Sentencia Certificada 54 20231 7375309 Signed
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REPÚBLICA DOMINICANA
PODER JUDICIAL
CÁMARA PENAL DE LA CORTE DE APELACIÓN DEL DISTRITO NACIONAL
Yo, ROBERT J. INFANTE MEJÍA, secretario interino de la Primera Sala de la Cámara Penal de la
Corte de Apelación del Distrito Nacional, CERTIFICO y DOY FE: que en los archivos de esta sala
hay un expediente de carácter penal, marcado con el número 501-2023-EPEN-00055, que contiene
una sentencia cuyo texto es el siguiente:
EN NOMBRE DE LA REPÚBLICA
Con motivo del recurso de apelación interpuesto por el imputado Rafael Miguel Linares
Guerrero, en fecha tres (03) de enero del año dos mil veintitrés (2023), a través de sus
representantes legales, Lcdos. Wilson de Jesús Tolentino Silverio, José Guarionex Ventura
Martínez y Noel Francisco Cortorreal Serrano, abogados privados, en contra de la Sentencia
núm. 040-2022-SSEN-00085, de fecha veinte (20) de julio del año dos mil veintidós (2022),
dictada por la Segunda Sala de la Cámara Penal del Juzgado de Primera Instancia del Distrito
Nacional.
Comparecen:
Rafael Miguel Linares Guerrero, en calidad de imputado, dominicano, mayor de edad, portador
de la cédula de identidad y electoral núm. 001-1287539-8, domiciliado y residente en la calle
Aruba, núm. 35, Ensanche Ozama, Santo Domingo Este, teléfono: 849-650-2341.
Guido Orlando Gómez Mazara, parte querellante, dominicano, mayor de edad, titular de la
cédula de identidad y electoral núm. 001-1378246-0, domiciliado y residente en la calle
Daguao, núm. 6, Los Cacicazgos, Distrito Nacional, teléfono: 809-944-9575.
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Lcdo. José Guarionex Ventura Martínez, por sí y los Lcdos. Wilson de Jesús Tolentino Silverio
y Noel Francisco Cortorreal Serrano, abogados privados, quienes asisten en sus medios de
defensa al imputado, cuyo domicilio profesional se ubica en la Ave. 27 de Febrero, Apto. 201,
edificio Duarte, sector Don Bosco, Distrito Nacional. Teléfono: 809-688-6565.
Lcdo. Whenshy Wilkerson Medina Sánchez, por sí y por el Lcdo. José A. Batista, quienes
actúan en nombre y representación de la parte querellante Guido Orlando Gómez Mazara, con
domicilio profesional abierto la calle 1-E, núm. 9, sector Lucerna, Santo Domingo Este,
teléfonos: 809-482-2412 y 829-994-9575.
En presencia del representante del Ministerio Público, Licdo. Francisco Rodríguez, Procurador
General de esta Corte, sin intervención en el proceso por tratarse de una acción privada.
F A L L A:
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pena; sin la imposición de multa, por resultar proporcional al caso de que se
trata, dada la naturaleza de la infracción; y por las demás razones expuestas
en el cuerpo de la presente decisión. SEGUNDO: SE CONDENA al imputado,
señor RAFAEL LINARES GUERRERO, al pago de las costas penales del proceso,
según lo dispuesto por los artículos 246 y 249 del Código Procesal Penal.
TERCERO: SE DECLARA regular y válida, en cuanto a la forma, la constitución
en actor civil interpuesta en fecha primero (1ero.) del mes de febrero del año dos
mil veintiuno (2021), por el señor GUIDO ORLANDO GÓMEZ MAZARA, por
intermedio de su abogado constituido y apoderado especial, DR. WHENSHY
WILKERSON MEDINA SÁNCHEZ, contentiva de querella con constitución
en actor civil en contra del imputado, señor RAFAEL LINARES GUERRERO,
acusado de violación a los artículos 21 y 22 de la Ley núm. 53-07, sobre
Crímenes y Delitos de Alta Tecnología, por tener fundamento, reposar en
pruebas suficientes y haber sido hecha de acuerdo a los cánones legales; y en
cuanto al fondo, SE ACOGE dicha constitución en actor civil, por lo que se
CONDENA civilmente al señor RAFAEL LINARES GUERRERO, al pago de la
suma de CINCO MILLONES DEPESOS CON 00/100 (RD$5,000,000.00), como
justa indemnización por los daños y perjuicios sufridos por el señor GUIDO
ORLANDO GÓMEZ MAZARA, por existir una condena penal en su contra y
el tribunal haber retenido una falta civil, al tenor de los artículos 51 de la
Constitución, 1382 del Código Civil, 50 y 53 del Código Procesal Penal.
CUARTO: SE RECHAZA la solicitud incoada por la parte querellante, en el
sentido de que sea condenado al imputado RAFAEL LINARES GUERRERO, al
pago del uno por ciento (1%) de interés legal mensual de dicha suma calculados
a partir de la notificación de esta sentencia y hasta su total ejecución; en razón
de que los intereses legales fueron suprimidos a partir de la implementación del
Código Financiero y Monetario, y por tanto carece de fundamento legal dicho
planteamiento. QUINTO: SE CONDENA al ciudadano RAFAEL LINARES
GUERRERO, al pago de las costas civiles del presente proceso, ordenando su
distracción a favor y provecho de los abogados concluyentes, quienes afirman
haberlas avanzado totalidad, haciendo acopio de los artículos 130 del Código de
Procedimiento Civil y 246 y 253 del Código Procesal Penal. SEXTO: SE
DISPONE la notificación de la presente decisión a nombre señor RAFAEL
LINARES GUERRERO, al Juez de Ejecución de la Pena del Distrito Nacional, en
cumplimiento del artículo 437 del Código Procesal Penal, a los fines
procedentes”.
No conforme con esta decisión, el imputado Rafael Miguel Linares Guerrero, en fecha tres
(3) del mes de enero del año dos mil veintitrés (2023), a través de sus abogados Wilson de
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Jesús Tolentino Silverio, José Guarionex Ventura Martínez y Noel Francisco Cortorreal
Serrano, interpuso recurso de apelación.
Dicho asunto fue asignado a esta Primera Sala mediante auto s/n emitido por la Presidencia de
la Cámara Penal de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, de fecha catorce (14) de
febrero del año dos mil veintitrés (2023).
Para el conocimiento del presente proceso se celebró una sola audiencia en fecha doce (12) de
abril del año dos mil veintitrés (2023), cuyas incidencias constan y reposan en el acta levantada
al efecto; fecha en la que las partes concluyeron como figura en otro apartado de esta sentencia;
fijándose la lectura integral para el día diez (10) de mayo del año dos mil veintitrés (2023), a
las doce horas del mediodía (12:00 m.); es decir, dentro del plazo de los veinte (20) días
establecidos en la parte in fine del artículo 421 del Código Procesal Penal.
