TFG Marta Leal Salvador
TFG Marta Leal Salvador
TFG Marta Leal Salvador
DNI:34998370Y
2ª Convocatoria
Septiembre 2023
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Índice
1 Resumen…………………………………………………………………………………02
2 Introducción…………………………………………………………………………….02
2.1 Objetivos………………………………………………………………………………03
4 Justificación………………………………………………………………………….....07
5 Estado de la cuestión………………………………………………………………….08
6 Metodología……………………………………………………………………………..12
7 Marco teórico…………………………………………………………………………...13
8 Resultados………………………………………………………………………………21
9 Discusión………………………………………………………………………………..23
10 Referencias……………………………………………………………………………26
11 Anexos…………………………………………………………………………………31
1. Resumen
Si bien el filicidio es un hecho que cala en lo más hondo de la sociedad, cuando su motivación
es la venganza contra el otro progenitor, alcanza la cúspide de la crueldad y lo incomprensible.
En los últimos años, esta tipología filicida, ha sido el centro de los medios de comunicación
en múltiples ocasiones, generando gran preocupación, tanto social como institucional.
Abstract
Although filicide is a fact that permeates the depths of society, when its motivation is revenge
against the other parent, it reaches the apex of cruelty and the incomprehensible. In recent
years, this filicidal typology has been the focus of the media on multiple occasions, generating
great concern, both socially and institutionally.
The general objective of this review is to delve into the profile of this type of filicidas,
considering its possible relationship with narcissistic personality disorder, which may be a
predisposing risk factor in this type of criminal behavior, when found present in one of the
parents, becoming confused with other types of pathologies such as major depression,
antisocial disorder and even a psychotic disorder, typical of other filicidal typologies.
Key Words: filicide, infanticide, revenge filicide, narcissistic personality disorder, malignant
narcissism
2. Introducción
Los asesinatos de menores de edad a manos de sus progenitores, constituyen un problema
que hace mella en todos los sectores de la sociedad, pasando a ser uno de los retos
preventivos de casi todas las naciones y, por ende, de la ciencia criminológica.
De todos los tipos de filicidio que existen, cuando la motivación de éste, es la venganza hacia
el otro progenitor, lo convierte en un crimen cuanto menos execrable. Los menores, como
víctimas directas; sus familias y la sociedad en general, como víctimas, en mayor o menor
medida indirectas, tienen un problema que debe ser, si no, erradicado, algo imposible, al
menos sí mitigado, poniendo de nuestra parte, como criminólogos, todos los conocimientos a
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No se va a atender, más que para lo imprescindible, a los otros tipos de filicidio, puesto que
creo relevante, no sólo para el menor como sujeto pasivo, sino también para la sociedad en
su conjunto, que es imprescindible ahondar más en este perfil para que no se subsuma, única
y exclusivamente, en el machismo como única motivación. Si no se conoce la magnitud y
génesis de un problema, difícilmente podremos llegar a delimitarlo y mucho menos, prevenirlo.
En base a todo esto, y como criminólogos, ser capaces de establecer un perfil fehaciente y
completo, en la medida de lo posible, de este tipo de filicida, es esencial. Responder a la
pregunta de si el trastorno narcisista de la personalidad puede actuar como preponderante en
este tipo de hecho delictivo, independientemente del género del victimario, debería ser una
cuestión a la que deberíamos poder dar respuesta, o al menos poner todo de nuestra parte
para ello.
2.1. Objetivos.
Para realizar este trabajo académico y con la finalidad de hacer frente organizadamente a la
búsqueda de información en las diversas fuentes bibliográficas, fueron formuladas las
siguientes preguntas directrices:
Con el filicidio, sucede algo similar que con el maltrato a menores, diversas culturas,
religiones, mitología, en palabras de Corona (2001, págs. 117-118) y González & Muñoz-
Rivas (2003), lo normalizaron, como sucede con los antiguos griegos y Cronos (que devora a
sus hijos para evitar ser destronado por ellos) ,Abraham en la Biblia (que está dispuesto a
sacrificar a su primer hijo Isaac), el Saturno de los romanos, sin olvidar a Medea. Myers et al.
(2021) nos explican que el “complejo de Medea” tiene su origen en la tragedia griega Medea
de Eurípides (431 a.C.), en la cual, Medea asesina a dos de sus hijos vengándose así de su
marido Jasón, que la había abandonado para casarse con Glauce, la hija de Creonte. Sin
olvidar, por supuesto, los motivos de supervivencia individual (algunas tribus sacrificaban a
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sus hijos por ser éstos un lastre para la huida), motivos de género, anomalías congénitas,
honor familiar, supersticiones, etc.
Como podemos apreciar, los ejemplos son tan variados y diversos que incluso en Méjico
forma parte del folklore nacional la leyenda de La Llorona, que como nos cuenta Graciela
Moreno (s.f), una mujer indígena tuvo un romance con un caballero español de la que
nacieron 3 niños. El caballero no quiso formalizar la relación y se casó con una dama española
de alta sociedad. Cuando la joven madre se enteró de esto, asesinó a sus hijos ahogándolos
en un río, para suicidarse después. Cuenta la leyenda que aún se escuchan sus gritos de
lamento.
Resnick (1969) pionero en la investigación sobre el filicidio, hace una clasificación de éste
basada en la motivación del victimario, y pese a que haya que acogerla con precaución por
estar ésta extraída de las declaraciones de los victimarios en sede policial o psiquiátrica, como
afirmaron Stanton & Simpson (2002), resultan de ella las siguientes categorías (consultar
Tabla 1 para ver porcentajes):
▪ Con suicidio del victimario: es lo que hoy llamamos suicidio ampliado, el progenitor
cree que la muerte de ambos es la única opción. Aquí se encontrarían los casos
de madres que debido a profundas depresiones y/o depresiones psicóticas, no
quieren continuar con su vida, terminan antes con las de sus hijos para que éstos
no sufran al quedarse solos.
▪ Para aliviar el sufrimiento (real o imaginario) de la víctima: son casos en los que la
madre siendo consciente del sufrimiento de su hijo por diversas anomalías físicas
o enfermedad, decide acabar con la vida de éste para que cese su sufrimiento.
Tabla 1
Basándonos también en la motivación, Paz Velasco (2022, pág. 187) nos habla de la
posibilidad de añadir una motivación más, “aquellas madres que debido a la dependencia
emocional que tienen hacia su nueva pareja, deciden acabar con sus hijos porque les
estorban”. Tal sería el caso de Susan Smith, entre otras.
