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DERECHO CONSTITUCIONAL Y ADMINISTRATIVO con ORIENTACIÓN EN

CIENCIAS ECONÓMICAS
LORENZO DANIEL BARONE Coordinador
Editorial JCI Año 2018

CAPITULO 11
Sumario
a.- El Derecho como ciencia social: Concepto, caracterización y metodología. b.- Las
normas jurídicas. Su diferenciación con las normas éticas, religiosas, morales y de
trato social. c.- Fuentes del derecho. Clasificación. d.- Positividad del derecho.
Modos de expresión del derecho. Diferencias y legislación aplicable. Validez, vigencia
y eficacia de la ley. e.- Clasificaciones. f.- Derecho Público Evolución de las distintas
ramas y diferenciación.

a.- Derecho como ciencia social: Concepto, caracterización y metodología

a.1. El concepto de “derecho”

El término “derecho” presenta como mínimo cuatro significados diferentes, lo cual


evidencia un problema de ambigüedad o pluralidad de sentidos. 2 En efecto, por
“derecho” se entiende:

i.- El conjunto de regulaciones impuestas por normas, reglas, principios y valores,


válidos y vigentes en un determinado Estado el cual impone sanciones o beneficios en
caso de incumplimiento o acatamiento. De esa manera, la expresión “el derecho
argentino ha incorporado las garantías y principios de los tratados sobre derechos
humanos” sigue esa comprensión.

ii.- Las facultades que cada sujeto puede esgrimir, exigir y oponer ante otro individuo,
ante la sociedad o ante el Estado para realizar un determinado acto o para hacer cesar
conductas que lo perjudican. Así, cuando el art. 524 del Código Civil y Comercial
expresa que “cesada la convivencia, el conviviente que sufre un desequilibrio
manifiesto

1
DR. ALDO MARCELO AZAR, Profesor Titular de la Facultad de Derecho U.N.C., Doctor en
Derecho y Ciencias Sociales, Investigador Secyt, Especializado en Harvard School of Law,
Iuspublicista en Teoría General del Derecho y Derecho de las Obligaciones y de Daños.
2
ATIENZA, MANUEL (2007): Introducción al derecho, Distribuciones Fontamara, México, p. 16.
que signifique un empeoramiento de su situación económica con causa adecuada en
la convivencia o su ruptura, tiene derecho a una compensación”, utiliza el término en el
sentido de un derecho subjetivo o acción otorgada y reconocida para requerir algo.

iii.- Los conocimientos, procedimientos, instrumentos, teorías y técnicas referidos al


objeto de estudio de la disciplina que aborda el tratamiento de las regulaciones válidas
y vigentes en un Estado determinado y de lo que se define como “jurídico”. Desde esta
perspectiva, la frase “el derecho del siglo XX ha prescindido de los contextos socio-
políticos y económicos, no se ha adaptado a los nuevos métodos de comprensión de
la realidad y ha simplificado los problemas sin dar respuesta a las necesidades
sociales” alude a la ciencia jurídica o a los sistemas conceptuales construidos para el
estudio de los fenómenos jurídicos.

iv.- La concepción de lo justo, de los valores y de lo que se considera como legítimo


con relación a las normas y reglas vigentes en un determinado Estado o sociedad. En
esa inteligencia, la expresión “el Estado no tiene derecho a reducir las jubilaciones”
alude a la ilegitimidad o ausencia de justicia en la solución legal que disponga sobre
disminución en los beneficios previsionales.

De esas cuatro acepciones, se tratará la relativa al tercer significado, es decir que se


aborda la temática acerca de la reflexión, del análisis y de la construcción del
conocimiento acerca del “derecho”, entendiéndose por este en todas sus acepciones.
Es decir que cuando se aborda el saber jurídico se alude al conocimiento del derecho
de modo integral, es decir a partir de los cuatro significados ya expuestos.

a.2. Conocimiento jurídico y ciencia del derecho.

