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Hist 8 y 9

El documento describe la crisis de la Restauración en España a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, con intentos de regeneración política y modernización económica y social. También analiza el impacto de acontecimientos internacionales como la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y la crisis de Marruecos en la inestabilidad política del periodo.
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Hist 8 y 9

El documento describe la crisis de la Restauración en España a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, con intentos de regeneración política y modernización económica y social. También analiza el impacto de acontecimientos internacionales como la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y la crisis de Marruecos en la inestabilidad política del periodo.
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BLOQUE 8

8.1 La crisis de la Restauración: intentos regeneradores y oposición al sistema


A finales del siglo XIX se produjo la crisis del 98, con la pérdida de las colonias de ultramar, la pérdida del comercio
colonial y las consecuencias de la crisis en economía, política y prestigio militar de España. Ya en 1885, murió el
rey Alfonso XII, y asumió la regencia de la nación su esposa María Cristina. Cuando murió, dejó embarazada a la
reina. En 1886 nació Alfonso XIII como rey de España, pero hasta su mayoría de edad no podía gobernar, aunque el
17 de mayo de 1902 fue proclamado rey a los 16 años. La principal característica de su reinado fue su protagonismo
político, unido a la muerte de Cánovas y Sagasta, la inestabilidad política y el protagonismo militar.
La primera etapa de su reinado estuvo marcada por el regeneracionismo, corriente ideológica que denunció el
sistema político de la Restauración, y realizó propuestas para la modernización política, social y económica del
país. Tuvo destacados representantes como Joaquín Costa, Ganivet o Unamuno, que censuraron el sistema político y
el falseamiento de la democracia. Hubo un regeneracionismo dentro del sistema de la Restauración o
revisionismo (con personajes como Maura y Canalejas), y otro opuesto al sistema (en el que se encontraban los
socialistas, anarquistas, republicanos, carlistas y nacionalistas).
Los intentos fallidos intentos regeneradores se produjeron entre 1902-1914. Hubo intentos modernizadores
promovidos por los partidos dinásticos de turno (Partido Conservador y Liberal), y del regeneracionismo partió el
revisionismo político para dar un nuevo impulso a la política de la Restauración:
- Francisco Silvela lideró el Partido Conservador tras el asesinato de Cánovas, y en sus cortos gobiernos
inició una política reformista, y creó los ministerios de Instrucción Pública y de Agricultura. Además,
Villaverde reformó la Hacienda y Eduardo Dato retomó la legislación social iniciada en la I República.
Maura le sucedió en 1903 y protagonizó el REVISIONISMO CONSERVADOR. Fue presidente en el
Gobierno corto (1903-1904) y en el Gobierno largo (1907-1909). Su intención era realizar una “revolución
desde arriba”, reformando únicamente lo estrictamente necesario y así mantener las bases fundamentales
del sistema. Su programa se basó en: conservadurismo católico de masas, conectar la monarquía con
la realidad social, incorporar fuerzas políticas al sistema y una política exterior nacionalista, con
intenciones de expansión en Marruecos para olvidar la cisis del 98. Proyectó la Ley de Bases de la
Administración Local (para formar mancomunidades), fundó el INP y aprobó la Ley de Huelga y Reforma
Electoral (para frenar el voto socialista y republicano).
En julio de 1909 estalló la Semana Trágica de Barcelona, en la que confluyeron varios problemas:
catalanismo político (Solidaritat Catalana), los republicanos (Partido Republicano Radical) y el
movimiento obrero (Solidaridad Obrera). Los sucesos se iniciaron cuando el Gobierno de Maura reclutó
reservistas con destino a Marruecos. Las organizaciones obreras convocaron una huelga general de
protesta en Barcelona, que desembocó en un motín. Se construyeron barricadas, hubo actos de
proclamación de la República, quema de edificios religiosos y muchas detenciones. La dura represión con
ejecuciones (como la de Ferrer i Guardia) provocó la dimisión de Maura.
