Ollantay Acto Iii

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ESCENA I

Ima-Súmac: Querida Pitu-Salla, dime, ¿hasta cuándo me ocultas aquel secreto? Mira que me
has partido el corazón, por no haberme avisado ayer, aunque con las lágrimas en mis ojos, lo
que por desgracia mía deseo tal vez saber. ¿Quién está allá afligida? No me ocultes, paloma,
quién es la que se lamenta y llora a cada instante dentro de aquel jardín. ¿Por qué se le prohíbe
que me vea?

Pitu-Salla: A nadie más que a ti, Ima-Súmac, he de descubrir lo que tú sola debes saber; mas
ocúltalo dentro de tu pecho como si fuera una roca; porque lo que vas a ver te ha de causar un
profundo dolor y has de llorar sin consuelo.

Ima-Súmac: Aun cuando todo me reveles, a nadie he de avisar; nada me ocultes que yo sabré
sepultarlo en el fondo de mi corazón.

Pitu-Salla: Cuando todas las matronas estén dormidas, aguárdame cerca de una puerta de
piedra que tiene aquel jardín.

ESCENA II

PITU-SALLA: Ima-Súmac, levántate y tapa esta luz. He encontrado a la princesa que buscas. ¿Ya
deja de palpitar tu corazón?

IMA-SÚMAC: ¡Ay de mí! ¿Qué veo? ¿He buscado un cadáver? ¿Has estado custodiando a un
muerto?

PITU-SALLA: Ima-Súmac, vuelve en ti. No es un muerto quien llora, es una princesa que sufre
en este lugar.

IMA-SÚMAC: ¿La mujer todavía vive?

PITU-SALLA: Ven, acércate. Aún está viva. Tráeme agua y asegura la puerta. ¿Por qué no comes,
hermosa princesa? Descansa un poco, regresaré pronto.

IMA-SÚMAC: ¿Quién eres, hermosa paloma, prisionera aquí

PITU-SALLA: Come algo más, no te desmayes.

CUSI-CCOYLLUR: Después de tanto tiempo sin verte, me alegra ver tu rostro nuevo.

IMA-SÚMAC: ¡Ay princesa! ¿Por qué estás tan oprimida y angustiada? ¿Deseas la muerte?

CUSI-CCOYLLUR: ¡Bella hija! ¡Fruto adorado! ¡Soy una mujer como la semilla del panti arrojada
al campo! Me casé con uno a quien amé como a la niña de mis ojos, sin que el Inca supiera;
pero él se volvió ingrato conmigo. Ollanta, antes tan querido por el Inca, le expulsa, y después
enfurecido me mandó acá prisionera. Ya hace muchos años que vivo en este lugar; mira como
estoy sin ver a nadie: en este calabozo no hay felicidad; ¡aguardo en él, diez veces la muerte,
atada entre cadenas de hierro y olvidada de todos!... Mas, ¿quién eres corazón, tan niña y tan
tierna?

IMA-SÚMAC: Siempre te he buscado, llena de dolor. Desde que te sentí en esta casa, mi
corazón lloraba y saltaba en mi pecho. No tengo padre ni madre, no conozco a nadie.

CUSI-CCOYLLUR: ¿Cuántos años tienes?


IMA-SÚMAC: No lo sé exactamente, pero abomino esta casa.

PITU-SALLA: Debe tener unos diez años, aproximadamente.

CUSI-CCOYLLUR: ¿Cómo te llamas?

IMA-SÚMAC: Me llamo Ima-Súmac, aunque tal vez no he vivido de acuerdo a mi nombre

CUSI-CCOYLLUR: ¡Ay hija mía! ¡Ay palomita! Ven a mi pecho. Eres mi única felicidad. Te puse
ese nombre.

IMA-SÚMAC: ¡Ay madre mía, no me abandones! ¿Solo te he conocido para llorar? ¿Me dejarás
huérfana? ¿En quién me refugiaré? ¿Quién me protegerá? Ayúdame.

