1952 - Revista Del Museo Nacional XXI
1952 - Revista Del Museo Nacional XXI
1952 - Revista Del Museo Nacional XXI
TOMO XXI
19 5 2
REVISTA
D~L MUS~O NACIONAL
Director: LUIS E. VALCARCEL
El Museo Nacional
¡
I
ARQUEOLOGIA
R. S.
Fechas del Radiocarbono para Sud-América
JUNIUS BIRD
I
pesor de 45 pies . Las otras éxcavaciones (H. P . 1 Y H. P . 5) fueron raalizadas
1m las cercanías y revelaron una ' secuencia cultural inmediatamente pos-
terior al final del período precerámico.
RADIOCARBON DATES VERSUS STRATlG8APH IC POS IT1 0 N O¡:- SPE C I MENS:·
TlM( SCALE PERU
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10 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL.-TOMO XXI
Esto . deja el intervalo entre los ~ años 4507 y 4210 c.o mo el lapso en' que la, .
edad de 313 debió empezar y para)a -31.6 el lapso entre 4407 y 4110.
Estas son hasta el presente las fechaS , arqueológic~s que pueden 0:-
¡::licorse a estas dos 'muestras. En realidad; no hay razón' para no aceptar .
[a cirra de 4257 años para la muestra 313 (ccipa . ~Q) . Por las razones · y a
ffiemcionadas, la fecha para la 316 (capa M) debería, ,entonces empezar en .
la porción superior de la muestra 316, En un lapso quizá ,entre 4157 y 4110.
(Ver la discusión de la muestra 598 al final de este artículo) . , _,
MUestra 315 .- Las conchas usadas para esta prueba provienen de la , mi5- '
ma , capa en el basural que el material de pbntasusado sn la 316 Y PO ! ,
e;;:o, son de la misma edad . La discrepancia en los dos juegos de cifras ne-
c83ita una explicación, porque si aceptamos 316 como correcta, entonces
315 d 3 berb descartarse. Sin embargo, observando a la 315 en sus ralacio-
nes con la 313, sin conciderar la 316, vemos que el intervalo de 215 años
entre la cifra mínima de la 313 y la máxima de la 315, están dentro de la
usala de posibilidad. Por el contrario, la diferencia entre los m sdios es
b'm:t~:mte improbable para el intervalo Q-M. Sobre esta base más de la mi-
¡ad del lapso de la 315 debe clasificarse como imposible. De dónde uno co-
loque el límite de la posibilidad depende lo que debe ser considerado co-
mo el tiempo máximo entre Q y M. En la Fig. 1, éste se ha alargado has-
ta 400 sobre la cifra míníma para 313; especialmente en el nivel 3607.
Esto es hasta donde se aplican los datos arqueológicos y rio explican'
la discrepancia entre 316 y 315. Ello bien puede deberse a la diferencia en°
el material experiment,a do, y debe verificarse en cuanto a eso . Estoy re-
nuente a exprssar una opinión sobre el particular sin comprender comple-
tamente qué diferencias puedan ' predecirse para pruebas ' de conchas con'
restos de plantas.
Al final las posibilidades están definidas más claramente por los re-o
sultados 321-322. Algunos de los lapsos del 318b, aquellos donde se sobre--
pone la porción dudosa de la 321, tienen que considerarse como imposibles.
"', Muestra 318a. (LeñCl y ramas).- E1 resultado en este caso no se conforma enteramente con:
las otras cifras, Si estas fueran aproximadamente correctas. entonces deberíamos clasifi"
car tcdo el respltado 313 como impósible. Esto sería muy inquietante exceptuando el he· ·
cho que en esta muestra hubo una posibilidad mucho mayor de contaminación que con .
ningún otro material del sitio de Huaca Prieta . Entre los 243 gramos de leña y ramitas que
forman la muestra· había una pieza de leña dura. densa. parcialmente quemada. probable ..
:nente "huarango". A causa de la posibilidad que haya podido ser parte de un artefo:cto
o que pueda conservar marcas de herramienta. su superficie. aunque todavía cubierta·
con sal. endurecida con barro. estaba ligeramente cubierta con una solución espesa de ám ..
bar o alovar . En esa época nuestro a,b astecimiento del disolvente acetona no pudo ser"
renovado así ' que tales especímenes no fueron re~ojados o empapados y la solución era
más viscosa de lo que usualmente se usaba. En realidad Un baño con escobilla probó ser
de poco o ningún valor para la sal impregnada en los especímenes de este depósito. En'
'este caso la penetracién ·fué tan ligera que la ma'yor parte de la costra se separó de]:
objeto en el tiempo que fué desenvuelto y el resto quedó enc:;ima en una proporción muy'
escasa.
En la creencia que todas las trazas de est~ podrían eliminarse. toda la superficie'
¡ué frotada con un pulidor de alambre de acero con fuerza eléctrica usado para limpia-r'
huesos de fósiles. Las grietas y rajaduras s.e limpiaron después con herramientas denta ..
les y como ninguna dé éstas fueran profundas. yo creo que la pieza se haya librado de'
todo material contaminado.
En vista de los resultados. sin embargo. siempre queda alguna duda. tal como su
valor. No ' parece haber otra alternativa sino que evitar ' el uso de las cifras derivadas de
ella y no permitir que influencie nuestro pensamiento relativo al valor de la determina-
ción' de la edad por el radiocarbono. En' este ca,so el error en él jilicio es completamen-
te mío.
13
~ FECHi\3 DEL RADIOCARBONO
, Arbitrariamente he indicado que empieza entre los años 2950 y 3040. El in-
'ten-ala entre 318b y 321 tiene también que considerarse. Los cálculos r:I'
"raeste lapso, durante 'a l cual se acu.muló 2.75 m. de desperdicios, varía
entre 190 -más una cantidad- dosconocida, hasta quizá 420 años. Así un
,cálculo moderado sería que la 318b no puede estar más cerca que 250 años,
la fecha mínima para 321. Si esto está cerca. a 2993 años, como S9 expli-
cará, entonces 318b no puede ser m=nor que unos 3240 años.
Se han hecho , varias medidas , de la muestra 322 y también de la 27 L 521 Y 460. La ve·
riación de estas medidas se muestra en la Fig. 1 con cosillas rectangulares. numeradas
,apropiadamente y entrelazadas.
REVISTA DEL MUSEO NACIONAL.- TOMO XXI
lvluestra 323 (cu:srda). - Las siguisntes en secuencia son las cifras obteni-
das por el proceEamiento de dos rollos de junco torcidos, con tres hebras
(Scirpus -americanus?- Persoon). Diez de ,e stos rollos cuidadosamsnte a-
tados fueron encontrados juntos, envolviendo una antigua pi9za dE 'a stera,
en Ia parte inferior del basural del período Gallinazo o Virú en H. P . l. Eran
'evidentemente nuevas cuando fueron arrojadas y nunca habían sido usa-
das. La estrecha similitud de los rollos sugisre que s,e hacía un producto
.standarizado, tal vez para comercio .
La :rosición estratigráfica de los especímenes estaba concisamente de-
lineada, r:;orque directamente más abajo había un depósito estéril de guija-
nos marinos, que creo fueron dejados por la marea . Esto terminó definiti-
vamente con los restos más antiguos y eliminó la posibilidad de interpre- '
tar mal la asociación cultural. Los fragmsntos de los alrededores y de la
parte de encima son tipos que se presentan en e l valle de Virú en los co-
mienzos del período Gallinazo o Virú, con pintura negativa común sobre
'la:'3 pi.ezas decoradas. Así, una fec::ha para est = especímen, aunque no mar-
·ca precisamente la primera aparición de la cerámica de pintura negativa
, -en el vaUe de Chicama, está próxima a 'a lla y ofrece una fecha ds' térmi-
no máximo al precedente período Salinar.
Las cifras obtenidas parecen encajar bien con el resto de las series .
En el lo:do positivo no podemos aceptar ninguna fecha que sea precedente
'o la máxima otorg::xda' ala muestra 75 . Además, podemos reducir la duo '
ración al aprsciar el lapso mínimo entre los comienzos de los períodos en-
pi.snique y Gallinazo. Para esto tenemos más fechas que para ningún otro
precedente intervalo entre muestras" porque el complejo Cupisnique-Chavín
tuvo una ampli~ distribución en el Perú. En Ancón, a 300 millas al sur de
Chicama, hay 8 metros de desperdicios de -e ste período antes de que apare-
'ciera sugerencia algUna de influencia nueva. En los valles de Virú y Chica-
' lua, ningún depósito ' Cupisnique se aproxima a este eipesor, aunque: la cul-
<tura estuvo bien establecida 'en ' ambos valles y resistió bastante a algunos
iú.ertes cambios que apar'ecieron en ''la ' decoración de la, cerámica'. La tran,
: si,é::ión de "esté al ' sigUiente período Saliñcir,aunqu9' algo abrupta; fué 'total-
- mente ' completa, mucho ' ántes de nIngunaevidéncia dé Gallinazo·. Si este
':'~nforme' 'se ve a la luz de 10 que :sésabe' dé désar~~llosposteriores, 'es , du,
, 'dososi ' hay I'nenó's de 250 años implíCitos '- " Lamáyoría ' de ~ los' Pertianisfá~
desearían aument-ar "esta' cifrd; pero por el momento deberrios 'es.c oger úni-
'~;cdtílénté: lascifrcis !tl'Ínimas. Así mera 'del iapso 'entre 2332 y 2932 años "10
:16 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL.-TOMO XXI
sección más probable para la edad de la muestra 323 está entre 2615 y
2332 años y si cae fuera da estas cifras probablemente será menor qU3 el
mínimo.
EL PROBLEMA MOCHICA
.'Mues,t ra 382 (Cenizas mszcladas con hueso).- Esto fué recogido por Kubler
para el propósito específico de la prueba del radiocarbono y proviene d"
.un fragmento bajo una capa de hojarasca y desperdicios situado en la par-
te inferior de la pirámide mochica del Sol En Moche .. Con él había frag-
mento s del tipo clasificado por Larco como Mochica l.
La posición cronológica de 'este horizonte está expresado simplemen.
'te en la Fig. 2. Inmediatamente prscedente a Mochica e·stá la cultura Ga
llinazo o Virú, representada en el sitio de Huaca Prieta por un metro de
desperdicios en H. P . 1 Y a la cabeza de éste el período Salinar represen·
-to:do únicamente por tumbas inlrusivas en H. P . 5 Por los datos arqueológi-
cos comprobados _en esta región queda daro cuando la muestra encaja en
relación con los otros materiales probados -principalmsnte, alrededor del
punto indicado en la s,ección H. P . 1 .
Se esperaba que la 382 nos diera una fecha final para los r9s'los d·"
Gallinazo y que fijara el establecimiento' de la cultura Mochica. En reali-
dad los resultados no son satisfactorios aunqus' dan una edad máxima más
c¡Ilá de la cual no puede colocarse la construcción de la pirámide. Contras-
tada con los resultados de las muestras de la Huaca Prieta y visto con los
conoómientos de lo que cultura mente sucedió después del tiempo de la mues-
tra 75, debe considerarse como un espacio de tiempo completamente impo.
sib!e dentro del que se forja el comienzo del período Mochica. Aún la por-
dón más elevada debe considerarse como improbable.
Fig. 2.-
1900
1800
1700
1600
B Conquista Española
INCA 1500
Conquista Inca de Chimu (Rowe 1946).
1400 C
CHIMU
130G D
",!'lAHUANACO
1200
E
MOCHICA llCO
F
1000
900
Fecha Mochica del estudio di"l guano
800 (Kubler 1948).
G
700
GALLINAZO 600
500
H
400
300
200 - 1
100
O
SALINAR
10 J
100
200
300
l'ig. 2.-Gráfico alineado para la cronología de la cerámica en el Valle de Virú con una escc;t·
la de tiempo basada en las fechas del radiocarbono para la introducción de la cerámica .