Cuando se plantea qué es el conocimiento jurídico, surgen las siguientes cuestiones a


las que corresponde dar respuesta para definir cómo se aborda el estudio del
“derecho”:

i- tipo de conocimiento: ¿es el derecho una ciencia o es un saber y una práctica


técnica como la medicina?);

ii.- objeto de estudio: ¿qué fenómenos jurídicos comprende ese conocimiento y qué
se excluye del estudio de lo jurídico; ¿sólo se consideran a las normas impuestas por
el Estado de modo coactivo (es decir, mediante el uso de la fuerza en caso que no se
cumplan) o también corresponde analizarse los hechos, los principios, los valores,
las concepciones económicas, políticas, sociales que se refieren a las primeras?;
iii.- procedimientos empleados: ¿se utiliza solamente a la lógica o también al análisis
económico del derecho, a la ponderación de valores y principios vigentes, a los
métodos de observación y de medición de la sociología, y toda otra disciplina que
estudie los fenómenos jurídicos?;

iv.- problemática: el operador jurídico que aborda el estudio de lo jurídico, ¿debe


colocarse en el lugar del juez de modo tal que sus respuestas a los problemas del
“derecho” equivalen a las que daría un magistrado al dictar una sentencia sobre ese
tema? o ¿también corresponde colocarse en el lugar de un legislador o de un
administrador que ante esa misma cuestión debiera formular una nueva norma o para
resolver ese problema?;

v.- métodos:¿es el razonamiento jurídico sólo deductivo (es decir, va de lo general a lo


particular), o es es inductivo (por ejemplo, infiere de los hechos y conducta una regla
general que ha de aplicarse)?; ¿es semiótico porque analiza el lenguaje de las
normas y discursos jurídicos (por caso, el texto de una sentencia judicial) o también es
empírico porque se dirige a analizar los hechos sociales, económicos, políticos para
resolver los problemas que aborda?; entre otros muchos;

vi.- contexto: ¿considera el estudio del derecho al marco social y cultural en el que se
desarrolla el pensamiento, se sancionan las reglas dirigidas a los individuos y se
aplican las sanciones impuestas por el Estado? o ¿se hace abstracción de eso para
solamente analizar a las normas coactivas vigentes por sí mismas y aisladas de las
relaciones con su entorno?.

Todas esas cuestiones e interrogantes delinean el perfil de los saberes jurídicos. No


es lo mismo reducir el estudio del derecho a las normas vigentes en un Estado que
incluir en el objeto de estudio a los valores del sistema normativo y de la sociedad a la
cual se aplican las primeras. En un caso el objeto está simplificado y admite como
único método al análisis lógico de las reglas estatales impuestas, mientras que en la
otra hipótesis lo que se estudia está amplificado pues se exige considerar a los
principios y axiología, lo cual requiere como método a la comparación, a la
ponderación de valores (esto significa que el operador jurídico debe asegurar que
todos los valores en juego se realicen sin dar preeminencia a uno a costa de otro- por
ejemplo, afirmar que el derecho a la vida es absoluto y desconocer el derecho a la
autodeterminación religiosa o espiritual que el individuo tiene para negarse a recibir un
tratamiento médico que va contra sus
creencias), entre otros muchos. Igualmente ocurre con las demás cuestiones que se
han mencionado en los puntos precedentes.

Por ello, para poder responder a la pregunta acerca de qué tipo de conocimiento es el
derecho y cómo se construye ese saber acerca de lo jurídico, previamente hay que
comprender todos esos problemas que están implicados. Si estos se ignoran, se
incurre en graves insuficiencias, como ha venido ocurriendo con las líneas de
pensamiento que se desarrollaron desde el siglo XIX. En efecto, se formularon
diversas teorías y metodologías para abordar el estudio del derecho que fueron
desactualizadas, inoperantes o insuficientes para dar respuestas a los problemas
jurídicos.

