Intestinos Biodescodificación

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

Estás a punto de escuchar sobre qué has de sanar detrás de los problemas intestinales.

Vas a entender
qué significa cada conflicto de este órgano y qué has de aprender, qué incorporar en tu vida y qué sanar.
Además, veremos cómo otras veces puede ser un conflicto heredado del árbol familiar que lo
manifiestas en tu intestino. ¿Preparado?, empecemos.

La bioneuroemoción es un enfoque que combina la biología, la neurociencia y las emociones para


entender cómo nuestras experiencias y estados emocionales afectan nuestra salud física. Enseña cómo
el cuerpo y la mente están profundamente conectados y que las emociones no expresadas o mal
gestionadas pueden manifestarse como enfermedades o desequilibrios físicos. La bioneuroemoción
aborda las raíces emocionales y psicológicas de las enfermedades.

Veamos ahora este órgano clave: el intestino. Este no solo es esencial para la digestión y la absorción de
nutrientes, sino también juega un papel crucial en el sistema inmunológico y la producción de
neurotransmisores como la serotonina. Curiosamente, se estima que más del 90% de la serotonina del
cuerpo se produce en el intestino, lo que subraya su papel en la regulación de funciones mentales y
emocionales.

Además, hay la conexión entre intestino y cerebro. Esta conexión es fundamental en la nueva medicina,
así como en otros caminos de sabiduría antigua. Desde tiempos antiguos, diversas culturas han asociado
las emociones con la salud intestinal. Por ejemplo, en la medicina tradicional china, ciertas emociones se
relacionan con diferentes órganos, incluyendo el intestino.

Observemos ahora, antes de hablar de cada síntoma o enfermedad del intestino, una conexión del
intestino con el cordón umbilical. Durante el desarrollo fetal, el cordón umbilical es el conducto esencial
que conecta al bebé con la madre, proporcionando oxígeno, nutrientes y eliminando los desechos.
Representa no solo una conexión física, sino también una profunda interconexión emocional y espiritual.

Es el primer vínculo de nutrición y protección esencial para el desarrollo y crecimiento. Tras el


nacimiento, el intestino toma el relevo como principal fuente de nutrición y sustento. Así como el
cordón umbilical conecta al bebé con la madre, el intestino conecta al individuo con su entorno,
procesando no solo alimentos sino también experiencias emocionales.

El intestino refleja y responde a las emociones, como el estrés o la alegría, de manera similar a como el
cordón umbilical transmitía sensaciones y nutrientes desde la madre al bebé. El corte del cordón
umbilical simboliza la primera transición hacia la independencia, y el intestino se convierte en el nuevo
medio para interactuar y nutrirse del mundo.

Al igual que el cordón umbilical proporcionaba todo lo necesario para el desarrollo físico y emocional, el
intestino se convierte en el centro de la nutrición emocional, procesando las experiencias de vida y las
emociones. ¿Quién después de un disgusto o enfado fuerte no ha tenido una descomposición intestinal
o dolor de tripa? Una inflamación intestinal puede bien ser un resentimiento hacia la vida o hacia las
circunstancias que opera de forma subyacente en nuestro día a día.

Científicamente, ya está comprobado que el estrés generado por resentimientos o luchas internas o
externas activa el cortisol, que puede alterar la función intestinal. Exploremos ahora de cerca los
diferentes conflictos en el intestino.

¿Por qué la gastroenteritis? La gastroenteritis es una respuesta a eventos o situaciones que causan una
gran irritación emocional, esto incluye conflictos personales, situaciones laborales estresantes o
cualquier circunstancia que genere una sensación de malestar o frustración intensa. Esta incapacidad de
resolución es una perspectiva de ver los problemas como irresolubles, lo que lleva a un estado de
desesperación o impotencia. Si realmente queremos sanar la tendencia a padecer gastroenteritis,
debemos empezar a gestionar nuestras emociones de otra manera.

Dentro de la gastroenteritis, también podemos considerar la reacción de los ardores. Estos se


manifiestan internamente cuando hay un ardor interno, una agitación y malestar emocional, además de
una dificultad para aceptar y adaptarse a ciertas realidades de la vida. Las personas con ardores
constantes tendrían que pararse para observar a qué están reaccionando constantemente o qué
dificultad de aceptación o adaptación están teniendo. Puede ser una circunstancia familiar, laboral, de
pareja, de hijos.