En relación con los resultados de las muestras 75323 y 382 aparecería que la profun-
didad de los basurales examinados entre los puntos M a G sería desproporcionada con
el material posterior, G a C, con el resultado que las fechas están progresivamente más
reducidas conforme se acercan al período histórico .
18 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL. -TOMO XXI
400 - K
500 -
600 -
GUAÑAPE - L
708 - Comienzo del Cupisnique
Muestra C14
CUPISNIQUE 800 -
900 -
1000 - M
1100 -
1200 -
- - N La primera cerámica
1300 - - Muestra Cl4 .
(da (o in:ciaD.
1400 -
1500 -
1600 -
1700 -
1800 -
1900 -
2000 -
2100 -
AGRICULTORES
PRECERAMICOS 2200 -
2300 - I
I
2400 - ¡-Muestra más vieja C14
r
2580 - I
' .-- (-
2600 -
2700 -
2800 ---'
2900-
3000 -
FECHAS DEL iU\DIOCARBONO 19
de Virú, empieza entre 1050 y 1150 D.C. Esta es todavía posterior a la fe-
cha del siglo nueve que para los Mochícas sugiere elestudlio de Kubler
sobre 'e l guano (1948) y está sobre 1400 años después de la fecha mínima
para la muestra 382 . . Esto puede Interpretarse en dos formas: que las fe-
chas sugeridas para el período mochica, así como las. fechas del guano, son
d8masiado recientes con un amplio margen de error; bien podrían igual-
,ment<3 usarse para reforzar el caso contra los resultados de la 382 . Como
es preciso recolectar otros y más adecuados materiales de prueba del pe-
Tíodo Mochica, deben postergarse mayores comentarios sobre estas dife-
Tencias.
Muestra 460 Y 521 {Madera) .-El material usado en estas pruebas provie-
ne de dos de cuatro tumbas estrechamente dgrupadas halladas por
Kroeber en la hacienda Cahuachi ·e n 1926. Las dos tumbas según Kroeber
eran "de la misma edad, con una diferencia de pocos años" porque las tum-
bas cont-snían fragmentos de cerámica, que hacían juego con 10:3 contenido.:;
en las vecinas.
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~:;;Oé
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>;t.
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24 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL.-TOMO xxr
En esta aspecto, del tiempo atribuído a lci recesión del último perío--
do de glaciación a lo largo de los Andes, tenemos el único posible punto.
de referencia. en la secuencia y datos de los valles de Chic ama y Virú. En
El valle de Virú según se señalara en la Conferencia de Arqueología. Pe-
ruana de la Viking Fund de 1947 (Bird, 1948), virtualmente todo ·al terreno
En el suelo del valle, cubisrto de material tosco acarreado por la fuer-
ta descarga de agua, ~e acumuló en el intervalo desde el comienzo de la
ocupación humana. Si el fuerte flujo de agua cesó con la recesión ascenden"·
te y desaparición del hielo entonces ·sn el clrEmaje del valle de Virú la feo.
cha implícita está justamente antes del comienzo de testimonios en Huaca
Prieta y de Guañape en Virú. Esta con razón' podría ser tan lejana como
3000 A. C. que colocaría el r'etiro de la última glaciación en esa latitud cer.-
ca del final del cuarto milenio A. C . .
Apreciaciones previas de laadadde los restos del caballo y del pe--
rezoso se derivaron de cifras de levantamiento de tisrras no muy satisfacto-
rias, el promedio de acumulación de tierras, y la cantidad proporcional de
desperdicios acumulados daban 5400, 5100 Y una cantidad indeterminada so-
bre los 3000 años (Bird, 1938, pp. 262-64, 275). En computarlas he usado·
lo que parecían cifras moderadas que darían un resultado mínimo. menos;
del cual no podría bajarse. En consecuencia, no hay nada en la aprecia-
c:ién de las fechas antsriores que pueda ¡.revenir la aceptación de la edad
determinada 'para el mismo nivel.
Aquí debe mencionarse el análisís de polen-estudios de distribución
de canizas volcáriicas de Auer (950). Comparando contornos de polen de
pantanos en que también se observaron capas de cenizas volcánicas ha de-
terminado amplias correlaciones entre Tierra del Fuego y Patagonia. Cree-
qU'3 las cenizas volcánicas de Palli Aike son las mismas de su erupción 1
descrita, cuya edad la calcula de varias formas entre 8650 y 8750; 8700 y
8800; hasta 10000; por encima de los 10000 años . Cuando generaliza usa
"alr·sdedor de 9000" como media .
La casi identidad de estas cifras con la fecha media del radiocarbo-
no para los huesos de Palli Aike y de las capas de ceniza exige una revi-
sión crítica de las bases de Auer para la asignación de sus fechas. En bre-
ve, él está convenCido que los períodos climáticos de Tierra del Fuego y Pa-
tagonia, según lo indica el crecinii·snto de las plantas, pueden compararse
con la "escala clásica" de Europa. El conviene que en los estudios de aná-
lisis del polen el único punto verdadero de referencia sincrónica entre los
hemisferios norte y sur es la actual superficie de los pantanos. Sin embar-
go, cree que la int3rpretación de los datos del polen, para el sur de Sud·
américa, _son paralelos tan estrechamente con los datos del hemisferio nor-
te, que las mismas fechas que se asignan para Europa pueden usarse en
Tierra del Fuego. "Los detalles de los cambios climatológicos y la estrati"
grafía de las tuberas de Europa son también debido a la cronología absolu-
ta allí obtenida, completamente claros y universalmente aceptados, por lo
,
FECHAS DEL HADlOCARBONO 25-
que debe probarse hasta qué grado puede aplicarse la cronología de Euro-
pa a Tierra del Fuego-Patagonia para conseguir una cronología absoluta de
Sudamérica" (Auer, 1950, p. 152).
Como no estoy calificado para avaluar ni el trabajo de Auer ni la va-
lidez de las fechas absolutas asignadas para las plantas de Europa, este
trabajo queda para otros. Los problemas a centrar son: (l) Si las cenizas de
Palli Aike son las mismas de su erupción 1; (2) Si puede correlacionarse los
ciclos de plantas d·e los hemisferios norte y sur; (3) Si las fechas asignadas
para la secuencia europea son válidas. Sospecho que en esta etapa Auer
aprobaría las dos fechas del radiocarbono para el sur de Chile.
El estiércol del perezoso probado como muestra 484 fué recogido en
1937 en la caverna Mylodon a 125 millas al 02ste de Palli Aike. Esta enor-
me caverna de 680 pies de profundidad por 417 pies de ancho en la boca.
ha proporcionado una cantidad considerable d3 hues"os de caballo y de pe-
rezoso, excrementos de perezoso, varias piezas de piel y tejidos secos y
muy pocos artefactos. Después del descubrimiento original de 1895, varias-
personas cavaron allí. ninguna de las cuales fué sistemática en su trabajo
o explícita al describir los depósitos. El mito que los animales habían sido
encerrados en la caverna en estado de semi-domesticación lo comenzó un
hombre que nunca había visto la caverna. y que no tenía pru=bas que apo-
yaran su suposición. De hecho había muy poco que indicara que el hom-
bre y el per·ezoso fueran siquiera contemporáneos. Después de examinar
ca.si todo ·sl material recogido y de haber visto el sitio, creo que la eviden-
cia está limitada a lo que aparentemente es un corte sobra un pedazo de
piE'! y uno o tal vez dos punzones de hueso de zorro del tipo usado en el
segundo psríodo de la ocupación en las cavernas de Palli Aike y Fell. La-
mayoría, sino todos los otros dieciseis artefactos, provienen de una peque--
ña cantidad de desperdicios dejados por gente costera que llegó a esta re-
gión mucho después de la extinción del perezoso y del caballo.
Sobre una extensa área del piso de la caverna hay una capa de ex-
cremento quemado hasta de treinta pulgadas de espesor. Afortunadamen-
te, el fuego no alcanzó una pequeña área rocosa y fué allí donde se hicie-
ron los descubrimientos de 1895-1900. En 1937 esto parecía casi completa-
mente cavado, aunque algunos pequeños segmen+os de la capa de excre-
mento aparecían intactos. Aunque casi todo esto estaba pisoteado y apre-
tado por los perezosos, quedaban algunos inalterados y ésto3 fueron envia-
dos a Libby. A causa da las condiciones altnadas no pude registrar su
posición en relación con la superficie anterior y aunque creo quesstuvie-
ron cerca a la parte superior del excremento no hay Íorma de pro·b arIo .
Después de recolectados fueron~mpacados en una caja de hojalata con
paFel Y algodón y como esta caja era apropiada, estuvieron guardados
allí desde entonces y nunca fueron mostrados ni expuestos a ser tocados .
An~3S de enviar la muestra a Libby todas las superficies fueron limpiadas.
al vacío y examinadas con un .microscopio de poco poder para evitar trcr-
zas de hilos de algodón.
La cifra promedio de 10832 más o menos 400, de dos pruebas somren-
dentemente. contiguas de esta muestra, no f20brepasa la de- Palli Aike ~ Es--
26 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL.-TOMO XXI
COMENTARIO
Al revisar los datos derivados del material de Sud américa _no veo
nada que pueda poner -en tela de juicio la validez del método. Desgracia-
damE',llts, el conocimiento de la prehistoria sudamericana- no nos ofrece na-
da con lo que podamos juzgar: la exactitud de los resultados. Lo que está
bien demostrado es la importancia de tener un conocimiento específico de
la cronología relativa de las muestras experimentadas. La confusión en los
resultados de las pruebas de los materiales culturalmente contemporáneos
de las muestras 460 y 521 hubiera sido mucho más fácil de estimar si hu-
biéramos tenido una información más precisa sobr-S) la posición del mate-
rial Nazca A en la secuencia cultural de aquella área. No deberíamos es-
tar tan prestos a usar las cifras de 460-521 como crítica del método, porque
parece evidente que cuando una s'srie de muestras vinculadas se usan, la
exactitud general de los resultados es suficiente para indicar cuáles están'
fuera de línea. Tales desviaciones según se ha notado no tienen que atri-
buirse necesariamente a errores en el proceso. La diferencia -e n los mate-
riales probados, o sea las mUestras de concha y madera contemporáneos
de 315 y 316 Y la variada historia de las muestras después que fueron re-
cogidas pueden todas desempeñar una parte .
_ Algo que no creo que deba ser muy recalcado cuando se trate con
materiales de áreas desiertas y en menor grado con depósitos de cavernas
sscas, es la importanCia de una sabia elección de las muestras. Las remi--
FECHAS DEL .R ADlOCARBONO 27
PERIOJ)O PRECERAMICO
Período Cupisnique
Cinco de ocho caen dentro de una sigma y las otras tres dentro de
.dos sigmas. Dos de estas están escasamsrue fuera de un sigma. Ninguna
'c ae fuera de dos sigmas. Este resultado está muy cerca de lo estadística-
mente expectable".
Si tuviéramos un conocimiento mayor de los basurales d:31 período
Salinar en las mismas áreas, las muestras 323 y 382 podrían estar incluí-
das junto con las menCionadas. La evidencia sugiere que la fecha de la
323 está dentro de un sigma de la media y qu: ~ la 382 cae dentro de dos
sigmas. Todo esto significa que es necesaria una mayor confirmación de
la validez general del método del radiocarbono.
A fin de salvar al lector del trabajo de intsrpolar 'nuestras conclusio-
:nes de la Figura l he preparado la Tabla 2 como sumario .
30 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL.- TOMO XXI
Tabla 2.