- El REVISIONISMO LIBERAL lo protagonizó José Canalejas (1910-1912), que admitía en su programa el
intervencionismo del Estado en economía y sociedad, la separación Iglesia-Estado (con la Ley del
Candado en 1910), un incremento de la protección legal a los trabajadores, aprobó la Ley de
Reclutamiento (1912), que establecía el servicio militar obligatorio en época de guerra, y la democratización
del régimen. Fue asesinado en 1912 por un anarquista en la Puerta del Sol.
La crisis del sistema de la Restauración nació con la muerte de Canalejas, ya que los dos partidos
sufrieron una crisis de liderazgo y relación entre ellos, y aumentó la presión de los republicanos, socialistas
y nacionalistas. Comenzó un enfrentamiento entre los dos partidos, y el turnismo se realizaba por
mandato real.
Al margen de los partidos dinásticos, las fuerzas políticas de la oposición se fueron reforzando:
- El republicanismo era la principal fuerza de oposición, estaba fragmentado en diversos grupos, y defendía
el progreso y la justicia social. En el reinado de Alfonso XIII surgen el Partido Radical (Lerroux, 1908),
anticatalanista y anticlerical; y el Partido Reformista (Melquiades Álvarez, 1912), más moderado.
- Los nacionalismos, principalmente el catalán y vasco. El nacionalismo catalán tenía mucha importancia,
con partidos como la Lliga Regionalista. Surgieron además asociaciones como Solidaritat Catalana (1906)
y en 1931 surgió Esquerra Republicana de Catalunya. El nacionalismo vasco tenía su máxima expresión
en el PNV, y se creó un nuevo sindicato: Solidaridad de Obreros Vascos.
- Los socialistas, que en su rama política (PSOE) y su rama sindical (UGT) continuaban un lento crecimiento,
sin renunciar a la revolución social y participando cada vez más en la vida parlamentaria. En 1910, Pablo
Iglesias fue el primer socialista en acceder a las Cortes.
- Los anarcosindicalistas. Con el nacimiento en 1910 de la Conferencia Nacional de Trabajadores (CNT),
que llegó a convertirse en el sindicato más grande de España, se definían como revolucionarios y defendían la
huelga y el boicot para lograr la huelga general revolucionaria.
8.2 El impacto de los acontecimientos internacionales: Marruecos, la Primera Guerra Mundial y la Revolución
rusa.
La primera etapa del reinado de Alfonso XIII estuvo marcada por el regeneracionismo. La muerte de Canalejas
en 1912 afectaría al espíritu regeneracionista y abrió un periodo de inestabilidad hasta la dictadura de Miguel
Primo de Rivera en 1923. Asimismo, influyeron en esta decadencia e inestabilidad sucesos como la Primera Guerra
Mundial, la Revolución Rusa y la crisis de Marruecos.
Las repercusiones de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) constituyeron un punto de inflexión en el régimen
de la Restauración. Cuando estalló el conflicto, el gobierno de Eduardo Dato declaró la neutralidad, y la opinión
pública se dividió entre aliadófilos y germanófilos. La neutralidad supuso para España un crecimiento de la
demanda exterior, pero el aumento de las exportaciones provocó un proceso inflacionista e incluso la escasez de
productos básicos en el interior. El enriquecimiento empresarial vino acompañado del empobrecimiento general
de los trabajadores, y la subida de los productos de primera necesidad les hizo perder poder adquisitivo. Ante esta
situación, comenzaron las protestas populares de la mano de UGT y CNT (motines, disturbios y huelgas).
La crisis de 1917 fue un reflejo del descontento social, desde la clase obrera y el ejército hasta los políticos
excluidos del sistema. Fueron en realidad tres revoluciones entre junio y agosto, aunque no conectaron entre sí:
- La protesta militar. Desde 1916, el Ejército había organizado Juntas de Defensa (especie de sindicato
militar ilegal), cuyos objetivos eran la oposición a los ascensos por méritos de guerra, solicitar subidas
de sueldos y exigir un mayor respeto al Ejército. El Gobierno admitió sus peticiones, y se promulgó la Ley
del Ejército (1918), y de esta forma el Ejército volvía a ser el pilar de la monarquía y del Gobierno frente al
problema social.