Si basamos la clasificación del filicidio en las características de la víctima, como nos explica
Cárdenas (2020), cuando cita a Cervantes 2012, Campos 2010, Friedman et al.2012,
González & Muñoz Rivas 2003, Kalinsky & Cañete 2007,Spinelli 2004, Krischner et al. 2007 y
Krischner, Stone, Sevecke & Steinmeyer 2007, éste se distribuye de la siguiente manera:
Margaret Spinelli (2004) clasificó a las mujeres filicidas en las siguientes categorías:
• Neonaticidio: mujeres jóvenes que asesinan a sus hijos en las primeras 24 horas de
vida por ser hijos no deseados y llevar embarazos ocultos.
• Mujeres que mataron a sus hijos junto con su pareja masculina abusiva
• Mujeres que mataron a sus hijos como consecuencia de una distracción
• Mujeres que mataron a sus hijos como consecuencia de una disciplina desviada y
abusiva
• Mujeres que sufren enfermedades mentales como esquizofrenia, psicosis o depresión
post parto y los asesinan como consecuencia de éstas.
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4. Justificación
Aunque el filicidio es tan antiguo como la propia humanidad, a fecha de hoy, y sin olvidar que
estamos ante un fenómeno multicausal, no existe unanimidad entre los expertos en lo
referente a su abordaje, por lo tanto, tampoco en su prevención.
Lo que me llevó a investigar sobre este tema en concreto, el filicidio por venganza, son los
casos que todos los años, tanto a padres, como a profesionales y a ciudadanos, nos remueven
hasta en lo más profundo de nuestro ser, cada vez que salen en las noticias. La repercusión
mediática de los mismos, el dolor que generan a familiares y amigos, el miedo y angustia que
producen a personas inocentes que están atravesando una ruptura de pareja en la que hay
hijos de por medio, y sobre todo, el propio hecho delictivo en sí, sesgar la vida de un menor,
son motivos más que suficientes para que, como futura criminóloga, quiera aportar mi granito
de arena y ayudar a todos aquellos a los que pueda afectar esta problemática, de forma
directa, sin olvidar, que de forma indirecta, como sociedad, como especie, nos afecta a todos.
Casos como el de José Bretón, que asesinó a sus hijos Ruth y José, Tomás Gimeno que
acabó con la vida de sus hijas Ana y Olivia y David Oubel que sesgó las de Amaia y Candela,
son conocidos por todos. No sucede lo mismo si hablamos de Noemí Martínez, que terminó
con la vida de su hija Olivia tras perder la guarda y custodia, Cristina Rivas que asfixió con
una bolsa a su hija Yaiza al no querer su expareja retomar la relación sentimental, o el de
Paola B.C. que asesinó a sus hijas Lara e Iris con su arma reglamentaria como venganza
contra su expareja, al no aceptar éste un cambio de residencia de las menores con su madre.
Llegados a este punto, creo preciso incluir las respuestas escritas dadas por el Senado del
Gobierno (España, Pregunta escrita Expediente 684/054525, 2022) a la pregunta, también
escrita, de Doña Dª CRISTINA AYALA SANTAMARÍA, Senadora electa por Burgos, del
GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR EN EL SENADO, que amparándose en los artículos
160 y 169 del Reglamento de la Cámara, presenta y reza así:
¿Cuál es el número de progenitores que han asesinado a sus hijos en los últimos 15
años?(Definir número de asesinatos y especificar cuántos han sido cometidos por mujeres y
cuántos han sido cometidos por varones)¿Dónde se publican estos datos? Anexo 1.
La primera respuesta dada por el Gobierno en fecha 13 de junio del 2022 (España, respuesta
del Gobierno Expediente 684/54525 , 2022), me parece cuanto menos, preocupante ya que
dice textualmente:
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En relación con la pregunta formulada, y por lo que se refiere al ámbito de competencias del
Ministerio del Interior, se informa que el Sistema Estadístico de Criminalidad no dispone de
variables estadísticas que puedan ofrecer respuesta específica a lo requerido en la presente
iniciativa. Anexo 2
Otro motivo por el cual creo que es relevante este trabajo es por la escasez de trabajos
académicos en lengua castellana, que traten sobre el filicidio por venganza sin sesgo de
género, ya que la mayor parte de los que se encuentran, o tratan del filicidio por venganza
cuando el victimario es un hombre o en el caso de ser el victimario una mujer, tratan sobre los
demás tipos de filicidio clasificados por Resnick (1969): altruista, psicótico, por hijo no
deseado, accidental o como consecuencia fatal de malos tratos al menor.
Finalmente, y aunque este trabajo es esencial para la consumación del grado, no quería pasar
por el de puntillas, por así decirlo, me apetecía trabajar el algo que fuera útil a la sociedad.
Algo que arrojara algo de luz sobre un problema que nos preocupa a todos y que, aunque no
solucione el problema, al menos sirva para que otros investigadores continúen con la labor y
ampliar las ideas de muchas otras personas.
5. Estado de la cuestión
Llama la atención las diferencias de abordaje que se dan en España en este tipo de delitos,
con respecto a las internacionalmente dadas.
Destaca, en nuestro país, el término violencia vicaria, definido por Sonia Vaccaro (2021) como
“aquella violencia contra la madre que se ejerce sobre las hijas e hijos con la intención de
dañarla por interpósita persona”, definición a la que se ha dado credibilidad institucional. Esto
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es a mi juicio preocupante, porque se deja en el más absoluto vacío los casos de niños
asesinados por sus madres por la misma motivación , la venganza. El vacío es tan absoluto,
que ni siquiera se lleva una contabilización institucional de los niños asesinados por éstas,
nos enteramos, como mucho, a través de la prensa; pero sí cuando éstos son asesinados
por sus padres, creando de esta manera, víctimas de primera y segunda categoría, tanto
directas como indirectas, victimizándolas más aún. Da la impresión que, mediante ese
silencio, quisiera taparse una realidad que, aunque no sea matemáticamente igual, cosa que
no podemos saber porque no se contabiliza, existe. Todos los menores, da igual dos que
ochenta, merecen la misma protección y reconocimiento, sin sesgos de ningún tipo.
En este sentido, y como bien nos explican García -López et al. (s.f) considerar que en este
tipo de violencia el victimario es exclusivamente el padre, no sólo es erróneo porque no está
avalado por los estudios científicos realizados sobre el filicidio hasta el día de hoy (Resnick ,
Raskovsky…), sino que también lesiona los derechos humanos y denota una total carga
ideológica.