FECHAS PARA LOS .ANTIGUOS PERIODOS CULTURALES PERUANOS
BASADAS EN LAS SERIES DE FECHAS DEL RADIOCARBO!~O
y EN DATOS ESTRATIGRAFICOS
'Período Muestw Espacio de
Tiempo F echci' Oalendaria Comentario
Precerámicc:; (finales) . 1
Capa precerámica D, HP. 3 321 3188 + 78 1200 AC + 40 Aceptable; si no
en ... id. id.
Capa precerámica J2 , HP. 3 318b 3655 + 435 1705 AC + 435 Aceptable.
Capa prece~ámica K 2 , HP. 3 362 4006 + 262 2n SS FC + 262 Aceptable.
Capa prec erámica M, HP. 3 316 4257 + ).47 23J7 AC + 147 Aceptable, si no
en .. . id. id.
Capa precerámica Q, HP. 3 313 4360 + 147 2410 AC + 147 Aceptable, si no
en ... id. id.
>{. Basural prdfundo HP. 3 . .. 4660 + 7 2710 AC +? Acepte·ble .
.>{. Cc.mienzos de la agricultu-
re; prece rámica . . . . . . 4950 + ? 3000 AC +? Aceptable.
Basural profundo HP. 3 ... 598 4424 + 104 2478 AC + 104 Aceptable .
.>{. Comienzos de la agricultu-
ra precerámica. . . . . . 4500 + 7 2550 AC + 7 Estimada.
.>(.
Significa fechas para las épocas culturales a base de las muestras, y no
la propia muestra.
NOTA.-EI signo .+ representa más o menos.
FECHAS DEL RADiCCARBONO 31
APENDICE
Muesira 598 . (Carbón de leña) 4298 más o menos 230 años. -En el momen-
to que el comentario precadente iba a la imprenta, Libby nos informó de
u na muestra ds carbón de leña obtenida por Larco de la SUp8Iiicie de un
conglomerado de rocas descompuestas debajo del depósito preclrámico de
Huaca Prieta. Fué obtenido de resios de un fogón en el fondo d; una ,e xca-
vación en ·a l montículo principal designado como H. P . 2 en las notas aS!
campo, aunque no se haya mencionado previamente ya que ningún mal'a -
rial d·s él fu::ra probado. No puede discutirse que estos fogone::; sean estro:-
tigráficamenteequivalentes al extremo absoluto de la excavación en H : P . 3,
porque la superficie en H. P . 3 Y H. P . 2 están en el mismo nivel, con los
basurales del fondo ;on ambos de la misma naturaleza y contenido. Apa-
rentemente los estratos corren horizontalmente entre las sxcavac:ones y se
E'.xpanden en espesor únicament.s cuando cruzan H. P . 2 lejos de H. P . 3. Ade-
mas, el subsecuente levantami2nto del basural sobre el delgado material
del fondo produjo estratos que amplificaron esta t:ndencia e inclinaron H.P.2
en la dirección de H. P . 3.
SE'. enviaron a Larco fotografías de las secciones ',::xpus2tas del íc:Jón
con instrucciones explícitas del procedimiento de cómo r ~cogerlo y empo-
carIo. El, personalmente, cortó la pared de la antigua excavación y encon-
tró tGl como s·a esperaba que los fogones continuaban más abajo . del depó-
sito. La parte .s·xt,arior fué descartada y del resto se sacó. más de 400 gTa-
mes de carbón. Hay repre~entadas varias clases de madera, algunas cla-
ramente de poco diámetro, una pulgada o menos, de modo qu'S estamos se-
guros que no tienen relación con los restos de un gran tronco. Las pieza:;
fueron empacadas en el sitio en . un recipiente da lala con algo de las c an~
zas y pOivo que habían sido s3parados cirniéndolos. El recipiente fué se-
llado y no s:s abrió hasta que llegó al American Mm:·e um. Aqul 21 cont3·
nido fué vuelto a cenür, examinado y envasado en láminas para su envío
al laboratorio de Chicago.
Para completar la historia de la muestra, debe mencionarse que la
presencia de algunas fibras de algodón, semillas y otros items·· p:recederos,
en los estratos más bajos, y aunque en pobre condición y no abundantes,
'E.eñalan que no ha habido filtraciones de agua en ese nivel.
Las cifras de ;s-dad obtenidas por Libby, 4298 más o menos 230 años,
han sido colocadas en la Figura l. Sobre las bases del promed:o del Cré:·
cimisnto del basural, indicadas por otras medidas, he ertimado que la edad
de la parte inferior de H. P . 3 dehe ssr alrededor de 4660 años. Por tanto
la cifra media para la muestra 598 es de 362 años menes que la anticipa-
da, con su cifra máxima 132 años menos.
Comparando las tres muestras consecutivas (598, 313, 316) vemos qU3
598 apoya la deducción que la parte más .baja dsI block 316 d ,~be pener-
'Se en duda, que si la parte más elevada de 313 no es aceptable, se pue-
.d en tener los mismos argumentos :faro los límites sUFeriorss de 598. Como
32 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL.-TOMO XXI
]0 cantidad de desperdicios ·entre las muestras 598 y 313 es mayor que .en-
tre las 313 y 316, podemos esperar un espacio de tismpo mayor. Propor-
cionadamente esto da por resultado 120 más un núme:ro desconocido de años
.que podrían ascender hasta los 260 . Como con la 313 hemos usado la cifra
mínima y hemos clasificado como improbab~'3 la sección de 598 que Isstá
separada por rp.énos de 120 años del límite superior probable para la 313.
Esto nos da el espacio entre 4320 y 4528 como el lugar más probable pa-
Ta la' edad actual de 598, con la implicación que si cae fuera de estas ci-
fras debiéramos esperar que cayera sobre el lado mayor antes que sobre
'el menor.
Estas cifras son de un interés general considerable porque- la mues-
·tra de Larco debe datar de la época cercana a los comienzos de la asigna-
tura en el valle de Chicama. Hay la probabilidd que la fecha exacta sea
algo antsrior para una porción más . antigua del mismo basural destruída
.por acción de las aguas. Que ésta pueda valer quedará en duda hasta que
-se descubra e investigue un sitio mejor conservado.
'3'62'l> Huaca Prieta, Perú.-Raíces de espadaña del estrato K-2 4044 + 300
de la prueba 3 da Huaca Prieta, situadas entre las
muestras 316 y 317. , Excavadas por J. Bird. Remitidas
'por R.C. Cutler, Chicago Natural History Museum.
:378 9 Chincha, Perú.-Guano de la isla Chincha norte debajo ' Más antiguo '
de tres pies seis pulgadas de arena -en la Quebrada del que 19000
Panteón. Recogido y r·e mitido por G. Kubler,Yale Uni-
versity .
:382 9 Moche, Perú.-Ceniza mezclada con hu€so sobre tiestos 2823 + 500 '
en una capa d:~ desperdicios bajo la pirámide mochica
del Sol en Moche. Asociada con cerámica clasificada
como Mochica l. Recogida y enviada por G. Kublar,
YaleUniversity.
"
dad ctscrecerá en función del tiempo. En efecto se saha que los cuerpos ra-
dioactivos' se destruyen espontáneamente, con una velocidad constante y d~
terminada por un cuerpo dado; -asta velocidad de desintegración se expre-
sa por el período del elemento; que es el tiempo necesario para reducir a
la mitad la radioactividad del elemento considerado. El radiocarbono pose-a
un período de 5,720 años, es decir, que después de este lapso no tendrá si-
no la mitad de su radioactividad originat después de IIAOO años, la cuar-
ta, letc.
Así pues -es posible, al medir , la radioactividad de una muestra de
carbón, determinar la fecha en que cesa de equilibrarse con el medio exter-
no, es decir, la muerte si se trata de un ser vivo o la fecha de cristalización
si se trata de un mineral (carbonato cristalizado), a condición de admitir de
una parte que la radioactividad del C02 atmosférico es constante en todo el
universo y de olra part-e que ella no ha variado en el transcurso del ttempo.
Estas dos condiciones efectivamente se cumplen: Libby, Anderson y Arnold
(7) han medido la cantidad de radio carbono en maderas provententes de te-
rrenos muy alejados y han damostrado la notable constancia de la radio-
actividad de su carbono: por otra parte el dosaje de radiocarbono en made-
ras antiguas (provenientes de tumbas Isgipcias o maderas de anillos antiguos
de árboles más que seculares, talas como las sequoias), en las que puede
determinarse la edad por métodos diferentes (arqüeológicosen el primer ca.
so, botánicos en el segundo), ha dado resultados que concuerdan exactamen.
te con aquellos obtenidos por estos métodos (2) . Es decIr; que la dosis de la
atmós1sra en radiocarbono no varía ni en función del lugar, ni en función
del tiempo.
As:, es posible teóricamente determinar la edad de todos los materia- '
les que contienen carbono, con la excepción del gas carbóniCo del aire que
,es lq base de referencia, de los seres actualmente vivos (en 'equilibrio cons-
tante con el medio exterior) y el de los carbonatos disueltos, espe-c ialmente
'e n el agua de mar, que Bstando en 'equilibrío con el C02 disuelto en el agua,
:se ¡encuentran por este intermediario en equilibrio con el C02 atmosférico .
Por ahora los límites de sensibilidad de las técnicas actuales y la fa·
libilidad de la radioactividad específica delradiocarbono no permiten deter-
minar la edad de ma;teriales más allá de los 35,000 años, esto determina
que el método sea de mayor interés para la arqueología que para la g-aolo-
gía . . La geología tiel1,e por otra parte métodos análogos a Su disposición, pe-
ro toma por base a QJ:t:os !elementos, radium, uranio, helio y plomo, métodos
que le permiten remontarse muy atrás en el tiempo: el período del uranio.
es de 4,6 mil millones de años.
Numerosos materiales geológicos y sobr-e todo arqueológicos, sedimen-
tos;: conchas, ' cgr);¡ón, guano. restos ;ye<,:fetales, ceras, madaras, lodos orgá-
nicos,granos, osamentas, tejidos, ha,lJ. sido así analizados en el Instituto de
Estudios Nuél~ares de la, Universidad de Chicago (3) yen la Univ-ersidad de
Ya le (4); ,esta; (¡Jtima publicación contiene detalles sobre los envíos que pue-
den ser sometidos al análisis. El dos aje ,neoesita 6 gramos de carbono, es!
de!=!ir,. 35 grqrlJ,Q~ de madera o una cantidad de otros materiales q:ue por lo ,
menos cqn!~nga , ? gramos de ca~b6no (2). '
DETERMINACION DE LA EDAD . .. 37
Nos parece que el interés de este nuevo método es sumo y que permi-
tirá resolver numerosos problemas arqueológicos y geológicos.
Bibliografía
2.-Amold J.R. y Libby W . F.: Determinaciones de la edad mediante el contenido del radio·
carbono: chequeos con muestrcrs de edad conocida. Scienci ella. 678 (1949).
3 . -Amold J.R. y Libby W.F.: Fechas del radiocarbono. Universidad de Chicago. Instituto
de Estudios Nucleares. 1950'.
4.. -Flint R. F.: Fechas del último pleistoceno derivadas de las pruebas del radio carbono. Scien-
cie. 109. 636 (1949).
7.--Libby W.F .. Anderson E.C. y Amold J .H.: Determinación de la edad por el contenido.
del radiocarbono. Ensayo mundial del radiocarbono natural. Science 109, 227 (1949).
En:
Jeumal de la Société des Américanistes.
N ouvelle Série. Tome XXXIX. París. 1952.
Traducción: Rosalía A. de Matos.