Sin embargo, para la fecha indicada no fue posible dar lectura integral a la sentencia por
razones atendibles a la redacción de la sentencia, por lo que fue prorrogada su lectura mediante
auto núm. 501-2023-TAUT-00066, de fecha diez (10) de mayo del año dos mil veintitrés
(2023), para el día veinticuatro (24) de mayo del mismo año, a las doce horas del mediodía
(12:00 m.), fecha en la que luego de leída la sentencia se hace entrega de un ejemplar de la
misma a las partes presentes y representadas.
Rafael Miguel Linares Guerrero, imputado y hoy recurrente, a través de su defensa técnica,
concluyó solicitando a esta Sala: “Anular la sentencia recurrida, y en consecuencia ordenar un
nuevo juicio para una nueva valoración de los hechos. Ordenar el pago de las costas penales”.
El querellante de su lado, concluyó solicitando a esta Sala: “Primero: Que se rechace en todas
sus partes el recurso de apelación por no estar presentes los vicios invocados por la parte
recurrente; Segundo: confirmar en todas sus partes la sentencia atacada, por haber sido dictada
en base a derecho; tercero: condenar a la parte recurrente al pago de las costas y que las mismas
favorezcan a los abogados que las hemos avanzados hasta este momento”.
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2. En ese mismo tenor el artículo 14 numerales 1 y 3 del Pacto Internacional de los
Derechos Civiles: (1) “Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de
justicia. Toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas
garantías por un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley,
(…)”. (3) “Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en
plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas…”
4. El presente recurso de apelación fue admitido por esta Sala mediante resolución núm.
501-2023-TRES-00058, de fecha dos (2) de marzo del año dos mil veintitrés (2023),
fijando la audiencia para el día doce (12) de abril del año dos mil veintitrés (2023), en la
cual tanto el imputado, hoy recurrente, como el querellante, expusieron ante este
plenario sus posturas y pretensiones frente al presente proceso recursivo. Por lo que esta
Sala procederá a examinar lo argüido por ambas partes en audiencia, analizando y
contestando dicho recurso en cada uno de sus motivos recursivos.
5. Como solución al caso el recurrente solo ha solicitado de esta Sala que proceda a anular
la sentencia impugnada y ordene la celebración de un nuevo juicio para una nueva
valoración de la prueba.
6. Previo al análisis de los medios planteados por el recurrente resulta de especial rigor
recordar las disposiciones del artículo 422 del Código Procesal Penal, modificado por la
ley No. 10-15, del 10 de febrero de 2015, señala: “Al decidir, la Corte de Apelación
puede: 1. Rechazar el recurso, en cuyo caso la decisión recurrida queda confirmada, o
declarar con lugar el recurso, en cuyo caso: 1. Dicta directamente la sentencia del caso,
sobre la base de las comprobaciones de hecho ya fijadas por la sentencia recurrida, y
cuando resulte la absolución o la extinción de la pena, ordena la libertad si el imputado
está preso; o 2. Ordena la celebración total o parcial de un nuevo juicio ante un tribunal
distinto del que dictó la decisión, del mismo grado y departamento judicial, cuando sea
necesario realizar una nueva valoración de la prueba”.
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está facultada para revisar las actuaciones de primer grado y corregirlas, que es lo que la
doctrina ha denominado operatividad de los motivos de los recursos1 (su alcance).
11. En este proceso hemos encontrado ciertos puntos recursivos en los que lleva razón en su
exposición el recurrente, como en lo relativo a la valoración que hizo el Tribunal de
primer grado con relación a ciertos elementos de pruebas, pero hemos sostenido que
1
Binder, Alberto et al; Derecho Procesal Penal. 2da. Edición. Santo Domingo: Escuela Nacional de la
Judicatura, 2018, pág. 791.
2
Bis.
Sentencia núm. 501-2023-SSEN-00054 Expediente núm. 503-2021-EPRI-00059
NCI núm. 501-2023-EPEN-00055
RRL/RABG/DIMP/dimp/eg
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Leída en audiencia pública el día veinticuatro (24) de mayo del año dos mil veintitrés (2023)
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estas fallas no arrastran el proceso hasta la nulidad pretendida por el recurrente, ya que
han podido ser subsanadas por esta Sala en el análisis del presente recurso; ya que aun
descartando la prueba criticada por la defensa se retiene en contra del procesado su
responsabilidad penal frente a los cargos puestos en su contra con el apoyo de la
demostración que han brindado las demás pruebas del proceso. Este aspecto será
desarrollado con más detalle más adelante al responder al segundo aspecto contenido en
el primer medio recursivo.
12. A continuación, la mayoría de esta Sala entra al cotejo y explicación de los vicios de los
que, según el recurrente, adolece la sentencia impugnada. El imputado y hoy recurrente
fundamentó su escrito recursivo en dos (2) motivos, a saber:
13. En su primer motivo recursivo el recurrente argumentó que el Tribunal de primer grado
había incurrido en un “error en la aplicación de la ley, violación al debido proceso,
falta, contradicción o ilogicidad manifiesta en la motivación de la sentencia o cuando
esta se funde en prueba obtenida ilegalmente o incorporada con violación a los
principios del juicio oral”.
Añade, además, que otro punto atacado y por lo cual debía declararse la
nulidad de la acusación, era el relativo a la violación del principio de licitud de
la prueba, bajo en entendido de que el Juez Coordinador de la Instrucción del
Distrito Nacional no le había autorizado al Ministerio Público que solicitara al
DICAT la certificación de publicación alguna hecha en Twitter ni Youtube.
Sostuvo que únicamente mediante Resolución núm. 0079-julio-2020, del 21 de
julio del 2020, dicho juez había autorizado a obtener de la compañía Twitter,
INC., respecto a la cuenta @masinformandoRD, la información siguiente: la
identidad con la que se registró el usuario o suscriptor (nombres, apellidos,
país, estado, código postal, zona horaria), dirección IP desde la que se registró
dicho usuario, aperturada la cuenta y un récord de las secciones o propiedades
de acceso de la cuenta (hora de conexión, dirección IP asignada), desde su
creación hasta el 21/01/2020.
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14. Para contestar este primer medio procedemos a rescatar lo establecido por el tribunal de
primer grado respecto a este aspecto, a fin de analizar su contenido y el razonamiento
de la juez del a quo:
15. Con relación a este primer motivo invocado por el recurrente la mayoría de esta Sala
entiende pertinente contestarlo partiendo de las dos (2) invocaciones contenidas en el
mismo, en lo relativo a la formulación precisa de cargos, por un lado, y de otra parte
sobre la ilicitud de las pruebas obtenidas.
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comprensión de nuestro análisis de la decisión atacada por la parte apelante sobre este
aspecto.