El conocimiento del derecho, al igual que para otras disciplinas que abordan el estudio
de fenómenos humanos, sociales y culturales como la economía y la política, no se
agota en formular una teoría -un cuerpo más o menos sistematizado de conceptos
lógicamente estructurados-, ni una metodología –un conjunto de procedimientos e
instrumentos que han de seguirse para comprender el objeto de análisis-, sino de
ambos. Es decir, el derecho como saber, científico o técnico, es abordado como un
modelo que incluye teoría y metodología. Pero un modelo jurídico pone en evidencia
algo mucho más trascendente.

Como puede advertirse, se ha venido planteando el interrogante a partir del


conocimiento jurídico y no desde la ciencia del derecho. Ello obedece a múltiples
motivos, los que se sintetizan a continuación:

I.- La postulación del derecho como una ciencia es una aspiración de todas las teorías
y metodologías jurídicas que se formularon desde inicios del siglo XIX y a lo largo del
siglo XX. En especial, el positivismo en sus diversas manifestaciones (sociología
jurídica, positivismo jurídico, positivismo lógico o filosofía analítica) sostuvo que el
conocimiento jurídico es solamente válido si es científico. A tal fin se propusieron
diversos criterios que implicaron reducir el objeto de estudio, es decir los fenómenos
jurídicos, a un solo elemento (el hecho social para las sociologías jurídicas, la norma
coactiva sancionada por el Estado para el positivismo jurídico, el lenguaje normativo
para el positivismo lógico) y un solo método de análisis (el empírico para las
sociologías jurídicas descartando el análisis de las normas, el deductivo para el
positivismo jurídico, el lógico-semiótico para la filosofía analítica). Esas propuestas
terminaron en modelos jurídicos unidimensionales cuyas características se
desarrollarán más abajo, que no se correspondieron ni con la realidad jurídica por su
apartamiento y falta de adecuación, ni

con los procedimientos y razonamientos que efectivamente empleaban los


operadores del derecho (legislador, juez, abogado, investigador).

II.- Al fracaso de los intentos por construir un saber científico, se suman los profundos
cambios sociales y culturales de las sociedades postmodernas de la actualidad. Estas
requieren la construcción de un conocimiento que sea integral, interdisciplinario y
comprensivo de todos los aspectos y fenómenos posibles involucrados en la
problemática del derecho. El nuevo marco social y cultural desde las últimas décadas
del siglo XX impacta en el derecho y en los saberes jurídicos en razón del proceso de
la globalización, de las nuevas tecnologías, de las nuevas formas de circulación de
bienes y servicios y del consumo masivo de éstos, de la transición hacia la
postmodernidad, una de cuyas características fundamentales es “la pluralización de
los puntos de vista y el carácter constructivo de los conocimientos” lo que lleva a la
revisión y crítica a la misma cultura precedente3. En las últimas tres décadas se
reconoce que el contexto económico, político, socio-cultural, lingüístico, ético, entre
muchos otros, son factores que inciden, condicionan y conforman no sólo a los
conocimientos en general sino a las ciencias mismas, por lo cual se abandona la
pretensión de un saber abstracto, perpetuo, inmutable.

Como consecuencia de ello, en la hora actual hay coincidencia que los razonamientos
jurídicos no dejan de ser válidos si no siguen una estructura científica, por lo que se
abandona la pretensión de construir una ciencia del derecho. Lo jurídico es objeto de
estudio como un conocimiento o saber técnico, al igual que la medicina o la
contabilidad, que utiliza las premisas, métodos y conclusiones de otras ciencias o
saberes (por ejemplo, la sociología, la ética, la política, la lógica) para analizar su
propio objeto de estudio, el fenómeno jurídico, y construir sus conceptos y relaciones
(por caso, norma, fuentes, interpretación y aplicación de las reglas del derecho, etc.).

a.3 El conocimiento jurídico como un modelo.

