FX Sidesmales
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Autora
Directora
2014-2020
INDICE
1. RESUMEN………………………………………………………………….Página 2
2. ANATOMÍA......................................................................................... Página 3
3. BIOMECÁNICA………………………………………………………….....Página 7
4. FISIOPATOLOGÍA…………………………………………………………Página 8
5. CLASIFICACIONES………………………………………………………Página 10
6. DIAGNÓSTICO……………………………………………………………Página 13
6.2.1 Radiografía………………………………………………….Página 18
6.2.4 Ecografía…………………………………………………....Página 20
7. TRATAMIENTO…………………………………………………………...Página 24
8. CASOS CLÍNICOS……………………………………………………………….Página 29
9. PROYECTO……………………………………………………………………….Página 34
10. CONCLUSIONES………………………………………………………………Página 36
11. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………….Página 37
1
1. RESUMEN
La principal ventaja del trabajo ha sido poder revisar bibliografía muy reciente dado
que es un tema que en este momento está siendo muy estudiado. Este interés
reciente conlleva la desventaja de no disponer de pautas establecidas en el
diagnóstico y tratamiento de la lesión, puesto que aún no hay consenso entre expertos
en la manera de proceder. A pesar de ello, en el presente trabajo se refleja una
recogida de esos datos en estudio para dar una visión global del tema y aprender a
hacer un buen manejo de la lesión.
Se trata de una articulación que permite flexibilidad ante los movimientos del tobillo,
conformada por tres ligamentos. Su principal mecanismo de lesión es una rotación
externa y dorsiflexión máxima del pie. Se necesita una buena anamnesis, una
completa y rigurosa exploración física de toda la pierna y la realización de pruebas de
imagen para llegar al diagnóstico y aplicar el mejor tratamiento en cada caso, ya que
esta fractura sigue pasando desapercibida en ocasiones. Para clasificar esta lesión, lo
más extendido es emplear la clasificación de Danis-Weber.
ABSTRACT
The aim of this essay is to perform a systematic review based on the literature of
recent years about the importance of syndesmotic injuries on ankle fractures and how
to proceed when this kind of injury occurs.
Different data bases have been used to make a search and selection of articles,
through using keywords, the latest and most representative ones on the matter. Main
features of this structure and updated information is established to give an answer to
the diverse views being still under discussion among authors.
The main benefit of this paper is being able to revise recent bibliography, as it is a hot
topic. Related to this recent interest comes some obvious disadvantage that guidelines
still have not been found out in the diagnosis and treatment of this syndesmotic injury
2
because there is no consensus among the experts on the course of action. In spite of
this, the present paper shows the ongoing data on the subject, collected to give a
whole vision and learn how to handle the injury.
This articulation allows flexibility of ankle movements, made up by three ligaments. Its
main mechanism of injury is an external rotation and maximum dorsiflexion of the foot.
An accurate anamnesis is needed, together with a whole and thorough exam of the
whole leg and also performing imaging tests to achieve a good diagnosis and be able
to implement the most suitable treatment for each and every case, as this fracture
might occasionally go unnoticed. For ranking them, the most widely used method is to
use the Danis- Weber classification.
During treatment, one can resort to either conservative, traditional interventions, if the
ankle is stable or surgical ones if in instability, by using osteosynthesic metal screws or
applying a brand new technique called Tight Rope. The aim of both being the recovery
of stability and reparation of the affected ligaments.
2. ANATOMÍA
Para poder comprender cuál es el papel que realiza la sindesmosis del tobillo, y ver la
importancia que ha adquirido en los últimos tiempos, debemos comenzar contestando
a la siguiente pregunta ¿Qué es la sindesmosis tibioperonea? Se denomina
sindesmosis a la articulación de tipo fibroso que mantiene la unión entre tibia y peroné
a nivel distal. Ambos huesos se mantienen unidos a partir de una lámina de tejido
fibroso. Dicha articulación no presenta cartílago articular exceptuando su parte más
distal.