17. El artículo 95 del Código Procesal Penal dispone que: “Todo imputado tiene, desde que
se solicite la aplicación de una medida de coerción o la realización de un anticipo de
prueba, derecho a: 1) Ser informado del hecho que se le atribuye, con todas las
circunstancias de tiempo, lugar y modo, en la medida conocida, incluyendo aquellas que
sean de importancia para la calificación jurídica, un resumen de los contenidos de prueba
existentes y las disposiciones legales que se juzguen aplicables; 2) Recibir durante el
arresto un trato digno y, en consecuencia, a que no se le apliquen métodos que entrañen
violencia innecesaria o el uso excesivo y desproporcionado de la fuerza; 3) Conocer la
identidad de quien realiza el arresto, la autoridad que lo ordena y bajo cuya guarda
permanece; 4) Comunicarse de modo inmediato con una persona de su elección y con su
abogado para notificarles sobre su arresto y a que le proporcionen los medios razonables
para ejercer este derecho; 5) Ser asistido desde el primer acto del procedimiento por un
defensor de su elección, y a que si no puede pagar los servicios de un defensor particular
el Estado le proporcione uno; 6) No autoincriminarse, en consecuencia, puede guardar
silencio en todo momento sin que esto le perjudique o sea utilizado en su contra. En
ningún caso puede ser sometido a malos tratos o presión para que renuncie a este derecho
ni ser sometido a técnicas o métodos que constriñan o alteren su voluntad; 7) Ser
presentado ante el juez o el ministerio público sin demora y siempre dentro de los plazos
que establece este código; 8) No ser presentado ante los medios de comunicación o ante la
comunidad en forma que dañe su reputación o lo exponga a peligro; 9) Reunirse con su
defensor en estricta confidencialidad. La precedente enumeración de derechos no es
limitativa. El ministerio público y los demás funcionarios y agentes encargados de hacer
cumplir la ley, así como los jueces, tienen la obligación de hacer saber al imputado de
manera inmediata y comprensible sobre sus derechos, procurar su salvaguarda y
efectividad. El funcionario o agente que vulnere, permita o instigue el atentado o
violación de cualquiera de estos derechos es responsable y sancionado de acuerdo a lo
establecido por la ley. Son nulos los actos realizados en violación de estos derechos y los
que sean su consecuencia”.
18. El artículo 359 de la norma procesal dispone que en las infracciones de acción penal
privada la víctima presenta su acusación conforme a lo previsto en ese código, remite al
cumplimiento de las formalidades establecidas para la presentación de los escritos de
acusación, por lo que debe concluirse que se trata de los requisitos combinados a los que
se contraen los artículos 268 (respecto a la querella particular) y 294 (presentación de la
acusación como acto conclusivo de la investigación por el Ministerio Público).
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19. El artículo 268 del Código Procesal Penal dispone que la querella debe contener: 1. datos
generales del querellante, 2. denominación social, domicilio y los datos personales de su
representante legal, para el caso de las personas jurídicas, 3. relato circunstanciado del
hecho, sus antecedentes o consecuencias conocidos, si es posible, con la identificación de
los autores, cómplices, perjudicados y testigos, 4. el detalle de los datos o elementos de
pruebas, y la prueba documental o la indicación del lugar donde se encuentra.
20. El artículo 294 del Código Procesal Penal dispone lo siguiente: “Cuando el ministerio
público estima que la investigación proporciona fundamento para someter a juicio al
imputado, presenta la acusación requiriendo la apertura de juicio. La acusación debe
contener: 1) Los datos que sirvan para identificar al imputado; 2) La relación precisa y
circunstanciada del hecho punible que se atribuye al imputado, con indicación específica
de su participación; 3) La fundamentación de la acusación, con la descripción de los
elementos de prueba que la motivan; 4) La calificación jurídica del hecho punible y su
fundamentación; 5) El ofrecimiento de la prueba que se pretende presentar en juicio, que
incluye la lista de testigos, peritos y todo otro elemento de prueba, con la indicación de
los hechos o circunstancias que se pretende probar, bajo pena de inadmisibilidad…”.
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imputación endilgada, a fin de poder ejercer de manera satisfactoria el derecho a
defenderse”.
22. Ha señalado la Suprema Corte de Justicia además que “…la formulación precisa de
cargos implica, como su nombre lo indica, establecer de manera inequívoca cuales son
los hechos que se le imputan a una persona, los textos legales en que se subsumen y los
medios probatorios que le sirven de sustento3…”
25. De otra parte, es importante destacar que el hoy recurrente, a través de su defensa
técnica, se ha recostado sobre la idea de que la mención de la fecha específica de la
ocurrencia de los hechos endilgados resultaba preponderante para determinar la
existencia misma de estos, y que ello suponía una falta en la formulación precisa de
cargos. Pero ese razonamiento no puede estar más alejado de la realidad procesal que se
ha presentado para este caso en el que se ha pretendido hacer una defensa negativa, a
partir de la negación de la existencia y/o ocurrencia del hecho mismo, razonamiento que
la mayoría de esta Sala también abordará más adelante en esta misma sentencia.
3
Sentencia del 28 de febrero de 2020, dictada por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia.
4
TC/0539/18 de fecha siete (7) de diciembre del año dos mil dieciocho (2018).
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26. La fecha de la ocurrencia de este tipo de eventos delictivos, actos difamatorios, resulta
preponderante para hacer el cotejo del conteo del plazo de prescripción para la
interposición de la acción en contra de la persona acusada cuando se ha invocado la
caducidad de la acción. No obstante, a ello, los tribunales siempre deberán tener en
cuenta que, debido a la naturaleza de este tipo de hechos, el punto de partida a considerar
para ese cómputo siempre habrá de ser el momento en que la persona que se dice
afectada por el acto difamatorio, tome conocimiento de la ocurrencia de los mismos.
27. Sin embargo, en este caso la moción de la defensa no fue encaminada a establecer la
prescripción de la acción entablada en contra del procesado, y por tanto no resulta
determinante para la respuesta que ha pretendido, tendente a la declaratoria de nulidad
de la acusación.
28. Por otro lado, también resulta relevante establecer que la fecha en que ha ocurrido un
hecho delictivo puede ser una parte muy importante, preponderante –diríamos- en el
planteamiento del plano fáctico de una acusación, pero no un requisito sine qua nom o
imprescindible en la presentación de la formulación precisa de cargos en la querella
entablada. Si así lo fuera, la norma procesal penal misma lo habría establecido. De la
lectura de la norma procesal antes citada no se desprende que este sea un requisito para
la presentación de la acusación. Y así debe ser, porque existen ciertos hechos delictivos
que en su comisión pueden haberse prolongado en el tiempo, en los que no sea posible
establecer una fecha precisa respecto al momento en que iniciaron; y en los que, de todos
modos, la acción delictiva se ha registrado y los hechos han podido ser demostrados.
29. De tal suerte, que del conjunto de razonamientos anteriores se desprende que a menos
que la moción de defensa no sea un petitorio de prescripción o una coartada con sustento
lógico respecto del tiempo de la comisión del hecho; el cuándo no se antepone al qué en
este caso. En otras palabras, por la forma en que la defensa técnica planteó su moción de
nulidad, el cuándo sucedió el hecho de que se trata resulta irrelevante frente al qué
ocurrió.