PITU-SALLA: No grites, Ima-Súmac. Camina conmigo. Tal vez nos oigan las matronas.

IMA-SÚMAC: Sufriré un poco más en esta cárcel. Quédate aquí, los sacaré de este lugar. Pasaré
algunos días aquí. ¡Ay madre mía, me voy sin aliento y desearía un veneno para mi corazón!

ESCENA III

TÚPAC-YUPANQUI.- ¡Grande y noble Huillca-Uma! ¿Sabes algo de Rumi-Ñahui?

HUILLCA-UMA.- Salí ayer por la tarde hasta Huil-canota: encontré allí muchos prisioneros, que
eran todos de la nación anti, la cual se dice que ha sido vencida, sus campos talados y sus
hogares incendiados.

TÚPAC-YUPANQUI.- ¿Han tomado a Ollanta? ¿Tal vez si ese hombre se ha escapado?

HUILLCA-UMA.- Ya Ollanta ha sido vencido, destrozado y devorado por las llamas.

TÚPAC-YUPANQUI.- Nuestro padre el Sol nos ha favorecido, como que soy de su linaje. Sí, los
hemos de rendir a nuestros pies; para eso estoy aquí.

ESCENA IV

INDIO: Rumi-Ñahui me ha enviado con urgencia para entregarte este quipu.

TÚPAC-YUPANQUI: Bien, veamos qué dice.

HUILLCA-UMA: (Revisando el quipu) Este quipu indica que Ollanta ya ha sido quemado.
Además, los otros quipus muestran que la región de Anti-Suyu ha sido sometida y ahora está
bajo control del Inca. Todo parece haberse realizado con gran rigor.

TÚPAC-YUPANQUI: Tú que has estado allí, ¿qué es lo que has presenciado?

INDIO: ¡Poderoso Inca, hijo del Sol! Permíteme ser el primero en traerte la noticia de que has
logrado la victoria, sometiendo y derrotando a esos traidores.

TÚPAC-YUPANQUI: ¿Cómo? ¿Acaso no he ordenado repetidamente que no se derrame la


sangre de esa gente, a la que amo y compadezco?

INDIO: ¡Padre mío! No, no se ha vertido sangre de nuestros enemigos. Pero esta noche, la
sangre correrá.
TÚPAC-YUPANQUI: ¿Qué es lo que has visto?

INDIO: Yo estuve allí con todo mi ejército, oculto en Yanahuara. Durante tres días, soportamos
el hambre y las inclemencias del tiempo, escondidos en una casa. Rumi-Ñahui vino a verme y
me reveló su plan: atacar de noche cuando Ollanta y sus hombres estuvieran embriagados en
la fiesta del Sol. Así lo hicimos, y cuando caímos por sorpresa sobre ellos a medianoche, el
enemigo fue rápidamente sometido sin poder oponer resistencia. Ahora Ollanta, Ancco-Allu y
cerca de diez mil antis prisioneros son conducidos ante ti.

ESCENA V:

RUMI-ÑAHUI sale victorioso, con la cabeza descubierta.

RUMI-ÑAHUI.- ¡Postrado a tus pies, poderoso Inca, te adoro mil veces! Escucha mis palabras,
pues estoy bajo tu amparo.

TÚPAC-YUPANQUI.- Levántate; aquí tienes mi mano: regocíjate porque has salido bien en tu
empresa; echaste tu red y has pescado.

RUMI-ÑAHUI.- Sí, ese traidor con sus piedras ha muerto muchos nobles y un sin número de
plebeyos; mas yo Rumi he sido para él un peñasco; como Rumi he acabado con él y sus
compañeros.

TÚPAC-YUPANQUI.- ¿Se ha derramado mucha sangre?

RUMI-ÑAHUI.- No noble, no en verdad; he cumplido todo como me has mandado; así he


tomado toda la nación anti prisionera; sus montañas están allanadas e incendiadas.

TÚPAC-YUPANQUI.- ¿Dónde están esos enemigos?

