Ascitis
Ascitis
Ascitis
Para hacer el diagnostico de ascitis usualmente basta con una anamnesis y un examen físico
adecuado, orientado de acuerdo a los antecedentes y a la historia del paciente. Los signos al
examen físico son los mismos independiente de la causa de la ascitis y corresponden a los signos
semiológicos clásicos como la matidez desplazable, la “oleada ascítica”, signo del temprano en
casos de que exista la presencia de visceromegalias o signos de abdomen agudo en caso de una
peritonitis bacteriana espontanea.
La clínica del paciente variara de acuerdo al tiempo de evolución del cuadro, del tiempo de
instauración de la ascitis diferenciando cuadros crónicos de subagudos, de la etiología causante y de
la presencia de otras complicaciones.
Las principales formas clínicas de presentación en el paciente cirrótico serán las siguientes
Hemorragias variciales: Usualmente se presentan como una hemorragia digestiva alta con
hematemesis y/o melena, generalmente requiere un tratamiento endoscópico con ligadura,
escleroterapia o TIPS.
Ante la presencia de un paciente en el que se sospecha la presencia de cirrosis se debe realizar una
ecografía abdominal, lo que permite evaluar tanto el parénquima hepático y vías biliares como
también la presencia de otras complicaciones derivadas de la cirrosis como por ejemplo la presencia
de ascitis.
Dentro de los exámenes de laboratorio se debe pedir además de los exámenes de rutina, un
recuento de plaquetas, enzimas hepáticas (AST, ALT) y un INR, ya que estos son los que mejor nos
permitirán calcular la probabilidad de que el paciente presente una cirrosis.
La biopsia hepática representa el Gold Standard para el diagnóstico de la cirrosis, sin embargo, no
se considera necesario pedirla si es que los hallazgos clínicos, radiológicos y de laboratorio sugieren
fuertemente la presencia de cirrosis, o bien si es que los resultados de esta no influirán en el manejo
del paciente.
Los factores que mejor predicen la presencia de cirrosis en pacientes adultos con enfermedad
hepática conocida o con sospecha de la presencia de esta son los siguientes.
Presencia de ascitis
Recuento de plaquetas < 160.000/mm3
Arañas vasculares
Score de Bonacini > 7 puntos (calculado en base a recuento de plaquetas, relación
ALT/AST y el INR)
Factores asociados con una baja probabilidad de cirrosis.
Índice Lok < 20 % permite excluir el diagnostico de cirrosis (calculado en base a
recuento de plaquetas, AST, ALT e INR)
Recuento de plaquetas ≥ 160.000/mm3
Ausencia de hepatomegalia
Exámenes complementarios
Debe pedirse también un hemograma con formula y recuento leucocitario para evaluar la presencia
de anemia u otras alteraciones que pueden estar presentes en los pacientes cirróticos como por
ejemplo una pancitopenia secundaria al hiperesplenismo.
Siempre es de importancia estudiar la función renal de estos pacientes, sobre todo aquellos que
presenten ascitis refractaria al tratamiento médico, lo que debe hacer sospechar la presencia de un
síndrome hepatorenal. Se deben medir valores de creatinina plasmática, urea y electrolitos, y
además completar los estudios de bioquímica sanguínea con glucosa en sangre, GGT, fosfatasas
alcalinas, bilirrubina total y directa, calcio, proteínas totales y albumina, que usualmente se
encontraran alterados en los pacientes cirróticos.
Orina completa con sedimento urinario en la que se debe explícitamente solicitar niveles de potasio,
sodio, urea y creatinina en orina. La presencia de gérmenes o leucocitos puede alzar la sospecha de
una infección urinaria ya sea concomitante o como causa de la descompensación, además el cálculo
de la FeNa permite sospechar la presencia de síndrome hepatorenal si se encuentra < 1 %.
En pacientes en los que se sospecha la presencia de hidrotórax hepático se debe solicitar una
radiografía de tórax PA y lateral, una de abdomen simple y la medición de gases en sangre arterial,
En pacientes que presenten ascitis se debe realizar una paracentesis diagnostica y medir en el
líquido niveles de proteínas totales, albumina, estudio de celularidad con recuento y formula
leucocitaria. La realización de una paracentesis está contraindicada en pacientes que presenten un
% de actividad de protrombina < 40%.
También podrían solicitarse marcadores específicos para el estudio etiológico de la cirrosis en casos
en que se sospeche de una etiología particular en la que se deba instaurar un tratamiento específico
como por ejemplo en la hepatitis autoinmune, enfermedad de Wilson, cirrosis biliar primaria,
hemocromatosis entre otras.
Criterios de ingreso
El MELD score por otro lado, es utilizado para priorizar a los pacientes que requieren un trasplante
hepático y también para seleccionar a los posibles candidatos, sin embargo, actualmente está
comenzando a tomar un rol predictivo pronostico en los pacientes no sometidos a trasplante
hepático. Se calcula de acuerdo a los niveles totales de bilirrubina, creatinina, INR y a la etiología de
la cirrosis. Se recomienda que los pacientes con un MELD score ≥ 10 debieran ser referidos a un
centro especializado para la evaluación de un posible trasplante hepático.