Por modelo se entiende “una construcción teórica, esquemática y selectiva” de


conceptos, con características propias, la cual es mediadora entre el pensamiento y la

3
MARTINEZ PAZ, FERNANDO (2004): La construcción del modelo jurídico multidimensional,
Advocatus, Córdoba, ps. 18 y 19.
realidad4. Por eso, un modelo –económico, político, jurídico- no puede confundirse con
la realidad misma, pues selecciona determinados elementos de ella (por ejemplo, para

algunos operadores del derecho sólo son relevantes las normas estatales, mientras
que para otros los fenómenos jurídicos también se conforman con valores, principios,
acciones, hechos), intenta interpretar sus aspectos (por caso, para el análisis
económico del derecho, la suba de los salarios mínimos produce como efecto
desempleo para la masa laboral que no es calificada o que está relegada por
discriminación, como negros o mujeres), ofrece distintas aproximaciones al campo que
investiga (verbigracia, un modelo político federal implica la descentralización del poder
y competencias del Estado nacional en las provincias, regiones o estados federados).
De todo ello se concluye que todo modelo es provisional y está sometido a revisión,
pues si surgen nuevos elementos de la realidad que exigen reconsiderarse (por
ejemplo, una concepción jurídica, que sólo reconocía a las normas como elemento
relevante de estudio, fracasa ante la exigencia, también normativa, de interpretar la ley
conforme a valores y principios tal como lo requiere el art. 2 del Código Civil y
Comercial), y se redefinen los conceptos o las relaciones que se estudian (por caso,
las escuelas europeas del análisis económico del derecho incorporan a la equidad o
justicia distributiva como límites para el objetivo general de eficiencia o utilidad, por lo
que una política de protección del consumidor justifica soluciones legales que no sean
necesariamente las más eficientes o utilitarias).

El concepto de modelo no es algo reducido al ámbito del derecho. También hay


modelos políticos (centralizado –unitario- o descentralizado –federal o regional;
comunitario o nacional; democrático, autocrático, populista, autoritario), económicos
(capitalista o socialista), sociológicos (sociedades abiertas o cerradas; sociedades
informacionales, activas, de riesgo), etc.

De ello se concluye que las ciencias o conocimientos jurídicos en la hora actual son
comprensibles como modelos jurídicos cuyas características son:

-identifican a un objeto de estudio en particular que es el fenómeno jurídico, el cual


puede ser único (por caso, la norma coactiva sancionada por el estado), triple (las
normas, los hechos y los valores) o múltiples (las conductas, los hechos, las normas,
los principios, los valores);

4
MARTINEZ PAZ, FERNANDO, ob. cit. p. 42.
-definen una postura respecto a los valores jurídicos, sea incorporándolos en el
análisis o excluyéndolos por no ser “científicos”. Esta última posición de rechazo o de
abstención ante los valores actualmente es desechada por la ilogicidad y el absurdo al
que conducen. En efecto, los modelos jurídicos positivistas del siglo XX descartaron a
los

valores al considerarlos que no eran susceptibles de análisis por una ciencia dada su
variabilidad y contingencia con lo cual terminaron por vía indirecta por sostener a la
seguridad jurídica como pauta imprescindible de todo sistema jurídico. La paradoja y el
absurdo es que la seguridad jurídica es precisamente un valor como lo es la justicia,
la igualdad, por lo cual el valor orden termina por imponerse aún en esos modelos que
dicen excluir su consideración;

-postulan métodos para el análisis del objeto, el cual puede ser uno solo (monismo
metodológico) por ejemplo en el positivismo jurídico sólo se admite el deductivo, o
varios (pluralismo metodológico). Al presente, todos los modelos jurídicos reconocen la
necesidad de utilizar dos o más métodos para el estudio del derecho.