Muy interesante, en España, el trabajo de Company et al. (2015) que comienza destacando
que en España existe una “ausencia de estudios” sobre filicidio, neonaticidio e infanticidio, y
nos ofrece una primera definición de filicidio, como “el homicidio o intento de homicidio de un
padre o una madre contra un hijo” y “ consiste en la muerte violenta de un hijo(a), a manos de
su padre o madre”. Destacan es su estudio, que la mayoría de los agresores son mujeres y
“las conductas criminales más empleadas son la asfixia, la contusión y el envenenamiento en
el neonaticidio, la asfixia y el apuñalamiento en el infanticidio, y de nuevo las puñaladas en el
filicidio”. Tras hacernos una diferenciación acerca del filicidio (<1año), infanticidio (hasta 1
año) y neonaticidio (1as. 24 horas de vida), basada en la edad de la víctima, nos ofrece una
clasificación de los mismos basándose en la motivación. En primer lugar, citando a Resnick y
su ya conocida tipología, y acto seguido a D´Orban que redefinió la anterior, basándose en
un estudio sobre 89 mujeres y resultando lo siguiente:
• Madres abusadoras
• Enfermedad mental de la mujer
• Mujer vengativa, que acaba con la vida de su hijo como venganza contra su pareja.
• Rechazo a un niño no deseado
• Homicidio por compasión.
Como podemos apreciar, para estos autores el filicidio por venganza no es propio única y
exclusivamente del varón, del padre, sino que también las madres, en mayor o menor
proporción, lo cometen. Para ellos, y citando a Jaffe et al 2014, “el marco estructural donde
se cometen las conductas filicidas, infanticidas y neonaticidas, encajan con la violencia familiar
o doméstica, de la cual los niños(as) son víctimas directas y/o secundarias”. Llama la atención
esto último porque Vaccaro lo subsumía directamente a la violencia de género.
Finalmente, Company et al. (2015) analizan una muestra que incluye incluyó 58 casos de
homicidio y asesinato consumado o en grado de tentativa, cometidos por la madre o el padre
contra su hijo, cuyo origen son “sentencias judiciales firmes dictadas por las Audiencias
Provinciales de las diferentes Comunidades Autónomas españolas y el Tribunal Supremo en
un período temporal de diez años (2000-2010)”. La conclusión a la que llegan, y lo hacen
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citando a Bourget et al. 2007 y Jaffe et al.2014, es que “la muestra coincide con la literatura
en el hecho de que el filicidio es un delito casi exclusivo de mujeres en casi todas sus formas”
Como podemos ver, en la España institucional y mediática, no parece tener cabida la idea de
que sea la mujer la que instrumentalice a sus hijos y los cosifique para hacer daño con el
asesinato de los mismos al otro progenitor, hay que recurrir a Company et al. (2015), para ser
conscientes de ello. Eso no sucede a nivel internacional, donde el término más utilizado es el
acuñado por Resnick (1969) años atrás y ampliamente abalado por estudios científicos dentro
de la comunidad internacional.
• Glenn Carruthers (2016), citando a Resnick nos expone que “los asesinos por
“venganza conyugal” (a veces llamados asesinos por represalia o asesinos del
Complejo de Medea) parecen asesinar a su hijo por el deseo de causar daño a su ex
pareja, el otro progenitor del niño”. Además, Carruthers (2016, pág. 31) hace una
revisión de diversos estudios sobre muestras de filicidas en U.K, Estados Unidos y
Canadá y llega a la conclusión de que, si hay alguna diferencia entre el género de los
filicidas, “a menudo se atribuyen a un sesgo de muestreo”. En otro punto del citado
artículo de Carruthers (2016, pág. 32), y haciendo mención a Wilcyznski , nos dice que
“la ira contra el cónyuge, más que contra el hijo víctima, puede considerarse una
importante característica definitoria del asesino por venganza conyugal .El divorcio u
otras formas de conflicto se consideran factores precipitantes”. El problema no es el
género, sino la ira que debido a diversos factores precipitantes produce sed de
venganza llegando a deshumanizar al niño.
• Meyers et al. (2021) dicen que el filicidio por venganza es el menos frecuente de los
filicidios y que “ocurre cuando un progenitor, asesina a uno o más de sus hijos para
causar dolor emocional y sufrimiento al otro progenitor del niño, normalmente su pareja
actual o anterior”.
6. Metodología
Con el fin de hacer una revisión documental sobre el filicidio por venganza, se han recopilado
y analizado artículos recuperados de revistas indexadas en bases de datos primarias como
PubMed, Scopus, Web of Science, Science Direct, Ebsco Host , ProQuest, Dialnet y Google
Schoolar, con las siguientes palabras (solas o combinadas, utilizando operadores como OR,
AND y NOT) : filicidio, infanticidio, neonaticidio, filicidio por venganza, malos tratos en la
infancia, asesinato de menores, violencia doméstica, trastornos de personalidad, trastorno
narcisista de la personalidad, trastorno antisocial de la personalidad, síndrome narcisista
maligno, síndrome de Medea, colapso narcisista, herida narcisista y depresión narcisista.
También se accedió a investigaciones publicadas citadas en artículos no generadas en la
búsqueda, algunos libros relevantes y fuentes gubernamentales oficiales.
7. Marco Teórico
Como bien nos explicó Resnick (1969) el filicidio por venganza consiste en el asesinato de un
hijo con el único fin de causar el mayor daño posible al otro progenitor y cuya motivación es
la venganza, que suele provenir de infidelidades, disolución de la relación o pérdida de
custodia en el proceso judicial.
Se van a explorar las variables que se han analizado en los diferentes estudios sobre filicidio
por venganza y sobre trastorno narcisista de la personalidad para identificar características
en común que nos permitan establecer una posible relación entre ambos.
En primer lugar, explicar que el origen del trastorno narcisista de la personalidad se encuentra
en el mito griego de Narciso, el cual se enamora de su propia imagen reflejada en un lago.
Como bien nos expone Piñuel (2008, pág. 128) ,“incapaces de amar a otros que no sean ellos
mismos, los narcisistas naufragan en el ámbito social. Las demás personas no existen para
ellos, salvo en su condición de espejos para sí mismos. Son una mera fuente de gratificación
instrumental de sus enormes egos”.