Investigaciones de superficie en' caldera
(Valle de Huaura)
' .,
<," Las ruinas' de Wilkahuaaura pued.e n verse ·h acia el norte más o m\e nos
'
f.l 200 metros del camino, 15 kilómetros al este de Huaura. Dos kilómetros
' más hacia el este se encuentra la Hacienda Caldera con cultivos de algo-
· dón. El antiguo pueblo de Caldera está situado en estos campos irrigados,
"'escasamente a medio kilómetro hacia el este de la misma hacienda, al que
- se llega virando hacia el norte, en ,el camino principal a Churín, mediante
.; un camino de la hacienda. Este camino rodea la hacienda y sus extremos,
con propósitos automotrices, cerca de 500 metros más allá del borde de un
gran canal de irrigación, que serpentea alrededor de la abrupta y rocosa
base de continuación de la hilera ,de cerros arriba mencionada. o
hacia el mango está en ángulo recto con el mango -el otro extremo termina
En un punto redondeado. Las dimensiones de la hoja son apmximadamente
de 10 por 10 centímetros yel peso es más o menos de medio kilo (ver fig. 3).
Mi opinión es que estos remos fueron usados para cocinar. para trabajar la
arcilla y para modelar los ceramios; no parecen ser herramientas de cavar.
Para el examen de la cerámica se dscidió descartar todo fragmento·
que estuviera en el exterior junto a tumbas excavadas y formar una colec-
ción por hileras. comenzando por la tumba más próxima al área irrigada
y continuando hasta el extremo del sitio A del cementerio. Esto se hizo
recogiendo en dirección norte-sur en una línea de tumbas; se empaquetaba
los especímenes (numerando cada paquete Fila 1. 2. 'stc.) y después se
caminaba diez metros en dirección hacia el este y se repetía el proceso. A
causa dsl gran número de vasijas casi completas y de grandes fragmentos
restaurables. éstos tuvieron preferencia sobre los fragmentos más pequeños.
Sin embargo. la selección de los fragmentos se hizo al azar. excepto·
cuando E;·e dsseaba enseñar una muestra representativa de formas. Para
nuestro propósito descartamos muchos fragmentos sencillos. concentrándonos'
en aquellos con elementos de diagnóstico. Para que el lector no crea que
la muestra 's s demasiado escQgida . .permitáseme expl~car que se hizo la
EElección en una segunda visita. después que había descrito el sitio a los
· E'eñores Respaldiza y Gompert . Por tanto. con verdadera separación cientí-
ficaellos hici·sron su selección con la mira de contradecir mis teorías, mien-
tra~ que yo. según espero. hice la mía ·: m forma estrictamente neutral. Cuan-
do era, posible. se usaban vasijas enteras. que en muchos casos estaban
"Huadas 'en los sitios de las tumbas excavadas y en estos casos solamente
se usaron fragmentos directame,nte asociados con tales vasijas.
Las estructuras de tumbas en el sitio "A" consisten de excavaciones
circulares en la arena pedregosa. Casi -el 60% de las tumbas están sin
revestir. las restantes 'están revestidas con adobes de tamaño medio. hechos
a mano. en forma abovedada. Este rsvestimiento no tiene en forma alguna
· el trabajo excelente que uno ve en Teatino y sitios del valle de! Rímac.
Los adobss. aunque están bien formados. e~tán colocados en forma des .
cuidada y no forman una pared bien hecha. ni bien encajada. En la ma-
mayoría de los casos las tumbas parecen no haber tenido techo. En ·sl sitio
"A" no se han encontrado I-schos de arcilla; sin embargo. de casi 100 tum-
bas examinadas más o menos 15 habían tenido vigas de madera cubiertas
por esteras de totora.
El mayor porcentaje de tumbas contenía de preferencia ·s ntierros sim-
· pIes y no múltiples. orientadas en una dir·a cción norte-sur. Era imposible
determinar la posición en que s'e·. había realizado el entierro o el número
rromedio de las envolturas . El número de vasijas asociadas con cada en-
terramiento parece haber fluctuado entre siete y di-sz. en apariencia divididas
en partes iguales en vasijas ceremoniales y utilitarias . En la parte de los
· "huaqueros" del sitio "A" no se observó ningún contenido de tumba que
42 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL. - TOMO XXI:
La cerámica del sitio "A" puede dividirse .en dos períodOs, que co-
rrEsponden al Medio 1 y Medio II de Ancón, y los dos tipos con influencias
'indíg·snas y extrañas. Aq'uí me parece necesario ·e stablecer lo que considero'
E"stilos indígenas y de influencias extrañas en Caldera y lo que quiero decir
con estos dos términos . Primero, considero estilos locales o indígenasaque-
Has que, sin considerar su fuente de origen, han llegado a se:r; las manifes-
tacionES artísticas locales o bien las utilitarias del área de la costa central
, en gens'ml y del valle de Huaura en particular, por el período caracterizado
por Strong como Ancón Medio (1), por Bannett con la misma designación (2)
"y por Willey como Medio (3). Por influencias extrañas quiero significar las
' manifestaciones de aquellos estilos que inva~ieron el área durante ' y después
· de este psríodo, así como las manifestaciones de estilos de otras áreas, ya
' sea de la costa o de la sierra, que nunca fueron ,completamente adoptadas
ni adaptadas en la costa central.
Considerando, como estamos, este punto "A", ~oloco los estilos locales
de aquí como blanco sobre rojo, e incisos y relieve y estampado. No tiene
' !mportancia en esta coyuntura discutir si el blanco sobre rojo constituye un
· '3 stilode horizonte, si tiene su origen en la costa central, o si se originó en
Chicama-Salinar y se difundió hacia el sur y hacia el este. Es suficiente
decir que en el sitio "A" se convirtió ·e n un estilo local en el uso "d~ario" y
·que a su vez, está a~ectado por influencias extrañas, aunque sin absorberlas.
En igual forma, una discusión sobre los aspectos "Sub-Chaví!l" de Ancón
Medio 1 inciso sería superfluo en este punto (4), y de la misma manera este
estilo, en el psríodo Medio, ha sido absorbido en la vida local de la costa
central y se ha convertido en un estilo local, sujeto a su vez a influencias
Gxternas (ver fig. 1), aunque conservand<D su integridadestilístic~ . Hay ade·
más una vasija roja muy pulimentada que yo podría llamar, si no tuviera
un miedo tan mortal a la palabra, idéntica a aquellas del período Medio 1
en la Necrópolis de Ancón, tanto en la textura como en las formas. Sin
' embargo, s·e encuentran tanto incisas y decoradas en blanco como sencillas
y ' por eso, pi·snso que e~ ' súp~riIuo y p~siblemente ' c~nfuso considerarlas
"oquí en forma separada como un estilo local. La vasija misma 'se describe
dei2pués. Puede haber tenido una importancia ceremonial en el período Me-
INVESTIGACIONES DE SUPERFICIE .. .
dio de. la costa oantral, pero esto está más allá del objeto de est'é. informe,
(f~ -
vJ
\
:' '
· y del conocimiento del autor~ . A -~- ? ~
- Los tipos de influencia extraña son únicamente dos en el sitio "A". Ellos
~on Tiahuanaco o Wari y una vasija negra bien, pulimentada. Debo admitir
.
-oue mi clasificación de estas infll.!.€lncias ·extrañas pueden ciertamente ser
~
· objeto de discusión, pero desde que su frecuencia ·es demasiado grande para
ser piezas de comercio y demasiado pequeño para ser caracterizada como
cominante, y también porque aparentemente no se presentan en otros sitios
del área de Caldera, sea como fu.zre me siento mucho más contento con esta
clasificación para 'este sitio.
Ocasionalmente se presentan piezas extrañas que, para paz de la
' ~ente del ,ascrito-r, pueden únicamente clasificarse como piezas de comercio..
Son entre éstas, notables en el sitio "A" un fragmento rojo y negro sobre,
amarillo ante, típico d.3 las vasijas de Ayacucho, un fragmento de Lima pri-
mitivo y una forma de 'voluta, típica del Lago JunÍn, según ilustra Kroeber (5).
El fragmento de tipo Ayacucho constituye casi un tercio de una vasija
obierta de 15 centímetros de diámetro. La vasija es de amarillo ante, (en
un tono entr,e verduzco y amarillo, de una textura bastante fina, no siendo-
· lo: mezcla aparente a simple vista. La vasija está bien pulimentada, aunque
no en forma perfecta y tiene un borde negro angosto. El motivo, que supongo'
se repatía ·e n las partes perdidas es una amplia figura roja qu'e se describe
mejor como una marca de ganado de la parte occidental de Estados Unidos
"Lazy S". Los lados de la "S" están delineados con angostas rayas negras.
El motivo está ejecutado libre y audazmente. El s,eñor Respaldiza dijo al
€'scritor que había visto diversos ejemplos similares en el área de Ayacu-
cho, pero no en otra parte. -
El fragmsnto del tipo del lago JunÍnes pequeño (5 cm. en su mayor
· ancho), rojo púrpura oscuro, pulido y grueso. No puedo determinar cuál haya
sido la forma de la vasija, pero la pasta es bastante ordinaria -y oscura. El
motivo está estampado y consiste en la figura de un 8 descansando sobre
RUS lados, con una de las líneas de cruce no compLeta. Este motivo parece
hobsr contenido un color blanco o blancuzco. El fragmento tiende mucho
· más hacia Ia descripción de Kroeber de la cerámica del lago JunÍn que hacia
aquella tan común en el valle del Rímac de tipo asociado con Inca, rojo
escuro con motivos estampados.
Las decoraciones del tipo blanco sobr·e rojo son tan variadas como las'
formas y en g.e neral siguen cuidadosamente la tormo sobre la cual se en-
cuentrcm. Por ejemplo, sobre formas de kero rojo, que ·están bien represen-
.tad'as en ~ste tipo, se encuentran variantes blancos de motivos tiahua'nacoi-
des costeños, que también se ·encuentran 'e n 3 o 4 colores en el sitio . Hay
también especímenes con decoración combinada blanca y roja, fajas blan-
-('as y rojas sobre tipos blancos.
Los motivos encontrados son los siguientes:
.contrados ·sn asociación con otras formas de kero, que tienen el mismo mo-
tivo en varias combinaciones de negro, blanco, rojo, ante y naranja sobre
:rojo. Estos mismos "cheurrón", "ojo y pájaro" y otros motivos se presentan
muy a menudo en los sitios "A" Y "B" en muchas formas y en muchas
·combinaciones de colores, y ofrecen un .sjemplo de influencias extrañas que
·afectan los tipos locales pero que no impiden continuar su uso . Vamos en
Caldera el blanco sobre rojo y tipos aliados ir a~elante como vasijas ce-
remoniales en asociación con vasijas utilitarias incisas y en relieve dal tipo
Ancón Medio 1 y las influencias extrañas se dan solas. El resultado es el
si.guiente: formas de keros tiahuanacoides, con motivos vinculados todavía
de blanco sobre rojo y combinación de tipos decorados blanco y rojo con-
·tinúan como vasijas ceremoniales, ahora 'e n asociación con vasijas utilitarias
en relieve e incisas, mostrando a su vez motivos influenciados por el estilo
intruso. Para mi esto es completamente lógico, y por tanto simple y craíble.
'Si hubiera estado creando esculturas, tal .como lo hice por muchos años, o
piezas de cerámica, y hubiera llegado un nuevo pueblo con nUievas ideas
-en el dibujo y en la forma, ciertamente me hubiera inclinado a probarlos
en mi propia manera y en mi propio estilo (aunque en secreto) antes de
(,-doptarlos completamente en todas sus nuevas ramificaciones y de conver-
'tirme más en un imitador que en un creador. Esto ha sucedido en Calclisra
don da se pr.e senta el estilo tiahuanacoide que cay6 en el epigonal y ' negro-
"blanco-rojo, mtsntras que continúa el blanco sobre rojo, influencia~do ·gran.
demente al primero, aunque después regresa a sus motivos propios y con'
'serva ún.icamente las formas más útiles y decorativas. Se agregará más
'sobre el particular cuando se discuta el sitio "B".