Desde esos lineamientos básicos, los modelos jurídicos son unidimensionales,


tridimensionales y, conforme a los últimos desarrollos, multidimensionales. A lo largo
del siglo XX se postularon los unidimensionales y los tridimensionales. Los primeros
sólo identifican a un elemento como objeto de estudio (son los casos de los
positivismos, en cualquiera de sus versiones, que sólo reconocen a un elemento como
relevante, el hecho social, la norma o el lenguaje jurídico), excluyen a los valores y
utilizan al método lógico o empírico como únicos válidos. Los segundos definen como
objeto del derecho a tres elementos (la norma, el hecho social y el valor), incorpora a
los valores como necesarios en el análisis jurídico y postulan también tres métodos
para el estudio de los fenómenos del derecho: la lógica para las normas, el sociológico
para los hechos y la axiología para los valores.

Los modelos jurídicos que se construyen en la denominada era postindustrial,


globalizada, tecnológica o postmoderna, la cual se viene gestando desde las dos
últimas décadas del siglo XX hasta el presente, se caracterizan por la complejidad, la
interdisciplina, la evaluación del contexto social y cultural, la apertura y la construcción
del conocimiento jurídico. Son modelos que están en gestación, pues acompañan a la
misma sociedad y cultura que está conformándose en el momento actual, proceso
que está en pleno proceso de construcción y sin culminación, y todos ellos abandonan
la pretensión de formular una ciencia del derecho. Sus denominaciones varían. Se los
llama modelos dialécticos porque requieren el diálogo entre el derecho y las demás
disciplinas (por caso, la sociología, la economía, la política), modelos en red por
semejanza a los sistemas informáticos que están intercomunidados e interactuando
entre sí, con lo que se deja de lado la idea de un derecho jerárquico que se impone a
las demás disciplinas porque es lo que manda el Estado y se lo coloca a la par de las

demás, o modelos multidimensionales que son los propuestos y construidos en


nuestro ámbito universitario.

La postulación de un modelo jurídico multidimensional se debe a FERNANDO


MARTINEZ PAZ quien en el ámbito de la Universidad Nacional de Córdoba desde la
década de 1990 lo propuso.

Las características de un modelo jurídico multidimensional son:

i.- Identifica como objeto de estudio al fenónemo jurídico que es concebido como un
fenómeno humano, social y cultural. Está integrado por un núcleo compuesto por
normas, reglas (sociales, morales), principios y directivas, así como por acciones y
hechos que son el punto de referencia inicial o final de la regulación de las conductas
por el derecho. Aquél es multidimensional porque ese núcleo se proyecta a una
perspectiva antropológica, sociológica, ética y cultural, y, a partir de esta última, se
relaciona con los demás ordenadores de la vida social y las disciplinas que los
estudian tales como la política, economía, lingüística, etc.

ii.- Parte de una disciplina que es el derecho pero no se agota en él. Al ser el objeto de
estudio complejo–un fenómeno jurídico con pluralidad de perspectivas-, se exige la
apertura del derecho a otras disciplinas por lo que la interdisciplina es un
requerimiento ineludible. Por ello los análisis jurídicos que se limitan a interpretar las
normas son insuficientes. Ahora eso debe integrarse con los aportes de la sociología
jurídica, de la lingüística, de la antropología y demás disciplinas que se identificaron en
el punto anterior.

iii.- Reconoce las múltiples dimensiones o perspectivas que tiene el fenómeno jurídico
pues si este es complejo y multidimensional, el estudio y conocimiento requieren
también ser complejos y multidimensionales. Se lo denomina multidimensional, por
oposición a los modelos del siglo XX que redujeron el objeto de estudio a un solo
elemento (unidimensionales, por ej. centrar todo en la norma y el estudio de la
disciplina jurídica se limitaba a interpretar a las leyes y demás fuentes de las reglas
vigentes) o a tres (tridimensionales que identificaron como fenómeno a la norma, el
hecho y el valor).

