, con carácter obligatorio, la
tesis que debe prevalecer como jurisprudencia. Situación análoga se presenta cuando
se produce una contradicción en cuanto a la interpretación directa de un precepto
constitucional entre la Suprema Corte, al examinar asuntos sobre constitucionalidad
de leyes electorales, y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la federación, al
examinar la constitucionalidad de actos o resoluciones en materia electoral. En estos
casos el Pleno de la Suprema Corte deberá definir el criterio que prevalecerá y que
tendrá carácter obligatorio.
En el ejercicio de estas atribuciones, la Suprema Corte actúa como genuino
tribunal constitucional, pues en algunos casos determina criterios relacionados
con la constitucionalidad de las leyes y de ordenamientos de carácter general, y
en otros, si bien fijará criterios relativos a la interpretación de esas normas, estará
velando por el respeto a los artículos 14 y 16 de la Constitución, por cuanto éstos
señalan las reglas de interpretación que deberán aplicarse en el dictado de las
sentencias, según la naturaleza del asunto, y exigen la aplicación correcta de las
disposiciones jurídicas.
5. Quejas
Cuando se pretenda que una sentencia de la Suprema Corte se cumplió incorrec-
tamente, ya sea por defecto o por exceso, corresponderá en última instancia al propio
órgano decidir si así ocurrió y, en su caso, ordenar que se subsane la irregularidad.
También en esta hipótesis se estará velando por el acatamiento del artículo 17 de la
Constitución, en cuanto a la garantía descrita.
En el desempeño de sus trascendentales funciones, la Suprema Corte de Justicia
tiene la misión de salvaguardar el respeto a la Constitución, en forma íntegra, cuidan-
do, desde luego, el de los principios básicos que en ella se reconocen: supremacía
constitucional (artículo 133), soberanía popular (artículo 39), gobierno democrático y
representativo, federalismo, estados libres y soberanos (artículo 40), división de Po-
deres (artículo 49), autonomía municipal (artículo 115) y garantías individuales (ar-
tículos 1° a 29 y 32, fracción IV).
La descripción hecha en los párrafos precedentes permite justificar plenamente
el título de este trabajo: “La Suprema Corte de Justicia de México, genuino tribunal
constitucional”.
sistemática, examinando los preceptos que se refieran a él, así como los antecedentes
de su aprobación en el Constituyente o en el Poder Reformador. c) Interpretación
similar debe hacerse del contenido de las normas combatidas. d) Para reconocer la vali-
dez de éstas se requiere simple mayoría; en cambio, para nulificarlas se necesita la
mayoría especial de ocho votos como mínimo. e) De no reunirse esa mayoría especial,
no habrá pronunciamiento de la Suprema Corte, con lo que prevalecerá la presunción de
constitucionalidad de que gozan las leyes, sobre la base de que ello debe ser preocupa-
ción fundamental del cuerpo legislativo al aprobarlas. f) Los criterios establecidos se
reflejan en tesis, las cuales tendrán calidad de jurisprudencia si corresponden a conside-
raciones apoyadas por, cuando menos, ocho ministros. g) En todos los casos, y en espe-
cial cuando por la aplicación de una regla técnica se haya desestimado la acción, podrán
formularse votos particulares que expresen las razones que esgrimieron los miembros
del Pleno de la Suprema Corte y que sirvan de orientación sobre la decisión tomada.
Suprema Corte al estudiar asuntos de esa naturaleza y las reglas técnicas que debe
cumplir al pronunciar la sentencia correspondiente.
En cuanto al primer punto, se destacó que la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos establece, en su parte orgánica, el sistema de compe-
tencias al que deberán ceñirse la federación, los estados, los municipios y el Dis-
trito Federal, y en la parte dogmática prevé las garantías que deben ser respetadas,
sin distinción, por las autoridades de los órdenes jurídicos anteriores. Se precisó,
asimismo, que el orden jurídico constitucional tiende a preservar la regularidad
del ejercicio de las funciones de las autoridades dentro del marco de sus atribu-
ciones, sin nunca rebasar los principios rectores previstos en la Constitución fe-
deral, ya sea en perjuicio de los gobernadores, por violación de garantías indivi-
duales o bien afectando la esfera de competencia que corresponde a las autorida-
des de otro orden jurídico.