Los motivos en las vasijas incisas son, en su mayor parte, la ' usual ,
línea de zigzag o cheurrón con puntos o guiones cortos en el ángulo (8)
bj;1chas aparentemente con puntos bastantes romas y la incisión hzcha sobre .
l1úme'do, tal como lo descriha Kroeber (9). Sin embargo, también se presentan ;
espeCímenzs donde las incisiones han sido hechas con una punta bastant-a ,
aguda; aquÍ los puntos se convierten en las cortas líneas arriba menciona-
das . Hay una gran variedad de motivos en la combinación de vasijas in-
cisa~ y en r·elieve, (ver figs. ' 1-2 para espedmenes típicos), mostrando una
gran predilección po~ las variacione.g de Ancón Medio L gato y serpiente o
tema de gato y monstruo (10). La vasija estampada, aunque escasa en el
sitio "A" Y abundante en el sitio "B" tampoco exhibe desviaciones notables
de sus contrapartes de Teatino y Ancón.
Parece haber habido una , tendencia por la cual se usaba en grado
~enor la cerámica , de relieve para propósitos culinarios que la cerámica
incisa o estampada, ' porque prácticamente todos los espedmenes . de estas
dos ,últimas clases se e~contraron ennegrecidos ,por el humo y sólo un03
cuantos de la primera. Sin embargo, no pareoe haher mucho problema so-
bre la , utilidad de las vasijas de relieve, ya que prácticamente todos los
espedmenes contenían alimentos o r·esiduos de bebidas.
Todos los hallazgos del sitio "A" de cerámica incisa sirven única-
!!lente para confirmar las afirmaciones de Willey(1l) y Kroeber (12) sobre el
sitio de Teatino relativas a los aspectos "sub-ChavÍn". Caldera es un sitio
más con la misma , cerámica, que mue's tra su asociación con Medio 1 y
Tiahuanco de la costa . Antes que aceptar la designación algo esotérica
de "sub-ChavÍn" para esta cerámica, me parece más seguro y mejor usar el
término más cuidadoso y descriptivo de Ancón Medio 1 y Ancón MedÍo 1
inciso. Podría ciertamente decirse, tal vez con gran justificación, que e,s te
tipo muy bien puede ser un descendiente directo d'9 la cerámica primitiv(l
de Ancón y Supe, la que a su vez puede bien describirse, y a msnudo lo
es, como chavinoide . Pero, por qué colocar el rótulo "ChavÍn" al describir
esta cerámica, cuando en su tiempos.e había convertido en un tipo local
de la costa centraÍ, en un sitio bastante lejano de su sierra de origen.
ligeramente terracótci: y con ,:und . ligera ,capa rojo blanco .La boquilla es
circular de .34 milímetros de largo y gra!iualmente se va expandiendo hacia
el cuerpo .del silbato. En este punto ,encoFltramos dos orificios para el aire
a cada lado y _entre ' ellos sobre un .lado un hueco circular de 3 milímetros
.de .di.ámetro . .' En el centro d:el mismo lado había una faz como de niño
toscamente hecha, aplicada en olto relieve con un tocado de :bajo relieve.
Rodeando esta cara y extendiéndose hacia la base, un motivo bastanb bien
zjecutado· en negro y blanco. El lado reverso con un idéntico hueco circular
de .3 .milímetros de diámetro, siendo ,el resto sencillo. Su sonido tiene dos
tonos, uno quejumbroso y otro atractivo, no es chillón.
Los adobes encontrados en el sitio "A" erci:n casi todos hechos a
mano, en forma algo cUrva. Hay también adobes hechos con molde, en
forma de ladrillos, pr.incipalmente ·e n el área entre el sitio "A" y el sitio
de enterramientos en la quebrada norte (ver mapa, fig. 5) . Aquí se han
-encontrado los adobes, comprendiendo las ruinas de una estructura rectan-
-guIar de casi 25 metros de largo por 13 metros de ancho. Esta estructura
'c onsiste en su totalidad de pequeñas habitaciones de 2 por 2 metros' cada
'una 'conteniendo una tumba a poca profundidad y lo que parece haber
sido un entierro único. Podría describirse en los términos de un moderno
mausoleo. Lo más parecido que yo haya visto es una sección de las ruinas
de Huaycán en el valle del Rímac, pero allí las paredes son mucho más
masivas y de construcción de tapia, y las pequeñas habitaciones, aunque
de tamaño similar, no parecen contener tumbas. Igualmente, en Huaycán
los fragmentos de cerámica están asociados con el tipo Inca, mientras que
aquí los fragmentos examinados eran en su mayoría del período Medio II
con algunos del Medio l. Este hecho, de que los períodos aparecen más
tarde según uno asciende las quebradas de Caldera se describirá en forma
más amplia en la sección del sitio "B".
Las deformaciones craneanas observadas en el sitio "AH fueron to-
cas d·e l tipo antera-posterior y se conforman estrechamente con las halladas
por Newman para la costa central O). Las discrepancias de frecuencia y
'g rado observadas son menores y fácilmente pueden adscribirse a diferen-
das locales y no de mayor importancia.
11 (d). SUMARIO
Este sitio 'e s , típico de . los que ocupan las . CIuebradas que se extienden
bacio. el est.3 desd,e el sitio "A" (ver mapa, fig. 5). Comenzando en una
línea aproximadamente a 75 metros al' este del borde oüental del sitio "A",
la3 tumbas avanzan ordenamente en hi,l eras norte-sur hasta que la roca
desnuda las obliga a hacer un alto ,a ' cada lado y en la parte sUI>3rior. El
sitio parece haber sido escenario de gran actividad de los "huaqu::ros" y
a primera, vista ofrece uno confusión dantesca, que desaparece después ' de
un exom':n más minucioso.
Tuve la fuerte impresión en mi primer viaje a Caldera, que al sitio
"B" comenzó en el tiempo cuando el sitio "A" había sido ya abandonado
y que la secu::ncia subiendo la quebrada era una procesión ordenada de
Medio II a Epigonal, Ultimo 1 y Ultimo II o Chancay. (Por alguna razón
me desagrada el término "Sub-Chancay", pero aunque así no fuera, no
sE'iría posible usarlo en Caldera, ya que lGS piezas que allí s'e encu:entran
son en su mayoría ejemplos clásicos y bien ejecutados del estilo Chancay).
La comprobación de ,ssta impresión fué nu:estra primera tarea en el sitio
"B". Al terminar, decidimos usar el mismo sistema de colección descrito'
para el sitio "A". Por eso, después de formar nuestra colección en hileras
nort8-súr asceñdi:8ndo la.' quebrada hacia el este, estando estas hileras de
recolecCión separadas por diez metros, numeramos los fragmentos para cada
INVESTIGACIONES DE SUPERFICIE ... 51
tes; ': Sin C9líl!lbargo¡-, el- tipo , estampado' parece morir en el período Ultimo r
y :>ser. 'r.eenrplt;lzGtdo ,como · cerámica utilitaria por Hpicas . piezas utilitarias .
del período ' Ultimo . .
Tipo: Epigonal
. - - Tipo: Chancay
Tal vez sería más apropiado llamar a este tipo Ultimo n, pero prác-
ticamente yo no he ,visto cerámica del valle de Chancay que no pueda
duplicarse -e n Caldera, así -que permitásenos llamarla así. La pasta es ge-
nerahnente delgada, frágil y porosa, aunque en el caso de la forma de vaso
que ' tona menudo -se' encuentra con -lados curvos sobresalientes -es a veces
algo más fina. Esta forma está acompañada por otras del Chancay clásico-
que son:
Las asas de fajas y cuerdas están a la orden del día y las vasijas
están de.coro das en muchos casos: con adornos de formas animales aplica-
das,entreeIlos hay 'monos, ranas, pulpos, ratones, murciélagos y otros di--
ficHes de reconocer : El tipo en Caldera está divido ·en partes casi iguales
de negro sobre blanco y blanco enjalbegado. Algunos de los vasos enjal-
begados continy.an todavía con la tradición de cerámica estampada, siendo
los estampados en la forma de puntos en relieve que parecen "carne de
gallina". En la versión negro y blanco, el negro está aplicado a la capa: .
· INVESTIGACIONES DE .SUPERFICIE ... 55.
blanca exterior para formar los motivos que son extremo estilizados, y for-
males y aunque. no revelan gran arte,
son Sorprendentes. Hice. Una colección
de 37 . motivos de dibujos Chancay en . ~lanco y negro en Ancón y proba-
:blemente ni arañé ·sn la superficie. Todos .estaban en Caldera con muchos'
"tros' y tomaría mucho espacio describirlos. Esperan, a quien desee hacer
un inform·e especializado sobre los motivos de Chancay. Suficiente será
decir que incluyen líneas onduladas, círculos, tableros -de damas, y muchas
otras formas geométricas, y ~ pájaros y peces estilizados.
'ñ).~siva :que ' ~orreridé "nórte a sur 'atrav&s' d:el michO deléi' quebráda. Estas:
fhqn sido II!-uy ', trahajados "por 'los húáqueros; 'y.' paiecen háber , tenido 7 me-
'tro,s . Los entierros ' continúan enfórmci dé nid~ ¡ contra cada :uila 'de :estas
parep..ss. Las páredes tienen ' aproximadarrienté75 •centímetros' 'de '!alto ' y ,casi
::ei=' misinó espesor . ,Su propósitci,osiéonstíhiían' parte ' deun:a: ' estructura.
:no lo "percibirilos. ' " '
0: ~ ;;- ~ [:. ., . .'
'cidenda de los diversos períodos y mOtivos blcmco ' sobre rojo en Caldera:
:puede s'e r que 'el valle de HuailTa' y no el de 'Chancay sea donde primero
' se da este estilo en ,la 'costa : central. La prueba debe- esperar a otros estu-
,días ' en el valle: de Huaurc!. Sin embargo, me inclino ' hacia la idea que el.
'i9SnlO 'indígena , blanco ' sobre rojo del área de la costa ' central originado en
'el tiempo postulado .p or ' Willey; es' decir " contenipor-áneo a Salinar en el.
norte, y ha continuado por lo menos en algunas áreas de la costa' central
:heista e.1 periodo :Am:óil Ultimo 1 y " de Uhle y Str'ong ('ver la, tabla 1, fig. 3).
Parece ~ Ihuy' lógico que éste sea el caso ; No veo razón (hasta ahora}
poi qué.. los estilos blanco sobre rojo ' e inCiso no puedan bien en el caso
~del ' prim,ero ser, -y "en el ' delúltimo haber :·l1egado a ser las manifestaciones
éstílístlCdS ydetorcÍtivas y ' como tal haber continuado én un Cj¡Tado : ma-·
};or ' o 'menor ' a través y dtirante los períodos de gran influencia- extraña.