- La oposición política. Desde febrero las Cortes estaban cerradas, y ante la formación de las Juntas de
Defensa, Cambó propuso reabrir las Cortes. Ante la negativa del gobierno, el 5 de julio convocó a
parlamentarios catalanes a una asamblea, y en ella solicitó al gobierno la convocatoria de Cortes
Constituyentes y la concesión de la autonomía de Cataluña. Al poco tiempo se convocó a los
parlamentarios españoles a una asamblea conocida como Asamblea de Parlamentarios, y la asamblea
fue declarada inconstitucional y el movimiento fue disuelto.
- El movimiento obrero (UGT y CNT) organizó una huelga general indefinida (13 agosto 1917) contra el
deterioro de la vida de los trabajadores, y pretendían acabar en una revolución y provocar el fin del
régimen. Tuvo un gran seguimiento en las ciudades industrializadas (Madrid, Barcelona, Vizcaya), y la huelga
finalizó a finales de agosto ya que el gobierno detuvo al comité de huelga y sacó las tropas a la calle.
A partir de la crisis de 1917 y hasta 1923 el régimen de la Restauración agonizaba, lo que llevó a gobiernos cada vez
más inestables e incapaces. La conflictividad social desatada tras la guerra provocó un fuerte crecimiento del
sindicalismo y de sus acciones (huelga de la Canadiense), junto al triunfo de la Revolución rusa en 1917 que
animó a las organizaciones obreras. En este contexto, el Gobierno instituyó la jornada laboral de 8 horas y se creó el
Ministerio de Trabajo. En Andalucía la agitación social se había mantenido a muy bajos niveles, pero entre 1918 y
1920 se vivió el denominado “trienio bolchevique” y una fase de actividad revolucionaria provocada por la
situación de miseria de los jornaleros, el coste de la vida y la influencia de los movimientos comunista y anarquista.
Dirigidos por UGT y CNT hubo huelgas, ocupación de campos y toma de ayuntamientos. En 1920 se finalizó la revuelta
social con la declaración del estado de guerra y una fuerte represión.
Otro problema para el régimen fue la cuestión de Marruecos. La Conferencia Internacional de Algeciras (1906)
repartió la tutela de Marruecos entre Francia y España, y hasta 1909 la expansión fue pacífica. La derrota en el
barranco del Lobo llevó a Maura a reclutar reservistas, decisión que desembocó en la Semana Trágica de
Barcelona, lo que provocó su dimisión. De julio a agosto de 1921 tuvo lugar el desastre de Annual, que implicó la
derrota de las tropas españolas del general Silvestre a manos de Abd-el-Krim. El desastre de Annual acarreó una
serie de consecuencias: políticas, ya que se comenzó una búsqueda de culpables (Expediente Picasso) que salpicó
al rey y al sistema; sociales, ya que la impopularidad de la guerra favoreció el odio del pueblo contra el sistema;
militares, ya que se hizo presente el descrédito de las Juntas de Defensa, que desaparecieron en 1922.
Días antes de que el informe elaborado por la comisión de responsabilidades llegase a las Cortes, Miguel Primo
de Rivera dio un golpe de Estado, por el que se imponía una dictadura militar como solución a los problemas del
régimen.
8.3 La dictadura de Primo de Rivera y el final del reinado de Alfonso XIII
Durante el reinado de Alfonso XIII (1902-1931), el régimen de la Restauración entró en crisis (sobre todo a partir
de 1917). Era difícil formar mayorías en el Parlamento, lo que provocó crisis de gobierno, un aumento de la
conflictividad social, e influyó también en 1921 el desastre de Annual.
