07 LopezCerezoLujan
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OEI - Programación - CTS+I - Sala de lectura -
Hoy los riesgos pueden afectar a casi toda la humanidad sin respetar fronteras, clases
sociales o edad
Please decide". Un rótulo en numerosos hoteles nos invita hoy a decidir sobre las
toallas. Se nos advierte en varios idiomas de las graves consecuencias para la
naturaleza de tanto lavado innecesario y se nos pide que tomemos una decisión:
reutilizar o enviar a lavar. Algo que jamás había planteado interrogante alguno,
ahora se convierte en un problema de conciencia ambiental. Sin el poder de la
costumbre vinculante o de la ignorancia exculpadora, la vida actual está repleta de
decisiones con consecuencias más o menos graves, arriesgadas en un grado u
otro. Es uno de los aspectos de lo que se denomina "la sociedad del riesgo".
http://www.campus-oei.org/salactsi/cerezolujan.htm 15/10/01
Si en el pasado muchos daños eran atribuidos a los dioses, la naturaleza, el destino
o la mala suerte, hoy se tiende a pensar que todos los peligros que nos acechan
son, por acción u omisión, responsabilidad humana. La gota fría, los terremotos y
los huracanes son fenómenos naturales, pero ¿lo son también sus consecuencias?
Posiblemente alguien no avisó a tiempo de que se acercaba el huracán, o no se
ocupó de limpiar el cauce del río seco, o no utilizó materiales de construcción
capaces de resistir el temblor de tierra, o... Si un daño pudo haberse evitado,
entonces alguien es responsable. Comienza entonces la controversia para
identificar culpables y establecer compensaciones.
Así se explica la aparente paradoja de que a mayor nivel de vida, mayor atención
sanitaria y mayor longevidad en una sociedad, un mayor número de riesgos
alcanzan visibilidad pública y causan alarma entre la población. La cuestión clave
es que cuanto mayor es el conocimiento y los medios técnicos, tantos más daños
potenciales son identificados como riesgos y más graves son las atribuciones de
responsabilidad dados los recursos disponibles. No es pues una sorpresa que los
riesgos antropogénicos movilicen hoy a ecologistas, asociaciones de consumidores
o a habitantes de cualquier pueblo que se sientan amenazados por una actividad
industrial o una instalación tecnológica.
Los conflictos en torno al riesgo comenzaron con la energía nuclear hace ya varias
décadas, difundiéndose en los últimos años a buena parte de los procesos
productivos, y centrándose principalmente en temas como el uso de productos
químicos en agricultura o los efectos de la contaminación atmosférica. La primera
reacción de los sectores más comprometidos con la sociedad industrial fue achacar
a la ignorancia los debates sociales en torno a riesgos. Pronto estos conflictos
fueron objeto de análisis por parte de psicólogos y científicos sociales. En los
últimos 20 años se han estudiado las variables psicológicas, sociológicas y
culturales que influyen en las actitudes hacia el riesgo. La literatura especializada
sobre el tema ha llegado a ser sencillamente inabarcable. Una de las conclusiones
más llamativas de estos estudios sitúa los conflictos sociales en torno al riesgo en
una perspectiva diferente a la habitualmente asumida.
más básicas sobre qué es una sociedad justa o qué es una vida digna. Ulrich Beck
afirma que la preocupación pública por los riesgos ha hecho que aquello que hasta
el momento se había considerado apolítico se torne político: el proceso mismo de
industrialización.
Más allá de los profundos significados políticos y sociales de los conflictos en torno
al riesgo, las sociedades contemporáneas se enfrentan a complejos problemas
relacionados con su gestión. El mal de las "vacas locas" o el efecto invernadero,
aunque por distintas razones, planteen retos análogos para los que no parecen
estar bien preparadas las instituciones públicas. Estas dificultades provienen de
ciertas características de los riesgos contemporáneos: son consecuencia de
sistemas productivos complejos en los que están involucrados distintos actores
sociales; con frecuencia no se dispone del conocimiento necesario para anticipar
sus impactos, y tienen no obstante consecuencias que pueden afectar tanto a otros
países como a generaciones venideras.
La gestión política del riesgo puede realizarse en general desde una óptica
preventiva o desde una óptica compensatoria. Se diseñan políticas para reducir
riesgos y atribuir responsabilidades por omisión, o bien para remediar daños ya
producidos y atribuir responsabilidades por acción. Ambos tipos de políticas han de
hacer frente a las dificultades anteriormente señaladas. A las políticas
compensatorias se les plantea principalmente el "problema de la individuación de la
responsabilidad": muchos de los riesgos presentes en la sociedad actual son
consecuencia de acciones de distintos agentes, ya sean productores, consumidores
o reguladores. Pueden incluso ser consecuencia de acciones realizadas en otros
países o por generaciones anteriores.
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La convivencia cotidiana con la incertidumbre Página 4 de 4
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