ANÁLISIS DE RESULTADOS
Como grupo, realizamos una encuesta como herramienta esencial para la recopilación
de datos directos de los individuos o grupos representativos de la población del sector
laboral formal e informal de la región.
El 88.5% de los encuestados considera el trabajo informal como la mejor opción frente
a la escasez de empleo formal. La preferencia por el trabajo informal como opción
frente a la falta de oportunidades laborales formales se puede atribuir a diversos factores
interrelacionados. En muchos casos, la informalidad ofrece una vía accesible para
aquellos que enfrentan barreras de entrada al mercado laboral formal, como la falta de
educación formal o experiencia laboral específica. Además, el trabajo informal a
menudo brinda flexibilidad en términos de horarios y condiciones laborales, lo que
puede ser atractivo para aquellos que buscan conciliar responsabilidades familiares u
otras limitaciones personales. La rapidez con la que se puede comenzar a trabajar en
empleos informales también contrasta con los procesos de contratación más
burocráticos del sector formal. Sin embargo, la elección del trabajo informal no siempre
es voluntaria, ya que muchos trabajadores pueden verse obligados a adoptar esta opción
debido a la escasez de oportunidades formales y a la necesidad inmediata de generar
ingresos para subsistir. Así, la percepción del trabajo informal como una alternativa
viable a la falta de oportunidades formales está arraigada en la intersección de la
accesibilidad, la flexibilidad y, en algunos casos, la necesidad económica urgente.
Por otro lado, un 84.6 % junto a un 69.2% consideran que el gobierno peruano no ha
implementado las medidas suficientes para reducir la brecha existente entre el acceso al
empleo formal en el país, y a la vez, perciben diferencias significativas en la protección
de los derechos laborales entre estos empleos. La percepción de diferencias
significativas en la protección de los derechos laborales entre el empleo formal e
informal radica en las disparidades estructurales entre ambos sectores. El empleo formal
suele estar respaldado por legislaciones laborales más sólidas que establecen derechos,
beneficios y condiciones laborales mínimas. Estos empleados suelen contar con acceso
a seguridad social, protección contra despidos injustificados y garantías de condiciones
de trabajo adecuadas. En contraste, el empleo informal carece de estas protecciones
legales, dejando a los trabajadores vulnerables a condiciones precarias, salarios bajos y
ausencia de beneficios sociales. La falta de regulación en el empleo informal contribuye
a la percepción de una brecha significativa en la protección de derechos laborales entre
ambos sectores, afectando la calidad de vida y la seguridad laboral de los trabajadores
informales.
Cuando nos centramos en la pandemia de Covid - 19 los resultados son rotundamente
notorios en la afirmación de que definitivamente ésta afectó de forma significativa su
situación laboral y el acceso a nuevas oportunidades laborales. Las restricciones
impuestas para contener la propagación del virus llevaron a cierres de empresas,
despidos masivos y cambios en la dinámica laboral. Muchas personas experimentaron
pérdida de empleo, reducción de ingresos y una mayor competencia en el mercado
laboral, ya que las empresas enfrentaron dificultades económicas. La transición hacia
modalidades de trabajo remoto también generó desafíos de adaptación para algunos,
mientras que otros sectores, como el turismo o la hostelería, sufrieron impactos más
severos. La incertidumbre económica generalizada durante la pandemia contribuyó a la
creencia generalizada de que la crisis afectó adversamente la estabilidad laboral y las
oportunidades de empleo.
A todo esto, se suma un 92.3% que tuvieron que adquirir nuevas habilidades para poder
adaptarse a las demandas cambiantes del empleo La percepción de que en los últimos
años ha sido necesario adquirir nuevas habilidades para adaptarse a las demandas
cambiantes del empleo se debe también a la rápida evolución del entorno laboral.
Avances tecnológicos, automatización y cambios en las industrias han alterado las
competencias requeridas. La demanda de habilidades digitales, capacidad para trabajar
en entornos virtuales y habilidades blandas ha aumentado, mientras que algunas
habilidades tradicionales han perdido relevancia. La globalización y la competencia han
intensificado la necesidad de adaptarse a un mercado laboral en constante
transformación, llevando a la percepción generalizada de que la adquisición continua de
nuevas habilidades es esencial para mantener la empleabilidad en este panorama laboral
dinámico.
La creencia de que la crisis económica, la inestabilidad laboral y la precariedad social
impulsan la fuga de capital humano hacia el exterior se fundamenta en la búsqueda de
oportunidades más estables y prometedoras. En medio de crisis económicas, los
individuos pueden percibir la emigración como una estrategia para escapar de la falta de
empleo, bajos salarios y la falta de perspectivas de desarrollo profesional en sus países
de origen. La incertidumbre económica y social puede motivar a profesionales
cualificados a buscar horizontes laborales más seguros y remunerativos en el extranjero,
donde las condiciones laborales y las oportunidades de crecimiento pueden ser
percibidas como más favorables, contribuyendo así a la fuga de talento.
También nos enfocamos en el ámbito educativo, evidenciando que más de la mitad de
encuestados consideran que la educación que recibió no le permite gozar de una vida
económicamente estable. Puede deberse a la falta de relevancia de las habilidades
adquiridas en el entorno laboral actual, la desconexión entre el currículo educativo y las
demandas del mercado laboral, o incluso la falta de acceso a oportunidades educativas
de calidad. Las rápidas transformaciones en la economía y la tecnología pueden hacer
que ciertas habilidades se vuelvan obsoletas, dejando a algunos individuos con una
sensación de desajuste entre su formación educativa y las demandas laborales
contemporáneas. Este sentimiento puede acentuarse en contextos donde las
oportunidades económicas son limitadas, contribuyendo a la percepción de que la
educación recibida no garantiza una estabilidad financiera.