En Busca de Una Base para El Perfectivismo Del Hombre Karol Wojtyla
En Busca de Una Base para El Perfectivismo Del Hombre Karol Wojtyla
En Busca de Una Base para El Perfectivismo Del Hombre Karol Wojtyla
Karol Wojtyla
(1955-57)
1. EL PROBLEMA
Max Scheler. He seleccionado aquí estos dos pensadores con el fin de mostrar,
mediante el contraste con los dos pensadores mencionados anteriormente,
que sólo los supuestos de la filosofía del ser nos permiten construir una ética
sólidamente perfeccionista.
El bien es un fin: aquel al que la cosa tiende. Para explicar por qué la
cosa tiende al bien como un fin, debemos volver nuestra atención hacia el ser
que tiene la tendencia y considerar su «naturaleza». Nos encontramos con
que el bien es siempre lo que de alguna manera corresponde a esa naturaleza,
aquello que contiene lo que se necesita para perfeccionar esta naturaleza en
algún aspecto. Y así, al término de esta reflexión filosófica sobre las relaciones
que se dan en la realidad empírica entre el ser y el bien como un fin, nos
encontramos con el «perfeccionismo». El bien es lo que constituye el objeto
de una tendencia, es decir, un fin — el bien es aquello que perfecciona a un
ser: la esencia de la filosofía del bien de Aristóteles se puede resumir en esta
afirmación.
La existencia es, por tanto, el bien más básico. Además, llamamos bueno
a un ser solamente en la medida que encontramos en él la plenitud de la
existencia que le es propia: no sólo cuando existe su sustancia (ens simpliciter),
sino también cuando existen en él todos los accidentes necesarios (entia
secundum quid). Sólo entonces decimos que el ser es completamente bueno
en su clase (bonum simpliciter). La pura sustancia es sólo un bonum secundum
quid, y la ausencia o inexistencia de cualquier accidente necesario es una
imperfección de ese ser: es un mal. Por lo tanto, la existencia es decisiva para
el bien. Un ser que es existencia auto-subsistente, es decir, Dios, es también la
plenitud incondicional del bien y, como tal, es el bien auto-subsistente. Cada
ser que no sea Dios, aunque tenga la plenitud de la existencia propia de su
naturaleza (que, por supuesto, es relativa), tiene sólo una cierta participación
(participatio) en la plenitud incondicional de bien que es Dios.
Un ser es un bien con respecto a otro ser, si el otro ser tiende hacia
él por su propia perfección. El bien es aquello que perfecciona un ser en
algún aspecto, aquello que actualiza a un ser, aquello que aumenta de alguna
manera la existencia de un ser de acuerdo con su naturaleza.
3. KANT Y SCHELER
4. CONCLUSIONES