Por lo que toca a la función que corresponde a la Suprema Corte, se realizó un
estudio sobre el avance producido en la interpretación de los preceptos que la regulan.
Se concluyó que el criterio hoy reconocido mayoritariamente por el Pleno admite que
en la controversia constitucional puedan examinarse todo tipo de violaciones a la
Constitución federal, y que ello incluye, de manera relevante, el bienestar de la propia
persona humana sujeta al imperio de los entes u órganos de poder. Al respecto se
reprodujeron las tesis siguientes:
Tesis P/J 98/99.
CONTROVERSIA CONSTITUCIONAL. EL CONTROL DE LA REGULARIDAD CONSTITUCIONAL
A CARGO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, AUTORIZA EL EXAMEN DE
TODO TIPO DE VIOLACIONES A LA CONSTITUCIÓN FEDERAL. Los Poderes Constituyente y
Reformador han establecido diversos medios de control de la regularidad constitucional
referidos a los órdenes jurídicos federal, estatal y municipal, y del Distrito Federal, entre
los que se encuentran las controversias constitucionales, previstas en el artículo 105, fracción
I, de la Carta Magna, cuya resolución se ha encomendado a la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, en su carácter de Tribunal Constitucional. La finalidad primordial de la
reforma constitucional, vigente a partir de mil novecientos noventa y cinco, de fortalecer el
federalismo y garantizar la supremacía de la Constitución, consistente en que la actuación
de las autoridades se ajuste a lo establecido en aquélla, lleva a apartarse de las tesis que ha
venido sosteniendo este Tribunal Pleno, en las que se soslaya el análisis, en controversias
constitucionales, de conceptos de invalidez que no guarden una relación directa e inmediata
con preceptos o formalidades previstos en la Constitución Federal, porque si el control
constitucional busca dar unidad y cohesión a los órdenes jurídicos descritos, en las relaciones
de las entidades u órganos de poder que las conforman, tal situación justifica que una vez
que se ha consagrado un medio de control para dirimir conflictos entre dichos entes, dejar
de analizar ciertas argumentaciones sólo por sus características formales o su relación
mediata o inmediata con la Norma Fundamental produciría, en numerosos casos, su
ineficacia, impidiendo salvaguardar la armonía y el ejercicio pleno de libertades y
atribuciones, por lo que resultaría contrario al propósito señalado, así como al fortalecimiento
del federalismo, cerrar la procedencia del citado medio de control por tales interpretaciones
técnicas, lo que implícitamente podría autorizar arbitrariedades, máxime que por la
naturaleza total que tiene el orden constitucional, en cuanto tiende a establecer y proteger
todo el sistema de un Estado de derecho, su defensa debe ser también integral,
MARIANO AZUELA GÜITRÓN - LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE MÉXICO... 53
Sin embargo, las argumentaciones respectivas, por no contar con el apoyo del mínimo
especificado, no tendrán calidad de jurisprudencia y ni siquiera podrán dar lugar a una
tesis aislada, pues su apoyo corresponderá a una minoría frente a los tres votos disi-
dentes y los cuatro concurrentes. De ahí que sobre ellas no proceda, jurídicamente,
establecer conclusiones sobre lo decidido por la Suprema Corte. d) El Presidente de la
República no puede ejercer su facultad reglamentaria apartándose de la ley que busca
reglamentar, ni mucho menos de la Constitución. Si lo hace y se promueve la contro-
versia constitucional, deberá declararse la invalidez de las normas reglamentarias en
caso de que así lo decidan al menos ocho ministros, aunque lleguen a ello por caminos
diversos.
