Garber - Locus Terribilis
Garber - Locus Terribilis
Garber - Locus Terribilis
en el locus terribilis
Klaus Garber
Profesor emérito de la Universität Osnabrück
1
Stahl, Doppeldeutigkeit bei Properz, 1.c. P. 442.
Pero créeme Phillis / no busco ningún otro placer o alegría / [más] que en
la soledad / fuera de toda sociedad: para que pueda seguir tanto mejor mis
ideas erróneas / y, según necesidad, quejarme lo suficiente / y pueda llorar
mi sufrimiento: dado que de la sociedad humana y de la convivencia con
un amante miserable / como yo / para lo cual me ha ayudado valientemente
mi bella pastora con su falta de simpatía / solo me encuentro muy molesto y
disgustado. (S. 62)
2
Cf. para lo que sigue Alewyn, Beer, 1. c. P. 229 ss., y Alewyn, Der Roman des Barock,
1. c. P. 31 s.
3
Opitz, Hercinie, p. 48, reimpresión p. 48.
4
Alewyn, Beer, 1.c. P. 235. Über die Beersche Einsiedelei, cf. p. 277 y ss. de nuestro trabajo.
Aquí / aquí yacía aquel / que debió dejar con pérdida a la fiel Fillis; aquí
mismo finalmente se descompuso / mirad / aquí se ha muerto Damon (…)
(Hoja H 5/7)5
5
Cf. También Gedichte aus dem Königsberger Dichterkreis, p. 52: ¡Bien! Te amo con toda
mi alma, por eso tampoco me separo de ti / y me río de todas las cuevas feroces / que
dan confianza al lobo y a la miseria.
6
La diferencia entre el tipo de vida que llevan el héroe, el pastor y el campesino
radica en que el héroe está expuesto a tentaciones y a amenazas, no así el pastor y el
campesino o bien solo en determinados géneros, como en la novela pastoril y en la
novela pastoril heroica del tipo de d’Urfé. La virtud del héroe se prueba en la lucha;
la del pastor y del campesino en una existencia tranquila («tranquilitas»), conforme
e inocente. Aun siendo tan diferentes los modos de estos dos tipos de vida, a ambos
les subyace la convicción de que la suerte mundana no es duradera y que si se quiere
llevar una vida feliz hay que resistirse a las tentaciones. De esta manera se explica
que en la tragedia aparezca la alabanza de la vida rural (cf. el primer Rey en en el
Papinian de Gryphius).
7
En las novelas pastoriles, que en lo formal se parecen a las cortesanas, también se
usa la separación espacial para demostrar la fidelidad. Cf. Astrée I, 340; I (Tomo ii)
562 ss; Zesen, Rosemund, p. 29, 81.
8
El locus terribilis como lugar de aventura es una herencia de la épica medieval del
rey Arturo, donde se lo encuentra sobre todo en la figura del bosque salvaje. «Son
correlatos temáticos la “aventiure” “salvaje” y la de caballería. Su unidad de motivos
no es deducible. Aquí la poesía antigua no apadrinó [sic]. (Gruenter, wunnecliches tal,
El bosque monstruoso
Ése es mi lugar de permanencia
Percato en mi persona /
Que no he obrado correctamente /
Que me pasé
Siguiendo la vanidad
Y aun así es en vano
La razón y el arte /
Si algo ha de ayudar
Eso solo lo hará
La gracia de la amada.
(Schoch, Jardín poético de las delicias y las flores, p. 20 y s.)
9
Cf. Alewyn, Beer, 1. c., p. 170 y ss., en especial p. 181 y ss.
¿De qué te sirve, hombre miserable, ver algo de lo que de todas maneras no
puedes disfrutar? El mundo se desvanece y todos sus placeres desaparecen.
A veces sientes el deseo de pasear, pero transcurrida una horita, qué te
deparó y qué otra cosa traes de vuelta que un corazón apesadumbrado y
10
Loc. cit., p. 236.