La cara articular que ofrece el peroné a la sindesmosis tiene forma convexa triangular
con un tubérculo anterior llamado Wagstaffe-Le Fort y uno posterior de menor
relevancia. Por su parte, la tibia ofrece una superficie articular rugosa y de morfología
cóncava. Ésta presenta un tubérculo anterior conocido como Tillaux-Chaput y otro
posterolateral o de Volkmann.
La articulación que forma la sindesmosis no es rígida sino que presenta cierto grado
de movimiento adaptándose a los movimientos que realiza el tobillo. Cuando se
produce una flexión plantar del pie, el peroné desciende y rota externamente mientras
que en la flexión dorsal asciende y realiza rotación interna. Estos movimientos
conllevan que la sindesmosis sea también una articulación con movilidad para
mantener la congruencia articular del tobillo y no dañar las estructuras debido a los
3
continuos cambios de posición del peroné según los movimientos ejecutados con el
tobillo1.
Se trata del ligamento más débil dentro de los que conforman la sindesmosis y el
primero en sufrir daños si se somete al tobillo a fuerzas de rotación externa. Su origen
se localiza en el borde anterior del maléolo peroneo y se dirige en sentido proximal y
medial, obteniendo una forma trapezoidal hasta insertarse en el tubérculo anterior de
la tibia.
4
2.2 Ligamento tibioperoneo posterior1,2
Es más grueso y fuerte que el anterior, por lo que su lesión suele ser en forma de
avulsión. Presenta dos fascículos, denominados superficial y profundo.
El fascículo superficial se origina a nivel del borde posterior del maléolo peroneo y se
dirige medial y proximalmente hasta el tubérculo posterior de la tibia. Presenta una
morfología triangular.
Este ligamento consiste en una densa masa de fibras de corta longitud que se
encuentran situadas entre tibia y peroné y que se entremezclan en su recorrido con
tejido adiposo y vasos procedentes de la arteria peronea. Se considera como una
continuación distal de la membrana interósea, a nivel de la sindesmosis.
Figura 14.
5
Además de los ligamentos que forman la sindesmosis propiamente dicha, existen dos
complejos ligamentosos que contribuyen a una mayor estabilidad sindesmal y del
tobillo. Se trata del ligamento colateral lateral y el ligamento colateral medial, también
conocido este último como ligamento deltoideo.
El ligamento colateral lateral está formado a su vez por tres ligamentos: ligamento
astragaloperoneo anterior, ligamento calcaneoperoneo y ligamento astragaloperoneo
posterior. Las lesiones de este complejo ligamentoso pueden provocar inestabilidad
sindesmal, y por tanto del tobillo. El ligamento más frecuentemente lesionado es el
astragaloperoneo anterior, con gran diferencia respecto a los otros dos, siendo el
responsable del 80% de las lesiones de este complejo.
Debido a que los orígenes e inserciones de los distintos componentes son contiguos y
poco definidos resulta difícil la diferenciación de sus componentes, lo que ha motivado
numerosas descripciones anatómicas. Parece haber consenso en cuanto a la
presencia de un plano superficial y otro profundo. Los fascículos que aparecen de
manera constante son aquellos que forman el ligamento tibionavicular, ligamento
tibioastragalino posterior y tibiocalcáneo. Los demás son fragmentos inconstantes que
no se han encontrado en todos los sujetos estudiados1.
6
Figura 3. Complejo medial5.
3. BIOMECÁNICA
Para conseguir esta estabilidad se requiere por un lado, una anatomía distal íntegra de
tibia y peroné con el mantenimiento de una correcta distancia entre ellos, dando lugar
a una estructura conocida como incisura fibularis. Por otro lado, es necesario la
integridad de los tres principales ligamentos de la sindesmosis: tibioperoneo anterior,
interóseo y tibioperoneo posterior. Con esto se consigue soportar la carga del tobillo
en los principales planos de su movimiento coronal y axial.
La sindesmosis permite cierto grado de movilidad del peroné con respecto a la tibia.
Cuando los ligamentos que la forman se lesionan, la distancia normal entre tibia y
peroné aumenta, aumentando con ello este grado de movilidad que resulta patológico.
Se puede producir además una disminución de área de contacto entre tibia y astrágalo
lo que provoca inestabilidad y la generación de artrosis precoz.