Rupert Scholz (Alemania) *
I. Conceptos básicos
1. Órgano constitucional y tribunal supremo
El 7 de septiembre de 2001 la Corte Constitucional Federal (Bundesverfassungs-
gericht, BVerfG) festejó sus cincuenta años de vida —una celebración que amerita un
primer balance de una historia de éxito pocas veces vista—. La Corte Constitucional
Federal, como órgano consagrado por la Constitución alemana (Grundgesetz) y re-
glamentado mediante Ley de Organización de la Corte Constitucional Federal (Bun-
desverfassungsgerichtsgesetz, BVerfGG) del 12 de marzo de 1951 (Boletín Oficial, I,
p. 243), es una de las creaciones más logradas del orden constitucional alemán. La
Corte encarna, tanto en la retrospectiva histórica como en el análisis del Derecho
Comparado, una institución difícil de igualar y que se ha convertido en una de las
bases fundamentales de la primera democracia estable y del primer Estado de Dere-
cho consolidado en suelo alemán. En ese sentido debe coincidirse con J. Isensee cuan-
do afirma que “la Corte Constitucional Federal es el nuevo præceptor germaniae”.1
La jurisprudencia de la Corte es uno de las grandes logros intelectuales del país2 y en
ese sentido el organismo es guardián genuino de la Constitución. Posee una enorme
2. Orígenes y antecedentes
No cabe duda de que la Corte Constitucional es una institución nueva en el
sistema constitucional alemán. Por otro lado, existen raíces y antecedentes en la histo-
ria del Derecho Constitucional que allanaron el camino hacia una institución como lo
es el actual tribunal de constitucionalidad y que permiten interpretar su institucionali-
zación como culminación histórica de una democracia estable. Desde el punto de
vista del Derecho Comparado y de la historia del Derecho, debemos distinguir ante
todo entre una jurisdicción de constitucionalidad formal e institucionalmente inde-
pendiente —el caso de la actual Corte Constitucional alemana— y otra establecida en
el marco de las jurisdicciones generales (jurisdicción constitucional implícita). Son
ejemplos de este último sistema la Suprema Corte de los Estados Unidos y también el
Tribunal Federal Suizo. La evolución del derecho alemán, en cambio, tendió tempra-
namente hacia una jurisdicción constitucional formalmente independiente cuyos pri-
3
Cf. Memoria del 27.06.1952 sobre la posición de la Corte Constitucional Federal (BVerfG), en
Jahrbuch des öffentlichen Rechts (JöR), 6 (1957), p. 144 y ss. y 198 y ss; cf. además la sentencia de la
Corte Constitucional Federal (Entscheidung des Bundesverfassungsgerichts, BVerfGE) 6, 300 (304),
así como el artículo 19 de los Estatutos de la Corte Constitucional (GeschOBVerfG).
RUPERT SCHOLZ - ALEMANIA: CINCUENTA AÑOS DE CORTE... 59
4
Cf. U. Scheuner, “Die Überlieferung der deutschen Staatsgerichtsbarkeit im 19. und 20.
Jahrhundert”, en C. Starck (ed.), Bundesverfassungsgericht und Grundgesetz. Festgabe aus Anlass
des 25-jährigen Bestehens des Bundesverfassungsgerichts, tomo 1, Tubinga, 1976, pp. 1 y ss.
5
Respecto del nombramiento de los jueces, cf., por ejemplo, K. Schlaich, Das
Bundesverfassungsgericht, Munich, 1997, pp. 36 y ss.
60 ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO / 2002
6
Cf. ibídem, pp. 36 y ss.
7
Cf. ibídem (n. 5), pp. 72 y ss.
RUPERT SCHOLZ - ALEMANIA: CINCUENTA AÑOS DE CORTE... 61
8
BVerfGE 12, 45 (51); 28,175 (189); 37, 57 (65).
9
BVerfGE 42, 312 (332).
10
BVerfGE 49, 24 (56 y s.).
11
BVerGE 6,55 (72); 32, 54 (71); 39, 1 (38); 49, 154 (167).
62 ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO / 2002
que la Corte Constitucional Federal siempre hizo hincapié en los principios funda-
mentales del orden democrático, que son los principios de democracia, Estado de
Derecho y bienestar social, además de la organización federal del Estado. Por otra
parte, caracteriza a la Ley Fundamental un criterio amplio respecto a la normativa
social, por cuanto ha privilegiado un criterio normativo por demás estricto cuando se
trata de preservar las garantías esenciales.
Debe destacarse que la clave del éxito de este orden constitucional radica preci-
samente en la acertada combinación entre un criterio político abierto y la enumera-
ción de normas constitucionales estrictas. Es evidente que esta realidad impone a la
Corte Constitucional un elevado grado de responsabilidad y hasta le exige una cierta
autolimitación. Si se analiza lo actuado por la Corte en relación con el criterio abierto
adoptado por la Constitución en relación con el orden social, se aprecia que, en gene-
ral, el alto tribunal lo ha respetado. En particular, cabe citar su pronunciamiento refe-
rido al orden económico del país, en el que concluye que la Ley Fundamental es
políticamente “neutral” o abierta en lo que se refiere al orden económico.12 En otros
casos, de preceptos constitucionales muy generales la Corte ha deducido sistemas
normativos enteros que incluso ha dotado de un relativo grado de autonomía propia.