Este mismo manual, también nos dice que la prevalencia del trastorno narcisista de la
personalidad puede llegar al 6.2% en las muestras de población general y que, de las
personas diagnosticadas con el mismo, entre un 50 y un 75% son varones. Esta prevalencia
puede ser mayor si se tiene en cuenta que hay casos sin diagnosticar, la cifra negra puede
ser elevada debido a que los afectados no creen tener problema alguno y no buscan ayuda,
y muchos de los que saben que la precisan, no confían en el terapeuta, no creen que sea lo
suficientemente bueno o lo idealizan para luego devaluarlo, ello va implícito en el trastorno en
sí.
Fernández de Gamboa (2012) citando a Russ 2008, habla de tres subtipos de paciente
narcisista:
• Grandioso-maligno
• Frágil
• Exhibicionista.
A su vez, Fernández de Gamboa (2012) basándose en Steiner 1993 nos explica que, hay
pacientes narcisistas con una organización patológica como estructura psíquica , al cual llama
“ausencias psíquicas”, y explica con él la distancia emocional defensiva característica del
trastorno narcisista. Hinshelwood 1994, expone Fernández de Gamboa (2012), llama a los
pacientes narcisistas “personalidades inaccesibles”.
Eidlin & Bernardi (2016) citando a Rosenfeld 1987, nos explican la diferencia existente entre
el narcisista de piel fina o vulnerable y el narcisista de piel gruesa o grandioso, diciendo que
mientras que “los primeros son frágiles, vulnerables, hipersensibles, se sienten heridos con
facilidad y les resulta muy difícil enfrentarse a cualquier trauma o fracaso, los segundos “son
insensibles a sentimientos profundos, inaccesibles, se caracterizan por una intensa envidia
que produce una desvalorización del analista y del análisis, así como de cualquier situación
de dependencia”.
Importante también es la anotación que hacen Eidlin & Bernardi al decir que la idea del
narcisista grandioso abierto fue descrita por Kernberg 1975 como una de las características
principales de la patología narcisista, un “self grandioso pero dependiente de la admiración
de los demás e hipersensible y vulnerable al rechazo”. No obstante, explican citando a
Kernberg 1985, que “ambos subtipos son egocéntricos y necesitan profundamente de otro
que refuerce su autoestima”. En las siguientes líneas, iremos analizando cómo esto último
puede estar relacionado con los filicidas por venganza conyugal, como los llama Glenn
Carruthers (2016).
Debido a toda esta diversidad, y las complicaciones que su personalidad patológica entraña,
podemos entender por qué muchas de estas personas escapan de un diagnóstico del mismo,
no sólo en lo referente a las suposiciones que su círculo cercano puedan hacer, sino también
cuando debido a problemas secundarios, como problemas de pareja o depresión, acuden a
terapia. Si el terapeuta no es experto en este tipo de trastornos de personalidad, puede no ser
capaz de ver el trastorno subyacente a esa depresión, a esos problemas conyugales, a ese
trastorno por abuso de sustancias tan relacionado con el trastorno narcisista de la
personalidad (2014, pág. 671) etc.
Según el DSM-V (2014, pág. 671), “esta autoestima tan vulnerable hace que las personas con
trastorno de la personalidad narcisista sean muy sensibles al "daño" de la crítica o la derrota.
Aunque pueden no demostrarlo externamente, la crítica puede perseguir a estos individuos y
hacerles sentir humillados, degradados, minados y vacíos. Pueden reaccionar con desdén,
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rabia o contraatacar de manera desafiante” Destaco este punto porque puede estar
relacionado con el sentimiento y la reacción que podría tener una persona con TNP cuando
su pareja decide poner fin a la relación , cuando descubre una infidelidad o pierde la custodia
de sus hijos y , como dice Glenn Carruthers (2016) “dar sentido al filicidio por venganza
conyugal” y “cómo ese hijo puede ser deshumanizado hasta el punto del asesinato” , viendo
“al niño como un objeto, en lugar de como una persona, que tiene un valor emocional
significativo para el otro progenitor”; lo cual nos llevaría también a esa ausencia de empatía,
a esos sentimientos autorreferentes y a la cosificación de las personas, tan propios del TNP.
Siguiendo esta línea, Mosquera (2008) citando a Beck y Freeman expone que entre los
“afectos” de un narcisista patológico, destaca la ira, la cual hace acto de presencia cuando
no se les admira lo suficiente, o no reciben el respeto que creen merecer, o cuando los
molestan de cualquier modo.
Carruthers (2016) citando a Wileyznzsi 1995, indica que la ira contra el cónyuge es una
característica del asesinato por venganza conyugal, siendo factores precipitantes del mismo,
el divorcio y los conflictos y considera que esa ira surge de sentimientos de impotencia fruto
de la subordinación doméstica, la pérdida de control sobre la relación y similares, pérdida de
poder que “puede verse exagerada por la tendencia a culpar a los demás”. Esto último pude
guardar relación con el criterio 1 que el DSM-V (2014, pág. 670) hace sobre el TNP cuando
dice que “sus autoatribuciones exageradas acerca de sus propios logros subestiman
(devalúan) las contribuciones de los demás” y con el criterio 3, cuando dice que ”devalúan las
credenciales y méritos de aquellas personas que les defraudan” .Esa propensión a culpar a
los demás, también puede estar claramente relacionada con esa mayor inclinación que los
TNP tienen en creer que han alcanzado la perfección y al miedo que sienten a que se
descubran sus imperfecciones y defectos, como bien indica el DSM-V (2014, pág. 672). En
esta línea también se expresa Díaz-Benjumea (2014) analizando un trabajo de Mc Williams,
al decir que al paciente narcisista, debido a su frágil autoestima, le resulta muy difícil
reconocer su rol en algo negativo, por lo que oculta sus errores y se oculta de aquellos que
los descubren. Recordar aquí que el trastorno narcisista es un espectro, cuanto más
patológico sea éste, más aberrante puede ser la forma en que tenga de ocultar sus errores,
no sólo a los demás, sino a sí mismo, como mecanismo de defensa del self.