30. A pesar de todo esto, el tribunal de primer grado en su decisión determinó que a partir
de la prueba presentada (prueba videográfica contentiva de publicaciones de la
plataforma digital de Youtube) los hechos delictivos de que trata la acusación se
remontan al año 2020, conforme estableció el tribunal de primer grado en el numeral 5
de la página 13 de su sentencia impugnada.
31. Es por ello que los razonamientos establecidos por el tribunal a quo en su decisión, en
principio, son acorde con los lineamientos de la norma procesal de la materia y con los
criterios establecidos por la Suprema Corte de Justicia, respecto a los requisitos exigidos
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en la formulación precisa de cargos; y por ende, la moción de nulidad de la defensa debe
ser desestimada.
32. Habiendo desestimado el primer punto del primer medio de impugnación a la sentencia
de marras invocado por la parte recurrente, pasamos a examinar el segundo aspecto de
este medio, relativo a la licitud de ciertas pruebas presentadas como parte de la batería
probatoria de la acusación, consistentes en twits alegadamente publicados por el
procesado, hoy recurrente, con contenido difamatorio, según ha alegado la parte
acusadora, producidos desde una cuenta digital a nombre del procesado, hoy recurrente.
El recurrente alegó que el Ministerio Público no había sido autorizado por el Juez
Coordinador de los Juzgados de la Instrucción a solicitar al DICAT la certificación de
publicación alguna hecha en Twitter y Youtube, y que por tanto la acusación debía ser
anulada porque esa prueba era ilícita.
35. A juicio de la mayoría de esta Sala, tal como estableció el tribunal de primer grado, en
principio, en este tipo de casos no se requiere de autorización de juez para el manejo de
la información relacionada con la investigación del caso, ya que se trata de una
información pública, publicada en una red social, cuya esencia elemental es la de
informar de forma pública a un amplio auditorio de alcance nacional e internacional. Y,
de otra parte, el propio imputado, hoy recurrente, en su defensa material ha resaltado su
calidad y oficio de comunicador público, crítico social y político.
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36. Hasta este punto la mayoría de esta Sala está conteste con los criterios asentados por el
tribunal de primer grado. Nuestra separación surge al haber verificado que aquella
instancia entró en discrepancia cuando aseveró que no hubo controversia entre las
partes respecto a la titularidad de la cuenta de Twitter desde la cual se habían colgado
publicaciones alegadamente difamatorias en contra del querellante y hoy recurrido;
puesto que tanto en aquella instancia como ante esta el procesado había alegado que esa
cuenta no era suya, e incluso llegó a asegurar ante esta alzada que su cuenta de Twitter
había sido hackeada.
37. Esta alzada no puede desconocer la defensa material del procesado, por lo que debe ser
analizada a la luz de la sentencia de marras, así como a partir de las pruebas aportadas
en la que ésta se sustentó. De tal suerte, que, en nuestras atribuciones de tribunal de
alzada, sobre la base de los hechos fijados y las pruebas presentadas, debemos reevaluar
este aspecto de las invocaciones recursivas del procesado.
38. El primer punto en que debimos detenernos fue en el procedimiento que pretendió
agotarse para acceder a las cuentas digitales en cuestión durante la investigación del
caso.
39. A pesar de que el Juez de la Instrucción (de las peticiones) autorizó al Ministerio
Público a obtener de la compañía Twitter “toda la información necesaria respecto a la
cuenta @masinformandoRD (sic), como es la identidad en que se registró el usuario o
suscriptor, dirección IP desde la que se registró el usuario, fecha en la que fue
aperturada la cuenta, y un record de las secciones o propiedades de acceso a la cuenta
(hora de conexión, y dirección IP asignada), desde su creación hasta el 21 de enero de
2020”, según anotó aquel tribunal en su decisión; el Ministerio Público al pretender
agotar esta diligencia lo hizo sin observar los protocolos internacionales mínimos
establecidos para acceder a dicha información.
40. Era obligación del fiscal investigador y de la fiscalía del Distrito Nacional hacer los
enlaces necesarios con la Procuraduría Fiscal del país en que tiene asiento oficial la
referida compañía, a fin de hacer los requerimiento de lugar a través de la autoridad
judicial territorialmente competente con la finalidad de obtener la información
requerida, es decir, que habiéndolo requerido de forma directa el Ministerio Público
había traspasado los límites de su competencia territorial, invalidando con ello cualquier
resultado o respuesta que pudiera haber obtenido de aquella diligencia. De todos modos,
la compañía Twitter no respondió a lo requerido, y poco importa la respuesta que esta
compañía pudo haber otorgado en su momento, puesto que el protocolo del
procedimiento agotado no se había cumplido, dañando o afectando cualquier
demostración o prueba en este sentido desde su raíz.
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41. Ahora bien, como la defensa técnica y material del procesado pusieron en dudas la
titularidad de la cuenta de Twitter y los twits de alegada esencia difamatoria y esa
incógnita no fue realmente despejada, esta alzada por mayoría de votos ha comprendido
que cualquier prueba relativa a los twits o publicaciones hechas a través de la
plataforma de Twitter debe ser desterrada del proceso; pues, tal como ha alegado el
recurrente en su impugnación, resultan o devienen en ilegales o de extracción ilegal.
42. Sin embargo, al tiempo en que establecemos lo anterior debemos declarar que no es
posible hacer la misma operación de exclusión con el resto de las pruebas. Esto así
porque a pesar de que el procesado en su defensa material aseguró que sus cuentas
habían sido hackeadas, no hubo ningún aporte de pruebas que demostrara lo alegado
respecto a las pruebas videográficos recibidas y examinadas por el tribunal de primer
grado como parte de la batería probatoria de la acusación, y que esta alzada también
tuvo a bien reproducir y analizar durante la deliberación del caso, pues estos aportes
fueron referidos por ambas partes en su debate ante nosotros.
43. Tal como establecimos precedentemente, por su naturaleza pública de esos aportes el
Ministerio Público no requería autorización judicial para su extracción de la plataforma
pública de Youtube. Ese aporte de las evidencias videográficas se corresponde con la
libertad probatoria que rige esta materia. Y en el caso de esta prueba en el que, sin
espacio ni lugar a duda alguna, se visualiza y se escucha al procesado, en varias y
amplias exposiciones, hablar acerca de la persona del querellante y hoy recurrido de
forma inadecuada, atribuyéndole acciones delictivas y deshonrosas, sin ningún apoyo
documental que lo avale; por lo que resulta cuesta arriba retener a favor del procesado y
hoy recurrente su teoría exculpatoria de que le habían hackeado su cuenta de Youtube
también.