Cada una de esas dimensiones incorpora nuevos problemas y desafíos a los que el
derecho debe dar respuesta.

La dimensión antropológica requiere definir qué es la persona a la cual el derecho


dirige sus regulaciones pues las consecuencias jurídicas de estas se atribuyen a las

conductas, comportamientos y acciones humanas (tal es el caso de sanciones como


la pena, la pérdida de un derecho, el pago de una indemnización, o beneficios como
una reducción del impuesto debido al fisco, la facultad de contraer matrimonio o de
contratar la adquisición de un bien). La antropología jurídica es la disciplina que se
vincula directamente con el derecho en este punto pues aquella define qué es el
hombre y, por ende, la persona y el sujeto de derecho que son los destinatarios de las
reglas y normas. Se incluyen en esta problemática a las instituciones que son
formadas, integradas y conducidas por el hombre cuando se une a otros sujetos para
conformar grupos que van a actuar en el ámbito jurídico a quienes también se dirigen
las regulaciones jurídicas, como las sociedades comerciales, el Estado, las
fundaciones.5 Estos grupos humanos no sólo son estudiados por la antropología
jurídica sino, especialmente, por la sociología jurídica.

La dimensión social parte de reconocer que el fenómeno jurídico es antes que nada un
fenómeno social en el que impactan las acciones humanas colectivas que construyen,
modifican, alteran, reconstruyen e, incluso, destruyen la sociedad. La realidad social
responde también a modelos de sociedad diversos. En el ámbito de las sociedades
democráticas contemporáneas–por lo que en este punto se dejan de lado otros
paradigmas de sociedad como los totalitarios o los autocráticos, por ej. los vigentes en
los países musulmanes de Cercano Oriente- los modelos vigentes en la actualidad que
coexisten y que pugnan incluso por imponerse son, son entre otros:

i.- Sociedad abierta. Ésta incorpora el disenso, la participación, la multiculturalidad, la


diversidad (por caso, apertura a la inmigración, tolerancia para cultos o ideologías
distintas a las tradicionales, inclusión de subgrupos o minorías raciales, sexuales,
nacionales, etc.), cuyos riesgos son establecer los límites de la apertura por el conflicto
de valores e intereses que ella incorpora (por ej. en la Alemania democrática actual
5
MARTINEZ PAZ, FERNANDO, ob. cit. Ps. 55 a 65.
hasta qué punto es admisible la conformación y participación política de partidos
neonazis que desconocen y proponen la misma destrucción del Estado que integran).
Por eso, el modelo opuesto es la sociedad cerrada, como las tribales o nacionalistas
que excluyen desde individuos extraños a la identidad nacional o regional, a ideologías
diferentes a la sostenida por la mayoría. Recientemente, otra visión del modelo de
sociedad cerrada se presenta con una postura anticomunitarias (por oposición a la
integración a un mercado común, verbigracia la Unión Europea) o antiglobalizadora
(por

ej. propuestas de cerrar las economías a los mercados internacionales o de limitar la


vigencia de los tratados internacionales con relación al derecho interno). El derecho
en estas sociedades juega un rol esencial pues es el que define la apertura o la
clausura de la sociedad al fijar las reglas de organización y de conducta que admiten o
rechazan la multiculturalidad, la pluralidad o la diversidad en todos sus aspectos (por
caso, el derecho permite o no el matrimonio entre personas del mismo sexo, legitima o
no a partidos políticos antidemocráticos, etc.).