El ya citado DSM-V (2014), nos explica que “los sentimientos prolongados de vergüenza o
humillación y la autocrítica asociada, que los narcisistas patológicos pueden presentar,
pueden estar relacionados con el aislamiento social, un estado de ánimo depresivo, y un
trastorno depresivo persistente (distimia) o un trastorno depresivo mayor”. En esta línea, y en
relación con el trastorno depresivo que algunos pacientes narcisistas sufren, Otto Kernberg
(2001) (2007), hace referencia a que “las tendencias suicidas crónicas de los pacientes
narcisistas tienen una cualidad premeditada, calculada, fríamente sádica, que difiere de la
cualidad suicida impulsiva, “decidida sobre la marcha”. Díaz-Benjumea (2014) también hace
alusión a la importancia de establecer un diagnóstico diferencial entre trastorno narcisista de
la personalidad y trastorno depresivo puesto que "si una personalidad narcisista es depresiva,
puede ser malentendida como personalidad depresiva”. Menciono aquí un apunte de Liem et
al. (2010) citando a Shneidman1981,sobre la importancia de realizar en las investigaciones
posteriores a un filicidio suicidio, una autopsia psicológica del sujeto activo del mismo. Es
probable que algunos de los filicidios que se han calificado con una motivación depresiva,
sean en realidad un trastorno narcisista de la personalidad.
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Mosquera (2008), citando a Beck Y Freeman dice que, si no sale bien lo que tienen en mente,
tienden a la depresión. Mosquera (2008) citando a Kohut y Kernberg, habla de una depresión
episódica, la cual para Kernberg no es verdadera, ya que cuando los narcisistas se sienten
muy desilusionados y/o abandonados, pueden parecer depresivos tras un examen superficial,
pero de manera oculta, lo que verdaderamente sienten es una profunda ira y un resentimiento
vengativo. Mosquera (2008) cree que estas depresiones episódicas a las que llama
“depresiones aparentes”, son frecuentes en las personalidades narcisistas, sobre todo cuando
no consiguen salirse con la suya.
Llegados a este punto es imperativo mencionar el trabajo de Hugo Bleichmar et al. (2020) en
el que presentan un camino para explicar cómo un trastorno depresivo puede surgir al final
de un proceso, que se inicia en un trastorno narcisista patológico (vulnerable o grandioso) y
en el que la agresividad juega un papel primordial. Como bien postulan Bleichmar et al. (2020,
pág. 2) citando a Blatt, 2004; Bleichmar, 1996; Busch, Rudden y Shapiro, 2016; Erkoreka y
Navarro, 2017; Kealy, Tsai y Ogrodniczuk, 2012; Kernberg, 1985; Kohut, 1971, 1977; Lax,
1989; Marcinko et al., 2014; Orth, Robins, Meier y Conger, 2016; Tritt, Ryder, Ring y Pincus,
2010, la patología narcisista puede contribuir harto manera a la generación de trastornos
depresivos, y ello junto con la distinción entre narcisismo vulnerable y grandioso, ha
posibilitado poder sentar las bases de una relación causal entre :
Bleichmar et al. (2020) sostienen, en el caso de personas en los que la patología narcisista
mediada por la agresión, desemboca en un trastorno depresivo, una secuencia de pasos
relacionados entre sí, que inciden unos sobre otros y que sería la siguiente:
Rabia o resentimiento defensivos que buscan restaurar sentimientos de valía, que impulsan
↓
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Llegados a este punto podemos suponer que toda esta serie de pasos explicarían la ya
mencionada tendencia suicida, sádica y fríamente calculada de los pacientes narcisistas a la
que aludía Otto kernberg (2007) (2001) y a su vez, poder estar relacionado con el filicidio por
venganza y el filicidio-suicidio por venganza; incluso en alguna ocasión, algunos filicidios
pueden quedar enmascarados únicamente bajo el diagnóstico de depresión mayor del filicida,
denominándolo suicidio ampliado en muchas ocasiones, sin llegar a descubrir que esa
depresión podría ser, en realidad, fruto de un trastorno narcisista de la personalidad. Llegados
a este punto, Kernberg (2012) insiste en la diferencia existente entre las tendencias suicidas
del paciente con funcionamiento límite y el narcisista, puesto que los pacientes narcisistas lo
llevan a cabo de manera premeditada, calculada de forma sádica y fría. En cambio, en los
pacientes con trastorno límite, es algo espontáneo, decidido en el momento.
Putkonen et al. (2011) indican que el filicidio se asocia a menudo con trastornos mentales,
especialmente con la depresión.
Bourget et al (2007) citando diversos estudios entre los que destacan los de Bourguet &
Bradford 1990, Resnick 1969 y Bourguet & Gagne 2002, resaltan la relación existente entre
filicidio y depresión mayor y/o grave. Añaden, citando a Rodenburg 1971, Bourget & Gagne
2002,05, Harder 1967, Somander & Rammer 1971-80, West 1965 y McGrath 1992, que “los
padres homicidas tienen altas tasas de intentos de suicidio, que a menudo son graves y
exitosos”.
Liem et al. (2010) basándose en un estudio clínico retrospectivo que formaba parte de un
proyecto de investigación más amplio sobre el homicidio doméstico en los Países Bajos,
examinaron las historias clínicas de un hospital psiquiátrico y extrajeron 128 casos de filicidio
de un total de 9000 casos de homicidio en el ámbito doméstico, acaecidos entre los años
1953-2004. Treinta de estos 128, acabaron en parasuicidio del autor. En ese trabajo
consideraron que los agresores sufrían un trastorno mental si se les diagnosticaba trastorno
psicótico, trastorno depresivo, abuso o dependencia de sustancias o trastorno de la
personalidad. Además, se trataba de padres biológicos, que no había maltrato previo y que
tenían más probabilidades de haber pasado por una separación conyugal previa, en
comparación con los filicidas. Nuestros autores llegan a la conclusión, de que el filicidio-
suicidio, puede darse en estos casos, en los que el suicidio es la motivación principal del
agresor, el cual considera a la víctima como una parte extendida de sí mismo, por lo que
también la mata.
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En este sentido, Ramos (2017), en un artículo especializado sobre la influencia de los padres
narcisistas en la salud mental del niño, nos explica que las personas con trastorno narcisista
de la personalidad “no pueden ver a otra persona como independiente, sino como una
extensión de ellos”.
