Ejemplos de Cuentos y Obras de Teatro

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Título: «Juntos podemos»

Autora: Clara Pérez.

5 personajes:
1. Tigrito: Un cachorro de tigre que juega con sus amigos.
2. Leoncito: Cachorro de león que también se entretiene con
sus amiguitos.
3. Venadito: Un cachorrito de venado muy travieso.
4. Pumita: Una cachorrita de puma muy juguetona
5. Sra. Osa: Una osa muy grande y pesada.
Acto Único

Ambientación: La selva, un lugar con rocas donde los cachorros


juegan.
Introducción: Los cuatro cachorritos amigos juegan en un lugar de la
selva, corren, brincan y la pasan muy bien entre ellos.
Tigrito: (Hablando fuerte) Hagamos una competencia a ver quién llega
primero al estanque.
Pumita: Ay no, eso me aburre. Mejor vamos a saltar por las piedras-
Comienza a saltar de una en una.
Leoncito: (Bostezando) Que flojera, no, mejor nos quedamos aquí y
contamos historias misteriosas.
Venadito: (Riéndose) ¿Historias misteriosas? Leoncito, reconoce que
eres un flojo y lo que no quieres es moverte. Yo quiero jugar a correr y
saltar como dice Pumita.
Leoncito: (Aceptando) Bueno sí, me da mucha flojera correr.
Tigrito: (Burlándose) Los leones son flojos, las leonas tienen que salir a
cazar para alimentarlos.
Todos comienzan a reírse del leoncito y este se aleja molesto.
Venadito: No leoncito, no te molestes, solo estamos bromeando,
hagamos algo, tigrito, pumita y yo vamos a saltar y tú contarás quien lo
hace más veces ¿Quieres? Así no tendrás que moverte, pero participas
del juego.
Leoncito: (Aún algo enojado) Está bien, pero yo indico cuando
comienzan.
Pumita: (Poniéndose en medio de la zona donde juegan) Está bien,
vamos.
El leoncito espera que se organicen para indicar cuando comenzar.
Leoncito: Uno, dos, tres ¡Ahora!
Los otros tres cachorros empiezan a saltar y el leoncito trata de llevar la
cuenta
Leoncito: (contado muy enredado) Tigrito 5, venadito 6, pumita 4. Ay
no, no es así. Pumita 7, tigrito 4, venadito 6 ¡Paren! No puedo contar si
todos brincan a la vez.
Venadito: (Frustrado) Así no podemos jugar leoncito, concéntrate.
Pumita: (Burlándose) Ay si, el más concentrado.
Venadito: (Riendo y comenzando a forcejear en juego con la
pumita) No te metas conmigo.
Ambos cachorritos comienzan a jugar a corretearse uno al otro y sin
darse cuenta, el venadito se atraviesa en el camino de la Sra. Osa que
venía de paso y la hace caer.
Sra. Osa: Ayyyyyyyyy, ayudaaaaaaa
Todos los cachorritos se asombraron al ver caer a Sra. Osa. Pero el
venadito y la pumita corren a esconderse, al sentirse culpables de lo
ocurrido. Tigrito y leoncito se acercan a la Sra. Osa.
Tigrito: ¿Sra. Osa está bien?
Sra. Osa: No, no puedo levantarme, me duele mucho la cadera.
Leoncito: Tenemos que ayudarla
Tigrito: Si, tómala por un lado y yo por otro
Ambos cachorritos comienzan a intentar levantar a la Sra. Osa que es
muy pesada, pero no lo logran, empujan, empujan y no pueden hacerlo.
Venadito que observa escondido le hace señas a la pumita para
acercarse y lentamente van hasta sus amigos.
Venadito: Perdón Sra. Osa no queríamos tumbarla.
Sra. Osa: Lo se venadito, ahora ayúdenme a levantar
Pumita: no podremos, usted es muy grande y nosotros pequeños.
Venadito: Claro que podemos, dos de cada lado y a la cuenta de tres.
La pumita se coloca junto al tigrito y el venadito al leoncito y comienza a
jalar a la Sra. Osa hasta levantarla. Empujan con fuerza varias veces
hasta lograrlo. Al hacerlo comienzan a aplaudir y celebrar.
Venadito: Se los dije en la unión está la fuerza.
Sra. Osa: Gracias chicos, si no hubiesen regresado no me hubiese
podido parar de ahí en todo el día.
Pumita: Prometemos jugar con más cuidado.
Venadito: Tengo una idea, acompañémosla a su casa para asegurarnos
que llegue bien.
Leoncito: Buena idea.
Todos caminan detrás de la Sra. Osa saliendo del escenario.
FIN
LA CENICIENTA
HERMANOS GRIMM
Érase una vez una hermosa joven que vivía con
su madrastra y dos hermanastras que la
obligaban a hacer todo el trabajo de la casa. La
pobre joven tenía que cocinar, limpiar y también
lavarles la ropa.