Y ¿qué sucede con los problemas de los gases? La presencia excesiva de gases intestinales es un reflejo
del miedo al cambio y la resistencia a nuevas situaciones o transformaciones en la vida de una persona.
La retención de gases no es más que la retención emocional relacionada con el temor al cambio. Es
decir, la acumulación de gases es una resistencia interna a aceptar o adaptarse a cambios, reflejando un
deseo de mantener el estatus quo o de retener las cosas como están.
Al igual que los gases se retienen en el intestino, emocionalmente puede haber una tendencia a retener
viejas formas, más ideas o emociones, alimentadas por el miedo a perder lo familiar o lo seguro. Dicho
de otra forma, los gases son una manifestación física del miedo y la ansiedad ante la posibilidad de
cambios, ya sean personales, profesionales o de cualquier otro tipo. Así que, gases es igual a
incertidumbre y ansiedad ante lo desconocido. Cualquier mejora en el conflicto intestinal de gases
incluye aprender cómo relajarse y confiar más en el proceso de la vida sin querer llevar el control, la
razón o la estabilidad en algo seguro.

Veamos ahora otros conflictos con el intestino. El intestino grueso, especialmente el colon, simboliza la
habilidad de una persona para dejar ir aquello que ya no le sirve y permitir que los instantes de la vida
fluyan naturalmente. Para una correcta función de este colon e intestino grueso es necesario adoptar un
modelo mental que facilite la asimilación de nuevas experiencias y conocimientos, y que fomente la
liberación alegre del pasado y la bienvenida a lo nuevo.

No todos viven la vida con fluidez y no es tan fácil dejar ir el pasado cuando nuestro presente no se
asemeja a aquello que esperábamos o deseábamos. Cuando nuestras expectativas y nuestras ilusiones
de vida se vienen abajo porque una pareja no es como pensábamos, nuestro cambio de casa ha sido una
decepción mientras creíamos que sería un sueño hecho realidad, todas estas indigestiones nos hacen
aferrarnos a un pasado que nos da más estabilidad y pertenencia que el momento en el que estamos y
no controlamos. Así que dejar ir este pasado es dejar ir el dolor y el resentimiento hacia estas
expectativas no cumplidas.

Si hablamos del síndrome de intestino irritable, entonces hay una mirada más concreta a ese síntoma. Es
un impacto emocional en la función intestinal. Hemos visto cómo el intestino es el cordón umbilical que
nos conecta a la vida, entonces nuestra conexión emocional con la vida la encontramos defectuosa.
Normalmente hay una falta de amor y arraigo correcto. Se puede percibir la vida como un lugar con falta
de apoyo emocional. Este punto de desarraigo con la vida puede derivar de muchos factores como
migraciones, cambios de hogar, ruptura de matrimonio o pareja. Más adelante veremos cómo puede
influir el trauma heredado en esto.

Hay estudios con casos reales donde individuos experimentaron problemas intestinales significativos en
periodos de gran estrés emocional o desarraigo. Estos estudios mostraron cómo las personas que
migran y enfrentan el estrés de adaptarse a una nueva cultura pueden experimentar problemas
intestinales vinculados a la sensación de no pertenencia y falta de apoyo emocional.

Veamos ahora los cólicos. Las personas más propensas a cólicos son las que dudan de sí mismas, que no
reconocen su poder personal en la vida y que enfrentan dificultades para resolver sus problemas. Este
estado de duda casi permanente produce un nerviosismo interiorizado que afecta los constantes cólicos.
Entonces, aquí se debe aprender temas de confianza y de orientación con uno mismo. Pregúntate por
qué dudas de ti mismo o quién no confió en ti y provocó un gran vacío emocional. Todo esto ha de
desprogramar dentro de ti y después de obtener tu respuesta, empezar a decir e interiorizar estas
palabras: "Soy capaz de confiar en mí mismo. Mi confianza en mí mismo no depende de la valoración de
papá o mamá, o de la valoración o aprobación de otros. Aquí y ahora, me permito el espacio para saber
que puedo confiar en mi sentir y abrir camino a partir de mi sentir."

Exploremos ahora la enfermedad de Crohn. Esta afecta principalmente al íleon o tramo final del
intestino delgado. Es un reflejo de experiencias emocionales negativas, de sentimientos muy sucios que
no hemos logrado liberar. Los problemas como el rencor, la traición, el engaño, la infidelidad, ofensas y
humillaciones, especialmente aquellos que nos hacen sentir incapaces o impotentes, están vinculados a
este problema intestinal. La enfermedad está asociada con situaciones en las que se siente que alguien
nos perjudica repetidamente y nos encontramos en una posición donde defendernos parece amenazar
nuestra seguridad o bienestar.