Después de haber analizado todo esto, cobra especial relevancia un resumen que hace
Carruthers (2016, pág. 33) en su trabajo el cual cito textualmente traducido al castellano, y
que aunque no habla de trastorno narcisista guarda un total paralelismo con lo visto en los
párrafos anteriores en relación al narcisismo patológico y la forma en que éstos tienen de
percibir el mundo y reaccionar ante él:
En resumen, ésta es una forma en la que podríamos explicar los asesinatos por
venganza conyugal: en un momento de considerable estrés vital, se percibe que la
pareja del asesino hace algo, como iniciar un divorcio, que despoja al asesino de todo
poder social sobre su pareja, o al menos le causa una pérdida personalmente
significativa, como la pérdida de los hijos o la pérdida de roles sociales dentro de la
familia. Este sentimiento puede verse exagerado por una tendencia a culpar a los
demás de los problemas. Esto genera sentimientos de rabia y un deseo de venganza
para hacer daño y recuperar su poder social. Alternativamente, la rabia es el resultado
de la pérdida de un sentido de identidad tras la pérdida de un papel social que el
asesino siente que constituye su identidad. Se forma un deseo de dañar a la antigua
pareja. Matar al niño se identifica como una forma drástica de lograr este daño.
Por otra parte, West et al. (2009) y Putkonen et al. (2011) sostienen que el padre filicida suele
tener un historial de consumo de alcohol y sustancias estupefacientes. En este sentido el
DSM-V (2014, pág. 671) y diversos autores como Fernández de Gamboa (2012),indican que
el trastorno narcisista de la personalidad también se relaciona con los trastornos por consumo
de sustancias (sobre todo los relacionados con la cocaína).
Diversos estudios como Bourget et al. (2007) dicen que es frecuente en filicidas, tanto
hombres como mujeres, haber tenido una historia de abuso en la infancia. Porchia (1978) nos
explica que, para Kohut y Kernberg, el narcisismo adulto se origina en experiencias de la más
tierna infancia, en las relaciones parentales tempranas, el ambiente en el que se desarrollan
los niños, de tal modo que Kohut establece una importante relación entre la empatía de los
padres y el desarrollo sano o no del infante, y para Kernberg el narcisismo patológico es una
defensa, “una incapacidad del sujeto de idealizar a sus progenitores a consecuencia de tener
grandes montos de rabia y envidia en su relación con ellos”.
De la Hoz (2020) hace un trabajo muy interesante sobre la génesis del narcisismo patológico
en niños y adolescentes estableciendo relaciones entre narcisismo vulnerable, narcisismo
grandioso ,patrones de crianza e influencia genética y llega a la conclusión de que, aunque
variables biológicas y temperamentales influyan, un índice de heredabilidad del 64%
basándose nuestra autora en Venom 1993, un estilo de crianza excesivamente permisivo e
indulgente, con un exceso de refuerzos positivos sin exigir responsabilidad, está relacionado
con el narcisismo grandioso y a su vez, un estilo de crianza excesivamente dominante, en el
que al menor no se le valora por lo que es, sino por lo que consigue, haciendo que la relación
sea una mera transacción carente de empatía, protección y cariño, en la que el menor es una
prolongación de las expectativas del progenitor y no una persona independiente merecedora
20
de cuidados, amor y respeto, estaría ligado con el narcisismo vulnerable. Por lo tanto, parece
tener sentido que la génesis del narcisismo, en lo que a patrones de crianza tóxicos se refiere,
pueda estar relacionado con esa historia de abusos e infancias desestructuradas que muchos
filicidas acarrean.
Es preciso recurrir ahora a autores como Erich Fromm y Otto Kernberg. Erich Fromm utilizó
por primera vez el término narcisismo maligno en 1964 en su libro “The Heart of Man: Its
Genius for Good and Evil”, para el cual, como bien nos explica Martins Barros (2020) cuando
cita a Fromm, “el narcisismo maligno es la raíz de algunos trastornos psíquicos perversos y
síntomas antisociales relacionados con el narcisismo patológico y que conducen a conductas
transgresoras en sus portadores”.
Fernández de Gamboa (2012) basándose en Kernberg 2010, nos explica en qué consiste este
síndrome narcisista maligno, el cual engloba a los pacientes más graves dentro del espectro
narcisista, y cuyos síntomas son próximos a los pacientes con patología límite y antisocial.
Éstos, además de presentar los rasgos narcisistas anteriormente expuestos en lo referente al
egocentrismo excesivo que define la patología del yo; la codicia, abuso del otro y exigencia
de atención desmesurada que exhiben en lo referente a las relaciones interpersonales y el
sentimiento crónico de vacío y/o aburrimiento que los lleva al abuso de sustancias
estupefacientes, manifiestan una gran falta de tolerancia a la ansiedad, déficit en sus
capacidades sublimatorias (el modo en que los seres humanos canalizan sentimientos o
impulsos problemáticos o inaceptables, hacia algo positivo), fracasos laborales y en sus
relaciones de pareja y lo que es muy importante: una grave patología del superyó, según la
cual, además de intolerancia al dolor, tienen un comportamiento antisocial crónico y falta de
responsabilidad en sus relaciones y no sienten culpa ni remordimientos.
Según Kernberg 2010, citado en Fernández de Gamboa (2012), estos pacientes con síndrome
de narcisismo maligno, Rosenfeld lo llamó narcisismo destructivo (Nos, 2011), pueden llegar
a tener comportamientos promiscuos, exhibicionistas, depender del alcohol y/o drogas,
tendencias suicidas, y en situaciones de estrés ( ruptura conyugal, pérdida de custodia de
hijos, pérdida laboral…), pueden presentar respuestas paranoides llegando incluso a brotes
psicóticos.
está constituida por estructuras narcisistas y una destrucción total de la capacidad del
Superyó, una ausencia total de sistema internalizado de valores, incluso una
incapacidad de empatizar con los sistemas de valores de los demás, una falta total de
capacidad de investidura de amor hacia sí mismo o hacia los demás, un dominio total
de la vida psíquica por la agresión sobre el amor.
Para Kernberg (1992) la diferencia entre un paciente con patología narcisista per se y un
paciente con síndrome narcisista maligno, se halla en la intensidad de la agresión que la
herida narcisista (cualquier cosa que el narcisista considere ataque a su autoestima la genera)
produce, dándose estados momentáneos de ira en el narciso patológico y existiendo una
envidia mucho más intensa y destructiva y un predominio del odio característico del síndrome,
que conllevan un predominio de la agresividad y el sadismo que rozan el comportamiento
antisocial y tiene tendencias paranoides. En palabras de Kernberg (1992):
ya no es simplemente ser el individuo más guapo, más rico, que tiene los coches más
nuevos y brillantes, sino el más cruel, el que tiene menos miedo al dolor, a la muerte,
a la herida y se produce una agresión egosintónica, un sadismo caracterológico que
puede estar también dirigido contra sí mismo, en el sentido de una auto destructividad,
con el orgullo de que uno no tiene temor a la muerte, a la enfermedad, a la herida. Por
el contrario, está por encima de todos los comunes mortales que temen a estos
desastres.