7
Las tensiones que soportan los componentes de la sindesmosis son diferentes según
se ejerza uno u otro movimiento del pie. La rotación externa aumenta la tensión del
ligamento tibioperoneo anterior y reduce la tensión que soporta el ligamento
tibioperoneo posterior. En rotación interna esta relación se invierte y el ligamento
tibioperoneo posterior soporta más carga que el anterior. Como he mencionado con
anterioridad el ligamento anterior tiene una mayor vulnerabilidad a la rotura mientras
que para lesionar el ligamento posterior se requiere de una fuerza compuesta de gran
magnitud, que provoca una avulsión del mismo.
El ligamento interóseo permite cierta separación entre los maléolos medial y lateral
cuando se realiza la dorsiflexión de la articulación talocrural, permitiendo un mejor
encaje del astrágalo en la mortaja del tobillo, actuando el citado ligamento como
amortiguador, ya que neutraliza las fuerzas que se producen en la articulación
talocrural durante la carga.
La membrana interósea, que mantiene unidos tibia y peroné a un nivel más proximal,
soporta tensiones oblicuas acorde con la dirección de sus fibras.
El objetivo del tratamiento de estas lesiones es por tanto reducir el aumento de presión
producido a nivel tibiotalar y conseguir una movilidad fisiológica del peroné. Para ello
resulta fundamental recuperar la alineación de las estructuras para conseguir la
estabilidad previa a la lesión1.
4. FISIOPATOLOGÍA1,6
8
Generalmente las lesiones que se producen son roturas parciales. Tienden a ser
infravaloradas en la práctica clínica salvo cuando se presenta una fractura
suprasindesmal del peroné, la cual se acompaña siempre de lesión sindesmal.
A la hora de valorar una lesión tanto aguda como crónica del tobillo, hay que valorar
también la lesión de la sindesmosis, tanto sus componentes principales como
estructuras relacionadas como el ligamento deltoideo, ya que la lesión de cualquiera
de estas estructuras puede llevar a una alteración de la estabilidad articular.
Durante la deambulación, dado que la sindesmosis no es rígida sino que permite cierto
grado de movilidad, mantiene la acomodación del peroné con respecto a los
movimientos que realiza el astrágalo, consiguiendo mantener la congruencia articular.
Con el mecanismo de dorsiflexión, la mortaja debe albergar la cara más anterior del
astrágalo, la cual debida a su anchura también puede producir una distensión de la
mortaja, aumentando su rango de apertura.
9
Cuando los mecanismos anteriores se producen, la tibia y el peroné se van
distanciando, lo que origina tensión en las estructuras de la sindesmosis que pueden
acabar por lesionarse.
5. CLASIFICACIONES
10
Tipo C o Suprasindesmal: El peroné es fracturado por encima del nivel de la
sindesmosis. La ruptura puede encontrarse en el tercio inferior del peroné (siempre por
encima de la sindesmosis), en el tercio medio o a nivel del tercio superior del peroné.
Las fracturas de tercio superior que afectan al cuello del peroné son conocidas bajo el
nombre de fractura de Maisonneuve. Estas fracturas deben tenerse en cuenta sobre
todo cuando aparecen acompañadas de fractura del maléolo interno. Es muy
importante que el estudio radiográfico abarque todo el esqueleto de la pierna puesto
que si no, este tipo de fracturas podrían pasar desapercibidas.
11
Figura 5. Clasificación Lauge-Hansen8.
Es conveniente conocer dos tipos de fractura con nombre propio que son habituales
en las fracturas de tobillo, en las cuales aparece representada la lesión de la
sindesmosis. Se trata de las fracturas de Maisonneuve y de Tillaux-Chaput9.
12
6. DIAGNÓSTICO
Estas lesiones necesitan un tiempo de recuperación más largo que un esguince simple
o una fractura aislada de tobillo, es por eso que deben valorarse siempre que se
sospeche que alguna estructura sindesmal puede estar implicada en el mecanismo
que ha producido la lesión del paciente.
Para su valoración hay que tener en cuenta la exploración física, las pruebas de
imagen y la inestabilidad del tobillo.