Cansada de trabajar, la joven se quedó dormida


cerca a la chimenea y cuando se levantó con la
cara sucia por las cenizas, sus hermanastras se
rieron sin parar y desde entonces comenzaron a
llamarla Cenicienta.
Un día llegó a la casa una invitación del rey a un
baile para celebrar el cumpleaños del príncipe.
Todas las jóvenes del reino fueron invitadas y
Cenicienta estaba muy feliz. Sin embargo, cuando
llegó el día de la fiesta, su madrastra y
hermanastras le dijeron:
—Cenicienta, tú no irás, te quedarás en casa
limpiando y preparando la cena para cuando
regresemos.
Las tres mujeres salieron hacia el palacio,
burlándose de Cenicienta.
Cenicienta corrió al jardín y se sentó en un banco
a llorar. Ella deseaba con todo su corazón poder
ir al baile. De repente, apareció su hada madrina
y le dijo:
—No llores Cenicienta, tú has sido muy buena y
mereces ir al baile.
Agitando su varita mágica, el hada madrina
transformó una calabaza en un coche, tres
ratones de campo en hermosos caballos, y a un
perro viejo en un cochero. ¡Cenicienta no podía
creer lo que veía!
— ¡Muchas gracias! —exclamó Cenicienta.
—Espera, no he terminado todavía —respondió el
hada madrina con una sonrisa.
Con el último movimiento de su varita mágica,
transformó a Cenicienta. Le dio un vestido y un
par de zapatillas de cristal, y le dijo:
—Ahora podrás ir al baile, sólo recuerda que
debes regresar antes de la medianoche ya que a
esa hora se terminará la magia.
Cenicienta agradeció nuevamente al hada
madrina y muy feliz se dirigió al palacio. Cuando
entró, los asistentes, incluyendo sus
hermanastras, no podían parar de preguntarse
quién podría ser esa hermosa princesa.
El príncipe, tan intrigado como los demás, la
invitó a bailar. Después de bailar toda la noche,
descubrió que Cenicienta no sólo era la joven más
hermosa del reino, sino también la más amable y
sincera que él jamás había conocido.

De repente, las campanadas del reloj se hicieron


escuchar, era la medianoche. Cenicienta se estaba
divirtiendo tanto que casi olvida las palabras del
hada madrina.
—¡Oh, no!, debo irme— le dijo al príncipe
mientras corría fuera del salón de baile. Ella salió
tan de prisa que perdió una de sus zapatillas de
cristal en la escalinata.
Decidido a encontrar a la hermosa joven, el
príncipe tomó la zapatilla y visitó todas las casas
del reino.
Cuando el príncipe llegó a casa de Cenicienta, sus
dos hermanas y hasta la madrastra intentaron
sin suerte probarse el zapato de cristal. Él se
encontraba a punto de marcharse cuando
escuchó una voz:
—¿Puedo probarme la zapatilla? —dijo
Cenicienta.
La joven se probó la zapatilla y le quedó perfecta.
El príncipe sabía que esta era la hermosa joven
que estaba buscando. Fue así como Cenicienta y
el príncipe se casaron y vivieron felices para
siempre.
LOS TRES CERDITOS.
ACTO I
(El lobo se acerca a una casa hecha de paja donde, por la ventana, ve a un
cerdito cocinando. Entonces, llama a la puerta).
Cerdito 1: ¿Quién es?
Lobo: Ábreme, por favor, hace frío.
(El cerdito 1 se acerca en silencio hasta una ventana para ver quién está en la
puerta y ve que es el lobo).
Cerdito 1: No me engañarás, lobo. No te abriré.
Lobo: Entonces, soplaré y soplaré y tu casa derribaré.
(Y empieza a soplar y la casa se derrumba dejando al cerdito 1 solo).
Cerdito 1: ¡Oh, no!
(El cerdito 1 echa a correr).