11
Vossler, Poesie der Einsamkeit, I.c p. 43.
12
Continuatio, p. 8.
un manantial saltarín próximo a su ermita / que salta desde una roca muy
alta con mucha frescura y un murmullo agradable / y que así atraviesa el
valle / uniéndose agradablemente a un arroyuelo que pasa por allí. (Welt-
Kucker ii, 88)
Cuando parte por segunda vez para «convertirse en eremita» en una montaña
por encima de un lago,
el lugar de vivienda (...) muy cómodo / porque no contaba solo con una sola
vista / sino que podía escrutar de tanto en tanto el mar con placer, mirando en
una y otra dirección más allá de mi espacio / y distinguir con extraño placer
las diferentes velas de los barcos que se cruzaban de un lado a otro. (iii. 230 y s.)
13
Cf. también Lund, Poemata, p. 75:
Quien desee acostarse a soñar en la sombra de un bello jardín / solamente a
la espera del sueño / no ve otra cosa que el pasto y los árboles alrededor de
la casa. De ninguna flor extrae imagen alguna:
Otro espíritu, más elevado, al que le están dados sentidos más maduros /
No mira qué está alrededor: estira su obra de arte a la obra milagrosa de Dios.
Reconoce la omnipotencia de Dios. /
Y cómo toda hierbita puede servirle de enseñanza.
Cf., además, Fürer von Haimendorff, Pomona, S. 101, und Limburger, Pegnesisches
Hirten-Gedicht, Bl. iij f.
14
Alewyn, Beer, I. c. p. 233 y ss.
Cuando llovía, me acostaba detrás (sic) del techo de cortezas, para que me
arrullara allí mismo el agradable murmullo de las gotas de agua y pudiera
dormir. Disfrutaba también de este placer a menudo y mucho porque en esta
sierra se producían casi cotidianamente importantes tormentas de lluvia (...)
(Winter-Nächte, p. 114)15
entre tres altas montañas, cubiertas de abetos muy grandes, bajo los cuales se
asomaban a veces grandes montículos de piedra, que a un espíritu solitario
no le eran displacenteros. (Welt-Kucker II, 179 y s.)
15
Cf. Alewyn, Beer, I.c. p. 228 s.
16
Cf. más allá del tema de la condición de ermitaño: Beer, Sommer-Tage, p. 484: «Esa
misma noche llovió, … , y como nos había alojado en un cobertizo situado cerca
de un gran matorral boscoso, descansamos suavemente bajo el murmullo suave de
las gotas de lluvia y del viento que la acompañaba y no asomamos por entre la
manta más que media oreja para escuchar mejor la dulce resonancia». Cf. tb. p. 497:
«Cayó sobre él una gran lluvia, que si no, habría tañido al aire su raqueta de fuego
que manejaba magistralmente, mientras que adentro más bien nos empeñábamos
en procurarnos descanso nocturno y gozar del murmullo de las hojas que en la
cámara del día anterior nos había arrullado placenteramente». Además, se disfruta
en el «Verliebter Österreicher» «el murmullo del agua saltarina / y los placeres del aire
diáfano». Ambos adormecen al escucha (p.185 s.).
Bibliografía
Este ensayo supo ser parte de la tesis doctoral de Klaus Garber, publicada como libro con el
título Der Locus Amoenus und der Locus Terribilis (Köln, 1974). La versión original en alemán
de esta traducción se titula «Motivation und Funktion des Aufenthalts am locus terribilis» y
conforma el tercer apartado del tercer capítulo, «Der locus terribilis», de dicho volumen. El
mismo no ha sido traducido a otros idiomas hasta el presente, no obstante su carácter pionero
al distinguir e interpretar el tópico clásico «locus terribilis» de modo comparable a cómo Ernst
Curtius había acertado a hacerlo en su Europäische Literatur und lateinisches Mittelalter (1948)
en relación con el «locus amoenus».