Para realizar el examen inicial, es de gran ayuda una descripción del mecanismo que
produjo la lesión, ya sea por parte del paciente o por un acompañante que pueda
describir cómo se produjo. Sin embargo, a menudo los pacientes no lo recuerdan10.
13
Es importante recordar que aunque se puede producir lesión por diferentes
mecanismos suelen ser rotación externa y dorsiflexión los mecanismos más
representativos de lesión. Con la rotación externa tanto activa como pasiva se
generará un dolor sobre el ligamento tibioperoneo anterior que con la dorsiflexión se
puede extender hacia el ligamento interóseo y el ligamento posterior. Esto da lugar en
ocasiones a que los pacientes, como medida para evitar el dolor, desarrollen una
marcha en postura antiálgica, incluso evitando el movimiento de dorsiflexión con la
elevación de la posición del talón al caminar.
Las lesiones del ligamento deltoideo son más frecuentes cuando la lesión sucede por
un mecanismo de rotación externa con el pie en pronación, comenzando la lesión en la
zona medial del tobillo, pudiendo romper el maléolo medial y continuar hasta fracturar
el peroné proximal. En este caso el dolor y la inflamación pueden extenderse hasta la
rodilla. Sin embargo, si el pie se encuentra en supinación es más frecuente la avulsión
del tubérculo de Chaput. Tanto en las lesiones subagudas (que abarcan un periodo de
6 semanas a 6 meses) como en las lesiones crónicas (periodo superior a 6 meses), el
paciente presenta dolor al caminar sobre terreno irregular y al realizar carga sobre el
tobillo, así como inestabilidad y rigidez con los movimientos11.
14
explorador realiza fuerza sobre ambos maléolos volviendo a llevar el tobillo a la
dorsiflexión. La prueba es positiva cuando hay un aumento del rango de
movimiento normal, o si al provocar fuerza sobre los maléolos, el rango de
movimiento que produce dolor disminuye.
15
Figura 8. Rotación externa forzada10. Figura 9. Pierna cruzada10.
Los lapsos de tiempo de cada lesión (agudas, subagudas y crónicas) son importantes
de cara a elegir el tratamiento a llevar a cabo. Las lesiones agudas se pueden
clasificar a su vez en estables e inestables según mantengan indemne el ligamento
deltoideo o no, respectivamente1.
16
Figura 101.
17
6.2.1 Radiografía
Ante un paciente que llega a urgencias en el que se sospecha una fractura de tobillo o
lesión sindesmal, la primera prueba a realizar suele ser de entrada una radiografía.
Las proyecciones que se utilizan son anteroposterior, lateral y de mortaja. Cuando la
situación lo permite, se deben realizar en carga y en estrés para apreciar las lesiones
más tenues y valorar una posible lesión de Maisonneuve mediante la evaluación de
toda la pierna. Este hecho es importante ya que si la radiografía no muestra la parte
proximal de tibia y peroné y se limita únicamente al tobillo, este tipo de fracturas
podrían pasar desapercibidas1. Clásicamente se ha utilizado la medición de los valores
de tres espacios de la estructura del tobillo16, para determinar la posible presencia de
una lesión sindesmal:
En la siguiente figura (Fig.11) se pueden apreciar los espacios que se han descrito:
Figura 1116.
18
Además de ser útil para diagnosticar daño en la sindesmosis, la radiografía permite
discernir entre la ausencia o presencia de fractura de tobillo. La especificidad en
cuanto a la detección de lesión de la sindesmosis aumenta cuando el paciente
presenta fractura de tobillo, mientras que es moderada cuando el paciente no la
presenta15.
Aunque los valores del espacio claro medial parecen estar en relación con una posible
lesión del ligamento deltoideo, no hay consenso sobre ello por lo que sólo debe
hacernos pensar en lesión del ligamento si se presenta clínica acompañante.
Existen estudios realizados donde se expone que ciertos parámetros como la distancia
tibioperonea anterior o la distancia tibioperonea máxima son predictores firmes de
lesión de la sindesmosis en aquellos pacientes que presentan fractura de tobillo
asociada.