Cabe citar el campo del derecho de los medios, en particular la Ley de Radiodifusión
(cf. Constitución, artículo 512).13 Encontramos otros ejemplos en la Ley sobre Finan-
ciamiento de los Partidos Políticos (cf. Constitución, artículo 21 [1] 4),14 en medida
creciente en el derecho fiscal, en la Ley de Asilo Político, en la coparticipación finan-
ciera que regula las relaciones fiscales entre la nación y las provincias,15 etc. Es evi-
dente que en algunos de estos casos se trata de directivas que avanzan masivamente
sobre las leyes simples, lo que ha valido más de una crítica justificada a lo actuado por
el tribunal de constitucionalidad.16
Por otro lado, y esto es mucho más significativo, la Corte ha actuado siempre
con máxima consecuencia y severidad cuando se ha tratado de preservar o defender la
vigencia de los valores fundamentales. Ello se constata tanto en sus fallos relativos a
los derechos fundamentales o a la vigencia del Estado de Derecho como en los pro-
nunciamientos referidos a la preservación de la unidad alemana y al mandato de re-
unificación establecido en su momento por la Ley Fundamental. Con su fallo del 31
de julio de 1973 sobre el “Tratado Básico” entre Alemania Federal y la RDA, la Corte
ratificó la continuidad de la unidad alemana y descartó la posibilidad de reconocer su
12
Cf. BVerfGE 4,7 (17 y s.); 12, 341 (347); 14, 263 (275); 50, 290 (337).
13
Cf. al respecto D. Dörr, “Der Einfluss der Judikatur des Bundesverfassungsgerichts auf das
Medienrecht”, en Verwaltungsarchiv (VerwArch), 92 (2001), pp. 149 y ss., con ejemplos.
14
Cf. la sentencia citada en n. 54.
15
Sobre el sistema de compensación fiscal entre los Länder, cf. en particular BVerfGE 1, 117 y
ss., 72, 330 y ss.; 79, 311 y s.;86, 148 y ss.; 92, 91 y ss.; 93, 319 y ss., 95, 250 y ss.; 101, 158 y ss.
16
Véase también III y los ejemplos allí citados.
RUPERT SCHOLZ - ALEMANIA: CINCUENTA AÑOS DE CORTE... 63
división, y por ende a la RDA, de pleno derecho. Fue esta jurisprudencia la que mantu-
vo abierta la puerta que permitió recuperar la unidad alemana en 1990.17
17
Cf. BVerfGE 36, 1 y ss.
18
Cf. BVerfGE 7, 195 y ss.
19
Cf. además BVerfGE 5, 85 (204 y ss.); 21, 362 y ss.; 39, 1 y ss., 49, 89 y ss., 68, 193 y ss.; 97,
125 y ss.; 99, 185 y ss.
20
Cf. BVerfGE 6, 32 y ss.; cf. además BVerfGE 8, 274 (328); 12, 341 (347); 54, 143 (144); 80,
137 (152); 90,145 (171).
21
Cf. BVerfGE 80, 137 y ss.
22
Cf. W. Brohm, “Die Funktion des BVerfG - Oligarchie in der Demokratie?”, en Neue Juristische
Wochenzeitschrift (NJW), nº 1, 2001, pp. 4 y s.; R. Scholz, “Karlsruhe im Zwielicht”, en J. Burmeister,
(ed.), Verfassungsstaatlichkeit, Festschrift für Klaus Stern, Múnich, 1997, pp. 1214 y s.
64 ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO / 2002
23
BVerfGE 35, 202 (220 y s.); 54, 148 (154); 60, 329 (339); 72, 155 (170); 95, 220 (241); 101,
361 (380 y ss.).
24
Cf. BVerfGE 65, 1 y ss.
25
Cf. BVerfGE 7, 198 (205) y s.); 42, 143 (148); 52, 131, (165 y s); 60, 234 (239); 98, 365
(395).
26
Cf. en particular sentencia de la Corte Federal de Trabajo (Bundesarbeitsgerichts-Entscheidung,
BAGE) 1, 185 y ss.