Como podemos apreciar, estos comportamientos están muy presentes en los filicidas, no sólo
en los que vemos claramente una motivación vengativa, instrumental, que vagamente son
tildados como machistas y ya, sino también podría ser la base de otros filicidios catalogados
como paranoides y/o depresivos.
8. Resultados
En objetivo principal de este trabajo era establecer si existía algún tipo de relación entre el
filicidio por venganza y el trastorno narcisista de la personalidad.. Se trata de un trabajo teórico
que intenta dar luz a los múltiples paralelismos encontrados entre ambos problemas. Sobra
decir, que nos hallamos ante un trabajo de corte cualitativo, no basado en estadísticas
medibles, sino en palabras, observaciones, discusiones y teorías de autores relevantes que
se han analizado cuidadosamente con el fin de obtener los siguientes resultados, los cuales
son provisionales y están sujetos a cambios, a medida que las investigaciones al respecto,
avancen.
narcisista de la personalidad, como bien nos explica el DSM-V (2014), tienen una autoestima
tan vulnerable que hace que” sean muy sensibles al "daño" de la crítica o la derrota”, que
puede “hacerles sentir humillados, degradados, minados y vacíos”, y reaccionar rabia o
contraatacar desafiantemente. Esa derrota, ese daño que desencadena la ira vengativa, en
los casos de filicidio por venganza, es la ruptura de la relación, la pérdida de custodia, la
infidelidad (Bourget, Grace, & Whitehurst, 2007) (Carruthers, 2016) (Company, 2015)
(Debouska, Boduszek, & Dhingra, 2015) (González & Muñoz-Rivas, 2003) (Jaffe, Campbell,
Olszowy, & Leslie, 2014) (Liem, De Vet, & Koenraadt, 2010) (Mariano, Chan, & Myers, 2014)
(Myers, y otros, 2021) (Putkonen, y otros, 2011) (Resnick, 1969) (Velasco, 2022) (West, 2009).
La ira vengativa antes mencionada y a la que aluden en sus artículos, Kohut y Kernberg
(Mosquera, 2008), y partiendo del hecho de que el trastorno narcisista de la personalidad es
un espectro, como bien explica Kernberg (1992) (2007) (2001) (2012) puede llevar, junto con
la ausencia del empatía mencionada en el DSM-V (2014), y la tendencia a culpar a los demás
de los problemas y no asumir responsabilidad de los mismos, a la instrumentalización y
deshumanización del menor de la que habla Carruthers (2016), el cual pasa a ser un mero
instrumento para conseguir un fin, la venganza y así restaurar la autoestima y la pérdida de
poder.
Lo mencionado en el párrafo anterior cobra más sentido en el caso del síndrome de narcisismo
maligno del que habló por primera vez Erich Fromm en 1964 (Martins Barros, 2020), Otto
Kernberg (2001) (2007) (1992) (2011) (2012) y Rosenfeld llamándolo narcicismo destructivo
(Nos, 2011), puesto que es el extremo más grave de la personalidad narcisista, la poseen
aquellos narcisos con una personalidad caracterizada por una gran agresividad, la cual puede
ir dirigida hacia los demás o hacia sí mismos. Esto encuentra un total paralelismo con el
filicidio-suicidio por venganza, en el que se producirían las dos situaciones. Este narcisismo
maligno es, según Kernberg (2011, pág. 21), el “polo más severo del gradiente de patología
perversa”, son personas que presentan, (Kernberg, 1992) una personalidad totalmente
narcisista, con propensiones paranoides, antisociales y sadismo, son un intermedio entre la
personalidad narcisista y la antisocial y/o psicopática. Esa perversión y sadismo tan presentes
en los filicidios por venganza.
Bleichmar et al. (2020, pág. 2) citando a Blatt, 2004; Bleichmar, 1996; Busch, Rudden y
Shapiro, 2016; Erkoreka y Navarro, 2017; Kealy, Tsai y Ogrodniczuk, 2012; Kernberg, 1985;
Kohut, 1971, 1977; Lax, 1989; Marcinko et al., 2014; Orth, Robins, Meier y Conger, 2016; Tritt,
Ryder, Ring y Pincus, 2010, establecen una relación causal entre trastorno narcisista de la
personalidad y depresión, trastorno narcisista de la personalidad y agresión y agresión y
depresión. Bleichmar et al. (2020) concluyen que en los casos de personas con narcisismo
patológico en los que media la agresión, es frecuente que éstos terminen desarrollando un
trastorno depresivo mayor. Kernberg (2001) (2007) también nos habla de la frecuente relación
entre trastorno narcisista de la personalidad y depresión mayor, lo cual también guarda una
fuerte semejanza con la relación existente entre filicidio y depresión mayor de la que hablan
Bourget et al (2007) citando diversos estudios entre los cuales destacan los de Bourguet &
Bradford 1990, Resnick 1969 y Bourguet & Gagne 2002.
Existe una relación entre una infancia negligente desde el punto de vista parental y el trastorno
narcisista de la personalidad (Porchia, 1978) (De la Hoz Espinosa, 2020), del mismo modo
que muchos filicidas cuentan con infancias abusivas (Bourget, Grace, & Whitehurst, 2007).
23
Existe una relación entre los filicidas y tener un historial de consumo de alcohol y sustancias
estupefacientes (Putkonen, y otros, 2011) (West, 2009) y entre el trastorno narcisista de la
personalidad y el consumo de alcohol y sustancias estupefacientes (Psiquiatría, 2014)
(Kernberg, The amost untreatable narcissistic patient, 2007) (Nos, 2011) (Fernández de
Gamboa, 2012)
9. Discusión
¿Existe algún tipo de relación entre el filicidio por venganza y el trastorno narcisista de la
personalidad? ¿Y con el síndrome de narcisismo maligno?. ¿Sólo los hombres cometen
filicidio por venganza? ¿Los hombres que cometen filicidio por venganza lo hacen única y
exclusivamente por que son machistas? ¿Podría haber alguna otra explicación?