ACTO II
(El cerdito 1 está corriendo hacia una casa hecha de ramas de madera, donde
vive su hermano que está en la puerta regando las plantas).
Cerdito 1: ¡Hermano, hermano! ¡El lobo me persigue!
Cerdito 2: Entra en mi casa. ¡Corre!
(Los dos cerditos cierran la puerta antes de que llegue el lobo y, cuando están
recuperando el aliento, llaman a la puerta).
Cerdito 2: ¿Quién es?
Lobo: ¡Soy el lobo! ¡Ábreme!
(El lobo está furioso porque se le ha escapado su comida).
Cerdito 1 y 2: ¡NO!
Lobo: Entonces, soplaré y soplaré, y tu casa derribaré.
(Y empieza a soplar y la casa se derrumba dejando solo a los cerditos).
Cerdito 2: ¡Mi casa de madera!
Cerdito 1: ¡Corre, corre! Vayamos con nuestro hermano mayor.
(Y los dos cerditos echan a correr).

ACTO III
Cerdito 1 y 2: ¡Hermano!
Cerdito 3: ¡Corred, corred!
Cerdito 1: ¡El lobo ha derribado mi casa de paja!
Cerdito 2: ¡Y mi casa de madera!
Cerdito 3: Pues con la mía no va a poder.
Cerdito 3: ¿Quién es?
Lobo: ¡El lobo feroz! ¡Abre la puerta!
Cerdito 3: ¡Ni hablar!
Lobo: Pues soplaré y soplaré…
Cerdito 3: ¡Sopla, sopla!

ACTO IV
(El cerdito 3 empieza a preparar una olla grande que mete en la chimenea.
Enciende el fuego y empieza a llevar agua a la olla).
Cerdito 1: ¡Se oye ruido arriba!
(El cerdito 2 mira por la ventanita de la puerta y se da cuenta que el lobo no
está).
Cerdito 2: ¡El lobo ya no está aquí!
Cerdito 3: ¡Venid a ayudarme!
(Los otros dos cerditos hacen lo mismo que el tercero, coger agua y llevarla a
la olla que está en el fuego).
Cerdito 1: ¿Para qué haces esto?
Cerdito 2: ¡El agua está hirviendo!
(Justo cuando el agua empieza a hervir más fuerte cae el lobo dentro de la
olla).
Lobo: ¡Os voy a comer!
(Cuando nota el calor en sus patas y en su cuerpo, el lobo intenta salir de la
olla sin quemarse más).
Lobo: ¡Ay, ay, ay!
(El lobo sale de la olla y ve que el cerdito 3 ha abierto la puerta. Sale corriendo
para escapar de los cerditos).
Cerdito 3: ¡Así aprenderás a no meterte con nosotros!
FIN.
CAPERUCITA ROJA.
ACTO 1
(Cada una de las hermanastras y la madrastra está en su habitación.)
Hermanastra 1: ¡Cenicientaaaaa! Traeme un vaso de agua.
Hermanastra 2: ¡Cenicientaaaaa! Yo quiero que primero me traigas a mí un
sandwich.
Madrastra: Cenicienta, barre mi habitación, está llena de polvo.
(Aparece Cenicienta corriendo. En una mano lleva un vaso con agua que se va
derramando, y en la otra un plato con una manzana. Sujeto como puede, lleva
un cepillo y un recogedor).
Cenicienta: ¡Voyyyy
Hermanastra 1: ¡Yo primero!
Hermanastra 2: ¡No yo!
Madrastra: Estoy esperando, Cenicienta…
Cenicienta: No puedo atenderos a todas a la vez…
(El timbre de la puerta suena y Cenicienta se gira al escucharlo).
Hermanastras y Madrastra: ¡El timbreeeee!

ACTO 2
(Cenicienta va a abrir la puerta.)
Paje: Buenas tardes, esto es para la casa.
(Entrega una carta, hace una reverencia y se marcha)
Cenicienta: Muchas gracias.
(Se vuelve con la carta y sube pensando qué puede ser)
Madrastra: ¿Cenicienta? ¿Quién era?
Cenicienta: Un paje, señora. Ha dejado esto.
(Le da la carta. La madrastra abre el sobre mientras la dos hermanastras de
Cenicienta acuden junto a su madre para intentar ver qué es).
Madrastra: ¡Hijas mías! ¡Un baile en el palacio!
Hermanastra 2: ¿Cuándo?
Hermanastra 1: ¿Hoy?
Madrastra: Sí… ¡Hay que prepararse!
(Cada una de ellas sale corriendo a su habitación)
Cenicienta: Un baile en palacio… ¿Estará el príncipe allí?
Hermanastras y Madrastra: ¡CENICIENTAAAAA!
Cenicienta: Qué tonta, como si tuviera tiempo para pensar en eso… ¡Ya voy, ya
voy!