27
Cf. en especial BVerfGE 49, 89 (126); 61, 260 (275), 80, 124 (132); 84, 212 (226); 88, 103
(116); 95, 267 (307); 98, 218 (251).
28
Cf., por ejemplo, BVerfGE 2, 380 (403); 7, 89 (92 y s); 17, 306 (313 y s.); 20, 323 (331); 30,
392 (403); 63, 215 (223); 65, 171 (174 y s.).
29
Cf. BVerfGE 1, 97 (106); 5, 85 (198); 72, 180 (204); 33, 303 (330 y ss.) 50, 57 (108); 100,
271 (284).
RUPERT SCHOLZ - ALEMANIA: CINCUENTA AÑOS DE CORTE... 65
lógica) del principio social del Estado, queda subsumido todo lo expuesto con rela-
ción al carácter amplio de los artículos de la Ley Fundamental dedicados a la defini-
ción del orden social.
En efecto: un sistema constitucional abierto en su normativa sociopolítica debe
permanecer abierto a la implementación de un Estado de bienestar, pero debe presu-
poner también que éste adopte su forma concreta y actual a partir de las leyes simples.
Nada está más comprometido con la situación sociopolítica concreta y las demandas
sociales específicas que el mandato de hacer realidad el Estado social. Una Constitu-
ción no podrá nunca desarrollar ella misma y en forma directa una “realidad social” ni
diseñarla en forma definitiva.30 Haber comprendido esta realidad es probablemente
uno de los mayores méritos de la Ley Fundamental alemana, y la jurisprudencia de la
Corte Constitucional Federal en general ha hecho justicia a ese espíritu de la Carta
Magna. Sin duda, en la jurisprudencia más reciente podrían detectarse ciertos indicios
de un posible (?) viraje. Algunas sentencias del tribunal relacionadas con el sistema
de seguridad social o el derecho fiscal 31 permitirían esa interpretación. Más especí-
ficamente, las decisiones más recientes respecto del seguro de cuidados permanen-
tes del 3 de abril de 2001 32 parecerían ser los primeros indicios de una tendencia a
“dinamizar el principio del Estado social” desde la jurisprudencia de la Corte
Constitucional”.33
30
Cf. R. Scholz, Sozialstaat zwischen Wachstums und Rezessionsgesellschaft, Karlsruhe, 1981,
pp. 24 y ss. Principio del Estado social como “objetivo permanente”.
31
Cf. en particular BVerfGE 93, 121 y ss, 94, 241 y ss; 99, 216 y ss; 99, 246 y ss; 99, 268 y ss;
99, 273 y ss.
32
Cf. Neue Juristische Wochenschrift (NJW), 2002, pp. 1707 y ss., 1709 y ss.; “BverfG”, en
NJW (1999), pp. 557 y ss.
33
Cf. el comentario titulado en estos términos de V. Zastrow, en Frankfurter Allgemeine Zeitung
del 4.4.2001.
34
BVerfGE 1, 14 (41).
35
BVerfGE 20, 56 (98 y s.)
66 ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO / 2002
36
BVerfGE 8, 104 (115 y s.)
37
Cf., por ejemplo, BVerfGE 1, 14 (32 y ss.); 1, 208 (242), 6, 84 (90 y s.) 11, 266 (272); 12, 10
(22 y ss.); 40, 296 (317); 57, 43 (56); 69, 92 (105 y s.) 82, 322 (337 y ss.); 89, 335 (349 y ss.), 95, 335
(349 y ss.); 95, 408 (417).
38
Cf. BVerfGE 83, 37 y ss.
39
Cf. BVerfGE 1, 208 y ss., 6, 84 y ss.; 11, 35 y ss.; 13, 127 y ss.; 95, 335 y ss.
40
Cf. BVerfGE 1, 208 (256 y ss.); 4, 142 (143); 6, 84 y ss.; 82, 322 (337 y ss.), 95, 335 (349
y ss.).
41
BVerfGE 68, 1 (72).
42
Ibídem.
43
Cf. también BVerfGE 67, 100 (129 y s.); 68, 1 (109).
44
Cf., por ejemplo, BVerfGE 4, 144 (149); 91, 262 (267); 91, 276 (284 y s.).
RUPERT SCHOLZ - ALEMANIA: CINCUENTA AÑOS DE CORTE... 67
45
BVerfGE 20, 56 (100 y s.).