44. No hay forma de comprender que la persona que se visualiza en esos aportes no se
corresponda con la persona del procesado, y no hay manera de establecer de que esa
prueba fuera alterada, editada o tergiversada para hacer parecer que se trata de su
persona, y el DICAT, según consta en la sentencia de marras certificó la fidelidad de su
contenido. Se trata de la persona del procesado, sin espacio a dudas, quien figura en
esos registros digitales estableciendo aseveraciones que dañan el honor y buen nombre
del querellante y hoy recurrido; y así lo establece el tribunal a quo en la letra b del
apartado 30 y 32, en la página 19 de la sentencia de marras; puntualizaciones que esta
mayoría se exonera de reproducir por economía.
45. La labor de los tribunales, al apreciar y sopesar el valor y alcance probatorio de las
pruebas, debe estar dirigida a depurar cada elemento probatorio no sólo en su
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demostración, sino en su obtención, pudiendo operar exclusiones probatorias. Pero es su
deber apreciar de forma holística el valor probatorio de las pruebas restantes, y
determinar si a pesar de la exclusión estas son susceptibles de demostrar de forma cabal,
eficiente e indudable el hecho delictivo que se ha pretendido endilgar a la persona
acusada.
46. En este caso esta alzada por mayoría de votos ha comprendido que aun excluyendo toda
la prueba presentada en torno a las publicaciones producidas en la plataforma de
Twitter, todas las demás pruebas (testimonios e informes y videográficas) han
demostrado el compromiso de la responsabilidad penal del procesado sin que hayan
sido desmeritadas ni desacreditadas por la defensa en su contrainterrogatorio o en el
examen cruzado de su exposición, tal como asentó el tribunal de primer grado en su
sentencia, por lo que no hemos podido acordar crédito ni valía a las invocaciones de la
defensa del procesado respecto a la ilicitud de la prueba y acarrear con ello la nulidad
de la sentencia como este ha solicitado.
49. Otro dato que es importante destacar es que la defensa técnica del procesado ha
solicitado de esta alzada como única solución al caso la celebración de un nuevo juicio,
entrañando tal solicitud un contrasentido de cara a su invocación de nulidad de la
acusación, por lo que también hemos concluido que esa petición de nulidad carece de
objeto, ya que al solicitar un nuevo juicio está validando de forma implícita la
acusación. Por lo que debe descartarse el segundo aspecto del primer medio invocado,
5
Teoría que hace que cierta evidencia sea inadmisible cuando la forma que se usó para llegar a ella fue ilegal.
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así como el primer motivo, por no cumplirse las condiciones para declarar la nulidad de
la acusación.
50. En su segundo y último motivo recursivo el recurrente alegó que el Tribunal a quo
había incurrido en su decisión en “Falta, contradicción o ilogicidad manifiesta en la
motivación de la sentencia. Error en la determinación de los hechos. Sentencia
manifiestamente infundada por basarse en prueba obtenida ilegalmente”, afirmando lo
siguiente.
“Aquella juzgadora al momento de dictar su decisión no tomó en cuenta la no
existencia de certeza para fundamentar su responsabilidad penal en los hechos
endilgados a su persona. No quedo determinada por ninguna vía probatoria
quien fue la persona que había colgado las informaciones en las redes
sociales, esto independientemente de la ilegalidad de la prueba sometida a
juicio por la parte acusadora, en razón de que la autorización dada al
Ministerio Público para solicitar la certificación al DICAT era delimitada y
restrictiva. Señaló que la actuación del Ministerio Público se hizo sin
cobertura legal, por lo que según argumentó, dicha prueba no podía servir de
fundamento para dictar sentencia condenatoria en su contra”.
Refirió que, si bien aquella juzgadora le retuvo responsabilidad penal por los
twitts, no fue presentada ninguna certificación que estableciera que ese perfil
corresponde a su persona.
51. Sobre este segundo motivo esta mayoría ha podido advertir una estrecha vinculación
con el fundamento del primer motivo, ya que ataca la valoración de las pruebas que
realizó el tribunal de primer grado y la fijación de los hechos de la causa.
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52. Debido a las explicaciones que hemos establecido en los apartados anteriores hemos
comprendido que este medio debe correr la misma suerte en la explicación por parte de
esta alzada, ya que se trata del ataque a la valoración que hizo el tribunal de grado
acerca de los aportes probatorios de la parte acusadora privada. Cuestiones que esta
mayoría alcanzó a dilucidar de forma exhaustiva en las explicaciones otorgadas al
analizar el primer motivo; por lo que al no hallar en sus argumentos cuestiones nuevas
para resolver, ni hallar asidero jurídico en sus planteamientos de ataque a la sentencia
de marras debe ser desestimado también este segundo medio.
53. Por mayoría esta Sala no ha podido comprobar que el Tribunal a quo haya incurrido en
vicios que puedan acarrear la nulidad de la sentencia, ya que el desatino en que incurrió
al valorar la prueba criticada por el hoy recurrente fue subsanado por la mayoría de esta
alzada.
54. La mayoría de esta Sala tiene a bien establecer que el Tribunal a quo dejó establecida la
situación jurídica del procesado, lo que revela que los agravios invocados por el
recurrente no se corresponden con la realidad contenida en la decisión impugnada.
55. De otro lado, por mayoría, en este caso no se configuran ninguna de las causales de
apelación enumeradas por el artículo 417 del Código Procesal Penal, modificado por la
ley No. 10-15, de fecha 10 de febrero de 2015, por lo que esta Sala ha debido rechazar
el presente recurso de apelación interpuesto por el imputado Rafael Miguel Linares
Guerrero, en fecha tres (03) de enero del año dos mil veintitrés (2023), a través de sus
representantes legales, Lcdos. Wilson de Jesús Tolentino Silverio, José Guarionex
Ventura Martínez y Noel Francisco Cortorreal Serrano, abogados privados, en contra de
la Sentencia núm. 040-2022-SSEN-00085, de fecha veinte (20) de julio del año dos mil
veintidós (2022), dictada por la Segunda Sala de la Cámara Penal del Juzgado de
Primera Instancia del Distrito Nacional, tal como se hace constar en la parte dispositiva
de esta sentencia.
56. Esta Sala, al pronunciarse sobre las costas del proceso, ha tomado en cuenta lo
establecido en el artículo 246 del Código Procesal Penal, que dispone: “Toda decisión
que pone fin a la persecución penal, la archive, o resuelva alguna cuestión incidental, se
pronuncia sobre las costas procesales. Las costas son impuestas a la parte vencida, salvo
que el tribunal halle razón suficiente para eximirla total o parcialmente”; en tal virtud se
ha estimado como procedente condenar a la parte recurrente, al pago de las costas del
procedimiento por haber sucumbido en sus pretensiones, tal como se hace constar en la
parte dispositiva de esta decisión.
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57. Por obvio mandato de ley es necesaria la notificación, comunicación y entrega de la
presente decisión a todas las partes envueltas en el presente proceso, por lo que se
ordena a la secretaria de esta Corte que obre en consecuencia para los fines legales
correspondientes.
58. La presente sentencia es susceptible del recurso de casación en el plazo de veinte (20)
días, de conformidad con las disposiciones contenidas en los artículos 425 y siguientes
del Código Procesal Penal, a partir de su entrega a las partes del proceso.