ACTO 3
(Aparece el Hada madrina.)
Madrastra: ¡Vamos a llegar tarde, hijas!
Hermanastra 1: ¡Es culpa de Anastasia!
Hermanastra 2: ¡No, es de Gisella!
(Ambas de miran)
Hermanastras: ¡Es de Cenicienta!
Cenicienta: ¿Yo qué he hecho ahora?
(Aparece con un montón de vestidos cubriéndola).
Madrastra: Cenicienta…
(Cenicienta se acerca para ver a las tres mujeres. Se acerca a su madrastra).
Cenicienta: Señora, ¿yo podría ir con vosotras?
(Las dos hermanastras se ríen. La madrastra la mira de arriba abajo).
Madrastra: ¿Tú? ¿Con esos harapos? Ni hablar…
(Las tres se van riéndose y Cenicienta se queda triste y llorando. Corre hacia
una esquina y se deja caer en el suelo).
Hada madrina: ¿Por qué lloras?
(Cenicienta se asusta al escuchar la voz).
Cenicienta: ¿Tú quién eres?
Hada madrina: Soy tu hada madrina. Y esta noche vas a ir al palacio.
(Hace un movimiento con la varita y Cenicienta se convierte en una princesa).
Hada madrina: Pero, recuerda. Cuando sean las doce de la noche, todo
desaparecerá excepto los zapatos de cristal.
Cenicienta: ¡Gracias, hada madrina!
(Le da un beso y sale corriendo hacia el palacio).
ACTO 4
(Cenicienta llega al palacio.)
Príncipe: Esto es aburrido…
(De repente, ve a Cenicienta y no puede evitar ir hacia ella).
Príncipe: ¿Quieres bailar?
Cenicienta: Sí…
(Mientras bailan, las hermanastras de Cenicienta y la madrastra los miran).
Hermanastra 1: ¿Quién es esa? ¿Será una princesa?
Hermanastra 2: No lo sé. Pero es muy guapa.
(El príncipe sigue bailando y después sale con Cenicienta al jardín).
Príncipe: ¿De dónde eres?
Cenicienta: Yo…
(Las campanadas empiezan a sonar)
Cenicienta: ¡Tengo que irme!
(Empieza a correr. El príncipe va detrás).
Príncipe: ¡Espera! ¡Dime tu nombre!
(Cenicienta tropieza y se le cae un zapato. Pero sigue corriendo).
Príncipe: El zapato… Sí… me casaré con la persona que le valga este zapato.