D¡¡>--todos modos, en Caldera: esto ,e s cierto tanto para el bla nco sobre,
~rblb tomÓ para ' el inciso . ' Es ' Ínteresante observar ' que particularmente "en
ei sitió "A" -en: los cohtehidos de tumbas expuestos por' los huaqueros, está
, síenipre."preserlté' 'la 'yuxtaposición de cerámica utilitaria incisa y en relíeve·
'c on vasij<fscereITIoIÚale's Tiahuanaco. La niisma situaCión en grado menor"
en las exCavaciones de las Necrópolis de Ancón conducen a la conclusión
'que estos .'e stilos continuaron coexistiendo eón otros por algún tiempo. " En
el ' sitio :-'-'B" pr,evalete ' la ', misma' situación con la ' adición de la asociacion
de cerámica estampada, o de la llamada Pativílca en asociación constante ,
coiÍ.kt ceránüca :cerenionial del período ' Medio JI y Ultimo l. Tiendo hacia
la teoría 'que d~ todos -modos una secuencia lógica en el valle de Huaura
para esl a cerámica utilitaria sería período Medio 1 inciso, reliev~, y estilo ,
Pativílca estampado. " '
En el estilo blanco sobre rojo, la asocidción con otros estilos persiste,
con la excepción del 'he~ho que la cérámica blanco-rojo no es utilitaria sino '
ceremonial. Se encuentra como tal ,en asociación con la' cerámica incisa, en
relieve y estampada arriba méncionada, a veces como la única cerámica:
ceremonial én la tumba. Esto tisnde a dar apoyo adicional a lo ya expues-
to, y á aquello de Kioeber citado ' porWilley (2) . Larca (3) hace grandes '
dIstinciones éntre Salihar Clásico, blanco sobre rojo y Tiahuanaco último
influencia blCmco sobre rojo d21 norte. Mi impresión es que estas mismas
distinciones podrían 'aplicarse al blanco 'sobre rojo en la costa central des-
pués de mayor estudio de esta manifestación estilística . Será necesario
entonces encontrar un : nombre diferente pilla él antiguo blanco sobr.e rojo
'en bien ' de la claridad, especialmente en las áreas de la costa central, tales'
COnl ' oel valle de' Huaura, donde el estilo es un continuo. Posib]smente los
términos "antiguo" y "último" en blanco sobre rojo serán suficientes, La
c:dición de un nombre de lugar sólo traería mayor confusión, particular-
mente porque también tenemos en el á rea una profusión de Inca·blanco
asociado sobre rojo, encontrada en el valle del Rímac a l esj) ~ de Lima y-
por Strong y Corb-etten Pachacamac (4).
59 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL.-TOMO XXI
El tiempo parece . haber venido aquí para . una apreciación .sobre -el
¡valor diqcrónico de las colecciones de superficie en ciertos tipos de los sitios
c1z, la . costa. Hay muchos comentarios ,e n la costa peruana donde una .apre-
.ciación rápida y cuidadosa del tiempo de ocupación, influencias extrañas,
su tipo, fuerza y duración; estilos locales y su derivación y un conocimiento
_general de los principales hechQs pertinentes pueden obtenerse mediante
este método.
Libremente admito que ciertas condiciones deben cumplirse, pero los
cementerios que las presentan no s.o n . difíciles de encontrar en la costa
centról. Notable entre .estas condiciones son la falta de i~terés turístico y
:gep"sral, excluyendo sitios tales como las Necrópolis de Ancón, Pachacamac
-y . ottos _sitios crp,zados por lacaiTetera~ un sitio con bastante nivel a fin
de evitar deslizamientos que p~opicien confusiones; y cierta cantidad de
actividad q,e huaqueros. Esta actividad debe estar limitada a primeros ca-
-teas, lo que es bastante . fácil .d~ discernir una . vez que . uno se familiariza:
:con el terreno. Cuando la actividad de los huaqueros ha sido mayor, se
incrementanotaplemente las dificultades para realizar el análisis de super-
,ficie por este método de Qbservación , y de colección de fragmentos en un
;sitio dado y tiende en forma definitiva a negarle su principal ventaja, . la
-yelocidad, sobre · el laborioso método del porcentaje, cuya importancia no-
puede s''3r minimizada cuando se trata con grandes áreas tales como- los
(valles de Huaura y Chancay.
Lo ::> sitios como las Necrópolis de Ancón y Pachacamac deben excluir-
Ee a Causa de los enterramientos superpuestos. Sin .e mbargo, aventuraría
la opinión que sitios así están en minoría. El promedio de los cementerios cos-
teños s·e encuentra en una llanura arenosa o en una quebrada con espacio
l:'uficiente para impedir la necesidad de superponer un entierro sobre otro.
Ciertamente es una suerte para el estado de nuestro conocimiento que estas.
.condiciones no existan invariablemente.
Sin embargo. dadas las condiciones arriba descritas que son bastante
.comunes a los· lados de las ár·eas irrigadas ' en la costa central, se puede
realizar un primer análisis rápido y cuidadoso. Cuando ?ólo hay un tiem-
po limitado para el trabajo de campo, como a menudo sucede entre nues-
iras grandes autoridades. se ,e spera que tal ahorro de tiempo sea útil.
En conclusión. tal como antes he afirmado, aunque este informe de-
Caldera no ofrece nuevas sorprendentes, tiende a confirmar los hallazgos
de otros más sabios que el mío, y a reforzar la impresión que la cost<l
central, particularmente antr·e' Lima y Supe. es una región bien integrada
y en forma alguna únicamente la región "de primitivos pueblos pescadores'"
v. TRABAJO ESTADISTICO
TABLA III
• _ ,o ,
BIBLIOGRAFIf>.
. .. :
taPlB t CALDERA 1<
SecllerWil (ClJ~v"al COmpaiél tiv.a
rtecropoJis eelder.!l .
;e eh a..!
_.f!pr-ol<i mJlcl¿¡3
Per;odo.s p'rl11,,~les A'I1col1
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Sitia 'D' , 1,
1.2.00
1 '050
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l'1!~lso .
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SI¡:¡'¡'to :,sobre 1'0J.o
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1000
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L~~~h
AC. So job r e ,OJO
800
* 'Fverrles· 8,!>1 "'1. PP 112. , 8,b/".l. pp ;2., B,bJ .. 8 , p~ ,% . l'i.l;¡S d,anas ylt lv~ e<..evao,oner en las /t'ecnipol,s d, Al1c014 CM S)
(~-
; Estilo Diyerso$
~ Di\l'erso.s
A: Rojo'
•
BLlntO .}Jegr"~
~o
. Chancay
~
Medio 1 inciso 6 Epigol:l,91 S Rojo + 11egYO Negro ~bre blan~o , O
So b.e hlal'1Go O
Tia.bvanaco de la COg"ta 1~ Relieve 6 O
rÚ an<-o sobre r OJo O 81al1'0 el1J¿¡¡¡'e.~ado
~ihc; 'A''
Relieve 9,
T Estampado 1¡ Estampado l Blaneo e"nJéllbc~o
ROJO pvlimen tado - 6 (estamp~a"J [O
Blanca sobre rojo 1 Ne~ro + blanco
y Biallco S ob re roj o 18
Negro + blanco O
sobre I""OjO
~ Ut.,litano seTl,,¡1o I O Total 'del s,t;~ ir
"
-- -
.sumaJ~ 7 . .suman 41 :;"111911 :15 Total ~8 111
"
'T otal Me dlo 1 62 Total Med.o JI i,C) 10tar vn.mo I: 19 Total Vltimo JI: 1:18
GrSln total : 208
INVESTI·G
· ·ACIONES
· DE SUPERFICIE . .. '. 65
~ :-. 66 REVIS~~ . DEL . MVSEO . NACIONAL.-TOMO XXI
f 81-8
CIf8-B
F.'ig. 4.
INVESTIGACIONES DE SUPERFICIE .. . 67
S+K
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---
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ANTROPOLOGIA FI/.:CA
•
Crestas papilares y dactilogramas en una momla
de más de 2,400 años
IULlAN VILLAR PEREZ
Con el objeto de qua, los antropólogos no solo del Perú sino también
de países extranjeros conozcan un modesto trabajo realizado en el mes de
s'etiembre último por el autor y ,e l Oficial de Investigaciones don Manual P.
Lezama Ibañez, ambos del Departamento de Identificación Policial y Crimi-
nalística del Cuerpo de Investigación, Vigilancia e Identificación, se expone
dicho trabajo a la consideraéión de los críticos para que analizándolo tengan
a bien pronunciarse y emitir sus valiosas opiniones sobre el ~sunto.
Los conocimientos del autor en materia de antropología son escasos,
;'s ln embargo se av,entura a exponer en el presente trabajo lo que se ha
·constatado en los restos de la momia W' 352, despojada de sus vestiduras
y ofrendas el 11 de setiembre ,.del año en curso en el Mus,eo de Antropología
"de Pueblo Libre. Se ahondará naturalmente la exposición -en la ciencia
que se ha especializado, la Dactiloscopia, es decir: ",examinar las yemas de
los dedos de las manos con el obj-eto de constatar si existen todavía, a pesar
de los siglos transcurridos, crestas papilares o dactilogramas naturales".
Antes de narrar los pormenores del trabajo realizado, precisa expo-
ner algo que de he ser conocido por los lectores a fin de que mediante
ello se complete el conc.a pto sobre el particular.
El recordado arqueólogo y sabio peruano don Julio C. Tello en sus
estudios y sinnúmero da investigaciones· llevadas a cabo sobré los habitan..
tes que poblaron esta parte de América, logró encontrar una gran Necró-
polis en la que habían buen número de momias, en la Bahía de Paracas.
El doctor Tello pr-avias las gestiones correspondientes ante las res-
pectivas autoridades consiguió el año 1927 que las momias fueran traslada-
das al Museo de Arqueología Peruana, donde han permanecido hasta la
fundación del Museo de Antropología, donde se encuentran.
La apertura de los fardos que contienen las momias es autorizada por
el Ministerio de Educación, cada cierto tiempo, siendo también dicho Mi-
nisterio el que determina el Museo que debe conservar tales restos.
CRESTAS PAPILARES Y DACTILOGRAMAS ..• 69
,
l
'.
cha, completamente disecada . Al examinarla se notó que el índice es-
taba incompleto, pues la faltaba desde la segunda falange, los otros dedos
estaban unidos a sus respectivas articulaciones, encontrándose también co-
mo los de la mano derecha as,sgurada su unión por una cuerda de la misma
fibra que la anterior, posiblemente para evitar que con el tiempo se des-
prendiera del metacarpo. Esta unión ti,sne mayor importancia en dicha
mano por ser pórtadora de un pequeño abanIco de totora y plumas de ave-s.
Igualment·e . se habían ~esprendido la ·epidermis y otros tejidos de las
yemas de los dedos con excepción de la del pulgar que se conservaba casi
íntegra. Este dedo y el índice con sus primeras falanges y por los costados
anterior y lataral externo, respectivamente, presionaban plumas de preciosos
colores y un abanico (vástago) en miniatura, confeccionado con totora y
que se supone tiene un significado ritual ornitológico.
La yema de lci segunda falange del pulgar que estaba adheridasim·
pleinente al resto de la mano, fué examinada cuidadosamente y con todo
interés, siendo óptimo el resultado obt,s nido, pues se est~bleció la existencia
de un ' dactilograma natural completo 'con sus sistemas: basilar, nuclear y
marginal. ' pues estaban nítidos y a simple vista se determinó el tipo al que
pertei'J..scÍa dicho dactilogramci:, era un peifectobidelto (presentaba dos del-
tas). -
CRESTAS PAPILARES Y DACTILOGRAMAS.... '13
Mano. izquierda .
V 3 3 33 V 2 22 2.
Da lo expuesto se desprende que dicha fórmula pertenece a las lla-
madas largas, por cuanto en los archivos, por la frecuencia con que S'8 pre-
senta da lugar a su aumento en forma sorprendente que obliga al operador
a simplificarla para hacerla manejable con facilidad.
Establecida la existencia del .dactilograma, se buscó 1a forma de apro-
vechar 10 mejor posible su impresión en papel, si era dable hacerlo, o tomar
directamente la re;:;pectiva fotografía. Lo primero fué imposible llevarlo a
~fecto, por cuanto la epidermis de dicho pulgar estaba completamente dise-
74 REVISTA DEL ' MUSEO NACIONAL.-TOMO XXI
Pulgar izquierdo .
ca, por lo que hubo nec3sidad de solicitar al Sub-Director del Museo, des-
prendiera el dedo de los pocos tendon-e s que lo unían a la mano, acto que
realizó sin :e l menor tropiezo . Lo segundo fué fácil hacerlo una vez des-
prendido el dedo, pero para el efecto y a fin de que se apreciara con mayor
nitidsz las crestas papilares, se aplicó una ligerísima capa de reactivo "Gí:is
Analítico" habiéndose logrado tal propósito con magníficos resultados, to-
mándose en seguida las fotografías necesarias, las ,que obtenidas en forma
perfecta, se procedió a realizar el trabajo técnico de Dactiloscopia.