RUMI-ÑAHUI.- Todos aguardan en el campo perecer con terrible castigo. Cada cual se apresura
en buscar la muerte; pero es menester separar a las mujeres que están embarazadas, pues
ellas bastan para la propagación de la especie.

TÚPAC-YUPANQUI.- Así ha de ser infaliblemente. Que todos los niños y mendigos sean
destruidos sin excepción; aun cuando todo el Cuzco sucumba con ellos. Conduce a mi
presencia a esos traidores.

ESCENA VI:

TÚPAC-YUPANQUI: Quítenles las vendas. Dime, ¿dónde estás, Ollanta? ¿Dónde, Orcco-
Huarancca? Ahora serán ejecutados sin remedio. ¿Quién los metió en esto?

PIQUI-CHAQUI: Sabes que entre los yuncas hay piques que causan úlceras graves. Quítame la
vida a mí también.

TÚPAC-YUPANQUI: Ancco-Allu, respóndeme: ¿por qué te has perdido con Ollanta? ¿No te he
venerado como a un padre y te he dado todo lo que has querido? ¡Hablen, traidores!
¡Responde, Ollanta! ¡Responde, Orcco-Huarancca!

OLLANTA: ¡Padre mío, no me preguntes nada! Nuestro crimen es evidente.


TÚPAC-YUPANQUI: Dime tu parecer, Huillca-Uma.

HUILLCA-UMA: ¡El Sol me ha dado un corazón muy benigno!

TÚPAC-YUPANQUI: Entonces habla tú, Rumi-Ñahui.

RUMI-ÑAHUI: Siendo una gran traición, el castigo debe ser el último suplicio. Que sean atados
a estacas y atravesados por flechas.

PIQUI-CHAQUI: Sí, que se destruya a la nación anti y se los queme.

RUMI-ÑAHUI: ¡Calla! No te lo permitiré.

TÚPAC-YUPANQUI: ¡Condúzcanlos aquí! ¡Muerte a los traidores!

RUMI-ÑAHUI: ¡Arrastren a esos traidores y estírenlos!

TÚPAC-YUPANQUI: ¡Dejen libres a esos prisioneros! ¡Que se aparten de mi presencia! Ya que se


han rendido, seré generoso con ustedes.

HUILLCA-UMA: Ollanta, conoce el poder de Túpac-Yupanqui. Ahora te pongo estas insignias del
Inca.

OLLANTA: Con lágrimas, juro amarte y servirte humildemente.

TÚPAC-YUPANQUI: Ven, Orcco-Huarancca. Tú gobernarás Anti-Suyu. Recibe este yelmo y sé


valiente.

ORCCO-HUARANCCA: ¡Postrado a tus pies, te adoro mil veces!

TÚPAC-YUPANQUI: Ollanta, tú te quedarás aquí gobernando en mi lugar, mientras yo voy al


Collao.

OLLANTA: Deseo ir contigo, pero soy tu siervo.

TÚPAC-YUPANQUI: Cásate de una vez y descansa tranquilo.

OLLANTA: Estoy casado, pero mi esposa se ha perdido.

TÚPAC-YUPANQUI: Preséntamela para venerarla. Nada me ocultes.

OLLANTA: ¡Mi amada paloma se ha perdido en el Cuzco!

TÚPAC-YUPANQUI: No te entristezcas. Cumple mis órdenes.

(Se escuchan gritos afuera)

INDIO: Una niña viene llorando y quiere hablar con el Inca.

TÚPAC-YUPANQUI: Tráiganla aquí.

ESCENA VII

IMA-SÚMAC: ¿Cuál de ustedes es el Inca, para arrojarme a sus pies?

HUILLCA-UMA: Él es nuestro Inca, bella niña. ¿Por qué lloras?


IMA-SÚMAC: ¡Inca mío! Tú eres mi padre, perdona a tu hija. Favoréceme, pues eres hijo del
Sol. Mi madre habrá muerto ya, presa en una cárcel de granito. Un feroz enemigo la confinó allí
para que muriera lentamente.

