Prog Madrigals Cast 2

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Los Madrigales

C O N C I E R T O Temporada 2021-2022
de Monteverdi I
7 de noviembre de 2021, a las 18h
Sala Foyer

Con el apoyo de
Ficha artística Programa

Monica Piccinini, Sonia Tedla Claudio Monteverdi (1567 1643)


Sopranos Madrigali Guerrieri (Octavo libro, 1638)
Hugo Bolivar
Contratenor Primera parte
Andres Montilla, Riccardo Pisani, Sinfonía
Roberto Rilievi
“Altri canti d’Amor” a seis voces y cuatro
Tenores
violas
Gabriele Lombardi, Salvo Vitale
“Hor ch’el ciel e la terra –
Bajos
Così sol d’una chiara fonte viva”
a seis voces y dos violines
Boris Begelman, Antonio De Secondi
Violín “Gira il nemico insidioso” a tres voces
Ettore Belli, Teresa Ceccato “Se vittorie si belle” a dos tenores
Viola “Armato il cor” a dos tenores
Ludovico Minasi “Ogni amante è guerrier” a tres voces
Violonchelo “Ardo, avvampo, accorrete” a ocho
Luca Cola voces y dos violines
Contrabajo
Ugo Di Giovanni & Franco Pavan [pausa 10 min]
Tiorba
Segunda parte
Mara Galassi
Arpa Il Combattimento di Tancredi e Clorinda
(Riccardo Pisani, testo – Monica Piccini-
Ana Nicolás ni, Clorinda – Gabriele Lombardi,
Percusión Tancredi)
Salvatore Carchiolo Introduzione al ballo “Volgendo il ciel” –
Clavicémbalo Ballo “Movete al mio bel suon”
Rinaldo Alessandrini a cinco voces y dos violines
Clavicémbalo (Roberto Rilievi, poeta)

Concerto Italiano
Duración total aproximada:
Rinaldo Alessandrini, director 1 h y 30 min

Consulte las
biografías
haciendo clic
en el nombre
Comentario del Libro VIII de Madrigales El Libro VIII de madrigales se publicó en
de Monteverdi 1638 en plena guerra de los Treinta Años
“Considero que nuestras pasiones o y con una Repubblica di Venezia que a los
afectos principales son tres: ira, templan- inicios de aquella década se vio severa-
za y humildad, como bien afirman los mente afectada por la pandemia de
mejores filósofos (...). El arte de la música peste. A los 71 años, Monteverdi seguía
apunta a estos tres en sus términos de ocupando el cargo de maestro de coro y
agitado, suave y moderado (concitato, director de la Basílica de San Marcos y ya
molle y temperato). No he podido había abordado el género madrigalesco
encontrar en todas las obras de composi- cincuenta años atrás, cuando en 1587
tores anteriores ejemplos del género publicó su primer libro.
agitado, pero sí del suave y del modera- En el decurso de la evolución de los
do; de todos modos, es un género ya madrigales, el estilo polifónico renacen-
descrito por Platón en el tercer libro de la tista dará paso a la monodia con la utiliza-
Retórica. (...) Me parece bien hacer saber ción de disonancias sin preparación
que partió de mí la investigación y prime- ejecutadas en las partes fuertes de
ra prueba de este género tan necesario compás y la relevancia de las voces extre-
en el arte musical —imperfecto hasta mas sobre las centrales. “Una manera
ahora—, ya que solo tenía los géneros moderna de composición con el consen-
moderado y suave.” timiento de la razón y los sentidos”,
Con estas palabras extraídas del prólogo escribía Monteverdi a raíz de la disputa
de su Libro VIII de madrigales, Montever- con Giovanni Artusi motivada por el
di se convertirá en el primer compositor tratamiento de disonancias del madrigal
en desarrollar el genere concitato, como del “Cruda Amarilli” perteneciente al
ejemplo de agitación y dramatismo, de la Libro V. Estos aspectos quedarían ya
plasmación de los afectos mediante patentes en el Libro VI y, sobre todo, en
recursos vocales. La rápida repetición de el Libro VII, en que la monodia y un nuevo
una misma nota, las tensiones instrumen- lenguaje harmónico jugarían un papel
tales y la realización de amplios trinados determinante.
confieren una expresión musical que se
mueve entre el amor y la ira, tan adecua-
da para titular el libro como Madrigales
guerreros y amorosos.
Petrarca (“Hor ch’el ciel”·), Tasso (Il Escrito en 1624, Il combattimento di
combatimento), Marino (“Altri canti di Tancredi e Clorinda es un ejemplo de
Marte”), Guarini y Rinuccini (“Non havea stile rapresentativo y que adopta el estilo
Febo ancor” —con “Il lamento della concitato. Para crear este espíritu sobre-
ninfa”— o Il ballo delle Ingrate) son los cogedor, Monteverdi recurre, en cuanto
poetas escogidos para esta colección, a la instrumentación, a efectos tan
dedicada en un primer momento al innovadores como el pizzicato o el
emperador Fernando II, que moriría trémolo.
mientras se estaba imprimiendo el Libro El Libro VIII concluye con otra joya
VIII. Sucedido por su hijo Fernando III, monteverdiana del género representati-
Monteverdi cambiaría la dedicatoria vo: el ballet semidramático, “Il ballo delle
escribiendo en el prólogo “a los pies del ingrate”, que fue estrenado en Mantua en
hijo, un regalo previsto inicialmente para mayo de 1608, un año después de
el padre”. L’Orfeo. A las puertas del Hades, Venus y
Estructurado en dos partes —Madrigales Cupido visitan a Plutón; las flechas lanza-
guerreros y Madrigales amorosos—, el das por Cupido no son efectivas entre
Libro VIII se inicia con “Altri canti unas mujeres que ahora rechazan a sus
d’Amor”, ejemplo del genere concitato, al amantes. Cupido pide a Plutón que mues-
que seguirá el soneto de Petrarca “Hor tre a estas mujeres el destino que les
ch’ell ciel e la terra e’l vento tace”, en el espera tras la muerte. Un lamento “Aer
que se concilian los tres géneros. sereno e puro, Addio per sempre!” culmi-
Dentro del Libro VIII encontramos dos na estos Madrigales guerreros y amoro-
obras maestras de Monteverdi. Las sos de sublime e innovadora música.
emociones contenidas en el celebérrimo
“Lamento della ninfa”, que llora por el
abandono de su amante, se desarrollan
en un recitativo dramático sobre un bajo Lluís Trullén
harmónico simple en que la ninfa “qual va Crítico musical
cantato a tempo dell’affetto del animo”.
La melodía, que sobresale por encima de
tres voces masculinas, discurre sobre una
harmonía en bajo ostinato —que consti-
tuirá el bajo de lamento que tanta
influencia tendrá en arias barrocas tan
sobrecogedoras como “When I’m Laid in
Earth” o “Caro mio ben”— y del que nos
podría parecer precursor el famoso
“Lasciatemi morire” de la Arianna del
propio Monteverdi de 1608.

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