19
6.2.3 Resonancia Magnética (RM)
6.2.4 Ecografía
Es una prueba menos utilizada para diagnosticar lesión de la sindesmosis puesto que
requiere un radiólogo que la realice y tenga experiencia en la interpretación de sus
resultados. Es una prueba de bajo coste y rápido acceso por lo que se valora que
pueda ser empleada como una de las técnicas principales en un futuro1.
Radiografía TC RM Ecografía
20
▪ No permite ▪ No permite la ▪ Elevado coste ▪ Requiere
I identificar discriminación de radiólogo
N rotura y diástasis mínimas ▪ Necesidad de especializado
C lesiones en periodo
O tejidos blandos ▪ Radiación grande de
V adyacentes tiempo
E ▪ Falta de
N ▪ Pueden pasar evaluación de
I desapercibidas tejidos blandos
E algunas
N fracturas ▪ Coste elevado
T
E ▪ No permite
S evaluación
tridimensional
▪ Influenciada
por la rotación
del tobillo
(fiabilidad
cuestionable)
▪ Radiación
21
porque si no, podría haberse sesgado el estudio. Puesto que las diferencias
intraindividuales son mínimas se pueden aplicar los resultados del estudio a la
extremidad lesionada. La mayoría de los pacientes presentaban fracturas Weber C o
de Maissoneuve.
Se ha medido la profundidad mediante una línea tangencial que une los bordes
anterior y posterior de la incisura dando lugar a una línea intertubercular, que serviría
como referencia para la toma de valores. Tomando como referencia la línea, se midió
el punto más profundo, dividiendo a los pacientes en morfología superficial o profunda
según la comparación con los valores estándar de la población no lesionada.
Para obtener los datos del compromiso tibial, se midió el compromiso del peroné
dentro de la incisura, tomando la distancia entre la zona medial del peroné y la línea
intertubercular. Si el peroné cruzaba la línea se consideraban positivos y se
denominaban comprometidos mientras que si no la cruzaba, eran no comprometidos.
22
Figura 15. A) Medición angulación B) Antevertida C) Retrovertida18
Otros estudios parecidos han querido estudiar la posibilidad de que haya una
anatomía predispuesta a la mala reducción. También fueron significativos estos datos,
observándose tasas mayores de mala reducción en pacientes con configuración
superficial frente a los profundos. El hecho de presentar una sindesmosis más
superficial predisponía a una mala reducción anterior en el plano sagital. Sin embargo,
en este caso los de morfología profunda también presentaban dificultades y mala
reducción posterior asociado a mala rotación. Si esto es así, el conocimiento
preoperatorio de la anatomía de la sindesmosis del paciente podría ser de mucha
utilidad, y ayudar a disminuir el riesgo de mala reducción sindesmal, actuando en cada
caso según las características de la sindesmosis, empleando las medidas más
adecuadas en cada caso18, 19.
En la práctica clínica esto puede ser de gran interés, porque es habitual que los
pacientes con una lesión de sindesmosis presenten la morfología típica pero
conociendo estas diferencias se contribuye a la mejora de las tasas de malas
reducciones y a la aplicación de los mejores métodos para cada paciente.
23
También podría explicar cómo determinados mecanismos lesionales pueden dar lugar
a distintos patrones de fractura en diferentes pacientes. Esto lleva a la conclusión de
que además del mecanismo lesional y la posición del pie, otros factores son
responsables de las fracturas del tobillo, ya que diferentes configuraciones anatómicas
pueden proporcionar distinta resistencia al tobillo. La morfología profunda,
comprometida y antevertida sería más resistente mientras que superficial, no
comprometida y retrovertida, más débil y predispuesta a la lesión18, 19.
7. TRATAMIENTO
Si tenemos en cuenta la clasificación “The Ankle Sprain System” son las lesiones tipo I
las que optan al manejo conservador ya que no tienen lesión del ligamento deltoideo, y
por tanto son estables.
24
rotación externa y la excesiva flexión tanto plantar como dorsal. El tiempo de
recuperación, aun indicando tratamiento conservador es mayor que en los esguinces
clásicos de tobillo y puede generar complicaciones como inflamación, osificación
heterotópica, rigidez e incluso derivar en inestabilidad que acabaría siendo sometida a
tratamiento quirúrgico1.