TÚPAC-YUPANQUI: ¿Quién es ese tirano? ¡Ollanta! ¡Levántate pronto y ve eso!

OLLANTA: Vamos, niña, llévame presto. ¿Quién ha muerto a tu madre?

IMA-SÚMAC: Tú no vayas, Inca, ve tú que la conoces. Ya me parece ver su cadáver. Sí,


obedéceme

HUILLCA-UMA: ¡Poderoso Inca! Pues hasta ti llegan sus tormentos, ¿quién osará impedir que
seas su libertador?

OLLANTA: ¿Dónde está tu madre cautiva?

IMA-SÚMAC: En un rincón de aquella casa.

TÚPAC-YUPANQUI: ¡Vamos todos! Ya que hallándonos en medio de los placeres, esta niña ha
venido a rasgar mi corazón.

IMA-SÚMAC: (Señalando la puerta) ¡Padre mío! Aquí está mi madre. ¡Quién sabe si ya se
encuentra muerta!

OLLANTA: Me parece que te engañas: esta es la casa de las princesas

IMA-SÚMAC: Mi paloma padece en esta casa diez años.

OLLANTA: ¡Abrid aquella puerta! ¡El Inca viene!

ESCENA VIII:

IMA-SÚMAC: ¡Hermana mía Pitu-Salla! ¿Todavía vive mi madre? Entremos, que se abra esa
puerta.

TÚPAC-YUPANQUI: ¿Qué puerta hay aquí?

IMA-SÚMAC: Padre mío, esta es la puerta. Pitu-Salla, ábrela que nuestro Inca está aquí.

(Se abre la puerta y sale MAMA-CCACCA)

MAMA-CCACCA: ¿Es realidad o sueño ver al Inca aquí?

TÚPAC-YUPANQUI: Abre esta puerta.

(Se abre la puerta y se ve a CUSI-CCOYLLUR)

IMA-SÚMAC: ¡Ay madre mía! He temido ver tu cadáver. Pitu-Salla, alcánzame agua para que mi
madre vuelva a vivir.

TÚPAC-YUPANQUI: ¿Qué significa todo esto? ¿Quién es esa mujer encadenada? ¿Qué tirano la
ha hecho esto?

MAMA-CCACCA: Tu padre lo ordenó, para escarmentarla.

TÚPAC-YUPANQUI: ¡Saquen de aquí a esa mujer!


(Sacan a CUSI-CCOYLLUR)

CUSI-CCOYLLUR: ¿Dónde estoy? ¿Quiénes son esos?

IMA-SÚMAC: Madre, no temas, aquí está nuestro Inca Yupanqui.

TÚPAC-YUPANQUI: Mi corazón se desgarra al ver tanto infortunio. Dime, ¿quién eres tú?

IMA-SÚMAC: ¡Padre mío! Manda que desaten a esa prisionera.

HUILLCA-UMA: Yo debo desatar y auxiliar a esta infeliz.

OLLANTA: ¿Cómo se llama tu madre?

IMA-SÚMAC: Cusi-Ccoyllur es su nombre.

TÚPAC-YUPANQUI: ¡Cusi-Ccoyllur, hermana mía! ¡Ven, abrázame y consuélame!

CUSI-CCOYLLUR: Tú eres quien me ha de liberar de la muerte.

TÚPAC-YUPANQUI: ¿Qué crimen te ha arrastrado aquí? ¡Debiera morir contigo!

OLLANTA: ¡Cusi-Ccoyllur, yo te perdí primero, pero ahora vives!

CUSI-CCOYLLUR: ¡Un veneno nos separó por diez años, pero ahora nos vuelve a unir!

TÚPAC-YUPANQUI: ¡Ollanta, he aquí a tu esposa! ¡Y tú, Ima-Súmac, ven a mi pecho, eres la hija
de Ccoyllur!

OLLANTA: ¡Oh noble! ¡Tú eres nuestro amparo, nuestra única ventura!

TÚPAC-YUPANQUI: No te aflijas, vive contento con tu dicha, pues ya posees a tu esposa.

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