Acto V:
El paje y el príncipe llegan a la casa de Cenicienta
Hermanastra 1: ¡Cenicienta!
Cenicienta: ¿Qué?
Hermanastra 2: ¡Que han llamado! ¿Estás sorda?
(Cenicienta corre a abrir la puerta)
Cenicienta: El príncipe…
(Las hermanastras y la madrastra corren donde está ella y la apartan)
Paje: Hemos venido a ver si a alguna doncella le cabe el zapato.
Hermanastra 1: ¡Primero yo!
Hermanastra 2: ¡No yo!
Madrastra: ¡Comportaos!
(El paje le prueba el zapato a la primera hermanastra. Cuando ve que no le
cabe, va a la siguiente).
Paje: Parece que no hay suerte…
Príncipe: Pruébaselo a ella.
(Las hermanastras y la madrastra miran a Cenicienta).
Madrastra: Ella es una sirvienta.
Príncipe: ¿Y qué?
(El paje le prueba el zapato y le queda perfecto).
Hermanastras: ¡Ella es la princesa!
Madrastra: ¡No puede ser!
Cenicienta: Yo tengo el otro zapato.
(Cenicienta mete las manos en el bolsillo del delantal y saca envuelto el otro
zapato de cristal).
Príncipe: Por fin te he encontrado.
(Cenicienta y el príncipe se abrazan mientras las hermanastras se tiran de los
pelos y la madrastra es sujetada por el paje para que no se acerque al príncipe
ni a Cenicienta).
FIN.
ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS.
ACTO 1
Narrador: Mathilda junto a su hermana Alicia fueron al arroyo para darle de
comer a los peces. Luego se hicieron las 12 del mediodía y la pequeña Alicia
se sentó a descansar bajo la copa de un árbol, estaba algo exhausta y
aburrida, sin darse cuenta se quedó dormida.
–Alicia (soñando): ¡ay que bello ese lindo conejito, va vestido y lleva un reloj!
(exclama) ¡oye espérame!
–El conejo blanco: ¡no puedo, no puedo, se me hace tarde!
–Alicia: (se ríe y a la vez se sorprende) ja ja ja ¿ese conejo habló, ¿cómo es
posible qué lo haga? si mi hermana dice que los animales no tienen voz.
Narrador: Alicia intentó seguirlo, pero el animal era bastante veloz, entonces
ella cayó dentro de una cueva profunda que la condujo al país de las
Maravillas.
–Alicia (exclama): ¡ay, ay!
Narrador: la pequeña asustada, cayó en una habitación donde las puertas eran
muy pequeñas.
–Alicia: esta habitación si es extraña, no se parece a la de mi casa.
Narrador: Alicia volteó a la derecha y vio una mesa donde estaban unas llaves
de oro y las tomó.
–Alicia: seguro unas de las puertas me conducirán a la salida, pero ¿cómo
hago para recuperar mi tamaño original?
Narrador: de repente, la pequeña observó en la habitación una botella que dice
“bébeme” y empezó a tomarla, con la intención de volver a su tamaño normal.
–Alicia: ¡no puede ser estoy más pequeña!
Narrador: después en el cuarto apareció un pastel qué decía “cómeme”, ella lo
probó y se volvió enorme. La jovencita empezó a llorar y la habitación se
inundó de lágrimas.
–Alicia: (en llanto) ¿cómo saldré de aquí?
Narrador: el conejo blanco apareció en la habitación.
–El conejo blanco: sí niña soy yo, voy ayudarte a deshacer el hechizo, colócate
estos guantes en las manos para que puedas atravesar la puerta que da hacia
al jardín.
Si te fijas, atrás te siguen varios animales, ellos saldrán también contigo.
Narrador: así fue como Alicia logró salir del lugar y entrar al país de las
Maravillas.
ACTO 2
Narrador: después de atravesar la puerta, Alicia accedió a una pequeña casa,
tenía mucha sed entonces tomo agua de una botella, al hacerlo se volvió
enorme.
–Alicia: ¡no puede ser, he vuelto a crecer!
–El conejo blanco: ¡niña dame mis guantes!
–Alicia: ¿cómo si no puedo salir de aquí?
–El conejo blanco: ¡lagartija Bill, ven ayúdame y quítale los guantes a Alicia!
–Lagartija Bill: claro ya voy.
Narrador: Alicia impidió que la lagartija se llevara los guantes y la pateó sin
herirla, entonces el conejo molesto le lanzó agua, pero el líquido se convirtió en
chocolate.
–Alicia: (se ríe) ja ja ja ¡viste conejito, por querer hacerme una broma ocurrió
todo lo contrario!
Narrador: la jovencita luego de comer los chocolates se volvió pequeña,
entonces se escapó al bosque y el conejo blanco no la pudo capturar.

ACTO 3
Narrador: Alicia siguió caminando en el bosque, quería recuperar su tamaño
normal y encontrar nuevamente a su hermana. En el lugar, se encontró una
oruga.
–La oruga: ¡hola niña! ¿y eso qué hablas sola? no sé porque pregunto, si eso
es normal aquí ja ja ja.
–Alicia: hola, realmente no sé quién soy, mi vida cambió desde el momento en
que comencé a perseguir un conejo blanco.
–La oruga: bueno ¿y qué buscas por aquí?
–Alicia: necesito comer algo, que me ayude a recuperar mi tamaño normal.
–La oruga: ten toma este hongo.
–Alicia: ¿para qué?
–La oruga: si comes algún extremo del hongo puedes crecer, seguir más
pequeña o incluso volver a tu tamaño normal.
–Alicia: ¿y cómo sé por dónde iniciar?
–La oruga: tú sólo empieza a probar niña.
Narrador: Alicia hizo caso a la oruga y volvió a su tamaño real, de allí continuó
el recorrido y se encontró con otra casa.
ACTO 4
Narrador: Alicia curiosa entró a la casa que era de la duquesa, cuando pasó la
cocinera estaba preparando una receta, sin embargo, ésta última empezó a
jugar con la comida lanzándola de un lado a otro.
–La duquesa: ¡ay que le pasa a la cocinera!
Narrador: la duquesa tenía cargando a su bebé, pero el niño se puso nervioso y
empezó a llorar.
–La duquesa: ¿y tú quién eres niña?
–Alicia: caminaba de casualidad por aquí y encontré su casa, si quiere deme a
su bebé para sacarlo de aquí.
–La duquesa: ¡toma niña, corre con él y llévalo a un lugar seguro!
Narrador: Alicia cargó al bebé y cuando ya estaba en el bosque, el recién
nacido se transformó en un adorable cerdito, por lo tanto, ella lo soltó.