Durante la primavera de 1923, se estaba conspirando contra el Gobierno desde dos movimientos distintos: uno
vinculado a la desaparición de las Juntas de Defensa de Barcelona; y otro desde Madrid que buscaba instaurar un
gobierno fuerte con Constitución y monarquía. El capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, contactó en
junio con el movimiento madrileño para pedir en la capital plenos poderes para luchar contra el terrorismo en
Barcelona. La petición fue denegada, y se convirtió en el enlace de ambos movimientos y el jefe de la sublevación. El
13 de septiembre de 1923, Primo de Rivera dio un golpe de Estado reconocido por Alfonso XIII, que le ordenó
formar gobierno sin contar con el Parlamento. El nuevo régimen recibió el apoyo de la burguesía, del PSOE y de
UGT, y Primo de Rivera afirmó que no era un régimen definitivo. Tuvo dos fases:
- De septiembre 1923 a diciembre 1925, se desarrolla la etapa del Directorio Militar. Primo de Rivera
proclamó el Estado de guerra, disolvió las Cortes, suspendió la Constitución, sustituyó a los
gobernadores civiles por militares, suspendió el expediente Picasso, disolvió la Mancomunidad de
Cataluña, y persiguió el radicalismo vasco (PNV) y a los anarquistas. La dictadura se institucionalizó con la
promulgación del Estatuto Municipal (1924), el nombramiento de delegados en los ayuntamientos
(militares), y creación de la Unión Patriótica (UP 1924) partido político propio. Su mayor éxito durante esta
etapa vino de Marruecos, ya que tras una conversación con Franco y Sanjurjo, se preparó un potente
ejército que junto al francés consiguió la rendición de Abd-el-Krim en la bahía de Alhucemas. El éxito
conllevó la reconciliación con el Ejército, con los ciudadanos cansados de guerra, con los empresarios
inversores en Marruecos y con Hacienda.
- En diciembre de 1925 se constituyó el Directorio Civil. Tras los éxitos económicos y políticos, Primo de
Rivera intentó consolidar el régimen a imitación del fascismo italiano. Convocó una Asamblea Nacional
Consultiva formada por miembros de UP que presentó un proyecto de Constitución en 1929, que no llegó a
promulgarse. En política social se puso en marcha la Organización Corporativa del Trabajo, y se creó el
Consejo Nacional del Trabajo. En esta etapa la Constitución siguió suspendida y se legislaba por decreto.
Asimismo colaboraron con el directorio militares y nuevos políticos (Calvo Sotelo), y se ejecutaron obras
públicas, se incluyó la declaración de la renta y se crearon nuevos monopolios estatales (Telefónica,
CAMPSA).
La dictadura no solucionó la cuestión catalana ni frenó al movimiento obrero, y desde 1928 el PSOE empezó a
pensar en una solución republicana al igual que CNT y PCE. Los intelectuales (por la destitución de Unamuno y la
clausura del Ateneo) y el ejército peninsular (favoritismo hacia los militares africanistas) contribuyeron también a la
caída de la dictadura, junto con la FAI (1927) y la crisis de 1929. Cada vez más aislado políticamente, el 28 de enero
de 1930, Primo de Rivera presentó su dimisión ante el Rey.
Tras la dictadura y en el final de su reinado (1930-1931), Alfonso XIII decidió restablecer el viejo sistema
parlamentario, pero los dos gobiernos que se sucedieron (Berenguer y Aznar) ni restablecieron la Constitución del 86
ni convocaron elecciones generales:
- El rey ordenó convocar gobierno a Dámaso Berenguer, pero la complicidad del rey con la dictadura alentó el
crecimiento republicano, y las fuerzas republicanas firmaron el Pacto de San Sebastián (al que se unieron
el PSOE y UGT), y fueron apoyadas por los intelectuales y por el ejército (sublevación de Jaca, diciembre
de 1930).