La lesión inestable se puede clasificar como diástasis latente o franca. Latente hace
referencia a una ruptura del ligamento tibioperoneo anterior que asocie o no lesión del
ligamento interóseo y con un ligamento deltoideo lesionado. La franca refiere una
ruptura de todos los ligamentos que conforman la sindesmosis y el deltoideo. Para
visualizar la diástasis latente es necesario realizar radiografías de estrés, resonancia
magnética e incluso valoración artroscópica, mientras que para visualizar la diástasis
franca es suficiente con la radiografía. Si se aprecia ensanchamiento de la mortaja es
necesaria una estabilización previa al tratamiento quirúrgico. Ambos tipos de diástasis
son candidatas a tratamiento quirúrgico mediante una osteosíntesis con tornillo14.
Son las lesiones grado III de la clasificación “The Ankle Sprain System” las que se ven
sometidas a este tipo de tratamiento, siendo quirúrgicas en todos los casos. Las
lesiones tipo II que no encajan ni en tratamiento conservador ni en quirúrgico,
requieren una difícil decisión sobre qué tratamiento aplicar. La controversia entre
autores propone como opciones ampliar el periodo de tratamiento conservador, o
realizar cirugía como en las lesiones de grado III1.
Cuando se trata de pacientes con lesiones tipo Weber C, la bibliografía aboga por el
tornillo o botón de sutura, dado que en estas lesiones la sindesmosis es inestable.
Cualquiera de los dos métodos es efectivo y la elección de uno u otro suele basarse
en la disponibilidad, experiencia del cirujano e individualización del paciente. Se ha
observado que aquellos pacientes en los que se aplica el botón de sutura Tight Rope
tienen un tiempo de recuperación menor20.
Aunque parece que la fijación mediante tornillos es una opción segura y definitiva, uno
de los motivos por los que más se cuestiona su uso es la relación dinámica que tienen
tibia y peroné. Una vez aplicado el tornillo, cuando se inicia la carga de peso, hay
riesgo de rotura. En ciertos pacientes la rotura del tornillo, no conlleva mayor riesgo,
pero en otros, produce dolor. Para evitar esto, se pueden fijar tornillos de material
bioabsorbible aunque lo cierto es que se siguen usando los tornillos convencionales
puesto que la rotura produce síntomas en un porcentaje pequeño de pacientes y
debido a su precio más económico.
25
El número de tornillos así como el número de corticales que debe atravesar cada uno
está en discusión y hay diferentes opiniones entre los autores. En general se coloca un
único tornillo de 3.5 mm o 4.5 mm, a menos que la lesión requiera la colocación de
otro por no ser posible la fijación con uno solo. Más de dos tornillos no están
recomendados por la posibilidad de rotura del peroné. Atravesar tres o cuatro
corticales con el tornillo, es un tema muy discutido y en general la bibliografía
consultada refiere que cada cirujano elige una u otra opción según su experiencia y
cómo se presente la lesión. Una vez colocado el tornillo, éste puede dejarse colocado
o bien retirarse en un segundo tiempo. La decisión de uno u otro método es
individualizada según el paciente y la lesión que presente. Sin embargo, cuando un
tornillo ya se ha roto, quitarlo es de elevada dificultad, por lo que en caso de que se
vaya a retirar el tornillo conviene hacerlo antes de empezar con la carga de peso en el
tobillo lesionado. El botón de sutura Tight Rope presenta una ventaja en relación a
esto, ya que no es necesario retirarlo y permite una mayor movilidad articular distal
entre tibia y peroné. Además en general las tasas de recuperación son más rápidas
que con los tornillos clásicos.