59. Esta decisión fue firmada por los jueces que conformaron esta Sala para el
conocimiento del presente caso, y adoptada por mayoría de votos y con el voto
disidente del Mag. Rafael A. Báez García, voto que se asienta a continuación.
1. El artículo 333 del Código Procesal Penal dispone que “los jueces que conforman el tribunal
aprecian, de un modo integral cada uno de los elementos de prueba producidos en el juicio,
conforme las reglas de la lógica, los conocimientos científicos y las máximas de experiencia,
de modo que las conclusiones a que lleguen sean el fruto racional de las pruebas en las que se
apoyan y sus fundamentos sean de fácil comprensión. Las decisiones se adoptan por mayoría
de votos. Los jueces pueden fundar separadamente sus conclusiones o en forma conjunta
cuando existe acuerdo pleno. Los votos disidentes o salvados deben fundamentarse y hacerse
constar en la decisión”.
2. Que en la especie juzgada, con todo respeto, disentimos del voto de mayoría de mis
honorables compañeras juezas, basado en el principio constitucional de independencia judicial
que tenemos los jueces de la república y la facultad legal de disentir total o parcialmente,
consignada en la parte in fine del mencionado artículo, fundamentado en nuestras particulares
consideraciones y razonamientos relacionado a los vicios, que a nuestro entender, contiene la
sentencia objeto de análisis en esta alzada y la solución jurídica que entendíamos debió tener
el proceso. De manera, que explicaremos en nuestro voto disidente, la manifiesta ilogicidad
de la sentencia recurrida en su contenido, las falencias en el plano axiológico y la ilegalidad
de las pruebas que fundamentaron la condenación de la parte imputada.
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4. El artículo 26 del Código Procesal Penal de la república dispone que “... los elementos de
prueba sólo tienen valor si son obtenidos e incorporados al proceso conforme a los principios
y normas de este código. El cumplimiento de esta norma puede ser invocado en todo estado
de causa y provoca la nulidad del acto y sus consecuencias, sin perjuicio de las sanciones
previstas en la ley a los autores del hecho...” Y en ese mismo sentido versa el artículo 166 del
referido código.
6JAUCHEN, Eduardo M., Tratado de la Prueba en Materia Penal, Rubinzal-Culzoni Editores, Segunda Edición, Buenos Aires,
Argentina, Año 2009, Página 19.
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9. Esto significa que el modo de obtención de las pruebas en lo referente a su legalidad y licitud
tiene limitaciones para la investigación de un hecho, advirtiéndose claramente que la
averiguación de la verdad no representa un fin absoluto en el proceso penal, sino que este
poder político-estatal está fuertemente condicionado a la legalidad probatoria, y retrocede
frente a preceptos normativos, como el debido proceso le ley, las garantías constitucionales y
la dignidad de las personas, derechos estos, que han sido elevados a la categoría de principios
y valores.
10. Que el artículo 192 del Código Procesal Penal establece bajo el temperamento de un mandato
taxativo que “se requiere autorización judicial para la interceptación, captación, rastreo y
grabación, de las comunicaciones, mensajes de textos, datos, imágenes o sonidos,
transmitidos a través de redes públicas o privadas de telecomunicaciones del imputado
cualquier otra persona que pueda facilitar razonablemente información relevante para la
determinación de un hecho punible, cualquiera que sea el medio técnico utilizado para
conocerlas…”.
12. Que no figura en el proceso respuesta de la compañía Twitter Inc. sobre la solicitud que se le
hiciera con el propósito de autenticar información de la cuenta denunciada por el querellante,
identidad de su usuario o suscriptor, nombres, apellidos, país, estado, código postal, zona
horaria, dirección de IP desde la que se registró dicho usuario, fecha en que fue abierta la
cuenta, y un récord de secciones o propiedades de acceso a la cuenta, hora de conexión y
dirección de IP asignada, desde su creación, hasta el día 21 de enero del año 2020, tal y como
fue requerido por el Juez Coordinador de los Juzgados de la Instrucción del DN. en
observancia a lo estipulado el artículo192 del referido código.
13. Que el tribunal a quo en su sentencia da por cierto hechos que no fueron probados en el
proceso, más concretamente, en el párrafo 25 de la sentencia, específicamente en la página 17,
manifestando que “ … es un hecho no controvertido que la cuenta @masinformadoRD, desde
donde se colgaron videos difamatorios e injuriosos, pertenece al imputado Rafael Linares
Guerrero...”, sin embargo, no reposa en el proceso prueba cierta de que el imputado es el
propietario de la cuenta de Twitter a la cual se hace mención, máxime cuando el propio
DICAT certifica que la compañía Twitter no había emitido respuesta a lo consignado en la
autorización judicial expedida conforme a los preceptos del artículo 192 de la norma procesal
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penal. De manera que el tribunal de juicio no sólo violó las disposiciones del artículo 192,
sino que, dio por cierto hechos que no fueron probados en el juicio de fondo, toda vez que no
hubo repuesta de la empresa Twitter Inc. que estableciera y autenticara la identidad del
propietario de la referida cuenta. Más aun, en audiencia pública ante esta alzada el imputado
recurrente manifestó que ...“Esa cuenta no es mía, la mía es Rafael Linares Guerrero y la de
la Z101 cuando yo trabajaba ahí (…) Yo tengo un problema con Claro, que hay tres cuentas
con mi nombre, yo lo denuncie, cualquiera en este país certifica una cuenta (…) Pero yo le
acabo de decir que la cuenta de Twitter yo no sé quién la maneja y la de YouTube hay cuatro,
incluso tengo un posible sometimiento a alguien del canal 6(…)”.
14. A juicio de quien suscribe, es evidente que la sentencia objeto de análisis en esta alzada,
expresa con manifiesta ilogicidad su fundamento al darle certeza jurídica a hechos que no
fueron probados en el plenario, más todavía, la prueba que tiene como fundamento la condena
fue obtenida al margen de lo prescrito en la ley al violentar flagrantemente las disposiciones
legales mencionadas. Así pues, el razonamiento judicial que se verifica en la sentencia en
cuestión dista mucho del silogismo que debe hacer todo juzgador con base a las premisas
fácticas y normativas, de forma tal, que su decisión esté en armonía con la lógica formal,
como manera de asegurar la validez de sus razonamientos, toda vez, que atribuye veracidad a
hechos y situaciones que no fueron probadas en el proceso, lo que evidentemente contraría el
plano axiológico de la sentencia que se analiza.
15. En ese mismo tenor, uno de los defectos más graves que entendemos que tiene la sentencia
atacada, lo constituye el menoscabo de la garantía de su motivación en la manifestación
lógica, al hacer un juicio de valor incongruente que atribuye certeza a un hecho que no se
estableció a la luz de la materialidad de los elementos probatorios, generando
consecuentemente inferencias equívocas que contrarían el rigor objetivo del proceso penal.