- Tras la dimisión de Berenguer, el nuevo gobierno del Almirante Aznar convocó elecciones municipales el 12
de abril de 1931. Los firmantes del Pacto de San Sebastián formaron coalición, y resultó en una mayoría
republicana en las ciudades (se desconfiaba de la mayoría monárquica en los pueblos por el sistema caciquil)
lo que desencadenó la abdicación del Rey y la proclamación de la Segunda República.
BLOQUE 9
9.1 La proclamación de la Segunda República, el Gobierno provisional y la Constitución de 1931. El sufragio
femenino
El 28 de enero de 1930, Primo de Rivera presentó su dimisión ante el rey, y Alfonso XIII decidió restablecer el viejo
sistema parlamentario turnista, pero los dos gobiernos que se sucedieron no convocaron elecciones ni restablecieron
la Constitución de 1876 que establecía el turno de partidos. El rey, en su búsqueda de un nuevo líder encargó al general
Dámaso Berenguer formar gobierno, pero debido al creciente republicanismo por la complicidad del rey con la
dictadura de Primo de Rivera, las fuerzas políticas republicanas firmaron el Pacto de San Sebastián, al que se unieron
el PSOE y UGT. Estas acciones fueron respaldadas por los intelectuales (G98) y por el ejército, que protagonizó una
sublevación militar en Jaca.
Tras la dimisión de Berenguer, Alfonso XIII encargó al almirante Aznar formar nuevamente gobierno, y se
convocaron elecciones municipales (12 de abril de 1931), en las cuales los resultados favorables a la Coalición
Republicano Socialista provocaron la salida del rey de España y la proclamación del nuevo régimen el 14 de abril
de 1931, es decir, el comienzo de la Segunda República (1931-1936).
La República estuvo contextualizada en la crisis internacional producida por el Crack del 29, y aunque llegó tarde a
España, principalmente tuvo tres consecuencias: disminución de la exportación, colapso de las inversiones
extranjeras e interrupción de la emigración, que aumentó el paro.
La Segunda República comenzó con un Gobierno provisional, presidido por Alcalá-Zamora, que se enfrentó a los
problemas (vandalismo, hostilidad anticlerical, República catalana, etc.) con un programa reformista mediante
decretos ministeriales. Convocaron elecciones generales el 28 de junio mediante sufragio universal masculino, y
triunfó la coalición Republicano-Socialista.
La redacción de una nueva Constitución fue la primera tarea de las nuevas Cortes. La aprobación de los artículos
26 y 27 por los cuales se determinaban las religiones como asociaciones y se negaba la noción de los cementerios
como lugares sagrados provocó la dimisión de Alcalá-Zamora y de Miguel Maura (ministro de la Gobernación), y se
puso al frente del Gobierno a Manuel Azaña.
La Constitución finalmente se aprobó el 9 de diciembre de 1931, y un día después, Niceto Alcalá-Zamora fue
elegido presidente de la República y confirmó a Manuel Azaña como jefe de Gobierno. La Constitución del 31, de
orientación progresista, configuraba un régimen democrático, parlamentario y laico, descentralizado y en el que
se recogía la función social de propiedad. La constitución establecía la soberanía del pueblo, y también establecía
la división de poderes:
- Legislativo: unicameral y recogido en el Congreso de los Diputados.
- Ejecutivo o Jefatura del Estado: correspondía al presidente de la República elegido cada 6 años y que se
encargaba de nombrar al Jefe de Gobierno y de acuerdo con él a los sucesivos ministros.
- Judicial: se establecerá el Tribunal de Garantías Constitucionales.
La Constitución establecía además la libertad de cultos y la anti confesionalidad del Estado (separación
Iglesia-Estado), contemplaba la aprobación de estatutos de autonomía para las regiones, y por primera vez permitía
el sufragio universal masculino y femenino.