46
BVerfGE 2,1 (73); cf. además BVerfGE 5,85 (133); 20, 56 (100); 66 107 (114).
47
Cf. BVerfGE 2, 143 (160 y ss.), 20, 56 (104); 43, 142 (147); 84, 304 (324).
48
Cf. BVerfGE 2, 143 (170 y s.); 10, 4 (16 y s); 44, 308 (321); 70, 324 (363).
49
Cf. BVerfGE 2, 1 (72 y s.); 41, 399 (416).
50
Cf. BVerfGE 80, 188 y ss.
51
Cf. BVerfGE 10, 4 (14); 11, 266 (273); 95, 335 (349 y ss.).
52
Cf. BVerfGE 40, 296 y ss.
53
Cf. concretamente BVerfGE 6, 273 y ss; 20, 56 y ss; 24, 300 y ss; 73 1 y ss; 85, 264 y ss; 99,
69 y ss.
68 ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO / 2002
4. El federalismo
La jurisprudencia constitucional también concretó y fundamentó el principio del
federalismo consagrado en la Constitución alemana. Sin duda, puede afirmarse que
en buena medida la imagen predominante de Estado federal “unitario y cooperativo”
fue especificada y actualizada por la jurisprudencia de la Corte. En sus decisiones, la
Corte parte inicialmente de una “estructura federal inestable” que, si bien declara
inalterable el principio federal en sí, “no les garantiza a los Länder […] su existencia
ni su territorialidad contra injerencias y alteraciones desde el poder federal”.58 La
competencia del Estado federal (Bund) para reorganizar el territorio federal está regu-
lada por el artículo 29 de la Constitución, pero la organización de las competencias
dentro de él, que plantea una presunción general en favor de los Länder (GG, arts. 30,
70, 83),59 es sensible y requiere la elaboración de formas más concretas.
A pesar de que la Corte Constitucional Federal ha subrayado siempre que los
Länder son los depositarios primarios de las competencias, sus fallos contribuyeron a
construir la primacía fáctica que ostenta hoy el Estado federal, al menos en lo que se
refiere a las competencias legislativas. Esta primacía deriva de una jurisprudencia
que, en el campo de la legislación concurrente y de la legislación marco, como se
54
Cf. BVerfGE 28, 36 y ss; 40, 287 (291).
55
Cf. BVerfGE 2, 1 y ss.
56
Cf. BVerfGE 5, 85 y ss.
57
Cf. BVerfGE 39, 334 y ss.
58
BVerfGE 5, 34 (38).
59
Cf., por ejemplo, BVerfGE 26, 246 (254).
RUPERT SCHOLZ - ALEMANIA: CINCUENTA AÑOS DE CORTE... 69
60
Cf. BVerfGE 2, 213 (224 y s.); 4, 115 (127); 10, 234 (245); 33, 224 (229).
61
Respecto de la crítica, cf. R. Scholz, “Ausschliessliche und konkurrierende Gesetzgebungs-
kompetenz von Bund und Ländern in der Rechtsprechung des BverfG”, en C. Starck, o cit. (n. 4), t. 2,
pp. 259 y ss.
62
Cf. “Bericht der Gemeinsamen Verfassungskommission gemäss Beschluss des Deutschen
Bundestages und Beschluss des Bundesrates” (Informe de la Comisión Constitucional Conjunta según
resolución del Bundestag y resolución del Bundesrat), en Zur Sache, Themen parlamentarischer
Beratung, 5/93, pp. 65 y s.
63
Cf. R. Scholz, “Zehn Jahre Verfassungseinheit”, en Deutsches Verwaltungsblatt (DVBL), 115,
2000, pp. 1380 y s.
64
Cf. BVerfGE 8, 274 (294 y s.): 24, 184 (195); 55, 274 (319 y ss.).
65
Cf. también R. Herzog, Strukturmängel der Verfassung?, Stuttgart, 2000, pp. 106 y ss.; D.
Grimm, “Das Grundgesetz nach fünfzig Jahren - Versuch einer staatsrechtlichen Würdigung”, en
Bundesministerium des Innern (ed.), Bewährung und Herausforderung. Die Verfassung vor der Zukunft,
Berlín, 1999, pp. 53 y ss.