ii.- Sociedad de riesgo. Los peligros de desestabilización social (por ej. protestas
sociales violentas), de desorden, de restricción al acceso al conocimiento o de
oportunidades (verbigracia, desempleo, educación insuficiente o no brindada a grupos
carenciados), de daños a nivel nacional, regional o internacional (por ejemplo, un
desastre nuclear, la contaminación ambiental), o de conflictos son los riesgos que en
la hora actual se caracterizan por estar globalizados y por ser inevitables en muchos
casos (tal sería el caso de una crisis económica iniciada en Brasil que impacta en la
Argentina sin que nuestro país tenga posibilidad alguna de impedir que ello ocurra).
Ellos le imponen a la sociedad desde la adaptación a esos cambios hasta el control de
los peligros, que a nivel jurídico requieren no sólo medidas reparadoras de los
perjuicios ocasionados sino preventivas que los prevengan y eviten. Esos desafíos se
resuelven a partir de políticas públicas y de soluciones jurídicas. Como puede
advertirse, las reglas que se adopten a nivel jurídico interactúan necesariamente con el
análisis sociológico y político de la problemática.

La dimensión social es abordada por la disciplina de la sociología jurídica que


incorpora al estudio de lo jurídico cuestiones tales como las funciones y tareas que el
derecho debe cumplir en la sociedad (tales como organizar la comunidad, orientar el
comportamiento y resolver los problemas), la búsqueda de soluciones alternativas a
los mecanismos tradicionales y actualmente desactualizados para los conflictos
(verbigracia, ante la deficiencia, lentitud y onerosidad de los procedimientos judiciales
la propuesta de la mediación, el arbitraje u otros mecanismos distintos al litigio), la
exigencia de eficacia y eficiencia en las regulaciones normativas (la eficacia se dirige a
asegurar los resultados perseguidos por el derecho mientras que la eficiencia alude a
que esos resultados se obtengan al menor costo posible).6

La dimensión cultural explicita que el derecho es un producto de la cultura. Como tal


el derecho es una de las soluciones de vida que la cultura le brinda a la sociedad. Con
el derecho se transmiten y se ofrecen conocimientos y procedimientos para resolver
las necesidades (por ejemplo, las normas y los principios jurídicos respecto a la
igualdad y a la prohibición de discriminar sirven de marco de referencia para todas las
relaciones como las laborales, profesionales, políticas, etc.). También es uno de los
instrumentos creados para satisfacer esas exigencias (de ese modo el derecho ofrece
al despido como un mecanismo para poner fin a un vínculo laboral abusivo o
deficiente). Y finalmente el derecho es parte de la cultura porque transmite las
tradiciones y conocimientos de generaciones previas y que sirven de sustento a
nuevas creaciones (verbigracia, el concepto de equidad, entendida como la exigencia
de adecuar una ley general a un caso concreto considerando las particulares de este
último, es un aporte formulado por los griegos en el siglo IV AC, transmitido a lo largo
de toda la construcción del derecho occidental y que llega a nuestros días).7

A partir de esta dimensión es que se incorporan a la consideración jurídica otras


disciplinas distintas al derecho (por caso, lingüística, economía, política) pues estas
estudian las diversas manifestaciones y perspectivas de los fenómenos sociales (por
ejemplo, los procesos de producción, intercambio y consumo de bienes y servicios son
analizados por la economía) que también son reglados por el derecho (en el mismo
ejemplo anterior, esos procesos son regulados a través de los contratos y, en especial,
del derecho del consumo).

La dimensión ética incorpora al análisis de los valores y principios no sólo implícitos en


el conjunto de normas vigentes en un Estado, sino que derivan de la realidad social en
la que se desarrollan los fenómenos jurídicos. Por ello, ante la negativa clásica de
considerarlos como objeto de estudio para el derecho propia del positivismo, los
modelos jurídicos actuales parten de reconocer a lo axiológico como un aspecto
ineludible que se pone en evidencia en todos los actos y procedimientos reglados por

6
MARTINEZ PAZ, FERNANDO, ob. cit. ps. 67 a 86.
7
MARTINEZ PAZ, FERNANDO, ob. cit. ps. 87 y ss.
las normas, desde el proyectar una nueva ley por el legislador, a interpretar, fundar y
aplicarla en una sentencia por el juez, pasando por el abogado que estudia y propone
el caso e incluyendo al investigador.

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