La permisión del sufragio femenino fue muy revolucionaria, y previamente había generado ya mucha controversia
entre las tres mujeres presentes en las Cortes Constituyentes:
● Victoria Kent del Partido Radical Socialista (PDR) y Margarita Nelken, del Partido Socialista Obrero
Español (PSOE) entendieron que la influencia de sus maridos y de la Iglesia orientaría el voto de las mujeres
hacia la derecha y comprometería la integridad de la República (la derecha estaba a favor del voto femenino
por esta misma medida).
● Clara Campoamor, del Partido Radical (PR), consideraba inaceptable marginar a la mujer por miedo a su
comportamiento electoral, y propuso una implantación inmediata del sufragio femenino.
La inclusión del voto femenino supuso un aumento en el cuerpo electoral, la aparición de nuevas dirigentes
femeninas (como María de Maeztu, con un importante papel en la ILE), y la incorporación de la mujer al
mundo sindical (UGT y CNT aumentaron en gran número sus afiliadas).
9.2 El bienio reformista: reformas estructurales y realizaciones sociales, culturales y territoriales. Reacciones
desde los diversos posicionamientos.
Al comienzo de la Segunda República se instauró un gobierno provisional presidido por Niceto Alcalá-Zamora,
que instauró un programa reformista para afrontar las crisis que acusaban la integridad del país, como el vandalismo
anticlerical, la cuestión catalana (se pretendía establecer una república catalana), etc. Se convocaron elecciones
generales el 28 de junio mediante sufragio universal masculino, y en esas elecciones triunfó la coalición
Republicano-socialista.
Con las nuevas Cortes nació la tarea de redactar una nueva Constitución, que por sus polémicas provocó la
dimisión de Alcalá-Zamora y Miguel Maura (artículos 26 y 27). La nueva Constitución se aprobó el 9 de diciembre
de 1931, y un día después Alcalá-Zamora fue elegido presidente de la República y confirmó a Manuel Azaña como
Jefe de Gobierno.
Así se inició la primera etapa de la Segunda República, conocida como Bienio reformista (1931-1933). Fue el
primer gabinete constitucional presidido por Manuel Azaña y se inició con la salida de los miembros radicales del
gobierno (Martínez Barrio y Lerroux). Durante los años 1932 y 1933, el gobierno profundizó en el programa
reformista iniciado durante el Gobierno provisional, con una serie de reformas que pretendía modernizar la sociedad y
el Estado:
- REFORMA AGRARIA. Se promulgó la Ley de Reforma Agraria (sep 1932) de la mano de Marcelino
Domingo, que pretendía una redistribución de la propiedad agraria, autorizando la expropiación con
indemnización de las fincas no cultivadas. El encargado de la expropiación y el reparto de tierras fue el
Instituto de Reforma Agraria (IRA).
- REFORMA EDUCATIVA. Estuvo marcada por la influencia de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), y su
objetivo era crear un sistema educativo unificado, laico, público y gratuito en primaria. Debido a ello, se
implantó la coeducación, se prohibió la enseñanza a las órdenes religiosas y se disolvió la Compañía
de Jesús, lo que provocó el rechazo de la Iglesia y representaba el anticlericalismo de la época.
Se invirtió en nuevas escuelas e institutos, aumentaron las becas, se crearon las Misiones Pedagógicas
para divulgar la cultura en el ámbito rural. En la difusión cultural colaboraron sindicatos de profesores
(FETE) y de estudiantes como la UFEH, que organizó La Barraca.
- REFORMA MILITAR. Con el fin de modernizar el Ejército, se redujo en tamaño y se promulgaron varias
medidas: se derogó la Ley de Jurisdicciones; se suprimieron los tribunales de honor, el Consejo Supremo
de Guerra y Marina y la Academia Militar de Zaragoza; y se creó una nueva fuerza leal, la Guardia de
Asalto.
- REFORMA LABORAL. Estuvo dirigida por Francisco Largo Caballero, con leyes como la Ley de Contratos
de Trabajo, Ley de Jurados Mixtos y Ley de Términos Municipales, y estuvo apoyada además por
sindicatos como UGT y CNT.