ACTO 5
Narrador: detrás de Alicia iba el gato de Cheshire, que la vio en casa de la
duquesa, el animal se le acercó mostrando su peculiar sonrisa.
–Gato de Cheshire: (le sonríe) ¿a dónde vas?
–Alicia: aún no lo tengo claro ¿y eso qué sonríes?
–Gato de Cheshire: soy un gato sonriente.
–Alicia: ja ja ja ja ja no lo puedo creer un gato que sonríe.
–Gato de Cheshire: ¡mira, mira, allá está el conejo blanco!
–Alicia: ¿a dónde?
–Gato de Cheshire: ¿a dónde qué?
–Alicia: ¿acaso me estás echando broma? me dijiste que acabas de ver el
conejo.
–Gato de Cheshire: ja ja ja yo no he visto nada, aquí estamos locos niña, mejor
pregúntale al sombrero loco o la liebre.
Narrador: Alicia continuó su camino y se encontró con el Sombrerero Loco y la
Liebre de Marzo, el primero saludó a la niña.
–Sombrerero loco: hola ¿quieres un poco de té?
–Alicia: no, gracias.
–Liebre de Marzo: esa niña, si es odiosa, no tiene modales.
–Sombrerero loco: la verdad que sí.
–Alicia: ¿qué he dicho de malo? Serán ustedes que prefieren colocar los dulces
en una bandeja nueva en vez de lavar las otras.

ACTO 6
Narrador: Alicia entró a una partida de croquet, un tipo de juego donde se
utiliza un mazo para golpear las bolas de madera y de plástico, las cuales
deben atravesar los arcos.
Allí se encontraba la Reina de Corazones, el rey y la duquesa. La niña observó
que había un tronco donde se encontraba la puerta donde ingresó por primera
vez al país de las Maravillas.
Asimismo, la niña se reencontró con el gato de Cheshire, al cual le agarró
mucho cariño.
–Alicia: ¡gatito hermoso nos volvemos a ver!
–Gato de Cheshire: hola pequeña, me agrada verte de nuevo.
–Alicia: a mí también gatito, voy a presentarte al rey.
Su majestad le presentó al gato de Cheshire, este animalito tiene una sonrisa
muy divertida.
–El rey: gusto en saludarte gato, bésame la mano.
–Gato de Cheshire: no.
Narrador: La reina de Corazones se molestó por el desplante del gato al rey,
entonces ordenó que se le cortara la cabeza.
Alicia preocupada, trata de ubicar a la duquesa para evitar la tragedia, mientras
la busca, el gato desapareció solo.
Después ocurrió otro hecho, en el que la reina de Corazones acusó a la carta
“Sota de Corazones”, de hurtar los pasteles que ella había orneado. Por lo
tanto, inició un proceso judicial.
–Conejo blanco: Alicia ¿cuéntanos lo que viste sobre la sota de corazones?
Pues encontramos una presunta prueba de su culpabilidad.
–Alicia: ¡no he visto nada, este juicio es absurdo!
–Reina de Corazones: ¡eso no es respuesta niña, por favor que le corten la
cabeza!
–Alicia: (firme) ¡jamás dejaré que eso suceda, usted debe respetar y no porque
sea reina puede hacer lo que quiera!
Narrador: aunque todos corrían detrás de la pequeña Alicia, ella se mantuvo
firme, logró escapar y despertó del sueño.
FIN.
Instrucciones: Llena el siguiente cuestionario sobre el
acoso escolar.

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