V P.s. 13
88 9 B.a.t T.c.s.
le . . (6) "No de¡;;taPar~vas, . aquí hay sus hijos hambrientos . (3) En ESI r:0.-
bastante cosas". (7) Zorra-pues, no- mino se encon:t;ó éOll la wtxshwa. L:::.
agarre-para-que, llamó ' '. ~amino-deJ zorra le pidi6 'u'I} favor d= la wash-
' " cóm;-está costabmío?" Washwa- wCx para que . ie cuid~r'a su costal.
mies cont=sta: (8) "E~t6-bien". Otra- diciéndole: "No vas a~prirlo; aquí
~éz vuelve la zorra, ,; ¿ Cómo~está co~~ hay muchas cosas" .. (4):Lq zorra le
tal-mío?". (9) Washwa contesta: "E"; llamó ' (Qtr<;:r v~z) . dei cami"'no para
tá-bien". Cuando zorra- desaparece
que no manOSee (diclendo) cómo es-
'cerro-detrás, abre washwa-pues bo-"
taba su costal. (5) La washwa le con-
ca-suya costal"del. (10) Pajaritos-
pues . salen costalcdel volando no testa: "Está bien". Cuando la zorra
pu·sde washwa-puesagarrarlos. (11) desaparece detrás del csrro, la .·..,as·
Washwa-pues sin pájaros-pues reco- h.wa a.bre la bOCia . dalcastal. (Enton-
ge espino waruq'o-de', mete , mano-su- ,ces) los pajaritos salen. volando del
con -costal-hacia. (12) CuaD:do zorra- costal ,y la washwa. no puede aga-
pues regresa, .recibiendo costal-suyo rrarlos.. (6) La washwa recoge espi-
washwa~de vase hijos-su yo-donde . nos de waruq'o. en Jugar de los pá-
(13) Camino~en '6 ¡'pino-pues comien- jaros y los mete dsntro del costal .
z.a hincar espaJda. ,Zorra dice pája. Cuando . la zorra regresa, recibe su
ros ·arañarl=. (14) Cuev~ llega-cuan. costal de la washwa y se va donde
do ' z(Jrra-pues ' unq mano-su-de meh3 sus hijos .. (7) En el camino los espi-
dar-para paja'rltos-hijos-sus-para. (15) nos comien;mn .a hincarle la espal-
Espinos-pues meten manos-suyas . da. La zorra cree que son los paja-
"Qué bravos-están pájaros! "dice ritos que le arañan. Cuando llega
zorra. (16) Costal-del boca-suya abre- ·a su cusva, meta (en el costal) una
cuando ve costal-suyo lleno-estaba
de sus manos para. dar a sus hijos
"warua'o". (17) Cólera-mucha zorra
los pajaritos. (8) Los espinos entran
re:gres~ buscar-para washwa. (18)
a sus manos . La zorra dice: "Qué
Después buscó-le varias-veces,en·
bravos están los pajaritos". Cuando
contróle medio laguna. (19) Zurra
abre la boca del costal ve que es-
agua-comenzó ,beber laguna-de di-
taba lleno de (espi nos) de waruq'c.
ciendo, "Termino" . (20) Zorra bebe,
Colérica la zorra regr9sa e.n busca
bebe, bebe agua. En-esto revienta
de la washwa. (9) Dsspués de una
.sstómago-suyo. Así termina día zo-
larga búsqusda, le encontró en ma·
rra-pues.
di.o de una laguna . La zorra comen·
1 .3.- Traducción Libre. zó a beber el agua de la laguna di-
Una zorra llegó a una pampa don- ciendo: "Voy a terminarla" . La zo-
de se encontró con muchos pájaros rra bebe, bebe y bebe. Cuando be-
qu; revoloteaban. La zorra dijo a los bía revienta su estómago . Así la zo-
paJaros: "Vosotros podríais hacer rra termina sus días.
lla.nar mi costal que he traído". (2)
En seguida los pájaros entraron a l 2 . l.- El Cóndor y el Zorro.- (Infor-
costal. La zorra (entonces) los agarró mants: Vicente Casanova).
cerrando la boca del coslal. Luego . Mishuru a tuqo tinkuwi kuntriush-
se fué cargando los pajaritos pare: qa. Atqoqa munawi kuntriushqa qa·
80 . REVISTA DEL MUSEO NAcIONÁL.- TOMO XXI
pues. (5) Despué:J negra vleJa-pue~ . tada a la brea (en la que) se pe-
dijo: . "¿ Qtié~cosa quieres-todavía? , qaron sus pies; Después le dió con
Irémeuna caÜsnte-agua ' voy-~iqtlie una mano un puñete; también S'8 le
ia hervir-hacer", dijo negra-pues. (6) pegó; le ha dado una patada, y otw
"Un conocido-mío, comer-dar, eso lapo. Estos también se le pegaron.
. .qui.siera yo", . dijo cuye-pues. Cuya- (3) Entonces el cuye le dijo: "¡Suél-
pues así-dijo-cuando, va-ya anda- tame! ¿Qué cosa quieres conmigo?
c:ocina negra-vieja-pues. Fuése 'viOl- Te mato si me fluelto de aquí".
jg:pues. (7) Una grandísima olla Cuando decía ésto llegó la vieja (y
o o
agua-hervir,hizo cuy,e pelar~para. DS) le di.jo): "¡Tú has sido'el que comía
ahí hervido agua llevando vino cu- mi sandilla! (4) Te encont!aste con·
o
y~-hacia. Cuye-pues dijo: (8) "¡.Bai- migo. ¡Qué bueno habías sido! Es·
o
lar qui.eres-todavía?". "Bailar quiero. pérame aquí ahora" .EI cuye dijo:
después morir-voy". Dijo-cuando ne- "Ya vso que vaya ser muerto hoy".
gra-pues fuése arpista-llamar, violi- (5) Luego la vieja negra le dijo:
o
gq¡~h.izo. ':Un batán carga casa-mia- Luego vino hacia el cuya trayendo
o
. tus piquitos
'~:Esos su hermana): "¿Qué hacen .los dos
Dan melodías. (aquí)? ¡Qué buena eres! Esta tarde
Trinos tan preciosos . tienes que . avisarme todo o te voto".
Para mi consuelo". (7) (A mi me dijo:) "Venga a mi ca-
sa con su familia en la tarde". Yo le
dije: "Bien. ' voy . a venir" . Me fuí.
-2.-1ba a pastorear la vaca con mi Bien. Me regresé hasta Aysa arrean-
hermano Nimuchu. Luepo iba a oro. do mi toro : Lusgo le avisé a mi tío
deñar (la vaca) y a sacar (el paja. (diciendo): "Me ha sucedido así. (S?
rito) chivUlo de un árbol (llamado! Vamos a su casa a pedir (su mano)
ñihIloq. Llevaba (la avecilla) a mi si nos acepta". Nos fuimos de no-
casa :para . criarla; criaba dos. tres che con mi hermano y mi tío. Lle-
(de éllas). Cuando crecían las ven- gué (todavía) al pueblo. Saqué (tan::>-
día por dos soles; algunas se mo· bién) a mi padrino para que me a-
rían. (2) Daspués juntaba tres. cua· . compaña ' a la casa (de la mucha·
tro. cinco. diez palomas y las cria· cha). Luego fuimos todos. Llegamos
ba :: n una jaula hecha de carrizo . a su casa (de la muchacha) . (9) Al
Criaba también torcazas . Me iba entrar· mi padrino les dijo: -"Hemos
con mi hermana a cargar leña; yo venido a pedir (la mano de) su hija
cargab a el tronco. 1bq a sembrar pa- p ara que se case con mi ahijado".-
pas coloradas. (3) Cuando ya ere "Vamos a preguntar si ha conversa·
grande. mi padre comenzó a bebar do con él". (contestó).
aauardis nte vendiendo nuestras va· -"Está bien: vea eso si está
cas y chacras. Después de dos. tres bien". -"Que se vaye (averÍgüese);
años. se ·s nfermó con resfrío y mu- no vaya a pasar algo".
rió a las dos semanas . Nos queda. -"(lO) Beberemos un (poco) de
mos entre niños. Luego se casó mi chamiscol". (Una vez arreglado). en
hermana y mi hermano también. (4) la mañana todos vamos donde el Al·
Me quedé a los doce año;:; . :Mi her- calde. Fuimos; entramos ' donde el
mana) conversaba con un mozo. Alcalde . Mandamos hacer una par.
Después se habían ido s·:)lo'3 a Ca. tida da casamiento y la firmamos.
ñ's te para casarse . Al casarse re- Después de las doce nos salimos y
gresó llorando a nuestro. casr: dicien- regresamos a Aysa los cuatro. (1)
do: "Seguramente estarás le:oentido Llegamos a mi casa. Volvimos a ca-
por lo que me !-i,3 casado". (5) Los minar de aquí a estas horas (4 p.m.)
dos (casados) llegaron a pedir pero y nos fuimos los dos nomás; nos fui-
dón. Se fueron a sus casas los do." mos (con mi futura) a Catahuasi; lle-
arr·s ando sus vacas y sus ovejas . gamos al anochecer a la Comuni ,
Yo fuí (después. a Ñaulnushu a com- dad. Llegó el camión y subiendo fui-
prar un toro. Ella (una muchacha) es- mos a Pacarán. (12) Bajamos. Ahí
taba allí; alsncontrarme comencé a (en Pacarán) nos quedamos. Ama·
conversar. (6) En la tarde su herma·· neció; fuimos donde el cura; 18 con·
no había venido calladito. Nos en- versé; hizo la partida y (luego) a la
contró conversando. Luego dijo (a iglesia fuimos a casarnos. Al día si-
TEXTOS DEL HAQE·ARU O KAWAY 91
guiente nos velamos. Nuestros padri- una vaca comenzó a pelear y cayó
nos nos llevaron a comer a su ca- sobre élla. La mujercita andó a los
sa; allí tomamos chamiscol. (13) Des- dos años.
pues regresamos hacia acá (Aysa); 3.-Yo (hago) negocio compran-
llegamos. Nos fuimos al pueblo de do y llevando ganado vacuno pa-
Tupe. En su casa (de la esposa) co- ra vender en Cañete. Lo reuno de
menzamos (a reunir) la donación. aquí (Aysa), del pueblo (Tupe) y de
Terminó. Regresamos a Aysa. Acá . Colea para venderlo. También com-
también hicieron la donación. Tér- o pro borregos, chivatos para vender-
minó. (14) Antes de casarme cono- los en Pacarán y Cañete. (2) Com-
cí a mi mujer. Ya estoy casado pro quesos trsinta, cuarenta, a un
ocho años. Mi primera criatura na- sol la libra y para venderlos los lle-
ció una mujercita muerta . Su ma- vo a Cañete. Regreso otra vez a
dre había caído de un andén. POí comprar vaca; vuelvo a vender bo-
esa causa murió la criatura. (15) rregas en Catahuasi. Luego voy a
Después (naciBron) otra vez dos mu- la puna; de ahí comprando diez,
jercitas. Una nació muerta. (16) treinta carneros regreso tiayÉ>ndo-
. . Cuando mi mujer estaba ordeñando, los; vuelvo a vendsrlos.
(Continuará) .
Diccionario Kkechuwa Español
Apéndice Núm. 2 (~)
Jorge A. Lira
lnstituto de Estudios Etnológicos,
S3cción Linguística
ACHI, f. Tatarabuela.
ACHIP A, f. Enredadera de clima cálido, cuyo fruto en vaina úsdse cOmo
purgante.