- CUESTIÓN AUTONÓMICA. El 9 de septiembre de 1932 se aprobó el Estatuto de Cataluña con Maciá como
presidente. El vasco, aprobado en noviembre de 1933 fue bloqueado por los gobiernos de centro-derecha.
Las fuerzas políticas y sociales en la oposición dificultaron el gobierno de Azaña, que se enfrentó a una serie de
acontecimientos que desembocaron en una crisis y un posterior cambio de gobierno:
● La derecha antiliberal protagonizó el fallido golpe de Estado liderado por Sanjurjo (Sanjurjada, agosto
de 1932). El gobierno suspendió periódicos de derechas, altos cargos (Dirección General de la Guardia Civil),
disolvió un tercio de la Guardia Civil, expropió tierras y procesó a Sanjurjo.
● La ofensiva sindical de la CNT con sucesos como los de Casas Viejas en Cádiz
● La derecha católica se organizó en torno a la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas,
1933), liderada por José María Gil-Robles; los ultra monárquicos fundan Renovación Española, liderada
por José Calvo Sotelo; José Antonio Primo de Rivera funda la Falange Española; y por último los
carlistas fundan la Comunión Tradicionalista.
● La Iglesia, en torno a la figura del cardenal Segura, se acentuó con la política laicista plasmada en la
Constitución.
La crisis del gobierno de Azaña quedó patente al perder las elecciones municipales de abril de 1933. Las
dimisiones en la coalición llevaron a la destitución de Azaña por Lerroux y convocar elecciones (nov 1933). La
victoria de la CEDA y el Partido Radical de Lerroux dio inicio al Bienio radical-cedista (1933-1935).
9.3 El Bienio de la CEDA y el Partido Radical. El Frente Popular. Desórdenes públicos. Violencia y conflictos
sociales.
La Segunda República (1931-1936), proclamada el 14 de abril de 1931, pasó por un bienio reformista
(1931-1933) presidido por Manuel Azaña que llegó a su fin con las elecciones municipales de noviembre de 1933,
en las que triunfaron la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) y el Partido Radical de Lerroux.
De esta manera, se inició un gobierno de coalición y comenzó la segunda etapa de la república, el Bienio
radical-cedista (1933-1935). El presidente de la república, Niceto Alcalá-Zamora, llamó a Lerroux a formar
gobierno, apoyado por la CEDA, y ambas fuerzas políticas establecieron un programa de rectificación legislativa del
bienio anterior: paralizaron la reforma agraria; enviaron a los destinos clave a militares antiazañistas (como
Franco, Goded o Mola); promulgaron una amnistía para los golpistas de la Sanjurjada (Ley de Amnistía);
redujeron el presupuesto de educación y devolvieron la enseñanza a la Iglesia; mantuvieron una política de
bloqueo de los Estatutos de autonomía, paralizando el proceso vasco y generando tensión con la Generalitat; y
presentaron un proyecto de reforma constitucional en 1935 pero no se llegó a cumplir.
Durante 1934, el país se polarizó entre izquierdas y derechas. En la derecha estaba la CEDA de Gil Robles, los
monárquicos de Renovación Española, la derecha republicana y los radicales. La izquierda republicana se
reconstruye tras el fracaso electoral entorno a Azaña, y surge Izquierda Republicana y Unión Republicana (fundada
por Martínez Barrio. El movimiento obrero, por otro lado, se radicalizó: el PSOE se unió a UGT y prepararon una
revolución en caso de que la CEDA llegase al gobierno, el Partido Comunista Español (PCE) comenzó a colaborar con
los socialistas al igual que los nacionalistas de Esquerra Republicana, y la CNT quedó al margen.