Para diversos autores, (Resnick, 1969) (Bourget, Grace, & Whitehurst, 2007) (Carruthers,
2016) (Company, 2015) (Debouska, Boduszek, & Dhingra, 2015) (Estupiñan Rodriguez, y
otros, 2016) (González & Muñoz-Rivas, 2003) (Jaffe, Campbell, Olszowy, & Leslie, 2014)
(Lambie, 2001) (Mariano, Chan, & Myers, 2014) (Myers, y otros, 2021) (Putkonen, y otros,
2011) (Stanton & Simpson, 2002) (Velasco, 2022) (West, 2009), el filicidio por venganza es el
asesinato de los hijos comunes por parte de uno de los miembros de la pareja o expareja con
el único motivo de causar daño al otro miembro. Salvo Sonia Vaccaro (2021), que lo llama
violencia vicaria, ninguno de los autores mencionados dice que sea exclusivo del género
masculino, dando a entender que ambos géneros pueden cometerlo y que, pese a que existe
disparidad de opiniones sobre la mayor prevalencia de éste, en uno u otro género, siendo los
hombres más propensos a cometer este tipo de filicidio, también apuntan a que esto pueda
deberse a sesgos de muestreo (Carruthers, 2016).
Extraída de la investigación, y muy relacionada con ambos factores, filicidio por venganza y
trastorno narcisista de la personalidad, podría encontrarse la siguiente explicación: el DSM-V
(2014, pág. 671), establece que “de las personas diagnosticadas con trastorno de la
personalidad narcisista, entre el 50 y el 75 % son varones” .Ello podría explicar, si la base del
filicidio por venganza fuera este trastorno de personalidad, que haya más filicidas por
venganza que pertenezcan a este género.
24
Añadir, además, la relación a las que autores como Kernberg (2001) (2007), Bleichmar et al
(2020), Bourguet et al (2007), Liem et al (2010), Mosquera (2008)y Fernández de Gamboa
(2012) establecen entre trastorno narcisista de la personalidad y depresión, siendo el trastorno
de personalidad el verdadero problema subyacente y la depresión una consecuencia de éste.
Bleichmar et al (2020) van más allá relacionando esta depresión y trastorno narcisista con una
agresión previa a la depresión. En este sentido sería muy interesante ahondar en los filicidios
cuya motivación haya sido la depresión del progenitor, puesto que es probable que, en
muchos de ellos, el verdadero problema haya sido este trastorno de personalidad y la
depresión una consecuencia del mismo.
Esta depresión, como explicó Mosquera (2008), basándose en Kohut y Kernberg, no es una
verdadera depresión, sino que es episódica, aparente, estas personas pueden parecer
depresivas tras un examen superficial, pero de manera oculta, lo que verdaderamente sienten
es una profunda ira y un resentimiento vengativo. Es una depresión surgida de una herida
narcisista por expectativas no cumplidas, pérdida de una relación, pérdida de custodia de
hijos,…de cualquier cosa que ellos crean que sea una ofensa a su autoestima, lo cual genera
una verdadera ira vengativa. Como dice el DSM-V de la patología narcisista , muy sensibles
al daño de la crítica o la derrota, pueden reaccionar con desdén, rabia o contraatacar de
manera desafiante. Aquí llegamos a la ira tan propia de los pacientes narcisistas de la que
nos habló , Mosquera (2008) citando a Beck y Freeman y a su posible conexión con la ira
contra el cónyuge tan característica del filicidio por venganza conyugal, del que nos habló
Carruthers (2016) citando a Wileyznzsi 1995, cuyo detonante suele ser el fin de la relación, la
pérdida de custodia o los celos. Estos detonantes, que a simple vista y de forma vaga se
pueden asociar simplemente con el machismo, pueden ser en realidad heridas narcisistas; y
este comportamiento patológico, esta ira vengativa que trae consigo el asesinato de los
propios hijos, no ser simplemente machismo, sino la consecuencia de un trastorno narcisista
en su gradiente más extrema, el síndrome narcisista maligno (Díaz-Benjumea, 2014)
(Fernández de Gamboa, 2012) (Kernberg, La patología narcisista hoy, 1992) (Kernberg, The
amost untreatable narcissistic patient, 2007) (Kernberg, The suicidal risk in severe personality
disorders: Differential diagnosis and treatment, 2001) (Nos, 2011) (Martins Barros, 2020).
Como dijo Erich Fromm (Martins Barros, 2020) y siento repetirlo, pero la ocasión lo requiere,
“el narcisismo maligno es la raíz de algunos trastornos psíquicos perversos y síntomas
antisociales relacionados con el narcisismo patológico y que conducen a conductas
transgresoras en sus portadores”. Esta perversidad y esta conducta transgresora, sería la
instrumentalización de los propios hijos y su asesinato, con el único fin de generar daño al
otro progenitor. Kernberg (2011, pág. 21), dice que la perversidad de los narcisistas malignos
constituye el “polo más severo del gradiente de patología perversa” y añade que el síndrome
narcisista maligno, se da en narcisistas patológicos cuyas estructuras de personalidad son
muy agresivas, agresividad, que puede ir dirigida hacia los demás o hacia sí mismos. En el
caso del filicidio por venganza con suicidio, vemos que esa agresividad se dirige a los demás
y hacia si mismo, y aquí nos encontramos con los suicidios sádicos fríamente calculados de
los que habla Kernberg (2001) (2007), tal podría ser el caso de Tomás Gimeno o de Paola
B.C, cuando asesinaron a sus dos hijas y luego se suicidaron, entre otros.
Los narcisistas malignos, al igual que los filicidas por venganza, son personas cuya
agresividad, perversidad y sadismo rozan el comportamiento antisocial, seres sin empatía
25
capaces del más atroz de los crímenes, con el único fin de hacer daño. Todo ello se da, no
en hombres o mujeres, sino en seres humanos que a veces son hombres y a veces mujeres.
Añadir que en el proceso de esta investigación fue una sorpresa encontrarme con que incluso
algún filicidio de etiología depresiva, podía tener como base un trastorno narcisista de la
personalidad y no estar éste únicamente relacionado con el filicidio por venganza.
La mayor limitación más patente con la que me encontré fue la escasez de literatura
académica antes mencionada y los probables sesgos de género que en nuestra sociedad
existen en la actualidad. Si queremos solucionar un problema debemos, en primer lugar,
conocerlo en su magnitud y dejar de lado sentimentalismos, odios e incluso posibles planes
maquiavélicos orquestados hacia sabe Dios qué.
Doy fe, que mi única intención es la de aportar un poco de luz en el camino que lleve al
conocimiento y la reducción del filicidio por venganza.
26
10. Referencias
Referencias
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11. Anexos
Anexo 1
Anexo 2
Anexo 3