16. La legalidad de la prueba está determinada por la forma en cómo se obtiene y la calidad
habilitante de la persona designada por la ley para recoger las pruebas o evidencias, en este
caso, el tribunal a quo, expresa en el párrafo 38 de la página 21 de la sentencia recurrida, que
“...la decisión se fundamenta en un elenco probatorio, cuya obtención ha sido de forma
estricta a los derechos y garantías previstos en la ley...”, en tanto que, a nuestro juicio, y
conforme a lo que hemos observado en este análisis, la prueba que justifica la condena, no
fue obtenida de forma lícita al no haberse realizado bajo el escrutinio de los preceptos legales
ya enunciados, en donde con claridad meridiana y carácter imperativo, se requiere
autorización judicial para proceder a las diligencias procesales que se requieran, y en la
especie, sin haber dado cumplimiento a la orden judicial emitida por la Coordinación de los
Juzgados de la Instrucción.
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17. Para el maestro Carlos Enrique Edwars, políticamente la imposibilidad de aprovechar una
prueba lograda de forma ilegal en el proceso penal es lo que reafirma el estado de derecho y
lo diferencia de un sistema totalitario7. Esto significa que el principio de legalidad de las
pruebas es una de las premisas fundamentales de ese Estado de derecho al que hace referencia
este autor, y es que los juzgadores debemos observar escrupulosamente estos aspectos como
un imperativo elemental en un sistema de justicia democrática que garantice los derechos y
garantías de todos los ciudadanos.
18. Desde la perspectiva constitucional la prueba ilegal se vincula íntimamente con el respeto de
las garantías constitucionales y su aplicación por parte de los jueces constituye un serio
quebrantamiento a esas garantías, lo que inexorablemente conduce a la anulación de todo lo
que se derive de esa ilegalidad probatoria, y por vía de consecuencia, inaplicable, como debió
ser decretada en la especie.
20. Uno de los fines del proceso penal consiste en el descubrimiento de la verdad, y lo que más
puede alcanzar un grado intelectivo de certeza es precisamente a través formalidades y reglas,
que deben ser cumplidas y que entrañan garantías de carácter constitucional, a la que todo
investigador debe sujetarse de manera estricta. De manera que, en la especie, la prueba
ilegalmente obtenida lejos de legitimar la impunidad de un hecho, lo que confirma es
precisamente la legalidad que gobierna el Estado de derecho, en donde de evalúan con la
suficiente equidad, por un lado, la obligación del Estado a sancionar los delitos, y por el otro,
el respeto a las garantías constitucionales y el debido proceso de las que todo ciudadano es
acreedor, en consecuencia, el Iuspuniendi, no puede implicar una persecución penal a
cualquier precio, y es que resulta de vital importancia que se respeten los derechos y las
garantías constitucionales, en el entendido de que cuando se quebrantan dichas normas en
perjuicio de un ciudadano, todos los demás miembros de la sociedad corremosel riesgo de que
también nuestros derechos sean conculcados.9
7 EDWARS, Carlos Enrique, La Prueba Ilegal en el Proceso Penal, Marcos Lerner Editora, Córdova, Argentina, Año 2000, Página 9.
8 ORTEGA POLANCO, Francisco, Procedimiento Penal Apuntado, Editora Corripio, Segunda Edición, Santo Domingo, República
Dominicana, Año 2023, Página 67.
9 El subrayado es nuestro.
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21. Que estos razonamientos nos conducen a construir una categoría de invalidez procesal
derivada de la ilegalidad de la prueba obtenida y que sirvió de base para la determinación de
la responsabilidad penal del imputado y su declaración de culpabilidad, fundada en vicios con
suficiente asidero, los cuales fueron inadvertidos por el tribunal de juicio desconociendo que,
en el campo del derecho probatorio, la tendencia que se ajusta a los postulados del debido
proceso de ley, es precisamente atribuir naturaleza de garantía predominante de nivel
constitucional.
22. Conforme la doctrina de "los frutos del árbol envenenado" cualquier prueba que directa o
indirectamente y por cualquier nexo se pudiera relacionar con una prueba nula, debe
considerarse nula también. En este sentido esa prueba nula se convierte en ilegítima y su
nulidad insubsanable, y en consecuencia arrastrará a todas aquellas otras pruebas directamente
relacionadas y derivadas; con más razón, cuando las diligencias a nivel preliminar carecen de
valor probatorio para efectos de condenar a un imputado, cuando no se realizan con las
debidas garantías constitucionales de las que goza el procesado, garantías estas, que sólo
pueden ser confirmadas cuando se actúa bajo los parámetros de la legalidad establecida en la
norma procesal, cosa esta que no verifica en la especie, por eso, se hace aún más idóneo el
fundamento del presente voto.
23. Que nuestra honorable Suprema Corte de Justicia, respecto a la valoración de los medios de
pruebas, ha juzgado que conforme el contenido del artículo 172 del Código Procesal Penal, la
valoración de la prueba en una sentencia requiere la consideración de los siguientes aspectos
jurídicos procesales: 1) la prueba debe ser valorada objetivamente por el tribunal de juicio;
2) el respecto de la legalidad de la prueba, sea que no es dable apreciar prueba ilegitima en
el fundamento de un fallo penal; 3) la plena aplicación del principio de libertad probatoria,
según el cual el hecho se puede probar a partir de cualquier probanza siempre y cuando sea
licita (…)10”.
24. El Maestro Claus Roxin, ha establecido, que,“... para la comprobación de las circunstancias
resulta importante para los pormenores del hecho, la culpabilidad del autor y la medida de la
pena, en suma, para las llamadas cuestión de la culpabilidad y cuestión de la pena, la ley
ordena una formalidad rigurosa para la producción de la prueba11.
25. Para el maestro Humberto Nogueira, “…se vulnera la presunción de inocencia cuando se
condena a una persona con meras sospechas, sin pruebas o prescindiendo de ellas; cuando
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se presume la culpabilidad del imputado, imponiéndole la carga del onusprobandi, de su
inocencia; como también cuando se condena en virtud de pruebas irregularmente obtenidas o
hechas valer, violando derechos fundamentales o sin las garantías constitucional y
legalmente debidas o cuando de hechos no probados se extraigan consecuencias jurídicas
sancionatorias que afecten los derechos fundamentales12.
12Nogueira, H. "Consideraciones sobre el Derecho Fundamental a la presunción de inocencia", Revista Ius et Praxis, Talca, Vol. 11,
Nº 1, 2005, p. 237...
El subrayado es nuestro.
13MAIER, Julio B.J., Derecho Procesal Penal, Tomo I, Fundamentos, Editores del Puerto S.R.L., Segunda Edición, Buenos Aires,
Argentina, Año 2004, Página 505.
14CIDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica, sentencia de 2 de julio de 2004, Serie C N°107, párrafo 154..
15 FRANCO, Francisco, Constitución de la República Dominicana Interpretada por el Tribunal Constitucional, Editora Sello
Independiente, Santo Domingo, República Dominicana, Año 2020, Página 414.