La revolución de octubre de 1934 (REVOLUCIÓN DE ASTURIAS) fue el momento más crítico de la Segunda
República. El programa de rectificación, los enfrentamientos callejeros, la violencia, la tensión y la huelga general de
campesinos en junio crearon una situación explosiva. La CEDA presionaba para entrar en el gobierno, y para la
izquierda esa posibilidad se veía como el triunfo del fascismo, ya que la CEDA no ocultaba su admiración por la
Alemania de Hitler. El 4 de octubre se formó un nuevo Gobierno con tres miembros de la CEDA, y esto fue
considerado una amenaza para la República por parte de los socialistas, y promulgaron una huelga general
revolucionaria. Esta huelga se convirtió en una insurrección popular en Asturias, Cataluña (Companys proclamó
el Estado catalán dentro de la república, pero fue suspendido por el Gobierno y el ejército) y País Vasco. En 12 días
acabaron con la insurrección salvo en Asturias donde se había firmado la Alianza Obrera (socialistas, anarquistas y
comunistas), y los obreros consiguieron ocupar toda Asturias y proclamaron la Revolución Socialista de los Consejos
Obreros. El Gobierno, para frenar la insurrección, recurrió a legionarios dirigidos por el general Francisco Franco
que consiguieron acabar con la revuelta.
La segunda etapa del Gobierno radical-cedista estuvo marcada por los sucesos de octubre de 1934, y el débil
gobierno estuvo en crisis permanente. La CEDA se fue debilitando, y a su derecha surgió la coalición
antirrepublicana del Bloque Nacional de Calvo Sotelo, con el apoyo del Ejército en el que nació la Unión Militar
Española para acabar con la República. La crisis definitiva llegó en octubre de 1835 con el asunto Nombela, que
provocó la dimisión de Lerroux. Fue sustituido por Portela Valladares que convocó elecciones para febrero de
1936.
En enero de 1936 se firmó el pacto de constitución del FRENTE POPULAR, que integraba a socialistas,
nacionalistas, republicanos, comunistas y al Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Su programa
incluía: amnistía para los insurrectos, deponer a los despedidos por causas políticas, una reforma del Tribunal de
Garantías Constitucionales, una continuación de la reforma agraria, educativa y social, y una sujeción del
Banco de España al interés público. El Frente Popular consiguió la mayoría absoluta en las elecciones de febrero de
1936, y el nuevo gobierno puso en marcha el programa que había anunciado: decretó una amplia amnistía,
restableció el Estatuto y Parlamento catalán y reanudó la reforma agraria. Las nuevas Cortes destituyeron a
Alcalá-Zamora, que fue sustituido por Manuel Azaña como nuevo presidente de la República. Como Jefe de
Gobierno se nombró a Casares Quiroga ante la negativa socialista de que fuese Indalecio Prieto.
Dentro del Gobierno surgieron diferencias internas: los socialistas no participaron en el Gobierno y los
sindicatos de CNT y UGT lanzaron una ofensiva (ocupación de tierras). En la oposición, la derecha conspiraba
contra el Gobierno, y el general Mola, apoyado por el carlismo en Navarra, se erigió como director de la
conspiración. Asimismo crecía el deterioro del orden público, se incrementó el terrorismo, aumentaron las huelgas y
los parlamentarios se amenazaban. Esta situación de crisis y tensión provocó un golpe militar que acabó con la
Segunda República.
El golpe militar se precipito a raíz el asesinato el 12 de julio del guardia de asalto José Castillo a manos de la
derecha, lo que fue correspondido con el asesinato de Calvo Sotelo a manos de la izquierda. El doble crimen sirvió
como justificación para iniciar una sublevación militar el 17 de julio de 1936 de la guarnición de Melilla, por lo
que se declaró el estado de guerra. Esta sublevación nacionalista en contra de la República fue el inicio de la Guerra
Civil Española (1936-1939), que fue uno de los acontecimientos de mayor importancia histórica en el siglo XX en
España ya que fue el preámbulo de la dictadura militar de Francisco Franco, que marcaría la historia del Estado
español.

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