70 ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO / 2002
66
Cf. en particular BVerfGE I, 299 (315), 9, 268 (277); 12, 205 (249 y ss.); 41, 291 (308 y ss);
42, 103 (117 y ss); 81, 310 (337); 95 250 (266).
67
Cf. R. Scholz, op. cit. (n. 22), pp. 1207 y s.
RUPERT SCHOLZ - ALEMANIA: CINCUENTA AÑOS DE CORTE... 71
las normas jurídicas simples. Dicho de otro modo: existe cuando menos una tenden-
cia de hecho a asumir el papel de legislador sustituto. Este mismo proceso se mani-
fiesta también en la relación con los diferentes fueros cuyas competencias la Constitu-
ción tuvo el tino de separar claramente de las competencias de la Corte Constitucional
Federal. En lo que se refiere al control judicial de los diferentes fueros, la Corte ha
caído ocasionalmente —por cierto, más seguido en los últimos tiempos— en la tenta-
ción de transformarse en una suerte de “superinstancia de revisión”.
Estas tendencias determinaron un creciente número de críticas en los últimos
años. Aun cuando en ciertos casos se observa que estas tendencias se magnifican,
manifestaciones como las siguientes deberían invitar a la reflexión o al menos ser
escuchadas con atención: “¿El ocaso de los dioses? ¿Quién protege a la Constitución
de sus guardianes?”,68 “¿La Corte Constitucional Federal devenida en Comisión de
asistencia social?”,69 “La Corte Constitucional Federal: ¿guardián o reformador de la
Constitución?”,70 “La función de la Corte Constitucional Federal: ¿oligarquía en la
democracia?”,71 “La Corte Constitucional Federal, ¿guardián de la democracia o le-
gislador sustituto?”.72 Tampoco podemos atribuir a la casualidad el que destacados ex
magistrados de la Corte se hayan pronunciado muy claramente en ese sentido. Así por
ejemplo, K. Hesse afirma: “jurisprudencia constitucional significa administrar dere-
cho y no una suerte de superlegislación o algo así”.73 E. W. Böckenförde advierte: “no
le asiste a la Corte Constitucional Federal la iniciativa legislativa ni se encuentra habi-
litada para ejercer un control permanente del accionar legislativo”,74 y agrega que la
Corte Constitucional Federal no puede arrogarse la atribución de ser una suerte de
“preceptor autoritario” o “preceptor tutelar” del Parlamento.75 Coincidentemente, P.
Kirchhof recuerda que jurisdicción constitucional significa juzgar y no dictar leyes”;76
más adelante este autor agrega: “El mandato constitucional indica al legislador como
primer intérprete de la Constitución, la jurisprudencia [sólo] lo es en segunda instan-
cia”.77
68
B. Grossfeld, “Götterdämmerung?”, en NJW, 1995, p. 1719 y ss.
69
J. Isensee, Am Ende der Demokratie oder am Anfang?, Berlín, 1995, p. 48.
70
C. Walter, en Archiv des öffentlichen Rechts (AöR), 125 (2000), pp. 517 y ss.
71
W. Brehm, op. cit. (n. 22), pp. 1 y ss.
72
R. Scholz, “Das Bundesverfassungsgericht: Hüter der Verfassung oder Ersatzgesetzgeber?”,
en Aus Politik und Zeitgeschichte, B 16/99, pp. 3 y ss.; cf. ídem, op. cit. (n. 22), pp. 1201 y ss.
73
K. Hesse, “Verfassungsrechtsprechung im geschichtlichen Wandel”, en Juristenzeitung (JZ),
1995, p. 267.
74
“Minderheitsvotum” (voto en minoría), en BVerfGE 93, 149 (151).
75
“Minderheitsvotum” (voto en minoría), en BVerfGE 93, 152.
76
Cf. P. Kirchhof, “Verfassungsgerichtsbarkeit und Gesetzgebung”, en P. Badura y R. Scholz
(eds.), Verfassungsgerichtsbarkeit und Gesetzgebung, Simposio con motivo del 70º aniversario de P.
Lerche, Múnich, 1998, p. 5.
77
Ibídem, p. 16.