Esta dicotomía nos pone en una tesitura de miedo a perder nuestra identidad. Hay que entender que la
enfermedad de Crohn es autoinmune y como cualquier ataque a sí mismo, refleja mucha culpa por no
poder actuar como queremos. En este caso, culpa y desprecio a uno mismo por no ser capaz de
defendernos, sino aceptar situaciones aunque sean dañinas para mí, llevándome a una pérdida de
identidad, incluso anulación por adaptación a la situación. La creencia asociada aquí es: "Defenderme es
perder mi seguridad y bienestar". En qué situaciones se puede vivir esto: sentir que el cónyuge nos
maltrata, acosa o humilla, pero temer que la confrontación lleve al abandono y la inseguridad financiera.
Esto hace aceptar a regañadientes situaciones muy tóxicas, sentir amenaza del padre o madre y no
poder defendernos porque perderíamos nuestro lugar de pertenencia, o experimentar un trato injusto
por parte de un jefe pero preocuparse de que reclamar pueda resultar en la pérdida del empleo y la
estabilidad económica. En definitiva, son situaciones donde uno se siente forzado a tolerar o participar
en acciones dañinas o desagradables. Aquí surgen sentimientos de impotencia o incapacidad para
resistirse o defenderse. En estas situaciones, entra en juego el temor a perder algo considerado esencial
para la supervivencia o bienestar, como la seguridad financiera o las relaciones sociales.

¿Qué se sana aquí? Tu determinación y seguridad en tu lugar de pertenencia. Tomar conciencia de que
el miedo nos paraliza a tomar decisiones porque no confiamos en que podamos crear otras opciones
válidas en nuestra vida. Los patrones de escasez económica perturban la perspectiva mental de que se
puede un cambio y mejorar nuestro estado, que no hay que aguantar situaciones desagradables por
miedo a la pérdida de hogar o protección. Aquí emplearemos afirmaciones de poder: "Soy capaz de
decir lo que pienso y siento. Soy capaz de respetar mi postura sin miedo a la reacción del otro. Soy una
persona íntegra en mí misma."
Y luego tenemos la colitis ulcerosa. Esta surge cuando hay un nivel elevado de ira, frustración y
humillación. La persona ha aprendido a retener dentro de sí esa enorme ira, incluso ha podido anularse
a sí misma para buscar la aprobación y amor del otro, hasta de inhibir las propias emociones y
sentimientos. En todos los casos de síntomas de intestino implica una expresión sana hacia uno mismo
de las emociones y tener la capacidad de gestionar nuestro potencial hacia la vida sin necesidad de
retener esa ira, enfadarnos internamente o anularnos.

Ahora dediquemos un espacio a hablar de los traumas heredados y su impacto en el intestino. La idea de
que los traumas emocionales heredados pueden manifestarse en problemas intestinales en los
descendientes se basa en la noción de que las emociones intensas y no resueltas, como la indignación, la
falta de adaptación, la humillación o el miedo a la pérdida de estatus o miedo al abandono, pueden ser
transmitidas de una generación a otra, afectando la salud física de los descendientes. Si un ancestro
experimentó una profunda indignación o una incapacidad para adaptarse o aceptar ciertas
circunstancias, estos sentimientos intensos pueden ser transmitidos a las generaciones futuras, aunque
los descendientes no hayan vivido directamente esos eventos.

Los descendientes pueden experimentar estos traumas heredados como problemas intestinales. Por
ejemplo, la incapacidad de un ancestro para adaptarse podría manifestarse en un descendiente como
una dificultad para digerir y procesar tanto alimentos como emociones, resultando en condiciones como
el síndrome del intestino irritable. Por ejemplo, si un ancestro sufrió humillaciones severas o vivió con el
temor constante de perder su lugar o estatus, estos traumas pueden ser heredados.

Emocionalmente, hay una estadística en estudio en la que la enfermedad de Crohn puede estar
relacionada con traumas por bullying, abusos y humillaciones, debido a que hay un estrés muy
amenazante constante sostenido a largo plazo. Un descendiente puede desarrollar enfermedades como
la enfermedad de Crohn, que simbólicamente podría reflejar una lucha interna relacionada con la
defensa del propio lugar o identidad, similar a la lucha no resuelta del ancestro que vivió
acontecimientos de tal calibre.

Estos traumas pueden transmitirse a través de patrones de comportamiento, expresiones emocionales y


narrativas que se comparten dentro de la familia. Incluso si los eventos traumáticos específicos no se
discuten abiertamente, estas experiencias traumáticas pueden convertirse en parte del inconsciente
colectivo de la familia, influyendo en las actitudes, creencias y, en última instancia, en la salud de los
descendientes.
El primer paso en el tratamiento es reconocer la posibilidad de un trauma heredado y su impacto
potencial en la salud física. Esto significa que una enfermedad no solo es el resultado de factores físicos,
sino que también puede ser la manifestación física de traumas emocionales no resueltos transmitidos a
través de las generaciones. Entender y tratar estos aspectos puede ser crucial para una curación
integral. Pueden ayudar terapias que se centran en la historia familiar, como las constelaciones
familiares o la terapia generacional, que pueden ser efectivas para abordar y resolver estos traumas
heredados. Además, aprender una buena gestión emocional y adquirir nuevas maneras de percibir la
vida que implementen perspectivas más sanas de interpretar la realidad.

También podría gustarte