Dentro de los pacientes que presenten complicaciones mayores de la cirrosis todos debiesen
hospitalizarse para su manejo y estudio, con excepción de la ascitis, que de por si cuenta con sus
propios criterios de ingreso, por lo que debiesen hospitalizarse los pacientes que solo presenten
ascitis como complicación y cumplan con alguno de los criterios de ingreso siguientes:
Manejo
Para el manejo del paciente cirrótico hay diferentes objetivos generales hacia los que nos debemos
enfocar, los podemos resumir en los siguientes:
Para prevenir o disminuir la progresión del daño hepático crónico se debe evaluar cuál es la causa
de origen de este mismo y los posibles tratamientos disponibles.
Respecto a la prevención de daños sobreimpuestos hay diferentes medidas que se pueden tomar
como por ejemplo la vacunación para profilaxis de infecciones con VHA y VHB. También se debe
hacer énfasis en la prevención del consumo de sustancias hepatotóxicas como el alcohol o ciertos
medicamentos y hacer un adecuado ajuste de dosis para aquellos fármacos que lo requieran.
Ascitis: El manejo del paciente con ascitis de causa hepática va a depender de si presenta o no
complicaciones como por ejemplo una peritonitis bacteriana espontanea, derrame pleural, síndrome
hepatorenal, insuficiencia respiratoria entre otras. Para ascitis no complicadas se dejarán las
siguientes indicaciones]:
En casos de ascitis que presenten complicaciones además de las medidas anteriores, también se
deberán tomar medidas específicas dependiendo de la complicación existente.
En casos de ascitis a tensión, se deberá realizar una paracentesis evacuadora, extrayendo no más
de 7-8 litros de líquido.
En ascitis complicadas con una peritonitis bacteriana espontanea se procederá a pedir hemocultivos
y cultivos del líquido ascítico, y posteriormente se debe iniciar antibioterapia sistémica. También se
debe descontinuar el uso de beta bloqueadores no selectivos, ya que se han asociado a peor
pronóstico. Si el paciente presenta una bacteriascitis (< 250 PMN/mm3 en liquido ascítico) se debe
iniciar tratamiento antibiótico de inmediato si es que se encuentra sintomático, si esta asintomático
se debe repetir la paracentesis en 48 horas o antes si presenta síntomas, y se inicia tratamiento si el
recuento de PMN en liquido es ≥ 250 PMN/mm3.
Encefalopatía hepática: El tratamiento agudo de la encefalopatía hepática se centra en identificar y
corregir la causa precipitante y en medidas para reducir la concentración de amonio plasmático. La
primera acción a tomar es intentar identificar la causa precipitante de la encefalopatía y tratarla si es
posible. Algunas causas precipitantes son por ejemplo infecciones, hemorragias gastrointestinales,
hipovolemia, hipoxia, falla renal, hipoglicemia, entre otras.
Reducción de niveles de amonio plasmático: Existen distintos fármacos que nos permiten reducir los
niveles de amonio, como la lactulosa, lactitol o rifaximina. Si el paciente presenta hipokalemia está
también debe ser corregida, ya que la hipokalemia aumenta la producción de amonio renal.
Tratamiento farmacológico
Sodio urinario > 10 mEq/L : Iniciar tratamiento con 100 mg/día de espironolactona y 40 mg/día
de furosemida.
Sodio urinario < 10 mEq/L : Iniciar con 100 mg/12 Hrs. (200 mg/día) de espironolactona,
manteniendo los 40 mg/día de furosemida.
Ante la falta de respuesta al tratamiento se deben incrementar las dosis. La dosis de espironolactona
se incrementara de 100 en 100 mg, cada 4 días, hasta alcanzar la dosis máxima de 400 mg/día o
100 mg/6 Hrs. La dosis de furosemida se incrementara de 40 en 40 mg, hasta la dosis máxima de
160 mg/día o 40 mg/6 Hrs.
La profilaxis para Peritonitis bacteriana espontanea se realizará con norfloxacino en dosis de 400
mg/24 Hrs, vía oral, por 10 días, o bien de manera indefinida si existen antecedentes de Peritonitis
bacteriana espontanea o insuficiencia hepática avanzada.
Se puede administrar en forma conjunta, con el fin de prevenir una disfunción circulatoria, albumina
humana en dosis de 1,5 gr/kg el primer día y 1 gr/kg al tercer día.
Conclusión
El daño hepático crónico representa una importante causa de mortalidad en nuestro país, y muchas
veces pasa desapercibido hasta que se encuentra en etapas avanzadas, por lo tanto, es importante
que como médicos lo sospechemos, preguntemos por hábitos y factores de riesgo, y lleguemos a un
diagnóstico certero de la etiología de este, ya que existen muchas causas tratables en las que el
daño pudiese ser incluso reversible si es que se detecta a tiempo. En lo que respecta a la medicina
de urgencia, es importante saber cuándo sospechar, y poder reconocer las diferentes
manifestaciones de una descompensación, y a pesar de que muchas veces el tratamiento de estas
no se realizara de forma aguda en el servicio de urgencias también es importante tener claro cómo
enfrentarse a un paciente cirrótico descompensado y tener presente cuales son las alteraciones que
ponen en mayor riesgo su vida y las medidas iniciales que podemos tomar, y de igual manera tener
claro siempre cual es nuestro alcance como médicos generales o médicos de urgencia y de esta
forma poder derivar oportunamente a los pacientes que lo requieran.