El objetivo del tornillo o el botón de sutura es estabilizar la mortaja que acaba de ser
reparada en la cirugía. Tras cuatro semanas se pueden comenzar ejercicios de
dorsiflexión y carga de peso, así como de fortalecimiento. Se puede realizar la
rehabilitación con bandas de protección para evitar daños y ejercicios demasiado
intensos. A veces los tornillos pueden causar limitación del movimiento
tibioastragalino, debiendo revisar la posición del tornillo. El tornillo de 4.5 mm ofrece
una resistencia mayor, pero ello no supone siempre una ventaja puesto que la
resistencia excesiva puede limitar el movimiento. De la misma manera, atravesar
cuatro corticales con el tornillo no es siempre una ventaja puesto que aunque se
consigue mayor rigidez y estabilidad, el riesgo de rotura también es mayor, mientras
que el de tres corticales presenta menos rigidez pero la biomecánica que se consigue
es mejor. El tornillo debe colocarse paralelo a la línea articular (dos o tres centímetros
por encima de ella) con el tobillo en posición neutra14.
26
Figura 161.
Las lesiones que continúan sintomáticas superados los 6 meses (crónicas), son
producidas por falta de diagnóstico inicial, tratamiento incorrecto inicialmente o
postoperatorio no acorde a la lesión. Por ello se insiste en la importancia de valorar
correctamente las lesiones sindesmales, aplicar criterios de inestabilidad, realizar las
pruebas de imagen correspondientes. Estas lesiones pueden someterse a cirugía a
pesar del amplio tiempo de evolución, recurriendo al desbridamiento quirúrgico,
implantación de tornillos o sistemas dinámicos e incluso plantear la posibilidad de
artrodesis. Las fracturas de tobillo necesitan un tratamiento preciso y correcto porque
si no, pueden provocar muchos efectos negativos en el paciente, algunos ya
mencionados con anterioridad.
27
actuación depende de las características de la lesión. Cuando existe fractura asociada
a la lesión de la sindesmosis, el primer paso a realizar es la reducción de la fractura.
Los portales habitualmente utilizados para la técnica artroscópica son anteromedial y
anterolateral. Se valora la amplitud de la incisura fibularis, con riesgo de inestabilidad
del tobillo si ésta es superior a 4 mm. Es de gran importancia valorar los defectos de
reducción del peroné, que debe estar correctamente posicionado tanto en longitud
como en rotación adecuada. Si alguno de estos parámetros está alterado, la reducción
del peroné será lo primero a realizar antes de proceder a la estabilización del tobillo,
puesto que sin el peroné en su correcta posición no se podrá conseguir la estabilidad.
En los casos que se han cronificado debemos explorar todas las estructuras
ligamentosas que nos puedan estar generando inestabilidad e imposibilidad de
solución de la lesión. Existen estudios que han demostrado que la técnica artroscópica
es superior a la realización de pruebas radiológicas convencionales.
Como comentaba, el peroné debe estar reducido y formando un encaje perfecto con la
incisura fibularis. Sin embargo, las tasas de mala rotación son de aproximadamente
entre un 20% a un 50% según la bibliografía consultada. Cuando se realizan
reducciones de forma abierta, estos porcentajes disminuyen pero no desaparecen, por
lo que es importante valorar detalladamente cada estructura y asegurar estabilidad,
para evitar malas reducciones posteriores y la necesidad de segundas intervenciones.
Una vez conseguida una buena reducción del peroné, debe realizarse la estabilización
de la sindesmosis. La elección del mejor método para estabilizarla ha sido muy
discutida y continúa hoy en día en debate.
Durante mucho tiempo el “Gold standard” para la fijación de la sindesmosis y por tanto
el método más usado, ha sido el tornillo de fijación sindesmal denominado fijación
rígida. Todavía actualmente sigue siendo el “Gold standard” pero se han desarrollado
nuevos métodos que proponen una fijación más anatómica y dinámica. Son sistemas
de fijación que aún no se usan como norma, debido a su alto precio fundamentalmente
pero que no se descarta que se usen como primera elección en un futuro.
Ambos sistemas tienen ventajas e inconvenientes y son fijaciones para las que se
están buscando respuestas a determinadas preguntas que surgen en relación a ellos.
La posición que debe tener el tobillo a la hora de implantarse el tornillo es otro tema en
discusión. Mientras que la forma clásica de realizarlo es con el tobillo en flexión dorsal
máxima, estudios recientes proponen un mejor método con el tobillo en una posición a
90º 1.