AHY A y, v. n. Confiar, tener confianza .
.AKKLE, adj. Flaco.
AKUTAKUY, v. n. Abrigarse entre rebozos.
AKKOMAYU (Cap. de la Prov. de su nombre, Kkoskko), sus Ayllus: Akkos,
Kkórma, Llakktapánpa, Llánpa, Púyka, Wáskhar y Wáyki.
ALALALAY, v. n. Tiritar por mucho frío, estremecerse de puro frío.
ALALA Y, v. n. Aterir el frío. Mári. alalánchu? Imáynas kkharitári alalánman:
Oye, Mári, sientes el frío? Oh, al que es hombre cómo puede hacerle
frío?
ALLAUKA, m. Costado, lado de una persona o cosa.
ALLIY ACHEKKE, m. Médico, el que dá salud y cura los males.
AMAMARIA, (Neo), Doctrina, enseñanza sistemática de verdades .
ANKALLU, m. Corporal. lienzo o pañito precioso para sacrificios.
ANKARINA, m. Instrumento músico formado por peines.
ANTA, (Cap. de la Prov. de su nombre, Kkoskko), sus AYllUS: Chakakúrki,
Chákan, Hap'arkilla, Inkillpata. Iskucháka, Konpone, 'Kassakúnka. Kkon-
chakalla. Kkéwar, Márkhu, Mosso kkllákkta, Mant'okldla, Pakka, Okkoru-
ru, y Yunkáki .
ANTAWAYLILLAS (o Antawaylla Chica, Dist. de Kksspikanchis, Kkoskkol,
sus Ayllus: Inkakúna. Kañári, Kkerowássi, Kkoskkósa. Mánkko, Raya-
llákkta, Sállokk. Sekksinkálla, y Yawássi.
ANYAKKE, adj. y s. Corregidor, que amonesta corrigiendo.
AÑA YNIYOKK, adj. Gosozo, que se muestra. reverente y complacido.
CH
CH'
H
HAKKEY, Sin. Sákkey.
HAKKOTAKUY, v. n. Disfrazarse, tomar apariencia aj-e na.
HANSAKKEY, v. n . Jadear, asesar . _V. Arkkhey.
HAR'KO, f. Impurezas y granzas en que está entremezclada la -mies.
HAR'KONNAY, v . a. Limpiar o separar lás impurezas y granzas de la mies.
HAWISK'U, Sin. Hunp'úskkoy y Uyku úyku.
HAYRI. f. Semana.
HE'KEKAKUY, Sin . He'képay.
HITIKAY, o. HITIY, v. a.Restituir, devolver 10 ajeno en. Dejar (?).
HUCHANNAKK, adj. Excento de culpa, inocente, sin pecado. - Inculpable.
HUCHANNAY, _v. n . . D~jar de . pecar, evitar la culpa. Mantenerse inocente.
HUHMANCHAY, v .. n. Tergiversar, modificar, variar. •
HULLCH'ANAY, v.a. Tupir, apretar un tejido, hacerlo más unido . .
K'
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. KK
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KKH
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MEKKA, f . Vajilla.
MILLAYMANACHAY, v. a. Afear, transformar en abominable una cosa.
Pervertir. ,~: .
s y SCH
TAKARPILLU, L Clavija.
TAPUKKE, m . Interrogador, que interroga, qué~ pregunta. V. Tápukk.
TARPUNTAY,(!)
TIWIY, v _ a. Tostar someramente la quinua para pelarla en seco.
lÓ4 : REVISTA DEL MUSEO NACIONAL.-TOMO XXI
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DrCCIONARIOKKECHUWA ESPAÑOL lOS
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W AHPIRIY, v. a . Aprovisionar, avituallar pata un viaje.
WAHWAÑA, f. Ramera, mujer pública.
WAK'UY, v. a. Apretar las reatas a las acémilas para: reasegurar la carga.
WAKKANKI, m . Un filtro amatorio.
WAKKALLPACHI, m. Filtro para hacer llorar de amor a los amantes.
W AKKY ACHI, m . Encanto, persona o cosa encantada.
W ALKKANCHA, m. Collar ensartado de comestibles y objetos con que cuel-
gan a los visitantes asistentes a una fiesta momentos antes de despe~
dirlos.
IN ALKKANCHAY, v. a . Colgarle al visitante un collar con comestibles y
objetos.
W ALLAKIT A, m. Cierto vegetal para sahumar a los que desean tener más
WALLPACHI, m . . Jovencito al cuidado de avas en la míta o semana de ,
s'srvicio.
W ALLPI, W ALLPIKI, (!!)
WAMANIA, V. Wamansónkko.
WAMANSONKKO, m. Estómago.
W AÑA'KERA, (!)
WAÑUCHEKKE, adj. y s. Asesino, homicida, que mata o victima.
WAR'KO (!)
WARPUY, (!)
WATAY KAMAYOKK, m. Carcelsro . Director o Jefe de pnslOnes.
WAT'EKKAKKE, adj. Tentador, que tienta e incita al mal.
W ATKHIY, v. n. Dar traspiés.
WAUSSANAKUY, v. n . Cometer pecado sodomítico.
W A W ANI, adj. Persona af2 cta a criar niños . Dícese de quien está encari-
ñada y adicta por los pequeñuelos.
WAYCHANKKA, Sin. Wachánkka.
WAYCHAU, m. Cierto pájaro.
V/AYTHU, m. Gusano que corroe el tallo de las papas y las diezma.
W AYSANPILLU, (!)
W A YTHUY, v. n. Diezmar las papas el gusano de este nombre.
WEKKOROTI, f. Capucha o cucurucho para cubrir la cabeza que forma parte
d21 hábito y de ropas talares. V . Chokkóro.
WEKKTE, adj . Niño flacuchento y desgalichado.
WIÑAYMANA, adj. Eterno.
WIÑAYMANAY, v . n. Fam . Eternizar, alargar mucho algo.
WIRKHI, f. Vaeía, jarro para líquidos.
WISSA, m. y f . Adivino; adivina.
WIST'UNYA Y, v. n. Renguear, andar con rengas o cojeando.
lQ6 : REVISTA DEL. MPSEO NACIONAL.-TOMO XXI '
El Ciclo Vital
(1) Bajo los auspicios del Instituto de Etnología de la · Universidad Nacional Mayor de San
. Marcos.
108 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL.-TOMO xxr
le proporciona el material con que éste desarrolla su vida; además, en última'
instancia, toda sociedad está constituida por , individuos, que vienen q ~er_
la interrogante de la investigación etnológica.
Siguiendo paso a paso en determinado grupo humano, más o menos·
homogéneo -como el que nos ocupa- la conducta de sus individuos en
relación , con los demás y con el ambiente que los rodea, en todas las etapas
dEl su vida, indudablemente que nos capacitaremos para obtener un cono-
cimiento más acerta9.o de · es.; · cjrupo culturql.
Todas las modificaciones que se presentan en una cultura se aceptan
y pasan a formar parte dei espíritu de la misma o bien s,e' rechazan por la
c:ctitud de los miembros del grupo en referencia. Es, pues, necesario co··
Loce,r minuciosament.e las diversas manifestaciones que ocurren en las di.·
v'e rsas etapas que atraviesan los individuos de un grupo determinado para:
comprender las creencias, impulsos y ,actitudes que dan origen, cohe.·
sión y' perdurabilidad a sus instituciones. No debemos dejar de ten·er en
cU$:nt,a que· las últimas ' adquisiciones. de la ciencia antropológica conceden
gran importancia a los diferentes sucesos en la vida de cadó. individuo, muy
especielmenta aquellos concernientes a la primera. infancia, como determi·
nantes de la conducta posterior de, los que en conjunto contribuyen a dar
una fisonomía característica al grupo. Pero la vida del individuo dentro de
l:',U grupo no se da al azar; aun cuando el individuo s'e sienta dueño de gran
vos. Tod03los que son padres están capacitados, para atender a sus res-
p8clivas mujeres durante el alumbramiento. Pero cuando una mujer está
, j,nmovilizada ,sn los primeros días del nacimiento del hijo, ella, que es una
activa trabajadora, 93tá preocupada por su chacra o ganado que ql!." dqll
poco menos qUe abandonados durante su ausencia. En cuanto se siente con
' fu8rzas, inmediatamente reanuda su labor, llevando la cuna, con su hijo muy
'~nvuelto, al campo. De primer momento el parto trae así un transtomo en
la vida de trabajo que S'e prolonga por un mes.
La primera ceremonia en que se ve envuelto un infante es de carácter
religioso: rscibir agua de Socorro, un bautizo hecho por laicos en espera
d~ la llegada del cura.
En el capítulo df\ la Infancia se contempla: la crianza dGI bebé en
todos sus aspectos ¡.,n la que se obs'e rva no haber disciplina de parte de
1a madre, más bi·e r la criatura con su llanto determina la atención de esta
ú1.tima;en e~ta etapa recibe el bautismo, y a los tr'e s años los varoncitos
' pasan 'la ceremonia del "quitapelo", o sea el primer corte de cabello; esta
c"im:;moniá ,ss importante porque le deja un beneficio económico que será
' d0 utilidad en su edad escolar; el antiguo "rutuchicuy" q:ue supervive '10-
'davía en muchas comunidades peruanas tiene actualmente ,s n Tupe un ca-
' rác~2r eminenteilllen'le económico. Esta etapa que considero s ',,> extiende
hasta las cinco años está gravada por una fuert·e mortalidad infantil, esto
Ds'termina que la vida de los menores no se considere segura, de ahí la
colma con que los padres ven morir a sus msneres hijos. No obstante, ler
infancia es una edad generalmente feliz, desde que todavía los niños no
'asumen responsabilidades y los padres no tienen con ellos mayores ,sxi-
gencia3.
l En la Niñez, a la vez que se inician en el trabajo del pastoreo y d'3s,
pués " n el agrícola, se enfrentan con la etapa escolar; de aquí en adelante
habrá obligaciones para hombres y muj·e res, son ya miembros productivos
de la comuriida,d y estarán sujetos al trabajo en el curso de toda su vida.
E sta calidad de miembros activos en la economía del grupo interfsrirá en
sus' labores escolares, que se verán así frecuentemente interrumpidas.
La etapa de la adolescencia y juvsntud no es de conflicto ni conmo-
'c;,ón, porqu3' los jóvenes conocen de antemano el camino que 133 está tra-
zado, que para casi todos es el único y así no padscen la ansiedad ni la
angustia ,que es propia en grupos de cultura más elaborada, dond3 se pr's -
sentan varias posibilidades, entr'e las que se dsbe escoger . Ellos en su etapa
de formación no aprenden a esperar otro porvenir que aquel que en reali-
,dad los aguarda, y así cuando son miembros plenamente activos no sufren
conflicto alguno, porque no hay desllusión ni frustración y porque están ca-
, pacitados para cumplir con todas las obligacion,e s que su comunidad espera
de ellos.
, Las muchachas, debido a las tareas que deben desempeñar, tienen
'gran movilidad dentro de su área, así se explica que tempranamente ten-
- EL CICLO VITAL EN LA COMUNIDAD DE TUPE 11i
NACIMIENTO
Editorial: Págs.
El Museo Nacional. ' ...... .. ..... .. ... .. . ... ... .... .... '. 3
t
1
Antropología Física:
\, Crestas papilares y dactilogramas en una momia de más de 2,400 años,
por Julián Villar Pérez . . . . .. ...... ...... . ..... . ..... . .... . 68
Lingüistica~
Textos del Haqe-aru o Kawki, por J.M .B. Farfán.. ... . ...... . . ... . 77
Diccionario Kkechuwa Español. Apéndice N9 2, por Jorgoe A. Lira . . . 92
Etnología:
Notes Bibliográficas:
Necrología:
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