72 ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO / 2002
Las decisiones de la Corte que generan este tipo de criticas son múltiples y abar-
can las más diversas áreas del Derecho. Comprenden al Derecho Civil y al Derecho
Penal, pero también se internan en el Derecho Fiscal y en el campo social. Debe
alegarse en favor de la Corte Constitucional Federal, no obstante, que los límites entre
el control constitucional y la función política no siempre son unívocos y que también
el Poder Legislativo ocasionalmente le ha asignado a la Corte Constitucional Federal,
al menos fácticamente, el papel de “legislador sustituto” por obra de sus propias fa-
lencias u omisiones. Pensemos tan solo en la reforma de la ley sobre aborto luego de
la reunificación alemana, una norma que el propio Parlamento no estuvo en condicio-
nes de resolver dentro de la legalidad constitucional. Tuvo que socorrerlo la Corte
Constitucional Federal con un fallo que desde lo inmanente sin duda se interna en una
“legislación sustituta”, pero que, con idéntica convicción, puede aducir que sólo el
fallo estaba en condiciones de aportar la necesaria solución y pacificación.78 Una
situación análoga se aprecia en el caso de los pronunciamientos de la Corte Constitu-
cional Federal en relación con operaciones out of area de las Fuerzas Armadas alema-
nas, que permitieron sustraer el tema a la disputa política diaria, otorgando al gobier-
no alemán la necesaria maniobrabilidad política respecto de su responsabilidad den-
tro de la Alianza del Atlántico Norte. No existe ningún artículo en la Constitución
alemana que pueda servir de base para su pronunciamiento del 12 de julio de 1994,79
en el que se establece que las operaciones concretas de las Fuerzas Armadas out of
area requieren de aprobación expresa del Parlamento.80 Sin embargo, fue este pro-
nunciamiento legiferante de la Corte el que contribuyó a pacificar el debate y a gene-
rar aceptación en torno a este tipo de operaciones de la Fuerzas Armadas alemanas en
el exterior. En esta misma línea se inscribe el fallo de la Corte respecto del Tratado de
Maastricht del 12 de octubre de 1993, que le ha conferido un fundamento constitucio-
nal concreto sobre el cual edificar el proceso de la unidad europea y proyectar princi-
pios básicos de una política alemana para Europa.81
La actual relación entre Poder Legislativo y jurisdiccionalidad constitucional es
de gran sensibilidad política y jurídica con relación al principio de la división del
poderes en un Estado de derecho. La existencia del Estado de derecho democrático,
basado en la división de poderes, depende del funcionamiento de ambos poderes
públicos, llamados a cumplir con su mandato de legislar y de administrar justicia
constitucional, respectivamente, sobre una base de igualdad y responsabilidad recí-
proca. Cada uno de órganos constitucionales debe respetar y observar el mandato del
78
Cf. BVerfGE 88, 203 y ss.
79
Cf. BVerfGE 90, 286 (345 y ss.)
80
Cf. G. Roellecke, “Bewaffnete Auslandseinsätze - Krieg. Aussenpolitik oder Innenpolitik?”, en
Der Staat, 34 (1995), p. 423 y ss.
81
Cf. BVerfGE 89m 155 y ss.
RUPERT SCHOLZ - ALEMANIA: CINCUENTA AÑOS DE CORTE... 73
otro. Legislar es mandato exclusivo del Poder Legislativo; aplicar el derecho es man-
dato exclusivo del Poder Judicial y en él se inscribe la actuación de la Corte Constitu-
cional. Si fuera cierto que en los últimos tiempos se ha producido un corrimiento,
sobre todo en el ámbito de la jurisprudencia constitucional, que la ha desplazado en
dirección a una actuación más política y legiferante, será preciso reflexionar sobre lo
actuado y proceder a una rápida corrección de tal tendencia.
El Estado de derecho que consagró la Constitución alemana no es un Estado
emanado de la jurisprudencia. Por el contrario, en él cabe igual responsabilidad al
Poder Judicial que al Poder Legislativo. Cualquier desajuste deberá ser subsanado, y
tanto el Poder Legislativo como la jurisdicción constitucional deben proveer al resta-
blecimiento del justo equilibrio. La actuación extremadamente exitosa de la Corte en
los cinco últimos decenios demuestra que el cuerpo es capaz de corregir posibles
desvíos. Puede entonces confiarse en que en las décadas venideras la Corte Constitu-
cional seguirá siendo el guardián irrenunciable de la Constitución y que corregirá
rápidamente las tendencias en su jurisprudencia que puntualmente así lo requieran.