Los puntos donde existen menos dudas son la orientación del tornillo y la función que
debe ejercer. El tornillo debe colocarse para dar estabilidad, sin ejercer compresión
sobre las estructuras, puesto que esto podría influir en el movimiento normal del
tobillo. La orientación adecuada es la colocación con una angulación a 30º desde
posterior a anterior, debido a cómo están posicionadas las estructuras del tobillo de
forma anatómica. El peroné es posterior a la tibia y este ángulo permite la fijación
adecuada del peroné en el espacio tibioperoneo. Estos tornillos deben colocarse
aproximadamente a una distancia de 3 cm por encima de la articulación y paralelo a la
misma1, 21.
28
El objetivo común tanto de la fijación estática como la dinámica es restaurar la
anatomía normal de la sindesmosis y la reparación de la lesión de los ligamentos
sindesmales.
Las principales ventajas de la fijación estática con tornillos son el menor precio
respecto a la fijación dinámica y el conocimiento sobre las características de su
posicionamiento, ya que su uso más extendido hace que la técnica se conozca mejor.
Como desventajas, en ocasiones puede producirse un aflojamiento del mismo o
incluso rotura. Tiene mayores tasas de reintervención y el coste del segundo
procedimiento hace que su menor precio inicial se eleve con el gasto de la segunda
intervención. Además, la extracción de tornillos se asocia con mayores tasas de
infecciones postoperatorias.
29
Además, se observó un aumento patológico de la distancia entre tibia y peroné
(diástasis tibio-peronea) debido a la lesión de la sindesmosis, que provocó la
inestabilidad del tobillo de la paciente. No se visualizó luxación astragalina.
Para su tratamiento se llevó a cabo reducción abierta de la fractura con fijación interna.
Se implantaron dos tornillos, utilizando tres corticales (ambas corticales del peroné y la
cortical más lateral de la tibia). La fractura a nivel del tercio proximal del peroné no
requirió en este caso fijación adicional.
Radiografías preoperatorias:
30
8.2 Caso número 2
Radiografías preoperatorias:
31
Radiografías postoperatorias:
En primer lugar, se resolvió la luxación astragalina. Tras ello, se corrigió la parte lateral
del tobillo gracias a la colocación de un tornillo a compresión y una placa de
neutralización de 6 tornillos para realinear los fragmentos de la fractura. Una vez
obtenida la estabilidad lateral, se usaron dos tornillos a nivel tibial, para su
normalización estructural.
32
Radiografías preoperatorias:
Radiografías postoperatorias:
Figura 30.
33
9. PROYECTO
OBJETIVOS
MATERIAL Y MÉTODOS
34
- Clínica
▪ Dolor
▪ cojera
▪ derrame
▪ Inestabilidad
▪ Atrofia
- Exploración
▪ Derrame articular
▪ Pies planos
▪ Anteversión femoral
▪ Desaxacion EEII: rodilla, tobillo.
- Pruebas de imagen
▪ Telemetría en carga bilateral
▪ Rx simple de tobillo en: Proyección anteroposterior y lateral en carga
- Tiempo de tratamiento y de seguimiento
- Estadística
▪ SPSS versión 20.0, 2016.
▪ Análisis descriptivo:
▪ variables cuantitativas: media, mediana, desviación estándar (DE). El intervalo
de confianza al 95% (IC 95%) y los valores máximos y mínimos (Min-Máx).
▪ variables cualitativas: se expresan en frecuencias absolutas.
▪ Análisis univariante:
▪ T de Student para muestras independientes relacionando escalas cualitativas
con cuantitativas.
▪ Chi-cuadrado cuando las variables son cualitativas.
▪ Análisis multivariante:
▪ Test de correlación múltiple para evaluar de forma independiente cada una de
las medidas.
▪ Variables cualitativas: se expresan en frecuencias absolutas.
35
10. CONCLUSIONES
6- Algunos puntos dentro del tratamiento quirúrgico como número de tornillos, tamaño
ideal del tornillo y número de corticales a atravesar continúan en estudio para llegar a
un consenso que permita establecer un diagnóstico unificado. El avance del
tratamiento con nuevos métodos quirúrgicos dinámicos como Tight Rope está a la
orden del día y podría ser de elección en el futuro si se continúa avanzando en el
conocimiento y ventajas de la técnica.
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