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probatoria acorde con sus intereses, siempre que la misma esté autorizada por el ordenamiento
jurídico. De esta forma se advierte que la inadmisibilidad de todo medio de prueba irregular
ya sea porque se ha producido de manera ilegítima, en cuanto a la forma y el tiempo, o porque
esté afectada de algún vicio. Más concretamente, sobre la prueba ilícita, la tendencia
constitucional moderna es su rechazo dado que su obtención fue realizada de manera contraria
a la ley, y al decir de la jurisprudencia penal alemana, la prueba ilícita se excluye para
mantener “la pureza del proceso judicial16”.
30. Que, si bien en los procesos se parte de la libertad probatoria, no menos cierto es, que este
principio no es absoluto, pues está condicionado por la pertinencia y utilidad de la prueba,
pero, además, fundamentalmente por su legalidad y licitud17. Por tanto, es prueba prohibida e
ilícita, cuando alguna parte entendiera que en su obtención u origen se han vulnerado las
garantías procesales fundamentales a la que hemos hecho mención en el presente voto
disidente, habiéndose comprobado meridianamente la ilegalidad de la prueba que sirvió de
base a la condenación del imputado recurrente.
31. La nulidad de la prueba es vista como garantía del debido proceso legal y del derecho de
defensa, y entraña limitaciones al sistema de valoración de pruebas como consecuencia lógica
del Estado de derecho, de forma tal, que de las nulidades procesales derivan dos aspectos de
alta relevancia jurídica y son, en primer lugar, la garantía efectiva del debido proceso de ley y,
en segundo lugar, la garantía de las reglas para la obtención de las pruebas18.
32. En conclusión, entendemos que la solución que esta alzada debió dar al presente proceso sería
la anulación de la sentencia recurrida y ordenar la celebración de un nuevo juicio, por ante un
juez distinto y de la misma jerarquía, en el entendido que la prueba que sirvió de base, y todas
las que se derivaron de la prueba primigenia que motivaron la condena, fueron obtenidas de
forma ilegal, tal y como hemos explicado en el presente voto, que por demás, resulta
violatorio de la ley sustantiva, entendiendo este servidor judicial, que la garantía que nace de
la norma supranacional, en lo referente a la tutela judicial efectiva, resulta un requisito sine
qua non para la existencia de un Estado de derecho y no puede ser trivializada o ignorada por
el juzgador, admitiendo situaciones violatorias a normas elementales, que de manera taxativa,
son objeto de regulación con el tope jurídicamente infranqueable que representa la
Constitución en nuestro ordenamiento jurídico.
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SEGUNDO: En cuanto al fondo, por mayoría de votos, la Sala, después de haber deliberado y
conforme a todas las explicaciones anteriormente establecidas, RECHAZA el presente recurso
de apelación y por las razones expuestas en esta decisión CONFIRMA en todas sus partes la
sentencia impugnada, cuyo dispositivo es el siguiente:
FALLA
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servir la pena de TRES (3) MESES DE PRISIÓN, suspendiendo la pena en su
totalidad, bajo las siguientes reglas: 1. Residir en el lugar donde reside
actualmente y en caso de mudarse debe notificarlo al juez de la ejecución de la
pena; sin la imposición de multa, por resultar proporcional al caso de que se
trata, dada la naturaleza de la infracción; y por las demás razones expuestas
en el cuerpo de la presente decisión. SEGUNDO: SE CONDENA al imputado,
señor RAFAEL LINARES GUERRERO, al pago de las costas penales del proceso,
según lo dispuesto por los artículos 246 y 249 del Código Procesal Penal.
TERCERO: SE DECLARA regular y válida, en cuanto a la forma, la constitución
en actor civil interpuesta en fecha primero (1ero.) del mes de febrero del año dos
mil veintiuno (2021), por el señor GUIDO ORLANDO GÓMEZ MAZARA, por
intermedio de su abogado constituido y apoderado especial, DR. WHENSHY
WILKERSON MEDINA SÁNCHEZ, contentiva de querella con constitución
en actor civil en contra del imputado, señor RAFAEL LINARES GUERRERO,
acusado de violación a los artículos 21 y 22 de la Ley núm. 53-07, sobre
Crímenes y Delitos de Alta Tecnología, por tener fundamento, reposar en
pruebas suficientes y haber sido hecha de acuerdo a los cánones legales; y en
cuanto al fondo, SE ACOGE dicha constitución en actor civil, por lo que se
CONDENA civilmente al señor RAFAEL LINARES GUERRERO, al pago de la
suma de CINCO MILLONES DEPESOS CON 00/100 (RD$5,000,000.00), como
justa indemnización por los daños y perjuicios sufridos por el señor GUIDO
ORLANDO GÓMEZ MAZARA, por existir una condena penal en su contra y
el tribunal haber retenido una falta civil, al tenor de los artículos 51 de la
Constitución, 1382 del Código Civil, 50 y 53 del Código Procesal Penal.
CUARTO: SE RECHAZA la solicitud incoada por la parte querellante, en el
sentido de que sea condenado al imputado RAFAEL LINARES GUERRERO, al
pago del uno por ciento (1%) de interés legal mensual de dicha suma calculados
a partir de la notificación de esta sentencia y hasta su total ejecución; en razón
de que los intereses legales fueron suprimidos a partir de la implementación del
Código Financiero y Monetario, y por tanto carece de fundamento legal dicho
planteamiento. QUINTO: SE CONDENA al ciudadano RAFAEL LINARES
GUERRERO, al pago de las costas civiles del presente proceso, ordenando su
distracción a favor y provecho de los abogados concluyentes, quienes afirman
haberlas avanzado totalidad, haciendo acopio de los artículos 130 del Código de
Procedimiento Civil y 246 y 253 del Código Procesal Penal. SEXTO: SE
DISPONE la notificación de la presente decisión a nombre señor RAFAEL
LINARES GUERRERO, al Juez de Ejecución de la Pena del Distrito Nacional, en
cumplimiento del artículo 437 del Código Procesal Penal, a los fines
procedentes”.
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TERCERO: CONDENA a Rafael Miguel Linares Guerrero, al pago de las costas del
procedimiento en virtud de las disposiciones del artículo 246 del Código Procesal Penal, por las
razones expuestas.
CUARTO: Se hace constar el voto disidente del Mag. Rafael A. Báez García.
DADA Y FIRMADA ha sido la sentencia que antecede por los magistrados Ramona Rodríguez
López, Jueza Presidenta en funciones; Rafael A. Báez García y Daisy Indhira Montas Pimentel,
jueces; quienes integran la Primera Sala de la Cámara Penal de la Corte de Apelación del Distrito
Nacional, la cual fue firmada y sellada el mismo día, mes y año expresados más arriba por mí
Robert J. Infante Mejía, secretario interino que certifica y da fe.
ROBERT J. INFANTE M.
Secretario interino.